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Melanie Klein
Willy Baranger *
Aún en sus niveles más arcaicos los objetos viven así de una vida
en cierta forma semejante a la vida del sujeto. Tal afirmación podría al
parecer tomarse como metafórica, y estamos inclinados a creer que los
objetos, que parecen dotados de vida independiente, no son en realidad
sino títeres movidos por la actividad del sujeto; pero no es así. Son como
Jos muñecos de los ventrílocuos que se independizan de su amo, se bur-
lan de él, sabotean sus planes y lo persiguen. El titiritero es movido por
el títere tanto como lo mueve.
El sujeto y sus objetos, los "ciudadanos de su mundo interno" vi-
ven de una vida recíproca, en la cual nadie es determinante en último
análisis. Conocemos los procesos que dan cuenta de esta reciprocidad
"en la vida del sujeto y de los objetos, y de la dialéctica de su devenir: son
el clivaje y la identificación proyectiva e introyectiva, antes que nada.
Es esta dialéctica, dada espontáneamente en la vida común, o en forma
artificial en el proceso analítico, la que permite la modificación paulatina
y correlativa del sujeto y de sus objetos.
El concepto de objeto, así encarado,· se transforma en un aspecto
de un concepto -más abarcativo, el de posición. La posición se presenta
así como una constelación de fenómenos interrelacionados: el tipo dean-
gustia dominante, las defensas utilizadas para dominarla, los instintos en
juego, las características de los objetos involucrados, el estado, los sen-
timientos, los pensamientos del sujeto conforman así una totalidad en
movimiento en la cual ningún factor puede ser considerado en forma in-
dependiente de todos los demás.
En particular, los objetos, por los incesantes procesos de intercam-
bio con el sujeto, adquieren un tipo de existencia sui generis, necesaria-
mente antropomórfica, y que podríamos llamar de casi-sujeto, o casi-
persona .
. Cabe por lo tanto discriminar, en las descripciones de Melanie
Klein, dos contenidos extremos del concepto de objeto. En un extremo, en
ciertos textos relativos a la constitúción de las instancias psíquicas, Me-
"492 lanie Klein se aproxima al concepto fairbairniano del objeto como estruc-
Validez del concepto de objeto en la obra de Melanie Klein
Es' cierto que Melanle Klein, y más aún. Herbert Hosenfeld": rein-
.troducen otro concepto de narcisismo. Se trata de un estado inicial de
no diferenciación del yo y del no-yo debido al proceso de: id.entificación
proyectiva, que tiende a' borrar los. límites: del yo, a confundir .el Self y
el mundo, o a impedir el establecimiento: de los Iímttesy de las discri-
minaciones que separan el ser de los demás-y de su ambiente .. Estas dos
maneras de concebir el. narcisismo no alcanzan sin embargo a cubrir la
.extensa gama de fenómenos descritos por Freud bajo el nombre de "nar-
-clslsmo", ni a dar cuenta .del carácter absolutamente particular que tiene
el· propio yo, o su imagen, o .su cuerpo considerados como objetos inde-
-pendlenternente del hecho de. que contengan dentro 'suyo otros objetos
tntroyectados.
Otro escollo teórico al cual lleva la tentación de "orallzar" el con-
junto de la vida pulsional. reside 'en la tendencia a-diluir el "complejo de
Edipo": tal como lo' describía Freud (es decir, -comeeconteclmlento: es-
tructurante "nodular", de la historia individual) 'y' a reducirlo a: un .con-
junto de fantasías básicamente orales, como es .el "Edipo temprano" des-
crito por M. Klein. .!" ..
o',
para otros (el padre, los hermanos). Deja de existir como simple corre-
lato de las fantasías del niño y. cobra una existencia independiente.
Podría así pensarse que la madre se ha constituido como exten-
sión del pecho a medida que la percepción va permitiendo aprehender
conjuntos más complejos. Pero hay aquí algo que no termina de satis-
faceral espíritu, ni tampoco al parecer, al de M. Klein, ya que introduce
lo que hemos llamado el "quinto objeto".
Es cierto que esta dificultad de construir un objeto total y com-
pleto a partir de objetos parciales se plantea si entendemos el objeto en
uno de los sentidos que da Melanie Klein al concepto, el de estructura
endopsíquica. Si la conclusión a la cual llegamos antes es realmente vá-
lida, si existe otro uso del concepto, si el objeto en este segundo sentido
debe ser considerado como una casi-persona interna, inclusive siendo
un objeto parcial, la dificultad se presenta de una manera muy distinta.
El problema de saber cómo el objeto total y completo puede
constituirse a partir de una suma o una integración de objetos parciales
deja de plantearse, o más bien se plantea en una forma directamente in-
versa. Se trata entonces 'de saber cómo el objeto parcial intemallzado
puede conservar para el sujeto las características propias de otro sujeto.
El problema no es más el .de la totalización a partir de partes, sino el de
la parcialización a partir de una totalidad. Este segundo proceso resulta
mucho más inteligible, ya que no se trata de hacer surgir un sujeto de
una suma de objetos, sino simplemente de entender cómo un sujeto pue-
de fragmentarse en una multiplicidad de sujetos eventualmente represen-
tados por partes de cuerpos, proceso al cual' la representación onírica
nos ha acostumbrado desde que Freud descubrió sus leyes. Se entiende
así cómo el pecho puede ser dotado, en la fantasía, de actlvldades, sen-
timientos e intenciones propias, que no son otra cosa .que los' del sujeto
que fantasea o de las personas alrededor suyo. . ,
. En este punto los dos conceptos kleinianos de objeto entran
en contradicción entre sí. El primero presupone la aplicación del
enfoque genético y tropieza contra la dificultad de construir un sujeto a 503
Willy Baranger
Bibliografía
511
Comentarios y contribuciones
Jorge' Canestrr
(L'habile) Hidéyoshi:
S'iI ne chante pas, Faisons le chanter,
le coucou!
Leer y comentar este trabajo ha sido un placer motivado primero por la atención,
cuidado de los matices y precisión conceptual del pensamiento de W. Baranger y luego
por el hallazgo de un progreso sensible en la reflexión del autor sobre la obra kleiniana.
Cuando hace cinco años leí Posición y objeto en la obra de M. Klein, pensé que un ciclo
se cerraba pues difícilmente alguien pudiera ir más lejos dentro del sistema. El camino
que traza hoy este escrito va esbozando otras posibilidades no carentes de interés.
A mi entender, W. Barangerha subrayado dos conceptos: el de "quinto objeto"
y el de la inversión que se produce al pasar de la idea de la totalización del objeto par-
tiendo de parcialidades, al concepto de fragmentación del sujeto en una multiplicidad,
apoyado en el énfasis otorgado al clivaje como proceso básico y estructurante, Estos
acentos obedecen a dificultades intrínsecas del sistema kleiniano. El "quinto objeto"
ubica un universo descuidado por la teoría de Klein: lo exterior al sujeto y ajeno al inter-
cambio fantasmático que éste actúa. La inversión producida entre la noción de totali-
zación del objeto y la fragmentación del sujeto ataca dos bloqueos teóricos graves: el
que se refiere a la razón de ser de esta totalización y el que concierne a la génesis del
sujeto en sí. "
El trabajo de W. Baranger no es un mero ejercicio de exégesis, es una afirma-
ción acerca de la validez de un concepto para la .teoría y .la clínica psicoanalítica y por
lo tanto tiene implicaciones 'polémlcas. Ha desplegado un arte singular ubicando el pen-
samiento kleiniano en una teinática actual, ha organizado el: desorden conceptual que es 513
Comentarios y contribuciones
notar que, por añadidura, el Yo, efecto en' apariencia de estas vicisitudes es, simultá-
neamente el árbitro de las mismas, lo que conduce a Klein a aceptar la necesidad de
pensarlo en buena medida preformado. Consecuencias de este pensamiento son:
Fernando E. Guiard
Éste trabajo de Willy Baranger se inscribe dentro del interés general surgido en
distintas partes del mundo por lograr un enfoque crítico y una revaluación del aporte
que los .conceptos klelnlanos han significado para la teoría psicoanaÍítica. Tal vez esto
pueda 'lograrse en nueétropaís mejor 'que en ningún otro si se toman en cuenta años de
experiencias clínicas, como creo que hace Baranger en este trabajo, y' que destaca cuando
'dicl'l:' "El 'est\ldio, de la: .modlficaclón de 'los objetos en el proceso psicoanalítico es
.probablernente unodeIoe aportes más fecundos de 'M. Klein y más difíciles de sustituir
518 por cualquier otra formulación que lntentaraeludlr: el.. concepto, daobjeto Intemalízado".
Comentarios y contribuciones
sobre el Complejo de Edipo 2, cuando dice que la concepción freudiana del Complejo de
Edipo ha sido subrepticiamente abandonada y sustituida por otra concepción profunda-
mente distinta. En esta nueva concepción: 19) no puede sostenerse en absoluto que el
Complejo de Edipo sea el complejo nuclear de las neurosis y de la evolución normal.
Al contrario "la evolución normal y patológica es determinada por las modalidades de
las posiciones infantiles esquizoparanoide y depresiva, con sus angustias y fijaciones
correspondientes, es decir, en primer término por el vínculo fantaseado con el pecho",
y que el Edipo temprano ha llevado a una descentraclón radical del concepto freudiano,
a un casi olvido del Complejo de Edipo (recordemos que Glover 6 hacía responsable al
concepto de posición depresiva del abandono del Edipo como complejo nuclear de las
neurosis).
Si bien es cierto que Baranger acepta que el conjunto de fantasías descubierto
por Melanie Klein como Edipo temprano enriquece nuestro conocimiento del mundo ima-
ginario humano, aclara que su elaboración teórica "lleva a una desvirtuación implícita de
la teoría freudiana del Edipo".
Ahora bien, el autor reconoce la articulación que Klein hace entre Edipo tem-
prano y posición depresiva, tanto en el trabajo de 1976 como en el que comentamos.
Pero si para Baranger en este trabajo el concepto de posición es ineludible e insepara-
ble del concepto de objeto y lo único que puede permitir una comprensión del mismo en
Klein, es claro que está enfrentado a una contradicción consigo mismo. Puesto que lo
que cuestiona en 1976 no es el aporte al mundo imaginario humano, que acepta, sino su
elaboración teórica, e inclusive parecería cuestionar por momentos el concepto de posi-
ción. Creo que intenta salvar aquí esa contradicción, delimitando más claramente qué
rescata y qué quiere conservar de la teoría. Con esto propone una oportunidad para la
reflexión. Pienso que no es tan fácil separar lo aceptado y lo cuestionado. Sentado
esto intentaré intercambiar algunas ideas y formular algunas preguntas tratando de
mantenerme dentro del pensamiento de M. Klein y de W. Baranger.
Una primera pregunta se refiere a lo que "acabo de mencionar, y que veo como
un escollo teórico. La articulación destacada por. W. Baranger entre el nacimiento del
Edipo temprano y la' posición depresiva es muy clara en Klein 8: "La posición depresiva
está ligada a cambios fundamentales en la organización libidinal del lactante, pues du-
rante este período (alrededor de la mitad del primer año) el lactante entra en los esta-
dios tempranos del Complejo de -Edlpo positlvo Y..negativo" (pág. 193), pero más categó-
rica es Hanna Segal11: "En la definición kleiniana de la posición depresiva está implícito
que el Complejo de Edipo comienza a desarrollarse en esta fase, de la que es parte
integraf!t~". (el destacado es mío). Si para Baranger el concepto de posición permite
~2Q l¡Lcol)'\pre~.s¡qn d.el..objeto en KJein .pcrquet'enfoca la totalidad situacional y la dinámica
Comentarios y contrlbuclones
de la relación entre sujeto y objeto", ¿cómo puede separarse el Edipo temprano de esa
totalidad situacional? .¿Implicaría esto la necesidad de una reformulación de la posición
depresiva?
¿Está esto ya en germen en sus últimos trabajos cuando, tal vez por influencia
de Lacan, la ve más dual de lo que creo se desprendería de los textos klelnlanos?
Otro aspecto interesante es el de qué teoría instintiva está presente en el tra-
bajo y si el clivaje descripto al hablar de la posición esquizoparanoide corresponde exac-
tamente al de la teoría kleiniana. Recalca Baranger que Klein deja en desuso la oposi-
ción establecida por Freud entre pulsiones libidinales y del Yo porque lo que le interesa
es la oposición más radical entre instinto de vida e instinto de muerte, y entre las fan-
tasías correspondientes a cada uno de ellos. Al describir el primer clivaje del objeto
en Klein dice; "Toda experiencia placentera es coloreada por la experiencia clave de la
felicidad del amamantamiento, y atribuida a la fuente de esta experiencia: el pecho. Toda
experiencia de displacer, de necesidad insatisfecha, de dolor, es vivida en términos ora-
les y también atribuida al pecho. La necesidad de preservar la experiencia placentera y
de rechazar la experiencia dolorosa lleva al primer clivaje: el pecho bueno concentra
alrededor de sí todo lo placentero, mientras el pecho malo es el causante de todo lo
dlsplacentero", Como más adelante no se menciona la acción interna del instinto de
muerte produciendo temor al aniquilamiento ni a la proyección de las pulsiones destruc-
tivascontribuyendo a la creación del objeto malo, la descripción del clivaje queda hecha
en términos freudianos o basada en un aspecto parcial enunciado por Klein 8 cuando
dice: "en Ja medida que gratifica, el pecho es amado y sentido como bueno, y en la
medida en que es fuente de frustración, es odiado y sentido como malo" (pág. 178).
¿Quiere, decir que Baranger ha. dado un paso más respecto a 1971 <1 cuando advierte
(pág. ,79) que, tomar al pie de la letra la insistencia de Klein en hacer de la polaridad
instinto de-vida-instinto de muerte el eje de toda la vida psíquica empobrece y desvir-
túa el enfoque propiamente -klelntano, pues el enfoque causalista debe ser sustituido
por el situacional? Lo pregunto porque es un tema que me interesa especialmente y de-
searía saber si Baranger piensa que la teoría puede prescindir de esa polaridad.
Investigando tiempo atrás temas conexos encontré un texto que me llevó a
pensar que hay un gran olvidado en el estudio de la evolución de las teorías objetales y
de la constitución del objeto; me refiero a Sandor Hado.: Rado tuvo evidentemente
influencia sobre Klein, pues lo cita por lo menor en dos oportunidades, en '1934 y 1952,
aunque no explicitando el texto en cuestión, de 1927, pero sí el trabajo que lo contiene
y que vale la pena transcribir porque es, a mi juicio, la primera descrlpclón de un cll-
vaje esquizoparanoide (muy parecida a -la formulación que clté de Baranger) basado ex-
clusivamente: en conceptos freudianos y seguido de una clara descripción de vivencias 521
Comentarios y contribuciones
que Klein incluiría en su descripción de la posrcion depresiva; aunque está claro que
con otra cronología y sin el agregado kleiniano de las ansiedades correspondientes, bá-
sico para definir una posición, como ha demostrado Baranger ,3. Dice Rado 10:
, rigiéndose con su amor a' una madre que es solamente digna de amor, y con su
.odlo a otra madre que merece solamente odio. Mientras se encuentra en esta
sltuaclón, el niño, desde su .punto de vista subjetivo, no, puede ser descrito
todavía, 'de ningún modo como 'ambivalente'; la ambivalencia se establece sólo
cuando la educación consigue hacerlo vincular las dos descargas instintivas con-
trarias .al único objeto materno real, esto es, cuando ha 'aprendido a saber' lo,
que 'está haciendo. Por este medio' la educación lo 'obliga a repr.imir a toda costa
la parte peor de sus tendencias agresivas. Cuando el niño ha reconocido la
triste verdad de que su madre es a veces 'buena' y a veces 'mala', surge en
. él, en su anhelo de afecto, el deseo cada vez mayor de una madre que sea 'slem-
, pre y solamente buena."
y ahora desearía preguntar' a Baranger si piensa que esto puede ayudar a en-
centrar un .puente entre formulaciones freudianas y kleinianas, como me ha parecido a
mí, y si 'o ve como, significativo para lo que me parece ser su. línea de pensamiento en
cuanto a descartar la polaridad instinto de vida-instinto de muerte o por lo menos relegarla,
Entre los muchos puntos del trabajo que darían pie para dialogar extensamente,
figura el concepto de "a posteriori", tanto en lo referente a su importancia en la obra
de Freud, corno a lo que Baranger ve como total desaparición en la de Kleln. Esto tiene
importancia porque incide en si vamos a ver el principio de continuidad genética como
indicado¡", de una linealidad absoluta. Yo creo. que ni Freud 1,0usa tan constantemente,
(no olvidemos el concepto de fijación), ni la retroactividad está tan ausente en Klein.
Desde ya no está' formulada teóricamente, Dicen Laplanche y Pontalis 9 que la concep-
ción freudlana de nachtrákllchkeit puede agruparse del siguiente modo: 1) ,lo que se
elabora retroactivamente es selectivamente lo que en el. momento de ser vivido no
pudo integrarse en un contexto significativo, por ejemplo un hecho traumático. 2) La
elaboración retroactiva viene desencadenada por la aparición de acontecimientos y si-
tuaclories o, por una maduración orqánlca que permiten al sujeto alcanzar Un nuevo tipo
de significaciones y reelaborar sus experiencias anteriores. 3) La evolución de la sexua-
lidad favorece notablemente por los desfasamientos cronológicos que implica en el ser
humano, el fenómeno de la retroactividad. Los puntos 1 y 2 se refieren a la retroac-
tlvidad 'determinando situaciones traumáticas o permitiendo la reelaboración de expe-
riencias anteriores, El punto 3 es la condición favorecedo~ade la retroactividad. -veamos
algunos textos 'de Klein.' En "Amor, 'culpa y reparación" 7 dice que "al identificarnos
con la ' persona amada' nos colocamós en 'el papel ~el padre bueno y' realizamos también
.foque' huoiéramós q'ueriao haceren el pasado desempeñando el papel de nifío bueno
hacia' sus padres: Esto .puede también constituir .un modo' de manejar los sufrimientos
y frustracíones 'del. .pasado. Mediante la fantasía retrospectiva .de desempeñar simul-
táne.amente el, papel -del ,buen, hijo y del buen, padre, eliminarnos parte .de nuestros .mo- 523
Comentarios y contribuciones
tivos de odio, logrando así neutralizar las quejas contra .los 'padres frustradores. ." (pág.
65). Al hablar de la relación amorosa feliz dice: "Una mujer qué establece una relación
amorosa feliz con un hombre se siente inconscientemente a la altura del lugar que la
madre ocupaba junto a su marido... Puede entonces equipararse a su madre y gozar
de la misma felicidad, derechos y privilegios, pero sin dañarla ni robarla ... " "ambos cón-
yuges experimentarán la relación de amor y gratificación sexual mutua como una feliz
recreación de sus primeros años familiares. Muchos deseos y fantasías nunca pueden
ser satisfechos en la niñez, no sólo porque son irrazonables, sino también porque en el
inconsciente coexisten deseos contradictorios. Parece una paradoja, pero en cierta for-
ma, el cumplimiento de muchos deseos infantiles sólo es posible cuando el individuo
ha crecido ... sólo el individuo que ha crecido en el verdadero sentido de la palabra
podrá realizar sus fantasías infantiles en la vida adulta; y por añadidura con el alivio
de la culpa sentida antaño por sus deseos infantiles".
Creo que aquí se ve la reelaboración de experiencias anteriores que alcanzan
nuevas significaciones, y .la importancia del desfasaje cronológico en la evolución de la
sexualidad, que Laplanche y Pontalis destacan en relación con el "a posteriori". Es cierto
que faltaría el estudio de la eficacia patógena de hechos posteriores. M. Klein pone más
énfasis' en lo elaborativo y madurativo.
En "Inhibición, síntoma y angustia" dice Freud que no afirma, al exponer el de-
sarrollo de las diferentes condiciones de la angustia, que cada una de las ulteriores
derroque por completo a las anteriores. "Los progresos en el desarrollo del Yo contri-
buyen a desvalorizar la situación peligrosa anterior", pero todas estas situaciones pe-
ligrosas y condiciones de la angustia pueden subsistir conjuntamente y provocar la
reacción angustiosa del Yo en épocas posteriores a las adecuadas, o actuar varias de
un "modo simultáneo" (pág. 1261). Aquí el concepto de "a posteriori" está limitado en
Freud. Hay una elaboración retroactiva pero no absoluta.
Lo que sí aparece es el concepto de simultaneidad, tan importante en la obra
de Klein y que impide considerar que un enfoque de continuidad genética a ultranza lleve
a ella a un determinismo lineal, por ejemplo: "Mi estudio de la mente del lactante me ha
hecho tomar conciencia más y más asombrosa de la complejidad de los procesos que
actúan, en gran parte simultáneamente, en los- estadios tempranos del desarrollo. Por
lo tanto, al escribir este capítulo traté de dilucidar tan sólo algunos aspectos de la vida
emocional del lactante durante su primer año, seleccionando los más estrechamente
ligados a las angustias, defensas y relaciones de objeto" 8. Y esto nos lleva al concepto
de posición, que tampoco creo yo, es' compatible con la idea de una continuidad lineal,
y con la inexistencia total del a posteriori, puesto que la lucha por la elaboración se re-
nueva en cada crisis mental o física para desarrollar adecuados métodos de manejo y
524 modificación dé, las anqustlas tempranas, no sólo durante los cinco o seis primeros años,
Comentarios y contribuciones
sino' (y por esto les llama posición y no fase) porque bajo determinadas circunstancias
también aparecen y reaparecen en la vida ulterior.
Estas reelaboraciones, ¿podrán -lncluslve llevar a relaciones objetales que no
sean continuación directa del primer objeto, el pecho, sino que se .independicen de -él,
aunque sea parcialmente? Al estudiar el logro de independencia (y el paso a la exo-
gamia) 7 dice que para que el desarrollo total sea exitoso no debe haber una represión
muy fuerte de los deseos hacia los primeros objetos, ni ser demasiado completo. el
desplazamiento de los padres a otras personas. En este caso el amor por los padres se
suma al amor por otros seres y objetos, no como mera extensión del primero. "Al vol-
car sus conflictos en otras personas, el niño no los suprime, sino que los transfiere en
forma menos intensa: de los primeros y más importantes a nuevos objetos de amor (y
de odio), que parcialmente representan a los antiguos" (pág. 83) (el subrayado es mío).
Pienso que en general tomamos poco en cuenta lo escrito por Klein sobre la
adolescencia y adultez, y que esto nos puede afirmar en la creencia de la aplicación a
ultranza de un enfoque de continuidad genética demasiado lineal y donde lo primero de-
termina totalmente lo posterior. Esto preocupa a Baranger en cuanto a la posibilidad
de observación directa de todo lo que determina lo que en última instancia pasa en un
proceso analítico si 'se admite la prioridad absoluta del pecho. Pero si Freud ya dijo 4
que el primer objeto erótico del niño 'es el pecho materno que lo nutre y habla de la
importancia definitivamente establecida de la madre como primero y más poderoso ob-
jeto sexual. como prototipo de todas las vinculaciones amorosas ulteriores, ¿el cuestio-
nar la importancia del pecho no nos hará correr el' riesgo de no permitir refinar criterios
de transformaciones y de observabilidad?
Lamento no poder abordar otros interesantes puntos del trabajo, entre ellos la
no pertenencia del objeto al orden de la representación. Solamente expresaré el deseo
de que diálogos de este tipo, con acceso al pensamiento de investigadores como el que
comento, puedan proseguir en un contexto óptimo.
Bibliografía
7: Klein, M., Amor. culpa' y reparación. En Las Emociones básicas del hombre, Buenos
Aires, Nova, 1960. ., .
8. Desarrollos' en PSicoanalisis,' Buenos Aires,' Hormé.· .
9. Laplanche, J. yPontalls, J. B., ,Diccion,ario de 'Psicoanálisis, Barcelona, Labor, 1971.
,10. Rado, S., "El problema de la melancolía". En Psicoanalisis de la conducta, Buenos
Aires, Hormé, 1962.
j 1. Segal, H.¡ Introducción a la obra de Melanie Klein, Buenos Aires, Paidós, 1965.
12. Schafer, R., Aspects' of Internalization, Nueva York. International Universities Press,
1968.
Lucía R. M. de Paschero
Entre los aportes muy valiosos que contiene el trabajo de Willy Baranger, el
más relevante es, a mi juicio ,el concepto de quinto objeto o "presencia real de la madre",
en tanto abre nuevas' y orlqlnales perspectivas dentro de la teoría. Dice el autor que
esta relación con la madre "es, distinta de toda la constelación de los vínculos con el
pecho. En los textos de Melanie Klein donde ella menciona este punto. se distingue
que si bien los sentimientos del infante se focalizan sobre la relación alimenticia ...
(pecho, otros aspectos (el destacado es mío) de la madre ya intervienen en la primerí-
sima relación con ella". Estos otros aspectos serían su presencia real. Klein agrega: "la
sonrisa, las manos, 'el hecho de tomarlo en brazos, atender sus necesidades." La cita de
M. Klein y la mención que .ella hace de esta presencia en su obra, parecen ser, desde
el punto de vista teórico, nada especialmente distinguido ni relevante. Parecería más
bien una presencia algo complementarla. O como dice W. Baranger: "Este vínculo es-
pecial con la madre, distinto del vínculo libidinal o alimenticio, ya que no sigue forzo-
samente las vicisitudes de éste es, obviamente, desde cierto punto de vista, un vínculo
objetal, pero con la condición de entender este término en un sentido distinto y más
amplio, en el cual la percepción tiene un papel mucho más determinante."
Es en este punto que disiento parcialmente con el autor, puesto que creo que
este concepto permite ordenar de manera más acabada los desarrollos profundamente
dialécticos de la "objetología" kleiniana. Estimo que "la presencia real de la madre"
constituye el par dialéctico del objeto pecho y si, por lo tanto, lo concebimos en el
mismo nivel ontolóqlco que éste, podemos comprender mejor el proceso mediante el
cual se produce el acceso al conocimiento de la ,realidad tanto interna como externa.
Comenzaré por confrontar este' "quinto objeto" con otros conceptos de la teoría
526 como lo es el de "fantasía inconsciente", con el cual pareciera no tener nada que ver.
Comentarios y contribuciones
creo sin embargo que existe una estrecha relación entre ambos, ya que la fantasía
inconsciente se apoya, se moviliza, se ratifica o rectifica mediante esta "presencia real".
Se me dirá que la fantasía se transforma con el interjuego de otros elementos, como son
la modificación de las angustias que subyacen, el quantum y la calidad de los instintos
(genéticamente determinantes), la dinámica constitución de las instancias psíquicas a
través de las proyecciones e introyecciones sucesivas, pero entiendo que esta serie de
fenómenos, compleja e interdependiente por cierto, no precede sirio que acompaña a
la función más estructurante del objeto, o mejor dicho, del par de objetos que nos
ocupa. La presencia real interviene como un factor básico, que decodifica y recodifica a
la fantasía de una manera constante; de no ser por esta constante Jncldencla la fantasía in-
consciente no podría seguir curso dialéctico alguno, sería estática, cerrada e inmodificable.
Asimismo es importante cuestionarse cómo puede evolucionar la percepción
sin la presencia real de la madre. Sabemos que existe una distorsionada percepción, o
mejor, una percepción fantasmal, determinada por la fantasmática del mundo interno,
durante la posición esquizoparanoide, y que hay otra percepción, de características dis-
tintas, a la que se accede en la posición depresiva. No está del todo claro si hay una
maduración perceptual o, por el contrario, si no es la naturaleza del mundo precibido
lo que cambia. Si aceptamos la primera sugerencia, la de dos percepciones o dos gra-
dos evolutivos diferentes de la misma, resulta evidente que es el quinto objeto "pre-
sencia real" el que cubre la brecha existente entre ambos estados madurativos de la
percepción.
En cuanto a las identificaciones estructurantes del Yo, también observamos 'la
necesidad de introducir el quinto objeto para explicar su dinamismo de manera más
acabada. Es este objeto el asidero de los movimientos proyectivo-introyectivos. Si este
quinto objeto no fuera distinto del objeto pecho y sus respuestas "otras" de las pro-
yectadas y esperadas de él (retaliativamente) la proyección-introyección se agotaria en
sí misma. Entiendo por lo tanto que este quinto objeto opera como determinante del
proceso, no ya por constituir la pantalla o el soporte de los mecanismos de introyección
y proyección sino por ser el único y privilegiado modificador de los mismos. M. Klein
ha señalado repetidamente a lo largo de su obra la total independencia entre la calidad
de los suministros aportados y de las respuestas dadas por la madre yla lectura que
de los mismos hace el Yo temprano. Pero esta independencia debe entenderse sólo para
la "lectura", pero no para la "acción". Como dice W. Baranger la acción de esta pre-
sencia real, va a entrar en una combinatoria determinada, a lo que yo agrego que dentro
de las complejas líneas de fuerza de esta combinatoria, la presencia real no es una
variable más sino una variable privilegiada.
Lo dicho hasta aquí apunta a mostrar las dificultades inherentes a una concep-
ción del sistema teórico kleiniano presclndlendo del quinto objeto. Esta supuesta pres- 527
Comentarios y contribuciones
cindencia nos mostraría que el vínculo Yo-objeto, dentro del cual se desarrollan y de-
finen los otros parámetros de la teoría, sería algo en sí mismo, independiente de la
realidad externa e impermeable a ella, algo autosuficiente, y con esto se caería en atri-
buirle a esa teoría -según un popular malentendido- una postura solipsista. Propongo
por lo tanto que la presencia real de la madre o quinto objeto deje de ser el convidado
de piedra del sistema teórico kleiniano y que sea ubicado en el nivel ontológico que
corresponda. O es un objeto a la par que el objeto pecho, o es una presencia objetal
que Interviene estructurando al objeto pecho, como materia prima básica en la como
posición compleja del mismo. El objeto pecho sería en este caso de naturaleza "doble":
real e irreal, interno y externo. Los otros objetos -idealizado-persecutorio, bueno-malo-
deberían entonces ser definidos como "modalidades" del objeto pecho (modalidades par-
ciales), con otro nivel metapsicológico.
Trataré ahora de referirme a las características de este quinto objeto, después
de haber tratado de jerarquizarlo. No se me escapan las dificultades metapsicológicas
de tal intento. Porque no se lo puede definir ni describir, desde el centro del proceso
en el cual interviene. Es ineludible e inaprehensible. Desde el incipiente Yo, existe
aunque es desconocido. Es pura presencia. Está aunque todavía no es nada, carece de
contenido. Su función es totalmente independiente del mundo interno del bebé. No es
el correlato externo del objeto pecho, aunque lo va "modelando" sin cesar. Es existencia
sin consistencia. Recién aparece con contenido y significación cuando se constituye el
objeto total, en la posición depresiva. El objeto total (obtenido por reparación y perci-
bído por la síntesis de los aspectos parciales) coincide con el objeto realmente percibido,
por primera vez. Es por lo tanto un objeto que irrumpe en escena en el último acto,
aunque sabemos que actúa desde el primero, en calidad de coprotagonista del proceso.
Esta coincidencia entre el quinto objeto y el objeto total es por otra parte un fenómeno
transitorio, que no termina de aclarar las diferencias y las similitudes entre ambos. Pa-
rece entonces que la posición depresiva es un momento coyuntural importante desde la
perspectiva de la teoría del objeto, puesto que en ella varias "categorías" de objetos
coinciden:
w. Baranger dice textualmente que " ... el quinto objeto no constituye un objeto
sino aceptando una cierta extensión del término"; supongo que esto es así porque no
528 participa de ninguna de las características de la definición de objeto que él va descri-
Comentarios y contribuciones
blendo en su "trabajo, a" saber: como" representación interna" de un objeto natural, como
foco de una serie de fantasías orlqlnarlas vinculadas "con la existencia corporal, como
primer centro de organización de la experiencia vital y, finalmente, como estructura en-
dopsiqulca, Ciertamente no responde a ninguna de estas condiciones. Pero, en cambio,
agrega Baranger, es correctivo, interviene en el acceso a la realidad, y favorece el pasaje
de los demás objetos a un universo relativamente integrado. Para terminar mi comenta-
rio, pondría mayor énfasis en estos puntos y agregaría algunos otros.
" Él quinto objeto es desde el comienzo de la organización psíquica esencialmente
rectificativo y correctivo; interviene estructuralmente ~n el acceso a la realidad; deter-
mina" la transformación de los demás objetos desde sus modalidades parciales fantas-
mátlcas hacia la modalidad total; es el par ontológico del objeto pecho, tan preeminente
como él; es más un "continente" que un contenido del proceso; es el "espacio" en donde
se mueven los objetos; es el no-objeto que permite el ser de los demás.
"Considero este aporte una aproximación al tema introducido por Baranger, para
conferirle ciudadanía teórica al objeto real. No se me escapan las contradicciones con-
tenidas en el párrafo anterior acerca de una definición conceptual posible. Pero a partir
de ellas podrán seguramente surgir nuevos aportes para una futura metapsicología del así
llamado "quinto objeto".
529
Respuesta a los comentarios y las contribuciones
cuenclas, . tanto 'en el nivel teórico, como' en el nivel técnico. La 'más conspicua de
estas consecuencias se ubica en el nivel técnico: La poslclón depresiva tiene para M.
Klein y, a veces, en mayor grado todavía, para algunos discípulos suyos, el rol de brü,
jula de la técnica analítica. Según algunos, el "acceso a la posición depresiva" sería
la meta del proceso analítico y el criterio básico del éxito o fracaso de este proceso.
Concuerdo con M, Klein acerca del' interés preferencial que debemos acordar, co-
mo analistas, a los procesos de splitting y a su resolución analítica. Creo, sin em-
bargo, que ni el splitting, ni la posición depresiva pueden servirnos como brújula única.
Si no queremos perder de vista ni la historia del sujeto, ni los procesos de represión
que determinan gran parte de sus procesos neuróticos, nos sentimos cercenados en
nuestros movimientos si prestamos una atención demasiado exclusiva a la posición
depresiva, No se me escapa que las dos fórmulas: "levantamiento de las represiones",
y "reducción de los clivajes", que caracterizan respectivamente la técnica "freudiana"
y la técnica "klelniana" distan mucho de ser equivalentes, y que adoptar conjuntamente
ambas puede ser fuente de contradicciones. Es cierto que el tema de la "represión
no fue uno de los preferidos por M. Klein, ni uno que hubiera dado lugar a algún des-
cubrimiento relevante por parte de ella. M, Klein parece aceptar "grosso modo" las
formulaciones de Freud al respecto pero, manifiestamente, centra su atención en los
procesos de c1ivaje. Simplificar. su enfoque para hacerlo más coherente y dejar de
ocuparse de la represión no me parece proporcionar con esto mayor ganancia, sino al
contrario, una pérdida cierta en el nivel teórico y técnico. Más todavía si se piensa
en el vínculo estrecho que une la represión y la historia en el origen mismo del con-
cepto tal como fue analizado por Freud. En este puntó, la evolución de algunos kleinia-
nos hacia una revalorización de la historia del paciente en el tratamiento analítico (véase
por ejemplo las conferencias y supervisiones de Herbert Rosenfeld en Buenos Aires,
1975) hace pensar que también ellos han sentido las limitaciones de un análisis cen-
trado con exclusividad en el "hic et nunc" y se orientan hacia un mayor énfasis acorda-
do a la memoria, a la anamnesis, y alas obstáculos que' se oponen a su libre juego, es
decir, las represiones. , .
Por el momento, no siento que pueda renunciar a ninguna de las dos fórmulas
(ni a la reducción de los clivajes ni al levantamiento de las represiones); la brújula se
vuelve así más compleja, pero no hay más remedio que utilizar instrumentos más com-
plejOS cuando no disponemos de uno simple que cumpla la misma función,
Guiard me interroga también acerca de la articulación entre la posición de-
presiva y el complejo de Edipo. El problema se plantea de manera distinta según con-
sideremos la posición depresiva infantil y el Edipo temprano en una perspectiva gené-
tica, o la posición depresiva y el complejo de Edipo tales como se nos presentan en
532 la clínica. En el primer caso la articulación es clara: la posición depresiva infantil es
Respuesta a los cóméntarios y contribuciones
'la precondición del Edipo temprano, que empieza a éonstituirse en este período y a su
vez permite al sujetó seguir adelante en su evolución (la fórmula de H. Segal, citada
por Guiard, y según la cual el complejo de Edipo es "parte integrante" de la posición,
creo que debe 'entenderse en este movimiento dialéctico). En el segundo caso, la
articulación es mucho más difícil de describir. Es cierto que el movimiento de pasaje
de una situación dual a la tríada edípica tal como lo describe tacan, presenta una cierta
analogía (que me guardaré muy bien de exagerar) con la descripción por M. Klein del
pasaje de la posición depresiva al Edipo. Pero me doy cuenta de que, en los detalles,
esta convergencia no va muy lejos, y varios puntos no me son del todo claros.
Otro punto señalado por Guiard se refiere a la polaridad instinto de vida-instinto
de muerte para Kleln, y a su compatibilidad con el enfoque, situacional (es decir, no
"instlntlvlsta") que me parece característico de M. Klein. No creo que la aceptación
de la teoría del instinto de muerte para M. Klein pueda entenderse como un simple resto
de su adhesión a Freud, como Uno de estos conceptos que se siguen usando por costum-
bre, pero han perdido su vigencia actual.
No creo tampoco que el mantenimiento de este concepto por M. Klein con
tan!a insistencia y con tanta tenacidad responda a una necesidad teórica (como podría
ser la de dar cuenta del orlqen de la angustia paranoide, o de la envidia primaria).
Creo que corresponde a algo muy vívido y concreto de su experiencia analítica y de su
descubrimiento de lo aterrador de las figuras y de las fantasías que encontramos uni-
versalmente en los estados arcaicos o regresivos. Si la angustia es el nódulo de la
perspectiva kleiniana, y si la angustia es la "expresión directa" del instinto de muerte,
'éste tiene la' función de ún concepto rector. Lo sltuaclonal no puede sostenerse, ni su
dinámica entrar en juego sin la polaridad instinto de vida-instinto de muerte.
Quedaría por ver si Melanie Klein entiende realmente por la expresión "instinto
de muerte" lo mismo, o 'algo semejante a lo que Freud entendía por Todestrieb. Res-
ponder a tal pregunta necesitaría un estudio detallado, Pero desde ya podemos darnos
cuenta de que no es así, nada más que si consideramos el exacto paralelismo de los
dos instintos para M. Klein, cada fantasía inconsciente libidinal siendo duplicada por
una fantasía inconsciente tanática y fusionada eventualmente con ella en proporciones
variables, y la no existencia de este paralelismo para Freud. la libido, para Freud, no
es de ,la.misma naturaleza que el Todestrieb, y muchas de las críticas que se han diri-
gido a este último concepto pasan por alto este dato. En cuanto a mí, la polaridad vida-
muerte (o libido-destructividad) me resulta imprescindible para entender la clínica.
, En lo que respecta a la existencia del concepto de Nachtraglichkeit en M. Klein,
me parece que, tenemos con Guiard un malentendido. No se' trata de una posibilidad
de elaboración a posterioride algo pasado, poslbllldad que nadie pone en, duda, sino
de la inversión temporal que puede hacer que un acontecimiento en sí, il)diferelJte'.en ,533
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