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E D I T O R I A L G U S T A V O G I L I , S.A.

B A R C E L O N A - 15 Rosellón, 8 7 - 8 9
MADRID4 Alcantara, 21.
VIGO Marqués de Valladares. 47, 1:
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SANTIAGO DE CHILE Santa Beatriz. 120
SAO PAULO Rua 24 de Maio. 35.
LA
COORDINACI~N
MODULAR

Caporioni, Garlatti, Tenca-Montini


Instituto Universitario
de Arquitectura de Venecia

EDITORIAL GUSTAVO GILI, S. A. - BARCELONA


Título de la obra en italiano
La Coordinarione Modulare

Tducci6n de Tomás M g u e z Coll, Arqto.

8 Marsiüo, editori, s.pa., Padova


@ En Imgua española Editorial Gustavo Gi,S. A., 1911
Roseü6n, 87-89. Barcelona
Printed in Spah
Dep6sito Legai: B. 9.940.1911

- -
Talleres Gráiicos F w l v Col1 Pje. Solsona. s/n. B W m - 14
1 Presentaci6n
S Prefacio
7 Introducci6n
Capitulo primero: La normalizaci6n

17 Tipos fundamentales de nomas


18 Normas uni6c.ah.s
m NOW simpmaiv~s

Capitulo segundo: La coordinaci6n modular de las dimen-


siones
25 Breve historia de la coordinaci6n modular
27 Necesidad de una c o o r d i i 6 n de las dimensiones
33 La coordinaci6n modular de las dimensiones
41 Las series numtncas
41 Rimeras tentativas para detuminar una &e adaptada a la
producción industrial
42 La reducción del número de magnitudes
44 Criterios utiüzables en la selección de los números
46 Carrelación: criterios uiiiizados para relacionar las magni-
tudes
52 Ejemplos de ia búsqueda de series num6ricas
52 El .modulor~de Le ~orbkier
54 La serie de números de Renard
55 La d&6n de números mrmaüzados propuesta por Ale
mania cm motivo del proyecto A.E.P. 174
56 La seiección de números nnormalizados propuesta por Grecia
R La decci6n de númems ~~o~maiiizados propuesta por Italia
58 La selección de números normalizados propuesta por In-
glaterra y aceptada por los once países participantes en
el proyecto A.E.P. 174
59 Examen de las tres series utilhdas para el desrrrollo de la
serie modelo bidimensional
61 La serie bidimensional
63 Defectos de la serie bidimensional
61 La serie modelo de tres dimensiones
70 Consideraciones teóricaprbcticas sobre la serie modelo
71 Proporciones y serie modelo
79 El módulo
79 Número, medida, dimensión
&O Sistema de medida
81 El móduio
88 Motivos que han determinado la elección de un módulo de
10cmo4"
92 Mádulos derivados
93 Medidas submodulares
98 Apuntes sobre la teoría de las tolerancias y los acopla-
mientos
118 Problemas relativos al modo de pmyectar los componentes
modulares
120 El sistema normalido de acoplamientos para la edifica-
ción
122 Tipo de obra
123 Procedimiento de construcción
123 Método de la investigación

Capitulo tercero: Clasificación y dimensionado de los ele-


mentos.
135 Premisas para el estudio de una producción industriaiiizada
138 Clasificación de los elementos
143 Dimensiones de los elementos existentes
146 Aplicación de las medidas modulares a los componentes
Capitulo cuarto: Gamas de tamaños
151 Estudio de las gamas de tamaños para elementos modulares
152 La eleccián de una gama de magnitudes
158 Ejemplo ingles de la utilización de la serie modelo en la
búsqueda de gamas de tamatios para los productos
158 Clasificación de los productos según las diitiensiones y el
USO

1M) Principios para la selección de una gama de' tarnaríos para


cada uno de los productos industriales
160 Teorema del par de números
165 Principio de las uescalas de magnitudes comlacionadas~
167 El sistema de gamas
169 Las familias de magnitudes
169 Utilización de la serie modelo en la búsqueda de gamas de
tamaüos para paneles
176 Ejemplo de utilización de la serie modelo (búsqueda del
Ehrenkrantz de las gamas de tamafios para ventanas)

Capitulo quinto: Problemas relativos al proyecto modular


187 Sistemas de referencia
189 Trazados de referencia: constmcción y características
193 Sistema modular de referencia
193 Fines y medidas de las retinilas modulares en los diversos
tipos y fases del proyecto.
195 Simbologla adoptada en el proyecto modular
197 Los tres tipos de representación M i c a que requiere el p m
yecto modular
198 Representaciones gráficas de los componentes
202 Representaciones gráficas para el acoplamiento de detalle
215 1. Sugerencias para resolver los problemas del acoplamiea
to de detalle: muros
223 2. Pilares
225 3. Suelos
228 4. Escaleras
228 5. instalaciones
231 Representaciones gráficas para el acoplamiento de proyecto
235 Combinaciones lineales de medidas modulares
246 Un ejemplo de norma simplificadora
Presentación
La dirección de los estudios, en el Instituto Universitario
de Arquitectura de Venecia, se ha encaminado siempre a
vincular la escuela con los problemas reales que pertenecen
al mundo y la cultura modernos. Mientras algunos cursos
desarrollan estudios históricos, urbanísticos, de planifica-
ción a largo plazo, en una línea siempre extremadamente
actual y a menudo precursora, el curso de Arquitectura de
Interiores, sobrepasando la definición limitadora del propio
campo de acción, ha extendido su interés a búsquedas más
amplias y completas. En tales búsquedas se ha elaborado el
propio mhtodo de la disciplina de Arquitectura de Interiores,
consistente en analizar los problemas en su origen más in-
temo y profundo, investigando como podrían plantearse
de un modo nuevo y sin prejuicios a fin de innovar o rein-
ventar las £unciones y formas de los nuevos organismos
que la sociedad moderna exige. El curso, desde 1957, ha
seguido las siguientes fases.
En un primer momento se ha considerado la edificación
subvencionada como uno de los temas mas importantes, y
durante algunos años ha sido el objeto de los cursos. El an6-
lisis de lo que se había hecho y se estaba haciendo entonces
en Italia, y la misma experiencia en el proyectar de los alum-
nos del curso, ha puesto en claro la inadecuación de los m&
todos artesanales de const~cciónen las intervenciones por
Parte de los entes subvencionales, y de manera especial en
aquellas de grandes dimensiones, tales como los .barrios
autosuficientes».
Se ha aclarado tambikn la tendencia involutiva de la
arquitectura italiana en aquel momento, que utilizaba las
tecnologias artesanales para eclécticas investigaciones for-
-les y que, en el planteo de los tipos residenciales, buscaba
reproducir condiciones de vida campesina inconcebibles en
la vida de la ciudad moderna.
En este fenómeno se amparaba la tendencia al .revival.
promovida por algunos arquitectos, que proponía de nuevo,
apoyándose también en la exasperante tecnología artesanal,
formas y contenidos propios de un ambiente burgués, ina-
decuado a la realidad de hoy.
A esta situación, quc se presentaba exteriormente a la
escuela, se ha querido contraponer una nueva dirección del
curso, reconociendo en la industria uno de los fenómenos
más importantes del mundo moderno, y uno de los factores
más resolutivos en la transformación de la sociedad. Bajo
esta dirección se inició, en el año académico 1959-1960, el
estudio, que continúa todavía, de los problemas de la indus-
trialización de la edificación.
Tales estudios, tras una primera investigación sobre la
producción existente de elementos de serie para la ediíica-
ción, han afectado sucesivamente a problemas estnicturales
como los de la constmcciún en acero, con la colaboración de
la UISAA (Ufficio Italiano Sviluppo Applicazioni Acciaio),
problemas de método. como los del proyecto integral o el
de la industrialización de la obra; problemas de tipologia de
edificios, de aquéllos en donde la repetición de elementos
hace necesaria o conveniente la aplicación de sistemas indus-
trializados; problemas de interés histórico, como la histo-
ria de la construcción en acero; problemas teóricos, como
el de la coordinación modular, objeto del presente estudio.
Una primera redacción de este estudio se llevó a cabo du-
rante el curso del ano académico 1959-1960, por los alumnos
Capononi, Garlatti, Tenca Montini, bajo el control del asis-
tente Valeriano Pastor.
Durante ese tiempo se creó el Instituto de Tecnología,
próximo al Instituto Universitario de Arquitectura de Vene
cia, que decidió proseguir los estudios ya desarrollados por
los cursos, para algunas publicaciones de carácter t6cnico.
El estudio sobre la coordinación modular ha sido reela-
borado por los mismos autores, ya laureados, bajo la direc-
ción del profesor ingeniero Giuseppe Ciribini, a quien doy
las gracias por la contribución de gran valor y competencia,
que ha querido dar a esta primera manifestación del Ins-
tituto de Tecnologia, a la cual seguirán investigaciones sobre
la prefabricación pesada y ligera, el mobiliario escolar y
otros temas que ahora se están elaborando.
El Director del Instituto de Tecnología
Prof. Arq. Franco Albini
El proceso de la actividad constructiva, una vez indus-
tdizado. verá transformarse la obra en una línea de mon-
taje, rigurosamente programada, de grupos prefabricados y,
en gran parze, montados previamente; montaje no necesaria
y únicamente en seco, porque se pueden asimilar, por ejem-
plo, a tal tipo de operaciones, tanto el vertido de cemento
en un molde, como la colocación de una capa protectora
sobre una superficie, o la aplicación de un revestimiento.
Esto significa que las acciones de transformación de los
elementos se harán en el futuro exclusivamente en la fábri-
ca, mientras en obra se desarrollarán, en su propio ámbito,
casi únicamente acciones de transporte, y de situación o fija-
cidn de las partes. Los elementos no serdn todos fabricados
necesariamente por la misma empresa, sino por empresas
distintas, todas ellas especializadas e independientes, finan-
ciera y operativamente, entre si. Tales empresas fabricarán
productos distintos, presentados en conjuntos rigurosamente
estudiados para ofrecer así, por el más bajo valor de los
mismos, gamas de posibilidad combinatoria capaces de inte-
grarlos en una multiplicidad de partidas capaces de com-
ponerse.
Estos hechos llevarán a la construcción ai mismo nivel
que los sectores productivos más adelantados, en cuanto a
medios tecnoldgicos y a fdrmulas de organizacidn, dejando
tras de sí la llamada prefabricación cerrada o total, a fondo
perdido o no: etapa intermedia y necesaria, &a, de un pro-
ceso que tiende a unificar de nuevo los poderes decisorios
y las opciones fundamentales, actualmente diseminados en
las diversas fases del proceso de la edificmllC16n.Ello se pro-
ducirá de foma inmediata como en los otros dominios de
la industriu, fonna precursora de aquella mediata (fruto
de una obra preestablecida y un largo plazo de teorización y
coordinación) que parece ser más coherentemente prdxima
al espíritu y exigencia de la construcción.
En esta segunda etapa en el camino de la industrializa-
ción constructiva, como de algún modo en parte ya en la
primera, la correlación dimensional parece ser uno de los
instrumentos'fundamentales capaces de enlazar en un conti-
nuo idea-obra, los tiempos localizados en la fabrica y los
concentrados en la obra.
Llega, pues, muy a propdsito este ensayo que, surgido
en el dmbito del Instituto Universitario de Arquitectura de
Venecia, quiere recoger por vez primera en Italia, en un
único tratamiento de carácter divulgativo, noticias histó-
ricas y formulaciones con fondo teorético actualmente dise-
minadas en revistas y publicaciones especializadas italianas
y extranjeras, no siempre fáciles de encontrar, consultar y
comprender en su totalidad, La tnisma división de la materia
en la obra indica los propósitos: la inserción de la coordi-
nnción modular en el contexto de la teoría normativa a la
cual pertenece (cap. I ) , una alusión histórica a la que sigue
una exposición sistemática de los instrumentos matemdticos
en los que se funda la doctrina modular (cap. II) y las apli-
caciones, como base para proyectar, de los productos inter-
medios o elementos de la construcción y del producto final
u organismo de la edificación (caps. III, N y V J .
El lector, más o menos experto y preparado, encontrará,
por consiguiente, en este volumen, argumentos para poner al
dia en forma sintética sus propios conocimientos respecto a
algunos aspectos fundamentales del fenómeno de la indus-
trialización de la construcción, conocimientos que podrá,
después, profundizar mediante la lectura de textos especia-
lizados.
Giuseppe Ciribini
Introducción
La tendencia de la edificación hacia nuevas concepciones
productivas, hacia formas de más avanzada industrialii-
ción, vuelve a plantear en términos más rigurosamente racio-
nales el esclarecimiento de cuáles son las relaciones entre
industria y arquitectura. En la realidad arquitectónica actual
está claramente admitida la necesidad de introducir tales re-
laciones como hecho vjvificador, a fin de intentar resolver el
actual estado de crisis que afecta a la producci6n y a cada
uno de los niveles del sector de la edificación. La industria
aparece hoy como el principal instrumento de producción; el
más coherente con nuestro tiempo. El que, sin excluir a los
otros, no obstante, puede restituir la relación orgánica al
arte de construir recomponiendo, con una acción de verdade-
ra e íntegra organización, la unidad de pensamiento y acción
que, viva y espontánea en las obras clásicas de la arquitec-
tura, se ha roto con la superposición del medio mecánico a
una larga tradición artesanal, v con la introducci6n de nue-
vas técnicas de producción y diversas concepciones económi-
c~sociales.Ello a causa de la multiplicidad de intervencio-
nes especializadas que concurren en la ejecución del ediicio.
En este sentido, la aportación que la industria puede dar
a la arquitectura es una aportación de carácter cultural, de
aclaración metodológica, capaz de resolver el grave proble-
ma de la puesta al día de las técnicas de la construcción.
Como dice Ciribini, <re1término industria, entendido como
expresión de la operatividad científica que distingue a nues-
tra época, con tal que se eleve de simpIe elemento instrw
mental a real y activo valor de culturai>.puede devolver a
la arquitectura aquel =perdidosentido de coherencia hist&
rican del que se reviste cada día. E1 principal objeto de esta
colaboración entre industria y edificación ser& el de esta-
blecer una producción altamente integrada, estudiada a
un exacto nivel de variedad, que presente el justo grado de
equilibrio en la eficiencia de los componentes funcionales,
figurativos, tecnológicos y económicos del producto.
He hablado de múltiples voluntades singularmente espe-
cializadas, que invalidan las tentativas de devolver un mayor
sentido orgánico a la actuación del proceso de la edificación.
Al ser analizado *en la sucesión cronológica de sus momen-
tos esenciales (fabricación y distribución de los productos,
estudio combinado de los mismos en sus partes y en el pro-
ducto final, desarrollo operativo de los ciclos de ejecución
en obra), este proceso aparece excesivamente discontinuo
y fragmentario, a causa de la extrema dispersión e indepen-
dencia de las diversas capacidades de decisión en él pre
sentes. y eso en clara antítesis con el justo criterio de con-
centración de las mismas, connatural a todos los fenóme-
nos industrial es^.
Además se amplía progresivamente el uso en obra de los
productos ready-made, es decir, constmidos en fábrica; este
hecho traerá como consecuencia lógica la necesidad de adop
tar también en la obra procedimientos de tipo industrial,
planificando así la acción que varios y distintos organismos
industriales llevan en el interior del ediíicio.
Por eso, el problema consiste en reunir los fragmentos
de este proceso episódico. Esto se puede hacer directamente
como ocurre en algunos sectores de la industria, o indirec-
tamente con un hecho fundamental: la integración. Esta
establecera oportunas correlaciones entre todos los hechos
e instituirá también en la obra procedimientos industriales.
Como principios realizadores de esta integración, se ofre-
cen dos criterios fundamentales: la estandardización y la
organización. rLa primera permitirá introducir en el proceso
constmctivo, mediante un oportuno mecanismo lógico y por
vía mediata, una gama de relaciones subordinadas, en acto o
en potencia. en los poderes de decisión. Tales relaciones su-
bordinadas devuelven efectivamente al proyectista (el único
a quien se ha encomendado la tarea de redactar el programa
de construcción), cada una de las capacidades de emitir d e
cisiones ciertas e imperativas de orden constructivo. A tal
fin, una metodología clara y orgánicamente concebida. capaz
de coordinar en la síntesis arquitectónica el conjunto de los
instrumentos propios de la praxis industrial, y de asumir
el contenido y la función técnica de la producción de la edi-
ficación, constituirá la mejor promesa para una acción como
la indicada. Será la primera condición de validez que se
haUe en grado de aplicarse indiferentemente a cualquier
categoría de materiales y a cualquier tipo & productos, asi
como al procedimiento de ejecución que se desee.,
*La segunda, aparte de los intereses cualitativos, ecaab
micos y sociales que supone, abrirá el camino a condici0m-s
de coherencia, claridad y rigor tecnológico que seguramente
constituyen razones de mérito para las obras de arquitectu-
ra de nuestro tiempo. De ahi que consiga que, en la base
de una renovación a fondo de los sistemas de organización
del proceso de ejecución en obra, haya principalmente una
serie de actos, proyectada para el desarro110 y la concreción
de fa creación arquitectónica. Actos que traducen inmediata
y naturalmente esta última en una armónica y ordenada
concurrencia de procedimientos de fabricación correspon-
dientes a los diversos elementos de la construcción, vistos
todos ellos como producción en serie.,
La acción de normalización aparece entonces como un
hecho integrador que hace posible la industria1'ización, sien-
do su unidad garantía de integración de los estándares y de
su reducción a la variedad límite; de hecho. *el requisito de
la integración ofrece precisamente a los estándares, relacio-
nados ya entre sí por el principio jerárquico de subordina-
ción lógica. la potencial actitud de insertarse (sean normas
o modelos) en una futura trama combinatoria. Ello propia-
mente, a causa de aquel tejido de relaciones coordinadoras
que aquélla establece y que hacía afirmar a Le Corbusier:
"...Es necesario tender a la definición de los estándares para
afrontar el problema de la perfecciónnn. De aquí la necesi-
dad de definir las normas que garanticen la actuación del
sistema industrial. Por estándar o norma se entiende, pues,
el conjunto de reglas que definen una serie de elementos
producidos con un sistema industrial.
Se deberá tener presente que, en el concepto de estándar
se incluye, sea el de aplicación de un determinado proceso
productivo, entendido como hecho operativo, o bien el de
normalización del proceso total, es decir, de la organización.
Elemento estandardido o normalizado será por tanto un
elemento perteneciente a una serie de elementos producidos
can un sistema industrial. Entonces la estandardizaci6n o
normalización deberá entenderse como la aplicación de nor-
mas a un ciclo productivo y a la totalidad de un sector in-
dustrial. Traduciéndose estas normas unas veces en la es-
tabilidad del producto, y otras en la del procedimiento de
produwión. Esto implica la definición de un conveniente
sustrato doctrinal a las acciones de estandardiición. T m
bién significará. en consecuencia, que tales acciones, lejos
de consistir, al menos en lo que concierne a la construcción,
en una sucesión episódica y fragmentaria de normas aisla-
das, en el futuro deberán formar un conjunto de actos ri-
gurosamente integrados, aunque diferenciados. O sea intima-
mente relacionados entre sí; relación que será asegurada
tanto por la premisa doctrinal como por algunos mecanis-
mos apropiados, entre los cuales se halla fundamentalmente
la coordinación dimensional de las partes acopkbles ( k r -
dinación modular). Es decir, definiremos coordinación mo-
dular como un medio sistemático muy eficaz para alcanzar
la integración dimensional de los estándares. Este mecanis-
mo que debed, en gran parte. conferir facultades combina-
torias a los elementos de la edificación cuya magnitud di-
mensional esté definida respecto a sus leyes. es el motivo de
este estudio. La idea de coordinación dimensional incluye
en si misma la de selección (como reducción de la variedad
hasta la eficiencia máxima; esta reducción se aplica al mo-
mento productivo) y la de correlación (entendida como posi-
bilidad de efectuar una elección cuantitativa de valores, de
modo que se establezcan entre ellos relaciones que faciliten
el modo de combinarse; elección que intervendrá en el mo-
mento compositivo). La idea de coordinación dimensional
reclama, a d e d , la necesidad de reguiar estas cornbiiic-
nes (intercambiabiiidad) con un preciso cuerpo de nomas:
la teoría de los acoplamientos y de las tolerancias. El aparato
instnmental que gobierna la actuación de tal coordinaci6n
se artiada ordinariamente así:

- sistema de referencia que permite la individualimci6n


unívoca de los elementos constnictivos en el conjunto del
edificio.
- sistema de medida que sirve para atribuir a numeros
puros, coeficientes dimensionales.
- sistema de números preferentes que representan la ac-
ción de seleccionar (dimensional-distributiva) efectuada
por el proyectista.
- teoría de las tolerancias y acoplamientos, que permite
evaluar los límites intrínsecos a las realizaciones dimen-
sionales de los elementos (estática dcl dimensionamiento)
y las exigencias de ensamblaje de los mismos (dinámica
del dimensionamiento).

Si embargo, la particularidad de este trabajo no debe


desviar al lector de una risihn general del problema, en
cuanto ala plena inserción dc la técnica industrial en el p r o
ceso creador de la arquitectura, no implica sólo una puesta
al día de los criterios de organización y de los medios téc-
nicos, en vista a una más rápida producción del edificio,
más económica y más técnicamente huicional. Implica la
plena clarscación de los motivos y de las finalidades socia-
les, sea de la actividad de la edificación, o bien de la activi-
dad productiva de la industria.. Es decir, que en la construc-
ción eso se cumple cuando ....los problemas de proyecto,
productivos y económicos, se dirigen hacia la formación,
como en los grandes períodos del pasado, de una unidad in-
divisible en la fusión de las actividades artistico-técnicas, tec-
nológicas y mercantiles* (Gropius).
La normalización
Las más recientes investigaciones' han demostrado que
la estandardización, aplicada a los productos y medios de
trabajo. contribuye a una mayor productividad en el aparato
industrial. Las conclusiones emitidas valen también para la
industria de la edificación. en la que la aplicación de un
.sistema industriai~,empleado en su desarrollo m k evoiu-
cionado, representa la única solución sistemática y w h e
rente que puede resolver los actuales problemas de este
sector.
Las ventajas de semejante método de trabajo pueden
ser, con todo, restos inútiles de soluciones e interpretacio-
nes equivocadas del problema de la edificaci6n.
El error más común consiste en no hacer una precisa
distinción entre estandardización del producto final y estan-
dardbción de los elementos que lo componen; se tiende,
ademis, a asociar el concepto de estandardización y de es-
tbdar, w n el de producción en serie, considerada wmo pm
ducción w n carácter de repetici6n de un determinado ele-
mento.
Doy por descontado que nadie piensa constnllr indus-
trialmente casas por entero iguales; la industrialización to-
mada en este sentido, como todavía frecuentemente se en-
tiende,' no s610 no interesa, sino que debe ser rechazada
wmo mktodol
La objeción de que la estandardización limitar la
posibilidad de expresión individual, se desvanece si se pien-
sa que, en realidad, la .libertad para proyectar* aumenta
cuando sus medios de expresión están relacionados entre sl,
o bien cuando su relación con las necesidades a satisfacer
es clara y su reacción siempre es conocida y controlada.
No nos ocupamos por casualidad de la *libertad para
proyectar*; de hecho, el proceso de la edificación, entendido
como producción de un edificio, debe satisfacer necesida-
des cuyo carácter varía con mayor frecuencia, en dependen-
cia con las condiciones. de lo que varia, por ejemplo. en la
industria automovilística; la parte mecánica del automóvil
tiene un papel comparativamente más importante que la
parte mecánica de una casa, y las necesidades que al auto-
móvil debe satisfacer son de carácter más general, pudiendo
ser fácilmente consideradas y resueltas en abstracto. La eíi-
cacia de una casa, a veces, viene medida en términos de
adaptabilidad a las necesidades humanas y, cuanto mayor
es la relación entre los elementos que la componen, tanto
más satisfactorio será el resultado.
Está claro, entonces, que la restricción generada por la
elección y decisión, sean cualcs hieren, se halla contenida
entre los limites compatibles de una indispensable necesi-
dad económica, entendida en su acepción más completa.
Cuando se intenta aplicar el concepto de proyectar me-
diante partes estandardidas para definir objetos de la edi-
ficación en general, se encuentran prejuicios debidos a una
inexacta evaluación de estos principios; frecuentemente se
confunde la estandardización con la igualación mezquina e
impersonal, w n una limitación en el proyectar, mientras se
ha demostrado que los criterios de libertad expresiva y de
facultad de elección no se han anulado al aplicarse a otras
producciones estandardizadas (televisores, frigoriticos, mo-
biliario. etc.); no se comprende, entonces, por q d tales wn-
ceptos deben perderse cuando se utilizan para proyectar edi-
ficios.
Parece claro que la idea de estándar o norma, en el sen-
tido apIicado hasta aquí, no puede entenderse más que bajo
el aspecto de 'aportación de un pensamiento inquieto a la
consecución de grados cada vez más altos de planificación
ejecutivar. Además, es evidente que tal idea se aplica sobre
todo a las actividades realizadoras y que, en la actualidad,
no se puede hablar más que de hinción tecnológico-indus-
trial de la estandardización.
En el pasado, el concepto de norma se ha identificado
siempre con el dócil instrumento de un método, un instru-
mento forjado por la experiencia colectiva previamente con-
solidada en un sistema aventajado respecto a la realidad;
ahora la máquina, elemento indispensable en el trabajo in-
dustrial, exige reglas y referencias mucho m8s seguras, más
rigurosas, más determinantes que las de la simple costum-
bre. Es preciso, por tanto, un método basado en la certeza
cientíñca.
En la génesis lógica de la norma debe notarse, además,
que las prescripciones tecnológicas forman parte de un com-
plejo sistema y que es, por consiguiente, necesario que cual-
quier elección o decisión tomada por si misma, pueda ins-
cribirse en el propio contexto para poder considerarse vá-
lida. Esta añrmación, verdadera para todos los tipos de
estándar, se hace necesaria y característica en el dmbito
de la producción industrial destinada a la edificación.
La construcción. sobre la que se concentran diversas ac-
tividades productivas, cxige. para una estabilidad racional de
todos los elementos que a ella se refieren, la integración
de todas las normas, elaboradas individual y defimtivamen-
te; exige, por consiguiente, la posibiiidad de su inserción,
con verdadera exactitud, en síntesis compositivas sucesivas
y diferentes.
La coordinación modular, en cuanto sistema integrado.
compuesto de leyes o principios generales, precisa para su
aplicación práctica una adloga jerarquía de normas, que
van de lo universal a lo particular; por lo tanto, deberán de-
finirse los diversos tipos de normas en juego y la relativa
esfera de aplicación.
Una ulterior e importante puntualización sobre la natu-
raleza y el papel de la reglamentación, aplicada a los proble-
mas especíñcos de la constnicción, afecta a los conceptos
de unificacidn y siinplificación, que debcn considerarse como
dimanantes uno del otro en función del valor universal o
particular del sujeto de las nornias, a quien se atribuye el
contenido de las mismas como una especie de predicado.
A este origen común de las normas corresponde evidente-
mente una semejanza de métodos y procedimientos que cu-
bren su carácter universal (unificación) o particular (sim-
plificación).
Habrd, pues, un único método, el cientifico, que se apli-
cará como sintesis en el caso de las normas unificadoras y
como anilisis en el caso de las no- simp~cadorss~
De esta distinción deriva el hecho de que el proceso de si-
tuación, enun&6n y promui@ón & las normas deberá
ser el mismo, mientras que serán diferentes, si bien conver-
gentes hacia un único ente, los órganos de propuesta y es-
tudio?
Las nonnas de d c a c i ó n , de carácter universal, debe-
d n estudiarse y proceder de órganos okialmente reconoci-
dos. siendo fmto de estudios colectivos e investigaciones
adecuadas. Las normas de simpiiñcación d e b e h . ademh,
promoverse .desde abajo., es decir, deberán discutirse por
interés de los grupos caiiíicados de consumidores y usua-
rios, de productores y distribuidores; estos hitirnos, a su
vez, serán oportunamente informados de sus propios órga-
nos de investigación. La consulta témica y la supervisión del
Instituto de Normalización, asegurará no sólo las conexiones
indispensables y las correlaciones necesarias entre los esián-
dares, sino también la elaboración de nonnas d e s cu.
yas ventajas no sean inmediatas o evaluables a priori.
Recordando el concepto de estándar, corlfebido como
amedio de acción operante para conjuntos de conocimientos
sistematizados., se puede precisar que tales conochiem
tos se refieren aquí a fenbrnenos técnicos, tomados en SU
estado actual o futuro, y, por consiguiente, la normalización
se aplica principalmente a 6 n de lograr la estabilidad del
producto y del procedimiento de producción.
La tarea de un organismo de normalización será ésta:
a) Distinguir las normas de milicación de las de sim-
pliíicación y diferenciar entre las segundas aquellas disposi.
torias (ordenación selectiva normaiizada de caracteres co
munes) de aquellas mostrativas (caracterización de modelos
normalizados o tipos), con relación a la pluralidad o singuia-
ridad de los entes a quienes se extiende la noci6n que ex-
presa el sujeto.
b ) Formular convenientemente las normas, expresando
la materia segiin las condiciones adecuadas.
La normalización puede dividirse así, en especies y fa-
milias:
-UNIFICATIVA
normalización cu-
ya materia es el
NORMALIWCI~N predicado de suje- -DISPOSITOR~
(eotandardiza- tos tomados en to- nOmaiización cuya
ci6n) da su extensión. materia es el predi-
cado de más entes, a
-SIMPLIFICATNA - 1<>~ que se extiende
normaiización cu- la noción que expre-
ya materia es el sa el sujeto.
predicado de suje-
tos tomados con -MOSTBAmA
una parte de normalización cuya
su extensión. materia es el predi-
cado & uno & los
entes entre los cua-
les se extiende la no-
ción que expresa el
sujeto.

Esta clasificación puramente teórica' de las normas in-


dustriales puede comprenderse mejor por el hecho de aprs
ximarse con su aplicación a la teoría moduiar.

Tipos fundamentales de normas


Clasificación de las normas industriales
1. Unificación
2. Simplificación 2.1 Reglamentación
2 2 Tipificación

Clasificacidn de las normas modulares


1. Unificación 1.1 Glosario
1.2 Tamaño del módulo fundamental
y gama de las dimensiones modu-
lares, aplicables a los elementos de
la construcción.
1.3 Principios implícitos a la elección
de dimensiones.
1.4 Principios del sistema de toleran-
cias, aplicables a la constmcción.
1.5 Método de ejecución de los dise-
ños.
2. Simplificación 2.1 Reglamentación
2.1.1 Reglas práctkas a seguir m
la elección de las dimensio-
nes de los elementos.
2.12 Reglas a seguir en la aplica-
ción del sistema de toleran-
cias.
2.2 Tipificación
2.2.1 Elementos modulares par-
tiahes.
En las páginas siguientes se examina por separado como
se desarrolla la situación, enunciación y promulgación de
los distintos tipos de normas.
Normas uriificativas '
El estudio de la norma (o estándar) se inicia con la ex-
posición de su sujeto (o titulo) y con la comprobación de
que la extensión del sujeto (o número de entes a los que se
atribuye) corresponde a la especie a la que pertenece la ma-
teria normativa considerada.'
Esto tiene mucha importancia si se consideran las con-
secuencias fundamentalmente distintas en que se incurre.
por ejemplo, clasificando una norma tecnológica con tras-
fondo de proyecto o adesign standard*,entre las normas uni-
ficativas o entre las simplüicaciones de tipificación: en el
primer caso, erróneo, universalizando un .tipo. en un lugar
impropio se paraliza o cristaliza toda una producción, mien-
tras en el segundo, asignando a uno o más organismos pro-
ductivos la norma como modelo racionalmente determinado,
se consigue una útil estabilidad del producto sin prejuicio
dc su progresivo perfeccionamiento.
Expuesto el sujeto convenientemente, se elabora después
la norma examinando la propia materia del sujeto; expre-
sando, por consiguiente. explícitamente, de un modo siste
d t i w y correcto, el conjunto de los caracteres y aspectos
esenciales y óptimos, propios a todos los entes pertenecien-
tes a aquel determinado sujeto.
El procedimiento de preparación y de promulgaci6n de
las normas unificativas adoptado por el UN1 es el siguiente:

Fases de trabaio 1 Organos


Campilaci6n del proyecto y Comisión técnica sad hoc*
de la relación adaratona.
Examen del esquema de uni- Comisión central tecnica
ficaci6n desde el punto de
vista de la coordinación de
los diversos trabajos; apro-
bación del mismo por la en-
cuesta pública en forma de
.pmyecto o bien de tabla pro-
visional para aplicación ex-
perimental.
Consultas a todos los intere- Encuesta pública
sados y entendidos en la ma-
teria.
Evaluación de las observa- Comisión técnica =ad hocm
ciones dimanantes de la en- (mediante consulta)
cuesta pública; formulaci6n
de las conclusiones a adop-
tar.
Examen de las conclusiones Comisión central tkcnica
propuestas.
Ralificación definitiva de las Consejo directivo
tablas.
Publicación y d i i i 6 n de las tablas

El estándar correcto deberá presentar las siguientes con-


diciones fundamentales:
19
1.' Expresarse en tbrminos claros (o sea sulicientes para
poder distinguir cada cosa considerada, de otra), distintos
y completos (que contenga todos los caracteres distintivos
de la cosa), univocos (es decir, aplicándose a todos los entes
con el mismo significado);
2.' Aplicarse a todos los entes a los que se atribuye el
término del sujeto;
3.' Exponer la materia de un modo conciso y, a ser p e
sible, sin términos negativos.
Los conceptos expresados se aplican a todas las especies
de normas?

Nomas simplificativas
El concepto de simplificación nace en Estados Unidos
durante la primera guerra mundial, con la exigencia de ra-
cionalizar las determinaciones relativas a la variedad de la
producción, sea en relación a la necesidad de e s t r u c W 6 n
del producto. o bien respecto a particularidades del proceso
operativo y de la distribución.
Simplificar, según las más recientes interpretaciones,
equivale a reducir los caracteres propios de entes pertene-
cientes a determinados sujetos, a su óptima condición y
variedad.
La compleja adopción de la simplificación puede dividir-
se en dos tiempos:
1: Extracción de los caracteres comunes a una plurali-
dad de entes asignables a un mismo sujeto y, ordenación
normalizada de la variedad óptima de los mismos caracteres
respecto a eventuales estándares afectados de valores uni-
versales o unificaiivos, es decir, de disposiciones;
2.O Indicaciones y definiciones, en forma de amodelos
normaliidos~,de la variedad óptima actual de los carac-
teres (de invención, técnicos, de organización) peculiares de
cada uno de los entes, tomados individualmente, es decir,
una acción de tipificación.
Adoptando tales acciones para los objetos de la produc-
ción o productos (bienes útiles, bienes de consumo, materias
primas), se ve claramente que esta actividad normativa obra
de un modo directo sobre los caracteres individuales del
para volver después indirectamente sobre el pro-
pio ciclo operativo (reducción de la maquinaria, mejora de
la producción) y sobre el proceso de distribución (disminu-
ción de los costes de los desplazamientos y 'de los de venta).
Las nomas de reglamentación representan el aspecto
más común de la simplificación, y afectan a un sector com-
pleto de aplicaciones. Para su elaboración se procede según
el método inductivo. mediante aniílisis dirigido a grupos de
fenómenos análogos, a fin de extraer reglas de valores ge-
nerales, destinadas a seguir estos fenómenos en algunos de
sus caracteres comunes: la acción simpiiicadora consiste
en la elección racional y en una precisa ordenación de tales
caracteres.
Las nonnas de tipificación (modelos o tipos) constituyen
el estándar en el sentido atribuido por nosotros corriente-
mente a tal término, es decir, como imagen normativa de
productos industriales fabricados en serie; tales normas tie-
nen como objetivo principal la definición de un modelo nor-
malizado, estudiado en la totalidad de sus diferentes aspec-
tos, que pueden repetirse una cantidad ilimitada de veces
para la distribución en gran escala; todo esto hace necesa-
ria una profundición del tema central de las relaciones
entre el proyectista y el proceso productivo y distributivo,
así como de un perfeccionamiento progresivo de los medios
técnicos para el estudio anterior al proyecto de los objetos
elaborados industrialmente!'
Resumiendo diremos que la clasificación expuesta se uti-
lizaba ya implícitamente en la práctica por la mayor parte
de los institutos de nonnahción. Para aclarar el significa-
do práctico de tales normas, omitiendo el concepto de nor-
mas de simplificación (concepto que tiene fundamentalmente
la función de faditar la clasificación teórica), se cmpnie-
ba que los estudios de normalización desarrollados por or-
@&.m05 competentes, implican usualmente tres fases: uni-
ficación, reglamentación y tipificación.
Veremos en seguida como esta jerarquía conduce, en el
sistema de coordinación modular, a la clasificación de las
normas modulares.
No hay duda de que el modo más eficaz para asegurar el
éxito práctico del sistema, consistirá en poner en acci6n un
programa efectivo de normalización modular. En la mayor
parte de los países, la normalización en materia de edifica-
ción se ha realizado de modo empírico, sin tener como base
teórica una clasificación explícita de los tipos de normas
necesarios; en muchos casos este método empírico ha dado
buen resultado. Sin embargo, la práctica del sistema de coor-
dinación modular deriva de una teoría racional fuertemente
estructurada, en la cual cada punto depende estrechamente
de todos los demh. Se deberá tener siempre presente el es-
piritu de esta clasificación teórica para referirse a ella en
caso de necesidad; así la introducción a nivel nacional o in-
ternacional de las normas modulares efectivas será mucho
más facil?
Notrr
1. Cfr. Giuseppe Ciribini. Architettura e industria, cap. 1, pPg. 3.
Estos problemas te6ricos se hallan muy bien expuestos en la cita-
da obra, que ha constituido. desde un punto de vista sistemático,
la mayor fuente de este primer capitulo.
2. Cfr.G i Frateili, aLa preEabbnEanone edilizia ia Amerieaw m
Ediüpa Popolare n. 1. noviembre 1964, pbg. 10 y siguientes
3. Cfr.Pio Montesi. *Una nuova tecnica per una nuova architettu-
m, m .la Casa.. n. 4, pág. 34.
4. Cfr. G i C i i , .Principi general¡ di normazione neü'
industria della msuuzioner en .La coordination modulairer,
Sqmdo Informe A.E.P., pág. 193.
5. .Esta distinción mtre normas para estándares de carkter uni-
versal y estándares de cariccter partidar, si, por un lado, a k
ja dcfintivamente el peligm de la formulación inconsciente de
falsas unificaciones en las que un contenido particular es con-
ducido artificial y eridneamente a universaliza~se,con el resul-
tado negativo de retardar la natural evolución de la actividad
tknica y tecnológica, por otro lado, situando la simpiüicación
dentro de sus lógicos y efectivos limites. la transforma en un
instrumento en el plano de la praxis ejecutiva, confirmando
su valor como medio indispensable de acción industrial.. G. Ci-
ribii, Arfhitettum e industria, pág. 15.
6. Cfr. G i Ciribini. Architettura e industria.
7. Cfr. a l a cwrdination modulaires, Segundo Infonne A.E.P.. p&
gina 177.
8. La primera tentativa de nonnaluación unificativa fue la relativa
d sistema
~ - -- - ~
~de
~~-mscado
~ - Whihvorth en 1841. No obstante. a ~ r i n c i
pios de 1900 se establecieron ya las primeras entidades de ca.
rácter nonnativo tales como: el Bnpioeering Standards Comitee
Uigiés (ahora British Standard Institution), huidado a 1901, y
d National Bureau of Standards americano, huidado tambiéa
en 1901.
EL movimiento se extiende después a toda Europa y América
representando la actividad de decenas de organizaciones espar.
cidas por cerca de treinta y cinco naciones. En Italia la formu-
lación y pmmuigación de las unificaciones corresponde al Ente
NaPonale Italiano di Unificazione (U. N. 1.).
Esta tarea h e asumida, en el plano internacional, por un orga-
nismo federativo. la Internationsl Organisation for Standar-
disation (I.S.O.) a la que pertenecen. actualmente, treinta y
cuatro paises. Cfr. Giusppe Cibini, Arehitettura e industria,
PA~M 17.
9. .El estudio de la materia de los estendares miEcatiivw debe
entenderse no en un sentido estltico, sino dinámico; la tnin6
formación es una caracterlstira connatural a las ciencias y a la
costumbre científica, que no puede faltar m las acciones de
tstandardización. Exige, precisamente, que la materia de las
unificaciones se halle sujeta más o menos peri6dicamente, a
revisi6n a fin de mantener el más alto nivel de eficacia.. G. Ci-
nbini, Architettura c inductria, p&. 19.
10. De G. Cibini. Architettura e industria.
11. Los problemas relativos a las normas de tipiñcadón pueden ha.
cene coincidir con aquellos que afectan al proyecto industrial
(diseiio industrial).
12. De G. Ciribini. Architettura e industria.
La coordinación modular de las dimensiones

Breve historia de la coordinación modular


El primero que desarrolló la posibilidad de utilizar un
módulo para los propósitos de la industria moderna fue el
americano Alfred Fanvell Bemis. quien en 1930 instituyó
una técnica conocida con el nombre de emétodo modular
ciibico,.
Esta teoría se ilustra en el volumen The Evolving house,
y en ella se basan los primeros estudios hechos en Inglate-
rra, América y Europa. Siempre sobre esta misma base, la
American Standards Association (A.S.A.) inició un proyecto
para coordinar el dimensionado de los componentes para la
edificación, tan sólo dos años después de la muerte de Bemis.
acaecida en 1936.
Casi en el mismo período. arquitectos y técnicos de la edi-
ficación franceses, se ocupaban del mismo problema y, en
1942, el Ufficio di Normaiiiione deli Ordine degli Archi-
tetti presentó a la Asociación Francesa para la Normalización
(A.F.N.O.R.) un proyecto suyo que se convirtió despub en
norma fundamental sobre el tema. También en otros luga-
res (Suecia, Inglaterra, Bélgica, Alemania, Dinamarca y Ho-
landa) se afronta el problema, traducikndose casi siempre
en *normas de unificación*.
En Inglaterra, el estudio de este problema se planteó du-
rante la guerra, y en el año 1947 el Building Divisional Coun-
cil de la British Standard Institution creó una comisión es-
pecial a la cual encargó la tarea de estudiar la propuesta del
International Standards Organization (I.S.O.)y sus posibles
aplicaciones.
En 1951, el Comíté publicó el informe British Stan-
dard 1708, Modular Coordination, que resultó muy intere-
sante e hizo ver la necesidad de desarrollar ulteriormente
estos trabajos. Así, a fines de 1953, el Building Divisional
Council, fundó un gmpo especial de trabajo para la coor-

25
dinación modular, y reconstituyó el comité original en for-
ma de comité consultivo^, con la tarea de supervisar la pri-
mera parte del Bntish Standard 2900, publicada en 1951.
Similares investigaciones se desarrollaban paralelamente
en otros países europeos por parte de los organismos de
normaliici6n ya existentes en gran parte de tales naciones.'
En Italia tomó la iniciativa el Ente Nazionale di Unifica-
zione (U.N.I., creado en 1945) que en 1949 promulgó la p b
mera norma oficial contenida en la tabla UN1 2951, a la que
siguieron debates y experimentos con ocasión de la 8.' Trie-
nal de Milán.'
En la reunión convocada en 1949 por el Comité del I.S.O.
para la Edificación se pudo comprobar que acasi todos los
países europeos y muchos no europeos se aplicaban al pro-
blemas; al mismo tiempo se planteó también que apoquísi-
mas naciones optaban por el estudio de las aplicaciones
prácticas bajo la forma de normaliuaciones nacionalesm?
Las primeras experiencias de 1950 demostraron que las
mayores ventajas sólo se conseguirían con la realuaci6n de
un método internacional. Fijada esta necesidad de coope-
ración internacional, la Agenzia Europea per la Produttivita
(A.E.P.) decidió organizar un plan especial para el estudio
de la coordinación modular.
El primer paso se dio en noviembre de 1953, cuando el
Comitato per La Produttivita e per le Ricerche Applicate de
la O.E.C.E. reunió a un grupo de expertos para examinar
un memorándum de la delegación de la Gran Bretaiia sobre '
la coordinación modular. Se estableció entonces que el modo
de proceder al estudio de este problema era mediante dos
fases: en una primera fase se debían recoger las opiniones
y experiencias de cada uno de los países, poniendo a punto
una teoría sintética de la coordinación dimensional; en la
segunda fase se debía proceder a la aplicación práctica, a
h de controlar tal teoría!
Once países europeos tomaron parte en los trabajos: Ale-
mania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia. Grecia, Italia,
Noruega, Holanda, Gran Bretaña, Suecia y, además, el Cana-
dá y los Estados Unidos de América.
En otoíio de 1954, la A.E.P. firmó un contrato con las or-
ganizaciones responsables de los paises participantes, wns-
tituyendo un grupo de trabajo. La secretaria técnica fue en-
comendada a la British Standard Institution (Asociación
Británica para la Normalización) y durante los ocho meses
siguientes se redactaron once informes. Sobre esta base, la
secretaría técnica elaboró un informe internacional que h e
aprobado por un grupo de redacción;' dicho informe rinde
cuentas de la labor efectuada en esta primera fase y ana-
liza las propuestas presentadas por varios países; se subra-
yan además, en él, las dicultades que deberán todavía su-
perarse.
El informe constituye el punto de partida para los téo
nicos encargados de la realización de la segunda fase de los
trabajos que, según un programa bienal, se inició en 1956,
período durante el cual se construyeron en cada país cierto
número de edificios que caracterizaban y verificaban como
aplicación práctica, los principios enunciados en el primer
informe.
Durante la segunda fase del Proyecto A.E.P., la teoría mo-
dular se ha completado con investigaciones prácticas y dis-
cusiones te6ricas, alentadas por los experimentos prácticos
desarmllados en cada uno de los paises adheridos al pro-
yecto, con la intención de definir mejor, a través de él. el
sistema modular. El trabajo desarrollado en la segunda fase
no ha tenido solamente la intención de resolver los dos pro-
blemas fundamentales que no habían sido resueltos en la
primera fase, o sea la elección del m6dulo y de las dimen-
siones preferentes, sino que también han sido tratados otros
temas tales como la utilización de las medidas submodula-
res, la adaptabilidad de los ladrillos al sistema modular
único y la teoría de las tolerancias; otros problemas han ex-
perimentado una elaboración que ha desarrollado sus posi-
bilidades de empleo:

Necesidad de una coordinación de las dimensiones


La necesidad de racionalizar el dimensionado de los com-
ponentes de la edificación producidos industrialmente, rela-
cionándolos con las exigencias generales del proyecto, ha t e
nido como causa el incremento de la producción y el uso,
siempre en aumento, de estos elementos.
Hacia fines del siglo se empezaron a producir en fbbrica ,
una gran parte de los elementos del edificio y como conse-
cuencia de ello ha ido disminuyendo el número de las partes
construidas en obra.
El perfeccionamiento t h i c o en los procedimientos cons- ,
tmtivos ha traído como consecuencia una gama mayor &
nuevos productos en forma de paneles. laminados, etc., que .'
tienden a sustituir los productos más tradicionales, como
ladrillos, bloques, tejas, etc.; una parte creciente de los el& i
mentos más complejos del edificio. como puertas, ventanas,
aparatos sanitarios, que anteriormente eran producidos por
los constructores. son ahora suministrados como materiales
acabados. pudiendo ser incorporados directamente al edi-
ficio.
El uso de todos estos nuevos componentes, cada vez más
extendido, está produciendo naturalmente cambios radica-
les en la actividad de la edificación: el proceso se ha modiú-
cado, convirtiéndose un proceso de constmi6n en obra de
la mayor parte de los elementos, en un procedimiento de
montaje de articulas manufacturados acabados independien-
temente.
Como consecuencia, el arquitecto, al usar cada vez más
una mayor cantidad de estos productos. debe también modi-
ficar su técnica de proyectar, haciéndolo en ténninos de
montaje en obra, más bien que de C O I I S ~ N C C ~ ~conside-
~,
rando como un dato el hecho de que, si los componentes no
se adaptan perfectamente al proyecto, no pueden sufrir m e
dificaciones sustanciales.'
Paralelamente a la aparición de los elementos produci-
dos en fdbrica, que sustituyen a los elementos tradicim-
les, se ha introducido el uso de algunas dimensiones es&
dar, y si bien continúa practicándose ampliamente la o&
naci6n y producción de componentes proyectados de un
modo individual por cada uno de los arquitectos, industria
y arquitectura han iniciado una colaboración para produ-
cir y aplicar componentes estandardiiados!
Afecta a los intereses de ambos grupos. proyectistas y
constructores, la creación de productos estándar acabados
que puedan ser usados prontamente en cada tipo de p
yecto, a fin de asegurar, por un lado, una constante deman-
28
i
i
i da de todos los componentes producidos y, por otro, una
constante oferta de productos en todas las medidas pedidas
por cada proyectista!
Como es notorio, en la actualidad existe una grandísima
e inútil variedad en el número de medidas de la mayor
parte de los productos industriales. Los industriaies sabían,
desde hacía tiempo, que, desde su punto de vista, hubieran
sacado beneficios inmediatos simplificándolas. ya que, cuan-
to menor es el número de medidas producidas, mayor es
la eficacia de la producción y por tanto más bajos los costes;
el proyectista. por el contrario, no conocía las desventajas
derivadas del enorme número de medidas en la produc-
ción estándar, cuando tales medidas no se hallan coordi-
nadas entre si. El hecho de haber comprendido la necesidad
de una racionalización en el dimensionado de los componen-
tes se ha producido al discernirse la naturalwa de tales des-
ventajas.
Siendo la construcción esencialmente un procedimiento
aditivo, la variedad del montaje en obra de los productos
acabados, depende del hecho de que estén dimensionados de
modo que haya una relación aditiva entre todas sus medi-
das. Por el contrario, actualmente, poquísimas de las dimen-
siones utilizadas se hallan relacionadas entre si y, cuando
esto sucede, tales relaciones son muy débiles.
Se atiade a eso otra característica de la situación actual
que contribuye a limitar ulteriormente su poder de selee
ción: en la actuaiidad no existen relaciones uniformes entre
la variedad de tipos y la variedad de medidas de los wm-
ponentes; el proyectista puede encontrar, en determinados
casos, en lugar de todos los tipos producidos en todas las
medidas deseadas, tan súlo un tipo producido en todas
las medidas pedidas, o al menos en gran parte de ellas,
O bien muchos tipos divcrsos producidos en una medida
Única. Como es raro que encuentre el componente con las
características de tipo y de dimensiones que desea, con fre-
cuencia se ve obligado a escoger otras dimensiones; como
consecuencia, las dúerencias deberin ajustarse en obra.
Todos estos factores indican claramentc la n a t u r a l ~ ade
la simplicación de las medidas de los componentes in-
dustriales, simpiiicación que puede introducirse con pro-

29
vecho, sea para la industria o para el proyectista. Con el fin
de suministrar a los arquitectos una vasta gama de produc-
tos que desarrollen sus máximas posibilidades de elecci6n
y eficacia para cada composición posible, existirá una rela-
ción aditiva entre todas las medidas de los componentes
de la gama de productos industriales.
El primer paso para asegura^ esta universal relaci6n adi-
tiva, es el de conseguir que cada medida sea divisible por
un coeficiente común. Esto producirá automáticamente una
gama de dimensiones correlativas de la que podrán elegirse
las dimensiones adaptadas a cada uno de los componentes.
Cuando se fijan las dimensiones de un elemento tomando
como base un módulo, tal elemento puede insertarse enton-
ces en la reticula modular de referencia; la suma de dos o
mtis elementos identicos llenará una medida modular (fi-
gura 1); asimismo, elementos o grupos de elementos diver.
sos, cuyas dimensiones sean función de múltiplos diversos
del módulo, podrán insertarse juntos en la reticula modular
de referencia.
Para proyectar, en muchos casos sera de utilidad que
cada componente tenga más de una medida de modo que se
asegure la máxima adaptabilidad posible a cada construc-
' cidn particular; también en caso necesario, varios tipos de
componentes pueden producirse en cada una de estas me-
didas.
De este modo, ya que la aplicación del módulo a la serie
logrará simplificar el niimero de dimensiones de la gama
de productos a aquellos que son múltiplos de este módulo,
el sistema modular constituirá la base para alcanzar simul-
táneamente dos objetivos principales: una simplificación de
las medidas para ñnes industriales y una posibilidad de a&-
ción de las mismas para ñnes de proyecto.
La adopción de un sistema modular como base de la nor-
malización de los elementos de la constmcción es una condi-
ción fundamental para industrializar la producción.
Esto permite coordinar las dimensiones de los elemen-
tos que constituyen el edificio; estas dimensiones deberán
tener una gran elasticidad de empleo y facilidad de produc-
ción en serie.
Gracias a la coordinación modular, un elemento puede

M
Figura l. Corrddón
Podrdn colomrse m 1a
r & a h modulm de re-
ferew3a si sus medidas
se basan en d mdduJo:
1 1 1 1
1. Aiás ekmentos de la
misma dimcnsi6n.

2. Crupos de elemai-
tos que tengan la mis

I
ma dimensii
1
,*
,*m qki>. !.
-.,j~,,-tux,;L. G
3&-:
'=
i

3. Elementos de d i w
sas dimensiones.

que comprenden- ;le-


mentos de diversas di-
mensiones.

ocupar posiciones muy diversas en una misma construcción


o en construcciones distintas. La operación es de utilidad
para todos aquellos que ejercitan su actividad en el campo
de la edificación, sean arquitectos, industriales o contra-
tistas.
El empleo de elementos de dimensiones coordinadas m*
Cica el campo visual del arquitecto y los métodos de las ofi-
cinas técnicas. El edificio no se hace ya rigurosamente a me-
dida, basándose el proyecto, de ahora en adeiante, en dimen-
siones normalizadas que deberán tener en cuenta los mate-
riales y los elementos dirnensionados disponibles, así como
su sistema de fijación.
Los materiales se utilizarán, entonces, de un modo que
será a la vez, el más económico para la naturaleza de la pro-
ducción industrial y el más elástico y manejable para el
montaje en obra. Se podrá dedicar una atenci6n particular
a la elaboración de planes de mejora y al trabajo de organi-
zación, dado que se necesitará menos tiempo en la ejecución
de los detailes y en la definicibn de los métodos de montaje
que son hoy en día, en la mayor parte de los casos, nuevós
o inéditos; de este modo, ciertos trabajos y detalles se vol-
verán a utilizar sistemáticamente en más construcciones; en
íin, el empleo de dimensiones normalizadas simplifica tam-
bién, en general, el sistema de valoración y de método en
los diseños.
El arquitecto, al conocer exactamente las caracterfsticas
y la calidad de los elementos que utiliza, puede fácilmente
indicar los detalles de puesta en obra. .\demás, al establecer
una relación dimensional entre los componentes y la mag-
nitud del proyecto que determina las necesidades funciona-
les y la consideración a priori de los procedimientos de cons-
trucción que se aplicarán verdaderamente, evitará retoques,
cortes y otros trabajos de ajuste en obra.
Gracias a este sistema se simplificará la tarea de los téc-
nicos, sin inferir, por ello, en su libertad creadora; su apli-
cación alcanzará cada vez a un mayor número de materia-
les. la producción costará menos, los transportes y la manu-
tención serán más fáciles y los trabajos en obra se efectua-
rán más rapidamentc y con mayor facilidad; será posible,
además, eliminar casi todos los desperdicios; y en fin, y se
bre todo, la utilización de un módulo internacional acrecen-
tará la posibilidad de intercambio de los componentes de la
construcción, entre diversas naciones.*
Hay que añadir, con todo, que no se obtendrá el máximo
beneficio de la coordinación modular sin una cooperación
internacional; a la luz de esta situación. y teniendo además
en cuenta la apremiante necesidad de los paises europeos
de reducir los costes de construcción, la Agencia Europea
para la Productividad se 11a interesado por los problemas de
la coordinación modular en la industria de la edificación.
El concepto básico consiste en fijar una absoluta unifica-
ción de las medidas, unificación que debe adoptarse a es-
cala internacional. Este concepto. por otra parte, depende
del reconocimiento y adopción de un sistema de medidas
único para todos los paises; posibilidad que tan sólo recien-
temente ha sido considerada de un modo concreto.

La coordinación modular de las dinaensiones


Hemos visto como la necesidad y posibilidad de realizar
una coordinación de las dimensiones se ha planteado m e
diante un examen de la situación actual de la producción
de la edificación. Junto a las industrias que fabrican los ele-
nientos tradicionales ha surgido, cada vez en mayor número,
una vasta gama de industrias que producen materiales nue-
vos; es ceda vez más considerable la fabricación de elemen-
tos, maquinaria c instalaciones de productos sin acabar (per-
tiles. laminados. etc.), v, la a~ariciónde elementos constmc-
tivos compuestos, destinados a colocarse en obra sin ningu-
na modificación. Esta evolución garantiza una cantidad suíi-
ciente de gamas dimensionales que permiten simplilicar el
proyecto, reducir el almacenaje y racionalizar la producción
a fin de satisfacer mejor la demanda. La serie de elementos
fabricados por la industria es cada vez más numerosa, 10
que permite economizar los tiempos improductivos, necesa-
rios para regular las máquinas y mejorar el control de cali-
dad durante el proceso de fabricación; en definitiva permite
economizar tiempos y mano de obra, disminuyendo los oos-
tes de la producción y acrecentando la productividad.
A pesar de todo eso, el precio final de la constmcción per-
manece, todavía, demasiado alto para el consumidor medio.
Esto es debido, en gran parte, a un defecto que atañe a toda
la producción de la edificación: la falta de coordiiación en-
tre los distintos sectores industriales que trabajan para ella.
En el curso de los últimos &os han sido numerosas las
tentativas de normalización dimensional para elementos ais-
lados o conjuntos de elementos, pero no ha surgido ninguna
ley general que coordinase las dimensiones así fijadas. Al
iniciarse el proceso de industrialización. en el campo de la
edificación, no se dejaron sentir las consecuencias inevita-
bles a esta situación de anarquía ya que los pocos elemen-
tos prefabricados, producidos industrialmente. podían fácil-
mente adaptarse con los tradicionales; pero. con el aumento
de la producción de estos nuevos manufacturados, los aco-
plamientos y los retoques en obra se han hecho más difici-
les y, a veces, imposibles. Al mismo tiempo no existe ia ga-
rantía de que productos de diversas fábricas puedan mon-
tarse juntos en obra.
Todo esto supone naturalmente un aumento de los gastos
de montaje; además se debe tener en cuenta que la eficacia
industrial depende. entre otras cosas, de un mercado estable
y conveniente, de la posibilidad de producir materiales con
continuidad, de la facilidad de abastecimiento y almacenaje.
Las modificaciones aportadas por la revolución indus-
trial~,tanto en los métodos de producción como en la varie-
dad de productos disponibles de la edificación, han resul-
tado también determinantes en lo que respecta a los ac-
tuales criterios de proyecto, que han sufrido de este modo
notables variaciones, alejándose claramente de los innume-
rables criterios y cánones dc proporción estetica y estiiísti-
ca, y aproximándose así a los problemas relacionados con la
producción industrial de los elementos de la edificación. Por
él hecho de fabricar elementos singulares, la producción ar-
tesanal (capiteles, columnas) presupo~a,por su misma na-
tu~aleza,un criterio de proyecto baszdo en la proporción,
sin considerar la medida como factor limitativo; mientras
que la producción industrial, al crear elementos de dimen-
siones constantes, obliga a considerar la medida como fac-
tor operativo de primera importancia, modificando así tam-
bien los criterios de proyecto.
De hecho, para poder tener variaciones proporcionales,
es necesario recurrir a una producción de tipo artesanal, lo
que implica actualmente un mayor costo de producción.
Consideremos, por ejemplo, la posibilidad de conseguir,
usando criterios particulares de proporción, una fachada
compuesta por elementos que tengan todos la misma rela-
ción dimensional; esto determina un efecto particular que
no se puede obtener con ninguna otra combinación de pro-
ductos. Usando los actuales métodos de producción, mis
económicos y eficaces, y queriendo mantener cierta flexibili-
dad dc proyecto, deberá estudiarse, por tanto, una precisa
relación entre las dimensiones de los productos, que permi-
ta un vasto campo de variaciones proporcionales que sean
compatibles con los actuales medios de producción. Debe-
rá crearse, pues, una escala de valores que simplifique y
coordine las dimensiones de toda la producción de la edi-
ficación.
En esta situación son necesarios. por consiguiente. algu-
nos instrumentos de estandardización, entre los cuales la
coordinación dimensional es el factor principal. Con los tér-
minos coordinacidn dimensional o correlación dimensional
se indica, en la edificación. un mecanismo de simplificación
y conexión de magnitudes relativas y objetos diversos de
distinta procedencia quc dcben acoplarse entre sí en fase
de montaje, sin retoqces ni ajustes; esta premisa se consigue
con el necesario complcmen~ode alcunas acciones norma-
lizadoras (sin~p!ificarió~!:inihcación) que usualmente impul-
san el clesarrallo racioiiul de la actividad de producción en
serie de tipo industrial.
Tales principios, por consiguiente, tienden a obrar en
cuanto instrumenios dirigidos a los citados intentos, sobre
las medidas nomina!es dz los elementos," mediante accio-
nes que son esencialmente las tres siguientes:

1: Efectuando, entre todas las posibles dimensiones re-


lativas a materiales o a elementos de la construcción, una
conveniente selección (sucesión de valores), apta para faci-
litar la producción industrial y perfeccionar el control di-
mensional de los productos. en función de las operaciones
de puesta en obra; definición, por tanto, de un sistema de
magnitudes tipo correlacionadas;
2. Haciendo coincidir, natural y automáticamente, cada
magnitud, es!ableciendo talor res dimensionales limite del
acoplamiento de la edificsción, con convenientes combina-
ciones de tamaños inferiores cuva suma constituya valores
d~mensionalesdc otro liniitc; determinado, por tanto. un sis-
tema de reglas que aplacen los problemas de acoplamiento
Y tolerancia en los acoplamientos;
3.' Determinando un sistema de reglas y de instrumen-
tos para el control dimensional de la producci6n.
Las necesariill; disposiciones de esta norma especial son,
por consiguiente, de dos tipos: disposiciones para llegar a la
definición de una serie matenzdrica (progresiones, series em-
píricas o pricticas) constituida como sistema fundamental
de proporción; disposiciones dirigidas a la definición de un
armazón geométrico (trazado regulador) capaz de asegurar
la exacta correspondencia entre dimensiones nominales re-
lativas a los vanos y dimensiones nominales pertenecwites
a los rellenos respectivos."
Podemos afirmar, por consiguiente, que la coordinación
modular de las dimensiones de todos los elementos que com-
ponen la construcción, se basa en un aparato instrumental
articulado de este modo:
- sistema de referencia I
- sistema de medida 1

- serie de números preíerenies en armonía con el sistema


de medida elegido
'
- teoría de los acoplamiuntos y tolerancias
El sistema de referencia permite la individualizaci6n uní-
voca de los elementos constructivos cn el conjunto de la edi-
'
ficación; los números preferentes representan la acción se-
leccionadora (dimensional, distributiva) efectuada por el
proyectista, la cual. por otra parte, llega a ser operante
cuando se atribuyen a estos números puros coeficientes di-
mensionales deduubles de un sistema de medida; la teoría
de los acoplamientos y tolerancias permite la evaluación de
los limites intrinsecos a las realizacioiies dimensionales
de los elementos (estática del dimensionado) y de las exigen-
cias de ensamblaje de los mismos (&&mica del dimensia-
nado).
~d planteamiento metodológico extrae su justificación, !
sea de experiencias industriales precedentes, o bien de exi-
gencias p&uliares de la práctica Constructiva.
L
A través de este método de coordinación de las dimensio
nes se constituye una dependencia recíproca entre los p r e
36
ductos basicos e intermedios (elementos de la serie) y los
productos finales (organismos arquitectónicos).
De hecho, cuando se aplica a la serie numérica, wnsti-
iuida como criterio fundamental de proporción, cualquier
unidad de medida, se obtiene una gama de dimensiones rela-
cionadas entre si.
Esta operación, por lo demás, es usual y propia al con-
cepto de medir. que presupone una correspondencia biuni-
voca entre series de números y gamas de magnitudes, a tra-
vés de una unidad de medida.
Las mediciones actuales establecen, por ejemplo, una co-
rrespondencia biunívoca entre la serie natural de los núme-
ros y la serie de magnitudes, a través del metro.
Si, en particular. esta unidad de medida es una magnitud
adaptada específicamente a establecer relaciones entre las
dimensiones de los elementos de la edificación, representa al
mismo timpo. denominador común, factor dimensional e in-
cremento unitario de las dimensiones. A esta unidad de me-
dida, que transforma la serie numérica en una serie de di-
mensiones coordinadas múltiplos enteros de esta medida,
le daremos el nombre de módulo base indicándolo con la
letra M; se llamará secuencia normal la serie de los múlti-
plos enteros de tal magnitud.
La unidad elegida y aceptada internacionalmente mide
un decimetro en los países con sistema métrico decimal y
cuatro pulgadas para aquellos que emplean el sistema in-
gl&P
La coordinación de las dimensiones mediante el módu-
lo tomar&el nombre de coordinación modular; definibndse
como un método particular o sistema de coordinar las me-
didas de los elementos producidos industrialmente y fabri-
cados de un modo estándar en vez de serlo individualmente.
La deiínición de coordinación moduIar aparecida en el
B. S. 2990, es: .coordinación de las dimensiones obtenida
mediante el módulo-!'
En el método de coordinación modular todas las dimen-
siones de los cornponcntes para la edificación, producidos
industrialmente, se hallan relacionadas entre sí, siendo divi-
sible~todas ellas por un único denominador común. El mis-
mo coeficiente no es un número si no una unidad de m*
dida y, por esta razón se le denomina módulo, del la&
amodulusn o pequeña medida."
La diferencia prácticamente inexistente, pero válida en i
I
teoría, entre la coordinación de las dimensiones y la coordi-
nación modular es debida, por consiguiente, a la introduo
ción del módulo base; de hecho, mientras en el primer caso
la serie numérica puede usarse con cualquier unidad de m e
dida (centímetro, metro, pulgada. pie, etc.) que d i s f ~ t ede
los beneficios de la correlación sólo para sus propias dimen-
siones:" en el segundo caso, existiendo una única unidad de
medida. el módulo, particularmente estudiado para las me-
didas de la edificación. la gama dimensional será única y
adaptada particularmente a las dimensiones de estos pro.
ductos.
Resulta, de este modo. que la coordinación modular es
el nombre particular dado a la coordinación de las dimen-
siones de la edificación cuando éstas se obtienen utilizando
el módulo base.
En lo que concierne a la utüidad de la reducción de la
gama dimensional, ella puede justificarse:
a) Con fines productivos, por la comprobación general
de que, en muchos problemas de la técnica y la industria,
es útil disponer de un restringido número de valores que
reduzcan la gama dimensional a la estrictamente necesaria,
simplificando así la técnica de trabajo e incidiendo favora-
blemente en los transportes, almacenajes, efectos de conta-
bilidad, etc.
b) Con fines de objetividad, veracidad y precisión de
lar operaciones de control (condiciones esenciales para el
perfecto acoplamiento e intercambiabilidad de productos de
fabricaciones diversas), por el hecho de que la entidad de las
articulaciones e interferencias" así como de las tolerancias,
para un mismo tipo de acoplamiento, dependen por lo gene-
ral del valor de la dimensión nominal considerada, y varian
al variar ésta; de esto se deduce que, variando las tolerancias
articulaciones e interferencias para cada dimensión nominal,
para cada calidad de trabajo o para cada grado de estabili-
dad en los diversos acoplamientos, el sistema de calibrado
de fabricación y de control se inutilizaría prácticamente si
no se preparase al máximo con antelación, a fin de evitar la
arbitrariedad en la elección de las magnitudes, mediante un
id6neo criterio de selección, como sucede precisamente me-
diante la correspondencia de las posibles dimensiones nomi-
nales con los términos de una serie normal de proporción.
En cuanto al hecho inevitable de la adopción de trazados
gcomdtricos básicos, se funda, esencialmente, en que éstos se
presentan como instrumentos necesarios e indispensables en
el momento de proyectar productos industriales y unidades
de edificación en régimen de montaje, sin ajustes o retoques,
a causa, precisamente, de las continuas y complejas relaci*
nes de acoplamiento a dimensiones situadas en el vano,
usuales entre los elementos de la construcción.
El más obvio trazado geométrico ligado a un mecanismo
matemitico sencillo y asociado a la necesidad de iteración
de una misma magnitud, es aquel originado por una progre-
si6n ggemétrica de razón igual a su término inicial. o m&
dulo, entendido como separación de una reticula espacial
ortogonal de referencia. En tal progresión, el módulo puede
interpretarse como medida común o como incremento di-
mensional de la magnitud del ediicio.
La plena eficacia de los anteriores enunciados se produce
cuando ambos principios, expuestos precedentemente, se
aplican de un modo simultáneo; con ellos se puede compm
bar que existen condiciones genéricas de interdependencia
entre series y trazados.
Hemos observado como, en el campo general de la activi-
dad normalizadora de la producción industrial para la edi-
ficación, la coordinación modular representa. en su acepción
m6s general, una fundamental unificación; como tal, se con-
sidera un instrumento dirigido a coordinar las dimensiones
de las partes producidas en fábrica, en la trama compositi-
va de los proyectos arquitectónicos.
Resumiremos, en las próximas Ilneas. el esquema de sis-
tema modular expresado por la OECE en el más reciente
enunciado de la teoría modular!'

a ñn de la coordinación modular: comlacionar las di-


mensiones de las partes de la edificación en la trama
compositiva general, por medio de un módulo base;
b fin del sistema modular: precisar una serie de di-
mensiones relacionadas entre sí, entre las d e s p w
dan elegirse las de los elementos en serie de la edi-
ficación;
c medida del módulo base: 1 dm para los paises con
sistema métrico; 4" para los del sistema inglés;
d función del módulo base: servir como maximo m
mún denominador, como incremento unitario, como
primera medida para las magnitudes de la escala
modular, así como de intervalo dimensional base en
el sistema de referencia;
e fui del módulo base: ofrecer una base para la corre-
lación dimensional de las partes de la edi6cación. a
fin de consentir el acoplamiento recíproco de las mis-
mas, en cualesquiera condiciones, con los mínimos
ajustes;
f magnitudes de la escala modular normal: todos los
múltiplos enteros del m6dulo base, desde éste hasta
el límite que se considere útil;
g funcionamiento de la escala modular n o r m a l i i
hacer la Función de series tipo de las magnitudes de
las partes de la edificación, pudiendo elegirse de ellas
las medidas modulares de cada elemento;
h magnitudes submodulares: magnitudes fraccionarias
del módulo base;
i función de las magnitudes submodulares: constituir
medidas preferentes para el dimensionado de las
partes de la edificación inferiores al módulo base. a
fin de facilitar, en la fase de proyecto. el acoplamiento
modular;
j sistema de tolerancias: sistema unificado de toleran-
cias y márgenes;
k función del sistema de tolerancias: preparar un m&
todo para la definición de los límites de las dimensio-
nes efectivas de los productos industriales, en relación
con sus dimensiones modulares;
1 sistema de referencia: sistema de líneas, puntos y
planos. al que se refieren, en magnitud y posición, los
objetos de la edificación.
Las series numéricas
Primeras tentativas para determinar una serie adaptaáa a
la producción industrial
Se ha visto como, desde principios de siglo, el problema
de la modulación, iniciado con las investigaciones de Alfred
FanveU Bemis y recogido en Europa por Walter Gropius en
sus estudios para la Weissenhof, avanza paralelamente a la
prestación de tecnicos e investigadores. Los estudios de
Bemis fueron continuados por el Instituto Americano de Ar-
quitectos y por el Consejo Nacional de Fabricantes, sanci*
nándose, mAs tarde por la Asociación Americana de Estan-
+
dardiición (A.S.A.), que en 1946 publicó la A 62 Guide
for Modular Coordination, y por el British Standard Insti-
tution (B. S. 1.) en Inglaterra y la A.F.N.O.R. en Francia.
dando lugar a estudios y proyectos relacionados con nonnas
y unificaciones?
A. F. Bemis, industrial americano, fue por consiguiente
el primero en intentar aplicar una teoría de coordinación
modular a los problemas de la c o n s ~ i ó n en ; su libro
The Evolving House, de 1936, presentó una propuesta de es-
tandardización de los productos industriales para la ediñ-
cación.
Tal propuesta consistía en dimensionar todos los produo
tos de la edificación fundándose en una medida tipo o m&
dulo base, de tal modo que todas las dimensiones, en las
tres magnitudes del espacio (módulo cúbico), debían resul-
tar múitiplos enteros de tal módulo; la serie se formaba
con todos los múitiplos del módulo.
No obstante, esto presentaba por un lado la difintltad de
elegir la medida el valor de este módulo base, y por otro
el inconveniente surgido del hecho de no tener un sistema
preciso de correlación de magnitudes, faltando una s&e
geométxíca apta para tal fin.
Bemis intuy6 dos posibles valores para el módulo base.
tres o cuatro puipadas, aplicables en la prefabricación de
casas de madera; sin embargo, frente a estos dos valores
surgieron problemas particulares, en el momento de elegir
de ellos; adoptándose un m6dulo base de tres pulgadas
hubiese habido, de hecho, 33 valores tipos entre O" y 100°F
mientras que con un módulo de 4". los valores fijos hubiesen
sido tan sólo 25. Considerando, ahora, que el axioma princi-
pal de su sistema era que todos los productos de la construc-
ción debían ser fdcilmente medibles al ser múitiplos del m&
dulo base, y pasando al examen de los citados valores fijos,
se puede ver como tal axioma no es ya válido para todas las
medidas en el momento en que se desciende al terreno de'
la práctica.
De hecho, mientras que una medida tal como 48" pue
de obtenerse mediante 4 x 12". 3 x 16". 2 x 24". 6 x 8" y
12 x 4", para medidas tales como 28". 33" y 44" no se
pueden utilizar elementos de medidas distintas a 3 6 4":
en realidad, 28" sólo puede obtenerse mediante 7 x 4". 33"
mediante 11 x 3" y 44" mediante 11 x Y'.
Es, además, casi imposible utilizar conjuntamente dos
pkductos cuyas medidas sean, a la vez, múitiplos die
ciocho y diecinuwe veces del módulo base; por ejemplo.
utilizando 4" como módulo base, un panel que mida 76".
es decir, que sea múitiplo diecinueve veces del m6dulo base,
se utiluará dieciocho veces antes de que tenga una medida
total que pueda rellenarse también con un panel de 72",
que es múltiplo dieciocho veces del módulo base. Estos pa-
neles, por consiguiente, encajarán tan &lo una vez cada
114". a pesar de que la diferencia entre sus medidas es
s61o de un m6dul0, es decir 4". Esto resulta evidentemente
desventajoso, en el momento en que se debe rellenar una
misma medida de vano con dos elementos de las dirnen-
siones citadas (por ejemplo, una pared doble). Seria igual-
mente difícil utilizar ladrillos distintos que tuviesen la mis-
ma relación (18119); es decir, no se podrían utilizar los la-
drillos de 9" con los & 9%".
Tales desventajas, de todos modos. dependen m& de la
falta de una serie de números wrrelacionados, a los que
aplicar tal módulo, que de la elección del valor del mismo;
en cualquier caso, pertenece a Bemis el mérito de haber ini-
ciado la polémica sobn la elección del módulo.
La reduccidn del nllmero de magnitudes
Al examinar c d e s son los criterios que deben seguirse
en la elección de una serie de dimensiones a adoptar en la
producción de las partes de la edificación, se debed tener
presente que es preciso llegar a un compromiso entre los
distintos componentes, efectuando la elección después de
conocer los resultados producidos por un estudio de las exi-
gencias funcionales de cada uno de los elementos, de la
mayor Emuencia de ciertas dimensiones en los productos
existentes (trabajando a nivel estadístico), del modo de uti-
lizar los instrumentos matemáticos a fin de realizar la m e
jor coordinación posible, y en íin, de los métodos de p r e
ducción.
Desde el punto de vista teórico, tal serie de valores di-
mensimales coordinados entre si, deriva de la combinación
simultánea de los criterios de reducción de la actual varie-
dad de dimensiones de los elementos para la edificación
(simplificación) y del modo de relacionar estas dimensiones
elegidas previamente (correlaciÓn)n)P
Para estudiar, por consiguiente, las condiciones de esta
serie no será necesario examinar las dimensiones reales,
sino que bastará con buscar un método de coordinación en
términos numéricos, reservando el estudio de las dimensio-
nes para la parte aplicada.
La utilidad general de una reducción en la gama de las
magnitudes encuentra justificación en un conjunto de exi-
gencias teórico-prácticas.

i
1
Ante todo, será conveniente disponer de un restringido
número de valores oportunamente separados entre si, entre
los cuales se puedan elegir, con seguridad. aquellos que es-
I tán m8s adaptados a cada caso particular, sin tener que re-
1 currir a toda la sucesión de números naturales, que seria
1 perjudicial en el terreno de las aplicaciones prácticas.
1
i
En segundo lugar. la operación de enlace entre las mag-
nitudes imposible si éstas no son seleccionadas de un
modo conveniente y simultáneo.
Esta selección puede producirse, por un lado, por vía em-
pírico-expzrimentai, por otro, mediante pmcesos rigurosos;
pero se deberá tener siempre presente que es necesaria
una rcduccibn de los términos de la serie natural, o bien una
precisa correlación entre los términos elegidos de antemano.
Una selección hecha de un modo empírico puede condu-
cir a dos resultados:
1. Una serie obtenida eligiendo los términos de modo
que obedezcan a ciertas relaciones, en función de exigencias
particulares; en este caso, considerando la gran variedad de
procedimientos constructivos, los terminos hallados corren
el riesgo de no ser aplicables, a menos que sus dimensiones
correspondientes, para aplicar sucesivamente a los prcduc-
tos y al proyecto. no se impongan a priori por un organismo
central;
2. Una serie obtenida mediante una elecci6n c d , en
cuyo caso, y excluyendo automáticaniente toda correlaci6n
entre las magnitudes así obtenidas, se producirán sin duda
resultados insatisfactorios.

Será necesario, por consiguiente, trabajar de un modo


racional, intentando obtener una sucesi6n de números rela
cionados entre si, según adecuados criterios matemdticos,
que permitan efectuar, a la vez, un proceso de simpMcaci6n
y correlaci6n.
Ya que la linea de producci6n para el acoplamiento se
adapta de un modo especial a las relaciones entre números
enteros, será en esta serie donde deber6 efectuarse la selec-
ción; una vez llevada a cabo la selecci6n de los números, las
dimensiones preferentes se relacionarán sucesivamente con
los números mediante un criterio de ~roporcionalidad: el
coeficiente de proporcionalidad (unidid & medida tipo),
resultado experimental de oportunas encuestas, y el mddulo
base.'
Resumiendo, pues, las operaciones que deben efechüuse
para conseguir una coordinación modular son:

1.' Formulaci6n de una sucesidn de niimeros, mediante


adecuados criterios matemáticos (lo que permite efectuar,
a la vez, un proceso de simplificación y correlación);
2.' Transformaci6n de los números así seleccionados en
medidas mediante el llamado rmódulo base..

Criterios zitilizables en la selección de los números


En la búsqueda de la escala numérica que s e M para
este fin. deben tenerse en cuenta los siguientes factores:
a) siendo la construcción una operación esencialmente
J aditiva, las series elegidas deben tener una marcada carac-
terística de progresión aritmética; cada término de la serie
debe poder sustituirse por un número entero de valores que
1
I
sean submúltiplos del valor considerado;
b) a medida que se consideran elementos de dimensio-
nes cada vez más pequeñas, aumenta notablemente el nú-
I mero de los mismos contenido en un mismo intervalo; será
I
I
ventajoso por tanto utilizar una serie (o combinación de se-
ries) cuyo intervalo entre dos terminos sucesivos aumente a
medida que aumentan los propios términos, como sucede
en el caso de una progresión geométrica;
c) la necesidad de poseer una serie que se adapte al
mayor número de casos posibles, obliga a adoptar unos cri-
terios de selección que traduzcan los problemas de propor-
ción en relaciones numéricas simples, de manera que estos
problemas se resuelvan del modo más amplio y general p
sible, ya que la serie resultante deberá contribuir. realmente,
a la seguridad y confianza del proyectista con su trabajo,
evitando la dañosa iduencia producida por una normalii-
I ción rígida;
1
d) se deberán tener presentes las propiedades y limites
naturales de los materiales y de sus procesos de fabricación
y manipulación: muchas veces, de hecho, las dimensiones de
los materiales están estrechaniente fijadas por sus caracte-
rísticas de composición, por lo que scrá oportuno conocer-
las y respetarlas lo mejor posible, a fin de que no se altere
inútilmente ningún sector de la producción industrial;
e) deberá cuidarse la introducción de sistemas de pro-
porción que puedan ser útiles al proyectista y que no estor-
ben los procesos industriales: la ncutralidad estética, enten-
dida como posible flexibilidad en la composición de los ele-
mentos normalidos, debe incluir flexibilidad en las relacio-
nes visuales y de proporción;
f ) la determinación de una escala de medidas numé-
ricamente simple y de fácil utilización;

l g) la posibilidad de aplicación de estas series dimensio-


nales tanto en países dotados del sistema de medida inglés
como en paises con el sistema métrico decimal;
h) cumplimiento de los datos antropométricos. posibi-
lidad de obtener medidas estructurales &caces y econó-
micas, y control de su realización mediante las medidas
de proyecto establecidos en los diversos tipos de construe

I) garantizar a los grupos superiores la máxima m-


prensión de los términos inferiores de la sucesión:
j) reducción real de los costes mediante la reducci6n
del número de dimensiones utiiizadas.

Todas estas consideraciones sirven para la teoría de la


selección dimensional; en la práctica se apreciará, despds,
que con oportunos mecanismos, y sobre todo con la adop
ción del .módulo bases, que reduce automaticamente de un
modo sensible la diversidad obtenida se producirán resul-
tados verdaderamente apreciables. Cuanto se ha expuesto
representa una toma de conciencia d:: los Imites de tal ope-
ración con la intención de eliiinni. a priori, mediante un
estudio sistemático, el mayor número posible de errores e
inconvenientes.

Correlación: criterios utilizados jmra relacionar las mag-


nitudes

El orden natural de los números enteros constituye una


serie regular que parte de uno y se extiende indefinidamente,
obteniéndose cada número al sumar la unidad a aquel que
lo precede. De la serie natural de los números enteros pue-
de obtenerse una gama limitada; si en esta elección falta la
gula de una regla, la selección obtenida tendrá un carácter
casual.
Cuando en la elección interviene, de algún modo, una re-
gla cualquiera, entre los números se producen relaciones
que definen una serie regular?
Expmemos, a titulo de aclaración, el siguiente esquema:
1
Los estudios sobre los níimeros, llevados a cabo por las
tres naciones adheridas al proyecto A.E.P. núm. 174 que
han desarrollado particularmente este tema (Francia, Ingla-
terra e Italia), han puesto en evidencia su constante utilia-
ción en el dimensionado, tanto en la arquitectura como en
las aplicaciones industriales. haciendo hincapie en sus desa-
rrollos más notables.
Entre las series aritméticas merecen especial mención
las nuevas gamas dimensionales, originadas por otras tan-
tas sucesiones num6ricas. contenidas en la tabla alemana
DIN 4172 (fig. 2), relativa a la unificación de la coordinación
de las dimensiones de la edificación.
Entre los números en progresión geométrica destacan,
por su importancia, los números normalizados o de Re-
nard 45 (fig. 3), aplicados principalmente en la ingeniería
aeronáutica. Esta serie, por su misma estructura constituti-
va y por la naturaleza de su sucesión, se acomoda tan ínti-
mamente, a dectos de utilización práctica. que se impone
casi como paradigma en la determinación de muchas mag-
nitudes dimensionales (dihmetros de tomillos, clavos, árbo-
les de transmisión, juntas de tolerancia en las piezas mecá-
l1 nicas, secciones de los tamaiios del papel, capacidades de
recipientes que contienen mercancías. etc.) y de distintas
magnitudes técnicas (momentos de inercia, velocidades, afo-
Figura 2. Escala en progresión aritmdtica de las magnitudes tipo
unificadas en Alemania occidental.

YKlE UllLlZA8LE
?REFEKENl€M€NTtPARA
SERIE PARA
LAS MEDIDAS
11 SERIE UTILIZABLE
PREF€RENl€MENlE
LOS TUMJOS SIN A U M R INDIVIDUALES PUA LOS A 0 6 A W S

--
b c i d

5
25 25
-
2
25
-
3
25
-
4
25
-=
10
-2
5

,
2x5

-
2.5
5
I
5
-/_--
a '1, b lb 7.5 l
10 1 1 0 10
12 ' 1 1 12 $12 12.5
15 15
162/, 17.5
laJ/+ M 20 20 :o
22.5
25 25 25 25 25 25 25

30
27'5 1 3 0 31
33 '/+

SI %
33 '/>
1
37 11;
32.5
35
37.5
' 15

40 40 "r 40
41 11,
42.5
43 1
', 45 45
47.5
M 50 50 50
.-,Lo- 50
- 50 50

62 '1,

66 '1,

72.5
75 75 75 71

77.5
80
82.5
85
17 '11 87.5
90 90 90
92.5
93 JI, 95 95
97 5 l
IW IW 100 IW 100 , loa 1 IOO 1 100 IWJ
Figura 3. Tabla de números normalizados de Renard
Figuras 4 y 5. to serie roja y la setic azul de Le Corbusier.

En las dos series, cada


uno de los tenninos es
igual a la suma de los
dos precedentes.
Los t6rmllior de la S
rie azui se obtienen du-
plicando los de la serie
roja

Con este instrumento,


Le Corbusier ha modw
Lado longitudes. super-
ficies, volúmenes, el
a j e u x des panneaux*. ia
arquitectura dc la célu-
la de habitación, la e s
tructura portante de ia
eUnité. de Marsella, y,
en fin, cada una de sus
realizaciones; su peque
ño taller, el montaje de
exposiciones en paneles
decorativos. el plan ur-
banistico de Chandigarh
y la aChapelle du Ron-
champ*.
Figuro 6. Esque~naco~isirucri~~o
del *.\ludulurn de Le Corbusirr.

El esquenia parte de la
f i ~ q r ade un cuadrado,
y mediante un procedi-
miento particular basa-
do en la determinación
geométrica de la sección
lurea de un segmento.
sc con,truyen otros dos
cii~drndoscontigmos
itunlea al inicial (que
colorados verticalmente
currespondcnexac-
tanienie a la altura de
ii:i h o ~ i b r ccon el bra-
zo levantado), de tal
modo ~ U Lel cuadrildo
genera<lur resulta, res-
pecto 3 ellos, inscrito
rii rl e!i:gar del &&lo
recto*. Se determinan
asi, a lu 1 ~ r g 0de la ver-
tical. todas las porcie
nes de recia en relación
surea cntrr si. a las cua-
les corresponden medi-
das caracteristicns de la
estatura humana, defi-
nidas por esta razón c e
mo epoints decisifs
d'encombrement de I'es-
pace ... donc antropocen.
triques..

ros de fluidos, corrientes. iensioncs, capacidades y resisten-


cias elictricas, etc.).
Las series a r m ó n i c a s encuentran en la sucesión de Fibo-
nacci y en la teoría de Le Corbusier s o b r e el u m o d u l o r ~ ,las
más interesantes foriiiulaciones pasadas y actuales (figs. 4,
S y 6).%'
Se debe t e n e r p i c s e n t e q u e , a efectos dc la elección del
&ter de la suctsi&n, d q u i e r &, aunque no se
haga muy a fondo, de la reaiidad fenbmeno-thica, reclama
la prewmcia constante de leyes mucho más próximas al mun-
do de las progresiones geomktricas que al de las a r i d
tia.
ia aptitud de las series gmmktricas para rep& con
bastante ahidad, mediante la sucesión de téminos, el prw
ceso de pparte de los fenbenos técnicos y, por consi.
@te, su capacidad para hacer la funcidn de serietipo di-
mensional, subraya el interés en investigar su aplicacihn a
las necesidades de la &ación, aunque, en g a d , c m
traste con tales características su ineptitud en la d b n de
meanismos reticdares con términos de crecimiento cons-
tante?

Ejemplos de la búsqueda de series nur&b

Con este nombre, Le Corbusier -6 uaa p n a &en


s i o d constituida por dos series, y que, en d i d a d , no p
set móduios en el sentido ordinario de la palabra, aunque
a veces utilice, dos sucesiones dimensionales se@ una p m
gresi6n geomdtrica (Ilamada de Fibonacci) de 1,618,
en la cual cada t é i n o es la suma de Ios dos precedentes,
aumentando en una dimensión fija y mantmkndo sus rela-
ciones constantes,
Las dos serie3 que forman el *modulorm se llaman serie
roja y serie a z d La serie azul es el doble de ia roja, y ambas
crecen se- la ley de Fibúnacci; su relacibn es la relaci6n
dures. (figs. 4,s y 6).
Con una sucesiva adaptación de las medidas, ia esca-
la del *modulorm pudo tducirse en pies y pulgadas, p b -
-dose entonces, de nuevo, la utdpica aspiración ale b
Corbusier de sustituir con ella, en el campo de Ia edihcidn,
a los dos sistemas de rnedida; no obstante, se demostrb poco
apta para los h e s de una coordhaci6n dimensional.
IR Corbusier intentii justificar el uso de estas dos series
con datos antmpomCtricos; sin embargo, todavía no &ten
pruebas de que sea ésta la hita serie capaz de producir di-
mensiones se@ Las relaciones h m a m . A d e d s , la adición
arbitraria & 3" a la altura media del hombre (697, efectwa-
da a firi de que las 72" puedan utilizarse, por simpIiicidad nu-
m t r h , en la serie roja en lugar de1 niímcro correcto (W),
amba de invalidar estas justihciwies.
Si bien e1 umodulor* tuvo un notable Qlito entre los ar-
quitectos, cierto atimwo de dementos negativos contenidos
en Q obstaculiza su uso en mayor escala; estos elementos
son:
a ) No cumple, después de cierto Ifmite, h propiedad
de acoplamiento necesaria para construir. Tripl icando, por
ejemplo, los términos de la serie roja se obtienen valores
difíciles de haliar en ninguna de las dos series, No se pue
den utilizar 3 d 4 ventanas de 21" y hallar una relación di-
d o n a l de las dinteles con qd gnip de dimenciones
(63 no existe en la serie). Por consiguiente, es imposible en
el sistema el uso de retitulas o de medidas f u n h t a
les mditiplos senciilos, y de cualesquiera divisiones, ya que
las longitudes, suma de varios elementos de magnitud mo-
dular, m coinciden con la reticula ¿e referencia -da m
bre el emoduiori,.
bl hfme pocas proporciones arquitectdnicas importan-
tes, d exciuimos la reiacibn áurea. De hecho, las dos series
contienen s610 nueve posibles proporciones entre los limites
111 y 1/4 (el limite 114 de esta -la se ha h 1 e c i d o ar-
b i t m i m a t e como punto de comparacion para utilizarse
en esta critica de la serie); el resto son téminos I6gioos
d d e % rnomeoto que consideremos mate- de constmc-
cibn, 10s cuales, wcepcibn hecha para los e1emeatos estnic-
tudes, superan difícilmente esta proporci6n. Las propor-
ciones posibles son: 111; U1236 o 72/89; 1 /1Wd 55/72;
111,618 6 8/13; 112; 1/23 18 6 34/72; 1 / 2 M 6 318; 113,242
6 721233; 113,492 d 21/72.a
Pam un sistema, 1a limitación de los pductos .&la e&-
ficBcidn a este pequeño grupo de proporciones posibles, es
uns notable desventaja y wi impedimento determinante para
el m i s t a .
Un dato positivo que ofrecen estas dos series lo consti-
tuye el hecho de pertenecer a las series de Fibonacci, las
cuales tienen un tipo de ley aditiva que resulta bastante indi-
cada para los problemas de la edificación; en realidad, en
una sucesión de términos A, B y C, es útil que C = A B. +
hecho que sucede continuamente. Además, cuando se pasa
de la serie roja a la azul, se pueden usar conjuntamente dos
productos de igual medida pertenecientes a la serie roja,
obteniendo así una medida de la otra serie (por ejemplo II
241" + 241" = 5"); aunque, en la práctica, éste no sea el
único modo en que pueden utilizarse repetidamente los pro-
ductos; puede ser necesario, por ejemplo, sumar tres veces
la misma medida, lo que no es posible, como ya se ha
visto.
No teniendo ciertamente la extensión de aplicaci6n que
i e CorbuSier le auguraba, este instrumento modular se ha
mantenido como un medio de trabajo por sus estudios, de
considerable carga estética, datos y resultados alcanzados,
pero siempre únicamente desde el punto de vista de la uti-
lidad personal. Al menos en los casos en que se ha adoptado,
ha semido para eliminar la despreocupación e inexactitud
en las proporciones.

La serie de números de Renard


Fueron estudiados hacia 1880 por el coronel del aire fran-
cés Renard, con la intención de fijar las dimensiones de los
cables para aerostatos."
Estos números aseguran todos los recursos decimales,
la progresi611 geométrica, la duplicación. la introducción del
número 3.14 y los múltiplos enteros de 10.
Comprenden, además, el nfimero 25, su doble. su mitad
y la media geométrica de 1 y 10, es decir, 3.15, que es muy
próxima al valor 3.14.
Todas las series son geométricas, siendo la raz6n de la
serie fundamental "di¿¡= 125.
Las razones de las otras series son ' J T = 1.6,
1.12 y E=1,M,denominándose R5, R10, R2O
y R40.
l
Para construir la serie R10, que es la base del sistema,
Renard obró de este modo: escribió los valores 1 y 10 y su
media geométrica 3,15. despues introdujo la serie doble na-
tural ( l , 2 , 4 . 8 , etc.), la serie mitad, en progresión inversa a
partir de 10 (5, 25, 1.25, etc.) y finalmente la mitad y el do-
ble de 3,15. Partiendo de esta serie se pueden obtener series
derivadas mediante diversos sistemas.
Puede observarse como los niimeros así obtenidos son, a
menudo. irracionales. Por necesidades de la normabción,
se limita convencionalmente la gama decimal y se obtienen
valores aproximados, que son los números normalizados
propiamente dichos.
Aüadiendo la letra e a # , pueden redondearse todavía al-
gunos de estos números, siendo entonces distintas las series
que los contienen de la serie base correspondiente. Se ha-
blará entonces de la serie Ralo, RdO, etc. Los valores mas
frecuentemente redondeados son 3 por 3.15, 6 por 6" y 12
por 125.
En los primeros tdrminos de la serie el valor a redondear
es bastante pequeño. Comparando la serie doble, necesaria
para el proceso de la edificación, con los tenninos de la serie
de Renard:
Serie de Renard 1 2 4 8 16 31,s 63 125 250 500
Serie doble 1 2 4 8 16 32 64 128 256 512
vemos corno, a partir de cierto limite, los valores se ale-
jan considerablemente, por lo que no es posible utilizar
cuatro productos de 16 unidades, recurriendo al valor 63.
Este es uno de los principales motivos por los que esta serie
no puede utilizarse para la coordinación dimensional en la
edificación?

L4 selección de números normalizados propuesta por Ale-


mania con motivo del proyecto A.E.P. 174
La Asociación Alemana para la Normalización efectuó
en 1951, la primera aplicación de una gama de números nor-
maiizados para la construcción (norma DIN 4172: Massord-
nung in Hochbau. acoordinación dimensional del edificios),
que debian servir de base para las dimensiones de todas las
partes de la construcción; tales como la longitud y anchura
de las piezas, magnitud de los componentes y, también, de !
manera particular, las dimensiones de masas de homiig6n
in situ (fig. 2).
Esta tabla supone una gran facilidad en la elección de
números, los cuajes se reparten en gamas distintas para las
obras sin acabar y las obras de acabado.
Hay que resaltar el hecho de que la gama de números y
dimensiones adoptada para las obras sin acabar tiene como
dimensión base una muy próxima a la del ladrillo actual
normalizado?

La selección de números normalizados propuesta por Grecia


Grecia ha propuesto una sencilla gama de magnitudes,
inspirada en el amodulors de Le Corbusier, considerando,
con todo, que la relación hurea es sólo una ayuda preciosa
cuando la utiliza un arquitecto. Admitiendo, ademh, que
las dos series no poseen la necesaria simplicidad para con-
tribuir a una industrialización racional de los materiales.
han combinado módulos de 10 cm con la raz6n del mmodu-
lora, 1,618, a fin de obtener una serie de Fibonacci que ten-
ga por denominador común 10 y en la que los sucesivos tér-
minos estén en la relaci6n más próxima posible a la =sección
hurea~(fig. 7).
No obstante. considerando tal serie insuíiciente para re-
solver todos los problemas de la construcción, en los cuales
para cada tipo de elemento es necesario limitarse a algunas
dimensiones preferentes de la serie, se han adoptado otras
dos series que son la mitad y el doble de la primera.'
Figura 7. Tabla de números normalizados propuesta por Grecia.
La seleccidn de números normalizados propuesta por Italia
El informe italiano propone una ley de selecci6n para los
números destinados a la coordinación dimensional, que de-
riva de una de las series principales de Renard (Ra 10). de
la cual también deriva, en parte, la seIecci6n alemana.
Los tres primeros niuneros de la serie natural de los mí-
meros enteros inmnmensurables (2, 3 y 5), sirven de base
a los de las series, en progresi6n geométrica, independientes.
Todos los términos, del 1 al 10,de las citadas series, que
tienen de razón común 2, se hallan también en la serie
RalO.
La serie Ralo, cuya razón es aproximadamente 1 3 , da
la ley general de selecci6n de los números, y las tres series
Ra10/3,todas de razón 2, crean correlaciones entre sus t&-
minos, que se reagrupan en tres series independientes. Existe
así una doble correlación entre los números de cada serie o
entre una serie y otra.

Serie R10 1 125 16 2 22.5 3.15 4 5 63 8 10


Serie miondeada 1 125 16 2 25 3p0 4 5 6 8 10
RalO
Serieredondeada ba- 1 125 15 2 25 3pO 4 5 6 8 10
sada m la Ralo (in-
fome italiano)

Las treg series a) 2 4 8


Ra1013. todas de
raz6n 2
b) 3 6
c) 5 10

Las tres series se colocan radialmente en un diagrama. a


partir de sus bases 2, 3 y 5; se intercalan, después, tres s e
ries análogas basadas en los números 6, 10 y 15, obtenidos
multiplicando entre si 2, 3 y 5. Los círculos concéntricos
destacan ciertas relaciones entre números correspondien-
tes (fig. 8).
Figura 8. & seldón de números normaiizridos propuesto por
Italia.

<al

Diagrama radiai
Las tres series se ha-
llan dispuestas radial-
mente, siendo sus bases
2. 3. y 5.
Se intercalan otras tres
series. de bases 6, 10 y
15.

La selección de números no~mlizadosm s t a j


por Inglatma y aceptada pw los once paises
participantes en el proyecto A.E.P. 174 i
Dándose cuenta de la imposibilidad de satisfacer las exi-
gencias de la industria de la edificación utilizando, para la
coordinación dimensional, una sola serie, geom6trica, arit-
mética o armónica, los ingleses enfocaron su estudio hacia
el establecimiento de correlaciones entre series indepen-
diente~.~
Después de muchos experimentos hechos con muchas se-
cuencias de números, encontraron tres series que poseen ca-
racteristicas favorables para ser utilizadas colectivamente L

como guía en la resolución del problema. Las tres series


adoptadas son (fig. 9):
(1) seriedoble 1 2 4 8 16. ..
(2) serie triple 1 3 9 27 ...
(3) serie aditiva 1 2 3 5 8 13... (o de Fibonacci).
Cada serie posee propiedades que se wnsideran necesa-
rias y suficientes para su inclusión en un modelo superior,
o serie modelo (modular number pattem). estudiado para
resolver la coordinación dimensional."

Figure 9. Construcción de la serie bidimensionnl.

TRIPLE UBONACCI DOBLE

- 9 S 2 4 8

Examen de las tres series utilizadas para el desarrollo de la


serie modelo bidimensional
La primera de estas tres series, la serie doble (1, 2, 4,
16, etc.) tiene las siguientes caracteristicas favorables:
1: La flexibilidad, conseguida con pocas partes.
2.' Las ventajas debidas a la naturaleza geomdtrica de
la serie, cuyos intervalos entre dos términos sucesivos au-
mentan, a medida que aumenta el valor de los propios ter-
minos.
3.' El hecho de poderse wnstruir y sumar fbcilmente,
lo que hace a esta serie particularmente apta para las nece
sidades dimensionales de la coordinación.
La serie doble, si bien posee las características favora-
bles antes mencionadas, no puede resolver el problema por
si sola, ya que mientras ofrece flexibilidad en la suma de
las partes, no la ofrece, de un modo razonable, cuando se
utiliza wmo guía para proyectar productos. De hecho, si
se utiliza s61o esta escala, se consiguen únicamente productos
wn proporciones de altura y anchura de 111, 112, 114. La
simple relación de un cierre, de cualquier lugar, entre 112.5
y 113, por ejemplo. no existe.
La segunda serie, la serie triple, (1, 3, 9, 27, etc.) tiene
las siguientes características favorables:
59
1.' Posee las mismas ~ropiedadesde separaci6n de in-
tervalos que la serie doble.
2.' Es fácilmente constmible, como la serie doble, lo
que es muy importante al proyectar mediante sistemas de
referencia.
3 . La posibilidad de construir dos series, permite la
división de una dimensión de gran tamaño m otras tantas
dimensiones más pequefias, iguaies entre si; permite, ade- l
+
más, realizar el concepto a b = c. y permite también. por 1l
ejemplo, el tipo de relación 8 + 1 = 9, siendo esta cáracte-
rística de extrema importancia, especialmente en los siste-
mas de prefabricación, en donde el espesor de una junta
mas la longitud del panel dan lugar a una medida modular.
4.' La serie triple, junto con la doble, aumenta de modo
útil el número de proporciones posibles para proyectar pro-
ductos. como muestra la siguiente escala: 111, 112. 113,
114, 213, 314, 3/8,4/9, 819, 8/27, 9/16, 16/27, 27/32.
ia combinación de estas dos series aumenta y mejora,
todavía, la posibilidad de fabricaci6n, la combiii6n. la
elección de proporciones y, por consiguiente, la libertad
para proyectar. Peru existen aún algunos puntos débiles; si
bien se pueden dividir las medidas grandes en otras más
pequeñas (12 = 2 x 6, 12 = 3 x 4, 12 = 4 x 3). y las gran-
des en medidas & pequeñas y medidas pequeaisimas
(9 = 8 + l), no se pueden dividir las medidas grandes en
medidas m& pequeñas, no iguales entre si, como sucede
frecuentemente. l
El concepto a + b = c se l i t a a combinar únicamente
estas dos series, y faltan por consiguiente, algunas relacio-
nes importantes que deberían incluirse, a fin de adaptar las
1
1
medidas del modelo a la neutralidad estética. i
ia tercera serie, la setie de Fibonucci. tiene las siguientes
características favorables:
1: Proporciona una guía para dividir los n h e m s gran-
+
des en números más pequeños no iguales (8 = 3 5), posi-
bilitando un tipo de adicidn muy importante.
2.' Añade nuevas proporciones a las obtenidas con las I
dos series precedentes, incluyendo algunas muy importan-
tes. como la relación áurea, ya usada por Le Corbusier.
3." Esta serie tiene, también, más términos en las esca-
las menores que en las mayores.

La serie bidimensional
Se trataba de resolver el problema de combinar las tres
series, de tal modo que permaneciesen sus cualidades posi-
tivas y desapareciesen las negativas.
En una primera fase de estudio se relacionaron las tres
series entre si mediante una combinación de dos dimensio-
nes. La serie de Fibonacci se puso en el centro, la doble a
su derecha y la triple a su izquierda. El número uno es co-
mún a las tres series.

Figura 10. La serie bidimensional.

TRIPLE FIBONACCI DOBLE

27 9 3 I 2 4 8
54 18 6 2 4 8 16
81 27 9 3 6 12 24 4
:
135 45 lb 5 10 20 40
216 72 24 8 16 32 64

Este conjunto de números posee muchas ventajas y cier-


tas propiedades que pueden ser útiles a los arquitectos y
constructores. Tales ventajas son:

1." La inclusión en este sistema de tres de los modos en


que se utilizan comúnmente los números en las construc-
ciones:
a) los números pueden dividirse en otros más peque-
ños, pero iguales entre si; por ejemplo, 16" = 4 X 4"
= 2 x 8"; 12" = 2 x 6" = 3 x 4" = 4 X 3";
20" = 2 x 10" = 4 x 5" = 5 x 4". Esta propis
dad se aplica particularmente al establecer la re-
ticula;"
b) los números pueden dividirse en otros más peque-
ños, no iguales entre si: 8 = 3 + 5; 15 = 9 + 6;
20 = 8 + 12. Esta propiedad puede u t i b d es-
tudiar la fachada;
c) los números pueden dividirse en combiiciones de
números algo más pequefíos con números p e q d - 1
simos o con la unidad; por ejemplo, 8 + 1 = 9;
9 + + +
1 = 10; 15 1 = 16; 16 2 = 18; 15 3 +
= 18; etc. Esta propiedad es útil en la consmicci6n
1
de paneles de cerramiento, en donde la longitud del
panel más el espesor del pilar es igual a la longitud
estnichiral.
2.' La posibilidad, con este conjunto de números, de ac-
ceder a un largo campo de proporciones, que examinaremos
mis adelante.
3.' El hecho de que los números de la derecha de la
tabla, aumenten en una progresión regular, dando lugar a
una serie doble. El aumento en el intervalo es de 1 en los seis
primeros números. de 2 en los cuatro siguientes, de 4 en los
otros cuatro, de 8 en los otros cuatro y así sucesivamente. El
aumento en la separación de los intervalos, como en el de
los números, es importante porque limita el número de
medidas posibles del producto, a la vez quc permite la
necesaria flexibilidad en el campo mAs bajo dc los núme-
ros. p a n poder resolver los problemas de espesor de pare-
<!Sy columnas. Los números generados por la serie triple
caen entre los citados intervalos, cumpliendo la propiedad
+
a b = c, del modelo.
i
4." La confirmación de que los números elegidos con
este metodo, excluyen todos los números primos y sus múl- 1
1
tiplos superiores a 5. Esta exclusión es deseable, ya que los t
números primos son números dispares sin factor comiui.
por lo que su supresión ayuda a obtener la máxima flexibili-
dad en el campo seleccionado de los números. Utilizando este
conjunto de números en relación. la selección de medi-
das puede conducirse de manera tal, que los productos uti-
lizados conjuntamente sean fácilmente combinables.
5.' El hecho de que este sistema ofrece muchas venta-
jas al fabricante. De hecho, por ejemplo, una placa de mate
i
rial de cualquier medida de las de la derecha del modelo,
puede mrtarse en cualquier pequeña medida del conjun. I
to y lo que reste será, todavia, una medida modular están-
dar. Por ejemplo, si un constructor fabrica un panel de una
medida de 64 unidades y se le piden paneles de 20 uni-
dades, podrá dividirlos en partes de 40 y 24 unidades. Los
elementos de 40 unidades podrán dividirse en partcs de 20 y
los de 24 serán, todavía, una medida modular estandar. Estc
#encaje>de distintas medidas, ayuda a reducir las pérdidas
en los procesos de fabricación y en obra.

Defectos d e la serie bidinieiuionnl


Si bien este particular conjunto de números parece tener
riiuchas ventajas, posee, en realidad. algunos defectos que
pueden todavía, eliminarse.
Un primer aspecto ncgativo de este sistema bidimensio-
nal es que sólo la columna central puede duplicarse o tripli-
carse. Observando cii la columna de la derecha, vemos que
no se puede triplicar LO o, mirando a la de la izquierda, no
se puede duplicar 15. Si se considera que duplicar o tripli-
car son condiciones básicas para la flexibilidad de este sis-
tema. el hecho de que sólo la columna vertical central pueda
hacerlo, aparece como una deficiencia.
Este sistema posee un segundo defecto, el prever una
sola medida para el numero 1, surgida del producto de
una unidad de dimensión por el número 1; así éste se con-
vierte en un módulo base con lo que, una vez elegida la uni-
dad de mcdida, todos los otros términos serán múltiples de
este módulo base. Tal tipo de solución, ddcsde el plinto
de vista convencional, parece simplificar las cuiidiciunes exis-
tentes en la industria de la construcción.
Sin embargo, es posible determinar un único módulo
base para u n grupo particular de productos, pero es discu-
tible intentar hacer lo mismo para toda la industria.
De hecho, es lógico tener en cuenta los ladrillos macizos
que tienen una dimensión nominal óptima de 3 " ~ 4 f i " ~ 9 " ,
o las construcciones en hormigón armado. para las cuales
se han definido intervalos de 1Vz" en un reciente número de
la British Standard.
Intentando utilizar un módulo base de 4", las secciones
de los pilares serían: 4" x 4"; 4" x 8"; 4" x 12"; 8" x 8";
etcétera, o sea 16,32,48,64 pulgadas cuadradas; este campo
de medidas no ofrece suficiente flexibilidad para proyectar.
Si considerarnos, además, que los bloques y ladrillos uti- 1
lizados comúnmente en divisiones, tienen medidas que
varían 2". 3". 4" y 4%".y que una pared de hormigón ar-
mado de 5" es la más pequeña medida utilizable en edi-
ficios de varias cmjias, vemos que las medidas de los
pilares y de las juntas deberían variar en pequeños incm
mentos. Estas variaciones son del orden de 1" 6 2" y no del
orden de los módulos base, de 3", 4" y 5".

La serie modelo de tres dimensiories


En el desarroiio de la serie modelo, puede considerame
este paso como el más importante. Mediante el análisis de
la escala de valores bidimensionales se ha llegado a la con-
clusión de que para completar el sistema debe utilizarse,
también, h tercera dimensión. Este hecho proporciona nue
vos números y aumenta las posibilidades de c o m b i ó n
numérica, lo que parece ser una cualidad altamente desea-
ble si se quieren obtener, al mismo tiempo, flexibilidad y es-
tandardiiación. La base del modelo bidirnensional se cam-
bia, como muestra la figura 11, a íin de creer la estructura
necesaria para un modelo tridimensional.
No se parte ya únicamente de la serie de Fibonacci, sino
que se c o m b i i en dos direcciones esta serie y la doble. La
tercera serie se coloca en la tercera dimensión.
Este cambio supera el aspecto negativo, anteriormente
examinado, de la tabla bidimensional. Utilizando las tres se-
ries en los ejes X, Y, y 2, la serie doble y la de Fibonacci
permanecen, como antes, sobre un plano, mientras la serie
triple se desarrolla a lo largo de la tercera dimensión, pu-
diéndose duplicar y triplicar, de este modo, todos los núme
ros (fig. 12).%
De modo general, puede apreciarse d m o el conjunto de
los números enteros del modelo tridimensional es el mismo
que el del modelo bidimensional. aunque aquél contiene los
productos 15, 30, 36.60, 90 y siguientes, que no existían en
este Último.
La serie de Fibonacci se ha interrumpido en el número 8,
al ser el 13 número primo. El uso de 13" como gula para las
dimensiones de productos reduciría la flexibilidad total del
sistema, ya que no existirían factores comunes en otras di-
mensiones del modelo: es decir, no existirían submúltiplos
de 13. Con todo, la dimensión 13" puede u t i l i i como
suma de 8" y 5".
Figura 11. Desarrollo de la serie modelo en las tres dimenciaus.

Las dimensiones que contiene el modelo pueden incluirse


en una tabla de medidas crecientes, a fin de proporcio-
nar una visión más clara de las mismas. La figura 13 mues-
tra las medidas de la serie modelo y su relación w n las
tres medidas consideradas, normalmente más óptimas para
un módulo base de 3". 4" y 4%".
Han sido omitidos de la lista principal de dimensiones
los números 5" y 10". al no ser multiplos de 3", 4" y 4%":
sin embargo, no han sido excluidos del modelo general de
los números.
En la columna de los valores comunes, tan d o m el
caso de las 3" han sido citados entre paréntesis los valores
comunes, a la vez. a la medida 4%".
Existen. en total, 35 medidas entre O' y 12'.

Figura 12. ia serie modelo de tres dimensionw.

De estas 35 medidas, 14 están por debajo de los T,


por lo que tienen una razonable flexibilidad para trabajos
de M e r í a . espesores de paredes, paneles de aislamiento
acústico. etc.; entre los 20' y 12' hay 21 dimensiones que p
Figura 13. Tabia de medidas de lo serie modelo con vekicidn a
los módulos de 3:' F y 4%".

h a n formar un conjunto utilizable para paneles de ciem.


ventanas, puertas, revestimientos. etc.
Si se considerasen los números del modelo trid'iensio-
nal como medidas en pulgadas directamente, se podría
eliminar el segundo aspecto negativo de la serie bidimensie
nat: la dificultad de utüizar un módulo base.
Podrían dimensionarse, entonces, los productos con un
módulo de 3",4". 5" 6 con muchas otras dimensiones base
y, sin embargo, los números se hallarían siempre en rela-
ción unos con otros, por todo ello, se ha acordado conside-
rar los números de la serie como dimensiones: es decir,
1 sera igual a 1".
Las relaciones entre las tablas dirnensionales no han
sido examinadas todavía, pero son de gran interés; w n este
íin, las tres tablas indicadas en la figura 14 han sido nume-
radas y marcadas w n letras (fig. 14). Su uso wrrecto es
este:

a) para dividir por 2 hay que desplazarse hacii la izquier-


da: cuadro 3, colunina B; 90' = 2 x 45';
b ) para dividir por 3 hay que desplazarse hacia el obser-
vador; utilizando todavía 90', desplazarse hacia el cua-
dro 2, columna B; 90' = 3 X 30';
c ) para sumar dos números desiguales, se toman las dos
dimensiones situadas por encima de la deseada: cua-
dro 3, wlumna B; 90' = 36' + 54';
d ) 90' que era igual a 3 x W, es equivalente también a
U)' más 60', ya que 60' (cuadro 2, columna C), es equi-
valente a 2 x 30'. como se aprecia mirando hacia la
izquierda;
e) 60' es equivalente también a 4 x 15'. wmo se aprecia
desplazándose hacia la izquierda dos espacios: cuadm 2.
columna A;
f) en el cuadro 3, wlumna A. 45' = 3 x 15'. como MT =
+ +
15' 45' y 90', que era equivalente a 30' M', es, por
tanto equivalente también a 15' + +
30' 49;
g) en el cuadro 3, columna A, 45' equivale, tambih, a sus
dos números inmediatamente superiores: 27' y 18'.

Esta subdivisión de números puede continuar indeñai-


+
damente: 27' = 3 x 9'; 18' = 3 X 6'; 60' 24' = 2 X 42';
3 x 8' = 16' + 8'. y así sucesivamente.
Dado que las dimensiones aparecen duplicadas o en mi-
tades, en el eje X se pueden dividir por dos de nuevo, si es
necesario, obrando según la forma racional del modelo. Una
pulgada se convierte en media pulgada, 3" en 1%". etc. La
dimensión 4%" permite al modelo incorporar el ladrillo es-
tándar, relacionándolo con las otras medidas.
Como se aprecia. el modelo sirve para coordinar las di-
mensiones que derivan de diversos módulos base; dimen-
siones que normalmente se consideran inconmensurables.
De un modo mAs directo, si se quieren utilizar los múl-

Figura 14. LP( series modelo de tres dimensiones con los referm
c h necesarias pua indicar su utüirncidn y posibillici8w.
tiplos de 3" con los de 4", es necesario desplazarse hacia la
derecha sobre el eje X correspondiente a 3" y descender a
lo largo del eje Y correspondiente a 4". La intersección se
produce en 12" (cuadro 1 columna C), teniendo todos los
números siguientes a la derecha y hacia atrás esta prc-
piedad.
LM dimensiones del intervalo y del producto deben tener
una relación directa.con el módulo base. Por ejemplo, inten-
temos encajar la puerta de un aula. de 240": situamos 240"
(cuadro 2, columna E), es equivalente a 2 x M)" (cuadro 2,
columna C), siendo a su vez 6 0 equivalente a 36" +
24".
Pero 24" es equivalente, también, a 2 x 36", que es la di-
mensión de la puerta que habíamos empezado a instalar. En
el cuadro 2, columna C, 96" es equivalente a 60" + 36". sien-
do, además, 240". equivalente a 60" ( % de 240") +
180"
(W de 240") como se aprecia en los cuadros 2, columna C
y 3, columna C, respectivamente; por lo tanto, 60" es eqú-
valente a 36" + 24", y 180" puede subdividirse fhcilmente
con ayuda de los cuadros. De este modo, el proyectista pue-
de encontrar con rapidez todos los sistemas posibles para
utilizar determinados productos estándar que se adaptan a
un hueco dado.
Consideraciones tedrico-prcicticas sobre la serie modelo
La solución de números propuesta puede considerarse
parcialmente como un desarrollo de la ulambdaw platónica,
Figuras 1S-tl. Derivaciones de la lambda platdnim existentes ni Iri
serie modelo.
1
. Dos Kner & ri16n 2 v

a la cuk se le haya afiadido el número 5." Se escribirá así:


. .
1 2 3 4 5 6 8 9 10 . . 15 16 . 18 . 20 . . 24 etc.
No obstante, la escala de magnitudes que resulta puede
considerarse estructurada numéricamente en tres temas h-
damentales, dispuestos en sucesión armónica.
2.3.5
a partir de los d e s se desarrollan, en sentido creciente y
decreciente, otras tantas progresiones geom6tricas de razón
2 y 3. La serie que deriva de ellas, es decir, la serie modelo
pennite, respecto a las otras, un mayor grado de wrrelación
de tipo aditivo, wndición particularmente indicada para
los ñnes de la ediñcaci6n.
La asociación de tales secuencias se efectúa de un modo
semejante al de la estructuración de la escala musical.

Proporciones y serie modelo


Todos los sistemas proporcionales utilizados desde los
tiempos antiguos hasta hoy, pueden clasificarse bajo dos
títulos principales: simetria estatica y simetria dindmica. La
palabra simetría se utiliza aquf en el sentido ciásico del ter-
mino, es decir, como sistema de proporciones.
La simetria estatica comprende aquellas relaciones que
son directamente conmensurables, es decir, todas las relacio-
nes 112, 213, 314. 114. etc.
La simetna dinámica comprende aquellas relaciones que
son inconmensurables, tales como: 1 / J z 1/ J% etc., pero
que. al elevarse al cuadrado, se transforman en conmensu-
rables.
La simetría forma parte de la gradtica de la expresión
artística, debiendo considerarse la inclusión de los citados
principios de proporción en la serie modelo, principios com-
patibles con los métodos modernos, si se quiere satisfacer
la condición de neutralidad estktica.
Antes de la llegada de la industrialización, la mayor par-
te de los productos de la edificación cuyas medidas su-
peraban las de los ladrillos eran elementos especiales, por
lo que el proyectista podía especificar cualquier medida
y proporción. Por esto. era relativamente fácil para un pro-
yectista utilizar la simetría en el proyecto. Para poderla
utiiizar también en una producción industrializada, deben
fijarse las medidas y, por consiguiente. las proporciones de
cada uno de los elementos.
Entre las tentativas hechas para alcanzar la coordina-
ción modular de las dimensiones, tan sólo la de Le Corbu-
sier ha tenido en cuenta la exigencia de la proporción. El
ejemplo de la figura 22 muestra cómo la familia de propor-
ciones, derivada de las dos series del emodulor~,puede uti-
lizarse de modo intercambiable, sin fragmentos de relleno o
elementos de compensación; la relación Burea esii aquí
ligada a las siguientes relaciones: 2331144 = 144189 =89/55
= 1f1.618. Este ejemplo, a pesar de ser visualmente único
es tan sólo un caso elemental de utilización de la simetría.
Un estudio de la simetria demostrará que las relaciones
tienen complementos, del mismo modo que los colores tio
nen sus colores complementarios.
El estudio de la simetria ha ocupado un lugar bastante
importante, debido a que cualquier sistema de estandardiza-
Figuro 22. Expresi6n visual de la familia de proporciones derivada
de las dos series del smodulor*.

ción lleva en sí mismo cierta fuena que tiende a hacerlo


perdurable. No obstante, a pesar de que la simetría no es
nunca uno de los factores más importantes de la arquitectu-
ra actual, si lo ha sido, en cambio, en gran parte del pasado,
por lo que un sistema de coordinación modular de las di-
mensiones no debe impedir su futura utilizaci6n.
La serie modelo contiene 42 relaciones de números ente-
ros entre los limites 111 y 114, relaciones detenninadas por
valores de la serie comprendidos entre 1" y 81" (fig. 23).
La serie modelo pertenece claramente al tipo de simetría
estática, aquella que trata de las relaciones conmensurables
entre números enteros. Estas relaciones enteras se han uti-
lizado en el pasado de un modo análogo al de la escala mu-
sical, llamándose por eso rarmónicam este tipo de propor-
ción?
Según escribe Rudolf Wittkower? el hecho de encontrar
relaciones de la serie 6 8 9 12 16 18 24 27 32 36 48 etc. no
es casual, sino que es el resultado de reflexiones que depen-
den directa o indirectamente de la división pitagórico-plató-
nica de la escala musical. La serie descrita se desarrolla a
partir de la lambda platónica y consiste en duplicar y tnpli-
car la serie de la figura 16. Ambas series han sido introduci-
das en la serie modelo, debido a su simplicidad y facilidad
de adición. Su naturaleza geométrica; como ya hemos ex-
puesto, además de conferirle flexibilidad y sencillez de for-
mación, le posibilita para la simetna estática; simetna que
ha demostrado su importancia persistentemente, a lo largo
de la historia de la arquitectura.'

Figura 23. Tabla de las relacioncs qrtc contierie la serie modelo.

La serie modelo se ha desarrollado a partir de bases


idénticas a las de la simetna estática, siendo por eiio posible
su utilización en el diseño.
La simetria dinámica depende, además, de proporciones
de raíces cuadradas, por lo que es mas compleja. La utili-
zaron en sus proyectos los egipcios y los griegos del período
clásim!'
Tal simetria utiliza las relacioncs de raíces cuadradas,
pudiendo combinarse éstas de muchas maneras (figs. 24
v 25).
Mientras desde el punto de vista teórico estas diferencias
no pueden ser muy satisfactorias, en la práctica son dema-
l siado pequeñas para molestar nuestra facultad de visión.
De hecho, los edificios no se ven en su verdadera altura,
sino tan sólo en dos direcciones, no pudiéndose por consi-
guiente juzgar de manera exacta las proporciones; Y ni si-
quiera en condiciones ideales se apreciarían en su valor,
por lo que esta diferencia entre relaciones exactas no tiene
I ninguna consecuencia. Tales variaciones, con todo, podrían
1 reducir de algún modo la libertad del proyectista al impe-
dir, a los productos dotados de las citadas relaciones. adap
tarse lo mejor posible a la referencia exacta.
Los cuatro esquemas de la figura 26 muestran produc-
I tos dimensionados con la serie modelo, compuestos según
los diagramas dinámicos encontrados en el libro de Matila
Ghyka."
Existen otras composiciones dinámicas que pueden ex-
presarse con dimensiones de la serie modelo, como las de
la figura 27.
En los diagramas presentados se demuestra que, en algu-
nos casos, puede conseguirse la simetría dinámica al proyec-
tar. utilizando productos dimensionados con la serie mode
/ lo; con todo, en estos casos deben efectuarse ciertas aproxi-
1 maciones, a íin de expresar los productos inconmensurables
1 en términos de dimensiones enteras. No obstante, una parte
considerable de las expresiones dinámicas permanece fuera
1 de la capacidad de la serie modelo. Esto es inevitable, a
causa de la dependencia de la simetría dinhmica respecto a
las relaciones inconmensurables; sin embargo, es sorpren-
I
dente la posibilidad de hallar en la serie modelo un grado
relativamente grande de libertad dinámica, a pesar de ba-
sarse su construcción en los números enteros.
En el disefio arquitectónico actual el ritmo es, muy fre-
cuentemente, poca cosa más que una simple repetición, pero
con el tiempo será posible alcanzar nuevas libertades en esta
disciplina. del mismo modo que lo ha hecho la música en
estos Últimos sesenta años.
Esta posibilidad de una mayor libertad rítmica ofrecida
por la serie modelo, es bastante importante: una buena com-
posición ordinariamente implica relaciones. habiendo sido
siempre importante, para cualquier tipo de composición, la
existencia de una base de orden conocida.
Figura 24. Representación grúfice de IriJ relaciona de rafca c m
dradas, propias de ia simetrh dindmicu

En la música se clasifican las frecuencias y se combinan


las notas de un modo meticuloso, pero, sin una base de orden
flexible, la variedad musical no seria tan amplia ni la com-
posición tan importante. Algo semejante sucede con la ar-
quitectura
Figura 25. Relaciones en la simetrfa dinámica.

X fi x2

Figura 26. Diagramas dinámicos.

La serie modelo propuesta es una base de orden que


facilita las medidas de los componentes, y un marco rela-
cionado y flexible con el que idear y proyectar edificios.

n
Figura 27. Composicidn dinámica realizada con dimensiones de la
serie modelo.

9 + 16 = 25 (El mimero 25 no existe en la serie modelo)


El módulo
Número, medida, dimensión
Para poder comprender la necesidad de introducir un
módulo en el estudio de la coordinación dimensional, es ne-
cesario primero aclarar los conceptos de número, medida y
dimensión. El significado de estos tres tkrminos no se halla
delimitado con el rigor necesario, siendo muy frecuente que
los términos correspondientes en las diversas lenguas, no
indiquen conceptos totalmente idénticos.

Figura 28. Expresión vLFuoI de los conceptos de dimensión. unidad


de medida, nrimero. medida y escala de magtritudes.

Dimensión
Distancia entre dos lineas
Extensi611 de un cuerpo en una o
más direcciones

Unidad de medida
Patrón de medidas wnocidas mmo
el centímetro, el decímetro, la pul- C E N T ~ M E ~ ~ O
gada y el pie

Medida
Expresión num6rica. en cualquier
sistema de medida, de una magni-
tud lineal
Escala de
magnitudes
Se u t ü i i dos o ?O
sistemas de
medida:
el sistema m6tri.
co y el sistema
foot-inch. el uno
es decimal, el otro
duodecimal
Entendemos por dimerzsidn la distancia entre dos rectas
paralelas cualesquiera, debida, tambib. de otro modo
como la longitud del segmento detemllnado por estas dos
rectas sobre una perpendicular común (fig. 28).
Este segmento o dimensión es una distancia bien d&-
nida que necesita la ayuda de una unidad de medida para
poder concretarse.
El sistema de medida se basa en un patrón de medida
conocido, o unidad de medida. como por ejemplo el centí-
metro, la pulgada, el decimetro o el pie; medir significa re-
lacionar un segmento de longitud conocida con una escala
basada en la unidad de medida.
El nilmero de unidad de medida contenido en una dimen-
sión constituye su medida, siendo di£erente el valor aritmé-
tico de este número según el sistema de medida adoptado;
por consiguiente, un mismo segmento poseerá niuneros re-
lativos distintos según la unidad de medida considerada.

Sistema de medida
En los países europeos se utiiizan dos sistemas de medi-
da: el sistema métrico decimd y el sistema pie-pt~lgada.De
elio se deduce que, para una dimensi6n dada, existen dos nú-
meros diferentes; un centímetro es igual a 0,3937 pulgadas
e, inversamente, una pulgada es igual a 2.54 centimetros.
Si se admite la equivalencia de las medidas 4 pulgadas
y 10 centimetros, que son ambos números enteros, no p*
drán intercambiarse productos entre los países que utilicen
los dos sistemas de medida diferentes, ya que, en efecto, la
magnitud redondeada en pies-pulgadas, será siempre un poco
mayor que la magnitud métrica, no pudiendo entrar, por
ello, en la trama de la retícula modular métrica.
Pero, además de las diferencias de magnitud. existen las
de escala; los dos sistemas son diferentes, también por su
modo de reagrupar la unidad sobre la escala lineal: el uno
decimal, el otm duodecimal. Confrontando ambos sistemas,
pueden distinguirse dos órdenes distintos de magnitud: el
centímetro, el decímetro y el metro, la pulgada, el pie y la
yarda. 1 pie = 12 pulgadas. 1 yarda = 3 pies; 1 dm = 10 cm,
1 m = 10 dm.
Es evidente que tal diversidad en los sistemas de medi-
da, es incompatible en el ámbito de una cooperación indus-
trial en el campo internacional, cooperación que parece in-
dispensable para obtener el máximo beneficio de una coor-
dinación dimensional.
Sería suíiciente para resolver el problema, el estableci-
miento de una magnitud común, o módulo, que s i ~ e s tan- e
to de unidad de medida como de incremento dimensional,
para la totalidad de la producción internacional de la edi-
&ación.
Pem, así como es fundamental para la edificación que
tal módulo se halle en estrecha relación con la unidad de
medida y con el sistema general de medición, siendo necesa-
ria esta inmediata relación por consideraciones de carácter
práctico, este módulo (de valor internacional), no puede ob-
tenerse actualmente por la ya citada carencia de un única
sistema general de medición.
Con ocasión del ingreso de Inglaterra en la Comunidad
Europea de Cooperación Económica. los organismos inter-
nacionales correspondientes se hallan actualmente en nego-
ciaciones, a fin de discutir la posibilidad de transformar los
sistemas de medida ingleses en sistemas decimales. Este he-
cho resolvería por completo el problema, permitiendo la
adopción, a nivel internacional, de un único módulo base.

El término rmódulor, del cual deriva la expresión ecoor-


dinación modular^, contiene dos conceptos distintos: el de
unidad de medida y el de factor numérico.
Como unidad de medida forma parte del vocabulario ar-
quitectónico desde el periodo helénico; desde entonces p e
see una función estética de particular importancia, encon-
trándosele introducido como portador de armonía en la
constmcción y como regulador de las proporciones de las
distintas partes de la misma. Comúnmente, derivaba de una
parte específica de la construcción; en la mayoría de los
casos era el radio de la columna próximo a la base; en con-
secuencia, variaba de edificio a edificio. Las dimensiones de
las otras partes del edificio se referían a él; tales dimensio-
nes eran miiltiplos exactos del módulo, sin ser necesaria-
mente múltiples de otra dimensión, con lo que, si bien las
dimensiones se relacionaban todas con el módulo, no eran
fomsamente conmensurables entre si (fig. 29)U
Figura 29. El módulo, utilizado como midad de medida en d pe-
riodo heldnico.

Surgido en aquel momento para satisfacer la exigencia


de proporci611, este factor ntmico, componiéndose con las
leyes de la recurrencia y de la sirnetna, generaba una repe-
tición de formas, tanto en el espacio (del edificio) como en
el tiempo, debido a la propia tendencia de las mismas a
codificarse en un estilo, una vez alcanzadas las relaciones
óptimas.
Esta constante formal, legible en la arquitectura del pa-
sado, no era más que un instrumento de composición; aun-
que de su utilización se derivaba cierta simplificación en la
ejecución, está claro que esto no pennite pensar que tal
perspectiva pasase por la mente de los arquitectos que la
utilizaron.
Han sido los más recientes avances, debido a las reper-
cusiones que en el campo de la edificación ha producido
1 la arevolución industrial,, ya con un siglo de vida, los que
l
, han trazado una nueva concepci6n y empleo del m6dulo con
'I-ñnes técnicos, utilitarios y productivos.
Como ya hemos indicado, esta nueva acepción del módu-
lo se halla en conexión con la industrialización del proceso
productivo, cuyo fin es transferir el conjunto de los ac-
tos productivos, referentes a la construcción, de ia obra a la
fábrica. limitando las operaciones in situ, a fin de lograr una
reducción en los costos. De un modo directo, se halla ligada
iguaimente con todas aquellas acciones de normalizaci6n
cuyo origen sea la búsqueda de un procedimiento de simpli-
ficación y ligazón entre las dimensiones de los elementos,
destinados a acoplarse a pesar de su origen heteropéneo,
que lleve a establecer una gama, oportunamente selecciona-
da, de magnitudes relacionadas entre si.
El problema se plantea de este modo, en términos gene
les, como una elección de magnitudes, la cual, como en cuab
quier normalización, debe hallar un compromiso entre los
datos de las exigencias funcionales y las investigaciones ex-
perimentales sobre la mayor frecuencia de ciertas dimensio-
nes y el hallazgo de series sistemáticas de números (aritm6
ticas, geométricas y armónicas), que, al ser multiplicadas por
cierta unidad de medida, se relacionen con las dimensiones
más comunes de los elementos en juego.
Este valor base. denominador común de las magnitudes
existentes, es el módulo, tal como actualmente se entiende,
considerado como fundamento de cualquier sistema de mor-
dinación modular. Por lo tanto, es simplemente una unidad
de medida abstracta que se propone como dimensión base
para el dimensionado de los elementos de la edificaci6n pro-
ducidos industrialmente.
Este aspecto del problema es el que interesó a Bemis,
quien afirma en su teoría del *módulo cúbicon.ll que el ele-
mento dimensional base para todas las partes del ediicio,
I debería estar constituido por un cubo modular (fig. 30).
Tal módulo cúbico, constituido como unidad de medida
de una reticula espacial ortogonal de referencia (en rela-
ción con todas las partes de la construcción), representa el
Figura 30. E1 mddulo cubico de Bemis.

ejemplo mas elemental de un trazado geométrico base que


responde a la necesidad de repetir una misma magnitud,
corno frecuentemente ocurre en la edificación. equivalente
a una progresión aritmética de razón igual a su termino ini-
cial: el m6dulo base.

Figura 31. El módulo como focior numdrico en lo escalo .modular.


de Lc Corbusier.
rlulo: Factor nurnirico (1618)
a b c d e

El módulo, entendido como factor numérico. fija una


norma que sirve para coordinar los números o las dirnen-
siones. En el caso de la serie geométrica, representa la ra-
zón de la progresión.
En esta concepcihn del módulo, mmo factor de multi-
plicación, se halla incluida la ya citada escala rmodulorw de
Le Corbusier (fig. 31). En ella, el factor muitiplicador, o
módulo, es igual a 1,618, valor que actla también mmo prin-
cipio unificador de una gama de dimensiones formada con
,
1
dos series de Fibonacci.

Figura 32. Sirimiri & r e f e r h

Línea wwdui~r

iwíadEs
?nodubes
Retícuia modular:
malla de 1 módulo
Retícuia de la plan=
malla múltiplo del
dulo
Plano modular

Hemos visto, por lo tanto, que. en su significado más am-


plio, el módulo puede entenderse como unidad de medida
o como factor numérico. Como factor numérico, consigue
una mrrelación entre los términos de una serie y los valores
de una gama de dimensiones] es decir. es, por un lado, má-
ximo mmún denominador de todas las d i i o n e s coordi-
nadas y, por otro, incremento unitario cuyos múltiples en-
teros serán las citadas dimensiones (secuencia normalizada).
Como unidad de medida, será la primera medida de la se-
cuencia modular normalizada, a fin de que sea multiplicado
por el primer número de la serie considerado como inter-
valo modular base del sistema de referencia, dado que la
distancia entre las líneas de referencia puede e x p m m e
diante un número de módulos.
En un proyecto basado en tal sistema de referencia, los
componentes modulares cubrirb espacios del proyecto que
serán múltiplos de la medida modular. Ya que el incremen-
to base de las unidades para proyectar y el coeficiente c o m h
de las medidas en que se fabrican los componentes serán
idénticos, los elementos singulares elegidos por el arquitecto
deberán ser, en cada caso, fácilmente organizables y rela
cionables con el proyecto individual.
Asi, se realizaria de una manera fácil y sencilla la nece-
saria coordinación entre la producción industrial normaliza-
da y la búsqueda individual al proyectar, coordiiación que
no existe actualmente.
La finalidad general del módulo es la de servir de base
dimensional para los productos industriales normalizados de
la ediñcación, de modo que las dimensiones de cada uno de
los componentes se hallen claramente relacionadas entre sí.
a ñn de poder establecer una gama de productos norma-
lizados (estándar).
Esta gama debe corresponder reaimente con la gama de
medidas de los componentes actuales (correspondencia). Es
decir, debemos tener, en la gama modular, medidas dcien-
tes para satisfacer las dimensiones necesarias para cada
componente, del menor al mayor. En segundo lugar, para
disminuir las variaciones de cada una de las medidas exis-
tentes de los componentes respecto a la medida modular m8s
pr6xima, no debe existir un intervalo demasiado grande en-
tre las medidas modulares. Ambas condiciones indican que
el m6dulo debe tener una dimensión pequefia. ya que los
estudios empíricos han demostrado que no existe una efec-
tiva ventaja econ6mica si tal medida supera los 10 cm o
las 4".4'
Una primera simplificación def n h e r o de las medidas,
en relaci6n con la gama actual, se obtiene automhticamente
introduciendo medidas múltiplos enteros del módulo y ex-
cluyendo, por consiguiente, todas las actuales medidas frac-
cionarias. Ahora bien, para obtener semejante grado de re
ducción dimensional, es necesario elegir, para el módulo, la
mayor medida posible. Por otra parte, el límite superior
debe poseer la condici6n ya citada, lo que conduce a elegir
los 10 cm.
En la actualidad. el valor del módulo base ha sido nor-
malizado provisionalmente por las naciones participantes en
el proyecto A.E.P. núm. 174," siendo 1 decímetro para el
sistema métrico decimal y 4" para el sistema pie-pulgada,
de modo que las mencionadas tablas numCricas sirven como
1 ábaco dimensional para las magnitudes de la ediificaci6n.
1 cuando se hace 1 = dm, o bien 1 = 4".
I
1 Las dificultades para definir un valor dimensional para
I el módulo base, no son debidas tan s61o a la coexistencia
de dos sistemas de medida. sino esencialmente a las exi-
gencias de carácter industrial tendentes a introducir medidas
racionales en los productos de la edificación, que satisfagan
más las normas uniñcadoras que las precisiones indivi-
duales.
La abúsqueda de un módulo bases debe efectuarse, por
tanto, prestando especial atenci6n a la posibilidad de asegu-
rar una gama de medidas modulares para todos los compo-
I nentes posibles, actuales y futuros.
En otras palabras, se ha establecido que el módulo no
debe elegirse respecto a las medidas existentes de un único
producto, aunque éste ocupe en la industria una posición de
extrema importancia; " la introducción de las medidas mo-
dulares aportará variaciones dimensionales en todos los
componentes existentes, siendo todos elios igualmente im-
portantes, desde el punto de vista de una coordinación mo-
dular general de la producción de la edificación.
Esto significa, en efecto, que la elección del módulo debe
efectuarse teniendo presente la posibilidad de satisfacer, del
mejor modo posible, las exigencias de una eficaz gama mo-
dular; como se ha dicho, tales exigencias son la wrrespon-
dencia de las dimensiones actuales con los elementos, la sim-
piiificaaón de las medidas y la facilidad de adición de las
mismas.
Todas estas exigencias son igualmente esenciales para
asegurar una coordinación satisfactoria, haliándose, no obs-
tante, en contraposición unas con otras, en cuanto la correS-
pondencia demandaría un módulo pequeñísimo, la facilidad
i
de adición un módulo más bien grande y la simplificación
un módulo lo mayor posible.
A la vista de estas dificultades creemos, que, para una me-
jor comprensión del problema, son necesarias algunas acla-
raciones para definir sea la naturaleza de las condiciones que
debe poseer el módulo, sea la manera como el módulo de-
gido, de 4" o 10 cm. asegura una gama de medidas que re
suelven, de un modo satisfactorio, estas exigencias contra-
puestas.

Motivos qrie han determinado la elección de un mddulo


de 10 cm o 4"
Hemos visto que, para obtener un sistema de magnitudes
utilizable en la producción de los elementos para la edifica-
ción, se aplica un coeficiente, o amódulo bases, a una gama
de números coordinados. Al elegir tales números, es necesa-
rio satisfacer las exigencias de correlación, adici6n y simpli-
ficación de las dimensiones de los elementos para la ediñca-
ción; de tales factores, junto con sus propias condiciones,
dependerá también la elección del valor del módulo.
Para satisfacer las exigencias de la correlaci6n de las di-
mensiones de los productos existentes, la gama de medidas
modulares, como se ha dicho, debe poseer un número de me-
didas suficientes para poder incluir en ellas a todos los
componentes.
En el plano técnico, esto significa que, a fin de disminuir
las variaciones de todos los componentes existentes, de su
medida a la medida modular más próxima, el intervalo entre
las medidas modulares debería ser lo más pequeño posible,
habiendo demostrado algunos estudios que tal coeficiente
no puede ser económicamente ventajoso si es mayor de
10 cm o 4".
Por consiguiente, parece que si sólo se tiene en cuenta la
correlación, el módulo podría ser menor de 10 cm o 4".
Considerando además la segunda condición, podrá obte-
nerse una eficaz simplificación. introduciendo tan sólo medi-
das que sean múltiplos enteros del módulo, excluyendo, por
tanto, todas las medidas fraccionanas: sin embargo, para
alcanzar un grado suficiente de simplificación sería necesa-
ria la elección de un módulo lo más grande posible. Es ob-
vio que si no existe una gama dada, cuanto mayor es el c m
ficiente tanto mayor es la reduhón de las medidas, si se
aplica tal coeficiente a la serie natural de los números.
La aditividad de las medidas, tercera condición de la
gama modular, no puede expresarse más que en términos
matemáticos.
Estudios detallados han demostrado que, para cada edi-
ficio, la adición entre las medidas de los componentes ele
gidos de la gama modular general es más dificil de conseguir
cuando el m6dulo es pequeño, ya que, cuanto mayor es el
coeficiente, más interesantes son las interrelaciones entre
cada uno de sus mtiltiplos.
Por otra parte, estudios anáiogos han demostrado que,
si el módulo es mucho mayor de 10 cm, la adici6n se aplica
tan 5610 a los componentes mayores. con lo que, en este
caso, el limite superior de la medida del módulo, est8 deter-
minado por la necesidad de ofrecer un vasto número de
pequeños componentes de la gama industrial.
Como apéndice a estas tres exigencias, el módulo elegido
debe ser también una unidad práctica. lo que equivale a
decir que, para una fácil aplicación del mismo, es deseable
que se exprese en términos de números enteros y tenga una
sencilla relación numdrica con el sistema de medida. Esto
significa que medidas como 27.5 cm, 15 cm,1%". 2%", 4%",
5", deben excluirse de ulteriores consideraciones.
Citaremos, entre las condiciones a respetar en la elec-
ción de la medida correspondiente al módulo base. los cinco
puntos enunciados por la A.E.P. con tal íin: "

1) La medida del módulo base será suficientemente gran-


vincente entre las dimensiones modulares de los
ponentes y los espacios modulares del proyecto.
-
de. a fin de que pueda establecerse una correlación con-

2) El módulo base será pequeño para que sus múltiples se


correspondan con todas las diiensiones de los elemen-
tos de la gama industrial, constituyendo una convenien-
te unidad de crecimicnto de una dimensión modular a
la siguiente, de modo que se reduzcan al mínimo, tanto
las variaciones que deben producirse en los actuales
elementos para llevarlos a la medida modular más p 6
xima, como las variaciones relativas de los espacios pre-
vistos en el proyecto.
3) Se elegir6 para el módulo base la mayor medida posi-
ble, a fin de obtener la máxima reducción en la actual
variedad de productos.
4) Para comodidad de uso, la medida del módulo se expre-
sará con un número entero. que tendrá una sencilla re-
lación numérica con el sistema de medidas del cual de-
penda.
5) La medida del módulo se elegirá mediante un acuerdo
de todos los paises que intentan adoptar la coordina-
ción modular; será, por tanto, dentro de los límites p*
sibles, la misma para todos ellos.
Todas estas condiciones son igualmente importantes,
aunque se contradigan en parte; sin embargo, en el estado
aaual de conocimientos, la medida de 10 cm o 4" es la
que mejor se adapta a todas las exigencias.
Pueden encontrarse pruebas de la exactitud de esta elec-
ción en los estudios desarroiiados a nivel internacional.
En agosto de 1955, en una reunión celebrada en Mónaco
por un grupo de trabajo de la A.E.P., se fijaron algunas res*
luciones:
a) Se acordó que, en la segunda fase del proyecto A.E.P.
núm. 174, se trabajase en la determinación de sistemas
modulares que presentaran similitudes lo m á s perfeci
tas posibles con un solo módulo, y dimensiones seme-
jantes para cada país.
b ) En lo que concierne a las dimensiones, se propuso que
los paises participantes estudiasen. de un modo par-
ticular, la utilización de un m6dulo de 10 cm (o 4").
C ) En lo referente a la naturaleza del sistema, se propuso,
igualmente, que los paises estudiaran la elección siste-
mática de los múltiples preferidos.
d) Se est+bleció por último, que las soluciones particula-
res determinadas por necesidades o situaciones de algu-
nos paises, debían enfocarse del mejor modo posible
hacia objetivos bien definidos: en Alemania, por ejem-
plo, la norma DIN 4172 (fig. 2) ha previsto la introduc-
'
ción de un módulo de 12,5, junto al módulo de 10 cm.
considerando que esta dimensión es la más práctica
para obtener macizos de mampostería con ladrillos que
sean modulares; no obstante, para el resto se utiliza un
miiltiplo de una fracción. con lo cual se cumple el pá-
rrafo b).

En el momento de. la publicación del primer infonne


A.E.P., cinco de los once paises participantes, Bélgica, Fran-
cia, Italia, Suecia y Noruega, habían normalizado ya el m&
dulo base de 10 cm.
A fines de 1957, otros paises participantes en el proyec-
to, como Austria, Dinamarca, Grecia y Holanda, o simples
observadores, como Estados Unidos, habían adoptado la
misma medida, admitida espontaneamente también en la
U.R.S.S., India, Polonia, Japón, Yugoslavia y algunos países
de América del Sur. También algunos paises del Africa m&
ridional estudiaron la posibilidad de utilizar el módulo 4".
Tres años de investigaciones prácticas y de estudios, de-
sarrollados en el transcurso del proyecto 174 del gmpo
A.E.P., c o n h a n totalmente las recomendaciones de la Or-
ganización Internacional de Estandardización (ISO).
Una ulterior toma de posición oficial respecto a la elec-
ción del módulo, se produjo en París. en junio de 1957, cuan-
do el comité técnico de la ISO (TC 59) votó una resolución
que aprobaba la adopción de la medida de 10 cm o 4".
Entre los paises contrarios, o por lo menos dudosos, a la
adopción del módulo base de 10 cm o 4",hemos citado a
Alemania; también Inglaterra se pre-ocupá por las diculta-
des que existen para establecer una relación entre las me-
didas de tres y cuatro pulgadas y la medida critica de 4%"
que posea los ladrios; ambas posiciones derivan de la
consideración de que, para la industria cerámica, u extre-
madamente antieconómico modificar las estructuras de p m
ducción, para variar las dimensiones de los ladrillos.
De todos modos, existe una posibilidad de utilización mo-
dular de los ladrillos, basada precisamente en un estudio
redactado por Bruce Martin y presentado en el 2P informe
de la A.E.P.
91
Módulos derivados
No tanto como opiniones discordes con la aceptación
de este valor dimensional del m6dulo base, sino como ulte-
riores profundizaciones del problema, aunque en la a c t d -
dad se hallen tan sólo a nivel de estudio y discusi6n. citare-
mos el trabajo desarrollado por la Academia de Constnic-
tores y Arquitectos de Moscll en colaboración con el Ins-
tituto para la Investigación y el modo de Proyectar Edi6-
cios, y expuesto en una reunión del Internacional Modular
Group celebrada en Copenhague en enero de 1961. En este
estudio se preve la posibilidad de establecer y regular una
serie de módulos derivados, en las medidas horizontales y
verticales, de los elementos para edificios phblicos, indus-
triales. agrícolas y demás, a 6n de establecer ~lacionesde
perfecta correspondencia entre los elementos construidos
para estos edificios. La conferencia (Leningrado, 1959) reco-
mendaba para el módulo base M = 10 cm, los siguientes
módulos aumentados: 6000 - 3000 - -
1500 1200 - 600
-300-200mm(igualesa60M-30M- 1SM-12M-
-
6 M 3 M - 2 M) y para el módulo base M = 100 m m los
- -
módulos fraccionarios de M - 20 - 10 S 2 - 1 cm.
-
(112 M 113 M - 1/10 M - 1/20 M - 1 1100 M), con una
utilización cada vez más adaptada a las necesidades dimen-
sionales de1 proyecto (desde los elementos constitutivos del
muro a los detalles de los cerrarnientos) y mn limites de
empleo establecidos para cada uno de ellos? Tal teoriza-
ción tiene como base práctica la experiencia efectuada por
la U.R.S.S. en el campo de la edificación residencial.
Por otra parte, expertos del mismo comité muestran los
defectos hallados al utilizar los citados megamódulos, que
no facilitan la industrialización, sino que la transforman en
una serie de sistemas de construcción cerrados, con difíciles
intercambios. como se dernostraria en la experiencia ingie-
sa del programa escolar realizado.
Como sugerencia, y a titulo de ejemplo, el informe inglés
presenta un estudio sobre la máxima flexibilidad que puede
conseguirse con tres medidas cualesquiera, múltiplos de1
módulo base (23 M - 28 M - 37 M - múltiplos que res-
ponden a ciertas exigencias Funcionales), demostrando cómo
los intervalos eotre las citadas dimensiones modulares son
más pequetios que los obtenidos con múltiples de 6 H.
En nuestra opinión, estos estudios se enlazan, de un
modo bastante directo, con k búsqueda de aquellas particu-
lares series de dimensiones que deberán garantizar la de-
manda de la reducción de la variedad. Como tal búsqueda,
tendente a obtener el mayor grado de flexibilidad posible,
no debe ser motivo de equívoco sino m& bien un útil ins-
trumento de clasificación.
En resumen, podemos afirmar que, desde el punto de
vista teóriw de una coordinación dimensional de los pro-
ductos & la edicación, no es indispensable basar desfave
rablemente las propias búsquedas en la adopción de un m&
dulo base. Sea como tiiere, este instrumento de correlación
y selección se presenta como aquel que puede obtener, si se
interpreta en su justo sentido y se utüiia de un modo flexi-
ble e inteligente, las mayores vcntajas productivas para el
proceso de industriaiización, sin perjudicar ulteriores y m&
profundos perfeccionamientos. La propia historia de la mor-
dinaci6n modular muestra con cuánta cautela se ha prom.
dido en k adopción de tal unidad, a fin de no producir con-
1
gelaciones y cristaIizaciones en el proceso productivo.

Medidas submodularesd'
El concepto de sistema modular, como se describe en el
primer informe de la A.E.P., preveía esencialmente para
los elementos, una gama de medidas modulares, constituida
por múitiplos enteros del módulo que tenían como medida
inicial el propio módulo. Una aplicación práctica en la in-
dustria, de esta versión simplificada del sistema, implica la
suposición de que, en todos los elementos empleados en
la wnstmcción, se u t i l i á n únicamente dimensiones múlti-
plos del módulo. lo que es enóneo.
Para ello, seria necesario ignorar las dimensiones de
aquellos elementos que, por su naturaleza, son forzosamente
inferiores a la medida del módulo base, como son, por ejem-
plo, los espesores de los paneles, de los muros, ciertos tipos
de laminados, cerrarnientos, etc. Durante la segunda fase del
proyecto A.E.P., se comprobó que, para facilitar la construc-
ción del ed&cio y con vistas a la aplicación industrial de la
teoría modular, sería indispensable integrar estas pequeñas
dimensiones en el sistema modular. Se crearon así, para las
medidas inferiores al módulo base, las llamadas dimensie
nes rsubmodularesa que pueden definirse como fracciones
simples del módulo base; por ejemplo 1/2, 114, 314 M, o en
términos de dimensiones: 5; 2,s; 75; 2; 1; 3 cm. Se supone
que la determinación efectiva de toda la gama de dimen-
siones submodulares, no puede hacerse simplemente con
las consideraciones teóricas o las enseñanzas sacadas de las
construcciones efectuadas.
La selección de estas medidas deberá seguir, por consi-
guiente, el procedimiento habitual de normalización, empe-
zando por un anáiisis detallado, tanto en el campo nacional
como en el internacional. de los elementos en debate. Defi-
nido. de tal modo, el papel de las dimensiones submodula-
res y su esfera de aplicación, se ha procurado estudiar su
empleo con el fin de utilizarlas en los casos recurrentes de
elementos que tienen dimensiones superiores al módulo.
Esta idea nace de una doble comprobación: por un lado,
con frecuencia se encuentran en el plano medidas iguales
a 112 módulo, colocadas en el centro de la línea de la re-
ticula (generalmente por razones de simetría), por otro se
evita que resulte difícil, para la industria, producir todos
los elementos mayores de un módulo, tan sólo con medi-
das de la gama modular. En este caso se piensa que las m e
didas submodulares pueden proporcionar una gama útil de
medidas suplementarias.
A lo largo de la fase de proyecto se han propuesto dos
métodos para e ~ a u e c e rIa gama de dimensiones modula-
res. mediante la utilización de submúltiplos del módulo: uno
consiste en añadir una dimensión submodular a múltiplos
enteros del módulo, es decir, a una medida modular, a fin
de añadir una nueva dimensión a la gama modular normal;
el otro consiste en multiplicar la dimensión submodular por
un número entero a fin de obtcner una nueva dimensión; en
otros términos, cada dimensión submodular se transforma
en una especie de módulo en miniatura.
Ulteriores estudios teóricos han hecho pensar que sería
extremadamente peligroso adoptar. sin reservas. el uso de

94
dimensione~submodulares para los elementos mayores que
el módulo. Utiliir dimensiones submodulares para obtener
nuevas dimensiones modulares, sea añadiéndolas a una m e
dida modular, o bien multiplicándolas por un número en-
tero, podría ser para muchos productos un método cómodo
de obtener medidas preferentes; en consecuencia, el uso ge-
neralizado de las dimensiones submodulares, con estos fines,
disminuiría la eficacia del sistema modular. En primer lu-
gar, se aumentaría notablemente la variedad dimensional
de la gama modular de los productos industriales, cuando
el fin principal del sistema modular es, precisamente, el de
reducir la variedad de todas las medidas, de un modo com-
patible con las exigencias del producto, las necesidades fun-
cionales y la necesidad de ofrecer a los proyectista un m&
todo suficientemente elástico. En segundo lugar, el empleo
generalizado de las dimensiones submodulares equivaldría
a suprimir el módulo base wmo unidad de crecimiento de
toda la gama modular. lo que disminuiria considerablemente
la posibilidad de sumar las diferentes medidas y, por consi-
guiente, la posibilidad de combinar directamente en la obra
los elementos modulares. La necesidad de introducir dimen-
siones submodulares en la gama modular normalizada no
se debe tan sólo a todo esto, como se podría creer.. Exami-
nemos de nuevo el asunto, relacionándolo con los planos y
proyectos. Supongamos la presencia, en un proyecto donde
se utilizan dimensiones modulares, de medidas fraccionarias
tales, que 112 módulo no represente más que una sistema-
tización del elemento con relación a la línea de la retída,
y no una variación de las dimensiones del elemento. Ya que
el desplazamiento del elemento modular se equilibra de for-
ma simétrica respecto al desplazamiento, igualmente de
medio módulo. de otro elemento, el espacio comprendido
entre los dos elementos seguirá siendo modular. Por otra
parte, si el desplazamiento respecto a la línea de la reticula
no se ha hecho por razones de simetría, sino por motivos
técnicos, y si no se desea desplazar el otro elemento para
realizar el equilibrio, el espacio intermedio probablemente
no será modular. Si se cumple esto, y a pesar de que el S-
pacio entre los dos elementos no se llene con Otros, carecerá
de importancia la existencia de esta dimensi6n no modular.
95
Cuando razones técnicas y econdmicas lleven a utilizar
medidas inferiores al módulo base, aunque no submodula-
res, podrán aplicarse tales medidas al edificio y a los dise-
ños que se efectiien, pero para las dinensiones superiores al
módulo, convendrá verificar todas las posibilidades de em-
pleo de los múitiplos enteros del módulo, antes de recurrir
a múitiplos de dimensiones submodulares.
1
Apwntes sobre la tcoria de las tolerancias
y les acoplamientos
ia tendencia de la edificacibn. de un modo cada vez m&s
rápido y seguro, hacia la industrialización, la competencia
llevada a un nivel paritario. entre los métodos tradicionales
de construcción y la prefabricación, las mejoras aportadas
a los procedimientos de ejecución en obra y a la organiza-
ción racional del trabajo, todo ello conduce de un modo
inmediato a la necesidad de estudiar y poner a punto una
teoría de los acoplamientos y las tolerancias.
Hasta ahora, los métodos de construcción se basaban de
manera esencial en el ajuste iil situ, ya que propiamente la
mayor parte de las obras se constm'an de este modo. Con
la prefabricación de los elementos de la construcción, que
llegan a la obra con un grado superior de acabado y en dis-
posición de ser colocados inmediatamente, tal ajuste ya no
es posible; Ias condiciones de trabajo en obra, por lo tanto,
se transforman de una manera radical exigiendo una cre-
ciente precisión en la fabricación de los elementos y un mon-
taje miis controlado.
De hecho. durante la fabricación dc un elemento hay nu-
merosos factores que impiden que se obtengan las dimensio-
nes exactas. Por ello los errores dimensionales han existido
siempre, afectando a todos los elementos que fonnan parte
de la construcción.
Es necesario, por consiguiente, que estos errores se man-
tengan entre ciertos límites, si se quiere que los diversos ele-
mentos ocupen efectivamente el espacio que se les ha asig-
nado. En los procedimientos tradicionales de construcción
era usual inspeccionar la posición de cada elemento y ase-
I1
gurar una correcta colocación con cortes y retoques. En
suma, era constantemente necesario corregir, retocar, cor-
tar, etc.
Con la llegada de la prefabricación de elementos inter-
cambiables, este procedimiento pertenece ya al pasado.
Ahora es inconcebible que deba efectuarse en la obra una
elección entre varios elementos, a fin de encontrar aquel que
mejor se adapte a una detenninada posición, o efectuar los
cortes y retoques en el momento del montaje. Cada elemento
debe fabncarse con una precisión y acabado que permita uti-
lizarlo directamente y dwplarlo de un modo automiitico con
cualquier otro elemento tomado al azar de entre las existen-
cias disponibles.*
Análogamente. si las medidas de ciertos elementos están
en función de un sistema prefijado de dimensiones modula-
res coordinadas, es indispensable prever ciertos límites ad-
misibles (teoría de Ins tolerancias). que tengan en cuenta
las inevitables irregularidades de la fabricación.
Por esto es necesaria la existencia de un sistema diien-
sional que permita conocer con anticipación las variaciones
de las magnitudes de los elementos. Este sistema debe ser
familiar tanto a los contratistas como a los arquitectos y a
los fabricantes, a fin de que el contratista pueda servir di-
rectamente los distintos elementos intercambiables, el arqui-
tecto proyecte de un modo compatible con la utilización de
elementos procedentes de distintas fábricas y el fabricante
racionalice sus métodos de producción.
Si se desea que la producción avance con regularidad,
de un modo independiente al de la demanda, que es fuer-
temente intermitente, es esencial que pueda producirse en
tkrminos de grandes series, por lo que las dimensiones deben
fijarse con anterioridad a los pedidos.
La imposibilidad de adaptar o modificar las dimensiones
de los elementos, exigc que estos sean intercambiables; éste
es precisamente el nudo de la cuestión, como sostiene
A. Gigou.=
Tal concepto de intercambiabilidad se halla implícito,
también, en la idea de serie. como producción de objetos con
caractensticas físicas constantes.
El problema requeriría, por consiguiente, razonando por
analogía, una solución semejante a la que se plantea en la
industria mecánica, y que lia sido brillantemente resuelta en
ella mediante la adopción de un sistema normalizado de to-
lerancias y acoplamientos.
No obstante, es oportuno hacer notar que si una solución
paralela aparece como la más apropiada, existen con todo
algunas diferencias sustanciales, debido principalmente a
estos factores clasificados por Gigou:

- la industria mecánica realiza casi todos sus productos en


la fábrica; la industria de la edificación realiza gran par-
te de sus productos en la obra;
- el orden de magnitud de las dimensiones es notablemente
superior en la edificación;
- la construcción mecánica implica un montaje en la fá-
brica. incluso en el caso de que, por razones de dificul-
tad. las piezas se transporten separadamente;
- la edificación emplea una cantidad notable de materiales
que se presentan en forma pastosa (hormigón, mortero,
revoques) y que al endurecerse en la obra presentan, se-
gún los casos, fenómenos de retracción o dilatación más
o menos notables con el tiempo;
- la colocación de diversos elementos de la industria de la
edificación supone el empleo de métodos de alineación
(planimétrico general, planimétrico de detalle, altimétn-
co) totalmente particulares;
- los métodos de control del trabajo difieren esencialmen-
te de los métodos de verificación utilizados en la indus-
tria mecánica.

Por todas estas razones, parece indispensable analizar


las diversas operaciones sucesivas que componen la cons-
trucción, capaces de introducir errores de ejecución que de-
ban mantenerse dentro dc limites determinados. Este es el
objetivo que debe plantearse un sistema de tolerancias y
ajustes para la industria de la edificación.
La terminologia que utilizamos a partir de aquí proviene
del vocabulario propuesto, a nivel internacional, por el Sub.
comité TGcnico de la I.S.O./TC 59/SC 4.
En cada operación de fabricación, utilizando estos tér-
minos en el más amplio sentido posible, se intenta realizar,
con métodos adecuados, un volumen material generahente
representado con la ayuda de un dibujo acotado, el cual su-
ministra todas las indicaciones necesarias para la perfecta
definición geométnca del volumen, líneas, superficies y di-
mensiones en cuestión.
En otros términos, el edificio constituye una magnitud
compleja en el espacio, lo que supone el estudio de su rea-
lización dimensional (correspondencia con el pro ~ecto),el
análisis de las magnitudes que lo componen (anáiisis está-
tico) y del procedimiento operativo. Sin embargo, es nece-
sario que este análisis se detenga, por un lado, en el nivel
de óptima funcionali¿ad, y utilice, por otro, los mismos ins-
trumentos que el proyectista ha empleado en la fase que
precede a la realización; es decir, los mismos instrumentos
que para el dimensionado.
Con frecuencia se trata de un sistema basado en una
concepción cartesiana del espacio, por lo que la referencia
utilizada se compondrá de un sistema espacial cartesiano
ortogonal de referencia y un sistema métrico de medida que
considera generalmente al milímetro como unidad límite in-
ferior, en armonía con las posibilidades de medición en obra.
En tal sistema cartesiano de referencia, a cada magnitud
corresponden, en general, tres componentes característicos,
cuyas intensidades se definen mediante la atribución de tres
medidas.
Las condiciones dimensionales de proyecto de un elemen-
to constructivo requieren, para su realización, la perfecta co-
rrespondencia entre la intensidad, a priori, de cada caracte
rística (medida teórica) y la existente a posteriori (medida
efectiva). Es sabido que tal correspondencia es inalcanzable
en la práctica; o sea es casi imposible realizar exactamente
volúmenes geométricamente perfectos en todos los puntos,
sea por la imperfección de los utensilios de fabricación, por
la misma naturaleza de la materia, o bien por la imperfec-
ción de los instrumentos de medida teórica y efectiva, es
decir, de la variabilidad dimensional, definida como actitud
de variación de la dimensión efectiva. Cuanto más precisa

l sea la correspondencia alcanzada entre las dos dimensiones


(teórica y efectiva), tanto más costosa ser& la producción;
también se sabe que no siempre es necesario modificar los
procedimientos y útiles de producción por este motivo
(lo que equivale a hacer menos económica la producción), ya
que, en el plano operativo, puede aceptarse cierta divergen-
cia de este tipo, sin que disminuya la posibilidad de utiliza-
ción del objeto ni la de acoplamiento con otros?
Este es el motivo por e1 cual, en las modernas realiza-
ciones industriales, se ha renunciado completamente a d e
terminar un valor fijo para las medidas; a veces se indica
un valor máximo y otro mínimo entre los cuales debe ha-
llarse la dimensión efectiva. Esto se basa en el concepto de
que una diferencia relativamente grande, entre las medidas
indicadas y las efectivas, puede tolerarse, con tal de que sea
conocida, y eso sin perjudicar la Funcionalidad del elemento.
La designación de las medidas de un elemento no se pro-
duce ya por medio de valores rígidos, sino a través de un
valor máximo (medida límite supeiior) y uno mínimo (me-
dida límite inferior). La diferencia entre estas dos medidas
limite toma el nombre de tolerancia, y es siempre una can-
tidad positiva que representa d mismo tiempo el máximo
de inexactitud que puede aceptarse desde el punto de vista
de la utilización del objeto, y el máximo de exactitud que
puede obtenerse sin que el coste de fabricación resulte ex-
cesivo (incidencia de la perfección de los equipamientos a p
tos para reducir la variabilidad dimensional del objeto).
Para mayor comodidad se acostumbra fijar una caracte-
rística básica (en el caso de la coordinación dimensional es
la dimensión modular), definiéndose cada una de las medi-
das límite según el error existente respecto a esta caracte-
rística base.
Las dimensiones de un componente pueden determinarse
mediante tres tipos de medidas:

- las medidas modulares (fig. 34.1) son los valores te6ricos


de referencia que fijan las dimensiones de los elementos
múltiplos del módulo.
- las medidas de fabricación o ejecución (fig. 342) son las
medidas reales que deben tenerse en cuenta para la pro-
ducción o para fijar las tolerancias de fabricación.
- las medidas efectivas (fig. 34,3) son aquellas que se hallan
cuando se mide un elemento real, no siendo válidas más
que para el elemento medido.

La medida modular se utiliza también como medida no-


minal o normalizada del componente, designando, por con-
siguiente, el espacio ocupado por el componente modular
en la retícula modular (fig. 35).
La medida modular también sirve para determinar, en
los proyectos industriales, las líneas de referencia o neu-
tras (fig. 36).
La medida modular debe relacionarse, en valor y posi-
ción, con la magnitud de ejecución indicada (en el proyecto
del elemento tipo) relativa a las partes de la conexión (o
acoplamientol con el fin de realizar las condiciones desea-
das de movilidad y estabilidad."
En la práctica, la magnitud de ejecución indicada no pue-
de reproducirse, siempre y constantemente, de un modo ab-
soluto: se alcanza tan sólo con cierta aproximación. La me-
dida que efectivamente se consigue en la realización prác-
tica de un elemento se llama medida cfectiva.
Esta deriva de la medida modular de acuerdo con la teo-
ría de las tolerancias, que se basa en la regla de que cada
componente y su junta ocupen un espacio modular.
Para poder respetar esta teoría, es necesario poner un
limite al conjunto de las variaciones entre magnitud de eje-
cución indicada y medida efectiva; por tanto, ésta deberá si-
tuarse entre dos iímites prefijados que constituyen:

1) la medida limite superior;


2) la medida limite inferior.
1 Un elemento dimensionado podrá aceptarse si las dimen-
siones efectivas se hallan comprendidas entre estos valores
límite especificados: en caso contrario, la pieza será dese
chada.
Restando a la medida modular los valores limite citados,
se obtienen respectivamente:

a) el error modular szcperior, que corresponde al espe-


sor mínimo de la junta;
Figura 34. Medida de fabricación y medida efectiva

1. Medida modular
Medida expresada por un miil-
tiplo del m6dulo.

2. Medida de fabriC~'dn
Medida colocada en el dibujo
para la ejecución, y que, te-
niendo en cuenta las inevita-
bles imprecisiones de fabrica.
ción, debe verificarse en el
producto acabado. En este
caso, la medida de fabricaci6n
se encuenta entre sus iúni-
tes.
En este segundo caso la me-
dida de fabricación alcanza el
llmite superior.
En este último caso la medi-
da de fabricación alcanza el
limile inferior.

3. Medida efectiva
Medida verificada efectivamen-
te en el elemento acabado. Si
tal medida se halla compren-
dida entre los límites, el ele.
mento es aceptable.
Si la medida efectiva supera
' los limites, el elemento debe
desecharse.

b ) el error modular inferior, que corresponde al espe-


sor máximo de la junta (íig. 38).
La diferencia entre la medida límite superior y la medida
límite inferior de una magnitud de ejecución indicada (ine-
xactitud admisible), se denomina campo de tolerancia o to-
lerancia del componente.
La tolerancia se halla comprendida entre:
1) el limite superior de tolerancia, que debe ser tal que el
componente ocupe su eqpacio modular, teniendo en
cuenta la existencia de una junta adecuada; el espesor
mínimo necesario para la junta determina el limite para
la máxima medida admisible de un componente.
2) el límite inferior de tolerancia se determina, en parte,
por la medida funcional de la junta; si el componente
es demasiado pequeño respecto a la medida modular de
la junta, ésta puede resultar demasiado grande para
cierta construcción; por consiguiente, este factor de es-
pesor máximo admisible de la junta, determina el li-
mite máximo para la mínima medida de un componente
modular (fig. 37).
La posición del campo de tolerancias, de cada parte del
acoplamiento, respecto a 1a línea de referencia (fig. 39) se
establece en función de las condiciones deseadas de movili-
dad o estabilidad que caracterizan el acoplamiento, determi-
nándose mediante la diferencia entre la medida modular del
componente y la máxima o mínima medida efectiva (medida
límite superior e inferior) que, además del nombre de error
modular superior e inferior, toma el nombre de:
a) separación superior, que es la distancia entre el límite
superior de tolerancia y la línea neutra
b) separación irrferior, que es la distancia entre el limite
inferior de tolerancia y la línea neutran ,
Con el fin de asegurar las citadas condiciones (de movili-
dad y estabilidad), se determinará la cantidad de la que de-
ben teórica y dimensionalmente diferir las partes del acopla-
miento; esta cantidad se denomina divergencia funcional in-
dicada, que toma el nombre de juego, en el caso de acopla-
miento móviles, e interferencia en el caso de acoplamientos
estables.
Juego, por consiguiente, es la diferencia entre los valores
de la medida efectiva del .vanos y los de la medida efectiva
del ardenor, cuando la primera es mayor que la segunda;
existe por tanto:
Figura 35. Medida modttlar y espacio moduior.

i a s medidas modularei
designan también el es
pacio ocupado por el
componente en la retl-
cula modular.

1) el juego múximo, que es la diferencia entre el valor de


la medida máxima del vano y el de la medida mínima
del relleno:
2) el juego mínimo, que es la diferencia entre el valor de la
medida minima del vano y el de la máxima del relleno.

Interferencia es. a veces. la diferencia entre el valor de


la medida efectiva del vano y el de la medida efectiva del
relleno cuando, antes de acoplarse las dos partes, la primera
es menor que la segunda; * de este modo hay:

a) la interferencia mcúrinza, que es la diferencia entre el


valor de la medida máxima del relleno y el de la minima
del vano;
6 ) la interferencia mínima, que es la diferencia entre el
valor de la medida mínima del relleno y el de la máxi-
ma del vano.

Puede existir un caso ambiguo cuando el acoplamiento


presenta, antes de la unión. juegos t. interferencias entre las
Figura 36. Los componentes modulares: simbologia y represenfacidn
grdfica.

Componentes
modulara

i
!
/
i
Si~ribolodel mddulo

4 8 12 16 20 21
Sucesión normalizada 28 32 36 40 44 A8
expresada en pulgadas 52
76 56 60 64 68 72
92 96
100 104 108 112 llb 120

1
Sucesión normalizada
expresada en
,
1 2
8
3
9
4
10
S
11
6
12
13 ld 15 16 17 1R

Medida modular
componente modular

Medida mínima de fabricación

Proyecto modulado
*
Figura 37. Casuistico de las posiciones de tos campos de tolerancia
de los tdnninos .vano= y arelleno* del acoptamimto simple, respecto
a fa línea de referencia o línea neutra

Campo de tolerancia o, de un modo


más simple, tolerancia, es la dife-
d a (inexactitud admisible) entre
los valores máximo v mlnimo ad-
mitidos. para una misma magnitud-
& ejefucián indicada; los dos valo
res se denominan. respectivamente,
medida limite suuerior v medida I t
mite inferior, hauhd& mmpren-
dida entre d o s la medida efectiva.
La tolerancia se halla. por tanto,
contenida entre dos limites: el ümi-
te superior de iolunucia y el U-
mite inferior de toleran& La pc-
sicián del campo de t d d , de
cada parte del acoplamiento respeo-
to a la línea de refemnda, se esta-
blece en hinci6n de les condidones
deseadas de movüidad y estabii.
dad, y se define por una de las
=magnitudesde posición* o esepara.
ciones 110minaIes..
Figura 3. Representacidn c m v m (caso de acopiamimto c m
juego) de un acoplamiento simple en el que el vano se representa
mediante l i n w modulara.

i vano
i

Medida moduiar

Error modular inferior -

1 Medida limite superior

i
i Rdleno

Campo de tolerancia
del componente

Medida limite inferior

Error modular superior


Figitra 39. luego e interferencia,

En 1) la dimensión modular xM determina la distancia entre las lí-


neas modulares, de las cuales la de la tcrecha se denomina alinea
neutra.; las flechas indican respectivameute los dos casos limite de
divergencia: el *juego. (de) y la .interferencia. (di).
En 2) se ilustra un ejemplo de acoplamiento con juego =referido al
vanon. en el cual la diferencia entre los valores límite superior e
inferior de la divergencia (dc m&. dc min.), representa el valor de
la dolerancia compuesta de proyecto.; las atolerancias elementales
de proyecto. se indican con las letras r y r'.

partes a acoplar, según las medidas efectivas de los elemen-


tos que constituyen los términos .vanos y .relleno,.
Sistema de acoplamiento es una serie sistemática de aco-
plamientos diversos, que responde a una progresiva suce-
sión de grados de movilidad y estabilidad. Aunque el sistema
normalizado de tolerancia permita una libre elección en el
acoplamiento de los diversos rellenos y vanos, y no precise,
por tanto, atenerse a un determinado sistema, con todo se
parte de la concepcibn de un sistema vano base y de cri sis-
tema relleno base.
Sistema de acoplaniiento vano base es un sistema en el
cual los distintos tipos de acoplamientos (móviles, ambi-
guos, estables), se obtienen variando, para cada tipo de aco-
plamiento, la posición de la tolerancia del relleno respecto
a una posición constante de la tolerancia del vano base. La
línea del cero constituye el límite superior de la tolerancia
del vano.
Sistema de acoplamientos relleno base es un sistema en
el cual los distintos tipos de acoplamientos (móviles. ambi-
guos, estables), se obtienen variando, para cada tipo de aco-
plamiento, la posición de la tolerancia del vano respecto a
una posición constante de la tolerancia del relleno base. La
línea neutra constituye el Iúnite superior de la tolerancia
del relleno.
Un acoplamiento se define, por tanto, en el proyecto:

1) mediante la dimensión modular y la caracterización hui-


cional, expresada únicamente cn valor absoluto, que le
es propia (determinación de la divergencia indicada);
2) mediante los valores limite (superior e infcnor) admiti-
dos como intervalo de variación de la citada divergen-
cia (determinación de la tolerancia compuesta de pro-
yecto).

En este punto, parece justificado el análisis de la vana-


büidad dimensional de los elementos y de los procedimien-
tos operativos mediante los cualcs se consigue su realiza-
ción; la variabilidad dimensional se interpretará, entonces,
como síntesis de las variabilidades elementales relativas a
cada fase operativa, evaluándose las causas y estableciendo
la oportunidad de reducirlas, disminuyendo de este modo
la dispersión (es decir, la reducción de la imprecisión) y au-
mentando, por consiguiente, las posibilidades funcionales
del elemento.
Operando de este modo, es posible evaluar el aumento
del wsto de producción para una determinada reducción de
la imprecisión, estableciendo las precauciones y mejoras
que deben emplearse en los medios de obra y en los proce-
dimientos de fabricación. Para evaluar estas vanaciones de
fonna y de dimensión de los objetos, se procederá con ins-
trumentos derivados principalmente de dos disciplinas: la
teoria de los errores y la estadística. La primera se basa en
consideraciones matemático-probabilísticas, la segunda en-
seña a interpretar objetivamente los datos determinados ex-
perimentalmente, a íin de evitar interpretaciones subjetivas.
Por ejemplo, tomando como base para estas consideraciones
el hecho de que elementos producidos en las mismas condi-
1
ciones difieren dimensionalmenteunos de otros, se recogerh
los N elementos en grupos que tengan la misma dimensión
efectiva. De este modo se habrá realiido una clasiñcación
por clases, relativas cada una a una dimensión efectiva. Se
deíine como frecuencia de una dimensión efectiva, la rela-
ción entre el número de los elementos de la clase relativa
y el número total de elementos analizados. En la represen-
tación diagramática, el histograma. en el que las abscisas r e
presentan la dimensión efectiva y las ordenadas, las frenien- I
cias relativas, expresará la distribución de estos valores me-
diante una curva en fonna de campana (diagrama de De
Moivrffiauss). Con este propósito se recuerda que la teoria
del control estadístico de la calidad se ocupa principalmen-
te de tales fenómenos, por lo que se remite al lector a la li-
teratura existente sobre esta disciplina.
Si bien las siguientes definiciones son generales y aplica-
bles a todos los tipos de fenómenos susceptibles de ser me-
didos, el objeto de este estudio se limita a las característi-
cas geométricas de los elementos de la constmión, es d e
cir, se h e r e solamente a sus formas y dimensiones.
Las especificaciones geométricas que sirven para definir
la constnicción y sus elementos, se subdividen en tres gni-
pos:

1) las características dimensionales, relativas a las dimen-


siones de las diversas heas y superficies que delimitan
el volumen de los elementos constructivos y de la pro-
pia mnstnicci6n;
2) las características de forma, relativas tanto a la forma
de estas iíneas y superficies como a su orientaci6n re-
cíproca;
3) las características de posición, relativas a la respectiva
proporción de las diversas partes de un elemento o de
la construcción.
Las tolerancias relativas a las diversas especificaciones
geométricas, se clasificarán en tres categorias:

a) las tolerancias dimensionales. relativas a las dimemi*


nes lineales de los elementos;
b) I&~oleranciasde forma, divididas en dos grupos:
1: las tolerancias de forma para elementos aislados
(tolerancias de exactitud para las líneas y las su-
perficies)
2." las tolerancias de forma para elementos asociados
(tolerancias de orientación)
C) las tolerancias de posición, que comprenden:
1P las tolerancias de posición para elementos aislados.
2." las tolerancias de posición recíproca para elemen-
tos acoplados.

Desde el punto de vista de la construcción, las tolerancias


de posición se subdividen en tolerancias de trazado y tole
rancias de montaje.
Es oportuno aclarar, en este punto, que las caracteristi-
cas dimensionales de un elemento usado de un modo aisla-
do, interesan, tan sólo. en cuanto la variabilidad debe ha-
llarse entre los limites de tolerancia admitidos; de este modo
se asegura la intercambiabiiidad.
En el caso de que un elemento deba acoplarse con otros
de distinta naturaleza, éste deberá tener unas características
que concuerden con las del elemento junto al cual va a
colocarse.
Una ventana deberá llenar un vano, por lo que las tole
rancias que se le impongan estarán de acuerdo con las im-
puestas al vano: esta relación entre componentes toma el
nombre de acoplamiento.
Acoplamiento o parUes el nombre con que se designa
genéricamente a las dos partes destinadas a unirse, una
extcma (vano). v otra interna (relleno) ( 6 ~38): . el aco-
plamiento se kividualiza dime"siona1menté por la propia
magnitud de referencia o medida modular, caracterizándose
Funcionalmente por las condiciones reciprocas de movilidad
o estabilidad de los términos que lo constituyen.
Es (fig. 40):
a) móvil, un acoplamiento en el que la dimensión del vano
es menor que la del relleno;
b) estable, un acoplamiento en el que la dimensión del vana
es mayor que la del relleno;
C) ambiguo. un acoplamiento que, antes de la unión, puede
presentar juego o interferencia entre las partes a acc-
plar, según las dimensiones efectivas de aquéllas.
El problema del acoplamiento de los componentes impii-
ca el estudio del elemento de unión, es decir, la necesidad
de prever el espacio para la ejecución de la junta, y los va-
lores límite de su espesor.
La junta de unión puede realizarse mediante la interpo-
sición de materiales amodos (cola, mortero, masüia), o bien
mediante la interposición de un elemento de dimensiones
fijas (montantes, perfiles, etc.).
Las definiciones generales dadas anteriormente, son tam-
bién válidas en lo que concierne a las dimensiones.
La primera noción, si se aplica el sistema de tolerancias
a un elemento modular, afecta a la dimensión de fabricación
o medida de ejecución indicada, que se define como sigue:
dimensión especifica para la fabricación que, si se tienen en
cuenta las imprecisiones admisibles de esta última, debe ha-
llarse en la obra acabada, en cuanto es la dimensión que se
desea dar al elemento. Esta dimensión se llama también me-
dida modular del elemento y designa, por consiguiente, el
espacio ocupado por el componente en la r e t i d a modular.
La medida modular de un elemento es un múltiplo del
módulo, y pertenece, por eso, a la e s d a de medidas re-
lacionadas entre si; dentro de esta escala base, se efectuará
una ulterior selección de las medidas de cada producto, sien-
do éstas. después, las medidas normalizadas estándar para
el citado producto. Esta medida, llamada también medida
nominal del componente, incluye la junta, pudiendo coinci-
dir cdn ia dimensión efectiva indicada.
La dimensión ejecutada realmente, es decir, aquella que
Figura 40. Representondn de un acoplamiento múvil y un acoph
miento estable.

Acoplamiento m6vil

Acoplamiento estable

do = juego
dr = interferencia.

se encuentra cuando se mide un elemento real, y que es


únicamente válida para el elemento al que se refiere, se
llama dimensión efectiva. y debe hallarse comprendida entre
las dos dimensiones a r e m a s admisibles: las dimensiones
límite, de las cuales la mayor es la dimensiún limite máximo
del elemento, o limite superior, y la menor es la dimensión
límite minimo, o limite inferior. Es preciso, por tanto, conti-
nuar con las definiciones (fig. 41).

Dimensión - Para la coordinación modular, la


fundamental anchura de base es el espacio mo-
dular.
Figura 41. Representación convencional de &S partes 9 magnitudes
materiales de un componente.

B -üiiensi6n fundameniai
g -Distancia modular mínima
p -Toierancih de posición
d -Error modular minimo
S -Dimensión máxima
T -Tolerancia de fabricaci6n
s -Dmensidn mínima
D -Error modular maximo

Dimensión modular - Puede considerarse la dimensión


modular como su dimensi6n base.
Distancia modular - Es la mínima distancia utilizable
mínima entre un elemento y el plano mo-
dular próximo a él. Depende de la
naturaleza del elemento y del m&
todo utümdo wmúnmente para
hacer la junta.
Tolerancia de - Es la tolerancia que debe admitir-
posición se para la puesta en obra de un
elemento.
Error modular - Es la cantidad que debe deducir-
mínimo se de la dimensión base para o b
tener la dimensi6n mánima; es
igual al doble de la distancia m*
dular más la tolerancia de po-
sición.
Dimensión máxima - Es la mayor de las dimensiones
minimas de un elemento. Para un
elemento modular que, por d&-
nición, ocupa un espacio modu-
il lar, la dimensión máxima se cal-
d a a partir de la dimensión mo-
dular, restandole la toierancia de
1 fabricación.
Tolerancia de - Permite controlar la falta de pre
fabricación cisión admitida en la fabricación
de un elemento.
Dimensión mínima - Es la menor de las dimensiones
limite de un elemento. Para un
I elemento modular que, por defi-
nición, ocupa un espacio modu-
lar, la dimensión d m a se calcu-
la a partir de la medida modular,
resthdole la tolerancia de fabri-
cación.
Error modular - Los valores fijados por la toleran-
máximo cia de fabricación y posicih, por
lo general son corregidos a íin de
conservar un valor aceptable para
la separación máxima. Esta no
debe tener un juego excesivo, por-
que llevaría a una junta inadmi-
sible entre dos elementos coloca-
dos en dos espacios adyacentes.
Cada modüicación de los valores
admitidos para las toleiancias,
exigir$ naturalmente un nuevo
dculo de las dimensiones máxi-
masyminimas.
Acoplamiento - Cuando varios elementos, acopla-
de los elementos bles o no, se col- de un modo
sistemático uno junto a otro, o
uno encima de otro, para wnsti-
tuir un elemento funcional, cada
uno de ellos debe inicialmente
ocupar el espacio modular que
tiene asignado. Este espacio pue-
de indicarse en el dibujo median-
te planos o h e a s modulares, y
en la obra mediante mecanismos
adecuados.

Problemas relativos al modo de proyectar los componentes


modulares

Cuando se dibuja el perfil de un componente modular,


uno se pregunta cómo podrá coordinar este elemento con
todos aquéllos susceptibles de ocupar un espacio adyacen-
te (fig. 42).'
No basta diiensionar un elemento en función del espa-
cio modular que ocupa, es necesario que la forma de su
perfil permita unirlo, de un modo correcto desde el punto
de vista constructivo, con los otros elementos adyacentes.
De este modo, si la medida de un tablero es modular, exis-
tirán gsaves dificultades si los perfiles de las dos tablas ad-
yacentes no están coordiiados.
Hasta hoy, se han disefiado los perfiles de los elementos
para hacer frente a exigencias Funcionales muy diversas, pero
sin tener en cuenta la mas pequefia coordinación con las
piezas pr6ximas a ellos. (no obstante, muy frecuentemente,
tan s61o debido a una línea recta ya es preciso considerar
el hecho de la coordinación); de modo que, por ejemplo, en
un bloque-ventana, pueden distinguirse:

1) las caras extenias, que son planas y cumplen el papel de


caras de coordinacidn;
2) los períiles internos, que pueden ser bastante comple-
jos;
Figura 42. Las caras de coordinación.

caras de coordina-
ción de laminados.

caras de coordbm
ción de elementos
simples acabados
3

l
caras de cwnih-
ción de elementos
mmplejos acabados

Las líneas gruesas indican las


caras de coordinación del ele
mento; durante la puesta en
obra se colocan ordinariamen-
te sobre un plano de cwrdi-
naci6n.

3) las caras fu>rcionales, que satisfacen exigencias de otro


orden.
En la práctica, un elemento no se haiia en contacto más
que con un número limitado de otros elementos: una ven-
tana se encaja en la abertura de un muro, una teja se apoya
en el borde de otra teja, el reborde de una pieza de parque
se empotra con la ranura de otra, y así sucesivamente.
En estos casos, los perfiles adyacentes, antes que coordi-
narse, se adaptarán uno a otro, lo que permite una gran li-
bertad de elección para sus formas.
La línea recta, como regla general, es la que ofrece ma-
yores posibilidades de mdinación.
Normalmente, las caras de coordinación, tratadas como
líneas rectas, se hallan situadas en el punto de unión &'los
distintos elementos y, como consecuencia, son paralelas al
plano de la reticula de referencia y coinciden prácticamente
con él.
Una vez que se ha fijado el número mínimo de caras de
coordinación, los perfiles de las superficies restantes se de-
terminan mediante diversas exigencias de carácter funcio-
nal (perfiles funcionales), que deben tener en cuenta el p m
yectista y el fabricante.
La coordinación no influye de un modo total en el pro-
yecto de estas superficies.
En el caso de elementos que se unen mediante encaje,
como las piezas de un parqué, no es el reborde del encaje el
que determina la cara de coordinación.

El sistema normalizado de acoplamientos para la edificación


En consideración a la naturaleza y a las más generales
modalidades de ejecución de Los montajes en obra. de cual-
quier tipo. respecto al mecanismo regulador de las magni-
tudes de la edificación. pueden enunciarse las siguientes nor-
mas aplicables a los acoplamientos de la c o n s t d 6 n :

a l las medidas modulares deben, mediite las líneas me


dulares que las comprenden, otros tantos .intervalos
modular es^; éstos pueden representar en los acopla-
mientos simples: vanos nominales a los que referir los
rellenos correspondientes, en el caso de que el vano
se indique s61o teóricámente, o bien se materialice me-
diante la relación in situ de las medidas modulares; o
límites de medida de los vanos, en el caso de que éstos
se representen por medio de objetos reales:
6 ) en el segundo caso, el tipo de acoplamiento simple más
frecuente es el acoplamiento avano basen;
C) en las uniones de la edificación, cada magnitud de eje-
cución modular relativa al término .relleno» de los a c e
plamientos. se halla comprendida generalmente en el
intervalo modular correspondiente.

Los acoplamientos múltiples consisten, para una direc-


ción dada. en la repetición de acoplamientos simples, tal
como se ha indicado con anterioridad.
Por lo que respecta a la naturaleza de las tolerancias de
la edificación, aclaradas en los párrafos precedentes, las
tolerancias necesarias en ella pueden ser de dos órdenes:
1) tolerancias de fabricación,
2) tolerancias de medida.
Las tolerancias de fabricación se representan mediante
valores particulares de inexactitud, admitidos para una mag-
nitud indicada y para un tipo determinado de producción en
fábrica o en obra, cuya entidad se elige de modo que asegu-
re, lo más económicamente posible> las condiciones de aco-
plamiento deseadas.
Las tolerancias de medida intervienen cada vez que se
plantea la necesidad de desplazarse hacia el lugar ocupado
por los intervalos modulares, y dependen del tipo de instru-
mento o del método de medición utilizados en la ejecución
de las medidas. Estas se representan mediante valores par-
ticulares de inexactitud? asumidos en la obtención de una
medida modular dada ejecutada con instrumentos y métodos
de medida determinados, los cuales tienen una probabili-
dad de verificarse, contenida dentro de los intervalos de
riesgo calculados como teórica y económicamente conve-
nientes.
Considerando, por consiguiente, que no es posible reali-
zar exactamente una determinada dimensión de fabricación,
es indispensable dar a conocer al ejecutor los limites dados
a esta dimensión; pudiéndose indicar en el dibujo, por con-
vención, los dos valores correspondientes a los limites.
No obstante, este modo de acotar pese a ser satisEactorio
en ciertos casos. particularmente para las cotas generales,
es de dificil lectura debido a la multiplicidad de las medi-
das de detalle necesarias para la ejecución.
Corno referencia, es preferible utilizar la dimensión de
fabricación que, por delinición, es una medida intermedia
entre los límites superior e inferior.
A tltulo de ejemplo, traemos un estudio de investigación
relativo a los limites de la probabilidad de error (toleran-
cias de fabricación) en la materialización de la altura inte
rior de una planta, realizado por el Centro para la investiga-
ción aplicada a los problemas de la edificación residencial,
bajo el patrocinio del Instituto Autónomo de las Casas Po-
pulares de la provincia de Mililán.
Este estudio tiene como fin el precisar los límites de va-
riabilidad de los errores en las distancias entre forjados.
según un plan de elevación puesto en práctica en el edificio
piloto del barrio de Comasina.
En esta investigación se ha querido establecer, además, a
qu6 tipo de aistribución pertenecen las medidas determi-
nadas.

Tipo de obra
Los forjados del edificio son de estructura mixta,maci-
zados en obra, con serpentines incorporados para el empleo
de calefacción con paneles radiantes en el cielo raso,comple-
tados, en cualquier lugar, con paneles radiantes en el pavi-
mento.
Se ha adoptado un tipo de elemento ce-co con solera
mixta, de 22 cm de altura e intereje de 33 cm.
La altura entre los suelos es de 3.10 metros; por tanto,
teniendo en cuenta, ademilás, un enrasado de hormigón de
05 cm, la altura interior libre es de 2,875 m.
En los sitios donde es necesaria la integración con el pa-
vimento, se han utilizado elementos cdunicos de altura in-
ferior para no aumentar el espesor de la solera.
Estando colocadas las vigas transversalmente al edificio,
todos los elementos prefabricados, voladizos empotrados y
grupos de paredes, se han puesto en el vano delimitado por
el envigado y las correas de enlace; por esto la investigaci6n
1 se ha limitado a determinar las dimensiones de dichos ele-
mentos manufacturados.

Procedimiento de construcción
En el artículo citado, se describe el procedimiento utili-
zado para la construcci6n de la estructura de hormigón ar-
mdo.
La determinación de las cotas en altura se ha efectuado
mediante un puntal calihrado. de longitud 3.10 m, en posi-
ción perfectamente aplomada. midiendo desde la cota 1 m+
por encima de un envigado sin acabar, a la cota I 1 m por
encima del siguiente. La materialización de las cotas se ha
efectuado normalmente sobre algunos pilares. trasladándose
despues a los demás mediante el nivel de burbuja.
Para la constmcción de la armadura continua del forja-
do, constituida por cajones de madera sostenidos por vigas
metalicas. se han tomado como referencia las citadas cotas.
utilizando para ello puntales con las medidas comprobadas.

Método de la investigacidn
Para el cálculo de la media de las medidas en altura wn-
11 seguidas, id como p a n la deteminaci6n del error cuadrá-
tic0 medio y del tipo de distribución. se ha adoptado el Ila-
!
mado método de los momentos.
\ Se& este prucedirniento, una vez determinados los e r m
I
res i de las intensidades de una medida provisional M', se
calculan los cuadrados, cubos y cuartas potencias de dichos
errores; los valores obtenidos son ponderados, sucesiva-
mente. con las respectivas freaiencias.
Se determinan luego los momentos medios de la distri-
buci6n respecto a la media arbitraria, momentos definidos
por la relaci6n existente entre los errores elevados a las va-
rias potencias y la población estadística; siendo, por consi-
@ente:

= tri
- f, -EX'¡ f,
-- -- -
primer momento
Tfi N
Xx'i'fi
segundo momento v~,, =
N
XX'? Ii
tercer momento ,V
,. =- -
N
B xpi4fi
cuarto momento =-
N
Para la determinación de la media efectiva de las altu-
ras, el valor obtenido para el primer momento respecto a
la media arbitraria, se suma o se resta algkbricamente, se-
gún el signo, al valor de la media arbitraria:

En este punto, se roced de al cálculo de los momentos de


la media efectiva.
Según desarrollos teóricos se sabe que:
a) el momento cero de la media efectiva es igual a
la unidad, es decir:
%o= 1
en efecto:
B(~r-W~fft
vu.0 = Bfl
=1

b ) el primer momento de la media efectiva es igual


a cero, es decir:
Y,== o
en efecto
l(x,-Wf, =O
Vy1=
Xfr

C) los momentos sucesivos se definen por las si-


guientes fórmulas:

segundo momento vwí = v b , ~- vh:.


tercer momento VU,, = vw -3 v u q 2 + 2 va,h. ,
cuarto momento vu,, =vb,. -4 4, q, + 6 d,, q, -3 v'~,,
Hay que hacer notar, también, que la raíz cuadrada del
segundo momento de la media efectiva, es igual al error cua-
drático medio; siendo precisamente:
-
0 = v vu.2
Pearson ha propuesto un índice que parte de los momen-
tos obtenidos por la media aritmética, después de haber de-
h i d o las magnitudes !, y Br, conseguidas a partir del se-
gundo, tercero y cuarto momentos, y que son:
h = -=v -va&a
- i&0"
2 Y " = v M,. v M,.
=-
w'

E1 índice de asimetría AS asume valor cero en el caso


1I
I de pedecta asimetría, y valores p e u e o para distribucio-
nes ligeramente asimétricas, próximas a la distribución
I normal.
l1 Un dato interesante lo ofrece el índice de exceso:

Dicho índice puede ser menor, igual o mayor que cero;


su valor es nulo para la distribución normal, mientras que
cuando asume valores positivos, las ordenadas centrales de
I
la diitribuci6n efectiva superan a las de la distribución te&
rica, llamándose a esta distribución hiperbinomiui; cuando
asume valores negativos, las ordenadas centrales de la dis-
tribución efectiva están por debajo de las de la distribución
teórica, llamándose a esta distribución hipobinomial.
En las siete plantas del edificio examinado se han obte-
nido 744 dimensiones efectivas de suelo a suelo, de las cua-
les se han tomado 372 junto a las vigas y 372 en diversos
puntos de los entramados. La distribución de las alturas de
las plantas es la siguiente:
Clases de intensidad frecuencias
Xi fr

Con la premisa de que, para el cálculo del método de los


momentos, se ha asumido como media la intensidad 2877.5
milímetros (valor central de la clase de intensidad 2875-
2880), la aplicación de dicho método conduce a los siguien-
tes resultados:
Momentos de la distribzlcidn respecto a la media provisional:

Media efectiva de la distribzccián:


M = 2876.72 mm.
Momentos de la distribución respecto a la media efectiva:
v.,o =1
VM.1 =O
v,, = 145.16
v i , = -m.26
Y,. = 52351.99.
Como se ha afirmado anteriormente, la raíz cuadrada del
segundo momento deiine el valor del error cuadrático me-
1 dio, que, en este caso particular, es:
!

Indice de Pearson
Pasando a la aplicación del índice de Pearson, los valores
Bi y B. son los siguientes:

l y el valor del índice de asimetría:


Il
AS = 0,0093.

Indice de exceso
I
El valor de exceso es, por consiguiente:
E = -0,5155:
de lo que se deduce que la distribución de las medidas o b
tenidas es hipobinomial.

i Tolerancia de fabricación
1
Ya que la distribución es ligeramente asimétrica y se
aproxima a la distribución normal, puede considerarse como
campo de tolerancia el valor I2 o.
El campo de tolerancia de fabricación admitido es, por
( tanto, de 48 mm.
Notar
1. Cfr. British Standard 2900, 2.' parte, pág. 5.
2. El m&rito de la sistematización, verdaderamente orgánica y
completa, de la materia de las relaciones entre industria y ar-
quitectura, corresponde al profesor Giuseppe Ciribii, dwctor
del Centro per la Ricerca Appiicata sui Problemi deli'Edilizia
Residenziale, al haber introducido en el campo de la investiga-
ción cientaca los problemas de la producción industrial de la
edificación.
3. Cfr. British Standard 2900, 2.' parte, pag. 6.
4. Cfr. .la coordimation modulaire dans le bátiment., Primer In-
forme A.E.P., O.E.C.E.. págs. 13 y 14.
5. Este informe se publicó con el titulo de 'La coordination m*
dulaire dans le bátiment*, proyecto n. 174.
6. Para m& detalles véase *La coordination modulairer, Segundo
Informe A.E.P., O.E.C.E., 1961.
7. Estos problemas se tratarán aparte, al hablar del proyecto m*
dular.
8. Cfr. L.a actividad del U.N.I., Ente I t a l i i o per YUniíicazione y
de los organismos extranjeros equivalentes.
Cfr. E. A. Grifini. Elementi costrurtivi, pag. 5 y siguientes.
9. Cfr. British Slandard 2900, 2.' parte, pags. 7 y 8.
10. Cfr.'La coordination modulaire dans le bátiment., Primer In-
forme A.E.P.. pág. 11.
11. Medida nominal es el valor que se toma como base para
individualizar una determinada dimensión de un elemento, inde
pendientemente de las diferencias admitidas en los errores de
ejecución y de aquellas necesarias para obtener los juegos de
mterferencias, incluidas las juntas de conexión para el acopla-
miento de los elementos en el montaje. Cfr. G'iuseppe Ciribii.
d'remesse fondamentali all'unificazione del sistema de coardi-
nazione dimensionale in edilizia. en aEdilizia Popolarer, no-
viembre 1954, pág. 9.

128
12. Los conceptos de .vanon y .relleno. se examinarán en ia parte
dedicada a las tolerancias.
13. Este convenio ha sido adoptado el 31 de agosto de 1955 por La
A.E.P., y el 4 de junio por la LS.0. (comité T. C. 59, subcomité 1).
14. Cfr. British Standard 2900, 1.' parte, pág. 5.
15. Cfr. Enzo Frateili, sI1 modulo. en *La casar, n. 4.. pág. 138 y
siguientes.
16. Por ejemplo, en la serie de Renard utilizada los @rrYllos.
~l~u;l

17. El signiíicado de los términos juego, interferencia, tolera5cia.


acoplamiento, etc., se aclarará en la sección dedicada a Ips &de
rancias.
18. Cfr. .La mrdination modulairen, Segundo Informe. pág. 57.
19. Cfr. A. F. Bemis, The Evolving House, MI. 3:.
20. Para las tentativas de carácter industrial, cfr. E. Ehrenkrantz,
The Moduiar Number Pattem
21. La notación X' indica la dimensión X medida en pies, y la X"
indica la dimensión X medida en pulgadas.
22. Cfr. Giuseppe Ciribini, Teoria Generale del coordinamento mo-
dulare delle dimenrioni edilizie, pág. 10.
23. La introducción de un módulo base como coeficiente & propor-
cionalidad para obtener una referencia de Las medidas con
los números seleccionados, conduce al estudio de la coordina-
ción modular de las dimensiones. tema que se tratara, en s e
guida. detalladamente.
24. El término serie no debe entenderse como una serie matemA-
tia, sino más bien como una sucesión de números. En nues-
tro caso interesan, tanto las series aritméticas como las geom&
tricas y Las armónicas, entendiendo cada una de estas expre
siones como una ley distinta que regula un conjunto de núme
ros; estas leyes permiten determinar, dado uno de los términos
de la serie, todos aquellos que siguen y preceden al término
dado.
25. La serie de Fibonacci está constituida por una sucesión de tér-
minos para los que el limite de la relación entre dos valores
consecutivos nialesquiera está representado por el valor
1,61803398875, raíz positiva de ia ecuación de segundo grado:
x 2 = x + l.
Las series de Le Corbusier se basan en el citado valor, tradu-
cido al lenguaje algébrico mediante la especial división de un seg-
mento que Paccio!i llama <Proporti0 divina-, Kepler =Sectio
divina. y Leonardo ~Sectioaureax. Estas sucesiones se caracte
rizan por la propiedad, denominada Saditivar, según la cual
fada término es la suma de los dos precedentes. Ch. G. Ciri- i
V i . Architcttura e industria pBk 34.
M Cfr. G. Cibini, Tearia Generak del coordinamento modulnre i
delle dirmffsioni ulilizic, pág. 12, vbse del mismo autor el ar-
ikuio .Premesse fondamentali ali'unifieanone del sistema di ;
mordinamento dimenside in ediláiam en mEdiüzia Papola.
*m, n. 1, noviembre 1954.
n. e.~c ~ .i~ M
c O~U
. I1951.
O~,
28. Cfr. E E b d m n t e , op. cit. pág. 12.
29. Cfr. .La coordination modalaire dans le bitiment., P6& iM.
30. Se han subrayada los valores de la serie de Renard que diñnen
de los de la serie doble. Las peq- modificaciones se p d u -
cen en La dirección más desfavorable. Es prefmile alejarse por
exceso que por defecto de la medida modular.
31. Aunque estir. series no se hayan aceplado en la c o o d b d h
1
!

de las &-tos para la edificación. se han niibado para di-


versos ñnes, m la mdnica
32. Cfr. *La coordination modulaire dans le bptiment., &s. 1115-
1
33. Ch. op cit. m la nota 32.
34. El texto que sigue se ha sacado, en gran parte, del libro The
Modular Number Pattern, de E. Ehrenkranb
35. Esta tabla puede reahrse, también. en un material transpa-
rente qnc permita le lectura inmediata de los valores triplicados
y duplic~dosde d q u i e r t é d o .
36. La kmbda platónica está formada por un pupo de siete d-
meros nahuales. descritos por Pktón en el Timeo, dispuestos
del siguiente m& los tres primeros números de la serie na-
hual de los n6mems enteros forman un tri8ngulo; de eUos
daivan dos series geometricas de razfm 2 (1 2 4 8...) y 3 (1 3 9
n...
). llenándose el espacio interior al desarrollar las series
que tienen rm base los lados del tri&naulo (fimuas lW11. in-
tkduciendo'cl número 5 entre el 2 y el j.se obtiene una b m a
de valores =doga- a la serie tridimensional d m i l a d a por los
in@eses.
Combinando Los dos grupos se logra un diagrama Único cuyos
~ m o s completamente
, coordinados, poseen tres propiedades
cuactcrlsticss:

al los números resuitantes de esta sistematbcih pertenuma


distintos órdenes de magnitudes, existiendo un grupo de
números para rada uno de estos 6rdenes:
b) tos nJmnw de cada orden de magnitudes estan coodba-
dos porque derivan de tres factores barn a los que se han
aplicado míiitiplos comunes;
CJ es posible la repetici6n de los i é n n i ~ sya que cada niim-
m de cada orden de magnitud es la suma de niumros m i s
pequeños. Cfr.op. cit. m la nota 20.
37. Se entiende por simetría el sistema de pmporcionar; compren-
de tanto la simetría estitica como la dinamicr.
38. La eseala musical está ordenada se& una prngrrrkh gmmetri
ca de razón 2. El número de vibmiones dobles de la nota W 1
a igual a 65 114. mientras el de la nota DO-2 es igual a 130 112.
Cfr. G. Ciibini. op. cit. en la nota 34, pág. 36.
39. Cfr. R Wlttkower, Architecturd Principies m the Agc of Hu-
mnnism, 19Y, pág. 99.
40. El pmf. R. WittLowcr, m la obra atada, dedica un conoidb
rabie cspado al modo de ufiluseión de estas des 0s en el
@o.
I
41. Jay Hanbridge ha emito dos obras (The Elrnimts of Dinamic
Simmctry, I9M y Praaimi Applications of DiMmic Sbnmctry
1932) m lar que explica, de un modo exhaustivo, las elementos
y aplicaciones de la simeuia dinámica.
42. Npms pruebas pnliminarrs llevadas a cabo por la Building
Research Station. han demostrado este hecho. Las variaciones
dehastaun667%noseaprecianf~te.
43. Cfr. M p t h G h b , A Practical EMdbwk of Ccometrical Com.
position and iksign, 1952.
44. Cfr. Enzo Frateiü, *I1 modulo., en .La casa.. n. 4, pág. 138 y
sipuimtei.

45. Para la teoría del .móduio nibico*. mmpirese:


a ) The Ewhmig iiouse, 1936.
b) A +
62 Guidc for Moduiar Coordination, 1W.
U. Cfr.Bnicc Martm, .Modular i k s i i Infonnation Sheetsw. hoja
a. 2 en .The kchitectmí Designw, marm 1959.
47. Cinm de los once pises participantes en este proyecto han nor-
maiizado el valor del módulo. Otros tres países que no lo han
hecho todavía, han publicado una relación sobre el proyecto. A
wnünuaclón arponemos la situación i n t c d d en el 21 de
agosto de 1955:
valor del mddulo número y fecha de fa norma
o del infonne ofieiol
Austria - -
Bélgica Un declmetro .............
D
Francia
i - Informe SBI; estudio n. 1 1949
Un decímetro
Alemania Serie de los
númelvs
preferentes
Italia Un dedmeuu
GIecia -
Holanda Un dedmetm
Noruega
Suecia -
Un decímetro
.............
Inglaterta 4" Informe BS 1708
Estados Unidos 4"

Cfr. .La cwrdination modulaite dans le bitiment., pág. 12).

48. Las relaciones internacionales reflejan, sin duda, un d c t o


latente entre el módulo de un decímetro y las magnitudes exis-
tentes de los ladrillos. Hasta ahota, es& discr&ancia no ha
podido superarse. Se han iniciado prohmdos estudios analizando
ias dimensiones existentes de lo; productos (cfr. anexo X en
.La cwrdhation modulaire dans le batimentn, pág. 125) para
poder relacionar más adecuadamente los estudios teóricas
bre la coordhción modular y la realidad práctica de la C
dustria de la ediiicaci6n.
49. Cfr. 'La mrdination modulaire., Segundo Informe. pAgs. 19
y 20.
50. Cfr. El informe publicado en ~ T h eMcdular Quarterly*, verano
1%1.
51. Cfr. .La mrdination modulaire*, Segundo Informe.
52. Cfr. =La coordination modulaite dans le bitiment., Segundo
Informe.
53. Cfr. A. Gigou, "héorie des toleranes dans le bhtiment., en
aCourier de la Normalisationn, n. 154.
54. Cfr. Pietro Maggi, 11 problema delle iolleranze nella mstruzione.
55. Cfr. Giuseppe Ciribiii, Archirettura e industrk, pág. 39.
56. Cfr. B. hiartin, hoja de información n. 1, en .Atchitectural Des-
ing., febrem 1959.
57. Estas nociones se denominan tambikn .magnitud de posición.
y aseparación nominal* (inferior y superior). correspoadkndo
al término ingids deduction que ha sustituida hace pao (Cfr.
.The Modular Quartely., invierno 195940) al término dLvi<rtiat,
para designar, con más propiedad que éste, la nación de diver-
Bencia
58. En los acoplamientos de la ediñcación la interferencia se p w
duce muy raramente. Cfr. G. C i i i , Arehitettura e indu9Nin.
59. Cfr. .La eoordination modulaire dans le btltiment., Primer In-
forme
M). O sea. con un riesgo calcuiado como económicamente conve-
niente. surgido de los ümites preújados de un modo wmpati-
ble, con la elección de disposiciones especificas y coa las tole
rancias n a h d e s de los equipos de trabajo.
61. Emres toiaies, suma de los valores accidentales y sistemptims
que pueden mmeterse, por causas imponderables, m h ejecm
ción de las medidas.
Clasificación y dirnensionado de los elementos
Premisas para el estudio de una p~oducción
industrializada
El valor del módulo, aplicado a la serie de los números
naturales, genera la llamada asucesión normalizadaa de di-
mensiones.
Al lado del concepto de módulo base. wmo máximo co-
mún denominador de todas las dimensiones de los elemen-
tos e incremento unitario en el sistema de referencia modu-
lar utilizado en el proyecto, hallamos el concepto de dimen-
sión múitiplo del módulo base (10 cm o 4"); por consi-
guiente, todos estos múltiplos servirán de base dimensional
para los productos de la edificación, que tomarán por eso
el nombre de componentes o elementos modulares.
En este punto. podemos volver al problema del dimensio-
nado de los elementos y al estudio del empleo de estas di-
mensiones modulares, tema en tomo al cual se han efectua-
do estudios que intentaremos resumir.
El estudio de los problemas de dimensionado y organiza-
ción necesarios para conseguir una industrialización de la
producción de la edificación conduce a afrontar los pmble-
mas de la estabilización de las variables de naturaleza eje-
cutiva y de las referentes al proyecto?
La estabilización de las variables de naturaleza ejecutiva
se alcanza mediante el estudio de los problemas de dimen-
sionado y control de la producción (o de la serie), y median-
te una acción paralela de investigación y experimentación
sobre la aorganización del trabajo,.
Nos hemos referido ya a los problemas de dimensionado
de la producción, en la primera parte, no considerando útil,
dado el carácter de nuestra investigación, la profund'izaci6n
ulterior, tanto de este problema como del relativo al sestu-
i dio del trabajo., en cuanto consideramos que estos temas se
I hallan fuera de nuestro campo de investigación.
El restudio del trabajos se ocupa de la sistematización
de las diversas actividades operativas, consiguiendo para
éstas la máxima eficacia y el mejor empleo posible del tiem-
po. energ'a, medios y, gracias a la estabilización del produc-
to, de los materiales. Esto se logra precisamente mediante
una profunda acción de racionaliición y con el estudio de
los métodos y tiempos de trabajo, estudio que requiere tanto
una apropiada preparación. como la posibilidad de experi-
mentación y control (institutos de anilisis de tiempos pro.
puestos por diversas entidades).
Nos limitaremos, por tanto. al estudio de la estabiliza.
ción de las variables referentes al proyecto. efectuando una
primera subdivisión de los problemas, a fin de distinguir:
a) los problemas parciales o de elemento, que conciernen
a la producción de elementos sernielaborados o de obje
'
tos de la ediñcación acabados;
b) los problemas de conjunto, que conciernen a la produc-
ción de organismos const~ctivos.
El aspecto iterativo de la producción industrial exigirá
naturalmente nuevas consideraciones en el ámbito del p m
ceso del proyecto; este úitimo deber6 tender a la definición
de modelos tipo. fijando, en la mayor medida posible, aquel
conjunto de caracteres necesarios para su uso, a íin de uti-
lizarlos como muestra en los procesos operativos de serie
(problemas parciales) o en las combinaciones o composicio-
nes de elementos estandardizados (problemas de conjunto).
Estos modelos tipo, determinados por la presencia de
las condiciones 6ptimas reiativas al binomio funcionalidad-
expresividad, obtenidos mediante procedimientos tecnológi-
cos y principios industriales. constituyen verdaderas nor-
mas, por lo cual se los conoce como .modelos normaliza-
dos*, cestandares mostrativosw o ctiposw.
El modo de proyectar y la normalización (o estandardi-
zación) deben contribuir a mantenerse dentro de un proyecto
de naturaleza industrial. i a normalización mostrativa, ppr
ejemplo, no puede ya concebirse wmo un conjunto de actos
de proyecto independientes de cada uno de los valores, sino
que debe coordinarse mediante la intervención de conside
136
raciones de carácter general. Tales consideraciones o deter-
minaciones, están constituidas por dos grupos distintos de
reglas de interés cientíñ~~.técnico y tecnol6gico: ly urmas
de simplificación y unificación. Las primeras, que interesa
mayormente al campo de las aplicaciones prácticas. tienen
en cuenta los caracteres comunes relativos a la actividad
productiva, así como los caracteres e s p e c h s propios de
determinados productos; las segundas, que interesan sobre
todo a la especulación científica, organizan estos caracteres,
dirigiendo la actividad simplificadora hacia el logro de las
interre1aciones arm6nicas.
Un requisito propio de la uniñcación lo constituyen las
normas que regulan los problemas de la correlación dimen-
sional y las tolerancias fundamentales para el estudio de los
acoplamientos en el proyecto.
El problema de las tolerancias y del limite de inexacti-
tud admisible, da paso, a s u vez, al de la identidad del suje-
to de serie y de su control, realizable mediante las determi-
nauones parciales y la admisi6n del riesgo de errores 11-
mitados.
Todos estos problemas llevan a afrontar el del rdiseño
industrial., y conducen a la definición de una nueva figura
de proyectista, el .industrial designera, que deberh asumir,
además de las exigencias funcionales y estéticas del produc-
to, aquellas de carácter técnico y de organización de la in-
dustria.
Pero antes de poder hablar oportunamente de proyecto
modular, es necesaria una introducci6n para colocarlo exac-
tamente dentro del contexto general, mostrando sus relacio.
nes con el método modular para el dimensionado de los
componentes industriales.
Es preciso volver a afirmar, que la coordinación modular
de la producción de la ediicaci6n significa el dimensionado
de sus componentes (es decir, de cada uno de los elementos
que constituyen el edificio), dimensionado obtenido por m e
dio de un coeficiente de ppporcionalidad o em6dulo base*.
El fin de tal coordinación es el de obtener una más preci-
sa correspondencia entre el suministro industrial y las exi-
gencias de proyecto de los arquitectos: junto con las venta-
jas económicas ya mencionadas muchas veces.
El objeto de tal coordinación son los componentes, es
decir, los elementos que deberemos distinguir, clasificar,
normalizar y, en fin, producir, con criterios dictados por la
coordinación modular.
Entendemos por componerztes, aquellos productos indus-
triales fabricados como unidades independientes, tales como
los peñiles, elementos cerámicas, cerramientos, etc. Todw
eUos deben poseer dimensiones fijas en dos direcciones, por
lo menos, por lo que su modificación en la obra es difícil o
imposible.

Clasificación de los elementos


Como ya se ha dicho, es necesario establecer una clasi-
ficación, es decir, colocar cada elemento dimensionado en
su contexto, precisar las relaciones entre un elemento y
otro y defmir el alcance y el sentido exacto de la palabra
que designe este elemento:
Desde el punto de vista .malitativo, con &es a una ulte-
rior seIecciÓn, los elementos fabricados (entendiendo como
tales a los productos de la ediñcación y a algunos equipos de
la obra) pueden clasificarse en aditivos (iguales, desiguales,
~nmensurablcs,inconmensurables) y no aditivos, pudiendo
ser, además, divisibles e indivisibles.
Se considerarán aditivos elementos como: IadriItos, blo-
ques, paneles, 14minas, placas, etc.; mientras serán m aditi-
vos: puertas, ventanas, viguetas, etc. Esta subdivisión es
htil, no s61o como aclaración sistemática, sino tambikn para
establecer y d e h i r la aptitud que los elementos no aditivos
deben tener para relacionarse y coordinarse con elementos
no aditivos de la const~cción.En general, una caracteristi-
ca del primer tipo de productos es la posibilidad de contar.
con una variedad de magnitudes que tenga presente la flexi-
bilidad necesaria para el empleo c o m t o del material.
Para el segundo tipo, la variedad se evalúa, a veces, se-
gún los fines propiamente funcionales de cada elemento.
Respecto a las dimensiones, todas las partes que w m p
nen la construcción pueden ser convenientemente recogidas
y clasificadas en tres categorías (fig. 43).
La primera categoría, materiales amorfos, comprende
productos como la pintura, el mortero, los agregados, etc.,
que no tienen ninguna dimensión fija; dado que se utilizan
en la obra directamente, tendrán dimensiones que depende-
rán esencialmente del proyecto.
Existe otra posibilidad si se emplean estos materiales en
la fabricación de partes singuiares del edificio, como ladri-
llos. paneles, tubos, etc., en cuyo caso asumen la dimensión
final del producto especffico que constituyen.
Estos productos toman el nombre de componentes y
constituyen la segunda categoría de elementos de la cons-
tmcción. Su principal característica consiste en el hecho de
que todos ellos son elementos acabados específicos, que p
seen una dimensión fija. en dos direcciones por lo menos.
Para la restante categoría de los elementos de la cons-
trucción, llamados elementos funcionales. que f m a n parte
de una estructura, tales como, muros, techos. cielos rasos,
servicios, etc., puede decirse, hablando siempre en términos
dimensionales, que son el resultado de la suma de las dimen-
siones de los componentes (bloques, ventanas, puertas, tubos
u otros) que los constituyen, con las de los materiales que
se utili7a para su montaje en obra.
Debido a que los elementos funcionales de una cons-
trucción se forman con el acoplamiento de estas unidades
independientes, mediante materiales como el mortero, agre-
gados, etc., no producidos con dimensiones fijas, los compo-
nentes son los únicos objetos fijos a cuyas dimensiones se
aplica directamente el módulo.
El Secretariado Técnico de la A.E.P. ha propuesto una
clasificaci6n de los elementos de la wnstrucci6n, se- un
sistema que pone en evidencia los diferentes gnipos y sus
relaciones, teniendo en cuenta los métodos de producción y
las características dimensionales (fig. 43)?
Si se considera la operación de la construcción como el
Iin de sus fases iniciales, se ve claramente que gran parte
del trabajo se efechia antes del ensamblaje en obra, y que
numerosas fases de la elaboración industrial se intercalan
entre la etapa de materia prima y la de producto acabado,
dispuesto para ser enviado a la obra.
Las materias utilizadas en la construcci6n de un edificio.
1 sufren una larga elaboración que puede subdividirse en una
l
sucesión de operaciones independientes; es preciso, ante
todo, proceder a la extracción de las materias primas, a su
elección y a una primera transformación. Las materias amor-
fas que resultan de estas operaciones, se envían a la obra o

Figura 43. Cla.sificac+dn de los m a t e d e s de construccidn

MAlERIALES Y ELEMENTOS DIMENSIONADM SlmmAS


MATOllUEs
MiMd" U.hl.lrn E-l m C I w DE CüNS.
MI- .abkm -l.@ mucclm
MElAiFii TUBOS LADRILLOS ELEMENTOS SISTEMATIA-
W OlsmPlO. por almplo. WRCTURALES C16N DEL
PIEDRAS mnduMO Hwms r elemplo. TERRENO
AGREW LAMINADOS
Maclrns RPa m PYI
WiU. y
r elemplo,
eDIll.dO
WS por alamplo. AGLOMEMWS van<ania Psvlmentact6n
Hisnos en U wt ejemplo. bulem
CAL Molduns Aglomersdo, Csichia CIMENTA.
ECO M.damles Para m l o a y Amisduies CIONES
CEMENTO Mehoi PW 8lsmplo.
UMINAS Aolomeradoa APARATOS DE Can l ~ p a t s s
MADERA Tiblema W a muioi WUEFACCICiN Gmtlmias
AIsIw por elsmplo.
PlGMENTOS Rwsnimlontm PANELES Rediahres ELEMENTOS
ACEITES De Eubrlcidn Cacinaa PORTANTES
PIMUPAS HImS Pa+ por alemplo,
Y CABLES APARATOS Camlntarla
COLAS por ilamplo. TEJAS SANITARIOS Am6n
Hlloll Y RASlWS por ejemplo.
BElUN rmbctom por demplo. nlctls ELEMENTOS
ALOUITMN Talas Baens DIVISORIOS
ASFALTO Embaldosados pw elem~lo,
APARATOS Cwrodens
PlZARRPS E~CTRICOS Tabique8
por slamplo. por alemplo.
Oe aibrlclbn Umwm TECHOS
~mamipmns w efanpla.
TUBOS In~llnsdw
Y EMPALMES APAñATOS Tan-
por ejemplo. A GAS
Lh h s @ s pw slcmplo, INSTALA
Cinellml- M-ltae CIONES
Merlae Conadoisl wt elemplo.
Calohffldn
HERRERIA EOUIWS S.niterlas
wt alanplo. GENERALES Y U6cblcss
Cl~ol DE INCENDIO Gss
T~rnllloo W elenplo.
Csrnduru Coclns REVESTI.
Mtdos MIENTOS
Botar do rlw wt siemplo.
Cielos "Ms
Suslo8
Mum

a la fábrica, para ser transformadas en componentes o en


elementos funcionales.
Los componentes para la constmcción, dado que son ma-
teriales distintos a la arena, lana, nailon, que no tienen di-
mensiones fijas (materias amorfas), se dividen en tres gran-
des categorías, cada una de las cuales posee sus caracteris-
ticas dimensionales.
Estos grupos son: '

1) laminados,
2) elementos simples acabados,
3) elementos compuestos.
Los laminados constituyen un grupo de productos que
presuponen un tipo de operaciones de carácter industrial;
en general se trata de un proceso de fabricación continuo
que produce, mediante un primer grupo de transformacio-
nes, las láminas, barras. tubos, planchas, etc.
Estos materiales laminados pueden utillzarse directa-
mente en obra, o bien transformados ulteriormente en la
propia fábrica o en otra. Como es natural, su utilización no
se halla restringida a la edificación, sino que tienen un vasto
campo de aplicaciones en muchas otras industrias.
Los laminados son, por tanto, materiales de construcción
constituidos por una sección definida y una longitud inde-
terminada.
Forman parte de este grupo:

1) perfiles, de distintas secciones, U, L, T, doble T, barras,


tubos, etc.
2) planchas, de aluminio, cobre, eternit, vidrio, fibra de ma-
dera, papel, linóleum, yeso, plástico, cinc. hierro, etc.

Los materiales simples acabados (unidades), son aque


nos que han sido producidos por otro grupo de fábricas, que
transforman los materiales amorfos y los-laminados en ele-
mentos simples para la constmcción. Se caracterizan por la
modestia de sus dimensiones, la simplicidad de su forma
y la singularidad de su utilización. Pertenecen a estos ma-
teriales simples, los ladrillos, tejas, piezas para fijación, tu-
berías y sus empalmes, etc.
Son materiales de construcción formados por una mate-
ria prima singular, con sus tres dimensiones determinadas.
completos en cada una de sus partes, pero pensados para
formar parte de elementos compuestos; entre ellos podemos
distinguir:

a) cerámicas: ladrillos huecos, ladrillos comunes, de aisla-


1
miento, ladrillos esmaltados, ladrillos para pavimentos,
etcétera;
bJ bloques: para cubriciones, conductos de humos, perfiles
para calzadas, dinteles, lajas para pavimentación, sole-
ras. paneles para cielos rasos, elementos de mamposte-
ría, etc.:
c) tejas: planas, de cumbrera. dc madera, lajas de pizarra,
etcétera;
d) paneles: puertas, paneles para suelos, de cubrición, para
paredes, etc.;

f ) piezas de unión y fijación: pernos, mordazas, bisagras.


cerraduras. clavos, tornillos, candados.

Los materiales compuestos acabados (gnfpos), son los


elementos producidos por un último grupo de fábricas, que
utilizan los materiales amorfos, laminados y acabados para
fabricar una gran variedad de elementos compuestos, que
posean las características funcionales precisas. Citemos, por
ejemplo, los aparatos de calefacción, los elementos de las
instalaciones sanitarias y eléctricas, las instalaciones en ge-
neral, puertas, ventanas, aparatos de cierre, etc.
Los elementos compuestos acabados son, por consiguien-
te. materiales de construcción formados por varias materias
primas, con las tres dimensiones determinadas, completos
en sí mismos. pero entendidos como partes de una construc-
ción completa.
Pueden subdividirse en:

1) estructurdes: vigas, estmcturas para cierres, vigas de


apoyo, medianeras, escaleras, etc.;
2) para la calefacción: convectores, quemadores, radiado-
res, refrigeradores, mezcladores de agua, etc.;
3) sanitarios: bañeras, lavabos, W.C.,
incineradores, etc.;
4) para la iluminacióti: lámparas, interruptores, contado-
res, etc.;
5) para la cocina;
6) para la ventilación;
7) equipos: para oficinas, etc.
En resumen, los elementos dimensionados se dividen en
tres grupos: laminados, materiales simples acabados, mate-
riales compuestos acabados. EUos constituyen el vasto con-
junto de los elementos dimensionados que se prestan par-
ticularmente a una producción industrializada y, en conse
cuencia, a una normaliicjón.
Combinando los elementos dimensionados de diferentes
maneras, se realizan las diversas partes o elementos funcio-
nales de la constmcción, tales como cimentaciones. entra-
mado~,muros, instalaciones, etc.

Dimensiones de los elementos existentes


El informe presentado por la A.E.P., sobre los trabajos
para la industrialización de la producción de la edificación,
expresa en tablas detalladas las dimensiones de los princi-
pales materiales y elementos de la construcción fabricados
actudmente en los países interesados:
Estos análisis se han efectuado para resumir y organizar
la actual variedad de las gamas dimensionales. Los resulta-
dos pueden proporcionar datos útiles para la elección de
gamas de dimensiones coordinadas.
La figura 44 expone gráficamente los datos reunidos a
partir de tales análisis. de los cuales damos un breve re-
sumen:

1) existen numerosas gamas de materiales en láminas cuyas


dimensiones se hallan comprendidas entre los límites
de 100 y 5700 mm. Casi todás las anchuras son inferio-
res a los 200 mm;
2) las dimensiones de los ladrillos, en los paises interesa-
dos, se hallan comprendidas entre 40 y 400 mm, con
una mayoría situada entre 50 y 250 rnm;
Figura 44. Gama de magnirudes de los mureriales y elementos
dimensionados existentes.

Medida micha ((I mm


1.n PQ
MedidamdPmammm
157 m

bisdida * U)
157 puls
mm
Medida mirim. 610 nmi
2(P pulg

Mdih rnlnima 3m mm
1181 purg
Medida maxima ZSñI mm
9923 pulg
Figuro 45. Andlisis de las dimemwnes que poseen las pccrtac
existentes.

Austria

Bélgica

D i

Francia

Alemania

Italia

Holanda

Inglaterra
3) las dimensiones de los aglomerados se hallan compren-
didas entre 40 y 610 mm;
4) las dimensiones de las puertas se haiian comprendidas
entre 510 y 2250 mm; sc aprecia una gama limitada de
dimensiones, y existen claras correspondencias entre las
magnitudes utilizadas en lo$ distintos paises;
5) las dimensiones de las ventanas se hallan comprendidas
entre 300 y 2500 m, variando para cada país;
6) las dimensiones de los muebles de cocina se hallan wm-
rendidas entre 150 y 28W mm,estando completamente
normalizadas en cada país.

Se ha efectuado, además, siempre por cuenta de la A.E.P.,


un estudio sobre las dimcnsioncs mlis comúnmente utiliza-
das en diversos tipos de edificios. Las relaciones deducidas
se han expresado en tablas adecuadas.
Estos análisis pueden esquematizarse en gráñws del tipo
del de la figura 45, referente a las dimensiones de las puertas.

Aplicación de los medidas modulares a los


componentes
Los elementos modulares pueden distinguirse de los el*
mentos dimensionales utilizados comúnmente, por dos m*
tivos Eundamentales:

1) en primer lugar, deben dimensionarse en función de un


espacio modular fifo; su dimensión es, por tanto, múlti-
plo entero del módulo;
2) como segunda característica, su perfil debe ser tal que
permita la aproximación con los elemeiitos adyacentes
(fig. 46). Debe incluirse también, la junta.

El estudio de la producción, en este nivel de trabajo, ten-


derá a la definición:

a ) de una gama de medidas aptas para producir elementos


dimcnsionados en hinción del módulo (estudio de una
gama o familia de medidas);
b) de las características propias de un determinado ele-
mento, en consideración a su indispensable carácter de
aditividad (estudio de los acoplamientos y tolerancias).

En consecuencia, puede ser necesario, a veces. modificar


la forma y los lados de los componentes utilizados común-
mente. El tipo y la importancia de las modiíicaciones apor-
tadas a los lados y perfiles, dependerá tanto del uso pr&
to, como de las relaciones que deban establecerse entre los
elementos considerados y el resto de los elementos que in-
tervienen en la constmcción.
Lss medidas modulares se aplicarán a las medidas no-
minales de los componentes, incluyéndose en ellas la junta;
sin embargo, no será necesario que se apliquen a cada una
de las dimensiones del componente, mas que seg$n la natu-
raleza del mismo.
Es evidente que. en los materiales amorfos. la cuestión
de las dimensiones no presenta ninguna importancia desde
el punto de vista de la coordinación modular.
Los materiales semiacabados, laminados y planchas. se
fabricangeneralmente en longitud, por lo que tan sólo deben
ser modulares los lados de sus dimensiones transversates.
Los elementos compuestos acabados, particularmente
adaptados para ser constmidos en fabrica, deben coordinar-
se plenamente con la reticula modular de referencia. En
la mayor parte de los casos, se determinaran sus medidas
en las tres dimensiones, dado que todos los elementos di-
mensionados de este grupo deben estudiarse en función del
espacio que ocuparán en la retícula modular.
Tan sólo con estas condiciones se conseguirán coordinar
los elementos que deben yuxtaponerse, como por ejemplo
los armarios con la pared de la cocina. Con ello. un elemen-
to aislado no superará el espacio que le ha sido asignado
m el proyecto, pudiendo coordinarse con otros elementos
funcionales de la constmcción; con las paredes y con los
suelos, por ejemplo.
Los elementos funcionales de la construcción se hallan
constituidos por un conjunto de elementos que deben ser
dimensionados individualmente en hinción del m6dul0, no
existiendo, por tanto, la intención de aplicarles una modula-
Figura 46. Carricterisricas que distinguen a un elemento modulrrr I
de M elemento dimensiaial utüi& comúnmente.

Un elemento m
dular tiene dos ca.
ractásticas p h
cipdes:

1. Su perfil debe

con el de los otros


elementos modula.
res.

2. Sus d i x s i s
nes se determinan
que tiene asigna-
das en la retiaala
modular.
ción especifica. Con todo, es oportuno sin duda, aunque no
necesario, coordinar las estructuras y las instalaciones en
general, con la reticula modular principal de referencia uti-
lizada para la redacción del proyecto, y con las partes esen-
ciales del edificio.
Cuanto se ha dicho para los elementos complejos vale
para el conjunto del edificio: las medidas resultarán la suma
de las de los elementos modulares, pudiendo el proyectista
elegir libremente tales dimensiones. Notemos que, en algu-
nos casos, estas dimensiones estarán en función de un ele-
mento de gran tamaño, tal como una viga normalizada.
1. Cfr. Giuseppe Ciribiii. Architetiura e industria.
2. Cfr. .La coordination modulaire dans le bitiment~,pág. 42.
3. Ch: -La coordination modulaire dan6 le b8timents.
I Tonto la subdivisi6n como las definiciones se han obtenido in-
t& conceptos sacados de .La ccordination modulaire dans
le bi4timent.. y de las Hojas de B m Marti en la revista 8Ar-
chitectural Design* (véase la bibliografía).
5. Cfr. "La coordiition modulaire dans le bitimeutw. anexo X, en
donde hay una tabla comparativa sobre un aerto númem de
materiales. planchas, ladrillos. puertas, ventanas. etc. Cada uno
de estos grupos indica, como muestra la tabla 33, las princi-
pales gamas dimensionales de los productos existentes. En el
anelisis efectuado aqul se han utilizado elementos constituidos
por materiales mes comentes.
6. Clr. .La ~oordinationmodulaire daos le biüment., pág. l
CAF'flTJl0 CUARTO
I
.
. . ,,
-. ' ii
.. - -
-.
.- -.

Gamas de tamaños

1
l
Estudio de las gamas de tamafios para elementos
modulares

Cada tipo de elemento de la construcción se fabrica ge-


neralmente en varios tamaños, que constituyen una gama o
i afdiiaw.
1 Estas gamas dependen del elemento considerado, supe-
! ditándose muy frecuentemente los diversos tamaños a facto.
res funcionales de los cuales no se puede prescindir.
Puede crearse una gama de elementos en función de un
edificio particular. En este caso, cada elemento se d i e n -
sionara en función de la posición que ocupará en el conjun-
to, proporcionándose los dibujos precisos que permitan fa-
bricar los elementos con las magnitudes previstas!
En la actualidad es raro encontrar en una gama de ele-
mentos, un factor de coordinación entre las diversas magni-
tudes, a menos que el proyectista haya introducido ciertos
elementos con dimensiones ligadas a consideraciones esté-
ticas.
En cada gama de este tipo puede encontrarse, en general,
una ordenación más o menos rigurosa de las magnitudes,
pero las gamas de tamaños producidas por fabricantes dife-
rentes no se hallan coordinadas entre si (fig. 47.1): elemen-
tos destinados a una misma aplicación. a menudo tienen di-
mensiones diferentes de un fabricante a otro, y cuando se
trata de elementos de distinto tipo, no existe ya ninguna re-
lación entre las dimensiones (fig. 47,2).
Aunque puede decirse que en el campo de los elementos
de la construcción reina el desorden dimensional, señale-
mos, con todo, algunas excepciones, como por ejemplo los
elementos basados en las normas dimensionales alemanas
y las normas modulares suecas; pero estas excepciones no
representan más que casos aislados.'
Para poner ñn a tal desorden, cada fabricante deberá
Figura 47. Gamas de tamaños.

1. Gama de
elementos,
estudiados
para un edi-
ficio dado.

dientes de elem&tos,
estudiados por diver-
sos fabricantes, cu-
yas dimensiones pue
den ajustarse a las
n o r m a s naciona.
les. Normalmente no
existe ninguna rela-
ci6n dimensional en-
tre un grupo y otro.
3. Gamas modulares
de elementos, en las
que la magnitud indi-
vidual de cualquier
elemento o las diitin.
tas magnitudes con-
tenidas en un grupo
dado. pertenecen to-
das a una sene de
magnitudes wordi.
nadas.
La traza se define m
locando, horizontal y
verticalmente. l a s
medidas de las di-
mensiones modula-
res.

producir cierto número de tamaños estándar que se hallen


ligados a los criterios de normalización.

La elección de una gama de magnitudes


Un fabricante no podrá utilizar, para un sólo producto,
todas las dimensiones contenidas en la sene modular de las
dimensiones, pero deberá efectuar en ésta una ulterior se
lección para fijar una gama de magnitudes acorde con el
elemento producido.
Las diversas medidas que constituyen tal gama diien-
sional, deberán elegirse en función de las propias caracte-
rísticas del elemento, de modo que permitan el mayor nú-
mero posible de tamaños.
La gama estará comprendida entre dos dimensiones li-
mite (fig. 48, a), definidas por la menor y mayor de las di-
mensiones alcanzadas.
Estas medidas límite dependerán, casi exclusivamente,
de las exigencias del elemento considerado, siendo, por con-

Figura 48. Limites de la gama & tamaños de un producto dado.

a ) Los dos limi-


tes exiremos para
un tipo de elemem
to dado.

b ) La S diversas
magnitudes nece
sarias, dentro de
ciertos limites, y
sus dimensiones
aproximadas.

CJ Adaptaciún de
1a S dimensiones
anteriores a las di-
mensiones modu-
lares.
siguiente, magnitudes invariables y enteramente ligadas a
necesidades funcionales.
El niuneco de dimensiones necesarias para un elemento,
y la determinación exacta de cada una de ellas, depende de
las exigencias funcionales, condiciones de fabricación y wn-
sideraciones de orden ewnómico.
Las dimensiones de un elemento dado se hallan ligadas
a consideraciones de carácter funcional; con todo, puede
pensarse en efectuar a cada dimensión ligeras modificaciones
que la hagan modular, asegurando, además, la aditividad e
intercambiabilidad de los elementos (íig. 48).

Figura 49. Aditividaú.


La gama de elementos de una sola mag-
nitud determina una retínila comespon-
diente a tal magnitud.

La suma de dos elementos de magnitud


modular determina otras magoitudes m*
@m
-g::
duiares.

La suma de varios elementos de magni


tud modular detemina todas las magni-
tudes modulares.

Una reducción del numero de dimensiones fabricadas fa-


cilitará la producci6n. pero si tal reducción se hace sin m e
jorar la aditividad. eso constituifi un obstáculo para el p m
yecto. determinando la necesidad dc utilizar, todavía, las
antiguas dimensiones o de crear otras nuevas.
Una reducción del número de dimensiones debe compen-
sarse, ademds, con la creación y utilización efectiva de una
gama coherente, establecida en función de las necesidades
dimensionales, que comprende únicamente las dimensiones
coordinadas.
Sólo de este modo se recogerán, al nivel de la produc-
ción, los frutos de la simplificación, haciéndose indiferente,
tanto en el diseño como en la obra, la adaptación de cual-
quier elemento a cualquier espacio de la reticula modular
en u>mlación con cualquier otro elemento.
Si se conserva la variedad de materiales base y de fun-
ciones, reduciendo el número de dimensiones, aumentad el
número de tipos posibles para cada una de ellas! Actual-

Figura 50. Intsrcainbiabilidad.

i m
!

1
Diversas mmposi-
ciones de elemm-
tos quc pueden
conseguirre pani
m@j
. I
III
re~~aiar un espa- CDUI
mente, por ejemplo, existe una vasta posibilidad de elección
de paneles de cerramiento, de materiales diversos para usos
diversos y con toda la variedad de colores y acabados, pero
cuyas dimensiones varían enormemente. Reduciendo el nú-
mero de dimensiones, será posible conseguir para cada una
de las magnitudes modulares, numerosos tipos de paneles. lo
que aumentará enormemente la libertad del proyectista y
del COnStNCtOr, tanto en el momento de proyectar como
en la obra.
Adoptando una sola dimensión, o a lo sumo una sola
gama de dimensiones para una categoría de elementos que
pueden producirse con distintas calidades o con diferentes
materiales, se ofrece al arquitecto la posibilidad de elegir.
en cualquier momento. cuál es el que le conviene adoptar

Figura 51. Las dimensiones de la serie modelo.

INTERVALOS DI MEN iONÍs INTEWALOS


EN PIES EN PIES DIMENSIONES
12 144 in 360 m 3 36 in PO m
- .-
II 135 in 337.5 cm
-- 31 in 80 rm
128 in 320 cm 30 in 75 cm
--
10 120 in 300 cm 27 in 67.5 cm
-- -~
9 108 in 270 rm 2 24 iii 60 cm
-.-
8 96 in 240 cm 10 in SO cm
7 90 in 225 cm 18 in 45 cm
---
81 in m2.5 cm 16 in (O cm

-:l
80 in 200 cm 15 in 37.5 cm
6
-72 in
64 in
180
160
cm
cm
1 12 in 30 cm
-
- 10 i n 25 cm
5 60 in 150 cm 9 in 22.5 cm
-.
54 fn 135 cm 8 in 20 m
4 48 in 120 cm 6 in 15 cm
45 in 111.5 cm 5 ln 12.5 cm
4 in 10 cm
3 in cm
7.5
2 in
1 in
5 un
i ,2 cm
-
O
J
sin tener por ello que efectuar de nuevo en el proyecto el
ajuste del elemento considerado.
Reviste una particular importancia la elección de estas
dimensiones coordinadas para los elementos: tal elección
tiene una importancia capital, siendo considerables sus con-
secuencias.
Ante todo, Ia gama de dimensiones coordinadas debe res-
ponder a dos condiciones principales: la de la aditbidad y
la de la intercambiabilidad.
En 1943, Jean Pierre Paquet, arquitecto jefe del gobierno
francés, dedicó un estudio teórico al problema de la aditi-
vidd. Demostró que son suficientes tres elementos (fig. 49):
que tengan las dimensiones modulares oportunamente wor-
dinadas, para obtener por yuxtaposición cualquier áiien-
sión múltiplo del módulo: combinando, por ejemplo, lon-
gitudes iguales a 1, 2 y 5 módulos, se obtienen todas las
longitudes modulares, exactamente igual como sucede al
combinar la unidad de peso y las monedas divisorias, para
obtener cualquier valor.
Las posibilidades que ofrece la intercambiabilidad (figu-
ra 50) de los elementos, merece igualmente un examen pro-
fundo, ya que abre amplias perspectivas al arquitecto, per-
mitiéndole variar la utilización de los elementos normaliza-
dos en su proyecto.
Se llama intercambiabiiidad, a la facultad de colocar un
elemento cualquiera en un gran número de posiciones. El
grado de intercambiabilidad se representa por el número de
combinaciones o adaptaciones que pueden realizarse, con di-
chos elementos. en un intervalo dado.
Puede ser que, para un uso determinado, estas facultades
se limiten, en la prActica, a una sola posición; pero no es
inútil tener presentes las innumerables posibilidades que se
ofrecen y que pueden utilizarse en otro proyecto.
En la actualidad, la sistematización interna de las ofici-
nas, con elementos de cierre, aparatos de iluminación y ac-
cesorios móviles e intercambiables, es ya de uso común.
constituyendo un progreso incontestable en relación con las
viejas concepciones de los muros o cerramientos determi-
nados para siempre, o los aparatos de iluminación inamo-
vibles.

157
Ejemplo inglés de la utilización de la serie modelo en la bús-
queda de gaiizas de tanzaños para los productos.

El método de clección de las dimensiones nominales del


producto, por medio de la serie modelo, representa un ejem-
plo del paso de la teoría a la práctica en la coordinación
modular.
El conjunto de &asdimensiones, en la serie modelo utili-
zable para determinar las dimensiones de los productos, es
de 35 números, comprendidos entre O y l2', de los cuales 20
son mayores de 2' (fig. 51). Por regla general, estas dimen-
siones se utilizan para luces de puertas, alturas de ventanas.
espesores de muros, etc.
Lmt mayor parte de los productos de la edificación se halla
contenida en este conjunto de dimensiones. Es dudoso si
estas dimensiones deben actualmente aumentarse, dismi.
nuirse o mantenerse constantes.
La respuesta sólo podrá darse después de la experiencia
práctica, ya que cada categoría de productos poseerá. ,segu-
ramente características únicas que precisarán un trabajo
y estudio considerables, antes de que sus medidas puedan
determinarse.

Clasificación de bs productos según las dimensiones


g el uso
Las 35 dimensiones de la serie modelo deben dividirse
en grupos más pequeños, de modo que una fttbrica pueda
elegir el grupo de medidas aplicables a sus productos.
Pueden definirse tres categorías principales de productos
utilizados para proyectar los materiales mas manejables:

1: los productos de pequeñas medidas se utilizan de ma-


nera repetitiva, y sólo necesitan una medida singuIar
o poquisimas medidas relacionadas entre si: tejas. la-
drillos. bloques, etc.;
2." los productos de medidas medias, utilizados en p p o s
de medidas para paneles, ventanas, puertas, etc.; las
escalas de estos productos deben hallarse relacionadas
entre si;
3.' los productos de grandes n~edidas,utilizados principal-
mente con fines estructurales; deben relacionarse pri-
í meramente con las medidas generales del proyecto y,

l después, con las de los paneles y ventanas, antes que


con las otras medidas estructurales.

En los productos de pequeñas medidas, usados de un


modo repetitivo, la medida óptima puede ser crítica, siendo
imposibles o muy costosas ias pequeñas variaciones.
Un aumento en la medida de los ladrillos, por ejemplo,
representaría dificultades en la coción, haciendo necesaria la
I . existencia de una nueva maquinaria para 213 al menos de la
industria de los ladrillos macizos.
La medida óptima surge, por tanto. del compromiso en-
tre la mayor medida que puede desarrollarse y producirse

1
I
1
técnicamente, y la medida eficaz de manejo para la puesta
en obra.
Los ladrillos huecos pueden fabricarse, a veces, en diver-
sas medidas, con limitaciones menores que las existentes
para los ladrillos macizos, con el fin de que tanto los distin-
1l tos bloques huecos como los macizos puedan utilizarse con-
juntamente en la construcción. En la actualidad. el mejor
ii ejemplo lo ofrece la escala de los bloques y ladrillos ale-
manes.
Para los productos de medidas medias deben elegirse es-
calas coordinadas de sus dimensiones. Estas escalas deben
hallarse en relación con las medidas más pequeñas y rígidas.
La elección de las dimensiones de ventanas y puertas es el
principal problema; estos elementos, pertenecientes a esta
categoría. han de poder adaptarse tanto a los muros por-
tanta como a las paredes divisorias, permitiendo una com-
binación flexible en cada escala individual.
A los productos de grandes medidas deben dárseles di-
mensiones basadas en una eficaz abertura estructural, de
modo que las diversas combinaciones de paneles y ventanas
se adapten a la propia abertura.
Las medidas del proyecto también deben considerarse,
de modo que puedan satisfacerse las demandas del área mí-
nima y máxima (particularmente cn los casos de bajo
coste).
I
Esta primcra subdivisión de los productos se ha efec-
tuado tan sólo para hallar un punto de partida al problema
real de crear gamas de medidas, relacionadas entre sí y adap-
tadas a las exigencias de cada uno de los productos.
Puede efectuarse una ulterior selección, tomando como
base la consideración de que los elementos fabricados (pr*
ductos de la edificación y algún equipo de la obra), pueden
subdividirse en aditivos y no aditivos, así como en divisi-
b l e ~e indivisibles.
Son elementos aditivos los ladrillos, bloques, paneles,
lajas, láminas, etc., los cuales han de poderse coordinar en
gran parte con elementos no aditivos, como puertas, ven-
tanas, viguetas. etc. Estos elementos requieren una variedad
de magnitudes que tenga en cuenta la necesaria flexibilidad
para el empleo correcto del material.
Para los elementos no aditivos, la variedad de magnitu-
des se determina mediante los fines propiamente funcionales
de cada elemento.

Principios pura la selecciln de una gama de tamaños para


cada uno de los productos industriales

El estudio de la gama de tamaños que debe adoptarse


para un determinado producto, deberá tener en cuenta el
carácter aditivo o no aditivo del propio producto, el grado
de flexibilidad pedido y el grado de intercambiabilidad y
divisibilidad del mismo.
Con tal fin, se han efectuado investigaciones sobre la fle-
xibilidad e intercambiabilidad (combinación) en el caso de
los elementos aditivos, la selección funcional en los no adi-
tivos y el fraccionamiento en los divisibles.

Teorema del par de números

En las investigaciones acerca de la flexibilidad de los ele-


mentos conmensurables, es de gran ayuda el uteorema del
par de numerosa.
l Según dicho teorema, si a y b son dos números enteros
y se escribe
l

j
se demuestra que el número entero N (número crítico). y
cada número entero mayor que N, pueden expresarse como
combinaciones de a y b (o de los múltiplos de a y b). Por
debajo de N hay exactamente

i
números enteros que pueden expresarse como combinación
I de a y b (o de los múltiples de a y b).
Pasando a las dimensiones. el teorema afirma que una di-
mensión Nt, y cada una de las dimensiones mayores a Nt,
puede expresarse, sobre un trazado de intervalo t, como
combinación de las dos dimensiones base at y bt, siendo N
la resultante de dos valores dados para a y b. Análogamente,
por debajo de Ni (dimensión critica),
N
--1
+
I - 1 *. AII? 2
i t

dimensiones pueden expresarse como combinaciones de at


Y bt
Si por ejemplo:

la dimensión crítica Nr sera:

siendo sólo posible por debajo de ella, las siguientes wmbi-


naciones:
con 14 variaciones menos respecto a las que se obtienen al
incrementar con la unidad de tos valores, a partir del m&
pequeño, 5.
Cuando se opere con más de dos magnitudes desiguales
no conmensurables, sera necesario proceder experimental-
mente.
La aplicación del teorema del par de números ha sido
desarrollada en la siguiente tabla:

notación simbólica dimensiones m dm


Las notaciones entre paréntesis indican respectivmente
el niunen, de repeticiones del primer y del segundo término
dimensional.
Transfiriendo al campo prictico el enunciado teórico,
consideremos, por ejemplo, el caso en que debe llenarse con
paneles, de las dos dimensiones indicadas, un vano de an-
chura igual a 72 dm, insertándose en él dos elementos di-
visorios transversales de 1 dm de espesor.
El valor 72 se encuentra entre los de la tabla, correspon-
diéndole la notación simbólica (0.9).
Si tomamos los 2 dm para la inserción de los elementos
divisorios. resta una longitud de 70 dm, representable con
la notación (65): este último valor debe fraccionarse en
otros tres, correspondientes a las anchuras de vanos:

: 16 dm, 28 dm y 26 dm

A tales magnitudes corresponden las notaciones:

,de modo que la operación completa puede expresarse asf:

(6.5) + 2t = (0.2) + t + (4,l) + t + (22).


En los espacios de 16.28 y 26 dm pueden insertarse, como
parece evidente por las notaciones simbólicas relativas, pa-
neles-fijos de cierre de 8 dm.
Cuando el espesor del elemento divisorio sea un término
de la escala más pequeño que la unidad (dimensiones s u b
modulares), bastará igualar el multiplicador t con el valor
del término elegido, expresado en la unidad inmediatamente
inferior al decímetro.
En el caso general de elementos divisorios con paneles
yuxtapuestos, contenidos en espacios modulares y en los
cuales deben insertarse otros elementos divisorios e n su di-
rección normal, si el espesor de estos Últimos es igual a la
unidad modular (o múltiplo de ella), se procede como se ha
indicado anteriormente; si, en cambio, asumen un valor e
adquiera, inferior a la unidad, deberá preverse, ade& del
par de dimensiones estándar, el par de dimensiones:
a' = a-e b'= b - e
que se utilizarán, en sustitución de las correspondientes di-
mensiones estándar, tantas veces cuantos sean los elementos
divisorios normales a los considerados.
Para la selección de submúltiplos de la unidad modular
podrá utilizarse, entre otros, el criterio expuesto a propósi-
to de la .escala de magnitudes corre lacio nadas^, aplicándolo
a los tkrminos inferiores a la unidad.
Si a es el primer número de tres consecutivos, el número
critico N, por encima del cual cada intervalo puede Uenarse
con combinaciones de los tres, se expresa mediante la fór-
m&.
d
N = - cuando a es un numero par
2
y mediante la fórmula:
a (a- 1)
N= cuando a es un número impar?
2
Por ejemplo, si los muros divisorios se ejecutan en tres
anchuras de panel de 7 M, 8 M y 9 M y a = 7,

Estos tres paneles combinados ofrecen, por tanto, 1 M


de flexibilidad en la longitud de los nuevos divisorios. a par-
tir de 21 M.
Si la longitud de los tres paneles es de 6 M, 7 M y 8 M
ya=6:
Principio de las uescalas de magnitudes
cmelaeionadasr
Las investigaciones de intercamb'iabilidad para elemen-
tos conmensurables se reducen. a veces, a resolver proble
mas de este tipo entre magnitudes escalares, de las CU&S b
más pequeña ofrece la medida del incremento múiimo (o
gado de máxima flexibilidad). Estas magnitudes precisan
que su criterio de sucesión posea la variedad que se con-
sidere conveniente.
En tales casos, se demuestra muy útil el principio de
correlaci6n numérica denominado de las aescalas de magni-
tudes correlacionadass.
Este principio consiste, en esencia, en reducir lo máximo
posible la presencia de números primos, estructuralmente
ineptos para relaciones de conrnensurabilidad con otros nú-
meros que no sean la unidad.
Un segundo procedimiento. de importancia básica, ase-
gura oportunamente a la variedad de números primos la p e
sibilidad de insertarse en el sistema. Este procedimiento
hace que de los números primos deriven sucesiones de tér-
minos relacionados por simples lazos de tipo aditivo (extre-
madamente útiles para los fines que nos ocupan), sucesiones
que, en un intervalo dado, presentan el mas bajo número de
valores con alto grado de combinabilidad.
De este modo se intentan crear familias independientes
con correlaciones internas, que tengan como temas genera-
dores los números primos elegidos previamente: un tercer
motivo puede ser la tentativa de conectar con ellos a las
familias, mediante relaciones, también aditivas, intercwren-
tes entre los temas.
Los números primos más bajos, contenidos en la serie
natural de los números enteros, son los valores: 2, 3, 5.
Eliminando los valores superiores 7, 11, 13... es obvio
que se facilita la posibilidad de correIaci6n, mientras que,
contrayendo ulteriormente la variedad, se correría el riesgo
de reducirla a niveles inaceptables, en el plano de las apli-
caciones prácticas.
Tres scrán, por tanto, los temas generadores de otras
tantas familias.

165
A continuación, la derivación se podrh obtener de esos
temas de un modo rnatemhtico: cada sondeo de la realidad
de los fenómenos, tanto naturales como técnicos. aunque sea
restringido y no muy profundo, reclama la constante apela-
ción a leyes más próximas al mundo de las progresiones
geomktricas que al de las aritméticas. Dan fe de eiio, en un
caso, los criterios ligados al crecimiento biológico, y en otro,
la mayor utilizacibn de las series de magnitudes basadas en
los números normalizados o de Renard.
En este caso, las progresiones geométricas más sencillas
con carhcter aditivo, son las que tienen wmo razón respec-
tivamente los valores 2 y 3.
La interdependencia entre los temas generadores, se ase-
gura mediante la relación existente entre los números pri-
mos indicados. propia de la denominada serie de Fibonacci.
Es ésta una sucesión de tdminos (a la que pertenece tam-
bién la gama amodulor~de Le Corbusier), en la que un valor
cualquiera es la suma de los dos precedentes. y en la que
la relación o razón entre las magnitudes es variable y tien-
de al notable número 1,61803398875... o ~sw%i6n Aureai, de
un segmento.
Las tres condiciones anteriores, por consiguiente, deben
respetarse, pudiéndose representar esquemáticamente el con-
junto de relaciones en sentido creciente como en la figura 52.

Figura 52. Representación esquemática de lar correfaci4íe~,según


el principio de las .escalas de magnitudes correlacionadas..
Debemos hacer notar, en este punto, que mientras se
opera aditivamente con las magnitudes no conmensurables,
l
está a disposición del proyectista la casi entera escala nor-
I malizada. mientras que, utilizando entre si las magnitudes
conmensurables, es necesario acentuar el primer acto sim-
plificador representado por la propia escala normalizada.
l Incidentalmente, y a título de confortante convergencia,
l
hay que hacer notar que el susodicho modelo reproduce
aproximadamente aquel que Platón utiliza en el Timeo para
I
representar la armonía del uanima mundi., al propio tiempo
1 que el principio de correlación citado anteriormente, wrres-
ponde de forma estructural, en la escala musical, al conjun-
to de criterios reguladores y relaciones numéricas de las vi-
braciones entre notas de la octava hindamental y entre no-
I tas homónimas de octavas diversas.

El sistema de gamas
Sin embargo, a la industria se le ofrecen otros métodos
de elección sistemática, además del ya citado de las escalas
numéricas: basta recordar aquí el recentísimo criterio de-
nominado asistema de gamas., especialmente útil en la bús-
queda de selecciones funcionales.
Dicho sistema, expuesto por Vasserman, se basa en el
concepto de la disminución progresiva de los términos de
los valores inferiores respecto a los de los superiores en
cualquier escala numérica o dimensional.
Vasserman toma, como punto de partida, el módulo base
convencional (M = 1 dm) y considera como unidad de me-
dida de los intervalos o gamas en que se subdividirá la es-
cala de los múltiples del módulo base, el gran módulo de
12 M = (1); como leyes de delimitación y separación de las
gamas utiliza la parábola de ecuación:
y=$-x+1
con el eje desplazado el valor 05 respecto al eje de las or-
denadas, y con la tangente en el vkrtice desplazada el valor
0,75 respecto al eje de las abscisas. Si se colocan en las abs-
cisas valores equivalentes al gran módulo, dividido en 12
partes de 1 dm, las secantes a la parábola, en las interseccio-
167
nes de la misma con las ordenadas elevadas en sus valores
correspondientes (11, (2), (3), (4)... trasladadas sobre el eje
de las abscisas, definirán los límites de las sucesivas g v ;
la referencia en las ordenadas, a través de la secante, de las
12 divisiones de cada gran módulo, leída en la abscisa, de-
finirá la medida de la separación de los términos en el inte-
rior de cada una de las gamas diensionales (fig. 53).

Figura 53. Ley de delimitacidn y s e p a r d n de los gamas.


Por tanto, la sucesión completa estará constituida por
los siguientes términos:

Las familias de magnitudes


Pasando al estudio de las investigaciones sobre la divi-
sión en partes de los elementos, se introduce el problema de
los paneles y ventanas que deben subdividirse y adaptarse
a cada tipo de constmcción y que actualmente parecen di-
mensionarse de un modo casual.

Utilización de la serie modelo en la bkqueda de gamas de


tamaños para paneles

Los paneles utilizados actualmente, pueden subdividirse,


según sus dimensiones, en dos categorías:

a) paneles cortados, de planchas de materiales fabricados


en taller;
b) paneles que han recibido directamente la dimensión y
la forma final en el momento de su fabricación, como
por ejemplo los de hormigón revocado.

El primer caso incluye planchas de materiales tales como


contrachapeados. tableros y diversos paneles aislantes.
Un requisito importante es el de proyectar las dimensio-
nes de la plancha de modo que pueda oortarse luego sin la
existencia de desperdicios.
En el segundo caso, la medida del panel puede elegirse
libremente ya que la forma final definitiva debe darse cuan-
do el panel se prensa o dispone en el molde. Este produce en
este caso un sólo elemento con una sola medida individual,
por lo que el cambio de una dimensión no altera la otra,
como sucede cortando paneles de planchas de un único ta-
maño.
Los paneIes cortados, a partir de grandes planchas, de-
ben poseer las siguientes condiciones:

1.' las diversas medidas de los paneles, en la escala de cada


constructor, deberían ser ficiimente combiibles, para
poderse utilizar conjuntamente; también deberían ser
posibles intercambios con otras gamas de productos;
2.' las medidas deberían seleccionarse de modo que la fa.
milia completa pudiese cortarse en cada plancha sin
ningún desperdicio;
3.' cada escala individual de productos debeda tener flexi-
bilidad como grupo, posibilitando la utilización de la
propia escala para obtener aumentos dimensionales
muy pequeños, aunque los productos individuales fue-
sen de una medida mucho mayor.

Existen muchas maneras de determinar familias o gru-


pos de dimensiones que tengan las citadas condiciones; un
método de selección puede ser el de escoger seis medidas,
determinándolas en consideración a:
1) la mayor medida del material, que pueda fabricarse y
manejarse eficazmente; 2) su mitad; 3) su tercio; 4) sus dos
tercios; 5) el par aditivo de la serie de Fibonacci que posea
la medida 1) como suma.
Utilizando, por ejemplo, el valor 90". puede hallarse en
la serie modelo: la mitad = 45". el tercio = 30", los dos ter-
cios = 60", y el par aditivo de la serie de Fibonacci = 36"
y 54".
La f i e r a 54 muestra los 22 grupos o familias posibles,
contmidos en la serie modelo entre 24" y 144", desamlla-
dos según el modo descrito.
La mayor dimensi6n de cada familia se denomina dimen-
sidn base o diiizensidn tipo; los números superiores a 144
pueden subdividirse de un modo semejante, pero la dimen-
sión 144" es bastante grande para incluir la selección de gran
parte de las medidas del producto. Si bien tambien las di-
mensiones inferiores a 24" pueden subdividirse, 24" se ha

170
eTegido como punto de partida en la figura 54, ya que parece
ser la medida más pequeña del modelo que, al subdividirse
del modo descrito, origina un grupo de dimensiones que
pueden utilizarse en la escala de los productos.

Figura 54. Selección de la serie modelo de .grupos. o .familias= de


tomaiios.

Las pequeñas dimensiones indicadas debajo de las fami-


iias, muestran la flexibilidad de las dimensiones base de cada
una de ellas.
Por ejemplo, el grupo de dimensiones con base 96 es:
48,32,64,36,60, teniendo, en combinación, este grupo una fle-
xibilidad de intervalo de 4" por encima de 96 (fig. 55). Debe
notarse que en algunos casos existe más de una combinación
posible, siendo las dimensiones de la serie modelo las que
ofrecen la mayor libertad.
La familia de 72" tiene una flexibilidad de i n t e d o de 3"
mientras la familia de MY' tiene una flexibilidad de 4", de 6"
y de 10"; por tanto, con la familia de 60" se conseguirán los
siguientes valores:
con intervalos de 4": 60".W, 68";
8. D D 6": 60", 66", 72";
8 • S 10": 60". 70", 80";

Un fabricante que, por ejemplo, desee producir paneles


que posean un margen de 3" y sean múltiplos de 9" y 12",
puede utilizar la familia de 72", en donde 36", 24". 48" son
múltiplos de 12" y 36", 27", 45" son múltiplos de 9".

Figura 55. Familia derivada de ia dimensión tipo.

, , , , , ~ ', i, r'í m , ,*m


rd'

#WIO -2036 140040


l
300600 ¶0¶400¶4
Figura 56. Ejemplo de flexibilidad de una gama de tamaños,

Una sola medida de plancha servirá, sin la existencia de


desperdicios, para toda la producción.
Las condiciones de producción serán óptimas cuando al
cortar el panel de 72", el espesor, descontado el corte, sea
igual a la tolerancia del panel.
Supongamos, además, que el constructor desea producir
la escala de paneles mencionada anteriormente, pero encuen-
tra que le niesta más, por pie cuadrado, comprar una plan-
cha de 72" que una de %". Puede cortar, entonces, la de 96"
en 24" y 72", o bien en dos de 48". La plancha de 72" puede
dividirse en dos de 36" o en 27" y 45". de modo que, sin des-
perdicios, la familia de 72" puede cortarse se& un grupo
de %".
Si se desea el uso combinado de dos familias. como la de
72" y la de %", para tener una escala de paneles con flexibi-
lidad de 3" y 4", que son las propias de estas dos familias,
dos medidas. la de 36" y la de 48". serán comunes a ambas
por lo que será suficiente un máximo de diez dimensiones.
Considerando que dos paneles pequeños de una famiiia,
pueden cubrir las dimensiones de un panel mayor (por ejem-
plo 2 x 36 = 72), estas medidas mayores no son necesarias,
por lo que un mínimo de seis paneles puede producir la mis-
ma flexibilidad; estos seis paneles. utilizando las dos fami-
Figura 57. Familias de tamaiias expr+sadasen números de mddulos.
1
lias de 60" y 72". consiguen la flexibilidad de 1" por en-
cima de las 90".
Las medidas de 6 paneles son: 20", 24". 27", 30", 36" y
45"; la figura 56 muestra estos paneles utilizados como
rellenos entre paredes divisorias, con la Enea central de las
paredes distante 108" y espesor variable de éstas entre
.En la figura
1" v 12".
--
57 se expresan nuevamente las medidas con-
tenidas en la tabla 47, después de ser transferidas del siste-
ma piepulgada al métrico decimal y transformadas luego
en nhneros múltiplos del módulo.
Es necesario tener presente que, una vez definida la £a-
1 milia originada por una determinada dimensión, la que se
origina a partir de un múltiplo dCaipb de la dimensidn
base no se halla constituida por los mismos elementos de la
primera multiplicados por 10, ya que varían los términos
de Fibonacci.
La segunda categoría la forman los paneles directamente
fabricados en la medida final, que no pasan por la fase inter-
media, no dimensional, en la que una gran plancha es corta.
da en distintas medidas.
En esta categoria el constructor tiene una mayor liber-
tad para elegir una escala de medidas: para producir una
serie de productos que incluyan los múltiplos 3 y 4 de una
medida dada, cortándolos según las familias de la figura 55,
deberá utilizarse una medida conjunta de 6 mríltiplos que
+ +
podrá cortarse en 3 3 y 2 4, obteniéndose una familia
compuesta por los múltiplos 2, 3, 4, 6, de la medida dada,
que comprenderá, por tanto, los múltiplos 3 y 4 pedidos.
Utilizando piezas moldeadas de hormigón de medidas
individuales, una escala de 3, 4, 5 múitiplos producirá posi-

1
I
b i i de revestimiento iguales para una determinada di-
mensi6n.
Si se desease un intervalo de 6". los paneles producidos
con la plancha serían de 12", 18", 24" y 36", y los de cemento
de 18". 24" y 30". El ejemplo demuestra cómo esta segunda
categoria de paneles, puede elegirse con más libertad que la
constituida por paneles obtenidos mediante corte.'

1
Asi como cada medida debe elegirse en funci6n de sus
propios meritos, estas reglas deben ser el resultado de es*
Figura 58. Selección de medidas para la determinación de una gonui
de tamaños para pnneles.

dios y consideraciones individuales. El número de medidas


y su flexibilidad debc relacionarse con la capacidad de pro-
ducción del constructor.
Las familias de dimensiones pueden definirse a partir
de la serie modelo mediante cualquier criterio (hemos visto
ya uno), reformándose con normas lógicas hasta determinar
las dimensiones de una escala de productos, dimensiones
que deben responder a determinados requisitos. Es posible
establecer exalas de ventanas y paneles, con bastante flexi-
bilidad de encaje, no sólo w n pequeüos productos u-
dos repetidamente, como ladriiios, tejas, bloques, etc., sino
también en el caso de que se utilicen unos con otros.

Ejemplo de utilización de la scrk modelo (búsqueda


del Ehrenkrantz de las gamas de tamaños para
ventanas)
La determinación de una eficaz escala de medidas para
las ventanas, no ha sido posible hasta ahora, debido a la di-
ficultad existente para determinar las medidas de los mar-
I
cas estándar que se adaptasen a los huecos de las paredes
modulares.
Por ejemplo,' si una ventana, de la medida de 27". se
utiliza sola, necesita una medida de hueco de pared modular
igual a 27". Si se acoplan dos ventanas de esta medida, el
montante central deberá ser igual al doble del espesor del
marco (F),ocupando una medida de vano modular doble
que la primera, es decir 54" (Eg. 59), lo que en realidad no es
necesario, siendo suficiente un espesor del montante central
menor de 2 F.
La reduccidn exacta del espesor 2 F, obtenido al doblar
el espesor del marco en el montante central, depende del
tipo de material y ventana utilizados, siendo igual a 2 F - M
(F = anchura del marco; M = anchura exacta de la colum-
na central).
Tal reducción. que indicaremos con T = 2 F - M, será
distinta para la madera, acero o aluminio, y dependerá de
las secciones que adopte cada proyectista.
Si se debe construir, por tanto, una única ventana me-
diante el acoplamiento de dos, de la medida de 27", puede
elegine entre dos posibles medidas: 2 x 27" = 54". que es
-
una medida modular. y ( 2 x 27") T = 54" -T. que no
es una medida modular.
La medida que debe adoptarse s e d la de 54". ya que es
una medida modular y tiene, por consiguiente, la posibiiidad
de utilizarse con otros productos, pero presenta la desven-
taja de necesitar un espesor de montante demasiado grande.
Por otra parte, la segunda posibilidad no permite la ocupa-
ción de espacios modulares, ya que, en cada acoplamiento,
se le sustrae una cantidad T a la medida modular. Acoplan-
do dos ventanas, la medida total s e d
(2 x 27")-T = 54"-T
acoplando tres ventanas ser&
(2 X 27")-T+(27"-T)=81"-2 T
Esta dificultad de adaptar las dimensiones xegulares de
los huecos de las paredes a las variaciones de T. utilizando
ventanas de medidas estándar, es la causa de los problemas
que surgen al proyectar una gama de ventanas.
A continuación se presenta una propuesta para una es-
cala de ventanas.
-
En el caso precedente se restaba el valor T = 2 F M al
unirse dos ventanas; esto sucede, también, en la escala de
ventanas existentes en Inglaterra; sumando, a veces, este
valor a una ventana, puede desarrollarse una escala sim-
plificada.
+
Si una ventana ( b ) posee una medida de 27" T, ilama-
da joker, al combinarse con una ventana (a) de 27", debed
perder una cantidad T = 2 F-M para conseguir una di-
l
mensión funcional en el montante central.
La dimensión resultante, por consiguiente, en este caso
+ + +
ser& a b - T = 27" (27" T ) - T = 54". medida m*
dular doble de la medida de una ventana estandardizada (a).
Con tres medidas base de ventana: una de 27" y dos ma-
yores, de 36" y de 45". pueden obtenerse intervalos de 9".
introduciendo cada vez una ventana con una medida de
+
27" T . La escala propuesta comprenderá por consiguiente,
+
las dimensiones, 27", 36". 45" y (27" T ) (ñg. M)!
La escala propuesta tendr&igual medida de hueco para
cualquier ventana, independientemente del material y de las
secciones utiliidas, ya que el joker está dotado de una m e
dida capaz de compensar cada diferencia. Con ventanas de
aluminio, por ejemplo, T puede ser igual a 3"; el joker será,
+ -
por tanto, 30"; la serie 27" 30" 3" = 54"; 36" 30"- +
-3" = 63, y así sucesivamente, con secciones de acero
+
T = 318, el joker será 27" 318"; h w m b i i 6 n 27" +
+ + -
27" 318" 318" = 54". y así sucesivamente.
En la selecci6n de la e& completa de dimensiones
para ventanas, se considerarÉn primeramente aquellas que
se encuentran también en la serie modelo, si bien las combi-
naciones, por ejemplo 63" y 99", que no se hallan en el mc-
delo, pueden utilizarse igualmente. La escala citada anterior-
mente se ha desarroliado a partir de la escala L.C.C. de ven-
tanas inglesas (fig. 61).'
La escala obtenida a partir de la serie modelo tendrá ma- I

yores posibilidades de aplicación que la escala L.C.C., de-


biendo extenderse a escuelas, fábricas, hospitales y otros edi-
ficios cuyos componentes tengan una gran posibilidad de
aditividad, dada su frecuente simetría de planta y alzado;
además, los materiales que se presentan en planchas (vidrio,
paneles, etc.), con frecuencia se fabrican a partir de los l
mdtiplos de 12", por lo que parece interesante el desarrollo
de una escala de ventanas para intervalos de 12" y 9". Para
este ñn son necesarias tres nuevas anchuras de ventanas:
+
las de 24". 36' y 48" y un joker de 24" T; la ventana de
36'. que se utilizaba en la escala de 9" de intervalo, puede
utiiii, también, en la escala de 12" de intervalo (figu-
ras 62 y 63).

Figura 59. Ejemplo de u t i l i z ~ ~ óden la serie modelo en la búsque-


da de gamas de tamaños para ventanas.

Solución utilixado generalmente

Solución propuerto
Hay,por consiguiente, siete medidas de anchura de ven-
tana que permiten los intervalos de 9" y 12"; son: para la
escaia de 9" de intervalo, 27" + T,27". 45", 36", que es W-
m h a las dos escalas, y para la escala de 12" de intervalo,

nnno
24". 48" y un joker de 24" + T (fig. 62).
l
Figura 60. Fmnüia de v e n t m con tres medidas base (27". 36"'y
+
45") y un j o k r (27" T).
joker
!

COMBINACIONES
Para ciertos &es, puede ser útil introducir una veatena
menor, que podria ser de 18" 6 12", es decir, la primera
medida de las dos escalas.
Estas son, por tanto, las medidas base que afnmtan hs
necesidades generales, tanto de la industria de la albaEüuía

Figura 61. Es& L C. C. de ventanas en Inglorerra

i ó
~ 1 "rr"
1 ~
48''
mml
sd' rr" rr"
m $jj
81"

como de la de los materiales en plancha (vidrios, paneles,


+
etcdtera): l2", la", 24". 36". 45". 48". 24" T y 27" T; +
dado que el intervalo de 9", que posee la primera escala, re
presenta la medida del ladrillo y el de 12". que posee la
segunda, es un submiiltiplo de las medidas de los materia-
les en plancha.
Para ciertas necesidades particulares, un constructor
puede añadir medidas adicionales; ailadiendo una medida
extra,puede crearse m sistema cenado, utilizando medidas
estúndar m todos los casos a excepci6n de los singulares.
Por ejemplo, una ventana de 30" poseerá una flexibilidad
1
1
I
de 6", al u t i i i i con las fnedidas de la escala de 12"; tam-
bién se podría utilUar cualquier intervalo de 3", por encima
de las 45", pero algunas combinaciones serían difíciles.
+
Si 48" se consigue con 24" (24" + T),51" necesita la
/
I
+
c o m b i i 6 n de dos elementos especiales, 30" (24" S 0,
por lo que s6lo se resuelve el problema teóricamente.
Con elio, el número de jokers necesarios para d q u i e r
combinación de ventanas, es siempre uno menos que el te
tal de las mismas (fig. 64).
181
Figura 62. Escala, obtenida a partir de la serie modelo, propuesta
por Gran Bretaña para las ventanas.

JOKtR GAM* DE 9" COMUN G*M* M 12'- JOKER

27 18

36

27GT 45 24 24 &S 1

+
ün segundo jokcr de 24" 2 T,permitida otras combi-
naciones (joker pensante). Utiiiiando una medida de 24" +
+ +
2 T o de 27" 2 T, podrían combinarse tres ventanas con
un joker, cuatro ventanas con dos jokers o cinco ventanas
con tres joker (fig. 64).
Un travesaño, de una medida de 10'. podrá suministrarse
de vidrio, con dos ventanas de 36" y dos joker, uno de
+ +
24" T y otro de 24" 2 T (fig. 64).
Las grandes superficies vidriadas de escuelas, fábricas,
etcétera, probablemente necesitaran utilizar esta extensión
del joker pensante; con las bases previstas, todas las me-
didas adicionales de las ventanas puede relacionarse y uti-
lizarse con la escala base. El principio establecido aquí sa-
tisface cualquier necesidad modular, si bien se podría desa-
rrollar, también. una escala que poseyese un intervalo de 5".
8" o cualquier otra dimensión.
La figura 57 clasifica las familias de dimensiones y sus 1
intervalos, de modo que cada constructor pueda elegir la l
que corresponda mejor a sus exigencias.
Un constructor que produzca ventanas para ser utiliza-
das con la escala de 9" y 12". deberá considerar la familia
de 72".
Las dos escalas de ventanas propuestas, tienen solamen-
te cinco anchuras posibles de ventanas para la altura del um-
bral, ya que los jokers no se utilizan nunca solos al no con-

182
Figura 63. Familia de ventanas con tres medidas (24". M" y 48")
y un ioker (24"+ T).

COMBINACIONES
Figura 64. Uso del joker y del joker pensante.

-
1, = ioker h s e + T - J2 = joker -bose t 2T -

siderarse medidas. Estas dimensiones son las subdivisiones


del grupo 72", es decir: 24". 36", 48", 27". 45". Por tanto,
una sola medida de plancha suministrarA, sin desperdicios,
los paneles completamente adaptados a la escala de las
ventanas.
El hecho de que pueda desarrollarse una eficaz escala de
ventanas, utilizando las dimensiones del modelo (que se
adaptan, tambien, a los ladrillos o a los múitiplos del pie)
con ventanas tanto de madera como de acero o aluminio, y
que los paneles que se utilizan con todas las medidas de ven-
tanas ~uedancortarse con una Única medida de muoo. sin - L .

prod$ir desperdicios, demuestra que la serie modelo, a la


vez que da flexibilidad al -
proyectista,
. ofrece eficacia al cons-
tructor.
Las escalas de productos desarrollados en este capítulo
no son, en absoluto, sugerencias, sino tan s610 un ejemplo
de cómo utilizar la serie modelo para diiensionar produo
tos. Son posibles alternativas cuya respuesta, en pro o en
contra de la serie modelo, no debe determinarse por el hecho
de que una ventana de 27" sea mas o menos agradable por
la necesidad de trabajar con ladriiios de 9".
l. Una gama de productos para un edificio constituye un sistema
cerrado, en cuanto no permite a los otms productos estándar.
que poseen medidas distintas de las elegidas, adaptarse al es
qUema g e ~ d .
2. Cfr. .La cmrdination modulaire dans le bátiment~.Primer In-
forme, pág. 58.
3. CFr. .La coordination moddaire dans le bátiment., Primer In-
forme, pAg. 60.
4. Cfr.'La coordination modulaire dans le bátimentn, Primer IP
forme. p4g. 62.
5. Cfr. .The Modular Quacterly~,otoüo 1961.
6. Ch.. Giuseppe Ciribini, Architettura e industria
7. Con todo. si bien los números 3, 4 y 5, utilizados en el ejemplo,
proporcionan una completa flexibilidad, otms como 8, 9 y 10,
por ejemplo, ya no la proporcionan, por lo que es preciso adop
tar ciertas reglas que ordenen la detenninación de las medi-
das de estos productos.
8. Cfr. En-a D. Ehrenkrantz, The Modular Nwnber Pattem
9. Se ha utilizado la dimensi6n 9" en wnsideraci6n a las medidas
del ladrillo inglés.
10. Cfr. Ezra D. E b d r a n t z . The Moddar Number Paftem
CAP~TULO
QUINTO

Problemas relativos al proyecto modular


Sistemas de referencia
El empleo de una retícula regular, de forma varia,
constituye uno de los procesos utilizados comúnmente para
facilitar el trabajo en la fase de redacción del proyecto. Para
este h , s e usa cualquier papel cuadriculado o bien un tra-
-=do, construido,ex profeso según las necesidades del caso. .
El uso sistemático de trazados o retículas normalizaLlas,'
definidas por reglas maternaticas para coordinar las diversas
partes de un edificio. se halla bastante introducido entre los
arquitectos e ingenieros para el dibujo de estructuras, pla-
nos de montaje, mapas, etc. (fig. 65). El proyectista, utilizan-
Figura 65. Reticulas de referencia

1. Empleo de la re
ticula de referencia
en unn carta topo-
gr-
La retínila permite
expresar la relaci6n
entre dos magnitu-
des diferentes.

2. Empleo de la re
trcula de referencia
en un mapa
La reiícula sirve pa-
ra definir y me& la
posición de las ca-
lles, ríos y casas en
el mapa.
3. Empleo de la re-
ticda de referencia
en la construcciáL

do las trazas ortogonales regulares, puede establecer de un


modo más ágil los planos de detalie a escala, y acotar más
fácilmente los diversos elementos.
Por otra parte, el uso de un sistema de referencia existe
en k arquitectura desde la Antigüedad; uno de los ejemplos
es el proyecto creado por Bramante para la Basílica de San
Pedro en Roma, basado en una retícuia. en la cual los di-
versos elementos estructurales (bóvedas, columnas, pilares y
nichos), coinciden con las heas del trazado de referencia.
Actualmente ha surgido la idea de gene* este siste
ma, no tan sólo por comodidad de diseño, sino fundamental-
mente para coordinar la posición y dimensiones de todos los
materiales y elementos dimensionados que forman parte de
la construcción. Esto implica una racionalización del siste-
ma, en función de una retícula o de una combinación de re-
ticulas, encaminada no sólo a simplificar el trabajo de p r e
yecto, sino también a facilitar el ensamblaje de los materia-
les en obra, disminuyendo la incidencia de los cortes y re-
toques.
Las retículas tienen, por consiguiente, dos fines:

a) constituyen un sistema de referencia que permite situar


los objetos con relación a líneas o puntos fijos, deíinien-
do de este modo su posición reciproca;
b) facilitan una escala dimensional de inmediata lectura en
el área del dibujo.

En el caso de un gráñco (fig. 65). ias subdivisiones hori-


zontales y verticales corresponden respectivamente a esca-
las cuya magnitud está determinada, del mismo modo que
la retícula de referencia, al colocarse encima de un mapa,
sirve como exala de medidas que permite precisar la posi-
ción de todos los objetos de la zona en cuestión.
En estos últimos años, muchos paises han utilizado las
reticulas de referencia, de un modo cada vez mayor, para
la ejecución de proyectos de construcción. A veces, como en
D i i c a , ' este sistema se basa en una tradición local o
nacional, mientras en otros países su empleo se ha desarro-
llado paralelamente a la introducción de nuevas técnicas de
construcción.
-Lasdimensiones de la reticula pueden ser diferentes, pero
normalmente se utiliza una malla cuadrada.
La posición recíproca de los diversos elementos y su in-
serción en el plano de conjunto se fija, de un modo unívoco,
mediante el sistema de referencia elegido.
El empleo de una retícula permite determinar la posición
en los acoplamientos de los elementos, particularmente si
las magnitudes de éstos están escrupulosamente coordinadas
con las dimensiones base del sistema de referencia.

T r d o s de referencia: construccidn y características


Como se ha dicho, las medidas modulares, equivalentes
a las dimensiones nominales del componente, determinan en
los gráficos las líneas de referencia de los acoplamientos,
llamados también líneas neutras. Cuando además de los
acoplamientos simples. existen acoplamientos múltiples en
una o más direcciones, las lineas de referencia, determi-
nadas en los primeros por las medidas modulares, se trans-
forman para los segundos, respectivamente, en trazados de
referencia de disposición paralela (en una dirección) (figu-
ra 66) y trazados de refereacia de disposición cruzada (en
varias direcciones), en el caso de que los ángulos de la malla
de la reticda sean rectos (90")(fig. 67).
Los trazados de referencia de disposición cruzada se Ila-
man, de un modo breve, reticulas: pudiendo ser planas o es-
paciales, en cuyo caso se denominan tramas.
Las líneas de que se componen Ios trazados se denomi-
nan lineas de referencia, y las intersecciones entre las líneas,
puntos de referencia. Un conjunto de líneas de referencia d e
fine un plano de referencia (fig. 67). Las rctículas, puntos, ií-
neas y planos que tienen como origen una medida común
(un módulo o un conjunto de módulos) se llaman modu-
lares.
Por el principio de combinabaidad de los módulos, en
su propia trama compositiva, los trazados pueden presentar
intervalos desiguales entre las líneas (trama combinada o es-
cocesa), o bien intervalos iguales (trama repetida). Al pri-
mer caso le corresponden acoplamientos múltiples llamados
reiterativos (fig. 66).
Los trazados de referencia se utilizan. por lo tanto, como
elemento gráíico guía, sólo en la fase de estudio de los ci-
tados detalles modulares y de los acoplamientos en serie en
varias direcciones.
En este sentido, las reticulas modulares no deben con-
fundirse con otras utilizadas en los proyectos arquitectó-
nicos!
La posición de los componentes respecto a los trazados,
o sea respecto a las líneas de referencia de los acoplamien-
tos simples dispuestos en serie, continúa siendo, por consi-
guiente, la precisada por la teoría de las tolerancias y acw
plamientos!
Basándose en el principio que preside la formación de
la sucesión tipo de valores dimensionales para la edificación,
debe existir. como norma, la posibilidad de que cada uno
de los términos de la sucesión se superponga a composi-

190
Figura 66. Trazado de referencia de disposicidn paralela.

/ ciones adecuadas (intercambiables entre si) de términos in-


feriores, iguales o desiguales.
Esta propiedad asegura, por un lado, la superposición
entre los trazados de referencia, y por otro, garantiza la in-
tercambiabilidad entre composiciones diversas de cada uno
de los acoplamientos que forman el acoplamiento múltiple de
determinada medida modular.
Figura 67. Trazados de referencia.

Punto de referencia
Linea de referencia
1
\

t
Reticula de referencia
Trama de referencia

'1

Reticula modular

Reticula de la planta
Retinilas para
elementos

De este modo se introduce la noción de acoplamientos


mtütiples protegidos, tales, por ejemplo, como los acopla-
mientos necesariamente concomitantes: muro, revestimien-
to, pavimento.
El estudio de los detalles modulares, en los acoplamien-
tos citados, tendrá en cuenta, como norma, el orden de su-
cesión en la obra de cada uno & los trabajos.
Sistema modular de referencia

El módulo se aplica, directa o indirectamente en cada


nivel del proyecto, como incremento base de las medidas del
sistema modular de referencia utilizado para proyectar. Es
decir, puede emplearse directamente, como efectiva unidad
de incremento de la retícula modular, utilizándose para di-
bujos propios (escala 1/1, 112, etc.) de los detalles construc-
tivos, e indirectamente, como base dimensional de la cual
derivan los incrementos de los diversos tipos de retículas
utilizadas para proyectar.
Estas últimas pueden poseer mallas de distintas dimen-
siones, aunque las mallas de dos reticulas diferentes deben
ser múitiplos unas de otras; la dimensión depende de las
exigencias del proyecto, por ejemplo, la representación grá-
fica del edificio se construirá sobre una rericula de maila
ancha o retícula de proyecto, los detalles de ejecución de un
elemento se efectuarán sobre una r e t í d a de malla más es-
trecha (fig. 67).
Todo esto proporciona una exacta representación, en el
proyecto. del método modular de dimensionado de los pro-
ductos industriales acabados, siendo, también, la base del
metodo modular para proyectar.
La aplicación del sistema modular depende del claro man-
tenimiento de la distinción entre el sistema de referencia,
las medidas modulares y las medidas efectivas; y entre, el
trabajo efectuado en la fábrica, que comúnmente, es la pr+
ducción de los componentes, y el trabajo ejecutado en la
obra, que es principalmente el montaje de los mismos.

Fines y medidas de las retículas modulares en los diversos


tipos y fases del proyecto
I
La retícula modular. en la práctica, es el anillo de con-
I junción entre la producción industrial y el proyecto indivi-
I dual. Arquitectos de muchos países, que utilizan la ratícula
modular en sus dibujos, testimonian la gran economía de
tiempo que se realiza, no tan sólo en la fase de proyecto,
lI sino también en la redacción de las relaciones del proyecto
y de los cómputos métricos y estimativos.'
Las reiículas de referencia pwden utilizarse en todas las
fases de la construcción, en la de wncepción del proyecto o
en la de dibujo y fabricacih de los elementos o, en fin, como
guía para el montaje de éstos en la obra.
Considerando que el fin principal de la retiada es el de
constituir un sistema de referencia para pmyectar, que re=
laciona las necesidades del proyecto con los medios de mns-
trucción, la medida de la reticuia modular de proyecto se
elegirá, por un lado. tomando como base las exigencias
del proyecto, y por otro, procurando una suñ-
z C t u r a de referencia para Ia posición de los com
ponentes y de los materiales de constnicción estandardi-
zados.
Cuando tales elementos no coincidan con la reticula del
proyecto. se utiluará. una r e t i d a partic* que general-
mente es paralela a la reticula del plano, pero cuyo incre
mento base tiene una medida menor.
La adopción, uso y tipo de la retícula de proyecto está en
manos del proyectista, siendo el fin de la misma el de p n
porcionar un sistema de referencia que permita la puesta a
punto de los distintos elementos según su necesidad fun-
cional.
Con relaci6n a las medidas preferentes que deben adop
tarse en las retlculas utiiiidas en las diversas fases del pro-
yecto, podemos efectuar la siguiente subdivisión:

"
1) Retfcula modular propiamente dicha, u t i h d a en el di-
seño de elementos tipo en la fase de estudio de los de-
talles wnstnictivos, con vistas al acoplamiento e inter-
cambiabiidad de los componentes. Se halla constituida
por una reticula en la que las líneas de referencia, nor-
males entre si, están colocadas w n intervalos de 10 m
de lado (trama modular).
2) Aetfcula de proyecto, utiüzada para la redacción gene
ral del proyecto del ediíicio; esta reti- se dimensio
nará normalmente en múltiplos del módulo del orden
de 6, 8, 9, 19, 12, 15 módulos!
3) Retictrla estructural, utilizada para la puesta en posi-
ci6n de los pilares y vigas; esta reticula se dimens-
i nonnaímmte en miiltiplos del módulo &l orden de
20, U)m6dulos.
4) RetÍda de obra, u t i l i d a para la puesta en posición del
producto fabricado y la colocación en obra de los ele-
mentos que lo componen; se dimensionará normalmente
en múitiplos del orden de 40 módulos, y de una forma
l
I
intima se relacionará con la retícula de proyecto.
l
Simbología adoptada en el proyecto modular

Antes de iniciar el tratamiento del método de represen-


tación del proyecto, parece util detenerse, para evitar equi-
vocos, en la simbologia adoptada en los dibujos & proyec-
l tos modulares.
La I'Íea de referencia se indica mediante una línea con-
tinua (&. @, 2 4 .
La línea & reticula se indica como la iínea de referencia
ya que, en el proyecto modular, las líneas de retinik repm

/ a t a n el sistema de referencia normal para el acoplarnien-


to y dimensionado de los componentes (ñg, 68, Zb).
Para la nomenclatura de los ejes de la trama de refe-
rencia (retfcula tridimensional), se adopta la simbologia ya
utüuada en la geamñn'a sólida, llamándoles por tanto, X,
Y y z.
Generalmente se coloca d origen de la retfcula fuera de
la w, en la parte baja de la izquierda.
El eje de las paredes,pilares, etc., se indica mediante una
línea-punto, que es, a la vez. línea de referencia (fig. 68, 2c).
El módulo se representa mediante una mayúscula entre
I
paréntesis (&. 68. la); esta representación es particular-
mente util para indicar la escala en los dibujos.
La dimemi6n moddar se representa en los dibujos me-
diante una flecha maciza (&. 68, lb), utilizándose especial-
mente en los diagramas, para indicar las dimensiones m&
importantes. Su presencia indica que las dimensiones del
objeto son múltiples del módulo.
La medida moddar se representa por regla general con
una flecha abierta, pero existen otras dos posibles alternati-
vas (6g. 68, lc); la wta de la medida modular se indica en
Figura 68. Simbologia en el proyecto modular.

1.
a) Módulo M
nM
b) Dimensión

C) Medida modular

d) Medida de trabajo
Medida máxima y minima
Tolerancia

e) Medida submodular
Medida no modular
L.

a) Línea de referencia
b) Línea de reticula

C) Eje ------------
3.
a) Medida modular
b) Medida maxima
Medida minima

C) Medida no modular
l
4.
a) Dimensión de los comw
nentes modulares
b) Dimensiones modulares re.
feridas a los eies I
c) Dimensiones de trazado
d) Dimensión modular prin-
cipal
e) Dimensión total modular
4
múltiples del módulo, por lo que una dimensión que mida
60 cm, por ejemplo, se indica con la escritura 6 M.
No es Iiecesario acotar siempre los dibujos, siendo pre-
ferible acotar las lineas de retícula, en los márgenes del di-
bujo, lo que da la exacta posición, en todos los dibujos del
proyecto, de cada uno de los componentes, así como su me-
dida modular, la cual se obtiene de la diferencia entre los
valorcs de las lineas de reticula que - contiene el compo-
riente.
La máxima y la mínima medida de fabricación se indi-
can mediante una flecha abierta regruesada (fig. 68, Id), o
con la flecha cerrada y uno de los símbolos más comunes
en los dibujos de los componentes.
El campo de tolerancia se representa mediante el mismo
signo citado últimamente.
Las medidas submodulares y no moddares se represen-
tan mediante una recta limitada en sus extremidades por
dos puntos (kg. 68, lc).'

Los tres tipos de representación gráfica que


requiere el proyecto modular

Podemos dividir los dibujos necesarios para representar


el proyecto modular en dos categorías:
1) dibujos para el proyecto de los componentes;
2) dibujos para la construw:i6n del edificio.
Siendo la construcción de edificios una operación de aco-
plamiento de cada uno de los componentes, los dibujos aara
la construcción pueden subdividirse, a su vez, en:
a) dibujos para el acoplamiento de detalle;
b ) dibujos para el acoplamiento de proyecto.
El proyecto modular requiere, por consiguiente, tres ti-
pos de dibujos reIativos a las sucesivas Fases del proyecto:
1) dibujos de los componentes; tipificación, diseño indus-
trial:
2) dibujos para el acoplamiento de detalle;
3) dibujos para el acoplamiento de proyecto.
El primer tipo afecta esencialmente al sector de la pro-
ducci6n por lo que debe ejecutarlo el diseñador industrial,
mientras los otros dos tipos conciernen con especialidad a
los arquitectos, aunque no puedan escindirse por completo
los problemas inherentes a los tres momentos de la repre-
sentación.

Representaciones grdficas de los componentes


Los dibujos de los componentes deberin indicar, además
del pera del componente y sus datos característicos, todos
los datos dimensionales relativos a la producción (fig. 38):

a) h medida nominal o modular;


b ) la magnitud de ejecución indicada o medida de fabri-
cación, que se definirá mediante la medida lfmite supe-
rior y la inferior;
c ) la separación superior y la inferior;
d) el campo de tolerancia;
e) las condiciones de movilidad o estabilidad en el acopla-
miento, y, por consiguiente, la divergencia funcional in-
dicada;
f J las eventuales medidas no modulares.
La coordinación modular ha tenido como primer y lógico
objetivo el dimensionado de los componentes. Parece claro
que sería una utopía pensar en un sistema modular si los
componentes, que son su objeto, no tienen medidas mo-
dulares.
Para poder efectuar tal coordinación, es necesario que
cada elemento este contenido dentro de un espacio modular,
definido por las líneas o planos de una trama de referencia
modular.
Las dimensiones de un elemento modular se expresaran
en los dibujos, mediante las medidas de fabricación y una
tolerancia que tenga en cuenta las propiedades de la mate-
ria, su dimensión y la precisión de los instrumentos de m e
dida y de las inevitables imprecisiones de fabricación; debe-
rd deducirse, también, el espesor de la junta necesaria para
la unión de dos elementos contiguos.
Para fijar la dimensión de un elemento modular se uti-
liza la tmria de la medida límite de f a b r i c ~ i d n Tanto
.~ si .
el elemento deseado es un nuevo tipo o deriva de un modelo
existente, su dimensión modular deberá relacionarse con
una medida modular; esto no implica ninguna dificultad para
la creación de nuevos elementos. Cuando se trata de modi-
ficar elementos existentes hay dos posibilidades: o los ele-
mentos son demasiado grandes con relación a la medida mo-
dular, o son demasiado pequeños.
Si consideramos, por ejemplo, el caso de un bloque-
puerta cuyas dimensiones sean mayores que las medidas
modulares fijadas para el vano, podrá procederse de tres
modos para encajar las medidas de la puerta dentro de la
medida modular fijada:

1) modificando el espesor del marco sin tocar la puerta;


2) modiíicando la dimensión externa de la puerta;
I 3) procediendo sobre el espesor del marco, o bien sobre
l la dimensión de la puerta.
I
Se actfia análogamente en el caso inverso, en que la
/ puerta fuese más pequeña que la medida modular fijada para
el vano.
En la figura 69 se ilustra una aplicación de la teoría de
la medida límite en el dimensionado de un nuevo elemento.
El componente (puerta y marco) posee una altura modular
igual a 2.000 mm y una anchura de 800 mm. El error mo-
dular superior se ha fijado en 10 mm, admitiéndose un cam-
po de tolerancia de fabricación de 6 mm y un error modular
inferior igual a cero, de modo que las medidas b i t e supe
rior e inferior son respectivamente iguales a 1990 mm y
+
1984 mm, o, más sencillamente, a 1990 0-6 mm en la
altura.
En este caso, se empieza adaptando el marco a la aber-
tura modular elegida, deiiniéndose, después, la puerta en
función del marco; de este modo, aunque unida a un marco
modular, la puerta no lo es necesariamente.
1
Para la aplicación práctica de estas reglas es preciso te-
1
ner en cuenta la posición que ocupa normalmente el elemen-
to modular en relación con los otros elementos que intervie-
nen en la construcción.
Figura 69. Aplicacidn de la teoría de la medida limite en el d i m e n
sionado de U M puerta

Medidas de un umbral y de un blo.


que-puerta para una altura modu.
lar de uK)O mm y una anchura de
800 mm.

Medida modular 2M)O mm


Error modular superior 10 mm
Medida iímite superior
y medida de fabricación 1990 mm
Tolerancias de Fabricación -6
+o

Todas las otras medi-


das están relacionadas
w n medidas modulares,
excepto aquellas que,de-
finidas por exigencias
funcionales, no tienen
relaci6n directa w n la
cwrdinaci6n dimensio.
nal.
Pi. Pueden producirse cuatro casos:

1) el elemento debe insertarse solamente en la retícula mo-


dular, no acoplándose con otros elementos (aparatos sa-
nitarios, muebles de cocina, radiadores. etc.); basta con
que posea medidas modulares ya que no presenta pro-
blemas de unión" con otros elementos, sino tan sólo
de puesta en posición en la retícula modular;
2) el elemento debe aproximarse a otro del mismo tipo (pa-
nel con panel, etc.); se dimensionará, entonces. de modo
que la junta posea la medida más económica;
3) el elemento debe aproximarse a otro de diverso tipo
(panel con puerta, etc.), del que se conocen las medidas
y propiedades; también, en este caso, se dimensionará
el elemento de modo que la junta posea el espesor más
económico;
4) el elemento debe aproximarse a otro del que no es po-
sible conocer su naturaleza; en este caso, debe tenerse
en cuenta el hecho de que este último puede tener una
separación modular casi igual a cero.

Desde el momento que la medida efectiva del componente


es, en general, menor que su medida modular en una can-
tidad igual a su separación modular, y que cada compo-
nente o grupo de componentes debe. excepto casos particu-
lares, permanecer dentro de su espacio modular, se deduce
que, para completar el acoplamiento deben llenarse los es-
pacios sobrantes.
Comúnmente se llaman juntas," a los materiales y com-
ponentes auxiliares utilizados para este h.
Si la separación modular inferior fuese igual a m,sería
necesario prever siempre cierta cantidad, de la que deben
diferir las partes del acoplamiento, necesaria para el mon-
taje, llamada, tambi6n. tolerancia de montaje."
Cualesquiera que sean los componentes considerados, es
indispensable prever el espacio necesario para la ejecución
de la junta, y los valores límite de su espesor.
En definitiva, estos límites serán los que determinen la
posición del elemento en su espacio modular y, por consi-
guiente, su medida de fabricación.
Uno de los limites que determina esta medida es aquel
que se define por la mitad del espesor mínimo de la junta
(que determiqa el error modular mínimo del elemento), el
otro limite lo constituye la mitad del espesor maximo de la
junta (que determina el error modular máximo del ele
mento).
La medida límite superior del elemento no debe ser nun-
ca mayor que la distancia determinada por los limites inte-
riores correspondientes al error modular mínimo, menos el
valor de una tolerancia de puesta en obra denominada, to-
lerancia positivu de montaje.
Definido, por tanto, el componente en cada una de sus
partes, mediante las reglas indicadas anteriormente, y re
presentado mediante los adibujos del componente^, la fase
sucesiva afecta al estudio del proyecto de los acoplamientos
de detalle; es decir, el estudio de la capacidad y las distintas
maneras que un determinado elemento puede acoplarse, con
otros iguales o de distinta naturaleza. y el examen de su
medio de uni6n o junta.
Reprkcentaciones gráficas para el acoplamiento de detalle
Los componentes, cualquiera que sea su dimensi6n. pue
den acoplarse:
a ) relacion&ndose uno con otro:
b) en relación con la retícula modular;
c ) en rekción con una ereticula estructurala (en general,
una r e t i d a múltiplo de la retícula modular).
También los componentes modulares pueden acopiacse
de estos tres modos, con la ventaja que pueden encontrar
fhcilmente una referencia en la retícula modular o en una
de las posibles retínilas múltiples de Csta. Esto ocurre de
manera especial cuando las medidas de los componentes se
hallan en estrecha relación con la medida elegida para k ce-
t l d a (fig. 70, 1).
Al acoplar dos componentes entre sí deberá tenerse en
cuenta su respectiva posici6n y el problema de su uni6n.
El acoplamiento de los componentes modulares implica
el uso de una junta; ésta cumple un doble cometido:
1) satisfacer las condiciones iécnicas de la unión;
2) permitir una correcta puesta en obra de las piezas adya-
centes.
En consecuencia, antes de dimensionar cualquier c o m p
nente en b c i o n de una reticula de referencia, es necesario
precisar los procedimientos que se utilizarán para asegurar
la unión de este elemento con los demás.
Asimismo, deberá concebirse de tal modo que pueda aco-
plarse con una gran variedad de elementos, a 6n de que po-
sea un elevado grado de intercambiabilidad. Para cada e k
mento modular será necesario. por tanto, precisar cierto nú-
mero de detalles particulares, los detalles modulares, que
deñnen los diversos tipos de unión que pueden reaiizarse ha-
bitualmente con los distintos elementos!'
Considerando que. de hecho, es la cantidad de la que
a e r e n dos elementos lo que determina la medida de la jun-
ta, y que esta cantidad depende de su error modular, el cual
varia según el elemento considerado, para un mismo ele-
mento que se acople con otros diversos, la dimensión de la
junta será distinta (&. 71).
La utiliiación de elementos modulares permitirá adoptar
procedimientos simples y normaiizados para la ejecución de
las juntas, fijando sus dimensiones para los distintos casos.
l Corno hay una relación invariable entre el elemento y el sis-
l
tema de referencia, es preciso normalizar los detalles de
la unión. Hasta ahora no se ha prestado demasiada aten-
ción al estudio de los detalles modulares de la junta. a pesar
!l de que, en el futuro,sera éste uno de los problemas más im-
I portantes.
La introducción de nuevos metodos de constmcción, y
sobre todo de elementos inéditos, presupone la creación con-
comitante de nuevos procedimientos de unión, que precisan
unos detaiiados estudios técnicos.
No obstante, conviene subrayar que los problemas de las
juntas, tal como se presentan, deben resolverse de un modo
satisfactorio en el plano funcional antes de preocuparse de
la coordinación de las dimensiones y de la intercambiibi-
lidad. S610 posteriormente será necesario estudiar la posi-
bilidad de coordinar también. de forma modular, tales com-
Figura 70. Imercidn de componentes moduiares y no modulares en !
ia retfcula modular.

ponentes auxiliares, si bien eso no es necesario, por regla


general. para materiales tales wmo el mortero, la masilla,
etcétera."
Figura 71. Representaciones grdficas de detalles ntodr<larbc.

La uni6n de dos elementos se


produce sobre una linea de ?
referencia, garantizandose m e 3
diante una junta apropiada.
El error modular (distancia
S
o
entre la cara del elemento Y
la línea de referencia) varía
según el elemento conside
2
O

rado.
Características de los detalles
modulares:
marco de puerta con otro
marco de puerta;

marco de puerta con maa


postería de ladrillo;

marco de puerta con tabique


separador;

m.
@,y?
- in
,w*2, 8
.., 4.. ..r&,*--.,Lq,, ,
!. e .
marco %e puerk con ven-.
< A-. , ~ .' r, ~ h

En el estudio para el proyecto modular de la junta, es


preciso considerar que el espacio a su disposición está defi-
nido por la suma de los errores modulares de los dos com-
205
ponentes, por lo que la medida de la junta podrá variar en-
tre la máxima y la mínima separación modular del compo-
nente. Si no puede r e a l i i s e una junta modular en el espa-
cio entre dos componentes, puede recurrirse a otro compo-
nente de medida no inferior a un módulo.
Deberin desarrollarse ulteriores trabajos para intentar
establecer, también, convenios para los perales y las medi-
das de las juntas de encaje.
En el acoplamiento de componentes modulares en rela-
ción con la reticula modular, es necesario tener en cuenta el
hecho de que cada componente debe colocarse en el sitio
que tiene destinado en la r e t i d a .
Existen, en este caso, dos alternativas:
a) el componente modular" se adapta a espacios modu-
lares;
b) o bien el componente ocupa espacios modulares mayo-
res que su medida.
En la figura 70 se han representado algunos ejemplos de
pilares modulares que se adaptan a sus correspondientes
espacios modulares (fig. 70,2a), y de los mismos pilares c*
locados en el centro del espacio modular mayor que un m&
dulo de su medida (fig. 70.2b).
Los componentes que se adaptan a espacios modulares
de su propia medida y:
1) poseen como medida un múltiplo igual al módulo, tienen
el centro en la línea de la retícula (fig. 70,3a);
2) poseen como medida un múltiplo distinto del módulo,
tienen el centro en medio del espacio comprendido en-
tre dos líneas de la retícula modular (fig. 70.3b).
I
Los componentes que ocupan un espacio modular mayor l
que un módulo de-su medida y: l
1) poseen como medida un múltiplo igual al módulo, tie-
nen el centro en medio del espacio comprendido entre
dos líneas de la retícula modular (fig. 70,3c);"
2) poseen como medida un múltiplo distinto del módulo,
tienen el centro en la línea de la retícula (fig. 70, 3d)?
l
1
i En el acoplamiento de elementos submodulares es nece-
sario tener en cuenta que estos componentes pueden ocupar:
t
a) un espacio modular único;
b ) un espacio modular doble (fig. 70,4a).
Cuando ocnpan un espacio modular único (miiltiplo dis-
tinto del módulo) deben colocarse centrados con el espacio
existente entre las dos líneas de referencia.
En la fig. 70,4b, se ilustra el ejemplo de un pilar y una
bajante, de dimensiones submodulares, colocados en la re-
tícula modular.
Cuando c a p a n dos espacios modulares (múltiple igual
i al módulo) deben colocarse centrados en la línea de la re
ticuia (fig. 70,4c).

1 En la figura 70,4c, se presentan dos ejemplos referentes


a este último caso; en el primero, un pilar, de medida submr
dular, se halla colocado en el punto de cmce de dos líneas
de la r e t i d a , aguantando unas vigas cuyo eje coincide con
estas lineas; las vigas, de medida submodular, ocupan en
total dos espacios modulares, siendo los elementos de cu-
brición del techo o suelo, que van de un eje a otro de las
vigas, totalmente modulares. En el segundo ejemplo, un la-
minado en T, de medidas submodulares, puede sujetar pane
les de cierre de espesor modular.
Es importante hacer notar que no es necesario que t e
das las medidas de un componente sean múltiples enteros
del módulo, sino que basta que, al menos una de las tres di-
mensiones, posea una medida modular, de modo que un ele-
mento funcional ocupe siempre espacios modulares acopla-
dos para definirlo.
Si bien es posible, o francamente necesario, el uso de
componentes submodulares, no se permite que un elemento
ocupe tan sólo espacios submodulares, ni es necesaria la
suma de una medida submodular a una medida modular
para obtener una nueva medida.
Por ejemplo, la figura 72 muestra el acoplamiento de va-
rios componentes modulares y submodulares, acoplamiento
que, en la dirección del espesor de la pared, determina una
medida modular (TM),si bien en la practica esta medida
Figura 72. Representacidn gráfica del aeoplnmiento de un conjun-
to de componentes modulares y submodulares.
C = componentes 1 = aislamiento
O = unión C, = tapajuntas

sólo se alcanza por completo en el montante de madera. Es


necesario, por consiguiente, que al menos un componente o
un conjunto de componentes del acoplamiento, posea una
medida modular. 1
Tan sólo los órganos de unión, aislamiento y cubrición
de las juntas, pueden sobrepasar la línea de la reticula y
ocupar espacios de medida no modular, sin perjuicios para
el acoplamient~.~
En la figura 73 se ilustra el modo de representar los d e
talles modulares, confrontándolo con el modo tradicional,
Los componentes ya no se colocan tan sólo en posición res i
pecto a los componentes vecinos. sino también respecto a la
reticula modular. Esto significa que su posición se halla de-
l
terminada, exactamente, tanto con relación a las uniones in-
mediatas como con el edificio como conjunto.
Se han omitido las cotas. ya que las medidas pueden de-
ducirse de la reticula modular cuando está acotada.
El acoplamiento de detalle en relación w n la reticula
estructural representa otro sistema de relacionar los com-
ponentes y los elementos de la construcción con el sistema
de referencia.
Las líneas de esta retícula coinciden con el eje de la viga,
mientras sus puntos coinciden con el centro de los pilares.
En general, esta retícula se halla constituida por mallas,
!
no necesariamente iguales aunque si múltiples enteros del I
i
módulo. cuyas medidas deben basarse en exigencias exclusi-
vamente funcionales.
La retícula modular controla siempre el conjunto del pro-
yecto, aunque por comodidad, especialmente en las peque
iías escalas (1/100,1/200), se utiliza la r e t í d a estructural.
Existen dos posibilidades en la colocación de esta re-
ticula respecto a la r e t í d a modular, que dependen de la po-
sición, en esta última, de los pilares y las vigas:
a) tanto en el caso de que el componente se adapte a cs-
pacios modulara de su propia medida, y ésta sea un
múltiplo igual al módulo (fig. 70, 3a), como en el caso
de que el componente ocupe un espacio modular, mayor
que un módulo, de su medida, y ésta sea un múltiplo
distinto del módulo (fig. 70, 3d), la línea de la retícula
estructural coincide con La de la reticula modular,
b) tanto en el caso de que el componente se adapte a es-
pacios modulares de su propia medida, y ésta sea un
múltiplo distinto del módulo (fig. 70, 3b). como en el
caso de que el componente ocupe un espacio modular,
mayor que un módulo, de su medida, y ésta sea un múl-
tiplo igual al módulo (fig. 70.3~).la línea de la reticula
estnictural se halla desviada medio módulo respecto a
la de la retícula modular.
En ambos casos, la medida del vano entre los dos pilares
(U otros elementos estmcturales) es un múltiplo entero del
módulo.
Para saber cuál de los dos casos es preferible adoptar, es
necesario primeramente fijar el modo de organizar el re-
lleno.
En la práctica, se fija la medida de la retícula estructu-
ral tomando como base las exigencias funcionales. modifi-
cándose después ligeramente según como se organicen los
rellenos en relación con la estructura.
La figura 74 muestra tres modos de organizar el relleno
en relación con la estructura:'

1) el prímero consiste en proyectar el relleno de manera


que cubra exteriormente la estructura a fin de que tanto
1-
I
Figura 73. C o r n w ~ ' ó nentre una reprerentaciár grdfica de detdIe
tradicional y otra modular.

PLANTA SEC
ésta como aquél se hallen contenidos dentro de las mis-
mas líneas de referencia;
2) el segundo se consigue proyectando de manera que la
dimensión comprendida entre las lineas del centro de
las paredes y columnas, posea una medida contenida en
la serie modelo, mientras el elemento de relleno posee
esta misma medida menos el espesor del pilar o del
muro.
Figura 74. Tres modos de organizar el relleno en relociát con &
estructura

nSM = Número de lo serie modelo


En este caso, la flexibilidad de composicion de los
pi-oductos de relleno se reduce fuertemente, ya que éstos
deben prepararse para la aditividad, a fin de poder p m
porcionar una dimensión más pequeña que la pertene
ciente a la serie modelo;
3) el tercero consiste en fijar una dimensión para el vano
entre las dos paredes, cuya medida sea un niimero de la
serie modelo. El intereje de las dos paredes se de&&
por tanto. mediante esta medida más el espesor del
muro.

Consideremos el ejemplo ilustrado de la iigura 75.

Figura 75. Ejemplo de utilizncidn de la serie modelo para fijar las


medidas estructurales.

Gd~"mw' 6
i0
i 160
i' 60;um' ! m't

-
KfFf
,
I PASILLO i I PASW f

60' 60. bo' m" so' (%Y a')=)


m' s. e
14-k -P -0 +j l l k-TF! 1
I
Hay un edificio con locales para aulas a un lado del pa-
i silio, y locales para oficinas al otro.
Si queremos que las dimensiones de las oficinas posean
medidas de la serie modelo, y siguiendo el caso 3). la medida
del aula se definirá mediante la suma de dos medidas, la de
1
1
las oficinas, perteneciente a la serie modelo, más la medida
del espesor del muro. Considerando que esta medida será
bastante grande y que las familias de productos deben per-
mitir cierta flexibilidad de su dimensión base, la medida
del aula podrá rellenarse fácilmente con productos estandar-
dizados. aunque no posea una medida perteneciente a la
serie.
Si se quiere, en cambio que la dimensión del aula posea
una medida de la serie, la dimensión de las oficinas se defi-
nirá mediante una medida igual a la del aula menos la mi-
I tad del espesor de la pared que divide las dos oficinas. Esta
medida no pertenecerá a la serie modelo, rellenándose tan
sólo mediante una combinación de productos estandardiza-
dos. En este caso, la posición de los pilares y del relleno en
las oficinas, será la del caso 2) que parece, aquí, más ven-
tajoso.
l
Por otra parte, si consideramos la estructura debemos
tener en cuenta que un componente puede necesitar cierta
cantidad de apoyo.
En el caso 2). esta cantidad se ha& comprendida entre
los límites fijados por la reticula estructural, según los cua-
les, una viga, por ejemplo, podrá diensionarse con medi-
das de la serie, siendo su cantidad de apoyo un porcentaje
de la longitud.
En el caso 3), la cantidad de apoyo sólo podrá conside-
rarse a partir de los limites impuestos a la reticula estructu-
ral, por lo que la medida de la viga difícilmente pertenecerá
a la serie.
En la figura 75,2, por ejemplo, siendo la medida del vano
9' y 8", la viga podrá diensionarse con una medida de lo',
que es una medida de la serie modelo, mientras, en cambio,
en la figura 75, 1, siendo ya la dimensi6n del vano una me-
dida de la serie, y necesitando, además, esta medida cierta
cantidad de apoyo, la viga no podrá tener una medida de la
serfe modelo, en el caso de las oficinas; en el caso del aula,
el hueco de 20' y 8" entre las paredes, tiene un extra de 8"
por encima de la medida de 240" de la serie modelo, pri.
mera en la que puede considerarse la cantidad de apoyo y,
por consiguiente, la medida total de la viga. Será por tanto,
diffcil encajar esta medida entre las de la serie modelo.
Si dos de estas aulas se abriesen para formar un local
único (fig. 75, 3). se obtendría una medida total de 42', por
lo que habria un extra de 2' por encima de la primera me-
dida de la serie modelo en la que puede considerarse la can-
tidad de apoyo.
Utilizando sólo el caso 2) no se presentarian estos incon-
venientes, ya que la medida necesaria para el apoyo, sería
un porcentaje de una medida de la serie modelo.
Para eliminar este inconveniente, las medidas del vano
entre pilares y paredes. se deben deñnir siempre mediante la
suma de medidas de productos de una familia cuyas dimen-
siones base sean menores que la medida del vano. Si se debe
rellenar un vano de 88" con la familia de 96" (96".48". 32".
64". 36". 60") no es posible hacerlo, mientras si lo es con la
familia de 60" ( 6 0 , 30". 20". M", 24", 36"). combinando dos
paneles de 24" y uno de M", aunque las dos familias tengan
el mismo intervalo de 4"?
1. Sugerencias para resolver los problemas del acoplamien-
to de detaiie: muros

La posición de los muros respecto a las lfneas de refe-


rencia depende de diversos factores: del tipo de constmc-
ción, del tipo de estructura y del tipo de revoque y acabado
utilizados.
Para la constmcción de muros externos y divisores inte-
riores se utilizan diversos materiales: ladrillos macizos, agu-
jereados, huecos, bloques de hormigón; también puede recu-
rrirse a una estructura de armazón de madera con revesti-
mientos exteriores de materiales en planchas y relleno inte
rior de material aislante. Las estructuras no portantes pue-
den formarse mediante ladrillos, paneles de yeso, de ma-
dera, de materias plhsticas o de elementos constituidos por
la suma de diversos materiales.
~KIScomponentes citados pueden ser modulares por com-
pleto, o no: algunos, los ladrillos por ejemplo, frecuente-
mente no son modulares.
A pesar de esto, al proyectar, por regla general es con-
veniente asignar una medida modular al espesor total de los
muros, sin tener en cuenta los espesores o espacios no mo-
dulares de los elementos que constituyen el conjunto*
En el caso de que el muro sea de piedra natural, ésta
puede considerarse como un material amorfo, siendo posi-
ble añadirle, a partir de cierto limite, cualquier espesor y
longitud deseadas, consiguiendo con facilidad medidas mo-
dulares.
Esto vale también para el caso de que el muro sea de
hormigón. El cuidado en la ejecución definirá la medida
de la tolerancia necesaria en cada caso particular.
La mampostena de ladrillo est.4 compuesta por ladrillos
modulares, ladrillos parcialmente modulares o ladrillos
no modulares.
Los ladrillos modulares son pequeñas unidades que relle-
nan. solidariamente con su junta, un espacio modular (fiw-
ra 76, 1). por ejemplo, el ladrillo de 10 x 10 x 20 (4" x 4"
x 8"), o el de 10 X 10 X 30 (4" X 4" X 12").
Los ladrillos semimodulares (o modulados) son aquellos
que tienen, al menos, una medida modular (fig. 76, i),como.
por ejemplo, el ladrillo de 5,5 X 10 X 20 (3" X 4" X 8"), o
bien el de S x 10 x 30 (3" x 4" x 12").
Los ladrillos no modulares no tienen ninguna medida mo-
dular, como, por ejemplo, el ladrillo italiano UN1 1266 de
5.5 x 12.5 x 25.
La mampostería modular se define como un acoplamien-

Figura 76. Modos de proyectar el muro de ladrillo.

1) Bloques y ladrillos modulares.


B x W#
2) Bloques y ladrillos modulares.
solamente en algunas diree
ciones. #

3) Fragmento de mamposterIa
modular formada por ladri-
110s modulares.

4) Fragmento de mampostería
modular formada por ladri-
llos modulares.

5) Fragmento de mamposteria
modular formada por ladri.
110s que poseen solamente al-
gunas dimensiones modulares.

, .
6 ) Fragmento de mamposteria
modular formada por iadri-
110s no modulares.
to, compuesto por ladrillos, proyectado para ocupar un es-
pacio modular.
De hecho. no tiene mucha importancia, para obtener una
mampostena modular, que los ladrillos sean modulares, ya
que es suficiente que, mediante el acoplamiento de oierto
número de ellos, se alcance, a partir de cierto límite, una me-
dida modular (fig. 76).
Desde el punto de vista del espesor, existen dos posibii-
dades en la posición del muro respecto a la línea de refe-
rencia:

1.' Si su espesor es modular, el muro puede colocarse en la


retfcula según Ias reglas ya expuestas: es decir, puede
adaptarse a un espacio modular igual a su medida u

Figura 77. Posición del muro respecto a la línea de referencia


1. Cwo a b a d a de un
Mlm.
Coincide c m la línea de
Rf.uICIO: en el ejemplo
mhguo. d fspscio
muro a modular en el pri-
mer caso y no modular
m d wmdo.

w l:&q -'
y
-%-&S
'di
.a.
... -
.
*4&d
m.
m. nn a c d k dr un 1

Cai,,+ mn la línea de
m ci ejemplo
=en el prinm a.
30, la estrucm (entre lar
caras sin acabar) del mu-
m posee un s m d o m
dular. lo quc no nvrde
en el^^.
-

Coinride mn la Unea de
rrfamái: el? el primer
sow, el crpaoo del muro -S

S modular. ui el segunda.
no modular.
Figura 78. Posicidn del muro respecto a la finen de referencie

ocupar un espaeio mayor que un módulo de su medida,


comportándose como cualquier otro componente modu-
lar (fig. 77, la).
2.' Si el espesor no es modular, es necesario que una de las
dos caras del muro coincida con la línea de referencia
i-
i (ñg. 77, lb); en tal caso es preferible que sea la Lara in-
terior la que se coloque sobre el plano modular: esto
produce la ventaja de conseguir dimensiones limpias en
- - las estancias, permitiendo la modulación de las ven-
tanas, muebles y divisores interiores. En este punto,
surge el dilema de si debe ser la cara acabada o la cara
d' sin acabar del muro, la que debe coincidir con la lima
de referencia. Ambas soluciones poseen ventajas y des-
ventajas; la adopción de uno u otro sistema queda a
discreción del proyectista. En general, debería ser la su-
perficie exterior del acabado (revoque, revestimiento,
etcétera) la que coincidiese con la línea de la retícula.
De este modo, los locales poseen dimensiones limpias,
lo que permite efectuar los acabados sin pérdidas, así
como lograr la sistematización de los mobiliarios modu-
lares; no obstante, existe la desventaja de impedir a ias
paredes de ladrillo visto la posibilidad de ocupar total-
mente su espacio modular.

En este caso, si la medida modular del ladrillo incluye


también el espesor de la junta, la medida nominal de la pa-
red no se ocupar5 completamente (fig. 78, 1). faltando la me-
dida del espesor del revoque.
Por los motivos expuestos anteriormente, se sugiere que
se haga coincidir la línea de referencia con la cara sin aca-
bar del muro, sin considerar el espesor del revoque. De este
modo el ladrillo tendrá un espesor modular que no incluye
el espesor de la junta. por consiguiente, sus dos caras coin-
cidirán con las líneas de la retícula. El espesor del revoque
se encontrará, entonces, en la otra parte de la lííea de la
r e t i d a (fig. 77, 2a).
Esto puede hacerse cuando la distancia entre dos pare-
des opuestas no debe necesariamente ser una medida mo-
dular, lo que ocurre, por ejemplo, cuando no existen otros
acabados en obra. El uso de uno u otro sistema depende
esencialmente de los diversos tipos de materiales empleados
y del orden cronológico previsto para los acabados, no in-
fluyendo, por consiguiente, en el proyecto modular, aunque
se defina según las exigencias de cada proyectista.
En el caso de un muro de espesor no modular, se obten-
drá un espesor modular revistiendo el muro con otros ma-
teriales, o previendo una cámara en el interior (figs. 77, la;
y 78.4).
Los muros pueden ser macizos o con cámara interior. En
este caso la pared interior puede ser de un material distinto
al de la pared exterior (fig. 78,6); de este modo, las dos caras
exteriores del muro coincidirán con las líneas de referencia,
y la línea de la reticula coincidirá con la superficie acabada
del muro o con la superficie sin acabar. según la convención
adoptada.
En el muro con cámara interior no es preciso tener en
cuenta el espesor de las dos paredes, siendo suficiente que
el espesor total del muro posea una medida modular.
En paredes exteriores o divisorias interiores construidas l
con paneles, es importante que las dimensiones sean mo- J
dulares, a 6n de poder utilizar los componentes en planchas
para revestimientos sin tener desperdicios, y conseguir la
coordinación entre las diversas paredes.
La coordinación entre los tabiques de separación interio-
res, puede realizarse de diversos modos que dependen de las
dimensiones de los paneles y de su posici6n en relación con
la retícula modular.
Exponemos aquí cuatro ejemplos que consideramos im-
- portantes y dignos de aplicación en los casos más frecuentes
del proceso constructivo:"

1) en el ejemplo ilustrado en la figura 79, 1, se utiliza un


solo tipo de panel modular que tiene el espesor de un
módulo, y la longitud, inferior en un módulo a la m e
dida de la reticula de proyecto; este ejemplo constituye
la base de muchos proyectos actuales siendo particular-
mente aplicable cuando los paneles tienen un espesor
constante y los pilares de la estructura se hallan ali-
neados con aquéllos;
2) en el ejemplo de la figura 79, 2, también se u t k un
sólo panel modular de espesor igual al módulo, y lon-
gitud, igual a la medida de la retícula de proyecto; aun-
que este sistema ha sido utiliido muy raramente, tiene
la notable ventaja de permitir la variación del espesor
de cada uno de los paneles, si bien en una sola d i i -
Figura 79. Posición de los paneles, según su espeso;, respecto a
lar 1íneu.s de referencia.

1. Se ha utilizado un @O
rePr
ti de p e l . que
de un módulo Y
la 10nsaid. inhm un
m a o n Ii m l d de
c i h , sin que se modifiquen las posiciones r e c i p m de
los mismos;
3) en el caso ilustrzdo en la figura 79.3 se utilizan dos pa-
neles, el uno de longitudes respectivamente iguales a la
medida de la retícula, e inferior en un módulo a la me-
dida de la retícula el otro; esta solución ofrece la ventaja
de que el espesor de los paneles más delgados puede va-
riarse según las necesidades del proyecto. Este ejemplo
constituye la base de las construcciones cross-walln,
utilizándose, tambi6n con mucha frecuencia en los pro-
yectos de muebles;
el último ejemplo de la figura 79, 4 es el más complejo;
se u t i i i i aun dos paneles cuyas medidas son iguaies a
las del caso precedente; si bien la disposición de los pa-
neles ha cambiado, el que posee un espesor menor pue-
de variarse sin obstaculizar el esquema ilustrado.

Los pilares pueden colocarse en la reticula de referencia


de tres maneras:
I
a ) adaptándose a un espacio modular;
b) wupando un espacio modular un módulo mayor que
su medida;
c) ocupando un espacio modular tres módulos mayor que
su medida.

Con estos tres métodos de puesta en posición de los pi-


lares se obtienen, cuando el pilar es modular, dimensiones
de vano modulares entre los mismos.
Basándose en sus dimensiones, los pilares pueden relle-
nar u ocupar cualquier número de espacios modulares.
La forma de los pilares puede variarse, dentro de un es-
pacio modular, para satisfacer exigencias de proyecto; sin
embargo, estas variaciones no deben sobrepasar los límites
impuestos por las medidas modulares. Como en los muros,
tampoco en los pilares es necesario que las medidas sean
todas modulares, bastando que la máxima medida de pro-
yecto se adapte a un espacio modular (fig. 80).
Los pilares no modulares, es decir, aquellos cuya sec-
ción es menor de 10 cm, ocupan un espacio modular comple-
to de 10 x 10 cm.
Al presentarse la necesidad de cambiar las dimensiones
del pilar, por exigencias estáticas, puede ser conveniente, a
veces, sustituir cierto tipo de material por otro, & modo
que, variando las cargas de seguridad, sea posible mantener
invariable la secci6n del pilar.
En el caso de pilares interiormente huecos, como en las
estructuras metálicas, es posible mantener invariable la sec-
ción modular del pilar. variando, en cambio, el espesor del
hierro que lo constituye.
Figura 80. Posición y dimensionado de los pilares en la r e t f d a
modular.

1. Pilares de sección madw


lar en una sola d i r d 6 n .
2. Pilares de sección m d w
lar en ambas direcciones.
a) El pilar puede ocupar
uno o más espacios m*
dulares.

b ) Puede variarse la foro


ma en el interior del
espacio modular.

CJ Pilares de distintos ma
teriaies pueden sopor-
tar diferentes cargas
ocupando el mismo es
pacio moduiar.

dJ Pilares del mismo m-


terial pueden soporta^
diferentes cargas si ti*
nen distintas d o n e s .
e) Pilares del mismo ma-
teriai pueden soportar
diferentes cargas si tie
nen secciones cuyos ele
mentos componentes se
hallan sistematizados
de un modo distinto.

224
Utilizando estructuras compuestas, se aumentan las posi-
bilidades de mantener las mismas medidas modulares en
planta para diversos tipos de carga, y sólo varia el espesor
de los *es lamiidos que constituyen la estructura.
De todo esto se deduce, que la utilización de medidas m+
dulares para los piiares u otros componentes de cardcter es-
tructura¡, no impide que un estructural sea econó-
mico,aunque introduzca medios contrarios al modo habitual
de proyectar.
La sección m í n i i de 10 un parece, a primera vista, des-
ventajosa para un dimensionado económico de las estructu-
ras; no obstante creemos que w n lo dicho, se ha indicado
el modo de obviar este inconveniente.

! 3. Suelos

I La posición de un suelo respecto a las líneas de referen-


cia depende de la disposición de sus partes constructivas que
normalmente son tres:

1) la estructura portante;
2) el pavimento;
I 3) el cielo raso.
!

La estructura portante puede ser de diversos tipos: en


general, es una sucesión regular de vigas o perfiles lamina-
I dos que presentan secciones más o menos considerables. Ner-
vios de hormigón armado, bóvedas de ladrillo o de piedra,
soleras de hormigón armado con armazón o sin él, entrama-
dos cerámicos armados, viguetas y bovedillas de hormigón
armado, etc., constituyen los componentes utilizados actual-
mente para construir la estructura de los suelos.
Mientras las longitudes de estos elementos se relacionan
l con la retícula estructural, las dimensiones de La secci6n se
definen mediante las exigencias funcionales. Estas dimensio-

/ nes pueden mantenerse iguales a las determinadas por los


cálculos, 0 convertirse en medidas modulares mediante las
reglas expuestas a propósito de los pilares.
El suelo puede revestirse de diversos materiales: parqué
de madera, elementos de barro cocido, ceramicos, de cemen-
to, materiales en ~lanchas,todos ellos colocados segitn dis-
tintas técnicas. Estos revestimientos constituyen el denomi-
nado pavimento, que puede diiensionarse también con m e
didas modulares o no.
Si se desea un espesor de pavimento modular, es sufi-
ciente que su medida total sea modular, independientemente
de las medidas de los componentes que lo constituyen.
En la parte inferior, la estructura del suelo se halla re-
vestida con el cielo raso. Este puede suspenderse, con el íin
de dejar un espacio libre para la colocación de conductos de
distinto género o para dejar una cámara de aire, o bien co-
locarse directamente debajo de la estmctuni.
El cielo raso se ejecuta con un simple revoque o con pa-
neles de yeso o de otros materiales aislantes. con frecuencia
prefabricados.
La colocación del suelo respecto a la reticula modular,
se consigue, en general, haciendo coincidir la línea de la re-
tícula con la superiicie superior acabada del suelo (o íínea
de pavimento), ya que se trata de un nivel bien definido que
permite fijar, con medidas modulares, las alturas totales de
las plantas.'
En general, la altura de una planta se indica con la di-
mensión que va desde la línea de pavimento de una planta
dada, a la línea de pavimento de la planta superior, mientras
la altura de un vano (local), se indica con la dimensión com-
prendida entre la línea de pavimento y la de cielo raso.
Es importante, por consiguiente, que también la super-
ficie inferior del cielo raso se corresponda con una línea de
referencia, con el fin de que la distancia existente entre la
línea de cielo raso y la línea de pavimento sea modular para
poder utilizar, sin recortes, los elementos modulares Eabrica-
dos para revestir las paredes.
Respetando cuanto se ha dicho anteriormente, el espesor
del suelo acabado corresponderá a una medida rnoduiar
(fig. 81). aunque ello no sea siempre necesario; cuando el
espesor del suelo no es modular, éste podrA referirse a la
línea de la reticula mediante uno de los tres modos ilus-
trados en los números 2, 3 y 4 de la figura 81, se&n las
exigencias de cada proyecto.
Para conseguir una coordinación de los espesores de los
226
I
i suelos y de sus elementos portantes (muro, viga, pilar, etc.),
sería útil determinar una relación constante entre la super-
l Figura 81. Dimensionado y posición de los suelos en & reticula
modular.

3. La ruwfficie M o r del
w l o acabado minuds m la
línea de m+mh.
El nverfim<nito. La CIVUEN-
ra pownte y el cid? nx>
tienen dimmsioner m b k .

ficie superior del elemento portante del suelo (muro.viga,


pilar, etc.), la superficie superior del propio suelo y la línea
de pavimento. Esto permitiría normalizar las alturas de los
pilares y de sus juntas. pero es difícil satisfacer tal exigencia
dado que el espesor del suelo varia, generalmente por razo-
1 nes estáticas, en una misma planta de un edificio.
l Puede efectuarse la operación de dos maneras:
1.' Manteniendo constante la cota de la cara superior de
los elementos portantes del suelo (muro, viga, pilar. etc.)
y admitiendo una variación en el espesor del mismo y
por consiguiente, en el del pavimento. I
1
2: Manteniendo constante la cota de la cara superior del i
suelo y. por consiguiente, del espesor del pavimento y
admitiendo una variación en la cota inferior de la es- I
tructura del suelo y en la del cielo raso a fin de conse-
guir una misma altura.

En este segundo caso, podrá variarse la distancia entre 1


la cara inferior de la estructura del suelo y la del cielo raso
para conseguir locales de igual altura.

4. Escaleras 1
Las escaleras pueden r e a l i s e mediante la superposi-
ción de peldaños, o mediante una rampa totalmente prefa-
bricada o ejecutada en obra."
Dado que las medidas de las huellas y contrahuellas se
determinan en función de exigencias funcionales, estas me-
didas no pueden ser modulares; sólo podrán cerlo, por con-
siguiente, las dimensiones totales de la rampa: proyecciones
horizontales y verticales.
Este problema sólo ha sido tratado en el informex sobre
el proyecto realizado por la Modular S o ~ i e t y . ~

5. Instalaciones
El problema de la correlación entre las líneas de referen-
cia y la disposición de los diversos conductos de distribu-
ción y de los aparatos que alimentan, presenta la misma im-
portancia de puesta en posición que en los otros elementos.
En un edificio pueden distinguirse cierto número de ins-
talaciones mediante su función: calefacción, ventilación,
instalaciones sanitarias, distribución de gas y electricidad,
etcétera. Todas estas instalaciones obedecen a exigencias
propias, siendo su único carácter común la existencia de una
trama de tuberías, canalizaciones y conductos, ligados a
cierto número de elementos propios de cada instalación: ba-
fieras, radiadores, tomas de corriente, etc.
Actualmente es normal, en las obras en c a e s t r u c c ~aco-
,
plar estas instalaciones cuando el ediicio está ya terminado,
dañando la construcción para insertarle las canalizahs.
Dado el uso cada vez mayor de estas instahciones y la
posibilidad de un premontaje parcial del conjunto de tube-
rías y diversos grupos de aparatos: se hace indispensable
prever, con exactitud, la ubicación de cada instaíacíón. No
son raros los ejemplos de edificios en los que no se ha pre-
visto el espacio suficiente para las instalaciones.
La utilización de un sistema modular de referencia per-
mitirá evitar tales errores, ya que, de hecho, no existe una
coordinación en la construcción, si no se precisa exacta-
mente la posición de cada elemento.
En las diversas instalaciones subsiste, por motivos fun-
cionales, cierta coordinación dimensional entre los elemen-
tos, considerados aisladamente; sin embargo, cada ulterior
esfuerzo de normalización y simplificación choca con la au-
sencia de un sistema general de coordinación que permita
precisar la posición relativa y absoluta de los empalmes de
las tuberías y aparatos.
La existencia de un sistema de referencia modular será
indudablemente utilísima para tal fin.
Como todos los aparatos están ligados a una trama de
distribución, puede fijarse su posición tomando como base
la reticula de referencia (fig. 82), determinando la ubicación
de los empalmes con relación a aquéllos y creando así tam-
bién, indirectamente. el enlace de los tubos y las canaliza-
ciones con el sistema de referencia.
Las secciones de los tubos y canalizaciones son poco im-
portantes a efectos de la coordinación; en la mayor parte de
las veces son inferiores al módulo, no teniendo ni siquiera
una incidencia indiiecta sobre su posición. Son más bien
los mlltodos de unión y los diseños de los empalmes y de las
piezas especiales utilizadas para establecerlos los que p u s
den definir dimensiones y crear relaciones w n la trama
modular.
De esta manera, todas las instalaciones del edificio se
relacionarán con el sistema de coordinación modular, por
l
1 lo que las dimensiones longitudhales de los tubos se deter-
rninarb tomando como base este ~ i s t e m a . ~

229
Por lo que respecta a los aparatos o elementos de las
diversas instalaciones incorporadas a la constmcci6n, bañe-
ras, frigonficos, radiadores, etc., basta con que algunas de
sus medidas sean modulares; los tres ejemplos de la figu-
ra 83 muestran claramente miles son estas medidas.
Figura 82. Los ensem paro ia cocina en reinn'idn con lo retícuia de
rEfer&

Aparatos
Sus dimensiones
de conjunto son
modulares.

Empalmes
Sus posiciones es-
tán relacionadas
con la retinila
modular.

Tubos
Y canalizaciones
Suslongitudes M>II
modulares.

i
Figura 83. Aplicaciones de las medidas modulares a los aparatos
sanitalios.
bieG :
@
l
a
p.

1. L. d < W y la mhto-
didad bdividualw esp%
d., d v l a r ON* a d
plano. Las d"&s medidas. ex.

dc becbor huiciL"mk5 por lo


pui pvcdcn sa no modulanr.

l
i
l
2. Valen lar mio,mar m i d e -
mimies del caro pr&=deutc. -
t 1 e:&- i

3. En la b a l i ~wni impor-
untes lar &das de lownid
g anchura g. qu. debiCndooe
D- la mribiüdad de un re.

Representaciones grdficas para el acoplamiento de proyecto


Las representaciones gráficas para el acoplamiento de
proyecto, pueden considerarse como un cuadro de conjunto
de los distintos acoplamientos de un determinado edificio,
colocados en su justa posición con la ayuda de una reticula
de proyecto.
En estos dibujos la planta no se expresa generalmente de
un modo completo, ya que se suprime k representación
de los elementos que se repiten?
Para dar la exacta posición de estos detalles, en el plano
general completo, es suficiente la retinila de referencia en
la que se indican los valores de X, Y y Z.
Figura 84. Esquema distributivo.
d
Estos valores deben coincidir necesariamente en cada di-
bujo, por lo que todas las posiciones de los componentes en
los distintos dibujos, pueden identificarse utilizando tan
5610 la referencia modular.=
Las medidas modulares de los componentes pueden d e
ducirse a partir de la diferencia entre los valores de ¡as E-
neas de referencia que los constituyen, mientras las medidas
efectivas se expresarán en la relación de los componentes ad-
junta al proyecto."

Figura 85. Representadn grdfica de un acoplamkto de detdle.


Las figuras 84, 85 y 86 muestran el paso del dibujo de
acoplamientos de detalle al de acoplamientos de proyecto,
partiendo de un esquema distributivo.
Al pasar de los dibujos de detalle a los de proyecto, debe
tenerse en cuenta que cada elemento funcional de una cons-
trucción puede coordinarse con su propia reticula de refe
rencia, por lo que, cuando los distintos elementos se wmbi-
nan juntos, pueden no coincidir las retidas. Esto sucede
por lo general con aquellos elementos que sirven para fijar a
otros. Por ejemplo, una viga que sostiene dos paneles de
cubrición, se col& normalmente de tal modo que su Iinea
media coincida con la r e t i d a modular de las láminas.
Cuando se pasa del acoplamiento de detalle al de proyec-
to, puede suceder que la viga deba insertarse en un espacio
modular tal que su eje, g por consiguiente la reticula de los
paneles caiga en el centro del espacio modular deñnido por
las líneas de la retíwla de proyecto (fig. 87).
En otros términos, si se ha estudiado un elemento en los
dibujos de detalle de modo que ocupe, siempre, la abra
(vano) determinada por las lineas modulares, cuando se co-
loca en posZci6n en los dibujos para el acopIamiento de pro-
yecto, puede suceder que le atraviesen las líneas modulares
que hi€an a otro acoplamiento.
En general, en los dibujos para el acoplamiento de p r a
yecto se eiige una reticula principal de referencia o reticula
del plano, cuyas líneas coinciden con las superficies exteno
res de los principales muros, o con las líneas medias de los
principales elementos de la estructura.
La posición de la retícula se determinará en función del
tipo de const~cción.
Cuando la línea de la reticula del plano coincide con la
superficie exterior de los muros, es necesario introducir una
segunda ~ t i c u l adesplazada
, respecto a la precedente, que
coincida con la extremidad del suelo, vigas y de- elemen-
tos portantes de los muros. El extremo de dichos elementos
coincide generalmente con el eje del muro.
Cuando la r e t i d a del plano coincide con los ejes de los
elementos portantes (muros. vigas, pilares, etc.). puede utili-
zarse para colocar en posición los elementos del suelo o de
la nibierta. Una segunda retida, desplazada respecto a la
234
primera, servirá para fijar las anchuras de los elementos en
I relación con los revestimientos de los muros y suelos. Estos
elementos deben poseer, todos ellos, medidas modulares.
Vemos, por tanto, que una superposición de reticulas es
casi indispensable, en esta Fase del proyecto, aunque pueda
no manifestarse en los dibujos (fig. 87).

Combivmcbnes lineales de medidas modula~es


Otro problema que se presenta en el acoplamiento' de
proyecto es el de la combinación lineal de medidas modula-
res: este problema afecta al estudio de las posibilidades, que
ofrece una gama de dimensiones para la composición o repe-
tición de una o más de ellas a ñn de alcanzar una determi-
nada medida de proyecto.
Se ha afrontado ya. en parte, este problema con el estu-
dio de las gamas de dimensiones a utilizar en la producci6n.
pero consideramos útil presentar un ejemplo ter5rico de las
aplicaciones de este estudio en la fase de proyecto.
Con tal íin, consideremos todos los espacios modulares
posibles desde 3 M a 25 M de longitud, que poseen una
altura constante (fig. 88.4):
Se han omitido los espacios de 1 M y 2 M ya que repre-
sentan medidas de componentes demasiado pequeños.
Limitaremos la discusión a la combinación de componen-
tes de altura constante y anchuras de 3 M, 4 M, 5 M y 6 M
(fig. 88, 2). Notemos que se han tomado dos dimensiones
con un número igual y dos con un número distinto de m&
duios.
Es evidente que un componente de una determinada m e
dida modular, por ejemplo 6 M, ocupa el espacio modular
de su propia medida. La repetición de este elemento condu-
ce a ocupar tan s610 espacios modulares múitiplos de su
medida, lo que representa un bajo porcentaje (116) del nú-
mero de espacios considerados (fig. 88,3; caso 1, fig. 89).
La repetici6n de un elemento cuya medida es la mitad de
la del precedente, o sea 3 M, conduce a llenar un niunero
doble de espacios, es decir 1/3 del número de espacios con-
siderados (caso 2, fig. 89).
Figura 86. Repretentncidn grdfica de un acoplamiento de proyecto.
Figura g/. Superposición de reticulu.
La combinación de dos componentes de distinta medida,
cubrirá un mayor número de espacios.
El número de espacios ocupados con la combinación de
dos componentes de distinta medida, depende de las medi-
das de los mismos:

a) cuando las dos medidas elegidas difieren en dos módu-


los y son ambas múltiplos iguales al módulo, por ejem-
plo 4 M y 6 M, pueden llenarse la mitad, pero no mas
de la mitad, de todos los espacios modulares (caso 3,
figura 89);
b) combinando, a veces, componentes de tres y cuatro m&
dulos de anchura, cuando las medidas de éstos cWeren
entre si un s61o módulo, siendo una de ellas múltiplo 1
distinto y otra múltiplo igual al módulo. casi todos los
espacios considerados pueden llenarse, especialmente si
las medidas son pequeñas como en este caso (caso 4,
figura 89);
c) en la combinación de elementos de 3 M y 5 M de an-
1
chura, si sus medidas difieren en dos módulos y son
ambas múltiplos distintos del módulo, casi todos los
espacios posibles pueden llenarse (caso 5, fig. 89).

Comparándolo con el caso a), se observa que en aquél


las &S medidas difieren, también, en dos módulos, pero, en
cambio, son múltiplos iguales al módulo, por lo que el nú- I
mero de espacios ocupados respecto a este caso se reduce t
a la mitad.
La exposición hecha hasta ahora puede ser útil para
ciertos tipos de materiales (paneles, tabiques de separación,
elementos en planchas, etc.) en los que una dimensión es
constante, mientras la otra puede variar según las dimensio-
nes de la gama. Existen. no obstante, muchos componentes
tales como tejas, baldosas y ladriilos, en los que tanto la
longitud como la anchura' puede variar según cualquier
ley, para los que interesa, mayormente, conocer las composi-
ciones que se obtienen con las combimciones en dos direc-
ciones de sus medidas modulares.
En la composición de estos elementos con otros de igual i
Figura 88. Combinaciones lineales de medidas modulares.

1. Espacios
moduhw. mmiEa-.iGJ

2. Componentes
modulares.

3. ~mponentes D U O ~ O C I O ~ O I ~ U
modulara
en espacios El 00 I 0
modulares.

o distinta medida, el tamaño, entendido como relación entre


las medidas modulares de la anchura y de la longitud, deter-
mina las posibilidades de cornposi~ión.~
Para el estudio de este problema consideremos, por ejem-
plo, una baidosa para pavimento con cinco tamafios, uno
cuadrado, dos rectangulares con relaciones de 213 y 314 res-
pectivamente, y dos dobles cuadrados de distintas medidas
entre si: concretamente las medidas son: 6 M x 6 M,
~ M X ~ M , ~ M X ~ M , ~ M X ~ M ~ ~ M X ~ M .
La figura 90 muestra algunas de las posibilidades de com-
binación, utilizando separadamente cada una de las bal-
dosas.
Tanto en este ejemplo como en el siguiente las juntas
coinciden con la lfnea de referencia.
Figura 89. Combinaciones lineales de medidas modulares.

u u n m n o o o o i n
En la hgura Y1 se ilustran aigunas composiciones resu-
tantes de la combinación de parejas de distintos elementos.

Figura 90. Combinaciones de un mismo elemento modular.


LOS ejemplos muestran Ia posibilidad. más inme&afa, de
c0m~0si~i6nY repfición de los elementos mnriderados,

91 Contbinaciones de dos ekmmtos modulares,

9' o*
4
cuyas juntas están colocadas, en todos los casos, sobre la
1 línea modular. Por esta razón, una anchura de baldosa que
sea un múltiplo distinto del módulo no está nunca centrada
con una anchura de baldosa que sea un múltiplo igual al
módulo (por ejemplo 3 M y 6 M), de lo que se deduce que
debería existir un desplazamiento de medio módulo entre
la baldosa y la línea de la retinila modular para que se ve-
rificase tal condición.
El número de combinaciones posibles es muy superior al
I

Figura 92. Diagrama de tos espacios modulares resullantes de la


composición de medidas modulares de 4" y 126".
Figura 93. Tabla de las relaciones de J a M con sus correspondientes
medidas modulares.

6"JD
5xm
4x21
Iilb
6.27
2SIl
4x22
si3
3x87
4.n
b.29
l. 6
2.11
1.11
di14
5.D
4 ~ n
3.19
Irll
4x26
1.w
4.a
l. 7
Irl.
3.21
4im
1.ñ
3.P
2.15
4.10
3823
1. 8
1. 16
3.24
3x25
2.v
1.m
1. 9
2.111
3.27
3.21
2.IP
3.m
1x10
1.m
lill
2.21
1x11
2XP
2.23
1 i12
2.14
2 i 4
1 i11
2.26
2.27
1.1.
2.3
2.ñ
1.15
2.11
,"Id
1 r 17
1x19
,,,S
1.w
1i 2 l
1.P
ti23
1.24
1x2s
1.26
Iin
1 x 3
l i ñ
IxÑ
t
que se ha iiustrado aquí, por lo que la gama de posibilidades
puede extenderse ulteriormente:

1) introduciendo otras medidas de baldosas;


2) combinando, a la vez, tres o más baldosas;

i 3)
4)
variando el color y el material;
admitiendo partes de módulo.

Estas variaciones aditivas están abiertas a todos aquellos


que consideren estos esquemas
. ins&ient o demasiado
dementales.
En los tres Últimos w o s , se recurrir&a pmebas empíri-
cas o reguladas por algunas leyes matemáticas? mientras en
el primer caso, puede ser útil conocer las posibilidades de
I variación de las medidas modulares, para fijar el formato
de los productos considerados.
El diagrama de la figura 92 muestra los espacios modu-
lares resultantes de la composición vertical y horizontal de
la gama de medidas modulares de 4" a 126"." Todos los ta-
maños obtenidos de este modo, poseen una relación distinta.
correspondiendo a cada una de eiias un rectángulo de dis-
tintas dimensiones. Cada rectángulo puede expresarse como
relación de la altura o anchura, con la altura.
Estas relaciones se han recogido en la figura 93. en don-
de el número en negrita indica la relación de los tamaños
expresados en la columna de la derecha. Así. por ejemplo,
existen treinta tamaños cuya relación es 1, y un tamaño
(14 x 15) cuya relación es igual a 1,071.
Aceptando una cierta tolerancia para una relación deter-
minada, pueden utilizarse muchas mis medidas modulares.
Por ejemplo, aceptando para la relación 1,618 (relación &u-
rea) una tolerancia próxima al 2 %, pueden utilizarse todas
las medidas modulares elegidas entre la relación 1,600 y la
1,637. Considerando, por ejemplo, la relación 1,414 y admi-
tiendo una tolerancia próxima al 2 N, puktkn utiiizarse
todas las medidas modulares entre la re1aci6n 1,4 y la 1.429.
lo que en este caso son siete espacios.
Los dibujos para el acoplamiento de proyecto son unos
de los más importantes del mismo, ya que s e m , des-
I pués, como guía para el montaje en obra.
Un ejemplo de nonna simplificadora
Consideramos oportuno mostrar los resultados del tra-
bajo desarroiiado en la Rémion des Centres de Recherche
du Bitiment, relacionado con la coordinación de las dimen-
siones de los grandes elementos de la const~cción.
Estos resultados han aparecido recientemente, en forma
de norma en los amtro paises adheridos al proyecto: Bel-
gica. Francia, Alemania e Italia, mediante el texto que se
expone a continuación.
Generalidades: dimensiones de coordinaci6n.
Se entiende por dimensión de coordinación de un ele-
mento la dimensi6n de la obra en la que debe insertarse,
montarse, etc.
Antepechos que forman alféizar. ranuras, antepechos su-
perpuestos, umbrales, alféiires, etc., se consideran detalles
del acoplamiento, por lo que no intervienen en la determi-
nación de las dimensiones de coordinaci6n indicadas ante-
riormente.
Los trabajos sin acabar (muros, paredes, suelos) se eje-
cutan con las tolerancias propias de la albaiiilería. Los 6r-
ganos de conexión de los elementos deben compensar, por
consiguiente, los desplazamientos de posici6n tolerados.

Obsewaciones: un elemento complejo de un edificio p u s


de construirse mediante distintos elementos yuxtapuestos de
distintas dimensiones. En este caso. la dimensión de coordi-
nacidn del elemento, es la suma de las dimensiones de los
diferentes elementos que lo componen.
Se recuerda a este propósito, que el uso de elementos de
dimensiones am y bm en donde a y b son números enteros
primos entre si y m es una longitud cualquiera (por ejemplo
el módulo base o parte de él), permite obtener todas las di-
mensiones rnfiltiplos de m, partiendo de la dimensión Nm
-
en la que N responde a la expresión: N = (a 1) (b 1). -
Por debajo de tal dimensión, existen (N/2- 1 ) dimen-
siones multiplos de am y bm posibles, y N/2 imposibles.
I ejemplo: con elementos de 0.50 y 0,80 mt se cumple
246
1 que a = 5, b = 8, m = 0,10, N = 4 x 7 = 28, obtaii6ndose
t todas las dimensiones, con intervalos de 0.10 a partir de
I 28 x 0.10 = 2.80 mt. Por debajo de esta dimensión, existen
I
-
otras 13 posibles: 0,LO - 0,20 - 030 - 0,40 - 0.60 - O,% 1.10
1.20 - 1.40 - 1.70 - 1,90 - 2.20 - 2,70, y 14 imposibles: 0.50
I
- - -
0,80 1,OO - 1,30 - 150 - 1,60 - 1,80 2,OO 2,lO 2 3 2.40 -
250 - 2,643.
ZZ ejemplo: con elementos de pared de 0.60 y 055 mt
siendo a = 12, b = 11, tn = 0,05, N = 110, se obtienen todas
las dimensiones de OJOS en 0,05 mt, a partir de 110 x O,05 =
= 5 3 mt. Entre los múltiplos de 0.05 inferiores a 550 mt,
existen 54 dimensiones que pueden obtenerse por combina-
ción de los dos elementos y 55 que no pueden obtenerse de
/
1 este modo.
Especificaciones: las dimensiones de coordinación de los
elementos constructivos deben ser, en líneas generales, múl-
I tiplos del módulo base de 10 cm.En los grandes elementos
las dimensiones horizontales de cwrdiici6n se eligen en-
tre los múltiplos de 60 cm (o bien, si es indispensable entre
los de 30); las dimensiones verticales de coordinación se
eligen entre los mdtiplos de 20 cm,y por encima de este
- - - -
valor, entre los siguientes: 250 260 - 270 280 - 300 320 360.
El valor de 270 cm ha sido elegido únicamente en Belgica y
Francia para alturas de planta.
Dimensiones horizontaies de coordinación:
Para una pared constituida por elementos a toda altura,
la dimensión horizontal de coordinación es un múltiplo de
60 cm o, al menos, de 30 cm.
Un conjunto de varios paneles debe poder insertarse, in-
cluidos sus órganos de coordinación, en un múltiplo de 60 o,
al menos, de 30 cm.Esta distancia se mide respecto al bor-
de (sin acabar en el caso de que el revoque tenga un espesor
despreciable), tanto si se trata de muros como de tabiques
de igual o distinto tipo.
Cuando se trata de paneles divisorios que contienen una
puerta, la dimensión de ésta puede elegirse indiferentemente
(aunque respetando la normalización existente).
Acoplamientos perpendiculares a la pared:
El acoplamiento perpendicular de un elemento de pared
con un elemento ya colocado en obra, debe efectuarse de
modo que el borde del último elemento de pared colocado,
se encuentre a una distancia múltiplo de 60 ó 30 cm del
borde de los muros en que se apoya (o podría apoyarse) el
elemento colocado primeramente.
Los órganos de conexión de los elementos deben poder
compensar los desplazamientos de posición tolerados en la
albañilería.
Los órganos de conexión deben estudiarse de modo que
permitan que un elemento, que se apoya en un extremo en
el anterior elemento adosado al muro, deje en el otro ex-
tremo un intervalo de 60 ó 30 cm entre el propio borde in-
ferior y el del muro.

Altura de coordinnción:
La altura de coordinación de las paredes es igual a la al-
tura del vano sin acabar. Las paredes colocadas sobre un
pavimento acabado deben prever el modo de absorber el
espesor de los distintos tipos de pavimento, y de revesti-
miento del cielo raso.

Instrucciones para los proyectistas:


A causa del espesor de las paredes no puede conseguirse
que entre dos muros separados por un intervalo múitiplo
de 60 6 30 cm todos los vanos divisores de paredes, para-
lelos a los muros, sean múltiplos de las citadas dimensio-
nes: al menos uno de ellos, poseerá una dimensión que no
será múltiplo de 60 ó 30 cm.
El ~rovectistadeberá intentar: aue sean multiulos de
60 6 30 cm las dimensiones de los vanos destinado; a reci-
bir aparatos cuyas dimensiones de uso son múltiplos de es-
tos valores (W. C., baños, cocinas); que se cumplan, siempre
que sea posible, los principios indicados para los acopla.
mientos perpendiculares y en el extremo; que sólo se admi-
tan dimensiones que no sean múltiplos de 60 ó 30 cm, en
las paredes de grandes vanos.
Recomendaciones a los fabricantes y normalizadores:
1
Deben fabricarse elementos de pared que cubran, una
f vez ensamblados, medidas de n x M) cm y, eventualmente,
1 n X 30 cm; deben preverse 6rganos de conexión entre dos
6% !paredes tales, que la distancia entre el borde de una pared y
'el del muro de apoyo sea n x 60 cm y quizá n X 30 cm.
De lo que se deduce que todas las paredes intercaladas
entre dos muros, separados una distancia igual a n X 60 cm
y eventualmente, n x 30 cm con paredes insertadas a inter-
valos de espesor y han de poder montarse utilizando ele
mentos que no se ajusten in situ, por lo que deben preverse
elementos cuya dimensión de coordinación sea inferior en
un valor e, a las del panel normalizado.
Paneles de cierre:
Los huecos a rellenar con paneles deben tener: una
anchura entre secciones vistas, de 60 6 30 cm; una altura
desde el borde de la base del antepecho al borde del din-
tel, múltiplo de 20 cm.
Las diiensiones de los huecos se miden sin el acabado:
estas diiensiones son las de coordinación del panel.

Elementos con forma de cajón para muros:


A pesar de que el procedimiento utilizado no permita
obtener todas las dimensiones múltiplos de 10 cm, debe
cumplirse de cualquier modo, que, verticalmente, las dimen-
siones sean múltiplos desde el valor 20 cm hasta el valor
240 cm, proporcionando, después, los valores 250 - 260 270-
280 - 300 - 320 - 360. El valor 270 se utiliza tan sólo para las
alturas de las plantas. Ha de cumplirse, también, que las di-
mensiones horizontales sean múltiplos de M) 6 30 cm.En lo
concerniente al espesor de los muros, el elemento con forma
de cajón permite obtener, Frecuentemente, mediante ajuste,
cualquier espesor; si ello no es posible. el espesor de fabri-
cación debe ser mdtiplo de 2,s cm o, en cualquier caso, de
5 cm.
Elementos de los suelos:
Las diiensiones deben ser, en la dirección del vano, múl-
tiplos de 60 6 30 cm, aplicándose, se@ el método de mrs
trucci6n. a ia longitud total de los elementos del suelo o a
la luz libre entre los bordes de los elementos portantes. La
luz de estos elementos debe ser 60 o múltiplo de M) cm.

Las d i m h interiores horizontales del hueco de es-


calera deben ser miiltiplos & 30 cm.

Las dimensiones de estos elementos se definen mediante


las de los muros y paredes, es decir: múltiplos de u)cm en
&do, y múltiplos de M ) 6 30 cm en planta. Su pmfundidad
está impuesta por la aeaesidad de migar una percha (55 cm
.
de profundidad útil, 60 cm de prufuudidad ocupada).
Aparatos higiénicosamamtarios:
El uso de cada aparato presupone un *volumen de usos
que engloba el volumen ocupado, y el espacio necesario para
la libertad de movimiento que precisa el uso del propio apa-
rato, espacio que deberá mantenerse libre de d q u i e r otro
elemento. La pmyecci6n horizontal del volumen de uso se
denomina superficie de uso, interviniendo durante la eiabo-
raci6n del proyecto. Ambas dimensiones son, por tanto, las
dimensiones de coordinación del aparato.
La anchura de coordinaci6n. medida paralelamente a la
pared en que se apoya el aparato, y la profuadidad de coor-
dinaci6n. medida perpaidicuiarmente, deben ser múltiplos
de60630cm.
La alma de los aparatos higienicos está impuesta por
el uso particular de cada uno de eiios.
l. Por d w l a normalirada se entiende m trarado de re-
constituida por rectas pefpdculares entre sf: esie iipo de
rrtlcula se utiliza, generalmente, en los dibujos de bs proyec-
tosdeedifiaos
2. Cfr. .La eoordination maduiaire dans le b8timent~.púg. 16.
3. Cfr. C. Ciribini, Architcttura e industria, &. M.
4. Estas últimas. Mesen, de hecho, tanto por su función wmo
por su medida base.
5. Los amplamimtos simples se pmducm entre dos elementos, los
múitiples enlre más de dos elementos.
6. Pam la teorla de las tolerancias y acoplamientos dase el ca-
pitulo 7.
7. Cfr.*The Modular Scciety Rapo* Raulu of YúusWorl1955
1958. en aThe Modular Quarnlya,verano 1958.
8. Bntce Martin, en la hoja de información n. 7 de la revista a&.
chitmhd Dsigns. mayo 1959 (tabla 100). justiña las medidas
admiadas i>araln reticda de ~rovecio.EII& oins msas dice:
.Si 'bien &da m de los mdP1& del mádulo puede utilizanc
como n t i d a de mwedo, son prekiiles ciertos mWtiu1os ya
que sus medidas ie klacionan.-de ua modo eonvenienie, &
los principaks tipos de ediücios. Estos múitipbs son 6 M, 8 M.
9M.10M. 1 2 M v 15M. Todos ellos se dackmmmhe s i m
&M deiban del mimo m6duio base. En oegundo lugar, son
múltiolos m a s iior b que weden dcswm#nci8~facil.
-ti. m &%ORS; &as doa RS&terlsticas ase+ h oditivi-
dad (iieribilidad) y la hciiidad de acopl~miento.Pidnmic, ie
das atas medidai piedea rekiomie mn la ratfciik modw
- -
lar -de 6 M.
*La reliada modular que ~0llVVneadoptar m el p r ~ y e c t ode
edikios a,mannlmuite, la de 6 M. Én ute sentidó &en
rcfmnaas dcl-8alleg C m d n e e Report. rrspefto a plantas de
edificios construidos con esta retída.
~iar~üdadeUMes6iiipormlad0,yaquelamcdidapre
pnderaute de los prodvctos en planchas cg la de 4". y por
otro, debido a que la separauón normalizada de las vigas de
madera a de 4 6 6 M m los países que Utili7.m esta es
-
E L Wngbt us6 esta medida & reiínili en muchos & sus pm-
yecios & viviendas.
.La retícula de 9 M ha sido considerada durante mucho tiempo t
1
como una retfcula útil para el proyecto de ediñcios residencia-
les. habiéndola adoptado el Ministero per 1'Abitazione. Es una b
reticula que se adapta, perfectamente. con cuatro de los actua-
les ladrillos estándar. siendo, también, una medida común en
la anchura de los paneles.
una de las conclusiones del aBailey Commitee Repon., O. C. I
of H. rt., publicada en 1953, h e que debía utilizarse una dimen-
sión preferente de 3'. a ñn de conseguir una notable economía
t l

al proyectar, junto a otras ventajas tales como la de poder adap


tane a la escala de las casas pequeñas y a sus normales a~
tividades.
=El uso de una reticula de 8 M es una reciente innovación;
esta retinila es la base de la de 64" que se ha utilizado en la I

construcción de algunas escuelas. Puede tener. también, una am-


plia aplicación en la construcción de casas de tipo tradici*
na1.s
9. La cuestión de las medidas submodulares no se ha afrontado
i
nunca de un modo satisfactorio. Con este propósito, traemos
aquí lo dicho por Bnice Martin en la hoja de i n f o d 6 n n. 9
de la revista 4rchitectural Design.. junio 1959:
a . .El ñn de las medidas submodulares es el de dimensionar
componentes que precisen dimensiones menores que el m&
dulo.
*La escala de las dimensiones submodulares ha de ser tal que
las simples combinaciones de estas medidas conduzcan al m&
dulo. No sabemos, todavía, Áial debe ser la m& conveniente.
pero parece que una sencilla sucesión aritmética o aditiva de
dimensiones relacionadas con el módulo y el sistema de m e
didas piepulgada, sena la más útil; una escala podría ser
por ejemplo: 1/4". 112". 3/4", 1". 1 114". 1 1/2", 1 3/4", 2".
2 114". 2 112". 2 3/4", 3", 3 1/4", 3 l/Z", 3 3/4", lo que equi-
vale a la subdivisión del módulo de 4" en 16 partes (fig. 94,l).
*Las dimensiones submodulares no deben utilizarse agr&ndo-
se a las dimensiones modulares de los componentes a ñn de ob-
tener componentes de otras dimensiones. Son, tan sólo,modos 1
de conseguir que pequeñas partes puedan relacionarse con el
espacio modular que ocupan, lográndose así la aproximación de
los componentes (fig. 94, 2).
* h s componentes que poseen, más frecuentemente, medidas
muy peque& son los laminados. por lo que las medidas sub-
modulares se aplican, principalmente, a ellos (fig. 94. 3).
=Asimismo,cuando se utilizan perfiles en combiición con plan-
chas. es deseable una racionaluación de las medidas de los es-
pesores de las mismas. La figura 94.4 muestra materiales en
planchas fijados con listones de madera; todas las secciones y
espesores poseen medidas submodulares.
.Dentro de la categoría de componentes que precisan medidas
s u b m o d a , se hallan, tambii, los conductos para las insta-
laciones de servicio.
*Las medidas submodulares se aplican, también, a otms eom-
ponentes lales COIUO los ladrillw, vatanas, paneles, etc. (ele
mentos simples mbados), wmo en el faro de la figura 945 en
el que un ladrillo de F. con revoque de 1/ZWen cada lado.iiena,
un espacio modular, y im panel de 2". fijado con listones de 1"
en uda lado, wnsigue, de este modo, que el aeopiamiento
cwupleto posea una medida igual al espacio modular.
.Las dimensiones submoduhw se aplican, además, a los perh
les utiliuidos w m parte de dementos complejos, tales ccmo
montantes de. puertas, ventanas, etc. La 6&ura 9i.6 muestra un
esquema de ia Seca& horizontal de una puerta en la que la
medida total es modular, asi a m o la de ia luz que será ir&
nor a 1 M.
-El montaje de partea pmduce, frecuentemente, medidas sub
modulatw que deben consideww al montar otras panes. Asi,
por ejemplo, un piiar de espesor modular con su eje colocado
sobre ia ünea de la mída, si su medida es un múltiplo dis-
tisro del módulo, aupará un espacio modular, dejando a cada
lado espacios submodulares.....
Sob~ este punto, véase también .The Modular Society Raports
Results of 5 YearsWork, 1953-1958s en .The Modular Quartcriy.,
verano 1958. en donde entre otras cosas se dice. c...brsanos de
uni6n submoddass (o no modthm) pueden uti&e con
elementos modulares de modo aue üeaen una medida modular
es obvio que para que esto sucéda, es preciso que la suma dé
rus medidas sea una medida modular..
10 Cfr. .Le wordination moduiaire dans Ic Mtimentn, pag. 56.
11. En realidad, presenta el problema de la uni6n con las tuberias,
pero, ea este caso, el problema es, únicamente, de naturaleza
mecanica
12. En el caso de paredes prefabricadas la junta asume la íunción
de origen y sustentación de 106 oh&tm, que no podr$n fijarse
al azar sobre las paredes formadas wr paneles.. m . aue Cstas
no pueden dafiarse. La junta puede, ademk. reunir los conduc.
tos de los distintos tipos de instalaciones. cuando no se desee
prever un elemento G a tal 5
13. Cfr. a l a eoordination m o d w e dans le bhtimentr, p&g. 70.
14. El ~roblemadel wrñl del comwnente. en relación con el a-
plamiento y, con&uientemmte; con junta, fonna pane del
estudio efectuado al proyectarlo, mientras el perfil de la junta
se relaciona con los dibujos para el acoplamiento de detalle.
Por ello. es preciso tener presente aue existen cinco oosibüida-
des fundamintales de unión entre l a junta y el wmpoi~enteque
¡
coinciden con la posialidad de acnpiamimto de los mismos, tan-
to en el plano horizontal cano & el vertid.

254
! 15. No obstante. si se presenta esta necesidad será oportuno valerse
de las medidas ntbmoduiares.

1
1
16. A parür de este momento omitiremos la palabra modular al
referirnos al componente, advirtiéndolo, en el caso de que no
losea.
17. Esta posición puede ser necesaria en ciertos casos como sucede
i por ejemplo, con el lavabo de la figura 70.S cuyo desagüe está
colocado en el centro de un espacio modular, lo que pennite
insertar el mnducto &o, dentro de la retiada modular.
18. Este caso puede producirse al acoplar medidas modulares con
medidas submoduiares a En de obtener una medida total mo.
dular. Por ejemplo, en el segundo uw de la figura 70, 3d. se
ha colocado el pilar en el nuce de la reiiaila esímctwal, ob.
tedémiose un espacio modular (2 M) al sumar la medida del

1 pilar con la de las dos vigas.


19. Cfr. op. cit. en la nota 7.
m. cfr. E. ~hrenkrana,op. d..p ~ 49.

l
k
21. Cfr. E. Eiuedumk, op. cit., pág. 49 y siguientes.
22. Cñ: =Lcoordination modulain dans le Mtiments, pig. 76.
23. Cfr. Hojas de información ns. 16 y 17 de Bmce Manin en .Ar-
diitectural Designa, diciembre 1959.
24. Cfr. Hoja de información u. 23 de Bmce Martin en .Architei
tural Design., abril 1 W .
25. Cfr. .La mordination modulaire dans le Mthentn, pág. 74.
26. Cfr. E.k Griífini, Elemenfi costruztivi nclf'edtluui, pAgs. 203-211.
27. Cfr. op. cit. en la nota 7.
28. Cfr. .The Modular Assembly. en aThe Modular Quarterlym, oto.
ño 1958,
29. Cfr.Konrad Wachsmann, op. cit., pág. 147. Con relación a este
tema, recuérdese. también, el grupo prefabricado cTognlw.
30. Cfr. L a coordinatim modulaire dans le bHtiment*, pa& 78.
31. Cfr.Hoja de información n. 22 de Bmce Martin en .Architec-
turai Designn, abril 1W.
32. Cfr. Esto su&, tambidn. en los dibujos de cenamientos en
los que sólo se indican, completamente. los nudos de los dos
exfiemos.
33. Cfr. op. cit. en la nota 7.
34. Esta relación, conteniendo todas las características de cada
componente. debe acompañar, necesariamente, a cada proyecto
modular, junto con las especiíicaUones del mimero de elemen-
tos previstos en el mismo.
35. Cfr. Hoja de información n. 18 de B ~ c Martin
e en aArchitec-
tural Designn, febrero 1960.
36. Tanto en el faso de combinaciones lineales como en el de mm-
binadones en dos direcciones, el espesor del componente no
tiene importancia, ya que es un problema que vuelve a plan-
tearse al estudiar los diversos componentes que se introducen en
las combinaciones.
37. Cfr. Hojas de infonnación nos. 18 y 19 de Bruce Martin m sAr-
chitectural Designr, febrero 1960.
38. Las variaciones de los colores están reguladas, también, por
leyes matemáticas. En este sentido, se efectuaron diversos es-
tudios por la Bauhaus de Weimar, en el curso de Kandinsky;
existe una hoja para la uniñcación de los colores (British Stan-
dard 2660, 1955), en la que la selección se ha desarrollado, en
el plano metodológico, de un modo análogo a la selección de
números efectuada para hallar las gamas diensionales (Cfr.
G. Ciribii, op. cit. en la nota 3, págs. 18 y 19).
39. Cfr. Hoja de información n. 14 de Bruce Manúi en drchitec-
tural Design*, octubre 1959.
BIBLIOGRAFIA GENERAL
1
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2. Ehrenkrantz D. Ezra: The Modular Number Paítern (El
número modular tipo), Alec Tiranti Ltd., Londres, 1956.
La obra se divide en dos secciones: en la primera, el
autor presenta todas las tentativas efectuadas para esta-
blecer series numéricas aptas para crear selecciones d&
mensionales de diversa aplicación en el campo de la edi-
ficación, presentando sus ventajas y desventajas.
En la segunda parte, después de explicar su origen. irata
del desarrollo de un nuevo instrumento, el .modular num-
ber pattern~o ssene modelos para la selección dimensio-
nal en la coordinación de la industria de la edificación,
deteniéndose particularmente en lo referente a la estmc-
tura y las aplicaciones del paradigma numkrico.
2.1 Bibliografia de la introduccidn
2.1.1 Butler Samuel, Ernuhon, Pengum Books (reimpresión 1954),
Harrnondsworth, 1872.
Es una sátira que cuenta la situación de un pueblo
que ha creado la máquina. incontrolada, que podría des-
t r u i ~la libertad de los hombres. Debido a ello, el propio
pueblo suprime la miquina y la ciencia.
2.1.2 Mumford Lewis, Art and Technics (Arte y técnica), Oxford
Umversity Press, Oxford, 1952.
Da una visión general del conflicto entre diseíio y tec-
nología.
2.13 Russe1 Bertrand, The Scientific Outlock (La perspectiva cientí-
fica). Allen & Unwin. Londres. 1949.
Describe la trama de nuestro mundo tecnológica actual
que, m6s que servir al hombre, lo condiciona.
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22.1 Adams N. W. y Bradely P.. The A 62 Guide for ModuIar Coor-
dination (la guía A 62 para la coordinación modular), Modu-
lar Service hsociation, Boston, Mass., 1946.
Explica el sistema americano desarrollado por Bemis
con un espacio modular de 4", que sirve de referencia
para todos los componentes y detalles, aunque no utiliza
-
dimensiones ~referentes: contiene aleunos estándares v
detalles tipo austrados.
222 Bemis A F., The Ewl* Houce (La transfomci6n de la
casa), wl. 3,: Rational Design, The Tecnical Press, Mass., 1936.
Trata de la foordinaci6n modular como ayuda de la
producd6n en masa y la estandardiración; teoría del
diseiio modular cúbico se expone y aplica a distintos tipos
de edificios. No se define la dimensi6n del m6duio base.
223 BergvaU y Dahlbng ( m s . C. Bnuelius), Report on Modulnr
Coordination (Informe sobre la coordinaa6n modular) Fedn.
Swedish Industries, Estofolmo, 1946.
Es ion descripción del trabajo te6rico desarrollado en
Sneda con un módulo de 10 cm,paralelo, y sóIo aparem
temente independiente, al trabajo desarrollado en Améri-
ca; la aplicación de las instalaciones y de& servicios
posee un notable intek.
22.4 ie Corbusier (trans. de Francia and Bostock), Le Moddor.
Faba & Faber, Londres, 1951. El Modulor, 2 vols., editorial
Poseidón, Buenos Aires. 1953.
22.3 Dietz A. G., Sense and Shclter (Sentimiento y pmtecci6n) Tech-
nology Revicw, Cambridge. Mass., 1942.
A ~ I M que la simpüíicación y estaudardbaci611 de las
partes estnicturales, la coordinación e intercambiabilidad
de los elementos, la existencia de al- m6dulos fun.
damentales m los cuales puedan basarse todas los ele.
mentos. tanto estnlflurales como mednicos, y el montaje
rApido, son los requisitos bhsicor de una prefabncación.
22.6 Hall Clarke Denis, Prefabricafion(La prefabricación), Copy of
Report at Building Researcb Station, Watford, Herts, 1941.
223 Hartland M. Thomas, Cheoper Building (Edificios más bara-
tos): the Cantribution of Modular Cmrdination, Roya1 Saiety
Journal, 9 de enero de 1953; Architects Journai, 18 de diciem-
bre 1952.
Es un a W o que pone en evidencia la importancia
de una coordinación modular y que propone la fundaci6n
de la Mo&dar Society con el ñn de desarrollar un módulo.
a escala humana, de cerca de 40".
22.8 Keüy Bumbam, The Prefabricarion of Houses (La prcfabrica-
ci6n de ias casas) Technology Press, Cambridge. Mass., 1953.
Describe la historia de la prefabricación americana, ex-
plicando e ilustrando diversos sistemas y tendencias.
22.9 N d e r t E., The Slandardization of Measurements Vi Buildings,
Building (La estandardizaci6n de las medidas de los edificios)
abril. 1953.
Es una rebci6n sobre el desarrollo de la coordinaci6n
modular en Alemania que incluye una tabla de niirnexos.
referidos a dos m6dulos base de 125 y 10 cm, con sus di-
mensiones preferentes (Neufert's Oktameter Sistem).

258
I' 22.10 Ministerio de Educación, Report of Technicd Working Pariy
l on School Construction (Informe sobre la reunión t$cnica de
trabajo efe~tuadaen la Escuela de Construcción), H.M.S.O.,
Londres, 1948.
En el apéndice primero se refiere a las reglas de la coor-
dinación modular. siguiendo el uso de una retinila de p m
vecto de 3 6 4'. en wmbiición wsiblemente con un m&
i d u ~ omenor. '
22.11 DXinisterio de Obras Riblicas: Comité uara los Estándares,
Furlher Uses of Standard5 in Building (Necesidad de promo.
ver el uso de los estándares en la ediKcaci6n) H.M.S.O., Lon-
dres. 1946.
Posee un memorándum sobre la txmdhci6n modular
que examina las ventajas y desventajas de la aplicación de
los mádulos de pequeñas dimensiones a los wmponentes
de la constntcci6n. wncluyendo que este tipo de m6dulo
no es económico ni deseable; sin embargo. se recomienda
la utilización de los múltiplos de 3" alli donde wnvenga.
2 2 12 Office of Tedinical S e ~ c e s Washington,
. Dimensiniol coordi-
nation of Building and Materiais and Equipemeni on the M&
dtdlar System (La coordinaciún dimensional de los edificios y
los materiales y equipo del sistema modular). U.S. Depí. of
Commeree. D.C. 1948.
Es un apéndice de la 4 6 2 Guider.
22.13 B.S.I. Committee. Modular Coordimtion (La c w r d i c i 6 n mo.
dular), Londres, 1951.
Considera inaceptable el módulo de 4" (10 cm). rrco-
mendando la utüización de un m6dulo de 40" para p
yectos económiws. medida minima de los enándarcs exis-
tentes, que ~e relacione w n el mOdulo americano y el m&
trico.
22.14 Architecnual Science Board Study Group n.' 3 Dimetukmal
Coordimtio~t(La coordinación dimensional). RI.BA. Jour-
nal, abril, 1951.
Este informe wnsidera fundamental la Bexibiiidad y
variedad en el diseño, a fui de conseguir la necesaria sim-
plificación de la wordinaciún modular; rechaza. por lo taw
to. la valida de un módulo úniio de 4" y la utilizaci6n de
una dimensi6n base en vez de simples múltiplos o sub
miiitiplos de esta.
2.2.15 On the Modular Method for Lower Building Costs (El metodo
l modular para bajar los costes de la edificación), Chicago,
IU'iois. 1952.
Es una conferencia que expone los progresos wnsegui-
l dos bajo la supervisión de la National Association of Home
l Builders del Producers' Couneil y del American Insfitule
of Architects. Hace hincapié en las ventajas de un menor

1 número de medidas en los productos y de una ma)-r


súnplicaci6n de los métodos de proyectar.
22.16 Baüey Committee. Quicker Compktim of HOW InteMrs (El
modo más rápida para acabar los interiores de las casas),
H.M.S.O.,
londres, 1953.
Considera la cwrdinacibn moduiar como factor que
debería llevar a la simplificación (phg. 18 y siguientes): m-
giere que la trama modular se base en las dimcmiones
preferentes.
22.17 U. N. Economic Commision fo Europe. Worlring Party on the
Cost of Buüdig (Reunión de trabajo sobre los costes de la
edibcaci6n). 6.' sesión, Ginebra, octubre, 1954.
En esta sesión,los delegados de la UKSS., Estados
Unidos v Polonia discutieron los roblem mas de la estan.
dardirackn y la csudhción modular. Se llegó a la con-
clusión & que, en el faso & mnstniccioms a gran escala.
era aconsejable la utilización de un módulo de 10 crn,así
como el empleo de las dimensiones preferentes.
22.18 The Eleven National Regorts on Modular Coordinarion in
Building (Loa once inIormes nacionales sobre la coordinación
en la edificación). A.E.P., Praject N. 174, 1955.
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En los números 1-7 se presenta un informe de las Ulti-
mas fases del trabajo que se inici6 con el Proyecto A42
sobre las experiencias de los arquitectos, etc.
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tria en el arte egipcio), Alec Tiranti. Londres. 1955.
23.6 Wikins William (trans.) The Civil Architeciure of VitruviuF
(La arquitectura civil de Vitnivio), Thomas Davidson. Lo*
dres, 1812.
23.7 Wittkower Rudolf, Architecturafs Princigles in the Age ot Bu-
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edad del Humanismo, editorial Nueva Visión, Buenos Aires.
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3. Ciribini G., La siandardisation dans le domaine du bdti-
ment (La estandardización en ks edificaciones), Milán,
septiembre, 1956.
260
Es una publicaci6n editada por el .Cwitm per la rlcer-
fa applicata su pmblemi dell'EditiWa Residenzialc* que
1 trata, de un modo limitado, pmblemas ya d s a n u en ~
la obra del mismo autor Architettura e Industria.
4. Cinbini G., Teoria generale del coordinamento moduiare
delle dimensioni edilizie (Teoría general de la fwrdi-
l nación modular de las dimensiones de h edifhtdh).
Roma, 1956.
Otra uublicación cuvs materia se encuentra también en
otra obra del mismo autor editada por el &mitato Na-
nonale per la Pmdunivitb a pmp6sito de la aplicaci6n
experimental prevista en la segunda fase del progecto
A.E.P. n 174, Coordinamento Modulare nell'edilizia.
5. Ciribini G., Archittetura e Industria (lineumenti di tec-
nica della produzione edilizia) (Arquitectura e indus-
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262
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En las primeras paginas hay algunas b m s anotaciones
referentes a los problemas de Is uaiñcación.
Pietro N. Maggi, 11 problema delle tolleranze nella cons-
tmione (El problema de las tolerancias en la constmc-
ción), Milán, junio, 1961.
Wachsmann Konrad, Um swlta nelle costruzioni (Una
modificación en las construcciones), 11 Saggiatore, Mi-
lán, 19óO.
A propósito de la mmbación modular, trata de m
modo particular el problema de las juntas y de la organi-
zación de la obra, dando una línea de conducta para aíron-
tar estos problemas.
Informe al proyecto n. 174, L<i coordination modufaire
dans le batiment (La edificación modular en la &a-
ción), publicado por la Agencia Europea para la pro-
ductividad y por la Organización Europea para la Coo-
peración Econ6mic.a (O.E.C.E.), París, 1956.
Esta publicación es un informe que mume las c0mmi-
caciones nacionales redactadas por los pafm Particjpan-
trs en la primera fase del proyecto A.EP. Su objeto es
pamitir un anlisis de cada uao de los p r i n c i d s Pspec-
tos de la coordinación modular a la vi- de Isb wrnuni-
cafiones nacíonalcs presentadas: se trata, pues, de un w
hiao para sintetizar los puntos de vista de los once pal-
ses. Aunque éstos estén de acuerdo en pan &M de
puntos, el informe seTiala, tambikn, Las o p i n i m di ve^-
mt-.
El mforme se divide en t r s partes, que mrresponden
a los pimipdes aspectos del tema. Le primera trata de
la concepción y puesta a punto de los proyectos y repm
sentaciones @ a s destinadas a los ediücios y sus diver-
sos elementos dimensionados; la segunda está dedicada a
la tábricaadn de los elementos para la u r n s t ~ ~ ~ ¡ yó nla,
tercen, a la construcción propiamente dicha.
En la primeni parte se ofnce un eaálisis te6rico de la
coordinación modular relativa al proyecto. Las principales
preocupaciones se centran en la cuestión de las dimeusio
nes y en la de la posici6n de los elementos en el conjunto
de la c m s ~ i á i existiendo
. divemos infames s o b e s
tos dos temas; sigue, a wntinuaci6n, un examen de estos
dos aspectos estudiándose un sistema que m i t a coordi,
narlos en una reticula de referencia que ofrezca. simultá-
neamente. un sistema de individualización y selección de 1
las dimensiones: posteriormente se precisa el término
amagnitud-, evidenciándose que las relaciones entre las
magnitudes pueden ser del tipo de las relaciones numéri-
cas; por último se deíine la noción de .módulo..
Esta primera parte sirve esencialmente para precisar
y clasidcar ciertas ideas fundamentales; como conseme=
d a de ello se definen los diversos téminos, teniendo en
cuenta las equivalencias de las expresiones en las distin-
tas lenguas.
La segunda parte trata de la aplicación de la coordina-
ción modular en la fabricación de los elementos dimensi*
nados que forman parte del edificio. Interesa determinar
esencialmente qué elementos e s t h particularmente adap
tados para la coordinación, definiéndolos, individuaüzán.
dolos y clasidcándo1w con vistas a una producción indui
trial. Se examinan, además, las modificaciones que deberán
aplicarse a la vasta gama de elementos existentes.
Las Últimas páginas de esta segunda parte se refieren
al tema de los elementos modulares normaüzados y a la
coordinación dimensional de las diversas gamas indepen-
dientes de elementos modulares.
La tercera parte está dedicada a la colocación en obra
de los elementos modulares. Se pasa revista a las diversas
etapas del proceso de constmcción empezando por la pri-
mera de ellas. la instalación sobre un terreno todavia
virgen, estudiando la modificación de este proceso con el
uso de elementos coordinados. Esto conduce a la deiini-
ción de la aretícula de planta. y al estudio de los p p
blemas inherentes a la unión de varios elementos y a la
relación entre ellos y una retínila de referencia.
Awmpaíia al texto una extensa bibliografla, formada
al reagrupar las indicaciones bibIio@cas adjuntas a las
comunicaciones presentadas por los once países partici-
pantes en el proyecto 174.
10. Segundo informe A.E.P. al proyecto 177.
11. En Lo casa, nP 4, bajo la supervisión del I.N.C.I.S., edi-
zione de Luca, Roma, 1958 (por orden de aparición).
11.1 Una disntssione (Una discusión).
Es la transcripción de una de las discusiones que pre 1
cedieron a la redacción de los ensayos por parte de los
autores. Solo participaron en ella algunos de los colabora-
dores: G. C. Argan, G. Ciribini, L. De Libero, E. Frateili,
A. Libera. E. Paci y el director de la revista, P. Montesi
Se abre la discusión con una propuesta del director 1
que invita a presentar a los técnicos e investigadores más
calicados de Estados Unidos y de algunos paises de Eu-

264
ropa una relación documentada sobre el estado, caracte
risticas y desarrollo históricoeconómiw de la industdi-
zación de la dicación en sus propios paises.
11.1.1 Pio Montesi. Una nuova tecnica per una nuova ar-
chitettura (Una nueva técnica para una nueva arqui-
tectura).
11.1.2 Pio Montesi, 11 progetto edilizio sperimentale (El
proyecto experimental).
En este estudio puede hallarse una docmentaci611ex-
haustiva sobre el proyecto en lo referente al cuadro de los
estudios de la productividad. dentro de&see(ar de la wns-
tNcci6n, promovidos por el .Contitato per la Pruduttivith
Ediliias, perteneciente al Ministerio de Obras Riblicas,
en cumoiiiiento del artículo 5 de la Lev de 31 de idio
de 1954; nP 626.
El ~rovectoDarte de la a~iicaci6ndel coniunto de nor-
mas kbré la cbrdinación hensional elabc>ada interna-
cionalmente en el ámbito del .proyecto n.' 174 de la
A.E.P.r.
11.1.3 Carlo Giulio Argan, Modulo-misura e modulo-oggetto
(Módulo-medida y módulo-objeto).
11.1.4 Enzo Paci, L'applicazione del metodo industriale alla
edilizia ed il problema estetico (La aplicación del mé-
todo industrial a la edificación y al problema estktico).
11.1.5 Giuseppe Ciribini, Introduzione dl'aplicuzione di me-
todologie industriali nella costmione (Introduccción
a la aplicación de metodologías industriaies en la cons-
trucción).
Acompaüa al articulo una breve bibliografía sacada de
la obra del mismo autor Architettura e industria
11.1.6 Ludovicm Quaroni, Tipizzazione, unificazione ed in-
dustrializuizione nell'urbanistica (Tipiñcación, d c a -
ción e industrialiición en la urbanística).
11.2 Cinque domande sull'industrializzazione (Cinco pre-
guntas sobre la industrialiiación).
Son cinco preguntas dirigidas a cierto número de ar-
quitectos interesados en los problemas de la industrialt
zación; estos arquitectos son: Franw Albini, Giulio Cas-
telli, Luigi Casenza, Mario Labo, Adalberto Libera, E d i o
Pifferi, Gio Ponti, Mario Ridoiñ y Ernesto N. Rogers.
11.2.1 Konrad Wachsmann, Per una industrializzazione del-
la produzione (Por una industrialización de la produc-
ción).
11.2.2 Enzo Frateili, 11 modulo (El módulo).
112.3 Eugenio Battisti, L'esempio giapponense (El ejem-
plo japonés).
11.2.4 Milan Zlokovic, Interpretazione malulare degli ordi-
ni del Vignola (Interpretación modular de los órdenes
de Vignola).
l
1

11.2.5 Franco Feroldi, Aicuni aspetti economici deli'indus- 1


trialiuazione edilizia (Algunos aspectos econ6micos de
la industrialización de la constnicción).
112.6 Franco Feroldi, L'industriaJizzazwne edilizia nel giu-
dizio del costruttore (La ind~stria~zación de la cons.
trucción a juicio del consmctor).
113.7 Carlo Coen, Edilizia e produzione industriafe (Edi-
ficación y producción industrial).
112.8 Carlo Coen, Ma l'industriaiiuazione mina f'autono- Í
nrio? ({La industrialización debilita la autonomía?)
Las futimas m a s de la publicaci6n se dedican s ias
respuestas, rrfaerites a este tema, enviadas desde Francia.
Inglaterra y Suecia.
112.9 M. Bonnome, Le prefabrication dans i'industrik de 4
la constwtwn (La industrialización en la industria de E.
la constnicci6n).
11.2.10 Walters, Verso un'edilizia industrializzata (Hacia
una edificación industrisl'ida).
11.2.1 1 Bergvall, IndustriaiUwione nell'edilizia (Industria-
lización de la ediñcaci6n).
12. The Modular Catdogue (El catalogo modular), vol. 1.O
publicado en Tke Modular Society Limited, Londres,
1955.
En una de *s primerss deliberaciones de la Modular
Society se pmpuso la creación de un catflogo modular,
dado que ya existían en el comercio diversas productos
modulares mn un considerable grado de compatibilidad,
a pesar de pertenew a fdbricas distintas. Se jmsd que
la compilación y publicaci6n de un catálogo permitirfa la
intmducdón del diseíio modular dentm del mundo de
la técnica de la edüicaci6n. ampliando de este modo sus
fines y mejorando el acabado de sus detalles.
La Sociedad adoptó el módulo base de 4" tomándolo
como base del catkiogo. Tanto en el exterior como m In.
glatena. el m6dulo de 4" ha resultado conveniente a la
prktica Esta a h a c i ó n está basada también en con-
sideraciones teóricas.
Como puede apreciarse. no se han simplificado siempre
t las escalas de los componentes mediante la selecci6n de un
I
nómem ümitado de dimensiones. Se esperaba que el cat4-
i lago modular daría un impuh a la limitaci6n de las esca-
0 las, debido a la importancia que se da en 61 a los c o m p
I nentes m1Utip1os de 4".
13. 'British Standards Institution, Modular Coordination in
i Building (La coordinación mudular en la edificaci6n).
1.' parte. glosario; 2.' parte, el módulo y la gama de
medidas modulares para los componentes de la edifi-
caci6n, Londres, 1957.
14. En Tke Modular Quarterly.
14.1 Verano, 1958:
14.1.1 The Modular Society Reports Resufts of 5 Years
Work (Informe sobre los resultados obtenidos por la
*Modular Society~en cinco años de estudios), 1953
1958.
14.1.2 Bnice Martin, Brick Sizes, the 4-inch Module and
Modular Brickwork (La medida de los ladrillos, el m&
dulo de 4" y los estudios sobre el ladrillo modular).
14.2 Otdo, 19%
142.1 The Modular Assembly of Modular and Non-modular
Components (El acoplamiento modular de los compo-
nentes modulares y no modulares).
14.3 Invierno, 1958-1959:
14.3.1 1st Public Forum on tke Modular Assembly (Rimera
reuni6n pública sobre el acoplamiento modular), 24,
septiembre, 1958.
14.32 2nd Public Forum on the Modular Assembly (Se-
gunda reunión pública sobre el acoplamiento modu-
lar), 14, enero. 1959.
14.4 Primavera, 1959:
14.4.1 Wiiliam Holford, Donald Fmer, Modular Coordina-
tion in Multistorey Buildings at Kensal in the Royal
Borough of Kensington (La wordinaci6n modular en
los edificios de varias plantas de Kensal en la ciudad
real de Kensington), 18, febrero. 1959.
14.42 Qril Sweett, Modular Coordination and Building
Costs (La mrdinaci6n modular y los costes de la edi-
ficación).
14.43 Thomas A. Markus, Panel Frame Joints in Gluzing
and Cladding (Fabricación de juntas para paneles de
vidrio y revestimientos).
14.5 Verano, 1959:
14.5.1 Hugo van Kuyck, Further Experiment in Modular
Design (La promoción de experiencias de diserio mo-
dular).
14.5.2 Bruce Martin, The E.P.A. Test Buildings (El test
E.P.A. para edificios).
14.6 Otoño, 1959:
14.6.1 Hemel Hempstead Centre.
14.7 Invierno, 1959-19603
14.7.1 Position Tolerance (Las tolerancias de posición).
14.7.2 Alfred Ball, The Framework Survey (Examen de los
trabajos de fabricación).
14.7.3 The Choice of Sizes for Modular Components (La
selección de medidas para los componentes modulares).
14.7.4 Multistorey Flats at Kendd New Town (Las vivien-
das de varias plantas de la Kendal New Town). Londres.
14.8 Primavera, 19603
14.8.1 Hemel Hempstead Centre.
14.8.2 Position Tolerance (Las tolerancias de posición).
14.8.3 N. A. Smith, The Importance of Modular Planning
and Coordination (La importancia de la planificación
modular y de la coordinación).
14.9 Verano, 1960:
14.9.1 The Choice of Sizes for Modular Components (La
selección de medidas para los componentes modulares).
14.9.2 Cadmore Lane Primary School, Cheshunt.
15. En The Architectural Design.
Se han publicado en esta revista una serie de hojas de
información sobre el diseño modular (Modular Design In-
f o m t i o n Sheets) redactadas por Bmce Martin.
15.1 1959, febrero:
15.1.1 DefiniciOn de los conceptos base de la teoría de la
coordinación moduiar (hoja 1).
15.1.1.1. Bibliografía particular
15.1.1.1.1 Modular Coordinntion in BuiIdings (Ls coordinación me
dular en los edificios). a cargo de la A.E.P., 1958.
15.1.1.1.2 Antony Williams, The Practica1 Selection of Modular Sues
for Components (La selección practica de las medidas modu-
lares para los componentes), en The Modular W e r l y , in-
vierno, 1957.
15.1.1.13 British Standard Institution, Modular Coordination m
Buüdmg (La coordinación modular en la coordinación), 1.' par-
te, glosario, B.S.. 1957.
152 1959, mano:
152.1 Fin, función y uso del módulo. ¿Por qué un módulo
de 4"? (hojas 2 y 3).

152.1.1 Bibliografía particular


152.1.1.1. The Modular Wrterly, verano. 1958.
152.1.12 Modular Coordimtion in Buildings (La coordinación mo-
dular en los edifcios), a cargo de la A.E.P.. 1956.
152.1.13 B. S., 1105: 51.
152.1.1.4 B. S.. 1235: 45.
152.1.1.5 B. S., 1189: 44.
152.1.1.6 B. S., 2856: 57, Merric Conventions (Convenios métrkos).
15.3 1959, abril:
15.3.1 Los componentes y sus medidas (hoja 4)

15.3.1.1 Bibliografía particuiar


15.3.1.1.1 British Standard Institution, Modular Coordination in
.. 1.' -m e ..
Buildine (La coordinación mudular en la edicación).
glosari~B. S. 1957.
153.1.12 Products. Dimensions !md Modules IProductos. dirnensie
nes y m6dul&), RIBA. J o d , enero, 1955.
153.2 La teoría de las tolerancias (hoja 5).

1532.1 Bibliografía particular


1532.1.1 British Standard Institution. Modular Coordination in
Building (La coordinación modular en la edifcación),'.1 parte,
glosho, B. S. 1957.
15.4 1959, mayo:
15.4.1 El acoplamiento de los componentes (hoja 6)
15.4.2 La reticula modular (hoja 7)

15.42.1 Bibliografía particdar


15.42.1.1 Quicker Completion of House Interiors (El modo más rá-
pido de acabar los interiores de las casas), H.M.S.O., 1953.
15.42.12 Bntish Standard Institution, Modulnr Coordination (La
coordinación modular), B. S.. 1708. 1951.
15.5 1959, junio:
155.1 Simbología (hoja 8)
155.1.1 Bibliografía particular
155.1.1.1 E n g k e r i n g Dmwing Practice (Dibujos p i i c t h s de ingb
nierla), B. S., 308, 1953.
155.1.12 Drawing Office Practice for Architects ami Builder (Ofici-
na práctica de dibujo para arquitectos y ~ t r u c t o r e s ) ,B.S.
1192, 1953.
155.1.13 Modubw Cmráination in Buüding (La cmrdhci6n modu-
lar en la e d i 6 d n ) . 1.' parte, glosario, B.S., 2990. 1951,
155.1.1.4 Architecturd Drawings (Dibujos arquitecthbx) ANWR
P luan.
15.52 Los dimensiones submodulares (hoja 9).
15.6 1959, julio:
15.6.1 Aplicación de las meúidas modulares a las dimensio-
nes horizontales del proyecto (hoja 10).

1541.1 Bibliografía particular


15.6.1.1.1 E. Neufert, BaumtwurfsIBhre (Teoría de la plmilbd6n
de la consmmib).
15.6.1.12 N. Scho&r. Anatomy for IntcMr Duigncrs (Anatomía
para diseñadores de interiores).
156.1.13 M t e c t u r a l Asociation. Architects' Technical Reference
(Informe sobre la técnica arquitect6nica).

15.62 Aplicación de las medidas modulares a las dimemio-


nes verticales del proyecto (hoja 11).
Acompaña a esia hoja una vasta bibLio& utüinda
por Martin para deduWr las dimensiones verticales exis-
tentes en la tabia 99.
15.7 1959,septiembre:
15.7.1 La representación grdfica de conjunto y de detalle
(hojas 12 y 13)
15.8 1959,octubre:
15.8.1 .Lu proporeiOn en diseffomodular (hojas 14 y 15).
15.9 1959, diciembre:
15.9.1 Los sistemas de acoplamiento (hojas 16 y 17).
15.10 1960, febrero:
15.16.1 Las combinaciones lineales de medidas modulares
(hojas 18 y 19).
15.11 1W.mana:
15.11.1 Dos modos de combinar las dimensiones nunfu-
hres (hojas 20 y 21).
15.12 1960. abril:
15.12.1 Aplicaciones dc las medidas n~odularesa los apara-
! tos higiénico-sanitarios (hoja 22).
15.12.2 Aplicación de las ntedidas ntodulares a los elenteri-
tos estructrirales (hoja 23)
15.13 1960, junio:
15.13.1 Puesta en posicidn de los ladrillos y obras de la-
i drillos (hoja 24).
15.13.2 Puesta en posicion de los niriros y tabiques diviso-
res (hoja 25)
16. En Edilizia Popolare
16.1 1954. noviembre:
16.1.1 Francesco Buccellato, 11 contitato per il cooruzw-
mento per l'activita edilizia.
16.1.2 Giuseppe Cinbini, Premesse fottdamentali all'unifi-
cazione del sistema di coordinamento dimensioirale in
edilizia.
Acompaña al articulo una bibliografía que pertenece a
la obra del mismo autor Architettura e industria.

16.2 1956, enero:


16.2.1 Camilo Ripamonti, Presentazione al problema del-
i l'industrializzazione.
16.2.2 Bruno Chicsa, Giovanni Muzio, Pio Montesi, Mario
Orsi, Enrico Ratti, Cario Rossi, Mario Villa, Ln fase
orientativa di studio del Centro per la Ricerca Appli-
cata sui problerni dell'Ediliiie Residenziale.
16.2.3 Giuseppe Ciribini, lntroduiione agli sttcdi srrll'aplica-
zione di rnetodologie industriali nell'edilizia.
16.2.4 Giuseppe Ciribini, Un progetio reattivo per il conirol-
lo delle posibilitu d'tcso di ntetodologie industriali
1
!
nella edilizia.
16.2.5 Giuseppe Ciribini, La non-progettaiione: teoria gene-
rale del coordinamento i~lodularedelle dimensioni,
! norma fotzdaitientale delle unificazioni edilizie.
16.2.6 Mariano Cunietti e Giannantonio Sacchi, Riporto in
sito di interi>allirnodr~larie norntalizzazione del me-
todo di riporto.
16.2.7 Mariano Cunietti e Giannantonio Sacchi, Lo studio
delle tolleran:~rtellc fabbricazioni di cantieri.

27 1
162.8 Giuseppe Ciribii, Saggio introduttivo ad un sistema
di studio dei modeIli industriali
16.2.9 Enzo Frateili. Bibliografía essenziale dell'industrial
design.
162.10 Enzo Frateili, Studio del modello per serie di fab-
bricazione di un infisso per finestra.
16.2.11 Franco e Giannantonio Sacchi, Studio de1
modello per la serie di montaggio in sito di un gmppo
attrezzato di servizi.
16.2.12 Progreci S.pA., Un esempio di studio dei tempi E
metodi nella industria edilizia.
16.2.13 Giovanna G. Guarniero, La fonnazione dei q d r i
nell'industria edilizia.
16.3 1959, septiembre:
16.3.1 Giuseppe Ciribii, 11 coordinamento delle dimensio-
ni edilizie come m e z o d'azione industriale in Italia
BIBLIOGRAFIA POR TEMAS
1 TEORIA GENERAL DE LA ESTANDARDIZACION Y DE U
COORDINACION DIMENSIONAL Y MODULAR
1.1 19W
1.1.1 AAW, La Cara (La casa), Quaderni di Architettura e di Criti-
1
1 12
ca, n.- 4, Edizioni de Luca. Roma. 1%0, 241 págs.
1961
12.1 Ciribii. Giuseppe, La coordinazione moduiare nello studw dei
prodotti edilizi (La coordinación modular dentro del estudio
de los productos de la ediíicación) XII Triennale. 1961, 11 págs.
122 Neufert, E., Manual of buüding standardization (Manual de
1 la estandardización en la edificación), Frankfurt y Berlín, 1961,
2.' ed., 336 págs.
! Trata de los principios y la práctica de la estandartiiza-
ción dimensional para el proyecto funcional de industrias,
edilicios agrícolas y residenciales.
1.3 1962
1.3.1 Blanchkre, G., Le moyen de concilier la liberte de conception
et la fabrication industrielle des elements du bitiment: La
coordination dimensionelle (La mordinación dimensional
como Unico instrumento de conciliación entre la libertad de
concepción y la fabricación industrializada de los componentes
de la ediñcación) Ann Inst. Techn Bat. Trav. Publ., 15. (1962).
n. 177, págs. 797412.
1.32 Corker EIik; Diprose A., Modular primer (Guía para la coor-
dinación modular) agosto, 1962, págs. 113 L.
1.3.3 Roya1 Institute of British Architects, Modular Coordination for
Industtialized Building. (La coordinación modular para la edi-
ficación industrialiida), lndustry note n 3, Londres, 1962, (The
Institute), 2 págs.
Es un esquema y aplicación del sistema modular.
1.4 1964
1.4.1 Black. K. y Ankerstjerne R., Modular Design, (El diseño m e
dular) Arkitekten, 66, 1%4, n. 6 págs. 12Zln.
I En Dinamarca se ha impulsado la segunda fase de la
1 coordinación modular de la construcción mediante una
adecuada legislación. La filosofía y los fines de la coordima-

¡ ción modular han cambiado, siendo sus actuales caracte-


risticas, la menor generalidad de los componentes y la ma-
yor precisión en su uso y función.
l 1.42 Caporioni. Garlatti, Tenca-Montini. úi coordinazione moduiare
(La coordinación modular) Istituto Universitario di Architet-
tura di Ven&, 1964, 194 págs., 94 figuras.

273
l 18. c.mw0~1
Son distintos capinilos de este Libro: La c-ci6n
de las normas industriales. ln mordinación modular de
las dimensiones con las series numéricas y los ejemplos
propuestos por el arquitm.30 Le Corbusier, el cmonei Re-
I
nard. Alemania. Grecia. Italia e In~laterraEl m6dulo v
los a'puntes sobre la tkria de las t c k n c i a s y los mp6
mientos. La da&caci6n v dimensión de los elementos.
Las gamas de tanmios para elementos moduiares mn
la chdücaci6n de los productos según sus dimensiones y
uüiizad6n. Los pmblunas relativos al proyecto modnlar
Y los tres t b s de representaciones máücas
- iiefesarias
el mismo.
-
1.q3 Detoni, M. Kurent, T., Im r e c o n s e modular de Emona,
The moduiar quarterly, primavera 1964, pBep. 1&19.
Breve historia crítica sobre el nachkmto y la CMhi.
ción de la ciudad de Emona. colonia de la dwca de Aumis
to situada en los confines dé Italia, en la a c h ~jublij&.
Se wne de relieve el tiw de estandardilacidm cara-
ticocodela ciudad m&, que va desde la estniftwaci6n
del asentamiento global hasta la distribución intmOr de
las cssaa.
1.4.4 Janicki, S., Lac fundamuatos de la estandardivición m ía kt.
dustria de Ia edificación, ?he moduiar quarterly, primavera
1964, *. 20.
Este articulo u m t a el último libro de Janicki sobre
los problemas d; la preíabricaci6n; su uso m el pasado.
las w i b i i d e s aue o&. v los materiales idóneos vara
su dizaci6n. Deipub de t&tar los aspectos econ6&ms
del problema, el autor haiiza wn una serie de tablas aue
iiusim mediante ejemplos el modo de lograr una &-
ta modulaci6n dimensional. Acompah al libm uaa nomen-
clatuni técnica en cuatro lenguas: polaco. ingib, francés
Y alemh.
1.45 Joss, H e h , Die modul-ordnuna im hochbau. (La coordinación
modular residencial), ~chweizir.BBouztung, 82 (1964). n. 45,
pap. m786.
% un d i i s hist6rico del desarrollo de la cwrdina.
ci6n dimensional en la práctica constructiva, que plantea
los ñmdarnentos te6ricos y la posibilidad de utilizaci6n
de los principios de la cwrdinaci6n para conseguir la
completa iacionalización del proceso de la e d h i 6 n .
ieonhardt. Fntz: Dic bedeutung von masordung und toleran-
zm fur die ratiainlisienmg des ausbaur. (La importan& & la
coordinación dimensional y de las tolerancias en la nicionaii-
zaci6n del proceso de la edificación), Bauwirtschnft, 18 (1964)
n. 11, p&. 249.
1%5
Associazione I*na per la Prommione de& Studi e delle
ncerche per IEdilizia. Died studi preliminari alfindusthliz-
zazione ediliria (Diez estudios previos a la industrialización de
la edificación) - Collana di Studi e Ricerche per I'Ediluia
n. 1, AIRE, Milán 1965, 96 pág.
1.52 Bianchi, T.. L'unificazione (La unificación), L'lngegnere. n. 4.
abril 1965, págs. 319-324.
1.5.3 Heer, A,, Modulair Bouwen, (Edificios modulares). Polytech-
nisch Tijdschrift ed B.. 20 1965, n. 4, págs. 128b132b, n. 5, pági-
nas 174b-179b.
Deiine los principios del concepto de coordinación mo.
dular examinando en varios paises los hechos que han
hecho progresar este sistema.
1.5.4 Hutcheon, N. B.; Kent. S. R. (Canadá), lnfluence of Sire, func-
rion and Design on rhe Standardisarion of Componenls, (In-
fluencia de las dimensiones, funciones y forma de los compe
nentes de la edificación en su estandardización), I n t e r ~ r .
Council for Building Reseach Srudies and Documentarion -
CIB, Rotterdam, 1965, págs. 9-10.
Es un informe sobre el 111 Congreso del CIB realizado
en Copenhague en agosto de 1965. Grupo E: coordinación
dimensional.
1.5.5 Moucka Jan, Box-Type nierhod of rypificarion, (El metodo
box-type de tipihcación), Vuva, 1965, Varsavia. págs. 14.
1.5.6 Netherlands Standardisation Institute. Modular Coordination,
report of the meeting, Srandardization of Sizes in the Indus-
trialisaiion of Building, (Informe sobre la convención .Estan-
dardización de las dimensiones en la industrialización de la
cdficaciónn), La Haya, 1965. 28 pags.
Este informe consta de tres comunicaciones: La nece-
sidad de la normalización de las medidas en la industria
de la edificación; las reglas principales de la edificación
modular y: las influencias de las ideas modulares en la
tecnología de la edificación.
1.5.7 Walters, Roger, Dimensional coordinarion, (La coordinación di.
mensional), Riba lournal. n. 7, julio 1%5, págs. 339-341.
1.6 1%6
1.6.1 Aguirre de Yraola, Fernando. Lo coordinación dimeiisional y la
indurrialización de la construcción. Informes de la Construc.
ción, 18 (1966). n. 177. págs. 53-57.
1.62 Neufert, E.: Neumann, M., Welche abmessungen fur fertigteile?
(¿Qué dimensiones deben poseer los componentes de la edifica-
ción?), RntionaIisierungsCemeinschofl Bnuwesen im RKW,
Frankfvrt Main: 1966, 144 págs.
Analiza los problemas relacionados con la deñnición di-
mensional de los componentes de la edificación, refirién-
dolos a los sistemas de coordinación dimensional y mo.
dular.
1.7 1967
1.7.1 AAW. Standardi:ation: The way Ahead, (La estandardización:
la vía del futuro), The Moddar Quurterly, n. 4, 1967. pági-
nas 1027.
Trata de las intervenciones y discusiones habidas en la
convención organizada. en octubre de 1967, por la Modula
Society, con el ñn de presentar a la industria de la edifica-
ción las ventajas económicas y de organización, derivadas
de una estandardización en gran escala. Los informes ha-
cen un balance de las experiencias efectuadas en Europa
en esta dirección, presentando el tipo de organización na-
cional precisa que permita la utilización en gaii escala. de
la estandardización.
1.72 Crespi, R.Modulo e progetto (Módulo y proyecto), Bari, Isti-
tuto di Architettura ed Urbanistica, 1967, págs. 1-32.
1.73 Curtis, J. W. Edward, Untversal Coordination in Building, (La
coordinación universal en la edificación), Industdd Architec-
ture, vol. 10, n. 2, febrero 1%7, páginas 6-4-57.
La actual situación de la producción de la ediñcación,
caracterizada por su inmovilismo y confusión, sólo puede
superarse a través de una colaboración coordinada entre
los fabricantes. el gobierno, los constructores y los p r e
vectistas. Actualmente coexisten diversos niveles de cate
iorias en la construcción: 1) La construcción tradicional;
2) La constmcción tradicional racionalizada: 3) Los siste-
&S espedfiws de construcción y 4) El a&plamiento de
productos estandardizados dentro de una disciplina modu-
lar. Esta cuarta categoría es la que permite de un modo
más claro. una mayor flexibilidad, una máxima reducción
de los tipos y dimensiones de los componentes y, sobre
todo. una calificación productiva altamente económica. El
Ministerio de Obras Gblicas inglks ha anunciado que un
equipo profesional, expresamente constituido, ha iniciado
estudios técnicos para la preparación de esquemas piloto
tendentes a colocar a la prcducción en las condiciones ne-
cesarias para coordinar& e industrializarse. A su vez, las
organizaciones industriales del sector se han asociado para
efectuar estudios análogos de coordinación técnica y &a-
nización. La clave del problema parece ser la ~coordúia
ción universal. que comprende. la disciplina modular, la
selección de dimensiones preferentes, los métodos están-
dar de acoplamiento y las comunicaciones y búsquedas
coordinadas de una adecuada reglamentación de la edifim
ción. Los factores que intluirán en esta futura industria
parecen ser. actualmente, la introducción de calculadores
electróniws, los proyectos en equipo, el desarrollo de ma-
terias plásticas residentes y la creación de cursos de per-
feccionamiento en las facultades de arquitectura. El autor
del articulo analiza, de un modo profundo, todos los wm-
ponentes del problema, los factores de influencia y las m e
didas precisas, indicando las iniciativas ya realizadas o en
I
1' - vías de organización por parte de organismos públicos y
privados.
1.7.4 KIeyff Zygmunt, Etude en matihre de la théorie de la coordina-
tion modulaire, (Estudio sobre la teoria de la coordinación
modular), Varsovia, 1967; págs. 1-71.
1.8 1968
1.8.1 .
Blachkre. G.. Exposé del principes de la coordinatim . modu-
laire (Exposici6n de los principios de la coordinanón &u-
lar). Cahiers du C.S.T.B., n. 90, febrero 1968, págs. 1-6.
Es una sucinta exposición de los p&cipios de la coor-
dinación modular, indispensable para la producción indus-
trial de elementos destinados a las constmcciones prefa-
bricadas. Después de afirmar que la coordinación S U u c -
tural debe comportar tan sólo aquellas limitaciones estric-
tamente necesarias para alcanzar sus Fmes, el autor trata.
iN en particular, de la elefci6n del módulo más conveniente,
w3-mr del problema de las tolerancias dimensionales y de las r e
E' laciones enve las dimensiones de coordinaci6n. En el a@n-
dice hay un glosario de los tenninos relacionados con La
materia tratada.
1.82 Cocke, Peter, Dunensionai coordination: Discipline or Restric-
tion? (La coordiición dimensional: ~diiiplinao l u n i t a ~ ? ) .
RiBA loumal, vol. 75. n. 7, julio 1968, págs. 314-315.
I Este articulo comenta el nuevo Bntish Standard sobre
el control de las dimensiones en la const~cci6nr e í i r i e ~
dose, de un modo particular, a la inüuencia que ejercerá
este hecho sobre la libertad de proyectar de los srquit-
tos. Según el autor, .el control de las dimensiones consti-
tuye un medio para la coordinación de los componentes
de los edificios y no un ün en SI mismo^.
2 ESTADO ACTUAL DEL PROCESO DE COORDINACION DI-
MENSIONAL Y MODULAR EN ITALIA Y DEMAS PAISES.
2.1 1%1
2.1.1 Organisation Europeenne de CaOperation Economique, La
coordinetron moduiaire, (La coordinación modular), deuxieme
rapport. projet AEP 174. Publication de I8O.E.C.E., Paris 1961:
pág. 257.
22 1963
22.1 Bergvail, Lennart, Dimensional coordination with specid refe-
reme lo the developrnerrt in Europe, (La coordinación dimen-
sional referida especialmente a su desarrollo en Europa), MD
dular Coordinaticm Proc. of Confererenoes held in Toronto and
Montreal, abril 1963, pAgs. 22-31.
222 Bussat. Pierre, Die modul-ordnung im hochbau, (La coordina-
ción modular en la edificación),ESA SIA Zentralslelle fur Bau-
1 rationalisierung, Zurich Stuttgart: Karl Kramer 1963. 77 págs.
I 22.3 Maass, Jan; Referowska, M.; Janicki, S.. Modular coordinah'on
in Poland; an example of a modular design, (La coordinación

277
modular en Polonia con un ejemplo de diseño modular). M*
dulor Quarterly, 1963, n. 1, págs. 13-21.
1964
Bergvall, Lennart, Die dezimetrische modularkoordhtion,
ihre geschichte, ihrc prinzipien und ihre internationale geltung,
(La mordinación modular con el m6dulo base de 10 cm, su
historia, sus principios y su validez internacional), Zentralblatt
f. Industriebau. 10 (19641, n. 6, p4gs. 273-276.
Enger, Helge, Gjennomforing av modulkoordinering innen byg-
ningsindustrien I Norge, (La introducción de la coordinaci6n
W a r en la industria de la ediocación noruega). Bygg,
vol. 12, n. 6-7, 1964, págs. 119-120.
Este articulo describe la coordinación modular en la
industria de la ediñcación noruega, asi como la creacibn
de UD cierto número de estándares. La mayor dificultad
ha sido el establecimiento de las reglas de las tolerancias.
Trata tambikn, de las series de niimeros preferentes estu-
d i para seleccionar dimensiones apropiadas para los
edificios. Finalmente. se refiere a los m6todos de acopla-
miento.
M&, P., Cm-one
.B*. (La coordinación modular
~ B RPrefabbricure,
)
--
modulare
n. 5. septiembr-bre
tavori dell'1.M.G. -T.G.
Estudios del 1.M.G.-T.G.
1964, pág. 38.
Martin, B., La lrctividad internacional sobre la coordinación
modular, The Modular Quarterly, invierno 19631964. n. 1, pá.
ginas 1016.
Es un informe de las iniciativas internacionales organi-
zadas en el campo de la coordinación modular: la dnter-
national Standards Organizationn y el aInternational Mo-
dular Group*. Contiene la relación de sus actividades, ex-
tensión. influencia y programas, así como una breve bibfio-
gtafia internacional.
Wdters, R. Ministerio de Obras Públicos: Sifunción actual de
la coordina& dimensional, The modular quarterfy, invier-
no 196364, n. 1, p4gs. LOZl.
Analiza los obst4cuios que se oponen a una extensión
de las aplicaciones de la coordinación dimensional, dentro
de la actual situación del mercado inglk de la construccibn.
Waltm, R., Coordinazione modulare: ZI punto della situazione
in Inghilterra (La mrdinaci6n modular: Su estado actual en
Inglaterra) Prefnbáricare, mapjunio 1964, n. 3, p&. 27-30.
Es una ilustraci6n de los más destacados y recientes as-
pectos de la mordinación dimensional inglesa, a cargo del
ricedirector de la =Oficina de Investigación y lksa1101to.
del dvíiiistry of Public Building and Workss.
M65
2.4.1 ~&n, E., Il coordinamento dimensionale e la grefabbrica-
zione (La cwrdinación dimensional y la prefabricación), La
Prefubbricaziane, n. 3, junio 1965, p*. 127-133.

278
Describe la actual situación en Alemania en lo referente
a la coordinación dimensional y la prefabncación, es d e
k cir: la norma DIN 4172. La IBA es la dimensión base para
los ediñcios industriales, siendo igual a 250 m. Mientras
1
b
en las construcciones de carácter provisional se utiliza la
BA-2, en los edificios de viviendas se emplea la WOBA que
I
es igual a la BA-4.Trata, luego, del BA que, siendo una
niarta parte del metro, sirve para definir la d e de las
dimensiones mínimas de la edificación. S i n . después,
numerosas normas para simplificar el d d o con Ias
dimensiones de la edificación., y finalmente, se apun?
algunas ideas sobre la tipiñcación de las naves industria-
les. sus necesidades y desarrollo.
2.4.2 Neufert, E., Situazione del coordinamento dimehpiondc in Ita-
lia nella prefabbricazione e nelf'industria dei laterizi, (Situa.
ción de la coordinación dimensional en Italia en la prefabri-
caci6n y en la industria cerámica) Lo Prefabbricazime, n. 45,
julic-agosto 1965, p8gs. 145-146.
25 1966
2.5.1 United Nations Depanment o£ Econornic and Social Affairs,
Modular Coordination in Building, (La coordinación modular en
la edificación), United Narions Publications, New York 1966,
67 phgs.
r 2.6 1967
2.6.1 Economic Commission for Europe, Dimmionai Coordi~tiOn
in Building, (La coordinación dimensional en la ediíicación),
New York: United Nations (ST-ECE-HUO-30).1967.43 págs.
2.6.2 O.N.U., Mrnsordnung im bauwesewstand in den ecelandern
Ece-Komitees fur wohnung-wesen, hochbau und planung. Ve-
reinte Nationen, New York 15W, (La coordinaci6n dimensional
dentm de la actual situación de la edificación en los paíxs de
la comunidad europea. Informe del Comité Europea para la
residencia, construcción y planiñcación. Naciones Unidas, New
York 1967). Bautrichter, 1967, n. 9, pags. 233-239; n. 10, pPgE
nas 264-273; n. 11. p8p. 289-295; n. 12, págs. 317-325.
2.6.3 Palm, Y., Internationai Dimension, (Las dimensiones interna-
cionales). Avance de la coordinaci6n dimensional en los esta-
dos del E.C.E. Building, vol. CCXII, n. 12, 24 mano 1967.
paps. m.
ción de la Comisión Económica Europea (E.C.E.) ha -
El Comité para la residencia, constnicci6n y planifica-
nocido recientemente, en el ámbito de las Naciones Uni-
das, la necesidad de una progresiva coordinacih &en-
sional entre los estados europeos, en el campo de la in-
dustria de la edificación. Para ello se ha preparado una en-
cuesta sobre el progreso y caracterfsticas de los estudios
de unificación de la edificación en los distintos países e m
peos. Este a r t l d o es una síntesis de este trabajo.
2.7 1%
2.7.1 Ricciotti. C., Ln coordinazione modulare nella realtd e nelle i
prospective dell'industria edilizia italiana, (La c o o r h c i 6 n
modular dentro de la realidad y perspectivas de la industm I
I
italiana de la ediíicación), Ediiizia Popolare, año XV, n. 84,
septiembremctubre 1968. págs. 31-36.
Entre los temas tratados figuran: Los factores externos
para el incremento de la productividad en la edificación. 1
La influencia de la estabilidad monetaria en el crecimiento
de la productividad. El estado actual de la previsión en la
industria de la edificación. La evolución de la normativa
de las viviendas. El carácter y definición de la investiga-
ción sociológica. La definición y evolución de los elemen-
tos de la construcción. Los emodelos= y los =elementos*.
Las conseniencias del empleo de los dos métodos.
3 APARATO INSTRUMENTAL DE LA COORDINACION
3.1 1963
3.1.1 Dunstone, P. H. Combinations of numbers: The d.3nnbigroph8,
(Las combinaciones de números: el ~Combigraph*)Modubr
Qily, 1963. págs. 15-23.
Explica las bases matemáticas y la mnstrucción y utili-
zación de un diagrama que permite leer la combiiación
de las tres medidas de los componentes entre 3 y M, cons-
tituyendo. además. cada dimensión entre 3 y 120.
3.12 Klein, C., Das internationule einheitensysiem im bauingenieur-
wesen, (Los sistemas internacionales de medida en la edifica-
ción) Bautechnik, 40 (1963), n. 1, págs. 34.
3.13 Ministry of Housing and Local Governtnent, Dimemions and
components for housings with special referente to industriali-
sed buildig, (Las dimensiones y companentes de los edificios
residenciales referidos, partinilarmente, a la const~cciónin-
dustrializada), Design bulletin, n. 8. Londres, 1963 (H.M.S.O.)
52 págs.
Propone y recomienda un esquema de incrementos pre
ferentes, aplicándolo a determinadas plantas de casas y
apartamentos e ilustrando los componentes aconsejados
con dimensiones basadas en los incrementos preferentes.
--
17 1W
32.1 Blachere. M. C.. Lu coordinuzione dimemionale. (La coordina.
ción dimensional), Prefabbricazione. enemfebrero 1964, n. 1,
págs. 32-36.
El ingeniero Blachere, director del C.S.T.B. (Centre
Scientifique et Technique du Bitiment), es uno de los más
calificados expertos europeos en el tema de la wrdina-
ción modular. Esta conversación publicada. forma parte
del curso de perfeccionamiento sobre nuevas técnicas y
disciplinas de la edificación, organizado anualmente por
el C.S.T.B. Se tratan en ella los problemas de la selección
de las dimensiones de los elementos y del módulo, asi
como las tentativas de normalizar todas las dimensiones
de una construcción.
322 Broker, Oskar. Rationalisierung durch dezimeterordung, (La
racionalización mediante el módulo de 10 cm.), Baüwirtschaft,
18 (1%4). e 9. aáas. M0202.
32.3 Seelhorst, R., &d<inken zum vorschfag eimr reihe von vwrugs-
massen in der dezimeter-massordnung, (Reflexiones sobre la
propuesta de una serie de dimensiones óptimas en la coordina-
ción dimensional que tengan como base el decímetro). Zentral-
blat fur Industriebau, 10 (1961). n. 7. págs. 329-331.
32.4 Wijs, W.K. de, Bepaling van de stramirrrmoni, (La determina-
ción de las medidas base), B o w 19, (1964). n. 19, phgs. 638640.
El proyecto de grandes edificios se planifica, generai-
mente. en el uso del edificio. Este articulo describe un m 6
todo para adaptar las medidas base recurreMes al uso
deseado, ilustrándolo con un ejemplo.
3.3 1966
3.3.1 Brixen, J.; Rasmussen A. D.; Karnov H., Preferred horizontal
dimensions for structurd components, (Las dimensiones hori-
zontales preferentes para 10s elementos estructurales), The
Modular Qunrterly, n. 1, 1966, phgs. 16-17.
3.32 Davidson, C., Dimensions in Building, (Las dimensiones en la
edificación). The Builder, n. W, 14 enero 1966, pág. 73.
Resumiendo el contenido de dos publicaciones (#La
coordhacion de las dimensiones en la edificación* y .Las
combinaciones de números en la edificafión*), el autor
trata dos problemas de la modulación: la selección de un
niunero limitado de dimensiones y el establecimiento de
los números base que definen estas dimensiones al wm-
binarse.
3.3.3 Muller, J., Moduln und vorzugsmasse fur den industriebau,
(Módulos y dimensiones óptimas para la industria de la edi-
ficación). Zentralblatt fur Industriebau, 12 ti%), n. 8, pági-
nas 375 y 386.
3.4 1%7
3.4.1 Brocker, O.. Hinweise fur die bemessung dezimetrischen mauer-
werks, (Indicaciones para el dimensionado de las obras de
mampostería que tienen como base el decímetro), Betowtein-
Zeitun~ .33 (1967). n. 7. -pág.
- 356.
3.42 Clarke, U D., The Change to metric in the constmctíon indus-
try, (La modbhción del sistema métrico en la industria de la
construcción). Modular Qunrterly, 1967, n. 3, págs. 22-25.
3.43 E h n k r ~ n t z ,E. D., Modular materials and design fleribility,
(Los sistemas modulares y la flexibilidad para proyectar), Arts
and Archirecture, vol. 84, n. 4, abril 1%7, págs. 13-15.
3.4.4. Ministry of Public Building and Works, Going metric in the
construction industry. Why and when?, (Intmducción del sis-
iema métrico en la industria de la wnstrucción. ¿Por qué y
.. Londres: Her Maiestv's
cuándo?). - . Stationeiv Office 1967. 15 pá-
ginas.
3.45 The metric system in conrfruction, (El sistema métrico en la
ediíicación), Dock e Harbour Author, 47 (19671, n. 557, 362 págs.
3.5 1968
35.1 AAW, Aj Metric Handbook, (El manual AJ sobre el sistema
métrico), The Architect's Journal, vol. 147, n. 11, 12, 13, 13
mano 1968, 27 mano 1968, U) mano 1968.
El informe monográfico comprende un &culo de in-
troducción de carácter bistórimteórico: la transformación
del sistema métrico; un análisis de los datos &tricos
fundamentales subdi\idido de este modo: datos generales;
antror>om6tricos y de circulación interior y exterior. datos
constnictivos (que afectan a la aplicación de toda la ca-
suística tipológica) y datos sobre el ambiente: sistemas
estructurales y materiales. Hay, a continuación, dos apén-
dices: el punto de vista de los ministerios y otros entes
públicos, y una bibliografía comentada.
3.52 Gnmberg. R., Componmt coordinafion and the change fo me-
tric, (La coordiiaci6n de los componentes y la m&mi6n
del sistema métrico), The Architects'Jounial Information Li-
- and Works. Lon-
b r a r ~ .155-1968. Ministrv of Public Building
drei págs. 1081.1087. "
35.3 Kurent, Tine, La legge fondamentale della composizwne modu-
Iare (La ley fundamental de la composición modular), Turín,
Politecnico di Torino 1968, phgs. 1412.
3.5.4 Ministry of Riblic Buildingand Work, Going metric in the com-
fruction industry - 2 D~mensional coordinatwn, (La adop
ci6n del sistema métrico en la industria de la edificación 2 -
La coordinaci6n dimensional), Londres: H. M. Stationary Of-
fice 1968.47 págs.
3 5 5 Williams, A.; Burles, The Change to Metric, (El cambio al sis-
tema decimal), vol. 75, n. 3. marzo 1968. págs. 113-132.
De acuerdo con el programa que preve el cambio al
sistema métrico decimal, preparado por la British Stan-
dards Institution y aceptado por la RIBA, los arquitectos
empezaron a proyectar y elaborar diseños en este sistema
a partir del 1 de enero de 1969. Los profesionales conocen
a fondo la urgencia de este cambio, habiéndose familia-
rizado con los problemas que implica, no tan 5610 a
nivel de la ejecución del proyecto sino también a nivel de
los contratos. Esta sección especial de la revista se p m
pone ilustrar las distintas fases del programa de acnia-
ción, previsto por la RIBA, así como las decisiones que
deben tomarse desde principios de 1%9 hasta 1972.
3.5.6 Cemponent coordination and fhe change to metric, (La cwrdi-
nación de los componentes y el cambio al sistema metrico
decimal), The Architects'Joirrnal, vol. 147, n. 20. 15 mayo 1968,
~ S g s .1081-1088.
13.7 AJ metric guide to the building regulatim, (La guía métrica
kT para los reglamentos de la edi6cación). Architects' lournal.
vol. 147. n. 23-2425, 31@17 julio 1968. págs. 1-36, 37-76. 77-101.
4 MODELOS DE ARTICULACION
4.1 1963
\ 4.1.1 Rossi, R.; Fratelli, E.; Maggi. P. N., Proposizioni per una coor-
dimzione modulare dewe dimedoni verticdi, (Propuestas para
una mordinación modular de las dimensiones verticales), Pre-
! fabbricare, diciembre 1963, n. 6, págs. 37-42.
Plantea el problema a través de una adecuada tenni-
nolo&, deüniendo las dimensiows de mrdinación y la
I articulación de la mordinaci6n.
l
4 3 1%4
42.1 Rossi, R., Proposizhi per 10 sviluppo della mrdimione mo.
dulare delle dimenrioni verticdi (Propuestas para el desarrollo
de la mordioación modulas de las dimensiones verticales).
Prefabbrícure, n. 5. septiembmoctubre 1%4, págs. 3?-38.
4.3 1%
43.1 Wigglesworth G. T.. Thompson R. L, An exercise in dimencionnl
coordinatk Dm'gn module teeknique applied at Oxford
Schoot. (Un ejercido de mordinaci6n modular la técnica del
pmyecto modular aplicada a la escuela de Oxford), Thc Mo-
dular Qiurrterly, n. 1. 1966, págs. 1015.
El *Development Gmup of the Department o£ Educa.
tion and Sciencer se ha impuesto la tarea de proyectar,
basándose m la umrdinación dimensional. mediante los
edesign modules* propuestos por el Dr. J. W. Harding, a
fin de experimentar algunos de 10s principios de la coor-
diriacidm.
En los sistemas comentes, como el CLASP o el SCOLA,
el control dimensional se efectúa mediante la forma de
una splanning &d., que hace de estructura de referencia
para el dimensionado de los elementos componentes. De
este modo, 610 es posible un pequeiio cambio de elementos
entre los sistemas existentes.
4.4 1967
4.4.1 Keay B., Interchmagcllbility and Jointing, (Intercambiabilidad
y juntas), Building, vol. CCXII, u. 7, 17 febrero 1967, pigi-
nas 137-146.
Para afeanzar una perfecta intercambiabiiidad enm los
distintos componentes prefabricados que pueden relaci*
narse en un edificio. es preciso defuiir un sistema te6rico
de red modular y características de 1 s juntas, apto para
nsolver todos Los problemas de uni6n. independientemente
del material a acoplar. Este articnlo muestra, con abun-
dantes ilustraciones, el sistema UTS (Modular Jointing
System) basado, sustancialmente. en una disposición de
los paneles que no coincide cm la reticula modular sino
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2.' edición. 68 páginas, 2 6 x 2 1 cm. Calculo del hormigán m&. por E.
195 figuras. Morsch. 426 páginas. 27x19 cm. 303
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176 pcíginas. 21 x 15,5 cm. 105 graba- do. por E. Marsch. 2.' edición. Seis w
dos. iumenes de 27x19 cm. Tomo IV: Puen-
oonünws, p6rtieos y placas, por tes de hormigón armado. 482 páginas.
644 grabados. ": Estática de las
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*pared. por R. Bares. 538 páginas, RUSSD. 630 páginas. 27x19 cm, 433
25x18 cm. grabados y 323 ejemplos resueltos.
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pany. 6.' edición. 752 páginas. 27x183 284 páginas. 29x22 cm. 274 grabados.
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páginas. 21.5~15.5 cm. 270 grabados. nas. 29x24 cm. 3 M grabados.
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