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Silvia Goldman
ESOPLUMA
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Índice
Ptólogo 9
Slnhol Sltnbol 15
Este übro no podrá ser reproducido, tot^l ni pzucialmente, sin el previo parte 1: PODER 79
permiso escrito del editor Reservados todos los derechos de esta eüción
para Latinoamérica. parte 2: MATAR 29
patre 3: IMAGINAR 39
@ Roger Santiváñez, 1991
(g Pesopluma, 2015
parte 4: ALLUCINAR 49
Colofón 59
1'edición: mayo 2015
Seie CrisáIida / poesía
Cómo escribí Slmbol (¡1
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un <dado oscuto» y un <dado clato». Se produce efltonces
un contfaste entre la esticta estructura del übro y 1a Santiváñez da cuenta de esto en el cololón del
fuerza desorbitada de los textos. pero se tiende a la vez un poemario: «Este libro está escrito en peruano; es decir
puente (astillado,peroindiscutible) entrelas dospulsiones en el castellano / }ltblado en esta parte de América
coexistentes («oscuta» y <<clar»>, podríamos llamadas). Latina, que se llama e\ / Per'¡. Pero, más exactamente,
Veamos. Hacia un lado está la ndicahzaitón <1e está escrito en el idioma que / Se habla por las calles de
1o convetsacional, asociado -en los tiempos de su Lima, después de la medianoch e,,>. La declanción de que
consoüdación latinoamericana, en los sesenta_ a la con estos poemas «aprendí a camirr t por la {iluda punta
confrtnza en las posibüdades comunicativas del poema de esta lengua» refuerza 1a perspectiva de que este nuevo
y a la convicción de que ia poesía cumpfa algún papel, lenguaje se acerca más compleja y productivamente al
cuando menos, en la transformación social. En ese álgido escenario socialy subjetivo, y tevela así los múltiples
registro, y desde presupuestos semejantes, Santiváñez ángulos simultáneos que otras miradas y otros usos del
esclibió Antes de la maeie (1979), su primer Libro. lenguaje, más convencionalmente conversacionales, no
También predomina lo conversacional en la mayor parte zlcanzar, a ofrecet,
de HaruenE'e para iniciados (1984) y en algún gradt en Peto esta exploraciófl en la matefia verbal es aún más
El chico que s¿ declaraba con la mirada (1988). pero en Ia compleja. La oscuridad del castellano lumpenizado que
medida en que se agudiza la violencia en el país y se ha hecho estallat 1o conversacional está paradóiicamente
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radicaltza la postuta marginal del poeta, que ve ftizarse iluminada o permite alguna iluminación («Para ver el sol
las expectativas de una reyolución que conduzca te oscureces usás otto dialecto», leemos en un vetso). 1,3
a la überación total -como había sostenido en sus Hay, en ese sentido, una resonancia redentora, mítica y
tiempos de Idoaka-, también parece agudizarse una hasta mística (ciftada en el deseo de <<ver el soL¡ o de los
desconfianza frente ala capacidad de lo conversacional «recifltos sacros del poema») que se tefuerza con el uso
pata aproximarse a la violencia y el caos en la sociedad y de «San Tiváñez» como nombre del autor zl fitmar la
a los correspondientes descentramientos subjetivos. primera edición del poemario.
Asi, en S)tnbol,lo conversacional va mucho más allá Desde est¿s constataciones se refuerza la condición
de donde llegaron los trabajos de montaje de voces y d,e Slnbal como «cuadetno músico», anunciada en
discursos en los sesenta, las rudtcahzzciones callejeras la dedicatoria. Vemos así que, entetejidas cofl las
de ios años setenta y los pdmeros acercamientos a sonoridades proPiás de la oralidad marginal y con el
1o lumpen en los años ochenta, y se sumerge en una ptecaito eriazzmiento entre las partes del poema, están
cordente en la cual la más drástic¿ lumpenización y el las explotaciones en las simetrías, las atmonías y las
exttemo dislocamiento provocan que no se pueda hallar correspondencias, que parecen oftecet un anclaje -casi
sino fragmentos, restos o ruinas de dicho tegistro, así ufla estrategi2 de supervivencia- en el escenario general
de descomposición.
como de las utopías que impücaba: el lenguaje, si bien
Slmbol, a, ttavés del trá6co entre estas dos vías
conserva huellas de su marca ñrndacional, es y^ otrz- cos .
aparefltemente enfrentadas Qt tadical;zación de 10
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t-+,
conversacional encaminado hacia lo lumpen, en una
dirección, yla exploración de so¡oridud.s más
ondrlrnt.s
y de reguladdades, en la otra), a.lcanza su nuevo
lenguaje,
su fl:eva música: una poética de tiempos '
d. goertu.-
Casi a veinticinco años de .op.i-"., [ublcación,
Slnbol sigoe siendo un übro dÁ. No *to porq;
representa una de las aventuras poéticas
que fr, ¿á"
cuenta de la violencia qre attavesó ei paíi ni
porque
constinrye el punto de inflexión que Árió
.t .r_iro
a las exploraciones en las que, aunque desde otras
coordenadas, esá actuaLnente embarcadt
el poeta.Junto
a elJo, Sjnbol es un libro clave porque sigue
intensaÁente
üva en sus páginas la «eterni¿rd del inrlrnte musician
de
la medianocho>. SymboI
, Su potencia poética, nos convence una vez más de
la necesidad de que la poesia sea, de muchos
moclos,
«un texto conffa el mundo»: palabras que incomoden,
14 palabras que disloquen las miradas más cómodamente
establecidas, palabras que permitan üslumbrar
otros
tecintos. Ahí la bell ez^, conttrfidencia de esta música.
^hjlt-
estándat. Había algo como profético, irracional en todo posibilidades poéticas de nuestro lenguaie, ser el hetedeto
-dir..to
aquello. Por otro lado, significaba una ptofundísima d. Trilce, ügamos. Pretensión de los 33 años que
inmetsión en las cavidades más hondas de mí mismo, tenía cuando compuse ese librito' Pretensión
y edad que
una especie de viaie interior sin límites, pa;tz- :una. yez no han de volver iamás. Y por eso -quizá-, he redactado
alli situado, extraer los sonidos más dulces y/o más estas páginas solitadas.
tettibles y desgarrados que podía ofrecerme 1o extremo
de mi experiencia personal aquellos días @osa) y en
telación estrecha con eI contexto social del Perú, o Roger Santiváñez
pot lo menos de Lima Qa guerra civil), en 1989 y 1990. Collingswood, 4 ring and all,29 de abtil, üspera
De allí que la articulación se vea fracturada, traspasada del nacimiento de Santa Rosa de Liirna,2075
de violencia y sin embargo transida por una intransigente 65
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búsqueda de la belleza a toda costa y a cualquier costo.
Es decir, yo había empezado por averiguar dónde vibtaba
la coloquialidad más viva de nuestra lengua -siguiendo
el apotema poundiano <ila poesía es habla» desde
mi primera juventud- y había decidido que era en el
lenguaje del lumpen. De modo que me interné en dicho
camino, pero la dinámica prop.ia de la lengua y el trabajo
de la poesía me llevaron a un nuevo -para mí- tipo de
expresión que -en ese momento no sabÍa lo que eta.
Simplemente notaba que era algo distinto a mi poesía
conversacional anterior. estilo que me vio nacer ya que
eta el imperante en las horas de mi iniciación poética. De
modo que Slnbol fue un puente, ufl punto de inflexión
que me llevaría, unos años después, a mis pdmetos
esbozos neobarrocos, luego más afiatados en Lauderdale,
aparecidos en Hu¿sa Húnera 35 y Eucaristía, compuestos