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1.

Los radicales libres son moléculas con electrones desapareados,


en contraste con moléculas que no son radicales
libres porque tienen dos electrones por orbital. Un radical
superóxido es una molécula de oxígeno con un electrón extra,
desapareado. Éstos pueden generarse en las mitocondrias
por escape de electrones desde el sistema de transporte de
electrones. Los radicales superóxido tienen algunas funciones
fisiológicas conocidas; por ejemplo, se producen en leucocitos
fagocíticos, donde se necesitan para la destrucción de
bacterias. Aun así, la producción de los radicales libres superóxido,
hidroxilo y óxido nítrico, y de otras moléculas clasificadas
como especies de oxígeno reactivas (ROS) han quedado
implicadas en muchos procesos morbosos, entre ellos aterosclerosis
(endurecimiento de las arterias; sección 13.7). La
producción mitocondrial de ROS también es crucial en las
teorías actuales del envejecimiento. En consecuencia, las especies
de oxígeno reactivas se han descrito como productoras
de un estrés oxidativo que se ejerce sobre el cuerpo.

Los radicales libres son moléculas altamente reactivas que


portan un electrón no pareado. Pueden dañar tejidos al eliminar
un electrón de otras moléculas y, así, oxidarlas. La vitamina
C (una vitamina hidrosoluble) y la vitamina E (una vitamina
liposoluble) funcionan como antioxidantes por medio de su
capacidad para desactivar radicales libres. Estas vitaminas pueden
proporcionar protección contra algunas de las enfermedades
que pueden originarse por radicales libres.

Los principales radicales libres se denominan


especies de oxígeno reactivas si contienen oxígeno con un
electrón desapareado, o especies de nitrógeno reactivas si
contienen nitrógeno con un electrón desapareado. Las mitocondrias
son una importante fuente de especies de oxígeno
reactivas, producidas por la cadena de transporte de electrones
como un subproducto de la respiración aeróbica (sección 5.2).
El electrón desapareado se simboliza con un punto en
superíndice. Así, las especies de oxígeno reactivas incluyen el
radical superóxido (O•2 ), el radical hidroxilo (HO•) y otros. Las
especies de oxígeno reactivas comprenden el radical óxido nítrico
(NO•) y otros. Esos radicales libres se producen en muchas
células del cuerpo, y desempeñan algunas funciones fi siológicas
importantes. Por ejemplo, el radical superóxido y el radical
óxido nítrico producidos en células fagocíticas, como los neutrófi
los y los macrófagos, ayudan a estas células a destruir bacterias.
Los radicales superóxido en las células fagocíticas pueden
considerarse antibióticos no selectivos; matan muchas bacterias
infecciosas (así como los neutrófi los), y quizá también lesionan
células tisulares circundantes, puesto que estos radicales
contribuyen a la reacción de infl amación. Además, los radicales
superóxido promueven la proliferación celular (división
mitótica) de fi broblastos, de modo que puede formarse tejido
cicatrizal. De manera similar, se ha mostrado que los radicales
superóxido estimulan la proliferación de linfocitos en el proceso
de producción de clonas (capítulo 15). El radical óxido nítrico
también tiene acciones fi siológicas; promueve la relajación del
músculo liso vascular y, así, la vasodilatación (capítulo 14), de
modo que puede fl uir más sangre hacia el sitio de la infl amación.
De este modo, los radicales libres desempeñan funciones
fi siológicas útiles en el organismo (fi gura 19-1).

De cualquier modo, la producción excesiva de radicales libres puede dañar lípidos, proteínas y DNA y, por este medio,
ejercer un estrés oxidativo sobre el cuerpo. El estrés oxidativo tiene efectos perjudiciales de amplio alcance (fi gura 19-1).
Promueve la muerte celular (apoptosis), contribuye al envejecimiento y a enfermedades degenerativas relacionadas con el
envejecimiento, promueve el crecimiento maligno de cánceres, y contribuye a todas las enfermedades infl amatorias
(como glomerulonefritis, artritis reumatoide y lupus eritematoso). Ha quedado implicado en la enfermedad cardiaca
isquémica, la apoplejía, la hipertensión y diversas enfermedades neurológicas, entre ellas esclerosis múltiple, enfermedad
de Alzheimer, enfermedad de Parkinson y otras. La amplia gama de enfermedades relacionadas con el estrés oxidativo se
deriva de la producción difundida de radicales superóxido en las mitocondrias de todas las células en las cuales se efectúa
respiración aeróbica. El cuerpo se protege a sí mismo contra el estrés oxidativo mediante diversos medios, tanto
enzimáticos como no enzimáticos.

Las enzimas que ayudan a prevenir una acumulación excesiva de oxidantes son la superóxido dismutasa (SOD), catalasa y
glutatión peroxidasa. La enzima SOD cataliza una reacción en la cual dos radicales superóxido forman peróxido de
hidrógeno (H2O2 ) y O2. El peróxido de hidrógeno, aunque no es un radical libre, se considera una especie de oxígeno
reactiva porque puede generar el altamente reactivo radical hidroxilo. La eliminación del peróxido de hidrógeno se logra
mediante la enzima catalasa. En esta reacción, dos moléculas de peróxido de hidrógeno (H2O2) reaccionan para formar
H2O y O2. Asimismo, la enzima glutatión peroxidasa cataliza una reacción donde el H2O2 reacciona con NADPH + H+ para
formar NADP y H2O.

El cuerpo también se protege a sí mismo contra el estrés oxidativo por medio de mecanismos no enzimáticos (fi gura 19-1).
Uno de los mecanismos protectores de mayor importancia es la acción de un tripéptido llamado glutatión. Cuando se
encuentra en su estado reducido, el glutatión puede reaccionar con ciertos radicales libres y hacerlos inocuos. De este
modo, se dice que el glutatión es el principal antioxidante celular. El ácido ascórbico (vitamina C) en la fase acuosa de las
células, y el α-tocoferol (la principal forma de la vitamina E) en la fase lípida, ayudan en esta función antioxidante al captar
electrones desapareados desde radicales libres. Se dice que esto “apaga” los radicales libres, aunque en la reacción las
vitaminas C y E mismas ganan un electrón desapareado y, así, se convierten en radicales libres. Como quiera que sea,
debido a sus estructuras químicas, son radicales libres más débiles que los que apagan.
Se ha mostrado que muchas otras moléculas presentes en los alimentos (principalmente frutas y verduras) tienen
propiedades antioxidantes, y se encuentran en proceso de investigación sobre las acciones y los benefi cios potenciales de
los antioxidantes para la salud.

2. La bilirrubina es un metabolito del hem, un compuesto que sirve para coordinar el hierro en diversas proteínas. En fecha
muy reciente, se ha mostrado que la bilirrubina posee importantes funciones como un antioxidante,

La bilirrubina es un antioxidante altamente insoluble producido por el metabolismo del hem. Se deriva en su mayor parte de
eritrocitos senescentes, y circula con albúmina.

La vitamina C (ácido ascórbico) actua como un antioxidante en el organismo, y participa en varias reacciones de
hidroxilacion. Se obtiene a partir de diversas fuentes en la dieta, incluso frutas cítricas y varias verduras. Al tener un pKa de
4.2, esta ionizada Al pH de la luz del intestino delgado y, asi, su difusion pasiva a traves del epitelio es insignifi cante. De
este modo, hay mecanismos de transporte especifi cos para asegurar su asimilacion.
La captacion de vitamina C esta localizada de manera predominante al ileon. El acido ascorbico es transportado a traves de
las membranas apicales del enterocito por medio de una familia de cotransportadores acoplados a sodio (SVCT1 y SVCT2),
y la captación es controlada por senales intracelulares. La captacion de vitamina C tambien esta regulada por su propia
concentracion en el organismo. Asi, los complementos de esta vitamina, sea por via oral o inyectados, llevan a un
decremento de la capacidad intestinal para su transporte. Este dato implica que, a diferencia de la captacion de nutrientes,
el intestino muestra una capacidad para permitir la “homeostasis de vitamina”, al mantener la concentracion de vitaminas
en todo el organismo a una cifra relativamente estable.

En tercer lugar, se encuentran las enzimas antioxidantes celulares, que tienen una función esencial en el mantenimiento de la
homeostasis. Entre estos antioxidantes se encuentran el superóxido dismutasa y la catalasa, que reduce el O2 –, dando
agua y oxígeno. Se ha implicado al estrés oxidativo en numerosas enfermedades cardiovasculares, como la arteroesclerosis
y las lesiones isquémicas de los tejidos (p. ej., el accidente cerebrovascular y el infarto de miocardio), y en enfermedades del
sistema nervioso, como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, y la esclerosis lateral amiotrófica o
enfermedad de Lou Gherig.

El cuerpo también se protege a sí mismo contra el estrés oxidativo por medio de mecanismos no enzimáticos (fi gura 19-1).
Uno de los mecanismos protectores de mayor importancia es la acción de un tripéptido llamado glutatión. Cuando se
encuentra en su estado reducido, el glutatión puede reaccionar con ciertos radicales libres y hacerlos inocuos. De este
modo, se dice que el glutatión es el principal antioxidante celular. El ácido ascórbico (vitamina C) en la fase acuosa de las
células, y el α-tocoferol (la principal forma de la vitamina E) en la fase lípida, ayudan en esta función antioxidante al captar
electrones desapareados desde radicales libres. Se dice que esto “apaga” los radicales libres, aunque en la reacción las
vitaminas C y E mismas ganan un electrón desapareado y, así, se convierten en radicales libres. Como quiera que sea,
debido a sus estructuras químicas, son radicales libres más débiles que los que apagan. Se ha mostrado que muchas otras
moléculas presentes en los alimentos (principalmente frutas y verduras) tienen propiedades antioxidantes, y se encuentran
en proceso de investigación sobre las acciones y los beneficios potenciales de los antioxidantes para la salud.
SINERGIA – H2 ACTIVA ENZIMAS ANTIOXIDANTES DENTRO DE SUS
CELULAS
El hidrógeno molecular elimina los radicales hidroxilo directamente. H2 también activa las
enzimas antioxidantes naturales de tu célula, como:
 Glutatión peroxidasa – neutraliza el peróxido en el agua
 Superóxido dismutasa – neutraliza el anión superóxido en peróxido de hidrógeno
 Catalasa: neutraliza el peróxido de hidrógeno en agua

1. Terminal nervioso
2. Vaina de mielina
3. Citoesqueleto
4. Vesículas sinápticas inmaduras
5. Vesículas sinápticas maduras (aptas para la exocitosis)
6. Vesículas sináptica en exocitosis
7. Neurotransmisor
8. Espacio sináptico
9. Membrana presináptica
10. Eudosoma
11. Vesícula sináptica en recuperación con halo de clatrina
12. Canales de calcio dependiente de voltaje
13. Filamento de actina del citoesqueleto al cual se unen las vesículas cuando el terminal está en
reposo
14. Vesículas ubicadas en el sitio activo
15. Sinaptobrevina
16. Sinaptotagmina
17. Sintaxina
18. Complejo SNARES
19. Activación de sinaptotagmina por calcio
20. Complejo calcio-sinaptotagmina cataliza la fusión de la membrana vesicular con la del terminal

El neurotransmisor (NT) es la señal química que libera una neurona para comunicarse con otras células.
Como él se encuentra almacenado, en altas concentraciones, en vesículas sinápticas, el proceso de su
liberación involucra la activa participación de estos organelos. La liberación del NT ocurre desde el axón
neuronal y sólo en neuronas dopaminérgicas, ubicadas en la substancia nigra, se descrito liberación del
NT desde la dendritas y en células sensoriales de algunos órganos receptores (conos de la retina), que no
presentan axón, se describe también liberación de NT desde una región denominada sináptica.

Hay dos lugares en el axón desde los cuales se puede liberar el NT: desde la varicosidades o desde el
terminal nervioso. Las varicosidades son ensanchamientos esféricos que se observan en los axones de
algunas neuronas. Tanto en los terminales nerviosos como en las varicosidades se encuentran vesículas
con alto contenido de NT. Desde esas ubicaciones el NT se libera constantemente en bajas cantidades
(liberación basal) que no representan una señal de comunicación. Cuando el potencial de acción invade el
terminal nervioso (o la varicosidad) se induce un aumento notable de la liberación del NT, transformándose
así en una señal de información. Tradicionalmente se acepta, entonces, que es el potencial de acción el
que inicia la liberación de un NT. El proceso por el cual sale el NT contenido en las vesículas es la
exocitosis. La membrana de la vesícula queda incorporada en la membrana del terminal, pero es
selectivamente recuperada e incorporada en un proceso de regeneración de nuevas vesículas (Ciclo exo-
endocitósico) que permite el reuso de las vesículas en la función sináptica.

Las vesículas que liberan el NT tienen que estar ubicadas en el llamado sitio activo del terminal en lugares
muy cercanos al punto de liberación (en las sinapsis rápidas) o en lugares más alejados como ocurre en
las sinapsis lentas en las cuales el NT es algún péptido o alguna amina biogénica.

El potencial de acción al invadir el terminal activa canales de calcio dependientes de voltaje los cuales se
abren produciéndose una entrada de calcio al terminal con el consiguiente incremento de su concentración
en el terminal, en alrrededor de 10 nM, lo cual es suficiente para que actue como un señal. El blanco sobre
el cual actúa esta señal no sólo se encuentra muy cercano al sitio de entrada sino que, además, reacciona
muy rápidamente con este calcio. El efecto de este catión es provocar una rápida fusión de la membrana
de la vesícula con la del terminal, sin embargo, aunque el mecanismo involucrado aun no está aclarado los
eventos bioquímicos que ocurren durante este proceso han demostrado la participación de importantes
proteinas de las membranas de la vesícula y del terminal nervioso.

Cuando el terminal está en reposo, hay tres proteinas presentes en la membrana vesicular que han
demostrado tener importancia funcional. La sinaptofisina, la sinaptobrevina, que estan unidas formando un
complejo, y la sinapsina I, no fosforilada, a través de la cual la vesícula esta unida a filamentos de actina
del citoesqueleto.

Cuando aumenta la concentración de calcio en el terminal, se une a otra proteina la calmodulina,


activándola para que induzca la estimulación de una enzima, la proteina quinasa II dependiente de
calmodulina. Esta enzima activada provoca la fosforilación (usando ATP) de la sinapsina I, lo cual provoca
su separación de la actina y de la vesícula, la cual queda entonces liberada.

Pero el calcio también provoca la separación del complejo sinaptofisina-sinaptobrevina de modo que la
sinaptobrevina de la pared vesicular se comporta como un complejo molecular (V-SNARE) que tiene
afinidad por otro complejo análogo (T-SNARE, formado por SNAP-25 y sintaxina) pero ubicado en la
membrana del terminal. La unión entre ambos complejos permite que la vesícula se ubique y se fije en un
punto de la membrana del terminal.

Otra proteina calcio-dependiente ubicada en la pared vesicular, la sinaptotagmina, provoca la fusión de


ambas membranas. Luego se formará un poro y sobrevendrá la exocitosis quedando la membrana de la
vesícula incorporada en la del terminal.

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