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Año 20 N° 710 Semana del 25 al 31 de marzo

JESÚS, LLENO DEL ESPÍRITU, LIBERA Y DA VIDA


Marcos 5, 1-20

1. LECTURA CREYENTE
Queridos pastor y co-pastor: Este material que adjuntamos (Lectura Creyente) es para USO
EXCLUSIVO de ustedes con el fin de preparar adecuadamente el tema a compartir. Con el amor
del Señor queremos recomendarte que NO lo distribuyas entre tus ovejitas.

2. ORACIÓN
Nos disponemos pidiéndole al Espíritu Santo, que ilumina la Palabra de Dios, nos dirija en este
encuentro y nos haga disponibles para acoger cuanto la Palabra nos quiere revelar. Nos unimos
en esta invocación al Espíritu Santo para que, abriendo nuestro corazón a la Palabra, nos lleve al
encuentro con Jesucristo.

El pastor ora para ser llenos del Espíritu de Dios, de la dulzura de su presencia, que nos llene
de su fuerza, que nos edifique en el camino de Jesús, que sople sobre nuestro barro, que nos
haga de nuevo, que nos lleve al encuentro con la Palabra viva y eterna. Amén

3. LECTURA DE LA PALABRA
En voz alta y luego cada uno lee en silencio Mc. 5.1-20
Nota para el pastor: En este compartimiento se tratará el tema de la atención o servicio a quienes
por alguna enfermedad o debilidad se encuentran sometidos a la esclavitud de las mismas; la
idea es motivar (no obligar) a que en todos nosotros haya el sentido de solidaridad con aquellas
personas que por su condición son discriminadas y excluidas de la sociedad.

4. ¿QUÉ DICE EL TEXTO?


Jesús sale a la periferia de Israel. Va a anunciar la buena noticia del reino. Al llegar, un hombre
cautivo del mal sale a su encuentro. Jesús habla con él. Imaginémonos esta escena como si
fuésemos uno de los que están con Él en la barca:
• Compartamos el deseo de Jesús por anunciar el Evangelio. Viajo con él «a la otra orilla»,
a la periferia, al lugar donde se encuentran quienes no conocen o quienes no viven la
buena noticia. Contemplo a Jesús y hago míos sus deseos de «ir más allá». Me maravillo
de su serenidad. No le asusta lo desconocido. Sentado, contempla que la barca se
aproxima a la orilla desconocida.
• Entonces se acerca el endemoniado. Fijémonos en él. Es un hombre sufriente. Lo
miramos detalladamente, el aspecto de sus pies cansados de andar sin rumbo fijo, su
forma de gritar, su soledad. La serenidad de Jesús me ayuda a preguntarme cómo puede
deshumanizarse tanto una persona. Como Jesús, siento misericordia y pienso hon-
damente que no hay que dar a nadie por perdido.
Año 20 N° 710 Semana del 25 al 31 de marzo

• Ahora nos centremos en Jesús y en sus palabras. Observemoso que trata con compasión
al hombre endemoniado y, a su vez, que se dirige con dureza al mal que lo habita. Jesús
no juzga al hombre, sus palabras no son condenatorias. Busca devolver la dignidad a la
persona, restablecerla. Su palabra es temida por el mal. Me asombro de su libertad: Jesús
no vacila, está seguro.
• Escuchemos como los demonios quieren engañar a Jesús. Observemos con extrañeza
cómo el mal busca sus artimañas para imponerse y sobrevivir, como se desliza por los
resquicios de nuestra existencia para hacerse hueco en nuestra vida. Aun así,
contemplando a Jesús, nuestras incertidumbres se desvanecen. Él no se deja engañar.
Vence al mal con la fuerza de su palabra y su pasión por la humanidad. Jesús libera al
hombre. El amor siempre vence.
• Nos damos cuenta de que la liberación del hombre provoca reacciones diferentes. Nadie
queda indiferente ante la libertad que Jesús ofrece. Nos llena de extrañeza la reacción
de los habitantes de la zona que temen a Jesús; al mismo tiempo, nos maravilla que el
hombre liberado quiera seguirlo. Una vez más, Jesús actúa con libertad: abandona la
región, e invita al hombre a anunciar la liberación que ha experimentado.
Continuamos en silencio, de modo que lo escuchado vaya calando en nosotros.
Contemplamos el relato y dejamos que la pasión de Jesús por la humanidad arraigue en
nuestra vida. Ahora compartamos entre nosotros los que el texto nos quiete decir.

5. ¿QUÉ DICE DE MI O DE NOSOTROS EL TEXTO?


Recibimos del texto una fuerte provocación: VIVIR CON JESÚS Y COMO JESÚS AL
SERVICIO DE CADA PERSONA. Jesús nos invita a salir al encuentro de quien necesita
acogida y sanación. Nadie debe quedar excluido. Desde nuestras limitaciones, descubrimos que
nuestra fe se concreta en el encuentro con los que están al margen.
Si aquel hombre, ya liberado, se hiciera presente en nuestro compartimiento, qué creen que
nos preguntaría:
1. ¿Qué nos impide salir al encuentro de aquellos que son “marginados”? ¿Tengo miedo a
lo desconocido?
2. Como Jesús ¿seríamos capaces de lanzarnos sin reservas al encuentro de todas las per-
sonas sin excepción?
3. ¿Miro a quienes sufren con ternura y misericordia? ¿Trato de creer y esperar en los demás
aunque todo parezca perdido?
4. ¿Vivo adormecido o, en cambio, soy sensible y denuncio las estructuras opresoras que
me rodean?
5. ¿Dónde encuentro mi fortaleza en los momentos de encuentro con quien sufre?
6. ¿Creemos que Jesús nos invita al encuentro de quien está marginado? ¿Cómo puedo llevarla a
cabo, concretamente?
Año 20 N° 710 Semana del 25 al 31 de marzo

7. ¿QUÉ LE DECIMOS A DIOS A PARTIR DEL TEXTO?

La actitud de Jesús nos abre nuevos horizontes. Como Jesús, miremos a los ojos de los que sufren
por cualquier tipo de esclavitud y pidamos a Dios que nos acompañe en nuestra misión
evangelizadora. Guiados por el Espíritu Santo dirijamos a Dios Padre nuestra oración con
confianza:
(Los que quieran puede hacer ORACIONES CORTAS de acuerdo a la motivación del pastor)
• Pedimos por quienes se ven afligidos por cualquier tipo de enfermedad, tanto del cuerpo
como del alma; por aquellas personas que son marginadas y excluidas de la sociedad.
Rogamos al Dios de la vida que todas las personas que sufren exclusión encuentren en
nosotros un lugar donde sanar sus heridas y donde se sientan acogidos.
• Jesús nos revela la misericordia de Dios. Oramos por todos los que han sido llamados a
salir al encuentro de los excluidos, por los que dedican su existencia y su tiempo a servir
a quienes no gozan de libertad. Le pedimos a Dios que los acompañe y les de ternura y
fortaleza para perseverar.
• Pedimos a Dios por todos nosotros, llamados a ser generadores de misericordia en
medio de nuestra sociedad, a ser fermento de la civilización del amor. Pedimos a Dios
que nos envíe su Espíritu que acompañe y aliente nuestro caminar de modo que no
temamos ante las dificultades o adversidades personales y sociales.
• Oremos por cuantos viven con dureza de corazón y desconfianza en los proyectos de
prevención de los jóvenes, de reinserción de los presos o de integración de los excluidos.
Pedimos para que sus corazones se abran a la esperanza y juntos trabajemos por una
sociedad más justa y armoniosa.
• También le damos gracias a Dios por todos aquellos que, como el hombre liberado, son
llamados a anunciar con sus vidas cuanto van experimentando al encontrar a Jesús.
Ellos, signos luminosos de la compasión de Dios con su pueblo, nos invitan a alabar a
Dios por su amor permanentemente fiel.

8. COMPROMISO. ¿QUE HACE SURGIR EN MÍ O EN NOSOTROS ESTE TEXTO?

Debemos realizar un compromiso, para eso podemos volver a leer el pasaje bíblico

1. Comprometerse a no discriminar o excluir a quienes por alguna situación tienen algún


problema de salud o debilidad.
2. Comprometerse a responder con alegría al llamado de Jesús de servicio a quienes
necesitan de acogida y amor
3. Otros que surjan del compartimiento.

9. ORACION FINAL
Año 20 N° 710 Semana del 25 al 31 de marzo

En la oración final, pidamos que Dios nos de la fuerza para cumplir los compromisos que estamos
haciendo.

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