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Universidad de San Buenaventura

Facultad de Ciencias Humanas y Sociales


Licenciatura en Filosofía
Docente: Ángel Rivera
Estudiante: Daniela Ávila Rodríguez

Durkheim partiendo del análisis del concepto de religión, abordado desde una
aproximación sociológica, enfatiza en dos aspectos importantes, por un lado la
institucionalidad de la religión y por otra parte la explicitación frente a lo que se conoce
como lo sagrado y profano. En su texto (Formas elementales de la vida religiosa) (1982)
Durkheim aborda el concepto de misterio1 partiendo de un análisis frente a las religiones
primitivas y a las religiones actuales.
Durkheim al hablar de religiones primitivas, afirma que estas dan cuenta de los fenómenos
que se presentan de forma inmediata, casi espontáneamente, hablamos aquí de la adoración
hacia elementos naturales tales como la lluvia, el sol, las estaciones. En este sentido, se
entiende religión como aquello que nos remite a una relación con lo divino, con lo que nos
trasciende, que despierta en el creyente un sentimiento de fé. La religión permite una
relación con aquello en lo que creemos, brota nuestra creencia y se da por sentado que
aquello en lo que creemos cuenta con intencionalidad y “voluntad” propia, la cual llega a
afecta el mundo físico.
El autor, por otro lado expone las ciencias naturales y las concepciones religiosas, afirma
que: “es la ciencia y no la religión la que ha enseñado a los hombres que las cosas son
complejas y difíciles de comprender” (Durkheim, 1982, p.25). Dichas ciencias naturales
abordan la concepción frente a un orden de las cosas, pero al hablar de las concepciones
religiosas, estas tienen la finalidad de abordar de una forma explicativa, es decir expresando
un sentimiento e intentando dar cuenta de aquello que se piensa y se siente por medio de
atribuciones hacia algo supremo.
Dentro del desarrollo del tema, Durkheim se plantea la figura de algo divino, un ser
espiritual, en el cual creemos y en el cual nos apoyamos para tener una explicación de las
cosas, y a su vez, al que atribuimos el poder de transformar nuestra realidad. El sujeto que
tiene una creencia busca refugio. En este orden de ideas, la religión se asume como una

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Se entiende por misterio aquello que va fuera de mi limite de comprensión, aquello que se presenta como
lo inexplicable

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conformación de varios elementos, frente a ella se crean varias formas de adoración y de
hacer notoria nuestra creencia frente a ese algo (el culto religioso), ya sea por medio de
alabanzas, ceremonias u ofrendas, se intenta demostrar la disposición existente frente a
aquello en lo que se cree.
No obstante, cuando se habla de un fenómeno religioso es importante exponer la diferencia
entre aquellas prácticas morales cuyo fin es adorar aquello en lo que se cree (rito), y los
tipos de creencias. Con respecto a lo sagrado y lo profano, el autor enfatiza que “Todas las
creencias religiosas conocidas, sean simple o complejas, presentan una idéntica
característica común: suponen una clasificación de las cosas, reales o ideales, que se
representan los hombres” (Durkheim, 1982, p.33)
Por su parte Tugendhat en su texto (Las raíces antropológicas de la religión y la mística)
expone por un lado el impulso religioso que expresa el ser humano, al tener la capacidad de
decidir, de distinguir entre lo bueno y lo malo. Partiendo de elementos morales el hombre
tiene la capacidad de reflexionar, a su vez posee una voluntad, lo cual conlleva al deseo. El
sujeto tiene y anhela sentir que existe aquello en lo que puede, por así decirlo, reposar sus
preocupaciones, angustias, temores. Cuando se exponen las frustraciones se acude a lo
divino, esta creencia en lo divino en lo sublime se fundamenta en el querer entender la
propia existencia.
Considerando el caso del musulmán que se encuentra cara a cara con Alá, esto es un claro
ejemplo de “fenómeno religioso” cuando el musulmán pone en práctica lo ordenado por
Alá, está demostrando su creencia, al presentarse cara a cara el musulmán conoce una
representación de aquello en lo que cree, llevando a cabo las acciones determinadas que
Alá le ordena, esto es lo que demanda su fé y creencia. Por otro lado, se refleja la voluntad
del musulmán por ser obediente ante la divinidad que se le presenta, lo reconoce como algo
supremo, aquello a lo que él desea adorar y rendirle culto.
En este orden de ideas, la relación con el ser en el que se cree se hace evidente en los ritos,
las ofrendas, las ceremonias. En el caso concreto del musulmán acoge las órdenes de Alá y
las pone en práctica ya que es este en quien él cree y a quien rinde plegarias y en quien
encuentra sustento ante sus angustias y sus frustraciones. Se determina el rito como aquel
que establece un modo de acción determinado, en este caso dicho modo de actuar se
considera una fuerte prueba de creencia por la divinidad.

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Como decíamos, el hombre demanda algo supremo, alguien o algo en quien poner su
esperanzas, pero dicha demanda exige algo a cambio y es aquí cuando nos encontramos con
el caso de las penitencias, las adoraciones, las ofrendas. La creencia en aquello supremo da
poder al mismo, el sujeto cree y obedece, se subyuga, cree en aquello que se le revela
como divino frente a él, ofrece su obediencia y la rectitud de su vida a aquello en lo que
cree, porque así se le exige. En el caso del musulmán este puede llegar a sujetarse a la idea
de un tipo de salvación al querer enderezar su vida después de la gran revelación de Alá, él
espera que esta rectitud y su adoración hacia lo supremo se vean retribuidas.

BIBLIOGRAFIA

 Durkheim, E. (1982). Definición del fenómeno religioso y de la religión. En: Las


formas elementales de la vida religiosa. El sistema totemico en Australia. Ramos,
R. (Trad.) (pp. 21-42) Madrid: AKAL EDITOR.
 Tugendhat, E. (2001). Las raíces antropológicas de la religión y la mística. Ideas y
valores. (N° 117), pp. 7-20.

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