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La solidaridad digital

La solidaridad digital que existen entre los países y las regiones del planeta se refleja
en la siguiente estadística: Hoy en día, solamente el 11% de la población mundial tiene acceso
a Internet y solo grandes potencia poseen a sus dominios las industrias que prestan servicios
de conexión y servidores a internet.

En efecto, se suele hablar de sociedad mundial de la información y de “red extendida


por todo el mundo” (world wide web), pero en realidad sólo un 10% de las conexiones con
Internet del planeta provienen del 82% de la población mundial.

Por lo tanto, difícilmente se solidarice y se cree alianza entre los distintos países que
permita en conjunto y mundial el desarrollo digital y tecnológico de esta era, en consecuencia
esta “brecha digital” es ante todo un problema de acceso a las infraestructuras. Además, se
da también un problema de solvencia económica muy agudo porque el costo de las
telecomunicaciones sigue siendo muy elevado en los países del Sur con respecto a los del
Norte.

Cabe mencionar que la exclusión de la información no sólo es una cuestión de acceso


y conexión, sino también de contenidos, pues estos están agilizados por los que tenga más
oportunidades de estar conectado para crearlos y desarrollarlos.

En este aspecto, las dificultades de las desigualdades tiene que ver tanto con la brecha
digital como con la brecha cognitiva, y guarda relación con los obstáculos educativos,
culturales y lingüísticos que hacen de Internet un objeto extraño e inaccesible para las
poblaciones que han quedado confinadas en los márgenes de la mundialización.

Por estas razones, este documento plantea que “si queremos fomentar auténticas
sociedades del conocimiento en nombre del desarrollo humano, la urgencia de solucionar las
disparidades digitales se convierte en un verdadero punto de partida”.

En este sentido, organismo como la UNESCO debe proponer soluciones para reducir
la brecha digital. Los cuatro principios que la Organización enunció en la primera parte de la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información están destinados a orientar la
formulación de políticas en este ámbito. El primero de esos principios es el acceso universal
a la información.

En evidencia a lo anterior expuesto, se puede decir que existe efectivamente una


correlación entre las desigualdades en materia de desarrollo industrial y las disparidades en
el acceso a la información, pues son dos aspectos que van en paralelo desarrollo.

En las discusiones mantenidas en organizaciones como la OCDE o el Banco Mundial


se ha señalado que las poblaciones pobres siguen teniendo poco acceso a Internet o ninguno,
mientras que el número de personas “conectadas” aumenta rápidamente en los países
industrializados.

Consiguientemente, si no se adoptan políticas específicas, las actuales disparidades


de acceso a Internet perdurarán. Hemos visto que los países del Norte, y especialmente los
de América del Norte, gozan de una posición dominante en el mercado de las tecnologías de
la información y la comunicación.

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