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Por consiguiente, en los hombres la voluntad puede llegar a cobrar plena conciencia de
sí misma, alcanzando un conocimiento claro y exhausto de su propia esencia, tal como
se refleja en el mundo. La presencia real de este conocimiento se plasma en el arte y se
llama genio”.
3. “Los actos de un individuo no son sino la continua repetición de la exteriorización de
su carácter inteligible, desprendiéndose inductivamente su carácter sensible de la suma
de todos los actos”.
4. “El hecho de que yo sea el secreto director teatral de mis sueños representa una
segura prueba de que mi voluntad mora más allá de mi consciencia”.
5. “El comportamiento del ser humano se reduce a una ecuación entre una motivación
dada y un determinado carácter”.
6. “El conocimiento se limita únicamente a darnos noticia de lo que ya somos de una
vez para siempre”.
7. “Todo hombre posee originalmente su voluntad y su carácter, constituyendo el
“querer” la base de su naturaleza; el conocimiento llega después y sirve tan sólo para
mostrarle aquello que ya es; de ahí que no puede decidir ser de tal o cual manera”.
8. “No se puede modificar el fin que persigue la voluntad, sino sólo el camino que toma
para llegar a él”.
9. “La ética puede contribuir a forjar la virtud en tan escasa medida como la estética es
capaz de producir obras de arte”.
10. “El arrepentimiento emana siempre de una rectificación del conocimiento, no de un
cambio de la voluntad, el cual es imposible”.
11. “Embargado por el afecto el hombre hace aquello que no sería capaz de
proponerse”.
12. “No son las cosas lo que inquieta a los hombres, sino las opiniones relativas a las
mismas. Son más las cosas que nos atemorizan que aquellas que realmente nos
atormentan y muy a menudo nuestras representaciones nos hacen padecer más que la
realidad misma”.
13. “Cuando el hombre abandona el conocimiento de las cosas individuales en cuanto a
tales, en aras del conocimiento global sometido al principio de razón y, valiéndose de
las ideas, descubre la posible aparición real de la libertad de la voluntad como cosa en
sí”.
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14. “Por más que uno sea siempre el mismo, no se comprende a sí mismo en todo
momento, sino que con frecuencia se desconoce hasta adquirir un cierto grado de
verdadero conocimiento sobre sí mismo”.
15. “Nuestro itinerario físico sobre la tierra es una línea, y no un plano, en el sendero de
la vida, cuando queremos asir y asumir una cosa, hemos de renunciar a innumerables
otras que van apareciendo a ambos lados del camino”.
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ciega, no «ve» lo que hace, no es inteligencia de sí sino obrar sin inteligencia;
no tiene amor ni odio para lo que crea, es indiferente para con su obra, sólo
quiere ser lo que ya era, repetirse. Esta voluntad se halla fragmentada en
individualidades en las que se contrapone y lucha la voluntad única y en las
que se va objetivando, de forma gradualmente creciente, el querer vivir. La
forma más alta de objetivación del querer vivir es el hombre; la conciencia
humana es la reflexión del querer vivir sobre sí mismo, la visión que de sí
mismo tiene el querer vivir, la representación de la voluntad. En la conciencia
humana se produce la manifestación de la voluntad en una representación que
se escinde en un objeto en permanente devenir y un sujeto estable y
permanente inobjetivable. Aun cuando en su origen la conciencia humana sea
tan sólo la visión de la voluntad y aunque el yo individual no sea más que una
manifestación de ella es también para el hombre la ocasión de sustraerse al
horror; la conciencia, que de modo inmediato es visión del horror, se protege de
ese mismo horror por medio de la contemplación pura, en la que el sujeto se
separa y diferencia de su yo individual y, convertido en conciencia de su propio
ser se abisma en el goce de la visión que tiene por objeto no ya el horror
inmitigado de la voluntad, sino la representación del mismo para el
conocimiento.
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voluntad de vivir por medio de una ascética rigurosa hasta llegar a un
anonadamiento próximo a la experiencia del nirvana.