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LA EXPROPIACIÓN PETROLERA DE 1938

Década de 1930. El movimiento obrero se estaba organizando en México. A


inicios de 1936, 21 sindicatos petroleros conformaron el Sindicato de Trabajadores
Petroleros de la República Mexicana, que adhirió a la CTM.

En julio de ese año, el nuevo sindicato elaboró un proyecto de convenio colectivo


que, de acuerdo con Samuel León e Ignacio Marván en su libro En el cardenismo
(1934-1940), incluía las siguientes demandas:

 Jurisdicción del sindicato sobre todos los empleados, excepto algunos


técnicos y ejecutivos.
 Control por parte del sindicato de la contratación y el despido.
 Semana laboral de 40 horas.
 Mejoramiento del servicio médico y la aprobación de un plan de pensiones.
 Mejores condiciones de alojamiento en los campos petrolíferos.
 Dieciocho días de descanso obligatorio en el año.
 Vacaciones de 25 a 60 días dependiendo de la antigüedad del trabajador.
 Transporte gratuito al lugar elegido de vacaciones por el trabajador.
 Incremento salarial de 26 millones de pesos y otras prestaciones.

El 3 de noviembre lo presentaron ante las empresas y anunciaron que irían a la


huelga si las negociaciones no iniciaban el día 13 del mismo mes. Las empresas
se opusieron, argumentando que había otros convenios en vigencia. El gobierno
pidió posponer la huelga unos días. El sindicato anunció la huelga para el día 29.
Cárdenas intervino: propuso que en un plazo de seis meses se realizara una
convención para debatir sobre el nuevo convenio.

La huelga petrolera
Estalló el 28 de mayo de 1937, y contó con el apoyo de la CTM. Duró 13 días
durante los cuales se vio afectado el transporte, que no podía dar servicio por falta
de combustible, y los tranvías eléctricos no alcanzaban, las industrias casi
cerraron, la economía nacional redujo su actividad al mínimo: nada funcionaba (ni
funciona) sin petróleo.

El enorme poder de los petroleros de paralizar el conjunto de la producción quedó


de manifiesto. De nuevo, Cárdenas les pidió a los trabajadores que levantaran la
huelga, cuestión que aceptaron el 9 de junio.

El Frente Popular y el petróleo


La dirigencia del sindicato y la CTM habían resuelto que “frente a la lucha
imperialista, la única táctica de lucha posible es la táctica de un frente popular.
¿Cómo realizar la táctica del frente popular frente a la actitud de las empresas
imperialistas del petróleo? Ligando los intereses del movimiento obrero y el pueblo
de México junto con los intereses del gobierno nacional, hacer un frente común el
sector proletariado y el pueblo, frente a las empresas imperialistas”.
Así contuvieron la lucha obrera y la subordinaron a la vía “legal” y las necesidades
del gobierno, en vez de mantener su independencia política.

El sindicato presentó ante la Junta Nacional de Conciliación y Arbitraje un conflicto


colectivo de carácter económico. Ésta emitió su laudo el 18 de diciembre: condenó
a las empresas a pagar 26 millones de pesos en aumentos de salarios y
prestaciones.

Los representantes de los empresarios plantearon que era imposible cumplirlo y


que daban por terminado el contrato de trabajo. Se investigó a las compañías para
verificar si era cierto, y los peritos concluyeron que la industria petrolera en México
les dejaba más utilidades que en Estados Unidos.

El día 28/dic las compañías presentaron un amparo ante la Suprema Corte de


Justicia de la Nación. El 1° de marzo la Corte negó el amparo, y el día 14 instó a
las empresas a cumplir con el laudo del 18 de diciembre.

La expropiación
Ante la negativa de las compañías petroleras de aceptar el laudo oficial –con la
amenaza de una nueva huelga obrera en el aire y la amenaza explícita de las
empresas de llevarse sus capitales de México–, el 18 de marzo Cárdenas anunció
la expropiación petrolera, ante el asombro del mundo, y pidió apoyo moral y
material a la población mexicana, que contribuyó también al pago de las
indemnizaciones a las empresas.

Así dio fin a una larga historia de expoliación de los recursos energéticos por parte
del imperialismo.

Las empresas expropiadas fueron muchas, entre otras, la Compañía Mexicana de


Petróleo El Águila (subsidiaria de la Royal Dutch Shell) y la California Standard Oil
Company of Mexico (hoy Chevron).

León Trotsky, ya exiliado en México, se pronunció en su artículo “México y el


imperialismo británico”: “Sin sucumbir a las ilusiones y sin sucumbir a las
calumnias, los obreros avanzados apoyarán completamente al pueblo mexicano
en su lucha contra los imperialistas. La expropiación del petróleo no es ni
socialista ni comunista. Es una medida de defensa nacional altamente
progresista”.

La campaña de boicot
Inglaterra y Holanda amenazaron con el boicot al país, los gobiernos imperialistas
se agitaban. Las empresas extranjeras que producían insumos para la industria
petrolera se negaron a proveer a México.

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