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Una vez escuché hablar del Túnel de Ogarrio a una amiga mexicana. Me dijo
que si quería tener una experiencia de otro mundo debía ir a San Luis de
Potosí y dejarme llevar por el Espíritu del Hikuri o Peyote. Pero lo que más
me intrigó fue lo que me dijo después: «Si quieres viajar en el tiempo,
retroceder cien años en la historia de la minería en México, tienes que
atravesar el Túnel de Ogarrio. Es el único medio de trasladarte del presente al
pasado y llegar a un pueblo que hasta ahora fue considerado un pueblo
fantasma».
¡Vaya, vaya! Entonces viajar en el tiempo sin un DeLorean ni ninguna otra
máquina es algo factible. Solo tienes que encontrar un medio adecuado como
un túnel, una cueva o una grieta que te permita cruzar hacia otro lugar con
historia, como el caso del pueblo Real Catorce. Es como si realmente
retrocedieras hasta el momento en que fue creado. ¡Y lo mejor de todo es que
no hay riesgo de causar una paradoja!
Real Catorce se convirtió en un pueblo fantasma porque sus habitantes se
marcharon y solo quedaron unos pocos para mantener viva la cultura huichol,
la artesanía y las costumbres. Por esta razón, el pueblo con sus casas y calles
empedradas se convirtió en un reclamo turístico. Pero no solo tiene el título
de pueblo fantasma por su escasa población. Existe otro motivo. ¿Quieres
averiguarlo?
La leyenda de El Jergas
Ese camino subterráneo fue construido entre julio de 1897 y 1901, para
trasladar unas bombas a las minas. Se dice que el constructor del túnel fue un
español de Ogarrio, Vicente Irízar. El túnel tiene una extensión de 2,3 kms.
Como se menciona en Revista Aventurero:
«Basta con recorrerlo a pie, para viajar a aquellos años de extracciones por
medio de los tiros que se aprecian en los costados, intactos desde finales del
siglo XIX. Sentir el frío, la humedad y el olor nos ambientan el trabajo de los
mineros, los cuales llegaban a tener jornadas de hasta 12 horas diarias».
Y es aquí donde entra la Leyenda de El Jergas. El fantasma que habita las
minas. Cuenta la leyenda que al final de cada jornada los mineros debían salir
en parejas y que El Jergas siempre se aparecía al último hombre, vestido
como un superintendente de la mina. El fantasma le pedía entonces que le
acompañara de nuevo al interior. Confundido, el hombre regresaba sin su
lámpara de trabajo.
Existen muchos relatos de muchos mineros en diferentes épocas y todos
coinciden en un punto: los compañeros volvían para buscar al hombre perdido
y por el camino iban encontrando sus objetos personales y de trabajo, hasta
que lo hallaban inconsciente o en la boca de un tiro de la mina, o en alguna
altura sin escaleras o en caminos muy estrechos nunca transitados, de muy
difícil acceso, sobre todo por la ausencia de luz.
Estos hombres siempre decían que en la oscuridad eran cargados y
transportados a aquellos lugares, y que luego perdían la noción de la
ubicación. También confirmaban que El Jergas no era malo, aunque su
apariencia diera miedo: ropas viejas y sucias, de color oscuro, y botas muy
raras; y la lámpara de carburo como distintivo. Los ayudaba a encontrar ricas
vetas de mineral allí donde los dejaba.
Según los habitantes de Real de Catorce, El Jergas es un espíritu de los
minerales. Otras personas aseguran que fue un minero que murió que murió
de forma trágica durante su trabajo y que ahora se escucha el sonido de su
caballo y que su lámpara es encontrada con frecuencia, encendida en algún
punto del Túnel de Ogarrio o en alguna de las minas.
Ahora que has llegado hasta aquí ¿te atreverías a cruzar el túnel y visitar las
minas?
Hasta el próximo episodio de Aventuras Paranormales. Si quieres saber de
algún lugar en particular escríbeme a valeriamarcon@yahoo.es y juntos
viajaremos en el Tren de lo Paranormal.