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RESUMEN
El sistema de mensajería WhatsApp es una muestra más de lenguaje virtual,
instantáneo, dentro de la categoría de lo hablado escrito (Oesterreicher, 1996),
pensado para teléfonos móviles inteligentes. Es un sistema que comparte muchas
de las peculiaridades de otras técnicas de comunicación electrónicas (las más cer-
canas, el Messenger y el SMS, como se estudia en este artículo) pero que aporta
al conjunto otros elementos novedosos (el código iconográfico emoji, por ejem-
plo). El WhatsApp es una aplicación con sus grandes ventajas comunicativas, tec-
nológicas y económicas pero también con sus defectos (no permite llamadas
usando la tarifa de datos, por ejemplo; no usa cifrado, con lo que los mensajes pue-
den ser interceptados), lo que está derivando en la rápida aparición de vías alter-
nativas y con nuevas prestaciones (Skype para móvil, Line, Nimbuzz, Palringo,
Viber, Tango, Spotbros, Telegram, etc.), que no tardarán en dejar obsoleto este
breve estudio sobre un nuevo discurso electrónico. Aun así, y en definitiva, el
WhatsApp nos interesa como lingüistas por haberse convertido en un testimonio
más “de la capacidad de adaptación y colonización de la competencia comuni-
cativa humana en cualquier medio” (Blanco, 2002: 79).
PALABRAS CLAVE: comunicación, tipología textual, discursos electrónicos.
ABSTRACT
WhatsApp messaging system is another example of virtual language, instant,
within the category of written spoken (Oesterreicher, 1996), designed for intelligent
mobile phones. It is a system that shares many of the features of other electronic
communication techniques (the closest, the Messenger and SMS, as discussed in
this article) but it brings to the whole other novel elements (the iconographic code
emoji, for example). The WhatsApp is an application with its great communicative,
technological and economic advantages but also with its defects (does not allow
calls using the data rate, for example, does not use encryption, so that messages
ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114.
86 María Luisa Calero Vaquera ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114.
[…] por ejemplo, el chat está más próximo al ámbito oral que el correo
electrónico (“escribimos” correos electrónicos, pero “hablamos” en el chat
o en los juegos virtuales), mientras que en los mensajes SMS de los teléfo-
nos móviles se produce una sugerente combinación entre los rasgos escritos
(el texto) y las modalidades entonativa y gestual (Galán, 2002: 104-105).
Por tal razón, más arriba utilizaba el verbo parecen: porque, según han
defendido otros especialistas, estos nuevos discursos no son exactamente
el resultado de una fusión directa de ambas modalidades, oral y escrita, ni
parece que haya que verlos como sustitutos de algo, sino que es obligado con-
siderarlos como medios comunicativos con su propia singularidad (Mayans,
2001). Como reconoce C. Galán:
es innegable que está surgiendo un cuarto medio de comunicación muy
complejo entre lo oral, lo escrito y lo gestual con los que comparte deter-
minados rasgos sin identificarse totalmente con ninguno de ellos (Galán,
2002: 116)1.
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Y, según la misma autora (basándose en Simone, 2001), estos nuevos medios comuni-
cativos nos han hecho saltar de una etapa textual (en la que predominaba la escritura) a otra
tecnológica, que supone un regreso a la primera etapa pre-textual, una vuelta a los tiempos
en que la cultura era fundamental oral y visual: “Si la invención de la imprenta implicó el paso
de un público de oyentes a un público de lectores […], la enorme cantidad de estímulos
auditivos y visuales que nos ofrecen los nuevos medios ha hecho que la visión alfabética, y su
soporte más tradicional, el texto, pierda primacía” (Galán, 2005: 141)
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Lo mismo, pero refiriéndose al lenguaje del chat, afirma Blanco que éste “no es tanto
un discurso híbrido como se ha dicho, sino, sobre todo, un discurso especial y característico
de la comunicación hablada mediada por ordenador” (Blanco, 2002: 50).
88 María Luisa Calero Vaquera ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114.
Red, generación del pulgar (Galán, 2007: 64), generación digital (Rubio Gil,
2010) o nativos digitales (digital natives) (Marc Prensky, 2001); de hecho,
la denominada competencia digital es una de las ocho competencias básicas
exigidas por la normativa vigente en la ESO. Según Raquel Pinilla (2011:
118), entre los internautas “la juventud española se conecta en porcenta-
jes muy superiores a la media europea”, y siguiendo los datos del Informe
anual Sociedad en Red 2008 publicados por el Ministerio de Industria, Turis-
mo y Comercio, “la edad es la variable que marca mayores diferencias en
el porcentaje de usuarios de Internet. Los jóvenes de 16 a 24 años y los de
25 a 34 son los grupos con mayor penetración en el uso de la Red, con por-
centajes del 94% y 85%, respectivamente”.
A ello hay que añadir como un nuevo elemento común entre los dife-
rentes lenguajes digitales el hecho de que todos ellos facilitan los encuen-
tros interpersonales en el aquí y ahora sin que importen las coordenadas
físicas y temporales reales de los interlocutores: los usuarios pueden, en efec-
to, comunicarse con cualquier (des)conocido en cualquier parte del mun-
do y pueden así tener un contacto proxémico mientras están a kilómetros de
distancia (Ramírez, 2008: 78). La comunicación virtual ha modificado, pues,
radicalmente las formas de relación entre los individuos, dando lugar a nue-
vos comportamientos socio-comunicativos que han generado lo que algunos
sociólogos denominan falsa extimidad, por la importante dosis de ficción y
teatralidad, por no decir falsedad, que esas relaciones virtuales conllevan,
y donde el papel de los interactuantes es más de personajes que de personas:
De esta forma, la imagen que los jóvenes se construyen antes los demás
es imprescindible para su definición, tan imprescindible que necesita, en
muchos casos, ser falseada para ganar visitas (esto es, la aceptación de los
demás) (Galán, 2011: 20).
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También se puede instalar en el iPad o en el PC (donde, para poder usar WhatsApp,
deberemos registrarlo con un número de teléfono que no esté siendo usado actualmente en
un móvil, ya que la aplicación no permite usar el mismo número en dispositivos distintos).
ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114. El discurso del WhatsApp 91
Los SMS (Short Message Service) se han convertido en escaso tiempo, des-
de su aparición con la industria de la telefonía móvil en los años noventa,
en foco de atención para estudiosos de diferentes disciplinas, especialmente
para sociólogos, psicólogos, antropólogos y lingüistas, por las repercusio-
nes que en todos estos campos está teniendo este nuevo modo de comu-
nicación tecnológica. Al igual que el WhatsApp, menos estudiado hasta
la fecha por su más reciente incorporación al mundo de las TIC, el SMS se
sirve del terminal móvil como canal a través del cual circula, con las impli-
caciones psicológicas, culturales y, sobre todo, sociológicas que el uso de
tal invento conlleva:
Estos mismos autores señalan, citando a Brown y Yule (1983), que los
SMS cumplen las dos siguientes funciones del lenguaje:
Los textos de los SMS se llaman scripts y, al igual que en el caso del
WhatsApp, contienen expresiones abreviadas de un lenguaje derivadas
de otros medios tales como chats, e-mails, etc. El uso de ambos sistemas no
92 María Luisa Calero Vaquera ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114.
está reducido a los más jóvenes, aunque éstos sean sus más seguros consu-
midores: también las personas adultas son cada vez más asiduas de los SMS 4
y, a un ritmo creciente, del WhatsApp.
Como se ha dicho reiteradamente, en el caso de los SMS “nos enfren-
tamos a una nueva forma de escritura que opera mediante la esquematiza-
ción y simplificación de los contenidos representados” (Galán, 2002: 115),
formada por siglas y abreviaturas de todo tipo, lo que también es extrapo-
lable a los mensajes enviados a través del WhatsApp. En efecto, las reduci-
das dimensiones de la pantalla y del teclado de los móviles y la limitación
(en el caso de los SMS) de 160 caracteres por mensaje pueden explicar el
nacimiento y desarrollo de una forma de lenguaje más abreviada inclu-
so que la que se utiliza en los chats, aunque comparte con esta última el
uso de determinadas abreviaturas (xq ‘porque’, tb ‘también’, finde ‘fin de
semana’, xf ‘por favor’, msj ‘mensaje’), el empleo de emoticonos y otras
creaciones léxicas que explotan el principio de rebus: d2 ‘dedos’. Pero las li-
mitaciones tipográficas y espaciales no explican más que una parte mínima
de la configuración de los SMS, pues normalmente los usuarios no suelen
utilizar más de 70 caracteres y en algunos casos ni siquiera el mensaje es
más económico (gracias 1000 ‘gracias mil’). La razón es el nuevo concepto
de comunicación basado en:
a) la constante disponibilidad (deontología deíctica, Galán, 2002: 105-
106), y
b) la inmediatez: la comunicación no es ya un intercambio de infor-
mación sino un objeto de consumo.
Ambas características, si se cumplen sobradamente en los SMS, aún son más
reconocibles en el sistema WhatsApp.
Existen incluso diccionarios de mensajes SMS que velan por el nuevo
idioma y unifican criterios, como si fueran Academias de la Lengua (“son
las nuevas academias de una lengua entendida como negocio”, Galán, 2002:
108), enalteciendo este tipo de lenguaje electrónico (puede verse un ejem-
plo en <http://www.diccionariosms.com/contenidos/sms_index.php3?
body=consultarsms>).
En definitiva, podemos resumir las características comunes de los SMS
y el WhatsApp agrupándolas en tres apartados:
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Damos por supuesto que son los seres humanos quienes utilizan en exclusiva el sistema
de mensajería SMS, pero las últimas noticias de avances tecnológicos desbaratan esta suposi-
ción: en Suiza ha sido inventado un dispositivo (detector de celo) que implanta unos sensores
en los genitales de las vacas que se activan cuando los animales entran en celo; cuando esto
sucede, el dispositivo envía un SMS al teléfono del ganadero, quien así podrá inseminarlas
en el momento preciso, con el consiguiente ahorro económico (El País, “SMS: estoy en celo;
firmado: vaca suiza”, 18 de octubre de 2012).
ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114. El discurso del WhatsApp 93
J
Bea dice:
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“En el MSN no hay desconocimiento de la identidad del otro, no hay anonimato, como
puede suceder en los chats. Recordemos que los contactos del Messenger son contactos que
de alguna manera están habilitados para formar parte de la lista del usuario. Es una tecno-
ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114. El discurso del WhatsApp 97
logía que incorpora el control sobre lo inesperado. No es controlable lo que el otro pueda
decir o hacer, pero sí de quién queremos recibir o no comunicaciones, para quién estar dis-
ponible. El MSN brinda la posibilidad de contactarse con los amigos, conocidos, los contactos
elegidos, los referentes escogidos. El MSN más que abrir al mundo impersonal, a la explo-
ración como el chat, habilita a la conexión con los contactos, a dar señales de presencia en
el espacio psicosocial de la Red. El MSN tiene mayor intimidad, privacidad. Otorga la sensa-
ción de ‘estar ahí y presente’, a salvo de las soledades en la conexión con los pares. El MSN
en lugar de habilitar a la salida, al espacio público del chat promueve espacios reducidos de
intercambio. Más que de exploración, se trata de intercambio, presencia, compañía perma-
nente” (Balaguer, 2005).
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La palabra avatar, que también ha dado título a una de las películas más vistas de todos
los tiempos, proviene del sánscrito avatãra, ‘descendiente’.
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Definida la secuencia como “una sucesión de tres o más intervenciones de distintos ha-
blantes, con coherencia semántica y/o pragmática”, y la interacción como “la combinación de
secuencias sucesivas” (Blanco, 2002: 56).
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“La información que se quiere transmitir aparece dividida en dos, tres o más interven-
ciones, especialmente cuando en la conversación se está explicando o narrando situaciones o
pensamientos más o menos largos” (Mayans, 2002: 112). “Daremos el nombre de intervención
a cada una de esas emisiones de un mismo hablante que ocupan un turno; se trata, pues, de
una unidad monologal” (Blanco, 2002: 54).
98 María Luisa Calero Vaquera ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114.
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Algunas muestras: Si me ves es que estoy, Los fumadores nunca mueren, solamente se es-fuman,
Me sobra mes al final del sueldo, Comienza el otoño, Noches de desenfreno, mañanas de ibuprofeno, Quod
natura non dat, Salmantica non praestat, La vida es lo que pasa mientras se reinicia tu Blackberry,
Estoy durmiendo, No sé si tirarme al tren o al maquinista, Están volando hostias… y tienes una cara
de aeropuerto!!, Si te caigo mal, coge turno y espera a que me importe, Vendo Kawasaki G-2000, ganga, He
perdido mis contactos. Existen ya páginas web donde se pueden descargar frases de todo tipo
con las que sustituir la consabida frase predeterminada Hey there…!; incluso existen aplica-
ciones gratuitas, como Frases y Estados WhatsApp, donde los usuarios pueden proponer sus pro-
pias frases de estado y votar las de otros.
ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114. El discurso del WhatsApp 99
nes gráficas e icónicas son formas sustitutivas, están “en lugar de” algo o, por
el contrario, son sistemas alternativos de comunicación que presentan sus
propios rasgos específicos? Coincidimos con los argumentos de Galán en su
planteamiento de que el icono y el texto escrito son dos sistemas comuni-
cativos diferentes, por lo que uno no puede considerarse sustituto del otro:
Si la naturaleza semiótica del icono (simultánea) es muy distinta a la del
enunciado escrito (secuencial) cualquier intento por gramaticalizar la es-
tructura de la imagen para convertirla en sustituto del lenguaje escrito está
condenado al fracaso. Por esta razón, el crecimiento de las informaciones
que nos llegan a través de imágenes no deberían ir en contra de la escri-
tura y de la lectura, pues sería un grave error pretender la sustitución de
un procedimiento por el otro (igual que el alfabeto no ha sustituido a
la lengua oral, como temía Platón, sino que la ha potenciado de manera
extraordinaria) […]. Lo más acertado es suponer que […] estas activida-
des –que fueron complementarias desde su invención– mantendrán sus
espacios, quizá en competencia, pero podrán coexistir indefinidamente
(Galán, 2005: 155).
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Dice Mayans (2000): “¿Qué es un ‘smilie’? Ya lo hemos descrito como representación
de una cara. Su lejana semejanza con una apariencia facial nos permitiría considerarlo como
un icono. Sin embargo, el nivel de abstracción de sus contenidos simbólicos deja poco lugar
a la consideración iconográfica y nos lleva a pensarlo como un signo. Un conjunto de signos.
Un conjunto indeterminado, inconcluso, abierto a la recreación y a la redefinición de sus
significados y usos”.
102 María Luisa Calero Vaquera ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114.
emoticono (del ingl. emotion, emoción, e icon, icono, infl. por el esp. icono).
1. m. Inform. Símbolo gráfico que se utiliza en las comunicaciones a través
del correo electrónico y sirve para expresar el estado de ánimo del remitente
(DRAE 22 ª ed.).
– Atributos físicos
O-> hombre
O+ mujer
(-: zurdo
.-( tuerto
=:-) pelo en cresta
:-{) con bigote
(:-) calvo
:-(#) con aparato corrector dental
|-) dormido
|-o roncando
%#} muy borracho, mareado
:~i fumando
:-7 fumando en pipa
:-” silbando
:-9 relamiéndose
:-b sacando la lengua
– Profesiones / personajes
:?) filósofo
*:o) payaso
+-:-) sacerdote, religioso o similar
(-::-) hermanos siameses
< | -) chino
hombre invisible
[: | robot
C | :-= Charlie Chaplin
– Animales
:@) cerdo
:8) otro cerdo
8) rana
3:o[ perro
3:o[0r perro San Bernardo, con barrilito de licor
}:-o toro
:~~~~~ serpiente
104 María Luisa Calero Vaquera ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114.
Existen otras figuras gráficas muy utilizadas en Internet (en MSN, no así
en el WhatsApp) que representan caritas con distinto estado de ánimo: son
los emoticonos gif (Graphics Interchange Format), emoticonos de tercera gene-
ración, cuyo formato permite la animación, ya que son una corta secuen-
cia de varias imágenes que el navegador reproduce de forma secuencial.
Son también de origen japonés, donde se las conoce como kaoanis; en espa-
ñol se las denomina coloquialmente caritas animadas, nubecitas o bombones.
Nosotros las llamamos aquí, de forma más técnica, emoticonos figurativos ani-
mados, para diferenciarlos de los estáticos que acabamos de citar en § 2.3.
Al ser muy vistosos y llamativos, suelen aportar valor estético y humorís-
tico al mensaje, si bien no poseen la facilidad de uso de los emoticonos
ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114. El discurso del WhatsApp 107
Todos los ojos del restaurante se posan fijamente sobre él, que lo apaga
rápidamente […]. Algunas personas se han atragantado, algunos dedos
se han crispado sobre los mangos de los cuchillos o sobre los pliegues de
servilletas almidonadas.
Malditos chismes, siempre tiene que sonar alguno, en cualquier parte,
en cualquier momento.
[…………………………………………………………………………………]
Sabéis que hemos llorado muchas veces los estragos sentimentales ocasio-
nados por el WhatsApp. De hecho llegamos a especular con la idea de que
si sus funcionalidades se mantenían estáticas, jamás tendríamos una pareja
que nos durara más de un par de semanas, pero hete aquí que la empre-
sa ha decidido implementar su comportamiento lanzando en las últimas
horas la opción de ocultar la última hora de conexión. Es por ello que las
pilladas tras esas juergas con los del trabajo prolongadas hasta el amanecer
entre semana ya no tienen por qué repetirse. Si os quieren dejar ahora, que
sea porque habéis olvidado su cumpleaños o habéis criticado la musaka de
su madre. Atentos, españoles, porque es un pequeño paso para WhatsApp,
pero un gran paso para la humanidad.
Revista GQ.Com [fecha consulta 03/10/12]
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El video puede verse en: <http://www.youtube.com/watch?v=_0MBys9pQ8w&feature=
youtube_gdata_player> [fecha consulta 03/10/12].
ORALIA, vol. 17, 2014, págs. 85-114. El discurso del WhatsApp 111
5. FINAL
de datos, por ejemplo; no usa cifrado, con lo que es posible que los men-
sajes sean interceptados y leídos si nos conectamos desde una red pública),
lo que está derivando en la rápida aparición de vías alternativas y con nue-
vas prestaciones (Skype para móvil, Line, Nimbuzz, Palringo, Viber, Tango,
Spotbros, etc.), que no tardarán en dejar obsoleto este breve estudio sobre
un nuevo discurso electrónico. Aun así, y en definitiva, el WhatsApp nos
interesa como lingüistas por haberse convertido en un testimonio, uno más,
“de la capacidad de adaptación y colonización de la competencia comuni-
cativa humana en cualquier medio” (Blanco, 2002: 79).
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BIBLIOGRAFÍA