Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
INDICE
1. Intro....................................................................................................5
…...........................................................................................................16
conocimientos situados...........................................................................29
6. Conclusiones......................................................................................57
7. Referencias bibliográficas...................................................................59
8. Anexos: Narrativas..............................................................................67
8.1. Minia.................................................................................................67
8.2. Lorena..............................................................................................72
8.3. Alodia................................................................................................77
8.4. Maria.................................................................................................83
8.5. Rakel.................................................................................................91
8.6. Ieri.....................................................................................................98
8.7. Madison...........................................................................................103
9. Agradecimientos.................................................................................114
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [5]
You learn that the only way to get rock-star power as a girl is to be a groupie and
bare your breasts and get chosen for the night. We learn that the only way to get
anywhere is through men. And it's a lie.
Kathleen Hanna1
I think feminism has far more to offer punk than punk to feminism.
Marissa Magic2
1 | INTRO
1 Música, escritora de fanzines y activista feminista estadounidense. Cantante principal de Bikini Kill y de Le Tigre
posteriormente.
2 Marissa Magic es activista feminista, hace música ruidosa y escribe en diversas publicaciones alternativas feministas
y/o punks. Sus textos sobre temas relacionados con el feminismo y la escena punk se pueden encontrar en su blog
http://punkymagic.blogspot.com.es/
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [6]
Por alternativas que puedan parecer, las prácticas constituyentes de la cultura punk
underground no son una excepción a la marginación de género dado que –como pondré
de relieve en este trabajo– si bien se establece en oposición a la hegemonía cultural,
perpetúa las desigualdades dominantes de género. La articulación sobre género y punk
es sin duda un campo amplio y complejo que no voy a poder recorrer en toda su magnitud
en el espacio de esta investigación. Es por ello que una delimitación temática más
concreta se hace imprescindible.
El punk, ya desde sus inicios, tiene una marcada actitud de rechazo de los valores
establecidos. A pesar de haber sido absorbido en parte por la cultura dominante 4, ha
quedado en el imaginario como una forma exótica de ruptura con la hegemonía que
asociamos con rebeldía, rabia y una estética llamativa. Curry Malott y Milagros Peña
(2004) recuerdan que el término punk ya era utilizado a principios de los 70 por la crítica
alternativa musical estadounidense para referirse a aquellos grupos de rock and roll que
sonaban como a grupos de los 60, aunque con un sonido sucio y simple. De ahí, que la
primera cuestión que plantea el punk sea aquella relacionada con los estándares de cómo
se debe hacer/tocar música. Frente a la comercialización y el virtuosismo de los grandes
grupos de rock de la época como Deep Purple, el punk propone una alternativa donde la
rapidez, la rabia y la sencillez se unen. La idea, no es por lo tanto alcanzar el talento y la
profesionalidad en la música, sino transmitir un mensaje, transmitir sentimientos de rabia y
frustración, y hacerlo rápido. No sólo se cuestiona la música en sí misma, sino también la
forma de tocar, extendiéndose la idea de que cualquiera puede hacerlo, que lo único que
se ha de hacer es coger un instrumento y ponerse a tocar o agarrar un micro y gritar lo
que piensas/sientes. La importancia del mensaje/el sentimiento frente al virtuosismo
musical, también nos indica sobre la ideología del punk. Por un lado el rechazo a la
sociedad y sus valores. Por otro lado, un hedonismo que se aleja de las formas de vida
capitalistas del momento, las cuales encajan dentro de unos valores de ética trabajadora,
contra las que el punk se opone aludiendo a la marginación. En este sentido, el punk ha
sido conceptualizado dentro de las teorías de subculturas juveniles (Hebdige, 1979; y
posteriormente Andes, 2002; Falk y Falk, 2005; y Richard, 2006). Estas perspectivas
vinculan el punk con las culturas juveniles, y apuntan a la rebelión contra la autoridad
(padres, instituciones y cualquier otro tipo de autoridad) característica del punk como fase
natural e inherente a la adolescencia, fase que pasará a ser superada en la edad adulta
con la acomodación a los valores dominantes. El peligro de este tipo de aproximaciones
3 Toma el nombre de un recopilatorio de bandas de punk de los 80 en el Estado español, editado por DRO en 1984 y
reeditado por Munster, quienes afirman que su versión original se trata de uno de los discos de punk español más
cotizados y buscados por coleccionistas de fuera y dentro del Estado.
4 La cultura mainstream también se ha apropiado del punk, utilizando algunas de sus ideas y formas de expresión
para servir a la cultura de consumo de masas. Explotando la dimensión estética, el punk queda limitado a un estilo
de moda atrevido al que se rinden desde las cadenas de ropa barata a las grandes marcas. Explotando la dimensión
musical, las grandes discográficas también apuestan, hasta cierto punto, por un estilo que resulte atractivo para
numerosos adolescentes ávidos de sentirse diferentes. Para profundizar en este tema: Olsen, Francesca (2007).
“Punk Rock gets eaten up by mainstream” Socyberty, disponible desde ; http://socyberty.com/subcultures/punk-rock-
gets-eaten-up-by-the-mainstream/10/
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [8]
tiene que ver la banalización y despolitización que hacen del punk, al ser éste fuertemente
asociado, y en ocasiones limitado como apunta Ryan Moore (2007), a su dimensión
estética y/o a una simple fase de adolescencia.
De forma paralela, han surgido visiones postmodernas. Mientras que Jude Davis
(1994) rompe con la dicotomía punk / cultura dominante, al entender el punk como una
forma de subversión dentro de la misma cultura dominante; Ryan Moore (2004) lo
conceptualiza como reacción a la sociedad postmoderna. En ese sentido, punk y
postmodernismo son interpretados como reacciones al nihilismo y la deconstrucción del
consenso. Según esta interesante lectura, las/los punks, más que punks, y además de
ello, serían la descendencia bastarda de los tiempos postmodernos.
Estos dos aspectos van dibujando el marco teórico desde el cual aproximarnos al
objeto de estudio en la presente investigación. Para la primera, el rechazo a los valores
hegemónicos, se desarrollará el concepto gramsciano de hegemonía. Para la segunda,
las formas autogestionadas de producción cultural, se seguirán las ideas de Pierre
Bordieu, según las cuales el punk funcionaría como un campo de producción cultural
propio donde se definen/establecen una serie de prácticas concretas.
Afirmar que el punk se sitúa en contra de los valores hegemónicos parece a simple
vista algo irrefutable, sin embargo, ¿qué significa estar situado en contra de la
hegemonía? ¿Implica esto constituirse como fuerza contrahegemónica? ¿Y qué
implicaciones tiene para el punk? Para vislumbrar estas cuestiones, partiremos del mismo
concepto de hegemonía. Según el diccionario de la Real Academia Española, hegemonía
refiere a la “Supremacía que un Estado ejerce sobre otros” o a la “Supremacía de
cualquier tipo”. Sin embargo, desde las ciencias políticas y sociales se ha ido
construyendo como un concepto mucho más complejo. El concepto aparece en la obra
de Karl Marx y Friedrich Engels marcando una ruptura con las versiones economicistas
del marxismo (Bocock, 1986)5. Así, en La ideología alemana, Marx y Engels apuntan a
que:
Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho
en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad
es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. […] Los individuos que forman
la clase dominante tienen también, entre otras cosas, la conciencia de ello y
piensan a tono con ello […] dominan como clase [y] también como pensadores,
como productores de ideas que regulen la producción y distribución de las ideas de
su tiempo; y que sus ideas sean, por ello mismo, las ideas dominantes de la época.
(1994:58)
5 Para una breve introducción a los orígenes del término hegemonía ver Laclau, Ernesto y Mouffe, Chantal (1985)
Hegemony and Socialist Strategy. Towards a Radical Democratic Politics. London: Verso, pp. 7-46.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 10 ]
Uno de los aspectos más interesantes del punk radica en la forma de producción
autogestionada que mantiene y que hace posible que la escena siga viva a partir de la
involucración de distintas personas al margen de la industria musical y de las esferas
comerciales de ocio. En este sentido, Craig O' Hara (1999) ha remarcado la diferencia del
punk respecto al rock clásico, no solo en su estilo musical sino en la forma de producción,
distribución y relación con el público (1999:153). Ryan Moore (2007) también se percató
de la importancia de esto, puesto que como él mismo indica, la gran mayoría de los textos
académicos producidos sobre punk se centran en la dimensión estética, olvidando la
relevancia de los procesos de producción y participación como una práctica de
resistencia. Sobre todo en un momento histórico como el presente, en el cual la
producción cultural al margen del mainstream se torna esencial en la generación de
narrativas y representaciones alternativas a las hegemónicas. Moore (2007) por su parte,
hace una lectura del DIY como una forma de resistencia al margen de las industrias
olvidando el papel de la sociedad civil, ésta forma una parte importante en la propuesta de hegemonía gramsciana,
en la que describe un “estado integral” formado por la sociedad política y la sociedad civil. Para mayor
profundización ver Bocock, Robert (1986). Hegemony. London: Ellis Horwood
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 12 ]
8 El habitus es uno de los conceptos centrales de la teoría sociológica de Bourdieu. Lo define como una capacidad
cognitiva constituída socialmente. Por tal podemos entender esquemas de hacer, pensar y sentir asociados a la
posición social. Para mayor profundización sobre el habitus y la teoría de Bourdieu ver Bourdieu, Pierre (1980) Le
sens pratique. Paris: Minuit
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 14 ]
Tal y como señalan Curry Malott y Milagros Peña (2004) el punk reproduce
ideologías dominantes, al mismo tiempo que produce sus propias ideologías subversivas
y de resistencia, contracapitalistas y potencialmente revolucionarias. Esta paradoja, puede
explicarse porque el punk no se da dentro de un vacío cultural, sino que como campo
propio está en relación con otros campos y se constituye dentro de una hegemonía donde
estamos invadidas por los valores dominantes a través de los distintos medios de
comunicación e información. Se subvierte al tiempo que se reproduce. Podríamos afirmar
que el punk emerge como una forma de resistencia, que sin embargo falla al resistir las
normas de género de la sociedad dominante. Tradicionalmente el punk ha servido para
llamar la atención sobre las injusticias sociales y económicas centradas en el sujeto
blanco masculino, lo que ha derivado en la construcción de una concepción de
masculinidad y cultura masculina de clase obrera. Sin embargo, y tal y como podemos
apreciar a través de las páginas del último especial queer de la Maximun Rocknroll9, el
punk no es exclusivo de hombres blancos y son precisamente esas minorías atravesadas
por el género, la “raza” y/o la sexualidad las que principalmente se erigen como agentes
de cambio dentro del propio campo, criticando el machismo, racismo y
homo/trans/lesbofobia imperantes no sólo en la sociedad dominante sino también en la
propia escena.10
9 Maximum Rocknroll, abreviado MRR, fanzine mensual de San Francisco de amplia distribución.
10 En el caso del machismo, el movimiento riot grrrl supuso un punto de inflexión. No sólo por la denuncia del mismo
sino por los planteamientos de articulación entre feminismo y punk, y por su propuesta performativa de femenindad
empoderada que choca con las lógicas masculinas que ocupaban la cultura punk. Para profundizar en este tema, es
indispensable Nadine Monem (ed) (2007) Riot Grrrl: Revolution Girl Style Now! London: Black Dog Publishing
11 Con el dilema redistribución-reconocimiento Nancy Fraser se refiere a las tensiones que surgen entre los
movimientos que buscan la redistribución (como solución a las injusticas económicas) y el reconocimiento (como
solución a las injusticias de reconocimiento) argumentando que mientras que el primero implica la eliminación de la
categoría, el segundo la reforzaría. Para una revisión más detallada ver Fraser, Nancy (1997). “¿De la redistribución
al reconocimiento? Dilemas en torno a la justicia en una época “postsocialista” “ en Fraser, Nancy. (1997) Iustitia
Interrupta: Reflexiones críticas desde la posición “postsocialista”, Capitulo I, Siglo de Hombres Editores, Santa Fé de
Bogota págs. 17-54. traducción: Magdalena Holguín y Isabel Cristina Jaramillo
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 15 ]
En lo que refiere al punk, mi hipótesis es que dentro del propio campo tendrían
lugar tanto injusticias de distribución como de reconocimiento. Podemos pensar, y por
utilizar los mismos términos que Bourdieu, en quién posee mayor capital económico,
cultural y social.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 16 ]
El trabajo pionero del musicólogo inglés Philip Tagg (1989) es todo un referente en
el estudio de los estereotipos en la música porque incorpora la música popular de masas
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 19 ]
Por otro lado, diversas autoras feministas se han preocupado por las
representaciones de género en los medios de comunicación, siendo la música uno de sus
campos de estudio (junto con el cine, la publicidad, la televisión pero también las llamadas
TIC y los videojuegos). En general, estas autoras analizan los estereotipos de género que
reproducen diversas (sub)culturas musicales, poniendo especial énfasis en aquellos
estereotipos negativos de las mujeres y destacando los efectos nocivos que tienen sobre
las mismas. Así, encontramos diversos estudios que partiendo del análisis textual de
letras y vídeos, se han centrado en estilos musicales concretos que se han considerado
como especialmente misóginos: el rap (Barongan y Nagayama Hall, 1995; Weitzer y
12 En el año en que el autor publicaba el artículo, 1989, la música popular no gozaba de gran aceptación entre los
círculos intelectuales de la antropología musical y la etnomusicología. De hecho, las descripciones de sendas
disciplinas negaban directamente la inclusión de la música de masas occidental como su objeto de estudio. Ver
Nettl, Bruno (1964). Theory and Method in Ethnomusicology. London. y Kunst, Jaap (1959). Ethnomusicology. Den
Haag.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 20 ]
Kubrin, 2009) y el rock y/o el heavy metal (St. Lawrence y oyner 1991; Martínez, 2003).
Una de las críticas a las que se somete este tipo de estudios es que niegan la
agencia de las personas receptoras del producto cultural en cuestión (canciones y
videoclips en el caso que nos ocupa) al dibujarlas como sujetas pasivas sobre las que el
mensaje se mimetiza de forma totalmente acrítica. Por otro lado, basarse solo en análisis
textual no es concluyente como afirman Frith y McRobbie (1990), puesto que la música
popular incluye una combinación de sonido, ritmo, letra, interpretación e imagen compleja
a la que hay que prestar atención. Como ellas mismas apuntan, es más que “notas
[musicales] y palabras”.
Mavis Bayton (1998) y Mina Carson, Tisa Lewis y Susan M. Shaw (2004) realizan
amplios e interesantes trabajos empíricos en los que entrevistan a numerosas mujeres
músicas. Mavis Bayton aborda los grupos musicales femeninos que circulaban en el
Reino Unido, mientras que Mina Carson, Tisa Lewis y Susan M. Shaw realizan un
exhaustivo trabajo de campo entrevistando a mujeres que tocan o cantan rock a lo largo y
ancho de Estados Unidos.13 Estos trabajos son de gran relevancia puesto que aportan
importantes reflexiones respecto a temas diversos como la relación de las mujeres con
sus guitarras14, la masculinización de los espacios (especialmente las tiendas de
Aunque estos estudios destacan las limitaciones y los obstáculos que sufren las
mujeres para desenvolverse en espacios tan masculinos como el rock, ofrecen también
una mirada a las formas en que las mujeres no solo han sobrevivido a una cultura
machista sino que han podido desarrollar su actividad como músicas y cantantes,
evitando así, caer en las tan extendidas versiones victimistas.
Otras autoras abordan distintos temas entrecruzando tanto el género, como la raza
y la sexualidad con diversos estilos musicales: la identidad lésbica y la womyn's music 16
(Eder, Staggenborg y Sudderth, 1995), la redefinición de la feminidad afro en los vídeos
de hip hop (Balaji, 2010), la incorporación de la noción de performance en la aproximación
de género y música (Holman Jones, 2010) y la perspectiva queer (Shoemaker, 2010).
15 Por rock alternativo entiende aquel que se produce al margen de los circuitos comerciales, por lo que nuevamente,
este trabajo presenta un interés especial para el tema que nos ocupa.
16 Womyn's music ha sido definida como música hecha por, para y de mujeres. Emerge en Estados Unidos durante los
70 a partir de los movimientos del feminismo de segunda ola y los movimientos pacifistas. Ver "Women's Music: No
Longer a Small Private Party." Rockin' the Boat: Mass Music & Mass Movements. Ed. Reebee Garofalo. Cambridge,
MA: South End Press, 1992.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 22 ]
La mayoría del trabajo sobre subculturas carece de una articulación con el género.
Afortunadamente, el trabajo de Angela McRobbie es toda una referencia de la
aproximación a las subculturas desde una perspectiva de género. En Settling Accounts
with Subcultures: A Feminist Critique, publicado por primera vez en 1977, la autora hace
una relectura feminista de las obras Learning to Labour de Paul Willis y Subculture: the
meaning of style de Dick Hedbige, sendas obras de peso en los estudios de la subcultura.
Según McRobbie estos autores definen la subcultura en términos masculinos, por lo que
es notable la ausencia de mujeres en sus aproximaciones a la subcultura.
If we look for the structured absences in this youth literature, it is the sphere of
family and domestic life that is missing. No commentary on the hippies dealt with
the countercultural sexual division of labor, let alone the hypocrisies of “free love”;
few writers seemed interested in what happened when a mod went home after a
weekend on speed. Only what happened out there on the streets mattered.
(1990:57).
Tal y como afirma Linda Andes (2002) algunos investigadores sobre la subcultura
han concluido que las chicas estaban menos involucradas en las culturas juveniles y que
solo participaban de éstas para vestirse de una determinada manera, socializar y atraer a
los chicos. Conclusiones que han sido fuertemente criticadas por críticas feministas como
Angela McRobbie y Jenny Garber (2005) o la misma Linda Andes. Estas autoras
consideran que esta lectura de la subcultura implica una definición sesgada de género
que privilegia a los participantes masculinos y exalta el espacio público frente al privado.
17 Aunque en este trabajo no conceptualizamos el punk como subcultura, una revisión de la literatura sobre género y
subcultura ha sido considerada necesaria, por ser esta línea de estudios donde se ha ubicado el punk como objeto
estudio.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 23 ]
aquello que pasa en las calles, lleva implícita la desestimación por aquello privado,
exclusivo de lo femenino. Al tener en cuanta lo privado, McRobbie nos abre una
subcultura propia, no la de las calles, sino la de los dormitorios, desde donde las chicas
desarrollaban sus propias maneras de vivir las subculturas de las que participaban. Así la
autora reconoce que las chicas no solo participan de la subcultura, sino que debido a las
condiciones semiótico-materiales derivadas de su género, participan de dicha subcultura
de una forma particular y propia.
Las publicaciones del primer tipo son las más accesibles, ya que se encuentran
dentro de los circuitos editoriales comerciales. En la mayoría de los casos buscan realizar
panorámicas del punk dirigidas al público general, o crónicas de escenas concretas en un
trabajo que tiene más de periodismo musical que de aproximación sociológica.
Efectivamente, se ha escrito mucho acerca de los orígenes del punk en el Reino Unido y
en Estados Unidos (Colegrave y Sullivan, 2005; McNeil y McCain, 2007; Strongman 2008;
Thompson, 2004; Andersen y Jenkins, 2009 18) y sobre todo destacan los textos que tratan
de dar una explicación al surgimiento del punk (en el contexto de la Inglaterra de Tatcher y
los Estados Unidos de Reagan) y las que se centran en los grupos que tuvieron más
repercusión mediática, como los Sex Pistols o los Clash. En el estado español Marc Gras
(2005) y Mariano Muniesa (2007) han seguido esta línea de publicaciones. Partiendo de la
idea del punk como movimiento contestatario surgido en Inglaterra y EEUU a finales de
los 70, con gran repercusión en la música, el arte y la filosofía. En Catalunya
recientemente se han publicado sendos textos que abordan la emergencia del punk en el
contexto catalán durante la década de los 80: Harto de Todo: Historia oral del punk en la
ciudad de Barcelona (1979-1987) (Llansamà, 2011) y Que pagui Pujol. Una crónica punk
18 El activista Mark Andersen y el escritor de arte Mark Jenkins escriben en Dance of Days: two decades of punk in the
nation's capital sobre la escena punk de Washington DC, una de las más influyentes de los 80 y 90. Incluye artistas
como Bad Brains, Henry Rollins, Fugazi y Bikini Kill.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 24 ]
de la Barcelona dels 80 (Joni D., 2011). A pesar de que ninguno aborda directamente el
tema de género, aparecen algunas protagonistas femeninas en sus textos.
19 Este libro se distingue de los anteriores, ya que sin llegar a ser un texto académico, realiza un recorrido ideológico
del punk, algo novedoso que lo ha convertido en libro de referencia en numerosas publicaciones académicas sobre
el tema.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 25 ]
Girls to the Front: The True Story of Riot Grrrl Revolution (2010). Dadas las
tergiversaciones mediáticas sobre este movimiento, muchas de las protagonistas del riot
grrrl de los 90 se han movilizado para tomar la palabra y contar su propia historia. Se trata
de publicaciones de gran valor por su aportación novedosa al articular punk, feminismo y
activismo cultural y por superar la práctica recurrente de visibilizar y celebrar a las divas,
dando un espacio de reconocimiento a miles de chicas anónimas que desde sus casas,
sus barrios, sus centros sociales hacían posible la revolución al estilo femenino. Sin
embargo, el fenómeno riot grrrl fue particicular del contexto anglosajón, teniendo una
menor y más tardía repercusión en el estado español.
Por otro lado, encontramos una producción académica sobre punk no muy amplia
y desarrollada principalmente en los países anglosajones (Steven Taylor, 2003; Ryan
Moore, 2004, 2007; Andy Bennett, 2006; Rosendo Flores, 2010), lo cual hace de la
articulación del género y el punk un tema novedoso. El trabajo etnográfico de Lauraine
Leblanc (1999) aparece como un oasis en mitad del desierto. Lauraine Leblanc parte de la
base de que las chicas punks se enfrentan a una gran paradoja. Como chicas tanto la
sociedad como sus compañeros punks esperan que se ajusten a las normas de la
feminidad y como punks, transgreden dichas normas por lo que no terminan de encajar en
la categoría “chicas”, pero tampoco en la de “punks”. A través de cuarenta entrevistas en
profundidad realizadas a chicas punks de distintas ciudades de Norte América, Leblanc
nos acerca a las distintas experiencias de chicas y mujeres punk sobre sus relaciones en
la escena, la feminidad, las agresiones sexuales y la resistencia al machismo. Al estar ella
misma implicada con el punk, sus observaciones en el campo complementan de una
manera muy empática a lo aportado en las entrevistas.
Otros trabajos donde encontramos un cruce entre género y punk son el de Curry
Malott y Milagros Peña (2004) donde se centran en las resistencias y reproducciones
ideológicas dentro del punk, destacando el género, pero también la clase o la “raza”; y el
trabajo teórico y más optimista de Lucy Nicholas (2007), quien realiza una lectura
postestructuralista de los discursos de género en la escena anarco-punk británica actual.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 26 ]
4. 1. Epistemologías feministas
respecto a las formas de opresión que afectan a mujeres y otros grupos minoritarios, un
compromiso con la transformación social. De ahí, que la producción de conocimiento no
se justifique por sí misma, sino que deba estar vinculada a un proyecto de cambio social.
A este respecto Sandra Harding (1987, 1993) se pregunta sobre la forma en que la
metodología feminista desafía a la metodología tradicional. La autora rechaza la
existencia de un método distintivo de investigación feminista y critica la confusión
terminológica alrededor del concepto de método, por el cual se preguntan muchas
feministas olvidando cuestiones epistemológicas de especial relevancia para la
investigación feminista . A fin de cuentas, según Harding, el empiricismo feminista se trata
de una aproximación que busca ajustarse de forma más “adecuada” a la realidad,
superando el sesgo sexista de la ciencia a través de la aplicación de métodos específicos
basados en la evidencia, sin conseguir disociarse de las normas de la ciencia misma. La
objetividad de la ciencia tendría más que ver con los movimientos de liberación social que
con las normas de la ciencia misma, normas que no se pueden desprender del sesgo
patriarcal, racista y de clase (Harding, 1993).
aquella producida desde una posición de poder. Puesto que la objetividad fuerte está en la
perspectiva de las personas marginadas y oprimidas, integrar la mirada de los grupos
minoritarios se vuelve una urgencia epistemológica.
Different locations with the social hierarchy affect what is seen. The standpoint of
marginalized people provide less false views of the world than do the privileged
perspectives of the powerful. Strong objectivity requires that scientific research start
from the lives of women, the poor, gays and lesbians, and racial minorities. (Griffin,
2008: 491).
In fact, some have suggested that whereas feminist empiricism is a view of how
scientific claims are justified, standpoint feminism is best interpreted as a
methodological claim about how to study scientific phenomena (particularly in the
social sciences) that is compatible with feminist empiricism. (2010:779).
No obstante, la teoría del punto de vista ha sido criticada por privilegiar una
posición feminista frente a otras y por fallar a la hora de explicar la intersección entre
diversas marcas diacríticas como clase, etnia, “raza” y/o sexualidad, las cuales provocan
formas de discriminación que van más allá de la mera acumulación de opresiones
(Hancock, 2007; Davis, 2008).
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 29 ]
Una vez repetido el proceso con todas las participantes, el conjunto de narrativas
pasa a ser analizado en relación a la teoría y la bibliografía revisadas.
a) Selección de participantes
b) Sesiones y textualización
Una vez contactadas las participantes se acordaba una sesión para abordar el
tema de estudio. Previamente, fue elaborado un guión orientativo que englobaba diversos
aspectos. Este guión pretendía orientar la sesión para que se ajustara a los objetivos de la
investigación, sin suponer la aplicación rígida del mismo (Vallés, 1997).
producción del texto final puede implicar una o varias sesiones, así como la re/escritura de
varios borradores hasta alcanzar la versión con la que la participante esté de acuerdo.
Para esta investigación, he incluido (con la autorización de la participante) una narrativa
en su versión temporal no definitiva. He optado por incluir esta narrativa en el análisis por
dos motivos: porque los aspectos de la narrativa que serán ampliados en su versión
definitiva no afectan a los objetivos de investigación planteados, y para dar cuenta de la
investigación como proceso abierto en continuo cambio.
Para llevar a cabo este tipo de análisis tuve en cuenta la propuesta de Heather
Fraser (2004) para el análisis de narrativas, adaptándola a las particularidades de la
metodología de producciones narrativas. Heather Fraser (2004) plantea la búsqueda de
elementos comunes y divergentes entre las narrativas de las participantes. Para ello, en
primer lugar, realicé una lectura de la totalidad de las narrativas. En segundo lugar, pasé
a seleccionar los temas comunes y las diferentes posiciones emergentes. Finalmente,
comparé éstas con la literatura para poder realizar una categorización.
The things that separate us are constructed, they are learned, taught,
Ces Pearson21
presentes desde los inicios. Además, han desarrollado diversas estrategias que les ha
permitido no sólo sobrevivir en un ambiente que les podría resultar hostil o que no las
incluía de la misma manera, sino que también ha implicado una reinvención/mutación del
mismo punk.
En mis recuerdos de cuando era adolescente e iba a los conciertos punkys, casi
siempre eran mogollón de tíos y tú, para hacerte un espacio, tenías que ir dando
codazos o quedarte atrás. (Rakel: 3)
22 From the Back of the Room es un documental DIY realizado por Amy Oden en 201. A través de los testimonios de
más de 30 mujeres pertenecientes a bandas de punk en Estados Unidos y Canadá se abordan diversos temas
importantes en la experiencia punk desde una subjetividad femenina: roles de género, relaciones con los
movimientos feministas, maternidad, sexualidad, “raza” etc.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 39 ]
bien lo que quiero decir es “Las tías sois el cáncer de la escena”. La escena era
prácticamente masculina y la impresión que se tenía de las pocas tías era mala, se
creía que estábamos ahí para ligar más que por la música. (Minia:1)
El mundo del punk es un espacio muy masculino. Por un lado, porque siempre hay
más tíos tocando, sobre todo en ciertos instrumentos. [...] Por otro lado, esa
masculinidad también se aprecia en las formas y la manera de relacionarse.
(Rakel: 1)
Veía el punk como masculino. No contradecía la idea de, como mujer, poder ser
punk y pensar acorde a ideas libertarias, pero no veía que ello tuviera complicidad
con lo femenino. Adopté una estética masculina (era la estética que se podía ver
en las fotos de otras chicas punk), entendiéndola como medio integrador dentro del
punk, y evidentemente acompañada de una actitud ruda, dura, con características
masculinas. No por desprecio a lo femenino, sino porque era una manera de
hacerte valer, destacar o estar a un mismo nivel respecto al resto de la escena
punk, formada mayoritariamente por chicos. (Lorena: 1)
Según Judith Butler (1990), el género no es algo que nos venga dado. No responde
de una naturaleza biológica esencial, de modo que no hay nada en el “ser mujer” que se
contradiga con el punk. Sin embargo, el género construido performativamente, a través
del hacer, de la reiteración, constituye un sistema binario que diferencia clara y
fervientemente dos mundos opuestos y complementarios: mundo masculino, versus
mundo femenino, o siguiendo la línea performativa, formas masculinas de hacer y formas
femeninas de hacer (que a su vez, y a través de su acción performativa, constituyen “lo
masculino” y “lo femenino”). Desde esta perspectiva, podemos entender el punk como un
espacio de re/producción de masculinidad, en la que la adaptación y reproducción de los
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 41 ]
códigos de la misma se presenta como una vía posible de integración para las chicas
punks.
¿Por qué no iba a poder tocar siendo mujer? Parecía algo inalcanzable, porque el
punk en mi ciudad era un espacio muy masculino. Algo que siempre me llamó la
atención, sobre todo al principio. Sentía que las mujeres teníamos que demostrar
que estábamos ahí por la música, que no estábamos para ligar. De alguna manera,
se asume que no es una música que pueda gustar a las mujeres, porque es
demasiado agresiva. Yo he visto cómo venía gente a preguntarme por los discos
que había escuchado, para comprobar mis conocimientos. Este cuestionamiento
también se daba desde las propias chicas que estaban ahí, no sólo de los chicos.
Según lo entendía yo, si ellas habían tenido que demostrar que estaban por la
música, actuaban de la misma manera con las chicas nuevas para asegurarse de
que sus intereses eran los mismos, reproduciendo la misma idea de que nosotras
estamos siempre detrás de los hombres. (Ieri: 1)
Estoy de acuerdo en algunos casos, cuando pienso por ejemplo en la fijación por la
estética, lo primero que me viene a la cabeza es esa preocupación que muchas
chicas tienen por llevar tal o cual parche, dando más importancia a las pintas que a
la música. (Minia:3)
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 42 ]
23 Los términos de biomujer o biohombre han sido acuñados por la filósofa queer Beatriz Preciado para designar a
aquellas personas cuyo género les ha sido asignado al nacer en función de sus rasgos bio-anatómicos. En este
sentido, se refiere a tecnomujeres y tecnohombres para designar a personar que se refieren a sí mismas como
mujeres u hombre a través diferentes técnicas.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 43 ]
[S]iento que como tía siempre has de demostrar algo para que te tomen en serio.
[…] la integridad de ellos no se cuestiona, pero cuando ven que una tía toca en un
grupo o está moviéndose y dejándose la piel por la escena, entonces quizás
empiezan a darse cuenta de que en realidad te interesa y que no sólo te quieres
tirar al cantante de no sé qué grupo. (Minia:3)
mismo, la aceptación de ellas como uno más. Dicha participación se engloba dentro de
una serie de dispositivos performativos de lo masculino (estética, actitud etc.) que se
constituyen aquí como un tipo de habitus, que es el que permite a las mujeres la entrada
en el campo de producción cultural que es el punk. Así, la primera forma de resistencia se
trata de un medio integrador que asume las propias reglas del campo para articularse en
el mismo. Sin embargo, la aceptación de las mujeres como uno más, no queda exenta de
críticas. Nótese que la expresión uno más, refiere tanto al sujeto neutral general
(masculino, blanco, occidental) como al más concreto uno más de los nuestros. Nótese
también cómo este uno más supone una visión ciega al género donde la negación de las
diferencias no es sino la negación de la opresión y no la superación de la opresión misma.
Como se apuntaba unas líneas antes, esta estrategia no cambia el campo, sino que se
basa en sus propias reglas para acceder a él.
5. 2. HAZLO TUYO
Sacaron una portada en la que salía mi foto, a pesar de que me peleé con los
chicos, porque yo no quería que saliera mi foto en el material, pero ellos insistían
en que en las portadas y carteles tenía que salir yo. Lo discutíamos entre todos,
pero ellos estaban convencidos, querían vender mi imagen. (Madison:8)
La idea de la visibilidad me parece útil pero creo que se puede volver en nuestra
contra, produciendo segregación, una escena paralela... o también caer en el error
de aceptar cualquier cosa si eres una tía. Como que si eres chica da igual que la
música que hagas sea una mierda porque el hecho de que lo hagas siendo música
ya vale y yo no estoy de acuerdo con eso. Además lo siento como si en el fondo
me estuviera excusando y teniendo que justificar a la gente el por qué estoy aquí, a
pesar de mis genitales. (Minia: 5)
subvierten la feminidad pasiva y sumisa. Por otro lado, cuestiona los efectos que dicha
estrategia pueda tener sobre el campo (escena punk). La estrategia en sí misma no está
aislada, sino que se da dentro de un campo cultural concreto que le da sentido.
En esas fotos salían chicas súper jóvenes que tocaban en grupos y hacían lo que
querían. Esto me gustaba. Otra cosa que me llamaba mucho la atención era que
había una exhibición muy evidente del cuerpo femenino. La línea entre la mujer
objeto hipersexual y la apropiación del propio cuerpo como elemento de
provocación era muy delgada y generaba en mí sentimientos opuestos. Minifaldas,
medias de rejilla, maquillajes extremos... En las portadas de dos de mis discos
favoritos de Último Resorte y Desechables, salían las cantantes mostrando sus
24 El pornogore es un subgénero del goregrind surgido en los inicios de la década de 1990; difiere del goregrind
únicamente en el contenido de las letras, las cuales se basan en una mirada excesivamente masculina y
heterosexista del sexo y de diferentes “perversiones sexuales” incluyendo la necrofilia.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 47 ]
El cuerpo femenino emerge entonces no como un cuerpo dócil y sumiso, sino que
se torna un cuerpo insurgente y extremadamente sexual. Recupera su sexualidad y al
hacerlo se da un proceso de empoderamiento.
[T]ampoco adopté una feminidad al uso sino más bien una parodia de los códigos
de la feminidad llevados al extremo. En este sentido, no me identificaba con las
chicas monas que iban a la discoteca a ligar. Yo era una punk y teóricamente la
base del punk era la provocación y la transgresión. Por primera vez desde el inicio
de la pubertad me atrevía a enseñar mis piernas, que no consideraba
especialmente “bonitas”. Creo que aunque el factor social es importante, nunca me
vestí así para los demás. Principalmente, lo hacía para mí misma. Gracias a esta
nueva manera de entender mi cuerpo, empecé a aceptarlo y a sentirme más
cómoda con él. (Maria: 2)
5. 3. A TU/NUESTRA MANERA
Muchas narrativas dibujan el punk como un lugar que les ha permitido un desarrollo
personal autónomo, fuerte y crítico, en contraposición a la pasividad y el acomodamiento
generalizado en las sociedades capitalistas postindustriales.
[El punk] me sirvió también para dar cierto sentido a mi vida en un momento en
que tenía claro que mi vida era distinta a la de las demás niñas y en la que desde
luego no quería hacer las cosas que ellas hacían: salir, tener novio...(Lorena: 1)
Siempre sentí que si me gustaba y me identificaba como punk, tenía que aportar
algo dentro de la escena y no dejar que las cosas fueran de una forma que no
consideraba justa. Sentía que tenía que cambiar lo que no me gustaba y saqué el
fanzine Luna: una publicación feminista, hecha bajo las premisas del do it yourself,
próximo a las ideas anarquistas. (Lorena: 3)
Otras empezaron a montar bandas, organizar conciertos... Desde luego, tal y como
afirma Alodia (narrativa 3), a pesar de la creencia popular, las chicas en el punk hacen
mucho más que sacar fotos, y al hacerlo, se sienten empoderadas a nivel individual. Es
común entre las experiencias de mujeres, que tocan en bandas, que identifiquen una
mayor dificultad, tal y como se ha explorado en investigaciones previas (Bayton, 1998;
Clawson 1999; Carson, Lewis y Shaw, 2004; Keala, 2010). Estas dificultades se pueden
dar en el acceso a los instrumentos, el aprendizaje, el desarrollo de la técnica y las
habilidades sociales y la seguridad que requiere la experiencia de tocar con un grupo y
dar conciertos. El proceso no es fácil, y a pesar de ello, encuentran la manera de
anteponerse a las adversidades y hacerles frente.
Durante los primeros conciertos estaba más nerviosa, ahora me lo tomo de otra
manera. Cada vez que he tenido que subir al escenario me he ido enfrentado a esa
situación y he ido cambiando mi actitud. Es cuestión de experiencia también. Al
principio salía a cantar y estaba muy rígida, luego empecé a moverme más, estar
más relajada y dejarme llevar. […] Antes de salir a cantar me puede entrar la
paranoia de pensar que no puedo hacerlo, miedos e inseguridades que surgen en
esos momentos, porque piensas “qué dirán?” y cosas así. A veces me he tomado
unas birras antes para animarme, pero en cualquier caso siempre salgo porque al
fin y al cabo hay un compromiso con el resto de la gente del grupo y también por
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 50 ]
intentar superarme y todo eso. Al final piensas, “Si los demás pueden, por qué yo
no?” y después del concierto es un subidón. (Alodia: 3)
“[A] partir de los 15 o 16, que entré a militar en grupos de mujeres, tras entender
que me sentía mujer y que existían políticas que también tenía que defender,
cambié de actitud y pasé a ser más coherente conmigo misma. […] Todo ello me
hizo tomar una actitud de protagonista, lo cual no era lo típicamente femenino, pero
tampoco era la manera masculina de hacer las cosas, porque de alguna manera
desafiaba a lo presente.” (Lorena: 2)
común en torno al que forjar una identidad política. En ese sentido se desarrolló el
movimiento riot grrrl en los 90. Aunque ha sido interpretado como un movimiento cultural
que marca el inicio de la tercera ola feminista, el riot grrrl se construía en torno a una
identidad femenina universal. A pesar de ello, supuso un cambio positivo en el punk, al
cuestionar el machismo existente dentro de la escena, visibilizar cuestiones antes ocultas
y fomentar no sólo la participación de las mujeres en el punk, sino la solidaridad y las
relaciones no competitivas entre ellas, así como la creación de espacios seguros.
No todas sabíamos tocar o cantar, pero fuimos aprendiendo. En esta época, más
que la música en sí, lo que consideraba importante era tener una voz. (Ieri: 2)
En el estado español el riot grrrl no tuvo tanta repercusión como en los países
anglosajones, y la articulación entre punk y feminismo ha seguido un proceso distinto, y
que sin embargo, recupera de alguna manera el espíritu combativo feminista del riot grrrl.
Como se expresa en algunas narrativas (Minia, Lorena) el término feminismo era
totalmente rechazado dentro del punk, por un lado por su asociación a políticas estatales,
pero también por una tergiversación del mismo. En diversos fanzines, como el webzine
Agitación Punk, se rechaza el feminismo al ser entendido como un machismo a la inversa.
En la narrativa de Lorena, se aborda cómo una reapropiación del término
feminista/feminismo fue posible en el contexto barcelonés gracias a la labor del feminismo
autónomo de la ciudad.
En esta reapropiación del feminismo, las mujeres aparecen no sólo como las
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 53 ]
Hice una sección llamada We can Mosh! (juego de palabras a partir del clásico
eslogan de Rosie the Riveter, que decía We Can Do It) que significa que nosotras
también podemos estar en el pogo. Esto surge como respuesta a que como
mujeres, aunque ya habíamos pasado la fase de la presencia (estábamos en la
escena y además de forma muy activa) el pogo seguía siendo un tema delicado.
(Minia:4)
Hemos conseguido recuperar el pogo, recupar ese espacio. Poder estar a primera
fila bailando sin que las coreografías y violencia masculinas nos aparten hacia los
laterales. Aunque todavía muchos tíos se piensan que los conciertos son un
gimnasio. Alguna vez hemos llegado a echar a algún tío por su falta de respeto o
por babosear. Lamentablemente hay sitios con dinámicas muy viciadas en los que
esto puede resultar conflictivo. (Maria: 4)
En ambos fragmentos se reivindica el espacio del pogo también para las punks. El
primero refiere al reconocimiento del pogo como un espacio de conflicto donde no todas
las personas se sienten seguras y cómodas, mientras que por otra parte remarca la idea
de que el “ser mujer” y la práctica del pogo no son incompatibles por naturaleza,
resaltando la necesidad de incorporarse y compartirlo. Mientras que el segundo fragmento
alude a un proceso de empoderamiento colectivo que ha permitido la ocupación de ese
lugar antes vetado, resalta asimismo la dificultad de establecer nuevas dinámicas en
algunos contextos.
25 Tipo de baile característico de los conciertos de punk que consiste en saltar y chocarse unas contra otras.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 54 ]
5. 4. DINAMITAR EL GÉNERO
Teníamos una canción que decía “No somos un grupo de chicas, somos un grupo
de punk.” Era como decir, hacemos punk, somos chicas y qué?!! Podemos hacer lo
mismo que los tíos. La idea era normalizar un poco la presencia de las chicas en el
punk, sin diferencias, que por ser chicas no nos infravaloren, pero que tampoco se
entienda como algo mejor o extraordinario. […] Hubo chicas que se lo tomaron
mal, especialmente chicas feministas con posturas más radicales que según mi
postura entendieron que renegábamos nuestra posición como mujeres y que
rechazábamos su lucha, cuando no pretendíamos dar ese mensaje. Aunque sí que
es cierto que ese tipo de feminismo me incomoda, me resulta demasiado rígido,
cuando empiezan con el tema de los espacios no mixtos, exclusivos de mujeres,
por ejemplo... Me parece encorsetarse de nuevo y aferrarse a unas normas que
desde mi perspectiva son contrarias a lo que implica el punk. (Alodia: 6)
Antes de nuestro primer concierto, escribí un flyer yo sola criticando a los grupos
machistas de la escena local, nombrando a los grupos, las letras... Mi intención
también era que si había más chicas que se sentían como yo, tuviéramos la
oportunidad de juntarnos, hablarlo, cuestionarlo... Desde mi concepción del punk
esta acción era algo totalmente comprensible, ya que el punk implica ese
cuestionamiento de todo lo que te rodea. Nunca pensé que me fueran a amenazar
tanto por aquel flyer. Un tipo me vino diciendo “¿Tú quién te crees que eres? Yo
soy el rey del punk!”, y me llegaron comentarios que aseguraban que me darían
una paliza si me veían... La parte positiva de todo esto, es que me permitió
contactar con otras personas con las que después formé un colectivo que se
llamaba Nada Frágil. (Ieri:3)
Ambos fragmentos tienen en común la búsqueda del cambio. Sin embargo, y frente
a la concepción del empoderamiento, no sitúa la posibilidad de éste en la agencia
individual o colectiva (entendida como agregación de sujetos) sino que ésta se expande
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 57 ]
Nosotras nos movemos en un ambiente muy específico, con gente que también es
anarquista, más abierta, que está interesada en una cosa más seria, no sólo el
punk por diversión... pero no sabemos cómo sería si tocáramos en otros sitios, yo
personalmente trato de evitar los espacios que no me resultan seguros. (Ieri:5)
6 ! CONCLUSIONES
A lo largo de este trabajo, he ido visibilizado cómo las mujeres participan de forma
activa en una escena que en la mayoría de los casos reconocen como machista. A pesar
de las diversidad de perspectivas respecto al género y de las tensiones e incongruencias
que se se derivan de las distintas posturas adoptadas, hemos podido explorar cómo las
mujeres involucradas en el punk desarrollan distintas estrategias que les permiten no sólo
participar y ser reconocidas, sino realizar las actividades que desean y agenciarse
políticamente. Mientras que la estrategia de adaptación permitía la integración en el punk,
otras como la reapropiación y el empoderamiento apuntaban hacia el cambio a partir de
nuevas significaciones y prácticas. La visión de ruptura de género se ha conceptualizado
como una mirada crítica a ciertas estrategias adoptadas y finalmente los agenciamientos
de género que integraban el cambio en un campo más complejo e híbrido. Paralelamente,
se ha destacado la sospecha de que las estrategias utilizadas actúan a un nivel público,
quedando el ámbito privado de las relaciones y la afectividad en un segundo plano
totalmente invisibilizado donde el machismo se sigue reproduciendo de manera más
fuerte. La percepción de contradicción, de paradoja y de hipocresía es puesta de
manifiesto al pensar el panorama hetoronormativo y machista extendido en el punk.
Mientras por un lado se expresa haber avanzado en otros aspectos, el tema relacional es
percibido como más difícil de cambiar, aquel donde la reproducción de normas
hegemónicas se halla más arraigada. Estas reflexiones abren un espacio para repensar
las relaciones que se establecen, para imaginar la forma de articular la vida sexo-afectiva
con otras facetas de la vida y sobre todo para identificar de qué manera y en qué ámbitos
se reproducen y mantienen las opresiones contra mujeres y otras subjetividades en un
espacio cultural que en principio, trata/cree de subvertir la hegemonía social y el poder
autoritario.
La dificultad para integrar una mirada que vaya más allá de la dicotomía
público/privado y que incorpore los distintos ámbitos en que se reproducen las opresiones
contra las mujeres, apuntan hacia la necesidad de la profundización en estos aspectos.
Esta investigación se inscribe dentro de la líneas que tratan de incorporar una visión
crítica de género al estudio de los espacios culturales subversivos. Para ello, se ha
realizado una aproximación al papel de las mujeres, tratando de visibilizar sus procesos
de resistencia, para romper con representaciones victimistas y trata de buscar y fomentar
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 59 ]
7 | REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Andersen, Mark y Jenkins, Mark (2009). Dance of days: two decades of punk in the
nation's capital. New York: Akashic Books. [2001]
Bajali, Murali (2010). Vixen Resistin': Redefining Black Wowanhood in Hip-Hop Music
Videos. Journal of Black Studies 41(1), 5-20.
Barongan, Christy y Hall, Gordon C. Nagayama (1995). The Influence Of Misogynous Rap
Music On Sexual Aggression Against Women. Psychology of Women Quarterly, 19(2),
195-207.
Bayton, Mavis (1998). Frock rock: Women performing popular music. Oxford: Oxford
University Press.
Bennett, Andy (2006). Punk’s Not Dead: The Continuing Significance of Punk Rock for an
Older Generation of Fans. Sociology, 40(2), 219-235.
Bordieu, Pierre (1986). Los tres estados del capital cultural. Sociológica 2, 11-17.
Traducción: Mónica Landesmann [1979]
Bourdieu, Pierre (2001). El capital social. Apuntes provisionales. Zona Abierta 94/95, 83-
87. Traducción: Martha Pou [1980]
Butler, Judith (1990). Gender Trouble. Feminism and the subversion of identity. Nueva
York:Routledge
Carson, Mina Julia; Lewis, Tisa y Shaw, Susane Maxine (2004). Girls Rock! Fifty years of
Women Making Music. Kentucky: University Press of Kentucky.
Clawson, Mary Ann (1999). When Women play the bass: Instrument Specialization and
Gender Intrepretation in Alternative Rock Music. Gender and Society 13(2), 193-210.
Colegrave, Stephen y Sullivan, Chris. (2005). Punk: The Definitive Record of a Revolution.
New York: Thunder's Mouth Press.
Cramer, Kenneth M., Million, Erin y Perreault, Lynn A. (2002). Perceptions of Musicians:
Gender Stereotypes and Social Role Theory. Psychology of Music, 30(2), 164-174.
D., Joni (2010). Que pagui Pujol! :una crònica punk de la Barcelona dels 80. Barcelona:
Ciutat Invisible.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 62 ]
Davies, Jude. (1994). The Future of "No Future": Punk Rock and Postmodern Theory.
Journal of Popular Culture, 29(4), 3-25.
Eder, Donna; Staggenborg, Suzanne y Sudderth, Lori (1995). The National Women's
Music Festival: Collective Identity and Diversity in a Lesbian-Feminist Community. Journal
of Contemporary Etnography 23(4), 485-515.
Eros, John. (2008). Instrument Selection and Gender Stereotypes. Update: Applications of
Research in Music Education, 27(1), 57-64.
Falk, Gerhard y Falk, Ursula A. (2005). Hippies, Punks and Rockers. Youth Culture and
the generation of gap (p. 185-203). New York: Algora.
Flores, Rosendo (2011). Nervous Breakdown: Hardcore Punk, Ronald Reagan ans US
Cultures in the 1980s. Presentado en Southwest Texas Popular Culture and American
Culture Association Conference. San Antonio, Texas.
Fox-Keller, Evelyn (1989). The Gender/Science System: Response to Kelly Oliver. Hypatia
3(3), 149-152.
Fraser, Heather (2004). Doing Narrative Research: Analysing Personal Stories Line by
Line. Qualitative Social Work 3(2), 179-201.
Frith, Simon y McRobbie, Angela (1990). Rock and Sexuality. En Simon Frith y Andrew
Goodwin (Eds). On record. Rock, Pop and the Written World London: Routledge. [1978]
Gramsci, Antonio (1999). Cuadernos de la cárcel. Tradución: Ana María Palos. México DF:
Ediciones Era [1975]
Gras, Marc. (2005). Punk: tres décadas de resistencia. Barcelona: Quarentena Ediciones.
Green, Lucy (1997). Music, gender and education. Cambridge: Cambridge University
Press.
Haraway, Donna (1991). Simians, cyborgs and women: the reinvention of nature. New
York: Routledge
Harding, Sandra (1987). Feminism and Metholody. Bloomington: Indiana University Press
Harding, Sandra (1993). The Science question in Feminism. New York: Cornell University
Press
Hebdige, Dick. (1979). Subculture :the meaning of style. London: Methuen & Co.
Hurworth, Rosalind (2003). Photo-Interviewing for Resarch. Social Research Update 40, 1-
3.
Intemann, Kristen (2010). 25 Years of Feminist Empiricism and Standpoint Theory: Where
are We Now? Hypatia 25(4), 778-796.
Jenkins, Neil K; Woodward, Rachel y Winter, Trish (2008). The Emergent Production of
Analysis in Photo Elicitation: Pictures of Military Identity. Forum: Qualitative Social
Research 9(3)
Keala, Adele (2010). Women Rockers and the Strategies of a Minority Position. Music and
Arts in Action 3(1), 20-47.
Lauretis de, Teresa (1987). Tecnologies of Gender. Bloomington: Indiana University Press
Leblanc, Laurine. (1999). Pretty in punk: Girl's gender resistance in a boy's subculture.
Chapel Hill NC: Rutgers University Press.
Llansamà, Jordi. (2011). Harto de todo. Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona
(1979-1989). Barcelona: Bcore.
Machado, Marisa (1998). Música y mujeres: género y poder. Madrid: Horas y Horas
Malott, Curry y Peña, Milagros. (2004). Punk rockers revolution :a pedagogy of race,
class, and gender. New York: Peter Lang.
Marcus, Sara. (2010). Girls to the Front: The True Story of the Riot Grrrl Revolution.
London: Harper Perennial.
McClary, Susan (2002). Femenine endings. Music, gender and sexuality. Minneapolis:
University of Minnesota Press [1991]
McNeil, Legs y McCain, Gillian. (2007). Por favor, mátame. La historia oral del punk.
Traducción: Ricard Gil y Antón López. Bilbao: Discos Crudos.
McRobbie, Angela y Garber, Jenny (2005). Girls and Subcultures. En Gelder, Ken (Ed.)
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 66 ]
Monem, Nadine (Ed.) (2007). Riot Grrrl: revolution girl style now!. London: Black Dog
Publishing.
Moore, Ryan. (2004). Postmodernism and Punk Subculture: Cultures of Authenticity and
Deconstruction. The Communication Review, 7(3), 305-327.
Moore, Ryan. (2007). Friends Don't Let Friends Listen to Corporate Rock. Punk as a field
of cultural production. Journal of Contemporary Ethnography, 36(4), 438-474.
Muniesa, Mariano. (2007). Punk Rock. Historia de 30 años de subversión. Madrid: T & B.
North, Adrian C.; Colley, Ann M. y Hargreaves, David J. (2003). Adolescents’ Perceptions
of the Music of Male and Female Composers. Psychology of Music, 31(2), 139-154.
O'Hara, Craig. (1999). The philosophy of punk: more than noise. Oakland: AK Press.
O'Neill, Susan A. y Boultona, Michael J. (1996). Boys' and Girls' Preferences for Musical
Instruments: A Function of Gender? Psychology of Music, 24(2), 171-183.
Raha, Maria. (2005). Cinderella's Big Score: Women of the punk and indie underground.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 67 ]
Richard, Birgit. (2006). Fashion, Brands and Logos. En A Shirley Steinberg, Priya Parmar
y Birgit Richard (Eds.). Contemporary Youth Culture: An International Encyclopedia.
Westport CT: Greenwood Press.
Shoemaker, Deanna. (2010). Queer Punk Macha Femme: Leslie Mah’s Musical
Performance in Tribe 8. Cultural Studies ↔ Critical Methodologies, 10(4), 295-306.
Spivak, Gayatri (1988). Can the Subalternan Speak? En Cary Nelson y Lawrence
Grossberg (Eds). Marxism and the Interpretation of Culture. Basingstoke:Macmillan
Education.
Strongman, Phil. (2008). Pretty Vacant: A History of UK Punk. Chicago: Chicago Review
Press.
Taylor, Steven. (2003). False prophet: fieldnotes from the punk underground Middletown
CT: Wesleyan University Press. [1990]
Thompson, Stacy. (2004). Punk Productions. Unfinished Business. New York: State
University of New York Press.
Torras, Meri (2007). El delito del cuerpo. En Meri Torras (Ed.), Cuerpo e Identidad I.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 68 ]
Wehr-Flowers, Erin. (Winter 2006). Differences between Male and Female Students'
Confidence, Anxiety, and Attitude toward Learning Jazz Improvisation. Journal of
Research in Music Education, 54(4), 337-349.
Weitzer, Ronald y Kubrin, Charis E. (2009). Misogyny in Rap Music. Men and
Masculinities, 12(1), 3-29.
Zavala Gironés, Mercedes (2009). Estrategias del olvido. Apuntes sobre algunas
paradojas de la musicología feminista. Papeles del Festival de música española de Cádiz,
4, 207-217.
8 | ANEXOS: NARRATIVAS
1. MINIA
Recuerdo cuando era pequeña mi hermana Xoana, once años mayor que yo, era
heavy y estaba en toda esa movida de intercambio de cassettes y correspondencia que
se movía bastante en la música antes de Internet. Me acuerdo de grabar cassettes con mi
hermana y cómo a partir de ahí descubrí música alternativa y empecé a interesarme por el
black metal y después llegué al grindcore 26. En mi adolescencia fue a partir de webs y
redes peer to peer que fui descubriendo distintos grupos y a otras personas interesadas
en el grindcore. Internet fue bastante clave en este sentido, sobre todo en mi caso, que
soy de un pueblo de Ourense donde apenas había escena. Los chats y canales de IRC
sirvieron para que la gente se conociera y pudiera hacer difusión de lo que se estaba
moviendo. En el momento en que empecé a relacionarme con otras personas interesadas
en este tipo de música, pude descubrir no sólo que las chicas eramos una minoría
importante, sino que además la percepción que se tenía de nosotras era muy negativa.
Una frase que se escuchaba en aquel momento y que resume bastante bien lo que quiero
decir es Las tías sois el cáncer de la escena. La escena era prácticamente masculina y la
impresión que se tenía de las pocas tías era mala, se creía que estábamos ahí para ligar
más que por la música. Siempre se cuestionaba nuestra presencia. Como tías, se dudaba
de nosotras. Mientras que la presencia de un tío en un concierto no despertaba ningún
tipo de sospecha, la de una chica siempre resultaba algo extraña, como si tuviéramos
motivos ocultos más allá de la música. O también se pensaba, sobre todo en el mundo de
la música extrema, que las tías no somos capaces de aguantar este tipo de música. A las
tías se nos asociaba a un discurso más superficial (sobre qué guapo es éste o aquel
cantante) y a unos gustos más sensibles. Un ejemplo de esto se reflejaba en los diseños
de las camisetas de los grupos. Las camisetas de chica eran ceñidas y con el logo del
grupo en cuestión en las tetas (en vez de los dibujos gore típicos de las camisetas de
grupos de este estilo). A mí todo esto de la superficialidad me parece bastante
incongruente. Por un lado, es cierto que se oía a chicas haciendo comentarios banales
26 Variante extema de hardcore punk, musicalmente agresiva y rápida de temáticas sociales pero que también incluye
temáticas explícitamente violentas como la muerte, intervenciones quirurjicas, autopsias, violación, pornografía etc.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 70 ]
sobre los miembros de los grupos, pero estos comentario también los hacían los tíos. La
diferencia estaba en que ellos estaban legitimados a hacerlo, porque sus motivaciones
sobre la involucración en la escena no eran cuestionadas. Estoy de acuerdo en algunos
casos, cuando pienso por ejemplo en la fijación por la estética, lo primero que me viene a
la cabeza es esa preocupación que muchas chicas tienen por llevar tal o cual parche,
dando más importancia a las pintas que a la música.
tirar al cantante de no sé qué grupo. Nuestro objetivo era otro y vivíamos la escena como
cualquiera de ellos o más. Tampoco eramos especialmente femeninas y nuestros amigos
tíos y otros chicos de la escena nos trataron siempre como uno más, nunca sentí que nos
dieran un trato especial por ser tías, no eramos tías con las que fueran a ligar, no
estábamos dentro del mercado de tías hetero. Esto es algo que me ha parecido muy
positivo, nunca sentí que mi feminidad fuera arrebatada, pero el poder desarrollar estas
relaciones entre iguales con los tíos sirvieron para que yo tuviera un mejor autoconcepto,
unas relaciones más sólidas... incluso de pareja, en las que se compartían muchas cosas
que eran importantes (apoyar la escena era vital).
WE CAN MOSH!
Por otro lado, la visibilidad de las mujeres en la escena ha sido un tema que me ha
preocupado y que he querido expresar en algunos momentos. Lo hacía a través de las
fiestas que montábamos, y también en algún concierto que organicé... Algo más tarde
tuvimos un programa en una radio en una radio libre en Santiago de Compostela. Quería
hacer más cosas y llegar a más gente, y como la radio no tenía mucha recepción y no nos
escuchaba casi gente decidí escribir un fanzine 27. Fue curioso porque el fanzine lo saqué
en un momento en que apenas había fanzines en el grindcore. Era algo que venía de la
tradición del punk y que yo quería aportar al grindcore, desde un tono cómico e
introduciendo el tema femenino. Hice una sección llamada We can Mosh! (juego de
palabras a partir del clásico eslogan de Rosie the Riveter, que decía We can Do It) que
significa que nosotras también podemos estar en el pogo 28. Esto surge como respuesta a
que como mujeres, aunque ya habíamos pasado la fase de la presencia (estábamos en la
escena y además de forma muy activa) el pogo seguía siendo un tema delicado. Parecía
algo de lo que no pudiéramos participar, cuando había chicas que nos metíamos en el
pogo y nos tirábamos del escenario y sufríamos las consecuencias. Yo misma me he roto
el brazo y el pie en varias ocasiones... Pero nos gusta y el pogo también es algo que
podemos compartir. Aun así, esta sección del fanzine la pensé como algo que no
pretendía ser feminista y lo decía claramente. Soy consciente de que hay cierto
antifeminismo dentro de la escena, los tíos se sienten atacados en cuanto como mujer
comienzas a hablar de lo que piensas de la escena, de modo que no quería que esta
sección fuera algo planfletario. Quería mostrar a mujeres que hacían cosas dentro de la
escena, pero también a las chicas que acudían a los conciertos (el público es parte
importante de la escena). Sin embargo, esta sección a día de hoy me produce cierta
controversia. La idea de la visibilidad me parece útil pero creo que se puede volver en
nuestra contra, produciendo segregación, una escena paralela... o también caer en el
error de aceptar cualquier cosa si eres una tía. Como que si eres chica da igual que la
música que hagas sea una mierda porque el hecho de que lo hagas siendo música ya
vale y yo no estoy de acuerdo con eso. Además lo siento como si en el fondo me
estuviera excusando y teniendo que justificar a la gente el por qué estoy aquí, a pesar de
mis genitales. Después cuando otra gente empezó a hacer fanzines de grindcore
consideré que ya había aportado bastante y no saqué más números.
29 Se refiere a personas, mayoritariamente mujeres, que buscan intimidad emocional y sexual con un músico u otra
celebridad. En general, se usa despectivamente para referirse a mujeres que tienen/buscan relaciones sexuales con
músicos.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 73 ]
sexista, que finalmente ve ahí cómo se reflejan los mismos tópicos de los que hablan las
canciones del goregrind30: la mujer violable, que matan y ahí te quedas muerta, pero
abierta de patas. No me gusta nada eso. Ese tipo de chicas me ponen muy nerviosa. No
es una cuestión de vestimenta, ni se trata de anular la sexualidad de las mujeres. Es una
cuestión de actitud, de saber quién te va a leer, quien te interpela... Ante qué público te
estás exponiendo y de qué manera, porque en según qué situaciones resulta muy
peligroso, cuando lo estás haciendo delante de un montón de tíos del rollo pornogore con
ideas misóginas, en el fondo ver esa actitud en las tías no hace más que confirmarles su
postura. Otro caso sería el de Wendy O Williams de los Plasmatics , que salía al
escenario con un rol muy sexual, pero se reapropiaba de eso y lo utilizaba en su favor. O
en las Flagitious Idiosyncrasy in the Lapidation, que es un grupo de chicas de Japón. Ellas
tienen una estética muy normal, no explotan su imagen de mujer, pero tampoco el lado
grindcore y aun así son muy respetadas en la escena a pesar de ser mujeres, porque
finalmente hacen buena música y eso es lo que cuenta.
2. LORENA
INICIOS
A partir de los 13-14 años fue cuando empecé a escuchar música punk y a
identificarme con ideas del punk. Tenía amigos y amigas que ya escuchaban grupos de
punk, rock radikal vasco y otros grupos del estado español y nos intercambiábamos
casetes y vinilos. Ahí empecé a escuchar grupos que no solamente hacían punk, sino que
además transmitían ideas. Y es a partir de esa transmisión de ideas que me fui
interesando por literatura más política, por autores clásicos del anarquismo y por ideas
libertarias. Estaba en la adolescencia, un momento de transición personal en el que pasas
de estar jugando con muñecas a responsabilizarte un poco más de tu vida, y ambas
partes (la musical y la política) eran importantes para mí. En ese sentido a mí no solo me
interesó la parte musical del punk, sino también lo que significa: rebeldía, música que se
sale de la noción clásica de lo bailable y bonito, que expresa muchos sentimientos... Son
cosas que quizás en el momento no las piensas, pero que llaman mucho la atención,
sobre todo si vienes de una familia clásica. Me sirvió también para dar cierto sentido a mi
vida en un momento en que tenía claro que mi vida era distinta a la de las demás niñas y
en la que desde luego no quería hacer las cosas que ellas hacían: salir, tener novio... Veía
el punk como masculino. No contradecía la idea de, como mujer, poder ser punk y pensar
acorde a ideas libertarias, pero no veía que ello tuviera complicidad con lo femenino.
Adopté una estética masculina (era la estética que se podía ver en las fotos de otras
chicas punk), entendiéndola como medio integrador dentro del punk, y evidentemente
acompañada de una actitud ruda, dura, con características masculinas. No por desprecio
a lo femenino, sino porque era una manera de hacerte valer, destacar o estar a un mismo
nivel respecto al resto de escena punk, formada mayoritariamente por chicos. En el hecho
de ser chica, querer tener tu banda de punk, montar conciertos, relacionarte con los otros,
se hacía una demostración de que eras “capaz de”, y de que no estabas allí para ligar.
Constantemente eras tratada diferente por el hecho de ser chica, con la galantería y/o
abuso masculino, a pesar de suponer estar dentro de unos valores diferentes y de un
respeto que trataba horizontalmente a lxs demás. Estaba en un momento en que aun no
había empezado a defenderme a mí misma. Un poco más tarde, a partir de los 15 o 16,
que entré a militar en grupos de mujeres, tras entender que me sentía mujer y que
existían políticas que también tenía que defender, cambié de actitud y pasé a ser más
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 75 ]
coherente conmigo misma. Fue a partir de leer, libros, textos que se publicaban en aquel
momento en fanzines31, donde se colocaba a la mujer en un lugar de protagonista y se le
hacía responsable de su situación. Todo ello me hizo tomar un actitud de protagonista, lo
cual no era lo típicamente femenino, pero tampoco era a la manera masculina de hacer
las cosas, porque de alguna manera desafiaba a lo presente. Tener un grupo solo de
chicas, fuera de la música, de debate... generaba un clima de incomodidad porque rompía
roles... de alguna manera generaba un empoderamiento por parte de las mujeres que era
lo que hacía avanzar ciertas ideas y discursos. De alguna manera, para mí el feminismo,
el punk y el anarquismo siempre fueron de la mano.
finales de los 90. El término aparecía cada vez más en páginas de fanzines, en letras de
canciones, camisetas serigrafiadas, carteles en locales (que amenazaban con no tolerar
actitudes sexistas), y ese discurso se extendía en boca de todxs. Sólo que no era
entendido por todxs igual, ya que las actitudes sexistas no dejaban de repetirse por
tratarse de una escena punk. Por otro lado, el discurso antisexista se quedaba acotado.
Situaba a la mujer como víctima. Como idea política proponía cambios en el lenguaje
verbal, en las publicaciones del momento se incidía mucho en hablar en femenino, en no
tratar a las mujeres como genitales, en rechazar las agresiones sexuales... Se hablaba de
antisexismo y no de feminismo porque la palabra feminismo chirriaba, era asociada con
políticas estatales de igualdad de sexo, con un reclamo de poder para las mujeres en el
mundo masculino... De modo que se hablaba del antisexismo. El problema es que era un
concepto muy difuso, que lo englobaba todo, sin cuestionar nada. ¿Quién lo ejercía?
¿Qué significaba? Todo era sexista o antisexista y ni siquiera se había dado una reflexión
realmente profunda. Además era un discurso muy victimista en el que siempre se
asociaba mujer con víctima.
El discurso victimista del antisexismo quedó atrás y poco a poco y gracias al trabajo
de mujeres dentro del punk, se fue introduciendo el discurso y la palabra feminista. Fue a
partir de fanzines, flyers 32, grupos de acción directa y otros espacios de mujeres que una
reapropiación del feminismo fue posible. Un feminismo ya no burgués e institucional, sino
adaptado a ideas más libertarias y del punk. Así se fue construyendo un feminismo
autónomo y de calle. Lo cual ha supuesto una mayor reflexión por parte de las mujeres en
el punk (que son las que finalmente se han visto en la necesidad de construir este
discurso) evolucionado de discursos que nos identificaban como víctimas a otros que nos
llevan a asumir responsabilidades y consecuencias. Esta evolución no ha calado
igualmente en los tíos. Hay tíos que se cuelgan la etiqueta de profeministas, sin haber
cuestionado realmente lo que significa y las implicaciones que tiene. En realidad lo que
han hecho ha sido asumir el discurso de las mujeres, sin generar uno propio desde su
masculinidad. En cualquier caso, recuperar el concepto de feminismo, resignificarlo bajo
las ideas libertarias y la actitud del punk fue realmente interesante. Generaba rechazo
dentro de la escena punk por parte de los chicos, mayoritariamente, pero simpatías por
parte de las chicas. Fue entonces cuando comencé con el Luna.
32 Folletos.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 77 ]
FANZINE LUNA
Siempre sentí que si me gustaba y me identificaba como punk, tenía que aportar
algo dentro de la escena y no dejar que las cosas fueran de una forma que no
consideraba justa. Sentía que tenía que cambiar lo que no me gustaba y saqué el fanzine
Luna: una publicación feminista, hecha bajo las premisas del do it yourself 33, próximo a las
ideas anarquistas. Aun sin estar dirigido a un tipo de público concreto, siempre fue leído
sobre todo por otras tías. Algo que me parecía muy positivo, porque me indicaba que
estaban ahí, que había otras tías interesadas en esto. De alguna manera, me sirvió para
estar vinculada a otras chicas del punk que quizás no estaban en todos los conciertos,
pero que también estaban y desde luego estaban interesadas en que las cosas fueran
diferentes. También hubo tíos que se interesaron por la publicación. Algunos incluso lo
aceptaron por la forma en que estaba hecho (autogestionado, en papel y sin muchos
recursos) aunque no les interesara el contenido (o incluso si pensaban que podía llevar al
separatismo). El hecho de que fuera un tipo de publicación do it yourself que gustaba en
el punk hacía que fuera apoyado, y tenía salida en todas las distris que movían material
político.
33 La ética del Do it yourself o Hazlo tú mismx es característica del punk, implica una manera autogestionada de hacer
las cosas.
34 Subgénero derivado del punk. Se podría traducir como duro o extremo.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 78 ]
caso está en que puedes escuchar música punk cinco, diez años o toda la vida. Pero si
además tienes una actitud punk, da igual que no escuches la música, porque la actitud se
mantiene. Para mí es lo más bonito del punk: cuando has aprendido de ideas punk y no
las has perdido, cayendo en el clásico estereotipo de que se trata de un ideal de juventud.
Es lo que no muere. Es lo más bonito e interesante, a pesar de los cambios, la base sigue
siendo la misma: la idea de respeto, de no capitalizar todo lo que haces...
Antes se cuidaba mucho la forma. Las cosas se hacían por un motivo real. Si se
hacía un concierto era para apoyar alguna causa, para sacar dinero para algo en
concreto. A los grupos se les contactaba por sus ideas o por ejemplo, se les pedía las
letras para saber de qué iban. Incluso cuando algún grupo mostraba actitudes que se
consideraban que faltaban el respeto, se paraba. En el caso del sexismo era bien claro. Si
el grupo en cuestión tenía un discurso sexista o empezaban echando piropos a tías, se
les desenchufaba y se iban fuera. Puede sonar a policía, a demasiado control, pero era
cuestión de mantener la misma actitud de respeto. Ahora se ha perdido totalmente esta
dinámica. Hay una dejadez importante. Si hay que montar un concierto se llama a quien
sea, que se suben al escenario a hacer cualquier cosa... Termina habiendo broncas y
desengaños por esa dejadez, ese todo vale. Por eso echo en falta el compromiso y un
motivo real para hacer las cosas. Se dan muchos desengaños, con la gente del punk y del
anarquismo... El error es pensar que por aferrarte a determinadas ideas y llevar
determinadas chapas eres una persona liberada. Limitar la identidad (punk/anarquista) a
la estética o a llevar determinados logos en tu camiseta es ridículo, cuando se trata de
algo que te da la experiencia o el currarte las cosas y enfrentarte a ti misma y derribar tus
propios fantasmas. El otro desengaño viene de pensar que los tíos punk son diferentes.
Considerar que hay hombres buenos y hombres malos es absurdo cuando la construcción
social de hombre se ha construido en la misma casa, en la misma escuela, en la misma
iglesia... O que el mundo que estábamos generando no era el mundo normal, cuando en
realidad de aquellos tíos punks que estaban en mi entorno ahora la mayoría son unos
Manolos35, o si no son musiqueros 36 que no aprendieron más que a tocar la batería o la
guitarra. Siempre es poca gente la que se queda con una actitud o unos valores que para
mí es lo que realmente merece la pena.
35 Se refiere al estereotipo de macho ibérico que encarna la masculinidad más rancia y machista.
36 En el contexto punk el término musiquero puede ser utilizado con cierta connotación negativa para referirse a
aquellas personas que únicamente están interesadas en la música, sin estar comprometidas políticamente.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 79 ]
3. ALODIA
Lo primero que recuerdo del punk fue un par de discos de los Ramones y los Sex
Pistols. Me gustó la música y a partir de ahí empecé a investigar sobre el punk, y a ir a
conciertos a Barcelona, aunque en aquel momento iba a conciertos más grandes en salas
grandes comerciales. Después conocí a mi antiguo compañero, y empecé a ir a otro tipo
de conciertos, donde lo que más me llamó la atención fue que no habían diferencias entre
público, grupos y las personas que lo organizaban. Conocí así otra manera de realizar las
cosas, la autogestión y el hazlo tu misma37. Al principio me involucré sobre todo como
fotógrafa. Llevo desde 2002 o 2003 haciendo fotos en conciertos punk. Ahí empecé a
interesarme por lo de las fotos y decidí estudiar fotografía, aunque considero que el
aprendizaje personal lo empecé sobre todo en los conciertos. Tenía una página web y
ahora estoy en proceso de crear una nueva. Tengo mucho material y me decidí a hacer un
fotozine38. El número 1 lo he centrado en las primeras fotografías analógicas en blanco y
negro que realicé. He oído comentarios como que las chicas en el punk solo servimos
para sacar fotos, que solo podemos ser fotógrafas... Me ofende que digan esto, porque
está claro que servimos para más cosas, que podemos hacer otras actividades. La
mayoría de las veces son comentarios que aparecen en Internet o que llegan en forma de
chismorreos o rumores, luego en los conciertos nadie viene a decirme nada negativo. De
todas formas, intento mantenerme al margen y creer en lo que hago, aunque a veces me
haya costado, sacar fotos es la actividad que me gusta y la voy a seguir haciendo, digan
lo que digan.
37 La ética del Do it yourself o Hazlo tú mismx es característica del punk, implica una manera autogestionada de hacer
las cosas.
38 Publicación fotográfica de producción autogestionada.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 81 ]
nunca llegamos a hacerlo y acabamos con el grupo. En parte fue por nosotras, por
nuestra actitud que podía ser un poco pasiva. A veces nos apoyábamos demasiado en
los hombres. Ellos tenían más experiencia, sobre todo en la parte técnica, y esperábamos
que nos ayudaran cuando teníamos que hacerlo por nosotras mismas. Era mi primera
experiencia como grupo, por lo que había muchas cosas que no sabía hacer, íbamos
aprendiendo poco a poco. Dos de las chicas del grupo ya habían tocado en grupos y
tenían algo de experiencia, así que íbamos probando. De todas formas, tuvimos bastante
apoyo del compañero de una de las chicas del grupo, que venía mucho a los ensayos, y
que además ha estudiado sonido. Por eso de alguna manera yo nunca lo vi como una
cuestión de género, sino más de la experiencia, de que él había estado en más grupos y
además tenía formación de sonido. Porque en los conciertos que dimos también
participamos como una más, estuvimos en la barra y lo que hiciera falta, en ese sentido
nos involucramos como los demás.
Antes de acabar con con ellas ya empecé a tocar con otro grupo, donde además
tocaba otra chica la batería. Al principio nos costó bastante arrancar y tras un cambio en
la formación, estamos ensayando más. Cuando no podíamos pagar el local nos fuimos a
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 82 ]
ensayar a los Blokes, que nos quedaba bastante lejos, pero era la forma de seguir
adelante. Ahora estamos tocando más, hemos salido a tocar fuera, a Londres,
Copenhague... Es otra manera de hacer, otra dinámica distinta. También estoy
involucrada con otras actividades. Participo de las fiestas alternativas de mi pueblo, que
aunque pueda parecer algo alejado del punk, implica también una forma autogestionada
de hacer las cosas, lo que tiene mucho que ver con el punk. Además tenemos un
colectivo de apoyo al pueblo palestino, que antes funcionaba más en lo institucional con
subvenciones y en el ayuntamiento, pero ahora lo queremos llevar de forma
autogestionada. Además colaboro como fotógrafa en un periódico de contrainformación.
precisamente con mi grupo, creo que implica una expresión de rabia por la voz, y no tanto
con el cuerpo. Antes de salir a cantar me puede entrar la paranoia de pensar que no
puedo hacerlo, miedos e inseguridades que surgen en esos momentos, porque piensas
“qué dirán?” y cosas así. A veces me he tomado unas birras antes para animarme, pero
en cualquier caso siempre salgo porque al fin y al cabo hay un compromiso con el resto
de la gente del grupo y también por intentar superarme y todo eso. Al final piensas, “Si los
demás pueden, por qué yo no?” y después del concierto es un subidón. Algunas personas
se han sorprendido de la rabia que desprendo cuando canto, siendo físicamente
“pequeña”; pero la rabia es un sentimiento, no creo que entienda de cuestiones físicas ni
de género. Simplemente es mi manera de expresarme y de alguna manera desahogarme.
En general, todo esto de las críticas también tiene un aspecto positivo, de alguna
manera podría decir que me ha aportado madurez. Además todo lo que hago me ha
aportado seguridad en mí misma y muchas otras cosas positivas: de cómo afrontar la
vida, cómo vivir las cosas, tener una visión crítica de lo que nos rodea.. de alguna forma
es lo que me mueve para contrarrestar las mierdas de trabajo y del día a día. La
experiencia de haber salido a tocar fuera también es muy enriquecedora, y el participar en
cosas que están fuera de lo establecido... En las relaciones personales, he tenido siempre
apoyo de mi familia y amistades... mis amigas y amigos, aunque no les gusta el punk, me
han apoyado y han venido a verme a los conciertos etc. Y las dos relaciones que he
tenido han sido con chicos que también estaban metidos en el punk, así que
compartíamos eso.
desenmarcalo de los roles de género. Está demostrado que nosotras podemos cantar,
tocar la guitarra, la batería, hacerlo bien o hacerlo mal. La cuestión también es que
tenemos que creer primero en nosotras mismas, en que podemos hacerlo. Que también
pasa, que a veces cuando hay un grupo de chicas o una chica tocando en un grupo, ya
por el hecho de ser chica se sobrevalora, y se mira con otros ojos, aunque el grupo no
guste a la persona (sobretodo si ellas estan “buenas”). Yo personalmente creo que no he
encontrado obstáculos directos por mi sexo/género, pero esto creo que tiene que ver con
el hecho de que no estamos acostumbradas a hablar entre nosotras (pero tampoco entre
los tíos y entre todos en general) de lo que realmente sentimos, las relaciones son más
superficiales. No nos han enseñado a hablar, a expresar nuestras opiniones y
sentimientos, sobre todo aquellos más dolorosos o complicados. Yo intento trabajar en
ello, en no tener miedo a que te cuestiones o juzguen. Además en todo esto creo que
Internet ha hecho mucho daño, en el sentido de que la gente dice por la pantalla muchas
cosas que luego es incapaz de decir cara a cara. Creo que a veces las propias personas
dentro del punk se adaptan a esos roles de género en un sentido superficial, como las
chicas que cuidan mucho su aspecto por ejemplo, cuando es algo que en mi opinión no es
necesario en un movimiento que no nació con este espíritu. Creo que se está cayendo en
el consumismo y en asumir los estándares de belleza y todo eso: aunque seas punk
tienes que ser guapa y llevar esto y lo otro... A mí como mujer me duele ver esto en las
demás, que por un lado se asume que no hay machismo, que el machismo es algo
negativo que no puede haber dentro del punk, pero por otro lado está presente y las
mismas mujeres lo están aceptando y están jugando su rol. A pesar de que hay
diversidad, que no todo el mundo actúa igual... También se escuchan comentarios
machistas o chistes machistas y ciertas actitudes cuando toca cargar y descargar el
equipo, por ejemplo. El tema sobre la depilación también esta bastante atrasado, se ve
como algo antiestético e incluso nosotras mismas lo tenemos muy interiorizado. Sí, hay
tipos muy implicados y todo eso, ¿pero luego que pasa en casa? ¿Quién limpia y todo
eso? ¿Y en las relaciones afectivas? ¿Y en la sexualidad? En el punk aquí por lo general
es un ambiente mayoritariamente hetero, donde se sigue perpetuando el rollo este de que
el tío que folla mucho es un machito y la tía que folla mucho una guarrilla. También he
visto tipos tratando mal a sus parejas públicamente, mandándolas callar y
despreciándolas delante de gente. El polo opuesto también se da: la sobreprotección. Una
vez un baboso le tocó el culo a una amiga mía y ambas reaccionamos, sin embargo
algunos amigos que estaban con nosotras querían evitar el mal rollo por miedo a que
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 85 ]
pasara algo después, pensaban que si pasaba cualquier cosa tendrían que meterse en la
movida. Como si no fuéramos capaces de defendernos solas.
He tocado con otras chicas, pero nunca quisimos ser un grupo de chicas, de hecho
esto fue malinterpretado en alguna ocasión. Teníamos una canción que decía “No somos
un grupo de chicas, somos un grupo de punk.” Era como decir, hacemos punk, somos
chicas y qué?!! Podemos hacer lo mismo que los tíos. La idea era normalizar un poco la
presencia de las chicas en el punk, sin diferencias, que por ser chicas no nos infravaloren,
pero que tampoco se entienda como algo mejor o extraordinario. Es bastante común ver
carteles de conciertos donde cuando toca un grupo de chicas se especifique “grupo de
chicas”, ¿qué hay detrás de eso? A mí me da mucha rabia, no se pone lo mismo cuando
tocan grupos de tíos, ahí pondrá “banda de hardcore punk” o lo que sea, pero nunca
“grupo de hombres”. Está bien visibilizar que hay chicas que también hacen cosas en el
punk, que no son solo “novias de” (una idea bastante extendida), pero de alguna manera
es colocar a las chicas en otro nivel, ya sea inferior o superior, y no me siento cómoda con
eso. Por eso queríamos exaltar, que ante todo eramos un grupo de punk. Hubo chicas
que se lo tomaron mal, especialmente chicas feministas con posturas más radicales que
según mi postura entendieron que renegábamos nuestra posición como mujeres y que
rechazábamos su lucha, cuando no pretendíamos dar ese mensaje. Aunque sí que es
cierto que ese tipo de feminismo me incomoda, me resulta demasiado rígido, cuando
empiezan con el tema de los espacios no mixtos, exclusivos de mujeres, por ejemplo...
Me parece encorsetarse de nuevo y aferrarse a unas normas que desde mi perspectiva
son contrarias a lo que implica el punk. Teníamos otras letras que reivindicaban el no
sometimiento de la mujer al hombre, denunciando el concepto de mujer objeto.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 86 ]
4. MARIA
Empecé a interesarme por el punk cuando tenía unos 15 años. Vivía en un pueblo
y conocía a gente de otros pueblos cercanos que escuchaban punk e iban a conciertos. A
través de ellos fui profundizando en la música y en seguida quise montar un grupo con
algunos amigos. Acordamos que cada uno nos compraría un instrumento, aunque al final
nadie se compró nada y todo se quedó en el aire. Al cabo de un tiempo me regalaron una
guitarra eléctrica y empecé a ir a clases. Las abandoné cuanto el profesor me enseñó a
hacer quintas: ¡ya sabía suficiente como para tocar punk! y a partir de ahí empecé a tocar
y a grabarme, incluso llegué a dar algunos conciertos yo sola. En aquella época también
empecé a engañar a mis padres para ir a conciertos a Barcelona. Me compraba fanzines,
buscaba información en internet... era importante para mí informarme, conocer nuevos
grupos y profundizar en el conocimiento de una cultura nueva para mí. Así fui conociendo
bastante gente y empecé a tocar en grupos. Con el primero, hubo algunos problemas
causados por cierta falta de afinidad. Yo tenía muy claro que quería hacer un grupo con
letras políticas, pero había muchas diferencias entre nosotros, lo cual supuso varias
discusiones. Al fin y al cabo éramos personas con distintas ideas de lo que es el punk.
Luego he ido tocando con otras bandas, algunas de las cuales todavía están en activo.
Hubo algún intento de empezar un grupo de chicas, pero hasta hace un año no lo había
conseguido en serio. Siempre he tocado con chicos.
En esas fotos salían chicas súper jóvenes que tocaban en grupos y hacían lo que querían.
Esto me gustaba. Otra cosa que me llamaba mucho la atención era que había una
exhibición muy evidente del cuerpo femenino. La línia entre la mujer objeto hipersexual y
la apropiación del propio cuerpo como elemento de provocación era muy delgada y
generaba en mí sentimientos opuestos. Minifaldas, medias de reijilla, maquillajes
extremos... En las portadas de dos de mis discos favoritos de Último Resorte y
Desechables, salían las cantantes mostrando sus pezones sin ningún pudor.
Aún sin tener muy clara mi postura al respecto, me di cuenta de que me moría de
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 88 ]
ganas de romper mis medias y recortar mis faldas. Todavía estaba en mi tierna
adolescencia y sentía que por fin empezaba a ser una mujer. Me sentía dueña de mí
misma. Y es curioso porque esto contrasta con lo que, desde determinados sectores del
feminismo, se asimilaría como ponerse al servicio del patriarcado mediante la
reproducción de sus códigos estéticos. Yo viví la adopción de esta estética hiperfemenina
como algo liberador. Por un lado, porque me había educado en una familia cristiana que,
aún sin ser muy rígida, me había denegado la posibilidad de mostrar mi cuerpo y cargado
de complejos y tabúes. Por otro lado, porque tampoco adopté una feminidad al uso sino
más bien una parodia de los códigos de la feminidad llevados al extremo. En este sentido,
no me identificaba con las chicas monas que iban a la discoteca a ligar. Yo era una punk y
teóricamente la base del punk era la provocación y la transgresión. Por primera vez desde
el inicio de la pubertad me atrevía a enseñar mis piernas, que no consideraba
especialmente “bonitas”. Creo que aunque el factor social es importante, nunca me vestí
así para los demás. Principalmente, lo hacía para mí misma. Gracias a esta nueva
manera de entender mi cuerpo, empecé a aceptarlo y a sentirme más cómoda con él.
Al cabo del tiempo, a medida que me iba politizando más en cuestiones de género,
me empecé a cuestionar de nuevo el por qué de mi estética tan “femenina”. ¿Qué había
detrás? Mis primeras experiencias en entornos de mujeres no mixtos estuvieron marcadas
por un extraño sentimiento. Rodeada de mujeres feministas y lesbianas, me sentía
diferente y me preocupaba lo que pudieran pensar de mí. Durante esta época, abandoné
las faldas y adopté una estética sobria y neutral, muy poco femenina.
El primer intento de crear un grupo con otras chicas no llegó a ningún lugar. Lo
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 89 ]
pasábamos bien, pero nuestros objetivos y prioridades no eran los mismos. Escribí alguna
letra intentando tratar ciertas cuestiones relacionadas con el género, pero me encontré
con que ellas no se sentían cómodas. Incluso algunas de ellas tenían una postura
abiertamente anti-feminista. Había algo paradójico: sentía que era importante tocar con
otras chicas, ya que en mis demás grupos todo era presencia masculina; pensaba que así
podría expresar otro tipo de cosas. Resultó que con ellas tampoco podía. Incluso había
más reticencias. Algunas no se sentían discriminadas por ser mujeres y decían que no
experimentaban dificultades en su vida diaria por el hecho específico de su género. Y
todavía menos en el punk, diferente del resto de la sociedad (donde quizás sí se
discriminara a las mujeres). Desde esta perspectiva, no sentían la necesidad de
reivindicar ni visibilizar nada. La verdad es que aunque no llegamos a tener grandes
debates ni discusiones en torno al tema, me di cuenta de que no era lo mismo tener un
grupo de chicas, que tener un grupo feminista. Eso coincidió con una época en que, pese
a que todavía me costaba definirme como tal, empezaba a interesarme por el feminismo.
Así que la experiencia fue algo frustrante. Pasado un tiempo el grupo se acabó.
Creo que el origen de estas reticencias hacia todo lo que tenga que ver con el
feminismo viene de la idea de que en los entornos políticos libertarios la gente piensa
diferente respecto al género. Parece que todo esté superado. Pero hay falta de interés y
mucho miedo. Da miedo cuestionarse a sí mismx, ver que no estás tan liberadx como
pensabas. Muchos tíos punks temen perder sus privilegios aunque no los quieran
reconocer...
reocupar ese espacio. Poder estar a primera fila bailando sin que las coreografías y
violencia masculinas nos aparten hacia los laterales. Aunque todavía muchos tíos se
piensan que los conciertos son un gimnasio. Alguna vez hemos llegado a echar a algún
tío por su falta de respeto o por babosear. Lamentablemente hay sitios con dinámicas muy
viciadas en los que esto puede resultar conflictivo.
Está claro que en el punk se reproducen los mismos esquemas de conducta que en
el resto de la sociedad, aunque sea en menor medida. No puede ser de otra manera. Está
formado por personas que hemos sido educadas bajo unos parámetros de conducta
concretos. Lo que sí es cierto es que, aunque como ya he dicho hay gente que quiere
mantener sus privilegios o no quiere cuestionarse ciertas cosas, también hay muchas
personas con predisposición a escuchar y a cambiar sus actitudes. Por ejemplo, estuve
montando conciertos con unos amigos y todo el tema técnico lo gestionaban ellos,
mientras que yo solía encargarme de la comida para las bandas. Evidentemente ellos
también cocinaban y yo ayudaba a montar el escenario. Cargar y descargar lo hacíamos
todos. Pero había algo allí que, de alguna forma, marcaba cuál era el terreno de cada unx.
Era algo no verbalizado ni acordado, pero consentido por ambas partes. Si te paras a
pensarlo, es comprensible que ellos se organizaran en lo que ya sabían hacer, pero se
estaba obviando que yo también podía aprender. Parecía más lógico que cocinara. Yo
también tenía mi parte de responsabilidad, pues a veces era yo quien directamente
delegaba ciertas cuestiones que consideraba fuera de mi alcance. O bien asumía
organizar el tema de la comida porque pensaba que se me daba mejor.
Lo aprendí de mi madre. Tiene una manera de hacer las cosas muy propia y
apenas deja que los demás interfieran en ella. Detrás de eso se esconde el rol de la
perfecta ama de casa. Esto ocurría de forma inconsciente hasta que lo planteé. Lo
hablamos y a partir de ahí cambió la dinámica. Fue muy positivo porque permitió que nos
cuestionáramos qué había detrás de nuestra forma de funcionar. Parecía mentira que
estuviéramos reproduciendo los patrones de división sexual del trabajo. Pero claro,
nuestra generación ha credido en una sociedad que ya no es machista porque nuestros
padres ¡ayudan! a nuestras madres en los quehaceres domésticos. En todo caso, el
cambio se notó y fue muy positivo. Siento que he aprendido un montón y que he ganado
mucha autonomía. He podido comprobar al plantear estas cuestiones se consiguen
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 91 ]
pequeñas transformaciones.
Hace un año, en una noche de fiesta entre amigas, decidimos que queríamos
montar un grupo. Aunque fue algo muy espontáneo, ya veíamos la necesidad de que el
grupo fuera feminista. Todas somos bastante afines políticamente y habíamos trabajado
juntas en diferentes iniciativas.
Al principio sobre todo discutíamos las letras, nos queríamos definir políticamente,
buscando un punto donde todas nos sintiéramos cómodas. Nos interesa centrarnos en la
otredad. Buscamos algo que pueda servir para catalizar nuestra rabia y favorecer cierta
unión entre mujeres muy diferentes. Aún siendo la mayoría de nosotras blancas y de clase
media, queremos visibilizar que existen otras realidades que no pasan o no quieren pasar
por la norma. Buscamos complicidades entre todas aquellas mujeres que se encuentran
marginadas e invisibilizadas por la sociedad en la que vivimos.
De momento, la recepción que está teniendo el grupo es bastante buena. Eso sí,
ha habido un poco de polèmica en torno a algunas de nuestras letras, sobretodo con una
que plantea una crítica a ciertos personajes supermilitantes, normalmente masculinos,
que pueblan las asambleas de los entornos contestatarios. De hecho, creo que es una
letra con la que muchas mujeres se pueden identificar fácilmente. Habla de cómo estos
compañeros tan seguros de sí mismos muchas veces se comen nuestros espacios con
sus actitudes autoritarias, no dejándonos hablar, llevando siempre la voz cantante y
marcando la forma correcta de realizar las cosas. Nadie nunca en una asamblea se
atreverá a decir que, por ser mujeres, nuestra opinión es menos válida, pero en algunas
ocasiones sí hemos percibido que se no se nos toma tan en serio, que nuestra voz no
tiene el mismo peso al de otros. De todas formas, no nos interesa jugar a ser la víctima.
La cuestión es detectar estas actitudes y señalarlas, para poder hacerles frente.
El problema con esta canción es que en lugar de interpretarse como una crítica
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 92 ]
También nos suelen decir que hay muchas mujeres que encajan dentro de nuestra
descripción del guerrero supermilitante, y que muchos hombres tienen dificultades para
ser escuchados, eclipsados por otras personas que llevan la voz cantante. Claro que sí.
Una cosa no quita la otra.
Pero como decía, y pese a las polémicas, la recepción ha sido bastante buena. Hay
interés no solamente por la música sino también por el mensaje. Un chico nos hizo una
entrevista para un fanzine de punk, y en ella nos preguntaba por qué usábamos la
expresión “punk de la diferencia”. Esta idea la saqué de una columna que escribió Marissa
Magic en la MRR. Ella hablaba de por qué se había involucrado en el punk y qué
dificultades se había encontrado, destacando que frente a los tíos que seguían
reproduciendo las mismas dinámicas de popularidad del instituto y marginando a las
personas que son distintas, ella estaba en el punk porque le permitía, frente al resto de la
sociedad, ser diferente. Se preguntaba: ¿Qué pasa en el punk que las personas que
somos diferentes tampoco encajamos? Nosotras nos lo apropiamos de esa forma, no
tiene nada que ver con el feminismo de la diferencia.
La política forma parte de mi vida y trato de ser lo más coherente posible. Intento
reflejar la manera de verme a mí misma también en mis relaciones afectivas, aunque
siempre hay temas pendientes: relaciones libres, intentar huir de la pareja cerrada, los
celos... Es algo que hay que ir trabajando. Pero mientras no me sienta mal, ni haga sentir
mal a la gente de mi alrededor, trato de no agobiarme con esto. Todos los procesos tienen
su ritmo y es imposible arrancarse tics y conductas aprendidas desde la infancia, de la
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 93 ]
noche a la mañana. Cambiar la forma como nos relacionamos en pro de relaciones más
sanas e independientes cuesta porque implica mirar y rascar muy adentro. Pero creo que
merece la pena intentarlo, porque al fin y al cabo se trata de vivir mejor nuestra propia
vida. Aún así, cada persona tiene sus necesidades y su forma de ver las cosas. No pienso
que todo el mundo tenga que ir hacia una misma dirección. ¿Para qué sufrir con una
relación abierta si realmente sentimos que (todavía) no estamos preparadas, o que esto
no es para nosotras? Pasarlo mal sólo para intentar parecerse más a un ideal (en este
caso, el de mujer liberada) puede no ser tan liberador. Lo importante es el respeto mutuo
y la sinceridad.
5.RAKEL
Siempre me ha gustado la
guitarra. Empecé hace ya unos
cuantos años montando un grupo con
mi hermana y otros dos amigos más.
Fue una experiencia muy divertida,
ya que eramos un grupo de colegas
que nos lo pasábamos bien tocando
versiones de bandas que nos
gustaban. Después hacia 2004, una
amiga que tocaba el bajo me pidió
que tocara con ella. Estaban
buscando chicas que tocaran en
grupos de punk para dar un concierto
en Barna para la presentación de la
revista Mujeres Preokupando39 de
39 Proyecto de contrainformación feminista, que surge en el contexto de Barcelona en una jornadas estatales, en el
C.S.O. Las Naus, 1997.Con la necesidad de plantear las cuestiones de género en la okupación. Se trata de un
proyecto itinerante, que ha pasado por varias ciudades, con la intención de plasmar las realidades de cada lugar, y a
su vez, establecer redes y conexiones feministas.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 94 ]
Zaragoza. Decidimos juntarnos unas cuantas chicas que tocábamos en grupos para hacer
versiones de grupos de tías del mundo del punk y poder tocar para la presentación de la
revista. Nos juntamos bastantes y fue muy divertido. Creo que empezamos siendo seis,
cada una con sus experiencias y recorridos diversos. Yo, por ejemplo, aunque había
estudiado solfeo de pequeña, nunca lo utilicé para la guitarra. Con la guitarra siempre me
guiaba por el oído y solo tenía la experiencia de mi grupo anterior en el que hacíamos
versiones de Cicatriz y Eskorbuto, así que mi nivel no era muy alto. Otras compañeras
tenían la experiencia de años tocando en grupos. Estas diferencias influyeron a la hora de
ponernos de acuerdo en qué versiones hacer, y también a la hora de tocar esas
versiones, porque no todas teníamos el nivel para hacerlo. Había canciones que nos
gustaban, pero que no nos salían o canciones que sí sabíamos tocar, pero que cuando las
tocábamos no nos gustaban cómo quedaban. Al final como no salían las versiones,
decidimos tocar nuestros propios temas. Así fue cómo surgió Lluna Roja. Ya surge
vinculado al feminismo y al anarquismo. El mundo del punk es un espacio muy masculino.
Por un lado, porque siempre hay más tíos tocando, sobre todo en ciertos instrumentos. A
las chicas se las puede ver más cantando o tocando la guitarra, pero no en la batería. Por
otro lado, esa masculinidad también se aprecia en las formas y la manera de relacionarse.
En Lluna Roja pretendíamos vincular el mundo del punk a grupos de mujeres. No todas se
identificaban como feministas, aunque la base de los grupos de mujeres es el feminismo:
poder concentrar energías juntas, ver qué cosas tenemos en común... Para mí Lluna Roja
ha sido un plus añadido porque no solo ha sido un grupo de música, ha sido un grupo de
compañeras que nos ha permitido a todas crecer a nivel político y personal, en el que los
temas de mujeres siempre han estado presentes. Nos ha permitido desarrollarnos a nivel
discursivo y compartir con otras mujeres que están en movimientos de okupación, del
anarquismo, del feminismo... pero con recorridos muy diferentes entre nosotras, ya que
algunas venían de movimientos mixtos y otras no tanto.
La forma que teníamos de relacionarnos era diferente, puesto que no sólo se trataba de
ensayar sino también de ver cómo nos sentíamos, cómo estábamos en nuestras vidas.
Eso siempre estaba presente, como el tema del ciclo menstrual que afectaba a los
ensayos por la predisposición que tenía cada una. De hecho, de ahí surgió el nombre de
Lluna Roja. Para mí es importante porque explica la complicidad, pero también el
desarrollo de un grupo musical de manera diferente, a través de conocer y reforzar la
identidad de ser mujeres en un grupo. De hecho, mucha gente nos dice que esa
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 95 ]
complicidad que tenemos entre nosotras se percibe cuando tocamos, que no se trata solo
de tocar de cara al público sino de disfrutar entre nosotras, de haber pasado mucho
tiempo entrando en lo personal.
todos lados...
En mis recuerdos de cuando era adolescente e iba a los conciertos punkys, casi
siempre eran mogollón de tíos y tú para hacerte un espacio tenías que ir dando codazos o
quedarte atrás. Por eso me parece importante que haya otras maneras de hacer en un
concierto. Porque nosotras hemos tocado en sitios diversos, en espacios mixtos también,
pero en la mayoría eran espacios seguros, con una perspectiva feminista o de apoyo a
proyectos que tuvieran alguna vinculación con el feminismo. La chispa existe entonces si
compartes estos espacios se ve que hay muchísima fuerza de mujeres que se están
introduciendo en este mundillo. Y esa fuerza y ese poder de las mujeres es también el que
ha evitado que se dieran malos rollos con los tíos, porque se ha dado una ocupación del
espacio por parte de las mujeres. En el momento en que un tío apareciera con actitudes
muy masculinas, de querer en seguida imponerse, de ocupar mucho el espacio o
babosear... en seguida se generaba una respuesta, ya que había una complicidad entre
las mujeres que vetaban eso, entonces resultaba más fácil responder, ya fuera echándolo
del espacio, enfrentándose o haciendo un muro. De alguna manera en nuestros
conciertos se ve a los tíos bastante contenidos, bastante atrás, o si no son nuestros
amigos que están apoyando.
Estos espacios han sido posibles, sobre todo aquí en Barna porque el feminismo
autónomo, a pesar de sus divergencias, ha cogido bastante fuerza en los últimos años.
Sobre todo con el tema de las agresiones. Ha surgido un movimiento de mujeres muy
fuerte a través de la autodefensa, del wendo... Esto ha generado que las mujeres se
pudieran sentir más fuertes, tanto a nivel individual como colectivo. Quizás a nivel
colectivo antes era más complicado tener un grupo de afinidad de tías vinculado a
experiencias de este estilo: que tienes muy claro que pase lo que pase, ya sea en una
mani, en un concierto... tienes un grupo con el que actúas conjuntamente. Esto ha surgido
en paralelo a los grupos de mujeres en la música, ya que no hemos sido las únicas, hay
otros grupos de mujeres en Barna que están saliendo y que están metiendo mogollón de
caña desde diferentes estilos, desde el hip hop, el hardcore... Van surgiendo unos
discursos y prácticas que van desde lo más teórico hasta la práctica de la autodefensa y
el mundo de la música. Yo personalmente me he ido alejando del rollo más punkarra,
puede que me haya metido más en mi burbuja. Hay muchas resistencias por parte de los
hombres de que haya este revuelo de las mujeres. Obviamente, desde el colectivo que
está oprimido va a haber mucho más trabajo y cuestionamiento y desarrollo, porque quien
tiene el privilegio no se lo cuestiona tanto y no le interesa. A veces te encuentras con tipos
muy perversos que tratan de dar una imagen de que se cuestionan su posición de
privilegio, y después es su práctica diaria más íntima reproducen el rollo de machito. El
típico maltratador que es super guay de cara a la gente. Por eso yo me he ido alejando de
este ambiente, por ejemplo, te paras a leer ciertas letras y encuentras expresiones
machistas. A mi hermana y a mí unos amigos nos invitaron a grabar unos coros para una
canción sobre el maltrato, la letra hablaba de una mujer que sufría maltrato y que un día
decide dejar a su pareja Entonces el estribillo era totalmente absurdo porque decía algo
así como “Se me hincha el pito!”, yo flipando, que a una tía no se le hincha el pito!
Recuerdo que al final quedó un poco cutre la canción, y claro en ese momento no tenía la
consciencia que tengo ahora y me da mucha rabia, que no sabía ponerle palabras (que es
también a lo que te ayuda el feminismo, a poner palabras a lo que sientes, a tus
malestares... y así luego poder combatirlo). Yo creo que si quieren hacer un trabajo ya lo
harán ellos, no creo en este rollo de que las mujeres tengamos que ser pedagogas y
facilitadoras. Bastante tenemos con lo nuestro. Por ser mujeres hay muchas cosas que
nos cuestan más. Por ejemplo en mi caso, con la música: subirme a un escenario y tocar
delante de gente es algo muy difícil. Creo que no ha habido ni un solo concierto que lo
haya disfrutado al 100%, de estar totalmente tranquila y dando lo mejor de mí. Si lo he
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 98 ]
Hay una parte del feminismo muy positiva que es la que te descubre la
construcción cultural del género, que tus limitaciones también las han experimentado
otras mujeres y que se trata de algo que se puede cambiar. Pero hay otra parte más
dolorosa que es tomar consciencia de los abusos que has sufrido y sufres como mujer, de
cómo te ponen en segundo plano únicamente por el sexo que tienes... y no sólo el tomar
consciencia a nivel individual sino también a nivel colectivo, como mujeres. Me parece un
poco injusto que se nos asuma con el rol de pedagogas de los hombres cuando ellos no
han experimentado mucha cosas que sufrimos nosotras en el día a día como cuando
vuelves sola de fiesta y vas con miedo por la calle por que no te pase nada, sobre todo si
vas borracha. Es un discurso que he escuchado mucho, el que victimiza a los hombres,
que los entiende como víctimas del patriarcado porque no se les ha permitido desarrollar
su lado emocional, porque tienen carencias afectivas y no saben expresarse... Que
necesitan que se les diga lo que tienen que hacer. Me da rabia porque pienso que como
tíos también se deben dar cuenta, por ejemplo, si una mujer es desprestigiada y no hacen
nada, también están siendo parte de eso, están siendo cómplices. De alguna forma mi
visión se ha ido radicalizando con el tiempo. He pasado de ambientes muy masculinos a
integrarme más en ambientes feministas. De hecho, trabajo en una organización por y
para mujeres en el tema de la violencia. Todo esto ha ido radicalizando mi mirada. He
pasado momentos de mucho odio hacia los hombres (por mi experiencia vital, por la
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 99 ]
experiencia de mis amigas) a irme reconciliando. Eso sí, teniendo en cuenta hasta qué
límites accedo y mi posición, qué lugar ocupo. Antes en los espacios que estaba que eran
más masculinos no tenía claro mi lugar, y si no era a base de luchar o de pasar a segundo
plano y adoptar una postura más sumisa, no tenía ese lugar ni me sentía tan fortalecida.
Esto es muy difícil en movimientos muy masculinizados, ya que se mantienen ciertas
actitudes como una cuestión identitaria. Después resulta interesante ver cómo cuando
sale un grupo de mujeres sacando el tema de violencia, no solo para criticarla sino
también para cuestionarse si ellas pueden ejercerla y si están legitimadas a hacerlo, surge
un revuelo importante, genera mucho rechazo. Resulta un tanto paradójico que el tema de
la crítica o denuncia de la violencia a las mujeres cause tanto rechazo dentro del punk
porque de hecho para mí el punk siempre ha sido esa idea anti-todo, de hacer daño al
sistema y a todo aquello que oprime, y luego cuando las mujeres empiezan a hablar de su
opresión, resulta que molesta. Yo miro para atrás y recuerdo situaciones y experiencias
que confirman esto, sobre todo en las relaciones entre parejas heterosexuales. Aun hoy
en día te encuentras muchísimas mujeres dentro de estos movimientos, incluso
feministas, que están muy supeditadas a sus parejas. Resulta paradójico porque se trata
de movimientos que se podrían considerar liberados o que se plantean la cuestión de la
libertad. Afortunadamente hay referentes de mujeres que te empoderan... hay una
anécdota que me contaron de las L7, que durante un concierto en unos tíos babosos les
estaban diciendo algo y una de ellas se sacó el tampax y se lo lanzó. Siendo unas tías
super buenas musicalmente y cañeras, y con una actitud muy potente, se convierten en
referentes. Porque en comparación a la estructura social general, en estos movimientos
no hay tantas diferencias en lo que a género respecta, el problema está cuando no se
quiere plantear, o se considera un tema sin importancia, algo que siempre me ha dado
mucha rabia, que la opresión de la mujer siempre ha quedado en un segundo plano.
Luego te encuentras incluso mujeres de estos movimientos que están en relaciones
abusivas y no se dan cuenta. Se necesita mucho tiempo para ir transformando.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 100 ]
6. IERI
Fue a partir del punk que me interesé por el anarquismo. Tenía la idea de que los
punks eran anarquistas, de que eran políticos... lo cual no es así. El punk no tiene por qué
ser más, pero para mí siempre estuvo muy conectado. Uno de los acontecimientos que
más influyó en mi vida en ese momento fue mudarme a Estados Unidos de intercambio
durante un año. Esto fue así porque me permitió entrar en contacto con el riot girl. A pesar
de que el momento álgido del riot girl ya había pasado, de que Bikini Kill lo habían dejado
hacía años... Allí conocí a las chicas punks que me introdujeron en el riot girl. Podría decir
que de la misma manera en que conocí el anarquismo por el punk, conocí el feminismo
por las riot girls. Se trataba de tomar consciencia de determinadas ideas que no había
pensado antes, o que no había tenido manera de nombrarlas. Sobre todo respecto a las
cuestiones feministas, te das cuenta de que sentías cosas que no podías nombrar, y al
poder contar con un vocabulario y comprobar que no te ocurre a ti sola... Otra de las
formas en que el riot girl influyó en mí fue en que me animó para hacer música. ¿Por qué
no iba a poder tocar siendo mujer? Parecía algo inalcanzable, porque el punk en mi
ciudad era un espacio muy masculino. Algo que siempre me llamó la atención, sobre todo
al principio. Sentía que las mujeres teníamos que demostrar que estábamos ahí por la
música, que no estábamos para ligar. De alguna manera, se asume que no es una música
que pueda gustar a las mujeres, porque es demasiado agresiva. Yo he visto cómo venía
gente a preguntarme por los discos que había escuchado, para comprobar mis
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 101 ]
conocimientos. Este cuestionamiento también se daba desde las propias chicas que
estaban ahí, no solo de los chicos. Según lo entendía yo, si ellas habían tenido que
demostrar que estaban por la música, actuaban de la misma manera con las chicas
nuevas para asegurarse de que sus intereses eran los mismos, reproduciendo la misma
idea de que nosotras estamos siempre detrás de los hombres. Hasta que encuentras a los
primeros amigos es muy difícil... de hecho, para mí fue más fácil entablar amistad con los
chicos y mis primeros amigos siempre fueron chicos hasta que pude hacer amigas en el
punk.
Antes de nuestro primer concierto, escribí un flyer yo sola criticando a los grupos
machistas de la escena local, nombrando a los grupos, las letras... Mi intención también
era que si había más chicas que se sentían como yo, tuviéramos la oportunidad de
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 102 ]
juntarnos, hablarlo, cuestionarlo... Desde mi concepción del punk esta acción era algo
totalmente comprensible, ya que el punk implica ese cuestionamiento de todo lo que te
rodea. Nunca pensé que me fueran a amenazar tanto por aquel flyer. Un tipo me vino
diciendo “¿Tú quién te crees que eres? Yo soy el rey del punk!”, y me llegaron
comentarios que aseguraban que me darían una paliza si me veían... La parte positiva de
todo esto, es que me permitió contactar con otras personas con las que después formé un
colectivo que se llamaba Nada Frágil. La idea era juntar chicas dentro del punk. Un
colectivo feminista no mixto que buscaba entender la construcción de género (a través de
estudios, terapias informales y acciones) dentro de la escena punk.
Bulimia duró tres años aproximadamente, pero tuvo un impacto muy fuerte. Fue un
shock, hasta nos llegaban noticias de algunos tíos que rompían nuestros cassettes y nos
acusaban de anti-hombres. Por el lado positivo, también hubo mucha gente que se
interesó por lo que hacíamos, fue un momento en que nos hicieron muchas entrevistas y
hablé mucho sobre el tema. Íbamos a tocar a un sitio y venían chicas más jóvenes a
decirnos que Bulimia les había cambiado la vida. Era muy sorprendente, sobre todo
cuando nos decían que les gustaría tocar como nosotras, esto me sorprendía mucho
porque en realidad nosotras tocábamos bastante mal y ellas también podrían tocar así!
Recibir estas respuestas de las chicas era muy impresionante, no lo esperábamos,
porque iba más allá de nuestra escena local, eran chicas de otras zonas que quedaban
bastante lejos de nuestra ciudad. Mientras en Brasilia las cosas cambiaron mucho: las
chicas empezaron a hacer cosas, surgieron otros grupos, y empezamos a crear nuestra
propia escena, algo bastante diferente a la escena que habíamos conocido antes. Se dio
una separación, y no solo eramos chicas, sino también chicos que querían que las cosas
fueran distintas.
Los años que duró Bulimia fueron muy intensos y empecé a desgastarme. Además
mis diferencias con algunas chicas del grupo se empezaron a hacer más evidentes. Por
un lado teníamos ideas distintas del grupo. Yo nunca quise tomármelo como una profesión
o buscar la fama, para mí eso no es punk. Por otro lado, a pesar de que nuestras letras
eran claramente feministas, a veces las chicas preferían usar la palabra “femenino” a
“feminista”, y yo luchaba contra ese miedo a posicionarnos como feministas. Lo
importante para mí no era la música, era la política. De modo que en el momento en que
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 103 ]
nuestras diferencias fueron demasiado grandes, Bulimia dejó de tener interés para mí.
Poco después la baterista murió en un accidente y el grupo acabó.
Yo quedé bastante desilusionada con todo, con las ideas de lo que era el punk, con
las ideas políticas, con la gente del punk... Me distancié, dejé de ir a los conciertos e
empecé a dedicar mi tiempo y energía en otras actividades: continué mi labor con Nada
Frágil, donde entraron nuevas chicas que conocí en el grupo de Estudios Feministas de la
universidad, aproveché para leer, estudiar y profundizar en el feminismo, me involucré en
colectivos anarquistas...
RECONCIALIACIÓN
Sin embargo, para mí hay una diferencia respecto a Bulimia. No creo que Las Otras sea
política, obviamente las letras lo son porque tenemos algo que decir, pero no creo – a
pesar de lo que pensaba cuando era más joven- que el punk cambie el mundo. Creo que
el punk crea su cultura propia, sus imaginarios... y que puede llevar a pensar y actuar
diferente, en ese sentido sí puede producir cambios en la vida cotidiana. Sin embargo, es
muy pretencioso pensar que con el punk se puede hacer la revolución. Nosotras somos
personas políticas que estamos involucradas en diversos colectivos feministas y
anarquistas, así que tenemos también esa parte anarquista muy importante (nos sentimos
7. MADISON
INICIOS
Nací en el año 73, siendo la mayor de tres hermanos. En la escuela destaco por mi
facilidad para las manualidades y creatividad narrativa, también soy muy apta para el
ejercicio físico, colocándome siempre en primer lugar de la clase ... pero no sucede igual
con el resto de las asignaturas, que solía aprobar a base de chuletas. No me gustaban los
grupitos, así que iba por mi cuenta participando tanto del juego de niñas (cuerda, gomas,
casitas...), como el de niños (canicas, cromos, béisbol, carreras bicis …). Yo era un poco
la Marimacho de la clase, es por esto que nunca he sentido discriminación al ser mujer.
Por el contrario, en mi caso tuve gran aceptación, por mi condición física y mi carácter
fuerte. Lo que más hacía era cantar, con 6 años inventaba canciones de cualquier cosa,
incluso cuando mi madre me regañaba y no me dejaba protestar, le decía lo que pensaba
cantando, entonces me prohibía cantar.
– ¿Qué pasa? ¿No puedo cantar? -
– eso no es una canción.
Así me aplicaba lo que más adelante entendería como censura.
Con 14 años, mi tío me regaló una guitarra española. Ahí empezó todo, dos notas
me eran suficientes para arreglarme una letra. De forma simultanea empecé a tener
contacto con el punk y el heavy metal. Había una emisora fantástica que tenía una música
que no la ponía nadie más, era Radio Bronka. Me encantaban los grupos y lo que decían,
así que me los grababa en cassette. De muchas canciones, no conoci el autor hasta años
mas tarde ya que los programas serian grabados con anterioridad y sin presentacion,
como me paso con "salteando caminos" de los Quemando Ruedas, "35 millones de
borregos" de los M.C.D, Lódi Social , Parabellum, ..., para mi eran la hostia!!!
Un amigo de la escuela me dio a conocer a los Judas Priest, me volví loca con este grupo,
con las melodías de sus guitarras que eran alucinantes y su cantante Rolf Jalfor, que me
transportaba con su voz. Temas como el Britin the love fueron de mis grupos favoritos de
heavy, tambien escuchaba a Iron Maiden, AC/DC, y nacionales Baron Rojo, con
buenísimas letras y Ñu con su flauta trabesera. Después, en el instituto llego el thrasmetal
con Sepultura, Kreator, Slayer, Megadeth, Metallica, esto me gustó mucho, las baterías y
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 106 ]
los sonidos de las guitarras. De hecho, es el sonido que busco hoy para mi guitarra, el de
una motosierra!!!
Con 16 años me compre una guitarra eléctrica, de las de empezar, con un pequeño
amplificador . Esto ya era otra cosa!!! Por otro lado, no tenía forma de grabar las
canciones que inventaba, no hacía versiones, no quería que se me pegaran cosas de
nadie, así que solo tocaba lo mio. El primer tema "pobrecito está malito", salio de
trasformar un anuncio infantil que salía por aquella época en la tele ,"encerrado"
adptación de una novela , ..... Las que escribía podía mas o menos recordarlas, pero la
mayoría las improvisaba y luego no era capaz de reproducirlas. Con el tiempo perdí las
letras y así fui olvidando las canciones o sustituidas en la memoria por nuevos temas.
Algunos amigos guardan registros de esa época, yo solo recuerdo trocitos.
17 años y alucine. Con esa edad también a escuchaba La Banda Trapera del Rio, Rip,
Monstruacion, Escorbuto Santurce, País Vasco 1980 "antes de las guerras" ; "os
engañan" "es un crimen", Distorsion-Vizcalla "come lacasitos", Potrotaino "policia
fascista",Cicatriz, Vomito, Parabellum -1985 (Pais Vasco, Vizcalla. L.p - No hay obcion
"nos engallan" "Bronka en el bar" "cancion de amor" ...... Documentar un poco mas)
Durante esa temporada, probe como cantante en un grupo de Santa Coloma Mala
hierba, pero no les acabé de convencer. Me busque un trabajo como todo el mundo y un
piso de alquiler y al año me di cuenta que ese estilo de vida no era para mí, así que dejé
de pagar el piso, la propiedad era una inmobiliaria con pisos fantasmas, como el mío que
estaba en un estado deplorable y nunca vinieron a arreglar, a los 6 meses me echaron vía
judicial. También dejé mi trabajo, realmente no quería trabajar más. Concientemente
deseché esta forma de no-vida, seguiría buscando. En esa época conocí al Candy,
guitarrista del grupo Via Crucis , una referencia excepcional y un gran amigo. El seria el
que me presentaría a Hektor cantante de Mort Estat.
AMANITAS MUSCARIAS
Por otro lado , meses después se gesta Amanitas Muscarias un grupo todo de
chicas que parten de cero y con muchas ganas, Cris voz , las dos Marias a la batería y a
la guitarra y la Yoli, al bajo. Tendríamos unas 10 canciones, las hacíamos un poco entre
todas; tema : "Roldan Roldan , A donde coño estas??" muchos salieron en el bar.
Ensayábamos en Santa Coloma de Gramanet , en el local de los 100.000 W. Con ellos
dimos nuestro primer concierto en el 95´, un concierto pirata contra un campo de golf
que querían construir en Badalona y que por cierto, no hicieron, para esto se okupó la
zona de lo que llamábamos "El castillo alemán" que no eran más que unas ruinas, en
medio del monte, donde parábamos l@s chaval@s. Lo que es hoy toda la parte baja del
centro comercial de Badalona!
Al ser Barcelona, lugar de paso obligado para cualquier grupo, a suerte mía, y a la
proliferación en ella de la idea de la okupacion, pude disfrutar de increíbles conciertos
petadísimos de gente, como ahora cuesta ver. Con unos pogos alucinantes de los que
salías chorreando, con más de algún golpe, pero completamente satisfech@!!! Siempre
había conciertos. También había gran cantidad de grupos y muchos buenísimos y a
diferencia de otros lugares, aquí se cocía ya el estilo Hardcore punk, con su ejemplo
vinieron muchos mas despues.
El cine princesa fue muy significativo dentro de la okupacion, ya que era muy
céntrico, se encontraba en plena Via Layetana, en Jaume I, un espacio bonito y
gigantesco con un super escenario. Solo duro 7 meses, De alguna manera se
sobrentendía que no duraría mucho así que la actividad generada en ese espacio iba a
toda máquina. Muchos colectivos y personas individuales gestionaban este lugar
ofreciéndolo y compartiéndolo con otros grupos y personas. Así que fue una turbina en
constante movimientos. Había mucha gente implicada. Una noche, de madrugada, se hizo
un llamamiento masivo : estaban desalojando el Cine. La gente corrió a defender el lugar
pero el cordón policial era tal que no permitía acercarse a nadie, fue el despliegue más
grande que jamás he visto para un desalojo, con helicóptero y todo, se le lió mucha caña.
INSOPORTABLE CHOU
Vivía yo sola en Pueblo Nuevo, en Pedro IV con Bilbao, en una casita okupada,
muy cerca del Musikomuna, donde ensayaban muchos grupos ahora conocidos. Un día
vino Txatxi, el guitarrista de los Xilum. Estaba con otro grupo The Tajas ( hc/punk ) y
necesitaban cantante. Las canciones ya estaban hechas. .. Tras varios cambios de
formación, empezamos un grupo totalmente nuevo con el que mezclábamos teatro y
hardcore punk en directo en un espectáculo que duraba entre dos horas y dos horas y
media. Para nuestro primer concierto en el C.S.O La Jungla nos disfrazamos, y nos
pusimos narices de clown. Como nos lo pasamos bien y a la gente le gustó, decidimos
preparar algunos sketchs. El nuevo grupo se llamo Insoportable Chou, con el compromiso
de hacer precisamente eso, un chou insoportable. Al principio eran sketchs mudos,
animados por música de los años 20´s. Con el tiempo se fueron agrandando: metimos
más sketchs y pasamos a escenificar las canciones... Por ejemplo, para la canción
Videovigilancia representábamos que el público era una masa de manifestantes
descontentos y pinta de violentos. Para esto Txatxi hacía de reportero televisivo y Piraña
filmaba con una cámara cutre hecha por nosotros. El resto nos vestíamos de
antidisturbios ridículos, con linternas y sirenas en los cascos increpábamos a la gente,
pidiendo documentación, haciendo registros ... llevábamos escudos de cartón y porras
hechas de un material blando, y previamente a esto se habían repartido entre los
asistentes globos inflados, de esos largos (la gente no sabía qué hacer con ellos) pero
cuando empezábamos la carga policial, se ensañaban a muerte (esto duraba unos 15-20
minutos ). Para "Contaminación" salíamos algunos con mascaras anti-gas y otros vestidos
de montaña de basura. Teníamos un pequeño decorado de fábricas de cartón echando
humo. Como si las basuras hubieran cobrado vida, daban un discurso agradeciendo a los
humanos por haberlos creado y darles la oportunidad de conquistar el mundo. Para
"Escapa", un tema de apoyo a presos, nos vestíamos de presos y policías... y
montábamos una detención con fuga, al estilo Charles Chaplin del que éramos muy
fanáticos, para ello habíamos construído una furgoneta de policía a escala real y todo el
grupo viajaba en ella cruzando entre el público hasta el escenario. Para "Seguridad Social
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 112 ]
los médicos malditos" hacían una operación abierta con alguien del público torturándol@
en un camilla con todo tipo de herramientas. En el escenario médicos y enfermos
esparcían drogas legales (pastillas).
El siguiente grupo que monté fue Organica. Estaba tocando en el metro y pasó un
chico al que le gustó cómo cantaba y me propuso un proyecto musical. Entre los dos
compusimos varias canciones, las letras eran del estilo pero la parte musical era una
fusión de estilos surf - punk – drum&bass - funky. Fuimos a Eslovaquia donde
contactamos con dos amigos de este chico, que eran muy buenos músicos. En este grupo
yo solo cantaba, no tocaba la guitarra y después de tres meses de ensayos, grabamos
seis temas allí en Eslovaquia. Dimos varios conciertos por allí, donde el panorama para
este tipo de música es más difícil que aquí en Barcelona, es muy cerrado y no hay
muchos sitios para tocar. Sin embargo, los grupos punkys que escuché allí sonaban
exactamente igual que los de aquí, solo cambiaba el idioma, la base musical era la
misma. Por eso tenía ganas de hacer otra tipo de composición, de evolucionar. En ese
sentido, Organica fue muy diferente de todo lo que había tenido anteriormente y también
de todo lo que había en aquella época. De ahí que hubiera gente que lo agradeció,
porque era algo nuevo y fresco, y gente a la que no le gustó ya que sea alejaba del punk
clásico.
Sacaron una portada en la que salía mi foto, a pesar de que me peleé con los
chicos, porque yo no quería que saliera mi foto en el material, pero ellos insistían en que
en las portadas y carteles tenía que salir yo. Lo discutíamos entre todos, pero ellos
estaban convencidos, querían vender mi imagen. En ese sentido había un punto de
tensión importante y que fue el motivo de la disolución del grupo. Yo, como siempre, inicié
este proyecto sin ánimo de lucro y por la causa, porque hay un mensaje que dar. Mientras
que ellos querían buscarse la vida con el grupo. Además ellos tenían un nivel musical más
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 113 ]
alto que el mío que soy autodidacta y todo lo que he aprendido ha sido por mi cuenta.
Ellos eran músicos de escuela que habían empezado muy jovencitos y querían dedicarse
a la música profesionalmente porque su implicación siempre se había dado de otra
manera. Eso implicaba que además de tocar en okupas, tocáramos en salas. Nunca
había querido entrar en el mundillo de la música más “profesional”, pero al entrar no hice
más que confirmar lo que ya pensaba: que no es más que un negocio para que se lucre el
propietario de la sala. Hay que alquilar la sala, poner una entrada que al final la van a
pagar tus amigos, las copas también son más caras... así que a este tipo de sitios no
venía mucha gente porque la mayoría de mis amigos y conocidos no se movían en estos
ambientes.
Cuando Organica se disolvió tuve una depresión musical. Había estado expuesta a
mucha presión. La música para mí ha sido algo muy natural, y la experiencia con
Organica, al querer hacer de la música un producto, acabó con mi voz. Sin darme casi
cuenta, fui perdiendo la voz, porque había muchas presiones, no se dejaba fluir la
creatividad sino que se buscaba algo determinado. Cada vez que proponía una línea
melódica, me decían que no, así que aquel no constante terminó por pasarme factura.
Estuve un año sin cantar, no podía cantar. Ya que todo lo emocional afecta a la voz.
Pensaba que no iba a poder volver a cantar, pero me dije a mí misma que no podía ser,
que lo tenía dentro de mí.. También dejé de escribir. Siempre había escrito, las letras,
reflexiones, anécdotas... Tenía una desidia general de todo. Así lo pude superar, pero hizo
falta mucho esfuerzo y un proceso doloroso de dos años en los que me puse a trabajar
insistentemente en recuperar la voz. Me puse a tocar con la guitarra y cantar sola, pero
como tocar canciones anteriores me resultaba muy forzado, me dí cuenta de que tenía
que empezar de cero. Así compuse las canciones que después he utilizado para Sin
Escrúpulos, que es el grupo en el que estoy ahora.
SIN EXKRUPULOS
convence. La diferencia que tienen estos temas con los anteriores es que antes
componía guitarra y voz, como uno solo. Y en este caso, fueron creados por separado, mi
dificultad viene cuando intento tocar estos temas y cantar a la vez. Bueno, esto ya está
más o menos superado, es cuestión de práctica, también es lo que busco, retarme a mí
misma.
Por fin llego Uri (the Outsaiders), con ganas y en proceso de aprendizaje.
Pensamos que sería lo mejor para adaptarse a lo que hacíamos, pues a muchos baterías
con experiencia, les resultaba extraño y difícil seguir nuestro patrón musical.
Estoy bastante satisfecha, aunque yo siempre quiero más!! Porque me acompañan en
esto uno musicazos y tengo la suerte de que apuestan por mi y el proyecto. Me apoyan y
eso mola. Todavía no hay nada grabado, seguramente el año viene, estemos list@s.
Con esta formación ya llevamos dos años, tenemos sólo 9 temas, pero ya hemos tocado
en las fiestas Piratas (Fiestas autogestionadas por los okupas del barrio, normalmente sin
permiso del ayuntamiento ) de Vallcarca, San Andres, Carmelo, Sarria - C.S.A Lípoteka
(ya desalojada), Valls (Lleida), dos veces en C.S.O.A "La Papa" ( ya desalojada ), para el
3º aniversario del C.S.O "La Karboneria" (pendiente de desalojo), dos veces en la
Báscula. Esos han sido los lugares donde hemos tocado hasta la fecha. Como es visible
si desapareciese la okupacion o la gente con ganas de crear y autogestionar sin ánimo de
lucro estos espacios, este tipo de grupos lo tendríamos realmente difícil.
Agradecimientos
Se debe mucho a los músicos, nada sería de los unos sin los otros, pero mi gran
aplauso es para los poetas revolucionarios que compusieron todas esas letras que nos
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 115 ]
inspiraron en nuestra forma de ser, condicionando nuestros actos. Y a todas las personas
que han prescindido de su comodidad, sacrificando el día a día para que hoy seamos
muchos mas.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 116 ]
9 | AGRADECIMIENTOS
Me gustaría terminar agradeciendo a las personas que me han ayudado a que este
trabajo fuera posible:
Joan, por sus brillantes consejos y sugerencias, por creer desde el principio en este
proyecto. A él y Marisela por materializar / corporeizar otras formas de generar
conocimiento.
A les Hembres por su apoyo y siempre grata compañía (sobre todo Micaela y Pilar con
quienes compartí conversaciones muy catárticas en distintos momentos del proceso).
Especialmente a Minia, Lorena, Alodia, Maria, Rakel, Ieri y Madison por abrirse y
compartir conmigo sus experiencias en el punk.
Des/armando la escena: narrativas de género y punk [ 117 ]