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mercado, al igual que cuando vamos a tener un hijo, el momento de poner nombre a una
empresa o producto tiene una relevancia especial, tanto para nosotros como para el futuro
de aquello a lo que vamos a nombrar.
Un nombre es para siempre, o debería serlo. Tal es su importancia que existe una
disciplina específica dentro del marketing destinada a este cometido: el naming. El debate
sobre la importancia real del nombre está abierto hace ya muchos años, y aunque hay
argumentos y ejemplos para todos los gustos, y a pesar de que muchos de los nombres de
marcas muy reconocidas no parece que hayan tenido un proceso muy sesudo (nombres
propios, colores, acrónimos, etc.), sí parece que todos coincidimos en que cuidar, al menos,
ciertos aspectos a la hora de poner nombre a una empresa puede facilitar mucho el
desarrollo posterior de la marca y, con ello, la labor de marketing.
¿OBJETIVO O SUBJETIVO?
1. Apariencia Visual
El nombre va a ser visto por la gente, así que haz la prueba de escribirlo, dibujarlo, ponerlo
en contexto (un anuncio, una pizarra …). A fin de cuentas, tu nombre va a ser visto.
2. Sonido
Tu nombre también va a ser oído. En la radio, en televisión, cuando te presentes en una
feria o hagas una campaña de telemarketing, o simplemente cuando hables con tus
clientes. Debe ser fácil de pronunciar por ti y por tu público potencial, inequívoco a la hora
de escribirlo o deletrearlo y sencillo de recordar.
3. Distinto
En un mar de nombres dentro de tu categoría de empresa o producto, tu nombre debería ser
distinto, de modo que pueda captar la atención de la audiencia.
4. Relevante
¿En qué medida el nombre refleja la esencia de tu empresa, tu identidad y tu propuesta de
valor? El nombre va a evocar ideas, recuerdos y sensaciones en el cliente que deben ayudar
a posicionarte en todos los aspectos posibles.
5. Calor
Para unir tu marca a los sentimientos esta tiene que ser “humana”, cercana, emocional.
6. Potencial
Esta característica a la que llamamos “cebolla” indica la capacidad del nombre para generar
asociaciones y significados diferentes que poder ir desarrollando en el tiempo.
7. Misterio
A las personas nos gustan los enigmas. Un cierto grado de misterio ayuda a que la gente
hable de tu nombre, haga sus propias hipótesis y la rodee de cierta magia.
8. Disponibilidad
Esta parte, no por estar al final deja de ser una de las más importantes, hasta el punto de
poder ser limitante. Asegúrate que el nombre elegido está disponible en la Oficina Española
de Patentes y Marcas y de que los dominios de Internet asociados están disponibles.
9. Asociaciones negativas
Aunque muchos grandes nombres de marca son provocativos y presentan significados
inicialmente negativos, esta es una estrategia “peligrosa”, por lo que inicialmente te
recomendamos evitar nombre con posibles connotaciones negativas.
10. Memorable
Hacer que tu nombre se recuerde es una mezcla de muchos de los aspectos anteriores. Aún
así, antes de cerrar el proceso te aconsejamos que tomes una perspectiva global y trates de
analizar si tu nombre tiene los suficientes elementos que lo hagan memorable.
Estos elementos pueden ayudarte a elegir un nombre para tu empresa que te ayude en el
futuro a posicionar tu marca y a desarrollar tus campañas de marketing, pero ten en cuenta
que poner un nombre no es una ciencia exacta, y por tanto, son reglas que puedes saltarte
siempre que tengas una buena razón para ello.