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MÉTODO CRÍTICO

1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL LIBRO? Jeremías dictó a Abarut su secretario.

2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO?


604 a 580 a.C.

3) ¿A QUIÉN FUE ESCRITO? Judá

4) ¿DE DÓNDE FUE ESCRITO? Jerusalén

MÉTODO HISTÓRICO

1) ¿CUÁL ES EL TRASFONDO HISTÓRICO DEL LIBRO? El profeta Jeremías vivió


un una época triste en la historia del pueblo hebreo. Durante esta época, el pueblo
del reino del sur, o Judá, fue llevado por Nabucodonosor a la cautividad en
Babilonia, aunque Jeremías quedó en Jerusalén. Él escribió con autoridad en
cuanto a la seguridad del juicio de Dios sobre un pueblo pecaminoso como
también de la grandeza del amor divino.

MÉTODO LITERARIO
1) ¿QUE GENERO DE LITERATURA ES EL LIBRO? Profecía, no cronológica,
Drama (con una carta en una de sus partes)

MÉTODO PANORÁMICO
1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? El desarrollo y cumplimiento de
varias profecías, a Israel y a naciones vecinas. La misericordia de Dios hacia
Israel, sus justos juicios; y su plan de restauración. Mostrando a Dios marcando el
ciclo de los acontecimientos de la historia; con el cumplimiento exacto de cada
profecía, tomando la idea telescópica.

2) ¿CUÁL FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE


LIBRO? Anuncio de Juicios a Israel y a naciones vecinas.

PALABRAS CLAVE EN JEREMÍAS (RV1960) escuchar (oír), volver


(volverse, convertirse, arrepentirse), ramera, adulterio (s), maldad
(malvado, iniquidad, pecado), corazón, abandonar, sanar (sanidad),
pacto

TEMAS: Juicio y salvación, caída de Jerusalén, vida personal de Jeremías.

ÉNFASIS: La infidelidad de Judá a Dios terminará en su destrucción; si cumplen


las promesas de Deuteronomio, Dios tiene deparado un futuro radiante para su
pueblo: un tiempo de restauración y un nuevo pacto; el corazón de Jehová para
con su pueblo revelado por medio del corazón de Jeremías.
CARACTERÍSTICAS PARTICULARES: Este libro es una combinación de historia,
poesía y biografía. Jeremías a manudo utiliza el simbolismo para comunicar su
mensaje.

Estructura de Jeremías
Título: “Profeta identificado con el corazón de Dios”

Versículo Clave: 1:10 “Mira que te he puesto en este día


sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para
arruinar y para derribar, para edificar y para plantar”

1:1 Llamamiento y misión de Jeremías

2:1 Jehová y apostasía


de Israel
3:6 Jehová exhorta al
arrepentimiento
APOSTASÍA
4:5 Judá amenazada de
invasión DE

ISRAEL
5:1 Impiedad de
Jerusalén y Judá
6:1 Juicio contra
Jerusalén y Judá
7:1 Mejorad / Castigo DIOS LLAMA AL
por rebelión
CAMBIO
8:18 Lamento sobre
Judá t Jerusalén
10:1 Falsos dioses y
Jehová
11:1 Pacto violado
complot contra Jeremías
12:1 Jeremías y Dios
13:1 Señales y Judá a
cautiverio CONSECUENCIAS FUTURAS

14:1 Mensaje de la
sequía
15:1 Ira de Dios contra JUICIOS
Judá
JUSTOS
16:1 Juicio de Jehová
contra Judá
PARA
17:1 Corazón- Día de
reposo ARRANCAR
18:1 El alfarero y
oración Jeremías Y

19:1 Señal de la vasija DESTRUIR


rota
20:1 Profecía Pasur y
lamento Jeremías
21:1 Jerusalén será
destruida PROFECÍAS EN JUICIO
22:1 Profecías Reyes de Y
Judá
23:1 Regreso y falsos PARA JUICIO
profetas
24:1 Señal higos
buenos y malos
25:1 70 años desolación
y naciones
26:1 Jeremías
amenazado de muerte
27:1 Señal de los yugos
28:1 Falsa profecía de
Hananias
29:1 Carta Jeremías a
cautivos
30:1 Cautivos volverán,
Nuevo Pacto
RESTAURACIÓN
32:1 Jeremías compra
heredad Hanameel
33:1 Restauración de FUTURA
Jerusalén
34:1 Jeremías
Sedequias pacto siervos
LLAMADO A OBEDIENCIA
35:1 Obediencia de los
Recabilitas
36:1 El Rey quema el
rollo
37:1 Jeremías
encarcelamiento y
cisterna
39:1 Caída de Jerusalén
40:1 Jeremías y Gedalis
ISRAEL ENDURECIDA
42:1 Mensaje de
Johanán MISERICORDIA
43:1 Israel y Egipto
PARA
45:1 Mensaje a Baruc
46:1 Profecías acerca EDIFICAR
de Egipto
47:1 Profecía sobre los Y
Filisteos
PLANTAR
48:1 Profecía sobre
Moab PROFECÍAS A NACIONES
49:1 Profecía sobre
naciones
50:1 Profecía sobre
Babilonia
51:1 Juicios contra
Babilonia
52:1 Sedequias,
Jerusalén y Joaquin

Autor y fecha
Jeremías quien sirvió como sacerdote y también como profeta, fue el hijo de un
sacerdote llamado Hilcías (no el sumo sacerdote de 2 R 22:8 quien descubrió el
Libro de la Ley). Él era de la pequeña villa de Anatot (1:1), llamada hoy día Anata,
a unos 4,8 km al NE de Jerusalén en la porción de tierra que la tribu de Benjamín
heredo. Cómo una lección visual a Judá, Jeremías permaneció soltero (16:1-4). Él
fue asistido en el ministerio por un escriba llamado Baruc, a quien Jeremías
dictaba y quien copiaba y tenía custodia sobre los escritos compilados de los
mensajes del profeta (36:4, 32; 45:1). Jeremías ha sido conocido como "el profeta
que lloraba" (9:1; 13:17; 14:17), viviendo una vida de conflicto debido a sus
predicciones de juicio por parte de los babilonios invasores. Él fue amenazado,
juzgado por su vida, colocado en un cepo, forzado a huir de Joacín, públicamente
humillado por un falso profeta y arrojado a una cisterna.

Jeremías tuvo un ministerio dirigido en la mayoría de los casos a su propio


pueblo en Judá, pero que en ocasiones se expandió a otras naciones. Apeló a sus
compatriotas a que se arrepintieran y evitaran el juicio de Dios por medio de un
invasor (caps. 7, 26). Una vez que la invasión se hizo realidad después de que
Judá rehusó arrepentirse, él les rogó que no resistieran al conquistador babilonio
para prevenir la destrucción total (cap. 27). También llamó a los delegados de
otras naciones a que dieran oído a su consejo y se sometieran a Babilonia (cap.
27) y predijo juicios de Dios sobre varias naciones (25:12-38, caps 46-51).

La fecha de su ministerio, el cual cubrió cinco décadas, va desde el año 13 del


rey de Judá, Josías, notado en el 1:2 (627 a.C.), hasta más allá de la caída de
Jerusalén en manos de Babilonia en el 586 a.C.(Jer 39, 40, 52). Después del 586
a.C., Jeremías fue forzado a ir con un remanente que huía de Judá a Egipto (Jer
43, 44). Posiblemente estuvo ministrando en el 570 a.C. (44:30). Una nota rabínica
dice que cuando Babilonia invadió Egipto en el 568/67 a.C. Jeremías fue llevado
cautivo a Babilonia. Él pudo haber vivido hasta el punto de escribir la escena de
conclusión del libro alrededor del 561 a.C. en Babilonia, cuando el rey de Judá
Joaquín, cautivo en Babilonia desde 597 a.C., se le permitieron libertades en sus
últimos días (52:31-34). Jeremías, sí aún estaba vivo para ese entonces, tenía
entre 85 a 90 años de edad.

Contexto Histórico de Jeremías


Los detalles de contexto de los tiempos de Jeremías son mostrados en 2 Reyes 22-25 y
2 Crónicas 34-36. Los mensajes de Jeremías muestran cuadros de: 1) el pecado de su
pueblo; 2) el invasor a quién Dios enviará; 3) los rigores del sitio; y 4) las calamidades de
destrucción. El mensaje de Jeremías de juicio inevitable por idolatría y otros pecados fue
predicado en un período de cuarenta años (alrededor del 627-586 a.C. y más allá de esa
fecha). Su profecía se llevó a cabo durante los reinados de los últimos cinco reyes de Judá
(Josías 640-609 a.C., Joacaz 609 a.C., Joacín 609-598 a.C., Joaquín 598-597 a.C. y
Sedequías 597-586 a.C.)

La condición espiritual de Judá se caracterizaba por la adoración abierta de ídolos (cap


2). El rey Acaz, precedido por su hijo Ezequías mucho antes de Jeremías en los días de
Isaías, había establecido un sistema de sacrificios de niños al dios Moloc en el Valle de
Hinom afuera de Jerusalén (735-715 a.C.) Ezequías guió reformas y limpieza (Is 36:7),
pero su hijo Manasés continuó promoviendo el sacrificio de niños junto con la idolatría
abierta, la cual continuó hasta el tiempo de Jeremías (7:31; 19:5; 32:35). Muchos también
adoraron a la "reina del cielo" (7:18; 44:19). Las reformas de Josías que llegaron a su punto
culminante en el 622 a.C., forzaron una reprensión de las peores prácticas de manera
externa, pero el cáncer mortal del pecado era profundo y volvió a florecer rápidamente una
vez más después de un avivamiento superficial. La falta de sinceridad religiosa, la
deshonestidad, adulterio, injusticia, tiranía en contra de los necesitados y la
calumnia prevaleciente como la norma, no la excepción.

Políticamente, importantes acontecimientos ocurrieron en los días de Jeremías. Asiria vio


su poder desvanecerse gradualmente; después Asurbanipal murió en el 626 a.C. Asiria se
volvió tan débil que en el 612 a.C. su aparente capital invencible, Nínive, fue destruida
(Nahum). El Imperio Neobabilonio bajo Nabopolasar (625-605 a.C.) se convirtió en la
potencia militar con victorias sobre Asiria (612 a.C.), Egipto (609-605 a.C.), e Israel en tres
fases (605 a.C., como en Daniel 1; 597 a.C., como en 2 Reyes 24:10-16; y 586 a.C., como
en Jeremías 39, 40, 52).

Mientras que Joel y Miqueas habían profetizado antes del juicio de Judá, durante el
reinado de Josías, los principales profetas de Dios fueron Jeremías, Habacuc, y Sofonías.
Más adelante, contemporáneos de Jeremías, Ezequiel y Daniel, jugaron papales proféticos
prominentes.

Situación de Jeremías
 Esfuerzo final de Dios para salvar a Jerusalén.
 Jeremías vivió unos 100 años después de Isaías.
 Isaías había salvado a Jerusalén de Asiria.
 Jeremías quiso salvarla de Babilonia, pero no puedo.

Jeremías fue llamado al oficio profético en 626 a.C. Jerusalén fue


parcialmente destruida, 606 a.C. y nuevamente en 597 a.C.; incendiada y
asolada definitivamente, 586 a.C. Jeremías vivió durante terribles 40 años, el
“ocaso de la monarquía” y “estertores de muerte de la nación”; una figura
solitaria, patética, el ultimo mensajero de Dios a la Ciudad Santa ya incurable y
fanáticamente apegada a los ídolos, clamando sin cesar que si ella se
arrepentía Dios la salvaría de Babilonia.

La Situación Interna

El reino del norte había caído, y gran parte de Judá. Había sufrido una
derrota tras otra, hasta que solamente quedaba Jerusalén, que persistía en
ignorar las repetidas amonestaciones de los profetas, y se endurecía en su
idolatría y en su maldad. Estaba a punto de darse la hora del juicio.

La Situación Internacional

Disputaban la supremacía mundial Asiria, Babilonia y Egipto. Desde hacía


300 años Asiria, en el valle superior del Eufrates y con Nínive por capital, había
regido el mundo, pero ahora se debilitaba.

Babilonia, en el sur del mismo valle, se fortaleza. Egipto, 500 Km. al suroeste,
en el valle del Nilo, y que mil años antes había sido potencia mundial y luego
había decaído, se volvía ambicioso de nuevo.

Como a mediados del ministerio de Jeremías, Babilonia triunfó. Quebrantando


el poderío de Asiria en 607 a.C., y dos años después aplastó a Egipto en la
batalla de Carquemis, 605 a.C. Rigió al mundo durante 70 años, los mismos 70
del cautiverio de los judíos.

El Mensaje de Jeremías.

Desde el comienzo, 20 años antes de que el conflicto se decidiera,


Jeremías insistió incesantemente en que Babilonia triunfaría. A través de todas
sus quejas amargas e incesantes contra la maldad de Judá, recurren a cada
momento estas ideas:

1. Judá será destruida por la Babilonia victoriosa.

2. Si Judá se aparta de su maldad, de alguna manera Dios la


salvará de ser destruida por Babilonia.

3. Más adelante, cuando ya no parece quedar esperanza del


arrepentimiento de Judá, si tan solamente por vía de conveniencia
política se somete a Babilonia, Judá se salvará de ser destruida.

4. Destruida Judá, se recuperará sin embargo, y aún regirá al


mundo.
5. Babilonia, destructora de Judá, será destruida ella misma, para
no volver a levantarse jamás.

La Osadía de Jeremías

Incesantemente, Jeremías aconsejó a Jerusalén a que se rindiera al rey de


Babilonia; tanto, que sus enemigos le acusaban de ser traidor. Nabucodonosor
quiso premiarlo por haber así aconsejado a su pueblo; no solamente perdonándole
la vida, sino también ofreciéndole cualquier honor que quisiera aceptar, aun un
puesto honroso en la corte de Babilonia (39:12). Sin embargo Jeremías clamaba
una y otra vez, que al destruir al pueblo de Dios el rey de Babilonia cometía un
crimen nefando por el cual Babilonia sería después asolada para siempre (caps.
50, 51).

Hallazgo arqueológico confirma la Biblia

Recientemente, el Museo Británico anunció el descubrimiento de una


extraordinaria y muy significativa inscripción cuneiforme entre su gran colección de
tablillas mesopotámicas. Muchos aclaman este hallazgo como otra asombrosa
prueba de la veracidad del Antiguo Testamento, y sin duda que lo es.

Mientras buscaba informes financieros entre algunos documentos


babilónicos, Michael Jursa, profesor visitante de Viena, se topó con el nombre de
un funcionario de la corte del rey Nabucodonosor de Babilonia. Este nombre
también figura en el libro de Jeremías como uno de los oficiales del rey, aunque al
deletrearse es un poco diferente.

La tablilla, de más de 2500 años de antigüedad, estuvo en la colección del


museo desde 1920, pero se ignoraba su importancia. Ahora se sabe que identifica
a Nabu-sharrussu-ukin como el jefe eunuco de Nabucodonosor. Esto corresponde
al nombre hebreo Nebo Sarsequín mencionado en Jeremías 39:3 (Nueva Versión
Internacional). En realidad, esta nueva información ayuda a resolver un problema
de traducción en el versículo. La mayoría de las Biblias no contienen este nombre
de manera explícita. Por ejemplo, la versión Reina-Valera menciona los nombres
en Jeremías 39:3 como “Nergal-sarezer, Samgar-nebo, Sarsequim el Rabsaris,
Nergal-sarezer el Rabmag”.

Aquí, Samgar ha sido identificado como el nombre de un lugar relacionado


con Nergal-sarezer en vez de formar parte de un nombre compuesto con Nebo,
que lo sigue en esta versión. Pero en algunas traducciones más actuales, el
nombre aparece como Nebo Sarsequín. Y de hecho este nuevo descubrimiento
confirma que efectivamente es el nombre correcto de uno de los oficiales
principales del rey Nabucodonosor. Los detractores de la Biblia que alegan que el
libro de Jeremías es un relato ficticio escrito siglos después del período babilonio,
se ven en serios apuros para explicar la exactitud con que se registraron los
nombres de personas extranjeras de relativamente poca importancia.

Una de las dificultades que desde hace mucho tiempo han enfrentado los
críticos de la Biblia tiene que ver con las numerosas menciones de nombres
aparentemente insignificantes, insertados aquí y allá. Algunos especulan que
fueron agregados sólo para que los relatos parecieran auténticos. Otros sugieren
que ciertos personajes importantes de historias posteriores fueron incluidos
solapadamente en algunos relatos antiguos para cumplir una función poética. De
ser así, ¿cómo se explica la alusión a alguien como Nebo Sarsequín, una figura de
poca monta de un país extranjero y que tiene un nombre difícil que nunca vuelve a
ser mencionado, y que resulta ser correcto? Es obvio que el autor del libro de
Jeremías estaba muy familiarizado con los detalles de los tiempos en que escribió
y que se preocupó de ser preciso.

La conclusión lógica es que este libro fue indudablemente escrito por


Jeremías en tiempos de la conquista de Judá por parte de los babilonios, bajo
Nabucodonosor. Este descubrimiento es solamente el más reciente de muchos
hallazgos arqueológicos que confirman la exactitud del libro de Jeremías. Una
reciente excavación en Jerusalén dejó al descubierto una bula, que es un grabado
en arcilla endurecida, con la impresión del sello que lleva el nombre de Jucal hijo
de Selemías, hijo de Sevi. Esta persona, un funcionario de la corte del rey
Sedequías, es mencionado en Jeremías 37:3 y 38:1-4.

Otra bula, encontrada a corta distancia de la ya mencionada, tiene grabado


el nombre de Gemarías hijo de Safán, el escriba real (36:10). Y antes de ésta, se
encontraron dos notables bulas que llevan el nombre del escriba de Jeremías,
Baruc hijo de Nerías.

Todas estas personas existieron de verdad, como lo atestigua Jeremías.


Estos hechos demuestran que el libro de Jeremías relata historia verdadera, al
igual que todo el resto de la Biblia. BN
Jeremías Características Literarias

Jeremías es el autor que escribe el libro más largo de la Biblia, es por lo


tanto, la pieza literaria en contener más palabras, aunque muchos de sus capítulos
se escribieron en prosas (caps. 7; 11; 16; 19; 21; 24-29; 32-45), incluye el
apéndice (cap. 52). La gran mayoría de las secciones de la obra son
predominantemente poéticas de la más alta calidad del A.T, según Luis Alfonso
Schokel. Hay muchos pasajes de esta obra que son joyas imposible de reproducir
(p.ej., 2:13, 26-28; 7:4, 11, 34; 8:20, 22; 9:23-24; 10:6-7, 10, 12-13; 13:23;
15:20;17:5-9; 20:13; 30:7, 22; 31:3; 15, 29-30, 31-34; 33:3; 51:10).

La repetición poética fue utilizada por Jeremías con gran destreza (véase,
p.ej., 4:23-26; 51:20-23). Jeremías combinaba la poesía con fragmentos largos de
narrativa descriptiva y autobiografía. También utilizó los criptogramas (25:26;
51:1, 41). En ciertas ocasiones las interpolaciones, citas textuales, son típicas del
estilo de Jeremías.

Al igual que su contemporáneo Ezequiel, Jeremías es prolífico en el uso de


símbolos para comunicar su mensaje, como en el caso del cinturón inservible
(13:1-11); la vasija de barro maltratada (19:1-12); un yugo destruido (cap.27); las
grandes rocas (43:8-13). Este valor dado a uso didáctico de los símbolos también
se ve en la manera en que el Señor le ordena a Jeremías abstenerse de casarse y
tener hijos (16:1-4); no entrar a la casa donde había un funeral, un festín (16:5-9) y
comprar un terreno en su pueblo natal, Anatot (32:6-15). De esta misma manera el
Señor utilizó ayudas visuales para darle mensajes claros a Jeremías: la arcilla
(18:1-10); dos canastas de higos (cap. 24).

(Biblia de Estudio NVI. p.1165)


Gobernantes y Profetas de la época de
Jeremías

7 7 6 6 6 6 6 6 630 620 610 600 590 580 570 56 5 5 5


1 0 9 8 7 6 5 4 0 5 4 3
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Reyes Imperio neobabilonico
de
Nabopolasar 605 Nabucodonosor 562
Babilon
625 605
ia

612 Asiria y Nínive son 605 Egipto derrotado por Babilonia en


destruidas por Babilonia la batalla de Carquemis

Joacaz (Salum) tres meses Joaquín (Conías o Jeconías)


tres meses

Último 640 Josías 60 Joacim(Eli Sedequías(M


s cinco 9 aquim)) atanías)
reyes
609 - 597 597 - 586
de Judá

Cautiverio Judío de 70
años 536

Tres etapas del cautiverio


1 605 Daniel y sus amigos

2 597 Ezequiel y los diez


mil cautivos

3 586 Destrucción de
Jerusalén
Jeremí Nahúm
as y los
profeta 650
620
s de su JEREMÍAS
época
627 (53 años de ministerio) 574
(Reino del
Sur)
636 Sofonías62 Habacuc62 593 Ezequiel 5
3 1 609 59

605 Daniel
536
7 7 6 6 6 6 6 6 630 620 610 600 590 580 570 56 5 5 5
1 0 9 8 7 6 5 4 0 5 4 3
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

(Biblia de Estudio Inductivo. Vida. p.848)

Retos de Interpretación

 Varias preguntas surgen, tales como:

1. ¿Cómo puede uno explicar que Dios prohíba la oración por los judíos
(7:16) y que diga que aun la mediación de Moisés y Samuel no podrían evitar el
juicio (15:1)?

2. ¿Llevó a cabo Jeremías un viaje de varios cientos de kilómetros al


río Eufrates o enterró su cinto cerca 13:4-7?

3. ¿Cómo pudo él pronunciar cosas tan severas acerca del hombre que
anunció su nacimiento (20:14-18)?

4. ¿Se relaciona la maldición sobre la línea real de Jeconías a Cristo (22:30)?

5. ¿Cómo debe uno de interpretar las promesas del regreso de Israel a su


antigua tierra (caps.30-33)?
6. ¿Cómo cumplirá Dios el nuevo pacto con relación a Israel y la iglesia
(31:31-34)?

 Un reto frecuente es entender los mensajes del profeta en su contexto de tiempo


correcto, ya que el libro de Jeremías no siempre es cronológico, sino en orden
cambiante, moviéndose de atrás para adelante y viceversa en el tiempo para tener un
efecto temático. En contraste, Ezequiel, normalmente coloca su material en orden
cronológico.

Temas históricos y teológicos

 El tema principal de Jeremías es el juicio sobre Judá (caps. 1-29) con


restauración en el reino mesiánico futuro (23:3-8; 30-33). Mientras que
Isaías enfocó muchos capítulos a una gloria futura para Israel (Is. 40-66),
Jeremías dio mucho menos espacio a este tema. Debido a que el juicio
de Dios era inminente él se concentró en problemas de la actualidad
mientras buscó volver a la nación de regreso del punto en el que no podía
regresar.

 Un tema secundario es la disposición de Dios a liberar y bendecir a la


nación solo si el pueblo se arrepentía. Aunque este es un énfasis
frecuente, es mostrado de una manera muy vívida en la casa del alfarero
(18:1-11). Otro enfoque es el plan de Dios para la vida de Jeremías, tanto
en su proclamación del mensaje de Dios como en su compromiso para
cumplir toda su voluntad (1:5-19; 15:19-21). Otros temas incluyen:

1. El anhelo de Dios porque Israel sea tierna para con Él, como en
los días del primer amor (2:1-3)
2. Las lagrimas de siervo de Jeremías, como "el profeta que lloraba"
(9:1; 14:17)
3. La relación íntima que Dios tenía con Israel y que Él anhelaba
mantener (13:11)
4. Sufrimiento, como en las pruebas de Jeremías (11:18-23; 20:1-18)
y la suficiencia de Dios en todo problema (20:11-13)
5. El papel vital que la Palabra de Dios puede jugar en la vida (15:16)
6. El lugar de la fe al esperar restauración del Dios para quien nada es
demasiado difícil (Cap. 32, especialmente v v.17, 27)
7. Oración por la coordinación de la voluntad de Dios con la acción de Dios
para restaurar a Israel a su tierra (33:3, 6-18)

Vista Panorámica de Jeremías


Jeremías, cuyo nombre significa “el Señor levanta,” es el profeta del Nuevo
Pacto (30:1–33:25). En el tiempo de Dios este pacto se cumplirá a favor de Israel.
Será escrito en el corazón (31:33), a veces considerada la parte donde la persona
toma las decisiones. Jeremías, el escritor del libro (1:1), durante su ministerio con
frecuencia hizo un contraste entre el glorioso futuro de Israel y su desobediencia a
Dios. A través de asuntos y ocurrencias de la vida diaria, Dios hacía que Jeremías
viera significados simbólicos. El vio los planes de Dios para la nación en el florecer
de un almendro (1:11–12), en una olla hirviente (1:13–16), en un alfarero a su
rueda (18:1–4) y en una cisterna (38:6–13). El impacto de muchos de sus
sermones fue aumentando por el uso de demostraciones objetivas, tal como
ponerse un cinturón arruinado (13:1–11), el romper vasijas (19:10–11) y el uso de
un yugo (27:1–22). En su “sermón del templo” (7:1–8:3 y 26:1–24), Jeremías
indicó que la fe sólo debe ponerse en Dios y no en objetos externos, ni siquiera en
el templo mismo.

De los profetas del Antiguo Testamento, Jeremías es quien da más detalles


personales. El comparte sus pensamientos y emociones profundas. Al comienzo
del libro dice que es de los sacerdotes (1:1). Siendo sacerdote, amaba a Jerusalén
y al templo, y si se perdieran, sería una doble tragedia para él. Frecuentemente
Jeremías fue perseguido por las instituciones oficiales de Jerusalén, e incluso por
su propia familia. En medio de todas estas dificultades Jeremías estaba
consciente de la protección y guía de Dios.

Jeremías vivió durante un tiempo de realineamiento del poder mundial; en su


tiempo cayó el imperio de Asiria, Egipto dejó de ser un gran poder y Babilonia
ascendió como imperio. Durante su ministerio los reyes de Judá frecuentemente
confiaron en negociaciones y acuerdos internacionales en lugar de en Dios. Al
comienzo, Jeremías aprobó las reformas religiosas del rey Josías, pero pronto
llegó a ser aparente que a pesar del avivamiento exterior el pueblo experimentó
muy poco cambio espiritual.
Los capítulos 1–25 de Jeremías contienen sus primeras profecías contra Judá;
del 26–45 son biográficos. Los capítulos 46–51 son oráculos contra los gentiles;
el 52 proporciona información adicional (cp. 2 R 24:18–25:30) donde se nota el
momento histórico de Jeremías. La siguiente gráfica presenta unos reyes y la
fecha de sus mandatos.
El libro de Jeremías es citado con frecuencia en el Nuevo Testamento
(cp. 31:15 con Mt 2:17; 7:11; cp. 31:31–34 con Mt 21:13; Mr 11:17; Lc 19:46; Ro
11:27; He 8:8–13). Jeremías advierte que el pecado trae juicio. El es conocido
como el “profeta llorón.”

Las calamidades que él fue inspirado a predecir quebrantaban su propio


corazón. En medio de la penumbra, sin embargo, hay rayos de esperanza
(32:17, 27; 33:3).

Referencias Proféticas

Jeremías 23:5-6 presenta una profecía de la venida del Mesías, Jesucristo. El


profeta Lo describe como un Renuevo de la casa de David (v.5; Mateo 1), el Rey
que reinaría en sabiduría y justicia (v.5, Apocalipsis 11:15). Es Cristo, quien
finalmente será reconocido por Israel como su Mesías verdadero, como el que
proporcionará la salvación para Sus escogidos.(v.6; Romanos 11:26)

Importancia en la Biblia
El mayor aporte teológico de Jeremías fue su concepto del nuevo → PACTO (
31.31–34 ). Era necesario un nuevo pacto entre Dios y su pueblo porque
este último había violado el anterior. Se necesitaba un pacto nuevo, un
pacto de gracia y perdón escrito en el corazón humano, más que un
pacto legal grabado en piedra.
Jeremías veía en lontananza el amanecer de una era de gracia en la persona
de Jesucristo. Desde ese día «no enseñará más ninguno a su prójimo, ni
ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice
Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de
su pecado» ( 31.34 ). Tan importante es Jeremías 31.31–34 en la
teología bíblica que es el pasaje más largo del Antiguo Testamento que
se cita en el Nuevo Testamento ( Heb 8.8–12 ).

Fuente: http://www.indubiblia.org/jeremias-1

1. LA ÉPOCA
La vida de Jeremías abarca dos períodos muy distintos, cortados por el año 609, fecha de la muerte
del rey Josías. Los años que preceden a este acontecimiento están marcados por el sello del
optimismo: la independencia política con respecto a Asiria abre paso a una prosperidad creciente y
a la reforma religiosa. Los años que siguen constituyen un período de rápida decadencia: Judá se
verá dominada primero por Egipto, luego por Babilonia. Las tensiones internas y luchas de partidos
van acompañadas de injusticias sociales y de nueva corrupción religiosa. El pueblo camina a su fin.
El año 586 cae Jerusalén en manos de los babilonios y el reino de Judá desaparece definitivamente
de la historia. Para comprender su mensaje es preciso conocer más a fondo los dos períodos. Los
últimos reyes de Judá podemos presentarlos de dos formas: la primera, según el orden en que
gobernaron (Joacaz y Jeconías aparecen en minúscula dada la brevedad de su reinado):

1. AMON (642-640)
2. JOSIAS (640-609)
3. Joacaz (3 meses del 609)

4. JOAQUIN (609-598)
5. Jeconías (3 meses del 598)
6. SEDECIAS (597-586)

Sin embargo, esta serie no permite advertir las complejas relaciones familiares entre ellos, que
presento en el cuadro siguiente:

1. AMÓN (642-640)

2. JOSÍAS (640-609)

3. Joacaz (3 meses 609) 4. JOAQUÍN (609-598) 6. SEDECÍAS (598-586)

5. Jeconías (3 meses 598)


La columna central ofrece la sucesión de padres e hijos. La línea amarilla significa que Joacaz,
Joaquín y Sedecías eran hermanos.

1. Del 642 al 609

La muerte de Manasés (año 642) abrió un período de crisis en la historia de Judá. Este rey
despótico, cruel e impío había gobernado durante cincuenta y cinco años siguiendo una política
asirófila. Su sucesor, Amón, fue asesinado dos años más tarde (640). Entonces, un sector de la
población muy difícil de identificar salva a la monarquía matando a los conspiradores y nombrando
rey a Josías, hijo de Amón, que sólo cuenta ocho años de edad (cf. 2 Re 21,23s).

Durante su reinado cambia por completo la política interior y exterior. A partir de la muerte de
Assurbanipal (ocurrida entre 633 y 627 aproximadamente), Asiria se va debilitando a grandes
pasos; le resulta imposible mantener el control sobre los inmensos territorios conquistados. Esto
permite a Josías consolidar su reinado y promover una serie de reformas.

De acuerdo con los autores bíblicos, donde se produce el cambio más profundo es en el orden
religioso. Josías se halla en desacuerdo con la situación que le ha legado su abuelo Manasés. Hacia
el 632 comienza una reforma que culminará diez años más tarde con el descubrimiento del «Libro
de la Ley». En 2 Re 23,4-24 y 2 Cr 34-35 se cuentan las medidas tomadas por el rey para purificar el
culto y restaurar la Pascua .

Pero la reforma religiosa estuvo acompañada de una reforma política, que incluyó entre sus puntos
principales el deseo de restaurar el antiguo imperio de David o, al menos, los territorios del antiguo
Reino Norte. Es cierto que esto no se dice expresamente en ningún sitio. Pero en el segundo libro de
los Reyes se cuentan las siguientes intervenciones de Josías en esa zona: «Derribó también el altar
de Betel y el santuario construido por Jeroboán, hijo de Nabat, con el que hizo pecar a Israel. Lo
trituró hasta reducirlo a polvo y quemó la estela (...) Josías hizo desaparecer también todas las
ermitas de los altozanos que había en las poblaciones de Samaría, construidas por los reyes de Israel
para irritar al Señor; hizo con ellas lo mismo que en Betel. Sobre los altares degolló a los sacerdotes
de las ermitas que había allí, y quemó encima huesos humanos» (2 Re 23,15.19-20). Estos datos,
junto con el hecho incuestionable de que Josías se enfrenta al faraón Necao en Meguido, territorio
del antiguo Israel, demuestran para algunos de forma indiscutible que este rey llevó a cabo una
política expansionista en el norte, aunque no llegase a establecerse allí un sistema administrativo.

Como fruto de la independencia política y de la prosperidad creciente se desarrolla también en estos


años una intensa actividad literaria: queda redactado gran parte del Deuteronomio y, según una
teoría bastante en boga, aparece la primera redacción de la Historia deuteronomista .
Mientras en Judá las cosas parecen ir de bien en mejor, la situación internacional se va nublando.
Hacia el 626-625 quizá tuviese lugar la invasión de los escitas, especialmente en la zona norte del
antiguo Oriente, pero que llegaron también hasta la frontera de Egipto. Por otra parte, medos y
babilonios están decididos a terminar con Asiria: el año 614 conquistan Assur; el 612, Nínive; el 610,
Jarán. Con ello, la gran potencia que había deportado a Israel y dominado a Judá durante un siglo
desaparece de la historia. Judá no podrá celebrarlo; el año 609 muere Josías en la batalla de
Meguido (2 Re 23,29s). Esta derrota supone el fin de un breve período de esplendor; comienza el
«viaje de un largo día hacia la noche».

2. Del 609 al 586

Al morir Josías, el pueblo nombra rey a su hijo Joacaz. Su gobierno sólo durará tres meses. El
faraón Necao, al volver de su expedición, lo destituye, impone a Judá un tributo de tres mil kilos de
plata y treinta de oro y nombra sucesor a Joaquín (Yoyaquím), hombre despótico e incrédulo, que
se ganará la animosidad del pueblo y, sobre todo, del profeta Jeremías.

El año 605, en Babilonia, Nabopolasar, bastante enfermo, encarga a su hijo Nabucodonosor de la


campaña, y éste conquista a los egipcios la aparentemente inexpugnable fortaleza de Karkemis. Con
ello, el equilibrio entre Egipto y Babilonia se rompe en favor de los babilonios. Ese mismo año sube
al trono Nabucodonosor y comienza su política expansionista. Joaquín, vinculado políticamente al
faraón, se niega a aceptar el dominio de los nuevos señores del mundo. No obstante, el 603/602
deberá pagar tributo. Lo hace obligado por las circunstancias, y aprovechará la primera ocasión para
dejar de pagarlo (600). Nabucodonosor, ocupado con otros problemas, no lo ataca de inmediato.
Pero, en diciembre del 598, se pone en marcha contra Jerusalén; ese mismo año muere Joaquín,
probablemente asesinado por sus adversarios políticos , y sube al trono Jeconías. Al comienzo de
su reinado, los babilonios asedian Jerusalén y tiene lugar la primera deportación. Entre los
desterrados se encuentra el mismo rey, que Nabucodonosor sustituye por Matanías, tercer hijo de
Josías, cambiándole el nombre por el de Sedecías.

Los primeros años de Sedecías transcurren en calma. Sólo el 594/593 hay un intento de rebelión
que no llega a cuajar. Pero en el 588 niega el tributo. Nabucodonosor le declara la guerra y asedia
Jerusalén el 5 de enero del 587. Tras año y medio de resistencia, la capital se rinde el 19 de julio del
586 . Sedecías y los jefes militares huyen, pero son capturados cerca de Jericó y llevados a presencia
de Nabucodonosor, que manda ejecutar a los hijos de Sedecías; a éste lo ciega y destierra a
Babilonia (2 Re 25,1-7). Un mes más tarde tiene lugar el incendio del templo, del palacio real y de
las casas; las murallas son derruidas y se produce la segunda y más famosa deportación.

Los sucesos posteriores (nombramiento de Godolías como gobernador, su muerte, huida a Egipto,
etc.) es preferible estudiarlos en relación con la vida de Jeremías para no repetir datos.

2. MUCHOS DATOS... PERO ¿SEGUROS?


Aparentemente, Jeremías es el profeta cuya vida conocemos mejor. Este profeta no se limitó a
trasmitir la palabra de Dios; también nos legó su palabra, sus dudas, inquietudes y temores. Su
personalidad aparece así como una de las más sugestivas del Antiguo Testamento. Además,
numerosos textos hablan de las vicisitudes por las que atravesó, y bastantes otros han sido datados
por los redactores o editores del libro. El cuadro siguiente los agrupa por colores según el
reinado: Josías (627-609), Joaquín (609-598), Sedecías (598-586) y después de la caída de
Jerusalén.

627/626 vocación (1,4-10)


627-609 predicación a Israel (3,6-13)

609 oráculo sobre Joacaz (22,10-12)

609/608 discurso del templo (7,1-15; c.26)

oráculo contra Egipto (46,2-12)


605 discurso sobre la conversión (25,1-11)
redacción y lectura del volumen (c.36)
palabras a Baruc (c.45)
palabras sobre Jeconías (22,24-30)
598 los dos cestos de higos (c.24)
carta a los desterrados (c.29)
oráculo contra Elam (49,34-39)
594/593 contra la rebelión (cc.27-28)
maldición de Babilonia (51,59-64)
587/586 duranteel asedio (21,1-10; 34; 37-39)
preso en el atrio de la guardia (32-33; 39,15-18)
586 después de la caída de Jerusalén (cc.39-40)

Basta un simple vistazo para advertir varios datos extraños:

1. En la época de Josías (dieciocho años según los redactores) sólo tenemos un oráculo fechado,
aparte del relato de la vocación.

2. De los años 609-606 sólo tenemos dos intervenciones.

3. La actividad aumenta el año 605 (en el que tiene lugar la trascendental victoria de
Nabucodonosor sobre los egipcios en Carquemis).

4. Sin embargo, no se fecha ninguna intervención en los seis años siguientes (604-599).

5. En el 598, cuando ocurre la primera deportación a Babilonia, aumenta la actividad.

6. Pero poseemos poquísimos datos de los diez años siguientes (599-588).

7. Durante el año y medio del asedio de Jerusalén es cuando se cuentan más anécdotas sobre la vida
de Jeremías.

Estas lagunas demuestran que no se puede escribir una biografía completa de Jeremías. Además,
algunos autores niegan valor histórico a muchos de esos relatos sobre el profeta; por ejemplo, R. P.
Carroll, en su estudio From Caos to Covenant, en su comentario al libro de Jeremías y en otra serie
de artículos juzga tan imposible reconstruir la vida de Jeremías como reconstruir la vida de
Macbeth a partir de la tragedia de Shakespeare.

La postura más opuesta la representa W. L. Holladay: en su comentario de la serie «Hermeneia» y


en su artículo "The Years of Jeremiah's Preaching": Interpr 37 (1983) 146-59, se basa en la lectura
del libro de la Ley cada siete años para organizar y distribuir los textos que contienen la predicación
del profeta.
Entre estas dos posturas extremas considero posible una intermedia. Aunque es preferible pecar de
escéptico a pecar de ingenuo, creo que la reconstrucción histórica, con todo lo que tenga de
hipotética, ayuda a comprender mejor una serie de textos del libro de Jeremías.

3. LA PERSONA

Jeremías nació hacia el año 650 en Anatot, pueblecito a unos seis


kilómetros de Jerusalén, perteneciente a la tribu de Benjamín. Este dato es interesante porque
Benjamín, unida políticamente a Judá, mantuvo una gran vinculación con las tribus del norte. Así se
comprende que Jeremías concediese tanta importancia a las tradiciones de dicha zona: nos habla de
Raquel y de Efraín (31,15-18), del santuario de Silo (7,14; 26,6) y, sobre todo, concede mucha
importancia al éxodo, marcha por el desierto y entrada en la tierra prometida (2,1-7; 7,22.25 etc.).
Por el contrario, las tradiciones típicamente judías (elección divina de Jerusalén y de la dinastía
davídica) no adquieren en este profeta especial relieve.

El título del libro (1,1) indica que Jeremías era hijo de Jelcías, «de los sacerdotes residentes en
Anatot». Es posible que su ascendencia se remontase a Abiatar, el sacerdote desterrado por
Salomón a Anatot (1 Re 2,26). Pero esto no pasa de simple conjetura. Por otra parte, Jeremías
nunca actuó como sacerdote. Algunos comentaristas han querido basar en este origen sacerdotal de
Jeremías una posible formación rígida y estricta, especialmente en la lucha contra la idolatría.
También esto es una suposición indemostrable.

Lo único cierto es que, todavía joven[1], recibió la vocación profética (1,4-10). No se siente atraído
por ella. Como Moisés, siente miedo, se considera incapaz e impreparado. Pero Dios no admite
excusas y encomienda a su mensajero la tarea más difícil: trasmitir su palabra en unos años
cruciales y trágicos de la historia de Judá. (Para una exposición más detallada del relato de la
vocación véase el apartado siguiente).
La introducción del libro afirma de manera indiscutible que su actividad comenzó el año trece del
reinado de Josías (1,2; igual en 25,3), y en otras dos ocasiones se repite que Dios le comunicó su
palabra en tiempos de Josías (3,6; 36,2). De acuerdo con esto, es frecuente fechar su vocación el año
627/626, lo que supone unos dieciocho años de actividad durante el reinado de Josías, que murió en
el 609.

Cada vez más autores ponen en duda la validez de estas fechas añadidas por el redactor o los
redactores. Pero la mayoría sigue manteniendo la opinión tradicional[2]. Y no falta quien, como
Lohfink[3], piensa que la primera actuación profética de Jeremías es el discurso del templo, en el
año 609, pero admite que antes de esa fecha desempeñó un papel público; a esa fase «preprofética»
de su vida atribuye Lohfink el núcleo de los capítulos 30-31. La idea de que Jeremías actuó en
tiempos de Josías me parece más adecuada, prescindiendo de que la vocación tuviese lugar el año
627. De acuerdo con esto, podemos dividir la vida del profeta en cuatro grandes períodos: los tres
primeros coinciden con los reinados de Josías, Joaquín y Sedecías; el cuarto corresponde a los años
posteriores a la caída de Jerusalén.

NOTAS

[1]. El término na`ar («muchacho») usado por Jeremías en 1,6 se presta a discusión. Lo
demuestran las diversas opiniones sobre la edad del profeta en el momento de la vocación: 17/18
años (Hyatt); menos de 20 (Skinner, Leslie, Pfeiffer); poco más de 20 (Goettsberger); alrededor de
20 (Cheyne, Orelli); entre 20 y 25 (Penna, Mariani); alrededor de 25 (Cornill); entre 20 y 30
(Nötscher); entre 25 y 30 (Vittonatto).
[2]. T. W. Overholt, "Some Reflections on the Date of Jeremiah's Call": CBQ 33 (1971) 165-84; H.
Cazelles, "La vie de Jérémie dans son contexte national et international": BETL 54 (1981) 21-39; J.
Scharbert, "Jeremia und die Reform des Joschija": BETL 54 (1981) 40-57; S. Herrmann en su
comentario en vías de publicación (BK XII), etc.
[3]. N. Lohfink, "Der junge4. LA VOCACIÓN
1. El texto (1,4-10)

Jeremías cuenta su vocación del siguiente modo:

4 El Señor me dirigió la palabra:


5-Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir del seno materno te consagré y te
nombré profeta de los paganos.
6 Yo repuse:
-¡Ay Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.
7 El Señor me contestó:
-No digas que eres un muchacho: que a donde yo te envíe, irás; lo que yo te mande, lo dirás. 8 No
les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.
9 El Señor extendió la mano, me tocó la boca y me dijo:
10 -Mira, yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para
arrancar y arrasar, destruir y demoler, edificar y plantar.

2. Género literario del relato

Según Habel, el relato de la vocación de Jeremías sigue el esquema del de Gedeón[i], en el que se
detectan seis elementos:

a) encuentro con Dios (Jue 6,11b-12a);

b) discurso inicial (12b-13);

c) orden, con los verbos técnicos "ir" y "enviar";

d) objeción del enviado (15);

e) palabras de aliento, con la fórmula "yo estaré contigo" (16);

f) signo de la elección divina (17).

Este mismo esquema se da en la vocación de Jeremías, con la pequeña variante de que la objeción
precede a la orden, cosa comprensible, ya que la orden aparece implícitamente en el discurso
introductorio al decir Dios "te nombraré profeta de las naciones".

3. Comentario

Encuentro con Dios (4). Llama la atención el carácter tan distinto con respecto a otras
vocaciones. Mientras Isaías contempla el trono de Dios rodeado de serafines, y Ezequiel describe
una extraña teofanía, Jeremías se limita a decir "recibí la palabra del Señor". Ella es lo único
decisivo para toda su vida. El lugar, incluso el modo, son secundarios. Todo el peso recae en esta
palabra que se comunica al hombre.

Discurso inicial (5). La idea principal se encuentra al final del verso: "te nombraré profeta de los
pueblos". Pero esta decisión de Dios es muy antigua. No se produce en un momento ni se basa en un
ofrecimiento personal del hombre, como ocurre en Isaías. Dios piensa en Jeremías antes de que
nazca. Lo que más subraya el texto es la acción de Dios (tres verbos en primera persona: te he
formado, elegido, consagrado) y el sujeto que se beneficia de esa acción de Dios (cuatro veces la
forma pronominal "te"). Sin embargo, al final se rompe la relación yo-tú para abrirse a los otros, a
todos los pueblos. Jeremías, al que se ha definido con frecuencia como el profeta de la intimidad,
nos dice desde el principio que no ha sido elegido para "gozar de Dios" sino para entregarse a los
demás. Y el modo de esa entrega será el de un profeta, el de una persona que habla en nombre de
Dios.

Objeción (6). A la acción divina sigue la reación humana. Jeremías siente miedo, no por hallarse
ante el Dios Santo, como Isaías, sino por la grandeza de su misión, para la que se considera
inadecuado. Como Moisés, aduce que no sabe hablar, y añade un argumento de mayor peso, su edad
tan joven.

Orden (7). Pero Dios no acepta su objeción, porque no le preocupan los valores o cualidades de sus
mensajeros. La orden incluye cuatro vervos fundamentales para la concepción del profeta: "enviar"
y "confiar una orden" por parte de Dios; "ir" y "hablar" por parte del hombre. Los cuatro se
corresponden en binas: enviar-ir, confiar una orden-hablar. Esta experiencia es básica en Jeremías,
que acusará repetidamente a los falsos profetas de que Dios no los ha enviado ni les ha dado una
orden (cf. 14,14). Al exponer su objeción, Jeremías se había quedado en su problema personal,
prescindiendo de los intereses de Dios y de las necesidades ajenas. Ahora el Señor restablece la
relación yo-tú-ellos, la única que justifica una vocación.

Palabras de aliento (8), con la fórmula típica "yo estaré contigo". El verso revela un dato muy
importante: el problema de Jeremías no radica en sus cualidades oratorias ni en su juventud sino en
su miedo; no un miedo al mensaje, sino a las personas. Podríamos pensar que se trata sólo de
fórmulas hechas, pero el resto del libro demuestra que éste fue uno de los grandes problemas del
profeta durante toda su vida.

Signo (9-10). Se inserta perfectamente en el contexto. Todo lo anterior está centrado en el tema de
la palabra y del hablar. Por eso Dios toca la boca[ii] y pone sus palabras en ella. Con esta última
expresión -que es una fórmula hecha, como demuestran los casos de Balaán y Elías- se refrenda la
autoridad del profeta, al subrayar que su mensaje no es invención humana sino palabra del Señor.
En el v.10, las consecuencias de la actividad de Jeremías se expresan con seis verbos; dos de ellos
(destruir y demoler) rompen el ritmo, el paralelismo y las aliteraciones. Muchos autores piensan
que se añadieron aquí por influjo de textos paralelos (18,7; 24,6; 31,28)[iii]. En cualquier caso, la
misión de Jeremías implica la destrucción de lo antiguo y la creación de algo nuevo. No es una
vocación para el inmovilismo, para conservar lo anterior. En una época de crisis, Dios va a
pronunciar una palabra importante, que no cabe en moldes antiguos.

Las diferencias con el relato de Isaías son notables. Algunas de ellas las hemos indicado de pasada.
El conjunto parece totalmente diferente. El concepto de intimidad resulta más acentuado que el de
servicio, típico de Isaías. Sin embargo, hay coincidencias fundamentales. Todo está en función de la
palabra que se debe transmitir al pueblo, palabra de condena y de esperanza, que chocará
inevitablemente con las expectativas de los contemporáneos. Por otra parte, Jeremías también
descubre aspectos nuevos de Dios, inesperados quizá para él, que condicionarán toda su vida. Sobre
todo, ese aspecto del Dios que lo obliga a aceptar un destino que no le atrae. Veremos más adelante
lo que esto supuso para Jeremías.

NOTAS

[i]. Cf. N. Habel, "The Form and Signifiance of the Call Narratives": ZAW 77 (1965) 297-323.
Distingue dos tipos de relatos: el representado por Gedeón, Moisés, Jeremías, y el representado por
Isaías y Ezequiel.
[ii]. Se advierte una clara diferencia con el signo recibido por Isaías; también a él le tocan los labios,
pero se trata de un rito de purificación.
[iii]. Así Volz, Rudolph, Vogt, Weiser, Steinmann, etc. Nötscher se niega a suprimirlos y Penna
piensa que es posible mantenerlos para poner de relieve la misión destructora del profeta. Es difícil
decidirse, aunque la eliminación de esos dos verbos permite un equilibrio perfecto entre la misión
destructiva (arrancar y arrasar) y constructiva (edificar y plantar). Jeremia als Propagandist und
Poet": BETL 54 (1981) 351-68.

5. DURANTE EL REINADO DE JOSÍAS (¿627? - 609)


Como indicamos antes, tenemos muy pocos datos sobre la vida y actividad del profeta en estos años.
Por eso no extraña que los comentaristas hagan las hipótesis más variadas. Para Rudolph, Jeremías
permanece en Anatot después de la vocación. Nötscher y Weiser piensan que marchó
inmediatamente a Jerusalén para cumplir su misión profética. Vogt afirma que se dirigió al norte.
Teniendo en cuenta que se trata de un largo período de dieciocho años, lo más probable es que todo
esto ocurriese, sin que una hipótesis excluya otras.

Al reconstruir la actividad del profeta en esta época[i] conviene recordar que su vocación ocurre
durante la reforma religiosa y política de Josías, comenzada tímidamente el año 632 y que
culminará el 622 con el descubrimiento del Libro de la Ley. Por consiguiente, podemos distinguir
una etapa en la que era preciso seguir fomentando la reforma (627-622), un período de euforia (622
y siguientes) y quizá, como sugiere Bright, unos años finales de enfriamiento.

1. Actitud de Jeremías ante la reforma religioso-política de Josías

Mucho se ha discutido sobre la actitud de Jeremías ante la reforma[ii]. Según Farley, Puukko,
Duhm y otros, el profeta se habría opuesto decididamente a ella por lo que tenía de superficial y
engañosa. Así se comprendería la dura crítica de 8,8: "¿Por qué decís: somos sabios, tenemos la ley
del Señor? Si la ha falsificado la pluma falsa de los escribanos". Y también se comprendería que, al
descubrirse el Libro de la Ley, Josías no mandase consultar a Jeremías, sino a la profetisa Julda (2
Re 22,13s).

Sin embargo, son más quienes piensan que el profeta vio la reforma con buenos ojos. Una serie de
datos confirma esta segunda interpretación. Jeremías coincidió con cinco reyes, y sólo habló bien de
uno de ellos, Josías (cf. 22,15); la familia de Safán, uno de los mayores promotores de la reforma (cf.
2 Re 22,8-14), mantuvo muy buenas relaciones con Jeremías y lo libró incluso de la muerte (26,24;
29,3; 36,11-19; 39,14; 40,5-6); el profeta debió de ver en la lucha contra la idolatría y el sincretismo
el cumplimiento de uno de sus deseos más profundos. Los partidarios de esta postura consideran
justo afirmar que Jeremías no se opuso a la reforma; es probable que incluso colaborase con ella,
aunque años más tarde la considerase insuficiente. Naturalmente, lo anterior sólo es válido en caso
de que Jeremías hubiese actuado como profeta desde el año 13 del reinado de Josías.

2. El mensaje más antiguo de Jeremías

La mayoría de los comentaristas lo descubre en los capítulos 2-3 y 30-31, dirigidos básicamente al
antiguo Reino Norte (Israel) y enriquecidos más tarde por el mismo profeta y sus discípulos con una
serie de oráculos a Judá[iii].

Para comprender estos capítulos debemos recordar la problemática religiosa y humana de las
personas a las que se dirigen. Desde el punto de vista religioso, el Reino norte fue siempre muy
adicto a los cultos cananeos, como lo demuestran los relatos de Elías y el libro de Oseas. Esto
implicaba un abandono de Dios, cambiar la fuente de aguas vivas por aljibes agrietados (2,13).
Desde el punto de vista humano, la situación era de profundo desánimo; al recuerdo de los
deportados un siglo antes (año 720) se unían las ciudades despobladas, una economía muy precaria
y la falta de cohesión política.

El problema religioso lo trata Jeremías especialmente en los capítulos 2-3, donde habla del
pecado y conversión. En 30-31 predomina el aspecto humano y el mensaje de salvación[iv]: el
sufrimiento del pueblo se volverá alegría, retornarán los desterrados y habrá abundancia de bienes.

A estos temas dedicaremos los dos apartados siguientes.

NOTAS

[i]. H. H. Rowley, "The Early Prophecies of Jeremiah in their Setting": BJRL 45 (1962/63) 198-234,
concede capital importancia a la invasión escita. Para él, este hecho fue el que motivó la vocación de
Jeremías y sus primeros oráculos. Al no cumplirse sus predicciones, el profeta atravesó una
profunda crisis (15,10-20); además, quedó desprestigiado, y por eso no lo consultaron el año 622, al
descubrirse el libro de la Ley. Sin embargo, Jeremías apoyó inicialmente la reforma de Josías; esto
le provocó la persecución de sus paisanos de Anatot, familia sacerdotal que salía perjudicada con la
centralización del culto (11,18-12,6). Más tarde, quizá se desilusionase de los resultados de la
reforma. De esta reconstrucción de Rowley, el punto más discutido es el de la invasión escita. Se
oponen a ella: F. Wilke, "Das Skythenproblem im Jeremiabuch", en Alttestamentliche Studien für
R. Kittel (Leipzig 1913) 222-54; J.P. Hyatt, "The Peril from the North in Jeremiaj": JBL 59 (1940)
449-513; R. P. Vaggione, "Over all Asia? The Extent of the Scythian Domination in Herodotus": JBL
92 (1973) 523-30, también considera muy poco probable, "si no imposible", la identificación del
"enemigo del norte" con los escitas. A favor de la teoría escita se manifestaron: A. Malamat, "The
Historical Setting of Two Biblical Prophecies": IEJ 1 (1950/51) 154-9; H. Cazelles, "Sophonie,
Jérémie et les Scythes en Palestine": RB 74 (1967) 24-44.

[ii]. En orden cronológico, los principales trabajos sobre el tema son: J. Dahlet, Jérémie et le
Deutéronome (Estrasburgo 1872); A. F. Puukko, Jeremias Stellung zum Deuteronomium (Leipzig
1913); G. Hölscher, "Jeremia und das Deuteronomium": ZAW 40 (1922) 233-39; F. A. Farley,
"Jeremiah and Deuteronomy": ExpTim 37 (1925/26) 316-8; J. P. Hyatt, "Torah in the Book of
Jeremiah": JBL 60 (1941) 381-90; Id., "Jeremiah and Deuteronomy": JNES 1 (1942) 156-73; A.
Robert, "Jérémie et la réforme deutéronomique d'après Jér 11.1-14": ScRel (1943) 5-16; H. H.
Rowley, "The Prophet Jeremiah and the Book of Deuteronomy", en Studies in OT Prophecy,
Homenaje a T. H. Robinson (Edimburgo 1950) 157-74; H. Cazelles, "Jérémie et le Deutéronome":
RScRel 39 (1951) 5-36; S. Granild, "Jeremias und das Deuteronomium": ST 16 (1962) 135-54; J.
Scharbert, "Jeremia und die Reform des Joschija": BETL 54 (1981) 40-57.

[iii]. Naturalmente, los autores no se ponen de acuerdo al delimitar de forma exacta lo que
pertenece al profeta y lo que corresponde a los discípulos. Véanse las opiniones tan distintas de S.
Böhmer, Heimkehr und Neuer Bund. Studien zur Jeremia 30-31 (Gotinga 1976), que sólo atribuye
al profeta 30,12-15.23-24; 31,2-6.15-20 y H. W. Hertzberg, "Jeremia und das Nordreich Israel": TLZ
77 (1952) 595-602, que le atribuye gran parte de los cc. 30-31.

5.1. PECADO Y CONVERSIÓN


Como hemos indicado, Jeremías comenzó su actividad profética en el territorio del antiguo reino de
Israel, invitando a las tribus del norte a reconocer su pecado y convertirse. Esos oráculos los utilizó
más tarde el profeta para dirigirlos al reino sur, Judá, y a su capital, Jerusalén. Bastaba realizar
ligeros retoques. Por ejemplo, el c.2 contiene un poema dirigido a la Casa de Jacob y a todas las
tribus de Israel (Reino Norte). Pero era muy fácil adaptarlo al Reino Sur, añadiendo al comienzo:

"El Señor me dirigió la palabra:


-Ve, grita, que lo oiga Jerusalén.

Esta referencia a la capital del sur basta para que los judíos se apliquen todo lo que sigue. Entresaco
algunos de los textos más importantes de los capítulos 2-3.

1. Una historia de pecado (2,2-19)

En el comienzo de los capítulos 2-3 descubre Vogt un poema en ocho estrofas. Su división y
subtítulos pueden resultar subjetivos, pero ayudan a comprender mejor el mensaje del profeta.

1ª estrofa: El amor inicial

Así dice el Señor:

Recuerdo tu cariño de joven, tu amor de novia,

cuando me seguías por el desierto, por tierra yerma.

Israel era sagrada para el Señor, primicia de su cosecha:

quien osaba comer de ella lo pagaba,

la desgracia caía sobre él -oráculo del Señor-

2ª estrofa: El olvido de Dios

Escuchad la palabra del Señor,

casa de Jacob, tribus todas de Israel:

Así dice el Señor:


¿Qué delito encontraron en mí vuestros padres para alejarse de mí?

Siguieron tras vaciedades y se quedaron vacíos,

en vez de preguntar: ¿Dónde está el Señor?

3ª estrofa: Los beneficios divinos

El que nos sacó de Egipto y nos condujo por el desierto,

por estepas y barrancos, tierra sedienta y sombría,

tierra que nadie atraviesa, que el hombre no habita.

Yo os conduje a un país de huertos,

para que comieseis sus buenos frutos;

pero entrasteis y contaminasteis mi tierra,

hicisteis abominable mi heredad

4ª estrofa: La culpa de los dirigentes

Los sacerdotes no preguntaban: ¿Dónde está el Señor?

Los doctores de la ley no me reconocían,

los pastores se rebelaron contra mí,

los profetas profetizaban en nombre de Baal,

siguiendo a dioses que de nada sirven.

Por eso vuelvo a pleitear con vosotros

y con vuestros nietos pleitearé -oráculo del Señor-.

5ª estrofa: El contraste con los otros pueblos

Navegad hasta las costas de Chipre y mirad,

despachad gente a Cadar y observad atentamente:

¿Cambia un pueblo de dios? Y eso que no es dios.

Pues mi pueblo cambió su Gloria por el que no sirve.


6ª estrofa: Los dos grandes pecados

¡Espantaos, cielos, de ello, horrorizaos y pasmaos! -oráculo del Señor-,

porque dos maldades ha cometido mi pueblo:

me abandonaron a mí, fuente de agua viva,

y se cavaron aljibes, aljibes agrietados, que no retienen el agua.

7ª estrofa: Consecuencias de la apostasía

¿Era Israel un esclavo o un nacido en esclavitud?

Pues, ¿cómo se ha vuelto presa de leones

que rugen contra él con gran estruendo?

Arrasaron su tierra, incendiaron sus poblados

hasta dejarlos deshabitados.

Incluso gente de Menfis y Tafnes te raparon la coronilla.

8ª estrofa: La amargura del pecado

¿No te ha sucedido todo esto por haber abandonado al Señor tu Dios?

Tu maldad te escarmienta, tu apostasía te enseña:

Mira y aprende que es malo y amargo abandonar al Señor, tu Dios,

sin sentir miedo -oráculo del Señor de los ejércitos-.

En este poema ofrece Jeremías una meditación histórica sobre la apostasía del Reino Norte, de tan
trágicas consecuencias. Ya desde el principio se denuncian los dos pecados fundamentales: alejarse
de Dios y seguir a los ídolos. Luego desarrolla la idea con otras imágenes. Alejarse del Señor
equivale a no preguntar por él, rebelarse contra él, abandonar la fuente de agua viva, no respetarle.
La idolatría consiste en seguir vaciedades, profanar la tierra con cultos de fecundidad, profetizar por
Baal, cavar aljibes agrietados. La expresión más lograda del pecado es “me abandonaron a mí,
fuente de agua viva, y se cavaron aljibes, aljibes agrietados que no retienen el agua”. Sustituir a Dios
por cualquier realidad absurda y sin contenido.
Jeremías insiste en lo incomprensible que resulta el pecado. Dios no ha dado motivos («¿qué falta
encontraron en mí vuestros padres?»), sino todo lo contrario (véase la estrofa 3 sobre los beneficios
divinos); ningún pueblo abandona a su Dios; en sí misma, la apostasía es absurda.

También subraya las consecuencias del pecado: devastación de la tierra (estrofa 7), en contraste con
la espléndida tierra de huertos (estrofa 3); amargura y tristeza (8, en contraste con el amor y cariño
iniciales (1).

Su mensaje es de enorme actualidad para cualquiera de nosotros, ya que desvela la ingratitud y


tragedia de nuestros pecados. Pero debemos evitar el peligro de contentarnos con una
interpretación individualista. Jeremías no se refiere primordialmente a los pecados del individuo,
sino a los de la colectividad, el pueblo de Dios. Estas palabras sólo pueden actualizarse
reflexionando como Iglesia sobre nuestra situación. ¿Hemos abandonado a Dios para seguir a los
ídolos? ¿Cuáles son nuestros ídolos? ¿Qué pérdidas nos han provocado? Me limito a dos
sugerencias:

a) En los profetas anteriores al exilio es fundamental la idea de que no se puede servir a dos señores,
Yavé y Baal (recordar el enfrentamiento protagonizado por Elías en el monte Carmelo: 1 Re 18,21).
Este principio se actualiza a veces aplicándolo a la política: no es posible aliarse con Dios y aliarse
con Egipto y Asiria. Se caería en una idolatrización de las grandes potencias. Tampoco es posible
servir a Dios y a la riqueza, como dirán los mismos profetas y subrayará especialmente Jesœs. Estas
¡reinterpretaciones! demuestran que la idolatría siempre tiene actualidad.

b) Aunque en nuestra situación de idolatría es posible que la mayor culpa la tengan los dirigentes
(como dice Jeremías en la estrofa 4), la actitud cristiana no debe ser de simple crítica demagógica;
cada uno debe incluirse en el pecado y reconocer la necesidad de convertirse.

5.2. ESPERANZA DE FUTURO

Norbert Lohfink descubre en los cc. 30-31 un poema de siete estrofas (30,5-7.12-15.18-21; 31,2-6.15-
17.18-20.21-22) que anuncia al Norte un futuro nuevo y lo invita a unirse al Sur, aceptando su rey
(Josías) y su santuario (Sión). Según Lohfink, resulta inevitable hablar de Jeremías como de un
"propagandista del rey Josías y de su política".

Ofrezco su reconstrucción con un breve comentario: tras describir la situación trágica en la que se
encuentra el pueblo (1ª estrofa) y justificarla por sus muchos pecados (2ª), el profeta anuncia un
cambio de situación (3ª) y anima a los israelitas a marchar a Sión/Jerusalén (4ª). En ese momento,
las palabras consoladoras son interrumpidas por la queja realista de la matriarca Raquel, que llora
la pérdida de sus hijos; se le promete que volverán del destierro (5ª). Con un cambio de imagen,
quien habla ahora es Efraín (epónimo y símbolo del pueblo), pidiendo a Dios la capacidad de
convertirse; y éste reacciona con palabras parecidas a las de Oseas: "¡Si es mi hijo querido Efraín, mi
niño, mi encanto! Cada vez que le reprendo me acuerdo de ello, se me conmueven las entrañas y
cedo a la compasión" (6ª). El poema termina dirigiéndose a Israel como muchacha, invitándola a
volver y asegurándole un futuro feliz y fecundo.

1ª estrofa: situación trágica

Así dice el Señor:

Gritos de pavor hemos oído, de terror y sosiego.

6 Preguntad y averiguad: ¿Es que da a luz un varón?

¿Qué veo? Todos los varones, como parturientas,

las manos a las caderas, los rostros demudados y lívidos.

7 ¡Ay! Aquel día será grande y sin igual,

hora de angustia para Jacob.

Pero saldrá de ella.

2ª estrofa: Por tus muchos pecados

12 Así dice el Señor:

Tu fractura es incurable, tu herida está enconada,

13 no hay remedio para tu dolencia ni cura que cierre tu herida.

14 Tus amantes te olvidaron y ya no te buscan,

porque te derrotó el enemigo con cruel escarmiento;

por la masa de sus crímenes, por tus muchos pecados.


15 ¿A qué gritas por tu herida? Tu llaga es incurable;

por la masa de tus crímenes, por tus muchos pecados

te he tratado así.

3ª estrofa: Cambiaré tu suerte

18 Pues así dice el Señor:

Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob,

compadecido de sus moradas;

sobre sus ruinas será reconstruida la ciudad,

su palacio se asentará en su puesto;

19 resonarán allí himnos y rumores de fiesta;

los haré crecer y no menguar,

los honraré y no serán despreciados.

20 Serán sus hijos como antaño,

asamblea estable delante de mí;

21 castigaré a sus opresores,

de ella saldrá su príncipe,

de ella nacerá su jefe, y yo lo acercaré hasta mí;

¿quién, si no, osaría acercarse a mí?

4ª estrofa: A Sión

31 2 -Así dice el Señor:

El pueblo escapado de la espada alcanzó favor en el desierto:

Israel camina a su descanso, 3 el Señor se le apareció desde lejos.

Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi lealtad;

4 te reconstruiré y quedarás construida, capital de Israel;

de nuevo saldrás enjoyada a bailar con panderos en corros;

5 de nuevo plantarás viñas en los montes de Samaría,

y los que las plantan las cosecharán.


6 "¡Es de día!", gritarán los centinelas en la sierra de Efraín,

"en pie, a Sión, a visitar al Señor, nuestro Dios".

5ª estrofa: Queja-esperanza (Raquel)

15 Así dice el Señor:

Oíd, en Ramá se escuchan gemidos y llanto amargo:

es Raquel, que llora inconsolable a sus hijos que ya no viven.

16 Pues así dice el Señor:

Reprime tus sollozos, enjuga tus lágrimas -oráculo del Señor-,

tu trabajo será pagado, voverán del país enemigo;

17 hay esperanza de un porvenir -oráculo del Señor-,

volverán los hijos a la patria.

6ª estrofa: Lamento-perdón (Efraín)

18 Estoy escuchando lamentarse a Efraín:

Me has corregido y he escarmentado, como novillo indómito;

vuélveme y me volveré, que tú eres mi Señor, mi Dios;

19 si me alejé, después me arrepentí,

y al comprenderlo me di golpes de pecho;

me sentía corrido y avergonzado

de soportar el oprobio de mi juventud.

20 ¡Si es mi hijo querido Efraín, mi niño, mi encanto!

Cada vez que le reprendo me acuerdo de ello,

se me conmueven las entrañas y cedo a la compasión

-oráculo del Señor-.

7ª estrofa: Invitación a volver

21 Coloca mojones, planta señales,

fíjate bien en la vía por donde caminas,

vuelve, doncella de Israel, vuelve a tus ciudades,


22 ¿hasta cuándo estarás indecisa, muchacha esquiva?,

que el Señor crea de nuevo en el país,

y la hembra abrazará al varón.

NOTAS

N. Lohfink, "Der junge Jeremia als Propagandist und Poet": BETL 54 (1981) 351-68.

Fuente: http://elprofetajeremias.blogspot.com/ de Jose Luis Sicre Diaz

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