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La solidaridad digital que existen entre los países y las regiones del planeta se refleja
en la siguiente estadística: Hoy en día, solamente el 11% de la población mundial tiene acceso
a Internet y solo grandes potencia poseen a sus dominios las industrias que prestan servicios
de conexión y servidores a internet.
Por lo tanto, difícilmente se solidarice y se cree alianza entre los distintos países que
permita en conjunto y mundial el desarrollo digital y tecnológico de esta era, en consecuencia
esta “brecha digital” es ante todo un problema de acceso a las infraestructuras. Además, se
da también un problema de solvencia económica muy agudo porque el costo de las
telecomunicaciones sigue siendo muy elevado en los países del Sur con respecto a los del
Norte.
En este aspecto, las dificultades de las desigualdades tiene que ver tanto con la brecha
digital como con la brecha cognitiva, y guarda relación con los obstáculos educativos,
culturales y lingüísticos que hacen de Internet un objeto extraño e inaccesible para las
poblaciones que han quedado confinadas en los márgenes de la mundialización.
Por estas razones, este documento plantea que “si queremos fomentar auténticas
sociedades del conocimiento en nombre del desarrollo humano, la urgencia de solucionar las
disparidades digitales se convierte en un verdadero punto de partida”.
En este sentido, organismo como la UNESCO debe proponer soluciones para reducir
la brecha digital. Los cuatro principios que la Organización enunció en la primera parte de la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información están destinados a orientar la
formulación de políticas en este ámbito. El primero de esos principios es el acceso universal
a la información.