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Joan-Eugeni Sánchez
Universitat de Barcelona
A partir de la localización de las sedes de las grandes empresas multinacionales se aborda uno de los
bloques de poder más importantes a escala mundial, por su volumen de actividad, por su capacidad de
incidir sobre las economías nacionales, por su extensión sobre el conjunto del territorio mundial, y por la
concentración en relativamente pocas manos de su poder de decisión. Se trata de uno de los ámbitos de
intervención más potentes que podemos encontrar en este momento.
Se toma como base las 500 mayores empresas mundiales, efectuando comparaciones entre 1996 y 2006,
analizando sus estructuras empresarial, sectorial y territorial, para alcanzar a ver la significación de este
poder empresarial.
From the location of the headquarters of the great multinational companies one of the blocks of being able
more important on world-wide scale is approached. This power leans in its volume of activity, in its
capacity to affect the national economies, in its extension on the assembly of the world-wide territory, and
in the concentration in relatively few hands of its power of decision. One is one of the scopes of
intervention more powerful than we can find at this moment.
It is taken as it bases the 500 greater world-wide companies, carrying out comparisons between 1996 and
2006, analyzing its enterprise, sectorial and territorial structures, to reach to see the meaning of this
enterprise power.
Otra perspectiva que ayudará a situar el poder de las 500 mayores empresas es
conocer el grado de concentración que representan con relación a las 2000
mayores empresas. Aunque los datos no son exactamente coincidentes, sirven
perfectamente al objetivo de valorar su poder de concentración. Recurrimos
para ello a los datos facilitados por el ranking que elabora la
revista Forbes[4] y que se recoge sintéticamente en el Cuadro 2.
Situado así el tema, consideramos que vale la pena dedicar nuestra atención a
este conjunto de empresas.
Estructura territorial
Por otro lado, las empresas nacionales se constituyen en poderes fácticos que
presionan para que los instrumentos del Estado sirvan a sus intereses
estratégicos, en el reforzamiento de su poder sobre los territorios a los cuales
se dirigen y en los que anclan sus establecimientos. A mayor poder de sus
multinacionales mayor vinculación con las instancias políticas en su política
exterior.
Por un lado, constatamos que estas empresas tienen una tendencia a aumentar
su gigantismo individual, como muestra el Cuadro 4, en el que se refleja la
media de empleo por empresa para los territorios que venimos analizando. En
su conjunto se pasa de una media por empresa de 71 mil empleos directos a
106 mil. Los Estados Unidos, Europa y Rusia superaban los 100 mil en 2006;
pero lo destacable era los casi 400 mil que correspondían a las empresas de
Rusia en 1996 (que han descendido a 184 mil al final del periodo) pasando el
relevo a China, con más de 300 mil empleados de media. El mayor volumen
cuantitativo de empleo parece llevar aparejado un uso extensivo de la fuerza
de trabajo.
Diez años más tarde Corea del Sur se situaba en cabeza en productividad,
mientras que el resto del conjunto asiático pierde en valores absolutos, al
tiempo que Europa y en menor medida Estados Unidos, incrementan
notablemente el factor productividad. China acompaña la tendencia a la baja
de la productividad asiática, por cuanto desciende al valor más bajo de todos
los conjuntos territoriales mundiales. Un caso particular es el representado por
el área del Próximo Oriente por su vinculación al petróleo, pero se trata de una
sola empresa.
En cuanto al indicador de beneficios por empleo, presenta una lógica
totalmente distinta a lo visto hasta ahora. Oriente próximo, Australia y el resto
de América (excluido Estados Unidos y Canadá) son los que mayor
acumulación presentan por puesto de trabajo directo sobre la base de fuertes
incrementos desde 1996. En su conjunto, el resto de territorios que aportan
grandes empresas multinacionales, incrementan sus beneficios por empleo, a
excepción de China, donde el valor añadido por sus empleados se mantienen
en cotas muy bajas, de 8 mil dólares por empleo, frente a una media mundial
de casi 29 mil dólares.
Este nivel de desglose nacional en sentido estricto, por debajo de los bloques
territoriales que antes hemos establecido, es importante desde la perspectiva
de la relación entre poder político y poder económico, por cuanto la
importancia de esta vinculación, que hemos planteado con anterioridad, se
corresponderá con la capacidad de influencia internacional. El paso de los
bloques territoriales a los estados nacionales pone de manifiesto la debilidad
que conlleva la dispersión por naciones, como es el caso de Europa y,
especialmente, de la Unión Europea. Es decir, si como conjunto territorial
Europa supera en empresas multinacionales a los Estados Unidos, por lo que
hace al poder real derivado de la imbricación poder económico-poder político
se ve fuertemente disminuido por el fraccionamiento de la voz política entre
tantos estados como la forman. Las empresas estadounidenses tienen un
interlocutor único –que a su vez es un único avalador internacional – en el
Departamento de Estado, lo mismo que sucede con Japón, o lo que sucederá
con China, mientras que el bloque europeo se fragmenta a través de cada uno
de sus Ministerios de Asuntos Exteriores y de sus políticas exteriores, que
atenderán cada una de ellas a defender sus intereses individuales (nacionales),
sin potenciar una política común que pueda corresponderse con su potencial
económico conjunto.
Conviene resaltar como último aspecto del papel por países, que el conjunto
que ha dado en denominarse BRIC[10] (que engloba a aquellos grandes
estados que se considera que pasarán a ocupar un papel relevante en el nuevo
orden económico mundial por su potencial de crecimiento), ha evolucionando,
en términos de incremento de su participación en el poder empresarial
mundial, más lentamente que el papel que se les atribuye cara al futuro. En su
conjunto han pasado de 10/12 a 39 empresas (el 7,8% en 2006), pero
fundamentalmente gracias a la expansión de China (de 3/5[11] a 24), ya que
los tres países restantes sólo han crecido de 7 a 15 empresas.
Aun así, la localización de la sede central debe ser tomada como un punto de
referencia relativo, y no absoluto, ya que lo verdaderamente significativo se
sitúa en el ámbito de la territorialidad del accionariado, sea directamente a
través de las vinculaciones externas de grupos presentes, o sea a través de la
posición estratégica de algún grupo dominante de control entre el
accionariado. En este sentido, las relaciones internas de poder entre los
agentes empresariales son muy importantes y aportan casuísticas particulares
para cada empresa. Un caso particular es el de la participación directa del
sistema bancario, y cada vez más del financiero, sobre el sistema productivo,
que conllevará que el tratamiento de la distribución territorial de los centros de
decisión deba ser relativizada respecto a los propietarios últimos del capital.
En particular desde los años 1980 han adquirido creciente protagonismo los
fondos de capital riesgo (private equity) que se han convertido en el operador
más activo del cambio en el mundo empresarial[18].
La evolución a lo largo de estos diez años de los cuatro indicadores con los
que estamos trabajando (Cuadro 6), y por comparación entre ellos, muestran
que, sobre la base de un mismo número de empresas, los beneficios han
crecido sustancialmente más con relación al incremento que representa su
volumen de negocio valorado por los ingresos, y el conjunto del empleo
directo que ocupan.
Cuadro 6. Distribución de las 500 grandes empresas mundiales según
grandes grupos de actividad
Es cierto que, dentro del grupo que consideramos como industria, cabe
distinguir entre la industria manufacturera y las actividades de base industrial
situadas en los dos extremos del proceso productivo, es decir, la obtención de
las primeras materias y la producción y distribución de energía y agua
(las utilities). En el caso de las primeras materias, por el papel especulativo al
que han estado sometidas durante estos años. Ello se refleja en que el número
de empresas vinculadas a estas actividades aumenta en estos diez años de 34 a
49 empresas relacionadas con las primeras materias y el petróleo, y de 17 a 30
en las de producción y distribución energética y agua. Este incremento en su
presencia lo hacen básicamente a expensas de la disminución en el ranking de
las grandes empresas de servicios y, en menor grado, de la actividad
manufacturera. El conjunto de los servicios desciende en 23 empresas, de 274
a 251, con lo que ven reducida su presencia del 54,8 por ciento al 50,2 por
ciento en volumen de empresas, mientras que el sector industrial reduce
ligeramente su presencia en 6 empresas, de 163 a 157, del 32,6 por ciento al
31,4 por ciento.
Corea del Sur, a pesar de su menor peso de conjunto (sobre el 3%), está
presente en actividades vinculadas especialmente a la producción industrial, lo
mismo que ocurre con China. Las empresas procedentes del resto del mundo,
que representan el 10 por ciento de las empresas, sólo alcanzan a producir el
6,3 por ciento del volumen de negocio, sin presencia en numerosos sectores,
ni en los estratégicos.
La componente empresarial
Hasta aquí hemos tratado a estas empresas como un todo estructural, tanto
desde la vertiente territorial -por países y supraconjuntos estatales- como por
sectores de actividad. Es el momento de acercarse al nivel de la empresa para
analizar con mayor profundidad algunas de sus características
individualizadas. Es importante descender a este nivel, dado que son las
empresas las que actúan sobre el territorio y en los contextos económicos
productivos. Al mismo tiempo, es desde cada uno de sus centros de poder
desde donde se toman las decisiones que afectarán a las personas y a los
territorios. También nos permitirá damos cuenta de las magnitudes de su
poder individual y, por consiguiente, de su elevada capacidad de intervención
socioeconómica y territorial.
Como media, el Cuadro 10 nos muestra que las estudiadas en este trabajo son
empresas que en 2006 facturaban 41.801 M$ (frente a 22.868 M$ en 1996, a
precios corrientes). Tienen también como media una plantilla de 105.675
trabajadores directos, lo cual representa un importante incremento de volumen
desde los 70.880 de 1996. También los índices de beneficios se han
incrementado notablemente, al pasar de 809 a 3.058 M$ de media por
empresa.
Cuadro 10. Valores medios por empresa según la actividad de las 500
grandes empresas mundiales entre 1996 y 2006
El mismo Cuadro 10 permite observar como existen diferencias importantes
en estos volúmenes medios según los sectores de actividad. Así en ingresos,
para 2006, se oscilará entre un máximo de 64.775 M$ de media de las
actividades de Minería y Petróleo y un mínimo de 19.247 M$ para las
Industrias diversas. En empleo, y para el mismo año 2006, las actividades de
Ocio son las que, como media, ocupan por empresa mayor número de
trabajadores (285.693) y en el extremo inferior Otros servicios a la producción
con 33.500. Los beneficios también son dispares, situándose el nivel medio
superior en los 6.118 M$ de las actividades de Farmacia y Cosmética,
mientras nuevamente Otros servicios a la producción presentan el menor
volumen de beneficios con 582 M$.
Empresas significativas
En los últimos años, hasta que en 2006 fue desbancada por Wal-Mart Stores,
la primera empresa por volumen de negocios era la citada petrolera
estadounidense Exxon Mobil, que ahora ocupa la segunda posición. Le siguen
dos petroleras más, Royal Dutch Shell (Holanda) y Brithis Petroleum (Reino
Unido). La quinta y sexta posiciones corresponden a dos fabricantes de
vehículos automóviles: General Motors (Estados Unidos) y Toyota (Japón).
Empresas de estos dos sectores copan los puestos hasta el 11, donde aparece la
primera entidad financiera, General Electric (EEUU). En el puesto número 13
se sitúa la compañía de seguros holandesa ING Group, a la que le sigue la
banca norteamericana Citigroup. En resumen, a excepción del minorista Wal-
Mart Stores, los 20 primeros puestos son ocupados exclusivamente por
empresas de estos cuatro sectores: Petróleo, Industria automovilística,
Financieras y Banca, y Seguros. El menor volumen de negocio por empresa en
estas 500 se sitúa en los 14.880 M$, que son los alcanzados por la canadiense
del sector aeroespacial Bombardier. En la comparación con el PIB por países,
a pesar de ser la menor empresa, la situaría en la posición 95, detrás de
Estonia.
En volumen de empleo las diferencias son más dispares. Por encima del
millón de empleados encontramos la citada Wal-Mart Stores (1,9 M) y dos
empresas chinas: State Grid (1,5 M), del sector de la Energía y China
National Petroleum con 1,1 millones de empleados.
Esta cúpula del poder empresarial que forman las 500 empresas, puede
considerarse que ha sufrido cambios importantes en su composición (Cuadro
14), por cuanto en sólo diez años casi la mitad de las empresas (236 que
representan el 47,2%) que estaban presentes en 1996, han sido desplazadas
por nuevas empresas, permaneciendo 264 (52,8%) con continuidad temporal
de su poder empresarial mundial hegemónico.
En el extremo opuesto, tenemos cuatro sectores que, por un lado tenían poca
presencia en 1966, y en los que no se mantiene ninguna de sus empresas
(Navieras, Otros servicios a la producción y Servicios diversos); y por otro
porque no había ninguna empresa presente al inicio del período, como es el
caso de Servicios informáticos y software.
Estas cifras, válidas en su conjunto, deben ser matizadas por otro de los
procesos de cambio que observamos en el período, caracterizado por grandes
fusiones y compras de empresas.
Las tres variables significativas aplicadas han sido: las características de las
propias empresas, su posición sectorial y su posición territorial. El análisis
siguiendo estos tres vectores nos ha permitido discriminar tendencias en los
que cada uno de ellos aportaba elementos de interpretación del proceso
seguido durante estos diez años, entre 1996 y 2006, que ayudasen a explicar
los cambios y la situación al final del período. Como conclusión, puede ser
oportuno presentar una síntesis esquemática de las valoraciones más
significativos que se han podido alcanzar a través del análisis de este grupo
empresarial siguiendo estos tres vectores de discriminación interna.
El resto del mundo mantiene una presencia marginal, por cuanto sólo pasa
del 2,8 por ciento al 4,8 por ciento.
De los países que han dado en asociarse bajo el acrónimo BRIC, como
sinónimo de nuevos países con expectativas de fuerte potencial de
crecimiento, solo China está penetrado significativamente entre las empresas
dominantes.
Alcanzada esta escala territorial límite, observamos que las actuaciones que
toman el mundo como unidad territorial estratégica se diferencian según dos
objetivos. Un objetivo es el de la estandarización, por la cual están interesadas
estas empresas tanto en su dimensión organizativa interna como en cuanto
mercado para muchos de sus productos. Esta dimensión es la que podríamos
asimilar al concepto de globalización. Así, lo que distinguiría la globalización
de la mundialización[21] sería que la globalización conlleva la propuesta de
estandarización a escala mundial, es decir, que no se trata sólo de establecer
relaciones internacionales entre cualquier territorio, o de tomar al mundo
como escala estratégica en la toma de decisiones, sino de avanzar hacia
códigos comunes de conducta, de normativas y de actuación que eliminen las
diferencias territoriales[22].
Pero, paralelamente, debe “evitarse” la estandarización o uniformización
territorial absoluta. Deben quedar territorios diferenciados, sobre los cuales
poder aplicar los principios de la división social y jerárquica. En unos casos
como reacción desde “los territorios” para defenderse de la estandarización.
En otros, serán las propias empresas multinacionales las interesadas en
mantener diferencias socioterritoriales que les permitan aprovechar
desigualdades en los niveles de vida -y de los correspondientes salarios-, para
exprimir de ellos su fuerza de trabajo o sus materias primas[23]. Pensemos que
la localización diferenciada de las distintas establecimientos o unidades
productivas de estas empresas se aprovechan de las ventajas comparativas y
de las ventajas competitivas de cada territorio, es decir, de la heterogeneidad.
Un mundo socialmente homogéneo, con igualdades de renta, salarios y
cualificaciones, se constituiría exclusivamente como un mercado, únicamente
diferenciado por el número de habitantes, pero no en territorios
socioeconómicos a explotar diferenciadamente.
Como conclusión puede afirmarse que las empresas multinacionales serán las
primeras interesadas en mantener este doble proceso de homogenización y de
heterogenización, en su estrategia mundializadora. Para ello se valdrán de su
enorme capacidad de influencia, directa e indirecta, sobre todas las
instituciones del sistema social mundial. Los efectos de sus prácticas no
dejarán indiferentes a los procesos mundiales.
Notas
[2] Para los datos de 1996: COLBY, Laura y URRESTA, Lixandra, The
Fortune global 5 hundred, Fortune, 08/04/97, vol. 136, nº 3, p. F-1-F-12. Para
los datos de
2006:http://money.cnn.com/magazines/fortune/global500/2007/full_list/index.
html
[3] Para aproximarnos a su papel inductor sobre el sistema económico global
disponemos del cálculo que efectué en SÁNCHEZ, Joan-Eugeni La gran
empresa en España. Un proceso de dependencia y
concentración. Madrid: Consejo Económico y Social (CES), 1998, p. 132,
sobre la relación entre el empleo directo ocupado por las grandes empresas y
el empleo indirecto del que se servían. Para las 1000 mayores empresas
españolas en 1994 se obtuvo que la relación entre empleo directo y empleo
indirecto era de 1 a 2. Es decir, que por cada empleo directo se da ocupación a
otras dos personas externas. Posiblemente esta relación debe ser aún mayor en
el caso de las empresas mundiales, por su mayor volumen e incidencia que el
que representan las empresas españolas. En cualquier caso, aplicando esta
proporción representaría que estas empresas dan trabajo a un total de unos 150
millones de empleados: 52,8 millones directos y unos 100 millones indirectos.
[8] En sentido estricto, la desaparición de las dos empresas que aportaba Hong
Kong deberían incorporarse a las tres que aportaban China, con lo que esta
última habría evolucionado de 5 a 24 empresas. Estas dos empresas aportaban
34.300 M$ de ingresos; 201.790 empleos y 411 M$ de beneficios en 1996.
[9] Hong Kong también desaparece, pero para pasar a integrarse en China.Ver
nota anterior.
[10] BRIC, acrónimo de Brasil, Rusia, India y China. No significa que entre
ellos exista ningún tipo de vinculación. Solamente les une las enormes
dimensiones territoriales y poblacionales de cada uno de ellos.
[13] Los otros dos aspectos relacionados con las ubicaciones concretas del
entramado territorial internacional de estas empresas se referirían a la
localización de los centros de decisión subsidiarios dentro de cada país sobre
el que ejercen su internacionalización, y a los centros de producción y
comercialización a través de los que ejecuta sus actividades económicas,
distribuidos funcionalmente a escala mundial y dentro de los territorios
nacionales.
[20] Aun cuando las empresas multinacionales son una figura empresarial con muchos
años a sus espaldas, su expansión a partir de los años 70 del siglo pasado, y muy
especialmente de los años 90, se ha apoyado en las innovaciones tecnológicas que ha
aportado los sistemas de transporte (que han posibilitado la movilización masiva a
costes reducidos de personas y mercancía) y de las telecomunicaciones (apoyadas en la
telemática e Internet) que han posibilitado la conectividad potencial absoluta a escala
mundial y, muy especialmente, que esta conectividad se pueda efectuar de forma
interactiva e instantánea (on line) (sistemas financieros, pago electrónico, Internet,
teleconferencias, etc.).
Bibliografía
QUARK, A.A. From Global Cities to the lands' End: The Relocation of
Corporate Headquarters and the New Company Towns of Rural
America. Qualitative Sociology, 2007, nº 30, p. 21–40.
Referencia bibliográfica: