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Los controles de la legislación delegada

Ignacio GUTIERREZ GUTIERREZ

La legislación delegada, por su carácter fronterizo cional, característica entonces de las normas proce-
dentro del sistema de fuentes, entre la Ley y el Re- dentes de la potestad legislativa2•
glamento, es un instituto particularmente significati- Mas la función práctica de la construcción domi-
vo. Su peculariedad se refleja de modo especial en naba sobre el ri~or dogmático. Jiménez Campo de-
los controles que recaen sobre ella; de la detallada sarrolla en 1981 una crítica ya apuntada en 1974
regulación constitucional de la legislación delegada, por GiI-Robles4; de acuerdo con ella, la tesis men-
el artículo 82.6 quizá sea la cláusula más problemá- cionada encierra una petición de principio. La legis-
tica. Las dificultades planteadas por tales controles lación delegada tendría rango reglamentario si se
han sido superadas ordinariamente a través de la constatara en ella un exceso respecto de la Ley de-
asimilación del Decreto Legislativo al Reglamento. legante, el llamado ultra vires. Esta constatación es
Entre otros efectos, esta tesis ha llevado a atribuir el resultado eventual de un enjuiciamiento, para el
el control de su validez a los Tribunales ordinarios, cual sólo es competente la jurisdicción ordinaria si
y a excluir ciertos controles parlamentarios que se la norma tiene, ya antes, rango reglamentario. Uno
consideran propios del Decreto-Ley. Pero ambas de los posibles resultados del juicio aparece, pues,
conclusiones son dudosas. como presupuesto necesario para el juicio mismo.
Constituye el objeto directo de este trabajo 1, de La Constitución permite eludir la alternativa entre
un lado, precisar el alcance de las competencias del la ruptura de la lógica y la exención del control. La
Tribunal Constitucional y de los Tribunales ordina- solución consistiría en atribuir al Tribunal Constitu-
rios en el control de los Decretos Legislativos; de cional el control de los Decretos Legislativos ultra vi-
otro, identificar, entre los controles adicionales ima- res. En efecto, la infracción de la Ley delegante pro-
ginables, cuáles resultan compatibles con el institu- duce una verdadera y propia invalidez; sólo a través
to de la legislación delegada. No obstante, también de la constatación de tal invalidez la norma delega-
en este limitado ámbito de estudio se reflejan algu- da pierde su eficaciaS. Y el monopolio del Tribunal
nos problemas generales del régimen parlamenta- Constitucional para rechazar la validez de las nor-
rio, en concreto la tendencia a fortalecer los pode- mas con rango de Leyes un dato suficientemente
res normativos del Gobierno en el contexto del Es- singularizado en nuestra Constitución6. Por esta ra-
tado social y de su crisis. También en los pequeños zón, tampoco cabe invocar la pretendida escisión
debates sobre cuestiones quizá marginales se plan- entre los controles de ilegalidad y de inconstitucio-
tean los grandes conflictos. nalidad para fundar el control de la jurisdicción ordi-
naria en materia de ultra vires7. Tal distinción no está
reconocida en nuestro ordenamiento, al menos para
1. La consideración de la legislación delegada las normas con rango de Ley; y, por lo demás, se
como una de las manifestaciones de la potestad re- enfrentaría con objeciones sustanciales.
glamentaria del Gobierno tiene su origen en la doc- En definitiva, la Constitución parece imponer que
trina preconstitucional, representada sobre todo por la relación de los jueces con los Decretos Legislati-
el estudio que García de Enterría publica en 1970. vos posteriores a la Constitución sea idéntica a la
Con esta tesis se procuraba evitar que la legislación que les vincula a las Leyes. Podrían sólo interpre-
delegada gozara de la exención del control jurisdic- tarlos y aplicarlos al caso concreto. Si los estimaran

1 Resume la Tesis doctoral del mismo título, dirigida por A. Ló- «El control jurisdiccional de los Decretos Legislativos ••, Poder Ju-
pez Pina y defendida el pasado 30 de septiembre, en la Facultad dicial, n.O24, págs. 34 s.
de Derecho de la Universidad Complutense, ante A. Nieto, J. De 4 A. Gil-Robles, ••El control de legalidad de las normas con va-
Esteban, J. Asensi, M. A. Garcla Herrera y P. J. González-Trevi- lor de Ley. Notas sobre un criterio jurisprudencial ••, REOA, n.· 3.
jano. La atención que merecen las ricas sugerencias entonces re- 5 Sin embargo, de acuerdo con la reciente sugerencia de J. Ji-

cibidas no deberia demorar en exceso su publicación. ménez Campo, los jueces ordinarios podrfan invocar directamen-
te la ineficacia del Decreto Legislativo ultra vires para no aplicar-
2 E. Garcla de Enterrla, ••Legislación delegada y control judi-
lo (<<Losprocedimientos de declaración de inconstitucionalidad ••),
cial ••, en Legislación delegada, potestad reglamentaria y control
en P. Cruz Villalón, J. Jiménez Campo, L. López Guerra, P. Pé-
judicial, Madrid: Tecnos, 1970. El prólogo actualiza la edición de
rez Tremps, Los procesos constitucionales, Madrid: Centro de Es-
1981, que por lo demás se presenta como «incambiada»
tudios Constitucionales, 1992, pág. 33).
(pág. XVII) o ••no adaptada •• (pág. XX). En su contexto similar,
6 Cfr., por todos, M. A. Aparicio Pérez, ••La aplicación de la
E. Tosato habla buscado el mismo resultado a través de una Constitución por los jueces y la determinación del objeto del am-
construcción parcialmente distinta (Le leggi di delegazione, Pa- paro constitucional», RCEC, n.O3, págs. 56 ss.
dova: CEDAM, 1931). 7 Argumento utilizado, entre otros, por C. J. Entrena Palome-
3 J. Jiménez Campo, «El control jurisdiccional y parlamentario ro, «La Constitución española y el control de la legislación dele-
de los Decretos Legislativos ••, ROP, n.O10, págs. 84 ss. Cfr. asi- gada», en AA.W., La Constitución y las fuentes del Derecho,
mismo 1. de Otto, Derecho Constitucional. Sistema de fuentes, Vol. 1, Madrid: Instituto de Estudios Fiscales, 1979, págs. 687 ss.;
Barcelona: Ariel, 1987, págs. 190 ss; e 1. Fernández González, en 1. Fernández González, op. cit., en n.O3, págs. 32 ss.

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inválidos, habrían de remitirlos al Tribunal Constitu- concentrada y las exigencias derivadas del plural
cional a través de la cuestión de inconstitucio- «Tribunales» .
nalidad.
Sin embargo, esta interpretación ha sido rechaza-
da por la jurisprudencia ordinaria y constitucional, y 11. La crítica a la doctrina mayoritaria remite, si
casi unánimementeB por la doctrina, aduciendo un se desarrolla coherentemente, a una cuestión re-
solo argumento. La misma Constitución, al mencio- currente en los estudios sobre el sistema de fuen-
nar en su artículo 82.6 a «los Tribunales», en plural, tes: qué criterios identifican a la Ley.
sugiere que corresponde a la jurisdicción ordinaria Si la Ley fuera simplemente el producto de la vo-
alguna competencia de control. Su alcance no es luntad de las Cortes Generales expresada a través
definido por la Constitución, ni tampoco por la Ley de un determinado procedimiento, la legislación de-
Orgánica del Tribunal Constitucional, cuyo artícu- legada podría resultar un absurdo constitucional. No
lo 27.2 alude a ella menos directamente. Pero, con tendría sentido una norma producida por el Gobier-
la interpretación apuntada, el sentido del término Tri- no como Ley o, al menos, con el régimen de las
bunales quedaría disminuido hasta límites segura- Leyes. Sin embargo, en la doctrina relativa a la iden-
mente inaceptables. Entretanto no se modifique la tificación de las fuentes se constatan algunos crite-
Constitución, es obligado suponer que los Tribuna- rios distintos. Así ocurre con la introducción por parte
les ordinarios ejercen sobre los Decretos Legislati- de Rubio L10rente de elementos materiales en la no-
vos competencias de control diferentes de las que ción de Ley12; o, desde otra perspectiva, cuando De
les corresponden frente a las Leyes. Otto, aun manteniendo los conceptos formales, re-
La doctrina mayoritaria y la jurisprudencia identi- lativiza la diferencia política entre Ley y Reglamen-
fican estas competencias a través de la noción de to, al tiempo que sustantiva las respectivas posicio-
ilegalidad. Oponiéndola a la inconstitucionalidad, se- nes procesales 13.
ría posible, aunque no sencill09, separar las compe- Ambas sugerencias son útiles a la hora de incar-
tencias de la jurisdicción ordinaria y del Tribunal dinar la legislación delegada en el sistema de fuen-
Constitucional. Pero tal separación presentaría indu- tes. Mas, antes de progresar por esta vía, conviene
dables inconvenientes prácticos; el Tribunal Consti- precisar algunos argumentos, referidos a la forma
tucional no podría compensar ni corregir el uso in- de gobierno, cuyo sentido ha cambiado con el trans-
debido de los poderes de control sobre normas con curso del tiempo. Como fundamento de la aparición
rango de Ley atribuidos a los jueces10. Por ello ha de la legislación delegada se invoca el fortalecimien-
de valorarse positivamente que el Tribunal Constitu- to de la legitimación directa del Gobierno, pues le
cional, desde la STC 51/1982 a la reciente STC permite producir Derecho de rango superior al regla-
205/1993, afirme su propia competencia en caso de mentario. Sin embargo, hoyes posible que la legis-
ultra vires, aun en concurrencia con la competencia lación delegada cumpla su función en un régimen ri-
de los Tribunales ordinarios. La confusión de com- gurosamente parlamentario, ofreciendo a las Cortes
petencias, sin embargo, también entraña riesgos; la instrumentos de dirección efectiva de la actividad
aplicación de algunas propuestas racionalizadoras 11 normativa del Gobiern014.
podría disminuirlos, pero nunca eliminarlos por com- Los modelos de polaridad entre Gobierno y Par-
pleto. lamento se corresponden con el paradigma franco-
Si en la doctrina mayoritaria no se encuentra res- alemán de sistema de fuentes. De acuerdo con su
puesta sólida para los problemas que plantea el con- imagen más difundida 15, el ámbito del Reglamento
trol judicial de la legislación delegada, tampoco la independiente e incluso autónomo y las posibilida-
doctrina crítica ha fundado suficientemente una pro- des del Reglamento o la materia reservada son los
puesta alternativa. El reto consiste en hallar un sis- indicadores de la fortaleza del Gobierno, aparte la
tema de competencias que respete, al tiempo, la ló- posibilidad de que éste imponga su voluntad al Par-
gica de nuestro sistema de justicia constitucional lamento en el curso del procedimiento legislativo. La

8 Entre las escasas excepciones, cfr. E. Virgala Foruria, La de- Ley. (Sobre el problema del concepto de Ley en la Constitución)>>,
legación legislativa en la Constitución y los Decretos Legislativos en A. Baratta, D. Grimm, F. Rubio L10rente y otros, Las fuentes
como normas con rango incondicionado de Ley, Madrid: Publica- del Derecho, Barcelona: Anuario de la Facultad de Derecho-Es-
ciones del Congreso de los Diputados, 1991, págs. 175 s; y tudi General de L1eida, 1983.
J. L. Requejo Pages, ••El sistema de fuentes», en F. J. Bastida 13 1. De 000, op. cit., en n.O3, capítulos VII, IX, X Y XI.
Freijedo, J. L. Requejo Pages, Cuestionario comentado de Dere- 14 Cfr. las observaciones concretas de E. Palici Di Suni, La re-
cho constitucional. El sistema de fuentes y la jurisdicción consti- gola e /'eccezione. Istituzíoni parlamentari e potesta normative
tucional, Barcelona: Ariel, 1991, págs. 122 ss. dell'esecutívo, Milán: Giuffré, 1988, págs. 36, 65, 74 ss., 83 s.,
9 Cfr. las dificultades en J. Jiménez Campo, op. cit. en n.O3, 103s.y115.
pá~s. 92 ss. 15 Cfr., entre otros muchos, A. Garronera Morales, El lugar de
El camino se abriría tanto para el activismo judicial que teme la Ley en la Constitución española, Madrid: Centro de Estudios
1.De 000, op. cit. en n.O3, pág. 193, como para la pasividad de Constitucionales, 1980, págs. 21 ss.; J. Pérez Royo, ••La distribu-
los jueces ante normas cuyo rango de Ley les invita a aplicarlas ción de la capacidad normativa entre el Parlamento y el Gobier-
acríticamente. no», en AA. VV., El Gobierno en la Constitución española y en los
11 T. Cuadra-Salcedo, ••La delegación legislativa en la Cons- Estatutos de Autonomía, Barcelona: Diputació de Barcelona,
titución», en W.AA., Estudio sobre la Constitución Española. Ho- 1985, págs. 97 ss.; R. García Macho, Reserva de Ley y potestad
menaje al profesor Eduardo García de Enterría, Vol. " Madrid: Ci- reglamentaria, Barcelona: Ariel, 1988, págs. 29 ss. y 86 ss.;
vitas, 1991, págs. 397 s. J. J. Lavilla Rubira, ••Consideraciones J. M. Baño León, Los límítes constitucionales de la potestad re-
en torno al ámbito del orden jurisdiccional contencioso-adminis- glamentaria (remisión normatíva y reglamento independiente en
trativo en el anteproyecto de Ley reguladora del proceso conten- la Constitución de 1978), Madrid: Civitas-Servicio de Publicacio-
cioso-administrativo», RAP, n.O113, págs. 311 S. nes de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense,
12 F. Rubio L1orente, ••Rango de Ley, fuerza de Ley, valor de 1991, págs. 42 ss.

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legislación delegada en sentido estricto, que contie- - la creación de las normas primarias, eventual-
ne normas gubernamentales con rango de Ley, pa- mente habilitantes de la potestad reglamenta-
rece un elemento extraño en este modelo. ria, sobre todas las materias, y
Por el contrario, en el régimen parlamentario bri- - la creación de toda la regulación no ejecutiva
tánico se diferencian los tipos de normas guberna- en las materias reservadas.
mentales, aunque todas reciban la misma denomi- De este modo, el desarrollo de la noción de rango
nación genérica. V, de modo especial, la práctica del contribuye a sostener tesis, ya defendidas per-
parlamentarismo en Italia, examinada recientemen- suasivamente
te por Staiano 16, acredita un desarrollo diferenciado - acerca de la incompatibilidad del Reglamento
e intensísimo de la legislación delegada, que sirve independiente en sentido estricto con nuestra
para que la doctrina más sensible a los equilibrios Constitución, y
institucionales se oponga a las tendencias expansi- - sobre el alcance llamado absoluto de las con-
vas de la potestad reglamentaria 17. Este desarrollo cretas reservas de Ley que la Constitución
está íntimamente vinculado, por cierto, a la atribu- contempla.
ción exclusiva a la Corte Constitucional del control En el ámbito de la función legislativa, el segmen-
de validez de los Decretos Legislativos18• to que no puede cubrir la legislación delegada, sea
No son incompatibles, pues, una noción de Ley por estar excluido de delegación22, sea por estar re-
adecuada al régimen parlamentario y el fenómeno servado a la Ley delegante, constituye la verdadera
de la legislación delegada. Es más, la noción de Ley reserva del Parlamento. Al respecto se ha desarro-
conforme con nuestra Constitución debe tener en llado una tendencia que diluye los mínimos de regu-
cuenta la legislación delegada. Al efecto, puede apo- lación impuestos a las Cortes Generales. Pero
yarse en el rango común a diversos tipos de nor- resulta cuando menos posible una interpretación ri-
mas 19. Dado que resulta imposible vincular el rango gurosa del mandato constitucional que exige a las
unívocamente a un órgano determinado, se debe Leyes de Bases fijar los principios y criterios a los
asociar a una función materialmente definida. Así, el que han de ajustarse los Textos Articulados23•
rango de Ley hace referencia a la función material- Los motivos prácticos, por sí solos, no pueden
mente legislativa, desempeñada por el Parlamento desmentir la interpretación propuesta. Sigue siendo
o, en su caso, por el Gobierno mediante Decretos- momento de postular una "lectura fiel •• de los ins-
Leyes y Decretos Legislativos2o. trumentos contemplados por la Constitución, antes
La función legislativa resulta necesariamente que una lectura condicionada por determinadas «ra-
abierta, porque la Constitución no contempla la re- zones de "conveniencia" o de "eficacia" ••24. Ello es
serva reglamentaria. Pero contribuye a identificar su particularmente cierto cuando la pretendida eficacia
contenido la reflexión sobre el más preciso papel persigue fines extraños a la propia Constitución,
atribuido por la Constitución a las normas con rango mientras ésta mantiene una mayor coherencia entre
de Ley producidas por el Gobierno. Si por esta vía los objetivos proclamados y los instrumentos articu-
es posible atribuir un contenido mínimo a tal función, lados al efect025.
debe excluirse de su ámbito al Reglamento, aunque
sólo sea por evitar duplicidades funcionales21. Esta 111. En este contexto cobra sentido la delegación
consideración resulta especialmente clarificadora legislativa. Aunque no procede aquí tratar cada uno
para los debates sobre el sentido del principio de le- de los problemas que plantea, si conviene retener
galidad y sobre la intensidad de la reserva de Ley. que la potestad delegada surge con cada delega-
El análisis de los cometidos del Decreto-Ley y del ción26 y, de acuerdo con la Constitución, puede
Decreto Legislativo concluye comprendiendo en la agotarse, caducar o ser suprimida, pero no perpe-
función legislativa tuarse. No hay potestad permanente que permita al

16 S. Staiano, Decisione política ed elasticita del modello nella mientos legislativos especialmente tipificados, que incluso pue-
delf!9a legislativa, Nápoles: Uguori, 1990. den romper la identidad del órgano. Otras materias no son sus-
17 Cfr., por ejemplo, E. Cheli, ••l'ampliamento dei poteri nor- ceptibles de delegación por su naturaleza, y existen normas cuya
mativi dell'esecutivo nei principali ordinamenti occidentali ••, estructura excluye que puedan ser remitidas a la precisión de un
RTDP, 1959, págs. 518 ss. y 526 ss. Texto Articulado.
16 A. A. Cervati, La delega legislativa, Milano: Giuffré, 1972, 23 las aproximaciones más precisas a las nociones utilizadas
cierra la obra: ••Un mutato regime di sindicabilita dei vizi delle leg- por la Constitución para seflalar el contenido minimo de las le-
gi delegate ... non pub non investire lo stesso istituto della delega yes delegantes corresponden quizá a T. Cuadra-Salcedo, op. cit.
I~islativa •• (pág. 226). en n.O11, págs. 385 s.; J. A. Santamarla Pastor, Fundamentos de
11 Cfr. F. De Carreras, ••La ley en el constitucionalismo y en Derecho-Administrativo " Madrid: Centro de Estudios Ramón
la Constitución española ••, RFDUC, n.O15, págs. 316 s. Areces, 1988, págs. 661 ss.; y J. L. Villar Palasí, E. Suflé llinas,
20 Cfr., en lo fundamental, E. Espín Templado, ••Separación de ••Artículo 82. legilsación delegada. leyes de Bases. Textos le-
poderes, delegación legislativa y potestad reglamentaria en la gales refundidos ••, en O. Alzaga (dir.), Comentarios a las Leyes
Constitución española ••, RCG, n.O6; y también F. Cuocolo ••GIi Polfticas, T. VII, Madrid: Edersa, 1985, págs. 104 ss.
atti dello Stato aventi "forza di legge" ••, RTDP, 1961.
24 A. Garrorena Morales, op. cit., en n.O15, págs. 13 ss. Y
21 C. De Cabo, ••Estado y Estado de Derecho en el capitalis-
141 S.
mo dominante: aspectos significativos del planteamiento consti-
tucional espaflol ••, REP, n.O9, págs. 113, ss., para el Decreto le- 25 la citada interpretación de C. De Cabo, ajustada al texto de
gislativo. M. Arag6n, ••La función legislativa de los Parlamentos la Constitución, está al tiempo orientada hacia fines explicitos, por
y sus problemas actuales ••, en A. Garronera Morales (ed.), El Par- ejemplo, en su artículo 9.2. (op. cit., en n.O21, págs. 117 ss.).
lamento y sus transformaciones actuales, Madrid: Tecnos, 1990, 26 En contra de asimilar la delegación a una simple autoriza-
pág. 141, para el Decreto-ley. ción para el ejercicio de una potestad preexistente, casi toda la
Este ámbito comprende y excede la reserva de ley orgáni- doctrina italiana a partir de E. Tosato, op. cit., en n.O2,
ca. Tampoco cabe delegación en las materias objeto de procedi- págs. 18 ss.

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Gobierno producir Decretos Legislativos bajo ciertas mica de la potestad delegada, distinta, al respecto,
condiciones, frente al carácter inagotable que es or- de la permanente potestad legislativa de las Cortes
dinario en las potestades normativas27. Generales. Es a esta singularidad a la que la Cons-
Esta construcción arroja luz sobre el problema de titución alude con el plural.
los controles judiciales de la legislación delegada. Esta tesis podría resultar atractiva para los Tribu-
En efecto, hemos aludido a la necesidad de preci- nales ordinarios también en términos prácticos. De
sar competencias de control en manos de la juris- un lado, satisface suficientemente la pretensión,
dicción ordinaria diferentes a las que tiene sobre las constitucionalmente fundada, de poseer verdaderas
Leyes. De 000 sugiere, por motivos prácticos, que competencias de control. Al tiempo, les libera par-
estas competencias tengan carácter excepcional, en cialmente de la responsabilidad en el control de ade-
casos de ausencia de delegación o de desconexión cuación de la legislación delegada a los principios y
entre ésta y la norma delegada28; Balaguer Callejón criterios contenidos en la Ley delegante, que resulta
ha insistido recientemente en la misma idea29. Ta- más comprometido, y estimula en este ámbito su co-
les propuestas podrían aludir a supuestos en los que laboración con el Tribunal Constitucional. Otorga
el Gobierno carece de potestad delegada; y, por tan- certeza, en fin, a las normas materialmente legisla-
to, no existe, en términos jurídicos, la norma que, sin tivas, que dejan de estar sujetas en caso de invali-
embargo, ha sido publicada como Decreto Legis- dez a la llamada inaplicación incidental.
lativo.
Ya Kelsen aludía a ciertos límites absolutos de la
autoatribución de sentido normativ03o. En España, IV. Junto con las competencias judiciales, la
la publicación de las Leyes se ha considerado con- Constitución menciona unas «fórmulas adicionales
dición de existencia de las mismas31. En Italia, el de control», pero sin llegar a identificarlas. Los con-
ámbito de la inexistencia es definido por Zagrebelsky cretos controles adicionales han de ser impuestos
en términos más amplios: no existe una Ley que se precisamente por cada Ley delegante «en cada
presenta como producida por quien carece de la po- caso»34.
testad legislativa, por ejemplo, una Junta Militar, y Si los controles adicionales pueden encomendar-
esa inexistencia radical permite ignorar radicalmen- se a las Cortes Generales, la cláusula constitucio-
te la pretensión de vigencia de la norma32. nal convierte a las Leyes delegantes en fuente del
Para los Decretos Legislativos, Patrono había de- Derecho parlamentario. Sin embargo, no podrán
sarrollado sobre bases similares la diferencia entre quebrar singularmente los principios en los que se
defecto y simple exceso de delegación, pero exclu- asienta el Derecho parlamentario español, que en-
yendo para Italia las consecuencias ~ue podrían de- lazan con normas constitucionales. Por su parte, el
traerse en materia de control judicial 3. En España, Reglamento del Congreso de los Diputados regula
tales consecuencias se amparan precisamente en el la materia. Ello no contraviene la reserva de norma
plural «Tribunales». del artículo 82.6 de la Constitución en la medida en
Los Tribunales ordinarios, del mismo modo que ig- que tal regulación tenga carácter supletori035 y se li-
noran las Leyes no publicadas, pueden ignorar los mite a los aspectos que afecten a la organización y
Decretos Legislativos inexistentes; esto es, produci- al funcionamiento de la Cámara. Pero estas cues-
dos sin previa delegación, o con ésta caducada, de- tiones, sin duda importantes, no dejan de ser adje-
rogada o agotada; o por órgano distinto del Gobier- tivas respecto de los controles mismos.
no, o en materia distinta de la mencionada por la Los controles adicionales pueden ser previos o
Ley delegante. posteriores a la aprobación definitiva de la norma de-
La categoría de existencia integra tal competen- legada por el Gobierno. Los primeros configuran en
cia en el sistema de justicia constitucional concen- cada caso el procedimiento de elaboración de la le-
trada, pues corresponde a los Tribunales en tér- gislación delegada.
minos idénticos a la que tienen sobre las Leyes La doctrina y la práctica dan unánimemente por
inexistentes. Pero, además, llena de sentido el plu- supuesta la aplicabilidad de las normas legales que
ral, porque el alcance de la competencia sobre los regulan la producción de Reglamentos, y apenas
Decretos Legislativos y sobre las Leyes es sustan- plantean como problema específico la elaboración
cialmente diferente, habida cuenta la peculiar diná- de los Decretos Legislativos. Lo cierto es que tal te-

27 En distintos planos. E. García de Enterría. T. R. Fernández, sie jenseits der Grenza absoluter Nichtigkeit stehen •• ("Wessen
Curso de Derecho Administrativo l. Madrid: Civitas. 1984, und Entwicklung der Staatsgerichtsbarkeit •• (AuszOge), en P. Ha-
págs. 421; G. Zagrebelsky, Manuale di Diritto Costituzionale. ,. 11 berle (Hrsg.), Verfassungsgerichtsbarkeit. Darmstadt: Wissens-
sistema delle fonti del Diritto. Torino: UTET, 1987. págs. 39 s.; chaftliche Buchgesellschaft. 1976, pág. 84).
L. M. Díez-Picazo. La derogación de las Leyes. Madrid, Civitas, 31 Cfr. íntegramente la reciente monografía de P. Biglino Cam-
1990. págs. 102 s. pos, La publicación de la Ley. Madrid: Tecnos. 1993.
28 1. De 000, op. cit .• en n.O3. págs. 193 s.
32 G. Zagrebelsky, op. cit .• en n.o 27, pág. 37; Y La giustizia
29 F. Balaguer Callejón, Fuentes del Derecho 11.Ordenamien-
costituzionale. Bologna: 11 Mulino, 1988. págs. 162 ss.
to general del Estado y ordenamientos autonómicos. Madrid: Tec-
33 M. Patrono. "Decreti legislativi e controlio di costituzionalita
nos, 1992, págs. 94 s.
30 H. Kelsen, Teorfa pura del Derecho. México: Universidad (aspetti problematici»>. Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura
Nacional Autónoma, 1986. págs. 278 s .• 281 y 284, muestra que. Civile. 1968.
aun cuando se haya privado expresamente a los Tribunales de 34 J. L. Villar Palasí, E. Suñé Llinas, op. cit., en n.O23.
examinar ••la constitucionalidad de las Leyes que deben aplicar. .. págs. 110 s.
tiene que otorgárseles un mínimo de competencia ••. Se someten 35 J. R. Montero Gibert. J. García Morillo, El control parlamen-
al Tribunal Constitucional ••alle Akte, die subjektiv mit dem Ans- tario. Madrid: Tecnos, 1984, págs. 112 s. y 116 s. E. Virgalla Fo-
pruch auftreten. Gesetz zu sein ...• vorausgesetzt natOrlich. dass ruria. op. cit .• en n.O8. págs. 214 s.

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sis deriva de la problemática naturaleza reglamen- mentarios a posteriorf'O, con los controles judicia-
taria de la legislación delegada. Significativamente, les41, e incluso con las determinaciones materiales
incluso algunos críticos de la doctrina mayoritaria, de la Ley delegante42• Lo decisivo es, en todo caso,
tras admitir que dichas normas se aplican a la ela- el equilibrio entre estos elementos. Sólo se conse-
boración de los Derechos Legislativos, atribuyen a guirá en España si se supera la desatención hacia
la jurisdicción ordinaria el control de las infracciones los controles parlamentarios.
que se produzcan36• Frente a tal criterio, es nece- Algunos autores consideran posible configurar los
sario aquí identificar los trámites que cada Ley de- controles previos como dictámenes vinculantes. El
legante podría imponer como controles en el pro- Gobierno debería acomodar a ellos el Decreto Le-
cedimiento. gislativo que produjera, so pena de invalidez. Se de-
Entre estos controles previos se incluye el dicta- fiende especialmente para la intervención de las Co-
men de órganos administrativos especializados e in- misiones parlamentarias; la norma delegada proce-
dependientes, como el Consejo de Estado. En este dería, en realidad, de la voluntad de dos órganos,
procedimiento, el Consejo de Estado actúa como ór- Gobierno y Cortes, y prevalecería la de estas últi-
gano más de control que consultiv037• mas43. Mas, de este modo, podrían difuminarse las
Se comprende también entre tales controles la au- responsabilidades que la propia Constitución se ocu-
diencia preceptiva de los afectados por la norma pa de asignar«; no parece, por ello, deseable tal gé-
delegada. La Ley delegante debería especificar nero de vinculación. Tampoco es necesario; la con-
quiénes deben ser consultados, definir los ámbitos currencia de controles parlamentarios posteriores, si
materiales de su participación, y precisar los proce- son correctamente entendidos, permite configurar
dimientos de consulta, garantizando su publicidad. de forma más matizada la intervención de las Cor-
El contenido de la Ley delegante quedaría, por su- tes.
puesto, fuera de la discusión, y la norma delegada Sin embargo, los controles posteriores sobre la le-
sería definitivamente aprobada por el Gobierno bajo gislación delegada fueron objeto, durante el proce-
su exclusiva responsabilidad. En tales condiciones, so constituyente, de progresiva confusión, que cul-
la legislación delegada permitiría componer intere- minó en la expresión indeterminada del artículo 82.6
ses sociales diversos a través de su reducción pro- de la Constitución, y cuyas consecuencias aún per-
cedimental38, sin que la centralidad sustancial de la duran. La Constitución ofrece posibilidades que
Ley parlamentaria se viera menoscabada. Podría cada Ley delegante debe concretar, pero las Cortes
asumir así este instituto la relevante tarea de encau- no se han decidido hasta ahora a explorar los lími-
zar la evolución de los modos de producción del De- tes de sus capacidades. Cuando alguna Ley de
recho en el Estado social y en su crisis39. delegación ha previsto que el futuro Decreto Legis-
La intervención de una Comisión parlamentaria lativo se someta a un determinado procedimiento
es, en fin, otro de los trámites que puede imponer parlamentario de control, no ha atribuido a éste efec-
la Ley delegante. Como muestra la experiencia del to alguno sobre aquél. Esta práctica es avalada por
Reino Unido y de Italia, los dictámenes producidos la mayoría de la doctrina, que excluye, ciertamente
por estas Comisiones pueden alcanzar especial re- sin un debate atento, que tales efectos puedan lle-
levancia, en competencia con los controles parla- gar a producirse.

36 En primer lugar, J. Jiménez Campo, op. cit., en n.O3, emitido con ocasión de un control a posteriori en sucesivos ejer-
págs. 98 s. Podrla parecer semejante la tesis de S. M. Cicconet- cicios de poderes delegados; la doctrina se ocupa de tales dic-
ti, -Ilimiti "ulteriori" della delegazione legislativa», RTDP, 1966, támenes más que de la resolución parlamentaria final. Esta con-
págs. 572 ss.; mas parte de una conexión de problemas comple- versión funcional, de los controles posteriores en previos, docu-
tamente distinta, y llega a conclusiones también diversas. Cfr. la menta la importancia decisiva de estos últimos. Cfr. J. D. Hay-
critica de E. Virgala Foruria a la atribución de tal competencia a hurst, P. Wallington, «The Parliamentary scrutiny of delegated le-
los jueces ordinarios, op. cit., en n.O8, págs. 172 ss. Sin embar- gislation», Public Law, 1988, pág. 560.
go, este autor defiende, con un argumento discutible, la aplicabi- 41 Cfr. C. K. Allen, Las fuentes del Derecho inglés, Madrid: Ins-
Iidad de la regulación en cuestión bajo el control del Tribunal tituto de Estudios POlfticos, 1969, págs. 808 ss. y 816 ss. J.
Constitucional. Otro argumento en este mismo sentido, aunque D. Hayhurst, P. Wallington, op. cit., en n.O40, esp. págs. 572 s. y
de dudoso valor en España por la citada reserva de norma que 576.
contiene nuastra Constitución, en E. Palici Di Suni, op. cit., en
42 La compensación entre los controles procedimentales y las
n.O14, págs. 157 SS.
insuficiencias de la Ley delegante es una de las ideas que guia
37 Cfr. T. Quadra-Salcedo, sobre la -profunda dimensión de
el estudio comparado de M. Patrono, -Le leggi delegate in Par-
control» del Consejo de Estado, que afecta incluso al «modelo
lamento ••, Diritto e Societa, 1981. Cfr. también, además, de
de Gobiemo y Administración» diseñado por la Constitución (<<El
S. Staiano, op. cit., en n.O 16, passim, M. Siclari, «11parlamento
Consejo de Estado en un Estado social y democrático de Dere-
nel procedimento legislativo delegato ••, Giurisprudenza Costitu-
cho», en W.AA., Gobierno y Administración en la Constitución,
zionale, 1985, págs. 806 y 809 ss.; L. Paladin, «GIi atti con forza
Vol. " Madrid: Dirección General del Servicio Juridico del Esta-
di legge nelle presenti esperienze costituzionali ••, en W.AA.,
do-Instituto de Estudios Fiscales, 1988, págs. 215 ss.).
Seritti in onore di Constantino Mortati, vol. 11,Roma: Giuffre, 19n,
36 S. Staiano, op. cit., en n.O16, por ejemplo, en págs. 20 s.,
págs. 467 SS.; del mismo autor, «Art. 76 ••, en G. Branca (dtor.),
63,66, n s., 109 (donde alude a «la delega "procedimentalizza-
Comentario della costituzione. La formación delle leggi, T.II, So-
ta» ••) y 112 ss.
lonia: Nicola Zanichelli, 1979, págs. 23 y 27 s.
39 Las citas podrlan multiplicarse, de M. García Pelayo, Las
transformaciones del Estado contemporáneo, Madrid: Alianza, 43 J. R. Montero Glbert, J. Garcra Morillo, op. cit. en n.O35,

1985; a U. K. Preuss, Revolution, Fortschrift und Verfassung. Zu págs. 114 ss.


einem neuen Verfassungsverstlindnis, Berlrn: Wagenbach, 1990. 44 T. Quadra-Salcedo, op. cit., en n.O11, pág. 394; E. Virgala
Cfr. sólo los análisis más concretos de A. J. Porras Nadales, In- Foruria, op. cit., en n.O8, págs. 192 s. En general, cfr. G. Leib-
troducción a una Teorla del Estado postsocial, Barcelona: PPU, holz, Problemas fundamentales de la democracia modema, Ma-
1988, págs. 124 ss., y J. A. Santamarla Pastor, op. cit., en n.O23, drid: Instituto de Estudios Polfticos, 1971, pág. 61; K. Hesse,
pá¡s. 308 ss. Grundzuge des Verfassungsrechts der Bundesrepublik Deutsch-
En el Reino Unido se destaca la incidencia del dictamen land, Heidelberg: C. F. MOller, 1988, págs. 192 s.

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Frente a esta situación, la analogía permite dotar ro, a la luz de una práctica hasta hoy inexistente y
de sentido al término «control». Algunas fórmulas que convendría estimular.
constitucionales que operan sobre las fuentes del
Derecho son consideradas por la doctrina como con-
troles; quizá el supuesto mejor conocido, si bien no V. Es una de las funciones de las Constitucio-
él únic045, sea el control parlamentario del Decreto- nes democráticas estabilizar los modos de creación
Ley46. A partir de ellas, y con la ayuda de la cate- del Derecho. Sin embargo, éstos están sujetos a
goría de vigencia perfilada por Díez-Picaz047, resul- transformaciones; también en este punto las Cons-
ta posible esbozar una noción de control político tituciones necesitan combinar con la estabilización
adecuada a este contexto: el control político de una una cierta apertura. Los cambios a veces se impo-
norma elaborada por cierto órgano supone la libre nen desde la práctica frente a la Constitución que
decisión de otro órgano sobre su vigencia. no los tolera. Cerca de estos lindes se mueven al-
Así entendida, la noción de control permite recu- gunas invocaciones a la potestad reglamentaria que
perar un elemento formal de caracterización de la desconocen las alternativas ofrecidas por la Consti-
Ley, que, al comprender las diversas normas con tución misma.
rango de Ley, puede coordinarse con la identifica- La legislación delegada es el instituto más apto
ciónmaterial de la función legislativa antes ensaya- para ordenar, dentro de la Constitución, la actual
da. Las Cortes Generales, además de producir las evolución de las formas de producción del Derecho.
Leyes en sentido estricto, tienen atribuido por la Pero su correcto funcionamiento exige la modifica-
Constitución el dominio sobre la vigencia de las nor- ción de su tratamiento dogmático y, sobre todo. de
mas que, sin ser elaboradas por ellas, pertenecen a su práctica. Las determinaciones materiales de la
la función legislativa materialmente entendida y tie- Ley delegante deben ser precisas. Los procedimien-
nen rango de Ley48. tos de elaboración de la legislación delegada nece-
No hay razón para no aplicar este criterio a la con- sitan flexibilidad, pero también articulación legal. A
creción de la fórmula constitucional aquí considera- las Cortes Generales se les han de atribuir contro-
da. Las Leyes delegantes pueden atribuir a las Cor- les significativos sobre los textos resultantes. El con-
tes Generales, en cualquiera de sus articulaciones trol judicial sobre los Decretos Legislativos no pue-
(Congreso o Senado, Pleno o Comisiones), la facul- de producir incertidumbres.
tad de impedir la entrada en vigor de un Decreto Le- La legislación delegada podría cumplir entonces
gislativo ya elaborado, o de una parte sustantiva del la tarea señalada, y la Constitución mostraría su vir-
mism049. No sería posible enmendar su texto, pues tud como cauce para los procesos políticos y socia-
ello confundiría el control con la elaboración de la les. Se salvaría de ese modo el diseño del sistema
norma. Tampoco cabe, al menos ordinariamente, in- de fuentes que la Constitución incorpora y, con él,
terrumpir una vigencia ya iniciada; en tal caso, la la específica dignidad de la Ley, condición para
norma obligaría provisionalmente desde la entrada «consolidar un Estado de Derecho que asegure el
en vigor hasta el control, produciendo incertidum- imperio de la Ley como expresión de la voluntad po-
bres que sólo excepcionalmente podrán justificarse. pular» (preámbulo y arts. 130.1 y 117. de la Cons-
Mayores precisiones serán posibles sólo en el futu- titución).

45 Sobre el referéndum en los procesos de reforma constitu- 47 L. M. Diez-Picazo, op. cit., en n.O27, págs. 162 ss.
cional, P. De Vega, La reforma de la Constitución y la problemá- 46 F. Balaguer Callejón, op. cit., en n.O29, págs. 72 ss. y
tica del poder constituyente, Madrid: Tecnos, 1985, págs. 99 ss. 107 ss., hace referencia a estos controles como elemento en la
(esp. 107 ss.). J. J. González Encinar, «La Constitución y su re- identificación de la Ley.
forma», REDC, n.O17, págs. 353 ss., extiende el análisis al refe- 49 Tal que, por ejemplo, hubiera sido susceptible de ser de-
réndum por el que el pueblo ratifica el proyecto de Constitución. sarrollada por distintos Decretos Legislativos. Entre otros, J. A.
Para la intervención de las Cortes en la conclusión de los Trata- Santamarla Pastor, op. cit., en n.O23. págs. 681 s., admite esta
dos, cfr. A. Remiro Brotóns, «Artlculos 93 y 94. Tratados interna- posibilidad, pero sólo en «un sector homogéneo y con identidad
cionales» en O. Alzaga (dtor.), Comentarios a las Leyes Políticas, propia de la materia delegada, y siempre y cuando no fuera pa-
VII, Madrid: Edersa, 1985, págs. 436 ss. tente la voluntad del legislador de que se produjese necesaria-
46 Por todos, cfr. P. Santolaya Machetti, El régimen constitu- mente» un solo texto.
cional de los Decretos-Leyes, Madrid: Tecnos, 1988,
págs. 198 ss.

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