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DIVERSOS CONCEPTOS

El siglo XX hizo del Planeta un escenario de guerras y destrucciones sistemáticas. Los


niveles de barbarie llegaron a límites imprevisibles: sólo la segunda guerra mundial deja
un balance de setenta millones de muertos en los seis años que duró. Paradójicamente,
en un siglo que no deja de producir profunda vergüenza de especie, surgen reflexiones
que abren el camino a nuevas formas de construirnos como sociedad humana. Son
reflexiones afincadas en prácticas concretas y no el resultado de elucubraciones
mentales. Son acercamientos a la comprensión de lo que supone la paz, de las acciones
que pueden aclimatarla, de las transformaciones que se necesitan, pero también de los
cambios que están sucediendo.

Diferentes acercamientos a la Paz.

La paz ha sido una preocupación constante de los seres humanos, pero ésta ha
estado ligada a la búsqueda de la superación de las situaciones de guerra y de
enfrentamientos armados.

Durante mucho tiempo primó el concepto de la PAX ROMANA. A través de éste, se


concebía la paz como el resultado del triunfo sobre las fuerzas enemigas, es decir,
la imposición del vencedor sobre el vencido. En esta lógica, no se concebía la
posibilidad del acuerdo entre las partes.

La profunda crisis humanitaria que se generó en el siglo XX, como consecuencia


de las grandes guerras y la vinculación de los adelantos tecnológicos a las
mismas, suscitó la necesidad de profundizar la reflexión sobre la paz.

A partir del concepto de PAZ NEGATIVA, que concibe la paz como la ausencia de
guerra y el resultado de unos acuerdos firmados entre las partes que den por
finalizado el enfrentamiento armado, surgieron nuevas reflexiones sobre el tema,
en la necesidad de entender las causas culturales y estructurales que facilitaban y
legitimaban dichos enfrentamientos. De esta reflexión sistemática sobre dichas
causas surgió el concepto de PAZ POSITIVA, que plantea que para conseguir la paz
no es suficiente con la superación temporal de las guerras, que hay que trabajar a
nivel de la cultura y las estructuras sociales si se quiere construir una paz más
sostenida en el tiempo: la paz como el resultado de transformaciones profundas
en lo social, en lo político y en lo económico. La Paz Positiva pretende también la
construcción de indicadores que den cuenta de la forma en que se construye la
paz – visibilizando los logros y avances en torno a la justicia, la democracia o la
convivencia - y no sólo de la ausencia de la misma – la violencia, las guerras, la
marginación.

Es indudable que la cercanía entre la primera y la segunda guerra mundial


pusieron en crisis el concepto de la Paz Negativa y plantearon la necesidad de los
nuevos acercamientos. Sin embargo, ni este concepto, ni el de la Pax Romana han
sido superados en la realidad. Nuestro país es un ejemplo de ello: se sigue
pensando que la paz pasa por la derrota del opositor, como el escenario ideal, o a
través de “conversaciones de paz” que pongan fin al enfrentamiento armado.
Para la mayoría de la gente la paz es sólo el fin de la guerra, el final del conflicto
armado, aunque las cosas sigan igual a nivel cultural y estructural.
Las transformaciones en estos campos se ven como deseables pero, de alguna
manera también, como parte de una utopía que no tiene asideros en la realidad.

Y es este sentimiento de situación inalcanzable que plantea la Paz Positiva, lo que


introduce la reflexión sobre la PAZ IMPERFECTA: ésta plantea que la paz no es una
situación ideal al final del camino, sino una transformación permanente y en
proceso, que permite reconocer y valorar positivamente los esfuerzos que se
vienen haciendo por la aclimatación de la paz en el campo de los Derechos
Humanos, de las nuevas relaciones de géneros, de la ecología y el medio
ambiente, del manejo y la transformación de los conflictos, en resumen, de la
superación progresiva de todas las formas de violencia. El énfasis de la Paz
Imperfecta está en el proceso, admitiendo que su definición plantea su carácter
de inacabado, del reconocimiento de lo conseguido y de los nuevos retos que
surgen después de cada logro, de la convivencia de estas consecuciones con
expresiones y uso de violencias. Otro aporte importante de esta reflexión está en
la valoración de los aportes que todos y todas pueden hacer a la paz, haciendo de
la ciudadanía un sujeto que no sólo exige la paz, sino que también se vincula
activamente a su construcción.

Es necesario resaltar aquí el concepto de la llamada PAZ FEMENINA y sus aportes


más importantes para el propósito colectivo de la paz. Se le llama así porque han
sido las mujeres y sus luchas las que han decantado la necesidad de pensar la
paz no sólo como el resultado de transformaciones en el campo de lo público, sino
también en el campo de lo privado. Esta reflexión ha puesto la mira en la
necesidad de construir la paz también a partir de la superación de las violencias
cotidianas. Sigue siendo muy normal que encontremos personas que anhelan la
paz, que manifiestan públicamente su deseo de conseguirla, pero que siguen
acudiendo a diferentes tipos de violencias para regular los conflictos cotidianos.
En concordancia con lo que dijo Gandhi “la paz es el camino”, esta propuesta
busca que la paz se convierta en un método que guíe las relaciones entre los
seres humanos. Esta reflexión es un aporte fundamental en la construcción de
nuevas relaciones culturales que posibiliten el arrinconamiento de violencias
vinculadas a las prácticas cotidianas.

Por último la PAZ GAIA. Es el aporte reflexivo que han hecho a la paz los
movimientos y organizaciones ecologistas y medioambientales. Sus
planteamientos introducen el tema de las relaciones entre todos los seres vivos
del Planeta, trascendiendo la mirada antropocéntrica (que plantea todos los
problemas y soluciones girando en torno a los seres humanos
exclusivamente).Proponen la paz como la conservación de los equilibrios de las
diferentes formas de vida, entendiendo el Planeta como un cuerpo vivo en el que
todas sus partes son importantes. Pretende una mirada de la paz que incluya el
respeto a los derechos de la naturaleza, sin los cuales no es posible un desarrollo
humano sostenible. Busca también la superación del paradigma de la
“dominación de la naturaleza” por el de la “cooperación o convivencia” con la
misma, abriendo la posibilidad de construir nuevas formas de relación
intersubjetiva con ella.

Por supuesto que hay otros acercamientos y reflexiones sobre la paz.


Afortunadamente las miradas de la paz, desde la paz misma, y no sólo desde la
ausencia de ella, han ido enriqueciendo la reflexión social. Ellas han supuesto
cambios en los sujetos de la paz, empoderando la ciudadanía mundial, que asistía
perpleja e incapaz ante las guerras declaradas y decretadas en los centros del
poder.
La construcción de la paz en positivo necesita de las manos y los aportes de todas
y todos. Las culturas no se transforman a través de decretos expedidos en los
poderes de centro, son transformaciones que surgen, se vinculan y se fortalecen
en los espacios cotidianos, es decir, son el resultado de miles de poderes de
periferia juntos.

Diferentes acercamientos a la violencia:

En aras de superar las violencias ha sido necesario realizar acercamientos a las mismas
que nos permitan entenderlas para trascenderlas y construir mecanismos que construyan
otro tipo de salidas. En nuestro capítulo 2 veíamos cómo ellas se aprenden como
“métodos eficientes” para la consecución de un fin que se presume socialmente
importante.

Cuando la gente repite “si lo mataron fue por algo; a nadie lo matan por nada” se está
evidenciando una forma de violencia que no tiene que ver directamente con quien la
ejecutó, pero sí con sus justificaciones. Esta situación es sólo un ejemplo que nos inste a
entender mejor cómo y por qué ocurren las diferentes formas de violencias.

En la medida en que ha ido complejizando el concepto de paz, también se ha


visto la necesidad de profundizar en la comprensión de las violencias.

La violencia directa

Hace referencia a aquellas violencias que son visibles y cuyas consecuencias son
claras por el dolor, el daño físico o las muertes que producen. Las guerras hacen
parte de estas violencias, pero también las violencias de género o las violencias
generacionales que se evidencian en una mujer o un niño golpeados. La
necesidad de comprender las expresiones de las violencia sicológicas y sus
consecuencias, hacen parte de este capítulo.
La violencia cultural

Hacen referencia a aquellas violencias cuyo canal de transmisión es la cultura, es decir,


se transmiten, legitiman y perpetúan a través de las formas de hacer que interiorizamos
los seres humanos por medio de aprendizajes intergeneracionales. Pertenecen a esta
forma de violencia todos los prejuicios racistas, sexistas, homófobos, clasistas que
conducen a distintas formas de discriminación. Se explicitan a través de acciones, usos
despectivos del lenguaje, manejos sesgados de la comunicación, perpetuación de
estereotipos, etc.

La violencia cultural es, en muchas ocasiones, la encargada de construir legitimaciones y


razones a las violencias directas y a las estructurales, de forma que resulten aceptables
para la sociedad y hace parte de las violencias invisibles.

La violencia estructural

Es la que plantea mayores dificultades para su visibilización social, porque sus


causas están vinculadas a las estructuras organizacionales, jurídicas, normativas,
políticas, económicas o sociales. El sujeto de este tipo de violencias no es
evidente y claro.

Un niño muerto a la puerta de un hospital por falta de atención médica, puede ser
fácilmente percibido como una tragedia sin responsables. El hambre y la
desnutrición se perciben como producto de la mala fortuna, o de la pereza y el
alcoholismo, antes que de estructuras sociales que niegan posibilidades en
condiciones de equidad.

Su interrelación

Estos tipos de violencia se entrecruzan entre sí. De hecho, hay violencias que se
manifiestan de una forma directa, pero sus justificaciones se construyen en las violencias
culturales y se legalizan en violencias estructurales.
Un ejemplo:

Una mujer muere a las puertas de un hospital, producto de una golpiza propinada
por su compañero sentimental. En este caso vemos una violencia directa que
ocurre a causa de la violencia de género (violencia cultural) y no es atendida a
tiempo por falta de recursos económicos (privatización de la salud, violencia
estructural).

El conflicto Es:

Una situación en la que un actor (una persona o comunidad, un sector, grupo, Estado...)
se encuentra en oposición consciente con otro actor (del mismo o diferente rango) a
partir del momento en que persiguen objetivos incompatibles (o estos son percibidos
como tales) lo que conduce a una oposición, enfrentamiento o lucha.

Características de los conflictos

1. Es natural en las relaciones humanas.


2. No es negativo: no implica necesariamente presencia de violencia.
3. Es un proceso: tiene un ciclo.
4. Es multicausal.
5. Tiene aspectos positivos y negativos: el conflicto no determina la totalidad
de las relaciones entre las partes confrontadas.
6. Surge de la percepción de incompatibilidad de objetivos o intereses y
supone una confrontación o antagonismo entre ellos.
7. Puede evolucionar hacia formas violentas: son los conflictos violentos los
que se pueden prevenir, no los conflictos. Se puede canalizar la energía
hacia lo positivo; noviolencia, trascendencia, transformación.
8. Hay muchas formas de abordar un conflicto.
9. El abordaje de un conflicto depende del análisis que se haga de él.
10. Se puede transformar.
11. La fuerza que se usa para tratar un conflicto puede ser : dura (amenaza y
fuerza), neutra (intercambios, regateo, recompensa), Suave (persuasión,
fuerza integrativa).
12. El conflicto es ante todo oportunidad de aprendizaje.

Etapas del conflicto

Como veíamos anteriormente, los conflictos responden a la lógica de cambio y, en


consecuencia, se transforman a través del tiempo. Al analizarlos es importante
definir en qué momento se encuentra un conflicto determinado, con el fin de
encontrar los mecanismos adecuados para su tratamiento. No requieren las
mismas herramientas un conflicto que apenas empieza a manifestarse, que un
conflicto que tiene profundas raíces históricas. Al respecto, podemos hacer la
siguiente clasificación:
• Preconflicto: Se pueden observar ya intereses diferentes entre dos o más
partes, que plantean distanciamiento entre las mismas. En esta etapa el
conflicto no tiene expresiones demasiado claras y puede pasar
desapercibido.
• Confrontación: El conflicto empieza a ser más abierto. Los intereses ya se
manifiestan en forma de confrontación y cada una de las partes busca
aliados a favor de su forma de ver la situación. En otras palabras, se está
construyendo fuerza que pueda definir la confrontación en uno u otro
sentido.
• Crisis: Es el momento en el que la tensión y la violencia se manifiestan con
más fuerza. Fácilmente se observa la polarización, que aparece sin
posibilidades de encuentro entre las partes. En los conflictos socio políticos
ésta es la etapa de la guerra, con las consiguientes muertes en los
diferentes bandos. El diálogo no existe y las declaraciones suelen ser para
la descalificación del lado contrario.
• Resultado: Es el producto de la crisis, que puede manifestarse a través de
una relación vencedor/vencido, ya sea por la imposición de la fuerza y la
rendición de la contraparte, o porque las partes acuerden una negociación
presionadas por un sentimiento de sin salida o por la presión de una tercera
parte más poderosa que la puede imponer.
• Posconflicto: Se termina la confrontación violenta y cede la tensión entre las
partes. Llegar a este parte sin la construcción de unos acuerdos adecuados,
posibles y satisfactorios puede llevar a una nueva situación de preconflicto.

Mapeo de las relaciones

Además de entender las diferentes etapas por las que pasa un conflicto, es muy
importante definir quiénes son los actores involucrados y establecer las relaciones
que se dan entre ellos. Esto nos puede permitir visualizar cuáles son las
relaciones que están más deterioradas y las alianzas que podemos potenciar con
el fin de facilitar una mediación que, a su vez, permita el acercamiento entre las
partes enfrentadas. Estos mapeos pueden ser construidos por diferentes
personas, con diferente grado de vinculación al conflicto y a las partes
directamente vinculadas, con el fin de contrastar y evidenciar las diferentes
miradas que existen. Contar con esta diferencia en las percepciones del conflicto
puede ayudar a la comunidad implicada a encontrar salidas que previo al ejercicio
no era posible visualizar.l

Preguntas para la elaboración de un mapeo básico del conflicto:

• ¿Cuáles son las partes del conflicto?, relacionadas directa e indirectamente.


• ¿Cuáles son las relaciones entre todas estas partes?
• ¿Cuáles son los temas claves entre las partes?
• ¿Dónde está usted o el grupo al que pertenece?, ¿cómo son sus relaciones con
las partes involucradas?
Concluyendo

Este capítulo ha hecho acercamientos más conceptuales al tema de la paz y los


conflictos, pero igualmente útiles para facilitar nuestros acercamientos a los
mismos temas. El conflicto forma parte de la vida, por lo tanto, es necesario, pero
por nuestras formas de acercarnos a él, por nuestras prevenciones, por la
tentación del uso de la violencia cuando lo vemos como una confrontación, éste
se puede tornar destructivo. El esfuerzo de este módulo ha sido abrir otras formas
de percepción, de forma que estimule la creatividad y las nuevas miradas.

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