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PROTECTORES SOLARES

García Guevara, Víctor J. J. MD


Bouffard Fita, Fernando PhD

La fotobiología estudia los efectos de los rayos del sol sobre los seres vivos. Nadie pone
en duda que el sol es un elemento indispensable para la vida en la tierra. Gracias a su
luz visible y los rayos infrarrojos podemos ver y calentarnos, además de influir
positivamente sobre nuestro estado de ánimo y favorecer la producción de vitamina D.
Sin embargo, la exposición al sol de una manera incontrolada y en exceso, algo cada vez
más frecuente desde hace unas décadas, puede tener efectos sumamente perjudiciales
para la salud como cáncer de piel, fotoenvejecimiento, quemaduras solares y
desórdenes inmunológicos.
El sol es una fuente natural de radiaciones electromagnéticas que se caracterizan por su
frecuencia y longitud de onda, y suelen clasificarse atendiendo a estas dos propiedades
en diferentes grupos. Al conjunto de todas ellas se le denomina espectro
electromagnético y en él se distinguen desde ondas de radio, microondas, infrarrojos,
luz visible, luz ultravioleta, rayos X, rayos gamma, etc. De todo el espectro solar sólo la
luz visible, los infrarrojos y una parte de la radiación ultravioleta alcanzan la superficie
terrestre, en las siguientes proporciones: 50, 40 y 10% respectivamente. El resto, son
detenidas por el ozono estratosférico.
La radiación ultravioleta constituye la principal responsable de las dermatosis lumínicas.
Su energía es inversamente proporcional a su longitud de onda, de manera que la más
corta es la más energética. Atendiendo a esta propiedad se la clasifica en 3 bandas
energéticas: UVC (200-290 nm), UVB (290-320 nm) y UVA (320-400 nm). Los UVC son los
más nocivos y afortunadamente son absorbidos por la capa de ozono.
La luz solar produce daño cutáneo porque las radiaciones ultravioletas son absorbidas
por el ADN, ARN, proteínas, lípidos de membranas y organelas celulares presentes en
las células de la epidermis y la dermis, incluyendo el sistema vascular (1). Los efectos de
las radiaciones ultravioletas son acumulativos y dosis-dependientes y están en relación
a la duración, frecuencia e intensidad de la radiación (2, 3).
Los rayos ultravioletas B (UVB) originan el eritema solar y producen mutaciones en los
oncogenes y genes supresores de tumores del tipo carcinoma basocelular y
espinocelular (4). Las radiaciones ultravioletas A (UVA) son responsables de la
pigmentación directa de la piel, penetran hasta la dermis produciendo daños
acumulativos en el colágeno y la elastina conocidos como fotoenvejecimiento, jugando
un papel fundamental en la aparición de alergias solares y determinan daño en el ADN
por una reacción de fotosensibilidad que conlleva a citotoxicidad y carcinogénesis, que
hoy se considera que inducirían al melanoma maligno (4, 5). Los UVA cortos son cinco
veces más carcinogénicos que los UVA largos.
Aunque el cuerpo humano ha desarrollado diversos mecanismos de autoprotección
actínica como formación de melanina, secreción del sudor conteniendo ácido urocánico
y aumento del grosor de la capa córnea, la exposición prolongada al sol puede
sobrepasar la capacidad defensiva de la piel por lo cual debemos recurrir a la foto
protección artificial o externa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el cáncer de piel es cada
vez más frecuente, lo cual se confirma en el hecho de que cada año se diagnostican dos
millones de nuevos casos en todo el mundo, tanto de carcinomas epidemoides como
melanoma (6).

Cuando los fotones (partículas portadoras de todas las formas de radiación


electromagnética) alcanzan la superficie cutánea pueden sufrir reflexión, dispersión o
absorción. Según la fotobiología y la ley de Grothus-Draper, la luz puede tener efecto
biológico únicamente si es absorbida. Una vez que los cromóforos cutáneos absorben la
radiación, esta energía se utiliza con el fin de producir calor o para catalizar reacciones
fotoquímicas. Comienza entonces una modificación de la estructura química molecular
del cromóforo, ya sea ADN, lípidos o proteínas, a través de las vías fotoquímicas
anaeróbica (directa) o aeróbica (oxidativa o indirecta). Las reacciones anaeróbicas son
precipitadas principalmente por UVB, de gran poder, que también desencadena las vías
aeróbicas y genera especies reactivas de oxígeno, como el de oxígeno singulete, anión
superóxido, anión hidroxilo y peróxido, los cuales interactúan con las moléculas
adyacentes. Dependiendo del tipo y la cantidad, tanto el daño aeróbico como el
anaeróbico condicionan necrosis o apoptosis y pueden modular la síntesis y liberación
de mediadores bioquímicos proinflamatorios incluidos histamina, prostaglandinas D2,
E2 y F2, prostaciclina, quininas y citocinas proinflamatorias como IL1, IL6, IL10, IL17, IL22,
interferón alfa y gamma, y factor de necrosis tumoral alfa (7).

El ADN es el blanco principal de la radiación UVB. Dado que el ADN de los queratinocitos
y células de Langerhans absorben directamente la radiación, ésta es más citotóxica y
mutagénica que UVA. Los principales productos de UVB son dímeros ciclobutano de
pirimidina y fotoproductos de pirimidona. La radiación UVA también produce daño al
ADN celular mediante mecanismos indirectos que involucran la inducción de estrés
oxidativo, el cual es mayor que el generado por radiaciones ultravioletas B (8). Durante
la reparación o replicación de ADN puede ocurrir errores o inserciones de bases
incorrectas. Con todo, si las mutaciones ocurren en los oncogenes o genes de supresión
tumoral, pueden favorecer la producción de neoplasias.

Los rayos infrarrojos también inducen la activación de vías que regulan la expresión de
la metaloproteinasa de matriz en fibroblastos dérmicos, lo cual favorece el
fotoenvejecimiento (9). Entre los efectos agudos producidos por las radiaciones
ultravioletas encontramos eritema, hiperpigmentación, bronceado tardío, hiperplasia
epidérmica, formación de radicales libres, mientras que los efectos crónicos abarcan
fotoenvejecimiento, inmunosupresión, fotocarcinogénesis y exacerbación de
fotodermatosis.
Los fotoprotectores tópicos o productos antisolares son preparados farmacéuticos de
aplicación tópica que tienen la propiedad de reflejar, absorber o refractar la radiación
ultravioleta de origen solar o de fuentes artificiales, atenuando la acción perjudicial de
los rayos solares. Un protector solar ideal debe brindar protección UVA, UVB e infrarroja;
evitar la producción de radicales libres producidos por actividad solar; y contener
enzimas activas que estimulen la reparación del ADN. Así mismo, debe ser estable;
seguro y fácil de aplicar de manera uniforme; cosméticamente aceptable y resistente al
agua, el sudor y la abrasión; no comedogénico, hipoalergénico y no absorbible; y
también, de precio accesible.

Al hablar de sustancias que se ponen sobre la piel con el fin de prevenir el daño solar, es
importante puntualizar los siguientes principios generales:

• Absorción y disminución de la transmisión de UV: Se realiza en el estrato córneo,


mediante el uso de sustancias químicas absorbentes de UVB y UVA.
• Aumento de dispersión UV: Se produce en el estrato córneo y epidermis viva,
mediante el uso tópico de partículas micronizadas de dióxido de titanio, óxido
de zinc.
• Aumento de reflexión de UV y visible: Se realiza en el estrato córneo, por el uso
de partículas micronizadas de dióxido de titanio y óxido Zinc.
• Inactivación de radicales libres y formas reactivas de oxígeno: Se producen en las
células viables de la epidermis y la dermis. Son inhibidos por antioxidantes.
• Bloqueo físico de los UV: Se produce en la superficie cutánea mediante
sombrillas, sombreros y ropa adecuada con efectividad de buena a excelente.

CONCEPTOS IMPORTANTES REALACIONADOS

Fototipo

Características físicas de un grupo de personas (color, piel, cabello, ojos, etc.) que
permiten establecer su grado de sensibilidad al sol y su capacidad de bronceado (10,11).
Fitzpatrick clasifica a los distintos fototipos en seis grupos (Tabla 1).

TABLA N° 1
Clasificación de los fototipos según Thomas Fitzpatrick (Harvard
Medical Scholl).

Grupos de
Fototipos Quemaduras Bronceado Color Piel individuos,
etnias
Pecosos,
I Siempre No Muy blanca
pelirrojos, celtas
Nórdico
II Muy fácilmente Mínimo Blanca europeo y
centroeuropeo
Cabello
III Fácilmente Gradual Lig. morena
rubio/moreno
IV Ocasionalmente Sí Morena Latinos
Árabes,
V Raramente Intenso y rápido Muy morena
asiáticos, indios
VI Nunca Máximo Negra Negros

Índices de Protección.

Los fotoprotectores contienen sustancias químicas y/o físicas, denominadas filtros,


capaces de absorber o reflejar las radiaciones solares, protegiendo a la piel de los efectos
dañinos de las mismas. Los fotoprotectores actúan frente a las radiaciones ultravioleta
B (UVB), ultravioleta A (UVA) e infrarrojo (IR), pero presentan diferente eficacia
protectora frente a ellas.

El Factor de Protección Solar (FPS) es el número que indica la capacidad de


fotoprotección que tiene un producto ante los rayos UVB (12, 13). Es el múltiplo del
tiempo durante el cual un individuo puede estar expuesto al sol sin quemarse, y se
determina relacionando el cociente entre la mínima cantidad de energía necesaria para
producir eritema mínimamente detectable 24 horas después (DME) en piel con
fotoprotección y la energía requerida para producir la DME sin la aplicación del
fotoprotector (14).

FPS: DME piel protegida


DME piel no protegida

La industria cosmética utiliza diferentes metodologías para determinar el FPS, por lo


que, dependiendo de la procedencia de los cosméticos, podemos encontrar diferentes
índices no comparables entre sí:

• FDA o americano, vigente en Estados Unidos.


• DIN o alemán. Índice de protección cuyo valor es la mitad del valor anterior.
Actualmente no se utiliza.
• SAA o australiano, es un intermedio entre FDA y DIN. Se utiliza en el continente
australiano.
• COLIPA o método europeo, aceptado por casi todos los fabricantes de
cosméticos europeos, aunque no de aplicación obligatoria. Es el más
ampliamente utilizado en la actualidad.

Hay 5 categorías de fotoprotección según el FPS:

TIPO DE FOTOPROTECTOR FPS


Bajo 2a6
Medio 8 a 12
Alto 15 a 25
Muy Alto 30 a 50
Ultra 50 +
Varios son los métodos que históricamente se han utilizado para determinar el FPS,
todos ellos comparten las siguientes características: se realizan in vivo, en voluntarios
con diversos fototipos de piel (I - IV), a los que se les expone una parte del cuerpo con
una cierta cantidad de producto a una luz artificial y se determina pasado un tiempo la
producción o no de quemadura. El problema surge que al no estar estandarizadas las
condiciones de realización de la prueba, no se pueden homologar todos los
fotoprotectores, sino que cada casa comercial o cada sistema utiliza el suyo. Con el
tiempo este problema se ha intentado consensuar, y en la práctica se puede resumir en
2 sistemas: el SPF (Sun Protection Factor), de los americanos, aprobado por la FDA en
1993), que considera un índice de protección de 2 a 30; y el método COLIPA (Conuté de
Liaison des Associations Européennes de L'Industrie de la Parfumerie, des Cosmetiques
et des Toilette) introducido en Europa por consenso entre autoridades e industria
farmacéutica en 1990, que considera valores numéricos también, pero sin límites
(puede proporcionar valores de 40, 50 60, etc). Existe en estos momentos un Comité
entre autoridades americanas y europeas para consensuar el índice de protección, pero
de momento estas dos formas de graduación numérica no son equivalentes.

Por otra parte, hay que comentar que cualquier fotoprotector con un índice de
protección por debajo de 15 (para UVB) no protege de manera suficiente frente al daño
de ADN y carcinogénesis. En la actualidad se conoce bastante bien el mecanismo de
protección en relación al FPS, recomendándose por lo general productos con FPS 30 o
30 plus, los cuales conllevan a un bloqueo de radiaciones ultravioletas de un 96,7%. Los
métodos de evaluación del factor de protección contra UVA (FPA) son heterogéneos
debido a la falta de respuesta cutánea a los UVA, ya que se necesitaría de una gran
cantidad de radiación para producir eritema.

Recientemente, COLIPA ha acordado que sus asociados unifiquen criterios en la


nomenclatura de los índices de protección UV. Entre las medidas adoptadas
encontramos las:

• Se proponen cinco categorías fijas de protección, desde baja hasta ultra, de


modo que un FPS 30 signifique lo mismo en cualquier marcar.
• Se establece 50+ (o plus) como la reivindicación más alta que se debe incluir en
un fotoprotector de uso común.

Resistencia al agua.

La capacidad que un fotoprotector de uso comercial tiene para mantenerse en la piel y


no ser eliminado por el sudor o el agua se debe a su sustantividad, que es la capacidad
del vehículo y de la sustancia activa para permanecer en la piel cumpliendo su misión.
Esta característica es propia de las sustancias lipofilicas, las cuales son insolubles en agua
y capaces de penetrar la capa córnea (15). Esto debe ser manejado con precaución, ya
que en ocasiones pueden alterar la aplicabilidad cosmética y ser indeseable por el
usuario, cuando el producto deba ser aplicado y reaplicado a diario.

Fotoestabilidad.
Capacidad de una molécula para permanecer intacta tras su irradiación. Constituye un
problema potencial en todos los filtros químicos. Los filtros físicos en contraste con los
químicos son altamente fotoestables (15).

Los productos fotoestables no se alteran por la acción de las radiaciones ultravioletas y


permanecen ejerciendo su acción protectora sobre la piel. Sin embargo, los fotolábiles
se inactivan parcialmente y pierden su capacidad protectora en parte. La industria,
generalmente, resuelve este problema asociando algún componente fotoestable a otro
fotolábil, pero es un factor que no viene expresado en el envase (15, 16).

TIPOS DE FOTOPROTECTORES

Las formulaciones comerciales están conformadas por más de un ingrediente, tratando


así de obtener un producto de mayor espectro protector, más cosmético y
químicamente más estable. Un buen protector solar debe asociar filtros químicos para
absorber UVA y UVB, pigmentos reflectantes como el dióxido de titanio y óxido de zinc,
y otros aditivos que mejoran la acción de los primeros. Hay cinco tipos, según protejan
UVB, UVA o ambos:

TIPO 1 Fotoprotectores para UVB. Su FPS está entre 2-15. Contiene sólo
absorbentes UVB como aminobenzoatos, cinamatos, salicilatos y
benzofenonas. Absorben 290-320 nm.
TIPO2 Fotoprotectores para UVB y UVA. Su FPS está entre 12-15 para UVB y para
UVA entre 4-6. Parcialmente eficaz frente a UVA porque incluye
benzofenonas. Absorben 290-360 nm.
TIPO 3 Fotoprotectores para UVB y UVA. Su FPS está entre 15-20 para UVB y para
UVA mayor de 3 porque añade benzofenonas de amplio espectro. Absorben
290-400 nm.
TIPO 4 Fotoprotectores para UVB y UVA. Su FPS está entre 15-30 o más de 30 para
UVB, y para UVA de 4-6. Añade avobenzona, dióxido de titanio y óxido de
zinc. Recomendable para fototipos I a III y en fotodermatosis.
TIPO 5 Bloqueadores físicos (sustancias pantalla). Su FPS es de 15-30 y su FPA de
4-6. Contiene óxido de zinc y dióxido de titanio micronizado. No son
sensibilizantes.

PRINCIPIOS ACTIVOS UTILIZADOS EN PRODUCTOS DE FOTOPROTECCIÓN:

En los años 60 y 70 se introdujo en el mercado uno de los protectores solares que tuvo
más popularidad: el ácido para-aminobenzoico (PABA), el cual resultó efectivo, pero
tuvo la desventaja de producir reacciones alérgicas. Posteriormente, se introdujeron en
el mercado diferentes compuestos, como el isoamil metoxicinamato (Neo Heliopan tipo
E1000), Octilsalicilato (Neo Heliopan tipo OS), Octocrileno (Neo Heliopan tipo 303),
Metilantranilato (Neo Heliopan tipo MA), 2-Hidroxi-4-metoxibenzofenona o
Benzofenona 3 (Neo Heliopan tipo BB).

Las investigaciones revelan el comportamiento de los protectores solares en cuanto a


su capacidad para mantener la absortividad molar, transferencia de energía y
transferencia electrónica de su estado excitado al medio. Es importante conocer la
estabilidad (fotoestabilidad) de los ingredientes activos. Es decir, se puede determinar
si el ingrediente activo cumple su función como fotoprotector y al mismo tiempo es lo
suficientemente estable a la luz para no generar radicales libres o actuar como
sensibilizador en la formación de especies activas oxigenadas. Todo esto significa que el
fotoprotector disipa la energía que puede producir daños biológicos o producir
fotoalergias por interacción con el sistema inmunológico y al mismo tiempo él no sufre
transformaciones debido a la luz que lo desvirtúe como protector. De las sustancias
estudiadas al ser sometidas a irradiación controlada UV-A 337 nm (N2-Láser), el
metilantranilato (Neo Heliopan tipo MA) y el isoamil metoxicinamato (Neo Heliopan tipo
E1000) han resultado ser menos estables que otras sustancias.

Filtros Orgánicos:

Son sustancias que absorben energía solar, la cual estimula sus electrones haciéndolos
entrar en una fase inestable que, posteriormente, se estabiliza devolviéndolos a su
estado original. Durante este proceso se libera energía en forma de calor. Suelen ser
filtros de amplio espectro que dispersan, reflejan y absorben luz UV, y se clasifican según
el espectro de radiación UV que bloquean.

UVB

• Aminobenzonas. Su absorción máxima es 296 nm. Se ha cuestionado su


seguridad debido a que es potencialmente carcinogénico (17), amén de que
ocasiona dermatitis por contacto, fototoxicidad y mancha de amarillo la ropa.
Aunque ha dejado de utilizarse en la actualidad, hay disponibles algunos
derivados. Entre ellos Padimato-O, que ofrece mejor perfil y protección entre
300-310 nm, por lo que goza de gran aceptación y se utiliza en gran variedad de
productos.
• Cinamatos. Octinoxato (octil-p-metoxicinamato; OMC) es el compuesto para
absorción UVB más potente (270-328 nm) y más ampliamente utilizado, y su
eficacia aumenta al encapsularlo en microesferas de metilmetacrilato. Aun
cuando es resistente al agua, es incompatible con avobenzona, que le vuelve
fotolábil y compromete la protección UV.
• Octocrileno. Este compuesto cubre entre 290-360 nm y alcanza su pico en 307
nm; es decir, cubre el espectro de UVB a UVA. Además de su amplitud de
cobertura, es mejor fotoestabilizador que la avobenzona, lo que lo hace un
ingrediente altamente utilizado en diferentes formulaciones. Posee un excelente
perfil de seguridad y ocasiona poca irritación, fototoxicidad y fotoalergia. Es un
producto de escasa sustantividad y pierde su efecto con el agua y el sudor.
• Salicilatos. Octisalato, homosalato y salicilato de trolamina, entre otros, se
encuentran en el grupo de compuestos con absorción estimada en alrededor de
300 nm (290-315 nm). Son considerados débiles absorbentes de UVB, pero
tienen un excelente perfil de seguridad ya que no penetran el estrato córneo.
Algunos de ellos, particularmente octisalato, se utilizan en numerosas
formulaciones. Son estupendos solubilizadores de otros ingredientes cosméticos
no solubles como las benzofenonas. Octisalato y homosalato son insolubles en
agua, de allí su elevada sustantividad y gran eficacia después de la exposición al
agua y al sudor.

UVA

• Benzofenonas. Compuestos como oxibenzona, dioxibenzona y sulisobenzona


están incluidos en este grupo de cetonas aromáticas. Su espectro de protección
es amplio: el rango de absorción de oxibenzona es 270-350 nm, con dos picos en
288 y 325 nm.
• Avobenzona. Disponible como Parsol 1789, es el segundo filtro más utilizado en
Estados Unidos. Su un rango de protección oscila de 310 a 400 nm, de manera
que abarca no solo todo el espectro UVA sino una parte del espectro UVB. Como
es muy fotolábil y puede perder entre 40 y 90% de efectividad después de una
hora de exposición solar debe combinarse con sustancias estabilizadoras, sobre
todo octocrileno.
• Ecamsule. También conocido como Mexoryl SX es un protector solar de amplio
espectro para UVA, con rango de absorción de 290 a 390 nm y pico de absorción
en 345 nm; es decir, abarca todo el rango UVB y UVA, pero su máxima capacidad
de absorción se encuentra en el rango de UVA. Fotoestable y resistente al agua,
su absorción sistémica es inferior a 0.5% de la dosis aplicada.
• Mexoryl XL (Butil metoxidibenzoilmetano) es el primer filtro fotoestable y de
amplio espectro para UVA y UVB. Consiste de grupos químicos, uno de los cuales
absorbe tanto UVA como UVB y es liposoluble. Las reacciones alérgicas son
extremadamente raras (18).
• Antranilatos: Son absorbentes UVB débiles y principalmente absorbentes UVA-
II, pero menos eficaces que las benzofenonas.

Filtros inorgánicos

Los filtros inorgánicos, como dióxido de titanio y óxido de zinc ofrecen algunas ventajas
respecto de los orgánicos. Poseen un amplio espectro; dispersan, reflejan y absorben la
luz UV; protegen contra la radiación infrarroja; y abarcan hasta el rango de 380 nm (19).
Son fotoestables por su grado predictivo de fotoprotección aun después de la exposición
solar, y poseen poco potencial alergénico y de sensibilización. No obstante,
debido a su baja aceptación cosmética y su alto grado de comedogenicidad son poco
aceptables. Pese a ello, se ha logrado micronizar partículas de óxido de zinc y dióxido de
titanio para corregir la apariencia cosmética. De hecho, el reciente desarrollo de
nanopartículas (aún más pequeñas) ofrece una mejor apariencia óptica, mecánica y
eléctrica, mas ha surgido la duda de que su inhalación pueda ocasionar inflamación y
cáncer e incluso, daño directo al ADN. Por ello, se desaconseja el uso de nanopartículas
de dióxido de titanio (20).

• Óxido de zinc: Es un óxido metálico con historia de uso tópico como protector de
la piel. Aprobado por la FDA con categoría I, es seguro para la aplicación en piel
inflamada y con afectación de la barrera cutánea, por lo que se le utiliza el
manejo del eritema del pañal. De todos los ingredientes disponibles sólo el óxido
de zinc protege de UVB, de UVA-II y parcialmente de UVA-I.
• Dióxido de titanio: Es un óxido metálico, químicamente casi inerte. Se ha
demostrado una ligera fotosensibilidad de los cristales de superficie lo que da
lugar a la formación de radicales libres. Esto se puede eliminar mediante técnicas
de recubrimiento de los cristales con sílice o dimeticona. Debido a su mayor
índice refractivo tiende a ser blanco y de difícil incorporación en productos
invisibles. Protege frente a UVB y UVA-II.

Otros protectores

Protección contra la radiación infrarroja (IR; tipos A, B y C). Un tercio de la radiación


solar que incide en la piel es del tipo de radiación infrarroja A y de ella, 65 % alcanza la
dermis mientras que 17% penetra al tejido celular subcutáneo. Eso explica por qué es
una causa importante del envejecimiento de la piel, pues induce angiogénesis, infiltrado
inflamatorio crónico y con éste, producción de especies reactivas de oxígeno (ERO) y
estimulación de la actividad de las metaloproteinasas.

Aunque algunos antioxidantes como epigallocatequina y coenzima Q pueden proteger


contra las radiaciones infrarrojas (IR), no hay protectores solares específicos contra esa
radiación. Algunas investigaciones han revelado que ciertos filtros solares evitan la
formación de especies reactivas de oxígeno inducidos por IR, aun cuando no contengan
un absorbedor en el rango infrarrojo. Esto puede deberse a su capacidad de difracción
de la radiación y/o sus efectos antioxidantes (21).

• Enzimas reparadoras de ADN. Endonucleasa T4 tipo V (T4N5) es una enzima con


capacidad de acelerar la reparación de ADN al administrarla intracelularmente.
Su uso tópico en pacientes con xeroderma pigmentoso conduce a la reducción
en tamaño o número de los carcinomas basocelulares y las queratosis actínicas
(22).
• Antioxidantes tópicos. El uso de antioxidantes de forma tópica puede potenciar
el efecto protector de los filtros solares ya que evitan la actividad deletérea que
los radicales libres producidos endógenamente después de la exposición solar
producen, reduciendo el daño al ADN, la membrana lipídica y las proteínas
estructurales.
• Vitamina C. La aplicación tópica de vitamina C mejora la barrera epidérmica y se
ha demostrado que evita el eritema posterior a la exposición solar. Su máximo
nivel cutáneo se alcanza tres días después de la aplicación en concentraciones
de 15%. Dado que es inestable, se utilizan sustitutos como magnesio ascorbil
fosfato y ascorbil-6-palmitato.
• Vitamina E. La aplicación de alfa-tocoferol ha demostrado buen efecto y
reducción de eritema, fotoenvejecimiento, fotocarcinogénesis e
inmunosupresión; también inhibe la formación de melanina. Funciona mejor en
conjunto con otros antioxidantes. La combinación de ácido L ascórbico 15% y 1%
alfa tocoferol se cuadriplica la protección contra la inducción de eritema y
formación de dímeros de timina.
• Selenio. Su aplicación tópica puede aumentar la cantidad de energía solar
necesaria para producir eritema (DME), y por este medio mejorar la actividad
cutánea de protección. Se tiende a utilizar la L-selenometionina (23).
• Silimarina. Derivado de la planta Silybummarinum, contiene tres flavonoides de
los cuales, el principal es silibina, poderoso antioxidante que puede detener la
formación de ERO y prevenir la oxidación lipídica y lipoproteica. Se ha
demostrado que la aplicación tópica en ratones inhibe las quemaduras celulares
por UVB, así como la formación de dímeros de pirimidina, y reduce la formación
de tumores inducidos por UVB.
• Polifenoles del té verde. Antioxidantes más potentes que las vitaminas C y E. No
obstante, son inestables y pierden rápidamente su acción (24).

Con frecuencia, se combinan diferentes tipos de filtros UV para lograr un producto final
que es fotoestable, proporcionando protección de amplio espectro y con un SPF alto.
Como ejemplo, el filtro superior de onda larga UVA avobenzona se combina
frecuentemente con los filtros UVB octocrileno y oxibenzona para una cobertura de
amplio espectro y para proporcionar fotoestabilidad. Actualmente, la FDA no aprueba
la combinación de avobenzona con óxido de zinc o dióxido de titanio, por lo que la
oxibenzona a menudo se combina con estos agentes inorgánicos. Europa y otras partes
del mundo imponen menos restricciones a estas combinaciones y hay disponible un
mayor número de filtros, lo que brinda a los fabricantes más opciones cuando producen
excelentes pantallas solares de amplio espectro. Un desarrollo más reciente en la
fotoprotección es la evaluación de la protección adecuada contra la luz visible y la
radiación infrarroja. Se ha demostrado que la luz visible y la radiación infrarroja inducen
el 50% de los radicales libres generados en la piel después de la exposición a la luz solar
(25). Si bien los filtros UV en los filtros solares protegen contra los efectos de los rayos
UV, no están diseñados para protegerlos contra el efecto de la luz visible y la radiación
infrarroja. Se sabe que la luz visible induce el oscurecimiento del pigmento que dura
semanas en individuos con tipos de piel más oscuros. Se sabe que la luz visible induce
especies reactivas de oxígeno; por lo tanto, los antioxidantes tópicos u orales son
prometedores en la fotoprotección con luz visible (26). Se ha demostrado que los filtros
solares que contienen antioxidantes suprimen la generación de metaloproteinasa-1
inducida por infrarrojos (27).

Además de la contaminación, la luz azul está afectando el cuerpo a diario y tiene un


impacto importante no solo en los ojos, sino también en la piel. En realidad, la luz solar
es la principal fuente de luz azul y la exposición a estos rayos induce cambios parecidos
al envejecimiento, principalmente atribuidos a sus componentes ultravioletas. Sin
embargo, se ha reconocido que la luz azul proveniente de interiores de LEDs, luces
fluorescentes, televisores de pantalla plana, computadoras, tabletas, teléfonos
inteligentes, etc. tiene un impacto perjudicial en la piel. En particular, se ha observado
que la luz azul produce estrés oxidativo en la piel viva y acelera los procesos de
envejecimiento principalmente induciendo un daño molecular a las proteínas de la piel.

La "digitalización" de nuestro mundo significa que nuestras células están expuestas a un


continuo aumento del nivel de radiación no ionizante al que no se han adaptado. En la
última década, los niveles de REM (radiación electromagnética) han aumentado de
manera espectacular, y estamos empezando a ser conscientes de sus consecuencias
negativas. La REM es un factor de estrés ambiental para la salud humana, y la piel como
barrera fisiológica, es el primer objetivo de esta radiación. Este estrés exógeno conduce
a estrés oxidativo celular, como consecuencia de la formación de especies reactivas de
oxígeno y nitrógeno. Estos oxidantes causan daño en la función mitocondrial y por tanto
en los niveles de ATP. Diversos estudios (28, 29, 30) han demostrado que la piel expuesta
a la radiación emitida por los teléfonos móviles sufre una serie de modificaciones en sus
parámetros biológicos: aumento masivo de la producción de radicales libres (ROS),
aumento masivo de la producción de citoquinas pro-inflamatorias, modificación en la
transcripción de genes, disminución de la regeneración celular, reducción de proteínas
estructurales, pérdida de cohesión entre los queratinocitos entre otros. Es por ello que
en la actualidad se han desarrollado ingredientes funcionales que ha demostrado
reducir las alteraciones biológicas de la piel resultantes de la exposición a REM, y que se
incorporan a los protectores solares con el fin de permitir una actividad contra las
emisiones lumínicas de alta energía.

Nuevas tecnologías.

1. Microencapsulación. Es posible incrementar la seguridad y eficacia de los


bloqueadores solares utilizando nuevas tecnologías como la microencapsulación
de ingredientes activos, que utiliza un recubrimiento de sílice para reducir el
contacto de los ingredientes activos con la piel y disminuir el riesgo de las
reacciones irritativas y alérgicas (31, 32). La microencapsulación puede, además,
resolver problemas de incompatibilidad entre ingredientes; incluso algunos
polímeros que no absorben radiación UV pueden mejorar la eficacia del
bloqueador dispersándolo y aumentando su FPS.
2. Fotoprotectores orales. La exposición crónica a la radiación UV solar daña la piel
aumentando el espesor cutáneo, y propiciando la formación de arrugas e
hiperpigmentación, todo lo cual disminuye la elasticidad y puede precipitar
cáncer cutáneo (33).

Hay muchas sustancias utilizadas tópicamente que pueden prevenir los efectos nocivos
del sol cuando se les utiliza por vía oral, pasamos a describir algunas de ellas:

Nicotinamida:

Nicotinamida (la forma amida de vitamina B3) se ha utilizado en dermatología durante


más de 40 años para una amplia gama de condiciones incluyendo el acné, la rosácea,
dermatosis ampollares autoinmunes, y ahora el tratamiento y la prevención del
fotoenvejecimiento y fotoimmunosupresión. El amplio efecto clínico de la nicotinamida
se puede explicar por su papel como precursor celular de energía, modulador de
citoquinas inflamatorias, y un inhibidor de la enzima poli nuclear (adenosina difosfato
ribosa) polimerasa-1, que desempeña un papel importante en la reparación del ADN,
mantenimiento estabilidad del genoma, y la respuesta celular a la lesión incluyendo la
inflamación y apoptosis (34).

Vitamina E:
Es el principal protector cutáneo antioxidante no enzimático liposoluble natural contra
los efectos del stress oxidativo. Existen diferentes variedades de tocoferol, en estudios
experimentales se ha valorado su actividad, la cual se ha mostrado como sigue: el alfa -
tocoferol es el agente más activo (casi el 100%), seguido por la beta – tocoferol (12-
40%), gama - tocoferol (1-20%) y delta - tocoferol (0-3%). La actividad de la vitamina E
generalmente se expresa con relación al acetato de d-α -tocoferol, el cual es tomado
como el estándar actualmente: 1 mg de acetato de d - α -tocoferol se define como 1
unidad USP (United States Pharmacopea), lo cual es igual a una UI (Unidad Internacional)
(35).
Farmacocinética
Absorción. La vitamina E de la dieta está compuesta primariamente por alfa y gama
tocoferol, del cual 20-50% es normalmente absorbido. A causa de su naturaleza
hidrofóbica, la vitamina E es absorbida en forma similar a las grasas de la dieta. Se
absorbe en las células de la mucosa intestinal por un proceso de difusión pasiva, no
saturable y no mediado por transportadores, previa acción de ácidos biliares e hidrólisis
por estereasas pancreáticas e intestinales. Una vez dentro de los enterocitos, el alfa y
gamma tocoferol libres son incorporados a quilomicrones, los cuales son transportados
vía linfáticos mesentéricos y ducto torácico al sistema circulatorio.
Transporte. La vitamina E es inicialmente transportada en quilomicrones, pero como
estos son hidrolizados por lipasas de lipoproteínas en la circulación, la vitamina E puede
ser liberada a los tejidos o transferida a lipoproteínas de alta densidad (HDL). La mayoría
de la vitamina absorbida (tanto alfa y gama tocoferol), sin embargo, retorna al hígado
en quilomicrones remanentes. En el hepatocito el tocoferol que entra en forma de quilo
micrones remanentes se une a la proteína transportadora de tocoferol citosólica, y
entonces es transportada al retículo endoplásmico de Golgi para incorporarlas a
lipoproteínas que pasan a la circulación general. La transferencia de tocoferol de
lipoproteínas a los tejidos puede ocurrir durante la lipólisis de los quilomicrones y VLDL
por lipasas de lipoproteínas y lipasas hepáticas triacilglicerol, por unión a receptores de
LDL a tejidos blancos y por unión no específica a LDL a varias células. Almacenamiento.
La vitamina E se encuentra prácticamente en forma exclusiva en tejido graso,
membranas celulares y lipoproteínas circulantes. Su almacenamiento ocurre en tejido
adiposo y músculo.
Metabolismo. El metabolismo de la vitamina E es poco claro, se sabe que el exceso de
alfa tocoferol y otros tocoferoles son metabolizados en hígado y excretados por esta vía
(70 a 80 %) o bien por excreción urinaria. Los metabolitos urinarios son glucorónidos de
ácido tocoferónico y sus γ lactonas (36). Estudios recientes han mostrado que la
aparente vida media en plasma de la forma RRR-alfa-tocoferol de vitamina E, es de 48
horas (37). N. Dimitrov et al. 20 estudiaron las concentraciones plasmáticas de tocoferol
en sujetos sanos en respuesta a su administración oral en dosis de 400 UI, 800 UI y 1200
UI. Observaron una elevación de la concentración plasmática de tocoferol, con un pico
a las 12 - 24 horas; se mostraron niveles estables de mantenimiento entre el 4º a 5º día
de iniciada su ingesta; la suspensión de la vitamina después de 28 días, se asoció con
una disminución de los niveles plasmáticos, los cuales retornaron a niveles
pretratamiento entre 12 a 20 días. No encontraron diferencias en la farmacocinética
plasmática entre las diferentes dosis administradas del tocoferol.
Propiedades antioxidantes de la vitamina E: el mecanismo de acción de la vitamina E
como agente oxidante, es químicamente mediado por el grupo fenólico OH del anillo
cromanol. El α tocoferol interrumpe la reacción en cadena de formación de radicales
libres, al donar hidrógeno al radical lípido o al radical lípido peroxilo, resultando la
formación de un compuesto de radical tocoferoxilo estable, de baja energía, el cual no
actúa como agente formador de radicales libres. El α tocoferol también muestra una
acción antioxidante directa sobre oxígeno simple y el anión superóxido (35). Las
propiedades antioxidantes del α tocoferol están estrechamente ligadas a su
regeneración continua por otros micronutrientes y agentes biológicos, tales como el
glutation y el ácido ascórbico (vitamina C), ambos actúan como los principales cofactores
biológicos de la vitamina E en la protección de la piel del daño oxidativo (35).
Propiedades fotoprotectoras de la vitamina E: la vitamina E ha demostrado en
numerosos modelos animales poseer acción fotoprotectora, cabe aclarar que en la
mayoría de estos estudios su vía de aplicación fue tópica (38, 39). En seres humanos, los
estudios con administración oral del tocoferol son limitados, las dosis utilizadas variables
y los resultados no han sido uniformes, aunque algunos de los obtenidos hasta el
momento son alentadores (39, 40, 41).
VITAMINA C:
El ácido ascórbico (vitamina C), también conocido ascorbato o monoanión ascorbato, es
una quetolactona de seis carbonos, estructuralmente relacionada a glucosa y otras
hexosas. Es metabolizada en el organismo a ácido dehidroascórbico, el cual mantiene la
actividad biológica íntegra de la vitamina C (37, 42). El ascorbato es un donador de
electrones (o agente reductor) para reacciones químicas intra y extracelulares, reduce
radicales superóxido, hidroxilo y otros oxidantes reactivos. El ácido ascórbico puede
transferir electrones a radicales tocoferoles en partículas lípidas o membranas (37).
Dentro de las principales funciones que realiza en el organismo se encuentra la de
participar como cofactor en numerosas reacciones biológicas, además de estar
relacionada a la síntesis de diferentes constituyentes celulares, como colágena y
proteoglicanos, entre otros (37, 43, 44).
Farmacocinética
Absorción: Los humanos carecen de la enzima terminal gluconolactona oxidasa, por lo
que no pueden sintetizar ascorbato y requieren de su aporte dietético. El ácido ascórbico
parece ser absorbido por transporte activo en el intestino por un transportador
intestinal, aunque éste no se ha identificado en forma precisa (37).
Transporte: el ascorbato es soluble en agua y no se liga a proteínas por lo que se
distribuye y almacena ampliamente en los tejidos, es transportado en muchas células y
en el plasma (37).
Metabolismo: Se metaboliza en el organismo formando metabolitos inactivos, se
excreta por la orina.
Propiedades Antioxidantes: el mecanismo básico de acción lo constituyen: a) un efecto
antioxidante propio, y b) su participación como cofactor de la vitamina E, que se sabe es
el principal agente natural antioxidante reconocido actualmente (44, 45).
Propiedades Fotoprotectoras: En comunicaciones aisladas de estudios en animales se
ha identificado efecto fotoprotector en su aplicación tópica (45, 46); en humanos, esta
acción no se ha demostrado, identificándose únicamente cuando se administra
ascorbato en combinación con tocoferol, por un probable mecanismo de sinergismo.
EFECTOS ADVERSOS DE LOS PROTECTORES SOLARES
Generalmente, los protectores solares son bien tolerados, sin embargo, algunos
ingredientes de los mismos, pueden causar efectos adversos, como:

• Irritación y sequedad de la piel (por el alto contenido de alcohol de algunas


preparaciones).
• Irritación de los ojos, si llegan a correrse con la transpiración.
• Pueden ser comedogénicos y agravar el acné (cuando contienen una base
oleosa).
• Dermatitis por contacto, especialmente aquellos que contienen PABA y sus
derivados.
• Los pacientes alérgicos a benzocaína, procaína, sulfonamidas, parafenildiamina
(presente en los tintes de cabello), y diuréticos tiazídicos, pueden tener
sensibilidad cruzada con los protectores solares.
RECOMENDACIONES GENERALES PARA EL USO APROPIADO DE LOS PROTECTORES
SOLARES

• Utilice una crema solar que le proteja tanto de los rayos UVA como de los UVB.
Cualquiera que sea el tipo de piel, es recomendable utilizar como mínimo un
índice de protección 15. Recuerde no comprar aquéllas que han estado
expuestas en la calle bajo el sol.
• Son más efectivos cuando se aplican 30 minutos a 1 hora antes de la exposición
al sol. Vuelva a ponerse crema cada dos horas y después de cada baño (incluso
si la etiqueta de la crema incluye la leyenda “Resistente al agua”).
• Recuerde que el riesgo de quemarse aumenta sobre una pista nevada, en el mar
o en la arena; este tipo de superficies reflejan los rayos del sol.
• Deben aplicarse sobre todas las áreas del cuerpo expuestas al sol.
• Evitar el contacto con los ojos.
• Si aparecen signos de irritación o rash, descontinuar su uso.
De igual modo, algunas propiedades y modos de aplicación de los filtros solares
modifican su capacidad protectora (47). Estamos hablando de su capacidad de
penetración cutánea, adherencia y remanencia, estabilidad frente al calor y la luz, y del
grosor de la capa de aplicación. Con respecto a este último aspecto, diferentes estudios
muestran que las cantidades aplicadas de un filtro en la práctica real, difieren mucho de
las usadas en los laboratorios para testar el FPS de un filtro, que mide una cantidad
estándar de aplicación de 2 mg/cm2 (48). La aplicación real, típicamente entre 0,5 y 1,3
mg/cm2, es inferior a la usada en los tests, de manera que la fotoprotección conseguida
es un 30-50% menor que la referida por el FPS. Esta discordancia ha originado dudas
sobre la pertinencia de seguir testando los filtros con las cantidades estándar,
generando propuestas sobre nuevo s métodos de medición del FPS, más cualitativos que
cuantitativos (49). Por otro lado, los filtros físicos son más difíciles de aplicar que los
químicos y las personas que los eligen suelen aplicarse menos cantidad. A pesar de las
campañas de educación sanitaria y sus mensajes sobre los peligros de tomar el sol sin
una buena fotoprotección, siguen siendo muchos los que se enfrentan a él sin control y
en exceso. Por otro lado, entre aquellas personas que sí usan filtros solares,
encontramos motivos a veces confusos sobre su utilización y posibles beneficios. Las
cremas de sol aplicadas a la piel limitan la penetración de los rayos ultravioletas y por
tanto pueden impedir la quemadura solar, capacidad ésta que viene referida por su
factor de protección solar, y que, en cualquier caso, puede muy bien perderse si se
utilizan para prolongar la exposición.
COMO ELEGIR EL FOTOPROTECTOR

Para elegir un Fotoprotector hay que tener en cuenta una serie de factores:
• A quién va dirigido: niños, adultos ......
• Fototipo: viene determinado por las características de la pigmentación de la
piel, los ojos, el cabello, y la capacidad para adquirir un bronceado. De él
depende la sensibilidad de las personas a la radiación ultravioleta y formación
de eritema solar (enrojecimiento). En la población existen diferentes fototipos
individuales de cada persona, lo que hace que no seamos iguales frente al sol.
• Zona de aplicación: cuerpo, cara, calva, ...
• Tipos de piel: normal, seca, grasa, tendencia acneica.
• Índice ultravioleta (UVI): es la estimación promediada de la radiación ultravioleta
B solar máxima, en la superficie de la tierra a la hora del mediodía. El UVI
depende de la estación, el mes y el día de la exposición solar. Esta información
se ofrece en Prensa y en Televisión, en ciertos diarios y cadenas durante los
meses de verano. Se divide en radiación UV baja (valores 1 a 3), radiación media
(valores 4 a 6), radiación alta (valores 7 a 9) y radiación extrema (superiores a
10). La Tabla siguiente indica el Factor de Protección al UVB, que debe elegirse
en función del fototipo de piel y del índice ultravioleta previsto en la exposición.

LA TABLA INDICA EL FACTOR DE PROTECCIÓN A ELEGIR


SEGÚN UVI Y FOTOTIPO

UVI FOTOTIPO I FOTOTIPO II FOTOTIPO III FOTOTIPO IV


1–3 15 – 20 15 – 20 15 – 20 15 – 20
4–6 30 – 50 30 – 50 15 – 20 15 – 20
7–9 50+ 30 – 50 20 – 25 15 -25
10 o mas 50+ 50+ 30 – 50 25 – 30
Otros factores a tener en cuenta:
• Hora del día: la intensidad de radiación solar es máxima entre las 12 h., y las 16
h., (oficiales).
• Altitud: el riesgo de quemaduras se incrementa con la altura. Cada 300 m,
aumenta un 4% el poder eritemático de las radiaciones ultravioletas.
• Lugar geográfico: la radiación solar es más intensa cerca del Ecuador puesto que
incide verticalmente sobre la tierra.
• Estación del año: en verano la radiación solar nos llega con toda su energía.
• Agua, nieve, arena: la nieve (80%), la arena (25%) y el agua o la hierba (10%)
reflejan las radiaciones haciendo que se sumen sus efectos al incidir
directamente sobre la piel.

Otro tema popular es si es necesario usar protector solar con valores altos de SPF, ya
que el porcentaje de rayos UV eritemogénicos bloqueados por SPF 60 (98.3%)
comparado con SPF 30 (96.7%) aumenta en solo 1.6%. Cabe señalar que la cantidad de
fotones transmitidos disminuye de 3.3% a SPF 30 a 1.7% a SPF 60, un [50% de
disminución. Con la exposición crónica al sol, es fotobiológica y clínicamente más
relevante para evaluar la cantidad de fotones UV transmitidos (50), lo que sugiere que
el uso a largo plazo de los filtros solares SPF proporciona un mejor efecto protector.

Ahora se sabe que, si un protector solar elegido no proporciona una cobertura UVB /
UVA de amplio espectro, el usuario no está adecuadamente protegido de los efectos
adversos del espectro UV total de la radiación solar. De hecho, un protector solar
predominantemente solo con UVB podría proporcionar al usuario una falsa sensación
de seguridad de la fotoprotección, ya que es menos probable que el usuario desarrolle
una quemadura solar sintomática al mismo tiempo que aumenta la exposición a los
rayos UVA. Por lo tanto, es importante que los filtros solares tengan homeostasis
espectral, lo que significa que brindan una protección uniforme en todo el espectro UVA
y UVB para que los rayos UV de la luz solar se atenúen de manera uniforme (51).

ADVERTENCIAS

• Evitar la exposición solar entre las 12 y las 16 horas (oficiales).


• Los fotoprotectores se deben utilizar incluso en días nublados.
• El agua, la hierba, la arena y la nieve reflejan los rayos solares, aumentando los
efectos de las radiaciones sobre la piel, por lo que hay que utilizar
fotoprotectores más altos.
• Evitar largas exposiciones al sol.
• Procurar no dormirse al sol.
• No utilizar colonias, desodorantes u otros cosméticos en la exposición al sol,
producen manchas.
• Proteger la piel con ropa y la cabeza con un sombrero.
• Hay medicamentos y productos cosméticos que producen en la piel una reacción
de fotosensibilidad por la exposición solar.
• Consulta a tu farmacéutico.
• En casos especiales: embarazo, patologías cutáneas, trabajadores al aire libre,
individuos con antecedentes familiares de cáncer y fototipos muy bajos I y II,
aplicar productos de alta protección o evitar tomar el sol.
• Extremar las medidas protectoras en cualquier actividad al aire libre.
• Vigilar los cambios de color, forma o tamaño de pecas o lunares.
• Consultar al especialista.
• Proteger los ojos con gafas de sol que lleven protección 100% UV (azul del
visible).
• No utilizar protectores solares abiertos desde el año anterior.

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