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069219

Alfaomega marcombo
4. La corporalidad adolescente
Emma De Llanos Serra

4.1. LA VIVENCIA DE LO CORPORAL EN LA ADOLESCENCIA

4.1.1. Cuerpo y crisis de identidad

Con la entrada en la pubertad se produce una experiencia 'similar a la que


tuvo lugar hacia el final del segundo año de vida: la distinción entre el «ser-no
ser» y la progresiva estructuración de un primer Yo Corporal. 1 Algunos auto-
res hablan de una segunda individuación; quizás una terminología algo sim-
plista si tenemos en cuenta la complejidad del fenómeno durante la adoles-
cencia.
El adolescente, presionado por las transfprmaciones corporales puberales,
debe forjar una imagen de 'sí mismo que contemple la integración de las dife-
rentes zonas erógenas (que en un principio permitieron el descubrimiento
«por partes» del propio cuerpo) y su subordinación a la genitalidad, con lo
cual su cuerpo pasa a tener entonces un claro significado sexual.
Queda claro pues que, llegada la pubertad, la «aparente» tranquilidad de
los períodos precedentes se trunca. Se pone en cuestión una imagen corporal
construida hasta entonces en términos generales de «inocencia», por lo que
ésta deberá ser reelaborada y aceptada. Tarea que será tanto más difícil
cuanto peores hayan sido las experiencias afectivas tempranas.
El cuerpo total, completo, se asume ahora como una entidad totalmente di-
ferenciada (dicotomía «yo-no yo»), pero a su vez, el adolescente se encuentra
ante la imperiosa necesidad de estructurar un nuevo Yo corporal y conformar
en torno al mismo una nueva identidad. Proceso nada fácil si tenemos en
cuenta que el Yo a esta edad es Jo suficientemente débil como para tener difi-

l. Debe tenerse en cuenta que el Yo es básicamente corporal en la protoadolescencia, psicoló-


gico en la mesoadolescencia y social en la postadolescencia.

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cultades en la aceptación e integración del cúmulo de transformaciones que 4.1.2. Experiencia del cuerpo vs. conciencia del Yo ,-
de forma intrusiva se apoderan de él. Con la irrupción de la maduración se-
xual, el adolescente puede sentirse falto de coherencia interna y, por lo tanto, Ya Freud en El Yo y el Ello (1923) puso de relieve la importancia de la re-
verse perturbado el sentido de la propia identidad. lación con el propio cuerpo para el desarrollo de la personalidad y, en parti-
Es frecuente el sentimiento de extrañeza y de no reconocimiento del pro- cular, para la percepción y prueba Qerealidad.
pio cuerpo que invade al adolescente, como si de una esquizofrenia se tratara. Pero también destaca en esta misma obra cómo «el Yo se nos muestra for-
Tiene la sensación de estar deformado físicamente, carencia que no tiene por zado en ocasiones a transformar en acción la voluntad del Ello, como si fuera
qué corresponderse con la realidad, ya que se trata de falsas percepciones de la suya propia». 2 .,
la imagen de sí mismo. - · Es decir, hablaríamos, en el caso de la protoadolescencia, de la invasión
Ajuriaguerra propone para definir estos estados de ánimo el término dis- irresistible de lo pulsional y corporal sobre el Yo. Ante esta situación el Yo
morfestesia (sentimiento de deformidad) frente al de dismorfofobia, utilizado tendrá que recurrir a los mecanismos de defensa para salvaguardar su inte-
por primera vez por Morselli en 1880', al considerar qu.e se trata más de una gridad.
obsesión por el cuerpo que de una auténtica fobia. Los mecanismos de defensa adolescentes pueden clasificarse en:
No obstante, sí que existe un temor (para Ajuriaguerra el temor al rechazo
social), y es el temor a un cierto número de fuerzas pulsionales que se mani- l. Centrados en el cuerpo. A través del propio cuerpo el joven se de-
fiestan a través de un cuerpo erotizado; el temor a la pérdida del cuerpo in- fiende de la progresiva erotización del mismo y de la sexualidad.
fantil; el temor a la pérdida de los padres de la infancia; el temor a la eviden- 1.1. Ascetismo. Presupone la total represión de la energía pulsional. Pero
cia de una identidad sexual. Aspectos todos ellos desvelados y representados ¡ no sólo se prohíbe la satisfacción del instinto propiamente sexual (como se-
por las transformaciones corporales. .j rían las citas con el otro sexo, los paseos ... y por supuesto la masturbación)
Existe, pues, una dosis elevada d~ angustia ante el.reajuste intrapsíquico sino que la prohibición puede llegar a ser tal que abarque cualquier .manifes-
que subyace a dichos cambios. Reajuste que puede concretarse en tres duelos tación instintiva (evitar satisfacer el hambre, el frío, el cansancio ... ).. El ado-_
fundamentales. lescente castiga cruelmente su «cuerpo sexuado». La anorexia mental es un
ejemplo claro en el que se recurre a este mecanismo de defensa.
l. Duelo por el cuerpo infantil: Ante la definición de la identidad genital, 1.2. Atletismo. Yo atlético como antítesis al Yo ascético descrito anterior-
el niño y la niña púberes se ven obligados a renunciar a las fantasías de su bi- mente. Las transformaciones corporales del adolescente conducen a un incre-
sexualidad, omnipresentes en el pensamiento infantil, para dejar paso a la mento de la masa y fuerza muscular que favorecen el recurrir a la acción (hi-
masculinidad y feminidad respectivamente. · peractividad) como forma de hacer frente a las angustias y conflictos propios
2. Duelo por la dependencia infantil. Al asumir un. cuerpo genital, adulto, de la adolescencia. El temor a la pasividad, al infantilismo, a las tendencias
el adolescente revive el abandono y la pérdida de la relación dual y simbiótica homosexuales conducen al adolesc-ente a reafirmarse con el propio cuerpo, a
con la madre, gracias a la cual el niño vivía en un estado de bienestar y mostrar un cuerpo atlético, viril. Se recurre al deporte como forma de canali-
placer. zar las pulsiones libidinales y agresivas (competición). No rechazan el cuerpo
3. Duelo de los objetos edípicos. ·El desarrollo corporal hace tomar con- sino que «lo cultivan», lo controlan (era del culturismo).
ciencia al adolescente del cuerpo sexuado de sus padres, y del posible «entro- 2. Intelectualismo. No se prohíbe la expresión del instinto, sino que se
metimiento» en su relación. Por ello debe producirse necesariamente (impe- desplaza. El refugiarse en la labor intelectual responde únicamente al intento
rativo del tabú del incesto) y de forma paulatina la remoción de la líbido de de dominar la actividad instintiva; de ahí que el contenido de sus deliberacio-
los objetos edípicos y orientarse hacia nuevos objetos exogámicos. La rebel- nes se correspondan con sus inquietudes psíquicas. De hecho, se conectan los
día, inversión de los afectos ... son mecanismos de defensa que encontramos procesos instintivos con representaciones que los hacen accesibles a la con-
en el proceso más normal del desarrollo adolescente, como formas de desvin- ciencia y, por tanto, dominables en un nivel psíquico diferente.
culación de las figuras parentales.
Siguiendo con la asociación entre experiencia corporal vs. conciencia del
Sólo si las experiencias tempranas han sido fundamentalmente positivas, el Yo, podríamos decir que éstas guardan una relación inversa pues, en muchas
Yo adolescente encuentra la fuerza y base necesaria para afrontar el senti- de las manifestaciones contraculturales adolescentes el culto a la corporalidad
miento de vacío que acompaña la ruptura de estas primeras identificaciones supone y conduce a una clara pérdida de conciencia del Yo.
(pérdida de las partes infantiles del Self).

2. S. Freud (1923) El Yo y el Ello O.C. Ed. Orbis, (1988) p. 2708.

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Tanto en el consumo de drogas, como en la exaltación de la belleza y del tivo). Formando parte de él encuentra la seguridad que obtenía en los prime-
cuerpo en la música, el baile y en el placer erótico-sexual, subyace el retorno ros años en la relación grupal con la madre. Y eso es así porque en el grupo,
y la búsqueda de la utopía, el paraíso perdido (madre naturaleza), atemporal, con;w un todo, proyecta de forma reactiva su tan temida escisión. Razón de
puramente hedonista. entender el grupo como un espacio de proyección y externalización de lo cor-
El mundo de ensoñaciones al que se accede con la drogadicción, el sentirse poral. Por lo tanto, cuanto más débil y vacío se sienta el Yo, más tenderá a re-
arropado en el tumulto de las discotecas y conciertos (experiencia grupal), y nunciar a su individualidad y a··someterse al Ideal Colectivo. Dentro del grupo
el aislamiento que a su vez producen las músicas estridentes y compulsivas de sí que se sitúa en una situación eclípica (rivalidad e identificación); se rebela
moda, conducen obviamente a una pérdida del juicio de realidad y conciencia ante el padre (leyes ... ). Desde este punto de vista podemos considerar a las
del Yo, a favor del culto a la sens0rialidad, al sentir el cuerpo por el cuerpo. pandillas adolescentes: movimientos contraculturales.

4.2. EL LUGAR DEL CUERPO EN EL DESARROLLO 4.2;2. Elccdón del cuerpo como objeto
PSICOSEXUAL ADOLESCENTE
Si atendemos al desarrollo psicosexual adolescente, en el intervalo que
4.2.1. Cuerpo como organizador del Yo transcurre desde que se produce la remoción de la libido fijada en los padres
(individuación) hasta que no se consolida la orientación de deseo hacia nue-
Partimos de la corporalidad como el límite entre el Yo y el mundo exte- vos objetos de amor extrafamiliares, la pulsión libidinal revierte hacia el pro-
rior, es, por tanto, subjetividad y al mismo tiempo objeto para los demás. Es pio cuerpo.
justamente en esta interrelación con los otros (juego, flirteo, oposición, con- El cuerpo acaparará entonces la atención del joven que se sumirá en una
tactos, etc.) como el joven prete11:de conocer los límites de su propio cuerpo, profunda introspección. Este amor al cuerpo y a sí mismo, base del narcisismo
un cuerpo que a su vez se abre y se proyecta en el mundo exterio.r, parte inte- secundario, supone la unificación del Yo y permite la toma de conciencia de
grante del sujeto (espacio corporal). . una individualidad. A ello contribuye de forma excepcional el interés que
En definitiva, podemos considerar el cuerpo como· punto de referencia muestran los jóvenes por mostrarse largas horas ante el espejo.
para aprehender el mundo, situarse en él y, a la vez, modificar tanto la dimen- El verse reflejado en un espejo ayuda a delimitar la realidad corporal, y vi-
sión espacial como temporal. vendarse como una totalidad. Ahora bien, permite a su vez defenderse de la
Desde este punto de vista podemos entender la relevancia de dos nuevos angustia que crean unas modificaciones corporales sentidas como fuente de
espacios para el adolescente, resultado de la proyección de su nueva vivencia distorsión. De ahí el no reconocerse en ocasiones por discrepar la vivencia
de lo corporal: la habitación (i) y el grupo (ii). corporal imaginaria con la imagen fotográfica y «real». ·
. Dado este gran interés mostrado por er adolescente hacia el propio
(i) Si atendemos a los dormitorios de Jos adolescentes, vemos que éstos, cuerpo, tomado ahora como objeto, tanto las pulsiones libidinales (narci-
a la par de su metamorfosis corporal, son sensiblemente transformados: se re- sismo) como agresivas revertirán hacia él, expresándose también en el cuerpo
visten las paredes de pósteres COI). sus nuevos ideales, recuerdos, secretos, etc. las dificultades de la integración personal. .
Su cuarto es su refugio y a la vez su «nuevo cuerpo» y, como tal, es a los ojos Como ya explicitó Jeammet (1980): «el recurso al cuerpo en la adolescen-
de Jos adultos desordenado y caótico, pues refleja la desorganización que su- cia es un medio privilegiado de expresión».3
pone la irrupción de las transformaciones puberales, a la que el joven, justa- Distinguiremos entre el:
mente a través de este espacio trata de dar sentido y diferenciarse de la niñez.
(ii) También podemos hacer referencia a la perspectiva corporal de lo - (i) cuerpo como expresión de la relación con el entorno social (cuerpo
grupal (Aguirre, 1987). · objetivo) y
El niño y más tarde el protoadolescente es obligado, por la presencia cul- - (ii) cuerpo como expresión de la conflictividad psíquica (cuerpo subje-
tural del padre, a renunciar a la vivencia grupal co~ la madre, resolviendo tal tivo).
situación identificándose con él y conquistando (como antes hizo el padre) un
patrimonio y otra mujer con la intención de formar nuevos grupos. (i) Podríamos referirnos· al movimiento hippie de los años sesenta-se-
Pero ante el gran coste psíquico que supondría asumirse como una entidad tenta que a través de la moda del pelo largo y de la indumentaria que instau-
diferenciada en un momento en que no posee la suficiente integridad yoica
para hacer frente al incremento pulsional, la maduración sexual, la reactuali- 3. Ph. Jeammet (1980) L'adolescence comme conflit, en Le bien-Btre de l'enfam dallS sa famil/e
zación de la situación edípica, etc., el joven se refugia en el grupo (Yo Colee- E.S.F. ed., París, vol. 1, 69-80. · . · -· ·---·-"'

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raron y caracterizaba a sus adeptos expresaban sus ideas oposicionistas y de 4.3. CULTO AL CUERPO: LA ESTÉTICA OCCIDENTAL
protesta. Hoy en día también las 5andas·urbanas como-los punks, skins, etc.,
recurren al cuerpo para expresar su rebeldía. Cuanto mayor sea su extrava- El interés por el cuerpo y la apariencia físic~ han e;tado presentes siempre
gancia en su apariencia física, mayor inconformismo. 1
en la historia de la Humanidad. Los valores estéticos, como es lógico, han ido
Desde este punto de- vista estamos haciendo referencia al vestido como cambiando con el tiempo pero no hii disminuido la preocupación de los indi-
1
«objetivización» del cuerpo, en su función tanto decorativa como protectora, viduos para ajustarse a los modelos culturales y a los estereotipos estéticos vi-
1
sin olvidar también el sentido simbólico que implica la ropa y que deja entre- gentes en su época.
ver las actitudes hacia la propia corporalidad. 1 Hoy en día, los chicos, a través del deporte, se esfuerzan pormodelar S)lS
(ii) Uno de los recursos frecuentes de que dispone el adolescente para cuerpos y ajustarse así a los cánones estético-corporales establecidos, pero la
expresar su conflictividad psíquica es la masturbación, esto es, la descarga de 1 «lucha» por conseguir una apariencia física adecuada ha sido y sigue siendo
la excitación sexual obte~ida a través de la manipulación genital. prácticamente exchisiva de la mujer, rayando no en raras ocasiones la ob-
sesión.
- Su lugar en la evolución sexual. El modelo cultural al que aspiran las mujeres y muchachas de nuestra
sociedad occidental es la delgadez, y quien más susceptible se muestra a
La principal función de la masturbación es la de ayudar al conocimiento e esta presión social es la adolescente. Prueba de ello es que más del 50 %
integración del cuerpo genital así como la de regular el incremento de la ten- de las jóvenes, en respuesta a la gran coacción publicitaria, han empezado
sión sexual, resultado del desarrollo puberal. Puesto que dicha excitación no en alguna ocasión ~lgún tipo de dieta adelgazante. Se sienten, por lo gene-
puede resolverse todavía en la relación de pareja, el joven púber recurre a la ral, acomplejadas y con manías respecto sus dimensiones y formas corfio-
masturbación. rales, y preocupadas por una apariencia poco agraciada en el momento del
El contenido de los fantasmas o fantasías que acomp(lñan la masturbación cambio. -· --~ .
y que en realidad producen y alimentan la excitación necesaria para que ésta La sensibilidad a los elogios o críticas que dispensan los demás sobre--su
se lleve a cabo, evolucionan a lo largo del desarrollo psicosexual. cuerpo es tal, que la actitud que muestren las personas significativas del en-
Si bien en un principio es el propio cuerpo el objeto de deseo y de recono- tomo determinará directamente la imagen corporal de los adolescentes,· es
cimiento, más tarde son presentes fantasías de naturaleza homosexual y pos- decir, la valoración o desvalorización de su persona. ..
teriormente fantasías de contenido heterosexual. En estos últimos casos se
fantasea la relación con un objeto con el que todavía no es posible el-coito (i) Grupo familiar. La madre puede sentir el crecimiento de la hija como
real, por lo tanto, preparan al adolescente para asumir un determinado rol se- «peligroso», eliminando entonces la posible competitividad con ella ridiculi-
xual en las futuras relaciones de pareja. zándola ante el ma~ido y criticando -cualquier deficiencia que presente en el
De hecho, en el momento en que es posible la descarga de la excitación se- desarrollo puberal. En otras ocasiones puede presentarse excesivamente exi-
xual a través de las relaciones sexuales reales, la masturbación va desapare- gente con la hija, como si cualquier deficiencia conllevara una herida impor-
ciendo por sí sola. De no ser así, el individuo queda fijado en un estado auto- tante a su narcisismo.
erótico, narcisista. · · Como principal modelo de la feminidad de la joven, la madre debe aceptar
Las consecuencias de dichas prácticas en el plano fisiológico son nulas, y validar los cambios de su hija como positivos, en caso contrario podría sur-
mientras que a nivel psíquico pueden llegar a crear un profundo malestar. Son gir en ella un desprecio y temor a ser mujer.
frecuentes los sentimientos de vergüenza, inferioridad y culpa que invaden al Dicho temor podría ser el resultado también del sentimiento de culpabili-
adolescente después del estado de excitación creado por la masturbación. dad que le crearía a la niña el presentarse con un cuerpo de mujer ante un pa-
Pero lo que realmente angustia al joven es el experimentar una sensación de dre que mantuviera- una actitud seductora para con ella. Asimismo, la ridiculi-
pérdida de control del propio cuerpo, de invasión del mundo pulsional y, por zación y rechazo por parte del padre del cambio de la hija puede desembocar
lo tanto, de fracaso en sus intentos de represión. en un desprecio por el propio cuerpo, y condicionar de forma negativa las re-
Ahora bien, ni la angustia ni el sentimiento de culpa eliminan la masturba- laciones con el otro sexo.
ción sino que, por el contrario, ésta se intensifica, estableciéndose así un Respecto a los chicos, la influencia negativa de los padres durante el desa-
círculo vicioso que otorga a la masturbación un carácter compulsivo. rrollo corporal es igualmente significativa. Por ejemplo, madres dominantes,
Es tarea de padres, educadores y psicólogos desculpabilizar dichos hábitos, castrantes, que devalúen continuamente al marido y por extensión a todas las
considerarlos evolutivamente normales y desangustiar al adolescente, aban- figuras masculinas; madres sobreprotectoras que se resistan a aceptar el creci-
donando, por supuesto, los juicios condenatorios todavía presentes en los miento físico del hijo; padres que se dirigen al hijo tachándolo de afeminado
adultos. porque no se corresponde con su ideal de masculinidad.

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Todas estas posturas dificultan considerablemente la aceptación y el desa- La anorexia mental surge, pues, como reacción a la transformación del
rrollo hacia una adecuada identidad genital. cuerpo infantil en un cuerpo de mujer. La no aceptación dedicho cambio y,
(ii) Grupo de pares. La inseguridad que crea la ausencia de un Ideal del por lo tanto, las dificultades de integrar la genitalidad, conduce a la negación
Yo estable lleva al adolescente a refugiarse en el grupo de pares, pero la pre- de este «medio cuerpo inferior» (vagina y útero), con lo cual la vivencia de la
sión normativa que ejerce el mismo a todos los niveles es muy fuerte. corporalidad q.1.1eda asentada sobre la dualidad: arriba (boca) vs. abaj.9 (geni¡
El joven dirige todos sus esfuerzos para no salir de los límites que marcan talidad).
las pautas de conducta y criterios de feminidad y masculinidad esperados y Con el conflicto edípico y la consecuente regresión a las fases pregenitales,
aceptados por el grupo al que pertenecen. De ahí que muchas chicas y chicos se produce la sexualización y erotización de la zona oral (por desplazamiento
imiten la forma de vestir y de comportarse de aquellos dotados de los atribu- y fijación de las pulsiones sexuales), y con ella la asociación de la receptividad
tos valorados y acordes a los estereotipos culturales de belleza. Para las chicas genital con la oral. Se recupera la teoría infantil de las relaciones sexuales por
la delgadez y para los chicos el desarrollo muscular -era del culturismo que la boca, tras Ja:negación y rechazo de la genitalidad.
está ganando adeptos también entre las mujeres. De ahí que, dada esta confusión entre las «dos bocas», la anoréxica· adopte
No ajustarse a los cánones preestablecidos conlleva inmediatamente un como solución· fóbica el rechazo de la comida (boca superior) por todo lo que
sentimiento de inferioridad y desvalorización respecto del grupo. Son los pro- representa y preservarse así del temor, pero también deseo, de «comer» por
pios compañeros los que de forma no poco cruel se encargan de ridiculizar y su boca inferior o vagina (fantasía inconsciente de embarazo, objetivado en el
enfatizar cualquier deficiencia de los demás. En realidad, proyectan sus pro- estreñimiento creado por la inanición y la amenorrea).
pios defectos en los otros con el fin de reafirmarse ellos mismos. «Todas las Ante esta situación, la joven repudia la condición y formas femeninas
veces que se manifiesta un interés por tal o cual parte del cuerpo de otro (cuerpo real), busca con ahínco la delgadez (belleza purificada, cuerpo ideal),
existe a la vez el mismo interés po~ tal o cual parte del propio cuerpo. Toda renunciando y negando entonces cualquier energía pulsional (ascetismo).
anomalía de una parte del cuerpo concentra el interés sobre la parte corres- Castiga su «cuerpo sexuado» y lo disocia claramente de los aspectos .intelec-
pondiente en el cuerpo de otros».4 · : · tuales y racionales que potencia. . :· . ···
Por lo tanto, y a modo de resumen, los atributos físicos, la .importancia Únicamente «en confrontación» con otra ·anoréxica toma concienGia de su
otorgada a dichos atributos, el ajuste o no a los modelos culturalés del cuerpo, realidad, pues se enfrenta lo que es cuerpo y lo que quisiera ser. Si bien en la
el resultado de las comparaciones establecidas con el grupo de pares, las acti- anoréxica prevalece la restricción, en la bulímica prevalece la impulsividad;
tudes que los demás dispensen hacia nosotros, la seguridad obtenida o resul- de ahí la obsesión y el temor a encontrarse con el alimento, que de ser incor-
tante de las experiencias afectivas tempranas, y la imagen corpm:al que se ha porado deberá ser expu.lsado posteriormente con elvómito. :
ido conformando desde los primeros años, determinarán en· gran medida la
aceptación o rechazo del propio cu~rpo, de lo que dependqá, a su. vez, el de- . (ii). La capacidad de renuncia. de la anorexia contrasta con el obeso, que
sarrollo psicosexual, que en caso de ser adecuado culminará con la elección · dejándose llevar por sus impulsos hacia el exceso, quebranta no·sólo las
de objeto heterosexual. prohibiciones referidas a la mesura y control de los instintos, sino que se sitúa
al margen de los cánones estéticos preestablecidos sobre la delgadez.
Debido a su incesante actividad oral, el adolescente obeso queda r:elegado
4.4. LA VIVENCIA NEGA'flVA DE LA GENITALIDAD a una situación pasiva, regresiva, de dependencia, que bloquea el curso de su
EN LA ADOLESCENCIA desarrollo psicosexual. .
Con la ingestión desmesurada de alimentos, el adolescente obeso pretende
(i) Dispercepción corporal: anorexia-bulimia. compensar sus profundos sentimientos de soledad, (obesidad y soledad se si-
La joven que durante la pubertad pasa de poseer un cuerpo angelical, de túan en una misma dimensión) y, como resultado de la misma, pretende tam-
niño, a un cuerpo claramente sexuado y genital (descubrimiento .de la vagina bién huir de su incipiente pero apremiante maduracion genital.
y el útero con la menstruación), se siente enormemente presionada por los El cuerpo hinchado actúa como si de una «burbuja» se tratara, pues con él
prejuicios de la tradición judea-cristiana, según los cuales la menstruación se- se siente seguro, protegido, pero a su vez aislado, vacío. Depresión y esquizo-
ñala la posesión de un cuerpo impuro, molesto, sucio. Desde este punto de frenia van comúnmente asociadas a la obesidad.
vista, la joven que no acepte su maduración sexual elaborará una respuesta Ya hemos visto cómo la incapacidad de percibir y aceptar la posesión de
patológica al conflicto: la anorexia mental y, en su cara opuesta, la bulimia. un cuerpo genital conduce en la adolescencia a distorsionar la imagen corpo-
ral. Si bien con ello se consigue sentir la realidad interna como segura, se
pone en cuestión el contacto con la realidad. Tanto en la obesidad, anorexia,
4. P. Schilder (1971) L'image du corps Gallimard Ed., París, vol. I. adicciones, etc;, podemos encontrar áreas de funcionamiento psicótico, acom-

72 73
¡
pañadas en ocasiones por alucinaciones, ideas de referencia, delirios ... ; pre- 4.5. BIBLIOGRAFÍA
sentes también, y con significado defensivo y evolutivo, en cualquier adoles- 1
AGUIRRE A. (1987). «Grupos maternos;y grupos paternos>>, en: Anthropologica (2). PPU, Barce-
cente con elevada dosis de angustia ante la crisis de desarrollo. lona. ·
1 AGUIRRE A. (1989). «La Anorexia Mental en el marco de/a adolescencia femenina». En: INFAIJ.
(iii) ·-Rehusando la imagen del cuerpo genital, las pulsiones pregenitales Psicología de [a Infancia y la Adolescencia (1). PPU, Barcelona, pp. 17-23. ·-
1
se manifiestan exlusivamente recuperando la vivencia corporal pregenital, de BERNARD M. (1972). Le corps, Ed. Univ.ersitaires, París.; Paidós, Barcelona (1980).
ahí que los síntomas vinculados a una relación sexual en conflicto devengan BIANCID A. (1981). Psicología de la Adolescencia. Toque!, Buenos Aires.
síntomas orales u anales. Las náuseas, vómitos, calambres uterjnos y el vagi- DOLTO F. (1986). La imagen inconsciente.del cuerpo. Paidós, Buenos Aires.
FREUD S. (1905}: Tres ensayos·sobre una teoría sexual. •
nismo en las mujeres, y las diarreas en el varón, responden a este plantea- FREUD S. (1923). «El Yo y el Ello,.
miento. _ 1 GUASCH G. (1974). El adolescente y su cuerpo. Atenas, Madrid. _
LAUFER M., LA UFER E. (1988): Adolescencia y crisis de desarrollo. ESPAX.S, S.A. Barcelona.
(iv) La no aceptación de los cambios puberales puede deriv'ar también en LÓPEZ IBOR J.J., LÓPEZ IBOR ALIÑI (1974): El Cuerpo y la Corporalidad. Gredas, Madrid.
fobias a· determinadas partes del cuerpo; histeria, cuando el conflicto genital LOWEN A. (1988): El lenguaje del cuerpo.'Herder, Barcelona.
LLANOS E. de (1989): «El cuerpo y el desarrollo psicosexual en la adolescencia». En: INFAD. Psico-
se da en términos orales. En las chicas angustia ante lo puro-impuro; trastor- logía de la Infancia y la Adolescencia, (2), PPU, Barcelona, pp. 49-59.
nos obsesivo-compulsivos, si el conflicto se da en términos anales (sucio-lim- 1 RODULFO R. (comp.) (1986): Pagar de más. Estudios sobre la problemática del cuerpo en el niño y el
pio). Compulsión a la limpieza, el orden; hipocondría, ansiedad, síndromes de adolescente. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires.
despers~nalización. SAMI-ALI M. (1979): Cuerpo Real. Cuerpo Imaginario. Paidós, Buenos Aires. .
SHILDER P. (1950): The image and Appearance of the Human Body. International Univ. Press, N.
1 Yo~k.
(v) En el caso de fallar las defensas ante el incremento pulsional, y si la SHILDER P. (1971): L'image du corps. Gallimard, Ed París, Vol. l.
exteriorización de los afectos y la acción es el medio privilegiado de luchar
contra la angustia, el adolescente que siente odio. y rechazo ante el propio
cuerpo puede llegar a materializar estos sentimientos con actos destructivos 1
hacia él mismo. .1
El suicidio parte de la necesidad de controlar un cuerpo no sentido corno
propio, sino vivenciado como algo extraño y externo a uno mismo y, por lo
tanto, susceptible de focalizar las tendencias agresivas y de destrucción.
Las automutilaciones, golpearse, cortarse, etc., presentes en organizaciones
psicóticas, presuponen una grave alteración en la imagen de sí mismo, una di-
ficultad en el conocimiento de los límites de su Yo corporal, {posiblemente
respondan también a una necesidad y búsqueda de comunicación y atención.
(vi) La homosexualidad podría situarse más cerca del autoerotisrno que
del amor objeta!. La importancia erógena del órgano genital (narcisismo fá-
lico) permite reafirmarse ante profundos temores de castración, por ello la
persona deseada no puede carecer de él.
La elección de objeto en el transexual también es homosexual, pero en este
caso niegan tal identificación. Rechazan los signos de virilidad, y de forma ca-
ricaturesca reivindican la castración, pues desean ser mujeres yáctuar sexual-
mente como tales.
Todas estas manifestaciones patológicas adolescentes reflejan, con mayor
o menor gravedad, serias dificultades en la aceptación e integración del incre-
mento pulsional que acompaña la asunción de la genitalidad. Manifiestan una
percepción y valoración muy negativa de la corporalidad y claras resistencias
a conformar una identidad genital, bien sea masculina o femenina. En estas
condiciones, el desarrollo psicosexual adolescente queda totalmente compro-
metido.

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