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García Herrera Xóchitl

RESEÑA Y REFLEXIÓN: LOS HIJOS


DE LA MALINCHE
El libro “El laberinto de la soledad” contiene este capítulo titulado “Los hijos de la
Malinche”, el cual habla de la vida cotidiana de los mexicanos. Este es un ensayo
en el que Octavio paz demuestra lo bello, lo malo y único que es México, y además
critica fuertemente al capitalismo. Es muy interesante como llama a los mexicanos
seres profundos, llenos de sentimientos y sorpresas. Llevamos un misterio detrás
de nosotros, una historia, así como otras culturas. Sin embargo, nos caracteriza que
somos imprevisibles, espontáneos, aunque esto depende de cada persona.

Es encantador observar como los campesinos admiran al hombre urbano, sin saber
que ellos son el verdadero tesoro, algo extraño e impenetrable, “vieja sabiduría
escondida entre los pliegues de la tierra”.

Por otro lado, la mujer es el enigma, es muerte y vida, algo tan fascinante que
incluso Octavio, cita a Rubén Darío ya que él veía a las mujeres no solo como un
instrumento de conocimiento, sino el conocimiento puro, que no es posible poseer,
“el misterio supremo”.

Obreros: hijos de la máquina. El obrero moderno no tiene individualidad,


lamentablemente se disuelve en lo genérico, reduce todo su ser a fuerza de trabajo,
transformándolo a un objeto, el capitalismo lo despoja de su naturaleza humana ya
que ni son suyos los útiles que emplea ni es suyo el fruto de su esfuerzo. No se
diferencian mucho a los técnicos, a pesar de los diferentes salarios y niveles de vida
estos también son asalariados y no tienen conciencia de la obra que realizan. El
ideal de la sociedad contemporánea es un gobierno de técnicos, en el cual la función
sustituiría al fin.

El misterio es una fuerza, una virtud oculta, en la cual la producción en serie, los
útiles, no tienen ningún tipo de misterio, nunca lo son, son inequívocos y
transparentes, los usamos y cuando ya no nos sirven nos deshacemos de ellos.
Lamentablemente los mexicanos a consecuencia del no cuidado en la tarea y la
falta de amor por la obra y cada detalle que la compone, no sobresalimos en el arte
difícil, exquisito e inútil de “vestir pulgas”. “Un mexicano es un problema siempre,
para otro mexicano y para sí mismo”.
García Herrera Xóchitl

Paz, llega a la conclusión que el carácter de los mexicanos es un producto de las


circunstancias sociales imperantes en nuestro país, pero nuestra actitud ante la vida
no está condicionada por los hechos históricos, aunque se sirve de ellas para
manifestarse, al servirse de las circunstancias las convierte en materia plástica y se
funde en ellas. El mexicano no quiere o no se atreve a ser él mismo, tenemos miedo
al ser.

La historia nos ayuda a comprender ciertos rasgos de nuestro carácter, a condición


de que seamos capaces de aislarlos y denunciarlos previamente. Nosotros somos
los únicos que podemos contestar a las preguntas que nos hacen la realidad y
nuestro propio ser. Nos puede mostrar ahora cómo se realizó la ruptura y cuáles
han sido nuestras tentativas para trascender la soledad.

Menciona además las malas palabras, definiéndolas como el único lenguaje vivo en
un mundo de vocablos anémicos, poesía al alcance de todo. Reflejan nuestra
intimidad, cada palabra es luminosa y oscura, que nos revela y oculta. Conocerla,
usarla, decirla, gritarla, es una forma de afirmar nuestra mexicanidad. En una parte
incluso nos cuenta los significados de algunas de estas palabras como “Chingar” y
“Chingada” son innumerables. Basta un cambio de tono, una inflexión apenas, para
que el sentido varíe, aunque no somos los únicos.

Nuestro grito es una expresión de voluntad mexicana de vivir cerrados sobre todo
al pasado, Al repudiar a la Malinche, el mexicano rompe sus ligas con el pasado,
reniega de su origen, condena en bloque toda su tradición. El mexicano no quiere
ser ni indio ni español, mucho menos quiere descender de ellos, se afirma como
una abstracción: es un hombre, hijo de la nada. Esto pudo haber venido desde la
independencia o la reforma.

“El Estado mexicano proclama una concepción universal y abstracta del hombre: la República no
está compuesta por criollos, indios y mestizos, como con gran amor por los matices y respeto por
la naturaleza heteróclita del mundo colonial especificaban las Leyes de Indias, sino por hombres,
a secas.

El mexicano y la mexicanidad se definen como ruptura y negación. Y, además, como búsqueda,


como voluntad por trascender ese estado de exilio. En suma, como viva conciencia de la soledad,
histórica y personal. La historia, que no nos podía decir nada sobre la naturaleza de nuestros
sentimientos y de nuestros conflictos, si nos puede mostrar ahora cómo se realizó la ruptura y
cuáles han sido nuestras tentativas para trascender la soledad.”

Los mexicanos somos una cultura llena de cosas maravillosas, cada parte mala y
buena nos definen por lo que somos. Es interesante como relata la verdadera actitud
García Herrera Xóchitl

y comportamiento del mexicano. Esto también ayuda a entender un poco más los
modismos y las palabras “malas” de los mexicanos, incluso siendo mexicano, ya
que este capítulo te explica toda la polisemia del verbo “chingar”, etc.

Somos seres que transitamos por un laberinto, pero tiene muchos elementos
universales, por lo cual aún sin ser mexicano te puedes sentir identificado.

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