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Resumen de prácticas.

Este es un resumen extraído de las practicas que todos los grupos realizaron, a las cuales

deben prestarle atención.

1. La Motivación

La motivación está relacionada con otras variables psicológicas como el nivel de estrés,
la autoestima y la concentración y por lo tanto puede verse incluida ya sea de forma
negativa o positiva por estas variables.

El grado de motivación personal que sentimos por una misma cosa puede tener
intensidades distintas en cada uno de nosotros.

La motivación negativa está relacionada con el miedo a las consecuencias. En cambio,


la motivación positiva, es el proceso mediante el cual el individuo inicia, sostiene y da
dirección a su conducta hacia la obtención de una recompensa, sea externa (un premio)
o interna (gratificación derivada de realizar la actividad). Este resultado positivo
estimula la repetición de la conducta que lo produjo. Sus consecuencias Acuña como
reforzadores de tal comportamiento.

Algunas teorías de las emociones fueron propuestas por:

• Teoría de James (1884) y Lange (1885).


• Teoría de Cannon (1927) y Bard (1938).
• Teoría de los dos factores (Schachter-Singer, 1962).
• Teoría de la activación (Easterbrook,1959).

Emociones básicas:
• Son procesos relacionados con la evolución y la adaptación, los cuales tienen un
sustrato neural innato, universal y un estado afectivo, que podríamos llamar
sentimiento, asociado característico.
• También son procesos psicológicos que nos permiten reconocer las cosas
agradables y las que no lo son. Cada persona es capaz de experimentar las
emociones de forma distinta y esto siempre va a variar de acuerdo con su
personalidad y sus experiencias. Es por esto que el estudio de las emociones se
mantiene en constante evolución y es tan atractivo para los investigadores.
• Son las primeras emociones que todos sentimos frente a una situación o
estímulo. Éstas son clave para nuestro desarrollo y supervivencia. Se piensa que
a partir de éstas se desarrollan todas las demás emociones que somos capaces de
sentir a lo largo de nuestra vida.
• Las emociones básicas, también ejercen la función de mecanismos de defensa
que nos ayudan a reaccionar con rapidez ante acontecimientos inesperados que
funcionan de manera automática, son impulsos para actuar. Cada emoción
prepara al organismo para una clase distinta de respuesta.
Tenemos 8 emociones básicas: Alegría, amor, ira, sorpresa, tristeza, aversión (rechazo
o repugnancia), miedo, vergüenza.

Identificar las emociones implica conocer las señales emocionales de la expresión


facial, los movimientos corporales y el tono de voz. Para ello podemos proponer
algunas actividades, en las que se reflejen las señales faciales de cada emoción o
sentimiento:

• Pruebas o preguntas
• Análisis de audio
• Análisis de video
En el caso de la emoción como ente motivador, la mayoría de los investigadores de la
emoción concuerdan en que las emociones funcionan como un tipo de motivo.

Aunque hoy se habla de 8 emociones básicas, es importante resaltar que, durante la


década de 1970, el psicólogo Paul Eckman identificó 6 emociones básicas que, según
sus investigaciones, eran una experiencia universal en prácticamente todas las culturas.

1. La sorpresa, se puede definir como una reacción causada por algo imprevisto,
novedoso o extraño. La vivencia subjetiva que la acompaña es una sensación de
incertidumbre junto a un estado en el que la persona tiene la sensación de tener
la mente en blanco.

2. El asco, es una de las emociones básicas que se conocen desde los trabajos de
Charles Darwin acerca de la emoción animal. Esta se caracteriza por una
sensación de repulsión o evitación ante la posibilidad, real o imaginaria, de
ingerir una sustancia nociva, que tenga propiedades contaminantes. La sensación
subjetiva es un gran desagrado y de una marcada aversión al estímulo que se
produce. Su función es rechazar todos aquellos estímulos que puedan provocar
una intoxicación. Las náuseas y el malestar contribuyen a evitar cualquier
ingestión dañina para el cuerpo. Además, con el tiempo, esta emoción se ha
tomado también un carácter social, rechazando aquellos estímulos sociales
tóxicos para nosotros.

3. El miedo, es la emoción más estudiada en los animales y en el ser humano. Es


un estado emocional negativo o aversivo con una activación muy elevada que
incita la evitación y el escape de situaciones peligrosas. La vivencia de esta trae
una sensación de gran tensión junto a una preocupación por la propia seguridad
y salud. Su función es mantener el bienestar y asegurar la supervivencia. Esta
emoción nos es útil para preparar el cuerpo y producir conductas de huida o
afrontamiento ante estímulos potencialmente peligrosos. Además, facilita el
aprendizaje de nuevas respuestas que apartan a la persona del peligro.
4. La alegría, está asociada de manera directa con el placer y la felicidad. Esta
aparece, en respuesta a la resolución de alguna meta personal o ante la
desaparición o control de un estado de malestar. Su función es recompensar
aquellas conductas beneficiosas para uno mismo. Cuando realizamos una acción
que satisface una meta, es cuando se dispara la alegría, y gracias a ello esa
conducta se repetirá para volver a vivir esa sensación de placer. Es quizás el
reforzados más natural con el que contamos. A nivel fisiológico nos
encontramos con un aumento de la tasa cardíaca y un mayor ritmo respiratorio.
Además, en la química cerebral nos encontramos con una mayor liberación de
endorfinas y dopamina.

5. La tristeza, se caracteriza por un decaimiento del estado de ánimo y una


reducción significativa en su nivel de actividad cognitiva y conductual. A pesar
de la mala fama que tiene esta emoción, cumple funciones iguales o más
importantes que el resto de las emociones básicas. La función de la tristeza es
actuar en situaciones donde el sujeto se encuentra impotente o no puede llevar a
cabo ninguna actuación directa para solucionar aquello que le apena, como el
fallecimiento de un ser querido. Por ello la tristeza baja el nivel de actividad, con
el objetivo de economizar recursos y evitar que hagamos esfuerzos innecesarios.
Además, actúa de manera auto protectora, generando un filtro perceptivo que
centra la atención en uno mismo en lugar del estímulo dañino. Y lo más
importante, instiga a la búsqueda de apoyo social que te facilite la huida de la
situación depresora.

6. La ira, es el sentimiento que emerge cuando la persona se ve sometida a


situaciones que le producen frustración o que le resultan aversivas. La vivencia
que surge de la misma se categoriza como desagradable, junto a una sensación
de tensión que nos anima a actuar. Es una emoción polifacética y en muchos
casos ambigua, debido que dependiendo de la situación puede verse más o
menos justificada o con un objeto más o menos identificado. Su función es
evolutiva, nos dota de los recursos necesarios para hacer frente a una situación
frustrante. Cuando tenemos que hacer frente a un peligro o superar un reto, ese
gasto de recursos para aumentar la activación nos ayuda a lograr el éxito.

Desarrollo Temprano

Entre el año y medio y los tres años y medio es cuando se comienza a desarrollar la
motivación, con la frase: “Yo hice esto”, es decir, cuando descubre que es capaz de
lograr hacer algo que antes era incapaz de ejecutar.

Los niños tienden a imitar todo lo que hacen los adultos; por este motivo, es de vital
importancia proporcionarles modelos de conducta buenos que puedan imitar
Para el desarrollo la motivación en el niño es necesario, o al menos, deseable, un
ambiente que induzca seguridad y que fomente autonomía, responsabilidad y
compromiso.

Inteligencia Emocional:

La Inteligencia Emocional es un constructo que nos ayuda a entender de qué manera


podemos influir de un modo adaptativo e inteligente tanto sobre nuestras emociones
como en nuestra interpretación de los estados emocionales de los demás.

El concepto de inteligencia emocional fue popularizado por el psicólogo estadounidense


Daniel Goleman y hace referencia a la capacidad para reconocer los sentimientos
propios y ajenos. La persona, por lo tanto, es inteligente para el manejo de los
sentimientos.

Para Goleman, la inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas:


descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una
motivación propia y gestionar las relaciones personales.

La inteligencia emocional tiene una base física en el tronco encefálico, encargado de


regular las funciones vitales básicas. El ser humano dispone de un centro emocional
conocido como neocórtex, cuyo desarrollo es incluso anterior a lo que conocemos como
cerebro racional.

La amígdala cerebral y el hipocampo también resultan vitales en todos los procesos


vinculados a la inteligencia emocional. La amígdala, por ejemplo, segrega noradrenalina
que estimula los sentidos.

Aquella persona que cuente con importantes niveles de inteligencia emocional es un


individuo que gracias a la misma consigue los siguientes objetivos en su relación con
los demás:

✓ Que quienes le rodean se sientan a gusto con él.


✓ Que al estar a su lado no experimenten ningún tipo de sensación negativa.
✓ Que confíen en él cuando necesiten algún consejo tanto a nivel personal como
profesional.
✓ Pero no sólo eso. Alguien que dispone de inteligencia emocional es quien:
✓ Es capaz de reconocer y de manejar todo lo que pueden ser las emociones de
tipo negativo que experimente.
✓ Tiene mayor capacidad de relación con los demás, porque cuenta con la ventaja
de que consigue entenderlos al ponerse en sus posiciones.
✓ Logra utilizar las críticas como algo positivo, ya que las analiza y aprende de
ellas.
✓ Es alguien que precisamente por tener esa inteligencia emocional y saber
encauzar convenientemente las emociones negativas, tiene mayor capacidad
para ser feliz.
✓ Cuenta con las cualidades necesarias para hacer frente a las adversidades y
contratiempos, para no venirse abajo.

Elementos de la inteligencia emocional

Existen unos componentes o principios que definen como actúa la Inteligencia


Emocional en nuestras vidas. Estos son los siguientes:

1. Autoconciencia Emocional
2. Autorregulación Emocional
3. Motivación
La motivación es el tercer componente de la Inteligencia Emocional. Esta es un proceso
psicológico que comprende la habilidad de dirigir nuestros estados emocionales hacia
una meta u objetivo determinado, siempre con un foco positivo y con mucha energía.

4. Empatía
5. Habilidades Sociales

Autoconciencia Emocional

Este primer componente también es nombrado como autoconocimiento emocional, es


decir, tener la habilidad de reconocer y entender las emociones propias y el estado de
ánimo. Es un proceso intelectual y gracias a él, podemos establecer una relación entre lo
que sentimos, cómo lo expresamos y cómo lo viven los demás. Ponemos el foco en
nuestro interior para entendernos un poco mejor.

Gracias a la autoconciencia emocional, podemos identificar los estados emocionales


concretos que vivimos a lo largo del día para poder analizar también el efecto que
producen dichos estados en el entorno, y es que las emociones también interfieren en las
relaciones sociales.

Por ejemplo, mientras que un día en el que estás contento disfrutas mucho de los planes
con tus mejores amigos, es posible que, en un momento de enfado, tiendas a distanciarte
y a ver el lado negativo de los demás. Las emociones, en cierto modo, cambian la
mirada del mundo que te rodea.

Autorregulación Emocional

También conocida como autocontrol emocional, implica la capacidad de controlar los


impulsos y las emociones de una forma asertiva y correcta para evitar vivir a merced de
los instintos más primarios. Una baja autorregulación emocional puede llevar a muchos
conflictos, broncas y altercados con aquellos que nos rodean. Esto, a la larga, puede
producir una imagen personal muy negativa y alejarnos de nuestras amistades y
relaciones más cercanas.

Gracias al autocontrol emocional, podemos regular nuestras respuestas emocionales


reaccionando de manera adecuada ante los acontecimientos que nos depara la vida, de
manera que podemos adaptarnos mejor al entorno que nos rodea.

Se trata de aprender a pensar las cosas antes de hablar, poder racionalizar la emoción
para evitar que nos desborde y se transforme en ansiedad o adquirir recursos propios
para aprender a gestionar nuestras conductas y emociones nosotros mismos.

Motivación

La motivación es el tercer componente de la Inteligencia Emocional. Esta es un proceso


psicológico que comprende la habilidad de dirigir nuestros estados emocionales hacia
una meta u objetivo determinado, siempre con un foco positivo y con mucha energía.
Gracias a la motivación, también nos podemos recuperar más fácilmente de
contratiempos de la vida, encontrar soluciones rápidamente y volver a encaminarnos
hacia nuestras metas, siendo más persistentes y enfáticos.

Por ejemplo, si nuestra meta es conseguir un buen trabajo, es posible que no lo


consigamos a la primera, pero gracias a la motivación, jamás olvidaremos cuál es
nuestra meta y seguiremos buscando el mejor camino hasta poder alcanzar el objetivo
deseado.

La falta de motivación se traduce en aburrimiento, cansancio, rutina entendida de una


forma negativa, tristeza… En cambio, tener una razón para luchar se transforma en un
motor para vivir.

Empatía

El cuarto elemento de la Inteligencia Emocional es la empatía. Cuando hablamos de


empatía, nos referimos a la famosa capacidad de ponernos en el lugar del otro, de
reconocer las emociones y los sentimientos ajenos. En algunos casos extremos, incluso
de vivir esas emociones.

Gracias a esta habilidad, somos capaces de entender e interiorizar las emociones de los
demás a partir de la expresión emocional que estos que nos muestran. Ponemos
conciencia, pues, en los sentimientos y emociones de quienes nos rodean, vemos
nuestro entorno desde otra perspectiva en vez de poner el foco en nosotros mismos.
Saber cómo se siente otra persona mediante la comprensión de sus gestos es una
capacidad que favorece la comprensión mutua y nos permite tener más y mejores
relaciones interpersonales.
Por ejemplo, si alguien llora a nuestro lado, podemos entender que está sufriendo algún
tipo de dolor, ya sea físico o emocional. Además de saber qué le ocurre, si tenemos
desarrollada la capacidad de empatizar, podemos sentir ese dolor como nuestro.

Habilidades Sociales

Entendemos las habilidades sociales como el conjunto de capacidades que nos permiten
dar respuestas adecuadas al entorno y relacionarnos mejor con las personas que nos
rodean. Son la clave para un buen desarrollo personal y profesional. Gracias a ellas,
podemos comunicarnos de manera más asertiva, dando a conocer nuestras necesidades
para que quienes nos rodean entiendan mejor cómo nos sentimos.

Proceso emocional en las relaciones interpersonales

En la vida resultan significativas las relaciones que establecemos con los otros; ellas
juegan un papel fundamental en nuestro desarrollo y bienestar. A través de estas,
obtenemos importantes refuerzos sociales que favorecen la adaptación a nuestro
entorno. Tener habilidades para establecer adecuadas relaciones con los demás nos abre
puertas. En contrapartida, la carencia de estas puede provocar muchas dificultades.

Las relaciones interpersonales consisten en la interacción recíproca entre dos o más


personas. Involucra los siguientes aspectos: la habilidad para comunicarse, el saber
escuchar, la solución de conflictos, la asertividad, la expresión auténtica del ser humano
que eres, y otras habilidades sociales.

Goleman, con su concepto de Inteligencia Emocional, junto a otros investigadores y


estudiosos del tema, han resaltado la importancia de los aspectos emocionales del
individuo. Ellos coinciden en que el éxito personal ya no depende tanto del nivel de
inteligencia lógica, como de las habilidades que se poseen para manejar contextos
interpersonales.

Las habilidades sociales o de relación interpersonal están presentes en todos los ámbitos
de nuestra vida. Son conductas concretas, de complejidad variable, que nos permiten
sentirnos competentes en diferentes situaciones y escenarios, así como obtener una
gratificación social.

Hacer nuevos amigos y mantener nuestras amistades a largo plazo, expresar a otros
nuestras necesidades, compartir nuestras experiencias, empatizar con las vivencias de
los demás y defender nuestros intereses; son sólo algunos ejemplos de su importancia.

Es una necesidad el que se cultive la empatía, la resolución de conflictos


interpersonales, el manejo de tus sentimientos y emociones, las estrategias
comunicativas, ya que de esta manera estarás preparándote para una mejor existencia.
No es infrecuente encontrarnos con niños, adolescentes y adultos que precisamente
tienen dificultades en esta dimensión: graves problemas de comunicación, incapacidad
para establecer relaciones afectivas, trastornos de conducta, impulsividad y agresividad.

Cuando hay una relación interpersonal eficiente se produce satisfacción, autenticidad,


empatía y compañerismo, ello conlleva a conseguir estabilidad emocional y felicidad.

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