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La decisión de implantar este programa fue impuesta por los altos mandos del régimen
nazi, haciendo que los psiquiatras1 ejecutaran registros y valoraciones de los pacientes que
atendían. Más aún, se aprobó la creación de un sistema de registros con el fin de obtener
datos sobre herencia y biología de todos los pacientes, tanto de hospitales mentales como
de las diferentes instituciones para así reconocer y saber el origen de sus antepasados.
Cabe resaltar además, que para calcular el número de pacientes que debían ser
exterminados se estableció que “por cada 1000 personas, 10 necesitaban tratamiento
psiquiátrico, de esos, 5 accedían a un hospital psiquiátrico y 1 de ellos sería un enfermo que
no tendría cura” (García, 2009:108). Con el fin de “atender” a las personas, se habilitaron
instituciones psiquiátricas que poseían cámaras de gas y crematorios, unidades de pediatría
donde se ejecutaba el dicho programa, a manos de médicos y enfermeras voluntarios.
Por otro lado, surge una fuerte crítica frente a la indolencia del régimen nazi en el
programa Aktion T4: la eutanasia. El régimen nazi transformó a las personas en cuerpos sin
vida, negándoles su identidad y vulnerándoles el derecho a la vida. Es inexplicable que
dentro del programa existan siete denominadores comunes para efectuar la eutanasia
1 La mayoría de los psiquiatras no tenían conocimiento real del objetivo de esos registros, incluso
pensaron que intentaban reclutar para la guerra a los enfermos que más capacitados estuviesen.
Burleigh, M., Ethics and Extermination: Reflections on Nazi genocide, Cambridge, Cambridge University
Press, 1997, p. 114.
2 Es decir, un 20% de los pacientes debían ser eliminados. Sin embargo, las cifras reales demuestran
que alrededor del 50% de los enfermos ingresados fueron víctimas del programa. García Marcos, J. A.,
La “eutanasia” en la Alemania nazi y su debate en la actualidad, Valencia, Ed. UNED, 2009, p. 108.
involuntaria como lo nombra Peter. R. Breggin (1993), denominadores que violan los
derechos humanos y pasan por encima de la dignidad que todo ser humano posee. Entre los
denominadores están el tratamiento involuntario que viola la autonomía, hospitales
mentales estatales donde se efectúa el programa, un diagnóstico estandarizado que permite
establecer categorías de lo “normal” y lo “mentalmente enfermo” con el objetivo de
facilitar la selección, las enfermedades psiquiátricas y los comportamientos anormales
justificaban la eugenesia, agresión del cuerpo humano mediante experimentos que infringen
el dolor, control del estado sobre la reproducción humana imponiendo mecanismos de
castración y esterilización, finalmente, el asesinato en masa ya fuera de adultos
psiquiátricos, judíos, criminales, prostitutas, ladrones, alcohólicos y hasta los niños entraron
en el programa.
Otro mecanismo de crueldad para exponer su manera de ver el mundo fue la propaganda
nazi con el fin de conseguir el cambio de actitud y pensamiento de la población aceptando
la “muerte por compasión “perteneciendo a la buena ética y a lo correctamente practicado.
Por medio de panfletos, posters y películas mostraban la dura realidad que vivían los
habitantes judíos, simbolizaban a los enfermos mentales como animales discapacitados
carentes de personalidad, utilizaban lenguaje ofensivo, metafórico y sarcástico. Nunca se
mencionaban palabras como personas o su dignidad debido a que esos términos no hacían
parte de los enfermos, simplemente querían estandarizar el pensamiento acerca de los
enfermos mentales como el estorbo para la sociedad y de esta forma, se tendría que hacer la
limpieza para subir el status de la población.
Breggin, P.R., “Psychiatry’s role in the holocaust” in International journal of risk and safety
in medicine,1993.