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Los imaginarios sociales sobre la democracia en los jóvenes del siglo XXI

Thesis · October 2011

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Constanza Pérez Verdugo


University of Chile
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UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES
FACULTAD COMUNICACIÓN Y LETRAS
ESCUELA DE PERIODISMO

LOS IMAGINARIOS SOCIALES


SOBRE LA DEMOCRACIA
EN LOS JÓVENES DEL SIGLO XXI

CONSTANZA SUSANA PÉREZ VERDUGO

Tesina para optar al grado de Licenciado en Comunicación Social

Profesor Guía: Carmen Muñoz Hurtado

Santiago, Chile
2011
1. INFORME CUALITATIVO

La tesina de Constanza Pérez, cumple con todos los derroteros metodológicos que
permiten la consecución de los objetivos formulados. El marco teórico es sólido y claro y el
uso de las fuentes es correcto y pertinente al tema de investigación.
Tanto la aplicación del instrumento cualitativo “grupo de discusión” como el análisis del
discurso fueron elaborados de manera correcta y rigurosa.
El procesamiento de los datos estadísticos se realizó de forma sistemática y metódica.
Las conclusiones generales motivan la reflexión acerca de los imaginarios sociales de la
democracia por parte de los jóvenes de hoy.
Por todo lo anterior, califico esta tesina con nota 6.4.

Carmen Muñoz Hurtado

2 de Diciembre de 2011
2. DEDICATORIA

“Ateniense: …suponiendo que tengáis leyes bastante


buenas, una de las mejores será la que prohíba a los
jóvenes preguntar cuáles de ellas son justas y cuáles no;
deben convenir en cambio al unísono en que todas son
buenas, porque su origen es divino; y a cualquiera que
diga lo contrario no hay que escucharlo. Por un anciano
que advierta algún defecto en vuestras leyes podrá
comunicar su observación a un gobernante o a alguien que
lo iguale en años, cuando no haya ningún joven presente.
Cleinas: Es exacto, extranjero; y aunque no hayas estado
allí en esa época, me parece que, cual un adivino, has
comprendido plenamente el propósito del legislador…

Ateniense: …podemos observar que todas las meditaciones


sobre las leyes giran casi exclusivamente sobre el placer y
el dolor, tanto en los Estados como en los individuos”.

Platón, Las Leyes, libro I


3. AGRADECIMIENTOS

Especiales agradecimientos a
la maestra Carmen Muñoz Hurtado
y a mi gran compañero Gabriel Otero Cabrol.
4. RESUMEN

El objetivo de la investigación fue descubrir los imaginarios sociales sobre la democracia


de los jóvenes del siglo XXI. La metodología de esta investigación se centró en un enfoque
cualitativo mediante la técnica del grupo de discusión y el análisis de discurso. Además, a
modo de complemento, se trabajó con una metodología cuantitativa con el fin de clasificar
las percepciones de los jóvenes sobre la democracia, utilizando la información proveniente
de la encuesta Jóvenes y Participación realizada el año 2011 por la Escuela de Periodismo
UDP & Feedback Comunicaciones.
5. ÍNDICE
1. INFORME CUALITATIVO…………………………......................................... 2
2. DEDICATORIA………………………….............................................................. 3
3. AGRADECIMIENTOS………………………….................................................. 4
4. RESUMEN…………………………....................................................................... 5
5. ÍNDICE…………………………............................................................................ 6
6. INTRODUCCIÓN………………………….......................................................... 7
7. JUSTIFICACIÓN…………………………........................................................... 9
8. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA…………………………..................... 10
8.1. Pregunta de investigación…………………………............................................... 10
8.2. Objetivo general………………………….............................................................. 10
8.3. Objetivos específicos…………………………....................................................... 10
9. MARCO CONCEPTUAL…………………………............................................. 10
9.1. El animal político en el escenario de la zorra y el león 11
9.2. La democracia desde ágora al espacio público 18
9.2.1. Democracia Griega Clásica 19
9.2.2. La elipsis de la democracia moderna 20
9.3. La cosa pública 24
9.3.1. Lo público, lo privado y lo social 24
9.3.2. Discurso en la vita activa 25
9.4. Movimientos sociales y actores sociales activos 27
9.5. La ideología de los “otros” 29
9.6. Revolución en el Estado-red 33
9.6.1. Identidad y globalización 34
9.6.2. Poder en la sociedad red 35
9.7. Jóvenes, desconfianza y democracia 38
9.7.1. El concepto de juventud, una visión sociológica de Pierre Bourdieu 38
9.7.2. Confianza y legitimidad en contrademocracia 39
9.7.3. La apatía de los jóvenes en la política post golpe militar 41
9.7.4. Despolitización generacional 44
9.8. Imaginarios sociales: los constructores de la realidad 48
10. DISEÑO METODOLÓGICO 51
10.1. Diseño Muestral 54
10.1.1. Grupo de discusión 54
10.1.2. Encuesta de Participación y Jóvenes 55
10.2. Dimensiones del análisis de discurso 55
10.2.1. Dimensión discursiva del imaginario democrático de los jóvenes 55
10.2.2. Dimensión social de la producción de sentido 56
11. ANÁLISIS DE DATOS 57
11.1. Protocolo analítico encuesta “Participación y Jóvenes” 57
11.1.1. Participación política 57
11.1.2. Movimientos sociales 59
11.1.3. Nuevos espacios de opinión pública 59
11.1.4 Representación Política 60
11.2. Protocolo analítico grupo discusión 62
11.2.1. Nivel nuclear 62
11.2.2. Nivel autónomo 66
12. CONCLUSIONES DEL PROTOCOLO ANALÍTICO DEL GRUPO DE 69
13. CONCLUSIONES GENERALES DEL ESTUDIO 71
14. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 75
15. ANEXOS 78
6. INTRODUCCIÓN

En los últimos 20 años se ha evidenciado una fuerte desvinculación de los jóvenes


hacia la política, tanto a nivel local como internacional. De esto, varios intelectuales han
teorizado y enmarcado que existe una crisis en el sistema político, producto de la adopción
a la economía de libre mercado y la inminente vinculación al fenómeno de la globalización,
que así como incluye y une a muchos sectores sociales, al mismo tiempo margina y excluye
a otros. La crisis financiera y el tema de la desigualdad han repercutido especialmente a las
nuevas generaciones de países como España, Inglaterra, Grecia, Italia, Estados Unidos y
Chile.

Los jóvenes han organizado movilizaciones sociales, que por su fuerza de convocatoria han
transformado las formas de participación política en el espacio público, lo que sin duda ha
puesto en jaque el sistema democrático. Las manifestaciones políticas de los jóvenes no
refieren sólo a una petición, sino también a una nueva manera de entender la política en los
tiempos de hoy. Estamos en presencia de una generación que exige y demanda nuevas
formas de representación al sistema político.

Conjuntamente, existe un choque generacional entre los políticos como gobernantes,


educados en el siglo pasado y las nuevas generaciones. La diferencia radica,
principalmente, en la forma que tienen para relacionarse, pues los jóvenes de hoy nacieron
de la mano con el crecimiento del desarrollo tecnológico y el uso de la televisión, el celular
e Internet. Ellos, al tener acceso como audiencia a los medios de comunicación masivos,
tienen mayor capacidad de crítica, pues la información entrega los elementos para debatir,
discutir y construir opinión. Opinión que finalmente vierten en el espacio público.

Producto del contexto señalado, la investigación tiene como objetivo describir los
diferentes tipos de imaginarios sociales sobre la democracia que tienen los jóvenes
universitarios que se encuentran en los dos últimos años de su carrera. Esto, para entender
la relación que existe en cuanto a su participación y no-participación en la política.

La metodología de la investigación contempla un enfoque cualitativo y otro cuantitativo. El


primero se conceptualizó a través del grupo de discusión y la técnica del análisis del
discurso, y para el segundo se utilizó la encuesta de Participación Social de Jóvenes
realizada por la Escuela de Periodismo UDP & Feedback Comunicaciones. Esto con el fin
de responder a la pregunta: ¿Cuáles son los imaginarios sociales sobre la democracia de los
jóvenes del siglo XXI?
7. JUSTIFICACIÓN

La presente investigación tiene como propósito describir los imaginarios sociales


sobre la democracia que tienen los jóvenes que se encuentran en los dos últimos años de su
carrera de la Región Metropolitana de Santiago de Chile. La selección se debe a que estos
jóvenes aún no empiezan el mundo de la vida adulta, el cual es entendido como la etapa en
que empiezan a autoabastecerse económicamente.

El contexto actual en que se encuentra el escenario político, se enmarca en agitadas


movilizaciones sociales que buscan cambiar el sistema educacional en Chile.
Adicionalmente, se ha generalizado el descontento en la percepción ciudadana sobre las
autoridades como el presidente de la república, los ministros y los parlamentarios, bajando
su confiabilidad a desaprobaciones históricas, en términos estadísticos.

En estos términos, resulta relevante ahondar en las motivaciones que han llevado a los
jóvenes, no sólo a expresarse mediante las demandas en educación, sino también a
abstraerse de una participación política formal, mediante el sufragio.

La apatía de la juventud ha sido ampliamente representada mediante las encuestas de


opinión pública, de diversa índole institucional, pero no se ha profundizado en la
comprensión del fenómeno, que refiere a las motivaciones subjetivas que llevan a este
grupo etario a no participar ampliamente en las decisiones políticas. Por otra parte, resulta
oportuno centrarse en el nuevo escenario comunicacional en el que se encuentran inmersos
los jóvenes, donde probablemente sientan mayor autonomía.

De acuerdo a lo previamente descrito, la investigación propuesta, permitiría centrarse en el


marco normativo que explicaría la forma en cómo los jóvenes perciben el ejercicio político,
y con ello, la democracia. Para esto, la combinación de un enfoque cuantitativo, para
posicionar el debate, junto con un enfoque discursivo de análisis cualitativo, permitirían
generar una síntesis que se acerque a la comprensión del fenómeno.
8. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

8.1. Pregunta de investigación

¿Cuáles son los imaginarios sociales sobre la democracia de los jóvenes del siglo
XXI?

8.2. Objetivo General


! Describir los imaginarios sociales sobre la democracia de los jóvenes estudiantes de
la Región Metropolitana que se encuentren en los dos últimos años de su carrera
profesional.

8.3. Objetivos Específicos


! Describir las percepciones que tienen los jóvenes sobre el sistema político.

! Clasificar y analizar los discursos de los jóvenes en relación a la democracia.

! Levantar los significados que los jóvenes le atribuyen a las prácticas políticas que se
realizan en el espacio público y de las cuales son partícipes.

! Caracterizar a los nuevos medios de comunicación (redes sociales) como espacios


de manifestación pública de opiniones.

10
9. MARCO CONCEPTUAL

9.1. El animal político en el escenario de la zorra y el león

No es la política la que provoca los conflictos:


malos o buenos, estimulantes o letales,
los conflictos son síntomas que acompañan necesariamente la vida en sociedad.
¡Y qué paradójicamente confirman lo desesperadamente sociales que somos!
Fernando Savater

Inicialmente se hace oportuno contextualizar el concepto de democracia para


entender qué elementos resultan necesarios de considerar para los efectos de esta
investigación. Es precisamente por ello que se dilucidará qué se entiende por política.
La política ha sido ampliamente conceptualizada, por lo que resulta imprescindible acotar
su alcance práctico, para los objetivos que se plantean. De ninguna manera se pretende
ahondar en las múltiples perspectivas teóricas existentes, sino que seleccionar aquellas que
servirán de herramientas para la consecución de las metas de este estudio.
Dahl1y Stinebrickner2 mencionan que la política está en todas partes, y como seres
humanos no podemos dejar de estar insertos en ella. Pues ésta implica el gobierno de un
país, pero también el de una escuela, iglesia y cualquier asociación humana: “Politics is an
unavoidable fact of human existence. Everyone is involved in some fashion at some time in
some kind of political system.” [“La política es un hecho inevitable en la existencia humana.
Todos están envueltos de alguna forma en algún tiempo en un tipo de sistema político.”]
(2002: 1) Ya lo había dicho Aristóteles en el siglo IV a.C: “(…) El Estado procede siempre
de la naturaleza.” (Aristóteles, 2002: 42)
Lo cierto es que cuando Aristóteles aborda la política, lo hace con la intención de definir al
hombre de la Grecia Antigua, al ciudadano que vivía en y para la polis, y no a la política en
sí misma. Para aquellos hombres no había diferencia entre “vivir lo político” y “la política”,
pues su vida estaba tan arraigada a la polis que era allí donde el ser humano se realizaba
1
Robert Dahl (1915) es uno de los politólogos modernos más importantes de Estados Unidos. Actualmente
es profesor de Ciencia Política y de Investigación Sociológica en la Universidad Yale, donde además es
Profesor Emérito. También es miembro de la Academia Nacional de Ciencia (PNAS), la Sociedad Filosófica
Americana (APS), la Academia Americana de Artes y las Ciencias, y de la Academia Británica. Fue
Presidente de la Asociación Americana de Ciencia Política (APSA) en 1966-1967.
2
Bruce Stinebrickner, estadounidense, especialista en la política de su país. Es profesor en DePauw
University, especialista en cursos de Gobierno Nacional Americano, Derechos y Libertades Civiles, Políticas
Públicas, Políticas Urbanas, Fiestas Políticas, entre otros. También realiza un seminario “Revisión del
Gobierno Nacional Americano”, donde se lee y critica a los líderes cientistas políticos.

11
como tal. Se trataba de una relación simbiótica: el hombre no podía vivir sin la polis y la
polis no podía existir sin el hombre. Por lo tanto, es un concepto vinculado a la
antropología de la polis. Tal como lo entiende G. Sartori3: “al decir <<animal político>>
Aristóteles expresaba, pues, la concepción griega de la vida.” (1992: 233) De hecho, el
hombre no político era visto como un ser defectuoso, un ídion4; era un ser inferior por no
lograr la conexión con su polis.
Que para Aristóteles el hombre sea un animal político, radica esencialmente en la distinción
del ser humano con el resto de las especies. “(…) sólo él percibe el bien y el mal, lo justo y
lo injusto y todos los sentimientos del mismo orden cuya asociación constituye
precisamente la familia y el Estado.” (2002: 42-43) Una visión distintiva –pero no por ello
contraria a la de Aristóteles– es la expresada por la filósofa Hannah Arendt5, quien entiende
al hombre como un animal a-político porque; “la política nace entre-los-hombres, por lo
tanto completamente fuera del hombre.6 (Arendt, 1993: 31) El concepto de política
utilizado por Aristóteles apunta a una reflexión del hombre en sociedad, donde se concibe
al ser humano como un animal político, producto de que es ineludiblemente social. En
cambio, Hannah Arendt, afirma que el hombre es a-político, pero entendiéndolo por sí solo,
es decir en su individualidad.
El concepto zôon politikón (animal político) de Aristóteles fue mal interpretado por los
latinos, quienes adaptaron el término a “animal social”. En ese entonces, los griegos no
conocían la palabra “social” separada o diferenciada de lo “político”, ambas significaban lo
mismo; un hombre no podía ser social sin ser político y viceversa. No en vano, la palabra
“social” es de origen romano, posterior a la vida en la polis. Por ello, para entender lo que
quiso decir Aristóteles, Arendt sugiere otro término utilizado por el filósofo, zôon lógon
ékhon, que significa, un ser vivo capaz de discurso.
Tal como se ha precisado, la política refiere necesariamente a lo social, como forma de
organizar y administrar la vida cotidiana. Los factores asociados al ejercicio de la política,

3
Giovanni Sartori (1924) italiano Licenciado en Ciencias Sociales. Profesor Emérito de las universidades de
Florencia y Columbia. Fundador y director de la Rivista Italiana di Scienza Politica (1971-2003). En el 2005
ganó el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales por la elaboración de su teoría democrática.
También fue profesor de la Universidad de Harvard, Standford, Yale y Columbia.
4
Palabra griega de donde proviene “idiota".
5
Hannah Arendt (1906-1975), filósofa judío-alemana.
6
Cita extraída del libro póstumo de Hannah Arendt, “Qué es la política”. En 1993, la socióloga alemana
Úrsula Ludz compiló, ordenó y estructuró el material inconcluso.

12
no fueron tratados del todo por la filosofía griega. Además, hasta el siglo XVI la política se
contextualizaba en un marco normativo, arraigado a la moral religiosa. Por ello, es
pertinente considerar las ideas de Nicolás Maquiavelo7, quien escapa de una visión
humanista, concentrándose en el ejercicio mismo de la política y en el poder que se confiere
a los gobernantes.
En el apogeo del Renacimiento italiano, Nicolás Maquiavelo comprende la política como la
ciencia del poder. Su obra, “El Príncipe”8, se presenta como un manual político donde
enseña a los gobernantes cómo obtener y conservar dicho poder. Al conocer los dos
contextos de la política, siendo parte del gobierno y del pueblo, escribe: “(…) si para
conocer la naturaleza de los pueblos es preciso ser príncipe, para conocer la de los
principados conviene estar entre el pueblo.” (Maquiavelo, 1969: 14)
Para Maquiavelo los hombres son perversos por naturaleza, de modo que, la política tiene
que estar separada de la moral. Es preferible que el príncipe sea temido a amado, pues “los
hombres temen menos el ofender al que se hace amar que al que se hace temer.” (1969: 93)
De hecho, Maquiavelo afirma que existen dos formas de luchar; una a través de las leyes y
la otra mediante la fuerza. La primera es propia del ser humano, mientras que la segunda es,
por naturaleza, parte del comportamiento de las bestias. Como las leyes no siempre son
suficientes, Maquiavelo propone echar mano de la bestia que los hombres llevan dentro.
Por esto, el príncipe debe saber imitar a la zorra y al león; el león no sabe cuidarse de las
trampas y la zorra no sabe espantar a los lobos. "Es necesario, por tanto, ser zorra para
conocer las trampas, y león para amedrentar a los lobos." (1969: 97) Por cierto, el príncipe
no debe poseer todas las virtudes descritas en el libro, sino que es necesario que sepa fingir
y disimular que realmente las tiene, pues de eso se trata la virtud, el medio fundamental de
un gobernante para mantener su poder.
Maquiavelo, al estar en contra del régimen feudal, postulaba que debía existir un Estado
nacional, que unificara a todas las ciudades, y que a su vez, éstas estuvieran bajo una
7
De su apellido se extrae el apelativo “maquiavélico” que refiere a la persona que manipula por su posición
de poder.
8
Maquiavelo (1469-1527) en su carrera de funcionario público conoció a César Borgia, figura en la que se
inspiró para escribir el libro El Príncipe, y por quien también sentía admiración. César Borgia fue el segundo
hijo de Rodrigo Borgia que, en 1942 con la llegada de Cristóbal Colón a América, fue nombrado Papa, bajo el
nombre Alejandro VI. A los 17 años su padre lo nombró cardenal de Valencia. El Príncipe fue dedicado a
Lorenzo de Médicis (1449-1492), perteneciente a una poderosa familia florentina de mecenas, dueña de la
Banca Médicis. Lorenzo, apodado como El Magnifico, gobernó Florencia en la época del Renacimiento y la
convirtió en una de las principales ciudades italianas.

13
autoridad. Por todo lo anterior, su importancia es fundamental en la política, ya que, por un
lado, la separa de la moral –como era entendida en el Medioevo– y, por otro, es precursor
de la idea sobre un Estado nacional, que siglos más tarde la burguesía logrará instaurar en
Europa, ayudando a la aparición del capitalismo y la democracia.
La sociedad moderna comienza a gestarse con una nueva forma de entender la política. El
régimen feudal europeo, donde el poder del rey sobre sus vasallos está legitimado por Dios,
es cada vez más cuestionado. En este contexto social, las revoluciones inglesa y francesa,
generan un cambio de paradigma en la esfera política. La razón se convierte en la
herramienta para conocer la verdad y el hombre es el encargado de dilucidarla. Así es como
emerge la Ilustración en el contexto del Siglo de las Luces.
Uno de los principales pensadores que representa a este movimiento es Jean-
Jacques Rousseau9, quien escribió El Contrato Social. Este libro sirvió de base ideológica
para la revolución francesa. Uno de los ejemplos que menciona para explicar cómo
funciona el gobierno, remite a una analogía entre política y familia como dos sistemas que
funcionan de forma similar:

La familia es pues, si se quiere, el primer modelo de las sociedades


políticas: el jefe es la imagen del padre, el pueblo la de los hijos, y
todos, habiendo nacido iguales y libres, no enajenan su libertad sino en
cambio su utilidad. Toda la diferencia consiste en que, en la familia, el
amor paternal recompensa al padre de los cuidados que prodiga a sus
hijos, en tanto que, en el Estado, es el placer del mando el que suple o
sustituye este amor que el jefe no siente por sus gobernados. (Rousseau,
1959: 854)

Rousseau comienza el libro con la siguiente paradoja: “El hombre ha nacido libre, y sin
embargo, vive en todas partes entre cadenas.” (Rousseau, 1959: 844) Esta tesis es el
fundamento de El Contrato Social, donde el autor propone armar una asociación, el
Estado, en base a un pacto entre quienes lo componen: “Cada uno de nosotros pone en
común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y cada
miembro considerado como parte indivisible del todo.” (1959: 854) De hecho, Rousseau,
contrario a Maquiavelo, postula que el hombre es bueno por naturaleza, empero la sociedad

9
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), de origen suizo, es uno de los pensadores más importantes de La
Ilustración, movimiento intelectual que se inicia en el siglo XVII y termina en 1789 con la culminación de la
Revolución Francesa. Al mismo tiempo, fue uno de los ideólogos de dicha revolución. Sus obras más
importantes son: Emilio o de la educación, El discurso sobre la desigualdad y El Contrato Social.

14
es quien lo pervierte. El hombre, voluntariamente, debe obedecerse a sí mismo y velar por
la voluntad general. De esta manera, la creación de esta asociación no priva de aquel
derecho natural a las personas, que es el haber nacido libres. Rousseau escribe:

Siendo todos los ciudadanos iguales por el contrato social, todos


pueden prescribir lo que es deber de todos, pero ninguno tiene el
derecho de exigir a otro que haga lo que él no hace. Es éste
propiamente el derecho, indispensable para la vida y movimiento del
cuerpo político, y que el soberano otorga al príncipe al instituir el
gobierno. (1959: 928)

Tocqueville10 diverge de Rousseau, ya que la libertad del individuo se anula en la idea de


voluntad general en el Contrato Social. Frente al despotismo de Rousseau, Tocqueville
defiende el individualismo democrático. “La suma de las pasiones individuales nunca será
equivalente al interés común: mientras las primeras se asocian con la felicidad individual, el
segundo [sic] con la libertad política.” (Ortiz, 2006: 86)
En la transición de una sociedad tradicional a una sociedad moderna, Max Weber11 expone
uno de los conceptos sociológicos más elementales para entender dicho proceso social a
saber, la dominación. “Por dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar
obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas.” (Weber, 2005:
43) A diferencia del poder, la dominación contiene legitimidad; el poder sólo implica
ejercer la propia voluntad dentro de una relación social, e incluso puede acontecer si es que
la contraparte impone resistencia.
Weber destaca que la dominación es uno de los más importantes elementos de la acción
social y, por tanto, ha influido con determinación en la evolución de las grandes
comunidades. La dominación está relacionada con el régimen de gobierno. En palabras del
autor: “Toda dominación se manifiesta y funciona en forma de gobierno. Todo régimen de
gobierno necesita del dominio en alguna forma, pues para su desempeño siempre se deben
colocar en manos de alguien poderes imperativos.” (2005: 701) De hecho, lo descrito
ocurre casi siempre en el gobierno directamente democrático. Es democrático porque se
basa en la suposición de que todos están igualmente calificados para dirigir los asuntos

10
Charles-Alexis Clérel de Tocqueville (1805-1859), pensador Liberal francés y uno de los precursores de la
Sociología Clásica.
11
Considerado uno de los tres padres de la Sociología Clásica (específicamente de naturaleza interpretativa),
junto a Émile Durkheim y Karl Marx.
públicos y, además, porque “reduce al mínimo el alcance del poder de mando.” (2005: 701)
Las características que son inherentes al concepto de política, surgen esencialmente en
torno al poder. La política siempre implicará cuestiones de poder, ya sea participando
directamente de éste, o bien, como meras maneras de influir. En una definición más clara
del vínculo entre política y poder, Weber expresa:

(…) Cuando se dice que una cuestión es política, o que son


<<políticos>> un ministro o un funcionario, o que una decisión está
<<políticamente>> condicionada, lo que quiere significarse siempre
es que la respuesta a esa cuestión, o la determinación de la esfera de
actividad de aquel funcionario, o las condición de esta decisión,
dependen directamente de los intereses en torno a la distribución, la
conservación o la transferencia del poder. Quien hace política aspira
al poder; al poder como medio para la consecución de otros fines
(idealistas o egoístas) o al poder <<por el poder>>, para gozar del
sentimiento de prestigio que él confiere. (1972: 84)

Por otra parte, Weber identifica tres formas de ser político. La primera refiere a los
“políticos profesionales”, es decir aquellos que tratan “de influir sobre la distribución del
poder entre las distintas configuraciones políticas y dentro de cada una de ellas.” (Weber,
1972: 93) La segunda, reúne a los “políticos ocasionales”, todas las personas pertenecen en
algún momento a esta categoría (ya sea emitiendo el voto, participando en una charla
política, etc.) Y, finalmente, están los “políticos semiprofesionales”, que son aquellos que
desempeñan actividades políticas, como delegados y directivos, por alguna necesidad, “sin
<<vivir>> principalmente de ellas y para ellas, ni en lo material ni en lo espiritual.”
(Weber, 1972: 93) En este último grupo también se encuentran los parlamentarios, que sólo
hacen política cuando están en el Parlamento.
Volviendo al primer grupo, hay dos formas de hacer de la política una profesión, “o se vive
<<para>> la política o se vive <<de>> la política” (1972: 95) Suele ocurrir que el político
recurra a las dos, pero la diferencia es económica, lo cual, la hace más grosera, según el
autor. “Vive <<de>> la política como profesión quien trata de hacer de ella una fuente
duradera de ingresos; vive <<para>> la política quien no se haya en este caso.” (1972: 96)
Éste último, debe tener un patrimonio o una situación cómoda que lo sostenga, y que le
permita ser “económicamente <<libre>>.” (1972: 97) Para estar en esta facultad, la única
posibilidad que tiene es ser un rentista, ya que recibe una renta sin trabajar. Éstos, no

16
necesitan un sueldo por sus trabajos en la “política”, en contraste con aquellos que viven
<<de>> la política. “Puede asumir el carácter de un <<empresario>> (…) que considera sus
gastos como una inversión de capital a la que hará producir beneficios utilizando su
influencia.” (1972: 99)
Retomando el concepto del poder, uno de los pensadores más controversiales del siglo XX,
Michel Foucault12, sostiene que éste no es una propiedad sino una estrategia, y quien lo
posee, lo ejerce. Poder significa ser capaz, tener fuerza para hacer algo. No importa quién
ejerce el poder, sino el efecto que genera: la represión. Así, el autor asocia la política a una
guerra, pues ambas comparten como herramienta común la represión. El poder político
busca mantener la relación de la fuerza a través de las instituciones del Estado. Por otra
parte, cuando hay “paz civil”, los enfrentamientos en relación al poder son parte de la
misma guerra silenciosa, que nunca se detiene; y los instrumentos para actuar en una guerra
son las armas, no el raciocinio, por lo que la política reprime para gobernar.
Según Foucault, el poder debe comprenderse desde el reflejo de los “operadores de
dominación” que van evidenciándose a través de la historia. La dominación, en aquello que
posee de fáctico, va determinando los escenarios y elementos sobre los cuales recae como
si fuera una sombra que tiene la capacidad deliberativa donde posarse. Debido a lo anterior,
plantea, “no preguntar a los sujetos cómo, por qué y bajo qué derechos aceptan ser
sometidos, sino indicar cómo fabrican las relaciones de sometimiento concretas.” (Ávila-
Fuenmayor, 2007: 2) Según Foucault, el lugar donde el poder está más en manifiesto es el
sistema penal13, pues allí se presenta excesivamente y se justifica como poder moral:

(…) el poder no se oculta, no se enmascara, se muestra como feroz


tiranía en los más ínfimos detalles, cínicamente, y al mismo tiempo es
puro, está enteramente <<justificado>>, puesto que puede formularse
enteramente en el interior de una moral que enmarca su ejercicio: su
bruta tiranía aparece entonces como dominación serena del Bien sobre
el Mal, del orden sobre el desorden.” (2000: 12)

12
Michel Foucault (1926-1984), filósofo de la École Normale Supérieure. Fue profesor de Historia de los
Sistemas de Pensamiento en el Collège de France. En el 2007, la revista de rankings del Reino Unido, Times
Higher Education (THE), estableció a Focuault como el autor más citado en el área de humanidades,
apareciendo en 2.521 libros en relación a su trabajo filosófico, sociológico y punto de vista crítico.
13
“Meter a alguien en prisión, mantenerlo en la prisión, privarle de alimento, de calor, impedirle salir, hacer
el amor…, etc., ahí tenemos la manifestación de poder más delirante que uno puede imaginar”. (Foucault,
2000: 11-12)

17
Foucault se apoya en la idea de que el sistema tribunal pertenece a la ideología de la
pequeña burguesía que estaba aliada a las masas. Para ella, los tribunales son un modo de
recuperar el movimiento de lucha contra la justicia. Como el poder se ejerce sobre el
pueblo, el pueblo, entonces lucha contra la justicia. Por ello, “la lucha antijudicial es una
lucha contra el poder.” (Foucault, 2000: 13)
Finalmente, Alain Touraine14, quien hace un análisis ético de la democracia, expone que
el sistema político es un medio que conecta a la sociedad civil con el Estado, “si se inclina
hacia el Estado, es autoritario, ya sea bajo una forma burocrática, represiva o militar”, en
cambio, es democrático, si el gobierno se aboca hacia la sociedad civil “con el riesgo, a
veces, de perder su capacidad de conexión con el Estado y de provocar una reacción
antidemocrática, oligárquica, tecnocrática o militarista de éste.” (2006: 96)

9.2. La democracia desde ágora al espacio público

En los tiempos de los reyes, se le decía al súbdito:


Eras súbdito del rey A, ahora el rey A ha muerto y he aquí que eres súbdito del rey B.
Llegó la democracia y, por primera vez, se le dio al súbdito una alternativa:
¿Quieres (colectivamente) que te gobierne el ciudadano A o el ciudadano B?
(…) La papeleta de votación no dice: ¿Quieres a A, a B, o a ninguno de los dos?
Ciertamente nunca dice: ¿Quieres a A, a B, o a nadie en absoluto?
J.M. Coetzee

La democracia como teoría funciona bien en los libros, pero en la práctica resulta
algo más difícil entenderla. En primer lugar, porque todas las democracias presentan
contradicciones y limitaciones. En segundo lugar, porque ningún sistema democrático es
igual a otro. Para poder entender a qué nos referimos cada vez que hablamos de ella, a
continuación, se explorarán las conceptualizaciones teóricas de la democracia, abarcando
desde la Grecia Antigua hasta la Modernidad.
Como punto de partida, resulta oportuno señalar la relación que hace Rousseau en El
Contrato Social: “Tomando la palabra en su rigurosa acepción, no ha existido ni existirá
jamás verdadera democracia (…) Si hubiera un pueblo de dioses, se gobernaría
democráticamente. Un gobierno tan perfecto no conviene a los hombres.” (1959: 901- 902)

14
Alain Touraine (1925) es sociólogo francés, director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en
Ciencias Sociales y Director del Centro de Análisis y de Intervención Sociológicos (CADIS) de su país.

18
9.2.1. Democracia Griega Clásica
La primera referencia sobre democracia se remonta a la existente en las polis de la Grecia
Antigua. Resulta necesario analizarla, ya que aquí se encuentra el origen de la democracia
moderna; al mismo tiempo, proporciona un marco de comparación que puede sólo
establecerse en cuanto a sus lineamientos teóricos, ya que en la época actual resulta
imposible volver a la idealista democracia original.
Para los griegos, la principal importancia de tener un gobierno democrático se debía a que,
anteriormente, la política era dirigida por una clase que poco y nada se sabía de ella. Eran
tiranos, monarcas o aristócratas que vivían en un espacio privado, sin que el resto de las
personas –subordinadas a su poder– pudiesen saber u opinar sobre ellos. Producto de lo
anterior, los griegos tenían una conceptualización sobre la política totalmente distinta a la
que fue la democracia.
En el mundo griego, por primera vez el pueblo ciudadano empieza a creer en sus propias
posibilidades para autogobernarse y buscar el “bien común”. De hecho, etimológicamente,
la palabra demokratía15, se descompone en demos que quiere decir pueblo, y kratía,
gobierno, autoridad; de lo que se extrae: “gobierno por el pueblo”16. Al reunirse en el
Ágora17, los ciudadanos atenienses tenían los mismos derechos –principio de isonomía–, y
éste era el lugar destinado a discutir sobre los asuntos públicos, es decir, aquello que
compete a todos. Respecto de ello, Hannah Arendt, describe:

(…) El ciudadano es un ser total para quien la política constituye una


actividad social natural, no separada del resto de la vida por una nítida
línea demarcadora, y para quien el gobierno y el Estado (o más bien, la
polis) no son entidades remotas y ajenas, sino que la vida política es
una extensión armoniosa de sí mismo.” (1993: 27)

Ello refiere a que los griegos tenían una vida política que envolvía todos los aspectos de
quehacer cotidiano. La participación, pese a ser restringida, le otorgaba a los ciudadanos la
posibilidad de influir directamente en las decisiones sobre los asuntos públicos. Esto
también es relatado por Dahl en La Democracia y sus críticos, donde simula un diálogo
entre dos ciudadanos atenienses en la plaza pública sobre su sistema político: “Quien

15
Extraído de Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española.
16
Esta definición se retomará más adelante.
17
El Ágora era la plaza pública, ἀγορά, de la Antigua Grecia, el centro social y político de los griegos. En este
lugar se reunían para hablar, discutir, decidir y criticar los asuntos públicos.

19
meramente persigue su propio interés no puede ser un buen ciudadano: un buen ciudadano
es el que en cuestiones públicas apunta siempre al bien común.” (1991: 23-24)
Lo anterior, alude efectivamente a cómo los griegos entendían la práctica política. Sin
embargo, resulta oportuno aclarar que existían diferencias sociales y clases marginadas,
como las mujeres, los esclavos y los metecos –extranjeros que vivían en Atenas–, quienes
eran vistos como parias, y no podían participar en la vida política.
Para Dahl (1999), la democracia griega debía tener como mínimo seis requisitos por parte
de los ciudadanos: 1) tenían que ser armoniosos entre sí para poder compartir el bien
común; 2) debían ser homogéneos, no en la totalidad de la palabra, sino que en aspectos
como religión, idioma, recursos económicos, grupos étnicos, etc.; 3) la cantidad de
ciudadanos debía ser pequeña, estimándose que llegaron a ser cuatro mil los ciudadanos
atenienses. 4) Debían reunirse para decidir sobre sus políticas; 5) debían administrar la
ciudad. Lo que explica que existiera un millar de cargos públicos; y 6) la Ciudad-Estado
debía ser autónoma, es decir, autosuficiente en lo político, lo económico y lo militar. Lo
anecdótico es que estos seis requisitos, fundamentales para la democracia griega, se
contraponen con lo que se conoce por democracia moderna.
Siguiendo con los análisis de Dahl (1999), existen tres grandes diferencias entre la
democracia griega clásica y la democracia moderna. La primera era exclusiva, pues sólo un
porcentaje mínimo tenía derecho a ser ciudadano y a participar de su sistema político, el
cual se ejercía únicamente en la polis, con independencia de otras ciudades. Mientras que la
democracia moderna es inclusiva, pues gobierna para todo un país, por lo tanto, el sistema
político es grande y los derechos de las personas son universales.

9.2.2. La elipsis de la democracia moderna


El término democracia fue por mucho tiempo utilizado como un debate filosófico más que
como un sistema político real. (Dahl, 1999: 9) Es por esto que hablar de democracia resulta
confuso, pues la palabra se refiere tanto a un ideal, como a una realidad. Esto último se
relaciona con la concepción de Sartori, quien explora el significado de la democracia desde
su etimología, poder del pueblo, argumentando que su traducción literal no responde a lo
que es realmente: “la democracia es y no puede ser desligada de aquello que la democracia
debería ser (…) la trayectoria asignada por las aspiraciones ideales, que siempre van más

20
allá de las condiciones reales.” (Sartori, 1993: 4) En tanto, Dahl (1999) profundiza la
explicación entre democracia ideal y democracia real, siendo la primera aquella a la que
aspira ser un gobierno; mientras que, la segunda, es el funcionamiento en la concreción de
los escenarios sociales.
Dahl (1999) expone cinco criterios que deberá cumplir un gobierno democrático ideal,
donde existe una constitución, que determina reglas y principios de asociación, teniendo
como norma fundamental considerar a todos sus miembros políticamente iguales. Debe
haber una participación efectiva, esto es, que se considere la opinión de todos antes de
implementar una política. Una vez implementada, debe haber igualdad de voto, es decir,
que todos cuenten como iguales. Además, todos los miembros pueden instruirse sobre
políticas alternativas. Otro aspecto que debe considerarse, es que todos puedan participar en
la construcción de la agenda de gobierno y, por último, todos –o la mayoría– de los adultos
que son residentes permanentes deben tener los derechos de ciudadanos. Si uno de estos
criterios no se cumple, entonces los miembros dejan de ser políticamente iguales.
Por otra parte, para Dahl (1999), un gobierno democrático real, también tiene sus
requerimientos: cargos públicos elegidos por los ciudadanos; elecciones libres, imparciales
y frecuentes; libertad de expresión, sin correr el riesgo de castigo (esta libertad incluye la
crítica de los cargos públicos, el gobierno, el régimen político, el orden socio-económico y
la ideología prevaleciente); acceso a las fuentes alternativas de información que no estén
bajo el control del gobierno ni de un grupo político; autonomía de las asociaciones (derecho
a construir asociaciones u organizaciones relativamente independientes, incluyendo
partidos políticos y grupos de interés); ciudadanía inclusiva (esto es que a ningún
ciudadano le sean negados sus derechos).
Volviendo con la explicación etimológica de Sartori, la palabra democracia es una
expresión elíptica; “democracia es poder del pueblo sobre el pueblo, gobierno del pueblo
sobre sí mismo.” (1993: 22) Resulta esencial comprender que tal alusión es una premisa
excluyente para determinar qué gobierno es considerado como democrático. El camino de
un gobierno debe transmitir los requerimientos del pueblo e incluirlo. Si ello no se
manifiesta, el gobierno corre el riego de no representar al pueblo. Esto porque, “el poder es
del pueblo en cuanto es el pueblo el que propiamente lo ejerce y, en consecuencia, lo es
mientras no sea ejercido por otros o en otro locus imperii.” (Sartori, 1993: 22-23)

21
Para el pensador italiano, la etimología de democracia no da cuenta de toda la complejidad
del término. El “poder del pueblo” se explica en relación a la legitimidad del poder por
parte del pueblo. De hecho, para Sartori la democracia existe cuando el Estado –en una
sociedad abierta– está al servicio de los ciudadanos “y no los ciudadanos al servicio del
Estado, en la cual el gobierno existe para el pueblo y no viceversa.” (1993: 24) Con
respecto a lo mismo, Alain Touraine afirma:

El poder del pueblo no significa, para los demócratas, que el pueblo se


siente en el trono del príncipe sino, como lo dijo Claude Lefort que ya
no haya trono. El poder del pueblo significa la capacidad para la
mayor cantidad posible de personas, de vivir libremente, es decir de
construir su vida individual asociando lo que se es y lo que se quiere
ser, oponiendo resistencia al poder a la vez en nombre de la libertad y
de la fidelidad a una herencia cultural. (2006: 23)

Ahora, para hacer una descripción más concisa sobre qué es la democracia como sistema, y
continuando con el análisis de Touraine, señala que ésta: “(…) no está al servicio de la
sociedad ni de los individuos, sino de los seres humanos como Sujetos, es decir creadores
de sí mismos, de su vida individual y de su vida colectiva.” (2006: 3) Además, entiende al
régimen democrático como aquel que da mayor libertad al mayor número de personas,
protegiendo y reconociendo la mayor diversidad posible.

Es necesario (…) que los dos mundos –el Estado y la sociedad civil–,
que deben mantenerse separados, estén igualmente ligados uno al otro
por la representatividad de los dirigentes políticos. Estas tres
dimensiones de la democracia: respeto a los derechos fundamentales,
ciudadanía y representatividad de los dirigentes, se complementan; es
su interdependencia la que constituye la democracia. (2006: 43)

A su vez, Anthony Giddens18 (2001), ahonda en esta definición asegurando que la


democracia implica la competencia entre diferentes partidos políticos que buscan estar en el
poder. La población tiene derechos de participación democrática para elegir a sus
representantes, como al mismo tiempo, tiene libertades civiles tales como la libertad de
expresión y discusión y la libertad de formar y/o afiliarse a grupos o asociaciones políticas.

18
Anthony Giddens (1938), sociólogo y psicólogo inglés, Director de la London School of Economics. En el
año 2002 ganó el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. El libro utilizado, Un Mundo Desbocado.
Los efectos de la globalización en nuestros días, se abordaron en la Conferencia Reith de la BBC en 1999, la
última del siglo XX.

22
A medida que la democracia se expande –y los países “nuevos” en esta materia imitan a las
democracias “maduras”– ocurre que éstas últimas presentan desilusiones generalizadas de
su proceso democrático. A esto, Giddens le llama “la paradoja de la democracia”, pues
sucede que en la mayoría de los países occidentales los niveles de desconfianza hacia los
políticos han crecido considerablemente en los últimos años.
Por otra parte, Giddens, contrario a lo que muchos otros analistas dicen, cree que las
generaciones jóvenes no están perdiendo el interés en la política como tal. Reconoce pues
que la gente joven ve como temas más importantes aquellos en relación a la ecología, los
derechos humanos, la política familiar y la libertad sexual. Lo anterior, será profundizado a
la hora de atender el pensamiento de Manuel Castells.
El nacimiento de la democracia moderna, para Claude Lefort (1991), genera una mutación
del orden simbólico19 de la política por la nueva posición del poder, en contraposición al
orden generado en los movimientos totalitarios. El poder en democracia se convierte en un
lugar simbólicamente vacío, ya que ninguna persona ni grupo puede ocuparlo de manera
permanente. Quienes ejercen la autoridad política no pueden apropiarse del poder, pues
están sometidos a la renovación periódica. En la sociedad democrática no se articula
mediante el consenso, sino por el conflicto político, ya que, el hecho de que exista una
competencia periódica y regulada, implica la presencia de un conflicto institucionalizado.

La democracia moderna es el único régimen que subraya la distancia


entre lo simbólico y lo real por medio de la noción de un poder que no
se atrevería a apoderarse nadie, ya fuera príncipe o camarilla; su
virtud es conducir a la sociedad a la prueba de su institución. (Lefort,
1991: 248)

19
El filósofo turco, Cornelius Castoriadis (1922-1997), dice: “La creación de la democracia y de la filosofía,
y de su vínculo, tiene una precondición esencial en la visión griega del mundo y de la vida humana, en el
núcleo del imaginario griego. La mejor manera de aclarar esto sea tal vez referirse a las tres preguntas con las
que Kant resumió los intereses del hombre. En cuanto a los dos primeras (¿qué puedo saber? y ¿qué debo
hacer?), la interminable cuestión comienza en Grecia pero no hay una ‘respuesta griega’ a ellas. En cuanto a
la tercera pregunta (¿qué me es lícito esperar?), hay una respuesta griega clara y precisa y es un rotundo y
retumbante nada”. (1998: 114)

23
9.3. La cosa pública

Vivimos en un mundo en el que el propio cambio se


ha convertido en algo tan obvio que corremos el riesgo
de olvidar incluso qué es lo que ha cambiado.
Hannah Arendt

Desde la Revolución Francesa que se habla de la “opinión pública”, es decir, de un


público interesado en la “cosa pública”. El público, refiere a los ciudadanos que tienen
opinión sobre la gestión de los asuntos públicos y, por lo tanto, de la ciudad política. Por
ello, público “no es sólo el sujeto sino también el objeto de expresión.” (Sartori, 1993: 56)

9.3.1. Lo público, lo privado y lo social


Arendt (1993), distingue tres esferas en la vida de los seres humanos: la pública, la privada
y la social. La pública refiere a la vida en común, a la organización política de la polis,
donde todos los ciudadanos eran libres e iguales –es decir, ninguno se encontraba en
calidad de dominante ni de dominado–, por ello, no había uso de violencia ni de coerción.
Para tomar una decisión se hacía uso de las palabras a través del intercambio de argumentos
y, así, los hombres con la capacidad de persuadir a otros alcanzaban su inmortalidad.
La esfera privada, por su parte, refiere a la satisfacción de las necesidades de la familia, a la
organización de la vida doméstica. En este espacio, la libertad no existía, ya que el jefe de
familia sólo podía ser libre al entrar en la esfera pública. Pese a esto, la mayor desigualdad
la vivían los esclavos y las mujeres, que al estar privados de ser parte de la ciudadanía,
tampoco podían ser personas libres. Contra ellos, el jefe de familia podía utilizar la fuerza y
la violencia para satisfacer sus necesidades. El trabajo doméstico era diferenciado por roles,
mientras el hombre se encargaba de suministrar los alimentos (la mantención de la vida
individual); la mujer se encargaba de la crianza de los hijos, (la mantención de la
supervivencia de la especie). (Arendt, 1993)

Es en la esfera doméstica donde se (…) admite la dominación: es el


poder que el dueño de casa, el οἰκοδεσ̟ότης, ejerce exclusivamente
sobre las mujeres, los niños, los esclavos y, en general, en toda la
esfera doméstica donde se producen los procesos biológicos, en
especial “privados”: nacimiento, muerte, reproducción, subsistencia,
dondequiera que reine la “necesidad” (ανάγκη). (Ferry, 1992: 14)

24
La esfera social es un concepto moderno, que en el sentido riguroso, no es público ni
privado; los intereses –antiguamente entendidos como privados– pasan a ser públicos. Esta
transformación es posterior a los griegos, pues comenzó con las revoluciones económicas
modernas que separaron el trabajo de lo netamente doméstico y pasaron al espacio público,
sin convertirse en públicas. “(…) El conjunto de familias económicamente organizadas en
el facsímil de una familia superhumana es lo que llamamos <<sociedad>>, y su forma
política de organización se califica con el nombre de <<nación>> (Arendt, 1993: 42)
En el mundo moderno, a diferencia de las sociedades clásicas, la esfera pública y la privada
son cada vez más difíciles de distanciar, pues están constantemente fluyendo la una sobre la
otra. Lo <<público>>, para Arendt, tiene dos significados. Por un lado, refiere a que todo
lo que aparece en público puede verse y ser oído por muchos, y es la apariencia la que hace
de lo público algo real, es decir asegura la realidad. “(…) allí, únicamente se tolera lo que
es considerado apropiado, digno de verse u oírse, de manera que lo inapropiado se
convierte automáticamente en asunto privado.” (1993: 60-61)
Por otra parte, el término “público” aterriza su significado al mundo, que es común a todos
los hombres que viven en él, y que así como el mundo común los une, éste también los
separa. La única manera de sobrevivir a las generaciones es apareciendo en público, pues:
“la publicidad de la esfera pública es lo que puede absorber y hacer brillar a través de los
siglos cualquier cosa que los hombres quieran salvar de la natural ruina del tiempo.”
(Arendt, 1993: 64)

9.3.2. Discurso en la vita activa20


El concepto de vita activa reúne las tres actividades fundamentales que tiene el hombre en
la tierra: labor, trabajo y acción. Labor responde a las necesidades vitales del ser humano y
asegura la supervivencia individual, al mismo tiempo que de la especie. Por su parte, es en
el trabajo donde el hombre tiene la capacidad de producir “un <<artificial >> mundo de
cosas”, que le darán utilidad. Por último, la acción, esfera más importante del ser humano,
le permite al hombre ser libre. “La pluralidad es la condición de la acción humana debido a
que todos somos lo mismo, es decir, humanos, y por tanto nadie es igual a cualquier otro
que haya vivido, viva o vivirá.” (Arendt, 1993: 22)

20
Término aludido en la obra “La condición humana” de Hannah Arendt.

25
Estas tres actividades se unen por su relación con la condición más global de la existencia:
la relación entre vida y muerte, natalidad y mortalidad. “(…) de las tres, la acción mantiene
la más estrecha relación con la condición humana de la natalidad; el nuevo comienzo
inherente al nacimiento se deja sentir en el mundo sólo porque el recién llegado posee la
capacidad de empezar algo nuevo, es decir, de actuar.” (Arendt, 1993: 23) Entonces, la
acción, permite al hombre desarrollarse como tal.

La vita activa, vida humana hasta donde se halla activamente


comprometida en hacer algo, está siempre enraizada en un mundo de
hombres y de cosas realizadas por éstos (...) Cosas y hombres forman
el medio ambiente de cada una de las actividades humanas, que serían
inútiles sin esa situación; sin embargo, este medio ambiente, el mundo
en que hemos nacido, no existiría sin la actividad humana que lo
produjo, como en el caso de los objetos fabricados, que se ocupa de él,
como en el caso de la tierra cultivada, que lo estableció mediante la
organización, como es el caso del cuerpo político (…). (1993: 37)

Lo interesante para esta investigación es el planteamiento que tiene Arendt sobre la acción
en relación al discurso. Actuar, significa tomar la iniciativa: “comenzar”, “conducir”,
“poner algo en movimiento”. Al tener la capacidad de actuar, el hombre puede realizar
todo por improbable que parezca. Mientras que el discurso es el que hace la distinción de
vivir como ser único entre iguales. De esta manera, la acción es la realización de la
condición humana y, el discurso, la pluralidad de dicha realización. (Arendt, 1993)

La pluralidad humana, básica condición tanto de la acción como del


discurso, tiene el doble carácter de igualdad y distinción. Si los
hombres no fueran iguales, no podrían entenderse ni planear y prever
para el futuro las necesidades de los que llegarán después. Si los
hombres no fueran distintos, es decir, cada ser humano diferenciado de
cualquier otro que exista, haya existido o existirá, no necesitarían el
discurso ni la acción para entenderse. Signos y sonidos bastarían para
comunicar las necesidades inmediatas e idénticas (…). (1993: 200)

Según Arendt (1993), el surgimiento de la ciudad-Estado posibilitó a la condición humana


abocarse, a lo largo de su existencia, a la esfera política, a la acción y al discurso. La
certeza de que estos últimos eran inseparables y correspondían a un plano superior, fue una
idea que estuvo arraigada en Grecia desde la época presocrática. Con el desarrollo de la
polis, estos conceptos se independizaron, dejando de ser aliados. El protagonismo lo tuvo el
discurso, a través del arte de la retórica. En esta división, ser político –vivir en una polis–

26
significaba decir todo con palabras, utilizando la persuasión sin la necesidad de la fuerza ni
la violencia. Para los ciudadanos griegos, lo más importante era hablar entre ellos y discutir
sobre política.

9.4. Movimientos sociales y actores sociales activos

Aún no se han apagado –aunque se hayan apagado tantas cosas–


el eco de las risas y los cantos de mayo 68.
Jesús Ibáñez

Para Touraine, es fundamental que existan demandas por parte de diversos sectores
de la sociedad civil y protestas hacia los gobernantes en una democracia representativa.
Pues “la existencia de un conflicto general entre los actores sociales constituye la base más
sólida de la democracia.” (2006: 80)
Los movimientos sociales son realizados por personas civiles; si el objetivo es societario, es
decir que apela a los intereses y valores de una sociedad, se trata de un movimiento social.
“Es únicamente en las sociedades democráticas críticas donde se forman movimientos
sociales, pues la libre elección política obliga a cada actor social a buscar el bien común al
mismo tiempo que la defensa de intereses particulares.” (Touraine, 2006: 88) Por lo mismo,
los movimientos sociales más grandes han sido aquellos que abanderan temas
universalistas, tales como la libertad, la igualdad, los derechos del hombre y la justicia;
pues éstos establecen un vínculo entre actor social y programa político.
Si el gobierno considera al movimiento social como “la expresión violenta de demandas
imposibles de satisfacer” (Touraine, 2006: 80), pierde su representatividad, la confianza de
los electores y su carácter democrático. El enfrentamiento violento entre los dominadores y
los dominados, de la manera que sea, destruye la democracia y, al mismo tiempo, a los
movimientos sociales, pues los encierra en una estrategia que les impone rechazar toda
referencia al bien común.

Sólo unos movimientos sociales fuertes y autónomos, que arrastren


tanto a los dirigentes como a los dirigidos, pueden oponer resistencia
al dominio del Estado autoritario modernizador y nacionalista a la vez,
dado que constituyen una sociedad civil capaz de negociar con aquél,

27
dando así una autonomía real a la sociedad política. (2006: 31)

Por otra parte, el alemán Joachim Rashcke21, entiende que movimiento social, “es un actor
colectivo movilizador que, con cierta continuidad y sobre las bases de una alta integración
simbólica y una escasa especificación de su papel, persigue una meta consistente en llevar a
cabo, evitar o anular cambios sociales fundamentales.” (1994: 124) Para ello, utiliza
distintas formas de organización y acción, en las que los movimientos son políticos y
sociales al mismo tiempo.
Por actor colectivo, Rashcke entiende a un grupo de personas que tiene la capacidad de
movilizar a otras con el fin de influir en el desarrollo de la demanda social. Por su parte,
movilización es “la búsqueda permanente, activa, de apoyos, el <<permanecer-en-el-
movimiento>>” (1994: 124); se trata entonces, de incentivar a los participantes a través de
la acción. La alta integración simbólica, refiere al Wir-Gefühl, sentimiento compartido del
nosotros, que apela a la emocionalidad, a tener sentido de pertenencia, a través de la
diferenciación entre aquellos que están a favor y los que están en contra. La integración
simbólica también se manifiesta en la moda (ropa), los modales, el lenguaje, los hábitos e
imaginarios políticos.
Las metas del movimiento social no necesariamente buscan el cambio radical del sistema,
pero sí el cambio de algunos elementos específicos. “La gran amplitud conduce a lo largo
del tiempo hacia una sistematización de las metas, a una ideología como siempre
rudimentaria.” (Rashcke, 1994: 125)
Es necesario delinear aún más el concepto de movilización social con el objetivo de
diferenciarlo de otros fenómenos similares. Los modernos movimientos sociales no se
manejan con una estructura determinada, de hecho, la duración y el significado de la
organización suele variar en la mayoría de los casos. Para éstos, “(…) ni la orientación ni
las metas estarán en la base de las causas o de las formas de acción.” (Rashcke, 1994: 125)
Los actores de los movimientos sociales “no son solamente <<de otro pensar>>, sino más
aún <<de otro actuar>>. Esto es así porque los movimientos nacen de la incapacidad del
sistema institucional establecido para encontrar respuestas a los problemas articulados en

21
Joachim Rashcke (1938), cientista político alemán. Estudió filosofía germánica, psicología y derecho en la
Universidad de Berlín. Se dedica a la investigación de ciencia política en la República Federal de Alemania,
con enfoque a los partidos políticos y movimientos sociales.

28
los movimientos sociales” (Rashcke, 1994: 126) Lo anterior, no significa que todo
movimiento social sea radical o rupturista. Por otra parte, no existen movimientos sociales
racionales ni irracionales, pues estas dos características pueden convivir. Lo racional se
expresa en las causas, las metas, la movilización y la acción que, a su vez, tiene
intervenciones con el entorno en el que se está desarrollando.
Para Rashcke (1994) hay tres formas a la hora de finalizar un movimiento social: 1) por
disolución del movimiento, el cual puede ser producto de la represión o por una
autodisolución del mismo, ya sea por el éxito alcanzado, el fracaso o la falta de interés de
los actores; 2) por la transformación en un movimiento sucesor, esto es, que durante o
después de una crisis, el movimiento tome una nueva identidad; y 3) por la
institucionalización del movimiento, no porque éste cree organizaciones (como por
ejemplo, partidos políticos o grupos de interés), sino por la inactividad de la organización.

(…) Cuando los movimientos permanecen en calma durante un largo


período. Las organizaciones siguen funcionando, pero reposa la acción
no institucional hasta que, en el marco propio del movimiento, renace.
Sólo respecto de largos períodos de tiempo y con afirmaciones <<ex-
post>> puede confirmarse empíricamente si un movimiento
<<descansa>> o se ha institucionalizado definitivamente. (1994: 129)

9.5. La ideología de los “otros”

Nada se asemeja más al pensamiento mítico que la ideología política.


Claude Lévi Strauss

Para explorar el término ideología, se utilizará la significación que adopta el francés


Paul Ricoeur22, quien desarrolla su teoría bajo tres autores que le otorgan diferentes
funcionalidades. Primero se expondrá la mirada de Marx23, quien la entiende como una

22
Paul Ricoeur (1913-2005), filósofo existencialista cristiano, reconocido por sus estudios donde combinó la
descripción fenomenológica con la interpretación hermenéutica. Tenía una cátedra de Filosofía en la École
Normale Supérieur por diez años, hasta que fundó la Universidad de Nanterre, establecimiento considerado
como el epicentro del movimiento estudiantil de Mayo de 1968. Ricoeur ganó números premios, entre ellos:
Premio Balzan de Filosofía (1990), Premio Pablo VI (2003), y Premio Kluge (2004), otorgado por la
Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por su aporte al Humanismo.
23
Karl Marx (1818-1883), filósofo alemán judío y ateo. Considerado uno de los tres padres de la Sociología
Clásica (específicamente de naturaleza interpretativa).

29
deformación de la realidad; luego a Weber, que la teoriza como un poder legitimante, y,
finalmente, la visión simbólica de Clifford Geertz24, quien entiende la ideología como
integradora de la realidad.
Para explicar la ideología entendida como deformadora de la realidad, Ricoeur alude al
concepto de la cámara invertida de Marx, pues la técnica del espejo que utiliza la fotografía
provoca la inversión de la imagen:

El sistema de Marx es materialista precisamente porque insiste en que


la materialidad de la praxis es anterior a la idealidad de las ideas. En
Marx, la crítica de la ideología deriva de la idea de que la filosofía
invirtió la sucesión verdadera de las cosas, invirtió el orden genético
real, de manera que lo que corresponde hacer es poner de nuevo las
cosas en su orden real. La tarea es invertir una inversión (Ricoeur,
1991: 49)

Entonces, ocurre una oposición entre realidad e ideología, pues la primera se opone a la
praxis. Respecto de esto, Althusser25 dice que Marx, al tratar el término ideología, está
ideologizado. Por esto se explica que su segunda significación, después de haber escrito El
Capital, presente la noción más sustancial de ideología; en donde, en vez de oponerse a la
realidad, se opone a la ciencia26. Dado que la mayoría de los seres humanos no vive
amparada bajo un sistema científico, especialmente si se reduce dicho sistema a lo
expresado en El Capital, se puede sostener que gran parte de la condición humana vive
sobre la base de una ideología. (Ricoeur, 1991)
La deformación se entiende, entonces, como una estructura simbólica para explicar la
realidad. “Sólo porque la estructura de la vida social humana es ya simbólica puede
transformarse. Si no fuera simbólica desde el comienzo, no podría ser deformada. La
posibilidad de deformación es una posibilidad abierta únicamente por esta función.”
(Ricoeur, 1991: 53)
Ricoeur coincide con el significado que tiene Clifford Geertz, el cual entiende la ideología

24
Clifford Geertz (1926-2006) antropólogo estadounidense, doctor en Filosofía de la Universidad de Harvard.
Fue Profesor Émerito de Ciencias Sociales del Institute for Advanced Study en Princeton por treinta años. Sus
investigaciones se centran principalmente en el poder simbólico.
25
Louis Althusser (1918-1990), marxista estructuralista francés. Los libros de Althusser estudiados por
Ricoeur para sus análisis son: “For Marx” (1962) y “Lenin and Philosophy” (1970)
26
Todas las utopías socialistas del S. XIX son tratadas por el marxismo como ideologías. La teoría marxista
tiene su enfoque en la lucha de clases. “En esta manera de considerar la ideología, una utopía es, pues,
ideológica a causa de su oposición a la ciencia. La utopía es ideológica en la medida en que no es científica,
en que es precientífica y hasta anticientífica” (1991: 41)

30
como un sistema cultural integrador. Para Geertz, los sociólogos marxistas y no marxistas
se basan en los factores de la ideología, es decir, en las causas, pero no así en el
funcionamiento de la misma, por tal razón padecen de “ceguera a la acción simbólica”.
Geertz, concibió la acción simbólica entrelazando los elementos estilísticos de la retórica –
metáforas, analogías, ironías, ambigüedades, retruécanos, paradojas, hipérboles– con el
trabajo de la sociología de la cultura.

[Él] advierte que si no dominamos la retórica del discurso público, no


podemos articular el poder expresivo y la fuerza retórica de los
símbolos sociales (…) Cuando se trata de seres humanos no es posible
un modo de existencia no simbólico y aún menos un tipo no simbólico
de acción. La acción está inmediatamente regida por moldes culturales
que suministran plantillas o modelos para organizar procesos sociales
y psicológicos (…) (Ricoeur, 1991: 54)

Por último Ricoeur, alude al concepto de Max Weber, quien entiende la ideología como
legitimación de un liderazgo político, es decir, la ideología tiene el papel de justificar los
sistemas de autoridad. Al enfrentarse el cuerpo gobernante con el grupo gobernado, el
primero tiene la capacidad de utilizar el poder e imponer el orden. Ricoeur explica:

Aquí la ideología entra en juego porque ningún sistema de liderazgo, ni


siquiera el más brutal, gobierna sólo mediante la fuerza, mediante la
dominación. Todo sistema de liderazgo requiere no sólo nuestra
sumisión física sino también nuestro consentimiento y cooperación.
Todo sistema de liderazgo desea que su gobierno descanse no
meramente en la dominación; también desea que su poder esté
garantizado por el hecho de que la autoridad sea legítima. (1991: 55)

Weber (2005), en su obra Economía y Sociedad, afirma que no existe ningún sistema de
autoridad totalmente racional. La ideología intenta integrar la pretensión a la legitimidad
que existe por parte de la autoridad, y la creencia a ésta por parte de la ciudadanía,
justificando el sistema de autoridad. De esta manera, el concepto de ideología como rol
legitimador, conecta el concepto marxista de ideología como deformación y el concepto
integrador de ideología expuesto por Geertz (Ricoeur, 1991)
Las utopías socialistas fueron tratadas por los marxistas como ideologías, pero en realidad
los términos discrepan en su significación. Una primera y principal diferenciación es que
las utopías son un género literario declarado, cuyas obras son firmadas por sus autores,
mientras que las ideologías no son asumidas, más bien: “lo ideológico nunca es lo posición

31
de uno mismo; es siempre la postura de algún otro, de los demás, es siempre la ideología de
ellos.” (Ricoeur, 1991: 46) Por otra parte, las ideologías son clasificables por contenidos,
mientras que en las utopías no hay unidad temática, por lo que no es posible hacerlas
encajar en un solo marco, pues muchas utopías son opuestas.
Las utopías muestran otras maneras posibles de vivir; utilizando el término de Tomás
Moro, es un no-lugar, un lugar que no existe en un lugar real. Por ello, tiene un papel
constitutivo al repensar la vida social. Representa la fantasía de otra sociedad posible.

La utopía introduce variaciones imaginativas en cuestiones tales como


la sociedad, el poder, el gobierno, la familia, la religión. En la utopía
trabaja ese tipo de neutralización que constituye la imaginación
entendida como ficción (…) Podemos decir que no hay integración
social sin subversión social. El concepto de “ningún lugar” pone a
distancia el sistema cultural; vemos nuestro sistema cultural desde
afuera gracias precisamente a ese “ningún lugar”. (Ricoeur, 1991: 58)

Por lo tanto, la utopía critica la autoridad siendo la contraparte de la ideología, es decir, del
sistema legitimado. Por ello, los utópicos, son quienes, en contra del sistema impuesto,
intentan cambiar el orden establecido. Ricoeur concluye que la función más radical de la
utopía es inseparable de la función más radical de la ideología, pues ambas se juntan en el
problema de la autoridad.

Si toda ideología tiende, en última instancia, a legitimar un sistema de


autoridad, ¿no intenta toda utopía afrontar el problema del poder
mismo? (…) ¿No se debe acaso a que existe una brecha de credibilidad
en todos los sistemas de legitimación de la autoridad el que exista
también un lugar para la utopía? En otras palabras, ¿no es función de
la utopía exponer la brecha de credibilidad presente en todos los
sistemas de autoridad que, según dije antes, exceden nuestra confianza
en ellos y nuestra creencia en su legitimidad? (Ricoeur, 1991: 59)

Para Ricoeur, la utopía tiene la patología de la evasión, ya que el “aquí” de la realidad


social no tiene conexión con el “otro lugar” de la utopía; lo que le permite no enfrentar los
problemas reales en una sociedad dada. Pues, además, el pensamiento utópico suele tener
nostalgia por el pasado, “la nostalgia de algún paraíso perdido (…) procede de esta inicial
desviación del “ningún lugar” respecto del aquí y ahora.” (1991: 54) Por lo tanto, la utopía
nunca se separa de su significado de “lugar que no existe”.

32
9.6. Revolución en el Estado-red

“(…) si bien el Estado sigue siendo un agente importante


en la inducción del desarrollo, su papel esencial consiste en recibir
y procesar las señales del sistema global interconectado
y adecuarlo a las posibilidades del país, dejando que sean las
empresas privadas las que asuman el riesgo,
inviertan y creen riqueza o miseria según les vaya y según para quienes”.

Desde hace poco más de tres décadas, el mundo está viviendo una revolución
tecnológica, en alianza con el nuevo sistema económico neoliberal. A este proceso social,
en su conjunto, se le ha denominado globalización. Puesto que hay un choque entre
globalización capitalista, construcción de identidad y proyectos colectivos, es que para
Manuel Castells27 (2006) resulta necesaria la formación del Estado-red, pues de estos
elementos, con anterioridad, se encargaba el Estado-nación, que actualmente se encuentra
en crisis.

Globalización no es sinónimo de internacionalización. En sentido


estricto es el proceso resultante de la capacidad de ciertas actividades
de funcionar como unidad en tiempo real a escala planetaria. Es un
fenómeno nuevo porque sólo en las dos últimas décadas del siglo XX se
constituyó un sistema tecnológico de sistemas de información,
telecomunicaciones y transporte, que ha articulado a todo el planeta en
una red de flujos en la que confluyen las funciones y unidades
estratégicamente dominantes en todos los ámbitos de la actividad
humana. (Castells, 2006: 15-16)

La globalización económica se caracteriza por el protagonismo que tiene el comercio


internacional en el crecimiento económico, como así también, el aumento de la inversión
extranjera directa y las migraciones internacionales de mano de obra, entre otros. Al mismo
tiempo, el mundo entero está viviendo la globalización de la ciencia, que involucra la
tecnología, la información, los medios de comunicación masiva y multimedia y el uso de

27
Manuel Castells, español, profesor de sociología y director de Internet Interdisciplinary Institute de la
Universidad Oberta de Catalunya, Profesor y Catedrático Titular de la Cátedra Wallis Annenberg de
Tecnología de Comunicación y Sociedad en la Annenberg School of Communication, University of Southern
California, Los Angeles; Profesor Emérito de Sociología y Planteamiento Urbano y Regional de la
Universidad de California en Berkeley. Allí enseñó e investigó por 24 años; otros 12 estuvo haciendo clases
en la Universidad de París. Ha sido asesor de varios organismos internacionales, incluyendo el cargo de
miembro de Consejo Asesor del Secretario General de las Naciones Unidas. Tiene 15 doctorados honoríficos
en 15 universidades distintas. En el 2005, la Comisión Europea lo nombró miembro fundador del Consejo de
Investigación Europea.

33
Internet. Resulta paradójico que este proceso histórico es extremadamente incluyente, al
mismo tiempo, que extremadamente excluyente. (Castells, 2006)

Las redes globales articulan individuos, segmentos de población,


países, regiones, ciudades, o barrios, al tiempo que excluyen a otros
tantos individuos, grupos sociales o territorios. Todos los países y
territorios están atravesados por dicha lógica dual, de forma que se
crean redes transnacionales de componentes dinámicos de la
globalización, al tiempo que se segregan y excluyen segmentos sociales
y territorios al interior de cada país, región o ciudad, naturalmente en
proporciones altamente variables según las zonas del mundo en que
opere la competitividad. (Castells, 2006: 18)

9.6.1. Identidad y globalización


Garretón (2000) entiende la globalización bajo tres perspectivas. Primero, refiere a lo
económico por la interpenetración de los mercados, donde el comercio se mundializa y
atraviesa los Estados nacionales. La segunda perspectiva es cultural y está ligada al
fenómeno de la comunicación, donde se pierde la dinámica del espacio y el tiempo,
producto de las redes de información. La tercera implicancia es política, pues, producto de
lo anterior, el Estado nacional se debilita.
La globalización se ha encargado de afirmar identidades, tarea de la cual anteriormente, se
ocupaba el Estado-nación. “La identidad (…) es siempre un proceso en construcción, que
depende tanto de procesos internos como de las relaciones e imágenes externas a ellos.”
(Garretón, 2000: 27) Esto es aplicable a una persona, un grupo o una sociedad, si bien, el
proceso de construcción es distinto para cada uno. No hay una, sino múltiples tipos de
identidades.
En América Latina, donde la mayoría de los países son construidos a través del Estado, la
principal fuente de identidad era nacional-estatal. Esta identidad “refiere a la elaboración de
sentidos comunes frente a la naturaleza, el tiempo, la trascendencia, los otros, la imagen
propia, la historia y su proyección, todo ello en referencia al ámbito del Estado-nación.”
(Garretón, 2001: 28) Antes de la globalización, la sociedad era descrita por categorías de
género (femenino-masculino), etnias, regiones, religión, edad, etc. Hoy, la construcción de
la identidad se nutre no sólo por una categoría, sino por muchos factores.

34
9.6.2. Poder en la sociedad red
No existe una única forma de poder (Castells, 2010), sino más bien, existen relaciones de
poder. En toda sociedad hay dominación y, por tanto, hay resistencia a la misma; si hay
poder siempre habrá un contrapoder:

Si nosotros pensamos de una determinada manera y esa determinada


manera sirve a determinados intereses y valores, ése es el poder que se
está manifestando en nuestra práctica, y de ahí la idea de que las
relaciones de poder están absolutamente ligadas a las relaciones que
unos llaman de influencias, otros llaman de control social, otros llaman
de persuasión. (2010: 117)

Por lo tanto, es posible afirmar que los que tienen el poder, son quienes construyen la
ideología; mientras que los están en contra de ese poder, y quieren cambiar el orden
establecido utilizando la resistencia, son los utópicos. La gente siempre ha pensado
diferente, sólo que ahora se cree que existe otra forma de organización social, la cual se ha
incrementado en la sociedad red28, pues Castells, asegura que: “estamos viviendo un
momento de caos histórico, de crisis estructural, que se manifiesta de formas distintas en
distintos países, y en este momento de cambio es absolutamente central la capacidad de las
sociedades de gestionarse a sí mismas.” (2010: 119)
La tesis de Manuel Castells es que existe una relación básica entre comunicación y poder.
Lo que significa que todo tipo de poder y contrapoder debe pasar por los medios de
comunicación, pues a través de éstos, la información llega a la mente de las personas, y es
allí donde se construye el poder.

Como los mensajes políticos sólo llegan a los ciudadanos a través de


los medios de comunicación, el lenguaje de la política tiene que
adaptarse al lenguaje de los medios de comunicación. Y en ese sentido
toda la política es mediática. Lo que no existe en el espacio de la
comunicación no existe, punto. Puede existir como relación individual,
pero no existe como comunicación socializada, es decir, aquella que
potencialmente puede llegar al conjunto de la sociedad. (2010: 121)

Al consumir los medios de comunicación, la mayoría de las personas no lo hacen para


informarse, sino más bien para confirmar lo que ya piensan. Los medios de comunicación

28
“Sociedad en la que las redes de comunicación interactiva de base electrónica y transmisión digital
organizan el conjunto de las prácticas sociales, el conjunto del planeta en términos de interacción de lo global
y lo local” (Castells, 2011: 118).

35
siempre están sesgados de alguna manera, esto puede ser para conseguir audiencia, por
representar un modelo ideológico, o por la combinación de ambos. Pero lo más importante
en cuanto a los medios, es lo que no dicen, esto es, todo aquello que sesgan de su agenda.
La política es mediática y funciona estableciendo un vínculo emocional con la audiencia,
utilizando el rostro de una persona para representar todo lo dicho en un programa político.
“Hay un vínculo directo entre la política mediática como política esencialmente dominante
y la política ligada a la persona, y por ende, la personalización de la política.” (Castells,
2010: 124) Esto funciona en todos los países del mundo.
Castells (2010) concluye que la política mediática tiene una función fundamental en la
crisis de su legitimidad, y que la política pasa por la transformación de la comunicación
como sistema. Esta transformación es de la comunicación de masas a la autocomunicación
de masas, siendo dos sistemas que coexisten y se articulan. El primero, es aquel que se
dirige de uno a muchos con limitada –o nada de– interacción, mientras que el segundo es
una comunicación que va de muchos a muchos. Es “auto” porque los mensajes son
autoseleccionados por los usuarios, y éstos, a su vez, tienen la facultad de emitir otra
información, por lo tanto el emisor es también receptor.
Castells menciona que es falso cuando se dice que los jóvenes menores de 30 años no leen
los periódicos, pues leen igual que los adultos, sólo que el consumo de los jóvenes es a
través de Internet y cada uno construye su mensaje utilizando información desde distintos
espacios. Ahora bien, la comunicación es por espacio social. Aterrizando esto al sistema
político, ocurre que hay una autonomía de crear mensajes y generar debate, ya no sólo por
los medios tradicionales de comunicación, sino también independientes a ellos. “La
autocomunicación de masas genera autonomía comunicativa con respecto al conjunto de la
sociedad.” (Castells, 2010: 133) Esto ha provocado dos grandes fenómenos: la formación
de nuevos movimientos sociales y la formación de política insurgente.

[Los movimientos sociales] tienen en el espacio de la comunicación de


masas un espacio fundamental, porque es ahí donde pueden mandar
constantemente mensajes y organizar el espacio de debate que de todas
maneras nunca podrían tener en los medios de comunicación. Y a
través de ese cambio de mentalidad producen cambios en el conjunto
de la sociedad. (Castells, 2010:133)

36
Por políticas insurgentes, Castells entiende, “aquellas que surgen en los márgenes del
sistema político, pero tratan de tener un impacto directo sobre las instituciones y los
procesos de decisión política.” (2010: 134) Lo que está cambiando, asegura Castells, es el
espacio público, y eso está ocurriendo en todas las sociedades. Este espacio es donde la
sociedad delibera y: “se crea el sistema de decisión social y político. ¿Qué ocurre? Que ese
espacio de público fue construido en torno al Estado-nación democrático en un momento en
que el centro del mundo era el Estado, pero Estado como Estado-nación.” (2010: 142)
La globalización transformó la forma de ser y de representación del Estado-nación. Ahora,
la construcción de identidad de las personas, no coincide con la identidad de la ciudadanía,
sino más bien con aspectos más específicos como la religión, etnia, género. La
globalización ha generado un auge de la individualización, en desmedro de una
identificación homogénea, importa más “[el] yo como “identidad”, más que yo como
“ciudadano de”.” (Castells, 2010:142)
Estos procesos demuestran que la capacidad de intervención y de representación del Estado-
nación se ha ido debilitando, pues la globalización ha cambiado el sistema, y ahora el Estado
se articula a través de la red, o el Estado red en palabras de Castells. Esto no quiere decir
que el Estado-nación desaparezca, sino que cambia la forma que tiene para desenvolverse.
En el Estado red, las instituciones estatales del Estado-nación interactúan en redes. Al
transformarse el espacio público –ahora centrado en el espacio de la comunicación– surge
un elemento básico para el funcionamiento efectivo de la democracia a saber, la libertad de
prensa.

Lo que ha ocurrido es que el espacio público, aquel espacio


compartido, está cada vez menos centrado en las instituciones políticas
de la sociedad y cada vez más centrado en los espacios de
comunicación. De ahí que el gran tema en ese espacio de comunicación
depende de un control, no tanto político como tecnológico y
empresarial, de los canales de comunicación, de las redes de
comunicación, porque ahí sí que hay control posible. (2010: 143)

37
9.7. Jóvenes, desconfianza y democracia

Con frecuencia, el gobierno es percibido como


perteneciente a un mundo separado de la gente corriente:
ellos, se dice, no viven en el mundo que nosotros.
Alain Touraine

9.7.1. El concepto de juventud, una visión sociológica de Pierre Bourdieu


Para el sociólogo francés Pierre Bourdieu29, en todas las sociedades la edad es objeto de
lucha entre viejos y jóvenes, puesto que nunca se sabe a qué edad una persona entra en la
vejez, ni dónde empieza la riqueza –paradoja de Pareto30. La división de estos grupos se
debe a la repartición del poder. “Las clasificaciones por edad (y también por sexo, o claro,
por clase…) vienen a ser siempre una forma de imponer límites, de producir un orden en el
cual cada quien debe mantenerse [en su lugar].” (Bourdieu, 2002: 164) Por ello, los
conceptos de vejez o juventud no están dados, sino que son construidos socialmente.
Para Bourdieu, la vejez es una decadencia social, ya que se pierde el poder social. En el
caso de los jóvenes, hay que hacer distinciones, puesto que existen contrastes sociales entre
jóvenes que trabajan y jóvenes que estudian, que determinan su escenario social. Por ello,
para estudiar a este grupo hay que realizar dicha distinción debido a su heterogeneidad.
Bourdieu, analiza a los jóvenes de las clases populares y a aquellos que pertenecen a la
clase dominante31. Estos últimos, se caracterizan por tener atributos de adulto o de viejo,
cuando se encuentran más cerca del poder: “cuando pasamos de los intelectuales gerentes
generales, desaparece todo lo que da un aspecto joven, como el cabello largo, los
pantalones de vaquero, etc.” (2002: 164) Por ello, la edad para Bourdieu “es un dato
biológico socialmente manipulado y manipulable (…) Sólo con un abuso tremendo del
lenguaje se puede colocar bajo el mismo concepto universos sociales que no tienen casi
nada en común.” (2002: 165)

29
Pierre Bourdieu (1930-2002), sociólogo francés. Fue miembro de la Academia Europea de Ciencias y
Artes, Director del Centro de Sociología Europea, Director de la revista Actes de la Recherche en Sciences
Sociales (1975-2002).
30
Vilfredo Pareto (1848-1923), economista italiano, que estudió el fenómeno de la distribución de la riqueza,
donde concluyó que la minoría de la población tiene la mayor parte de la riqueza, mientras que la mayoría de
la población tiene la menor parte de ella.
31
Se refiere a los jóvenes que entran a la Escuela Normal Superior, la Escuela Nacional de Administración, la
Escuela Politécnica.

38
Cuando la educación secundaria se extendió a las clases populares, los jóvenes –de edad
biológica–, que no habían experimentado la adolescencia, encontraron un estatus de “medio
niño-medio adulto”, de ser “ni niño, ni adulto”. Sucede, incluso hoy, que los jóvenes de las
clases populares quieren dejar la escuela para entrar a trabajar cuanto antes y tener dinero.
Este último les entrega seguridad social para mostrarse frente a los otros y ser reconocidos
como “hombres”, pero al mismo tiempo quedan fuera del juego simbólico de la juventud:

Pienso que esta forma simbólica de dejar fuera del juego tiene cierta
importancia, sobre todo porque viene acompañada de uno de los
efectos fundamentales de la escuela, que es la manipulación de las
aspiraciones. Se suele olvidar que la escuela no es sólo un lugar donde
se aprenden cosas, ciencias, técnicas, etcétera, sino también como una
institución que otorga títulos, es decir, derechos, y que con ello confiere
aspiraciones. (Bourdieu, 2002: 167)

Esto produce una discordancia entre las aspiraciones y las posibilidades reales de suplirlas.
Los niños que entran al sistema escolar, siendo la primera generación en sus familias que
tiene acceso a esta institución, esperan que este sistema responda de la misma manera que
lo hacía cuando estaban vetados de enseñanza formal, pero en la época en la que ellos no
pertenecían al sistema, éste no era el mismo. Por tanto, la inflación cambió la “calidad
social”, pues ahora: “Un título que se hace más frecuente se devalúa y pierde aún más su
valor porque se vuelve accesible a gente “que no tiene valor social”.”(Bourdieu, 2002:
168) De esta manera, las aspiraciones de los jóvenes de clases populares se frustran;
mientras que los jóvenes burgueses, al igual que antes, siguen inmersos en su círculo social.
Por ello, Bourdieu indica que “el sistema escolar contribuye a reproducir los privilegios.”
Las aspiraciones de una generación a otra van cambiando; lo que para los padres era un
gran privilegio, para sus hijos es ahora ordinario.

9.7.2. Confianza y legitimidad en contrademocracia


Desde que se habla de democracia, se ha cuestionado su funcionamiento. Históricamente,
se ha visualizado una discordancia sobre aquello que la teoría de la democracia, el ideal, ha
ligado al mecanismo electoral: la legitimidad y la confianza. Estos dos conceptos,
presentados constantemente unidos, en realidad refieren a cuestiones distintas. Se ha
entendido que hay legitimidad por la sola razón de que existe una elección política. De

39
hecho, la legitimidad se produce por la mera existencia del voto, siendo una cualidad
jurídica. La confianza, en cambio, es mucho más compleja; para Pierre Rosanvallon32 es
una “institución invisible”33, ya que cumple, al menos, tres funciones:

En primer lugar, produce una ampliación de la calidad de legitimidad,


agregando a su carácter estrictamente procedimental una dimensión
moral (la integridad en sentido amplio) y una dimensión sustancial (la
preocupación por el bien común). La confianza tiene también un papel
temporal: permite presuponer el carácter de continuidad en el tiempo
de esa legitimidad ampliada. (Rosanvallon, 2007: 23)

La disociación entre legitimidad y confianza ha sido un problema fundamental en la


historia de las democracias. Todo el tiempo se ha buscado mejorar el carácter
procedimental de la primera, –mecanismos de democracia directa y la frecuencia para
votar en las urnas– desatendiendo la segunda.
Rosanvallon busca comprender las manifestaciones de la desconfianza política en un
contexto global que relacione, de forma coherente, las características más profundas de la
misma, proponiendo una comprensión ampliada del funcionamiento de su historia y de las
teorías que han intentado conceptualizarla. Tal como señala el autor, la desconfianza
política, de tipo democrático, es sustancial en las sociedades contemporáneas, ya que
presenta una erosión estructural en el papel de la confianza. En sus palabras; “tres factores,
de orden científico, económico y sociológico, explican respectivamente este advenimiento
de una sociedad de la desconfianza.” (2007: 27)
El primer factor es analizado por Beck34, quien caracteriza a la sociedad actual como un
escenario del riesgo y estructuralmente de desconfianza frente al futuro. El segundo factor,
se expresa en una desconfianza de carácter macroeconómico. Las grandes instituciones
encargadas de la previsión económica han dejado de proponer proyecciones confiables para
el futuro cercano. El tercer y último factor, de carácter sociológico, da cuenta de que las

32
Pierre Rosanvallon, sociólogo francés, Director de Estudios de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias
Sociales (EHESS) de Paris, Director del Centro de Investigaciones Políticas Raymond Aron (CNRS) y
catedrático de Historia Moderna y Contemporánea de la Política en el Collège de France. Fundó La
République des Idées, “taller intelectual” de izquierda que busca ideas y proyectos políticos nuevos para
Francia, donde actualmente es Presidente. Además, es director de La Vie Des Idees [La Vida de las Ideas],
periódico mensual –de La République des Idées–, que busca “la información mensual sobre el intercambio
internacional de ideas” (www.laviedesidees.fr).
33
Tal como lo declara el autor, esta fórmula es atribuible al economista J. Arrow. The limits of organization.
34
Para más información, véase: La Sociedad del Riesgo, Ulrich Beck.

40
bases estructurales de generación de la confianza social se destruyen. Rosanvallon
menciona que: “la falta de desconfianza en el prójimo y la desconfianza hacia los
gobernantes aparecen bastante correlacionadas (…) Así, desconfianza democrática y
desconfianza estructural coinciden y se consolidan.” (2007: 29)
Uno de los aspectos fundamentales en el que se ilustra la desconfianza política, es en la
mutación de la ciudadanía. Esto se relaciona con el crecimiento de la abstención a las urnas,
y las nuevas formas de participación no convencional. De allí, se entiende el aumento de
participación en huelgas o manifestaciones y la firma de petitorios. Esto da cuenta de que
los ciudadanos tienen muchas maneras de expresar su descontento y posicionar sus
demandas, más allá del voto. Ello confirma que caracterizar la erosión de las democracias
de elección, como el incremento de ciudadanos pasivos es sólo un mito. De hecho, las
manifestaciones que testimonian el surgimiento de formas inéditas de reacciones políticas
dan cuenta, más bien, de una contrademocracia.
Si bien, Rosanvallon habla en términos generales de la sociedad civil, esta idea de
contrademocracia calza a la perfección con la manera en que los jóvenes, a nivel mundial,
han comenzado a expresar su descontento, apelando a la formación de una sociedad más
justa y libre.

9.7.3. La apatía de los jóvenes en la política post golpe militar


En 1991, el sociólogo Manuel Antonio Garretón35 realizó un análisis sobre la no
participación de los jóvenes en la política en un momento de transición de una dictadura
militar a un gobierno democrático. Para él, hay tres factores que explican esta “apatía”: el
cambio generacional; los cambios de la cultura política y los cambios de la política a nivel
mundial. Al mismo tiempo, este estudio sirve para proyectar y contrastar lo que sucede con
los jóvenes del siglo XXI.
Una primera aproximación con respecto al estudio, es que los jóvenes pueden ser tratados
como objetos y sujetos de la política. El primer caso, ocurre cuando se hace política, donde
el Estado crea medidas dirigidas hacia ellos, instándolos a integrarse a la sociedad. Por otra
35
Manuel Antonio Garretón (1943), politólogo y sociólogo chileno. En el 2007 ganó el Premio Nacional de
Humanidades y Ciencias Sociales. Es Profesor Titular del Departamento Sociología de la Facultad de
Ciencias Sociales de Universidad de Chile desde 1994, y también enseña en la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano y es Profesor de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional San
Martín en Buenos Aires.

41
parte, los jóvenes son tratados como sujetos clave de la política, es decir, son vistos como
actores protagónicos del proceso histórico, político y sociocultural.
Ahora, para cualquier reflexión en torno a este grupo, hay que hacer distinciones, pues
muchas veces el término juventud se utiliza bajo algún poder para dominar, por lo que
resulta ambigua dicha categoría. Una primera diferenciación surge de la dicotomía
educación-mercado ocupacional (Garretón, 1991: 3); entre aquellos que trabajan y aquellos
que estudian, como se vio anteriormente. Dentro de los que trabajan hay una segunda
clasificación, los explotados y los que quieren ser explotados (no trabajan ni estudian).
Dentro del grupo que estudia hay otra subdivisión, aquellos que se encuentran en el sistema
privilegiado de educación y quienes están en el sistema periférico o marginal (Enseñanza
Básica o Media, Centros de Formación Técnica, etc.). Estas diferenciaciones son
fundamentales al momento de hablar de los jóvenes, pues no todos se encuentran bajo las
mismas condiciones a la hora de enfrentarse al escenario político y de construir sus
imaginarios sociales acerca de la democracia.
En la década de los 60’ y comienzos de los 70’, los partidos políticos de todo el mundo eran
subculturas que abarcaban “todas las esferas de la vida, privada y pública, y también estilos
de lenguaje y sociabilidad. Los partidos eran formas de vida (…)” (Garretón, 1991: 5)
La política era un “factor social articulador”. En ese entonces, el movimiento estudiantil
jugaba dos roles: por un lado, representaba los intereses propios de la clase estudiantil, sus
necesidades y aspiraciones y; al mismo tiempo, buscaba la transformación de la sociedad.
Eran los utópicos que soñaban con transformar el mundo en todas sus esferas. Esta
expresión política de manifestaciones estudiantiles culmina en mayo de 1968 en Francia y,
en Latinoamérica, a partir de la Revolución Cubana, pues: “La acción estudiantil era acción
cultural.” (Garretón, 1991: 10)
Según el autor, se pasó de una generación que vivió la política como una profunda y
compleja instancia de autoafirmación y de integración, a una generación que la considera,
uno de los tantos medios –entre muchos- para integrarse y autoafirmarse. (Garretón, 1991)
Durante la dictadura, surgió la paradoja de que, al mismo tiempo que aumentó el número de
estudiantes en la educación media, hubo una reducción cuantitativa en la educación
universitaria. Por otra parte, los dirigentes universitarios, antes del golpe de Estado, tenían
altas probabilidades de insertarse en la clase política, pero con el régimen militar fueron

42
marginados de la sociedad, por lo que “el estudiante universitario común pasa a tener un
horizonte incierto en el campo laboral o profesional (…)” (Garretón, 1991: 8) Es en este
periodo cuando la juventud deja de identificarse como actor social y comienza a desconfiar
de las instituciones. “La política dejó de ser el vehículo de integración social, canalización,
participación. Y ello (…), se mantiene hasta hoy.” (Garretón, 1991: 9)
Garretón utiliza el término “niallísmo” –“no estoy ni allí”– como la mejor expresión de los
jóvenes para manifestar su relación con la política. “Ella mezcla la necesidad de integración
y el rechazo a la exclusión con el simultáneo rechazo a todos los canales que hoy se
ofrecen.” (Garretón, 1991: 9)
El primer cambio patente de los jóvenes en relación a la política fue en 1990, cuando el
50% de los estudiantes de la Universidad de Chile se abstuvo de votar por el presidente de
la federación, dejando a la mitad de ellos silenciados.

El régimen militar, entonces, trastornó profundamente el sentido y las


formas de la vida y acción política para los jóvenes, (…) se planteaba,
por un lado, modernizaciones y transformaciones que afectaron
radicalmente la inserción estructural de los jóvenes (…) Por otro lado,
se trataba de un régimen autoritario y represivo y la política como
forma de acción colectiva, buscó ser reemplazada por control o
censura u otras formas de represión. (Garretón, 1991: 10)

Si bien, el golpe militar marcó pauta y dirigió el camino de la política a venir, la transición
también dejó huellas. Unos de los reclamos que hace Garretón, es que hasta el momento en
que escribía este análisis no se producían cambios democráticos en las instituciones
estatales y en la Constitución, lo que dificultaba la modernización del país. “Se postergan
así las tareas propias de la sociedad y se las reduce a tareas de política profesional y eso,
evidentemente, afecta a la participación política de los jóvenes y, en general, de la gente.”
(Garretón, 1991: 13)
Y por último, el tercer cambio que identifica Garretón (1991) es en relación a la nueva
cultura política. Como se especificó antes, la política es una acción colectiva orientada a la
transformación o conservación de la sociedad. Ésta tenía tres grandes principios: la lucha
por la igualdad, por la libertad y por la independencia, liberación o emancipación nacional
(anti-imperialismo o anti-colonialismo). El sociólogo lo expresa de esta manera:

43
Pienso que este modelo de política, más allá que nos alegremos o lo
lamentemos, murió como parte de una época. La última expresión de
este modelo, en su manifestación contrarrevolucionaria, fue el régimen
militar: a sangre y fuego un grupo tomó el poder del Estado e intentó
imponer un modelo de sociedad, apelando a la salvación de la
civilización en una versión antitética de los principios que hemos
señalado, pero que sus gestores resumían pervertidamente también en
la idea de libertad. (Garretón, 1991: 14)

Garretón concluye que hay tres cambios importantes que destacar. Por un lado, “desaparece
la aspiración del método revolucionario considerado como un valor en sí mismo” (1991:
15); en segundo lugar, “cada una de las luchas (…) tiende a hacerse cada vez más compleja
y sus resoluciones cada vez más autónomas y técnicas” (1991: 15), lo cual, provoca que
cada lucha da origen a movimientos sociales distintos, y no así, uno fusionado como
ocurría antes; y por último, la juventud ya no percibe en la luchas el sentido de sus vidas.

Si se aterriza el análisis a lo que sucede con los jóvenes de hoy, se encuentran las raíces del
“niallíismo” juvenil, pues la mayoría de los padres de éstos vivieron el proceso descrito y
son quienes transmiten la educación política en sus hogares. Por lo tanto, Chile tiene el
legado cultural de estos tres periodos históricos (pre golpe, golpe y post golpe), y también
el legado de los padres de los jóvenes de hoy, que en aquel tiempo, eran ellos los jóvenes.

9.7.4. Despolitización generacional


A continuación, se abordará el estudio realizado por Sebastián Madrid36 con el objetivo de
comprender la evolución de las generaciones juveniles de Santiago en relación a la política
durante los últimos 40 años37. Para ello, se realizaron tres tipos de comparaciones: los
jóvenes de hoy en relación a los jóvenes de ayer38; los jóvenes de ayer en relación a ellos
mismos como adultos de hoy; y los jóvenes en relación al total de quienes tienen derecho a
voto en distintos períodos. Las variables utilizadas para la comparación de estos grupos
son: la inscripción en los registros electorales; el grado de interés en la política; las

36
Sebastián Madrid es investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO– de
Chile, y es autor del estudio a analizar: “¿Políticos de ayer, apáticos de hoy? Generaciones, juventud y
política en Chile”.
37
Se analizaron 17 encuestas de opinión pública entre los años 1958 a 2003; el primer período de 1958 a 1973
se utilizaron las encuestas de Eduardo Hamuy y el período de 1986 a 2003, las Encuestas FLACSO-Chile.

44
ideologías sobre la base de identificación con algún eje político: izquierda-derecha; y la
cercanía con algún partido político.
El primer momento histórico que compete al análisis, se caracteriza por el rol del Estado
benefactor, el cual abarca de 1958 a 1973, donde el Estado tenía una orientación social,
buscando construir un mundo más igualitario y justo, el cual fue promovido,
principalmente, por los gobiernos radicales. Es el momento de los grandes relatos, las
convulsiones y las confrontaciones. Como hitos para recordar están: la expansión del voto,
la nacionalización del cobre, la Reforma Agraria y Universitaria. En este momento
histórico se polarizan las posiciones políticas e ideológicas, como ocurre también en casi
todos los países de Latinoamérica. Esta época finaliza con el Golpe de Estado en 1973.
El segundo momento histórico estudiado abarca de 1989 a 1991, desde el final de la
dictadura hasta el comienzo de la democracia. En este período no hay Parlamento, los
Tribunales de Justicia son pasivos frente a las violaciones a los derechos humanos, los
partidos políticos están prohibidos y la Constitución que rige al país fue elaborada en 1980
bajo el régimen militar (Madrid, 2004). Por otra parte, Chile está pasando por una crisis
económica potente, producto de la instauración del sistema neoliberal, por lo que la gente
empieza a manifestarse en las calles. Hay elevadas tasas de desempleo y un 50% de la
población se encuentra bajo la línea de la pobreza. Hay miedo, pero también está presente
la posibilidad de un cambio. Se vota un plebiscito y gana la opción “No” a la continuidad
del gobierno de Pinochet; hay elecciones presidenciales y Parlamentarias; y comienza la
transición hacia la democracia con el gobierno de Patricio Aylwin.
El tercer y último momento histórico estudiado va de 1991 a 2003, es decir desde los
primeros años de Patricio Aylwin como Presidente y los primeros años del tercer gobierno
de la Concertación. Chile pasa por una época de crecimiento económico. La democracia se
retoma bajo el contexto de una economía neoliberal, pero con algunas medidas de
protección social. A finales de los 90, se reduce la pobreza, aumenta el empleo, por lo
mismo, las personas tienen mayor poder adquisitivo, aumentando el consumo y el
endeudamiento. Hay tres acontecimientos destacables: la Crisis Asiática de 1999, que
disminuye el ritmo de crecimiento económico, la detención de Pinochet en Londres y el
surgimiento de liderazgos populistas conservadores. (Madrid, 2004)
A modo general, se puede decir que en el primer nivel, los jóvenes de hoy son más apáticos

45
que los jóvenes de ayer. En las cuatro variables, hay una proporción mayor de los jóvenes
de los 90’ y principios del 2000, que están desvinculados de la política en relación a los
jóvenes de principio y finales de los 60’. En el segundo nivel, se sostiene que los adultos de
hoy son más apáticos que en su juventud y, en el tercer nivel, el comportamiento de los
jóvenes y, en general, de aquellos que tienen derecho a voto, ha sido similar.
Los resultados demuestran que la desvinculación hacia la política está ampliamente
influenciada por contextos históricos determinados y, al mismo tiempo, la disposición hacia
la política es similar entre los jóvenes, las distintas generaciones estudiadas y aquellos que
tienen derecho a voto. Por esto, la desvinculación hacia la política no es exclusiva de la
juventud, sino que es un fenómeno generalizado en la sociedad chilena, el cual se produjo
en dictadura y se radicalizó con la vuelta a la democracia. La diferencia se encuentra en el
momento histórico que esta desvinculación se produce, pues para las generaciones del 61’ y
del 69’ fue en dictadura, para el resto de los jóvenes, ocurrió en democracia.
Otro resultado importante es que la variable de la inscripción en los registros electorales no
resulta útil para interpretar la desvinculación hacia la política, puesto que en Chile no existe
la posibilidad de des-inscribirse para quienes ya están inscritos. Esto se complementa con la
cantidad de votos nulos, blancos y abstenciones en cada elección. Madrid (2004), deduce
que los jóvenes de ayer, que eran “políticos”, representaban a una minoría y, muchos de
ellos, con los años, cambiaron su situación pasando al grupo de los apáticos.
Durante los últimos catorce años surge un conjunto de factores que no se debe dejar de
lado. En primer lugar, la estabilidad y el crecimiento económico lograron mejorar las
condiciones de vida de las personas. En segundo, la aplicación del sistema electoral
parlamentario, que obliga a tener un sistema de partidos, tiende a conformarse en dos
grandes bloques, por lo que excluye a quienes no se sienten representados por ellos. Por
otra parte, están las “fracturas” del sistema político actual, que se expresan en la
desigualdad ante la ley, la acción de los poderes fácticos y los enclaves autoritarios. Y, en
tercer lugar:

(…) se produce una creciente mediatización de la política (donde los


distintos medios de comunicación y tecnologías de la información se
han transformado en el “nuevo espacio público”), que se ha traducido
no solo en un distanciamiento físico de la política –donde ya casi no
existen puntos de encuentro de carácter colectivos-, sino que también
en un distanciamiento discursivo (pasándose de una lógica narrativa a

46
una de la imagen). (Madrid, 2004: 20)

Los factores descritos representan notables desincentivos a la vinculación formal con la


política. Pese a esto, los datos analizados señalan que las generaciones estudiadas (jóvenes
y adultos de hoy) y aquellos que tienen derecho a voto, en distintos momentos contextuales
tienen una capacidad de “posicionamiento político”. Esta capacidad tiene una tendencia a la
vinculación con la política de carácter discursivo más que práctico. Esto implica un cambio
en las lógicas de acción.

La acción política ha disminuido su alcance espacial encontrando


mayores significaciones en el espacio local (cotidiano) más que en los
espacios generales (abstractos). De esta forma, en el espacio
macrosocial interviene –predominantemente– el posicionamiento
discursivo frente a la política, mientras que la praxis política se
traslada al espacio micro social. Este movimiento también se ve
facilitado por un proceso de individualización como por la pérdida de
confianza en las autoridades e instituciones de carácter político.
(Madrid, 2004: 20)

En Chile, según Madrid, la inscripción voluntaria y el voto obligatorio no incentiva a la


participación formal en las urnas. El sistema de inscripción actual es perverso, puesto que la
clase política planifica y dirige sus estrategias comunicacionales hacia sólo un segmento,
los inscritos que votan. Por lo tanto, no incentiva la competencia por nuevos electores, sino
que promueve la competencia entre los electores ya inscritos.

(…) De esta forma, se adhiere un giro en el sistema de inscripción y de


elección hacia la inscripción automática y el voto voluntario. Este giro
presenta grandes ventajas para capitalizar el “posicionamiento
discursivo” (…) Este giro obligaría a la clase política a orientar sus
discursos y prácticas no sólo hacia los inscritos sino que a todos
quienes tengan derecho a votar; es decir, en cada elección tendrían que
salir a seducir a los potenciales votantes pues en cada elección se
enfrentarían a un contexto cambiante e imprevisto. (Madrid, 2004: 21)

Un giro de este tipo, traería como consecuencia una mayor participación en los procesos
eleccionarios, estimulando la acción de votar; no sólo por parte de los jóvenes, sino
también de aquellos que no se sienten representados con los discursos y las prácticas
políticas actuales. (Madrid, 2004)

47
9.8. Imaginarios sociales: los constructores de la realidad

Para el cristal sólo existe el mundo real.


Para el animal existe también el mundo imaginario.
Para el ser humano existen también mundos simbólicos.
Jesús Ibáñez

Los imaginarios sociales son construcciones intelectuales que sirven para explicar la
realidad. Para el canadiense Charles Taylor39 son “el modo en que [las personas] imaginan
su existencia social, el tipo de relaciones que mantienen unas con otras, el tipo de cosas que
ocurren entre ellas, las expectativas que se cumplen habitualmente y las imágenes e ideas
normativas más profundas que subyacen a estas expectativas.” (2006: 37)
Las justificaciones por las que Taylor elige el término imaginario social, en vez de teoría
social, se deben a tres razones: imaginario, porque los sujetos “imaginan” su entorno social
a través de imágenes, historias y leyendas. Dicho imaginario es compartido por grupos de
personas o la sociedad misma; y, finalmente, al ser colectivo evidencia un sentimiento de
legitimidad.
Por otro parte, el español Juan Luis Pintos40 y Fermín Galindo Arranz41 postulan que tales
imaginarios son: “esquemas construidos socialmente, que nos permiten percibir algo como
real, explicarlo e intervenir operativamente en lo que cada sistema social considere como
realidad”. (Pintos y Galindo 2003: 111) Son difíciles de visualizar, ya que “nunca están ahí,
disponibles, patentes, observables, sino que forman parte de los supuestos, aquello
<<natural>> (o <<naturalizado>>) que se supone como existente y cuya realidad no se
cuestiona.” (2003: 111)
Ya no existe, una única entidad –teológica o filosófica– que defina la realidad. Ocurre que,
en las sociedades policontexturales, hay una pugna por el poder que se da, principalmente,
entre el Estado y los medios de comunicación, pero que también incluyen entidades
eclesiásticas –de cualquier religión- y académicas. Todos éstos tienen poder y logran
definir como “real” determinados aspectos y recibir la confianza reductora de la

39
Charles Taylor, filósofo canadiense formado en Oxford. Es profesor de Derecho y Filosofía en la
Universidad Northwestern. Es Profesor Emérito de Ciencia Política y Filosofía en la Universidad McGill. Fue
profesor de Teoría Política y Social en la Universidad de Oxford.
40
Juan Luís Pintos es doctor en Filosofía y Letras, creador y coordinador de GCEIS –Grupo Compostela de
Estudios sobre Imaginarios Sociales.
41
Fermín Galindo Arranz es periodista y doctor en Ciencias de la Información.

48
complejidad de su respectivo público. De esta manera se logran los imaginarios sociales,
pues son: “Los mecanismos (o dispositivos) de construcción de esa relación de confianza y
por tanto de aceptación de algo como real.” (Pintos y Galindo 2003: 112)
“[Los imaginarios sociales] son aquellos esquemas, construidos socialmente, que nos
permiten percibir algo como real, explicarlo e intervenir operativamente en lo que cada
sistema social considere como realidad42.” (Pintos y Galindo 2003: 112) Para entenderlo,
estos autores postulan que hay que hacer una analogía con los anteojos, ya que al usarlos,
las personas distinguen entre relevancia y opacidad, pues “nos permiten percibir a
condición de que ellos –como los lentes– no sean percibidos en la realización del acto de
visión.” (2003: 112)
La tendencia teórica del funcionalismo de Niklas Luhmann43, ayuda a la interpretación de
los imaginarios sociales, puesto que “sustituye el principio de la identidad por el de la
diferencia” (2003: 113) El imaginario social se define a medida que se diferencia de otros
imaginarios sociales44.
En la observación de los imaginarios sociales, la realidad construida “genera un plano (o
dimensión) de conocimiento que siempre supone que otro permanece oculto.” (Pintos y
Galindo 2003: 114-115) Los materiales con los que trabajan Pintos y Galindo para analizar
los imaginarios sociales son los contenidos comunicativos actuales, esto es: periódicos,
revistas, radios, canales de televisión, películas, música, poesía, novelas, cómics, sitios de
internet, publicidad. “Entre todos ellos se desarrolla la comunicación política y se generan
las relevancias que construyen nuestras referencias y que evitan contarnos opacidades.”
(2003: 116)
Para clarificar el concepto de “imaginario social”, los autores sugieren diferenciarlo de
otros términos que se utilizan en la sociología de la cultura. A su entender, los imaginarios

42
Esta definición está en Cfr. Pintos, J.L. <<Construyendo realidad(es): Los imaginarios Sociales>> en la
revista argentina de la Universidad J. F Kennedy Realidad, n.°1, 2001, pp. 7-24.
43
Para más información, véase: la selección de textos realizada por García Blanco, J. M y Beriain, J.
Luhmann, N. Complejidad y Modernidad. De la unidad a la diferencia. Madrid, Trotta, 1998.
44
Luhmann, La Ciencia de la Sociedad. “(…) observar es, como repetimos siempre, generar un diferencia con
la ayuda de una distinción, que de afuera de ella lo no distinguible. En el medio verdad el sistema
comunicativo sociedad constituye el mundo como una totalidad, que incluye todo lo que es observable y hasta
el observador mismo. Con ese objetivo se establece en el mundo un sistema de observación que se observa a
sí mismo, que tiene disponibilidad sobre el valor reflexivo de la no-verdad y de ese modo puede marcar algo
cuyo correlato no puede ser atribuido al mundo (…) Pues el observar no es otra cosa que un señalar
diferenciante”. Citado en “Comunicación Política e Imaginarios Sociales”.

49
proceden de una transformación de las ideologías “por la pérdida de su función de
legitimación de la dominación al volverse opaco lo que anteriormente aparecía como
plausible y verosímil.” (Pintos y Galindo 2003: 117)
El imaginario siempre se refiere a una realidad o irrealidad, surgiendo a través de la
dicotomía entre relevancia y opacidad: “un imaginario nos permite percibir algo como real
en el contexto de nuestra experiencia cotidiana, de ahí su definitiva relevancia política para
mantener el estado presente de dominación o para tratar de transformarlo.” (Pintos y
Galindo 2003: 117) Esta distinción se realiza a través del discurso retórico, que hoy se
refleja en la publicidad.

(…) el entorno de los imaginarios sociales son los universos


simbólicos en cuanto a constructores de la legitimidad social,
mientras que el instrumento básico mediante el que los imaginarios
construyen algo como real es el de la percepción diseñada desde una
focalidad determinada que permite dejar <<fuera de campo>>
determinados fenómenos y volver relevantes otros. El proceso básico
que desencadenan los imaginarios es, por tanto, el volver plausibles
determinados enfoques de la cuestión, generar la plausibilidad de las
perspectivas en juego. (Pintos y Galindo 2003: 117)

La plausibilidad produce efectos positivos y negativos. Por el lado positivo, los imaginarios
proporcionan referencias interpretativas que permiten a las personas ubicarse socialmente;
y como lado negativo, están los efectos de trivialización, desde donde podrían producirse
simulacros, que conllevarían al nihilismo. Para finalizar, los imaginarios nunca están
presentes, disponibles, patentes, pues forman parte de los supuestos, “aquello <<natural>>
(o <<naturalizado>>) que se supone como existente pero cuya existencia no se cuestiona.”
(Pintos y Galindo 2003: 118)

50
10. DISEÑO METODOLÓGICO

La investigación contempló dos partes, una fase cualitativa y otra cuantitativa. Para la
realización de la primera se constituyó un grupo de discusión adoptando la metodología de
Jesús Ibáñez, y la técnica del análisis del discurso desde la antropología social de María
Isabel Jociles, para abordar los imaginarios, simbologías y metáforas en torno a la
democracia.
Esta fase metodológica permitió clasificar y analizar los discursos de los jóvenes en
relación a la democracia. Además de levantar los significados que los jóvenes le atribuyen a
las prácticas políticas que se realizan en el espacio público y de las cuales son partícipes, y
conjuntamentecaracterizar a los nuevos medios de comunicación (redes sociales) como
espacios de manifestación pública de opiniones. De todas formas, este último objetivo fue
desarrollado también por la segunda fase metodológica.
El grupo de discusión45 es una técnica cualitativa desarrollada por Jesús Ibáñez,
donde la conversación es la base del análisis, ya que produce la relación simétrica entre los
integrantes: “(…) el receptor retorna como emisor: rotan emisor y receptor, vencedor –el
que habla– y vencido –el que escucha–.” (Ibáñez, 1991: 94). En la conversación se
producen procesos de diferenciación y de identificación. Por tanto, se producen jerarquías,
alineación y disfunciones en la comunicación.
El grupo de discusión simula ser una microsociedad, donde: “Las informaciones se
producen mediante juegos de lenguaje de tipo “conversación”: un juego de información
abierto, pues el que responde puede cuestionar la pregunta y hacer otras preguntas, cada
interlocución abre espacios a los otros interlocutores”. (Ibáñez, 1991: 102)
Para estudiar el grupo de discusión de Jesús Ibáñez, la española María Isabel Jociles
Rubio46 propone utilizar la herramienta del análisis del discurso desde un enfoque basado
en la antropología social. Para ello, propone desarrollar el estudio bajo tres niveles de
análisis; el nivel nuclear, analiza las propiedades internas del discurso; el nivel autónomo,
analiza las propiedades internas del discurso en relación a las propiedades de quienes lo
pronuncian y de quienes lo reciben; y por último, el nivel sýnnomo, el cual relaciona los
45
Cabe señalar que, grupo de discusión no es lo mismo que focus group. Éste último pertenece a la corriente
norteamericana con enfoque en la investigación de mercado. El grupo de discusión pertenece a la corriente
europea, y es desarrollado por el español Jesús Ibáñez, con un enfoque netamente académico.
46
Doctora en sociología. Profesora Titular de Antropología Social en la Universidad Complutense de
Madrid.

51
dos anteriores con el contexto sociocultural del que forman parte.
Los elementos nucleares que se hallan en el primer nivel son las estructuras de
verosimilitud, es decir, aquellos componentes que hacen aparecer como verdadero y
coherente el discurso. Por tanto, la tarea del investigador no es dilucidar si lo expuesto es
verdadero o falso sino, más bien, su trabajo consiste en fijarse en la manera en que el
discurso intenta aparecer como verosímil. Para ello, Ibáñez propone cuatro formas de
verosimilitud donde el discurso intenta simular su verdad.
La verosimilitud referencial se encuentra en las relaciones que tiene el discurso con el
mundo. Según Jociles, “el discurso clasifica, ordena, da coherencia y estructura a las cosas
del mundo (…) constituyendo modelos conceptuales”47 (Jociles, 2000). Si bien, los
modelos conceptuales son formas en que se concibe la realidad –ya que clasifican y
organizan a nivel cognitivo–, al mismo tiempo son modelos de percepción, de valoración y
de acción. Este tipo se manifiesta a través de las metáforas ilustrativas y las metáforas
estructurales. Las primeras son patentes, mientras que las segundas son latentes; están al
margen de la argumentación. “Se piensa en ella, se describe y se ejecuta en términos
metafóricos.”
La verosimilitud lógica busca persuadir a través del razonamiento y la argumentación: “es
la amputación de la facultad de razonar de los individuos, atándolos a la tesis propuesta por
el discurso”. Se manifiesta a través del tipo de argumento utilizado48.
La verosimilitud poética estudia los tropos o las figuras literarias, buscando conmover a
través de la emoción, por eso, el discurso se encuentra en una posición mito-poiética. Este
tipo busca detectar los tropos que se emplean, además de “analizar qué modificaciones de
significado introducen esos tropos o figuras literarias, es decir, qué cambios de significado
ocasionan los juegos con los significantes” (Jociles, 2000).
Por último, la verosimilitud tópica apela a lugares comunes, a clichés que todos aceptan y
sienten apego para producir la eficacia en el discurso: “esas invocaciones tienen la virtud de
producir el efecto de sociedad de consenso, el efecto de que todos –hablantes y receptores–

47
A continuación, todas las citas expuestas son extraídas de “El análisis del discurso: de cómo utilizar desde
la antropología social la propuesta analítica de Jesús Ibáñez”, en Revista Ateneo de Antropología.
En: http://es.scribd.com/doc/7061402/Jociles-MI-El-Analisis-de-Discurso. La no referencia a la página se
debe a que al descargar el documento, el texto pierde el formato complicando el modo de citar correctamente.
48
Los argumentos nombrados por Jociles son: Confrontación entre enunciados, argumentos de reciprocidad,
argumentos de comparación y argumentos por relaciones de contigüidad entre fenómenos.

52
compartimos las mismas y tenemos los mismo anhelos.” (Jociles, 2000) En este tipo se
busca poner de manifiesto a qué tópicos, valores y símbolos apela el discurso; y al mismo
tiempo analiza de qué manera las otras formas de verosimilitud consiguen vincularse con
esos tópicos y configuraciones simbólicas.
Por su parte, el nivel autónomo, busca pluralizar y descomponer en partes el material
discursivo –que en sí contiene una diversidad de textos y discursos, cada uno con su propia
forma de producir verosimilitud–. Cada una de estas partes debe ser homogénea y
heterogénea en relación a las demás. El material puede descomponerse según edad, etnia,
grupo social, género y ethos49. El proceso de descomposición tiene dos caminos:
tipologizarlos según criterios internos del discurso (metáforas o argumentos) y luego ver
los sectores poblacionales correspondientes a cada tipo. La segunda opción consiste en
agrupar bajo un mismo tipo los discursos pluralizados según un criterio externo (clase
social, género, edad, etc.)
Finalmente, el nivel sýnnomo une la totalidad del universo discursivo. Funciona en dos
formas: por una parte, “las situaciones concretas en que se producen los discursos
analizados (…) son concebidas como un reflejo, a nivel microsocial, de lo que sucede a
nivel macrosocial”. Entonces, el nivel sýnnomo interrelaciona esos momentos con el
proceso social global que actúa sobre ellos. Y, por otra parte, cada discurso es analizado en
sus relaciones con los otros discursos:

“y, con ello, se recoge –esta vez– el aspecto dinámico de la vida social,
la idea de que los discursos se constituyen en sus interrelaciones
dialécticas con otros discursos, la idea de que su estructura y su
contenido (en suma, sus elementos concretos de verosimilitud) no se
van conformando de manera autónoma, de manera aislada, sino
teniendo en cuenta lo enunciado por otros discursos a los cuales se
enfrenta o con los cuales se quiere alinear”. (Jociles, 2000)

Una vez terminada la fase cualitativa, se realizó análisis bivariado de datos con el
programa estadístico SPSS, de la encuesta de uso público “Participación Social de Jóvenes”
realizada por la Escuela de Periodismo UDP & Feedback Comunicaciones el año 2011.
Esta fase metodológica, permitió responder al objetivo de describir las percepciones que

49
“El ethos de un pueblo es el tono, el carácter y la calidad de su vida, su estilo moral y estético, la
disposición de su ánimo: se trata de la actitud subyacente que un pueblo tiene ante sí mismo y ante el mundo
que la vida refleja”. Geertz, Clifford (2001). La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa. p.118

53
tienen los jóvenes sobre el sistema político, en base a los mismos tópicos utilizados en la
fase cualitativa.

10.1. Diseño Muestral

La primera fase, de enfoque cualitativo, se desarrolló mediante la técnica de recolección de


datos del grupo de discusión. La unidad de análisis fueron los jóvenes que cursan los dos
últimos años de su carrera de la Región Metropolitana de Santiago de Chile.

10.1.1. Grupo de discusión

La muestra seleccionada para el grupo de discusión, se compuso de seis integrantes, según


muestra estructural, es decir, según la posición y función que tienen en el escenario social,
para los efectos de la investigación. De acuerdo a ello, la muestra se especifica en las
siguientes tipologías:

! Líder político activo de derecha " M. Ángel.


! Líder político activo de izquierda, no pertenece a ningún partido político " Felipe
! Inscrito, pero sin actividad política institucionalizada " Álvaro
! No inscrito, pero con actividad política institucionalizada " María José
! Representante de una minoría sexual " Samuel
! Anarquista " Miguel

Los temas propuestos por el prescriptor fueron los siguientes:

! Participación política
! Concepto de democracia
! Representación política
! Redes sociales y democracia (nuevos espacio de opinión pública)
! Movimientos sociales
! Expectativas sobre la democracia

54
10.1.2. Encuesta de Participación y Jóvenes

La unidad de análisis de la encuesta de “Participación y Jóvenes” realizada por la Escuela


de Periodismo UDP & Feedback Comunicaciones el año 2011, contó con una muestra total
de . Para el análisis de datos desarrollado en esta investigación, se analizó la base de datos,
considerando sólo a los jóvenes, es decir, a las personas entre 18 y 29 años. De acuerdo a
ello, la muestra considerada fue de… Cabe destacar, que se analizó con la base ponderada,
según los requerimientos técnicos precisados.

Los temas tratados en el análisis de la encuesta fueron exactamente los mismos que se
propusieron en el grupo de discusión.

10.2. Dimensiones del análisis de discurso

10.2.1. Dimensión discursiva del imaginario democrático de los jóvenes

Al utilizar el modelo de María Isabel Jociles Rubio, a la hora analizar los discursos
surgidos de los grupos de discusión, se tomarán en consideración un gran número de
aspectos de dichos materiales: sus estructuras elementales (tanto manifiestas como
latentes), los argumentos que se esgrimen, los símbolos y valores a los que se apela.

Lo anterior, ya que es una propuesta analítica de carácter holístico, pues no olvida


encaminar la mirada hacia la relación del discurso con el contexto en el que se produce.

La propuesta de Jociles es especialmente adecuada para el análisis de la eficacia simbólica


de la dimensión discursiva, ya que permite establecer la relación entre las propiedades
internas del discurso, las propiedades de quien lo pronuncia y las propiedades del contexto
en que es pronunciado. De ahí que el imaginario de los jóvenes frente a la democracia deba
ser estudiado no sólo desde su extensión cuantitativa, sino principalmente desde su
intención cualitativa.

55
10.2.2. Dimensión social de la producción de sentido

50
Para Ibáñez “…si las técnicas cuantitativas investigan el sentido producido, los hechos, la
técnica del grupo de discusión investiga el proceso de producción de sentido, que no es más
que la reproducción de la unidad social de sentido…”. De ahí que utilicemos esta técnica a
la hora de levantar las voces de los jóvenes respecto del imaginario de la democracia, ya
que permite adentrarnos a dichas voces desde una dimensión profunda, centrada en los
aspectos generativos del lenguaje, así como la encuesta atiende a los aspectos fenomenales
del mismo.

50
Ibáñez, J. (2003). Más allá de la sociología. El grupo de discusión: Teoría y Crítica. Madrid: Siglo XXI.
P.17.

56
11. ANÁLISIS DE DATOS

11.1. Protocolo analítico encuesta “Participación y Jóvenes”


11.1.1. Participación política

Según la encuesta Participación Social de Jóvenes realizada por la Escuela de Periodismo


UDP & Feedback Comunicaciones de este año, resulta evidente la desafección hacia la
política por parte de los jóvenes que se encuentran entre los 18 y 29 años, ya que sólo un
24% de ellos, están inscritos en los Registros electorales, en relación al 79% representado
por personas de 30 años y más, como lo índica el gráfico N° 1.

76% 79% 2

ESTÁ INSCRITO 36%


NO ESTÁ INSCRITO

18-29 AÑOS 30+ AÑOS 18-19 20-24 25-29

Por otra parte, la inscripción de los jóvenes aumenta a medida que incrementa la edad. De
manera que, aquellos que se encuentran entre los 18 y 19 años, tienen el menor porcentaje
de inscripción, en relación a aquellos que están entre los 25 y 29 años, que cuentan con un
36% de participación (gráfico N°2). Esta cifra se encuentra muy por debajo de la población,
biológicamente es considerada como adulta, cuya participación alcanza el 79% (gráfico N°
1).
Resulta oportuno mencionar que en un escenario futuro, la participación para sufragar
podría incrementarse, ya que el 36% de los jóvenes que no están inscritos, estarían
dispuestos a votar en las próximas elecciones (gráfico N°3).

84%
45%
29% ESTÁ INSCRITO
6% 3% 7% 3%10% 2% 7%
NO ESTÁ INSCRITO

NO ESTÁ DISPUESTO 2 3 4 ESTÁ TOTALMENTE DISPUESTO

La última afirmación se complementa con que el 9% de los jóvenes inscritos, quienes no


estarían dispuestos a votar en una elección futura. Esto determina un escenario, donde
aumentaría la participación juvenil en las próximas elecciones.

57
Una de las variables que permite dar explicaciones respecto al escenario descrito de apatía
juvenil, es el sistema de votación con el que se efectúan las elecciones en Chile. Cabe
precisar, que las personas inscritas en los Registros electorales tienen la obligación de votar
en toda las elecciones que se efectúen. En relación a esto, el gráfico N° 4 señala que sólo el
18% de los jóvenes inscritos comparten la forma actual de participación, más bien el 47%
prefiere que se adopte un sistema de inscripción automático y voto voluntario. A su vez, el
41% de aquellos que no están inscritos, se inclina por la opción de adoptar un sistema de
inscripción y voto voluntario. Esto da cuenta, que el grupo apático, en términos de
participación política formal, mantendría el actual procedimiento de inscripción voluntaria,
pero flexibilizando la elección de votar, lo que podría reducir aún más la cantidad de
personas que acuden a las urnas. Ello se hace visible en el gráfico N°4.

47% 41%
34%
18% 16% 25%
10% 7% 3%
0% ESTÁ INSCRITO

NO ESTÁ INSCRITO
QUE SE MANTENGA EL QUE SE ADOPTE UN QUE SE ADOPTE UN QUE SE ADOPTE UN NS-NR
ACTUAL SISTEMA DE SISTEMA CON SISTEMA CON SISTEMA CON
INSCRIPCIÓN INSCRIPCIÓN INSCRIPCIÓN INSCRIPCIÓN
VOLUNTARIA AUTOMÁTICA Y VOTO V AUTOMÁTICA Y VOTO O VOLUNTARIA Y VOTO V

En términos generales, se tiende a pensar que los jóvenes que no están inscritos en los
Registros electorales, encuentran otras formas de participación. Sin embargo, la tendencia
da cuenta de una conclusión ineludiblemente contraria, ya que los jóvenes inscritos
participan más en manifestaciones en la vía pública, con un 43%, frente a un 28% de los no
inscritos (Gráfico N°5). Por otra parte, los primeros también se involucran más en la
promoción de los derechos de homosexuales, con un 23%, frente a un 14% de los otros
(Gráfico N°6).

72% 77% 86%


57%
43%
28% 23% 14% ESTÁ INSCRITO

NO ESTÁ INSCRITO
SÍ NO SÍ NO

58
11.1.2. Movimientos Sociales

En el escenario político chileno, la acción del movimiento social cuenta con una alta
aprobación ciudadana; sin embargo, la aceptación de la juventud hacia éste, no varía según
la inscripción política. De hecho, el porcentaje de jóvenes inscritos que apoyan las
manifestaciones realizadas por los estudiantes, alcanza el 86%, cifra prácticamente idéntica
al 85% de aquellos no inscritos. Ello se ve representado en el gráfico N°7.

71%
56%
ESTÁ INSCRITO
44%
29%
NO ESTÁ INSCRITO

DE ACUERDO EN DESACUERDO SÍ NO

Por ello, los jóvenes inscritos participan más que los no inscritos, tanto en la votación
formal, como en otras formas de participación. De hecho, el 44% de los primeros, participó
en alguna marcha o manifestación pública a diferencia de los segundos que lo hicieron en
un 29%, como se visualiza en el gráfico N°8.
En este punto, resulta oportuno dilucidar, si los jóvenes no inscritos tienen un espacio
distintivo donde emitan su opinión sobre los temas públicos, y en particular sobre las
manifestaciones de los estudiantes dada su contingencia.

11.1.3. Nuevos espacios de opinión pública

Producto del nuevo escenario comunicacional, vinculado a las tecnologías asociadas a


internet donde se destacan las redes sociales como Facebook, Twitter y Blogs, entre otros;
resulta necesario conocer si los jóvenes no inscritos en los registros electorales, utilizan más
que los inscritos las nuevas herramientas comunicacionales para informarse o participar
indirectamente del movimiento.
Se puede afirmar que no hay diferencias respecto del porcentaje de jóvenes que se han
informado por televisión sobre el movimiento estudiantil, en relación a la inscripción
electoral. Los inscritos alcanzan el 96%, frente a un 95% de los no inscritos. No obstante,
los jóvenes inscritos contemplan una mayor representación en informarse a través de sitios

59
de noticias en internet (Gráfico N°9), además de haberse vinculado a un grupo en Facebook
sobre el movimiento estudiantil, como se aprecia en el gráfico N°10.

10
47% 36% 53% 64%
ESTÁ INSCRITO

NO ESTÁ INSCRITO

SÍ NO SÍ NO

Los datos dan cuenta que, de los jóvenes inscritos, el 76% se informó sobre el conflicto
estudiantil mediante sitios de noticias por internet, frente a un 63% de los no inscritos. A su
vez, el 47% de los primeros se vinculó a grupos en Facebook sobre el movimiento, frente a
un 36% de los segundos. Esto confirma aún más la tesis planteada sobre la dicotomía entre
participación y no participación en las distintas formas en que ésta puede expresarse.
Quienes participan formalmente en la política, se posicionan en mayor medida en otras
formas de participación, respecto de quienes no están inscritos en los registros electorales.
Un ejemplo conclusivo de ello, se representa en el gráfico N°11, donde se distribuyen las
respuestas sobre si los jóvenes difundieron o intercambiaron información, a través de las
redes sociales sobre el conflicto estudiantil. La representación de quienes participan en las
elecciones políticas, es levemente superior con un 53%, respecto de quienes no participan,
que alcanza un 43%.

11
53% 43% 47% 57%
ESTÁ INSCRITO

NO ESTÁ INSCRITO
SÍ NO

11.1.4. Representación Política

Una de las grandes interrogantes que emerge –dada la contingencia actual y considerando
los datos entregados sobre la apatía de los jóvenes–, es la confianza que tiene este grupo
etario en las autoridades políticas.
De acuerdo a lo anterior, resulta plausible considerar los indicadores sobre la confianza que
tienen los jóvenes en diversas autoridades políticas. Respecto de ello, se puede destacar que
no existen grandes diferencias entre aquellos que están inscritos en los registros electorales
y los que no. En términos generales, las evaluaciones sobre la confianza son negativas,

60
como se evidencia en los gráficos N°12 (Presidente de la República), N°13 (Ministros de
gobierno) y N°14 (Parlamentarios).

12 13 14
57%
36%
5% 1%
NADA POCA BASTANTE MUCHA NADA POCA BASTANTE MUCHA NADA POCA BASTANTE MUCHA

Los indicadores de confianza son bastante preocupantes, y dan cuenta que los jóvenes no se
sienten representados por las autoridades. De hecho, al unificar las categorías “nada” y
“poca” confianza, el Presidente de la República, Sebastián Piñera alcanza un 85% de
desconfianza; los ministros del gobierno, un 88%, y los parlamentarios un 93%. De todas
formas, estas percepciones varían según tendencia política, ya que los jóvenes que declaran
una preferencia política de derecha, presentan un grado de confianza hacia el Presidente de
la República del 66% al unificar las categorías “bastante” y “mucha” confianza; por el
contrario, los jóvenes con tendencia política de izquierda, alcanzan un 97% de
desconfianza. Esto se visualiza en el gráfico N°15.

15 16
69% 64% 45%
48% 41% 49% IZQUIERDA 43% 40% 44%
28% 26% 17% 34% 7%
CENTRO 10% 1%
9% 9% 1% 9%
3% DERECHA 2% 0%
0%
NADA POCA BASTANTE MUCHA NADA POCA BASTANTE MUCHA

Lo contraproducente, es que los jóvenes con tendencia de derecha, solamente confían en el


Presidente de la República (66%), ya que, como se visualiza en el gráfico N°16, el grado de
desconfianza que tienen hacia los ministros del gobierno (49%), es prácticamente idéntico a
la confianza (51%). Esto da cuenta que, para el caso de los jóvenes, la figura del Presidente
de la República se posiciona de forma independiente al resto del poder ejecutivo.

61
11.2. Protocolo analítico grupo discusión
11.2.1. Nivel nuclear
Luego de aplicar el modelo de análisis de discurso a las voces surgidas del grupo de
discusión, se concluye que el sujeto social, M. Ángel, perteneciente a la derecha, evidencia
un discurso que usa eminentemente la verosimilitud referencial.
El hablante busca demostrar una creación de mundo que se vincula estrechamente con la
ideología de Renovación Nacional. Dentro de los valores fundamentales del partido se
encuentra la familia, pues: “es el núcleo básico de la sociedad, debe ser respetada y
fortalecida51”. Además, promueve la economía social de mercado, con el fin de entregar
trabajos a la mayor cantidad de personas. Militar en este partido, significa representar una
derecha que se quiere desembarazar de la imagen del pasado vinculada con el régimen
militar, pues: “consecuente con el humanismo propio de una sociedad libre,
RENOVACIÓN NACIONAL se declara resueltamente contraria a todo totalitarismo,
cualquiera sea su signo52”.
Se trata de una democracia personalizada, que no tiene jerarquía al momento de entablar
una conversación entre actores políticos, independiente de los cargos que éstos tengan. Es
una derecha con principios renovados, que la aleja de su pasado histórico. El imaginario de
la democracia se construye como un modelo de mundo estructurado y rígido, centrado en
los valores de la familia, la creencia en la persona y el esfuerzo como instrumento básico
para triunfar en la vida. De esta manera, el sujeto es protagonista y actor político, no un
mero observador, pues con los principios descritos asegura que logró trabajar directamente
en la campaña presidencial de Sebastián Piñera y, además, fue uno de los formadores del
Centro de Derecha Universitaria en la Universidad Diego Portales. Con esto asegura que
vive personalmente la meritocracia, la cual también lo hizo llegar a ser gerente de un Pub y
de una discoteca. Con esto último, enfatiza que tiene la capacidad de financiar sus estudios.
Por otra parte, se encuentra Miguel, sujeto que representa una posición de automarginación
del sistema. Su discurso se define bajo la verosimilitud referencial y lógica. La primera, se

51
En la página del partido: http://www.rn.cl/v1/declaracion-de-principios

52
Ídem. Además, “repudia al marxismo y todo pacto o alianza que facilite su penetración. Independiente de
su agravante leninista, la doctrina de Marx y Engels es esencialmente totalitaria. No hay compatibilidad
posible entre ser marxista y ser demócrata. En definitiva, no existe conciliación posible entre marxismo y
libertad”.

62
debe a que tiene una estructura de mundo ordenada, clara y organizada. Cree en el
individualismo, entendiéndolo desde el pensamiento crítico. No se considera un anarquista,
sino un anti autoritario. Para él no existe la libertad, ya que nadie puede definirla.
Si bien, su argumentación se basa en mostrar el mundo desde una perspectiva de
observador externo del sistema, al momento de defenderla, utiliza la verosimilitud lógica
para sustentar racionalmente sus afirmaciones. Construye la sociedad a partir de una
metáfora, el supermercado a puerta cerrada. En él, hay una gama de artículos para comprar,
todos impuestos por el sistema. Se podría comparar esta imagen con la alegoría de la
caverna platónica, en la cual los seres están encadenados y de espaldas a la luz. Para
Miguel, los productos que enceguecen a los consumidores, les impiden ver qué hay al otro
lado de esas paredes. Por ello, propone atacar el sistema desde afuera y no con las
herramientas que éste ofrece. Hay que salir de la caverna-supermercado y, desde una
postura crítica y lúcida, detectar sus debilidades y apariencias.
El imaginario sobre la democracia de este sujeto también es visto desde fuera del sistema
bajo una mirada crítica y ácida. No cree en la democracia, ni en la necesidad de vivir bajo
un proyecto social común. Cuando aspira a una existencia en comunidad, él prefiere y se
identifica con el movimiento zapatista mexicano, que formó su organización separada e
independiente del Estado, con un financiamiento económico autónomo y una total
autodeterminación social. Para él, democracia es meritocracia, ya que las capacidades se
premian con los bienes del sistema neoliberal. De ahí, que vuelve a utilizar la ironía,
aludiendo a aquellas familias golpeadas por la pobreza, cuyos hijos son premiados con
“cincuenta lucas”, si tienen buen rendimiento escolar. Lo mismo sucede para aquellos que
tienen una buena situación económica y que van a la universidad a hacer méritos con el
único fin de ganar dinero.
No cree en la necesidad de tener líderes, es individualista y por ello confía en la
autoafirmación de la persona a través del pensamiento crítico. Para este sujeto, el Partido
Comunista y la UDI son dos caras de una misma moneda, porque ambos profesan la
democracia representativa.
Deja claro que es un personaje ilustrado, cita a Nietzsche, habla de la Post modernidad, el
movimiento zapatista mexicano y sus argumentos están bien sustentados en datos
históricos. Su pensamiento es ideológico, pues representa una postura, una forma de ver

63
mundo, compartida por otros. Este es el único discurso que no presenta idealismo
democrático.
El sujeto que reúne las características de estar inscrito en los registros electorales sin
actividad política, Álvaro, presenta un discurso con verosimilitud tópica. Dicho discurso
refleja un pensamiento neutral que constantemente busca una suerte de “objetividad”,
acorde con su mirada científica del mundo, al ser estudiante de medicina de la Universidad
Católica de Chile. Tiene una postura conciliadora, poco crítica y no confrontacional a la
hora de intercambiar opiniones respecto de los temas planteados. Habla desde una
perspectiva en que el sujeto actúa motivado más por un “deber ser” que por un “querer ser”.
Por lo anterior, su argumentación es tópica, ya que se basa en lugares comunes y clichés
meramente aceptados que buscan la idealista sociedad de consenso. Este sujeto se integra
en mínimas oportunidades a la conversación.
Por otra parte, María José, representa al sujeto que no está inscrito, pero que tiene
participación política alternativa, ya que concurre a marchas y movilizaciones sociales por
distintas causas (en contra de Hidroaysén, a favor del derecho animal, de las minorías
sexuales, del movimiento estudiantil, etc.). Representa la verosimilitud tópica, pero a
diferencia del sujeto anterior, esto se debe más por la falta de argumentación, que por
apelar a un consenso. No alcanza a desarrollar su pensamiento, sus ideas quedan en el aire,
sin sustento racional ni metáforas que ilustren lo que intenta expresar. En suma, alude
siempre al cliché a la hora de articular sus palabras.
El sujeto que representa una actividad política de izquierda institucionalizada, pero sin
pertenecer a un partido político es Felipe, quien habla desde una verisimilitud lógica. Toda
su argumentación se debe a los estudios que ha tenido y desde ahí se proyecta su
pensamiento. No habla para pensar, piensa para hablar. Tiene claridad para defender sus
ideas sin descalificar ni marginar al otro. Trata de enseñar, sin caer en la pedantería del
“sabelotodo”.
Tiene una postura poco común en la sociedad. La idea central de su discurso es que todo en
la vida se debe a los estudios que haga cada persona, por ello se debe luchar para ser el
mejor, no en el sentido competitivo, sino en el ser útil y ayudar al resto, por ello promueve
la formación de carreras como Periodismo y Derecho, buscando hacer cambios en la
sociedad. Habla desde la mesura del que sabe. Su imaginario político no es idealista, pero sí

64
todo es posible desde el esfuerzo intelectual al momento de ganar espacio para cambiar las
cosas desde adentro. Su pensamiento representa a la clase media ilustrada del pasado,
donde la democracia se construía primero desde el pensamiento y luego desde la acción.
No en vano, una de sus afirmaciones más lúcidas respecto de la construcción de la sociedad
civil es que, a diferencia de lo que se ha institucionalizado, el ciudadano no está después del
Estado y del voto, sino que se erige con el Estado y se proyecta antes y después del
sufragio. Por lo mismo, el ciudadano es el protagonista de este gran escenario llamado
democracia.
El último sujeto, Samuel, pertenece a las minorías sexuales. Habla principalmente desde la
verosimilitud referencial y lógica, con una articulación discursiva sin sobresaltos, ni
apasionamientos. En su construcción del imaginario político no se siente representado por
ninguno de los partidos de la esfera social. Incluso, su postura es absolutamente crítica al
poder imperante y sus dispositivos de dominación. Para este sujeto, todas las herramientas
con las que opera el poder están diseñadas en beneficio de ciertos sectores y en detrimento
de otros. Por lo mismo, la ideología del esfuerzo, en la que muchos confían para la
construcción de la democracia y de una sociedad más justa, es también un dispositivo que
ayuda al control y al fortalecimiento de dicho poder. Su principal crítica es hacia el
conformismo de la masa, la cual puede ser acallada, adormecida e inmovilizada por las
luces del mercado. Lo anterior, se expresa en una de sus ideas más claras, al culpar con
total pesimismo al modelo neoliberal por transformar los intereses ciudadanos en
necesidades de consumo. Para él, la gente se siente parte de la sociedad civil en función de
los bienes que tiene o puede comprar y no en función de lo que se puede ser y hacer por
uno mismo y por los demás. En este sentido, su imaginario de la democracia se construye
desde la desconfianza y el desencanto, con un diagnóstico oscuro respecto de las
posibilidades de configurar un escenario social justo, ya que los actores que habitan en él
parecen pertenecer a un teatro de títeres en el cual los hilos los maneja el mercado.

65
11.2.2. Nivel autónomo
MIGUEL ÁNGEL
Estudió un año medicina en la Universidad Diego Portales, pero se sintió limitado, y por
ello se cambio a Tecnología Médica en la misma universidad, donde actualmente está
cursando su cuarto año de carrera. Entre ser médico y tecnólogo considera que tiene más
prestigio el primero mientras que al segundo nadie lo conoce. Él mismo se financia su
carrera, es gerente de un pub y de una discoteque. Está agradecido de los valores que le
han forjado sus padres, quienes le enseñaron que no sólo hay que ser un profesional para
triunfar en la vida, por lo anterior, dice que también es músico.
En su casa se habla bastante de política. Cuenta que por las ganas que tenía de opinar que
se inscribió en los registros electorales a los 18 años, ya que es de la idea que para opinar
hay que sufragar. Desde entonces que ha pasado por varios partidos políticos buscando el
suyo. Primero militó en el Partido Comunista, donde cuenta que estuvo mucho tiempo,
también tuvo cercanía con la Democracia Cristiana, y actualmente es un feliz militante de
Renovación Nacional, e incluso es Vicepresidente Distrital en Santiago Centro. Allí
encontró reflejados sus principios y valores, por esto, le acomodó bastante la ideología del
partido.
Resulta importante para su creación de mundo las figuras políticas de Patricio Mans, Lily
Pérez, Manuel José Ossandon, Claudio Orrego, Carlos Larraín y el presidente Sebastián
Piñera, para quién trabajó voluntariamente en su campaña presidencial. De todos ellos
cuenta anécdotas que dan cuenta que lo conocen. Por otra parte, fue uno de los fundadores
del Centro de Derecha Universitaria de la Universidad Diego Portales.
Miguel Ángel viene de una familia pinochetista, incluso su madre asistió al funeral de
Pinochet. Está muy agradecido de su familia por los valores que le han otorgado, como el
tema de la verdad y el respeto a la vida. Su padre fue chofer de micro y ahora es taxista, su
madre es funcionara pública del hospital Barros Luco desde hace 35 años y nunca la han
ascendido. Miguel Ángel reconoce que gracias al esfuerzo de ellos, él pudo entrar a
estudiar. El principio del esfuerzo es fundamental para su familia y para Renovación
Nacional.
Se define como una persona humanista que cree profundamente en la vida. Cree en dios, lo
nombra en tres oportunidades, incluso dice que la ciencia comprueba la existencia de

66
proteínas que hacen al ser humano creer en el ser superior.
En el grupo de discusión fue el personaje más atacado por sus ideas de derecha. Cada vez
que lo interrumpían, hablaba más fuerte para callar al resto. Muchas veces se desvió del
tema propuesto, hablando principalmente de su vida privada y el esfuerzo que hay en ella.
A través de su Blackberry, lee el diario La Tercera y La Cuarta, al mismo tiempo que está
conectado a Facebook y a Twitter. Encuentra ridículo a Cristián Labbé y dice que no
comparte con Pinochet, porque es un asesino, lo que se contrapone con su visión humanista
y creencia en la vida.

MIGUEL MEZA
Tiene 25 años, estudia Historia en la Universidad Alberto Hurtado. Se inscribió en los
registros electorales a los 18 años por la influencia de su familia, pero actualmente se
arrepiente. En algún momento pensó en militar en el Partido Comunista, pero no lo hizo, y
se agradece por ello. No cree en dios, ni nada que trascienda al hombre. Su papá es
marxista y suelen tener discusiones por opinar diferente.
Cree en el individualismo, no así en la vida en sociedad. Se identifica con el partido
Zapatista de México. Su discurso incluye a excluidos como los mapuches, de hecho llegó al
grupo de discusión con una polera que tenía estampado el símbolo del kultrun. Para él no
hay distinción entre los partidos, ya que todos representan lo mismo: el sistema de la
economía neoliberal. Habla con distancia. No mira al resto, salvo a Miguel Ángel, que es su
rival político. Es culto, habla mucho desde su carrera profesional, tiene claridad para
expresar sus ideas, sabe argumentarlas. Miguel dice encontrarse fuera del sistema. Se
considera un anti autoritario.

MARÍA JOSÉ
Estudia periodismo en la Universidad Diego Portales con el aval del Estado, su padre está
endeudado pagando. No está inscrita en los registros electorales, cuenta que ninguno de sus
cuatro hermanos lo está, aunque todos tienen algún tipo de participación política. En su
casa se discute sobre política y sus padres sí sufragan. Participa activamente en el
movimiento estudiantil. Va a marchas y a “funas” –intervenciones de actos políticos–,
como la ocurrida contra el homenaje a Krassnoff. Cuenta que es vegetariana porque está en
contra del maltrato animal. Se asume como lesbiana. Es empática con los discursos de

67
casi todos los integrantes del grupo de discusión. No tiene muy claras las ideas, intenta
ordenarlas a medida que va explicándolas.

ÁLVARO AMAYA
Estudia medicina en la Universidad Católica, tiene un buen rendimiento académico. Está
inscrito desde los 18 años, más que nada, porque su padre decía que para opinar sobre
política debía estar inscrito. Habla tres idiomas. Estudió en el colegio Sagrados Corazones
de Manquehue, Viene de una familia de clase media alta acomodada. Fue la persona que
menos hablo en el grupo de discusión.

SAMUEL
En su casa son apolíticos, no se habla de política, según Samuel, esto se debe a que tienen
una ideología de derecha. Él los percibe como conservadores y conformistas. Ni su familia,
ni el colegio al que asistió le inculcaron vida cívica, Samuel lo comprendió una vez que
entro a la universidad. Sabe que existen otras formas de participación además del voto. Él
no se inscribiría en los registros porque no se siente representado por los partidos políticos.
Es lacónico y no confrontacional. Se define como homosexual.

FELIPE LARENAS
Estudia derecho en la Universidad de Chile. Creó un colectivo que se llama Actuar
Colectivo en su universidad. En la actualidad preside DESCARRIL, colectivo que busca
educar a niños de escuelas marginales. Su discurso busca representar a los sectores más
vulnerables. Abraza causas como la desigualdad de oportunidades y la matanza a los
mapuches. Es un sujeto informado, maneja cifras, datos y estadísticas.
Está a cargo de una página en Facebook “La Reina Consciente”, colectivo pluralista de
acción comunal, que busca difundir información sobre el movimiento estudiantil, antenas
de celular y educación cívica en general. Este grupo fue el encargado de movilizar y
organizar los cacerolazos por la educación ocurridos en los últimos meses. Su actitud frente
al grupo de discusión es la de informar y promover la participación política.

68
12. CONCLUSIONES DEL PROTOCOLO ANALÍTICO DEL GRUPO DE
DISCUSIÓN

Nivel sýnnomo
Las implicaciones metodológicas que tiene la distinción entre las diferentes dimensiones
del discurso de los sujetos estudiados en el grupo de discusión, requiere de una mirada
integradora en cuanto a que las hablas particulares surgieron desde la interacción. Por lo
mismo, al igual que en la sociedad, se pueden distinguir aquellos sujetos que argumentan
de aquellos sujetos que se “adhieren” a la argumentación de los demás.
Respecto del imaginario social de la democracia existen tres posturas claras o modelos
conceptuales:

1. El sujeto automarginado, radical en su cuestionamiento del poder y anarquista en las


posibilidades de acción y reacción. Esta tipología social se mueve en el ámbito de la
barricada, de la trinchera, concibiendo el poder como un enemigo que hay que
destruir desde sus bases ideológicas.
2. El sujeto políticamente activo, consciente de su protagonismo a la hora de construir
la democracia, pero absolutamente crítico al manejo mercantilista de la misma. En
esta postura, juega un rol fundamental la autodeterminación, surgida del rigor
intelectual, de una educación sólida que permita el cuestionamiento constante de los
dispositivos ideológicos que impiden la configuración de cultura y sociedad. No hay
desencanto, pero sí, sospecha. No hay idealismo, pero sí esperanza de cambio. Lo
anterior, siempre y cuando exista la voluntad de desarticular la idea de que somos
consumidores más que ciudadanos.
3. El sujeto políticamente activo, defensor de un modelo de socio génesis inspirado en
valores conservadores, como la familia tradicional; creyente en una trascendencia y
en la fuerza de la religión a la hora de enfrentar el mundo. Confiado de los
beneficios y oportunidades que ofrece el neoliberalismo. Consciente de que el
esfuerzo por “emprender” es la única vía para encontrar un “nicho” en el cual ser
reconocido y respetado. Es una tipología social que se auto percibe como “la nueva
derecha”, en la que los ideales democráticos requieren de un desperfilarse de la
historia país. Ya no se habla de la dictadura, tampoco se la justifica, casi se

69
invisibiliza en el discurso. Cuando se advierte que los “otros” desaprueban su
postura, el sujeto evidencia su malestar por ser encasillado en una historia que no
vivió, ni de la cual es responsable.
4. El sujeto que institucionalmente no participa de la política. No está inscrito en los
registros electorales, no se siente representado por ideología alguna. No obstante,
tiene una postura crítica frente al sistema, argumentada desde la verosimilitud lógica
de un discurso que clausura toda posibilidad de cambio. La raíz del mal está en el
sistema neoliberal que ha transformado a la ciudadanía en una masa acéfala, acrítica
e inconsciente, consumista y conformista.
5. El sujeto que institucionalmente no está en la política, pero que tiene una
participación alternativa que se expresa en movilizaciones sociales a favor de las
causas de las minorías y los sin voz. No obstante lo anterior, esta tipología social se
construye a partir del cliché, del lugar común. Como si ser joven implicara ser anti-
sistema, pero sin tener claro qué es lo que se debe cambiar y por qué. Esta tipología
simpatiza por osmosis con la izquierda, ya que la derecha es considerada un mal
endémico en sí mismo, asociada a un pasado dictatorial que no tiene matices.
6. El sujeto que institucionalmente está en la política, pero sólo a través del voto. Su
inscripción en los Registros electorales fue impuesta por la familia. Es una tipología
social que se diluye en la política de los consensos, con el temor a la confrontación
y al pensamiento divergente. El uso de tópicos y lugares comunes apela a la
aprobación de los demás. Se podría decir que es el “individuo” por excelencia, más
que el actor social. La construcción del imaginario de la democracia es básica y
superficial. Utiliza frases como la brecha entre ricos y pobres, la desigualdad social
y la injusticia, sin argumentar cuáles son las causas y mucho menos las
consecuencias. Jesús Ibáñez diría que este tipo pertenece a los “sujetos sujetados
por el orden social”, constitutivos más que constituyentes. No en vano, una de las
afirmaciones más evidentes de esta sujeción fue: “concuerdo con lo que han dicho
todos.”

70
13. CONCLUSIONES GENERALES DEL ESTUDIO

A la hora de comprender cómo construyen los jóvenes los imaginarios sociales de la


democracia, se hace necesario distinguir el debate filosófico en torno a la misma de la
acción y reacción de los ciudadanos en un escenario político real.
En los imaginarios sociales surge la paradoja de la democracia, pues ésta no puede
separarse del malestar y los niveles de desconfianza hacia los políticos y sus respectivos
dispositivos de poder.
Las generaciones jóvenes no han perdido el interés en la política como tal, lo que ha
cambiado ha sido el foco de atención desde una política partidista e institucionalizada hacia
temas relacionados con la ecología, los derechos humanos, los derechos de las minorías, la
política familiar y la libertad sexual.
Se evidencia que el imaginario social de la democracia construido en los Estados-red ha
generado una transformación del orden simbólico del poder, muy distinta al orden generado
en los movimientos totalitarios del pasado. El poder en la democracia actual se convierte
en un lugar simbólicamente vacío, abstracto, invisible. Los jóvenes hablan del “sistema”,
como una suerte de entidad, capaz de inmovilizar cualquier gesto crítico. Al no estar
personalizado en la figura de un dictador, un mandatario o un grupo político, se convierte
en una especie de omni presencia, cuya única concreción o esfera de acción es el mercado.
Existe claridad y convicción por parte de los jóvenes respecto de la validez de las demandas
de diversos sectores de la sociedad civil y de las protestas hacia los gobernantes en una
democracia representativa. Para todos los integrantes del grupo de discusión la existencia
de un conflicto general entre los actores sociales constituye la base más sólida de la
democracia. No obstante, las formas de expresar dicho conflicto diferencian las posturas
más conciliadoras de aquellas más radicales.
Respecto de la importancia de los movimientos sociales al interior de la democracia, no
existe conciencia en los jóvenes de ser parte de un “colectivo movilizador”, que a través de
un actuar continuo y sobre las bases de una integración simbólica pueda ejercer un cambio
social profundo. Si bien todos hablan de la importancia del movimiento estudiantil y de un
“despertar de la ciudadanía”, no se evidencia un proyecto común de sociedad y, mucho
menos, una salida viable a las demandas.
A la hora de realizar cambios radicales al interior de la sociedad, incluso para aquellos

71
sujetos más críticos, se evidencia una incapacidad de sistematizar las metas. La piedra de
tope es siempre “el modelo neoliberal”, aquel sistema que fue capaz de convertir el
simbolismo del poder en un espacio invisible y, por lo mismo, indestructible. Los más
optimistas aún creen en la posibilidad de combatirlo desde adentro. No obstante, cabe
preguntarse cómo enfrentar a un enemigo sin rostro que se ha infiltrado en la sociedad civil
ocultando sus dispositivos de dominación. Ninguno de los integrantes del grupo de
discusión entregó una respuesta.
Los jóvenes tienen claro que al ser parte de ciertos movimientos sociales no sólo deben
articular otro pensar, sino también otro actuar. Sin embargo, la mayoría, no especifica en
qué consiste dicha acción y cuáles son los mecanismos para hacerla viable en la
democracia actual. En síntesis, existe conciencia de que los movimientos sociales surgen
por la incapacidad del sistema institucional establecido para encontrar respuestas a los
problemas articulados en la sociedad civil; no obstante, no hay claridad respecto de cuáles
serían las posibles soluciones a dichos problemas.
Respecto del uso de las redes sociales, para todos han tenido un rol protagónico a la hora de
generar convocatoria a las movilizaciones, funas y otros tipos de manifestaciones callejeras,
no obstante, aún no se conciben como plataformas ideológicas al momento de generar
contenido y promover el pensamiento divergente y crítico.
Se podría afirmar que con el paso de la comunicación de masas a la autocomunicación de
masas (a partir de las redes sociales), el concepto de ciudadano se fue transformando en el
de usuario. Lo anterior, se refleja en los imaginarios sociales de la democracia surgidos en
el grupo de discusión, ya que el papel que se le otorga a la Internet como espacio virtual de
movilización y acción social es similar a la función de los cabildos abiertos en el pasado.
En las redes sociales se vota, se opina, se convoca con una libertad que el sistema político
real no permite.
Las tipologías sociales surgidas del grupo de discusión corresponden en varios puntos a las
clasificaciones utilizada por Bourdieu, cuando analiza a los jóvenes de las clases populares
y a aquellos que pertenecen a la clase dominante. En el caso del grupo de discusión, se
podría diferenciar el que pertenece al oficialismo de quienes están en contra del sistema
imperante. El primero, tiene atributos de adulto o de viejo, por estar cerca del poder. De ahí
que la edad, como expresaba Bourdieu sea un dato biológico socialmente manipulado y

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manipulable. Los otros, son jóvenes por dentro y por fuera, visten informalmente, usan el
pelo largo y utilizan un discurso coloquial lleno de modismos inherentes a su grupo etáreo.
Respecto de la desconfianza política, se puede afirmar que es una condición transversal al
grupo de discusión. Incluso, aquellos que dicen pertenecer a un partido político
determinado ponen una distancia entre los “viejos” y los “jóvenes”.Para la mayoría la
sociedad actual se simboliza como un escenario de riesgo y estructuralmente de
desconfianza frente al futuro. El principal enemigo de la democracia es el sistema
económico neoliberal, que ha sido capaz de vulnerar uno de los principios fundamentales
de la misma: la capacidad de pensar distinto y la libertad para expresarlo. El mercado ha
derrotado al pensamiento crítico ofreciéndole un stablishment adormecedor, frente a eso,
los jóvenes están escépticos de la posibilidad de cambiar el sistema.
Por último, uno de los factores de la desconfianza hacia un sistema político sólidamente
democrático, es de naturaleza eminentemente sociológica: la falta de confianza en el
prójimo y la desconfianza en los gobernantes están absolutamente correlacionadas. De allí
que se evidencie una clara erosión de las democracias de elección y un fuerte surgimiento
de inéditas formas de acción política. Lo anterior, podría definirse, en palabras de
Rosanvallon, como una “contrademocracia”, al igual que en décadas pasadas surgieron los
movimientos de contracultura.
Quizás, el neologismo utilizado por Garretón para caracterizar a la juventud de los 90’,
como niallísmo, debe ser reemplazado hoy por otro concepto, acorde con el malestar de las
generaciones jóvenes ante un poder invisible. No en vano, cuando se aludió en el marco
referencial al término “imaginario social”, se dijo que la realidad construida en dichos
imaginarios generaba una dimensión de conocimiento que siempre suponía que otro
permanecía oculto.
De acuerdo a las percepciones de los jóvenes, se puede desmitificar el hecho de que quienes
no participan formalmente en el sistema político, mediante el ejercicio del voto en las
elecciones de representantes, lo hacen más de una manera diferente y distintiva. Lo cierto,
es que los jóvenes inscritos en los registros electorales, siendo más activos en todas las
formas de participación, -tales como manifestaciones sociales, derechos de la ciudadanía, y
entregar opiniones en redes sociales-, que aquellos que no lo están. Ello da cuenta que los
jóvenes apáticos, no se interesan en participar políticamente, más allá de cuál sea el medio

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para hacerlo. Quizás lo único destacable, es que participan minoritariamente ejerciendo su
opinión en redes sociales, pese a no estar inscritos en los registros electorales.

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