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Universidad del Valle de Matatipac

Sensopercepción y Conciencia
3er Cuatrimestre

La Función de los Sentidos

y su Aplicación en

la Vida Cotidiana

Ensayo

Por: Luz Elena Hernández González

Prof. Lic. Josué García G.

Bucerías, Nay.; a 27 junio de 2014


Introducción
Hablar de los sentidos del cuerpo, a saber, la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto es tratar un tema
tan amplio y sencillo y complejo a la vez, como personas hay en el mundo. Un ser humano, para poder
interactuar con el entorno y percibirse a sí mismo requiere del uso de sus cinco sentidos. Es a través de
ellos que hombres y mujeres se dan cuenta del mundo que está a su alrededor, participan de él y lo
enriquecen. La forma en que cada persona perciba el ambiente depende de la experiencia particular
de cada una y el grado de funcionalidad de cada uno de sus sentidos. No es lo mismo ver a una persona
en un cuarto iluminado por un par de velas a la media noche que si estuviese alumbrado con 5
lámparas incandescentes. La percepción de la 5ª sinfonía de Beethoven que tiene una joven de 20
años no es igual a la que tiene otra persona que es sorda del oído derecho. Lo mismo es para personas
que son muy sensibles al dolor y cualquier molestia les parece insoportable; en cambio, para otras el
umbral puede ser mucho más elevado y resisten grandes padecimientos. Con ello no pretendo decir
que unos sean mejores que otros según la funcionalidad de sus sentidos o capacidades, sino que cada
individuo posee características muy propias mediante las cuales establecen una relación única con el
entorno y con los demás de manera que a través de los sentidos la persona se sigue desarrollando,
continúa aprendiendo y actuando en reciprocidad con sus semejantes y el universo.
Desarrollo
Imaginemos por un momento a una persona sana, con cada uno de sus miembros en perfecto
funcionamiento, pero que nació sin poder escuchar… ¿cómo será la experiencia de este sujeto? Puede
ver perfectamente hasta los objetos más pequeños humanamente perceptibles o a distancias
considerables; puede percibir los aromas más sutiles o degustar y describir cada uno de los sabores
que componen un platillo y tener una exquisita sensibilidad para el arte y las manualidades, pero
carece completamente de la habilidad para captar los sonidos. ¿Sería completa su percepción del
mundo son el sentido del oído? ¿Qué tal si en lugar de escuchar, no pudiera ver? ¿Cuál será su
experiencia? ¿Y si en lugar de estos sentidos le falla su capacidad para olfatear o saborear la comida?
¿Cómo sería la vida de alguien que no tiene sensibilidad cutánea? ¿Habrá sentidos más importantes
que otros? ¿Cuál o cuáles serían esos sentidos primordiales? ¿En qué se destacarían de los demás?
En el reino animal cada sentido juega un papel crucial para la supervivencia, por ejemplo, para los
perros el olfato es un sentido del que dependen en gran medida. En cambio, para los murciélagos lo es
la audición, ya que se orientan gracias a la eco-localización. El ser humano, ¿de cuál de sus sentidos
dependerá más para su desarrollo y supervivencia?
Ackerman (1995) afirma que, en el caso de los seres humanos la visión califica como el sentido más
importante. El 70 por ciento de los receptores sensoriales de nuestro cuerpo se localizan en los ojos
(Citado por Morris & Maisto 2005 p. 99). Con la visión recibimos a cada instante enormes cantidades
de información que llega directamente a la córnea en forma de luz. Por medio de la visión podemos
percibir con detalle y claridad los objetos que están a nuestro alrededor, ya sean que se encuentren a
poca distancia o estén alejados. Podemos distinguir, además el color (matiz) de los elementos que
componen cada cosa, su nivel de brillantez y de saturación de color. Las células receptoras encargadas
de percibir el color y la luminosidad son los conos y bastones que están dispuestos a lo largo de la
córnea la fóvea (parte interna del ojo donde la visión es más nítida). Desde niños tenemos sensaciones
extrañas que suceden con la visión como, por ejemplo, al entrar a una sala de cine donde en un primer
momento no se ve nada fuera de la pantalla donde se proyecta la película. Después de algunos
minutos podemos ya distinguir las siluetas y algunos detalles de las personas sentadas en las butacas,
los asientos a nuestro alrededor, el contorno de nuestras extremidades. Observamos tenuemente los
bosquejos de los muros, el techo, los escalones, etc. Otra experiencia extraña, pero real es cuando
miramos fijamente un objeto por varios minutos sobre un fondo blanco. La imagen que se percibe es
como si desapareciera ese fondo y el objeto en primer plano pareciera flotar en el espacio. Estos
fenómenos son algunos de los que se presentan debido a la adaptación por el que tiene que pasar el
sistema visual, pues al igual que el resto de los sentidos, la vista está en un proceso de cambio
constante, de acuerdo a los estímulos que se encuentren en el ambiente. En mi opinión, la visión es el
sentido más completo que posee el ser humano, ya que recibe los estímulos luminosos que son
transformados en imágenes y que nos dan la mayor cantidad de información que necesitamos para
actuar en un momento determinado sin necesidad de estar muy cerca de los objetos para dar una
respuesta. Cosa que no ocurre con el tacto y el gusto. Si escucháramos un sonido fuerte, tal vez por el
lugar en el que estamos y la intensidad de la detonación podamos imaginarnos lo que pudo haber
pasado. Sin embargo, una imagen nos genera una gran cantidad de datos como la causa y el origen de
la explosión, el lugar, los espacios implicados, las posibles víctimas, los peligros que se pueden
desarrollar, etc.
“Después de la visión, el sentido del oído, o audición, es nuestro vínculo más importante con el
ambiente” (Davis & Palladino 2008 p. 100). Muchos animales utilizan su sentido auditivo para cazar,
para cortejar y aparearse o para localizar a otros miembros de la manada. “Sin embargo, ninguna otra
especie usa el sonido para crear significados, tanto en la música como en el lenguaje, de manera tan
extensa como lo hacen los humanos” (Morris & Maisto 2005 p. 109). Es muy común para casi cualquier
persona escuchar sonidos: iniciamos nuestro día escuchando la alarma del despertador, nos
levantamos y escuchamos el “tic” del interruptor de luz; al entrar en la ducha no reparamos en el ruido
del agua saliendo de la regadera o del grifo, de la secadora o la rasuradora eléctrica, de la comida
sobre la estufa cocinándose, las voces de los niños y el marido conversando durante el desayuno; los
sonidos del coche, el autobús, la campana del camión de basura pasando lentamente, las
conversaciones de grupos de personas rumbo al trabajo; la música que disfrutamos desde el celular,
Mp3 o Ipad… toda esta gama de sonidos que escuchamos en sus distintas tonalidades es gracias al
trabajo que realizan en conjunto el oído junto con el encéfalo. Es sorprendente saber que a nuestros
oídos no llegan sino ondas que transportan moléculas de aire, las cuales pasan a través del oído medio
e interno y son enviadas al cerebro donde se lleva a cabo la interpretación de esa energía. Lo que
comúnmente llamamos sonido (Davis & Palladino 2008 p. 102-103).
El sentido del tacto, es el más extenso en el cuerpo y percibe estímulos de presión, temperatura y dolor.
Debe estar en contacto físico con los objetos para poderlos reconocer (Morris & Maisto 2005 p. 121).
Si caminamos de noche por un callejón oscuro e intentamos sacar el celular de la bolsa que traemos,
palpamos con la mano cada uno de los objetos contenidos dentro hasta reconocer el objeto con las
características específicas que estamos buscando: esa cosa de forma rectangular, delgada, de textura
lisa, dura y ligeramente pesada para su pequeño tamaño. No nos va a importar el color del aparato,
ya que la vista no nos sirve de nada en tales circunstancias. Lo mismo aplica cuando queremos saber
la temperatura de la leche que le vamos a dar al bebé, debemos tocarla para darnos cuenta si está en
condiciones aptas para ser bebida. Al experimentar presión constate en alguna parte del cuerpo, esto
nos genera dolor, igual que si recibimos un golpe repentino o sufrimos algún otro daño en la piel.
Olfato está conectado a la amígdala y al hipocampo (participan en la emoción y la memoria) puesto
que en términos evolutivos guardan una estrecha relación. Cito textualmente las palabras de Morris
& Maisto (2005) que nos refieren sobre esta relación:
La mayoría de los animales se basan en los olores para distinguir entre bueno y malo, seguro e
inseguro. Dependen de su sentido del olfato para determinar si es seguro o peligroso entrar a un
territorio, ingerir un alimento específico o acercarse a otro animal.
El ser humano, aunque ya no depende tanto del olfato para sobrevivir como lo hacen otros animales,
sí requiere de este sentido para tener una mayor experiencia de lo que las sensaciones que se le
presentan: ¿quién no comienza a salivar cuando ve un suculento platillo servido sobre la mesa
decorado cuidadosamente y con sus respectivas guarniciones? Una persona que está acatarrada y no
percibe olor alguno no le atraerá en absoluto comer nada, pues aunque el panorama que observa es
bastante agradable a la vista, no le brindará ninguna satisfacción al paladar. Por otro lado, es bueno
saber que al no percibir aroma alguno se disminuye en gran parte la capacidad para percibir los
sabores… Bueno, yo cuando era niña hacía trampa con este truco a mi mamá cuando me obligaba a
comer algo que me repugnaba. Simplemente me tapaba la nariz y me comía aquella “abominación”.
Por cierto, todo mundo sabe que la lengua es el principal órgano del gusto y que en ella están ubicadas
las papilas gustativas, alojadas en las papilas de la lengua. Gracias a las papilas gustativas, que son
los receptores del sentido del gusto podemos experimentar sabores en la comida como dulce, ácido,
salado y amargo. Claro que, como mencionamos anteriormente, requerimos del sentido del olfato
para advertir estos sabores. Se dice que las papilas gustativas van disminuyendo conforme a la edad,
es por eso que muchas personas en edad avanzada pierden el interés en la comida. Llega un momento
en el que me pregunto: si las papilas gustativas perciben la dulzura de los alimentos, la acidez de otros,
cuando algo está salado o es amargo, ¿qué pasa cuando probamos una comida picante? ¿Cómo es que
lo sentimos en los labios, en los músculos internos de la boca y hasta los oídos, la nariz, los ojos, la piel y
demás órganos sufren por ello? La respuesta es muy simple: La capsaicina es una sustancia contenida
en los pimientos que produce una sensación de calor. “La capsaicina estimula los termoceptores y
nociceptores polimodales como el receptor de neuronas sensoriales cutáneas […] incrementando la
liberación masiva de neuropéptidos, incluyendo la sustancia P, responsable de la transmisión de
señales de dolor (Vergara, D., et al. 2006).
Conclusión
 Los sentidos, con cada una de sus funciones y órganos, se complementan entre sí. Son
importantes no solo para nuestra supervivencia, sino también para nuestro desarrollo
personal, ya que cuando una persona se ve disminuida en alguno de los sentidos o al carecer
de alguno de ellos afecta en su manera de experimentar el mundo. Sin embargo, el ser
humano tiene la capacidad para adaptarse a sus nuevas condiciones y sabe salir adelante con
los recursos con que cuenta, haciéndose de instrumentos que puedan así suplir sus pérdidas o
carencias.
 A lo largo de la historia evolutiva del ser humano, anatómicamente hablando, se han
empleado y han entrado en desuso diferentes huesos, músculos y órganos como son el coxis, el
apéndice, los pares molares #2 (llamadas muelas del juicio), por mencionar algunos. Ahora,
yo me pregunto: y si transcurrieran otros tantos millones de años y las condiciones que
preservan la vida del planeta cambiaran ¿se modificarían los sentidos de los seres vivos?
¿Qué otros sentidos podrían evolucionar en los seres humanos que nos permitan adaptarnos
a nuevas condiciones climatológicas y atmosféricas, no sólo en el planeta tierra, incluso en la
posibilidad de habitar nuevos planetas? Los seres vivos somos el resultado de la combinación
de muchos elementos en acción constante, por lo que adoptamos las características ideales
que nos permiten subsistir ante las adversidades, de manera que cada especie de aves,
reptiles, insectos, etc. ha evolucionado es debido a la influencia de las condiciones que existen
en su hábitat. Por ello Darwin encontró en su viaje por el mundo a través del Beagle distintas
variedades de animales (muchos de ellos extintos) de una misma especie, cada una, resultado
del diseño de la Selección Natural con el paso de los años (Hothersall, 2004).
 Por lo tanto somos seres dotados con un equipamiento completo (sin nada de más, sin nada de
menos) necesario para vivir de manera armónica en relación constante y efectiva con nosotros
mismos, con los semejantes y con la naturaleza.
Referencias
Davis, S., & Palladino, J. (2008) Psicología: Audición (escuchar). p. 100. México: Pearson Educación.
Davis, S., & Palladino, J. (2008) Psicología: Audición (escuchar). p. 102-103. México: Pearson
Educación.
Hothersall, D. (2004). Historia de la Psicología: Charles Darwin (1809-1882). p. 312-315. México: Mc
Graw Hill
Morris, C., & Maisto, A. (2005). Introducción a la Psicología: Visión. p. 99. México: Pearson Educación.
Morris, C. & Maisto, A. (2005). Introducción a la Psicología: Audición. p. 109. México, Pearson
Educación.
Morris, C. & Maisto, A. (2005). Introducción a la Psicología: Los sentidos de la piel. p. 121. México,
Pearson Educación.
Vergara, D., Lozada-Requena, I., Aguilar O, J., (2006). Revista peruana de medicina experimental y
salud pública, 23 (1), 52. Recuperado de: http://www.scielo.org.pe/pdf/rins/v23n1/a08v23n1.pdf

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