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Desarrollo
“Para ejercer la impunidad, te convertí en trofeo”
Por otra parte es difícil concebir la noción de perversión si no es por referencia a una norma,
como desviaciones del instinto.
Existen por otra parte varias formas de perversiones que en realidad aluden a perversidades,
como las morales (delincuencia), la de los instintos sociales (proxenetismo), la de instinto de nutrición
(Bulimia, anorexia)
Las pulsiones sexuales, en el curso del desarrollo de la sexualidad infantil, son parciales,
puesto que todas se basan en una desviación en cuanto al objeto (estadio oral: succión; sádico-anal:
retención-expulsión; fálico: masturbación).
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Tal es el sentido de la idea de una perversión polimorfa del niño, instalada en el corazón
mismo de la sexualidad «llamada» normal. Estos componentes parciales de la sexualidad, al principio
autónomos, se organizan secundariamente, en el momento de la pubertad, en torno a la primacía de
la zona genital.
La sexualidad infantil es entonces necesariamente «perversa», puesto que impone objetos y
metas que no son el objeto y la meta sexuales «normales».
Y si bien las pulsiones parciales pueden persistir en el adulto como tendencias perversas en el
acto sexual normal, bajo la forma de «placer preliminar», las perversiones «instaladas» resultarían de
una regresión de la evolución libidinal a un estadio anterior al genital, al que el sujeto quedaría
electivamente fijado.
Luego en Pulsiones y destinos de pulsión (1915) pone el acento en la plasticidad de los modos
de satisfacción pulsional.
El objeto de satisfacción de la pulsión sexual aparece entonces como totalmente variable en
función de la historia del sujeto.
Al indicar cuatro tipos de «destinos pulsionales» (represión, sublimación, transformación en lo
contrario y vuelta sobre la propia persona), Freud precisa ciertos aspectos metapsicológicos de las
vicisitudes pulsionales que operan directamente en las perversiones: por una parte, la transformación
en lo contrario, que denota a la vez un retorno de la pulsión desde la actividad hasta la pasividad
(sadismo-masoquismo y voyerismo-exhibicionismo); por otro lado, una inversión del contenido del
proceso pulsional, como el que testimonia la transformación del amor en odio: « ... la observación
analítica no deja duda alguna acerca de este punto: el masoquista también goza del furor dirigido a su
persona, el exhibicionista comparte el goce de quien lo mira desnudarse».
Pero Freud abordará más adelante otras cuestiones metapsicológicas esenciales para la
comprensión del proceso perverso como La desmentida de la realidad, La denegación de la
castración y La escisión del yo.
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Esta desmentida, que en el fetichismo está específicamente centrada en la realidad de la
castración, inaugura esa actitud, contradictoria con aquella que tiene en cuenta la realidad. La
elaboración del objeto-fetiche es una formación de compromiso entre dos corrientes psíquicas
conflictivas: una verifica la ausencia de pene en la madre; la otra le atribuye imaginariamente el pene
que se supone faltante, con la forma del objeto fetiche.
Esta operación pone de manifiesto que dos representaciones psíquicas inconciliables entre sí
pueden coexistir perfectamente en el aparato psíquico, sin influirse recíprocamente.
Freud extrae de ello una conclusión en favor de una escisión del yo que, en términos
generales, refuerza la dimensión del clivaje psíquico evidenciado desde el umbral del descubrimiento
freudiano a propósito de los Estudios sobre la histeria (1895).
Esta propiedad de escisión del yo, que se pone espectacularmente de manifiesto en el
fetichista y en todos los perversos, en ningún caso podría ser limitada según Freud como un
mecanismo operatorio constitutivo de las perversiones y generaliza esta propiedad al nivel del
funcionamiento psíquico de todos los sujetos.
Desde la desmentida de la realidad de la castración hasta la escisión del yo, todo sucede
como si, en las perversiones, el sujeto llegara a mantener esa paradoja psíquica que consiste en
saber algo de la castración mientras no se quiere saber nada de ella.
En este sentido, las perversiones no remiten sólo a las teorías sexuales infantiles, sino más en
general a la cuestión de la diferencia de los sexos como tal.
Además se diseña el proyecto de examinar las perversiones a través de los avatares de la
apuesta fálica y, como consecuencia, a través de la cuestión de la identificación perversa que,
estrictamente hablando, constituye el punto de anclaje de la estructura de las perversiones, en los
confines de la identificación fálica.
Este caso confirma el primado del falo y el establecimiento de su relación con la castración
simbólica.
Freud ubica el inicio del proceso constitutivo de las perversiones en torno a la atribución fálica
de la madre, tal como se produce en el curso del complejo de Edipo.
Esta atribución fálica tiene que ver con la concepción de algo que tendría que haber estado allí
y es vivido como faltante.
Tal es el origen del objeto-fálico, un objeto estrictamente imaginario, según lo revelan las
teorías sexuales infantiles (La organización genital infantil 1923).
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Ahora bien, el niño no renuncia de buena gana a la representación de la madre fálica. La
movilización de su deseo con relación al deseo de la madre, se apoya siempre en esta elaboración,
de un objeto imaginario supuesto, que le permite por lo menos en un primer momento, identificarse
con un objeto tal, que podría colmar a la madre carente; en sentido propio, ésta es la identificación
fálica del niño.
Esta construcción imaginaria lo conduce inevitablemente a aprender la diferencia de los sexos
a la manera de una alternativa: castrado o no castrado.
A justo título, esta concepción fantasmática de la diferencia de los sexos tiene que ser
angustiante, en cuanto lleva a dar crédito a la amenaza imaginaria de castración.
La angustia de castración que resulta de ella puede favorecer la movilización de ciertas
reacciones defensivas capaces de neutralizarla. Estos procesos defensivos, si persisten, pueden a su
vez predeterminar y orientar el curso de la economía psíquica.
Freud identifica tres posibilidades de salida ante la angustia de castración. Una salida consiste
en que el niño acepte, de buen o mal grado, la imposición de la castración y la ley de la prohibición
del incesto que ella emplaza simbólicamente, con el riesgo de que más tarde despliegue una
inextinguible nostalgia sintomática por la pérdida soportada.
Ésta es la suerte común de los neuróticos. Los sujetos que sólo aceptan la incidencia de la
castración con la reserva de transgredirla continuamente, encuentran otros dos tipos de salida y esto
es lo propio del proceso perverso.
Salvo por la ambivalencia afectiva amor / odio y la aceptación de la castración con reserva de
transgredirla, nada de esto contesta mis ejemplos clínicos. Entonces tome la lectura de Meltzer.
Al comenzar a leerlo, me dije, ¡Esto es tremendo! No es para mí. Pero continué. Al relacionar
que las protofantasias del ello, mas la posición descripta por Klein, conforman las fantasías primarias
como colorario mental de la escena primaria donde el trauma aparece.
Meltzer nos aclara, cómo en la fantasía perversa, hay un ataque a la fantasía de la escena
primaria, tomando esta un rol protagónico. La construcción de esta fantasía es una defensa contra la
angustia depresiva y persecutoria. Es una defensa maniaca de una situación depresiva. Hay un self
identificado con un objeto y sus maldades. Estas partes malas variarían en las personas.
También aparece el concepto de outsider, ¿Outsider? ¿Que es esto? ¿Socorro, susurre!
Luego de leer y releer lo pude definir como el objeto que promete amor con amor a la muerte.
En él existe una personificación mala del self que esta en los perversos y no en lo polimorfos.
La parte mala domina la estructura de la personalidad al idealizar al outsider. Esto según Meltzer
pasaría a ser la perversidad de los propósitos, en los estados sexuales de la mente, engendrado por
el liderazgo momentáneo o por fijación de esta parte destructiva de la personalidad abrumadora por
sentimientos y actitudes. “La familia idealizada donde el canto es “Mal sé tú mi bien”.
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Por Perversidad sádica, debemos entender a aquellos estados de la mente en donde los
sentimientos han sido colocados en la parte destructiva del ser (Pág. 151).
A su vez, las fantasías inconscientes dependen de la disociación e idealización que oscila
entre dos extremos: una en la parte mala del pezón materno y en el otro extremo la proyección en el
espacio (Pag152).
Entonces me di cuenta de que la perversión es la destrucción, obtenida en el placer sexual.
La psicopatía, cuanto toma el polo sexual, se transforma en una perversión, cuyo lema sería
que otro haga y en hacer se destruya (Pág. 155).
¿Pero cómo y para que se instala esto? Fue la siguiente pregunta. Primero hay confusión,
regresión y posesión, segundo sensualidad al servicio de la destrucción, tercero perdida de limites a
través de la identificación proyectiva y negación maniaca, cuarto y quinto libertad por esclavitud en la
relación odio y amor, sexto un grito de salud al mundo delirante con lagrimas de gratitud y finalmente
séptimo las partes destructivas del self se presentan ante las partes buenas como protección ante el
dolor y la esclavitud y como sirviente de su sensualidad y vanidad narcisistica.
Me contesté entonces, que la meta es la confusión y el caos, donde el self se abandona del
mundo real por el de un mundo feliz conforme a la fantasía
Para Meltzer perverso es sadismo y masoquismo psicosexual
Tengo la sensación de que me estoy acercando a encontrar las respuestas a mis casos
clínicos y a las viñetas.
Mientras releía y escribía esto ya eran altas horas de la noche. No sé porque no pude dormir y
necesite tomar un algo calentito (un vaso de leche), sabe dios por qué.
Finalmente tome a Joyce Mac Dougall que define a la perversión como una forma de
relación con el otro, cuando ese otro sale de la categoría de sujeto y es tomado como objeto.
Para Joyce Mac Dougall, sic”...la sexualidad humana es siempre traumática y obliga a una
eterna búsqueda de soluciones...”, la renombra “sexualidad arcaica” donde amor y odio se
diferencian poco. Ella realiza un sobrevuelo sobre la metapsicologia de la sexualidad donde esta
pasaría por las siguientes dificultades: Alteridad, diferencias de sexos, angustia, lo que no se parece
a mí causa horror, escena primitiva, fantasmas preedípicos y pregenitales, fase edípica, renuncia
pulsional, heridas narcisiticas para la megalomanía infantil, aceptación obligada de la
monosexulaidad, identificación con lo masculino y femenino, adquisición y adecuación de la identidad
sexuada, procesos de incorporación identificatoria, fantasmas de destrucción, regreso a la posición
esquizoide, culpa destrucción, deseos homosexuales primarios, envidia, agresividad e identificación.
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Sobre la sexualidad cita: “Es mucho para el pobre cachorro humano”. Entonces aparecen las
defensas ante la angustia ya que es una cuestión de supervivencia psíquica. Explica que no se nace
varón o mujer, se es varon o mujer, según lo autorizado por el discurso familiar y el inconsciente
biparental y que las orientaciones eróticas en la elección de objeto, dependen de la necesidad vital de
darle solución al inconsciente biparental y a la trasmisión que hizo primero la madre influenciada a su
vez de los objetos parentales internos y de la trasmisión de la imagen del padre ya que esta
trasmisión le proporciona al niño su lugar en la constelación familiar.
Es decir para acceder a una vida sexual y amorosa; en su intento de pactar con temores y
deseos parentales reprimidos y con fantasmas arcaicos pregentiales y bisexuales aterradores, mucha
gente esta obligada a inventar cosas que les permitan a sus angustias de castración, aniquilamiento,
identidad sexual confusa, sensación de vacío o muerte interna, transformandola en juegos erotizados.
Así, la etiqueta de perversión, es la apropiada para describir esos inventos del niño enraizados
en el fondo del adulto.
En cuanto a La naturaleza polimorfa de la sexualidad adulta, nada merece ser destacado y las
preferencias sexuales sólo son analizables si el sujeto las vive como fuente de sufrimiento y no
conforme consigo mismo. Mantener la identidad sexual es una necesidad psíquica vital que refuerza
el sentimiento de identidad subjetiva
En cuanto a Las neosexualidades, nos remiten más que a un concepto a una manera de
escucha. Es un intento de reparar brechas en el sentimiento de identidad sexual y subjetiva y
proteger los objetos internos del odio y destructividad del sujeto haciendo que Eros venza a la
muerte. Para ello hay una necesidad de reinventar la escena primaria.
En toda sexualidad hay algo de lo neosexual.
Conclusión
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Cita Freud en Introducción al Narcisismo “...El término narcisismo proviene de la descripción
clínica y fue escogido por P. Nácke en 1899 para designar aquella conducta por la cual un individuo
dá a su cuerpo propio, un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, lo mira
con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la
satisfacción plena. En este cuadro, cabalmente desarrollado, el narcisismo cobra el significado de una
perversión que ha absorbido toda la vida sexual de la persona; su estudio se aborda entonces con las
mismas expectativas que el de cualquiera otra de las perversiones...”
Luego refiere “...El narcisismo, en este sentido, no sería una perversión, sino el complemento
libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación, de la que justificadamente se
atribuye una dosis a todo ser vivo...”.
“...El enfermo retira sobre su yo sus investiduras libidinales para volver a enviarlas después
de curarse...”
.” ...libido e interés yoico tiene el mismo destino y se vuelven, son indiscernibles.
Pero, ¿Qué pasa cuando la vida nos da cuenta de la finitud, cuando ya no hay momento para
reenviar la investiduras narcisiticas?; ¿Cuando la realidad psicosocial y cultural se ve invadida por
este dar cuenta, el paciente vive con el Síndrome de la espada de Damocles y el exterior es visto
como una amenaza producto de su proyección? ; ¿Cuando las renuncias pulsionales por lo cual el,
sujeto se inserto en la sociedad con el beneficio de una ganancia secundaria, ya no son satisfechas
debido a que la realidad lo supera?.
En el articulo De guerra y muerte temas de actualidad 1915 (Pag 290 XVI), cita Freud “...La
muerte propia no se puede concebir...”, “...en el inconsciente cada uno de nosotros esta convencido
de su inmortalidad...” , luego Cita “...Nada pulsional (instintivo) en nosotros solicita la creencia en la
muerte...”.
En Introducción al narcisismo (pag 88) cita ”...El punto mas espinoso del sistema narcisista esa
inmortalidad del yo que la fuerza de la realidad asedia...”
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El acto de morir nos remite a una escena semejante a la primaria y despierta lo más arcaico,
ya que en la clínica encontramos claras manifestaciones en el aérea de los afectos con
restructuración de la escala de valores y por ende su expresión libidinosa en una situación de
angustia.
Pero, ¿Cómo saber qué conducta o estructura se despierta, cuando la represión secundaria
desaparece y frente a lo traumático de las circunstancias?
En unos muchos casos, en otros a veces, pero generalmente siempre, en algún momento ya
no importa lo que el otro piense, ya no interesa el otro. Es aquí esto valido tomando la perspectiva de
Joyce Mac Dougall en cuanto a perversión.
En la Viñeta 1, cuando Betty contesta “Yo no tengo ningún problema. Si el quiere que las
haga. Yo cuando tengo algo para decir lo digo y no me fijo”. Previamente había signos de negación,
desmentida, folclusión “yo estoy bien, yo se que me voy a curar, yo no tengo nada para preguntar”, al
servicio de la defensa del yo
En el Viñeta 3, no hay mucho para decir. El desarrollo de esto merecería otro trabajo.
“No hay muerte sin dolor psíquico”, pero sí, se puede evitar “su violencia y su
crueldad”.
Quedará como interrogante ¿Si en este último momento, donde Eros se expresa, los
actos perversos de la mente son defensas o es más de lo que ya había?
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Bibliografía
Diccionario de psicoanálisis. J.Laplanche, J.B. Pontalis
Tres ensayos para una teoría sexual (1905). Freud, S. Tomo VII, Ed. Amorrortu.B.A.
Pegan a un niño (1919). Freud, S. Tomo XVII, Ed. Amorrortu.
La organización genital infantil (1923). Freud, S. Tomo XIX, Ed. Amorrortu.
El problema económico del masoquismo (1924). Freud, S. Tomo XIX, Ed. Amorrortu.
El fetichismo (1927). Freud, S. Tomo XXI, Ed. Amorrortu
Introducción al narcisismo (1914). Freud, S. Tomo XIV, Ed. Amorrortu
De guerra y muerte temas de actualidad (1915). Freud, S. Tomo XIV, Ed. Amorrortu
Inhibición síntoma y angustia (1925-26). Freud, S. Tomo XX, Ed. Amorrortu
El malestar en la cultura (1927). Freud, S. Tomo XXI, Ed. Amorrortu
El porvenir de una ilusión (1929). Freud, S. Tomo XXI, Ed. Amorrortu
La perversión como estructura. P.Aulagnier
Acerca de la estructura perversa. Willy Barenger y Col.
Negación de la realidad, negación de la castración y escisión del yo.
Identificación fálica e identificación perversa.
Sexualidad adulta polimorfa. Meltzer, Estados Sexuales de la mente.
Sexualidad Infantil polimorfa. Meltzer, Estados Sexuales de la mente.
Sexualidad Infantil Perversa. Meltzer, Estados Sexuales de la mente.
Teatros de la Mente. Las Neosexualidades. Joyce McDougall
Alegato por un cierta anormalidad. Joyce McDougall
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