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SEMINARIO:

EL GOCE DEL HOMBLIGO.

Hacia un cuestionamiento a las estructuras clínicas del psicoanálisis


¿Existe un goce que podríamos llamar mexicano?

Avanzaremos construyendo una crítica que cuestione la “aplicación” de la teoría


psicoanalítica, en particular del complejo de Edipo en relación al lugar de La Ley y a la
función del Padre, y lo haremos valiéndonos de los cuestionamientos que nos plantea la
existencia de otro mito: el de Copil. Mito que da cuenta de la fundación de México-
Tenochtitlán y que abordándolo detenidamente ubicaremos una red significante donde
se entretejen la función de La Ley, la identificación de un sujeto posible, el ser-
mexicano (siempre como interrogante), la sexualidad, la palabra y la lengua, la
feminidad, el amor y el sacrificio en una cultura como la mexicana. Vale cuestionar el
mito de Copil en la medida en que él ya nos cuestiona a nosotros y posee un saber que
se le ha escapado hasta ahora a los antropólogos, psicoanalistas y a otros, pero en
particular a los sujetos que se nombran como “mexicanos” y que desconocen tal mito y
que a modo de la represión no ven la huella del filicidio en una imagen con la que todo
“ser-mexicano” se identificaría: el escudo nacional. Escotoma de una imagen que oculta
y devela el corazón del hijo asesinado por el padre y que constituyó la referencia a la
fundación de una nación que hasta hoy sigue atravesada por ese fantasma y que sigue
nombrándose mexicana ignorando la esencia de tal nombre, de tal mito, de tales
imágenes, ignorando su ombligo, a propósito de la etimología de México como
“Ombligo de la luna”, una interpretación entre otras.

En México hay una ambivalencia evidente en los sujetos con respecto a su historia
como pueblo, si bien es importante no abandonar la pregunta de en dónde se cruza la
historia de un sujeto con la historia de su pueblo y sus ancestros, posiciones imaginarias
que se pueden con-fundir fácilmente. Tanto los mexicanos como los extranjeros están
de acuerdo en que México es un lugar donde La Ley es muy poco respetada; la
corrupción en todos los grados, desde el que da dinero a un desconocido en la vía
pública para que pueda usar un lugar en el asfalto “público” y estacionar su auto, hasta
quienes hacen de diputados, senadores o presidentes. Llama la atención la facilidad con
que los mexicanos abandonaron la lengua materna, el náhuatl, por la palabra del
conquistador, el español; y si bien surgió una nueva lengua que ya no era náhuatl ni
español (en México la gente realmente no habla “español”), y que habría que empezar a
nombrar como mexicana a esta lengua que hablamos (hablar mexicano en lugar de
español), si bien se dio ese movimiento, ahora sucede lo mismo con la lengua mexicana
que cada vez se abandona o se olvida poco a poco a favor de los anglicismos. ¿Falta a
los mexicanos un significante que los ancle a su lengua materna de modo que pasarán
siempre a la del extranjero que llega a conquistarlos? ¿qué goce habría en ello?

¿Cuál es la esencia del ser si no la palabra que lo conforma y al mismo tiempo lo


rebasa? Pero esa palabra está sostenida a su vez en la función simbólica que si bien le es
propia en tanto palabra se encuentra en el campo del Otro. El Otro de la palabra, de La
Ley, del inconsciente; este Otro se deja mostrarnos su falla, su castración en un punto
que escapa a toda significación posible. La palabra no se dice a si misma, no hay Otro
del Otro ni hay metalenguaje, Dios no tiene Dios, es ateo, no hay explicación del origen
que no sea mítica puesto que la aproximación a ella nos aleja de la misma, eso muestra
la ciencia cuando avanza cada vez más hacia la revelación del misterio de la creación
del universo, ¿ cuándo el todo del universo comenzó a ser?, ¿qué había antes?, ¿de
dónde se creó entonces?, ¿de pura nada?, y si sí había algo, entonces ¿que lo creó a él? .
Así pues, en el origen está el mito. Pero el mito, no por ser mito carece de importancia o
seriedad; Freud supo indicarnos la manera en que el mito vehiculiza un saber que se le
escapa al sujeto, un saber inconsciente que hace marca y se denuncia, Edipo figura así
un mito que da cuenta del origen inconsciente: la represión (Verdrängung). Antes de
Edipo no hay Edipo, tan no hay que Edipo es el único que no cursó por el complejo de
Edipo. A diferencia del neurótico que no quiere saber del deseo de muerte hacia el padre
y del erótico hacia la madre, Edipo dio esos pasos que lo llevaron a sacarse los ojos
cuando supo lo que había hecho, cuando fue consciente del inconsciente que fue. Freud
recurre a él para dar cuenta pues, de ese saber que se muestra todo el tiempo como un
no-querer-saber, o sea, de un saber que se le escapa al sujeto. Luego Freud creó su
propio mito: el asesinato del padre de la horda primordial, tan caro para el psicoanálisis
y tan justificadamente cuestionado por la antropología. Es la antropología misma la que
nos permite identificar la imposibilidad real de tal evento. Si no fue real ¿entonces qué
es este parricidio?: ¿un mito?, ¿un mito que igualmente vehiculiza un saber que está en
fuga y que por lo mismo funciona y funciona bien?

Lacan ubicó al mito ahí donde Freud lo escribe y dijo de él que no se puede separar de
la verdad para de inmediato agregar que ésta, la verdad, tiene estructura de ficción 1. De
modo tal que el mito lo podemos encontrar, o producir si somos lo suficientemente
brillantes, siempre en el origen. Aportó además la función de la metáfora paterna como
la sustitución significante del deseo de la madre por el Nombre-del-Padre para instaurar
así un límite a la incógnita del deseo y del ser. Lacan no rechaza el mito ni lo alimenta,
se vale de él.

Entonces, el ser del sujeto, su esencia, tendrá como soporte una ficción. Para eso será
necesario que el sujeto pueda dar(se) cuenta del mito que lo funda, tendrá que atravesar
el fantasma que lo habita, tendrá que cursar por lo inconmensurable e inefable de lo que
siempre, desde que es sujeto, le falta. Pasaje por lo real que lo hace ser siendo en falta y
por la falta; un imposible descifra-miento; descifra-miento que no alcanza a decir la
última palabra porque no hay una primera … que no sea del orden del mito.

El psicoanálisis conduce de alguna forma al sujeto hacia ese irreductible de la razón , de


la palabra y de la significación de su historia que al historizarlo lo parte en dos: en el
que se enuncia y el que enuncia algo de ello.

Podemos decir que el psicoanálisis conduce al hombre hacia su ombligo. Freud llamó
así, ombligo, a esa parte indescifrable e ininterpretable de lo inconsciente y lo encontró
en el sueño, así, “el ombligo del sueño”, que es el nombre que Freud le da a esa
incógnita del ser, hace de límite a la función simbólica. Este ombligo del hombre es el
pivote de su ser.

Finalmente, para el psicoanálisis el padre es tanto muerto, así habría lugar a La Ley,
algo de eso es lo que articulan tanto el mito del padre primordial como el de Edipo, pero
en la sociedad mexica, de la que los mexicanos son de alguna manera herederos, el mito

1
Lacan, J. El seminario 4. Sesión del 27 de marzo de 1957.
fundacional es el del filicidio no el del parricidio, ¿qué efectos tiene este mito que
presenta a un padre que no ha muerto?, ¿qué incidencias tiene en la función de Ley?,
¿no ha acabado de establecerse la función de Ley, o cómo entonces se establece qué
Ley?, ¿por eso “el mexicano” es ambivalente ante la Ley, por eso la ignora y se
“corrompe”?, ¿Qué lugar tiene La/ mujer en donde la función de Ley paterna no se
habría establecido como en el Edipo para dejar al sujeto en las enaguas de la madre?,
¿hay un fantasma del padre que abandona al hijo y/o que abandona a su mujer con su
hijo?, ¿la figura de la mujer mexicana es la de una mujer abandonada?, ¿porqué es tan
particular el lugar que tiene la madre en México y para el mexicano?, ¿cuál es la esencia
del mexicano?, ¿cuál es el ombligo de este hombre?, ¿existe el hombligo –así, con “h”-
?, ¿existe su goce?

A modo de programa:

Revisión de los antecedentes de la fundación de México-Tenochtitlan y la importancia


del nombre en la subjetivación de la identidad.

a)Antes de Méschico-Tenochtitlan:
La aparición de la castración: De las 7 cuevas de Aztlán a Mexico-Tenochtitlan.
Lo que se perdió en el camino
El sueño del códice Boturini.
Simbolizando la imagen del Padre
La comunión.
b) El mito de Copil:
Elementos del mito:
El incesto ¿quién dicta la Ley ahí?
Copil; el caballeroso amante de su madre.
Huitzilopochtli, un falo para Copil.
(desarrollaremos una lectura de la posición de Copil ante
un padre al que habría que convocar a su lugar: castigar al hijo y poseer a la
madre, o sea, separtir.)
El fantasma “un hijo es asesinado por su padre”
c) De amores y corazones.
El significante “corazón” y su afectada relación afectiva. (De la palabra a las
cardiopatías).
Amar o encorazonarse. $◊a ó $♥a
Del corazón a la coraza.

d) Amor y sacrificio.
Dar un otro al Otro (aztecas)
Un amor visceral: el sacrifico o darse al Otro.

e) Las relaciones del fantasma con el Padre.


Huitzilopochtli, el dios colibrí.
Un niño es descorazonado.
Cortés, el padre de los vencidos.
f) Figuras femeninas. De madres y hermanas.

Trasposiciones de la pulsión: Tlazoltéotl, la diosa de la sexualidad, del amor,


las parturientas y los desechos.
Xochipilli, ¿una esición de Tlazoltéotl?
Coyoxauqui, hacia una encarnación femenina de la castración.
De por qué Malitzin es hombre.
Isabel Moctezuma Tecuichpo Ixcaxochitzin. De la (im)posibilidad de una
mujer que conquista al interminable fracaso de la conquista de la mujer en
México.
El significante “madre” y lalengua mexicana.

Lugar: Colegio de Psicoanálisis Lacaniano, A.C.


Dirección: Prol. Moctezuma No. 89, Col. Romero de Terreros,
Del. Coyoacán, México, D.F.
Costo: $500.00 mensual.
Inicio: Agosto de 2010.
Sábados de 9:00 a 10:30 hrs
Coordina: Eduardo García Silva.

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