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La Educación de la mujer en Puno XIX

El discurso político liberal de la naciente república peruana, en materia


educativa era “la unificación lingüística y la estandarización cultural de la
población, según el acervo de la cultura criollo-occidental decimonónica”. (Rojas,
2017. p. 93). Bajo esta perspectiva, el único medio para que la población
indígena goce de la ciudadanía era la educación. ¿Y las mujeres estaban
incluidas en este proyecto?, pues no.

La incorporación de la mujer al sistema educativo buscaba


fundamentalmente alfabetizarla y adiestrarla en algunos quehaceres domésticos
para el mejor funcionamiento del hogar y de la familia. Además, la sublime
enseñanza del “bello sexo”, se fundaba en las bases del “conocimiento de Dios,
y de la moral cristiana”: En fin, mujeres adiestradas y piadosas.

Bajo estos principios, en la ciudad de Puno, por decreto del 3 de mayo de


1847, se creó la primera Escuela de Primeras Letras de niñas, a cargo de una
directora y maestra con un sueldo de 500 pesos y 300 pesos respectivamente.
Los cursos/materias a enseñar fueron: religión, costura, escritura, aritmética y
gramática Castellana. La primera preceptora/maestra de esta institución fue
Juana Silva, y las labores iniciaron el 25 de mayo del mismo año.

Posteriormente, por ley de 29 de diciembre de 1847, se creó en esta


ciudad un colegio para niñas, con el título de “Colegio Educandas de Santa
Rosa”, disponiendo de la enseñanza de religión, caligrafía, costura, bordado y
música. Parte de los gastos de esta institución fueron cubiertos con el arancel de
“las mulas importadas de Argentina” para la famosa y renombrada feria de
Vilque.

Asimismo, el 15 de enero de 1862, se instaló en nuestra ciudad un colegio


particular de niñas llamada “Del Corazón de Jesús”; siendo la directora de dicha
institución Doña María Sánchez de Larraín, con la asistencia de veintiséis niñas
educandas. Las materias de enseñanza fueron: lectura, caligrafía, urbanidad,
religión dogmática, aritmética, geografía física, música, idioma francés y dibujo
natural. El periodo de estudio planificado fue de 4 años. En su alocución la
mencionada preceptora, señaló que la educación impartida en las niñas
fomentaria “a ser los ángeles de la paz de la sociedad doméstica” (ARP, 1862).

De la misma forma, en las capitales de provincias de Puno se instalaron


muchas escuelas de primeras letras de niñas. Dentro de la provincia del cercado
(hoy Puno) existieron 4 escuelas de primeras letras, en Puno, Capachica, Vilque
y Acora.

Según el reglamento de la Escuela del Carmen de primeras letras para


niñas de la ciudad de Puno, dirigida por Clara Borda en el año 1867, las materias
que se impartían fueron: Lectura, escritura, lecciones orales de urbanidad,
explicaciones de la doctrina religiosa, costura y bordado. El horario de ingreso
fue a las 8:00 am. las actividades durante el día estaban estrictamente
cronometradas, durante los primeros 15 minutos oraciones, de 8 ¼ hasta 9
lectura y de 9 a 10 escritura. Al medio día las niñas debían presentarse
debidamente acicaladas. Durante las horas de la tarde continuaban los talleres
de costura y bordado; y rezo de la doctrina cristiana hasta las 4:00 pm.

Sin duda, según el reglamento, los castigos eran muy recurrentes por la “primera
falta amonestación secreta, por la reincidencia reprensión en presencia de las
alumnas de la clase, por la tercera falta se incaran [de rodillas] por un cuarto de
hora o media en la habitación de la preceptora”. Como diría Palma, en sus
Tradiciones Peruanas ¡Al rincón! ¡Quita calzón!

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