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Ph:lippe Perrenoud.
, La evaluación de los alumnos. De la producción de la excelencia a la
regulación de los aprend izajes. Encre dos lógicas. - 1•ed. 1° rei mp. - Buenos
Aires : Colihue, 201 O.
256 p. ; 22xl4 cm.
(Alrernariva pedagógica dirigida por Alejandra Mare)
Traducción: Miguel Ángel Ruocco I NTROD UCCIÓN
ISBN 978-950-563-801-7
1. Pedagogía. 2. Did:ícrica. 3. Educación. l. Mare, Alejandra, dir.
La evaluación entre dos lógicas
11. Miguel Ángel Ruocco, rrad. III. Título
CDD 370.7 La evaluación no es una tortura medieval. Es una invención más
rardía, nacida con los colegios alrededor d,el siglo XVII , que se ha
Tírulo original: l' évaluation des éleves. De la fabrication de l'excellence a La hecho inseparable de la ensei1anza de masas que co nocemos desde el
régulation des apprentissages. Entre deux logiques siglo XIX, con la escolaridad obligaroria.
Traducción de Miguel Ángel Ruocco ¿Hubo alguna vez en la histo ria de la escuela consenso acerca de
Directora de colecció n: Alejandra Mare l:i forma de evaluar o los niveles de exigencia? La evaluación necesa-
riamente esrimula las pasiones, dado que esrigmariza la ignorancia
Diseño de colección: Crisrina E..Amado
Diseño de rapa: Pablo Gauna de algunos para exaltar la excelencia de otros. Cuando se reviven los
Uusrración de rapa: "Escuelira rural" de Antonio Berni, 1956. recuerdos escolares, ciertos adulros asocian la evaluación a una expe-
rie nc ia gratifi came, constructiva, mie ntras que para otros evoca un;1
Todos los derechos re~1vJdus.
serie de humillacio nes. Llegados a la pate rnidad, los antiguos alumnos
Esr:i publicación no puede se r reproducid:i, rotal o parcialmente. ni rcgistrnda
LA FOTOCOPIA
en. o cransmicidd por. un sisrema de recupernción de información, en nin- tienen la esperanza o el temor de revivir las mismas emocion~- a través

nn
MATA ALl'.JBRO
11una formJ ni por n ingún medio. sc:.1 mecinico, focoquímico. decrrónico, de sus hijos. las apuestas de la evaluación escolar, en el regis tro narci-
mJgnécico, deccroópcico, por fotocopi.1 o cualquier otro. >in permiso previo
sista, en el <le las relacio nes sociales y en lo que roc.,1 a !>llS consecuen cias
por rscr iro clr l.1 «d1wriol
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'(µ___;¡ (orientación, selecciún, Le nificación), son demasiado grandes para que
indice, complecos, de IJ presencc o bra cxclusivamencc p:ir• fines promocion.tlcs
o de rcgisrro b ibliográfico.
algún sistema de calificación o de examen pueda contar perdurable-
mente con la unanimidad. Siempre se encuentra a alguien que denun-
ISBN 978-950-563-801-7 cia la severidad o la laximd, lo arbit rari o, la incohe~encia o la falca de
transparencia de los proced imientos o los criterios de evaluación. Esos
©De Boeck & Larcier s.a., 1997 l ' édirion
crí ricos apelan i nvari3ble me n te a una defensa de las clasi fi cacio nes,
Edirions De Boeck Univcrsicé
a pesar de su imperfecc ió n , en nombre del realism o, de la forma-
Ruedes Mini mes 39, B-1 000 Bruxelles
ción de las elites, del mérito, de la faralidad de las desigualdades ...
© Ediciones Colihue S.R.L. Tarde o temprano, evaluar es crear jerarquías de excelencia, en
Av. Díaz Vélez 5125
fu nció n de b s cuales se decidirin el progreso en la trayecro ria escolar.
(Cl405DCG) Buenos Aires - Argentina
la selecció n para ingresar en la enseñanza secundaria, la orientación
www.colihue.com.ar
hacia distinras modalidades de estudio, la calificación para ingresar
ecolihue@colihue.com.ar
al mercado de traba jo y a menudo IJ. obtención efecriva de empleo .
Hecho el dcpósi ro que marca b ley 11.723 Evaluar es rambién p rivilegiar una m3ner:l de ser en la clase y en el
IMPRESO EN LA ARGL~TJNA - PRJNTED IN ARCE N f"fNA
La evalu:ición dt: los ,1lumnos Phili ppe Pt: rrenoud 9
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mundo, valorizar formas y normas dt: excelencia, definir a un alumno Sin embargo, la escuela cambia ... lencamence. Desde luego. lama-
modelo, aplicado y dócil para algunos, imagi nativo y autónomo para yoría de los sisremas d icen querer favorecer una pedagogía diferenciada
o eros ... En vista de lo que está en juego, ¿cómo soñar con un consenso y u na más vigorosa individualización de los trayectos formativos.
acerCJ. de la forma o el concenido de los exámenes o de la evaluación También la evaluación evoluciona. En determinados grados, encierros
tipos de escuela, las notas han desaparecido ... Hablar de evaluación
continua practicada en cbse?
Por otra parte, los debates de hoy están ligados a u0:1 nueva c risis formativa ya no es patrimonio de algunos marci~nos. Es posible que
de valo res, de la cultura, del sentido d e la escuela (Develay, 1996). estemos pasando -muy lemamence- de la medida obsesiva de la ex-
Sin e mbargo, sería un e rro r creer que esros deba ces siguen a la edad celencia a una observación formaciva, al servicio de la regulación de
de oro de un a evaluación triunfante e indiscu tida. Alrededo r de los ap re ndizajes. No o bstante, ¡aún no ha terminado la parrida'
la norma y de las jerarquías de excelencia, ni ngu na sociedad v ive Esce libro intenta mostrar la complejidad del problema, que se
en la tranq uil idad y el consenso. M ás bien, l<t cuestión es sab er si refiere a la dive rsidad de las lógicas de trabajo, a sus antagonismos,
cada época re inventa, a su ma nera y en su idioma. las imágenes al hecho de que la evaluación está en el núcleo de las contradic-
im puestas d e un d eba te d e siempre, o si se traca hoy de algo nuevo . ciones del sistema ed ucativo y. con tinuamente, a la articulación de
Aprisio nad os en el p resente, siemp re estam os deseosos de creer q ue la selección y la formación, de l reconoci m ie..nco y la negació n de las
la h isroria se des pliega ante nuestros ojos. Por el contrario, los h is- desigualdades.
to riadores nos enseñ an q ue nos debatimos en q u erellas casi ri tuales, El leccor no encontrará aquí un modelo ideal de evaluación formativa,
que se rep lantean de d écad a en d écada, en un lenguaje lo bastante y menos aún una reAexión acerca de la medida. El enfoque sociológico no
in novad or como para ocu ltar la perennidad de las posicio nes y las ignora los aportes de la docimología, de la psicomea-ía, de la psicopedago-
oposiciones. No es u na idea n ueva que la evalu ació n puede ayudar gfa, de la didáctica. No es mi objetivo reforzar la crítica mcionalisca de las
al aprendizaje del alumno. Desde q ue existe b. escuela, los pedagogos prácticas, en nomb re de una concepción más coherente y más científica
se rebelan co n tra las no tas y qu ier\'.11 poner la evaluación al servic io de la evaluación, ni agregar algo a los modelos pre criptivos. La mirada es
del al um no, más que al d el sistema. No se ter m in an de red escu b rir más descriptiva. En principio, la carea consiste en demostrar que "codo está
esas evidencias y cad a generació n c ree que "ya nad a será como an- conectado", que no se puede mejorar la evaluación sin cocar el conjunto
tes". Lo q ue no impide a la sigu ie n te p rosegu ir e l m ismo cami no y del sistema didáctico y del siscema escolar.
conoce1 las m i/. 111as des ilusiones . Esto no quiere decir q ue la obra adoplL' u1 1¡n.¡nro d e vista comple-
Eso sign ifica q ue n ad a se transfo rm a de u n día para el o tro c.: n el tamente alejado <l-: la realiJad de las cusas. h posible imaginar una
m u ndo escolar; que el peso d el pasado es demasiado fuerte, en las sociología de la evaluación sin compromiso alguno, que se limitaría
escruccu ras, en los cexcos y sobre cod o en las cabezas, para que u na a dJ.r cuenca de b diversidad y la evolució n de las prácti cas y los
idea nueva pued a imponerse rápid amen te. El siglo XX ha demostrado modelos. No pretendo cal discanciamienco. La evaluación formativa
b fuerza de inercia del s istem:1, rná~ :illá ele los discursos reform i tas. es una p ieza sustancial en un d ispositivo ele pedagogía diferenciada.
En ta n to muchos pedagogos h an creído e njuiciar defi ni tivamen te Quien rechaza el fracaso escolar y la dl'.sigualdad ante la e:.cuela ne-
.i las nocas. escas están rodavía allí, y bien arraigadas, e n numerosos cesariamente se pregunta: ¿cómo hacer de la regulación continua de
sistemas escolares. M ientras que la denuncia de la indiferencia a las los aprendizajes la lógica prioritaria d e la escuela?
diferencias (Bou rdieu , l 9G6) se extiende desde hace décadas, acompa- Esce compromiso en favo r de las pedagogías diferenciadas (Pe-
ñada por defensas vib rantes de la ed ucación a medida y !as pedagogías rrenoud. 1996 b, 1997 e) no debería desviar el an~ílis is lúcido de las
d iferenciadas, los n iños de la m ism a edad son siempre constreñ idos prácticas y los sistemas. ¡Al contrario ~ o hay ejemplo de cambio
a seguir el m ismo programa. Una visión pesimista de la hisroria de la 1mporcance que no se haya afirmado en una visión muv realista de
escuela pod ría poner el acento en el in movilismo. bs restricciones y co ncrad iccio nes del sistema educativo:
Philippe Perrenoud JJ
JO La eval uación <le los alumnos
relaciones en ere la familia y la escuela. Co mo lo demostró C hevallard
Evidememente, resu!ca simplificado r describi r la ev:.d uación como ( l 986 a) en relación con los profesores de ma tem<í.ticas de la ense-
oscilance solo enue dos lógicas. En realidad, hay en ella muchas ocras , ñanza secundaria, las notas participan de un trato mercantil, o por
incluso más pragmáticas. Antes de regular los aprendizajes, b. evalua- lo menos de un acuerdo, entre el docente y sus alumnos. Permiten
ción r~gula el trabajo, las actividades. las relaciones de aucoridad y la al primero hace r trabajar a los segundos, obtene r su aplicació n. su
cooperación en el aula y, por ocro bdo , las relaciones en ere la familia silencio, su concentración, su docilidad; todo destinado al objetivo
v la escuela , o entre los profesio nales de la educación. U na mirada supremo: superar el año. La no ta es un mensaje que, en principio, r. -J
~ociolóaica intenrJ. constantemente considerar a b vez las lógicas dice al alumno lo que sabe, si no lo que ttJ puede suceder "si continúa
del sist~ma -que se refieren al cratamiento de las diferencias y las así" hasta fin de año. Mensaje tranquiliza nte para algunos, inquietante
d esigualdades- y las lógicas de los actores, que remiten a las apuestas para otros, que se dirige también a los padres, con el requerimiento
más cotid ianas de la coexistencia, de control , de poder. implíciro o explíciro de incerve nir "antes que sea demasiado tarde".
Por consiguiente, examinaré enseguida las dos lógicas principales La evaluación, cuando se comunica a la fam ilia, ti ene por función
del sistema-una tradicional, otra emergente-, invitando al lector a no prevenir, en el doble sentido de impedir y de advertir. Pone en guar-
olvidar que ellas no agotan la realidad ni el sentido de las prácticas. dia contra ·el fracaso que se perfila o, al co'htrario, tranquiliza, con
el añadido de "¡a condición d e que dure!" C uando las cartas están
echadas , prepara los ánimos para lo peor. U na decisión de repetición
¿Una evaluación al servicio de la selección ... ?
o de no admisión en una sección exigente no h ace en general más que
Tradicional mente, la evaluació n en la escuela esd. asociada a la fa- conflrmar los p ronósticos desfavorables comunicados, mucho antes,
bricación de jerarquías de excelencia. Los alumnos se comparan, Yiuego al alumno y a su familia.
se clasifican, en vircud de una no rma de excelencia, abstractameme Así como los pequeños arroyos confluyen en grandes ríos, las pe-
definida o encamada en el docente y los m ejores alumnos. Muy a queñas jerarquías se combinan para-forma r jerarquías globales, en cada
menudo, se mezclan estas dos referencias, con una que domina . En la <lisciplina escolar, en el programa de conjun ro , pa ra un trimestre, para
elaboració n de los baremos, mientras que ciertos profesores parten de un año escolar; en definitiva, para el conjunto de un ciclo de estudios.
exige ncias p reestablecidas, orros construye n su baremo a posteriori, en Aun refiriéndose a formas y normas de excelencia muy distintas, esas
función d e: h di stribució n de los resultado s. aun que sin llegar a po ner jerarquías tienen en coniú 11 que in form:tn más ;1cerca de la posición
sistemáticame nte la 111 1.:jo r nora posibl1· ,¡j t rab,1ju "m .-n os malo". di; un alu mth. . en un t;rupu . o so bre su di sr;i11 c-i.1 con 1especm a h
En el curso del año escolar los trabajos de control, las pruebas de norma de excelencia, que acerca del contenido de sus conocimientos
rurina, los imerrogacorios o rales, la calificació n media m e no tas de los y co mpetencias. Sobre rodo, dicen si el alumno es "m~j or o peor"
trabajos personales y de conjunto, fabrican "pequeñas" jerarqu ías de que sus condiscípulos. La misma existen cia de una escala que se ha
excelencia, d e las cuales ninguna es decisiva, pero cuya acumulación de uti lizar crea la jerarquía, a veces a p artir de pocas cosas. Am igues y
y suma prefiguran la j er~uquía fin al: Zerbato-Poudou ( l 996) recue rdan esta sencill a experiencia: se entreg:i
para corregir un número de trabajos h e terogéneos a un conjunro de
• ya sea porque elb se basa ampl iamente en los resul tados obte nidos
profesores, cada uno de los cuales escablece una distribución en cam-
en el curso d el J.ño, cuando la evaluación continua no es duplicadJ.
pana, apro ximadamente como la fam osa curva d e.Gauss. Entonces se
po r prueba· estandarizadas o ex:í me nes;
sacan rodus los uabajos situados en la parte me<lía d e la distribución y
• ya s~a po rque la evaluación e n el cu rso del afio funcio na como
se dan los traoajos restantes a o eros correctores. Lógicamente, podría
un ent ren;:im iento para el examen (M erle, 1996).
e!>perarse una distribución bimodal . Nada de eso: cada evaluador recrea
Esra ancicipación juega un papel principal en el conrr.aro d id:íc- una di:;rribución "normal" . Se obtiene el mismo resultado si no se
tico que se c:stablece e ntre el docente y sus Jlumnos, :isí como en Ls 1...o nserv:.1 más que la mi tad inferior o superior d e un primer lote. Lo:i
12 L.1 <:valuación JL: los alumno' Philippe Perrenoud 13

evaluadores crean las separaciones, q ue se arienen más a la escala y al apuestas recurrentes. Sin embargo, en el marco del funcionamiento
principio de b cb si ficación que a las disra ncias signi ficativas encre los regular del siste ma, "se hace como si" los que evalúan supieran lo
conoci miencos o las comperencias de unos y orros . que tienen que hacer y se les ororga cierra confianza. El interés de
Una jerarq u ía de excelencia no es nunca el reflejo puro y si mple una certificación establecida reside precisamenre en no rener que ser
de la "realidad" de las diferencias. Ellas exisre n de por sí, pero la eva- controlada punro por pu nto, en servir de pasaporte para el empleo o
luación elige darles, en un momenro dererm inado, según crirerios una formación ulrerior. ·
definido~. una imagen pública. Las mismas distincio nes pueden dra- En el interior del sistema escolar, la certificación es sobre todo un
mariz.arse o rrivializarse según la lógica de acció n puesra en práctica, modo de regulació n de la división verctcal del trabajo pedagógico.
pues no se evalúa por evaluar, sino para fundamentar una decisión. Lo que con ella se certifica al profesor que se encarga de los alumnos
Al té rmino del año escolar o del ciclo de estudios, las jerarqubs de procedentes del n ivel o el ciclo ancerior, es que podrá rrabajar de la
excelencia dirigen la prosecución normal de b crayecroria escolar o, si manera habitual. Lo que ella cub re no es por entero independienre
hay selección, la orienración hacia cal o cual sección . Más globalmente, del programa y de los logros mínimos. Eso puede va riar mucho de un
a lo largo de la crayecco::ia, rigen lo que se denomina éxito o fracaso esrablecimienco a orro, en función del niv~l efectivo de los alumnos
escolares. En efecto, esrablecida según u na escala muy diferenciad a y de la accirud del cuerpo docente. .•
-a veces hasta el décimo de punto-, una jerarquía de excelencia se En codo caso, la evaluación no es un fin en sí. Es un engranaje en'
transfo rma con facilidad en dicotomía: basca con introducir un punto el funcionamiento didáctico y, más generalmente, en la selección y
de corte para fabricar conjuncos considerados homogéneos: por un la orientación esco lares. Sirve a la vez para controlar el rrabajo de los
lado, los que repiten son relegados a los estudios preprofesionales o alumnos y para adminisrrar los flujos.
entran en el mercado de rrabajo a los quince o dieciséis años; por el
orro, los que progresan en la trayectoria y se abre n camino hacia los
¿... o al servicio de los aprendizajes?
e•audios prolo ngados.
La orra Función tradicional de la evaluación es la de certificar Los La escueb se ha acomodado durance tanto riempo a las desigual-
conocimientos adquiridos ante terceros. Un diplo ma garantiza a los dades de éxito que estas parecen siruarse "en el o rden de las cosas".
po tenciales empleadores que su porrador ha recibido una formación, Lo que imporraba, cierramen te, era que la e nse ñanza fu era correc-
lo c¡ul.' pern1 ite co ntrara rlo ~in hace rl o pasa r por nuevos exá me nes. carncnre di spensada y que los alum nos crab:ljaran; pero la pedagogía
U na forma e.le ccnificación análoga Funcion.1 tamb ién e 11 d interior 110 preLendía un mi la gro: no podía más que " 1evclar" lcl d1:sigualdad
de cada sistema escolar, de un ciclo de esrudios al siguiente, lo mismo de las aprirudes (Bourdieu, 1966). En esca perspecriva, la evaluación
que entre años escolares. Aunque menos visible, pues no existe el fo rmariva no tenía mucho sentido: la escuela enseñaba y los alumn os
eq ui valenre de un mercado de trabajo, el mercado de la o rientació n aprendían, si poseían la vo luntad y los medios incelecruales para ello.
pe rmanece bajo el conrrol del sisrema ed ucarivo . La escuela no se sentía respon sable de los aprendizaj es; se limiraba a
Una cerrificación 110 inforrna mucho sobre el det.ille Je los saberes ofrecer a codos la ocasión de apre nder: ¡a cada uno le tocaba aprove-
y las habilidades adquiridas n i sobre el nivel de domi nio alcanzado charla! Ha.sea un período rec iente, la noción de igualdad de oportu-
precisame n te en cada área cubie rta. Garanriz.a sobre codo que un nidades no significaba o era cosa que el hecho de que cada uno ruviera
alu m no sabe globalmente "lo que debe saber" para accede r al grado acceso a la enseñanz.a, sin t rabas geográficas o finan cieras, sin que se
sigu iente e n la trayectoria escolar, ser admirido en una determina tuviera en cuenca su sexo o su condición de origen.
orienració n o iniciarse en un oficio. Enrre profesores de grados o Cuando Bloom , en los años sesenta del siglo pasado, propugnó
ciclos sucesivos de estudio, en ere la escuela y los empleadores. el nivel una pedagogía del dominio (1972, 1976, 1979, 1988), inrrodujo un
y el co ntenido de los exámenes o de la evaluación son, seguramente, postulado completamente n uevo. Señaló que, po r lo menos al nivel de
14 L::t evaluació n d e los ,dumnoi.
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P ii li ppe Perrenoud IS
b escuela obligarn ria, "codo el mundo puede aprender": el 80% de los más que de las trayecto rias dé cJda alum no. La evaluc•j ón formativa
alumnos pueden dominar el 80% de los conocimiencos y las habilidades introduce u na ruptura, porque propone desplaz.F esta regulación al
inscriptas en el programa, a condición de que se o rganice la enseñanza nivel de Los aprendizajes, e individualizarla.
de manera de individualizar el concen ido, el ricmo y las modalidades ingún médico se preocupa po r clasi fi car a sus pacientes, de
de aprendizaje en función de objecivos definidos con claridad. De menos enfermo a más grave. M enos aún sueñ~ con administrarles
pronrn, la evaluació n llegaba a ser el insrrumenco privilegiado para una u n cratam iento colectivo. Se esfuerza en precisar para cada uno un
regulación concinua de las incervenciones y las situacio nes didácticas. diaanóstico individualizado, como base de una acción terapéutica a
t>
En la perspectiva de una pedagogía del dom in io (Huberman, 1988), su medida. Mutatis mutandis, la evaluación formativa debería cener
su papel ya no era el de fab ricar je rarquías, sino el de tener en cuenta la misma fu nción en una pedagogía diferenciada. Para ese fin, las
las adquisiciones y los modos de raionar de cada alumno lo suficience pruebas escolares cradicionales se revelan de poca ucilidad, porque
como para ayudarlo a progresar en el sentido de los objetivos. Así esencialmence son concebidas en vista del recuento más que del
nació , si no la idea misma de evaluación formativa -desarrollada origi- análisis de los errores; para b. clasificación de los alumnos, antes que
na.lmen ce por Scriven ( l 967) a propósiro de los programas-, al menos para la idencificacióu del nivel de conoci~ientos de cada uno. Un
su transposición a la pedagogía y a los aprendizajes de los alumnos. profesor que hubiera leído a Asrnlfi ( 1997) diría: "Vuestro error me
¿Qué hay de nuevo en esca idea? En el curso del año, ¿no se sirven interesa". Deliberadamente, una prueba escolar clásica suscita erro-
codos los profesores de la evaluación para ajustar el ricmo y el nivel res, puesco que no serviría de nada si codos los alumnos resolvieran
global de su enseñan za? ¿ o se conocen numerosos docences que con éxito codos los problemas. Produce la famosa curva de Gauss,
utilizan la evaluación de manera más individualizada, para determina r lo que permite poner notas buenas y malas y, por lo tanto, fabricar
mejor las dificulcades de algunos alumnos e intentar remediarlas? una jerarquía. U na prueba de tal tipo no dice mucho acerca de ~ómo
Toda acción pedagógica reposa sobre una parce intuiciva de eva- se opera el ap rendizaje y la construcció n- de los co nocimientos en el
luación formaciva, en el sentido de que hay inevitablemente un mí- e.'>píriru de cada alumno ; sanrioria sus errores sin darles los medios
nimo de regulació n, en función de los apre ndi zajes o al m enos de los para comprenderlos y crabajarlos. Por lo tanto , la evaluación formativa
funcionamienros observables de los alumnos. Sin embargo, para que debe forja r sus propios insuumenros, que van del cest de referencia
llegu e a ser una prác ti ca realmente nueva, se ría preciso que la evalua- cricerial, que describe de m a nera analítica un nivel de adquisición o
ción furmaciva sea la regla y se integ re a un dispositivo d e pedagogía de d omi n io, a la observación en s itu ~1 c ión de los mécodos de trahaj o,
diferenciada. Es csce c,1dun mrtrídiro, ínstm>111'11trulo )' coimante el lo!> ¡Jrut.Ld im ienrns, los proccsus intelec tuales de cada nlum 11ü.
que la aleja de las práccicas comunes. Por consiguience, sería jugar con El diagnóstico es inútil si no desemboca en una acción apropia-
las palabras afirmar que rodo docente, constantemente, realiza una da. U na verdadera eval uació n formativa está necesariamente unida
evaluación formativa, al menos en el sencido pleno de la expresió n. a una intervención diferenciada, con lo que eso supone en cérminos
Si la evaluación fo rmaciva no es otra cosa que u na manera de regular de enserí anza, de administración de los ho rarios. de o rganización del
la acció n pedagógica, ¿pur qué nu es u na pdctica co rr knt~? C uando grupo- cla!>e, incluso d e cransformaciones radicales d e las esu uuuras
un anesano elabo ra un objeco, no cesa de observar el resultado para escolares. Las pedagog ías diferenciadas están ya a la o rden d el día y
ajusca r sus gestos y si hace falca "corregir el tiro", ex presión común la evaluació n formativa ya no es una quimera, pues ha dado lugar a
que designa una faculcad humana universal: el Jrte de dirigir la acció n numerosos ensayos en diversos sistemas.
previsca, .en función de !illS resultados provisionales y de los obstáculos o obstante, es inútil oculcar que ella choca con roda suerte de
encontrados. C ada profesor d ispone de ella, como todo el mundo. obstdrnlos. en los espíritus y en las prácticas. Anre todo, porque exige
Pero se di rige a un grupo y regula su acción en funció n de la dinámica la c1dhesión a una vis ión más igualita ria de la escuela y al principio
de conjunto, del nivel gene ral y de la discribució n de los resu ltados, de educabilidad. Para dar prioridad al crabajo de regu lación de los
16 La evaluación de los alum nos Philippe Perrenoud 17

aprendizajes, se debe anre todo creerlos posibles para la gran mayoría. a, 1996 a) o la didáctica de las disciplinas (Bain, 1988 a y b; Bain
Esca concepción está lejos de compartirse unánime m ente. Ya no y Schneuwly, 1993; Allal, Bain y Perrenoud , 1993). Estos trabajos
estamos inmersos en la ideología del talento triunfante; casi codo el están lejos de ago tar el tema. Queda mucho por hacer para dar a un
mundo es co nsciente del peso del medio cul tural en el éxito esco la r. gran número de docentes el acicate y los medios para pracricar una
Las pedagogías de sostén se han desarrollado un poco por rodas parres evaluación formativa.
y la idea de que una diferenciació n más sistemática de la enseñanza La formación de los docentes se ocupa poco de la evaluación y
podría disminuir el fracaso escolar no es muy o rigi nal. Sin em bargo, menos aún de la evaluación formativa. Más generalmente, una peda-
la democratización de la enseñanza sigue siendo un rema débilmente gogía dife re nciada supo ne una calificació~ c reciente de los docentes,
moviLiZAdor para una fracción importante de los docenres o de los tanto en el dominio de los conocimientos matemfocos o lingüísticos,
esrablecimienros, y la prioridad que le otorgan los sis remas educativos por ejemplo, como en el campo de la d idáctica (Gather Thurler y
es muy fl.ucruame. Aunque la política educativa y las aspiraciones d e Perrenoud, 1988).
los actores van en ese sentido, el esfuerzo no se lleva ipso facto al nivel En defi nitiva, la evaluación for mativa choca con la evaluació n que
del aula, de la diferenciación de la enseñanza y la individualización se practica, la eval uación tradicional, que a,,veces se dice normativa.
de los itinerarios formativos. Buena parte de las energías permanecen Aunque las formas tradicionales de evaluación pierdan vitalidad, la
compro metidas en los aspectos financieros, geográficos y estructurales evaluación formativa no dispensa a los docemes de poner notas o
del acceso a los estudios. redactar apreciaciones, cuya fu n ción es la de informar a los padres o
La evaluación fo rmativa adquiere todo su sentido en el marco de a la administración escolar sob re las adq uisiciones de los alumnos,
una estrategia pedagógica de lucha contra el fracaso y las desigualdades y luego fundamentar las decisiones de selección u o rientación. Por
que está lejos de ser puesra en p ráctica en todas partes con coherencia y consiguiente, la evalu ación fo rmati va parecería siempre una carea
continuidad (Perrenoud , 1996 j, 1997 e). Ya sea por políticas indecisas suplementaria, que obligaría a los docen tes a administrar un doble
o por otras razones, la evaluación formativa y la pedagogía diferenciada s istema de evaluació n , ¡lo que no es muy in citante!
de la que ella participa, se enfrentan a numerosos obstáculos materiales
e institucionales: el número d e alumnos, la sobrecarga de los progra-
mas, la concepció n de los medios de enseñanza y las didácticas, guc Lo que hoy se juega...
1w privilegian suficienLcmeme b diferenciación. El hrna rio esco lar, r,as in vestigac i o 11 c~ )' l ,1 ~ cxpnien cias se 111 ul ti pi ican L:t l v::duaciún
el recorre de la trayectoria escolar en grados, la administración de formativa es uno de los caballitos de batalla de la Asociación Euro-
los espacios, son o tras tantas fuerzas disuasivas pa ra quien no tiene, pea para d Desarrollo dt las Metodologías de Evaluación Educativa
profundamente arraigada, la pasión por la igualdad. (AD MEE) y su hermana mayo r de Quebec. Esrá en el núcleo de las
Otro obstáculo esrá constituid o por la insuficiencia o la complej i- te n tativas de pedagogía diferenciada y de individualización de los
dad excesiva d e los modelos de evaluación fo rmativa prop uestos a los trayectos fo rmativos. H ay un:i m ayo r preocupación por l:i evaluació n
docentes. Actualmente, la búsqu ed a privilegia una vía m ed ia entre a propósito de las renovaciones de progra mas y en el marco de las
la intu ición y la instrumentació n (Allal, 1983) y rehabilita la subje- did:ícric:as de las d iscipli nas. La for mación continua se desarrolla:
tividad (Weiss, 1986). Se trabaja en una ampliació n de la evaluación lenrameme, la formación inicial se enri quece. Esta evolución podría
formativa , más compatible co n las nuevas didácticas (Allal, 1988 b, originar la ilusión de que la escuela se ha adherido a la. idea de una
199 1) y los enfoques coflstrucriv isras (Crahay, l 986: Rieben , 1988). evaluación formativa y de que se marcha a grandes pa os hacia ella.
Se atiende a describir las prácticas actuales antes que a prescribir La realidad es más m1tizada. En las aulas, las prácticas de evaluación
otras ( De Ketele, l 986); se sitúa la evaluació n en el ma rco de una
evolucionan en su conjunto hacia una menor severidad. ¿Son más
problemática m ás ampl ia, la. del rrabajo escolar (Perrenoud. 1995
18 L:i evaluación de los alumnos Philippe Pe!rrenoud 19

formativas? Es dudoso. Se desarrolla el sostén pedagógico externo, las clases sociales, entre las C<tpas menos favorecidas y las clases medias
se rrabaja más por pequeños grupos. ¿Es una pedagogía diferenciada Y superio res, principales beneficiarias de la explosión escolar (Hut-
digna de este nombre? ¡No es más que un com ienzo! macher, l 993) . A escala planetaria, el desarrollo de la escolarización
Hay en los siscemas educacivos un desfase imporcance encre el marca el paso y las desigualdades siguen clamando al cielo.
discurso modernisca, ceñido de ciencias de la educación y nuevas Por ende, sería .:1.zaroso pronoscicar los días que vendrán. Entre las
pedagogías, y las preocupaciones prioricarias de la mayoría de los necesidades de fo rmación insatisfechas y las políticas de educación
docences y responsables escolares. Son raros los que se oponen resuel- no hay siempre coherencia. Delors ( l 996) y su comisión lo afirman:
ta y abiercamente a una pedagogía diferenciada o a una evaluación "La educación, hay un tesoro escondido en tu interior". adie tendría la
formativa. Sin embargo, no adhieren a ellas sino a condición de que audacia de contradecirlos abiertamente. Sin embargo, los gobiernos
se den "por añadidura", si n comprometer ninguna de las funciones y ~ª.gente ~e ~scuela permanecen mu y a menudo paralizados por la
tradicionales de la evaluación, sin tocar la estructura escolar, sin c ~1s1~ econ.omJCa, la fragilidad de las mayorías en el poder, las comra-
trascorna r los hábiros de los padres, sin exigir nuevas calificaciones d1cc1ones internas de las burocracias escola res, los co nservadorismos
de los docentes. Pero, si bien la evaluación formativa no exige por sí de tod o tipo y t0do lo que mantiene una qiscancia encre los ideales
misma ninguna revolución, no puede desarrollarse plenamente sino que se sostienen y la realidad de los sistemas educativos.
en el marco de una pedagogía diferenciada, basada en una política Que la evaluación esté rodavía entre dos lóuicas decepciona o
perseverante de democratización de la enseóanza. escandaliza a los que luchan contra el fracaso es~olar v sueñan co n
Algún día, los sistemas educacivos serán colocados contra la pared: u?a ,e~aluación puramente formativa. Con un poco de ~etrospección
o persisten en aferrarse al pasado, no obstante su discurso de vanguar- h 1st0nca , se puede sostener que la misma existencia de una nueva
dia, o franquean el paso y se orientan hacia un porvenir en el qu e lógica, más formativa, es una conquista extraordinaria. Casi todos
imporcarán menos las jerarquías de excelencia que las compecencias los sistemas educativos mode rnos declaran que van hacia una ev:ilua-
reales de la g ran mayorí:.i. ción men os selectiva, menos precoz, rn<ÍS format iva, más integrada a
Vivimos en un período de tra nsición. Durante mucho ci empo , la. acció.n pedagógica cotidiana. Se la puede juzgar con respecto a la
las sociedades euro peas han creído no cener necesidad de muchos d1sra~~1a entre sus intenciones y la realidad de las prácticas. Se puede
individuos instruidos r se han servido de la selecció n, y por lo ramo cambien subrayar que cales intenciones son recientes, que datan a lo
ck b cv:.1luació 11, para excluir al lll:-tyor m'rmero de lo~ esrudios prolon- sumo de los ai'tos 1970 -80. El período d e transición , por lo r:uno,
gados. A com ic11z.os del siglo X.X, el 4% de los adolescc.:llles franceses ape nas ~e ha iniciado.
frecuencaban los liceos y podían pretender alcanzar el bachillerato. Indiscu~iblemente, la lógica formativa ha adquirido importancia.
Actualmente, Francia p retende formar al 80% de los jóvenes en este Se denuncia co n ganas los límites que le imponen las lóüicas de se-
nivel, ~in rebajar el nivel de formación. Ya no es una utopía ni una idea lección.s: olvida que escas ú ltimas han reinado, sin co:rrapanida,
<le izquierda. S in embargo, la c risis de los valores y de los medios, la du ra nce decadas. La democratización de la enseñanza y la búsqueda
de fensa de los p rivilegios, la rigidez de la institución escolar autorizan d,e ~r ta pedag~gía nds d iferenciada han hecho emerger y extenderse la
a poner en duda un progreso continuo hacia la pedagogía diferenciada. log1ca formanva, hasta cal punto que hoy las fuerzas y la legitimidad
C iertamente, la democratización de la enseñanza, en se ntido amplio, de una y o era se encuentran más equilibradas. ¿D e qué lado inclinará
ha progresado de manera espectacular, si se la juzga por las tasas d e l~ ba!an~a el porven ir? Nadie lo sabe. No es tiem po de sacar conclu-
escolarización a los 18 o 20 años, o por la duración media de los s~o ~es, smo de trabajar por la coexistencia y articulación de las dos
es tu dios. Entre las chicas y los muchachos, las posibilidades de éxito log1cas de evaluación.
y acceso a los estudios prolongados se perfilan como muy próximas. La ap uesta no co nsiste solo en retardar y suavizar la selecció n. La
En cambio, se ma ntie ne e incluso tiende a agravarse la d iscancia entre eval uación tradicional, no concenca con fabrica r el fracaso, empobrece
20 La evaluación de los alumnos Phili ppe Perrenoud 21
los aprendizajes e induce didácticas conservadoras en los docentes y ~rescrito e invenrndo por los docentes, negociado, m ás pobre y más
estrategias utilirarisras en los al umnos. La evaluació n formativa par- neo que los textos (Perreno ud, 1994 b, 1995 a). Au cono mía relaciva
ticipa de la renovación general de la pedagogía, de la concent ració n de los actores, r~lació n esrr~cégica con los roles, los p rocedimientos y
en el que aprend e, de la mutació n de la profesión docente. Otrora las estructuras, ordenes parciales y negociados, están en el fundamento
dispensador de cursos y lecciones, el profesor deviene creador de si- de una sociología de las organizaciones. Se encuentran esos fenómenos
tuaciones de aprendizaje "portadoras de sentido y de regulación". Las cuando nos referimos a la evaluació n. ·
resistencias no responden únicamente a la salvaguardia de las elites.
¡Se sitúan cada vez más en el registro de las prácticas pedagógicas, d el
o fi cio de docente y del oficio de alumno!
La vis ión panorámica de los capítulos que sioue es una ouía intro-
ducto ria de una posible lectura. También es po~ibl e servir;e de ella a
Contenido de la obra posteriori, como d e una ayuda-memoria.
Esta obra reúne algunos textos ya publicados y otros inéditos. Los ~¡ .capículo l, ::w._ ~valuación en el prir¿cipio de la excelencia y
distintos capítulos pueden leerse independientemente unos d e otros. del exuo escolares , mua el estudio de la producción de las fo rmas,
Po r lo demás, he intentado ir del análisis de las funciones tradicionales las normas y las jerarquías de excelencia escolar en el marco de una
de la evaluación - y de lo que ellas impiden- a la definición d e las sociologí~ _de la ~valuación, ella misma inscrita, en principio. en una
prácticas emergentes, co n los obsráculos que encuencran y los efectos ~r?blemanca mas vasta y más clásica: explicar el fracaso escolar. El
pe rve rsos que inducen. Son mo mentos de un:i reflexió n que, según exito y el fracaso son realidades socialmente construidas en su defi-
los años y los contextos, ha oscilad o encre una postura esencialmente nició n de conjunto tanto como en la atribución de un ~alor a cada
d escriptiva y texros más compro m etidos. La relación entre evaluación al~~o, en distinros estadios de la trayectoria escolar, a través de
y decisión es uno <le los hilos co nducrores q ue conectan los di versos practi cas de evaluación que, por un lado, siguen los procedimienros
texros: la evaluació n jamis es anal izada en sí misma, sino como com- Y las escalas instituidas y, por el o tro, dependen de la arb itrariedad del
ponenre d e un sistema de acción. docente o el escableci mienco. Una sociología d e la evaluación nace
La (;vJlu:tción p.1s.1 por las pdc ricas de.: los actores, ind ividmles o a parcir del instanre e n que se rechaza creer que el éxito y el fraciso
insriru i01ulcs, qu r J ,Ha ve2 están <l csrro\'i\Ws d e mzón y de mz mu·s, t: colares res ulrnn de una medida objeti va de com¡•ctcncias reales; en
pero cuyas racional idades son limi tadas y dive rsas, a veces contrad ic- que se los \e, poi el co11 Lrario, como represmtrtcio11cs fabricadas po i
torias. Aunque la evaluació n p re tende poner en práctica una razón la escuela, que define las formas y las no rmas d e excelencia, m ide
ciencífica y un rigor merodológico, no se realiza sino a través de los los grados de co nocimiento o de dominio, fija los umbrales y los
suj eros que adhieren a ella y comunican su fuerza a los modelos. Ni la n iveles y distingue, a fin de cuentas, a los que alcanzan el éxito y a
evalu::tció n ni el con rro l son procesos desencarnados. Siempre d esbor- los ~~e fracasa n. No co ntenta con fabricar los ju icios de excelencia,
dan las intencio nes de los accores que los hacen funcionar; al m ism o de ex1to y d e fra~aso, la esc.uela ciene el poder d e d.irles fuerza de ley
tiempo, son estrechame nte dependientes d e ellos. Situar a1 actor en y, en consecuen cia, de asociar con ellos d ecisiones de o rientación, de
el centro del análisis no equivale a percibirlo como concinuamente selección, de certificación, de represión d isciplinaria o de derivación
lúcido y advercido ... médico-pedagógica.
H e renu nciado a recomar aquí un ensayo citulado L'évaLuation El capítulo 2, "¿_De q~1é esr:í. hecha la excelencia escolar?", propo-
codifiée et Le jeu avec les regleJ· (Pe rrenoud, 1986 b). Esto no impide ne ro mar alguna distancia con relación a la intención declarada d e
que el cerna de la regla y del juego con la regla ar raviese la mayor parce la evaluación escola r, que es dar cuen ca del dom inio de los saberes
d e los :i.n:í.1isis, en coherencia con el enfoque del rnrrículum , a la vez Y habilidades que figuran en el p rograma. No se e nseña todo lo que
L:i. ev:i.lu:i.ció11 Je los .ilumnos Phil1ppe Perrenoud 23
Z2
fiaura en el proarama; no se evalúa rodo lo que se ha enseñado. A la amplia. En codos los casos, hay negociación de la o rientación escolar
i;versa, codo lo;:,que ha sido eva.luado no ha. sido debidamenc.e ense- (Berchelot, 1993; Merle, 1996; Richiardi, l 9'88), en el marco de una
ñado v resulca a veces más de aprendizajes excraescob.res (gu1~~º.s, o transacción que, al co nsiderar los resultados escolares como adquisi-
espon~áneos) que de la inscrucción dispensada en clase. La ª.dqu1~1~1on ciones, trae.a sobre sus co nsecuencias. Una parte del diálogo entre las
.i
de la lecrura es c:n parce pro d ucto ue la ed ucac10n
·' ram1
e 'l'ar
1 ' 1mpl1c1ca
. . o familias y la escuela es de esta naturaleza: a veces -en general, en bs
expllcita. En el dominio del idioma, y más parcic~larmence del lex'.co. clases medias y superiores- los padres del alumno intentan obtener
la escuela no desempeña más que un papel margmal. lo que n~_le im- una orientación más favorable que la que, en principio, aurorizan
pide evaluar el "voca.bulario.. de los al~mnos, d.e manera espec1f-ic~ ~' ~. sus resultados escolares. Se hace enconces ~lusión a su juvenrud, a sus
la vez, indirectamente, en o tros traba¡os; por e¡emplo, en macemacica progresos y motivaciones para el éxiro, al tiempo y las oportunidades
0
en hisrnria. Por lo canco , no hay correspondencia exacta encre la que no hay que desperdiciar, para obtener una orientación más favo -
cultura escolar definida en los programas y lo que se evalúa. Cuand~ rable. Otro caso ilustrativo: la escuela intenta convencer a la familia
hay correspondencia aparente surge ocra cuestión: ¿qué se con:a'.·a -en general, de clase popular- de que manifieste más ambició n con
realmente en cuenca bajo cuerda. por ejemplo, al evaluar el don¡1~ 1 0 respecto a sus hijos, incitándola a utilizar todos sus derechos. A estos
de la ortografía, de la conjugación, del razona.mienro macemac.IC?, regateos, más o menos públicos, se agregan otros, más secreros, porque
de la capacidad de argumentar y disertar, de orientarse en el espaci? ellos se refieren a la evaluación en sí misma. La evaluación se negocia
0
de explicar los fenómenos físicos? Este capítulo. que prolonga~mis en cuanto cal, precisamente por lo que ella tiene de consecuencia para
trabajos sobre la fabricación de la excelencia (Perrenoud, 199) a)• la orientación-selección (o para la certificación). Es una ingenuidad
incenca. demoscrar que lo que se evalúa no es lo que se c ree evaluar, creer que primero se evalúa y después se o rienta. Las prácticas de la
porque se someten a prueba, por una parte, adquisiciones culturales e o rientación-selección pesan continuamente sob re la evaluación. pues
intelectuales muy generales, independientes de un programa y de una los accores buscan anticiparse a ella y ejercen codo tipo de presiones
cnseiíanz.a en parcicubr y, por la ocra, saberes estrechamente co ~texc~,a­ para encontrarse en la siwac i{.,n más favorab le posif->le en el momen-
lizados de los cuales a menudo no queda gran cosa e n una s1cuac1on to en que se toma la decisión . Sucede que un docente -al precio de
algo dife rente. Los crabajos acerca de la transferencia de con~cimie~tos algunos pases de prestidigitación- otorga una calificación suficiente a
(Meiricu, Oevelay, Ourand y Maria ni , l 99ú) ponen _e n ~v1deneta el un alumno q1 1c. Íormalme ncc , no la merecía. ¿Porqué? Par;i no penal i-
enccrr:irniento de h c~cuela, su funcionami<.:nto cn c1rcu1t~ cerrado, .
1 porque piensa
1. 1ro, "q uc.: v.i 1e ni:t~
, que ~us nul a\". ¿1.r .\ l'\o csct n da 1oso.
su tendencia a preparar para el examen má~ quc p.tra en f rc11rar las o 1mcligente ~ Cada cual lo ap1eciará. !Jara el sociólogo, el análisis de
situaciones de la vida. Tener éxito en la escuela, ser buen alumno. es los tratos mercantiles es más importante que su denuncia.
muy a menudo ser capaz de rehacer, en situación de e~al~1ación, lo que El capítulo 4, "Los procedimiencos ordinarios de evaluación: frenos
se ha e¡·ercicado laraamence en sicuación d e aprend1za¡e, ante careas para el cambio de las prácticas pedagógicas", intenca explicar por qué
o . ~ ,
semejantes y según consignas que sugieren, por ~u m isma _o_rma, que las prácticas d e evaluación convencionales impiden el camb io de (;is
se debe buscar y cuál es conocim ientos y operac1011cs movilizar. p rácticas docentes y de la relación ped agógica. A menudo se cree que
El capítulo 3, " Evaluació n y orientación escolar", anal i~~ los vín- las transformaciones del curríc ulum o del mérodo pedagógico podrían
culos privileaiados entre evaluación y orientación-selecc1on desde o deberían inducir cambios en la evaluación. Así, una pedagogía dife-
el fouulo de°la sociología de las organizaciones y las transacciones renciada debería favorecer una evaluación formativa, una pedagogía
sociales. Los trabajos no dejan de poner en evidencia las fuerces co- del proyecro o de las competencias, hacer evolucionar la evaluación
rrelaciones encre el nivel escolar reconocido y la oriencación . Mientras hac ia otros niveles caxo nómicos u otr::is modalidades. A menudo, se
que ciertos sistemas tornan a la o rienc:ación casi aucomáti.c~ e_n ~unció~ percibe que las cosas marchan en o ero sentido: la rigidez. de los proce-
de los resu lcados escolares, otros dejan a los accores una 1rnc1ac1va mas dimientos de evaluació n impide o ralentiza ouos cambios. El capítulo
Zlf La evaluación <le los alumnos Philippe Perreno ud 25

analiza siere mecanismos complemenrarios: l ) la evaluación absorbe a hace más de dos décadas si n prestar, en p rincipio, demasiada are nción
me nudo la m ejor parre de la energía de los alumnos y los doce nres; 2) a los trabajos sob re la evaluació n y tam poco sobre la regulación de los
el siscema d e evaluació n clásjco favo rece una relación utilitarista con procesos de aprendizaje, cuando ellos no se cen traban en una d isciplina
el saber; 3) participa de una relación de fuerzas que sitúa a docentes particular. Al mismo tiempo, los investigad ores en evaluación, llevan-
y alu mnos en posturas poco favo rables para su cooperación; 4) la do a cabo trabajos en diversos campos disciplina_rios, no otorgaban a
necesidad d e poner notas regularmente favorece una transposición los contenidos específicos de los saberes un estatus privilegiado en el
didáctica co nservadora; 5) el trabajo escolar riende a privilegiar ac- análisis. La siruación evoluciona, desde hace m ás d e diez años, bajo el
tividades cerradas, estructuradas, bien experimentadas; 6) el siste ma imp u lso de investigadores que intentan pensar más explícitam e nte la
clásico d e evaluación fuerza a los docentes a preferir las adquisiciones articulación entre evaluación y didáctica (véanse. por ejemplo, Bain,
aisladas y cuantificables a las competencias de airo nivel; 7) bajo una 1988 a y b ; Bain y Schneuwly, 1993; Allal, 1988 a, 1993 a y b). Entre
apariencia de exactitud, la evaluación tradicional ocul ta una arbitra- ~valuación convencional y didáctica las conexio nes son evidentes,
riedad difícil de co nsensuar en un equipo pedagógico. De donde se pero débilmente reconocidas. Se puede te ner la impresión de que son
deriva una conclusión provisio nal: se debe cambiar la evaluación parn d os lógicas distintas, que intervienen en mo)Ilem:os diferentes. Pero,
cambiar la pedagogía, no solo en el senrido de la diferenci::i.ción, sino au nque el evaluador no sea el docente, la evaluación que se perfila en
de los mérndos de proyectos, del trabajo por siruaciones-problemas, el horizonte ejerce fuerres restricciones sobre las trayectorias didácticas.
de los métodos aaivos, de la formación de conocimientos transferibles Es rod a vía más claro cuando el docente es simultáneamente formador
y de competencias utilizables fuera de la escuela. El capítulo 9 volverá y evaluado r: debe evitar absolutamente las incoherencias mayores
sobre el enfoque sistémico del camb io en educación. entre su enseñanza y su evaluación.
El capítulo 5, "La parre de evaluación formativa en toda evalua- Cuando la evaluación se hace fo rmativa, se transforma en una
ción contin ua", pretende demostra r que no hay una ruprura coral dimensión del acro de enseñar y de las si ruaciones did ácticas. Es más
entre cvaluaóón Lradicional }' evaluación formativa, que ex isre una fecundo pensarla en el marco d e un enfoque globnl rle los procesos de
parte de evaluación fo rmativa en cualqui er pedagogía, aun fro ntal, regulación de los aprendiza.jes y como componen te de una situación
aun tradicional, en pan icular en la escuela primaria. Lo que tiene un y un dispositivo didácticos, más bien que como práctica evaluativa
d oble ído: si ya se la practica, ¿por qué prescnt:1rla como u1u inn o- disrinta. En esta pe r~ ¡) ectiv. 1, b to m:i de in form ación ' o bre el trab:i-
v:1c..iú11 ? Porque a ¡1.1 rLi r <le una evaluacitll l r() rmat iva episódic.i . poco jo del estudia11Lc y la rc.:rrPacció n que se le ree nvía 11 n ~o n 11,1:.b que
instrumen cada y dependiente del sentido com ú n , se debe recorrer u n modtt!idades de regulación, entre o u as. Ante todo , d co ncepto J e
largo camino para llegar a una evaluación co herente, apoyada sobre regulación es una noción didáctica y la evaluació n, ento nces, ya no
los instrume nros, y una formación [específica), articulada con una es una actividad separada. Lo que significa que no puede pensarse,
pedagogía d iferenciada. Reconocerlo no obliga a hacer tabla rasa de en defin itiva, sin referencia a los saberes en juego y a las opciones
las prác ricas a nreriores. Por el contrario , ~e pued e tratar d e concebir didácticas del docente.
d e estrategias de cambio valoriza ndo los m omen tos de pedagogía dife- El capítulo 7, " Un cnf(x¡ue pragmático de la evaluación formativa",
renciada y de observación formativa señala bles e n cualquier p ráctica. también insc ribe la observación formativa en una visión global de fa
Este análisis permitirá especialmente diferenciar entre una regulación regulación. Intenta d em oscrar que la única regla absolu ta de una ob-
d e las actividades y una regulació n de los aprendizajes. servació n fo rmariva, denrro de los lím ites de la ética, es ser eficaz en
El capítulo 6, "H acia didácticas que favo recen una regulació n la regulació n de los aprendizajes. Puede parecer extraño que un inves-
individualizada de los aprendizajes", propone un rodeo por el con- rigador -que se sitt'1a de buen grado del lado de la rigurosidad- clame
cepto d e regulación como articulació n entre d ispositivos didácticos y por un enfoque pragmático de la evaluac ión fo rmativa. S in embargo,
observació n formativa . La didáctica de las disciplinas se constituyó se rraca de senr1do común : la observació n forma riva pretende ayudar
26 Lt cv:iluación Je lo~ Jlumno~ Philippe Perrenoud 27

al al umn o a aprender. Por lo ramo, la única cuestión pertinen te es asombrarse de que sea difícil cambi<u un sisrema en el que todo esrá de
saber si lo co nseau irá. La observación formariva se basa en hacerfuego ral modo imbricado? ¡La evaluación no puede cambiar en un sisrem~
con cualquier m~dera. En consecuencia, demos lugar a l~ ,intuición educativo que, por lo demás, permanece inmóvil!
r:rnro como a la insrrumenración, ampliemos la observac1on a rodo La conclusión volve rá sobre el p roblema de la coexiste ncia, más
lo que es pertinente para comprender las dilicultade:. escol;ires, ~la o menos pacífica, de dos lógicas de evaluación. ¿Cómo pod rían
intervención a rodo lo que es elicaz. Asimismo , el enfoque pragm:u1co articularse una evaluación fo rmativa y una comparativa y selecriva?
cond uce a romper con la norma de equidad formal: se invierte en l~ Uno se sentiría tentado de resolver el p;oblema proponiendo un
observación fo rmariva en función de las necesidades de cada uno. 51 cambio de vocabulario, disringuiendo por un lado una observación
rodo va bien, es in úril pe rder el tiempo en redescubri r lo que salra a formativa, de provisra d e roda postu ra de clasificación y selección, y
los ojos. La observación formativa es un momento en la resol ución J?Or el o tro una evaluación comparativa asumida como ral, q ue si rva
de un prob lema, en la regulación de una acción. ¡Es un recurso raro, de fundamento legírimo a las decisiones de orientación-selecció n o
reservado para los que tienen verdadera necesidad de ella'. certificación. Aun si se disringuen las inrenciones y las palabras, al
El capítulo 8, "Ambigüedades y paradojas de la comunicación :n insistir por una parte en la observación, la re'iroacción, la regulación.
clase", nos vuelve a la gravirnción de lo real, al recordar que no cualquier y por la orra sobre la medida equitariva de los conocim ientos y de las
imeracción contribuve /
a la reuulación
o
de los aprendizajes. Si la idea de. competencias adquiridos, no se impedirá b coexistencia práctica de
observación formativa incluye una referencia vigo rosa a la comuni- estas dos lógicas, en la escuela y en el aula, a veces en armo nía y más
cación entre alumnos y docenres, sería ingenuo creer que cualquier a menudo mutuamente contrapuestas.
interacció n produce efectos de aprendizaje. Por el contrario, b uena
parte de las conversaciones corrientes sirven para confo rtar a cad a
uno en sus representaciones y sus prácticas. No inducen a buscar la
co i1ll,l<licción o el conflicco cogn iri,·o, sino a e 11 cubrirlo~. Asimi~rno, ni
los ni ños ni los adultos son llevados esponráneamenre a representarse y
menos aún a explicar sus modos d e razonar y ap ren der. La evaluación
formariva , a pesa r J e ~ 11s buc11;1s i111 ene iones, pue<lc ser recihich co mo
u11.1 !()! rna ele 1•i()/mria 1imúólfra, p1'1que intro<lllCC un:t ohse n ·;1ciú11 y
un cuesrio namienco intensivos, en nombre de una GLasnost pedagógica
que no codos los alumnos ap recian. La comunicació n es también un
medio de oculrar con asrucia o d isimular n uesrros pensam ientos. ¡No
seamos angelicales!
El capíru lo 9 , "¡No toquen mi evaluación! U11 enfoque sisrém ico del
cambio", sirúa la evaluación en el cenrro de un "occogono, de 1uerzas
e ",
cuyos vérrices son: 1) las relacio nes enrre las fam ilias y la escuela; 2)
la o roanización de las clases y las posibilidades de individualización;
0
3) la d idácrica y los m é rodos de e nseña nza; 4 ) el concraro d idácrico,
b relación pedagógica y el oficio de alumno; 5) la concertación. el
conrrol y la política del esrablec imien co; 6) los programas. los ob-
jerivos y las exigencias; 7) el sis tema d e selección y orienrac ió~; 8)
las satisfaccio nes person:iles y profesional es de los docenres. ¿Como

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