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Scripta Nova

REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES


Universidad de Barcelona.
ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XII, núm. 270 (8), 1 de agosto de 2008
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

EL PODER DE LAS EMPRESAS MULTINACIONALES

Joan-Eugeni Sánchez
Universitat de Barcelona

El poder de las grandes empresas multinacionales (Resumen)

A partir de la localización de las sedes de las grandes empresas multinacionales se aborda uno de los
bloques de poder más importantes a escala mundial, por su volumen de actividad, por su capacidad de
incidir sobre las economías nacionales, por su extensión sobre el conjunto del territorio mundial, y por la
concentración en relativamente pocas manos de su poder de decisión. Se trata de uno de los ámbitos de
intervención más potentes que podemos encontrar en este momento.

Se toma como base las 500 mayores empresas mundiales, efectuando comparaciones entre 1996 y 2006,
analizando sus estructuras empresarial, sectorial y territorial, para alcanzar a ver la significación de este
poder empresarial.

Palabras clave: multinacionales, poder, globalización, mundialización, localización centros de decisión.

The Power of the World's Largest Corporations (Abstract)

From the location of the headquarters of the great multinational companies one of the blocks of being able
more important on world-wide scale is approached. This power leans in its volume of activity, in its
capacity to affect the national economies, in its extension on the assembly of the world-wide territory, and
in the concentration in relatively few hands of its power of decision. One is one of the scopes of
intervention more powerful than we can find at this moment.

It is taken as it bases the 500 greater world-wide companies, carrying out comparisons between 1996 and
2006, analyzing its enterprise, sectorial and territorial structures, to reach to see the meaning of this
enterprise power.

Key words: transnational corporations, power, globalization, headquarters location.


Las grandes empresas multinacionales mundiales. De qué estamos
hablando[1]

Interesarse por las grandes empresas multinacionales es abordar uno de los


bloques de poder más importantes a escala mundial, en la medida en que su
volumen de actividad, así como su capacidad de incidir sobre las economías
nacionales, su extensión sobre el conjunto del territorio mundial, y la
concentración en relativamente pocas manos de su poder de decisión, hacen
de ellas uno de los ámbitos de intervención más potentes que podemos
encontrar en este momento.

Para adentrarnos en su conocimiento, centraremos este trabajo en analizar


algunos aspectos de continuidad y cambio en el poder y en la estructura
empresarial territorial de las grandes empresas multinacionales. Tomaremos
como ámbito temporal el período que abarca 1996 a 2006. Como fuente
principal de información nos serviremos de los datos que publica anualmente
la revista Fortune[2], que comprenden las 500 mayores empresas
multinacionales a escala mundial, con datos sobre localización de la sede,
ingresos, empleos y beneficios.

¿De qué estamos hablando? El conjunto de las 500 mayores empresas


multinacionales ofrece unos volúmenes de movilización directa de recursos y
de trabajadores de una extraordinaria y creciente magnitud. Para tener algún
punto de referencia de esta magnitud hemos elaborado el Cuadro 1, que nos
permite contrastar lo que representa su volumen de actividad con relación al
PIB mundial. Los ingresos conjuntos que alcanzan en un año son superiores al
PIB de todo conjunto de la UE o de los Estados Unidos. Con relación al
conjunto del PIB mundial, a partir de los datos que suministra el FMI, vemos
que se incrementa a lo largo de estos años, pasando de representar el
equivalente del 38 por ciento al 43 por ciento entre 1996 y 2006. Esta simple
comparación nos aporta ya una clara idea que su poder económico en el
mundo. Para hacernos una composición del lugar más matizada hemos
incluido el PIB anual de los mayores países productores.

Cuadro 1. Comparación entre las 500 mayores empresas mundiales y valores


macroeconómicos por países
La otra componente de interés viene representada por el volumen de
ocupación que requieren. La espectacularidad de los datos nos hace ver que
en 2006 daban empleo directo a casi 53 millones de trabajadores, lo que
representa una media de ocupación que supera los 100.000 empleos directos
para cada una de estas empresas. A pesar de todo, estas cifras no alcanzan la
proporción que comparativamente representa su volumen de negocios, aun
cuando en su total presenten un volumen de ocupación superior al de
muchos de los países más desarrollados (Cuadro 1).

Es interesante observar esta diferencia de proporción entre volumen de


actividad y de ocupación, que nos lleva a introducir otro aspecto de la
importancia que tiene para la economía mundial este tipo de empresas. Se
trata de considerar su papel e influencia a través de sus efectos indirectos y
derivados sobre el conjunto del sistema productivo escala mundial. En este
punto podemos considerar que su influencia se ejerce, por lo menos, a través
de cuatro grandes mecanismos. Por un lado, por su capacidad de demanda de
bienes y servicios intermedios. Por otro, por el papel que tiene, a través de su
capacidad de compra, en especial a través de las actividades comerciales,
sobre la producción de gran parte del resto del sistema productivo. En tercer
lugar, sobre la oferta, tanto cuantitativa como cualitativa, en base a su
volumen de producción y por marcar las tendencias en los productos a
consumir. Por último, con relación al sistema financiero mundial[3].

Este conjunto de consideraciones iniciales aporta una primera respuesta a la


pregunta que nos hacíamos al principio sobre de qué estamos hablando, ya
que nos hace ver que estamos tratando de un poder concentrado en sólo 500
centros de decisión (sin considerar las vinculaciones internas que puedan
existir entre ellos, que aún lo concentra más) y que nos sitúa ya ante su
enorme peso directo sobre el sistema productivo mundial y en su capacidad de
influencia indirecta y derivada sobre el resto del sistema y de los territorios.

Otra perspectiva que ayudará a situar el poder de las 500 mayores empresas es
conocer el grado de concentración que representan con relación a las 2000
mayores empresas. Aunque los datos no son exactamente coincidentes, sirven
perfectamente al objetivo de valorar su poder de concentración. Recurrimos
para ello a los datos facilitados por el ranking que elabora la
revista Forbes[4] y que se recoge sintéticamente en el Cuadro 2.

Cuadro 2. Distribución de las 2000 grandes empresas mundiales por


rangos de concentración de actividad

En él observamos que las 500 mayores empresas representan el 65,7 por


ciento de las ventas totales de las 2000 mayores empresas y el 74,5 por ciento
de los beneficios. De ello inferimos que es realmente significativo, en
términos de su poder a escala mundial, considerar como centros dominantes
los que ejercen estas 500 empresas.

Situado así el tema, consideramos que vale la pena dedicar nuestra atención a
este conjunto de empresas.

La estructura del sistema empresarial

El hecho de que nos planteamos la investigación tomando a las empresas


como unidades de análisis, nos lleva a considerar dos aspectos estructurales
del funcionamiento empresarial. Por un lado, toda empresa configura una
organización productiva a partir de un centro de decisión y de propiedad
(headquarter). Como es conocido, una empresa responde a una estructura
jerárquica y de organización, donde la propiedad es la que detenta el poder
absoluto y exclusivo de decisión. Este poder se ejerce sobre un conjunto
organizado territorialmente de asentamientos productivos articulados,
funcional y territorialmente, dentro de una estructura definida desde el centro
de decisión empresarial.

La componente funcional puede dar lugar a diversas formas de organización,


en nuestro caso, por tratarse de empresas multinacionales, bajo una estructura
multiplanta, siguiendo modelos muy diversos ampliamente recogidos en
cualquier tratado de organización empresarial. Cada planta, establecimiento,
unidad productiva, o como prefiera llamársele, se localiza a partir de la
componente estratégica territorial dentro de la estrategia global que la empresa
vaya definiendo en cada momento. Lo significativo es retener que, en la
actualidad, los procesos de internacionalización, mundialización y
globalización llevan a que las estrategias empresariales adopten, precisamente
como ámbito territorial estratégico, la escala mundo ya que nos encontramos
con empresas que se definen precisamente por su multi-nacionalidad.

A su vez, la dimensión territorial queda definida a través de dos grandes


procesos. Por un lado la territorialidad vinculada al centro de decisión. Por
otro, la territorialidad vinculada a la funcionalidad de los asentamientos de
cada una de las unidades productivas en las que se divida y articule el
conjunto de la empresa multinacional. Por las razones ya apuntadas, la lógica
multinacional se concretará en asentamientos dispersos por el planeta, en
coherencia con cada estrategia empresarial global. Las posibilidades que abre
la división internacional del trabajo y de la producción están en la base del
potencial de dispersión mundial de las distintas unidades productivas[5].
El modelo de articulación funcional vinculado a su estructura territorial da
como resultado multitud de formas de organización empresarial y de
aprovechamiento de las características diferenciales de cada territorio en este
espacio mundial. En algunos casos por relación a las fuentes de primeras
materias o de energía, en otros a las estructuras y cualificaciones de los
mercados de trabajo (con un fuerte componente vinculado a las desigualdades
socioterritoriales), en otros a la capacidad de consumo de ciertos territorios o,
en otros, finalmente, por factores estratégicos y geopolíticos de significación
diversa.

Estructura territorial

Comencemos nuestro recorrido por la componente territorial. Un análisis de la


articulación territorial del poder de estas empresas deberá considerar, por lo
menos, tres grandes niveles de incidencia territorial. a) En cuanto localización
de la sede social central y, por tanto, del centro de poder absoluto. b) En
cuanto localización de los centros de decisión subsidiarios dentro de cada país.
c) En cuanto a los centros de producción y comercialización a través de los
que ejecutan sus actividades económicas, distribuidos funcionalmente a escala
mundial y dentro de los territorios nacionales. Lo primero que debemos
advertir es que, dada la limitación y objetivos de este trabajo, nos
circunscribiremos a la componente territorial vinculada a los centros de
decisión. Dejaremos de lado la articulación de los centros productivos, lo que
requeriría de otras fuentes de información y de una diferente metodología de
análisis.

Un hecho de importancia no secundaria se refiere a que toda localización


implica una fijación en un territorio concreto, sometida a unos condicionantes,
no sólo económicos, sino también sociales, culturales, políticos, ideológicos e
incluso militares, con los que cada asentamiento productivo debe interactuar.
En ciertos aspectos será condicionada por ellos, mientras que en otros podrá
apoyarse en ellos para reforzar su poder o influencia.

Desde la perspectiva del asentamiento de los centros de decisión, esta


vinculación socioterritorial tendrá un claro reflejo de implicación relacionada
con la nacionalidad territorial del asentamiento[6]. En efecto, a nadie
sorprende que al tratar el tema de las multinacionales se tenga muy en cuenta
su país de procedencia, ni que se analice su papel sobre la base de este criterio
nacional, al considerar, no sólo su papel en la economía mundial, sino también
en los efectos sobre los territorios internacionales de asentamiento de sus
plantas, centros productivos o agencias comerciales. El factor nacional tiene
implicación por cuanto la presencia en el mundo de sus empresas
multinacionales comporta una expresión de su poder internacional. A través
de las empresas se proyectan parte de sus propios intereses económicos, pero
también de sus pautas culturales, de su concepción ideológica, de su poder e
influencia política, de su orgullo nacional. Al mismo tiempo, son una de las
bases importantes del poder de su “marca nación”. Cada una de estas
empresas representan claramente centros de dominio supraterritorial.

Por otro lado, las empresas nacionales se constituyen en poderes fácticos que
presionan para que los instrumentos del Estado sirvan a sus intereses
estratégicos, en el reforzamiento de su poder sobre los territorios a los cuales
se dirigen y en los que anclan sus establecimientos. A mayor poder de sus
multinacionales mayor vinculación con las instancias políticas en su política
exterior.

Teniendo en cuenta estos criterios, iniciaremos el recorrido territorial,


primero, considerando su vinculación nacional, para, después, adentramos en
cada país más significativo. Nos interesa sobre todo examinar el poder
absoluto por países así como las tendencias de cambio en ese poder
mundial[7].

El poder absoluto por países y regiones mundo y tendencias de cambios

Una primera aproximación en la distribución de las sedes de las 500 mayores


empresas mundiales por su volumen de negocio, nos permitirá obtener una
visión tanto comparativa como de tendencia. Sobre la base territorial de
localización de las sedes aplicaremos cuatro criterios empresariales: por
número de empresas, por volumen de ingresos, por cantidad de empleo directo
y, por último, de acuerdo con los beneficios obtenidos. El Cuadro 3 y las
Figuras 1 a 5 aportan la base estadística y visual para su observación y
análisis. La aproximación a los cambios toma como referencia los valores del
año 2006 en relación con 1996, ya que se trata de observar lo ocurrido a lo
largo de esta década.

Cuadro 3. Distribución de las 500 grandes empresas mundiales por


agrupación de países en 1996 y 2006
Figura 1. Distribución por territorios de la sede social de las 500 mayores
empresas mundiales por número de empresas en 1996 y 2006
(Fuente: Forbes y elaboración propia)

Figura 2. Distribución por territorios de la sede social de las 500 mayores


empresas mundiales por ingresos en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes y elaboración
propia)
Figura 3. Distribución por territorios de la sede social de las 500 mayores
empresas mundiales por empleos en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes y elaboración
propia)
Figura 4. Distribución por territorios de la sede social de las 500 mayores
empresas mundiales por beneficios en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes y elaboración
propia)
Figura 5. Distribución por territorios de las sedes sociales de las 500
mayores empresas mundiales por número de empresas en 1996 y 2006
(Fuente: Forbes y elaboración propia)

Lo primero que destaca es la acusada tripolaridad en la concentración de estas


empresas. Como nación individual predominante destaca claramente Estados
Unidos de Norteamérica, aun cuando como conjunto territorial el volumen de
empresas es superior si consideramos a Europa como agregado. En tercer
lugar se sitúa Japón. De forma coherente, este dominio se refleja en las cuatro
variables que estamos considerando, aun cuando se presentan algunos matices
diferenciales, que la evolución a lo largo de estos diez años pone más de
manifiesto.

Antes de continuar en el análisis más pormenorizado de la variable territorial


internacional, es trascendente destacar la ausencia permanente de África
dentro de esta estructura de poder empresarial. Ni en 1996 ni en 2006 aparece
ninguna empresa asentada en el continente dentro del ranking.

La presencia de empresas de los Estados Unidos se mantienen constante en


número (162 empresas, 32,4%). Europa en su conjunto aumenta su presencia
(de 171 a 178, lo que representa pasar del 34,2% al 35,6%). Japón acusa los
efectos de la crisis que afectó a este país que le lleva a disminuir su presencia
en estos diez años desde las 126 empresas a las 67, rebajando por tanto su
participación del 25,2 por ciento al 13,4 por ciento, manteniéndose aún así
como tercer ámbito territorial en importancia.

El volumen de ingresos al principio del período estudiado es algo más


homogéneo entre los tres ámbitos territoriales, pero evoluciona hacia una
tendencia de crecimiento relativo del conjunto europeo, superior al
crecimiento norteamericano, y una clara disminución en el caso de Japón.

La variable empleo directo ofrece matices distintos interesantes de destacar,


tanto en volumen como en tendencia. Cae el empleo directo en los tres
bloques territoriales hasta ahora considerados, y hace su aparición China que,
al final del período, en 2006, superará claramente a Japón, habiendo
evolucionado desde un 1,3 por ciento en 1996 al 13,7 por ciento en 2006.
Estos cambios relativos debidos a la creciente presencia de China no
representan sin embargo pérdidas absolutas de ocupación directa, ni por parte
de Estados Unidos, que aumenta el número de empleados de sus empresas
multinacionales en un 30,2 por ciento (al pasar de 14 a 18,2 millones), ni de
Europa, que incrementar la ocupación absoluta en un 32,8 por ciento (de 13,5
a 18 millones de empleados), lo que refleja una dimensión empresarial
unitaria algo inferior a la de los EEUU. Incluso Japón casi mantiene su
ocupación empresarial al descender sólo un 3 por ciento (de 5,2 a 5 millones).
China es la que ha trastocado los valores relativos por cuanto, en términos
absolutos, ha pasado de los 0,4 millones que empleaban sus grandes empresas
multinacionales (recordemos que se trata de las que figuran dentro de las 500
mayores mundiales) a algo más de 7,2 millones de 2006 (lo que presenta una
extraordinaria incremento de 1.529 por ciento en estos diez años). Acompañan
a China en el crecimiento del empleo de sus grandes empresas
multinacionales India, con un incremento del 851 por ciento (lo que
representan 0,3 millones en 2006), y el resto del conjunto del sudeste asiático
el cual, aún cuando en términos relativos su empleo directo crece por encima
de la propia China en un 1.751 por ciento, queda muy lejos en empleo
absoluto, al contabilizar únicamente 0,6 millones de empleos. Que el sudeste
asiático, con China a la cabeza, se está convirtiendo en la fábrica del mundo,
parece confirmarse con estas cifras.

La diferenciación más trascendente se refleja en el capítulo de la distribución


de los beneficios que obtienen este conjunto de empresas. Por un lado, este
factor se muestra claramente bipolar a escala mundial, centrado en Estados
Unidos y Europa, los cuales, en su conjunto, acumulan más de las tres cuartas
partes de los beneficios mundiales, aún cuando se constate un cierto descenso
respecto a 1996. En 1996 los Estados Unidos acapararon más de la mitad del
total de beneficios, con un importante descenso relativo diez años más tarde
(del 53,5% al 38,5%), mientras que el conjunto europeo hacía aumentar el
rendimiento de sus empresas desde el 31,3 por ciento al 38,1 por ciento. En su
conjunto, estos dos ámbitos territoriales, pero reducen su acumulación,
acaparan desde el 84,7 por ciento al 76,5 por ciento. Si agregamos a estos
valores los que aporta Japón, a pesar de su situación de crisis, entre los tres
bloques mantienen una impresionante capacidad de concentración que se sitúa
en el 83,5 por ciento mundial, aunque habiendo descendido desde el 94,8 por
ciento de 1996. En este aspecto, hasta el momento la presencia de China
todavía no ha mostrado su capacidad para modificar la situación de dominio
tripolar.

Interrelacionando estos factores obtenemos distintos indicadores que permiten


algunas interpretaciones de interés en el análisis de este proceso, lo que
permite apuntar ciertas tendencias de cambio.

Por un lado, constatamos que estas empresas tienen una tendencia a aumentar
su gigantismo individual, como muestra el Cuadro 4, en el que se refleja la
media de empleo por empresa para los territorios que venimos analizando. En
su conjunto se pasa de una media por empresa de 71 mil empleos directos a
106 mil. Los Estados Unidos, Europa y Rusia superaban los 100 mil en 2006;
pero lo destacable era los casi 400 mil que correspondían a las empresas de
Rusia en 1996 (que han descendido a 184 mil al final del periodo) pasando el
relevo a China, con más de 300 mil empleados de media. El mayor volumen
cuantitativo de empleo parece llevar aparejado un uso extensivo de la fuerza
de trabajo.

Cuadro 4. Productividad aparente, beneficio y empleo en las 500 grandes


empresas mundiales por agrupación de países en 1996 y 2006

Las mayores productividades aparentes (ingresos por empleo directo)


corresponden en 1996 al conjunto de los países del sudeste asiático, con Japón
a la cabeza, acompañado por Corea del Sur, India y resto del sudeste asiático,
pero con la excepción de China. En todos ellos muy por encima de la
productividad aparente que reflejan Estados Unidos y Europa.

Diez años más tarde Corea del Sur se situaba en cabeza en productividad,
mientras que el resto del conjunto asiático pierde en valores absolutos, al
tiempo que Europa y en menor medida Estados Unidos, incrementan
notablemente el factor productividad. China acompaña la tendencia a la baja
de la productividad asiática, por cuanto desciende al valor más bajo de todos
los conjuntos territoriales mundiales. Un caso particular es el representado por
el área del Próximo Oriente por su vinculación al petróleo, pero se trata de una
sola empresa.
En cuanto al indicador de beneficios por empleo, presenta una lógica
totalmente distinta a lo visto hasta ahora. Oriente próximo, Australia y el resto
de América (excluido Estados Unidos y Canadá) son los que mayor
acumulación presentan por puesto de trabajo directo sobre la base de fuertes
incrementos desde 1996. En su conjunto, el resto de territorios que aportan
grandes empresas multinacionales, incrementan sus beneficios por empleo, a
excepción de China, donde el valor añadido por sus empleados se mantienen
en cotas muy bajas, de 8 mil dólares por empleo, frente a una media mundial
de casi 29 mil dólares.

Ante el conjunto de estas magnitudes queda abierta la cuestión de lo que


pueda suceder con China, por cuanto presenta un importante margen para
incrementar su productividad, que debería reflejarse en incrementos del valor
añadido y de los beneficios por empleo. Lo interesante será observar en qué
proporción su evolución se apoya en la innovación técnica y en qué medida en
la reducción de empleo. En el caso de que los incrementos de productividad se
apoyasen a su vez sobre las mismas magnitud de empleo, asistiríamos a una
espectacular expansión en su paso a nueva potencia económica mundial. Si,
por lo contrario, se mantienen el modelo de explotación extensiva de su fuerza
de trabajo con un crecimiento débil en su productividad, podría quedar alejada
o reducida a un papel secundario como centro decisional a escala mundial.

Si nos acercamos algo más a la estructura de los Estados, el Cuadro 5 y la


Figura 6 matizan en cierto grado la estructura territorial mundial. Estados
Unidos es la mayor potencia en empresas multinacionales (162) casi
triplicando a su inmediato seguidor en 2006, que es Japón, con 67 empresas
(del que hemos visto que había descendido notablemente desde las 126 que
aportaba en 1996). Francia (de 42 a 38), Alemania (de 41 a 37) y Reino Unido
(de 34 a 33), les siguen en esta ranking. Como observamos, todos ellos han
descendido ligeramente en su presencia dentro de este bloque dominante, pero
se mantienen por encima de las 30 empresas por Estado. El crecimiento más
espectacular lo presenta China que sitúa 24 empresas frente a las 3 (5)[8] que
tenían en 1996. Canadá es otro estado con un incremento sustancial en su
presencia, de seis a 16 lo que la sitúa en la séptima posición, seguido por
Corea del sur, Holanda, Suiza e Italia con más de 10.

Cuadro 5. Distribución de las 500 grandes empresas mundiales por países


en 1996 y 2006
Figura 6. Localización por países de la sede social de las 500 mayores
empresas mundiales por número de empresas en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes
y elaboración propia)

El listado de países se completa hasta la cifra de 31 en 2006, frente a los 26


que participaban diez años antes. Podríamos decir que el vacío dejado
especialmente por las 59 empresas japonesas desaparecidas ha permitido
incorporarse a este selecto grupo a siete nuevos estados, aun cuando con 1 o 2
empresas; todos ellos ubicados en Europa o sudeste asiático, con la extensión
de Arabia Saudita. Sólo Venezuela pierde la única presencia que tenía en
1996[9].

Este nivel de desglose nacional en sentido estricto, por debajo de los bloques
territoriales que antes hemos establecido, es importante desde la perspectiva
de la relación entre poder político y poder económico, por cuanto la
importancia de esta vinculación, que hemos planteado con anterioridad, se
corresponderá con la capacidad de influencia internacional. El paso de los
bloques territoriales a los estados nacionales pone de manifiesto la debilidad
que conlleva la dispersión por naciones, como es el caso de Europa y,
especialmente, de la Unión Europea. Es decir, si como conjunto territorial
Europa supera en empresas multinacionales a los Estados Unidos, por lo que
hace al poder real derivado de la imbricación poder económico-poder político
se ve fuertemente disminuido por el fraccionamiento de la voz política entre
tantos estados como la forman. Las empresas estadounidenses tienen un
interlocutor único –que a su vez es un único avalador internacional – en el
Departamento de Estado, lo mismo que sucede con Japón, o lo que sucederá
con China, mientras que el bloque europeo se fragmenta a través de cada uno
de sus Ministerios de Asuntos Exteriores y de sus políticas exteriores, que
atenderán cada una de ellas a defender sus intereses individuales (nacionales),
sin potenciar una política común que pueda corresponderse con su potencial
económico conjunto.

Conviene resaltar como último aspecto del papel por países, que el conjunto
que ha dado en denominarse BRIC[10] (que engloba a aquellos grandes
estados que se considera que pasarán a ocupar un papel relevante en el nuevo
orden económico mundial por su potencial de crecimiento), ha evolucionando,
en términos de incremento de su participación en el poder empresarial
mundial, más lentamente que el papel que se les atribuye cara al futuro. En su
conjunto han pasado de 10/12 a 39 empresas (el 7,8% en 2006), pero
fundamentalmente gracias a la expansión de China (de 3/5[11] a 24), ya que
los tres países restantes sólo han crecido de 7 a 15 empresas.

El poder territorial en el interior de los estados[12]

Siguiendo con el análisis de la articulación territorial del poder de estas


empresas, nos interesa ahora poner la atención en la ubicación especifica de la
sede social central y, por tanto, del centro de poder absoluto dentro de cada
unidad nacional[13].

En cuanto al origen de la localización de las sedes centrales, podemos


constatar que el hecho metropolitano aparece como causa y como efecto.
Como efecto sobre la metropolización en la medida en que la localización
inicial de ciertas empresas constituyó uno de los motores del crecimiento de
los núcleos en los que se habían localizado, generando economías de
urbanización a partir de la sucesión de interrelaciones entre economías de
aglomeración, de concentración y de escala. Por tanto, una gran parte del
crecimiento metropolitano de las ciudades que no son capital de Estado,
responden al efecto de las implantaciones iniciales, y su posterior expansión,
entre las que encontramos a muchas de las todavía dominantes. Sobre la base
de este proceso, las condiciones de urbanización que se iban potenciando
sirvieron como causa de nacimiento o implantación de nuevas empresas, que a
su vez han alcanzado el liderazgo mundial que este grupo refleja. La
expansión de los servicios, y muy especialmente la banca, han aprovechado
las economías de urbanización en beneficio propio como base de su
potenciación.

De esta forma, y siguiendo la misma base estadística para el año 2005[14], se


pone de manifiesto de forma clara el papel de los centros metropolitanos como
ámbitos territoriales de localización de las sedes, dado que representan casi el
87 por ciento (105) de los 121 ámbitos de concentración a escala mundial. Su
importancia absoluta es todavía mayor por cuanto se ubican en ellas casi el 97
por ciento de empresas (483). Solamente un pequeño porcentaje de empresas
(17,4%) no ha necesitado o no ha sido capaz de generar una dinámica de
metropolización[15].

Ahora bien, si la metrópolis encarna el lugar idóneo de localización de las


sedes empresariales, no lo es el proceso inverso. No todo entorno
metropolitano, o mejor sería decir aglomeración urbana, presenta las
condiciones idóneas para la dinamización empresarial; significa que ni el
contexto metropolitano concreto, ni el entorno externo de país habrán ofrecido
las ventajas de localización que dan lugar a este tipo de empresas.

En resumen, como causa y/o como efecto realimenador, las condiciones


metropolitanas aparecen con toda claridad como condición casi necesaria para
el desarrollo de grandes corporaciones.

El factor metropolitano y, más concretamente, de concentración


metropolitana, apunta hacia una nueva dimensión de la territorialidad del
poder dentro de la escala nacional. En concreto, las regiones metropolitanas
de Tokio (53), Nueva York (36)[16], París (36) y Londres (33), constituyen los
cuatro centros territoriales principales de poder empresarial mundial[17].
Desde tan sólo estos cuatro centros se controla casi un tercio de la actividad de
las grandes corporaciones. Las 18 siguientes regiones metropolitanas, con más
de 5 empresas por aglomeración, representan aproximadamente otro tercio.
Mientras que el último tercio se reparte entre las restantes 99 localizaciones.
En volumen representa que, de los 50,5 millones de empleados que trabajan
para estas empresas, casi 15 millones son controlados desde cuatro ciudades;
así como el 32.7 por ciento de los ingresos (6.192.713 M$) y el 37 por ciento
de los beneficios (450.000 M$)

A su vez, el factor metrópolis se refuerza en general a través del factor


capitalidad. En efecto, de los 32 países representados en el ranking, en 24
(84%) la capital concentra la mayoría de sedes, de los cuales en 12 (38%)
todas están ubicadas en la capital. Solamente en 3 (Canadá, Suiza y Australia)
la capital del estado no localiza ninguna gran empresa, mientas que en otros 3
(Estados Unidos, Alemania y Brasil) la capital tiene una concentración
minoritaria.

Observemos que en los casos en que no se da el efecto capitalidad sus


procesos históricos han seguido pautas muy particulares. En ellos la ubicación
de la capital ha obedecido a razones desvinculadas del papel económico y
mucho más vinculada a razones de oportunidad política, como puede ser
Brasilia o Berlín actualmente. En Estados Unidos, y también en Alemania, la
dispersión territorial puede ser explicada, además de por su estructura federal,
como en Suiza, por el proceso de expansión económica a lo largo del siglo
XX.

Aun así, la localización de la sede central debe ser tomada como un punto de
referencia relativo, y no absoluto, ya que lo verdaderamente significativo se
sitúa en el ámbito de la territorialidad del accionariado, sea directamente a
través de las vinculaciones externas de grupos presentes, o sea a través de la
posición estratégica de algún grupo dominante de control entre el
accionariado. En este sentido, las relaciones internas de poder entre los
agentes empresariales son muy importantes y aportan casuísticas particulares
para cada empresa. Un caso particular es el de la participación directa del
sistema bancario, y cada vez más del financiero, sobre el sistema productivo,
que conllevará que el tratamiento de la distribución territorial de los centros de
decisión deba ser relativizada respecto a los propietarios últimos del capital.
En particular desde los años 1980 han adquirido creciente protagonismo los
fondos de capital riesgo (private equity) que se han convertido en el operador
más activo del cambio en el mundo empresarial[18].

Estructura sectorial / territorial

Algunas de las cuestiones que podemos formular con relación a la estructura


sectorial territorial de las grandes empresas multinacionales se centrarían en
conocer a qué se dedican estas empresas; cuál es su campo de actuación; qué
tipo de intereses empresarial-productivos las han llevado a la
internacionalización de sus actividades; qué campos de actividad son los que
tienden a la mundialización; qué papel desempeñan los mecanismos de
división internacional del trabajo y de la producción en este proceso y, muy
importante, cómo evolucionan estas características. Veamos cuáles son las
respuestas a algunas de estas cuestiones.

Incremento en su poder global

La evolución a lo largo de estos diez años de los cuatro indicadores con los
que estamos trabajando (Cuadro 6), y por comparación entre ellos, muestran
que, sobre la base de un mismo número de empresas, los beneficios han
crecido sustancialmente más con relación al incremento que representa su
volumen de negocio valorado por los ingresos, y el conjunto del empleo
directo que ocupan.
Cuadro 6. Distribución de las 500 grandes empresas mundiales según
grandes grupos de actividad

Su incremento de poder económico empresarial se refleja en ese 278,2 por


ciento de aumento de los beneficios con relación a sólo un 82,8 por ciento de
incremento en los ingresos. También han aumentado en su tamaño como
empleadores de fuerza de trabajo, aún cuando con un valor inferior del 49,1
por ciento.

Una primera característica relevante del papel de estas grandes empresas en el


contexto económico general, a lo largo de este período de crecimiento
económico generalizado, se refleja en su capacidad de acrecentar beneficio.

Sectores con atractivo multinacional

Cuando diferenciamos los distintos campos de actividad, la primera impresión


que tenemos al observar el Cuadro 6, donde se presentan estas empresas
reunidas bajo grandes epígrafes sectoriales, es la de que la publicitada
terciarización de la sociedad avanzando hacia una sociedad postindustrial no
queda reflejada de forma evidente para las grandes empresas mundiales, ni por
número ni por sus indicadores de explotación empresarial. Las actividades que
siempre se ha considerado como formando parte de la actividad industrial
(industria más construcción) no sólo no pierden peso a lo largo de los diez
años que estamos analizando sino que incrementa su presencia tanto
cuantitativa como, digamos, cualitativa (ingresos, empleos, beneficios),
llegando en 2006 a situarse prácticamente en el 50 por ciento de las empresas
que forman este grupo selecto, en un proceso que durante estos diez años se
presenta como creciente (del 45,2% al 49,8%).

La primera impresión que nos produce esta distribución equilibrada entre


industria y servicios es la de que debemos relativizar, como hemos indicado,
la idea de un avance global imparable hacia la sociedad postindustrial, en el
sentido en que se ha venido promocionando desde ciertos cenáculos
intelectuales vinculados a la promoción de la postmodernidad desde finales
del siglo XX, según la cual la modernidad debe prescindir de la industria.
Aquí, el territorio tendrá mucho que decir, por cuanto no es lo mismo
extrapolar lo que sucede en algunos de ellos –los considerados desarrollados,
sobre los que han basado los alegatos postmodernistas y
postindustrializadores-, de lo que sucede a escala mundial, que es en el ámbito
en el que se sitúan los datos que estamos tratando y en el que está funcionando
la economía mundial.

Es cierto que, dentro del grupo que consideramos como industria, cabe
distinguir entre la industria manufacturera y las actividades de base industrial
situadas en los dos extremos del proceso productivo, es decir, la obtención de
las primeras materias y la producción y distribución de energía y agua
(las utilities). En el caso de las primeras materias, por el papel especulativo al
que han estado sometidas durante estos años. Ello se refleja en que el número
de empresas vinculadas a estas actividades aumenta en estos diez años de 34 a
49 empresas relacionadas con las primeras materias y el petróleo, y de 17 a 30
en las de producción y distribución energética y agua. Este incremento en su
presencia lo hacen básicamente a expensas de la disminución en el ranking de
las grandes empresas de servicios y, en menor grado, de la actividad
manufacturera. El conjunto de los servicios desciende en 23 empresas, de 274
a 251, con lo que ven reducida su presencia del 54,8 por ciento al 50,2 por
ciento en volumen de empresas, mientras que el sector industrial reduce
ligeramente su presencia en 6 empresas, de 163 a 157, del 32,6 por ciento al
31,4 por ciento.

No obstante, el indicador por número de empresas conviene matizarlo por las


tendencias en los valores de explotación empresarial.

Las actividades vinculadas a las primeras materias y petróleo, claramente


ascendente en su presencia numérica, también muestran como los factores
especulativos se han centrado en ellas en cuanto proporcionalmente aumenta
tanto en sus ingresos como en sus beneficios (en 2006 estas empresas, que
representan en número el 9,8 por ciento, concentran en 15,2 por ciento de los
ingresos y el 19 por ciento de los beneficios). Por su parte, las empresas de
energía y agua, que aumentan considerablemente en numero, hasta el 6 por
ciento, no alcanzan esta proporción ni en ingresos ni en beneficios ( 5% y 6%
respectivamente) mientras son más intensivas en trabajo (6,8%).

El ligero descenso del número de empresas manufactureras viene acompañado


de descensos proporcionalmente mayores en ingresos y beneficios (del 31,4%
en empresas al 28,6 de los ingresos y el 24,3% en beneficios). Por su parte los
servicios mantienen una proporción ligeramente inferior en ingresos y
beneficios mientras que, junto a la construcción, son sectores que tiene una
proporción superior de empleo, indicador de una cierta diferencia con inferior
productividad aparente.

Esta visión sectorial global muestra matices internos en cuanto la


descomponemos combinando diferencias sectoriales y diferencias territoriales.

Cambios internos de la estructura sectorial

Al desagregar por actividades más específicas los procesos de crecimiento-


decrecimiento que reflejaban los grandes sectores ahora se diluyen en matices
intrasectoriales (Cuadro 7). Podemos distinguir cuatro grandes bloques de
tendencia.

Cuadro 7. Distribución de las 500 grandes empresas mundiales según


actividad
Por un lado, aquellas actividades que han aumentado claramente su presencia,
en el que se inscriben 3 ámbitos de actividad. Por un lado, como acabamos de
señalar, las dos actividades más expansivas en su presencia dentro del grupo
de las 500 grandes empresas han sido Minería y el Petróleo con 15 empresas,
y Energía y Agua con 13 empresas. Junto a ellas aparece una importante
penetración del sector Sanitario, que incrementa su presencia en 11 empresas.

En el extremo opuesto, es interesante observar como pierden más de 10


empresas actividades de servicios tan significativas como Banca y Ahorro,
Seguros y Comercio mayorista. Y en menor grado, Alimentación-Distribución
e Industrias diversas.

Un tercer bloque, y en su conjunto el mayoritario, viene representado por


aquellas actividades cuya presencia podemos considerar que se mantiene
constante, pues variaciones de +/- 3 empresas no podemos considerar que
sean significativas de ningún tipo de tendencia. Dentro de este grupo se hallan
todas las actividades industriales manufactureras, la construcción y servicios
tanto ligados a los servicios públicos como al ocio.
Por último, debemos considerar aquellas actividades que estaban ausentes, o
prácticamente ausentes (con una empresa) en 1996 y que incrementan su
presencia. Se trata sobre todo de actividades vinculadas a las nuevas
tecnologías, tanto en su vertiente industrial (Semiconductores y otros
componentes electrónicos) como a los servicios (Servicios informáticos y
Software, y Otros servicios a la producción). Junto a ellos también
observamos una mayor presencia de las Navieras.

Deberemos esperar a introducir la variable territorial para interpretar mejor las


tendencias generales que acabamos de señalar por actividades.

La distribución territorial de la actividad

El análisis de los cambios por actividad ha dejado abiertas algunas incógnitas


que podrán ser interpretadas al filtrarlas por la variable territorio.

El Cuadro 8, donde se ha recogido la distribución de las sedes territoriales de


las diversas actividades, según número de empresas y según volumen de
negocio, nos muestra diferencias importantes en el papel que cada territorio
está jugando sobre el dominio de ámbitos de producción económica con
significado técnico, económico y político distinto.

Cuadro 8. Distribución territorial de la actividad de las 500 grandes


empresas mundiales en 2006
Aun cuando Estados Unidos y Europa están presentes en casi todos los
ámbitos de actividad, aportan pesos significativamente distintos en algunos
sectores estratégicos. Lo que diferencia a Estados Unidos, más allá de
representar un sustantivo tercio de las empresas y del volumen de negocios
sobre el total mundial, es su papel relevante en los sectores más estratégicos
como son los Servicios informáticos y Software (control del 100%);
Aeroespacial y Defensa; Servicios a la producción; Equipos informáticos y, en
las actividades logísticas (Correos y Paquetería). Mientras que su presencia es
menor o nula en las actividades de orden industrial más maduras (sin
presencia en Navieras y Material de construcción y escasa en Metal). Lo que
es interesante señalar es el papel inverso que tiene en actividades auxiliares
financieras (Brokers), donde acapara más de 90 por ciento del negocio, frente
a la limitada presencia de la Banca y Ahorro. Otras actividades con fuerte
presencia son aquellas relacionadas con su modelo social, significativamente
distinto al europeo, como se muestra en el peso que tiene el sector sanitario
(en una sociedad donde la Seguridad Social publica es muy débil y debe
recurrirse a la sanidad privada), y en las Cadenas comerciales o el Ocio.
Como hemos indicado, Europa muestra su presencia en casi todos los ámbitos,
así como un volumen ligeramente superior a Estados Unidos, tanto en número
de empresas como en volumen de negocio, pero mostrando una debilidad
relativa en los sectores más estratégicos de la innovación, ya que no tiene
presencia precisamente en Servicios informáticos y Software; Equipos
informáticos, ni en Semiconductores. En contrapartida su potencia se
manifiesta en la Banca y Ahorro y en Redes y equipos de comunicación, así
como en Seguros, a la vez que en actividades maduras como Materiales de
construcción y Navieras entre otras.

Japón, que en el año 2006 había descendido en su participación hasta el 13,4


por ciento de empresas y 11,5 por ciento de ingresos (desde el 25,2% y 29%
respectivamente en 1996), continua manteniendo su potencia en Electrónica,
Equipos informáticos o en el Comercio mayorista.

Corea del Sur, a pesar de su menor peso de conjunto (sobre el 3%), está
presente en actividades vinculadas especialmente a la producción industrial, lo
mismo que ocurre con China. Las empresas procedentes del resto del mundo,
que representan el 10 por ciento de las empresas, sólo alcanzan a producir el
6,3 por ciento del volumen de negocio, sin presencia en numerosos sectores,
ni en los estratégicos.

Si acudimos al Cuadro 9, que representa la variación del número de empresas


por territorios entre 1996 y 2006 vinculadas a su actividad, nos ayudará a
comprender aquellos cambios por actividad que habíamos dejado pendientes
de interpretar, al tiempo que refleja ciertas transformaciones estructurales
territoriales.

Cuadro 9. Variación territorial de la actividad de las 500 grandes


empresas mundiales entre 1996 y 2006
El hecho más significativo es el notable descenso de empresas japonesas, que
como sabemos pierde 59 de las 126 que aportaba en 1996, lo que reduce en 67
su presencia en 2006. Este descenso tiene su claro reflejó en los descensos
globales en las actividades de Comercio mayorista, que de las 13 desaparecen
del ranking 8 son japonesas. Lo mismo ocurre con los Seguros, donde
igualmente Japón pierde 8 empresas. Algo más importante es el papel de
Japón en el descenso de la Banca y Ahorro ya que son 12 las empresas
japonesas que pierden su presencia en el ranking. El vacío dejado por Japón es
aprovechado especialmente por China y Canadá, que incorporan
respectivamente 19 y 10 empresas al selecto grupo de las 500. También
Europa participa de esta reestructuración al incorporar 7 nuevas empresas,
mientras que el resto de los territorios mundiales lo hace en un volumen de 23
empresas.

Estados Unidos se refuerza en los sectores Sanitario (10), Comercial minorista


(5) y Energía y Agua (5).Mientras que pierde su mayor volumen de
participación en el sector de las Telecomunicaciones (-7). Europa, por su
parte, incrementa su peso en Energía y Agua (8), Minería y Petróleo (5) y
Construcción e Ingeniería (4) y retrocede en Banca (-6) y Seguros (-5). Del
resto del mundo cabe destacar el aumento de Seguros (3) en Canadá; también
3 nuevas empresas de telecomunicación en Corea del sur; así como también 3
nuevas empresas en cada uno de los sectores de Minería y Petróleo,
Construcción e Ingeniería y Banca por parte de China; 4 empresas en Minería
y Petróleo en India y 3 empresas en Banca en Australia. Por su parte, Rusia
sólo incrementa su presencia en Minería y Petróleo, con 3 empresas.

En resumen, se observa cierta reestructuración interna en los tres bloques


clásicamente dominantes representados por Estados Unidos, Europa y al
mismo tiempo un fuerte descenso de Japón. La abertura hacia el resto de
territorios mundiales es lenta, con la excepción de la mayor aceleración de
China (+19), aun cuando ausente de las actividades estratégicas tecnológicas.

La componente empresarial

Hasta aquí hemos tratado a estas empresas como un todo estructural, tanto
desde la vertiente territorial -por países y supraconjuntos estatales- como por
sectores de actividad. Es el momento de acercarse al nivel de la empresa para
analizar con mayor profundidad algunas de sus características
individualizadas. Es importante descender a este nivel, dado que son las
empresas las que actúan sobre el territorio y en los contextos económicos
productivos. Al mismo tiempo, es desde cada uno de sus centros de poder
desde donde se toman las decisiones que afectarán a las personas y a los
territorios. También nos permitirá damos cuenta de las magnitudes de su
poder individual y, por consiguiente, de su elevada capacidad de intervención
socioeconómica y territorial.

Como media, el Cuadro 10 nos muestra que las estudiadas en este trabajo son
empresas que en 2006 facturaban 41.801 M$ (frente a 22.868 M$ en 1996, a
precios corrientes). Tienen también como media una plantilla de 105.675
trabajadores directos, lo cual representa un importante incremento de volumen
desde los 70.880 de 1996. También los índices de beneficios se han
incrementado notablemente, al pasar de 809 a 3.058 M$ de media por
empresa.

Cuadro 10. Valores medios por empresa según la actividad de las 500
grandes empresas mundiales entre 1996 y 2006
El mismo Cuadro 10 permite observar como existen diferencias importantes
en estos volúmenes medios según los sectores de actividad. Así en ingresos,
para 2006, se oscilará entre un máximo de 64.775 M$ de media de las
actividades de Minería y Petróleo y un mínimo de 19.247 M$ para las
Industrias diversas. En empleo, y para el mismo año 2006, las actividades de
Ocio son las que, como media, ocupan por empresa mayor número de
trabajadores (285.693) y en el extremo inferior Otros servicios a la producción
con 33.500. Los beneficios también son dispares, situándose el nivel medio
superior en los 6.118 M$ de las actividades de Farmacia y Cosmética,
mientras nuevamente Otros servicios a la producción presentan el menor
volumen de beneficios con 582 M$.

Empresas significativas

Pasando de los valores medios a los de empresas concretas se presentan los


Cuadros 11, 12 y 13, que recogen las 20 mayores empresas por ingresos,
empleo y beneficio respectivamente.
Cuadro 11. Las 20 mayores empresas mundiales por ingresos en 2006

Cuadro 12. Las 20 mayores empresas mundiales por empleo en 2006


Cuadro 13. 20 mayores empresas mundiales por beneficios en 2006
La mayor empresa por ingresos y por empleo es Wal-Mart Stores, la mayor
cadena de comercialización minorista estadounidense, que opera en 13 países
(Centro y Sur América, Japón y China). Comparándola con el PIB por países,
por su volumen de ingresos se situaría en 2006 en la posición 26, detrás de
Noruega. Su volumen de empleo ha alcanzado la espectacular cifra de 1,9
millones de empleados. No obstante en beneficios se aleja que estas primeras
posiciones hasta la 24. Por su parte la empresa con más beneficios era, en
2006, Exxon Mobil, con 39.500 M$.

En los últimos años, hasta que en 2006 fue desbancada por Wal-Mart Stores,
la primera empresa por volumen de negocios era la citada petrolera
estadounidense Exxon Mobil, que ahora ocupa la segunda posición. Le siguen
dos petroleras más, Royal Dutch Shell (Holanda) y Brithis Petroleum (Reino
Unido). La quinta y sexta posiciones corresponden a dos fabricantes de
vehículos automóviles: General Motors (Estados Unidos) y Toyota (Japón).
Empresas de estos dos sectores copan los puestos hasta el 11, donde aparece la
primera entidad financiera, General Electric (EEUU). En el puesto número 13
se sitúa la compañía de seguros holandesa ING Group, a la que le sigue la
banca norteamericana Citigroup. En resumen, a excepción del minorista Wal-
Mart Stores, los 20 primeros puestos son ocupados exclusivamente por
empresas de estos cuatro sectores: Petróleo, Industria automovilística,
Financieras y Banca, y Seguros. El menor volumen de negocio por empresa en
estas 500 se sitúa en los 14.880 M$, que son los alcanzados por la canadiense
del sector aeroespacial Bombardier. En la comparación con el PIB por países,
a pesar de ser la menor empresa, la situaría en la posición 95, detrás de
Estonia.

En relación a 1996 observamos importantes cambios. Por ejemplo, el


retroceso de las compañías automovilística norteamericanas; el ascenso de las
compañías petrolíferas; así como el ascenso de Banca y Seguros; o la
incorporación de China a este nivel. En conjunto, solamente dos empresas no
estaban presentes ya en la lista de 1996.

En volumen de empleo las diferencias son más dispares. Por encima del
millón de empleados encontramos la citada Wal-Mart Stores (1,9 M) y dos
empresas chinas: State Grid (1,5 M), del sector de la Energía y China
National Petroleum con 1,1 millones de empleados.

En el extremo opuesto, la holandesa GasTerra (Energía) declara únicamente


169 empleos, mientras que los penúltimos puestos corresponden a las
coreanas S-Oil con 2.348 (Refino de petróleo) y SK Networks con 2.559
empleos (Comercio mayorista).
Comparando con 1996, los cambios en la estructura dominante del empleo son
importantes. Casi la mitad de las empresas (9) no formaban parten
del ranking de las 500 en 1996. China muestra un salto cuantitativo por cuanto
son 5 empresas las que dominan por su volumen de empleo. Sectorialmente,
es interesante observar la diversidad de actividades que forma el grupo de las
nuevas incorporadas: Petróleo, Energía, Banca, Ocio, Telecomunicaciones,
Electrónica y Comercio minorista.

Por volumen absoluto de beneficios, el sector Petrolero acapara 9 de los 20


primeros puestos, con Exxon Mobil ocupando la primera posición (39.500
M$). El conjunto de la Banca y actividades Financieras ocupa 5 plazas,
con Citigroup a la cabeza de este sector en el quinto puesto general (21.538
M$). El resto de actividades entre las 20 con mayor volumen de beneficios,
corresponden a las aerolíneas estadounidenses UAL (3ª posición); la rusa
energética Gazprom (8ª); a Pfizer, farmacéutica norteamericana (9ª), mientras
que el primer representante de sector del automóvil en beneficios es la
japonesa Toyota Motor (15ª). Les sigue en el puesto 16 la compañía de
seguros norteamericana American International Group. Y por fin, en el lugar
20, consiguió situarse la norteamericana Microsoftcomo primera compañía
mundial de software.

En este capítulo no todos son beneficios, ya que 17 empresas declaran


pérdidas en 2006, siendo el fabricante de automóviles estadounidense Ford
Motor el que presenta las mayores pérdidas de las 500 (-12.613 M$).

También por beneficios se han introducido importantes cambios con relación


a 1996. Se incorporan 5 empresas que no estaban presentes en el ranking de
1996: 3 norteamericanas, 1 rusa y otra china. Sólo 7 empresas se mantienen
como mayores productoras de beneficios y las 8 restantes proceden de
posiciones muy inferiores en el primer momento considerado.

Continuidad y cambio en el poder empresarial mundial

Esta cúpula del poder empresarial que forman las 500 empresas, puede
considerarse que ha sufrido cambios importantes en su composición (Cuadro
14), por cuanto en sólo diez años casi la mitad de las empresas (236 que
representan el 47,2%) que estaban presentes en 1996, han sido desplazadas
por nuevas empresas, permaneciendo 264 (52,8%) con continuidad temporal
de su poder empresarial mundial hegemónico.

Cuadro 14. Continuidad y cambio por sectores en la presencia de las 500


mayores empresas mundiales entre 1996 y 2006
El proceso de cambio presenta tres componentes principales. Por un lado la
componente empresarial, aquella vinculada a las dinámicas de cada empresa,
que las lleva a desarrollar velocidades distintas de crecimiento o
decrecimiento, con lo que pueden ser superadas por otras más dinámicas que
las desplazan de su posibilidad de permanecer dentro del bloque de las 500. Se
trataría, por tanto, de cambios vinculados a la lógica empresarial en sí misma.
Forman parte de este mismo proceso las prácticas de concentración y
absorción interempresarial, que analizaremos más adelante.

Un segundo proceso corresponde a la componente sectorial, aspecto vinculado


a la dinámica de las distintas actividades, donde son las dinámicas de cada
tipo de actividad las que evolucionan a velocidades distintas, al tiempo que
aparece nuevas actividades que les permiten incorporarse al ranking, como ha
sido el caso en estos años de los Servicios informáticos y software.

Un tercer factor lo conforma la componente territorial, la cual aparece


relacionada con dinámicas territoriales diferenciadas que influyen sobre toda
la actividad contenida en su territorio, sea de expansión o de recesión. En este
caso China sería uno de los ejemplos de crecimiento y Japón, por el contrario,
de crisis nacional, que ha afectado a su estructura empresarial, lo que le ha
llevado a las importantes pérdidas de presencia en el bloque dominante que ya
conocemos.

Algunos de los cambios relacionados con la dinámica de cada una de las


empresas los hemos mostrado en el apartado anterior, por lo que aquí nos
limitaremos a los factores sectoriales y territoriales.

Desde la perspectiva de la incidencia sectorial (Cuadro 14), podemos


considerar tres situaciones. Aquella en que todas las empresas de un sector
que estaban presentes en 1996 se mantienen en 2006. Se trata de Redes y
Equipos de comunicación, Semiconductores y otros componentes electrónicos
y Sanitarios. A su vez, son campos que todos ellos han visto incrementada su
presencia en el ranking, especialmente el Sanitario que ha pasado de 3 a 14
empresas.

En el extremo opuesto, tenemos cuatro sectores que, por un lado tenían poca
presencia en 1966, y en los que no se mantiene ninguna de sus empresas
(Navieras, Otros servicios a la producción y Servicios diversos); y por otro
porque no había ninguna empresa presente al inicio del período, como es el
caso de Servicios informáticos y software.

Entre estos extremos se produce una gradación de continuidad, desde Correos


y Paquetería, que mantienen 87,5 por ciento de sus empresas de 1996 al
tiempo que se incorporan 2 nuevas empresas, y, en el extremo opuesto,
Construcción e Ingeniería, donde de las 13 empresas de 2002 sólo 3 se
mantenía, lo que representa un 25 por ciento. En cualquier caso, del total de
los 32 sectores en los que hemos subdividido las actividades, 18 mantienen
una continuidad superior al 50 por ciento de las empresas que estaban
presentes en 1996.
La continuidad a través de la variable territorial -sobre la base de la unidad
país- (Cuadro 15), muestran por su parte, un comportamiento más extremo
entre el grupo de los que mantienen el cien por cien de sus empresas presentes
en 1966 (7 territorios) y, en el extremo opuesto, 11 países sin empresas con
continuidad, de los cuales 4 mantienen su presencia como territorio, pero con
nuevas empresas, y 7 no formaban parte del ranking de las 500 al inicio del
período de análisis. Sólo hay un caso de país –Venezuela- que pierde la
presencia de su única empresa en 1996.

Cuadro 15. Continuidad y cambio por países en la presencia de las 500


mayores empresas mundiales entre 1996 y 2006
El primer grupo, los que mantienen sus empresas, son países con poco peso:
Manteniendo el mismo número de empresas encontramos a Noruega (2),
Malasia (1) y Turquía (1), y con aumento de presencia de Australia (de 5 a 8),
México (de 1 a 5) e India (de 1 a 6). La excepción es el avance de China, que
de las 3/5 que tenía, y que se mantienen, efectúa un salto hasta las 24 que
están presentes en 2006.
En el conjunto de los países que manifiestan una continuidad empresarial por
encima del 50 por ciento encontramos a los más importantes: EEUU, Francia,
Alemania o Suiza (en total 11 países). Mientras que entre los que se sitúan con
una continuidad inferior al 50 por ciento cabe destacar Japón, que solo
mantiene el 38,9 por ciento de las 126 empresas que tenía en 1996, aún
cuando representan el 73,1 por ciento de las 67 que aporta este país al ranking
en 2006. También el Reino Unido se sitúa por debajo de la barrera del 50 por
ciento, con un 44,4 por ciento.

Estas cifras, válidas en su conjunto, deben ser matizadas por otro de los
procesos de cambio que observamos en el período, caracterizado por grandes
fusiones y compras de empresas.

Un periodo de grandes fusiones y compras de empresas

El Cuadro 16 muestra que 39 de las empresas (7,8 %) presentes en el arranque


de 1996 se han visto afectadas por procesos de reestructuración empresarial de
la propiedad, lo que afecta a 31 empresas (6,2%) del ranking de 2006.

Cuadro 16. Presencia de empresas españolas e Iberoamericanas entre las


500 mayores empresas mundiales en 1996 y en 2006
Ello significa que algunas de las empresas que no presentan continuidad se
debe a que forman parte de fusiones entre empresas que formaban parte del
ranking en 1996. De esta forma, 25 empresas de 1996 han quedado reducidas
a 12 en 2006. Ello significa que han dejado 13 puestos libres para que
pudiesen incorporarse nuevas empresas. En 4 casos, a pesar de haberse
producido fusiones desde el punto de vista del control empresarial se han
mantenido como empresas de gestión independiente dentro del ranking.

Una vía para incrementar el volumen de los factores empresariales en 10 casos


lo ha sido absorber empresas externas, así como tenemos constancia de 5
empresas que se han incorporado al ranking después de haber sufrido procesos
de fusión que les ha posibilitado alcanzar volúmenes suficientes para su
incorporación.

Esta dinámica de concentración tiene una clara incidencia sobre el poder


absoluto de las empresas. Se explicarían así algunos de los importantes
crecimientos de ciertas empresas que constatamos dentro de nuestro grupo de
análisis, por la vía de incrementar su potencial como gran empresa.
Las empresas españolas e iberoamericanas en la estructura de poder mundial

Parece interesante considerar aisladamente el grupo de empresas españolas e


iberoamericanas presentes en ranking de las 500 grandes empresas mundiales,
lo que se refleja en el Cuadro 17.

Cuadro 17. Período de grandes fusiones empresariales a partir de 1996


entre las grandes empresas mundiales

En su conjunto, muestran su limitado potencial empresarial en esta


competencia a escala mundial ya que en 1996 sólo 6 empresas
iberoamericanas y 5 españolas estaban presentes. A lo largo de estos diez años
se observa un ligero incremento en su presencia al pasar a 10 empresas
iberoamericanas y 9 españolas.

De hecho la presencia iberoamericana sólo se produce a través de dos países:


Brasil, que mantiene 5 empresas y México, que pasa de 1 a 5. Mientras que
desaparece la única empresa venezolana presente en 1996.

Para el caso español, 4 de las empresas de 1996 mantienen su presencia


mientras que se incorporan 5 nuevas empresas. En estos diez años en España
se ha vivido un fuerte proceso de privatización de las empresas nacionales,
que en 1996 se reunían como holding formando el grupo TENEO, que
ocupaba la posición 184 en 1996 y que en 2006 se había desmembrado.

La significación del poder empresarial

El objetivo fundamental de este trabajo ha sido analizar la concentración de


poder sobre la economía mundial por parte de un número proporcionalmente
pequeño de empresas, agrupadas bajo la creciente dinámica de expansión de
las que se constituyen como empresas multinacionales. Se ha efectuado este
análisis sobre la base de considerar la presencia, poder y magnitud de las 500
mayores empresas mundiales.

Las tres variables significativas aplicadas han sido: las características de las
propias empresas, su posición sectorial y su posición territorial. El análisis
siguiendo estos tres vectores nos ha permitido discriminar tendencias en los
que cada uno de ellos aportaba elementos de interpretación del proceso
seguido durante estos diez años, entre 1996 y 2006, que ayudasen a explicar
los cambios y la situación al final del período. Como conclusión, puede ser
oportuno presentar una síntesis esquemática de las valoraciones más
significativos que se han podido alcanzar a través del análisis de este grupo
empresarial siguiendo estos tres vectores de discriminación interna.

La síntesis esquemática de los resultados es la que sigue:

Empresas y territorio mundial

 El poder de las 500 mayores empresas mundiales se acrecienta en términos


absolutos: incrementa su volumen de empleo en un 49 por ciento, de los
ingresos en un 83 por ciento y, sobre todo, de los beneficios en un 278 por
ciento.

 En número de empresas de Europa aumenta su presencia de 34,2 por ciento


a 35,6 por ciento. EEUU mantienen sus posiciones 32,4 por ciento y aumento
de Canadá del 1,2 por ciento al 3,2 por ciento.

 El Sudeste asiático en su conjunto pierde volumen (29,4% a 24%) pero con


un cambio importante en la distribución interna, dada la importante pérdida de
presencia de Japón, que pasa del 25,2 por ciento al 13 por ciento. El resto del
Sudeste asiático en su conjunto es la zona de mayor crecimiento del 4,2 por
ciento a 10,6 por ciento.
 En este incremento destaca la mayor presencia de China del 1 por ciento al
4,8 por ciento.

 El resto del mundo mantiene una presencia marginal, por cuanto sólo pasa
del 2,8 por ciento al 4,8 por ciento.

 De los países que han dado en asociarse bajo el acrónimo BRIC, como
sinónimo de nuevos países con expectativas de fuerte potencial de
crecimiento, solo China está penetrado significativamente entre las empresas
dominantes.

Por sectores de actividad

 La creciente presencia de las TIC (Tecnologías de la Información y de la


Comunicación) se refleja en la entrada o crecimiento de actividades de base
industrial como: –Equipos informáticos y Material de oficina; Electrónica y
Equipos eléctricos; Redes y equipos comunicación; y Semiconductores y otros
componentes electrónicos.

 Dentro del periodo considerado, entran a formar parte del ranking de


empresas las de servicios vinculadas a las TIC: Servicios informático y
Software y Servicios a las empresas. Por ejemplo, Microsoft alcanza a
penetrar en el ranking en 1997.

 En el ámbito de las grandes empresas multinacionales no se constata ningún


proceso de desindustrialización, incluso aumentan ligeramente las empresas
industriales a costa de los servicios. En su conjunto se presentan como dos
bloques muy similares en magnitudes absolutas. Podemos interpretarlo como
un signo de que a escala mundo como un todo, la producción industrial
constituye una base tan importante y necesaria como los servicios en la
articulación económica global.

 La base fundamental de los servicios lo constituyen la Banca, los Seguros y


el Comercio en general, aun cuando han pedio presencia empresarial en estos
años.

Desde la perspectiva empresarial

 Importante renovación empresarial en la cúpula, ya que casi el 50 por ciento


de las empresas de 1996 han sido reemplazadas en el ranking a lo largo de
estos 10 años.
 La importancia de estas empresas se manifiesta en sus magnitudes absolutas,
por ejemplo, en cuanto al empleo que movilizan: Como ocupación directa, la
dimensión media de empleos por empresa es de 106.000 empleados. Por
empresas, en 3 empresas se supera el millón de empleos directos con un
máximo 1.900.000, y en otras 12 empresas ocupan más de 400.000.

 En valores relacionados con su cifra de negocio, sus ingresos como conjunto


se sitúan cerca del equivalente a la mitad del PIB mundial, y cerca del que
suman Estados Unidos y la Unión Europea.

 Ha sido un período con importantes procesos de fusión y concentración


empresarial, reforzando la dimensión y el poder de las empresas.

Con relación al poder de estas empresas

 Desde la perspectiva de su poder como bloque, estos 10 años aparecen como


años de consolidación de la tendencia a la concentración de poder por parte de
las grandes empresas multinacionales. Tanto de la potencia individual de cada
empresa como de concentración interempresarial.

 Derivado de ello, y considerando que éste ha sido un periodo en el que se ha


extendido la externalización en la organización empresarial, podemos
presuponer una multiplicación de poder indirecto por esta vía. Podríamos
situar en unos 150 millones de personas las ocupadas por estas 500 empresas:
directamente 53 millones y unos 100 millones indirectos o externalizados.

 Junto a ello podemos considerar el poder derivado de la capacidad de


compra y de la incidencia en los procesos de comercialización por parte de las
actividades comerciales en sentido estricto.

 Y también el papel vinculado a su función como intermediarios y gestores


de los recursos de capital circulantes en los mercados financieros.

 Territorialmente se aprecia una tendencia, más que un cambio, a la


incorporación del Sudeste asiático, sobre el balanceo desde Japón hacia China,
con una presencia estable de Corea del sur.

 Por su parte, Estados Unidos y Europa han mantenido, y hasta aumentado,


su presencia a la altura de 2006.

En resumen, parece claramente evidente que por encima de los Estados se


aprecia la existencia de un poder económico impresionante en muy pocas
manos. Aquellas que deciden, y desde donde influyen, a partir de sólo 500
centros de empresarial mundial. Mediante su papel económico, que manejan
con la flexibilidad y la celeridad que les permiten sus decisiones privadas, sin
estar sometidas a control ni negociación democrática alguna, disponen de una
enorme capacidad para incidir sobre todos los demás ámbitos del sistema
social. En primer lugar sobre la propia economía mundial, y simultáneamente,
sobre la política, sobre la cultura o, directa o indirectamente, sobre lo
militar.[19]

En su dimensión multinacional, en tanto asumen el espacio mundial como


única unidad estratégica territorial, se sitúan y actúan sobrepasando con
comodidad la escala territorial de los estados. Estados que, si son
democráticos, han de ser por, su forma de organización social, mucho más
lentos en la toma de decisiones. Al tiempo que con grandes dificultades para
asumir decisiones interestatales que puedan competir a la misma escala, y a la
misma velocidad, con la que actúan estas empresas. Cuando los estados
actúan bajo un régimen autoritario, su propio aislamiento les priva también de
capacidad para establecer relaciones y actuaciones interestatales en caso de
que pretendiesen contrarrestar estas estrategias empresariales.

La internacionalización, la mundialización y la globalización han sido los


estadios de avance y conquista introducidos como punta de lanza por estas
empresas de acuerdo con su capacidad de articulación como instituciones, por
un lado, y, por otro, sobre la configuración del espacio único mundial como
campo de estrategia y como campo de actuación: de obtención de primeras
materias, de producción dividida, de distribución y de comercialización, así
como de financiación y especulación monetaria[20].

El límite de la internacionalización ha sido la mundialización, cuando la


internacionalización ha topado con los confines del espacio geográfico de
nuestro mundo.

Alcanzada esta escala territorial límite, observamos que las actuaciones que
toman el mundo como unidad territorial estratégica se diferencian según dos
objetivos. Un objetivo es el de la estandarización, por la cual están interesadas
estas empresas tanto en su dimensión organizativa interna como en cuanto
mercado para muchos de sus productos. Esta dimensión es la que podríamos
asimilar al concepto de globalización. Así, lo que distinguiría la globalización
de la mundialización[21] sería que la globalización conlleva la propuesta de
estandarización a escala mundial, es decir, que no se trata sólo de establecer
relaciones internacionales entre cualquier territorio, o de tomar al mundo
como escala estratégica en la toma de decisiones, sino de avanzar hacia
códigos comunes de conducta, de normativas y de actuación que eliminen las
diferencias territoriales[22].
Pero, paralelamente, debe “evitarse” la estandarización o uniformización
territorial absoluta. Deben quedar territorios diferenciados, sobre los cuales
poder aplicar los principios de la división social y jerárquica. En unos casos
como reacción desde “los territorios” para defenderse de la estandarización.
En otros, serán las propias empresas multinacionales las interesadas en
mantener diferencias socioterritoriales que les permitan aprovechar
desigualdades en los niveles de vida -y de los correspondientes salarios-, para
exprimir de ellos su fuerza de trabajo o sus materias primas[23]. Pensemos que
la localización diferenciada de las distintas establecimientos o unidades
productivas de estas empresas se aprovechan de las ventajas comparativas y
de las ventajas competitivas de cada territorio, es decir, de la heterogeneidad.
Un mundo socialmente homogéneo, con igualdades de renta, salarios y
cualificaciones, se constituiría exclusivamente como un mercado, únicamente
diferenciado por el número de habitantes, pero no en territorios
socioeconómicos a explotar diferenciadamente.

Como conclusión puede afirmarse que las empresas multinacionales serán las
primeras interesadas en mantener este doble proceso de homogenización y de
heterogenización, en su estrategia mundializadora. Para ello se valdrán de su
enorme capacidad de influencia, directa e indirecta, sobre todas las
instituciones del sistema social mundial. Los efectos de sus prácticas no
dejarán indiferentes a los procesos mundiales.

Notas

[1] La temática de las grandes empresas constituye una de mis principales


líneas de investigación. Algunas referencias bibliográficas son: SÁNCHEZ,
Joan-Eugeni La gran empresa en España. Un proceso de dependencia y
concentración. Madrid: Consejo Económico y Social (CES),
1998. SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. Dépendance et concentration de la grande
entreprise en Espagne. In MÉNDEZ, R. (ed.),Géographie de l'Espagne. Paris:
l'Harmattan, 2006, p. 163-217. SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. Pautas de
localización de las sedes de las grandes empresas y entornos
metropolitanos, Eure, 2007, vol.XXXIII, nº 100, p. 69-90.

[2] Para los datos de 1996: COLBY, Laura y URRESTA, Lixandra, The
Fortune global 5 hundred, Fortune, 08/04/97, vol. 136, nº 3, p. F-1-F-12. Para
los datos de
2006:http://money.cnn.com/magazines/fortune/global500/2007/full_list/index.
html
[3] Para aproximarnos a su papel inductor sobre el sistema económico global
disponemos del cálculo que efectué en SÁNCHEZ, Joan-Eugeni La gran
empresa en España. Un proceso de dependencia y
concentración. Madrid: Consejo Económico y Social (CES), 1998, p. 132,
sobre la relación entre el empleo directo ocupado por las grandes empresas y
el empleo indirecto del que se servían. Para las 1000 mayores empresas
españolas en 1994 se obtuvo que la relación entre empleo directo y empleo
indirecto era de 1 a 2. Es decir, que por cada empleo directo se da ocupación a
otras dos personas externas. Posiblemente esta relación debe ser aún mayor en
el caso de las empresas mundiales, por su mayor volumen e incidencia que el
que representan las empresas españolas. En cualquier caso, aplicando esta
proporción representaría que estas empresas dan trabajo a un total de unos 150
millones de empleados: 52,8 millones directos y unos 100 millones indirectos.

[4] FORBES. Forbes 2000, Forbes,


2007. http://www.forbes.com/2007/03/29/forbes-global-2000-biz-
07forbes2000-cz_sd_0329global_land.html

[5]SÁNCHEZ, Joan-Eugeni, WEIS-ALTANER, Eric., BAILLY, Antoine. Division of


labour, production and space: classical concepts for the new Europe?. In LEVER,
William, BAILLY, Antoine (eds.)The Spatial Impact of Economic Changes in Europe,
Aldershot: Avebury, 1996, p. 228-248.

[6] Michael Porter, en su clásico trabajo, ponía el acento fundamental


precisamente en la ventaja competitiva de las naciones a la hora de considerar
los factores clave que aportaba la "ventaja nacional" en relación con su
sistema empresarial. Ello tanto en los aspectos del entorno empresarial como
en el papel del Gobierno Nacional y la posición de la propia nación en el
mundo. Ver: PORTER, Michael E. Laventaja competitiva de las naciones,
Barcelona: Plaza & Janés, Ed., 1991.

[7] En esta presentación me limitaré a considerar la escala nacional. En


trabajos anteriores he abordado el ámbito de la escala metropolitana en
relación con la estructura de los asentamientos de los centros decisionales,
también para el conjunto mundial, así como el ámbito de los procesos y
lógicas interiores para el caso de España desde 1973.

[8] En sentido estricto, la desaparición de las dos empresas que aportaba Hong
Kong deberían incorporarse a las tres que aportaban China, con lo que esta
última habría evolucionado de 5 a 24 empresas. Estas dos empresas aportaban
34.300 M$ de ingresos; 201.790 empleos y 411 M$ de beneficios en 1996.

[9] Hong Kong también desaparece, pero para pasar a integrarse en China.Ver
nota anterior.
[10] BRIC, acrónimo de Brasil, Rusia, India y China. No significa que entre
ellos exista ningún tipo de vinculación. Solamente les une las enormes
dimensiones territoriales y poblacionales de cada uno de ellos.

[11] Ver nota 7.

[12] El papel metropolitano en la ubicación de las sedes direccionales lo he


tratado más ampliamente en: SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. El papel de las áreas
metropolitanas y las pautas de localización de las sedes de las grandes
empresas. El caso de Barcelona. In CARRERAS, Carles, CARLOS, Ana.F.A.
(eds.) Barcelona y Sao Paulo cara a cara. Procesos metropolitanos a la hora
de la globalización.Mataró, Ed. Davinci, 2006, pp. 44-64; SÁNCHEZ, Joan-
Eugeni. Pautas de localización de las sedes de las grandes empresas y
entornos metropolitanos, Eure, 2007, vol. XXXIII, nº 100, p. 69-90

[13] Los otros dos aspectos relacionados con las ubicaciones concretas del
entramado territorial internacional de estas empresas se referirían a la
localización de los centros de decisión subsidiarios dentro de cada país sobre
el que ejercen su internacionalización, y a los centros de producción y
comercialización a través de los que ejecuta sus actividades económicas,
distribuidos funcionalmente a escala mundial y dentro de los territorios
nacionales.

[14] FORTUNE. Fortune Global 500, Fortune,


2005. http://money.cnn.com/magazines/fortune/global500/2005/index.html

[15] De éstas, un parte importante corresponde a empresas de tipo industrial


fuertemente enraizadas con la localización de su centro productivo original
(Dow Chemical, Whirlpool, Nestlé, Caterpillar, Deere, Volkswagen,
Michelin, Novartis o Roche Group). Otras tres relacionadas con las fuentes de
energía (Statoil, Surgutneftegas y Scottish & Southern Energy). Alguna, como
siempre, representan excepciones que no llegan a romper la regla general de
metropolización, máxime si tenemos en cuenta que se encuentran en países
con una fuerte integración territorial interna (Bertelsmann, Tyson Foods, Wal-
Mart Stores, Assicurazioni Generali y Vodafone). A excepción de Statoil
todas las demás se sitúan en Europa y Estados Unidos, con una importante
tradición a sus espaldas, lo que no se da en las nuevas empresas creadas en los
últimos años en los países emergentes.

[16] El aparente menor poder de concentración de Nueva York respecto a


Tokio queda compensado en términos de control por cuanto los ingresos se
sitúan ligeramente por debajo, mientras que el control sobre empleados, y
muy especialmente de beneficios, más que duplican a los obtenidos por Tokio.
[17] Algunos trabajos apuntan en la dirección de que en Estados Unidos se
produce un cierto desplazamiento de sedes hacia territorios menos
metropolitanos (QUARK, A.A. From Global Cities to the lands’ End: The
Relocation of Corporate Headquarters and the New Company Towns of Rural
America. Qualitative Sociology, 2007, nº 30, p. 21–40.

[18] “Entre las diferencias [con el empresario industrial o al clásico banco


accionista de referencia de una empresa] se incluyen el interés por una muy
veloz revalorización de la inversión, la presión para vender activos y saldar la
deuda con la que se ha realizado la compra y una búsqueda de eficiencia que
en muchos casos acaba dejando por el camino algunos de los valores tangibles
e intangibles que aseguran la vida a largo plazo de las empresas. Dicho de otra
manera, en ocasiones, este tipo de inversiones coloca de un lado el interés del
accionista (el que vende y el nuevo propietario) frente al resto de sectores con
intereses en una empresa determinada: trabajadores, proveedores,
responsables políticos...” , y por tanto al territorio, en lo que nos interesa en
este texto. (PÉREZ, Manel. Bailando con los fondos. Barcelona. Dinero la
Vanguardia. 06/05/2007).

En esta dirección incide el libro de John Perkins: Confessions of an economic hit


[19]
man, San Francisco: Berrett-Koehler Publishers, 2004.

[20] Aun cuando las empresas multinacionales son una figura empresarial con muchos
años a sus espaldas, su expansión a partir de los años 70 del siglo pasado, y muy
especialmente de los años 90, se ha apoyado en las innovaciones tecnológicas que ha
aportado los sistemas de transporte (que han posibilitado la movilización masiva a
costes reducidos de personas y mercancía) y de las telecomunicaciones (apoyadas en la
telemática e Internet) que han posibilitado la conectividad potencial absoluta a escala
mundial y, muy especialmente, que esta conectividad se pueda efectuar de forma
interactiva e instantánea (on line) (sistemas financieros, pago electrónico, Internet,
teleconferencias, etc.).

[21]Tal como lo aplico, mundialización y globalización no representarían sinónimos,


sino dos formas de relación social con el mundo como un todo. Por tanto, no es
simplemente una cuestión de competencia entre el uso francófono o anglófono de las
palabras mundialización y globalización para denominar el mismo concepto, sino dos
valores conceptuales distintos para interpretar los procesos sociales actuales.

[22] La estandarización que vinculo a la globalización viene condicionada por la


necesidad de que las relaciones, los flujos y los productos tengan el mismo significado y
la misma aplicabilidad en cualquier parte del mundo donde se los use: el inglés como
idioma internacional; los protocolos y programas informáticos y de Internet; las formas
de producción y sus protocolos de verificación y de calidad, o los instrumentos, medios
y sistemas de transporte, serían cuatro ejemplos de globalización tal como la entiendo,
donde es necesario un patrón común para que puedan ser usados, aplicados o
intercambiados en cualquier parte a la escala mundo. Esta estandarización se introducirá
en todos los ámbitos sociales. Estandarización de la cultura: empresarial, social,
integración socio-cultural. Estandarización de la economía: de modelo de producción,
de modelo de distribución, de modelo de consumo, de modelo de financiación, de
modelo tecnológico, de productividad y de competitividad. Estandarización de la
política: representación y gestión políticas. Estandarización de las infraestructuras:
físicas, financieras, monetarias, difusión tecnológica, de información, de producción,
comercialización, consumo de bienes y servicios. En estas dinámicas de estandarización
deberán considerarse tanto los procesos vinculados a las estrategias de los agentes
sociales (entre los que hemos asignado un papel preeminente a las estructuras de poder
de las empresas multinacionales) como los procesos vinculados a las dinámicas sociales
que las potencialidades tecnológicas posibilitan para la penetración desde unos
territorios sobre otros, incidiendo activamente en los procesos de estandarización.

[23] Por ejemplo, el turismo internacionalizado tiende a la mundialización


bajo dos modelos: el de la globalización, creando ámbitos con identidad de
formas y funciones (Club Mediterranée) y el de la internacionalización-
mundialización donde, contrariamente, lo que se ofrece es lo diferente, lo
exclusivo que puede aportar el lugar, sea físico o cultural. Aquellos aspectos
que no son aplicados-intercambiados a la escala mundial pueden conservar su
"cultura" particular, sea la ideología, la religión, los nacionalismos o los
localismos, a condición de que aquellos productos o mensajes que se desea
que formen parte de la red global y, por tanto, pretendan ser aplicados y/o
intercambiados a escala mundo, se adapten al estándar global (por ejemplo, el
nacionalismo idiomático hablando en inglés en los foros internacionales).

Bibliografía

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Referencia bibliográfica:

SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. El poder de las empresas multinacionales. Scripta


Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Barcelona:
Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2008, vol. XII, núm. 270 (8).
<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-270-8.htm> [ISSN: 1138-9788]

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