La literatura de la colonia
y la independencia
oO: que...
A continuacién leerds un fragmento de El Carnero, considerado como el primer texto
\iterario colombiano. Fur escrito por Juan Rodrigue Ereyle entce 1635 y 1628. Su titulo
original fue Conquista y descubrimiento del Nuevo Reino de Granada, Pero todos ss
\ectores terminaren conocitndolo como El Carnero, y2 que este término designaba la cloaca
tn donde se escondian los desbedenes morales las hipoereszs, dems era el lugar en
€\ que se depostaban las basurasy la calle por donde pasaban los séquitos finebres
con sus muertos, En el texto se recopilan acontecimientos hisiéricas de inportancia,
como las quervas de. conquisla, y se relatan anécdotas jocosas y cruentas que dan cuenta
de la sociedad de \a época colonial.
Posteriormente, leeras una carta escrita por Simén Bolivar. En esta carta, el Libertador
expone su pensamiznio acbre la condizibn social de las diferentes razas y mezelas 6inizas
de Amifrica y nos deja conocer au posiciin frente a la eaclavitud
El Carnero
Capitulo XIX
En que se cuenta la venida del presidente don Juan de Borja
con algunos casos sucedidos al dicho gobierno
Entre los disgustos que tuvo el presidente don Juan de Borja durante su
gobierno, fue cl uno de elins el siguiente
Tenia para sus criadlos 4 Antonio de Quinones y a Juan de Leiva, Diol el
presidente al Antonio Quinones en la luda de Tian el corregimiento
de Toca. Era encomenclera cle este pueblo dott Marta de Vargas, vida del
capitén Mancipe, moza, rca y hermosa, senora y dueda desu voluntad y
Lert.
Los anos nuevos, gala y gentileza de Antonio de Quitiones los tiernos
ddedofia Marfa de Vargas y su hermosura, que sin gozarla se macchitaba,
el rato y comunicacion de los das, con la gcasion que se les puso en medio,
todas estas cosas juntas abrieron puesta a estas anistaes con palabra de
casamiento, siti emtender el frasis de esta pslabra, porque esl propio que
decir queen casarniento, pues core esta palabra con aquella respuesta que
dabe el oriculo de Apolo détic al pueblo gentilica cuando le consultaba
para irala guerra: ivi edivis non moriers in bello Por manera quecon
el adverbio non los engataba, deci: “yo no os engane porque os cj la
verdad ~ivis ieis,non redivi, no volveris, non moriersinbello,no mori
sis en la guerra’ Lo propio tiene la palabra de casamiento porque tiene
micas flores y muchos honores, ue tl o cual vez sale con vie
selusién, con esta palabra estos amantes, sin sacar licencia ni
esperar que el curalos desposase, ellos se velaron con velas de sebo,
Acomparichs al Antonto de Quinones el juan de Leiva, que era sabidor de
nuchas veces tercero en ells, leabo de muchos cas
que la dora Maria de Vargas le pidis al Antonio de
Quitiones el cumplisniento de a palabra de casamniento que lehabia dadoel eval se la revalidé condicionalmente, diciendo: que la curnpli-
ria, "dando de ello cuenta primero al presidente, su senor gue
habiendole dicho e] Antonio de Quinones su pretension, le dijo
el presidente que no se casase: con Io cual mudé de intento el
Quinones ya dona Maria de Vargas, sentida del agravio, se apar-
6 de su amistad, de manera que ya no se hablaban,
El Juan de Leva, que vio muerto el fuego que habia entee los dos,
puso el pensamiento en casarse con la dona Maria de Vargas y
engenése, porque aquella brasa de fuego que él tenia por muer-
ta, no estaba sino cubierta con las cenizas de aquellas dos
Voluntades, que al primer soplo habia de revivir y encenderse,
y particularmente con el soplo de le privacion que es fortisimo.
EL Juan de Lefva dio parte de su intento al Antonio de Quirianes,
rogandole gue como él no se casaba con dona Maria de Vargas
y su amistad era acabada, que él se queria casar con ella, y que
tomase la mano y la metiese en efectuarlo, El Quinones se cont
prometi6 y echo personas que lo tratasen con la dona Maria, car-
sgando la mang el Antonio de Quinones en abonar la persona de
don Juan de Leiva y su nobleza, con lo cual la dona Maria de
‘Vargas hubo de dat el si del casamiento,
Cuando llego a considerar este negocio, considero en él a fragh
lidad humana, que ciega de su apetito y gusto, cierra ambos ojos
ala razon y las puertas del entendimiento. Esta senora no podia
estar olvidada de que Juan de Leiva era sabedor de sus flaque-
2a5, ni tampoco¢l ignoraba estas arnistades, pues que habia sido
tercero en ellas. {Con qué cisculpas disculparé estas dos partes,
capas las cubris6? Si quisiese decir que el nuevo esta-
do mudaria las yoluntades, no me atrevo @ manclar en casa
ajena, Capa no hallo ninguna, y nadie la quiere dar, porque dicen
Iaromperd el toto, que en tel paré ella: y asi levaron el pago de
su atrevimiento, Cudicia de ser encomendero despené al Juan
de Leiva, que no sabia, ni todos saben la peste que trae consigo
esta encomienda, que como es sudor ajeno clama el cielo,
iMaldita seas, cudicia, y paca siernpre sees maldital Entraste en
‘el seno de Juan de Leiva, hetiste con la cudicia de la encomien-
da de! pueblo de Toca; cerrd los ojos a la razon y con la facili
dad de la dama se concluys el casamienta, y dikimamente se
vinieron a vivir a esta ciudad de Santa Fe; y estando en ella
podemos decir, y cabe muy bien, que“donde amor hacabido no
puede olvido caber"
Los dos amantes se comunicaban por escrito y de palabra. El
Juan de Leiva se dio cuenta y gastada la paciencia le dijo al
presidente que le ortlenase a Antonio de Quiftones que no
entrase en su casa, porque juraba a Dios que lo habia de
matar; ¥ con esto le dijo al presidente lo que pasaba y le mos.
Ue las cartas que habia cogido. Aunque Antonio Quitiones fue
advertido por el presidente, no podia vencer, ni retraerse de
las ocasiones que se le ofrecian, porque toda esta fuerza hace
la privacién de la cosa amada, El Juan de Leiva, que se sinti6
bburlado, al fin veneida de la fuerza de la honta si se puede
decir que la tiene quien sabia lo que él sabia y se cas6 de la
manera que él se cas6, se determiné a matar a los dos aria
tes. Invite a Antonio Quinones a su casa con la excusa de ayu-
darle a solucioner un negocio, preparandole en verdad una
emboscada con su primo Bartolome de Leiva. Al entrar en la
casa, Bartolomé de Leiva le dio la primera estocada, Luego
Juan de Leiva le dio otras heridas. Salia la pobre sefiora a ver
ue ruido era el que habia fuera. Topé con el marido, que le
dio de estocadas, con Jo cual murieron los dos amantes. El
Juan de Leiva y su primo, que tenfan dispuesto todo para huir,
volvieron @ Espana, de donde venian, no sin antes sortear
muchas dificultades con las autoridades. Ya en Castilla, el don
Juan de Letva escribio al presidente, su serior, que estaba él ya
en Lucena, su patria, a donde se habia casado con una yiuda
rica; diciendo por conclusion de su carta: *iPlegue @ Dios,
sefior, que sea mejor que la otra!’