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1) Sintetice a partir de los textos de referencia (2 y 3) los rasgos urbano-arquitectónicos mas

destacados de Tenochtitlan y Cuzco, utilizando estrategias escritas y graficas.

Tenochtitlán

Los aztecas llegaron al valle de México a fines del siglo XIII. La ciudad que sería su capital,
Tenochtitlan, fue establecida en una o varias pequeñas islas agrupadas en una zona pantanosa
cercana al lado oeste del lago de Texcoco, a mediados del siglo XIV. Poco después de la
fundación de Tenochtitlan, una facción disidente estableció una segunda comunidad, Tlatelolco, en
otra isla hacia el norte. Las dos ciudades tuvieron un desarrollo paralelo y, al menos en forma
parcial, independiente hasta que Tenochtitlan conquistó a su ciudad hermana 1473. Las ligeras
diferencias históricas y ciertas complicaciones en las relaciones políticas posteriores entre los
tenochcas y los tlatelolcas explican la existencia de dos monumentales centros ceremoniales
separados y las diferencias en sus divisiones internas en barrios tlaxicallis. El área urbana en
tiempos de la conquista ocupó entre 10 y 15 Km², cuya parte más grande representaba la
expansión del área residencial hacia el lago y los pantanos circundantes. Toda la ciudad estaba
rodeada por agua por lo que el transporte y la comunicación dependían en alto grado de las canoas
que circulaban por un sistema de canales, los cuales parecen haber sido construidos artificialmente.
Las áreas residenciales también estaban rodeadas por agua, que dependiendo de su conjunto
urbano varían según el status social, lo que definió a esta ciudad como una ciudad ínsula
atravesada por un elaborado sistema de canales, calles y calzadas, acueductos, etc.

La urbanización significó la rápida extensión del espacio residencial por la construcción de


plataformas artificiales sobre el lecho poco profundo del lago de Texcoco, necesitando
posiblemente la canalización y el drenaje de parciales de áreas pantanosas e inundadas.

En tanto a la subdivisión de las ciudades, Tenochtitlan se dividió en cuatro grandes barrios cuyos
límites estaban marcados por grandes avenidas que iban en las direcciones cardinales y que
partían de las cuatro puertas del gran recinto ceremonial, situado ligeramente al norte del moderno
Zócalo. Los barrios fueron a su vez divididos en distritos más pequeños.

Las casas más grandes están divididas a veces en cuartos por muros interiores, pero raramente
más de dos, podían tener segundo piso con el nombre de “alto” y frecuentemente alojaba a un
núcleo familiar separado, se llegaba a ellos por escaleras exteriores. Tenían además un patio, que
podía ser enteramente descubierto o estar cercado por muros de adobes o de cañas donde podía
llevarse a cabo las tareas artesanales especializadas.

La construcción de la casa era normalmente de piedra o de adobe, con largas vigas de madera,
utilizadas como soporte de un segundo piso o de un techo plano.

Dentro de la casa se podía distinguir un espacio cuya traducción podría ser la de: “casa de las
mujeres” o el de “cocina”, sugiriendo que las rutinas de las mujeres que incluían la cocina se
desarrollaban dentro de las viviendas.

Por último, el área que se destaca de la ciudad es la de las Chinampas, que puede variar entre 4 a
500m², las mismas van creciendo en tamaño como en número a medida que se alejan del centro
urbano, por lo que el autor las considera, basándose en citas además, que las chinampas fueron
primeramente tomadas como fuente de vegetales fresco de hortalizas, un lujo más bien que como
un recurso de subsistencia económicamente decisivo.

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Representación de Tenochtitlán

En Azul están los centros ceremoniales, son dos debido a


lo explicado anteriormente de la existencia de la facción
disidente que creó al norte Tlatelolco, luego se produjo la
conquista y este con el desarrollo este es el resultado.
En Rojo esta las principales calles que dividen los cuatro
barrios de Tenochtitlán.
En Verde la separación entre Tenochtitlán y Tlatelolco.
La superficie blanca tiende a ser mayormente ocupada por
zona con chinampas que por zonas sin chinampas.

Cuzco

Los comienzos del Cusco, desde el punto de vista del “aspecto” urbano, no debieron ser muy
diferentes a los de cualquier aldea serrana. El gran cambio se verificó en la segunda mitad del siglo
XV, durante y después del gobierno de Pachakuti, en el cual el pequeño señorío del Cusco se
transformó en “imperio” y la aldea de barro y paja en capital planificada con edificios de piedra.

Todo hace suponer que la súbita aparición de nuevos criterios de diseño urbano que reemplazaron
la aldea primitiva, se deben a contactos que los Inka experimentaron al establecer relaciones con
otras culturas durante la expansión territorial. Pachakuti debió ser un buen observador con vocación
planificadora. Pensó y maduró la “idea” de la nueva capital tomando en cuenta sus experiencias.
Así nació la ciudad que conocieron los españoles.

Cusco fue incendiado y parcialmente destruido en 1535, durante el intento incaico de reconquistar
la ciudad. Las modificaciones impuestas en la colonia, por lo general, se adaptaron al trazado que
sirvió de asiento a la capital incaica. Se perdieron partes estructurales de madera y los techos de
paja. En cambio, el trazado, que es el hecho urbano que más se resiste en desaparecer y que aún
hoy se puede experimentar, ha sido la base insustituible para las investigaciones urbanísticas.

La ciudad fue ubicada entre los ríos Tullumayo y Huatanay que corren en sentido Noroeste-Sureste.
Tenía forma de puma con la cabeza coincidiendo en la fortaleza de Saqsaywaman y la cola en la
unión de los dos ríos. Rowe observa que el trazado de las calles, por adaptarse a la topografía y a
la forma del puma, no originó una sola manzana cuadrada y, más bien, una gran variedad de
tamaños. Aunque hay una gran cantidad de calles rectas que sugieren la intención de imprimir
principios de orden al contexto urbano, es difícil saber si hubo la intención de lograr un trazado,
cuadricular. Es más probable que las manzanas tuvieran tamaño diferente, porque debían
satisfacer la jerarquía y las necesidades de las distintas panaqa. Pachakuti tomó en cuenta el
crecimiento de la ciudad dentro de su programa de planificación. A la forma del puma sugerida por
Rowe, se le generan alternativas de proporción con el fin de aumentar el area de la ciudad.

Entre los ríos Huatanay y Tullumayo se encontraban los templos, los palacios reales y los de los
ayllu reales antecesores bajo el cuidado de las distintas panaqa. Pero el área urbana debió ser
mucho mayor y compuesta por varios barrios. Cuando los españoles entraron la primera vez en
ella; había gran cantidad de gente aprox. 200.000 personas. Las casas de los barrios en las laderas
de los cerros, las de los suburbios y el gran número de qollqe, al Sureste de la ciudad, debieron dar
vida al área urbana planificada y ofrecer una visión del conjunto bastante impresionante.

Existen divergencias entre las definiciones que pretenden dar una explicación precisa de lo que es
una ciudad. Es posible que Pechakuti, pensara en la construcción de la representación física del
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poder. En otras palabras, más que una ciudad quiso construir una capital. Cusco fue la sede de los
poderes político y religioso: por eso, se le puede considerar también como centro ceremonial. Su
aspecto debió ser bastante uniforme: todas las casas, templos y palacios eran de una sola planta y
todos los techos de paja. En consecuencia, la relación volumétrica entre sus edificios fue pareja.

Fue la topografía la que imprimió movimiento a la textura urbana y, seguramente, fue el gran
espacio libre producido por la unión de las dos plazas, Haucaypata y Cusipata, el episodio urbano
más importante de la ciudad. La solución planificada que buscó resaltar el sitio de más jerarquía
dentro del contexto urbano, deriva de una experiencia espacial y no volumétrica. Hacia el norte,
noroeste y suroeste, la plaza de Haucaypata estaba rodeada de edificios de gran significación
simbólica y representativa dentro de la estructura político religiosa incaica. Hacia el Sur, donde el
río Huatanay no había construcciones debido a la unión de la plaza de Haucaypata con la de
Cusipata. Ese gran espacio urbano fue fragmentado y parcelado a partir de 1534, cuando comenzó
la repartición de los solares entre los españoles. En la plaza de Haucaypata, frente a Amarukancha,
hubo una construcción de planta circular, “un hermosísimo cubo rendondo” con elevado techo
cónico, que posiblemente pudo ser el sunturwasi.Con respecto al tamaño de la plaza de Cusipata,
tampoco hay datos fidedignos. Es costumbre considerar que su extensión iba del río Huatanay
hasta la actual ubicación del convento de San Francisco.

Betanzos dice que Pachakuti mandó canalizar los ríos Huatanay y Tullumayo, antes de emprender
la reconstrucción de la ciudad, a fin de evitar posibles inundaciones en el área urbana. La división
urbana en dos mitades pasó por la plaza en sentido Noroeste-Suroeste. El sistema de mitades o
parcialidades duales fue muy difundido en el mundo andino y aún es vigente en casi todas las
comunidades indígenas. En el Cusco la división fue más sofisticada: cada mitad se identificó con
igual número de “linajes” o clanes reales; los más antiguos fueron los de Hurin Cuico (parte baja-
menor prestigio); luego sucedieron los de Hanan Cuico (parte alta-mayor prestigio)

Desde el Cusco salían los cuatro caminos hacia las cuatro regiones del Tawantinsaya llamadas:
Chinchaysuyu, Antisuyu y Qollasayu que, juntas, formaban el “imperio” de las cuatro partes.
Además de los tres templos principales, (dedicados al sol, al creador y al trueno), había en el Cusco
distintos lugares sagrados repartidos a lo largo de líneas imaginarias, ceque, que irradiaban del
Qorikancha.

La sobriedad de los muros y la falta de elementos decorativos en todas las fachadas, debieron
uniformar el aspecto de las calles y limitar las experiencias visuales. Además del gran espacio
urbano formado por Haucaypata y Cusipata, había otras plazas menores y bastante regularidad en
el trazado de las calles rectas y estrechas. A pesar de lo angosta de las calles, el trazado del Cusco
respondió a las exigencias de los españoles, quienes no sintieron la necesidad de introducir
cambios substanciales a la planificación autoctona. La modificación principal al trazado fue la
reducción del gran espacio libre de la unión de las dos plazas Haucaypina-Cusipata.

En síntesis, la forma urbana del Cusco puede ser considerada como el resultado de una suma de
experiencias adaptadas a las exigencias de la estructura político-religiosa y, a la vez, dignificada
con “monumentos”, debido a sus condiciones de capital y sede del gobierno.Un punto más, que no
deja de llamar la atención, es la falta de planos del Cusco hechos durante los tres siglos del periodo
colonial. A falta de planos cuenta con muchas descripciones. Se conocen, no obstante, varias vistas
de la ciudad “a vuelo de pájaro”, se trata de interpretaciones europeas totalmente fantásticas.

Bibliografia:
- Arquitectura Inca, Graciano Gazparini y Loise
Margolies
- Conjunto urbano y modelo residencial en Tenochtitlan,
Edward E. Calnek

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2) Desarrolle a partir de la confrontación de los textos de referencia (texto 5, capitulo 5, y textos 6 y
7) los elementos de la ciudad colonial rioplatense (plazas, calles, damero, parcelamiento) y sus
características dimensionales. Analice las particularidades de dichos elementos, de modo
grafico/escrito, para el caso de Buenos Aires o Montevideo.

Las calidades de la ciudad concebida con un modelo de referencia era algo absolutamente ajeno a
las prácticas de diseño urbano basadas en la espontaneidad del crecimiento a partir de los núcleos
generadores (iglesia, castillo, plaza del mercado, etc.).

Para Ramón Gutiérrez la calle era la consecuencia de la integración de las viviendas y no el eje
ordenador de las mismas. La plaza era un espacio provisto por la conjugación de actividades
comunes, pero su forma y localización estaba subordinada a la característica de los edificios
dominantes. Las plazoletas eran espacios residuales donde no pocas veces se habrían alzado
edificaciones que debieron ser demolidas para generar la necesaria obra funcional.

En cuanto a las funciones, la organización urbana tiene claramente asignado un papel de centro de
servicios para un actividad predominantemente rural (agrícola y/o ganadera) de tal manera que su
escasa complejidad sólo se manifiesta en la intensidad de las funciones burocráticas
administrativas que le son inherentes según el rango y función en el contexto colonial.

Las zonas para el ganado, chacras, mercedes agrícolas y tierras de propios o del común daban
adecuado marco, en concéntrico esquema, a la traza urbana y su ejido, concebido a este último
como área de expansión potencial de la ciudad. En la planta de la ciudad, el núcleo urbano
quedaba constituido por la plaza, calles y manzanas con sus respectivas divisiones en solares.

La aparición de ciudades irregulares se debe a dos causas principales: han sufrido en su mayoría
proceso de adaptación posterior en los siglos XVIII y XIX tendente a su acomodamiento a la
cuadrícula o la cercanía con las bocas de producción mineras sumada a la movilidad rotativa de la
población indígena tendían a forjar una ciudad en torno al campamento. Es el primer caso el de
Asunción del Paraguay y el segundo el de Potosí, cuya población superó los 150.000 habitante en
el siglo XVII.

Para Horacio Pando, el Damero respondía a una idea de modernidad de la vida urbana, las
ciudades estaban amuralladas y esto les impedía expandirse, por lo tanto crecían hacia el interior,
pero eran seguras. Por lo que el Damero permito el crecimiento a lo largo del tiempo de la ciudad
hacia todos lados con el simple expediente de multiplicar su módulo. Cuando con el paso del
tiempo, las murallas no sirven, la ciudad se empieza a expandir hacia el exterior.

De manera que, si se dividía este nuevo módulo en parcelas los lotes urbanos serían ¼ de la
manzana las quintas urbanas serían 1 manzana, las chacras 1 legua x 350 a 500 varas y la
estancia, 1 legua x 1,5 leguas.

En tanto podemos decir de las estructuras internas de la ciudad colonial que: el área central se
estructura siempre en torno a la plaza mayor, donde se localizaban los principales edificios
públicos, cuya concentración dependía de la calidad y complejidad del núcleo urbano, en el caso de
las ciudades portuarias la forma del área central se veía alterada por el desplazamiento de la plaza
sobre la costa, protegida a la vez por un fuerte.

En la plaza, un ámbito de pavimento donde dentro de ella se definían distintos sitios, es un centro
de actividades esenciales de la comunidad, tanto en el orden cívico, religioso o recreativo y
comercial, allí se ubican los edificios de la iglesia mayor y el cabildo. Según las leyes de indias, la
plaza propuesta es rectangular con motivo de albergar las fiestas de caballería, en estas leyes
también se fijan que de la plaza deben salir 12 calles, 4 son principales una por cada costado y las
8 restantes dos por cada esquina.

En primer anillo alrededor del núcleo de la ciudad se ubican los conventos y monasterios junto con
el área residencial y en un segundo anillo se ubica una zona más desarticulada con algunas
edificaciones de producción artesanal/industrial y los caminos de salida.
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Montevideo

La fundación de Montevideo fue una decisión geopolítica incardinada en la tensión existente entre
imperios coloniales del siglo XVIII. El primer asentamiento nació como ciudad-fortaleza del imperio
español con el objetivo de frenar las ansias expansionistas portuguesas sobre la “banda oriental”
del Rio de la Plata.
Se escogió como ubicación la península que cerraba la estratégica bahía (de Montevideo) por el
sur, que fue protegida por fortificaciones.

Se instauró la modelo de las ciudades coloniales en


forma de damero, protegida por murallas y fuertes
-Plano de Montevideo dibujado por Domingo Petrarca
hacia 1730. Se observa el trazado del damero urbano y
la presencia del Fuerte Grande.-
Se puede observar más adelante los cambios de las
posiciones de los elementos proyectados por Petrarca al
principio.

El damero con calles rectilíneas divide las distintas manzanas y mediante la supresión de una de
ellas se generan la Plaza Matriz (Plaza de la constitución), que tomará carácter con la adhesión de
la Iglesia Matriz (Catedral Metropolitana), los mercados, casas de ciudadanos nobles y
posteriormente con el cabildo y la casa de gobierno.
La plaza que simboliza la rebeldía frente a la rigidez de la retícula montevideana es la Plaza Zabala.
No obstante, su configuración no responde a un hecho urbano planificado sino a la preexistencia en
ese lugar de una edificación singular que no seguía las trazas del damero colonial.
Esta construcción especial, tan extraña respecto al resto de la ciudad, era el Fuerte Grande que se
había erigido en los primeros momentos de la ciudad como parte de la estructura defensiva de la
península con independencia del núcleo urbano que se trazó en la parte oriental. La construcción
de la Ciudadela a partir de 1741, como nueva fortaleza de Montevideo, hizo perder el sentido
del Fuerte Grande como fortificación y sus estructuras defensivas fueron demolidas, conservándose
únicamente su parte central que se destinó al alojamiento del Gobernador.

Montevideo en 1820. Solamente existía la Plaza Matriz, ya que el Fuerte y la Ciudadela todavía no
habían sido demolidas.

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Se puede observar en la imagen los elementos típicos de la ciudad colonial:
La plaza cómo un “vacío” del damero, situada más cercana al borde ya que tiene la particularidad
de ser una ciudad costera, las calles que delimitan una estructura de cuadrícula aún sin un claro
parcelamiento.

Cambios mencionados anteriormente en la ciudad de


Montevideo:

En Rojo: Murallas
En Negro: límites marítimos de la ciudad
En verde: Parcelamiento
En Azul: Fuertes
En Amarillo: Plazas

Bibliografia:
- Arquitectura y Urbanismo en Iberoamerica, Ramon Gutierrez
- Urbanizacion Indiana en la Cuenca del Plata, H. Pando
- Las dimensiones urbanas. Los patrones coloniales y decimonónicos. Arq Maria Beatriz Silva

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3) Describa brevemente a partir del texto de referencia (texto 5, capitulo 6) las principales
características espaciales, tecnológicas e iconográficas del barroco mexicano. A continuación
analice, de modo grafico escrito, una obra inscripta en esa corriente.

El idioma y la religión constituyeron históricamente los elementos de unificación cultural americana


y alrededor de la iglesia florecieron las artes, la literatura, la filosofía y la propia arquitectura.
Alrededor del templo como espacio físico concreto se formaron los caseríos y a la vez ese templo
era la expresión sublimada de esa misma población. También a su alrededor se alinearon
hermandades, gremios y cofradías, expresión de la base social y asistencia de la población. La
arquitectura barroca americana está indisolublemente unida a la temática de la arquitectura
religiosa y de allí se permeabiliza a las áreas de arquitectura popular y oficial.

El proceso de síntesis cultural fue implicando la creciente participación del indígena en un mundo
que le era ajeno. El Dominio del espacio conocido en su cultura lo aprendió a vivir a través de un
siglo de aculturación. Vivir, andar e incluso crear.
La extensión territorial, la política de ocupación de áreas abiertas, desarrollo de una economía con
variadas formas de producción, fueron dando un creciente papel protagónico al indígena en la toma
de decisiones, sobre todo en áreas marginales.
Criollos e indígenas desplazaron a los antiguos maestros españoles en el cuerpo profesional a
cargo de las tareas de concretar la arquitectura. Utilizaron criterios más vitales que eruditos.
Flexibilidad de los límites, libertad creativa, utilización de conceptos barrocos como manifiestos de
su propia identidad.

Los criollos son propulsores de una búsqueda de síntesis cultural que les permita participar del
sistema y a la vez incorporan los acontecimientos del mundo pre hispano como propios. Sus obras
se insertaran así en la corriente universal pero resaltando a la vez su diferencia.

En el desarrollo de la arquitectura religiosa la estructura de los obispados es importante para


comprender las características regionales de las obras. Estas características nos aproximan a uno
de los problemas centrales del barroco americano, las categorías de análisis. Los sistemas de
análisis aplicados en Europa no son lo suficientemente validos para explicar el barroco americano.
La envolvente no define por si el espacio, especialmente cuando el tratamiento decorativo altera las
condiciones de textura, color, luz y secuencia del mismo.

Los templos mexicanos del XVII comienzan a incorporar, por ejemplo, las cúpulas y esta variación
de cubierta altera decisivamente los espacios.
La utilización del tezontle, piedra casi aterciopelada de color carmín, y la chiluca amarillenta son
claramente expresivas del medio que las produce, y su combinación manifiesta una realidad
estética propia no reiterable.
La tendencia española a modificar antiguos edificios con adiciones barrocas no es la misma que la
que da origen a cientos de edificios íntegramente barrocos en América, que siguen integrando
como lo hicieran desde un comienzo, técnicas y rasgos de otros periodos históricos.

La obra no se ha comprendido en su contexto social y cultural. En definitiva un edificio cuya traza


sea esencialmente barroca por la concepción de su espacio integral, su función y uso, su
proyección en el medio urbano o rural, o sea su relación con el entorno.
Cuando se ha tomado conciencia de que la decoración modifica el espacio, han surgido otras voces
que han tratado de acotar la misma proyección del fenómeno. Surgió así la idea del barroco
decorativo y el esfuerzo de clasificar las obras según elementos expresivos.

Como antes se hacia la abstracción de la decoración para ver solo las plantas ahora se abstraen
los conceptos funcionales y la integración de las partes para analizar exclusivamente portadas o
columnas y se intentan clasificaciones rígidas de periodos en virtud de formas decorativas. El
estípite mexicano (gran signo formal del barroco mexicano) definió así elásticamente, según su
forma, profusión o calidad tectónica etapas y periodos que si no se proyectan en una visión más
amplia adquieren la categoría de respuestas evasivas frente al problema central.

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La adopción del estípite, en cualquiera de sus variantes, solamente puede explicarse y
comprenderse en el contexto de la definición de un espacio y funciones para una obra integral. A la
vez esa obra solo puede explicarse por su relación con el contexto social y cultural que la posibilita
y en una visión formal y funcional con el propio contexto urbano o rural que se inserta.

El barroco mexicano es de aquellos movimientos unitarios y a la vez múltiples que pueden


trascender en cantidad y calidad a los propios ejemplos españoles. Cada uno posee su propia
peculiaridad.

La obra de Pedro de Arrieta caracteriza la arquitectura de la ciudad de México en la primera mitad


del siglo XVIII. En sus obras genera una especie de ruptura de la lógica estructural que se
compaginaba con la búsqueda de lo ilusorio, del equilibrio inestable, de lo escenográfico y
sorpresivo, donde lo barroco apelaba al efectismo.
El otro arquitecto destacado del periodo es Miguel Custodio Duran, construyendo obras de singular
interés.

La última fase del barroco en la ciudad de México, se ha caracterizado como una reacción contra el
estípite y su expresión puede perfilarse en la obra del mexicano Francisco Guerrero y Torres.
Tratando de retomar la propia experiencia acumulada en lo formal, Guerrero incursiona en el uso
del arco mixtilíneo, el vano poligonal o la columna cilíndrica clásica a la vez que innova en el
trazado de las plantas.
Guerrero maneja una intencionalidad de fragmentar el espacio, no solo por el uso de cubiertas
diferenciadas, sino también por un hábil manejo de la luz y la penumbra.

Una vertiente del barroco es la escuela de yeseros y estuquistas, que desde el siglo XVII van
dejando su impronta en la ciudad de Puebla.
La proyección hacia formas de expresión más libres que identifican la sensibilidad indígena de los
yeseros puede encontrarse en la obra de Santo Domingo de Oxaca (1657). La obra más clara, en
cuanto a desmaterialización de los elementos portantes, a la comunidad y movimiento espacial a
través del manejo de la decoración, es la capilla del Rosario en Puebla, en 1690.

El siglo XVII contemplara la proyección de la yesería a notables conjuntos mientras la policromía


iba de la mano de la loza y azulejos, cubriendo las fachadas de templos y residencias.
El color característico de la imagen poblana del XVIII, el ladrillo vidriado, el azulejo de diversos
tamaños y colores, la piedra gris y el estuco blanco, recubren los parámetros con aparejos variados
y contrastes intencionados.

Es importante considerar que el desarrollo tecnológico de los talleres de cerámica fue tal que
posibilito la realización de todas las piezas especiales de fustes, capiteles, basamentos, estípites y
cornisas que fueron necesarias para cubrir los templos.

El desarrollo en paralelo del retablo y la portada-retablo manifiesta no solo la idea de extroversión


del culto sino también la unidad expresiva y el anticipo de ciertas ideas espaciales proyectadas
hacia el medio urbano o el espacio eterno rural.

El proceso que comienza en las pinturas murales del XVI se habrá de plasmar en piedra y estuco
en las portadas. El retablo fue desde un comienzo uno de los puntos de participación de la
comunidad en la obra de la iglesia. Participaban en su creación distintas clases de la comunidad
organizada.

El retablo y el equipamiento del templo conforman con el tratamiento de los parámetros la definición
de espacio. La pintura mural y la yesería van indisolublemente unidas a la caja muraría, siendo
posible alterar el equipamiento móvil. Los retablos barrocos han sido concebidos para el propio
lugar de su emplazamiento. Tienden a configurar unitariamente una forma de valoración del
espacio.

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Capilla del Pocito - Guadalupe 1771-91

Es un templo perteneciente al Conjunto Religioso del Tepeyac, ubicado al oriente del cerro
Tepeyac, Villa Guadalupe, en México. Fue construido bajo las órdenes del arquitecto Francisco
Guerrero y Torres, entre los años 1777 y 1791.
Es en las faldas del cerro Tepeyac, donde este templo surge como de los primeros en este gran
conjunto, sobresaliendo por su particular forma; en conjunto con elementos barrocos, que
presentan dinamismo en su forma y línea, pero que en el fondo, representan una mezcla, tanto de
lo traído de Europa, como lo propio del lugar y país donde se emplaza. Recibe este nombre debido
a que se emplaza cercano a un manantial o pocito, donde el indio Diego tuvo la aparición de la
Virgen del Guadalupe.

Aunque el edificio de hoy en día parece elevarse solo


alrededor de una plaza, su entorno era originalmente un
tejido urbano denso, rodeado de edificios coloniales. Por lo
tanto, debe ser conocido como un evento urbano para atraer
la atención. Esto podría haberse hecho como de costumbre
en un logro religioso colonial, con un rico estípite de
fachada.

En ella retoma un diseño de templo romano, publicado en el


tratado de Serlio y lo transforma en templo barroco
perfeccionando la traza geométrica del mismo.
Se trata de una secuencia espacial delimitada en un atrio
circular, espacio central ovalado con capillas rectangulares y
sacristía octogonal.

La fragmentación del espacio también se acusa aquí


volumétricamente con gran cúpula central y otras pequeñas
para el atrio y sacristía.

La portada sigue la curvatura del muro e introduce el arco


mixtilíneo y óculo estrellado que se continúa en ventanas del
templo y cúpula.

El manejo de la policromía del tezontle y los azulejos


poblanos colocados en fajas en zig-zag acentúan el efecto
plástico de movimiento.

El conjunto no busca la desmaterialización espacial


barrominesca ni una continuidad fragmentada, busca en su
interior la tensión de las envolventes diversificadas y en el
exterior la unidad cromática y la sensación de una
envolvente no asible visualmente en su totalidad.

Bibliografia:

Arquitectura y Urbanismo en Iberoamerica, Ramon Gutierrez

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4) A partir del tema desarrollado en el TP1 realice una síntesis grafica/escrita de dos carillas que
informe: cuál fue la pregunta/problema que apunto a responder y cuáles fueron los enfoques
teóricos de los autores trabajados. Cuáles fueron los cambios y/o permanencias históricas más
importantes que detecto en relación al caso u objeto de estudio.

En el primer trabajo del año desarrollamos una investigación que tenía como objetivo el análisis de
la generación de conjuntos de vivienda social desarrollado para dar respuesta a las diversas
problemáticas de habitabilidad de la época. En el analizamos opiniones y enfoques de autores
como Anahi Ballent, Ana Cravino, entre otros.

Se empieza el trabajo con una breve introducción mencionando que los diferentes gobiernos
nacionales, provinciales y municipales tuvieron desde sus inicios poca intervención en la producción
de viviendas para sectores de bajos recursos, centrando la obra en la construcción de todo tipo de
edificios públicos. Este momento histórico concuerda con el de la arquitectura académica, y a la
vez, con el período de mayor crecimiento demográfico del país

Anahí Ballent señala que “el parque habitacional se construyó sobre la base de la suma de
esfuerzos individuales, posibilitado por los procesos de ascenso social y de constitución de las
capas medias y populares urbanas”.

Se realiza una descripción de ejemplos de conjuntos de vivienda social, analizando el conjunto en


general, observando la relación publico / privado y luego analizando las tipologías pertenecientes ya
sea su distribución como sus características tecnológicas aplicadas para generar las condiciones
mínimas para una vivienda digna e higiénica y dar respuesta a la problemática.

Luego se establece la problemática del crecimiento poblacional a principios de siglo dado debido al
desarrollo económico y consolidación de poder de la burguesía y afianzamiento de sectores
terratenientes lo que trajo aparejado la necesidad de contar con gran cantidad de mano de obra
suministrada por la inmigración extranjera. Esto genero un impacto poblacional sobre todo en las
ciudades, donde estos sectores sociales residían en inquilinatos o conventillos.
Esto junto con la extensión de vías de comunicación como ferrocarriles o tranvías genero un
importante crecimiento en la periferia.

Los conventillos donde residía la clase trabajadora se caracterizaban por sus graves problemas
ocasionados por las malas condiciones sanitarias y morales en las que se convivía.
En 1905 se sanciono una ley para legislar sobre vivienda que autorizaba al municipio de la ciudad
de Buenos Aires a emitir títulos para la construcción de viviendas en terrenos fiscales.

A partir esto, el Estado comienza a ocuparse de la vivienda obrera con un enfoque netamente
Higienista, definido como una práctica racional y científica que impone una intervención activa
sobre la sociedad. A partir de esto, la salud es entendida como el producto de las condiciones del
medio social y físico en el que desarrollan la vida las personas. Es por ello que será un primer
objetivo de la higiene pública involucrarse en los principales factores que afectan a la salud social,
primeramente en el espacio público y más adelante en el ámbito privado, tomando como mayor
preocupación el conventillo.

Estas medidas aisladas no sirvieron para encarar integralmente el problema del déficit habitacional.
En 1915 con la sanción de la ley 9677, llamada Ley Cafferata, comenzará el período de la acción
oficial en este tema. El autor del proyecto, el diputado de origen católico Juan Cafferata,
acompañado por el diputado Ambrosio Nogués defendieron la necesidad de la participación estatal
en la construcción de viviendas para la "clase proletaria" del país.

Entre las atribuciones de la comisión figuraba la inversión de los fondos a través de la contratación
con sociedades de construcción o con particulares, para la construcción "de casas higiénicas y
baratas" en Capital Federal y en territorios nacionales, a fin de ser "vendidas o alquiladas" a obreros
jornaleros o empleados de pequeños sueldos.

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Por otra parte políticos socialistas como Juan B Justo y Nicolás Repetto impulsaron la fundación de
la Cooperativa de Consumo, Edificación y Crédito “El Hogar Obrero” cuya finalidad inicial había sido
otorgar créditos a sus asociados para la construcción de viviendas individuales, pero luego
posteriormente, tomar la iniciativa de construir viviendas colectivas para ofrecerlas en alquiler,
considerando que esta alternativa llegaría a más beneficiados.

Anahí Ballent sostiene que: “La preocupación por mantener espacios de terreno libre, si por una
parte es coherente con el proceso de privatización del suelo urbano y en tal sentido la cooperativa
opera como una empresa más, por otra se relaciona con óptimas condiciones de ventilación,
también busca extender el ámbito doméstico al espacio libre. La familia ya no buscaría el espacio
abierto en la calle, tal como afirmaba la literatura de la época con respecto a la casa tradicional.”

Cabe resaltar que tanto la Comisión Nacional de Casas Baratas y la Cooperativa de Consumo,
Edificación y Crédito “El Hogar Obrero” fueron creadas para llevar a cabo la logística y construcción
de las nuevas viviendas sociales destinadas a las clases sociales de menores recursos.

Sin la inclusión de una serie de innovaciones tecnológicas en materia de arquitectura era imposible
la materialización de estos conjuntos de viviendas baratas, se emplearon conceptos ya conocidos
como la racionalización de materiales y los patios de ventilación e iluminación, que ya existían en el
contexto de aquella época pero se presentaban en viviendas de clases sociales de mayor poder
adquisitivo y ahora se adaptaban a viviendas sociales, y los nuevos elementos como cierres
hidráulicos en los sistemas de desagües y sistemas eléctricos más eficientes. Contaban con
instalaciones más eficientes e higiénicas, que pasaron a ser propias de cada grupo familiar y ya no
compartidas como eran en el caso de los conventillos.

Un ejemplo es una vivienda que forma parte de El barrio Caferatta


Debido a la ley Caferatta, las dimensiones de los locales, superficies y alturas libres, son condiciones
mínimas para una vivienda digna e higiénica.
Gracias a los avances científicos del siglo XX se puede observar la existencia de la cocina y del
baño en el interior de la vivienda.

Los conceptos vistos en el trabajo tienen una gran permanencia histórica ya por un lado la
aplicación en arquitectura de tecnologías para la mejora de la higiene y la salud fueron
perfeccionándose y por otro lado la construcción de viviendas sociales ha sido un proyecto político
que se fue desarrollando con el tiempo, cambiando su forma de financiación, planificación y
aplicación pero manteniendo su producción para otorgar a las personas, en particular a la clases
bajas, vivienda digna y mejor calidad de vida

Bibliografia:

- Historia de la vivienda social. Primera parte: del conventillo a las casas baratas. Ana Cravino
- Socialismo, vivienda y ciudad: La Cooperativa. El Hogar Obrero. Buenos Aires, 1905-1940.
Anahi Ballent, 1989

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5) Describa a partir de los textos de referencia (texto 5, capitulo 18 y texto 8, capitulo 1) los
principales programas arquitectónicos desarrollados en Argentina entre 1880-1920,
relacionándolos con sus condiciones sociales, productivas y culturales de emergencia. A
continuación analice de modo grafico/escrito las ideas arquitectónicas presentes en una obra de
vivienda agrupada del dicho periodo, estableciendo relaciones con dichas condiciones históricas.

Una de las características del periodo fundacional de la Argentina moderna fue el proceso de
urbanización del país, se dio un aumento significativo en pocos años del porcentaje de habitantes
en las ciudades, esto se debió a lo que Liernur llama “revolución urbana”, la cual tuvo un impacto en
la construcción de nuevos pueblos y ciudades en varias regiones del país y también en la
transformación de varios de los viejos centros en ciudades modernas y la radical metropolización de
Buenos Aires, Córdoba y Rosario.

El factor económico que debe tenerse en cuenta para comprender estas transformaciones es papel
de las ciudades en el sistema de trasporte. La Argentina se articula al mundo en este período, con
el sistema de división internacional del trabajo, mediante la exportación de sus productos
agropecuarios. La explotación en las restantes regiones cumplía especialmente papeles
subordinados.

También fue de importancia el desarrollo de la red de sistema ferroviario. Las ciudades, grandes o
pequeñas, fueron nudos de esa red y experimentaron las consecuencias. Buenos Aires y Rosario
se convirtieron en dos grandes cabeceras del sistema, en la medida en que en ellas se articulaba la
mayoría de los ramales de la red ferroviaria con sus puertos de ultramar. Rosario cambio su
estructura funcional debido a la instalación de grandes estaciones.

Con la necesidad de mejorar el puerto de Buenos Aires se sucedieron varios proyectos, el elegido
finalmente fue el propuesto por el ingeniero Madero ocupando una zona de gran tamaño adyacente
al centro de la ciudad. Este poseía una forma final determinada, acorde con la dimensión acotada
que se atribuía al centro urbano en el área de la “ciudad ideal”. Al igual que en rosario el ejido
urbano fue atravesado por los ramales ferroviarios procurándose no interferir en la zona central de
la ciudad y tomando al puerto por el norte y por el sur. También externo, con en Rosario fue el
destino de los programas marginales: el complejo asistencial y los mataderos en el sur; el
cementerio de Recoleta, en el Norte. Aunque no exista un plan elaborado para las dos ciudades, es
evidente que ambos cosos las acciones están precedidas por una misma lógica o imagen urbana.

Esta “ciudad ideal” que las elites habían imaginado no había sido otra cosa que la realización del
proyecto para Buenos aires: la “gran ciudad” que tuvo en La Plata su expresión más pura. El plano
se caracteriza por su forma cuadrada y por la dominante presencia de edificios públicos a lo largo
de uno de los dos ejes centrales, por la importante exigencia de tres juegos de diagonales. Se
trataba de una “ciudad” y no de una “metrópoli” la sede de su ideal de una armonía y un orden, solo
imaginable en la medida de que la misma se concretara en dimensiones controlables y reducidas.

La necesidad de establecer marcos regulatorios y propuestas generales en el territorio urbano,


provocaron la confección de nuevos planos para las ciudades de Buenos Aires y Rosario. Se
reconoció que, al ser inevitable la extensión del ejido urbano, debía ser el sector público el que
decidiera las principales tendencias de desarrollo de la ciudad. Los proyectos procuraban
diferenciar la franja periférica del casco central. Para la franja periférica el plan tenía un doble
propósito: se buscaba homogeneizar su territorio creando una red de espacios públicos (plazas y
parques) que, se pensaba, podrían articular en su torno los barrios nacientes, en segundo lugar, y
vinculado a lo anterior, se trataba de morigerar la construcción radio céntrica de la ciudad, evitando
en lo posible la relación periferia- centro como dirección dominante, para lo que se buscaba crear
flujos transversales de tránsito. Junto con las grandes avenidas, los parques urbanos, fueron el
instrumento más poderoso con el que contaron los municipios para definir las tendencias de
crecimiento de las ciudades. La construcción de estos grandes equipamientos verdes fue un rasgo
distintivo en casi todas las ciudades argentinas de este periodo.

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El país urbano no se construyó exclusivamente en las grandes ciudades. Con sus artefactos, sus
demandas de nuevos consumos y, en consecuencia, con la expansión de los sistemas industriales
y extractivos, las ciudades ocuparon también el territorio no urbanizado. Se crearon de este modo
pueblos industriales (Tucumán, Mendoza), colonias agrícolas (especialmente en Santa Fe, Entre
Ríos y el sur de Córdoba), instalaciones turísticas, centros de salud. Las campañas de expropiación
de los territorios indígenas, especialmente en la Patagonia y el Chaco, determinaron la fundación
de poblaciones a la manera de mojones, lo que ocurrió, algunas veces, mediante la instalación de
una cuadricula en torno de la plaza y otras en esquemas lineales.

Las áreas principales en las que los arquitectos disputaban su espacio de acción eran las viviendas
y el equipamiento urbano, existen tres grupos diferenciados de vivienda en relación a los sectores
sociales: los palacios urbanos o rurales, los departamentos o casas individuales y la vivienda de los
sectores populares.

Para la resolución de palacios se enviaron arquitectos provenientes de Europa o aquellos que


habían estudiado allí. Este tipo de construcciones en la Argentina del 80 se constituyó como un
mecanismo de intrincado funcionamiento que sirvió como método de identificación y diferenciación
entre los distintos grupos de la elite y que exigía, para su construcción, unas pericias desconocidas
para la tradición local.

Puede distinguirse un diferente grado de tensión interna entre las grandes residencias rurales y las
mansiones urbanas. En las primeras era posible reproducir con cierta exactitud, y hasta corregir, los
modelos que se deseaba trasladar desde Europa, una tarea de copia para la que solo bastaba
tener los recursos necesarios. Tambien se podían experimentar articulaciones volumétricas más o
menos libres en la medida en que se quisiera responder sin trabas compositivas a las necesidades
de los comitentes. Quedaba luego, abierta la cuestión del carácter. En cambio, en los palacios
urbanos se presentaban algunos problemas que transcendían dichas cuestiones. Uno de los
principales problemas a enfrentarse era el del tamaño de los predios. En la medida en que se
deseara construir un verdadero palacio, se debía contar con una superficie suficiente para contener
un jardín delantero y posterior al edificio, puesto que se requerían terrenos de grandes
dimensiones. Es así que este tipo de edificaciones construidas en nuestras ciudades recurrieron
habitualmente a dos tipos de artilugios: uno consistente en la eliminación de los jardines delanteros
o su reemplazo por une espacio público, o bien la eliminación de los jardines posteriores, ocupando
todo el frente de una manzana, pero apoyando su edificio sobre una medianera posterior.

Una nueva problemática se presentó con los edificios de renta desarrollados en altura. Este tipo de
producción era permitida a partir del empleo de nuevas tecnologías que implicaban el uso del hierro
y otros insumos muy costosos para la época, por este motivo las primeras casas en altura de renta
se destinaban a un público de altos ingresos económicos. El factor de crisis más importante de la
disciplina fue que en ellos se generaba un conflicto entre un mecanismo compositivo clásico,
basado en el “porche” y en las leyes de euritmia y simetría, y por ende, con un amplio consumo de
espacios excedentes y, por otro lado, la ley del máximo beneficio sobre la utilización de la tierra y
con ello una fuerte tendencia a la máxima compactación de las unidades y los recintos.

No fue solo el área de la renovación de los usos y de los códigos lingüísticos donde intervino,
transformándose, la institución arquitectónica. También fue sometida a fuertes tensiones por los
temas propios del habitar popular: conventillos, la casa popular de renta, la casa auto construida, y
el conjunto planificado.

El conventillo se trataba de una sucesión simple de cuartos iguales entre sí, alineados a lo largo de
uno o ambos lados de un espacio abierto de la menor dimensión posible, llamado patio, al cual se
le agregaban retretes y piletones.

Para las casas de alquiler se partía de organismos compuestos por varios elementos diferenciados
(cuartos, cocina, baño), y estaban destinadas para un público que tenia mayores aspiraciones y
posibilidades. El tipo más frecuente resulto de la secuencia, a lo largo de una circulación, de
departamentos que solían ventilar a pequeños patios individuales.

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Un negocio frecuente lo construyó la edificación de viviendas unifamiliares para la venta.
Generalmente apareadas, las unidades eran muy sencillas, partiendo de un único cuarto, se trataba
de agrupaciones lineales de patio lateral. Algunas veces, estas viviendas para sectores medios se
edificaron para su alquiler o su venta en pequeños conjuntos urbanos y suburbanos.

Para completar el tema de vivienda para sectores populares se produce a partir de 1907 la
autoconstrucción, coincidente con el desarrollo de la electrificación de la red tranviaria. Cabe
destacar que en los comienzos del debate los que se ocuparon de ello con mayor frecuencia e
intensidad fueron los médicos. A partir de estudios y la acción de médicos, la vivienda popular fue
tratada como un asunto de higienismo en congresos, debates, programas de enseñanza y
publicaciones especializadas

Tras la gran huelga de 1907 en contra de los altos alquileres por parte de los inquilinos, se genero y
se aprobó la ley de Casas Baratas. En 1910 se profundizo el debate en diputados. Los socialistas
no compartían una política de vivienda que pusiera en manos del estado los recursos para la
administración de viviendas. Por ello fundaron en 1905 la Cooperativa El Hogar Obrero, con el
objetivo de apoyar la acción mancomunada y el esfuerzo de los trabajadores. El resultado fue la
construcción de viviendas unifamiliares y de algunos pequeños conjuntos de casas individuales.

El Barrio Cafferata es un conjunto de 160 viviendas individuales, desarrollado en pequeñas


manzanas, localizado en el barrio de Parque Chacabuco.
Durante los años que comprendieron la brecha entre 1880 y 1910, Argentina tuvo un
crecimiento exponencial en todos sus ámbitos lo que generó la necesidad de dar solución a los
problemas habitacionales de la Ciudad de Buenos Aires.El diputado conservador Juan F. Cafferata
fue el principal forjador de legislación relacionada en los primeros años del siglo XX, ya que
presento el proyecto de Casas Baratas. La Ley 9.677 del 5 de octubre de 1915 - también llamada
"Ley_Cafferata", creó la Comisión Nacional de Casas Baratas (CNCB), la que procedió a la
construcción de 161 casas individuales, conjunto habitacional conocido bajo el nombre de "Barrio
Cafferata". Fue el primer conjunto habitacional ejecutado por la Comisión Nacional de Casas
Baratas. Los planos fueron aprobados en el año 1918 y su construcción data de 1921.
Compuesto por blancos chalets de estilo inglés son de dos tipos: la casa individual o separada y las
gemelas o semi separadas, en ambos casos de dos plantas.Todas las casas son de mampostería,
con estuco y techos de tejas españolas y francesas. Tienen un pequeño jardín al frente de la breve
vereda y otro más amplio al fondo y mosaicos en damero, blancos y negros. Algunas poseen tres
dormitorios: la mayoría, dos.

Planta: Son casas apareadas, en espejo, con dos pasillos a cada costado como entrada directa al
jardín trasero. Sobre las esquinas, los lotes son más grandes y cuentan con jardines delanteros
extensos.
Recursos: Casas de dos plantas de dos o tres dormitorios, pisos de damero, techos a dos aguas,
postigos de hierro, tejas españolas y francesas era a lo que la gente de bajos recursos podía
acceder en 1920. Así era el concepto de casa barata de la época.

En el barrio, las calles interiores convergen en una manzana ovalada donde se ubica la escuela
Antonio A. Zinny.Bibliografia:
Arquitectura y Urbanismo en Iberoamerica, Ramon Gutierrez
Liernur, F, Arquitectura del siglo XX en la Argentina. La construcción de la modernidad.

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