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DE TUCUMÁN:
estudio de material alfarero santamariano
TESIS
ESCUELA DE ARQUEOLOGÍA
UNCa
Febrero 2005
A mis padres,
2
INDICE
I. Introducción 6
II. El Valle de Tafí 7
II. 1. Caracterización geológica y geomorfológica 9
II.1.1. Recursos minerales del área 11
II. 2. Recursos potencialmente útiles par la elaboración de la cerámica 13
III- La arqueología del valle de Tafí 15
III. 1. La cerámica santamariana en el Valle de Tafí 16
IV Marco de la investigación 20
IV. 1. Modelos de Interpretación 20
IV. 1.1. Un área económicamente complementaria 22
IV. 1.2. Un área de paso 25
IV. 1.3. Una interpretación desde el Valle 26
IV. 2. Propuesta de trabajo 27
V. El estudio de la cerámica santamariana 29
V.1. Los estudios estilísticos de la cerámica santamariana 29
V. 2. Los estudios tecnológicos aplicados al estudio de la cerámica santamariana 30
VI. Metodología de la investigación 33
VI. 1. La Muestra 35
VI. 2. Análisis tecnológicos 37
VI. 2. 1. Análisis con lupa binocular a bajos aumentos 37
VI. 2. 2. Análisis con microscopio de polarización 38
VI. 2. 2. 1. Algunas consideraciones acerca de las variables utilizadas 39
VI. 2. 3. Análisis de Difracción de Rayos X 40
VI. 4. Análisis estilísticos 41
VI. 4. 1. Análisis estilístico en material fragmentario 42
VI. 4. 2. Análisis estilísticos en piezas completas 43
VII. Evaluación de los resultados de los análisis tecnológicos 45
VII. 1. Enfoque de análisis 46
VII. 2. La secuencia de producción : Obtención de materias primas 47
VII. 2. 1. Identificación de las inclusiones 47
VII. 2.1.1. Principales inclusiones identificadas en corte delgado 48
VII. 2. 1. 2. Las inclusiones blancas 50
VII. 2. 2. Las inclusiones en la alfarería santamariana 52
VII. 2. 3. Discusión preliminar de los resultados obtenidos 53
3
VII. 3. La secuencia de producción : Preparación de la pasta 54
VII. 3. 1. Análisis de las características de la matriz arcillosa 56
VII. 3. 2.1. Análisis de la forma de las inclusiones 56
VII. 3. 2.2. Análisis del tamaño de las inclusiones 58
VII. 3. 2. 3. Análisis de la selección de las inclusiones 59
4
XI. El valle de Tafí durante el segundo milenio de Era Cristiana:
pensando a partir del estudio de la alfarería. 97
Bibliografía citada 101
Anexo 1. Fotografías y mapas
Anexo 2: Dibujos de piezas
Anexo 3. Gráficos estadísticos
Anexo 4. Tablas
Anexo 5. Fotografías de lupa binocular
Anexo 6. Fotografías de cortes delgados
Anexo 7. Fotografías de fragmentos
Anexo 8. Fichas de Análisis Cerámico
Anexo 9. Referencias de Análisis de Piezas Completas
Anexo 10. Bases de datos
5
I. Introducción
cerámica santamariana. Se considera que puede ser una forma de aproximación al conocimiento
santamariana en Tafí son elocuentes, aunque es poco lo que se conoce acerca de sus
características.
que atañe al rol de Tafí en el contexto de los Valles Calchaquíes en momentos tardíos. Esta
presencia en otras regiones, por ejemplo el valle de Tafí, es abordado como un epifenómeno
6
II. El Valle de Tafí
El valle de Tafí es una cuenca intermontana emplazada a 2000 m.s.n.m. en el borde oriental
paralelos de 26º 45’ y 26º 58’ de latitud Sur y los meridianos de 65º 37’ y 65º 52’ de longitud
Oeste. Constituye una depresión tectónica de rumbo NNO-SSE, que separa dos sistemas
montañosos importantes: las Cumbres Calchaquíes, al Norte y las Sierras de Aconquija, al Sur1
(Anexo 1, Figuras 1 y 2)
separándolo de la llanura oriental, junto al Ñuñorco, que a su vez cierra esta cuenca por el Sur.
Por el Oeste el cerro Muñoz separa a Tafí del Valle del valle de Santa María. Finalmente por el
Norte, son las Cumbres Calchaquíes las que lo bordean, conformando un gran espacio
montañoso con otras cuencas y valles intermontanos menores. En el centro del Valle se levanta
cálida y húmeda con un ambiente de selva y bosques, así como también de la región de valles
occidentales, mucho más áridos, clima cálido – templado, con vientos intensos y lluvias
El clima del Valle de Tafí es semiárido o de estepa con lluvias estivales2, con gran amplitud
térmica y una temperatura media de 13,1º C . En la época invernal son frecuentes las heladas de
gran intensidad y las precipitaciones níveas, que compactan y endurecen los suelos, dificultando
1
Pertenece al Sistema del Aconquija, ubicándose en el extremo norte de las Sierras Pampeanas (Ruiz Huidobro
1972).
2
De acuerdo a la clasificación climática de Köppen (Torres Bruchman 1978, citado por Sesma 1987).
7
Los vientos predominantes del Sur producen humedad y descenso de la temperatura. Los
vientos del Norte, conocidos como “zonda”, se caracterizan por su elevada temperatura y
Las montañas del Este funcionan como una barrera orográfica para los vientos húmedos
procedentes del Atlántico. Las precipitaciones sobre el fondo de valle alcanzan los 400
milímetros por año. Aunque usualmente hay algunas lluvias aisladas todo el año, ellas se
distribuyen mayormente (87%) entre diciembre y marzo, dando lugar a la época más productiva
para cultivos mesotérmicos como el maíz, zapallo, leguminosas y algunas hortalizas (Sesma
1987).
La pendiente media del valle es de 18°, lo que evidencia la importancia de los gradientes en
la conformación del paisaje (Röhmeder 1949, citado por Bolsi et al. 1992). La temperatura,
predominan las gramíneas -elemento estabilizador del sistema- que conforman pastizales de
gran potencial ganadero; en las laderas abundan los arbustos xerófilos y cactáceas, junto a
algunos árboles (algarrobo blanco, churqui y tusca); las quebradas más húmedas, expuestas al
sur, presentan bosquecillos de alisos, queñoas y saucos; a alturas superiores a los 2700 m.s.n.m.
los pastizales son reemplazados por estepas de montañas (Red de Centros de Servicios Rurales
1988).
veces complementario al de las regiones vecinas ya referidas (Manasse 1997) (Anexo 1, Figura
3).
8
II. 1. Caracterización geológica y geomorfológica
Para abordar algunos aspectos del estudio tecnológico de la alfarería presente en el valle de
Tafí es necesario conocer la geología y geomorfología locales. Ello no solo nos ofrece un
diferencias puntuales entre los distintos sectores de la región (Niz 1997 en Manasse 1997).
Collantes (2001) distingue, por su origen, tres tipos de unidades geomorfológicas en el Valle:
b) de origen denudativo: incluyen los glacís de erosión1, presentes con claridad en el área
procesos de escurrimiento, los glacís cubiertos2 con una dispersión más amplia en el Valle,
las proximidades de los grandes ríos y responden a procesos de acumulación. Los abanicos
aluviales son producto de la acumulación de flujos detríticos en los piedemontes, al tiempo que
mayor intensidad en períodos más húmedos (Manasse et al. 2004). Las aguas que drenan las
Cumbres Calchaquíes determinan una red de avenamiento bien desarrollada, que corre en
sentido E-SO, de acuerdo al control estructural impuesto por las líneas tectónicas. La Loma del
3
Estas ideas serán explicitadas con mayor detalle más adelante.
1
Derruau (1966) y Viers (1973) definen estas formas como superficies de aplanamiento con pendientes entre 2% y
8%, formadas en clima árido-semiárido por procesos de disgregación mecánica, escurrimiento mantiforme y en
surcos, con zapamiento lateral y en retroceso posterior.
2
Definido por Viers (1973) como superficies de erosión cubiertas por un manto clástico. Sus características
permiten inferir una génesis en procesos de solifluxión en ambiente periglaciar.
3
Van Zuidam (1976) los considera un tipo de glacís de acumulación, con forma de abanico y pendiente entre 3° y
7°.
9
Medio o Loma Pelada divide la cuenca en dos partes: el valle de Tafí propiamente dicho y el
El eje principal es el río Tafí, que nace en el Infiernillo – paso geográfico hacia los Valles
En su porción superior estos ríos suelen ser torrentosos, ensanchando sus cauces en la parte más
baja del Valle. Desde allí, atraviesa la Quebrada de los Sosa y forma el brazo principal del río
Balderrama, que penetra ya en la región llana tucumana (Kühn y Röhmeder 1943; Schultz
1944; Serrano 1943; Schreiter 1928; Peirano 1943, citados por B. de Santamarina 1945).
Los glacis y los conos de deyección se encuentran recortados, en las laderas, por un trazado
cañadones donde afloran vertientes con aguas procedentes de las partes altas de los cerros (Ruíz
Huidobro 1972).
Tafí (Baldis, Viramonte y Salfini 1975) descripta como una falla inversa con sentido N.O., que
Barreñada 1994; Sosa Gómez 2000; Gutiérrez y Mon 2004; Manasse et al. 2004).
conformado elementos positivos durante el Cretácico (González y Mon 1996; Gutiérrez y Mon
2004), en tanto durante el Terciario Superior habrían actuado como receptores de sedimentos,
4
Las lluvias intensas suelen provocar la creciente de los uadis, situación atemperada por el estrato herbáceo que
conforma la cubierta vegetal, lo que actúa como un elemento estabilizador del sistema. Esta situación es indicativa
de los riesgos que supone el pastoreo descontrolado y la expansión de los cultivos en zonas de pendiente
pronunciada (Bolsi et al. 1992).
10
II. 1. 1. Recursos minerales del área
efectuada por los estudios geológicos en el área 4, ya que una investigación específica al efecto,
atendiendo a los objetivos arqueológicos arriba delineados, ha quedado para una etapa futura
del trabajo.
todas las sierras que circundan el Valle (Sesma 1987). Las metamorfitas presentes incluyen
origen carbonático como los mármoles de Peñas Azules (Toselli et al. 1984). En la zona central
de las Cumbres Calchaquíes, Ruíz Huidobro (1972) menciona la presencia de micacitas finas
con estructura bandeada y esquistos cuarzo - micáceos bandeados, que se caracterizan por
bandas claras, ricas en cuarzo intercaladas con bandas biotíticas oscuras. La asociación mineral
típica es cuarzo, biotita, muscovita, clorita, oligoclasa ácida (granate),. Los afloramientos más
de cuarzo. En los alrededores de Tafí del Valle y Anfama se desarrollan lentes de felsitas
calcosilicáticas, constituidas por hornblenda, granate, cuarzo, plagioclasa cálcica con titanita,
Las rocas ácidas se presentan predominantes en el grupo de las intrusivas. Los granitos
4
El área está comprendida por las regiones de características geológicas semejantes, más allá de diferencias de
carácter más puntual. Hemos incluido, de este modo, el sistema del Aconquija, de las Cumbres Calchaquíes y del
Cajón.
11
de grano fino a mediano, de color gris. En La Angostura y en la confluencia de los ríos Los
Chorros con el río Caspinchango, afloran cuerpos de granodiorita de grano grueso (Ruíz
Huidobro 1972).
En algunos sectores, las rocas ígneas han inyectado rocas metamórficas originando una
similares en apariencia al granito, pero con textura bandeada o líneas sigmoidales. En la falda
granitos migmatíticos de grano muy fino y foliados, en algunos casos asociados con tonalitas y
granitos aplíticos.
Dentro de las rocas hipabisales se destacan las pegmatitas, presentes en la falda oriental de
casos presentan mica. En las Cumbres Calchaquíes se encuentran alternando con cuerpos de
de Las Palomas, en las cumbres de Mala Mala está asociado al basamento metamórfico
principalmente tobas de edad terciaria. Sobre ellas se asientan sedimentitas loésicas cuaternarias
tamaño grueso adheridos a los bloques montañosos que enmarcan el valle de Tafí.
12
1º nivel > Formación La Mesada
3º nivel > Formación Caspinchango, formado por gravas gruesas y arenas medianas a gruesas.
de cenizas volcánicas en los bordes de las quebradas intercalados sedimentos aluviales más
recientes.
producto de la alteración del subsuelo rocoso y de material de acarreo del área pedemontana.
Están presentes en el fondo de la cuenca de Tafí y en las laderas próximas, en el cerro Ñuñorco,
4º nivel > Formación Las Mojarras: formado por material arenoso y loésico que constituye los
con un importante transporte, por lo que presentan clastos subredondeados, bien seleccionados
d) depósitos lacustres, procedentes del fondo de lagos periglaciares poco profundos de agua
Arcillas: La evaluación de los datos aquí expuestos permite una primer aproximación a la
13
depositadas luego del transporte por agentes fluviales o eólicos 5. Ambos tipos de arcillas se
identifican claramente en el fondo de la cuenca de Tafí y hasta la parte media de las laderas que
fondo de la cuenca y en parte de las laderas presentan una coloración amarillo rojiza, al igual
que las arcillas del cerro Ñuñorco. En el zanjón del Potrerillo y en el río Tafí frente a
tonalidades visibles, con colores castaños y nódulos ocráceos (Ruiz Huidobro 1972). Sin
embargo, no hay estudios sobre las características y la aptitud de estas arcillas para la
manufactura cerámica.
Minerales y rocas: Como quedó manifiesto en el acápite anterior, el Valle presenta una
amplia variedad de recursos útiles para la manufactura alfarera, lo que no implica que
los datos que resulten de esta investigación permitirá ampliar los conocimientos en este sentido.
5
Las arcillas residuales contienen menor cantidad de material fino que las arcillas sedimentarias, lo que les da
menor plasticidad y cohesión cuando están secas. Esto disminuye su trabajabilidad en comparación con las arcillas
sedimentarias.
14
III. La arqueología en el valle de Tafí
El valle de Tafí fue poblado por distintos grupos humanos desde al menos dos mil
quinientos años (Manasse 2001). Las condiciones climáticas y ambientales hacen del Valle un
lugar apto para el asentamiento humano; tanto las zonas más llanas como las de mayor
hasta la actualidad.
Las primeras investigaciones arqueológicas datan de fines del siglo XIX (Ambrosetti 1897)
y principios del siglo XX (Lafone Quevedo 1902; Schreiter 1928). Estos trabajos tienen un
arqueología de Tafí. Desde entonces hasta la actualidad las investigaciones se han concentrado
Este período está representado por una cultura arqueológica local denominada “Tafí”
(Bennett et al. 1948) caracterizada por una modalidad de asentamiento, conocido como “patrón
constituyen el referente socio – cultural clásico del pasado prehispánico local6. Más que eso, en
No se conoce la situación del Valle luego de la ocupación Tafí. Núñez Regueiro y Tartusi
santamariana e inca. Por el contrario, Bolsi, Madariaga y Batista (1992) sugieren la persistencia
15
El último milenio de ocupación del Valle ha sido escasamente investigado. Se ha trabajado
espacios domésticos, conocidas en la bibliografía arqueológica como “casas – pozo”. Este tipo
1960), en la localidad de Los Cuartos 7 (López 2000; López y Manasse 2001) así como también
Los resultados de los trabajos iniciados en 1994 por Manasse y su equipo indican la
agropastoriles más tardíos (Manasse 1995 – 1996; Manasse 1997 y 1997 b; Manasse et al. 2003
y 2004). La presencia de alfarería propia de los momentos tardíos de regiones aledañas como
Más allá de la potencialidad de la cerámica como objeto de estudio para abordar cuestiones
las investigaciones arqueológicas sólo funcionó como un fuerte indicador de filiación cultural y
ubicación cronológica. Gran parte de la arqueología del noroeste argentino se construyó a partir
de secuencias cerámicas (Bennett et al. 1948; Perrota y Podestá 1978; Weber 1978, entre otros),
que fueron evaluadas, discutidas y reformuladas en distintas regiones del NOA con el desarrollo
de nuevas investigaciones (González 1959; Cornell y Sjödin 1990; Baldini 1994, por mencionar
7
En los primeros trabajos de relevamiento topográfico en el Valle se identificaron estructuras deprimidas
asociadas a materiales alfareros correspondientes a los tipos Santa María, Belén, Famabalasto, además de una pieza
con “pié de compotera”. Trabajos de campo posteriores manifiestan la abundancia y relevancia de estas estructuras
(Manasse y Valverdi 1995).
16
La primer mención de alfarería santamariana para el Valle de Tafí se remonta a fines del
siglo XIX y principios del siglo XX con los trabajos de Ambrosetti (1896), Outes (1907) y
Bruch (1913). Estos autores la han descripto como similar en técnica de fabricación y
Las menciones de Bruch y Outes refieren únicamente al área de dispersión de esta cerámica,
donde incluyen a Tafí del Valle. Por el contrario, Ambrosetti en 1908 realiza un tratamiento
más detallado; establece tres variedades de urnas “tipo Santa María” para el sitio La Paya, una
de ellas la denomina variedad Tafí. Esta se caracteriza morfológicamente por un cuello mucho
más largo que el cuerpo y por una decoración consistente en la figura de un avestruz en actitud
de carrera, con una cruz en el cuerpo, en la parte correspondiente a las mejillas, y motivos de
trabajo sobre la alfarería del Noroeste Argentino. Esta autora interpreta las variaciones en el
estilo en términos espaciales a partir de una forma “típica” (Bregante 1926:29). Reconoce ocho
“Santa María propiamente dichas” y los subtipos “Amaicha, Molinos, Pampa Grande, de tres
Morfológicamente identifica seis formas derivadas de la forma típica, que se caracteriza por
presentar el gollete y el cuerpo en proporciones similares. En el tipo 4, que refiere como Tafí,
“el diámetro del borde del cuello es mucho mayor que el diámetro de éste en la unión con el
observando que éstas radican en la combinación de elementos del diseño, que siempre son los
mismos. En una de las piezas procedentes de Tafí (Anexo 2, Figura 3) observa la figura de la
3
Para la caracterización de las urnas Tafí se basa en los ejemplares recuperados y descriptos por Ambrosetti
(1896).
17
serpiente repetida cuatro veces en las tres secciones de la urna (cuello, cuerpo y puco de base)
en combinación con la figura del suri con cruz y los triángulos espiralados.
Barbieri de Santamarina (1945) también dedica algún tratamiento a la alfarería del valle de
Tafí. Sostiene que las similitudes estilísticas con la cerámica conocida como Santa María,
característica de momentos tardíos del valle homónimo, hace pensar en la posibilidad de una
influencia de pueblos Diaguitas del valle vecino en la región, o más bien, de su instalación en
ella. Sin embargo, no deja en claro la relación cronológica de estos pueblos con aquellos
Ambrosetti (1897).
de Weber (1978), Caviglia (1985) y Nastri (1999). El primero de ellos establece similitudes
entre piezas santamarianas recuperadas de Tafí y aquellas de San José (valle de Santa María),
que lo llevan a sostener la posibilidad de interacción social y cultural importante entre las dos
regional. Caviglia establece cuatro tradiciones regionales: Yocavil, extendida por el valle de
Santa María y el de Tafí; Calchaquí en el valle homónimo; Santa Bárbara o Pampa Grande en el
valle de Lerma, con influencias de selva y Valle Arriba, en Cafayate, con elementos de las dos
primeras tradiciones. Para la primer tradición, la que interesa particularmente en este trabajo, se
mencionan dos variedades estilísticas: variedad “urna tricolor con damero oblicuo” y variedad
decorativas, estas últimas a nivel de motivo y de diseño4 . Dentro de los ejemplares procedentes
del Valle de Tafí menciona una urna depositada en el Museo Jesuítico de La Banda (Anexo 2,
4
Para la caracterización de cada variedad ver Caviglia (1985: 11-17)
18
iconografía podría ser asignada a la fase V de Weber (1978), Perrota y Podestá (1973, 1978) y
González (1977). La pieza presenta decoración en negro sobre crema y a sus lados (franja
lateral) dos bandas rojas con decoración en negro (Caviglia 1985). La presencia de tres colores
en una urna de esas características pone en tela de juicio la validez de la secuencia tipológica
características de los asentamientos e interacciones entre las diferentes unidades sociales, hace
pensar que las variaciones regionales del estilo no responderían sólo a factores de distancia
Se considera que las referencias acerca de la alfarería tardía de Tafí son particularmente
importantes por dos motivos fundamentales. En primer lugar, la mención muy escueta de este
tipo alfarero: en la mayor parte de los trabajos está limitada a una simple descripción de
similitud o de diferencia, respecto a la alfarería característica del valle de Santa María e incluso
alfarería santamariana del Valle de Tafí, que apueste a nuevos elementos interpretativos, que
5
En capítulos posteriores se discutirá este tema con mayor detenimiento.
8
Ver, también, Cornell y Johanson 1998.
19
IV. Marco de la investigación
aborigen es compleja. El rol de esta región en el contexto de las sociedades de los “Desarrollos
9
Regionales” ha sido escasamente tratado, siendo evidente el énfasis en el estudio de los
Este interés hacia el Período Formativo hizo que se genere un vacío de información respecto
cristiana en esta región. Sin embargo, se hallan abundantes evidencias arqueológicas de este
período tanto en superficie como producto de excavaciones, o bien aquellas que quedan al
fragmentos asignados a los tipos alfareros conocidos como Santa María, Belén, Famabalasto e
conocidos para el valle de Santa María, localizado inmediatamente al oeste del de Tafí, sugiere
la integración del espacio tafinisto en el mundo vallisto. Sin embargo, se desconocen las
características de esa integración “...la presencia de sociedades del valle de Santa María se
(Manasse 2001).
La lectura de los trabajos científicos que tratan la arqueología de este período en otras
9
El concepto de los “Desarrollos Regionales” es discutido por Manasse para el Valle de Tafí (Manasse 2004). En
esa oportunidad también hace explícito el uso de las categorías temporales que se emplean en la presente Tesis.
10
En el Valle la creciente urbanización producto de la actividad turística desarrollada en los últimos años, es la
principal causante de la destrucción irremediable de los restos arqueológicos (Manasse 1999)
20
interpretaciones diversas, alternativas. Es necesario detenerse con mayor detalle en sus
implicancias.
Se manejan tres propuestas sobre el rol que podría haber cumplido el espacio tafinisto en
momentos tardíos:
1. Tarragó sostiene que el valle de Tafí se habría constituido como un espacio productivo
controlado desde el valle de Santa María. “Hacia el este, en el valle de Tafí, San Pedro de
sugieren un control de estos espacios productivos desde el eje vallisto” (Tarragó 2000).
Según esta propuesta, se podría inferir que el santamariano entraría en Tafí en pleno
desarrollo de esta entidad socio-cultural, como parte de su expansión a otras zonas, por lo que
en Tafí represente a la que caracterizó el desarrollo pleno de esta entidad socio-cultural (Santa
María Bicolor).
2. Núñez Regueiro y Tartusi (1990, 1999, 2004) y Esparrica (2001, 2004) parten de una
(Núñez Regueiro y Tartusi 1990). En ese marco, los autores sugieren que el valle de Tafí habría
sido más bien una vía de penetración de poblaciones santamarianas que, oriundas del
piedemonte oriental (valle de Trancas, por ejemplo) se desplazaron hacia la sierra - Valle de
Santa María - en donde instalaron finalmente su centro social, político y económico 11.
tempranos del desarrollo de la sociedad santamariana. Estos autores no ofrecen mayor detalle
sobre lo que pasó en el valle de Tafí concretamente, durante y después de ese paso de
11
“... los hechos señalados nos inducen a pensar [ presencia de cerámica tricolor en Trancas] que lo que
conocemos como “cultura Santa María” tuvo su origen en las zonas de piedemonte, y a partir de allí se extendió
hacia los valles, posiblemente a través del Valle de Tafí como una de las vías de penetración. “ Tartusi y Núñez
Regueiro 2001: 236.
21
comienzos del segundo milenio de la Era Cristiana, solamente refieren a la presencia de
al Valle. Esto es, con características propias y distintivas, que le otorgarían un rol (social,
Santa María, sino también a la zona septentrional de valles interandinos, como así también al
El primer planteo se encuadra dentro de un modelo más amplio que aborda la organización
Valles Calchaquíes. De acuerdo a Tarragó (1995) hacia fines del primer milenio de la era, los
grupos sociales inicialmente igualitarios que habitaban estos valles sufrieron procesos de
transformación que los llevó a desarrollar nuevos niveles de complejidad social. Entre los siglos
recursos naturales disponibles alcanzados por algunos grupos, dio origen al crecimiento
poblacional y al desarrollo regional que va a caracterizar los siglos siguientes. Esto repercutió
en los procesos sociales que se venían desarrollando, acentuándose las relaciones sociales
Las sociedades que integraron los territorios Calchaquí y Yocavil habrían alcanzado,
entonces, el nivel de señoríos con una organización jerárquica de la sociedad, que detentaba
distintos grados de control político a nivel regional, y un orden de núcleos poblados, variables
en cuanto a tamaño y densidad de ocupación. Del lado occidental del valle sobresalen dos
Mojarras y Cerro Mendocino. En el lado oriental del valle se desarrollan dos poblaciones:
22
Loma Rica de Shiquimil y Loma Rica de Jujuil y los núcleos aglomerados de segundo orden de
Yasyamayo y Masao hacia el norte y de Ampajango y Pajanguillo al sur (Tarragó 1995, Piñeiro
1996). A ambos lados del valle estos aglomerados poblacionales se articulan con caseríos y
En este marco, el control del eje vallisto sobre el territorio del valle de Tafí se habría
producido debido a la expansión hacia el oriente, en el afán por controlar las yungas tucumanas.
“En Yocavil, se dio una dinámica estructurada tanto por colonización efectiva como
por intercambio. La primera se habría operado hacia el oriente a fin de controlar las
La idea de verticalidad es también apoyada por Lorandi (1985) cuando establece que
1984) y es probable que exista otro caso fácil de analizar entre comunidades del valle de
Tafí (Tucumán actual y Tucumán prehispánico) y el valle de Santa María. De esta forma, el
área diaguita y el Tucumán no serían compartimentos estancos, sino vinculados por este
decorativas de la cerámica (Tarragó 1974; Piñeiro 1996). Tarragó (1974) establece que más allá
de la división en fases cronológicas del estilo santamariano (Márquez Miranda y Cigliano 1957;
Weber 1978; Perrota y Podestá 1973 y 1978; Pollard 1983), la diferencia estilística se
definidas: el valle Calchaquí, al norte y el de Santa María, al sur. Estas diferencias estilísticas
23
están manifestando un límite político-social, en tanto que cada región se maneja con gran
Caviglia (1985) que el valle de Tafí corresponde a la tradición Yocavil, desarrollada en el valle
homónimo, al que se incorpora el valle de Tafí por el oriente, junto con la cuenca del río Salí; y
el valle del Cajón por el occidente. Las diferencias estilísticas y morfológicas entre el valle de
Santa María y el valle Calchaquí también son reafirmadas por Baldini y Ortiz Jaureuizar
(1983).
La variabilidad estilística regional del estilo santamariano es reafirmada por Nastri (1999) a
partir del relevamiento iconográfico de piezas procedentes de colecciones de museos2, así como
también, en cierto modo por Calderari (1991) a partir del estudio de pucos procedentes de La
Paya.
valle de Tafí haya adoptado ciertas características que se ajustarían a lo que Murra (1972)
a) Una ocupación impulsada por la necesidad de obtener ventaja en los recursos naturales
existentes en el valle de Tafí y ausentes (escasos y/o inaccesibles) en el valle de Santa María.
recursos entre las poblaciones de ambos valles, lo que les permitiría el acceso a recursos
distantes.
territorios alejados. A medida que se incrementan las distancias del centro se dificulta el control
2
Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti” y Museo “Eric Boman” de la ciudad de Santa María.
24
sobre la población y los recursos. El aumento poblacional y el crecimiento de las estructuras de
poder local dificultan el control efectivo sobre los derechos mantenidos por el centro en las
produciendo algunos cambios estructurales en el modelo (Murra 1976). Habría que evaluar,
La segunda propuesta mencionada, mantenida por Núñez Regueiro y Tartusi (1987, 1999,
2002) y Esparrica (2001, 2002), es elaborada a partir de un modelo establecido por los primeros
autores, según el cual el origen de la cultura Santa María podría estar en la zona pedemontana
asentadas en la zona de llanura y piedemonte oriental subandino. Estos grupos habrían migrado
hacia la sierra adaptándose a los nuevos ambientes e incorporando los elementos culturales de
cada región.
social que culminó con el surgimiento de los grandes señoríos o cacicazgos del norte de
de carga del ambiente, obligando a las poblaciones a desplazarse en busca de recursos. Algunos
grupos lo hicieron hacia el oriente y otros hacia las tierras altas occidentales, dando origen a
25
En este marco, el valle de Tafí habría constituido, como ya se lo ha señalado arriba, un paso
caso que no sería esperable pensando en una colonización del piedemonte por grupos
ausente, situación que no se relaciona con las implicancias de la hipótesis antes planteada.
procurando ver cómo éste se fue desarrollando y articulando históricamente con las regiones
más o menos próximas. Las preguntas científicas surgen desde este locus social, político,
3
Los hallazgos a los que hace referencia el autor consisten en grandes depresiones rectangulares de tierra, con
algunas piedras en superficie registradas en el Km. 64,5 en el valle de Tafí. Las excavaciones efectuadas bajo la
dirección de González a comienzos de 1960 pusieron en evidencia la existencia de recintos con dimensiones de
entre 20 y 25 metros, con paredes de muros simples. Estas estructuras han sido referidas por aquel autor como
“casas-pozo santamarianas” (Esparrica, 1996).
4
Se menciona presencia santamariana en el Dto.Alberdi, El Cadillal y en el Dto. Trancas (Núñez Regueiro y
Tartusi 1999, Tartusi y Núñez Regueiro 2004; Esparrica 1999, 2001, 2004)
4
En este caso sería esperable una alta frecuencia de alfarería bicolor y una baja frecuencia de material tricolor
26
Dentro de este marco cobran otra relevancia no solo las áreas “nucleares” como podríamos
nominar al valle de Santa María (o cualquier otra región con sitios que, por sus características
“ameriten” ese rol) sino también otras, como la zona septentrional de valles interandinos
tucumanos o, también, el piedemonte oriental o la ceja de selva. Cada uno de estos espacios es
entendido en función del / los roles que fueron desarrollando en la dinámica socio – política que
De acuerdo a este enfoque, lo que se pretende analizar es qué ocurre con el Valle de Tafí en
el segundo milenio e la Era Cristina, es decir, cómo se insertan y cuál es el rol que cumplen las
poblaciones tardías de Tafí en el contexto santamariano (y, tal vez también incaico) regional,
cómo se relacionan con el espacio local, entendido como un espacio rural de fuerte énfasis
ganadero, pero también social y cultural; qué estrategias sociales, económicas y / o políticas han
desarrollado en el contexto vallisto, y cómo éstas se han articulado dentro del concierto de las
creación cultural y social activa, cuyos significados están mediatizados en relación a los
intereses y estrategias sociales, y que constituye uno de los medios a través de los cuales se
representa, reformula y transmite el orden social, económico y político vigente (Manasse et al.
2004). En este sentido, la cerámica santamariana, así como cualquier otra en su contexto de
hallazgo, podría dar cuenta de algunos de los aspectos vinculados a la organización geopolítica
La escasez de estudios de esta índole, además de datos aún limitados para el valle de Tafí,
con muestras sólo parcialmente representativas, generan un desafío que se espera afrontar con
27
Por el momento, la identificación de los correlatos materiales - concretamente la alfarería -
tardíos de ocupación del Valle. Sin embargo, teniendo en cuenta la magnitud de este objetivo,
no se espera que esta investigación lo resuelva en su totalidad, sino que constituya un aporte a
su resolución.
santamariana del valle de Tafí, procurando identificar posibles modalidades propias. Asimismo,
manifestaciones culturales del valle de Tafí con las poblaciones tardías en el contexto regional.
12
Es imposible, al presente, cotejar las características de la alfarería de Tafí con aquella obtenida en las
investigaciones en la zona pedemontana oriental, dado que es un tema que aún no parece haber sido abordado.
28
V. El estudio de la cerámica santamariana
Tradicionalmente los estudios sobre alfarería han tenido como objetivo el ordenamiento de
Sin embargo, desde hace algunas décadas, las nuevas orientaciones teóricas y el desarrollo
de avances técnicos han modificado y ampliado los objetivos de las investigaciones, dotando a
objetivo de los estudios tradicionales sobre cerámica. Pero, además, permiten obtener
variabilidad al interior del estilo (Bregante 1926; Serrano 1958). Este interés va a ser
(Márquez Miranda y Cigliano 1957), otros focalizan en los rasgos morfológicos (Weber
1978). También hay algunos que, en cambio, analizan primeramente las formas, como
29
criterio de mayor relevancia, y luego las correlacionan con variaciones en los diseños
el corpus de información a nivel local o microregional 13. Recién en los últimos años y a la luz
de las nuevas orientaciones teóricas y metodológicas, el análisis del estilo ha dado un giro
enfocado el análisis de los contenidos simbólicos como una forma de acceder a las formas en
En las últimas décadas se han incorporado análisis derivados de las ciencias físico-químicas
13
Una excepción de esto lo constituye el trabajo de Caviglia M. S. (1985) oportunamente descripto.
14
Los primeros trabajos sistemáticos de esta índole se inician en la década de 1980 con los estudios de Cremonte
(1986), García (1988) y Williams y Lorandi (1986).
30
primas utilizadas en la confección de la cerámica arqueológica (Cremonte 1994),
materiales cerámicos (Piñeiro 1996; García Llorca y Cahiza 2001), estudios radiográficos
la cerámica santamariana, los análisis tecnológicos sólo se han desarrollado en los últimos años.
Los primeros estándares de pasta para el Valle de Santa María fueron establecidos para el
sitio Loma Rica de Shiquimil por Tarragó et al. (1988) y luego profundizados por Schwartz
A estos trabajos suceden los de Piñeiro (1996, 1997) para el sitio Rincón Chico, donde se
establecen tres grandes grupos de pastas con subdivisiones internas. Trabajos posteriores para el
mismo sitio (Tarragó et al. 1999, Palamarczuk 2002) retoman esta clasificación. Asimismo, se
cuenta con resultados de relevamiento de posibles fuentes de materias primas (Piñeiro 1996;
ser utilizadas por los artesanos santamarianos (Piñeiro 1996, Palamarczuk 2001), trabajo con
artesanos locales con el objeto de identificar los procesos de obtención de recursos minerales
Otros importantes estudios tecnológicos, con datos relevantes para la caracterización de las
poblaciones santamarianas del Valle de Yocavil son los realizados por Cornell y Sjödin (1990)
y Sjödin (1998) para el sitio El Pichao. Como parte de un estudio integral del sitio, donde
31
producción de la cerámica, mediante el análisis distribucional de los estilos, la caracterización
petrográfica de las pastas cerámicas, el estudio de la oferta local de arcillas y el trabajo con
Los estudios desarrollados desde esta perspectiva en el Valle de Tafí constituyen un valioso
(Manasse 2003; Manasse et al. 2004). El análisis de pastas, macro y microscópicos, así como la
utilización de Difracción de Rayos X provee de un corpus informativo útil a los fines, no sólo
integración de estos resultados a los del Valle de Santa María, que hasta el momento había sido
Como puede observarse, los avances en ceramología, tanto desde una perspectiva
inter e intrasociedad.
objetivos propuestos para esta investigación a través de un análisis del material desde una
32
33
VI- Metodología de la investigación
15
La presente investigación comprende, de este modo, estudios estilísticos y análisis
contextos domésticos (Los Cuartos - LC ZVII D3) y funerarios (El Linde - S.Tuc.Tav.15) y por
fragmentarios, el énfasis fue puesto en los aspectos tecnológicos. Sin embargo, por medio del
remontaje se pudo abordar el estudio de variables morfológicas así como de algunos aspectos
estilísticos.
(Belén, Famabalasto e Inca), hace insostenible afirmar que los fragmentos utilitarios presentes
que se efectúa en esta oportunidad no se incluye este tipo de alfarería, abordando tan sólo
15
Como se expondrá con mayor detalle más adelante, en esta investigación se considera que los aspectos
decorativos (iconográficos) y morfológicos conforman al Estilo.
16
La cerámica santamariana utilitaria está siendo estudiada en los últimos años por Piñeiro (1996); Tarragó et al.
(1988); Cornell y Sjödin (1990) y Tarragó et al. (1999) de contextos provenientes dl Valle de Santa María, más
específicamente de los sitios Rincón Chico y El Pichao. Su escasa definición estilística requiere estudios más
detallados y profundos.
17
Para una descripción de esta metodología, consultar López, Mónica (2000).
18
La categoría “urna” alude a una característica funcional de la pieza, instituida por los estudios tradicionales sobre
alfarería santamariana. Dado que esta investigación no supone la realización de estudios funcionales y tiene por
uno de sus objetivos la comparación con piezas análogas así definidas, se considera conveniente seguir utilizando,
por el momento, esta denominación.
34
pertinente, y el carácter fragmentario de las muestras analizada (particularmente importante en
LC ZVII D3).
lupa a bajos aumentos y microscopio de polarización, a fin de obtener información sobre los
dos componentes básicos de las pastas cerámicas: la arcilla y las inclusiones no plásticas 19. La
Rayos X.
El análisis de las piezas completas procura obtener, principalmente, información sobre las
20
características estilísticas de la cerámica . Para ello, la investigación se apoyó en pautas
propuestas por Kusch y Hernández Llosas (1978), Caviglia (1985) y Nastri (1999).
VI. 1. La Muestra
entre 1996 y 1998 y definidas como U1, U2, U4, U5, U6, U7, U8 22 y Calicata (Anexo 1 Figura
5). Éstas excavaciones se efectuaron en distintos sectores de una depresión que correspondería
19
Materiales orgánicos o minerales, incluidos naturalmente en la arcilla o adicionados intencionalmente por el
alfarero /a en el proceso de la manufactura.
20
No se ha previsto el estudio tecnológico de esas piezas, dado que conforman colecciones de museo en las que no
se posible “fragmentar” la pieza para observar sus características texturales y composicionales.
21
La Depresión 3 (D 3) se encuentra ubicada a los 26º50’33,1” de latitud sur y 65º41’69.0” de longitud oeste,
sobre la parte alta de un glacís (a unos 2.200 m.s.n.m.)
22
La sigla U denomina a la Unidad de Excavación, el número que la sigue, corresponde al de la identificación de
esa Unidad.
35
“... a una unidad doméstica, donde se realizarían actividades cotidianas como preparación de
alimentos, confección de artefactos en hueso y piedra y aún, podría constituir un lugar de reunión”
(López 2000).
23
La segunda muestra corresponde a materiales recuperados del sitio STucTav 15 ,
El Linde, en la zona de La Ovejería, hacia el Oeste del Valle (Anexo 1, Figuras 6 y 7).
24
Se encuentra localizado en una mesada al pie del cerro Muñoz y cuenta con
cerámica utilitaria. No se cuenta con piezas completas, que seguramente fueron extraídas por
interesante, sobre todo considerando que la bibliografía señala diferencias entre ambos (Cornell
y Sjödin 1990).
análisis del total de fragmentos recuperados en cada muestra. Se descartaron, sin embargo, los
Jesuítico de La Banda y el Museo “Tesoros de Tafí”; ambos aportan un total de 34 piezas (31
urnas y 3 pucos). En todos los casos se tiene conocimiento de su pertenencia al Valle, aunque
23
El sitio ha sido trabajado por investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán y objeto de una tesis de
Licenciatura en la Universidad Sueca de Gotemburgo (Leiva Benegas 2003).
24
Coordenadas S 26° 51’ 19,3”; W 65° 45’ 00,0”.
25
Se descartó el análisis aquellos ejemplares de procedencia dudosa.
36
VI. 2. Análisis tecnológicos
Las similitudes composicionales y texturales de las pastas cerámicas con las rocas
sedimentarias (Rice 1987) hace de los análisis petrográficos una herramienta útil para los
arcillosa, así como la naturaleza y características de las inclusiones y cavidades son observables
las pastas se realizaron observaciones submacroscópicas. Una de las mayores utilidades del
método es poder identificar categorías generales de inclusiones para una gran cantidad de
fragmentos. Para un reconocimiento más ajustado de los componentes de las pastas cerámicas,
cortes delgados, cuyo análisis permitió ampliar el corpus informativo y precisar algunas
procedentes de los sitios LC ZVII D3 y STucTav 15. Los fragmentos del sitio LC ZVII D3
26
Se trabajó todo el material santamariano decorado descripto y registrado por López (2000). El conjunto
cerámico procedente del sitio STucTav 15 sólo había sido objeto de una descripción muy preliminar como parte de
una tesis de Licenciatura (Leiva 2003), sin contar con algún tipo de registro de análisis.
37
Las observaciones submacroscópicas fueron realizadas en la fractura fresca de cada
cocción.
tamaño general (sin discernir por tipos y utilizando rangos en milímetros), f) distribución y g)
relativa.
observarse en el Anexo 10. El registro de los datos se realizó en una matriz Excel, en planillas
Este método se aplicó a 16 fragmentos Santa María bicolor y tricolor procedentes de ambos
38
27
inclusiones no identificadas o de identificación dudosa mediante lupa binocular . El registro
orientación y selección 33. Se decidió omitir el tamaño “muy fino” de las inclusiones en función
de evitar confusiones innecesarias con los componentes naturales de la matriz 34. Los atributos
de cada variable pueden observarse en el modelo de ficha de análisis microscópico (Anexo 8).
estudio de algunas variables, tal que pueda ser de utilidad al momento de evaluar la relevancia y
descripción de las pastas, a la vez que es de gran utilidad al momento de establecer estándares.
27
Se trabajó con nueve fragmentos de Los Cuartos y 7 de El Linde.
28
La ficha base es la que se encuentra actualmente en uso en el Laboratorio de Análisis Cerámico de la
Universidad Nacional de La Plata. Fue proporcionada por la Lic. Nora Zagorodny, a quien se agradece la
deferencia. Se le hicieron modificaciones de acuerdo a las necesidades surgidas de este análisis.
29
Tabla para rocas sedimentarias de la Sociedad Geológica de América, 1995.
30
Medida en valores porcentuales en relación a parámetros gráficos establecidos por Mathew et al. 1991, tomado
por Orton et al. 1997.
31
Establecido según las categorías propuestas por Barraclough 1992, tomado por Orton et al. 1997.
32
Determinado utilizando un ocular micrométrico en el microscopio de polarización, de acuerdo a los términos de
Orton et al. 1997.
33
De acuerdo a los gráficos de ordenación de inclusiones según Barraclough 1992, tomado por Orton et al. 1997.
34
Tomando como referencia la Escala de Wentworth citado por Shepard (1968), el límite entre los componentes de
la matriz y las inclusiones es fijado en 0,06 mm., correspondiente a la división entre limo y arena. De esta manera,
el valor menor de 0,1 fijado por Orton et al (1997) para el tamaño muy fino se encontraría muy cercano a este
límite, por lo que sería difícil determinar si los granos que caen dentro de este valor corresponden a componentes
de la matriz o ya pueden ser considerados como inclusiones.
39
En esta investigación sólo fue posible una cuantificación relativa, a través de las categorías
Especimenes predominantes y Especimenes aislados y/o singulares 35. Se considera que, si bien
no es la forma de cuantificación óptima, aportará datos relevantes a los fines propuestos en esta
investigación.
36
Para describir la porosidad se recurrió a criterios de forma, tamaño, porcentaje y
producido, de este modo, durante el preparado, cavidades “artificiales”, que son difíciles de
diferenciar de aquellas “naturales”, producto del amasado y la cocción del objeto cerámico. Por
tal motivo, los resultados obtenidos en algunos fragmentos informan sólo parcialmente sobre
porosidad 37.
35
Queda para futuros trabajos la determinación de los porcentajes de cada tipo de inclusión.
36
La porosidad refiere al volumen de espacios vacíos entre las partículas sólidas de un material dado (Rice 1987;
González de Bonaveri et al. 2000:215)
37
Para futuros trabajos se considerará la posibilidad de aplicar algún proceso de cementación previa en fragmentos
con estas características. Resulta útil a estos efectos la inyección de mercurio (Palamarczuk 2002).
38
Los rayos X (como los ultravioletas, la luz visible, los rayos gamma, etc.) son radiaciones electromagnéticas que
tienen la propiedad de atravesar la materia (minerales en este caso) sin desviarse. Cuando chocan con los
electrones d la materia que atraviesan se desaceleran y generan dos tipos de interacciones o fenómenos: uno
generado entre los campos electromagnéticos de los electrones de los rayos X y los electrones del material
atravesado, y otro generado por los choques entre los electrones de los rayos X y los electrones del material
atravesado. Estas dos interacciones originan dos tipos de espectros (continuo y característico) que son específicos
de la longitud de onda del elemento usado para generar los rayos X y del mineral que han atravesado. El fenómeno
de difracción se rige por una ecuación matemática y una ley física conocida como Ley de Bragg.
39
Instituto de Estratigrafía y Sedimentología Global de la FCN; UNT
40
radiación de Co, goniómetro vertical y velocidad constante 40. El difractograma se realizó sobre
muestra orientada, sin tratamientos adicionales, secadas al aire (Manasse et al.2004) 41.
santamarianas, procedentes del sitio LC ZVII D3 y de otros sitios santamarianos del Valle
aportará un elemento más de comparación, teniendo en cuenta que todos ellos provienen
La información recuperada fue particularmente útil para evaluar (aunque en forma indirecta)
las temperaturas de cocción a las que fueron sometidos los fragmentos analizados. Asimismo,
se pudo precisar la fracción cristalina presente y comparar estos datos con los obtenidos de los
Gran parte de los estudios sobre estilo utilizan indistintamente los términos “estilo” e
“iconografía” para extraer inferencias de conducta. Sin embargo, dado que ambos conceptos
cuestiones.
En esta investigación se considera que el estilo está determinado por las características
42
iconográficas y formales de los objetos , posibilitando el abordaje de variables temporo-
El estudio estilístico tiene como fin primario la descripción de formas, motivos y estructura
del diseño, con el objeto de lograr una caracterización general del santamariano local y
40
El Difractómetro de Rx cuenta con un dispositivo eléctrico que permite generar los rayos X. En él se coloca la
muestra cuyos minerales se quiere identificar. El aparato también cuenta con un dispositivo tal que permite que los
pulsos generados por estos espectros puedan ser traducidos en un gráfico en el que los picos presentes se
corresponden con determinados minerales (difractogramas).
41
Estos análisis estuvieron a cargo de la Geol. Ramona Ovejero de Indri (Facultad de Ciencias Naturales e
Instituto Miguel M. Lillo - Universidad Nacional de Tucumán).
42
Una discusión más amplia de estilo es presentada en el Capítulo VIII.
41
establecer posibles diferencias y similitudes con lo que se conoce para el valle de Santa María.
iconográficas (motivos y estructura del diseño) están sujetas a las condiciones de integridad y
conservación de las piezas; por tal motivo este punto fue especialmente considerado y evaluado
de cada parte de la misma, a saber, asas, borde, cuerpo, cuello, etc. (Ver Anexo 9).
El estudio del material fragmentario se vio condicionado por el tamaño de los fragmentos y
se vio reducida a la identificación de motivos, aunque los resultados obtenidos no fueron los
Las condiciones ambientales del valle de Tafí, considerable humedad y suelos relativamente
fragmentario, en parte debido a los factores antes mencionados y en parte por factores humanos,
hace que la información estilística recuperada sea limitada. Contemplando esta situación se
emplearon técnicas analíticas tales, que permitan obtener un corpus informativo de utilidad a
43
Se entiende por integridad al porcentaje presente de la pieza o de un sector de la pieza
42
Las variables decorativas consideradas incluyen: técnicas de tratamiento de las superficies,
Se trabajó con la categoría de SM Indeterminado para aquellos fragmentos en los cuales las
condiciones de preservación impiden determinar, con las técnicas aquí utilizadas, las
Los criterios morfológicos utilizados para el análisis del material fragmentario ya fueron
que corresponda a pucos, se partió de la idea de que el indicador más claro, en lo que respecta a
estilo, era la presencia o no de decoración interna. Sin embargo, hubo que contemplar la
posibilidad de pucos sin decoración interna completa, y la de otras piezas que sí tuvieran
decoración interna al menos parcial, como es el caso del borde de ciertas urnas, más allá de que
variables morfológicas características de las variedades estilísticas del santamariano, como ser
la ubicación de las asas, localización de inflexiones, relación de diámetros, etc., variables que
otorgando mayor confiabilidad a los resultados. La definición de las variables utilizadas, así
El análisis de las piezas completas ha sido de gran utilidad para la caracterización estilística
del “santamariano” del Valle, contando con la ventaja de poder obtener, en la misma unidad de
44
Es necesario aclarar que, si bien existen piezas santamarianas con otras morfologías, ellas no están presentes en
las colecciones analizadas.
43
Para el relevamiento de las urnas se tomó como base el Código para el relevamiento
de la iconografía y características morfológicas de las urnas santamarianas (Nastri
1999) 45, con modificaciones propias de acuerdo a las necesidades que iban surgiendo
en el análisis. El Código organiza la información obtenida en tres secciones:
procedencia, rasgos morfológicos y rasgos decorativos (Nastri 1999:369). Los rasgos
morfológicos considerados contemplan aquellos utilizados para caracterizar el estilo
santamariano en los trabajos tradicionales; los rasgos decorativos son analizados a
nivel de elementos, motivos y estructuras del diseño (Nastri 1999: 369).
El análisis de los rasgos decorativos se realizó por cada sector de la pieza: cuello, cuerpo y
base, siguiendo la propuesta de Kush y Hernández Llosas (1978), ya que se considera que los
delimitados en algunas piezas por bandas horizontales. En los pucos se tomó una única zona.
que algunas fueron de utilidad para los dos tipos de piezas. Morfológicamente se recurrió a las
variables establecidas por Laguens y Juez (2001) para pucos Aguada: altura total de la pieza
(tomada desde la base hasta el labio, con el puco apoyado sobre su base), altura punto angular -
base A1, altura punto angular - labio A2, diámetro máximo, diámetro de la base, diámetro de la
boca.
Medidas de la forma Puco. a. altura total de la pieza; b. altura del punto angular: b1. a la base, b2. al labio;
c. diámetro máximo; d. diámetro de la boca; e. diámetro de la base.
Tomado de Laguens y Juez 2001: 493
45
La ficha de registro fue amablemente proporcionada por el Lic. Javier Nastri.
44
A partir de estas variables se obtuvieron proporciones. La caracterización de la forma del
Argentina (1966).
El relevamiento de los rasgos decorativos se hizo de la misma manera que para el caso de
las urnas, siguiendo la propuesta de Nastri (1999); se consideró la decoración externa e interna
calidad de la información que se puede recuperar del objeto; los motivos causantes del estado
45
VII. Evaluación de los resultados de los análisis tecnológicos
conocimientos orientados a la obtención de un producto final. Pero sobre todo involucra una
necesidades de diversa índole, etc. Así, la elección de determinada técnica o material depende
de la elección del ceramista, que está inserto en una sociedad con preceptos y
objetivo último el conocimiento de las sociedades en las cuales actúan e interactúan los sujetos
objetivo.
lugar a la obtención de materias primas, para luego avanzar en la preparación de la pasta, las
Algunos autores (Rye 1981) mencionan la distribución del producto a los consumidores dentro
de esta secuencia; incluso, conductas como el uso de los objetos, su rotura o abandono y la
eventual reutilización o reciclado, pueden ser consideradas como parte de la misma secuencia o
ya formando parte de una nueva secuencia. Sin embargo, su consideración excede los objetivos
46
VII. 2. La secuencia de producción : Obtención de materias primas
depende de varios factores, que van más allá de lo individual. Así, hay que tomar en cuenta
factores naturales, como la oferta local de recursos o las posibilidades de explotarlos que ofrece
46
el medio , como así también, culturales; es el caso del empleo de ciertas tradiciones
tecnológicas (Rye 1981), el valor cultural dado a los objetos, o sociales, como ser el acceso a
(cantidad, calidad y accesibilidad) correlacionándolo con los datos mineralógicos de las pastas
cerámicas.
algunos o todos los pasos de la secuencia productiva se hallan realizado fuera de la región bajo
estudio.
15 indican la utilización de minerales y rocas que estarían disponibles en el Valle de Tafí 47. A
46
Debe entenderse en este sentido las posibilidades de accesibilidad a los recursos; es el caso, por ejemplo, de
recursos presentes en topografías de difícil acceso.
47
Al efecto, remitimos al acápite que refiere a los recursos minerales existentes en el Valle de Tafí.
47
Los estudios microscópicos permitieron constatar la presencia de los componentes
48
mencionados y se pudo obtener información más detallada sobre sus características . Se
vista geológico. Su origen podría ser tanto plutónico como metamórfico y volcánico. Se
Plagioclasa: Algunos cristales presentan aspecto límpido con malla albita, y otros una
marcada alteración arcillosa y sericítica. Las formas son tabulares e irregulares, en su mayoría
angulosas, de tamaño fino y medio. Por lo general se presentan en cantidades mucho menores
48
Las limitaciones del análisis mediante lupa binocular son importantes, sin embargo, es útil a los fines de una
primera aproximación a la caracterización de las pastas. La identificación precisa de las inclusiones requiere la
utilización de secciones delgadas.
49
La identificación de las inclusiones se realizó con el asesoramiento del Dr. Gustavo Toselli y la Geóloga
Ramona Ovejero de Indri.
50
Ver en acápite Descripción de Tamaños, los valores correspondientes al tamaño fino y medio.
51
El microclino es el feldespato potásico de más simple identificación debido a su maclado característico. La
ortoclasa y sanidina se identifican con precisión sólo a través de la determinación del Ángulo 2V. En este estudio
sólo se identificó con claridad el microclino.
48
Micas: Están presentes como parte de las inclusiones (con tamaño fino y, en pocos casos,
cantidades predominantes, y muscovita. En algunos casos las biotitas presentan colores intensos
debido a la presencia de titanio. El origen puede ser plutónico o metamórfico. Ver Anexo 6,
Figura 10 y 24.
estando presentes en el 94 % de las secciones analizadas. Ver Anexo 6, Figuras 10, 11, 12 y 13.
descriptas, registrándose uno o dos cristales en las secciones en que están presentes. El epidoto
3 y 21.
volcánico, en menor cantidad plutónico, y muy poco sedimentario. El aporte metamórfico pudo
cuarzosas intercaladas con bandas formadas por láminas de biotita. Predomina el tamaño grueso
y las formas angulares. El predominio de este grupo está evidenciado también por la
abundancia de cuarzos con extinción fragmentosa. Ver Anexo 6, Figuras 19, 20 y 21.
una matriz vítrea, con opacos ferruginosos en los intersticios. Ver Anexo 6, Figuras 22 y 23.
49
Los fragmentos líticos de origen plutónico son angulosos, irregulares, de textura granosa,
con presencia de cuarzo, biotita, plagioclasa y microclino (Anexo 6, Figuras 17 y 18). Los
irregularidad y presencia de superficie intersticial, producto del proceso de cocción. Ver Anexo
6, Figura 16.
Se identificaron además inclusiones de matriz isótropa de color pardo claro con luz paralela,
blancas (Cremonte 1994; Manasse 2003; Manasse et al. 2004). Este tipo será definido con
Análisis previos de alfarería santamariana en el valle de Tafí (Manasse 2003; Manasse et al.
inclusiones blancas, con las mismas características que aquellas descriptas por Manasse (op.
cit.) Ver Anexo 5, Figuras 1, 2 y 3. Inicialmente se consideró que podían corresponder a calcita
recurrencia y abundancia de estas inclusiones llevó a dudar sobre su origen, por lo que se
realizó prueba de ácido (ácido clorhídrico diluido al 10%). En el caso de tratarse de carbonatos,
52
Las inclusiones arcillosas presentan en la muestra formas equidimensionales y redondeadas, lo que permite
diferenciarlas claramente del tiesto molido.
50
la inclusión reaccionaría produciendo “burbujas”. Los resultados obtenidos descartaron
indeterminadas.
delgadas. Las inclusiones presentaron una matriz isótropa, de un color pardo claro con luz
55
paralela. En su interior pudo identificarse una fase cristalina muy poco desarrollada . Las
formas observadas son redondeadas, con alta esfericidad y tamaño predominantemente medio.
fragmento LC 17h 18 ) dio como resultado diagramas de pobre definición, con una giva en los
espaciados altos indicando pobre cristalinidad. (Manasse et. al. 2004). La repetición del análisis
53
El carbonato presente en las inclusiones puede responder a adición de calcita en la pasta cerámica (calcita
primaria) o haber precipitado en las cavidades como consecuencia del contexto de uso o del contexto de
depositación (calcita secundaria)
54
Procedimiento realizado por el Dr. Gustavo Toselli.
55
Los cristales se observan como puntos dispersos y en escasa cantidad.
51
Los análisis realizados hasta el momento no permitieron la identificación mineralógica de este
De hecho, los dos conjuntos manifiestan una regularidad en sus componentes: un amplio
predominio de cuarzo (35% y 44%), le siguen las micas que, entre la muscovita y la biotita,
suman alrededor del 30% del total. Luego hay que señalar los litoclastos (15 y 12%) y, es de
remarcar, la abundancia y persistencia porcentual de las inclusiones blancas (10 y 11%). Ambos
partir del análisis de los cortes delgados. Así, por ejemplo, si bien los litoclastos están presentes
en las dos muestras, se observan variaciones menores en las proporciones relativas, pudiendo
Otro elemento a destacar es que la cantidad de tiesto molido presente en la alfarería de los
de LC ZVII D3, en tanto en STucTav 15 lo hace en menos de la mitad. Ver Anexo 4, Tabla 1.
56
Las cifras corresponden al resultado de los estudios de lupa.
52
VII. 2. 3. Discusión preliminar de los resultados obtenidos
Los estudios efectuados permiten aseverar con certeza la existencia de una clara
concordancia entre los minerales hallados como inclusiones en los fragmentos de la alfarería
santamariana de La Ovejería (STucTav 15) y de Los Cuartos (LC ZVII D3) y aquellos
La presencia de bancos de arcilla está documentada para el área por lo que este recurso
también podría ser de procedencia local (Ruiz Huidobro 1972). Se puede agregar que el
emplazamiento de los bancos detectados hace de esas arcillas un recurso muy accesible 57.
recursos, más no, necesariamente de acuerdo a otro tipo de percepciones; entonces, también se
b) esa alfarería también pudo haber sido elaborada fuera de esta región, pero aprovechando
Esta segunda alternativa, sin embargo, obliga a tener en cuenta que las características
geológicas definidas para regiones próximas, como el valle de Santa María, no son muy
c) una manufactura fuera del valle de Tafí, utilizando recursos minerales disponibles /
accesibles en aquella zona, y que, coinciden con los disponibles en Tafí; o también que
d) hubiera tenido lugar un proceso de manufactura local – en Tafí – utilizando los recursos
57
El estudio de las fuentes de arcilla el Valle está previsto para etapas futuras de la investigación. Por el momento
no se cuenta con mayores datos que aquellos provistos por la carta geológica.
53
1- De haber sido incorporadas a la pasta, la textura inicial de esas inclusiones habría sido
otra, ya que el carácter pulvurulento que manifiestan actualmente, habría hecho que se
componentes. Normalmente las arcillas obtenidas de las canteras son limpiadas y preparadas
para su uso, eliminando impurezas, restos orgánicos o rocas que dificultan su trabajabilidad
(Sinopoli 1991). Las arcillas empleadas pueden provenir de un único depósito o de varios
depósitos, caso este último, en el que el alfarero prepara la pasta con una mezcla de arcillas.
arcillas usadas por los alfareros preindustriales pueden contener hasta un 50% de partículas no
plásticas, con una amplia variedad de tamaños (Arnold 1971, 1975, 1994).
para referir específicamente a las partículas que denotan una adición intencional, en
contraposición a aquellas naturales del sedimento. Sin embargo, como el término “antiplástico”
se hace referencia a una característica funcional de las partículas, esta cualidad también puede
54
ser propia de las inclusiones naturales de la arcilla, el término puede ser extensible a estas
cumplen con la función de quitar plasticidad a la misma) como aquellas naturalmente presentes
en la masa arcillosa.
distribución de tamaños (Rye 1981). A medida que las partículas sufren erosión y transporte por
agentes naturales, se van redondeando sus contornos acorde a la dureza del mineral.
contrario, cuando hay una adición intencional de inclusiones es esperable obtener una
distribución bimodal (Rye 1981). También se señala como otro indicativo la presencia de
minerales de distinto origen geológico. Sin embargo, es necesario tener en cuenta la posibilidad
de que el alfarero trabaje con una mezcla de arcillas de distintas fuentes, situación en la que
sería factible encontrar esta combinación de minerales. De allí que sea importante, incorporar al
58
Este último estudio además permitirá avanzar sobre la diferenciación de inclusiones naturalmente presentes en
las arcillas utilizadas para la manufactura alfarera, de aquellas que fueron intencionalmente agregadas.
55
posibles parámetros diferenciales. A su vez, esas variables fueron consideradas útiles para
mantienen entre los tonos rojizos y marrones suaves. Esta variación se debe tanto a la
La textura de la matriz arcillosa es fina. Esta característica depende del tamaño de grano del
microlitos de cuarzo. En el 31,25% de los casos (n=16) se observó una orientación paralela-
subparalela de las láminas micáceas (matriz lepidoblástica 61), en el 68,75% restante predominó
La forma de las inclusiones fue analizada en la fractura fresca de los fragmentos y en los
cortes delgados. Los resultados obtenidos son particularmente útiles para evaluar, junto a otras
59
Un análisis detallado del color de la matriz es presentado en el acápite correspondiente a la cocción de las piezas.
60
Para ello se contempla las temperaturas alcanzadas y de los tiempos de exposición de las piezas.
61
La utilización de este término en esta investigación, así como de otros tomados de las ciencias geológicas,
responde a un uso corriente en los estudios tecnológicos de la cerámica arqueológica; sin embargo, la consulta con
geólogos alerta sobre los inconvenientes de trabajar con este tipo de términos que tienen una fuerte connotación
genética. Para este caso particular, cuando se habla de blástico se está indicando un origen metamórfico, o sea,
originado por deformación o blástesis, de modo que no podría aplicarse a rocas sedimentarias salvo que éstas
tuvieran un nivel avanzado de diagénes llegando al límite del metamorfismo (Ovejero de Indri, com. pers.).
62
El término microgranoso indica la presencia de granos (clastos) pequeños.
56
independiente de las dos muestras (LC ZVII D3 y STucTav 15) tuvo un objetivo básicamente
comparativo.
El registro de las formas mediante lupa se realizó identificando la/s forma/s predominantes
en cada fragmento, lo que permitió obtener tendencias generales. Los resultados de los análisis
de ambos sitios (Anexo 3, Figuras 3 y 4). La mayor diferencia entre los dos conjuntos alfareros
claramente superiores en la muestra de STucTav 15. Esta situación podría explicarse teniendo
en cuenta que esta muestra presenta mayor carbonatación que la de LC ZVII D3. Ese carbonato
también en el interior del fragmento, lo que podría incidir en los porcentajes relativos de las
formas de las inclusiones, tomando en cuenta que las “inclusiones blancas” se caracterizan
justamente por aquella morfología. Sin embargo, al cotejar la cantidad de estas inclusiones en
ambos conjuntos alfareros es evidente que este factor no puede ser el único responsable de la
El estudio de las formas de las inclusiones en corte delgado se realizó, al igual que en el
análisis de lupa, registrando la forma predominante en cada uno de los 16 cortes analizados. Se
Para lograr una información más detallada sobre las formas de las inclusiones, se analizó la
morfología predominante por tipo de inclusión. De esta manera, se seleccionaron con fines
63
La selección tuvo en cuenta la cantidad y relevancia de los tipos en los cortes analizados.
57
La comparación de los resultados mostró tendencias similares en ambas muestras. Para el
caso de los tipos cuarzo, vidrio volcánico y litoclastos volcánicos, plutónicos y metamórficos
caso de los litoclastos sedimentarios, los mayores porcentajes corresponden a las formas
clara tendencia hacia las formas angulosas en LC ZVII D3, en tanto en STucTav 15 las formas
Tabla 2.
milímetros. La mayor parte de los casos presentaron tamaños ente 0,5 mm. y 1,0 mm. Para LC
ZVII D3 este rango estuvo presente en el 85, 18%, en STucTav 15 en el 84, 74% de los casos.
En el análisis de los cortes delgados no se utilizaron rangos a fin de lograr mayor exactitud
en las mediciones. Se trabajó con tres niveles de análisis, registrando el tamaño predominante
en cada corte, los tamaños presentes en cada tipo de inclusión y los tamaños predominantes en
tres categorías generales que incluyen: inclusiones minerales, litoclastos y tiesto molido. Esta
última clasificación permitió identificar tendencias importantes en el tamaño de los granos. Ver
Anexo 4, Tabla 3.
64
En LC ZVII D3 el n = 9; en S.Tuc.Tav. 15 el n = 7
58
diferentes tamaños, aunque el número de litoclastos grueso (16,67%) y medio – grueso
65
(16,67%) es levemente mayor .
STucTav 15 predominó el tamaño grueso en el total de los fragmentos que presentaban este tipo
de inclusión. Debe tenerse en cuenta que de los siete cortes hechos de este sitio, sólo tres
El análisis independiente de cada una de las muestras mediante lupa binocular manifiesta un
tanto la selección muy mala o muy pobre está representada en un 29%. Porcentajes menores
corresponden a selección regular (18%) y buena (1%). Para la muestra STucTav 15 la tendencia
es similar; con porcentajes de 59% para selección pobre, 24% para selección muy pobre, 16%
claro predominio de una selección muy pobre (88,89%) para las inclusiones de la cerámica del
sitio LC ZVII D3, en tanto el 11,11% restante corresponde a una selección pobre. En el sitio
STucTav 15, en cambio, predomina la selección pobre en el 71,43% de los cortes analizados,
presentando el 28,57% restante selección muy pobre. Estos resultados responden a las
diferencias de tamaños que, como se mencionó en el acápite anterior, se registran entre las
65
En LC ZVII D3 el n = 9; en S.Tuc.Tav. 15 el n = 6, dado que en uno de los fragmentos no se registró este tipo de
inclusión.
66
En LC ZVII D3 el n = 9; en S.Tuc.Tav. 15 el n = 3, dado que cuatro de los siete fragmentos no presentaron este
tipo de inclusión.
67
En la traducción del trabajo de Orton et al. (1997) se habla de “ordenación” de los granos para esta variable de
análisis.
59
inclusiones minerales, con tamaños pequeños, y los litoclastos y tiesto molido, con tamaños
mayores.
presente en el sedimento, son factores que inciden en las decisiones del alfarero. Éste, a su vez,
preparará la pasta de tal modo de ser útil a sus propósitos, es decir, a la función esperada de la
Los resultados obtenidos del estudio de los cortes delgados corrobora la tendencia
observada con la lupa. Así, se observa que para LC ZVII D3 hay un 55,56% de la muestra con
densidades del 5%, y un 85,71% para STucTav 15. La densidad del 10% está representada en
68
Es bastante inferior a lo que algunos autores (Rye 1981) consideran como el rango medio (20% a 50% del
volumen total).
60
arcilloso de la pasta cerámica. Como ya se señaló con anterioridad, se requerirá una mayor
Al respecto del estudio de las inclusiones, resulta sugerente la presencia de tamaños algo
menores para las tres categorías de inclusiones identificadas en los fragmentos del sitio
STucTav 15. De acuerdo a lo planteado por Cornell y Sjödin (1990) para el sitio El Pichao
(valle de Santa María), cabría esperar ese tipo de diferencias en cuanto a tamaño de inclusiones
La intencionalidad del agregado de inclusiones a la pasta por parte del alfarero ha sido
abordado a partir del análisis de su forma, tamaño y la selección. Es particular la situación del
tiesto molido, cuya presencia en las pastas presupone de hecho una acción intencionada, ya que
como dice Rye (1981:31) “Other kinds of inclusions, such as “grog” (crushed sherds), can be
70
readily identified as added by man because the material does not occur in nature” . Para el
caso de los litoclastos, el predominio de formas angulosas y tamaño grueso hace pensar en una
adición intencional en ambos sitios. Ello es particularmente claro para los de origen volcánico,
plutónico y metamórfico, no así, sin embargo, para los litoclastos sedimentarios, dado el
carácter redondeado de sus formas. Al igual que el vidrio volcánico, es más complejo
El vidrio volcánico muestra formas angulosas, más, su tamaño es fino y medio. En este
sentido, sería de gran utilidad conocer el contenido mineral de las arcillas locales, ya que
algunos elementos incluidos naturalmente en los sedimentos tienen formas angulosas, producto
Para el resto de los minerales identificados en los cortes, los valores responden a los
69
Ello también sería extensible para la variable de densidad de inclusiones, que se tratará más adelante.
70
“Otras formas de inclusiones, tales como “grog” (fragmentos cerámicos rotos) pueden ser fácilmente
identificadas como agregadas por el hombre, porque el material no ocurre en la naturaleza” (Traducción de la
autora).
61
La baja densidad de inclusiones que aparecieron en estos análisis puede depender de varios
factores: por un lado es importante considerar las características de las piezas manufacturadas y,
fundamentalmente, sus usos. Si bien actualmente está bastante discutido el uso exclusivamente
funerario de estas urnas y pucos (Piñeiro 1996; Palamarczuk 2002), una funcionalidad
fin de contrarrestar el “shock térmico”, que las que manifiestan los fragmentos estudiados.
Asimismo, la concepción estética del alfarero es otro elemento a tener en cuenta para evaluar
esas características. En este estudio se considera que el tamaño de la muestra analizada aún
Una vez que se mezclan los materiales y la pasta ya está preparada, se procede a la
elaboración del objeto cerámico. Las técnicas de manufactura son variadas; su determinación
En las muestras analizadas, tanto en las piezas completas como en el material fragmentario,
dispuestos en forma anular y unidos, luego, con los dedos, conformando así las paredes de la
vasija.
Si bien la base de las piezas puede ser confeccionada con esta técnica, los análisis realizados
en las bases recuperadas en ambos sitios (LC ZVII D3 y STucTav 15) y el examen de las piezas
71
Rye (1981:68) y Sinopoli (1991:17) la denominan como “coiling.”.
62
completas no dan cuenta de ésto. Por el contrario, sería factible que la técnica empleada sea la
del modelado.
partir del uso de moldes. En dos de los fragmentos analizados se observaron improntas de
cestería en la superficie externa. Ambos presentan decoración de dos colores, negro sobre
crema. Lamentablemente su reducido tamaño no permite definir sus motivos Ver Anexo 7,
Figura 1.
Esta técnica está documentada para fragmentos procedentes del valle de Santa María:
72
Caspinchango (Cigliano et al.1960), y Rincón Chico (Tarragó y Renard 2001) y en piezas
completas registradas por varios investigadores para el valle Calchaquí y el valle de Santa
María 73.
La elaboración de pucos con esta técnica supone la utilización de un cesto vegetal o tipa
como molde, en cuyo interior se coloca el cuerpo de arcilla, quedando impresas en la superficie
empleada en los valles calchaquíes como de encordado envuelto (Tarragó y Renard 2001). Las
cestas molde se componen de tres elementos “...a) varillas que forman el esqueleto o armazón
rígido; b) varillas flexibles que van arrolladas en forma horizontal; c) hilo retorcido que hace
de costura... pasa del lado interior al exterior, toma las fibras a) y b) por pares, las asegura y
El moldeado como técnica de manufactura tiene dos ventajas básicas. Por un lado, requiere
menor habilidad en la confección de las formas de los ceramios, al contar con un soporte para
las paredes de la pieza, y por otro, supone un importante ahorro de tiempo (Arnold 1994). Es
72
Para Quilmes (valle de Santa María), se hace referencia a fragmentos cerámicos con decoración pintada bicolor
(negro y blanco) con improntas de cestería (Pelissero y Difrieri 1981). Estos autores sostienen que, en estos casos,
se habría utilizado cestos de técnica espiralada como molde en lugar de recurrir a la técnica de rodetes. Las
improntas cubrirían toda la superficie de las vasijas, siendo características de una nueva fase cronológica de la
alfarería santamariana, que ellos denominan Fase VI.
73
“Estas producciones fueron características de los valles calchaquíes planteando el funcionamiento de un área
tecnológica con modalidades singulares.” Tarragó y Renard 2001: 524.
63
74
estas ventajas propuestas o bien comprende una alternativa decorativa , teniendo en cuenta
que la técnica es visible en la pieza terminada; es decir que el alfarero no recurrió al alisado
el Valle de Tafí, no permite avanzar en una interpretación al respecto. Sin embargo, se puede
delgados. La orientación de los minerales y de los espacios vacíos (macro y micro cavidades)
partículas varía con las distintas técnicas ejecutadas, ya que cada una de ellas requiere presiones
con sentido e intensidad particulares (Rye 1981). Este autor establece que la orientación de las
section cut vertically (perpendicular to direction of coiling), parallel but rarely visible in cross
“Inclusions orient perfectly (all parallel) along the centers of coils, the orientation being
produced when the coils were initially rolled. If the complete vessel was formed by coiling, the
orientation will follow a spiral or concentric pattern on the base and be parallel on the walls”
74
Serrano (1945) ya propone la posibilidad de que la impronta, además de su fin utilitario, haya sido el producto de
una tratamiento de la superficie con fines decorativos, particularmente en aquellos casos donde esa técnica se
limita a un sector de la pieza.
75
Sería posible al alisado de la pieza, sacándola del molde cuando ha alcanzado el estado de cuero, tras el cual
pierde parte del agua.
76
“...aleatoria cuando la sección delgada es cortada verticalmente (perpendicular a la dirección del enrollamiento),
paralela, aunque raramente visible en una sección delgada cortada a lo largo de una línea de rollos.”
“Las inclusiones se orientan perfectamente (todas paralelas) a lo largo del centro de los rollos; orientación que fue
producida cuando los rollos fueron inicialmente preparados. Si la vasija completa fue formada por enrollamiento,
la orientación seguirá un patrón espiralado o concéntrico en la base y será paralelo en las paredes.” (Traducción de
la autora).
64
En el caso del estudio microscópico de la matriz arcillosa de la pasta se han presentado
cavidades de los cortes delgados efectuados. Es por esta razón que se ha decidido no avanzar en
interpretaciones sobre este ítem hasta tanto no haber realizado las revisiones pertinentes.
El análisis de las piezas completas se efectuó sobre un total de 31 urnas y 3 pucos y tuvo
por objetivo evaluar la variabilidad interna del conjunto, además del tratamiento comparativo
con las características conocidas clásicamente para la alfarería santamariana. Este último tema
Respecto a las muestras fragmentarias se trabajó a partir de dos categorías: formas cerradas
(urnas) y formas abiertas (pucos). El escaso conocimiento de otras variantes morfológicas para
hecho, las piezas completas registradas sólo incluyen las dos formas más típicas.
se utilizaron para la definición del estilo y sus fases. Los datos obtenidos se volcaron en una
base de datos, que contempla las variables consideradas y el número de casos presente para
cada atributo de la variable (Ver Anexo 9 para el detalle de las variables y sus atributos). El
77
Es necesario aclarar nuevamente que no todas las piezas ofrecieron el mismo potencial de estudio morfológico,
debido a sus condiciones de preservación. En el texto que sigue se detalla para cada caso, el porcentaje de piezas
en las que no se pudo observar las características del rasgo en cuestión; sin embargo se sostuvo el mismo n (= 31)
para permitir una mejor comparación.
65
“proporciones relativas”. Posteriormente se la dividió en cuello y cuerpo para facilitar, de este
A.- Altura total de las piezas: en el 48,38% de los casos esta variable no se pudo determinar
dado que las piezas se encontraban incompletas; del porcentaje restante, la altura de la mayor
representadas las alturas menores de 50 cms. (6,45%) y las alturas mayores de 60 cms. (3,23%).
no se pudo determinar. Un 23% de la muestra presenta una proporción entre 1,42 y 1,58. El
20% manifiesta una proporción entre valores de 1,59 y 1,75. En forma aislada aparece una urna
variable no se pudo determinar. Un 12,90% presenta valores contenidos entre 0,54 y 0,69; un
50% con valores entre 0,70 y 0,85; y un 6,41% para los valores entre 0,86 y 1,01 por un lado, y
la variable no se pudo determinar. Un 16,13% presenta valores contenidos entre 0,65 y 0,76;
aisladamente aparece una urna con una proporción de 0,87 (Anexo 2, Figura 12).
B.- Para el estudio morfológico del cuello se han tomado las siguientes variables:
Labio: en más de la mitad de la muestra (51,61%) no se pudo determinar este rasgo; en los
casos restante el labio recto fue el más representado (25,81%), siguiéndole el mixto (19,35%) y
porcentaje de casos en los que no se pudo determinar este rasgo (48,39%), predominando en el
resto, el tipo de borde 5 en el 25,85% de los casos, le sigue en importancia el tipo de borde 2
66
Cuello: el conjunto mostró un predominio de la forma recto-evertida (29,03%), le siguen en
una con valores porcentuales de 9,68%. El porcentaje de piezas en las que no se pudo
Sección de la boca del cuello: el conjunto hizo evidente un alto porcentaje de sección
circular (70,97%), con porcentajes marcadamente menores para la sección elíptica (19,35%). El
Contorno del cuerpo: no hubo casos en los que no se pudiera determinar el rasgo. La forma
elipsoidal vertical (19,35%) y la forma esferoidal (9,68%). Ver Anexo 2, Figuras 12, 25, 28 y
33.
Sección del cuerpo: en todos los casos se pudo determinar las características de este rasgo,
Constricciones: parte inferior / parte superior del cuerpo: los mayores porcentajes en el
constricción marcada sólo está representada en un 9,68%. No hay casos en los que no se
pudieran determinar las características del rasgo. Ver Anexo 2, Figuras 7, 13 y 21.
Constricciones: cuerpo / cuello: al contrario del caso anterior, la constricción marcada está
(22,58%). Sólo en el 3,23% de los casos no se pudieron determinar las características del rasgo.
67
Ubicación de las asas: en el 64,51% de los casos las asas se encuentran ubicadas en la parte
media del cuerpo, en el 25,81% en la parte inferior del cuerpo y en el 9,68% restante, en la
remachada.
Perfil de las asas: el rasgo se pudo determinar en todos los casos predominando la correa
rectangular oblicua hacia arriba en el 61,29% de los casos, con menor representatividad de la
correa trapezoidal horizontal (35,48%) y la correa rectangular horizontal (3,23%). Ver Anexo 7,
Base: en el 96,77% de los casos se presentó cóncava, en el resto (1 caso) se manifestó recta.
comprendida ente 9,5 cms. y 11 cms, y un diámetro máximo entre 21,5 cms. y 24 cms. La altura
punto angular - base es de 6,5 cms. a 7 cms. y la altura punto angular – labio de 2,5 cms. a 4
cms.. El diámetro de la boca es muy similar en los tres, con valores aproximados son de 22 cms,
el diámetro de la base se encuentra comprendido entre 5 cms. y 6,5 cms. La proporción entre la
altura total y el diámetro máximo también es similar entre los tres, con valores entre 0,41 y
0,46.
En todos los casos el labio es recto y el borde puede adscribirse al Tipo 4 (Convención
Nacional de Antropología 1966). En dos de los casos las asas son verticales, trenzadas y labio
pieza. En los tres casos la base es cóncava; asimismo, la relación entre ésta y el cuerpo del
78
Para determinar la ubicación de las asas se dividió el cuerpo de las urnas en tres partes iguales.
68
VII. 4. 2. 2. Análisis morfológico de muestras fragmentarias
La mejor manera de evaluar las características formales de las piezas es a través de las
piezas completas; sin embargo, la ventaja de trabajar con material fragmentario es que se puede
analizar la relación entre las características de las pastas con las distintas formas.
indicó altos porcentajes de Indeterminados (59,26% para la primera, y 58,56% para la segunda).
La forma puco está muy poco representada en la muestra STucTav 15 (0,53%), en tanto en LC
ZVII D3 alcanza el 24,69%. Por el contrario, la presencia de urnas mostró una relación inversa,
Intentando articular la variable morfológica con las características de la pasta de las piezas,
se procuró avanzar en el análisis de la relación entre densidad de inclusiones y forma. Para ello
Tanto las formas cerradas como las abiertas manifestaron valores muy similares en LC ZVII
D3. Se caracterizaron por un amplio predominio de una baja densidad de inclusiones (del 5%),
con valores bastante menores para la densidad del 10%. Las altas densidades (20% y 30%)
Para la muestra STucTav.15 no se repite esta tendencia. Sin embargo, hay que tener en
cuenta el bajo porcentaje de la forma puco; la presencia de tan solo dos fragmentos de esta
forma, dificulta la comparación. En las urnas los porcentajes del 5% (41,83%) y del 10%
mayores (12,42% para la densidad del 20% y 7,19 % para la densidad del 30%). Ver Anexo 3,
Figura 10.
manifiesta una tendencia significativa para las distintas formas de las muestras analizadas.
69
VII. 5. La secuencia de producción: Técnicas de tratamiento de la superficie
de materia.
superficies en las dos formas reconocidas (urnas y pucos). Ver Anexo 7, Figuras 2 y 3. En
algunos fragmentos se pueden identificar las direcciones seguidas con el objeto usado para
alisar, dejando marcas diagonales que se entrecruzan. En algunos casos éstas son más intensas,
quedando leves incisiones producto del tipo de alisador empleado o, también, de las
condiciones de la pasta al momento de ser trabajada. Para estos casos es posible entonces que se
Las piezas completas, en las que se pudo observar este tratamiento –particularmente en la
VII. 5. 2. 1. Engobe 79
El engobe es una suspensión fluida de arcilla y agua (Rye 1981:41) que es aplicada a la
pieza como una capa delgada, antes de que ésta sea sometida a cocción (Sinopoli 1991:26). A
veces es mezclada con pigmentos de diferente color. Se caracteriza por presentar textura, color
79
Piñeiro (1996), Tarragó et al 1999, así como Nastri (1999) y Palamarczuk (2002) hablan de “baño”, en vez de
engobe, para la cerámica santamariana. Lamentablemente, en los trabajos por ellos publicados no se ha encontrado
una definición específica para esa propuesta. Como se expondrá más adelante, el análisis efectuado en esta
investigación da cuenta de indicadores por los cuales se puede adscribir este tratamiento a la categoría Engobe.
Sjödin (1990) también habla de engobe (“slip”).
70
Rye (1981) menciona una serie de indicadores macro y microscópicos para establecer su
presencia. Uno de los más relevantes es el del color, que comparado con el de la pasta,
observada mediante fractura fresca, muestra claras diferencias. Otro indicador de importancia
rojizas, en tanto la capa o engobe que cubre la superficie de las piezas presenta un color crema,
muestra de STucTav 15), en tanto su aplicación en la superficie interna se halla limitada sólo a
algunos casos de la forma puco y, en menor medida, a la franja perimetral interna de las urnas
(banda que cubre el borde interno) (25% para LC ZVII D3 y 4% para STucTav 15). En la
mayoría de las urnas, el límite de aplicación está en el labio. Ver Anexo 5, Figura 7 y Anexo 7,
Figuras 4, 5, 6 y 7.
Para el caso de las piezas completas, la totalidad de las urnas presentó engobe en la
superficie externa, y en algunos casos en el borde interno; en tanto sólo pudo identificarse esta
análisis de las piezas completas mostró una cobertura casi total de su superficie externa. La cara
interna de las asas suele quedar sin cubrir como así también, en algunos casos, el sector del
capa de engobe, que no se extienden por el interior de la pasta. Este tipo de rasgos solo pudo
80
El estado de conservación de uno de los pucos hizo que no se pudiera determinar ningún tipo de tratamiento de
superficie.
71
forma de las grietas observadas es variable, en algunos casos sigue un patrón hexagonal, en
desprendimiento del engobe. Dentro de las alteraciones registradas en las muestras (tanto
cuenta que este proceso se registró también en la capa de pintura negra aplicada sobre el
engobe. 81
El falso engobe es producido como consecuencia del proceso de alisado. Según Cotkin et al.
(1999 citado en López 2000-2002) se caracteriza por una misma composición química respecto
de la superficie de la pieza y las de su interior, y un tamaño de partícula fino, del orden de las
arcillas.
En las muestras analizadas mediante lupa binocular este tratamiento se presentó con cierta
pequeña porción de esta capa. De esta manera se puede observar en el mismo campo visual
81
Microscópicamente los engobes son distinguibles por la orientación paralela de las inclusiones minerales a la
superficie de las piezas; sin embargo esta característica no pudo ser identificada en las secciones delgadas
realizadas, lo que puede responder en parte a que, como los cortes de los fragmentos no se hicieron para ver
engobe, los sectores obtenidos no hayan sido los más óptimos para la observación de esta característica. La
integridad del engobe (afección mínima por factores externos), así como su espesor, son importantes
condicionantes para su detección microscópica.
72
En algunos fragmentos este tratamiento es más visible, observando una mayor definición de
VII. 5. 2. 3. Pintura
(orgánicos o inorgánicos) a la superficie de las piezas. Este proceso puede realizarse antes o
Los pigmentos son preparados para su aplicación, mezclándolos con arcilla y agua
El estilo santamariano se caracteriza por la utilización de dos o tres colores para la pintura
de las piezas. En el análisis de los colores presentes en la decoración de los fragmentos y las
piezas completas pudo identificarse pintura negra aplicada sobre un engobe crema (bicolor); y
pintura negra y roja o borravino sobre el engobe crema (tricolor). Ver Anexo 7, Figuras 8, 9,
El examen de las piezas con pintura tricolor reveló que el borravino se utiliza con mayor
frecuencia que el color rojo, siendo en todos los casos excluyentes. Para las piezas completas se
identificó el color borravino en el 56% de la muestra, en tanto el color rojo sólo está presente en
composicionales de las mezclas pigmentarias utilizadas, así como una serie de cuestiones que se
82
Para el valle de Santa María se han realizado este tipo de estudios (Piñeiro 1997 y Palamarczuk 2002), cuyos
resultados serán cotejados que con que se obtengan de la muestra del valle de Tafí.
73
El proceso de cocción contribuye a la fijación de los colores aplicados. La observación de
estos colores en los fragmentos y piezas hace pensar en una aplicación anterior al proceso de
VII. 5. 5. Aplique
La aplicación de pasta es otra de las técnicas utilizadas en la alfarería, usualmente con fines
adhesión de pasta a la superficie de las piezas requiere que ésta mantenga algún grado de
Esta técnica fue visible en las piezas completas mediante la utilización de una lupa de
identificación confiable.
Sobre un total de 31 urnas se identificaron 9 piezas con aplique. Ver Anexo 3, Figura 12.
Para el caso de pucos sólo se registró la técnica en 1 de los 3 analizados. Las representaciones
aplicadas corresponden a ojos (que en algunos casos tienen la pupila incisa), cejas, nariz,
brazos, manos y objeto sostenido entre las manos. En la pieza Nº 28 del Museo Jesuítico La
cuello a cada lado de la urna. Estos apliques no se encuentran en la colección del museo. Ver
Las partes aplicadas fueron sometidas mayormente a los mismos tratamientos que el resto
de la pieza.
83
La dificultad en la identificación se ve incrementada por el espesor de los sectores de materia aplicados, que para
algunas representaciones (como cejas, ojos y nariz y en algunos casos brazos) son muy delgados, a la vez que la
materia está muy bien distribuida hacia los costados e incorporada a las paredes de las piezas.
74
VII. 6. La secuencia de producción: El proceso de cocción
piezas son sometidas a calor, los componentes originales del cuerpo arcillosos sufren una serie
- A partir de la temperatura ambiente hasta los 200º C - 300° C son eliminados los restos
en vapor.
- Desde los 200º C en adelante, hasta la culminación del proceso, tiene lugar la cocción
irreversible de la pieza.
formación de núcleos grises o negros, generalmente un poco más claros que las superficies
adyacentes.
- Entre los 450°C y los 650°C tiene lugar la alteración estructural irreversible de los
minerales de arcilla, con el desprendimiento del agua de combinación (se deshace el retículo
disminuye a favor del incremento de poros cerrados, que contienen gases. Se produce el
84
Algunos autores (Rye 1981) establecen temperaturas más bajas para este proceso, del orden de los 350°C
75
La cocción determina características de apariencia y estructura particulares en las piezas
cerámicas, que dependen de tres factores principales: la duración del proceso de cocción, la
a través de la evaluación del color del fragmento. El registro de esta característica en los cortes
delgados (Rock Color Chart 1995) resultó en favor de colores marrones y rojizos, indicativos de
una atmósfera de cocción oxidante. Sin embargo, en el 46% de las secciones el color no se
En los análisis de lupa binocular también se pudo observar la presencia de dos colores en un
porcentaje del 34,27% para LC ZVII D3 y 34,06% para STucTav 15 sobre el total de
las muestras, lo cual es esperable dado que este carácter distingue la alfarería santamariana
los valores de cocción oxidante completa (97%) y oxidante incompleta (3%). Ver Anexo 3,
Figuras 13 y 14.
76
VII. 6. 2. Temperaturas de cocción
cristalina de los minerales arcillosos ya que cada mineral refleja la luz de manera diferente al
contraen hasta llegar a una estructura de illita o mica. La caolinita, por ejemplo, comienza el
fragmentos santamarianos procedentes del sitio LC ZVII D3 y de otros sitios santamarianos del
pers.).
Los resultados obtenidos indican, en todos los casos, presencia de illita como único
componente arcilloso, lo que podría estar indicando que la cocción de las piezas ha superado los
550 º C y que los minerales originales se han amortizado o han pasado a estructura de illita. En
Asimismo, indica que los valores térmicos no han superado los 850º C, ya que las illitas
cristalinas de minerales que comienzan a formarse a partir de los 900°C. (Ovejero com. pers.)
77
VIII. 1. Definiendo el estilo: rasgos decorativos
A fin de comenzar a delinear la información que se pretende recuperar del estudio estilístico
de los materiales santamarianos analizados, hay que remarcar que ella se desprende, en parte,
del concepto de estilo utilizado, dependiendo, no obstante también, de los alcances y las
85
limitaciones de esta investigación .
Por estilo se entiende el patrón estético formal compartido por un determinado número de
objetos, producidos en un momento y lugar específico por un grupo social determinado, a través
del cual se pueden inferir características del contexto social en el que se manifiesta.
Este estudio siguió la propuesta de Nastri (1999) para abordar la definición estilística. De
serpentiformes). (Anexo 4, Tabla 4). Se definieron dos grupos: piezas con decoración
netamente geométrica (Grupo A) y piezas con decoración geométrica y figurativa (Grupo B).
87
Se eliminaron de la muestra aquellas piezas cuya integridad y estado de conservación
85
La propuesta siguiente corresponde a un nivel inicial del estudio estilístico. No se pretendió avanzar más en
función de los tiempos y de la profundidad de investigación requeridas para esta Tesis de Licenciatura.
86
En función de la relevancia de la representación del rostro humano y sus brazos – manos en las piezas
santamarianas, estos rasgos serán analizados de manera independiente.
78
De acuerdo a la clasificación anteriormente propuesta se pudieron ubicar 11 urnas y 1 puco
Dentro del Grupo A predominan los siguientes elementos decorativos: cordón, puntiforme y
el “tumi” y la peineta; sin embargo, hay que dar cuenta de la presencia de diademas como
elemento integrante de las vinchas. Como elementos geométricos aparecen con mayor
representado fue el punteado; sin embargo, a los fines de identificar la variabilidad presente en
antropomorfa (Ambrosetti 1896). Sus rasgos, como las mejillas, los ojos, las pupilas, las
lágrimas, la boca, los brazos y las manos manifiestan una importante variabilidad en su
Para este análisis se consideró el total de urnas (n = 31) y pucos (n = 3). En los pucos no se
observaron rasgos antropomorfos. En las urnas, éstos presentaron las siguientes características .
87
Debe remarcarse que la preservación de las piezas (integridad y estado de conservación) es muy malo. Se
identificaron un conjunto de factores que están provocando el deterioro y pérdida de gran parte de las piezas, entre
ellos se incluyen humedad, sales, roturas, pegado inadecuado (con cemento, por ejemplo), etc. Estos datos fueron
volcados en las Fichas Descriptivas de cada una de las piezas. Sería importante que las autoridades a quienes
corresponda velar por el patrimonio cultural tucumano consideraran esta situación y tomaran inmediatas medidas
al respecto.
88 El estudio de las combinaciones en que aparecen los rasgos antropomorfos en las piezas santamarianas del
Valle de Tafí es parte de una etapa siguiente de esta investigación, para lo cual se ampliará la muestra con piezas
completas pertenecientes a colecciones privadas de esta región.
79
Mejillas: En el 55% de la muestra se identificó el rasgo, pero no se pudieron determinar sus
horizontales (Ver Anexo 2, Figuras 11 y 13) y las mejillas no divididas (Anexo 2, Figura 33).
En solo dos casos están presentes las mejillas divididas en dos partes oblicuas (Anexo 2, Figura
15).
Ojos: Se pudo trabajar sólo sobre el 48% de la muestra. En algunos casos se presentaron
pupilas mediante un punto. En menor proporción aparecen como círculo o raya. Ver Anexo 7,
Figuras 22 y 23.
parte de los casos. También aparece como cordón pleno y como cordón pleno con borde. Ver
nariz se conformó por la unión de las cejas por línea recta transversal. Ver anexo 7, Figura 22.
Lágrimas: Se registró el tipo y la orientación de las lágrimas. En ambos casos no fue posible
observar más del 50%. En un porcentaje del 26% el rasgo no estuvo presente; en el resto
predominan las lágrimas rectas y onduladas, en proporciones similares, con orientación vertical
predomina la forma rectangular de la boca, con dientes arriba y abajo, aunque aparecen
80
Brazos y manos: Los porcentajes analizados son altos, habiéndose podido registrar 90%
para cada rasgo. Se registraron porcentajes altos de ausencia del rasgo, del 52% para el rasgo
brazo, y del 55% para manos. Dentro de los porcentajes restantes predominan los brazos
representados mediante un cordón pleno sin borde (Anexo 2, Figuras 19 y 25) y, en menor
proporción, por un cordón punteado (Anexo 2, Figura 17). Las manos presentan
predominantemente los dedos separados en forma de peine (Anexo 2, Figuras 24 y 32); otra
forma de representación es la de las manos unidas sosteniendo un objeto (Anexo 2, Figuras 16,
25 y 34).
pieza: cuello y cuerpo. El número de piezas que se integró en el análisis de cada variable se
En primer lugar se tratará la estructura del diseño del cuerpo de las urnas, que comprende al
puco de base. Para su análisis se trabajó sobre diez categorías (Ver Anexo 9). Merece
destacarse el predominio de dos de ellas: a) la estructura que comprende dos zonas verticales
divididas por una banda vertical sin una división que separe al puco de base, que aparece en un
89
46,66% del total analizado (n = 30) (Anexo 2, Figuras 5, 11 y 13) ; y b) que presenta dos
zonas circulares formadas por los brazos y con división en la base (43,33%) (Anexo 2, Figuras
9, 19 y 24). Fuera de estas categorías, aparece una que se caracteriza por presentar una única
zona sin división en la base (6,66%) (Anexo 2, Figuras12 y 28) y otra que tiene una única zona,
también, pero con división que señala al puco de base (3,33%). Predomina la simetría refleja.
La primera de las estructuras de diseño para el cuerpo puede integrarse a lo que Kusch y
Hernández Llosas (1978) definieron como característico de su “variante a”. Esta variante, de
89
En una de las urnas registradas, las malas condiciones de preservación impidieron abordar el análisis de la
estructura de su diseño.
81
acuerdo a su estudio se encontraría más representada en la fase 1, disminuyendo luego en las
fases 2 y 3. La segunda de las estructuras de diseño, podría integrarse a lo que estas autoras han
definido como “variante e”, o también a la “f”. La primera de ellas aparece en las fases 2 y 3,
que estas autoras destacan “la persistencia de cada una de las variantes a lo largo de la
secuencia”advirtiendo sobre la posibilidad de cambios a nivel de los “temas”, que podrían estar
señalando diseños preferenciales para cada variante a lo largo de toda las secuencia.
El análisis de la estructura del diseño del cuello de las urnas comprende 17 categorías,
donde se relacionan los distintos elementos que componen este sector de la pieza (Ver Anexo
9). Los factores que afectan el estado de conservación y la integridad de las urnas son
pudo evaluar esta variable (51,61%). Así, el análisis del diseño del cuello se vio reducido a 15
urnas (n=15). Los resultados obtenidos indican el claro predominio de la representación del
rostro humano, presentándose un único caso de ausencia de este tipo de representación, que es
Dentro del primer grupo, el 35,71% de los casos presentan los elementos que componen el
rostro humano (ojos, nariz, y boca), como conjunto, ubicados en posición central en el cuello;
en el 28,57% se ubican en posición superior estando ausente la boca. Otras categorías que
rostro humano en posición central pero presentándose la boca separada (14,29%), en posición
Las cejas no determinan contornos en el 92,86% de las urnas analizadas; en un único caso
conformaron el contorno lateral. La presencia de frente o pelo con adorno (vincha, cruz o
diadema) se registró en el 50% de los casos (Anexo 2, Figura 6, 11, 13), en el 21,43% estuvo
presente la frente o el pelo, pero sin adorno y en el 28,57% no se pudo determinar la presencia
del rasgo.
82
Las mejillas suelen mostrarse independientes o integradas al rostro en su conjunto, o a
alguna parte específica del mismo. El mayor porcentaje de casos corresponde a mejillas
(28,57%) (Anexo 2, Figura 20), las mejillas independientes pequeñas (14,29%), y finalmente
las mejillas integradas a la boca (7,14%). Hay un leve predominio de la simetría refleja, aunque
La evaluación de la relación entre el diseño del cuello y del cuerpo de las urnas requirió la
reducción de la muestra a aquellos ejemplares en los que se pudieran reconocer ambas variables
(diseño del cuerpo y diseño del cuello) conjuntamente, lo que hizo que el n quedara reducido a
Sin embargo, hay que destacar que un 33,33% de las urnas analizadas para Tafí del Valle,
no ha respondido a ninguno de los Tipos estipulados por Nastri. Dos de esas piezas presentan
una simetría con traslación en el cuello y un cuerpo tripartito (Anexo 2, Figura 11); una
presenta simetría refleja (invertida) con un cuerpo de zona única sin división con el puco de
base y la otra, simetría con traslación y el cuerpo con única zona, pero dividida la base (Anexo
2, Figura 33).
La muestra de pucos analizados es muy reducida; a ello hay que agregar que uno de ellos no
análisis estilístico. De este modo es muy poco lo que se puede decir sobre la estructura del
diseño del puco Nº 1 por dos registros o bandas decorativas horizontales, la superior de las
83
cuales es geométrica, en tanto la inferior no es posible visualizarla (Anexo 2, Figura 35). El
Figura 37).
partir de los cuales se ha definido al estilo santamariano y sus fases. Como se mencionó
anteriormente, las primeras fases fueron identificadas con la presencia de tres colores, en tanto
ambos sitios. Sin embargo, es importante destacar que la decoración tricolor presente en LC
ZVII D3 sólo alcanza tan sólo el 1%. Ver Anexo 3, Figura 15.
Una de las preguntas que surge a partir de estos resultados es si efectivamente se puede
de los colores en la superficie de las piezas santamarianas, así como la menor proporción
decoración tricolor a partir de una muestra fragmentaria como la que se está abordando en esta
de piezas tricolor. En esta muestra se identificaron dos variedades para el tricolor, negro y rojo
90
Se trabajó con una categoría Indeterminado para aquellos fragmentos y piezas completas donde las
características de preservación no permitieron definir con certeza si la decoración era bicolor o tricolor.
84
sobre crema, y negro y borravino sobre crema; la suma de estas dos variedades decorativas
decorativos cobra más fuerza. Sin embargo, no deja de ser llamativa la escasa presencia de
A fin de ir integrando los datos obtenidos hasta el momento se evaluará la relación entre los
diagnósticos 91. Dado las características reducidas de la muestra de pucos, se decidió realizar el
Se identificaron los rasgos morfológicos trabajados en el Capítulo VII en cada uno de los
ellos (Grupo A) se trabajó con un total de 11 urnas (n = 11); para el Grupo B se trabajó con 6
urnas (n = 6). La categoría INDET. comprende el porcentaje de piezas en el que no fue posible
91
Se entiende por rasgos morfológicos diagnósticos aquellos utilizados en la definición de las fases en los estudios
tradicionales (Weber 1978; Perrota y Podestá 1973, 1978, entre otros)
85
recto evertido: 27,27% recto evertido: 33,33%
cóncavo evertido: 0% cóncavo evertido: 16,67%
Contorno del cuerpo INDET..: 0% INDET..: 0%
esferoidal: 0% esferoidal: 16,67%
elipsoidal horizontal: 0% elipsoidal horizontal. 0%
elipsoidal vertical: 0% elipsoidal vertical: 16,67%
ovoide: 100% ovoide: 66,67%
Sección del cuerpo INDET..: 0% INDET..: 0%
circular: 45,45% circular: 16,67%
elíptica: 54,55 elíptica: 83,33%
Constricción p. inf./p. INDET..: 0% INDET..: 0%
sup. ausente: 18,18% ausente: 66,67%
Cuerpo leve: 81,82% leve: 33,33%
marcada: 0% marcada: 0%
Constricción cuerpo / INDET..: 0% INDET..: 0%
cuello ausente: 0% ausente: 0%
leve: 18,18% leve: 33,33%
marcada: 81,82% marcada: 66,67%
Ubicación de las asas INDET..: 0% INDET..: 0%
parte sup. cuerpo: 0% parte sup. cuerpo: 0%
parte media-sup. cuerpo: 0% parte media-sup. cuerpo: 33,33%
parte media cuerpo: 81,82% parte media cuerpo: 33,33%
parte inferior cuerpo: 18,18% parte inferior cuerpo: 33,33%
Inserción de las asas INDET.: 18,18% INDET.: 16,67%
doble adherida: 0% doble adherida: 0%
doble remachada: 81,82% doble remachada: 83,33%
Perfil de las asas INDET..: 0% INDET..: 0%
correa trapezoidal horiz.: 27,27% correa trapezoidal horiz.: 50%
correa rectangular oblicua hacia correa rectangular oblicua hacia
arriba: 72,72% arriba: 50%
correa rectangular oblicua hacia correa rectangular oblicua hacia
abajo: 0% abajo: 0%
correa rectangular horizontal: 0% correa rectangular horizontal: 0%
Relación base-cuerpo INDET..: 0% INDET..: 0%
directa: 36,36% directa: 50%
inflexionada: 63,63% inflexionada: 50 %
Base INDET..: 0% INDET..: 0%
recta: 0% recta: 0%
cóncava: 100% cóncava: 100%
borde responde al Tipo 5 y el labio es recto. El contorno del cuerpo es ovoide, con una sección
circular y elíptica en proporciones similares. Las asas son doble remachadas y se ubican
mayoritariamente en la parte media del cuerpo; predomina la correa rectangular oblicua hacia
86
inferior – parte superior del cuerpo es leve. La relación base – cuerpo se muestra inflexionada,
recto. El contorno del cuerpo es ovoide, aunque en este caso están también representadas otras
formas; la sección predominante es la elíptica. Las asas son doble remachadas, ubicadas en
igual proporción en la parte inferior, media y media – superior del cuerpo. Se observan
porcentajes idénticos para la correa rectangular oblicua hacia arriba y para la correa trapezoidal
embargo, en la mayoría de los casos, la que corresponde a la parte inferior – parte superior del
cuello está ausente. La relación base – cuerpo presenta los mismos valores para la forma directa
Como se observa, el Grupo A se manifiesta más homogéneo que el Grupo B. Los rasgos
son básicamente semejantes, sin embargo, las proporciones hacen que el segundo grupo
87
IX. La alfarería santamariana decorada en el Valle de Tafí
secundarias dentro del Valle, en espacios que se consideraron accesibles en términos espaciales
(más allá de otros factores de tono social, geopolítico, simbólico). Se trata de arcillas de
coloración amarillo – rojizas y castañas, estas últimas estratificadas y con nódulos ocráceos, de
las que, por el momento, se desconoce su aptitud para la manufactura cerámica. Asimismo, el
Valle cuenta con una amplia variedad de recursos minerales presentes en las pastas de las
El análisis de estas últimas hizo evidente la presencia en los dos conjuntos (doméstico y
funerario) de una cierta regularidad en sus componentes, que incluyen un amplio predominio de
La matriz arcillosa presenta tonos rojizos y marrones suaves, con interferencia de colores y
descriptos entre las dos muestras analizadas sería un indicio de un mismo ambiente geológico
88
El análisis de la alfarería tuvo en cuenta solo materiales santamarianos decorados pintados,
con representación de un contexto doméstico y uno funerario; es a éste tipo de piezas que se
posiblemente el uso de moldes de cestería, logrando piezas cerradas (urnas) y abiertas (pucos).
Las primeras presentaron un tamaño medio entre 50 cms. y 60 cms. de altura, con un cuerpo de
mayor tamaño que el cuello, en una proporción cercana a las tres cuarta parte de la pieza. Hay
que destacar que también aparecieron piezas con una proporción invertida (el cuello más del
doble de largo que el cuerpo). El diámetro mayor, si bien suele encontrarse en la boca de la
ovoidal y el cuello recto – evertido. Estas piezas no suelen presentar una constricción marcada
entre el puco de base y el cuerpo. Las asas se ubican en la parte media del cuerpo, es decir,
justo por encima de la separación entre el puco de base y el cuerpo. Esta separación en
mayormente cóncava.
Los pucos analizados son escasos. Presentan una altura comprendida entre 9,5 cms. y
recto. Las asas son en algunos casos (la mayoría) verticales, trenzadas y labio adheridas, en
tanto en otras se presentan con forma circular y adheridas a la pared del puco. Las bases son, en
interna de pucos y borde interno de urnas). También está presente la técnica del falso engobe,
89
El empleo de pintura negra y rojiza, esta última con dos variedades, rojo y borravino,
determinó las variedades bicolor o tricolor de los ceramios. La presencia de apliques contribuyó
funerario, fundamentalmente debido a que se mencionan diferencias de este orden para el valle
menor, con un consecuente aumento relativo de los litoclastos metamórficos. Los litoclastos
volcánicos se presentan en porcentajes constantes en ambos sitios. Los valores registrados para
todos los fragmentos analizados, a diferencia del contexto domésticos, donde sólo están
Las formas angulosas y subangulosas de las inclusiones predominan en las dos muestras,
aunque las primeras son proporcionalmente mayores para STucTav 15. Lo mismo ocurre con
El análisis del tamaño de las inclusiones hizo evidente, en la mayor parte de los casos,
tamaños entre 0,5 mm. y 1,0 mm.; los tamaños superiores están escasamente representados en
ambas muestras; su presencia es algo mayor en el contexto doméstico. Esta tendencia también
El grado de homogeneidad del tamaño de los granos de las inclusiones es bajo. En este
carácter posiblemente incida la presencia de los litoclastos y el tiesto molido, que suelen
presentar tamaño grande, frente a las otras inclusiones, que se caracterizan por un tamaño fino –
90
La caracterización de la alfarería santamariana del valle de Tafí desde el punto de vista
estilístico permitió identificar dos tendencias: una, predominante, con motivos geométricos, y
A este último grupo pertenecen las piezas tempranamente descriptas para el valle de Tafí
por Ambrosetti, y Bregante y más tarde, también, por Caviglia y Nastri. En todos estos casos se
hace referencia a motivos zoomorfos, como el sapo, la serpiente y el suri. Los rasgos
antropomorfos típicos del santamariano aparecen representados por medio de pintura, apliques
o una combinación de ambos. La “frente” suele presentar adornos (vincha y diadema). Las
La estructura del diseño en el cuerpo de las urnas tiene dos manifestaciones mayoritarias:
una con dos zonas verticales divididas por una banda vertical, sin división del puco de base y
otra que presenta dos zonas circulares formadas por los brazos, con división en la base. Una
manifestación particular es la de un cuerpo con una única zona decorativa con representación
La decoración pintada en las piezas completas mostró un predominio del tricolor. Por el
existencia de una cierta regularidad manifiesta en las “fases” descriptas por los autores ya
incaicos para algunos sitios de la región oriental del valle, definen, al menos parcialmente, su
91
X. La alfarería santamariana de Tafí en el marco regional
Tafí, se procurará compararla con aquellas regiones aledañas con las cuales habría habido una
interacción social, económica y / o política, más allá de los tiempos en que haya sucedido y la
pedemontanas orientales, razón por la cual se trabajará a partir de los resultados de estudios
efectuados sobre cerámica proveniente de tres sitios tardíos del Valle de Santa María: El Pichao
92
, Rincón Chico 93 y Loma Rica de Shiquimil 94.
Para estos tres sitios se supone manufactura local, al menos para una parte de la alfarería
recuperada en las investigaciones. Las fuentes de arcilla son diversas y se localizan en distintos
puntos del Valle de Santa María. Palamarczuk (2002) señala el significativo potencial de
arcillas sobre su lado oriental. Interesa señalar la existencia de varias fuentes que, de hecho, no
se encuentran tan distantes del Valle de Tafí y que pudieron haber sido explotadas desde esta
última zona. La accesibilidad estaría dada desde dos vías diferentes: una abordando la Quebrada
95
del Infiernillo y la otra, cruzando el cerro Muñoz 96.
distancias que se suelen recorrer para acceder a las arcillas, además su disponibilidad dentro del
espacio tafinisto, es muy factible que al menos algunas vetas locales hayan sido explotadas para
92
Cornell y Sjödin 1989, 1990
93
Piñeiro 1996 Caviglia 1985; Nasti 1999; Tarragó et al. 2001; Tarragó y Renard 2001; Palamarczuk 2002
94
Schwartz 1991
95
Se puede señalar las arcillas de Ampimpa y Los Colorados (marrón oscura de muy buena calidad) analizados por
Cremonte (1988); las de La Puntilla, cerca de Amaicha (marrón rojizo), de El Tío (marrón rojizo claro) o las de la
Formación Caspinchango, en la barranca norte de uno de los afluentes del río Amaicha.
96 Podemos referir las arcillas de la Formación San José en las cercanías de Lorohuasi (rojizas de excelente
calidad), como así también las de la zona de Entre Ríos (marrón muy plástica).
92
La composición de inclusiones de las pastas de la alfarería de estos distintos sitios, así
como los de Tafí revela una cierta homogeneidad, con diferencias menores que posiblemente
Para el norte del valle de Santa María la alfarería santamariana (El Pichao) se caracteriza
97
por presentar como inclusiones litoclastos medianos y pequeños, cuarzo, feldespato, micas y
tiesto molido. Sjödin (1990) identifica, además, arena de pumitas, que hasta el momento no
había sido referida en la bibliografía para los materiales santamarianos. Este último carácter es
alfarería santamariana de Tafí. Sjödin asevera que esas arenas habrían sido intencionalmente
agregadas a la pasta, sin embargo en el caso de Tafí ello no sería tan claro. Habría que avanzar
más en el estudio de las arcillas locales, sin embargo, es poco probable que las trizas de vidrio
De igual manera se sugiere para Pichao el agregado intencional de tiesto molido (lo que
Un elemento de interés respecto a los estudios efectuados en Pichao, es que también allí
presenta coincidencias con lo que se pudo observar en el valle de Tafí en lo que respecta, por
Pichao, las diferencias se explican en términos funcionales; la alfarería con mayor tamaño y
densidad de inclusiones (coarse ware) se usaría en las tareas domésticas, en tanto las de mayor
tamaño y densidad (fine ware) en contextos donde cumplirían la función de “ser vistas” (Sjödin
1990).
Para el sitio Rincón Chico, localizado en el sector medio del valle de Santa María, se
propuso la hipótesis de una producción especializada de alfarería santamariana. Ello hace que
97
Si bien en un primer trabajo Cornell y Sjödin (1989) remarcan como una particularidad de la alfarería del Pichao
la escasez de inclusiones de biotita, señalando su inexistencia en el entorno geológico del área, en un trabajo poco
posterior, incluyen la biotita como una inclusión más, con frecuencias aparentemente semejantes a la de la
muscovita.
93
este locus sea de especial interés. Allí se identificaron cinco estándares de pasta para el
(predominio de cuarzo, micas, plagioclasa) tiesto molido y litoclastos. Este último componente,
que solo fue identificado en el estudio de secciones delgadas, presenta distintos orígenes:
Los análisis de lupa realizados no parecen dar cuenta de la presencia de ningún tipo de
litoclastos 98.
Con una cocción oxidante completa, a excepción de las piezas de mayor tamaño en las
cuales puede ser incompleta, las piezas presentan una pasta con baja porosidad. La densidad de
las inclusiones ronda entre el 5% y el 30%, siendo su tamaño bastante heterogéneo. Sus formas
inclusiones también es notoria aquí. En lo que respecta a los litoclastos hay que señalar el
predominio de los de origen volcánico y metamórficos para Tafí. Es posible que ello responda a
la pasta, la que, sin embargo, puede estar estrechamente vinculada a la función a la que se
las piezas analizadas para Tafí, es porcentualmente más baja, llegando a un predominio del 5%.
Ello también se nota para las formas de las inclusiones, con un predominio de aquellas
angulosas.
Siguiendo con la propuesta de que Rincón Chico pudo haber sido un emplazamiento con
estudios más profundos para poder cotejar los datos. Sin embargo, la alta variabilidad de sus
98
Sin embargo, hay que tener en cuenta - si se pretende utilizar esta información con fines comparativos – que
solo se han realizado un total de cinco cortes delgados para la cerámica santamariana pintada de Rincón Chico
(Cremonte 2001 y Palamarczuk 2002).
94
pastas (cosa que también es observada para El Pichao) podría ser un punto interesante a tal
efecto.
El sitio de Loma Rica de Shiquimil ha sido menos estudiado, sin embargo, los trabajos
efectuados por Schwartz permiten avanzar en la comparación con materiales de esta localidad
entre las inclusiones minerales de la alfarería de Loma Rica, con un predominio de los de
origen metamórfico sobre los plutónicos, acorde con las características geológicas del área.
Entre las inclusiones también se identificó el tiesto molido, que parece disminuir en la cerámica
bicolor. De ser así, se estaría frente a una diferencia con lo que se ha registrado para Tafí, en
últimos años. La posibilidad de trabajar con diferentes contextos permitió avanzar en este
excluye el funerario) de la alfarería decorada de este estilo. Una manufactura de piezas sobre
pastas muy heterogéneas, pero con un patrón decorativo relativamente homogéneo en Pichao
(Sjödin 1990), la presencia de urnas con hollín en su superficie externa (Palamarczuk 2002) o
de huellas de usos en algunos de los materiales en Rincón Chico (Piñeiro 1996), serían
la forma puco y urna, siendo mayoritaria la primera. El hallazgo de otros contextos domésticos
del Valle de pucos con posibles huellas de uso (Manasse 2003) también parecen apuntar en la
dirección sugerida. Hay que recordar que las dos formas están documentadas para el contexto
funerario de La Ovejería. Por otro lado, en este contexto funerario también se encontró alfarería
95
Desde el punto de vista estilístico no se abordará un estudio comparativo por cada uno de
los sitios mencionados para el valle de Santa María, ya que no se cuenta con información
suficiente al respecto. En cambio, ser realizarán algunas revisiones de carácter más general.
Caviglia (1985) y Nastri (1999) proponen, siguiendo la línea ya propuesta por otros
caracterización de la alfarería de Tafí da cuenta de claras similitudes con los rasgos del estilo
definido para el valle de Santa María; son notables las diferencias, en cambio, cuando se la
compara con la información existente para valle Calchaquí. Esto tiene fuertes implicancias si se
considera la idea de que las características del estilo pueden estar marcando áreas de influencia
político-social en lo que hace a las sociedades santamarianas (Tarragó 1995; Piñeiro 1996).
Los datos recuperados hasta el momento no permiten hablar de una variedad estilística
local para el santamariano de Tafí. La propuesta de Bregante, de una variedad morfológica local
para este valle, es difícil de cotejar, ya que aquellas piezas que responderían al patrón formal
del cuerpo, carecen de una porción importante del cuello. De igual modo, es necesario señalar
El único dato, la franja roja de la guarda lateral de la urna, que fuera señalado por
Caviglia, carece de valor desde el momento de que se trata exactamente de la urna que en el
96
XI. El valle de Tafí durante el segundo milenio de Era Cristiana: pensando a partir del
estudio de la alfarería.
La primera mitad del segundo milenio de la era cristiana es, como en todo el NOA,
tiempo de ocupaciones aborígenes en el Valle de Tafí. La alfarería que fue apareciendo como
algunas pocas, producto del interés científico, dieron cuenta de que este período de la ocupación
humana del Valle ha sido bastante relevante tanto desde el punto de vista poblacional, como
conjugan en el objeto cerámico, al igual que en otros productos culturales. Una alfarería como
la santamariana, material conspícuo de una época de los valles calchaquíes, ha sido objeto de
sociedades tardías.
algunas reflexiones sobre este período del pasado tafinisto, surgidas a partir del estudio de
santamariana, que fuera recuperada en dos contextos diferentes en el Valle de Tafí: un contexto
doméstico en el Este (Los Cuartos, Zona VII, depresión 3) y uno, funerario en el Oeste (El
Linde, La Ovejería). Los resultados de los estudios efectuados permiten comenzar a discutir las
diferentes interpretaciones que se efectúan sobre el rol del Valle de Tafí en el denominado
Si, como sostienen Núñez Regueiro y Tartusi, el valle de Tafí habría constituido un área
hacia las sierras, sería dable esperar ocupaciones breves, de poca relevancia espacial y una
97
la secuencia cerámica santamariana, cabría también esperar la presencia de alfarería
efectuado, que habría un conocimiento de los recursos disponibles a nivel local, además de
ciertas particularidades que distinguen a esta manufactura, como el significativo uso de rocas
volcánicas. Habrá que esperar que se desarrollen estudios de la alfarería santamariana del área
Desde un punto de vista estilístico hay que señalar, acorde a las expectativas arriba
señaladas, la relevancia de las piezas tricolores en las colecciones analizadas. Pero, también hay
que tomar en cuenta que ellas no son representativas de las fases más tempranas de la
secuencia, ya que parecen responder, antes bien, a las fases II y III. Si se toma en cuenta que en
el Valle de Santa María sí aparecen piezas que responderían a las características propuestas para
las fases 0 y I, además de que allí aparece una continuidad estilística con la representación de
las fases siguientes, queda por evaluar si estas seriaciones son realmente estrategias útiles, en
Tampoco hay que olvidar que hay una cierta variedad de formas y decoraciones en las
piezas completas. Ella estaría dando cuenta de una diversidad de expresiones, que responderían
a manifestaciones sociales relativamente heterogéneas dentro del valle de Tafí, siendo, por
tanto, propias de una ocupación más relevante tanto desde lo temporal como de lo poblacional.
En esta misma línea de reflexión es necesario volver sobre el sitio El Linde (S.Tuc.Tav.15). Se
trata de uno de los pocos cementerios santamarianos descubiertos en el valle de Tafí. El número
relativamente importante. Es decir, refleja por sí solo una cierta permanencia en el Valle,
98
tiempo en el cual la gente vivió y enterró a sus muertos, tiempo en el cual, además, entablaron
ciertos lazos con la tierra, que los llevaron a elegir a Tafí como sitio de entierro 99.
El valle de Tafí habría funcionado como una “colonia” del valle de Santa María. Lejos de poder
desechar o confirmar esta hipótesis, los estudios de la alfarería santamariana decorada dieron
parte de una cierta validez de las fases de la secuencia alfarera santamariana aún para regiones
como el valle de Tafí. La existencia de un patrón tecnológico común con el del Valle de Santa
otras regiones de los valles occidentales) sugieren la existencia de vínculos y de un cierto grado
de articulación.
Sin embargo, tomando en cuenta la propuesta de Murra (1976), estos lazos podrían
haberse visto afectados, en mayor o menor medida, por las distancias y los tiempos, dando lugar
a un posible debilitamiento de las relaciones. Así, por ejemplo, pudo observarse que los rasgos
local, así como el establecimiento en esta región de relaciones sociales y políticas vinculadas a
la producción.
los valles calchaquíes. Sería más que un simple espacio de obtención de recursos. Aquí también
se están construyendo relaciones dentro del medio social y el medio físico. Y es altamente
99
Otra alternativa es que haya sido producto de un entierro en cierto modo masivo. Este tipo de hipótesis tendría
que ser cotejada con estudios antropofísicos, pero ello se ha visto dificultado por el intenso huaqueo a que ha sido
sujeto este sitio.
99
El valle de Tafí se muestra, entonces, como un espacio con un asentamiento
santamariano importante en el segundo milenio de la era cristiana. Éste uso del espacio tafinisto
presenta, sin embargo, un conjunto de características que, aunque afines con el santamariano
organización social y quizás política -. Serían poblaciones con claros vínculos con los valles
Quedan aún muchas preguntas por responder. Muchas más, seguramente, las que quedan
por formular. Es importante la riqueza y complejidad de las sociedades santamarianas, así como
también es compleja la situación del valle de Tafí en esta época. Es por ello que esta tesis tiene
por mayor mérito, la apertura de un largo camino de investigación, que seguramente adquirirá
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Deseo expresar mi profundo agradecimiento a un conjunto de personas e Instituciones que
colaboraron en mi formación,
Graciela de Battista.
Al Dr. Toselli, la Geól. Ramona Ovejero de Indri y los Mgter. Guillermo de la Fuente y
Martín Orgaz por brindarme sus conocimientos y su apoyo a lo largo de esta última etapa.
A los grandes amigos que esta carrera me permitió conocer, Lalo Cruz, Malena Luna,
Marcelo Garma, Verónica Orellana, Lorena Vaqué, Edith Valverdi, Eduardo Herrera y todos
A mis padres y mis hermanos, que me apoyaron, me entendieron y a los que debo una gran
parte de lo que soy. A Héctor, que desde algún lugarcito todavía me cuida.
conocimientos y pasiones...
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