Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
La memoria es sin duda uno de los grandes misterios del ser humano. Por qué
recordamos unas cosas y no otras, por qué creemos verdaderos ciertos recuerdos que no
lo son, qué hace a una acción convertirse en un recuerdo constituyen problemas
Criar un animal al que le sea lícito hacer promesas... ¿no es precisamente esta misma
paradójica tarea la que la naturaleza se ha propuesto con respecto al hombre? ¿No es
éste el auténtico problema del hombre?...
Nietzsche, F.; La genealogía de la moral (Tratado segundo: culpa, mala conciencia, y
similares”, Cap. 1.)
Nietzsche sostiene que la capacidad de olvido no es una fuerza pasiva, sino que es una
verdadera facultad de inhibición, una fuerza activa y positiva que permite cerrar las
puertas y la ventana de la conciencia para hacer lugar a lo nuevo. Sin dicha capacidad de
olvido no puede haber ninguna felicidad, ninguna jovialidad, ninguna esperanza, ningún
orgullo, ningún presente. “El hombre en el que ese aparato de inhibición se halla
deteriorado y deja de funcionar es comparable a un dispéptico (y no sólo comparable),
ese hombre no «digiere» íntegramente nada... Precisamente este animal olvidadizo por
necesidad, en el que el olvidar representa una fuerza, una forma de la salud vigorosa, ha
criado en sí una facultad opuesta a aquélla, una memoria con cuya ayuda la capacidad
de olvido queda en suspenso en algunos casos, a saber, en los casos en que hay que
hacer promesas”
“[...] seguir y seguir queriendo lo querido una vez, [es necesaria una] una auténtica
memoria de la voluntad, de tal modo que entre el originario «yo quiero», «yo haré» y
la auténtica descarga de la voluntad, su acto, resulta lícito interponer tranquilamente
un mundo de cosas, circunstancias e incluso actos de voluntad nuevos y extraños, sin
que esa larga cadena de la voluntad salte. Mas ¡cuántas cosas presupone todo esto!
Para disponer así anticipadamente del futuro, ¡cuánto debe haber aprendido antes el
hombre a separar el acontecimiento necesario del casual, a pensar causalmente, a ver
y a anticipar lo lejano como presente, a saber establecer con seguridad lo que es fin y
lo que es medio para el fin, a saber en general contar, calcular, cuánto debe el hombre
mismo, para lograr esto, haberse vuelto antes calculable, regular, necesario, poder
responderse a sí mismo de su propia representación, para finalmente poder responder
de sí como futuro a la manera como lo hace quien promete!”
Nietzsche, F.; La genealogía de la moral (Tratado segundo: culpa, mala conciencia, y
similares”, Cap. 2.)
Como vimos, Ireneo Funes es incapaz de pensar por rejunte de recuerdos, por no poder
olvidar. Leonard tampoco tiene un presente fácilmente tolerable. No puede recordar
sucesos recientes, lo que le impide incorporar lo que le ocurre en un relato único y
continuo. Su problema es que no pude articular los diversos momentos vividos en el
pasado inmediato, de modo que está siempre viviendo de nuevo, como si no tuviese
causales previos de lo que ocurre. Pero hay algo que permite una frágil
auto-identificación: su pasado remoto, los momentos anteriores al “accidente” son los
que permiten reconocerse como el mismo individuo que tiene el problema de no poder
reconocer sus vivencias inmediatas. Una memoria muy particular, producida por la
enfermedad igualmente rara, que define una identidad también muy rara.
Así como se estudian las plantas, el movimiento de los cuerpos, las propiedades de los
metales o las conductas de los mandriles, la antropología filosófica sería una disciplina
que estudia realidades que existen en el universo, con la diferencia de que el objeto
específico de su estudio es el ser humano. El ser humano sería un objeto privilegiado de
ese universo. Plantear la pregunta por la identidad personal obliga a ver las cosas de
otro modo. Ya no preguntamos por “el ser humano”, sino por nosotros mismos. Quien
estudia antropología filosófica estudia la realidad que somos, y ante esa pregunta por la
identidad debe volver la mirada hacia sí mismo, hacia el yo que hace la pregunta, por lo
que el “objeto” estudiado se identifica con el sujeto que estudia. No es lo mismo
preguntar “¿qué es el hombre?”, así en abstracto, que preguntar: “¿quién soy yo?”.
https://drive.google.com/file/d/18ORwJpIUqzXQKwW39VQ3Mm7vHZ2xMwk
f/view?usp=sharing
Por eso, a la pregunta de quién somos sólo podemos responder contando una historia, y
no simplemente con una lista de atributos, que podrían ser compartidos con otras
personas. La descripción realizada con características de la personalidad no constituye
una descripción acabada, colorida, con sustancia, porque esos atributos han sido
abstraídos de la historia personal, de lo que me ha ocurrido en algunos acontecimientos
de mi vida. Y cobran sentido en tanto son incorporados a un relato. Es decir, es al
contarnos a nosotros mismos el personaje que somos que nos construimos como
personajes con identidad, como un “quién”. Y solo comprendemos quién es otra persona
al comprender las narraciones de sí que ella misma u otros nos hacen. Lo que ocurre a
Leonard en el film que estamos trabajando, es que necesita rehacerse un relato a cada
momento, porque no hay unidad en su experiencia. Pero hay un momento clave, una
escena crucial no solo para la trama de la película, sino también para nosotros que
estamos indagando alrededor del sentido, de la identidad y de la interpretación. Un
momento en el que con plena conciencia de la situación toma una decisión que sabe que
va a afectar lo que le ocurra de ahí en más. Les pedimos que encuentren esa escena y
lxs invitamos a realizar las actividades correspondientes a esta clase.
Con la actividad que les proponemos queremos que apliquen los conceptos de
esta clase a través de una herramienta TIC.
Bibliografía
Actividades
Para completar durante esta semana ( al )
1. Lectura de la clase 3.
2. Visionado del film “Memento” y lectura del texto “El problema
de la identidad personal”.
3. Participación en el foro: Ejercitando la memoria.
Enlaces o recomendados
❖ Cine argentino
http://www.cinenacional.com/