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INTRODUCCIÓN
1
Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. Vigésima segunda edición. Buenos Aires. Ed.
Espasa. 2001.
2
Alzate Sáez de Heredia, R. “Análisis y resolución de conflictos: una perspectiva psicológica”. Bilbao. Serv.
Editorial Universidad del País Vasco. 1998.
3
Alzate Sáez de Heredia, R. “Análisis y resolución de conflictos: una perspectiva psicológica”. Bilbao. Serv.
Editorial Universidad del País Vasco. 1998
Marinés Suares4:
“Un proceso interaccional... que se da entre dos o más partes.” “...las
personas que intervienen lo hacen como seres totales con sus acciones, sus
pensamientos, sus afectos y sus discursos. Se caracteriza por ser un
proceso co-construido por las partes, y que puede ser conducido por las
partes o por un tercero”.
J.P. Lederach5:
“...es esencialmente un proceso natural a toda sociedad y un fenómeno
necesario para la vida humana, que puede ser un factor positivo en el cambio y
en las relaciones, o destructivo, según la manera de regularlo”.
K. Domenici6:
“Lucha manifiesta entre por lo menos dos partes interdependientes que perciben
objetivos incompatibles, recursos escasos e interferencia de la otra parte para
alcanzar sus metas”.
X. Jares7:
“El conflicto se asume como lo que realmente es, un proceso natural, necesario
y potencialmente positivo para las personas y para los grupos sociales”.
M. Deutsch8:
“...existe cuando se da cualquier tipo de actividad incompatible”.
J.C. Torrego9:
4
Suarez, M. “Mediación. Conducción de disputas, comunicación y técnicas”. 1ª ed. 3ª reimp. Buenos Aires.
Ed. Paidos. 2002.
5
Jares, X. “Educación y conflicto. Guía de educación para la convivencia”. Madrid. Ed. Popular. 2001.
6
“Resolución de conflictos”. Cuadernillo guía para el entrenamiento en resolución de conflictos. Buenos
Aires. Ed. Troquel. Ser Humano. 2001.
7
Jares, X. “Educación y conflicto. Guía de educación para la convivencia”. Madrid. Ed. Popular. 2001.
8
Jares, X. “Educación y conflicto. Guía de educación para la convivencia”. Madrid. Ed. Popular. 2001.
9
Torrego, J.C. “Mediación de conflictos en Instituciones Educativas. Manual para la formación de
mediadores”. 2ª ed. Madrid. Ed. Narcea. 2001.
“Es un hecho inherente a la interacción humana porque las diferencias de
opiniones, deseos o intereses son inevitables entre las personas”. “...son
situaciones en las que dos o más personas entran en oposición o desacuerdo
porque sus posiciones, intereses, necesidades, deseos o valores son
incompatibles o son percibidos como incompatibles, donde juegan un papel muy
importante las emociones y sentimientos, y donde la relación entre las partes
puede salir robustecida o deteriorada en función de cómo sea el proceso de
resolución del conflicto”.
a) Situación que crea entre dos o más personas algún tipo de oposición,
desacuerdo o incompatibilidad, real o percibida (por al menos una de ellas), en
cuanto a las posiciones, los intereses y las necesidades que cada una de ellas
posee con relación a esa misma situación.
Ahora bien, todos tenemos diferencias porque todos somos distintos y sin
embargo no toda diferencia es causa de conflicto. Por lo tanto, ¿es la diferencia la
que causa el conflicto o es la posición que tomamos ante ella la que lo genera?
Aquí tenemos que distinguir tres cosas, una es la realidad en sí misma, otra
es lo que cada persona percibe de esa realidad y una última cosa es la postura o
actitud que la persona desarrolla basándose en lo que ha percibido.
Cuando decimos incompatibilidad percibida nos referimos al cómo es
experimentada subjetivamente la diferencia, por lo que no son las diferencias
reales las que llevan a las personas a comportarse de un modo particular, sino sus
diferencias percibidas o la creencia de que tales diferencias existen.
Por lo tanto, la existencia de conflictos no deriva necesariamente de la
diferencia entre las partes sino de la incompatibilidad que estas perciben respecto
a sus fines.
Incluso, la situación puede ser definida como conflictiva si por lo menos una
de las partes percibe la divergencia. De lo contrario, dicha divergencia quedaría en
el plano de una simple diferencia que, en algunos casos, no impide la consecución
de los objetivos, intereses, etc.
El tema que queda pendiente entonces sería ¿con qué postura o actitud
cada persona enfrenta sus conflictos?, esta cuestión la desarrollaremos más
adelante.
Es un proceso:
Porque no es solo un momento de estallido o el momento en el que salta la
“chispa”. No es estático, sino que implica dinamismo y evoluciona siguiendo un
curso de escalada, estancamiento y desescalada, a veces en forma completa y
otras en forma incompleta.
Es natural:
Porque es inherente a la existencia humana (ser interaccional), y son inherentes a
la naturaleza humana porque entre las personas hay interdependencia. En
consecuencia forman parte de nuestras vidas y son un rasgo inevitable en toda
relación que no puede ser ignorado, ya que desde que existe un “otro” hay
conflicto.
Es necesario:
Para el crecimiento y desarrollo tanto individual como grupal, porque el diferir con
otros genera debate e intercambio de opiniones, y esto facilita el enriquecimiento,
activa la creatividad y evita el empobrecimiento personal y de la relación. Por lo
tanto es potencialmente beneficioso para todos.
Y es necesario porque mantiene la tensión entre las partes, si esta no existiese la
relación tampoco existiría.
Está co-construido:
Porque las dos o más partes que intervienen están involucradas en la cuestión
conflictiva, aportan algo a la situación para que esta adquiera el carácter de
conflictiva, y de esta forma participan en su construcción.
Partes interdependientes:
Porque en los conflictos el comportamiento de una parte tiene consecuencias o
repercusión en la otra, y gracias a que hay interdependencia es que podemos
influir en el otro a la vez que somos influidos por el otro.
Si las partes fuesen independientes podrían actuar de modo indiferente, respecto
de la otra, porque no habría repercusión en ella; y si una parte fuese dependiente
de la otra, habría una parte que tendría que aceptar y acomodarse a las
demandas de la otra.
Escalada Desescalada
1. Escalada o Intensificación:
¿Qué es lo que provoca la intensificación? La intensificación está provocada por:
a. Cambio de tácticas suaves a tácticas duras: puede realizarse de
muchas maneras. Primero se promete y luego se amenaza, o primero se
intenta persuadir y luego se coacciona, etc.
b. Cambio de un problema a muchos: se van añadiendo al problema
original muchos otros asuntos que están relacionados pero que no han sido
la causa del conflicto.
c. Cambio de problemas específicos a problemas genéricos: lo que al
comienzo era un desacuerdo pasa a ser un antagonismo personal. Se
difumina lo central y abundan las generalizaciones.
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Alzate Sáez de Heredia, R. “Análisis y resolución de conflictos: una perspectiva psicológica”. Bilbao. Serv.
Editorial Universidad del País Vasco. 1998.
no pueden alcanzar sus objetivos por sí mismas y comienzan a buscar
aliados dispuestos a apoyarlos. Así las personas allegadas a las partes se
van posicionando de un lado o del otro.
Según Rubbin, Pruitt y Kim se pueden señalar cuatro razones que pueden
provocar el estancamiento y serían:
a. Fracaso de las tácticas competitivas: las tácticas competitivas pierden
efectividad ya sea porque se abusó de ellas o porque el otro aprendió a
anticiparse y a responder a ellas.
b. Agotamiento de los recursos necesarios: aunque permanece el deseo de
derrotar al otro las partes ya no poseen los recursos suficientes para
hacerlo. El agotamiento puede que sea de recursos económicos, físicos,
psíquicos o puede que el conflicto haya superado el umbral al cual la
persona estaba dispuesta a llegar y así se fuerza el estancamiento.
c. Pérdida del apoyo social: el estancamiento se produce porque las personas
a las que representan las partes en conflicto o que les apoyaban en la
disputa ya no lo pueden seguir haciendo. Y como las partes no pueden
asegurarse el apoyo de estas personas no pueden perseverar en el
conflicto.
d. Inaceptabilidad de los costes: en este caso lo que hace avanzar hacia el
estancamiento serían los costes del conflicto, que por ser tan elevados
deben ser evitados de cualquier forma.
Desescalada:
Para que comience la desescalada las partes deben sentir que el conflicto se ha
tornado intolerable para ambas y saben que algo deben hacer para salir de él.
Pero, por un lado no quieren abandonar el conflicto por que lo que han invertido en
él es demasiado, y por otro lado son concientes de que con sus propias fuerzas no
pueden alcanzar los objetivos. Por lo que, para avanzar, las partes se necesitan
mutuamente (interdependencia) pero temen que dar el primer paso sea
interpretado por el otro como un signo de debilidad y por lo tanto quedan
bloqueadas.
Existen una serie de estrategias que facilitan este desbloqueo y que serían:
a. Hipótesis de Contacto: implica un aumento del contacto y la comunicación
reduciendo estereotipos y prejuicios. Al amplificar la comunicación se
posibilita mejorar las explicaciones y propuestas de cada parte provocando
menos reacciones defensivas. Por esto es importante trabajar en cada uno
las habilidades de comunicación, como ser: escucha activa, entender lo que
se dice y lo que se quiere decir, emitir mensajes claros, ser asertivo, etc.
b. Construcción de Momentos: implica comenzar con problemas de fácil
resolución que sean manejables y que permitan realizar pequeñas
concesiones; y luego se irá pasando a otros de mayor dificultad.
Estas pequeñas concesiones hacen que las partes se vayan
comprometiendo con el proceso de desescalada y que vayan avanzando
lentamente hasta llegar a un momento (construcción de momento) en el
cual las partes sienten que han invertido mucho en este proceso de
desescalada como para abandonarlo.
c. Introducción de metas supraordenadas: implica otorgar a las partes
objetivos comunes que están fuera del alcance individual, o sea, las metas
personal se entrelazan con las del otro.
d. Iniciativas conciliatorias unilaterales: implican concesiones que no
requieren la aprobación de la otra parte y que se realizan con el fin de
demostrar al otro que se está dispuesto a cooperar sin engaños. Por ello se
utilizan cuando una de las partes no esta todavía dispuesta a colaborar.
ESTRUCTURA DEL CONFLICTO.
El análisis del presente apartado lo realizamos siguiendo lo desarrollado por
J. P. Lederach y lo propuesto por X. Jares11.
La estructura del conflicto se compone de elementos que se encuentran en
todo conflicto y que se influyen mutuamente. Dichos elementos, que a
continuación se detallan, se refieren a:
- las personas,
- los procesos,
- las causas y
- los contextos.
1. Protagonistas: se los
denomina partes y hay siempre por lo menos dos, estén estas compuestas por
personas, grupos o entidades. Hay que diferenciar a los protagonistas
principales (implicación directa en el conflicto) de los protagonistas
secundarios (implicación indirecta en el conflicto) a fin de: saber de qué tipo de
conflicto se trata (interpersonal, intergrupal, etc.); no dejar al margen a
personas implicadas; conocer con quien debemos tratar el conflicto; y saber
quienes influyen y a quienes influye las consecuencias del conflicto.
11
Jares, X. “Educación y conflicto. Guía de educación para la convivencia”. Madrid. Ed. Popular. 2001.
Los protagonistas secundarios pueden hacer que el conflicto escale (animando
el conflicto, extendiendo rumores, confirmando distorsiones, etc.) o desescale
(hablando con las partes por separado, formulando soluciones, resaltando
puntos de coincidencia entre ambas partes, etc.). El conflicto puede dar
satisfacción a las necesidades psicológicas de los protagonistas secundarios, y
estos, para su beneficio, pueden estar cargando a la situación de mayor
tensión.
2. El poder: se refiere a la capacidad de influencia
que tiene cada parte en el conflicto, sea esta principal o secundaria. No es ni
positivo ni negativo, su valoración depende del uso que se haga de él. Decimos
que el poder está desequilibrado cuando una parte influye mucha más que la
otra, por lo que es necesario reequilibrar el poder. De lo contrario, es difícil
alcanzar un acuerdo o el alcanzado manifestará dicho desequilibrio.
3. Las percepciones: son las formas de interpretar la
realidad que posee cada persona. La discrepancia que existe entre la realidad
y lo que las partes perciben actúa como factor de conflicto, crean un terreno
adecuado para la aparición de conflictos. Esta discrepancia se da porque lo
que cada persona percibe con respecto a una situación concreta es
interpretado según: las propias creencias, las experiencias pasadas, las
necesidades actuales, los valores puestos en juego y el contexto, los prejuicios
y los estereotipos que rodean dicha situación. Por lo tanto cada persona
interpretará la situación conflictiva desde un punto de vista distinto y ninguna
persona es un receptor neutral de la realidad.
Cuanto más convencido se esté de las propias percepciones más obvio
resultará que quien tiene razón es uno y quien está equivocado es el otro. Por
ello, comunicar las percepciones tiene beneficios, porque no sólo se
comunican ideas sino también los sentimientos relacionados a ellas; y esto
favorece los cambios de actitud en pos de la colaboración, intentando así
alcanzar un acuerdo. Los acuerdos, al igual que los rompecabezas que
necesitan que sus piezas se complementen entre sí (y donde una sin la otra no
forman la figura), no se alcanzan con las percepciones personales solamente
sino que también necesitan las percepciones de la otra parte.
4. Las emociones y los sentimientos: manifiestan el
estado del corazón de la persona y tiñen el problema. El conflicto tiende a
cargarse emocionalmente y las emociones tienden a dominar el pensamiento.
De aquí que en la escalada del conflicto las personas se vuelvan más
emocionales. Reconocer nuestros sentimientos nos ayuda a expresarlos
mediante el diálogo, de lo contrario, cuando alguien no puede o no quiere decir
algo, lo expresa mediante la conducta que puede llegar a ser violenta. Incluso
escuchar y comprender los sentimientos de los otros favorece el desarrollo de
la empatía.
5. Las posiciones: son lo que cada parte reclama
creyendo que con ello se sentirán satisfechas. Son las respuestas al ¿qué
quieres?. Suelen cubrir a los intereses e inhiben la compresión real del
problema. Discutir sobre las posiciones no genera resultados eficaces y
suficientes.
6. Los intereses y las necesidades: los intereses son
los beneficios que deseamos obtener y aparecen debajo de las posiciones. Las
necesidades son las que consideramos fundamentales. Suelen cubrirse por los
intereses. Ambos son las respuestas al ¿porqué? y al ¿para qué?.
7. Los valores y los principios: forman un conjunto de
elementos culturales e ideológicos que justifican y sirven para argumentar los
comportamientos. El aferrarse a ellos absolutamente y no reflexionar sobre
ellos conlleva el peligro de caer en la intolerancia.
Se refiere a las diferencias y asuntos que enfrentan a las personas, los cuales
pueden ser de distinto tipo y que en sí son la raíz del conflicto.
Según C. Moore12 existen cinco causas centrales de conflictos, que integra
en lo que él llama “el círculo del conflicto”.
Teniendo en cuenta que el conflicto es multicausal (en una misma situación
conflictiva pueden entremezclarse varios tipos de conflictos), “el círculo del
conflicto” está formado por:
Conflictos de relación: se producen por fuertes emociones negativas, por
percepciones falsas o por estereotipos, por escasa o ineficaz comunicación, o por
conductas negativas repetitivas. En general, llevan a una escalada del conflicto
destructivo. Ejemplo: los conflictos que acontecen en la película “La guerra de los
roces”, llevan a la pareja (interpretada por M. Douglas y K. Turner) a un divorcio
inevitable en el cual se destruyen mutuamente física y psíquicamente.
Por otra parte, los conflictos pueden ser divididos a su vez en dos clases,
los innecesarios y los genuinos. En los innecesarios, y a diferencia de los
genuinos, no están presentes las condiciones objetivas que generan un conflicto,
como ser la falta de recursos o los objetivos excluyentes; y dan paso a discusiones
que llevan a la escalada progresiva del mismo. Así, los conflictos de estructura y
de intereses son siempre genuinos y los conflictos de relaciones son siempre
innecesarios; pero los conflictos de información y de valores pueden ser genuinos
o innecesarios según las características con las que se presenten.
Se da una elevada preocupación por los deseos de sí mismo y una baja o nula
preocupación por los deseos del otro, con el resultado de una actitud competitiva.
Lo único que se busca es lo que se quiere para sí, sin reflexionar o evaluar sobre
lo que los demás desean. No se trata de buscar un acuerdo. Se busca resolver el
conflicto según los propios términos. La posición adoptada puede dañar la relación
con la otra parte. Actitud agresiva.
Algunas de las estrategias utilizadas son: persuadir, ser firme, insistir, repetir,
controlar, ser inaccesible, amenazas, castigos, represalias, etc.
Se da una baja preocupación tanto por los deseos del otro como por los deseos
propios, se muestra desinterés por lo propio y por lo ajeno. Se evita el conflicto, no
se afronta. Implica inacción. Actitud evitativa.
Algunas de las estrategias utilizadas son: retirarse, abandonar, demorar o evitar la
respuesta, desviar la atención, suprimir las emociones personales, ser inaccesible,
etc.
Se da una elevada preocupación por los deseos del otro y una baja o nula
preocupación por los deseos propios. Lo único que se busca es la satisfacción del
otro y se resignan las aspiraciones propias. No hay confrontación, se cede y se
acepta ante lo requerido por el otro. Esto facilita mantener en buen término las
relaciones personales pero el costo de olvidar las propias necesidades puede ser
elevado. Actitud pasiva.
Algunas de las estrategias utilizadas son: estar de acuerdo, reconocer los propios
errores, darse por vencido, apaciguar, etc.
Se da una elevada preocupación tanto por los deseos del otro como por los
deseos propios. Implica una completa satisfacción de las propias metas y las del
otro. Las soluciones suelen ser justas y duraderas. Para alcanzarlas las partes
deben trabajar juntas trascendiendo su posición original, investigando los intereses
y necesidades reales de ambas y generando nuevas alternativas de beneficio
mutuo. Ayuda a fortalecer la relación. Busca ampliar e incrementar el pastel.
Actitud colaborativa.
Algunas de las estrategias utilizadas son: aceptar las diferencias, analizar
fortalezas y debilidades de la postura propia y la del otro, cooperar en la búsqueda
de información, etc.