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Profesor: Alumna:
Franklin Yanes Maria Peña
C.I: 19.994.254
Es por ello, que se pretende abordar el tema del control social, debido que es
imprescindible que los órganos, organismos e instituciones del Estado y las
organizaciones de masas y sociales, que intervienen en el control social, tengan una
estrategia común en el momento de tributar sus intereses en el tema de la prevención del
delito y de las conductas antisociales.
Igualmente, la Criminología, como ciencia que se ocupa, entre otros aspectos, del
estudio del delito y de la persona del infractor, también ha abordado este aspecto en sus
estudios y ubica a los medios de comunicación en el control social informal, por
considerar que el carácter masivo de los mismos, les permite incidir a favor de la
aceptación, por los individuos, de las normas que a la sociedad le interesa hacer cumplir
para el mantenimiento del orden y la disciplina, calificándolos como "instrumentos
ideológicos".
De todo lo antes expuesto podemos resumir que el control social, ya sea en una
corriente o en otra, siempre ha estado asociado a la reacción social ante una conducta
desviada. De hecho el delito no puede analizarse en toda su magnitud sin relacionarlo con
el modo en que la sociedad reacciona ante él y cómo lo sanciona. No obstante a esto, no
podemos olvidar que el control social no sólo va dirigido a las personas que cometen
delitos, sino también hacia las personas por la cuales éste se ejerce, puesto que ella
necesita ejercer su dominio sobre todos los individuos que la componen.
En primer lugar, existen dos modos de ejercicios del control social: como
instrumento de orientación y como medio de fiscalización del comportamiento social de
la persona. Ejemplos: el personaje de novela que detalla las consecuencias desastrosas de
la droga y de la violencia objetiva orienta al público; los policías que efectúan rondas
nocturnas en centro de la ciudad fiscalizan a las personas con relación a la posesión de
substancias tóxicas o de armas ilegales. En la mayoría de los casos el control social es, al
mismo tiempo, fiscalizador y orientador.
Según la teoría del conflicto social, los instrumentos y los agentes del control
inducen a las personas a que se comportaren de forma funcional de acuerdo al sistema.
“¿Que se controla”?, ¿“Quien es controlado”? ¿“Para que se controla”? Estas son las
preguntas formuladas por la teoría del conflicto social, que afirma que los detentores del
poder direccionan el proceso de legislación y de aplicación del derecho.
En otro sentido, junto al derecho, se sitúan otros dos medios de control social: el
poder y la burocracia. Derecho, burocracia y poder se relacionan entre sí y están
comprometidos en común en la tarea de controlar a la sociedad. El poder es el sujeto-
agente del control. La burocracia y el sistema jurídico son los principales medios
utilizados por el poder para ejercer el control en las sociedades modernas.
El poder está íntimamente relacionado con el control social. Ejercer este control
significa detentar un poder sobre las demás personas. Puede tratarse de un poder mucho
más “débil” y limitado por un determinado espacio o situación. Ejemplos: el poder del
árbitro sobre los jugadores de futbol; poder del celador sobre los funcionarios de un
edificio. Aquí interesa principalmente la forma más concentrada del poder en las
sociedades modernas, que se ha desarrollado en paralelo a la consolidación del sistema
Capitalista. Nos referimos al poder del Estado, que es el principal agente de control social.
El poder consiste en la posibilidad de que una persona o institución, influencie el
comportamiento de otras personas. Según la definición clásica de Weber, “poder significa
toda probabilidad de imponer la propia voluntad en una relación social, aun contra la
resistencias” (Weber, 1991, p. 33 e l999, p. 175). En esta definición se destacan dos
elementos:
a) El poder crea una relación de desigualdad entre aquel que impone su voluntad
(superior) y aquel que se somete a la misma (inferior). Como ya lo habíamos
afirmado, las relaciones de poder son asimétricas: las ventajas que obtiene el
superior son mayores a aquellas obtenidas por el inferior. Por esta razón el
poder fue definido como “cualquier relación social regulada por un
intercambio desigual” (Santos, 2000, p. 266). Cuanto más fuerte es el poder,
más contundentes serán los medios de coerción que están a su disposición;
cuanto más fuerte es el consenso del cual este goza, más probable será el
cumplimiento de sus órdenes. Ejemplo: la orden dada por un policial armado
para que una persona se retire de un estabelecimiento, tiene mayor
probabilidad de ser cumplida de lo que tendría si esta fuera dada por un mozo.
El 6 mozo detenta un poder dentro de un restaurante, que, por otro lado, es
menos intenso en relación al poder de un policía uniformado y armado, que
representa directamente el poder del Estado con su fuerza (autoridad,
posibilidad de aplicar sanciones penales, conocimiento de técnicas de
imposición de su voluntad)
b) La relación de poder indica que existe una chance de obediencia, ya que el
dominado puede oponer resistencia, y, si esta fuera eficaz, el dominante no
alcanzará sus finalidades. Por esto, el ejercicio del poder no puede ser más allá
de las probabilidades de imposición de mandatos. Las opiniones y los intereses
dentro de una sociedad están siempre en conflictivo y crean la tendencia a la
desobediencia, aun cuando se trate de un poder extremamente fuerte, eficiente
y legítimo. Por eso, quien ejerce el poder muchas veces necesita hacer
concesiones y cambiar sus planes ante de la resistencia de individuos o grupos.
Ejemplo: luego de una huelga de funcionarios públicos, el gobierno, muchas
veces, decide aceptar algunas de las reivindicaciones salariales. Prefiere, así,
adoptar la estrategia de la concesión (aunque sea parcial), ya que el
confrontamiento directo puede perjudicar la imagen del gobierno ante los
huelguistas y la ciudadanía. La historia indica que nunca existió un poder
verdaderamente absoluto, que haya conseguido, de modo efectivo y pleno,
imponer su voluntad y haya logrado hacer cumplir sus órdenes. Aun el poder
del Estado, que es lo más eficiente y legitimado en las sociedades modernas,
no puede impedir casos de desobediencia.
Para finalizar decimos que, las sociedades modernas son tan complejas que el
derecho no podría ser aplicado sin la existencia de una red de informaciones administrada
por el Estado. Piénsese en las posibilidades de control de una institución policiaca, que
posee un sistema de procesamiento electrónico de las impresiones digitales de la
población. Esta puede fácilmente constatar las impresiones digitales dejadas por los
asaltantes en el local del crimen. En otras palabras, la organización burocrática se
convierte en una Importante condición de eficacia del derecho en el Estado moderno,
permitiendo un control social masivo de la población.
El Delito de Cuello Blanco, Seguridad Industria
De esta manera decimos entonces que, varias son las acepciones que el término
de delincuencia económica posee en la literatura de matiz criminológico, siendo la de
mayor alcance e impacto internacional la de delincuencia de cuello blanco, cuya
denominación es atribuible a Sutherland en 1939, y que se usa comúnmente en todos los
idiomas. Son empleados además otros términos como delincuencia de caballeros y
delincuencia profesional.
Estas tres características son la esencia del término, lo cual es criterio común de
varios autores. Sin embargo existen otras características que identifican la figura y que en
la medida en que se evidencian con más fuerza o no, describen alguna de las demás
tipologías mencionadas. De tal manera a las anteriores se adicionan: la lesión de la
confianza en el tráfico mercantil, el abuso de la credulidad o ignorancia de la víctima, la
utilización de especial astucia por parte del autor para impedir su descubrimiento, bien
porque presenta el hecho como lícito, bien porque impide por distintas razones la
denuncia de la víctima, la conciencia de la ilicitud del hecho, pero no su trascendencia
criminal, la creación de una imagen de honorabilidad, la pertenencia del autor a un sector
de actividad económica, entre otros.
Por otra parte, tenemos al segundo punto que debemos abarcar, el cual es la
Seguridad Industrial, siendo una realidad compleja, que abarca desde problemática
estrictamente técnica hasta diversos tipos de efectos humanos y sociales. A la vez, debe
ser una disciplina de estudio en la que se han de formar los especialistas apropiados,
aunque su naturaleza no corresponde a las asignaturas académicas clásicas, sino a un tipo
de disciplina de corte profesional, aplicado y con interrelaciones legales muy
significativas. La propia complejidad de la Seguridad Industrial aconseja su clasificación
o estructuración sistemática. En eso, no se hace sino seguir la pauta común del
conocimiento humano, que tiende a subdividir las áreas del saber con objeto de hacerlas
más asequibles, no sólo a su estudio, sino también a su aplicación profesional. Al abordar
la Seguridad Industrial es divisible como disciplina, y que ello mejora tanto el nivel de
impartición lectiva, como la comprensión de la fenomenología asociada a los riesgos
industriales, e igualmente la articulación legal de las disposiciones preventivas que se han
ido promulgando.