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Culpa y responsabilidad

Manuel Desviat y Pilar Nieto Degregori

L a redacción de Átopos se planteó, a


la hora de pensar este número de la
revista, una pregunta inicial: ¿ha cambia-
de elaborar o de disponer de los recur-
sos necesarios para obtener un mínimo
de distancia con un mundo exterior inva-
do el sentimiento de culpa? Desde la clí- sivo podría ir en consonancia con la in-
nica no había duda: parecía cada vez más capacidad de sentir y hacer presente la
frecuente que la culpa se diluyera, no ya culpa en nuestro psiquismo. La cuestión
que se situara fuera de las personas que candente es si la vivencia de la culpa si-
acudían a consulta, no ya que se deposi- gue siendo importante en los procesos
tara en otros o en el mundo. Y mirando de constitución del psiquismo humano
al entorno, parecería que nuestra cultu- o ha desaparecido apuntando hacia algo
ra, como escribe Fernando Colina (en mucho peor. Malos tiempos correrían si
este mismo número de Atopos p 114), esta incapacidad para vivir la culpa (que
no quiere oír hablar de culpa y menos de puede ser un elemento que enferma o
responsabilidad. ¿Cómo si no entender valioso en ámbitos tan dispares como la
la insensibilidad moral que domina a la propia salud o la justicia) se universalizara
gran mayoría de las poblaciones? ¿Cómo por unas u otras razones.
entender que, viviendo en sociedades
democráticas, podamos aceptar la indig- Algunos autores, como José Luis Pardo4,
nidad y la degradación, la idiocia moral hablan de una Gran Prohibición que está
que gobierna el mundo? El “esto es lo presente desde tiempos inmemoriales
que hay”, en palabras del colectivo Espai en los corazones de los humanos. En
1
Espai en Blanc (2011). en Blanc1. Según el filósofo Cornelius nuestra cultura el mito del pecado origi-
El impasse de lo polí- Castoriadis, encerrados en nuestro pe- nal se concretó en la historia bíblica de
tico. Materiales para la queño ámbito personal privatizado, nos Adán y de Eva: comieron el fruto prohi-
subversión de la vida. hemos convertido en cínicos2. Cínicos bido del árbol de la ciencia, adquiriendo
Barcelona: Espai Blanc y
moral y políticamente. El hecho es que el conciencia del bien y del mal e, inmedia-
Ediciones Bellaterra tamente, se avergonzaron y sintieron cul-
hombre de hoy no quiere saber, más allá
de los datos o las herramientas utilitarias, pables. Y todos sabemos que los viejos
2
Cornelius Castoriadis
oculta en su no saber los miedos atávicos, mitos apuntaban a fibras muy sensibles
(2011). Le Monde Diplo-
matique (2011) Utopías. la culpa y la responsabilidad. Una cultura del alma humana.
Antiguos y nuevos llamada de la inocencia, donde cabe Abu Entonces ¿cabe hablar de gentes que
Graib y la pena de muerte. desconocen el mal, la culpa y la respon-
3
Ruggero, L. (2010). De-
seo y placer: la construc- Ruggero Levy propone una serie de in- sabilidad o de que, entumecidos por el
ción del sujeto posmo- teresantes reflexiones que podrían llevar- consumismo y sin capacidad simbólica
derno. Elogio al pudor nos finalmente a una pregunta difícil de suficiente, nos quedan muy lejos los senti-
en defensa de cierto mis- responder: ¿pero la gente sigue sintién- mientos de culpa en la sociedad actual?
terio. Controversias en
dose culpable en nuestras sociedades Para Freud en su texto El malestar en
psicoanálisis de Niños y
Adolescentes. Año 2010-
del s. XXI o la culpa ha perdido comple- la cultura uno no puede evitar “sentirse
Nº 7. tamente su actualidad? Más bien estaría- culpable” cuando ha hecho algo “que
mos hablando, en la cultura actual, del se considera malo” o, aunque no haya
4
Pardo, J.L. (2011). Esté- imperio del presente momificado (sin llegado a hacerlo, cuando ha tenido la
tica de lo peor. Barataria. pasado ni porvenir) y del acto en bruto; intención, la idea o el deseo de llevarlo
Pasos perdidos. de un empobrecimiento simbólico que a cabo (p 97). Pero ¿por qué se entiende
propicia el “paso al acto”3. La dificultad como “malo” eso que se hace o se desea

2 Átopos
hacer y que “muchas veces ni siquiera es por no ir más lejos en la historia, con el
nocivo o peligroso para el yo sino, por el colonialismo que nos convirtió (¿a costa
contrario, algo que éste desea y que le de cuántos?) en países ricos, las dos gue-
procura placer”? Freud describe la nece- rras mundiales, los holocaustos estalinis-
sidad del psiquismo de realizar despla- ta y nazi y tantas guerras y hambrunas
zamientos desde objetos que nos hacen que nos rodean desde entonces. Y aquí
sentir el mal (sentirnos mal y culpables) no se puede olvidar a Karl Jaspers cuan-
hacia cosas más inocentes, como podrían do plantea que son “las faltas morales el
ser el dinero y el consumo (incluido en la fundamento de estados de cosas en los
actualidad el sexo como un objeto más que crecen la culpa política y el crimen.”
de consumo). Desearlos (apropiarnos de No podemos olvidar que “la comisión
ellos) no puede ser malo puesto que to- de pequeños pero numerosos actos de
dos los desean y, sin embargo, las gentes negligencia, de cómoda adaptación, de
no encuentran habitualmente el mínimo fútil justificación o de imperceptible fo-
de paz personal en esos derroches: las mento de lo injusto, la participación en el
ansiedades, el estrés, la inseguridad, la surgimiento de la atmósfera pública que
insatisfacción permanente y la depresión propaga la confusión y que, como tal,
cunden por doquier. Y más en momentos hace posible la maldad, tiene consecuen-
de crisis como el actual, donde ya nada cias que condicionan la culpa política por
es tan seguro como en el pasado inme- los estados de cosas y los acontecimien-
diato. En ese caso ¿será que no existen tos” (p 101). No podemos ignorar nuestra
con la fuerza de antaño los sentimientos responsabilidad, pues compartimos con
de culpa o estará ocurriendo que, disfra- Primo Levi que de las culpas y los erro-
zados y desplazados esos sentimientos, res se debe responder personalmente,
se pierde la capacidad de asumirla, de pues de otra manera cualquier vestigio
enfrentarnos a ella y de elaborarla y que, de civilización desaparecería de la faz de
por debajo de esa deserción, siguen vi- la tierra.
gentes en toda otra serie de males de la
época? No hay acto inocente, escribe Pereña, 5
Pereña, P. (2001)
autor que en su interpretación de la tesis La pulsión y la culpa.
Si indagamos sobre posibles causas ob- freudiana, considera que culpa y respon- 2193. Madrid: Síntesis.
jetivas y exteriores de culpa (sociales e in- sabilidad se implican, en una íntima ten-
dividuales), sobrecoge una simple mira- sión irrenunciable para el sujeto y para el
da a los horrores de los últimos 100 años, lazo social (Pereña P, 2001)5.

Pep Carrió,
Diario Visual,
2007

Átopos 3

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