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Pamela Flores**
Hace ya 20 años, Plinio Apuleyo Mendoza me re- después, la traducción realizada por Jacques
galó un cuadernillo publicado en París con uno de Gilard. Hoy, sobra decir que ninguno de los dos
los cuentos que después conformarían el libro Algo hechos afectó mucho a Márvel. Su pasión fue la
tan feo en la vida de una señora bien: “La sala del literatura y nunca la atrajeron las actividades pu-
niño Jesús”. Dichos cuentos, escritos entre 1968 blicitarias que nuestro siglo ha construido alrede-
y 1978, irían apareciendo con excesiva discreción dor del hecho de escribir. Como escritora, siem-
en suplementos literarios y revistas, y, con igual pre me recordó a Emily Dickinson, ardiente y si-
discreción, aparecería el libro en 1980, sin que lenciosa a la vez, encontrando en la literatura un
ningún público en Colombia se lanzara a las libre- mundo donde refugiarse de las agresiones de éste,
rías, acostumbrados como es- inventando una realidad no
tamos a esperar los dictáme- para que le sirviera de puen-
nes de fuera o a admirar a los te hacia ésta, sino para rom-
escritores más desde la pu- per definitivamente con un
blicidad que desde la litera- mundo que siempre se le
tura. antojó demasiado estrecho.
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una gran ventaja sobre las mujeres de este lado: sus narra la historia. El propósito de este juego es cla-
vidas, por la magia del lenguaje, adquieren una be- ro: conferir a estos textos el carácter de secreto
lleza que, en la vida real, no habrían tenido nunca. revelado, ya que el narrador está para descubrir lo
que el personaje por miedo, cobardía o sumisión
preferiría esconder. Puesto que los personajes son
IIª Parte mujeres sometidas por unos padres, unos mari-
LA CONSTRUCCIÓN DE UN UNIVERSO dos, una educación, o, incluso, por una presencia
inasible y destructiva como en El muñeco, sólo po-
1. El narrador cómplice drían ser develados por este narrador, único ser
capaz de ingresar en su intimidad, de comprender
Hemos dicho que todo escritor moldea y reedifica sus silencios y de conjurar el miedo con la magia
la realidad en función de sus deseos. La tragedia del lenguaje.
de todo escritor, del gran escritor, aclararía Nabo-
kov, es que el mundo se le presenta como una ca- De ahí, que la construcción de este narrador
rencia, como un universo inconcluso e imperfec- sea un acierto, ya que el carácter intimista de
to en el cual, difícilmente, puede sentirse cómodo. estos textos hubiera hecho superflua la ubicuidad
La obra literaria es, entonces, el mundo que cons- y sapiencia del narrador omnisciente, así como su
truye para instalarse a sus anchas, el universo carácter sumiso les hubiera impedido revelarse
autónomo en el cual se refugia e impone sus re- sin la mediación del narrador.
glas. Para poblar ese espacio y darle vida, el escri-
tor construye al narrador, el personaje desde el cual Una versión distinta del narrador omniscien-
se despliega el universo en el cual ingresa el lec- te que se sitúa en la mente del personaje, se da
tor. ¿Desde dónde, entonces, se narran estos rela- en La noche feliz de Madame Ivonne. La prostituta-
tos? ¿Cómo está construido este narrador? pitonisa domina la escena porque conoce los se-
cretos de todos, pero puede revelarlos sólo porque
Empecemos con los relatos de Algo tan feo en la la transitoria ruptura que implica el carnaval en
vida de una señora bien. “A María la asombró la casa la moral cotidiana la ha colocado en un ámbito que
de Tía Oriane […]” es la frase inicial del primer no es el suyo, le ha hecho posible convertirse en
texto. Aparentemente, se trata de un narrador om- la máscara que el carnaval desenmascara, en el
nisciente que nos irá describiendo la presencia llamado a la cordura presente en esa transgresión
de María en casa de su tía. Mas continúa: “pero que es la fiesta, entendida como comunión, pero
sólo empezó a inquietarla cuando escuchó los pri- que el poder, representado en el relato por el Go-
meros ruidos”. A medida que el relato avanza, el bernador, silencia con el mismo silencio que com-
lector va descubriendo que es María quien impo- parten las otras mujeres de ese mundo, ricas o
ne reglas, que es siguiendo a la niña como ingre- pobres, prostitutas o castas, todas condenadas al
samos a ese mundo en donde al principio nada nos mutismo sólo interrumpido por ese narrador que
es revelado, y que penetramos lenta y culpable- las revela y las redime en ese ámbito distinto que
mente, contagiados por la ansiedad de María al es el mundo de la ficción.
hacer suya una historia que no le pertenece.
Una opción diferente se asume en Ciruelas para
Tanto en La sala del niño Jesús como en Algo Tomasa en donde un colectivo de voces femeninas
tan feo en la vida de una señora bien, el narrador va se yuxtapone en el tiempo para narrar desde todas,
incluso más lejos: paralelo al mundo de lo narrado y desde cada una de sí mismas, la historia de un
que fue, construye el mundo de lo que no fue, des- desacato, de una liberación que, como en Oriane...
de el cual justifica las opciones de los personajes. y en La muerte de la acacia, se consigue mediante
el asesinato al padre, encarnación de la opresión.
Toda opción formal supone también una visión
de lo narrado. El narrador omnisciente puro se hace Ahora bien, si ese narrador es uno de los gran-
invisible para no inmiscuirse en el relato; por el des aciertos de los relatos, el narrador es también,
contrario, este narrador omnisciente, cuya omnis- a mi juicio, una de las grandes fallas de En diciem-
ciencia, paradójicamente, se agota casi por com- bre llegaban las brisas. Quien narra la novela es
pleto en uno de los personajes, se hace invisible al Lina, una mujer que, desde París recuerda las his-
fundirse con el protagonista, al hacer creer muchas torias vividas cuando niña en una Barranquilla
veces al lector que es el propio personaje quien ya lejana, historias situadas todas alrededor de las
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Márvel a los seis meses y medio (abril 1940), el día de su cumpleaños (1942, 1943), respectivamente. (Tomadas de
primer cumpleaños (23 sept. 1940), y en su tercer y cuarto La obra de Márvel Moreno, LOMM.)
mujeres que amó: su abuela, sus tías, las madres dad más total y patética surgida de la certeza de
de sus amigas. Una novela es, antes o después de que la autocondena es la peor de las condenas.
cualquier teoría, una narración; y un narrador que
relata desde la memoria, como es el caso de Lina, 2. Los personajes:
tendría que recurrir más a los sentidos, a las sen- encuentros y desencuentros
saciones, sentimientos y nostalgias que a vastas
e inútiles disquisiciones para explicar las motiva- Es sabido que tres son los recursos para caracteri-
ciones de los personajes. Lo que debería ser, en- zar un personaje. Las descripciones del narrador,
tonces, una recuperación del pasado, se convier- lo que se dice mediante diálogos y monólogos, y
te, por la torpeza del narrador, en una inmensa las acciones que el personaje elige o evita.
galería de personajes muertos, de figuras de cera
paralizadas por el peso de unas teorías que sirven En el universo ficticio que estamos intentando
más para juzgar que para explicar, más para acu- aprehender, hay una marcada oposición entre
sar que para comprender, creando personajes con hombres y mujeres. Una primera diferenciación
destinos asumidos de antemano como equivoca- se hace evidente. Los hombres son personajes
dos y, por tanto, impidiendo que vivan. arquetípicos, representan valores, formas de con-
ducta, encarnaciones de poder; siempre, ideas
Por el contrario, en los relatos de El encuentro, generales. Las mujeres, por el contrario, son se-
el dominio de los recursos narrativos se concreta res particulares, con sueños, frustraciones y dra-
en una yuxtaposición de conciencias, en persona- mas propios. Su lucha en este universo, es extre-
jes que se despliegan en el relato y en un ámbito madamente desigual porque no están en conflicto
que ya no es físico (poco importa que los hechos con seres concretos sino con entidades que, por la
ocurran en Augsburgo, París, Barranquilla o Bar- fuerza de la costumbre y del poder físico, imponen
lovento), sino ese espacio confuso, ambiguo, a su voluntad. Los personajes femeninos muestran
menudo intransitable, que es la mente femenina. una lograda caracterización basada más en insi-
nuaciones que en afirmaciones, y se definen más
Trátese de un narrador omnisciente (siete de por lo que no dicen y no hacen, por lo que ocultan e
los cuentos presentan este tipo de narrador) o del imaginan. Es decir: se definen en el ámbito de lo
narrador testigo de El hombre de las gardenias, El posible.
día del censo y El espejo, o de la sombra-protago-
nista que narra el relato La sombra, ya no hay en Oriana es descubierta a través de los objetos que
este narrador, impasible, compasivo y discreto la la rodean y de los silencios que la envuelven, y una
indignación frente a la sociedad presente en las descripción más precisa la hubiera despojado de la
obras anteriores de la escritora, sino una sereni- misteriosa belleza que la envuelve. A Tomasa, la
reconstruimos, sobre todo, a partir de los monólo-
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Márvel Moreno en el
Instituto de Altos
Estudios de América
Latina en la
presentación de la
edición francesa de Algo
tan feo en la vida de una
señora bien. París, 1983.
(Tomada de LOMM.)
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significante, inocuo), porque contarle la verdad la sociedad la que la condena, pues ésta ya lo ha-
equivaldría a transformar el desdén en amor, a bía hecho al obligarla a un amor secreto; el asesi-
suspender el miedo: a la libertad. nato tiene el signo de la libertad, de la paz que
ninguna condena podría ya quitarle.
El encuentro es un cuento cortazariano de un
realismo inquietante y con una construcción per- Dos visiones irreconciliables del amor y de la
fecta. ¿Cómo no recordar los encuentros y vida, encarnadas por Matilde y Eliana, se dan cita
desencuentros de Manuscrito hallado en un bolsillo en El día del censo. El choque se produce cuando
al ver el tablero de damas en el que Lucía convier- Eliana, al pretender insertar a Matilde en su pro-
te su existencia? Lucía pierde porque decidió ju- pia lógica, la despoja del sufrimiento y, por lo tan-
gar sola; los otros jugadores ni participaron en el to, la destruye, sin percatarse jamás de ello.
juego ni jamás conocieron las reglas.
Literariamente, La sombra es uno de los cuen-
Tanto en El violín como en El hombre de las tos más logrados del libro. Ese fantasma que se
gardenias, los personajes están próximos a diluirse instala lentamente en la muerte, accede a ella
en la muerte. Para Alice, el último vínculo con su sin temor ni desconfianza, porque la muerte ha
vida, su hija Nicole, se ha perdido cuando ésta de- estado siempre en su vida. Muerte que le arrebató
cide casarse con un mediocre australiano y visi- a su hija; muerte-vida de una existencia sin otra
tarla sólo cada tres años. Es el fin de su muerte, justificación que reemplazar para su nieta la vida
de esa condena que se había infligido a sí misma, de una madre que ya no estaba; vida-tumba por
desde el día en que decidió abandonar el violín. resignarse a ser el fantasma de un muerto; muer-
Martine, su amiga, menos dotada, pero más per- te-identidad al convertirse, por fin, en su propio
sistente en su vocación a la música y a sí misma fantasma.
le refleja la imagen de lo que hubiera podido ser y
no fue, como el estanque del lago le devuelve a El perrito, el único cuento con protagonista mas-
Nicole, premonitoriamente, una imagen de liber- culino, es el menos logrado. La historia de Este-
tad que tampoco alcanzará porque, como su ma- ban Henríquez, un hombre que ha ido eliminando
dre, no supo optar por sí misma. deliberadamente de su vida la emoción y la luci-
dez, conmueve menos que la de
El hombre de las gardenias Isabel, presencia borrosa que
se inicia con una de las figu- pasa por el relato dejando una
ras más hermosas del libro: estela de soledad y desamparo
“Renata murió como mueren que alcanza al lector.
los pájaros, replegándose sobre
su cuerpo frágil.” Renata, mu- Finalmente, los personajes
jer-pájaro que no fue capaz de felices de los relatos Sortilegios,
volar, Renata-mujer-pájaro-en- La peregrina y Barlovento.
cautiverio a quien mató la re- Adelaida, en Sortilegios, al asu-
nuncia, la estrechez de un mir su atracción por Frank se
mundo para ella asfixiante. libera de su miedo, como si
Frank fuera más una proyec-
En El espejo, la narradora/ ción de su propio temor que
protagonista escribe una car- una presencia real. En La pe-
ta en la que informa al aboga- regrina, Ana Victoria acosada
do de su sobrino, Mario, la “ver- por una moral que arremete
dad” sobre los hechos que cul- contra ella, opta por su deseo,
minaron en la muerte de Ce- se elige a sí misma, mientras
cilia, la esposa de éste. El in- que en Barlovento, una hermo-
cesto (ya insinuado en Oriane, sa narración que, por su at-
tía Oriane) aparece aquí mósfera, recuerda a Carpen-
develado, sin ambigüedades y, tier, el lector se encuentra ante
después del asesinato, sin re- la explosión final del persona-
mordimientos. Marina se auto- El día de su presentación en sociedad, je, la tibia y discreta liberación
condena para liberarse; no es 31 de diciembre de 1956. de una condena antigua me-
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diante un pacto también antiguo, comunión de pa- Márvel Moreno nos invita a mundos poco tran-
sado y de futuro, transgresión silenciosa, inver- sitados por los escritores costeños. Su ámbito es
sión-conversión: la felicidad. urbano. Sus personajes están insertos en una pro-
blemática que presupone, necesariamente, la ciu-
3. El diálogo dad. Una ciudad pequeña y parroquial, es cierto,
con los objetos pero en donde la magia de lo rural, el asombro pri-
mitivo sólo está representado por la servidumbre,
Pero si las mujeres son cuidadosamente desple- seres marginales en un mundo en donde los fan-
gadas y la presencia de los hombres tiene más de tasmas de los personajes protagónicos son otros
arquetipo que de hombres, los objetos también al- seres como ellos, no fuerzas venidas de otra ins-
canzan en estos relatos un carácter específico: se tancia o de otro orden.
constituyen en prolongación de sus dueñas que,
impedidas para hablar con las personas, dialogan De ahí, que la narrativa de Márvel sea de carác-
con las cosas y las humanizan, haciendo que esos ter intimista. El intento un tanto fallido de En di-
objetos inmóviles y, en apariencia, inocuos, se con- ciembre llegaban las brisas de escribir una novela
viertan en depositarios de la verdad que ellas no no sobre sucesos sino sobre el transcurrir de la con-
pueden revelar. Piénsese en los objetos que guar- ciencia de los personajes, alcanzó su plenitud en
dó celosamente Oriana; en la acacia que esconde los cuentos de El encuentro. Allí, lo que importa no
el crimen de Doña Genoveva o en el violín del re- es tanto lo que ocurre sino lo que se despliega en la
lato El violín. mente de los personajes; y ello está más determi-
nado por lo que no se da, por lo que no es, que por los
Igualmente, la casa como objeto y como ámbito hechos y acciones que ocurren a su alrededor.
adquiere una dimensión simbólica al constituir-
se en el espacio que estas mujeres conquistan y Márvel Moreno nos inscribe también dentro de
colonizan desterrando de allí a los hombres. Oriana la tradición de la literatura fantástica. Relatos
y Genoveva se encierran en sus casas después de como Oriane, tía Oriane, El muñeco y Sortilegios pro-
haber eliminado a su padre y marido, respectiva- vienen de una tradición que arranca con Edgar
mente, e imponen allí las reglas que no hubieran Allan Poe, pasando por Henry James y Maupassant,
podido imponer en el mundo de fuera. Tomasa re- y que, en América Latina, evoluciona magistral-
gresa a morir en su casa, y la tía Irene de En di- mente sobre todo en la narrativa argentina desde
ciembre llegaban las brisas se instala en la torre los casos célebres, Borges y Cortázar, hasta los más
del italiano como hecho culminante de una histo- discretamente conocidos, Bioy Casares, H.A.
ria de desacatos. Murena o Mujica Láinez.
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Por último, inaugura ámbito hecho no de pala-
Márvel la perspectiva fe- bras sino de cosas en el
menina ya que en estos que nos correspondió vivir.
relatos la realidad se du-
plica, interroga o modifica Sartre afirmaba que a
desde la perspectiva de la un escritor sólo podía
mujer, creando un ámbito juzgársele por lo que había
ficticio en el cual los per- escrito, no por lo que hu-
sonajes enfrentan sus ca- biera podido escribir. Yo
rencias y, tal vez, desde me arriesgo a afirmar, no
allí, nos miran agradeci- sin tristeza, que si la vida
dos por pertenecer a un le hubiera dado a Márvel
mundo en donde más que más tiempo hubiéramos
juzgados son comprendi- podido comprobar, aún
dos; y en donde, por la más, la expansión de su
magia del lenguaje, sus mundo, la serenidad y el
vidas han adquirido una decantamiento de su len-
belleza que no tenían de guaje, la explosión de esa
este lado. belleza llena de nostalgia
que encontramos en los
Márvel Moreno, como cuentos de El encuentro y
todo gran escritor, fue que ya prefiguraban rela-
consciente de que la labor tos tan impecables como
del narrador implica una Oriane, tía Oriana… y Algo
lucha con la materialidad tan feo en la vida de una se-
de las palabras. Una lucha ñora bien.
ardua y paciente que li- Márvel Moreno, entre 1979 y 1981,
braría en la soledad y en fotografiada por Fina Torres (LOMM). Márvel Moreno nos legó
el silencio, único espacio un universo que era suyo
en donde el escritor puede encontrarse consigo y que ahora es uno de los grandes mundos que
mismo y dar forma a su mundo. La gran habilidad conforman la literatura colombiana. Un mundo que
que despliega como narradora en los cuentos de El nos inscribe en la contemporaneidad con algo dis-
encuentro fue el resultado de un trabajo persisten- tinto de nuestros sueños malogrados, de nuestra
te que no admitió concesiones; porque si es cierto desbordada y desbordante mitología, y que nos in-
que en la novela hay palabras que sobran, secuen- vita a recorrer nuestra intimidad en busca de una
cias gratuitas y personajes desdibujados, El encuen- felicidad que sabemos que no es de este mundo.
tro es un libro perfecto, una estructura magistral- Pero a la cual accedemos en el ámbito de lo ficti-
mente construida en donde el lector puede transi- cio, en ese mundo de palabras que a algunos de
tar sin resquicios, y en donde la poesía del lengua- nosotros nos ha deparado los mejores momentos
je reivindica las carencias de este lado, de este de nuestras vidas.
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Cantos de hoy
en el Caribe colombiano
Reelaboración de los versos tradicionales
Consuelo Posada*
Yo vide el tigre
Que te parece, mi vida,
yo no lo vi que nos quieren apartar,
ese tigre está encerrado como si la ausencia fuera
y lo tienen que sacar remedio para olvidar.
(Versos de tradición oral,
en una composición reciente
(Restrepo, 1971: 236).
de música popular)
Y con la misma estructura y los versos finales
idénticos, se repiten en la canción El mejoral de
1. COPLAS Y CANCIONES Rafael Escalona:
*Profesora de la Universidad de Antioquia. Este artículo Las investigaciones han mostrado que las co-
fue cedido por su autora especialmente para Huellas. plas tradicionales, presentes en la memoria re-
Tamarindo seco
se le caen las hojas,
agua derramada
no hay quien la recoja.
Estaba la tortuga
abajo del agua
abajo del agua
abajo del agua
haciendo su nido
Mi papa y mi mama,
mi hermanito y yo
comimos de un huevo
y la yema sobró.
Joe Arroyo
Cuatro garigaris
y un garrapatero
bajaron de un palo
gional, se activan en el proceso de reelaboración a comer del huevo.
de las canciones populares. Así, una copla de la
oralidad tradicional en diferentes regiones de Co- Esta fue la garrapata
lombia y que se encuentra, entre otros, en el can- la que a Félix le picó
cionero antioqueño de Antonio José Restrepo, co- y una roncha le dejó,
incide, verso a verso, con la estrofa de una can- y este es un rasca que rasca
ción de la Costa Atlántica, popularizada por el com- y es la garrapata.
positor Diomedes Díaz:
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quería hacer / porque no quería hacer / lo que su toda la América hispánica, y menciona entre los
padre mandaba.- (Carpentier, 1946: 33-34) títulos a Gerineldo, Delgadina, Blanca Niña, La es-
posa infiel, Las señas del marido, Hilo de oro, La flor
hacen parte de un canto que supervive, en Cuba, del olivar, la canción de la Pájara pinta y la de Seño-
desprendido de un viejo romance andaluz: ra Santa Ana (Henríquez Ureña, 1989: 423). Y Gisela
Beutler, autora de la más completa recolección de
Por la baranda del cielo, / se pasea una zagala, / romances en territorio colombiano, explica los dis-
vestida de azul y blanco / que Catalina se llama. tintos nombres que se usan para llamarlos: “his-
Su padre era un perro moro, / su madre una rene- torias”, “cuentos”, “canciones viejas”, “corridos”,
gada / Todos los días del mundo / el padre la “versos”, “ensaladillas”, “chistes”, “tragedias” o
castigaba. (Carpentier, 1946: 34) “tristes”. Agrega que, en el departamento de Bolí-
var (Malagana y Palenque), a los romances de pa-
En esta misma búsqueda de líneas de unión sión se les llama “oraciones” (Beutler, 1977: 227 y
entre nuestras canciones populares y la tradición 246).
hispánica, Carpentier encuentra una conexión
entre algunos ritmos musicales y el romance. Para Los versos del romance, cultos y populares, com-
él, todas las guarachas que hablan de gatos en pletos o fragmentarios, literales o modificados,
Cuba, serían reminiscencias del difundido roman- acompañan o sirven de modelo a muchas de nues-
ce Don Gato, que se encuentra por toda América tras canciones populares. Como ejemplo, podemos
hispánica (Carpentier, 1946: 30). citar el llamado “romance a eco”, en cuyo esque-
ma se utiliza la palabra final de cada verso para
El romance español, transmitido oralmente, se iniciar el siguiente, y que no sólo se conservó en
acomodó a los lugares conocidos, a los nombres sus contenidos, sino que su estructura formal sir-
familiares de cada región, y se mantuvo vivo en vió para adecuar nuevas composiciones. Un ejem-
coplas, villancicos, poesías y canciones populares. plo de los Llanos colombianos, ofrece una versión
Aunque los ejemplos más abundantes de su per- que se conserva bastante cercana al original es-
manencia se centran en el corri- pañol: De la uva sale el buen vino /
do mejicano, también en nuestro vino el que a mí me consuela / sue-
medio tenemos estudios de su pre- la le da un buen zapato / el zapato
sencia en el galerón llanero y en es cosa buena / bueno la buena
las rondas infantiles. memoria / y aquel que de ella se
acuerda / cuerda le da un San
En Colombia, los diferentes Francisco / Francisco el que no es
cancioneros, recogidos desde los Esteban / Esteban es mártir santo
años 40, del pasado siglo 20, pre- / Santo aquel a quien se reza / re-
sentan diferentes fragmentos que zan los frailes maitines / maitines
corresponden a romances origina- no son completos / un completo tie-
les españoles. Consigno un peque- ne mañas (Fabo 1911:225).
ño ejemplo, que reaparece en mu-
chas regiones y que Antonio José El siguiente es un fragmento
Restrepo incluye en el cancione- del texto español, que permite
ro antioqueño. comprobar las semejanzas: De la
uva sale er bino, / y er vino a mi me
Estando el señor don Gato consuela; / suela, la de mi sapato,
en silla de oro sentado, / er sapato es de baqueta; / la ba-
le vinieron a decir queta no es badana, / lo qu’es es
que si quería ser casado, suela y de la buena; / buena, la
con una gata morisca, Ilustración de Lucho Vásquez buena memoria: / memoria, aquer
(especial para Huellas, lapiz/computador, 2004)
hija del gato romano. que s’acuerda; / cuerda, la de San
(Restrepo, 1971: 318-319). Francisco; / San Francisco, no es
Esteban; / Esteban, no es Martes Santo;/ a los san-
Para el caso de Colombia, Pedro Henríquez tos ses les reza, / rezan los frailes maitines, / maiti-
Ureña anota que los romances que aquí sobrevi- nes, no son completas; / completas no son tus ma-
vieron coinciden con los cantos conservados en ñas; / mañas, tienes de hechisera;/ hechisera, te la
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urdes; (sic) / urde er tejedor su tela, / tela, la de los Para Díaz Roig (1986: 165), los recreadores
sedasos; / er sedaso, harina cuela; / cuela, la mujer retoman un texto tradicional, lo aceptan, lo hacen
que laba / y la que no laba, es puerca; / las puer- suyo y lo transmiten reelaborado. Y este senti-
cas, paren cochinos; / los cochinos, comen yerba, / miento de pertenencia los lleva a variar aquello
la yerba nace’n er trigo, / y er trigo luego se siega, / que no les gusta, no entienden bien, les es ajeno,
siega, la que no ve nada; / nada, la qu’ner mar en- o los lleva a introducir cambios que les dicta su
tra, / entra en la ilesia er cristiano, / y er que no propio entorno. Lo importante es reconocer aquí
entra, reniega; / reniega er qu’está entre moros; /
los moros’tan en la Meca; / la Meca es puerto de
mar; / er mar es donde se pesca. (Mendoza, 1939:
705)
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no el empobrecimiento de una forma, sino el enri- Yo te encargo, escudero,
quecimiento total de las producciones folclóricas. que me la trates muy bien:
un pastel por la mañana
En el proceso de adecuación regional de los can- y un tabaco al encender.
tos, se cambian los nombres propios y se alteran
puntos del texto original para acomodarlo a la nueva Otro ejemplo de estos cambios, en el Caribe
geografía, con nombres que resultan más familia- colombiano, lo comprobamos en el romance La re-
res para el usuario. Los alimentos europeos, como cién casada. Allí la viuda protagonista camina ha-
el vino y el pan, fueron reemplazados por el choco- cia la Zona Bananera, cerca de Santa Marta:
late y los productos nuestros. En el romance El piojo
y la pulga, un “romance de relación” muy popular —Mi marido es alto y rubio, tira tipo de francés.
en Hispanoamérica, en las versiones colombianas En el puño de la espada, lleva el nombre de Isabel.
se introducen animales del Trópico que estable- —Sí, señora, sí señora, hace años que murió;
cen variación sobre las especies originales: lo mataron en la guerra, lo mató un Francisco Arón.
—Siete años lo he esperado, siete más le esperaré,
si no vuelve a los quatorce, como viuda quedaré.
El piojo y la pulga y me voy para la Zona, a hacer compra de café,
se quieren casar a mirar en el espejo: ¡qué linda viuda quedé!
pero no se casan
(Versión recogida por Beutler, 1977: 389
por falta de pan
y confrontada por Posada. Trabajo de campo, 2001)
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Todo el esquema posterior de preguntas y respues-
tas conserva el orden de las acciones y la forma
dialogada:
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oraciones y cánticos religiosos con entretenimien- sos cancioneros y que se cantaban con guitarra en
tos profanos como las “historias de animales” y los alguna ceremonia familiar dentro de las fiestas del
cuentos del “Tigre y el Conejo” (Beutler, 1977: 239). carnaval:
En el Chocó, entre los temas profanos que sirven
de entretenimiento durante el velorio, se cuenta Yo soy Catalino Llanos
el romance Gerineldo, Gerineldo, que es conside- un hombre de mucha fe
rado como “cuento”. Allí un informante manifestó soy el que pinta la huella
que: “El cuento de Gerineldo se dice en la novena” antes de poner el pie.
(Beutler, 1977: 239). (Fuenmayor, 1985: 18)
Susana Friedmann se pregunta por qué sobre- Y menciona los versos del romance Los doce pa-
viven los romances religiosos, precisamente en res de Francia, utilizados como parte de una cere-
comunidades negras y cuál es el vínculo musical monia de carnaval:
entre estos cantos y los romances del siglo XVI.
Los estudios de Carolina Poncet muestran que, en Soy la puente de Mantible,
la América hispánica, las procesiones del viernes y los brazos de Monroy,
santo le impartieron una permanente actualidad los siete infantes de Lara
a los romances mediante la representación y lo que te digo soy.
alegórica de los personajes que figuran en ellos.
También Beutler piensa que, aunque no haya tex- ¡De un San Agustín la pluma,
tos ni documentos probatorios, en Colombia como de un Carlos Quinto el poder,
en España, Cuba y otras antiguas colonias espa- de un rey David la fortuna,
ñolas en América, se cantaron romances de pa- de un Salomón el saber!
sión en las procesiones religiosas de la semana (Restrepo, 1971: 26)
santa.
En trabajos previos he analizado la presencia de Este rápido balance sobre la presencia re-
versos en los diferentes festejos, que sirven para elaborada de las tradiciones en verso en el Caribe
realzar su colorido y se nutren de la tradición his- colombiano, puede ser alentador. A pesar de la cons-
pánica, de uso colectivo en la región (Posada, 1999: tancia de los rituales que se pierden, todavía pode-
187-200). Igualmente, se ha mostrado el apoyo cru- mos hablar de una poesía oral que sigue viva y pre-
zado de fiestas y versos porque los rituales festivos sente para el grupo. El carnaval de Barranquilla,
ayudan a la preserva- por ejemplo, ha man-
ción de los textos de la tenido vigentes los
oralidad y, a su vez, los textos que nutren la
versos son parte im- fiesta. Aquí se conser-
portante de la fuerza van los versos, los can-
de las fiestas. Por esto, tos y las letanías que
puede decirse que no cada año reelaboran la
hay fiestas sin versos tradición y ayudan a
y tampoco versos por fortalecerla.
fuera de las festivida-
des (Posada, 1999). Pero, en el punto
referido a la huella de
La fiesta del carna- los romances, casi
val de Barranquilla, todo está por hacer.
como las celebracio- Existen estudios vas-
nes de otros carnava- tos y rigurosos sobre el
Ilustración de Lucho Vásquez
les de los poblados (especial para Huellas, lapiz/computador, 2004) romance español y su
ribereños, anteriores permanencia en Co-
a ésta, incluyeron versos de la tradición popular en lombia, pero hace falta mostrar su presencia trans-
los diferentes rituales. José Félix Fuenmayor trae, formada en el mundo de hoy. Los estudios de G.
para el caso de Barranquilla, algunos versos que se Beutler se detuvieron en la riqueza de las varian-
reencuentran como versos de tradición en diver- tes encontradas en Ciénaga, Santa Marta, Barran-
16
quilla y algunas zonas del viejo departamento de
Bolívar, pero será necesario confrontar muchas BIBLIOGRAFÍA
partes de esta colección realizada en 1962, con el
BEUTLER, Gisela. Estudio sobre el romancero español en Colom-
estado actual de estas tradiciones. bia en su tradición escrita y oral desde la época de la con-
quista hasta la actualidad. Bogotá, Instituto Caro y Cuer-
De manera que esta reflexión es una invitación vo, 1977.
a los académicos para emprender organizadamente CARPENTIER, Alejo. La música en Cuba. México, Fondo de Cul-
tura Económica, 1946.
la etapa que falta. En el sur de Colombia, en las DÍAZ ROIG, Mercedes. El romancero y la lírica popular moderna.
zonas negras de la Costa Pacífica, se realizaron tra- México. El Colegio de México, 1986.
bajos de campo, apoyados por el Instituto Caro y FEIJÓO, Samuel. “Influencia africana en Latinoamérica: li-
Cuervo, entre 1984 y 1986. Pero en la Costa Atlán- teratura oral y escrita.” En África en América Latina. Méxi-
co, Siglo XXI, 1977.
tica no se ha cumplido esta segunda etapa que dé FABO, Pedro. Idiomas y etnografía de la región oriental de Co-
cuenta del estado actual de las versiones, recogi- lombia. Barcelona, José Benet, 1911.
das cuarenta años atrás. Los cambios sociales, eco- FRIEDMANN, Susana. “Proceso simbólico y transmisión musi-
nómicos y políticos de esta región, en el transcurso cal: el romance y los cantos festivos religiosos del sur
de Colombia.” En: Caravelle, N° 48. Université de
de estas cuatro décadas, ameritan la confrontación. Toulouse - Le Mirail, 1987.
FUENMAYOR, José Félix. “Así era el carnaval de Barranquilla.”
¿Desaparece la tradición? ¿O los viejos textos En: Intermedio, Suplemento de Diario del Caribe, Barranqui-
de antaño se quedan viviendo, transformados en lla, feb. 10, 1985.
HENRÍQUEZ UREÑA, Pedro. La utopía de América. Barcelona, Bi-
la canción y en los versos de hoy? Ésta podría ser blioteca Ayacucho, 1989.
la conclusión que nos llega cuando escuchamos la L INARES , María Teresa. “La materia prima de la creación
reciente versión de un canto de carnaval, popula- musical.” En: América Latina en su música. México, Siglo
rizada por el Checo Acosta, que tiene, hasta en la XXI, 1980.
MENDOZA, Vicente. El romance español y el corrido mejicano.
forma del lenguaje, la vieja factura de los textos Estudio comparativo. Méjico, UNAM, 1939.
del pasado: POSADA, Consuelo. Canción vallenata y tradición oral. Medellín,
Universidad de Antioquia, 1986.
Yo vide el tigre ————. “Versos y fiestas en el Caribe colombiano.” En:
Caravelle, N° 73. Toulouse, Ipealt, 1999.
yo no lo vi. PONCET , Carolina. “Romances de pasión.” En: Contribución
Yo vide el tigre al estudio del Romancero. Separata Cultural S.A. La Haba-
yo no lo vi. na, 1930.
Ese tigre está encerrado RESTREPO, Antonio José. De la tierra colombiana. El cancionero
popular. Medellín, Bedout, 1971.
y lo tienen que soltar.
17
Fenómenos artísticos discursivos
en la novela La tejedora de coronas
Para iniciar con el análisis de cómo funcionan las nes dialógicas que se establecen en los enuncia-
relaciones estructurales discursivas a partir de la dos de varios o de un solo sujeto desde el cual cada
palabra ajena1 o lo que es lo mismo cómo y con uno encarna posiciones ideológicas dialécticas de
qué intencionalidad u orientación dialógica inter- “confrontación-asentimiento, afirmación-comple-
actúan los discursos en la novela La tejedora de mento, pregunta - respuestas establecidas, desde
coronas de Germán Espinosa, se establecerán, en luego, no entre palabras, oraciones u otro elemen-
un primer momento, algunas precisiones teórico- tos de un solo enunciado, sino entre enunciados
metodológicas en forma general. enteros.”3
El punto de partida para el análisis sobre la Es por ello que, inevitablemente, en todo enun-
intencionalidad u orientación dialógica que aso- ciado o discurso se expresan netamente relacio-
man tras los enunciados y las formas del lenguaje nes dialógicas en cuanto que al interior de cada
en la novela La tejedora de coronas, serán las teo- uno encontramos posiciones de sentido respecto
rías de Mijaíl Bajtín, y en la parte final de este en- a otro enunciado o discurso ajeno. De esta mane-
sayo se retomarán algunas reflexiones que desa- ra se logra configurar un diálogo que está siendo
rrolla Michel Foucault desde Nietzsche sobre el co- penetrado por “la realidad dialógica” que sólo es po-
nocimiento. Partiendo de estos dos autores (Bajtín- sible dentro del enunciado que se reconoce y a la
Foucault), se intentará señalar posibles analogías vez reacciona frente al otro, ya sea para asentir,
entre las diferentes orientaciones del discurso in- criticar, reflexionar o entrar en oposición. En este
ternamente dialogizado con la manera como se lle- diálogo de voces propio de la prosa artística —nos
ga al conocimiento sobre algo. dice Bajtín— se introduce el plurilingüismo. Al res-
pecto, Luis Beltrán —apoyado en la concepción
Desde el corpus teórico batjiniano, la palabra dialógica de la novela de Bajtín y de Voloshinov—
(no en un sentido lingüístico estricto) constitutiva enmarca sus reflexiones sobre el discurso narra-
del lenguaje, debe percibirse en una doble orien- tivo (la novela) como el género en el que el escri-
tación: palabra bivocal “que se origina inelu- tor se apropia ya sea explicita e implícitamente
diblemente en las condiciones de la comunicación del conjunto de palabras ajenas, y “la esencia del
dialógica.”2 Toda forma de comunicación humana, discurso narrativo apunta a presentar un entra-
sea ésta cotidiana, oficial, literaria, científica, vie- mado de voces.”4
ne a estar determinada por las posibles relacio-
Dentro de las relaciones dialógicas existen o
*Licenciada en Literatura e Idiomas, Universidad Santiago se manifiestan especificidades concretas en las
de Cali; magíster en Literatura Latinoamericana y Colom-
biana, Universidad del Valle. Docente de la Universidad del Norte.
diferentes formas discursivas, constituyéndose lo
19
Este discurso, según Mijaíl Bajtín, se orienta En nuestra América Española, el colonizador ha-
hacia una comprensión temática que comunica o bía llegado a mezclarse con el aborigen, para dar
representa en forma objetiva e inmediata un re- nacimiento a una raza mestiza que, en el futuro,
ferente. Aquí aparece la palabra del autor que vie- unificaría seguramente los ideales de ambas ver-
ne a configurarse como “última instancia de sen- tientes.11
tido”. La última instancia de sentido alude a “una
comprensión puramente temática”, y en el campo En la cita anterior se puede decir que el enun-
literario el autor de una novela sustituye o muda ciado se elabora desde una orientación objetual
su voz en las voces de los personajes de la novela, directa (orientación temática), pero esa orienta-
de ahí que Bajtín afirme que: “la ultima instancia ción objetual directa existe hasta donde se encuen-
de sentido —la intención del autor— no se realiza tra la palabra mestiza; a partir de ese momento el
en su palabra directa sino mediante las palabras enunciado empieza a ubicarse en otro tipo de dis-
ajenas, creadas y distribuidas de una manera de- curso. El enunciado subordinado “que, en el futuro,
terminada”.10 unificaría seguramente...” ya no se orienta hacia
una comprensión meramente objetiva, sino que
Ya entrando propiamente al análisis respecto a en el enunciado se expresa una concepción indi-
los discursos en la novela La tejedora de coronas, vidualmente caracterizada, de una personaje que
encontramos a lo largo del discurso narrativo un se va definiendo ideológicamente en su modo par-
trenzado simultáneo de dos discursos —dos esti- ticular y crítico de ver y representar el mundo. En
los discursivos superpuestos— en la voz de la na- la voz narradora de Genoveva empieza ya a
rradora-protagonista, Genoveva Alcocer, en donde, percibirse un indicio intencional de la palabra aje-
por una parte, se anima una conciencia de enso- na, palabra en tanto que expresión de un peculiar
ñación recreada en un discurso de lirismo que co- punto de vista.
bra vuelo cuando se abandona a ensoñaciones lí-
ricas, a la intimidad de sus sueños y a la fuerza de En este primer tipo de discurso la palabra o
sus premoniciones. Y, por otro lado, animado por enunciado posee una única orientación: palabra
una conciencia lógica-analítica un discurso his- que se orienta hacia el objeto del discurso. Como
tórico filosófico, científico, literario, imbricados alegato se puede decir que aunque en la novela La
todos dentro de una amplia y detallada documen- tejedora de coronas existen enunciados temáticos
tación. Estas construcciones discursivas de gran que se expresan ampliamente en la voz de Geno-
movilidad temática en el relato de la narradora, veva, se percibe una fuerte movilidad semántica
permiten que la voz de Genoveva Alcocer se des- en el interior de estos enunciados que hace que
place desde un asunto interno de su conciencia penetren otras orientaciones (con claros indicios
(creencias, vigilias, sueños, anhelos) a otro objeto de intencionalidad de la palabra ajena), y que, ine-
narrativo de temáticas o categorías científicas, fi- vitablemente, se incursione en el tercer tipo de
losóficas o históricas. El desplazamiento a un tópi- discurso que permite dilucidar los fenómenos ar-
co temático determinado, hace que se logre iden-
tificar un enunciado directo-objetivo orientado te-
máticamente en tanto última instancia del senti-
do del autor. A través de los diecinueve capítulos
que componen la novela de Germán Espinosa, se
logran estructurar discursos directos e inmedia-
tos que aluden a ricas referencias en las áreas de
literatura, astronomía, teología, filosofía e histo-
ria. Sin embargo, se puede decir que los discursos
directos e inmediatos llegan en algunos momen-
tos a sobrepasar su límite de orientación puramen-
te temática, confiriéndole otro matiz al enunciado
y disminuyendo su orientación original. A su vez,
se puede observar que en la medida en que dismi-
nuye respectivamente la orientación inicial de un
enunciado, aparece o se manifiesta otra nueva
orientación. Veamos el siguiente registro:
Escher
20
tísticos discursivos. Al respecto de estos fenómenos semántica del discursivo del personaje Genoveva,
Mijaíl Bajtín dice: caracterizando lo particular de ese discurso (la pa-
labra en sí) por considerarlo enormemente limita-
La palabra orientada hacia su objeto entra en ese do, no se procederá a estudiar registros que
medio agitado y tenso desde el punto de vista tipifiquen este ángulo de estudio, sino más bien,
dialógico de las palabras, de las valoraciones y como se ha expresado antes, penetrar las posibles
de los acentos ajenos: se entrelaza en complejas relaciones dialógicas que se establecen con los
relaciones, se une a algunos, rechaza a otros o se otros discursos (la palabra ajena).
entrecruza con los demás: todo esto modela
sustancialmente la palabra.12 Se trata, entonces, de comprender y explicar
las orientaciones posibles de los enun-
La realidad de la palabra es entrar ciados en la novela La tejedora de coro-
en ese intercambio plural de voces, ha- nas, dentro del tercer tipo específico de
ciéndose imprescindible, en el inter- discurso, ya que en esta tipología dis-
cambio de diálogos, una práctica viva de cursiva está comprometida la categoría
comunicación entre los participantes: conceptual de lo dialógico. En este ter-
Un real proceso de escucha y respues- cer tipo de discurso el lenguaje es, esen-
ta. Un verdadero descubrimiento de la cialmente, bivocal. En el espacio de lo
conciencia de la palabra. dialógico —nos dice Iris M. Zavala— es
donde el “yo” se comunica en una amalgama de
Segundo discurso: voces que provienen de contextos sociales y orí-
DISCURSO OBJETIVADO DE LOS PERSONAJES genes diversos y —agrega— que somos “nosotros”,
nunca el “yo” individual autónomo.14
Este tipo de discurso —según Bajtín— tiene, al
igual que el primero, un significado temático in- Tercer discurso:
mediato, y relaciona, además, tanto el punto de DISCURSO ORIENTADO HACIA EL DISCURSO AJENO.
vista de su objeto como el personaje objeto de una PALABRA BIVOCAL DE UNA SOLA ORIENTACIÓN
orientación. Va surgiendo la palabra del personaje
como palabra ajena, en tanto percibida como dis- 1. Estilización
curso elaborado del objeto de la intención del au-
tor, y no desde el punto de vista de su propia orien- El relato del narrador es análogo a la estilización
tación temática.13 Se trata pues, en este segundo en tanto que sustitución estructural dela palabra
tipo de discurso, de caracterizar, por un lado, una del autor...15
unidad discursiva que esté orientada hacia una
comprensión temática y, por otro lado, caracteri- La estilización incluida en los discursos de tercer
zar otra unidad discursiva que permita definir ras- tipo, logra fusionar dos voces (autor-personaje) ha-
gos tipificados del personaje, y que empiece a exis- cia un mismo objeto en una suerte de “correspon-
tir, en esta última unidad, la presencia de inten- dencia de sentidos como puntos de vista que se
cionalidad del autor para ir configurando la pala- encuentran reafirmándose recíprocamente”. La
bra ajena del personaje. presencia del autor dentro de su obra —según
Bajtín— es detectada ya sea en la visión de mun-
Lo anterior significa que si se logra hallar re- do, en una opinión, en una atmósfera, en una pers-
gistros de este segundo tipo de discursos en la no- pectiva.
vela de Germán Espinosa, la palabra del personaje
Genoveva se construye como objeto de la inten- En La tejedora de coronas, Genoveva Alcocer ex-
ción del autor que permite ir caracterizando o presa abiertamente, en un soliloquio largo y pro-
tipificando al personaje, a través de la estructura fundo, un discurso autorreflexivo que domina todo
discursiva y semántica del enunciado, donde se el relato, imprimiéndole a éste un fuerte conteni-
evidencian rasgos y tendencias principales al in- do expresivo. Dentro de ese macrodiscurso del per-
terior del discurso, y no como orientación hacia el sonaje-narradora, se puede decir que se desarro-
otro (palabra ajena). lla en una doble vía, constituido por dos fuerzas en
pugna: por un lado, un discurso que se orienta te-
Por tanto, como no es tarea ni propósito de este mática y axiológicamente a la libertad de pensa-
análisis adentrarse en la estructura discursiva y miento del ser humano (simbolizado por la maso-
21
nería), al saber como sino un altísimo senti-
representación del en- do de la justicia [...]
torno cultural francés pues su divulgación no
(la Ilustración), a la ex- traería, a estas alturas
periencia del cuerpo de la historia humana
placentero. Y por el beneficio alguno a la
otro, la orientación de sociedad, no prepara-
enunciados que reac- da para asimilarla [...]
cionan entrañable- (p. 141)
mente hacia el irracio-
nal saqueo de las colo- Se observa que el
nias americanas, a las autor le confiere a la
fuerzas opresoras de la voz de Genoveva (pala-
inquisición —discurso bra ajena) una nueva
clerical culpabilizador orientación semánti-
de los placeres, de las ca en tanto que sirve
fuerzas liberadoras de Cess. Tomada de Metáfora N° 11, 1997.
a propósitos e inten-
la vida— cuyo símbolo cionalidades distintas
está representado por del significado inicial
la bestia negra que deviene en ignorancia, oscuri- directo (discurso directo e inmediato). En este dis-
dad, corrupción, esclavitud. Al respecto, se citan los curso de estilización se destruye el contexto mo-
siguientes registros: nológico, en la medida en que la identificación
apreciativa de los dos discursos (el discurso del
sería mejor llevar camisola al meterme en la bañe- autor y el de Genoveva) aporta un sentido radical-
ra, pues ir desnuda era un reto al Señor y un rayo mente opuesto a la mayoría de discursos que pro-
podía muy bien partir en dos la casa”. (p. 9) liferan en la novela en forma de discurso referido,
lo que significa que es a través de Genoveva que
[...] su único sueño era hacerse hombre de ciencia el autor presenta los registros enunciativos de los
a cualquier costa, ambición casi imposible en esta demás personajes.
ciudad iletrada pero jactanciosa, donde su padre
había tenido que hacerse comerciante y donde la En este discurso (de una sola orientación) no
inquisición campeaba como una inmensa sombra aparecen voces opositoras y, por tanto, todo enun-
y donde el diablo parecía retozar en cada rincón. ciado con orientaciones opuestas queda reducido
(p. 13) al silencio. Pero en principio, empieza a percibirse
“una mirada de reojo lanzada hacia el otro.”
El discurso que tematiza sobre asuntos relacio-
nados con la masonería (orientado a acabar con el 2. Parodia.
oscurantismo y destruir las tinieblas), la ilustra- Palabra bivocal de orientación múltiple
ción, el amor cósmico y el placer erótico, se orien-
tan en sentido positivo. En el discurso de Genoveva En ambos fenómenos artísticos discursivos (estili-
se percibe “el otro discurso” —el del autor— con- zación y parodia), empieza a desenmascararse la
frontándose internamente y obligándose a una re- voz hegemónica —y a recobrarse otras voces des-
lación semántica nueva (valoración de juicios po- de lugares ideológicos diferentes. Indudablemen-
sitivos). “Al penetrar en la palabra ajena (voz de te, hay en el fondo de estos dos fenómenos artísti-
Genoveva) y al alojarse en ella, el pensamiento cos entrecruzamientos de conciencias —o dicho
del autor —nos dice Bajtín— no entra en conflicto de otro modo— huellas verbales de voces oposito-
con dicha palabra, sino que la sigue en su misma ras, relaciones dialógicas que orientan los enun-
dirección y tan sólo la hace convencional.”16 ciados hacia dos núcleos: hacia el destinatario —
oyente o receptor— y hacia el tema del enunciado
[...] pero que paulatinamente se fue imponiendo a subvirtiendo la solemnidad del discurso monológico
mi inteligencia, porque tenía la virtud, rara aún en (unidireccional).
los más avanzados sistemas filosóficos o científi-
cos, de no dejar nada sin explicación y de suponer En el discurso parodiado, Germán Espinosa ha-
a la postre no sólo un absoluto equilibrio cósmico, bla a través de Genoveva, pero a diferencia del dis-
22
curso estilizado, se introduce, en forma más evi- construcción de personajes como fray Félix, se
dente, una orientación dialógica interna hacia el posiciona dentro de la trama novelada como per-
otro. Según Bajtín, en el discurso de la parodia no sonajes de cierta intrascendencia, en tanto que
existe lo que se podría llamar réplica profunda de siempre estarán colocados en un segundo plano
la palabra ajena. No hay dialogismo intenso, por lo (juicios valorativos negativos) con respecto a la mi-
que se evidencia, en esa confrontación de dos vo- rada y a la voz de Genoveva.
ces, una subestimación de la orientación hacia la
palabra ajena. Sin embargo, como se sabe, prima Genoveva señala su miseria moral, sometien-
“una orientación de sentido opuesto a la orienta- do a estos personajes a un proceso de acercamiento
ción ajena. Presupone, entonces, lo anterior la y alejamiento simultáneo. Acercamiento en tanto
existencia de puntos de vista y valoraciones que que se logra observar su lucha interior, las viven-
se contraponen con hostilidad. cias que tratan de ocultar al exterior y alejamien-
to, porque se sirve de este fenómeno para degra-
En la novela La tejedora de coronas son muchos dar a los personajes, para exponer sus íntimas
los pasajes donde existe una orientación paródica miserias salpicadas de ironía, deploración y risa.
hacia ideologías contrarias, representadas la ma-
yoría de veces por el discurso monológico clerical de 3. Polémica interna oculta
la santa inquisición. Encontramos, frecuentemen-
te, en la voz de Genoveva, un tono burlesco cuan- En la polémica oculta, la palabra del autor está
do sugiere ver a personajes como fray Juan Félix orientada hacia su objeto, como cualquier otra pa-
de Villegas, fray Miguel Echarry, fray Tomás de la labra, pero cada aserción acerca de su objeto se
Anunciación, Julio César de Ayala y todo posible in- estructura de la manera que permite, aparte de su
terlocutor ausente o presente que aparece bajo la significado temático, acometer polémicamente en
nominación genérica de inquisidores. Estos perso- contra de la palabra ajena con un mismo tema, en
najes, que entronizan la palabra ajena como pala- contra de una aserción ajena acerca de un mismo
bra sancionadora, punitiva, son mostrados en una objeto.17
especie de escenario de comedia, tipificando sus
rasgos y actitudes con tintes grotescos y revelan- En el estilo novelesco que Germán Espinosa pro-
do sus intereses en decadencia. pone en La tejedora de coronas, la orientación de
enunciados se reviste de la palabra polemizada. A
[...] así que déjese de preguntar más pachotadas, partir del encuentro de voces —el yo y el otro— se
ya sé que la anónima denunciante, a quien bien confrontan ideologías contrarias. Como ya se ha
me conozco, informó que mi casa atraía los rayos explicado —al interior del discurso parodiado— la
y centellas del cielo, y que ustedes han encontra- voz ajena o, lo que es lo mismo, la voz contraria o
do allí, sobre el tejado, un artefacto diabólico [...] la contrapalabra que deviene del santo oficio es
pero no diré más, métanse ese artilugio de rechazada por la voz de Genoveva, quien se procu-
satanklin por sus fondillos sacrosantos, si eso les ra una visión más libre de dos temas prohibitorios
complace, y sanseacabó [...] (p. 560) del santo oficio: la sexualidad y el conocimiento.
23
de lo “indiano” frente a lo “euro- personaje narrador central, de
peo”. En este diálogo de cultu- tal manera que el fenómeno co-
ras, Genoveva va construyendo municativo se escucha, en la
una conciencia crítica con res- hilvanación de su relato y desde
pecto a otros discursos. Discur- una celda condenada a muerte
sos que hablan desde ideologías por el santo tribunal, como for-
antagónicas: el santo tribunal ma dialógica de polémica interna.
del santo oficio de la inquisición
de Cartagena. [...] pero a ti, Bernabé te debo la
verdad, y es que en mi logia de la
En el macrodiscurso autobio- plaza de los jagüeyes jamás se in-
gráfico de Genoveva Alcocer, la vocó a Satanás, ni cabalgamos,
manera como se desarrolla el como creen el fiscal fray Juan Félix
diálogo con los representantes Tomada de Nueva Metáfora N° 1, 1999. de Villegas y el torturado don Ju-
del santo oficio se da a través lio César de Ayala, sobre diablitos
de la polémica interna. Genoveva se enfrenta con encarnados en cerdos, sino que tratamos de di-
la palabra ajena del clero a través de un discur- fundir la luz de la ilustración, la luz que la gran
so en el que predomina el pensamiento de la ilus- logia me ha ordenado irradiar sobre América [...]
tración. (p. 481)
Pero también, al interior del discurso de [...] Quizá los más capaces de amar seamos los
Genoveva, se formula la valoración de su persona más débiles, pero yo al cabo de tanto tiempo, he
por los otros. Genoveva interrumpe sus palabras desistido de juzgarme débil, porque al fin y al cabo
con las replicas ajenas imaginadas. Todas las vo- trascendí mi condición de huérfana solitaria y me
ces opositoras aparecen subordinadas a la voz del jugué la vida junto a los mejores del mundo, creo
24
que nadie podrá reprocharme una sola deslealtad, se desea comprender y aprehender no hay distan-
pues por amor a mis principios estoy ahora donde ciamiento. Significa lo anterior que debe haber
estoy, que no es propiamente en el seno de una voluntad de alejamiento de la persona que per-
Abrahán. (p. 160) mita destruir toda relación, de acercamiento, de
adecuación y de aprobación per se. “El conocimento
Genoveva propende —desde temprana edad— sólo puede ser una violación de las cosas a cono-
por una relación dialógica con el conocimiento. La cer y no percepción, reconocimiento, identifica-
forma como se realiza ese intercambio de saberes ción de o con ellas.”19
y ese acercamiento hacia nuevas maneras de ver
y representar el mundo la obligan a renunciar y a El estudio que realiza Bajtín sobre las relacio-
revaluar valores canónicos, discursos legiti- nes dialógicas del discurso narrativo entra en opo-
madores (se burla de ellos, los agrede, los parodia) sición con el lenguaje monológico, que a su vez,
no sólo desde el campo religioso sino, incluso, des- se menoscaba por las voces y acentos polifónicos
de el discurso de la ciencia (la ciencias positivas). que surgen en el relato a través de las importan-
tes orientaciones que toma la palabra ajena: la iro-
[...] pues según él el universo guardaba muchos nía, la parodia y la polémica. Estas orientaciones
secretos que la sola razón humana no podría tan de la palabra en el discurso literario revelan —al
fácilmente esclarecer, y para cuyo futuro discerni- interior del acto comunicativo— un sistema de
miento sería necesaria otra guerra entre la Razón evaluaciones en lo social que nutre el pensamiento
y la Intuición, es decir, entre la ciencia y la filoso- y la palabra de los personajes, en tanto pensamien-
fía [...] ante lo cual decidí preguntarle si, en las to y palabra se orientan desmitificados y
presentes circunstancias, a comienzos del siglo contestatariamente hacia el lenguaje canónico.
XVIII, así fuera transitoriamente, el partido de la Obviamente, esta clase de personajes llegan a es-
Diosa Razón, y respondió que sólo en una forma tar bien distantes de la manipulación grosera de
exterior y convencional, pues en lo más íntimo de un horizonte monológico y unitario. Se compren-
su ser, el hombre de pensamiento debería siem- de entonces, que las orientaciones señaladas de
pre preservar su independencia de las corrientes la palabra ajena, tienen una fundamental impor-
de la hora y remitirse muy exclusivamente a sus tancia en tanto discursos que polemizan, ironizan
impulsos profundos, o sea, a su ética individual, y parodian las valoraciones y los puntos de vista
única que podía salvarlo y abrirle los caminos de de las otras palabras ajenas. En conclusión, estas
un fidedigno conocimiento [...] p. 303 orientaciones ponen de manifiesto una lucha o en-
cuentro hostil de voces.
Es precisamente en el acto dialógico que el per-
sonaje Genoveva se abre a nuevos saberes, de ahí En el discurso autobiográfico de Genoveva, su
que se pueda decir, en palabras de Iris M. Zavala, voz acerca de la cultura, acerca de las institucio-
que la “dialogía es una forma cognoscitiva nes religiosas, acerca, incluso de sí misma, es,
integradora que interroga las verdades únicas, la profundamente, dialógica. El discurso esotérico, el
violencia, las totalizaciones, los autoritarismos. No de las ciencias ocultas, el de la ciencia, la litera-
rompen simplemente con las interpretaciones tra- tura, la historia, la astronomía, el saber del pue-
dicionales y canónicas sino que las alteran total- blo, articulados todos en la voz de Genoveva, se
mente.” Por tanto, el conocimiento deviene reestructuran en una tensa orientación po-
como resultado de la lucha y del combate lémica librada por la protagonista, revelando
visceral y racional. La palabra de Genoveva un tono de voz indignado, despectivo y obsti-
es palabra hostil sin concesiones de ningu- nadamente desafiante. Genoveva Alcocer
na clase, aun a sabiendas del peligro de realiza su proceso de conocimiento distan-
muerte que corre regresando, después de ciándose enérgicamente del discurso oficial
muchos años a su tierra natal: Cartagena. y cuestionando con tonos de burla (risa),
paródicos (deplora) y polémicos (detesta) la autori-
Para Nietzsche es, precisamente, en las rela- dad eclesial.
ciones de lucha y de poder —resultado del juego de
estos tres instintos y pasiones: reír, deplorar y de- Queda todavía mucha reflexión para compren-
testar— que se asegura acercarse y aprehender la der la relación analógica —si la hubiese— entre
verdad. No puede, nos dice el filósofo alemán, ha- el discurso dialógico narrativo y el conocimiento
ber conocimiento si con respecto a ese objeto que desde las concepciones (Bajtín, Nietzsche); de to-
25
3
das formas, parece necesario seguir establecien- Bajtin, Mijail M. Problemas de la poética de Dostoievski.
Bogotá: Fondo de Cultura Económica, 1993, p. 263.
do ciertas analogías entre el discurso dialógico que 4
Según Luis Beltrán Almería (Palabras transparentes,
Bajtín estudia, con el conocimiento a que se llega 1992) el análisis de los enunciados en la novela debe orien-
a partir del juego entre reír, deplorar y detestar pro- tarse en la misma perspectiva teórica de los trabajos desa-
puesto en el corpus nietzschiano. rrollados por Mijail Bajtin y Voloshinov, ya que aportan
sólidas reflexiones sobre el lenguaje, propugnando por una
verdadera interpretación dialéctica de los enunciados como
Finalmente, parece evidente, dentro de la línea prácticas efectivas de interacción social que dista enorme-
de pensamiento apenas si esbozada en la parte fi- mente de la concepción estructuralista actual de la novela.
5
nal de este ensayo, que el acto comunicativo res- Bajtin, op. cit. p. 258.
6
Para Bajtin existe, al interior de todo enunciado o
ponde a una búsqueda responsable con la Verdad,
discurso, una confrontación entre la palabra propia y la
una “búsqueda responsable de conocimiento, en- palabra ajena. Sin embargo, intentar diferenciar con sufi-
tendida como responsabilidad ética de la praxis co- ciente claridad conceptos como el de discurso y enunciado
lectiva.” en Bajtín es casi imposible. Cito a Bajtín: “Las relaciones
lógicas y temático-semánticas, para ser dialógicas, [...] han
de formar parte de otra esfera del ser, llegar a ser discurso,
Llegado a este punto, se puede decir que toda- esto es enunciado.” Para Foulcault, la distinción entre dis-
vía queda mucho ejercicio de semiosis fina y aten- curso y enunciado queda bien establecida: el discurso como
ta para continuar dilucidando posibles relaciones totalidad de sentido lo constituyen enunciados, que vie-
nen a configurarse como eslabón-unidad en la cadena
analógicas entre el discurso dialógico y la formas
discursiva.
de cómo se llega a construir saber. 7
Cfr. op. cit. p. 277.
8
Según Luis Beltrán, siendo de gran importancia el
NOTAS diálogo en el discurso narrativo, como unidad compositiva,
no ha merecido especial atención entre los estudios reali-
1
Se puede decir que la palabra ajena en Bajtín es una zados en estas disciplinas.
9
noción dinámica, en la cual se establecen relaciones entre Bajtin, op. cit. p. 262.
10
enunciados; es decir, todo enunciado implica la posibili- Ídem.
11
dad de ser contestado desde algún lugar ideológico. Todo Espinosa, Germán. La tejedora de coronas. Bogotá: Al-
enunciado, en últimas, se encuentra en una situación faguara, 1982, p. 308.
12
comunicativa específica con otros enunciados ajenos o pa- Bajtin, Mijail M. Teoría y estética de la novela. Trad.
labras ajenas, donde, a partir de ese fluir comunicativo Helena Kriukova y Vicente Cazcarra. Madrid: Taurus, 1989,
que se genera, la palabra entra en relación con la ajena, ya p. 94.
13
sea para asentir, reformular, falsear o refractarse. De ahí Bajtin. Problemas de la poética de Dostoievski, p. 261.
14
que podamos decir que la palabra al estar en interrelación Zavala, Iris M. La posmodernidad y Mijail Bajtin. Una
con otras palabras ajenas, siempre tendrá en cuenta las poética dialógica. España: Espasa-Calpe, 1991, p. 58.
15
posibles apreciaciones y orientaciones de los enunciados Ibíd., p. 265.
16
ajenos. En palabras de Iris M. Zavala, la palabra ajena está Para Bajtin la palabra se hace convencional cuando
llena de ecos de los enunciados de otros. sirve a otros propósitos del significado inicial directo
2
Sobre las relaciones dialógicas (escritas o habladas,) (univocal), confiriéndole a la palabra inicial una nueva orien-
Bajtin expresa que pueden existir relaciones dialógicas no tación semántica. La palabra convencional es bivocal en
sólo entre enunciados ajenos, sino también al interior de tanto que en la palabra aparecen dos orientaciones de sen-
un solo enunciado. (Un enunciado puede estar constituido tido: hacia el discurso temático y hacia la palabra ajena.
17
en su estructura interna por varias voces. Remítase al aná- Ibíd., p. 273.
18
lisis que hace Bajtin en varios de los discursos de los per- Foucault, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Bar-
sonajes de Dostoievski. En: Problemas de la poética de celona: Gedisa, 1991, p. 26.
19
Dostoievski. Fondo de Cultura Económica: Bogotá, 1993. Ibíd., p. 24.
26
La desaparición de Isla Verde
UN DESASTRE ECOLÓGICO DEL SIGLO XX
EN EL CARIBE COLOMBIANO
La protección de la bahía está en los depósitos de La condición natural que ofrecían estas costas
sedimentos entre Sabanilla e Isla Verde, los cua- de aluviones, ayudó a fortalecer el calado y buen
les pueden ser considerados como un rompeolas funcionamiento de un puerto marítimo que tenía
hecho por la naturaleza con taludes de muy suave como escenario el legendario muelle de Puerto Co-
inclinación y que se apoya en la costa con una lombia, a través del cual, a partir de 1888, el mun-
base de más de cinco kilóme- do logró entrar a este país
tros entre Sabanilla y Punta sin ninguna restricción,
Nisperal. J. Berger. siendo puerto obligado de
grandes transacciones co-
Dentro del proceso degenerativo merciales y marítimas.
al que se ve sometido constan-
temente nuestro entorno natu- ¿QUÉ ERA ISLA VERDE?
ral y geográfico, debido a las mo-
dificaciones que efectúa el in- Isla Verde era un brazo pe-
dividuo en su interacción con la ninsular que protegió por
naturaleza, existen algunas cir- muchos años la bahía de
cunstancias que justifican las Sabanilla, cuyas orillas
diversas transformaciones que costeras localizadas entre
el ecosistema ha soportado por Salgar y Puerto Colombia
la acción del mismo hombre. eran las más plácidas y
tranquilas de la Costa Nor-
Uno de los episodios más fe- te colombiana. Esta faja
hacientes relacionado con di- costera era reforzada perió-
chas modificaciones en Colom- dicamente por las conti-
bia, que tuvo como marco una nuas corrientes marinas
parte de nuestra Costa Caribe, que depositaban gran par-
entre 1945-1960, fue la desapa- Isla Verde en la bahía de Sabanilla. te de la sedimentación del
rición paulatina de una porción río Magdalena, pero por tra-
o faja de tierra que, en forma de tajamar natural, se bajos ejecutados a mediados de 1923 en adelanto
encontraba localizada en la denominada bahía de de los intentos de apertura de Bocas de Ceniza, se
Sabanilla, muy próxima a Barranquilla, capital del recomendó para su habilitación la ejecución de
departamento del Atlántico. unos tajamares a lado y lado del cauce del impor-
tante río. De esta manera, la isla fue desapare-
ciendo lentamente del litoral Caribe. Su desinte-
*Nacido en Puerto Colombia, 1964. Licenciado en Edu-
gración definitiva fue precipitada por perforacio-
cación con énfasis en Ciencias Sociales y Económicas, y nes petrolíferas realizadas entre los años 1947-48.
Técnico en conservación preventiva de documentos, actual-
mente es funcionario del Archivo Histórico del Atlántico.
28
déltica se definía y establecía con características
de asentamiento de tierras de aluviones.
29
tudios de planos y edificaciones realizados por la alcanzaban una altura promedio de 3 a 5 m, ade-
Junta Central de Higiene y la Junta de Higiene más vegetación de plantas halófilas, como Batís
del Atlántico. maritima y Sesuvium portulacastrum.
En dicha área, donde se logró construir ocho edi- Este tipo de formación vegetal propia de las en-
ficaciones, se instaló un semáforo para las comu- senadas y lagunas tropicales, estaba además cons-
nicaciones con los buques que llegaban a la bahía, tituido por matorrales que se dispersaban de una
línea telefónica al resguardo de Puerto Colombia y manera extensiva. Esta vegetación también sufrió
un depósito de agua con sus filtros y bombas; tam- los embates que modificaron la permanencia de la
bién disponían de una buena planta eléctrica para isla: “Los manglares hoy han desaparecido casi por
el alumbrado de todas las dependencias.12 completo y solo quedan en esos parajes millares de
troncos escuetos, con vestigios de la vegetación pri-
Gaspard Theodore Mollien en su viaje por la mitiva. La causa de esta alteración ecológica es, al
República de Colombia en 1823, registró en sus parecer, atribuible a la obra indirecta del hombre;
escritos lo siguiente: “Los grandes bosques, en los en efecto, la construcción del dique de piedra, que
que solo algunas flores rompen de vez en cuando se extiende por toda la orilla del río Magdalena des-
la monótona uniformidad, no tiene nada de pinto- de muy cerca de Las Flores hasta rematar en el
resco. Con la proximidad del Magdalena, las pers- malecón o tajamar occidental de las Bocas, cerró
pectivas son más rientes; el terreno no está cons- por completo el paso de las aguas hacia los esteros.”14
tituido por el árido gris, que hace tan triste el ca-
mino de Cartagena a Barranco”13, describe además PAULATINO DETERIORO
que “las tierras de aluvión parecen invitar a los habi-
tantes a cultivarlas con más esmero; la vegetación, Los constantes desplazamientos de arena en la
con la humedad, se muestra más lozana y el ganado bahía de Sabanilla ocurridos en la década de los
está más gordo y se multiplica más y mejor.” 50s, han sido la única causa que explica por si
sola la desaparición de esta porción de tierra que,
Toda esta zona déltica, para tales años, se co- por espacio de muchos años, conformaba la zona
municaba entre sí, formando islas y lagunas déltica occidental del río Magdalena. Prueba de ello
laberínticas. Además, la principal causa de es que existen algunas dunas frente a Puerto Co-
cesamientos de estos caños era los grandes lombia que son hasta el momento los testigos per-
taruyales, o denominadas masas flotantes de ve- petuos del desplazamiento de la barra de arena
getación, las cuales provocaban sedimentación en como se la conoció últimamente.
los canales de comunicación.
Muchas fueron las causas que obligaron des-
Este proceso era definitivo al bajar la crecien- aparecer, en una forma lenta pero contundente,
te. Desde el mismo momento de su formación, los esta faja de arena localizada al occidente de Bocas
desagües cambiaban constantemente y se cega- de Ceniza. Los primeros acontecimientos, que da-
ban, generando confusión entre los navegantes y tan de los años 1922-23, justifican que por prime-
cartógrafos. ra vez Isla Verde sufre los embates de las corrien-
tes marinas y los fuertes vientos: “El faro situado
VEGETACIÓN en Isla Verde, que en 1922 estaba casi en el centro
de la isla, está hoy ya entre el agua.”15 Fue así como
Esta zona, por estar próxima a las Bocas de Ceniza, se removió una faja de terreno sedimentario de
estaba cubierta de vastos y tupidos manglares que aproximadamente 400 metros; como consecuen-
cubrían varios kilómetros, y bordeaban varios ca- cia de lo anterior, apareció una nueva faja angos-
ños laterales, como el Brazo de la Culebra y el Caño ta de tierra que se denominó Isla Nueva.
de la Piña; se destacaban varias especies de man-
glares como el mangle colorado (Rhizophorz mangle) Pero lo más paradójico es que el gobierno cele-
el mangle salado (Aviccenia nitida), Laguncularia bró un contrato con la Casa Julius Berger Tf de Ber-
racemosa; en la parte de formación arenosa exis- lín en mayo de 1914, para que estudiara las obras
tían especies tales como el manzanillo (Hippomane necesarias en Bocas de Ceniza y Barranquilla y al
mancinella) el cual era muy tóxico. Su extensa ve- mismo tiempo elaborara un estudio referente a la
getación la complementaban montes espinosos que defensa de la bahía de Puerto Colombia en 1923.
30
I.: Bocas de Ceniza.
D.:Plano general
de la desembocadura del río Magdalena.
31
“En esta magnífica gráfica se
puede observar el estado en que
se encuentra el balneario de
Puerto Colombia, a pesar de las
mil promesas oficiales. Los
ingenieros, los funcionarios
oficiales, anuncian planes
maravillosos; el esfuerzo de los
habitantes del Puerto se ahogan
en medio de la falta de ayuda
oficial. Y, mientras tanto,
Puerto Colombia sigue converti-
do en un banco de arena.
¿Hasta cuándo?” Nota
periodística de Diario del Caribe,
marzo 15 de 1970.
muy angosta en ese sector, el fuerte mar de leva El desespero por las arremetidas del mar en esta
de aquel día arrasó por completo la flecha litoral, zona del Litoral Caribe, obliga a establecer en Puer-
que quedó muy debilitada, y ayudó a que quedara to Colombia una Junta Pro-Defensa de Puerto Co-
aún más cerca de la población de Salgar, parte de lombia, la que acordó como única solución espolo-
Pradomar y Puerto Colombia. La magnitud de di- nes de piedra y materiales fuertes.20
cho fenómeno fue registrada de la siguiente ma-
nera: “Salgar, el floreciente corregimiento de Puer- Fuentes gubernamentales eran testigos del pro-
to Colombia, fue ayer teatro de un fenómeno de la ceso degenerativo de aquel brazo peninsular pro-
naturaleza, muy común en las regiones costane- tector de la bahía de Sabanilla. Aquella barrera
ras del Caribe; el mar embravecido, rebelde y ru- reforzada periódicamente por los sedimentos del
giente, desencadenó con furia sus olas contra las Magdalena desaparecía lentamente; pero era una
planas arenas de un puerto sin defensa.”18 realidad, el cambio de la prolongación de la des-
embocadura del río kilómetro y medio ayudó en la
Paulatinamente, la faja de tierra se establece desaparición de esta isla denominada Verde.
y modifica su recorrido. Es a mediados de 1954
cuando las sucesivas arremetida del mar contra “El refuerzo de la isla no se hacía ya que las co-
el litoral se hacen más notorias. Y con la ruptura rrientes habían cambiado y la sedimentación en-
casi total de lo que quedaba de la isla en su parte tonces pasaba por arriba, todo este fenómeno fue lo
angosta, acompañada de sucesivas perforaciones que debilitó esta faja de tierra y fue acompañada de
que la compañía Ulen hizo en dicha faja litoral, se perforaciones petrolíferas por los años de 1947-48,
ocasiona el acercamiento lento de la isla, perpe- fue esto lo más aceptado para la desintegración pau-
tuada por espacio de muchos años alrededor del latina de esta faja de tierra, determinada por las
viejo muelle de Puerto Colombia, formando unas corrientes marinas, hoy en día esta isla se encuen-
extensas dunas y creando suficiente playa entre tra en la parte intermedia del muelle tornándose
población y mar. muy sólida y debilitada por la parte de Pradomar.”21
“La bahía de Puerto Colombia estuvo durante Por recomendaciones del ingeniero hidráulico
muchos años protegida por la Isla Verde, que se Joseph Caldwel,22 hechas a mediados del mes de
mantenía, no obstante el arrastre de arena hacía el octubre de 1953, se habilitan varios rompeolas o
occidente, por la adición de arena proveniente del tajamares con el fin de contrarrestar las fuertes
oriente, arrastrada también por los vientos alisios, corrientes y proteger la costa afectada.
a lo largo de la costa [...] Los deslizamientos subma-
rinos frente a Bocas de Ceniza dieron lugar a una Nuestra costa no volvió a ser la misma. Las en-
enorme garganta, donde hasta 1953 se depositaron vidiables playas con que gozaba este balneario y
las arenas arrastradas por el Río Magdalena y las puerto marítimo nunca fueron estabilizadas. Pro-
provenientes del oriente por arrastre a lo largo de la yectos de rehabilitación de playas y costas hay por
costa. Esto restó el suministro de arena a Isla Verde montones, pero ninguno ha logrado el efecto de-
la cual fue paulatinamente erosionada.”19 seado. Esta faja costanera hoy en día tiene a su
32
alrededor y en línea recta demostrar sus espigas hallarse en las Bocas del río de la Magdalena en la costa
de la mar haciendo frente con la guardia de la Savanilla de
de arena que logran desprenderse de Pradomar. esta jurisdicción, una isla nombrada La Berde, que está
Sigue acompañada de acantilados en donde lo pre- circumbalada de mar”. Esta petición fue dirigida a la Au-
dominante es el borde rocoso, seguido de playas y diencia de Panamá, al teniente del Gobernador y Auditor
espigas a todo lo largo de la zona litoral, predomi- General de Guerra de esta plaza y provincia (era un Juez
privativo de composiciones y ventas de tierras y de
nando las barras de arena y lagunas elongadas.23 condonaciones, multas de penas regentado por su majes-
Estas playas actualmente siguen sin habilitarse tad).
por el hecho mismo de estar a merced de fuertes 8
Por esta razón, Lorenzo Téllez argumentaba la impor-
corrientes marinas, y por ello, todo el efecto del tancia de la isla, útil para pastos de ganado.
9
Su posesión fue entregada formalmente el día 16 de
arrastre que hace el caudaloso río Magdalena du- junio de 1746 en manos del capitán de milicias españolas
rante su recorrido, queda depositado en estos ki- en este partido, alcalde pedáneo y juez ordinario del sitio,
lometrajes de playa. don Miguel Téllez Camacho.
10
Se le ajustó en dar y pagar a su majestad diez y seis
pesos por dicha isla y al acto el título de posesionario.
Por sus características geomorfológicas, estas 11
Archivo Histórico del Atlántico. Escritura Pública # 3
costas se ubican como erosivas en un alto porcen- de enero 10 de 1886. Notaría Primera del Circuito de Ba-
taje, y dada la amenaza cíclica y sus cambios tan rranquilla.
12
nocivos la degradación en la costa es irreversible Considerada como la mejor del Mar de las Antillas,
por dos médicos, uno americano y otro alemán que además
y de futuro incierto. la avaluaron en 200.000 Dólares.
13
Barranco: Así denominó a Barranquilla Gaspard
Por ello, el desastre ecológico mayor registrado Theodore Mollien.
14
en esta isla, desaparecida en un 90%, marca la DUGAND, Armando, “Aves del departamento del Atlán-
tico”, Revista Caldasia, vol. IV, Bogotá 1947, p. 504
reflexión para que en futuras obras de gran expec- 15
Estudio hecho por Julius Berger Consortium, refe-
tativa, se logre diseñar estrategias de contingen- rente a la defensa de la bahía de Puerto Colombia, 1923.
cias sólidas, y de una vez no modificar algo natu- 16
Carta de Eduardo B. Gerlein, jefe del Resguardo Na-
ral por algo peor. cional de Puerto Colombia, al administrador de la aduana,
oficio N° 579, Puerto Colombia, diciembre 1 de 1922.
17
Rescate y difusión del testimonio oral como fuente para la
NOTAS historia del municipio de Puerto Colombia, trabajo de investi-
gación financiado por el Fondo Mixto de Promoción de la
1
Archivo Histórico del Atlántico, Escritura Pública # Cultura y las Artes del Atlántico, 1999.
18
117 de 1869 de la Notaría Primera del Circuito de Barran- El Heraldo, junio 13 de 1951.
19
quilla. Aquí se registra la “venta que se le hace al Señor BARCO VARGAS, Virgilio, Memorias, Ministerio de Obras
Alejandro Díaz Granados, con poder especial del señor Ni- Públicas, Bogotá, 1959.
20
colás Pereira Gamboa, para adquirir los derechos y accio- El Nacional, jueves 21 de mayo de 1953.
21
nes que le correspondían en la Compañía del Canal de la El Espectador, julio 11 de 1953.
22
Piña a favor de los señores Santo Domingo y Jimeno por la Norteamericano traído especialmente para hacer re-
cantidad de $1.000.” comendaciones referente a los trabajos de Bocas de Ceni-
2
Mapa del río Magdalena referenciado, de la latitud zas y la defensa de la bahía de Sabanilla.
23
4°N hasta la desembocadura. Año de 1801-1814. Ejemplo, la laguna que está frente a la población lla-
3
Mapa elaborado en 1824 por el piloto cartógrafo de la mada comúnmente “La Charca” o ciénaga de Balboa.
fragata “Fidelidad”, que representa el sector comprendido
entre el río Magdalena y la población de Sabanilla, con las
diferentes bocas, brazos, islas, caseríos, caminos, profun- BIBLIOGRAFÍA
didades del mar, cauce de la costa, rosa de los vientos,
toponimia e información cartográfica, áreas de abasteci- BARCO VARGAS, Virgilio, Memorias, Ministerio de Obras Públi-
miento y recursos pesqueros. cas, Bogotá, 1959.
4
Este trabajo fue ordenado por el gobierno de la Nueva BLANCO, Agustín, Atlas histórico-geográfico, Colombia, Archi-
Granada al ingeniero May con el fin de adecuar la navega- vo General de la Nación, Comisión V Centenario, Edi-
ción en el sector de la desembocadura del río Magdalena torial Norma, 1992, 156 p.
en el mar Caribe y adaptar a Sabanilla como puerto fluvial BERGER CONSORTIUM, Informe referente a la defensa de la bahía
y marítimo, preocupación que luego se trasladó a Barran- de Puerto Colombia, 1923.
quilla con las obras de Bocas de Ceniza. El Heraldo, Barranquilla, junio 13 de 1951.
5
VERGARA, José Ramón, BAENA , Fernando, Barranquilla: DUGAND , Armando, “Aves del departamento del Atlántico”,
su pasado y su presente, 2ª ed. Barranquilla, p. 7. Revista Caldasia, vol. IV, Bogotá, 1947, p. 504.
6
Era el electo oidor de la Real Audiencia de Panamá, INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI, Monografía del departamento
que era, además, Juez Privativo y particulares para poner del Atlántico, Bogotá, 1973
cobros a todas las cantidades que se estuvieran debiendo a MOLLIEN, Gaspard Theodore, Viaje por la República de Colom-
su majestad. bia en 1823, Bogotá, 1944.
7
Don Lorenzo Téllez, presentó petición de dichas islas PÉREZ ARBELÁEZ, Enrique. Hilea Magdalenesa, Contraloría Ge-
el día 20 de noviembre de 1736, aduciendo que “Respecto a neral de la República, 1949, 196 p.
33
El Carmen de Bolívar
y su comarca en la historia
A propósito de su fundación
Entre el relieve de llanura, ampliamente predomi- dimiento andino conocido como Cordillera Occiden-
nante en la costa Caribe de lo que hoy es Colombia, tal en la actual Colombia.
se destacan por su importancia dos unidades mon-
tañosas. La una, es la elevada mole de la Sierra Constituye, la comarca en cuestión, una de las
Nevada de Santa Marta. Que le cierra el paso hacia cuatro regiones naturales en que está dividido el
el extremo norte del país a la gruesa corriente del territorio del actual departamento de Bolívar; las
río Magdalena, haciendo que vire al occidente, para otras tres son: la región deltaica magdalenense, al
desparramar sus amarillentas aguas en el mar Ca- norte de la nuestra; la depresión momposina, al sur,
ribe, en un amplio delta entre Santa Marta, Barran- y, finalmente, la región selvática al sur del depar-
quilla y Cartagena, con un sinnúmero de caños, tamento,3 bordeando las prolongaciones andinas.
canales, arroyos y ciénegas. La otra, de mucho me-
nor elevación y al sur-occidente de la anterior, es Las serranías o montes propiamente dichos,
la subregión en la que se ubica El Carmen de Bolí- acogen, de norte a sur, los actuales municipios de
var, espacio objeto de nuestro estudio. Conocida con San Cayetano, San Juan Nepomuceno, San Ja-
los nombres de Montes o Montaña de María, o se- cinto, El Carmen de Bolívar y Ovejas. Este último
rranía de San Jacinto, aquí preferimos utilizar el quedó dentro de la jurisdicción del departamento
de Montes de María, por ser un nombre más preci- de Sucre, el más joven de la Costa.
so geográficamente hablando, y por su evocación
histórica; u otro de sabor provinciano, como lo es el El Carmen de Bolívar, municipio de nuestro
de “comarca monte-mariana”. particular interés, se halla enclavado en un her-
moso valle, ubicado exactamente en la mitad del
Dichos montes son una cadena de relieve eri- eje longitudinal del conjunto serrano, sobre la ver-
zado, formada por colinas y cerros de moderada al- tiente oriental, mirando hacia la gran arteria del
tura que se alargan de sur a norte,1 entre la línea río Magdalena, del cual dista 47 kilómetros sobre
litoral del mar Caribe, al occidente, y el curso del terreno llano y suavemente ondulado, hasta el
bajo Magdalena, al oriente. Con una longitud puerto de Zambrano; y algo menos de 40 kilóme-
aproximada de 120 km y una anchura máxima de tros hasta el otrora importante puerto de Jesús
40 km, cubren una superficie de más de 3.000 km del Río.4 El propio casco urbano del municipio re-
cuadrados. Su mayor altura la registra el cerro de posa sobre el estribo oriental de la serranía, bor-
Maco, con 800 metros sobre el nivel del mar. deando el valle del Magdalena en dirección al men-
Orográficamente se les considera una prolonga- cionado puerto de Zambrano, mejor dicho, entre la
ción de la Serranía de San Jerónimo,2 uno de los montaña y el valle.
tres ramales en que termina, al norte, el despren-
Durante todo el tiempo pertenecieron comple-
*Profesor asociado de Historia de la Facultad de tamente, lo mencionados montes, a la jurisdic-
Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena. ción del gran departamento de Bolívar, antes Es-
35
so de colonización tardía de la Costa Caribe, en orden que le dio el gobernador, de entonces, de la
donde por diversas circunstancias van a quedar Provincia de Cartagena para iniciar su gran em-
grandes espacios vacíos hasta la segunda mitad presa de congregación de almas dispersas en la
del s. XVlll, e incluso más allá.12 Es así como, en- Isla de Barú, que cumplido el encargo inicial se le
tre una lista de un total de 43 poblaciones, funda- extendió a toda la Provincia, rezaba: “Cartagena
das por el teniente coronel Antonio de la Torre y 12 de agosto de 1774”14; eso por una parte. Y por la
Miranda en la Provincia de Cartagena a fines del otra encontramos que, una vez concluye su vasta
siglo XVlll, distinguimos el nombre de Nuestra Se- misión fundadora y repobladora en lo que Alfonso
ñora del Carmen [el hoy Carmen de Bolívar] ense- Múnera totaliza como Sabanas de Bolívar (inclu-
guida de San Cayetano, San Juan Nepomuceno, y yendo los Montes de María) hace un mapa (o plan)15
San Jacinto (ver cuadro con la lista de poblaciones de la Provincia de Cartagena que fecha en el año
al final.) 177716. Sin embargo, Fals Borda ubica la campaña
de fundación y refundación de pueblos de “don An-
Copiemos las palabras con que el propio funda- tonio de La Torre y (sic) Miranda” es entre 1774 y
dor de la Torre da cuenta del hecho en su extenso 177617, año este último que ni lo referencia el fun-
memorial presentado a las autoridades virreinales dador en su informe ni es la fecha del Mapa; al
de entonces: parecer es algo que Fals simplemente supone.
Mientras que Múnera, en la cita de arriba, quizás
Se fundaron en la montaña de María las poblacio- desconociendo el dato del mapa o plano de De la
nes de San Cayetano con ochenta (80) vecinos que Torre, sitúa los hechos es entre 1774 y 1779, año
componían trescientas (300) almas, la de San Juan este último en que De la Torre manifiesta en su
Nepomuceno con ciento veinte (120) familias, Se- memorial haber pasado al reconocimiento del río
tecientos cincuenta y ocho (758) almas, la de San Atrato en la región del Darién.
Jacinto, de ochenta y dos (82) familias, con cua-
trocientas cuarenta y seis (447) almas, la de Nues- Para mayor ilustración, conviene aquí analizar
tra Señora del Carmen, de Noventa (90) familias, la versión que sobre la fundación de El Carmen de
con seiscientos noventa y cuatro (694) almas [...]13 Bolívar nos trae Dimas Badel en su Diccionario
Historiográfico de Bolívar, en donde afirma que Ma-
Sobre la fundación de El Carmen de Bolívar (o ría la Alta, abandonada por su pobladores en 1616
Nuestra Señora del Carmen) digamos que, si bien para trasladarse a Marialabaja, fue fundada en 1771
la fuente primaria de la cual disponemos nos per- por don Pedro de la Torre y posteriormente en 1775
mite establecer en forma confiable y exacta quién por de la Torre y Miranda, debido a que sus morado-
fue su fundador, como queda dicho arriba, no ocu- res habían abandonado la población de nuevo. Pero
rre lo mismo en cuanto a la precisión, ni del día, y sin dar cuenta de cuáles fueron las fuentes de don-
ni siquiera del año de obtuvo, o en las que
exacto de dicha funda- fundamenta, su ver-
ción. Al respecto, en sión, la que recogen, de
dicha fuente, que no la misma manera, casi
es otra que la rela- todos los textos que se
ción, informe o memo- refieren a la fundación
rial del propio de la To- de El Carmen18. Señala
rre y Miranda, que ve- el mencionado autor lo
nimos citando, lo que siguiente:
se puede inferir es
que esa fundación de- María la Alta aban-
bió ocurrir entre los donado por sus ha-
años 1774 y 1777 en bitantes en 1616
que debieron haberse para trasladarse a
realizado las 43 funda- poblar la denomina-
ciones que don Anto- da hoy Marialabaja,
nio de la Torre Miran- situada muy cerca
da relaciona, ya que de la orilla de la cié-
como escribe él mis- naga de esa misma
mo en su informe, la denominación...
Tomado de Meisel Roca, A. (ed.), Historia económica y social del Caribe colombiano,
Barranquilla, Ed. Uninorte, 1994.
36
[añadiendo en- Lo cierto es
seguida]... En que hecha una
el año 1771 fue atenta revisión
fundada la ciu- del memorial o in-
dad del Car- forme de don An-
men por Don tonio de la Torre,
Pedro de la To- la versión de Di-
rre, según comi- mas Badel de la
sión que le en- repoblación y re-
comendó Don fundación de El
Foto de Óscar Díaz Acosta
37
Iglesia Parroquial
de Nuestra Señora
del Carmen.
NOTAS
1
“Una serranía baja...” como le llama
el historiador norteamericano John
Foto de Óscar Díaz Acosta
PARKER HARRISON en su inédita tesis de doc-
torado.
2
En Alfonso ROMERO AGUIRRE. Geografía Económica de Co- la Torre y Miranda, y lo han hecho tradicionalmente los
lombia. Tomo V, Bolívar, Contraloría de la República, Bogo- lugareños, con alturas que, como se ha dicho, alcanzan un
tá, Ed. El Gráfico, 1942, p. 54, encontramos: “La serranía máximo de 800 metros sobre el nivel del mar y tienen
de San Jerónimo, que divide las hoyas hidrográficas de los mayor presencia de vegetación boscosa. El propio Antonio
ríos Sinú y San Jorge, prolongándose hasta El Carmen”, las de la Torre y Miranda reconocía expresamente la diferen-
cursivas son nuestras. Cfr. LeRoy GORDON, El Sinú: Geogra- cia entre lo que él llamaba “la Montaña” (Montes de María)
fía Humana y Ecología, Carlos Valencia Editores, Bogotá, y las sabanas de Tolú, entonces. A estas últimas se refiere
1983, p. 13, donde leemos: “La cordillera Occidental es como “[...] las praderías [o sea praderas] que llaman Saba-
uno de los tres ramales de los Andes colombianos... y se nas de Tolú...” mientras que en otro pasaje refiriéndose a
divide en tres ramales (...) El ramal central es el más largo las labores de los vecinos que siguieron a las fundaciones
de todos y separa entre sí las cuencas de los ríos San Jorge por él realizadas en los Montes de María, a fines del siglo
y Sinú. Se extiende a lo largo del [antiguo] departamento XVlll, dice: “...en atender a que concluyesen sus casas, y
de Bolívar, elevándose en cadenas montañosas para luego que acabasen de desarraigar los troncos de los infinitos ár-
descender hasta convertirse en amplias ondulaciones de boles que se derribaron (en particular en la Montaña de María)”,
terreno. Su parte meridional se conoce con el nombre de serra- aclara enseguida entre paréntesis; las cursivas son nues-
nía de San Jerónimo y su parte septentrional como serranía de tras: ver Antonio de la Torre y Miranda, “Noticia indivi-
María.” Las cursivas y el resaltado son nuestros. Ver mapa dual de las poblaciones nuevamente fundadas en la pro-
tomado del mismo documento, p. 13. vincia de Cartagena...”, en Proa, Bogotá, enero 1972, tex-
3
Ver la entrada “Departamento de Bolívar” en Instituto tos tomados de José P. URUETA, Documentos para la Historia
Geográfico de Colombia Agustín Codazzi. Diccionario Geo- de Cartagena, 1890, pp. 16 y 17, respectivamente. Y tam-
gráfico de Colombia, 2ª ed., Bogotá, 1984, tomo I. bién LeRoy GORDON, op. cit., cap. 5, “Monte y desmonte”, y
4
ROMERO AGUIRRE, op. cit., p. 704. especialmente “Selva y sabana”, pp. 96-97.
8
5
Cf. Alberto C ANDELO M ENDOZA . Provincia de Cartagena. “Don Antonio de la Torre y Miranda, Teniente Coro-
Estado Soberano de Bolívar. Poblamiento y División Política, nel de Infantería, agregado al Estado Mayor del Puerto de
Sincelejo, 1996. Santa María. Consta es hijo Legítimo, Natural de Villada,
6
Para una comprensión crítica de la controvertida no- Obispado de León, con goce de nobleza, de edad de 59
ción de “vallenato sabanero”, ver el hermoso libro de Numas años. Tiene cuarenta y uno de servicio de la Real Armada
Armando GIL O LIVERA, Mochuelos cantores de los Montes de y Ejército: los diez y seis estuvo encargado en el Reino de
María la Alta. Adofo Pacheco y el Compadre Ramón, Instituto Santa Fe en las más interesantes comisiones a la Religión,
de Filosofía Julio Enrique Blanco, Universidad del Atlán- al Rey y al Estado (...) [etc., etc.] Asistió a formar las mili-
tico, Barranquilla, 2002 pp.91-96. cias de la Provincia de Cartagena de Indias. Abrió muchos
7
Precisemos que, si bien la gente de la comarca caminos por varias montañas hasta entonces intransita-
montemariana participa de la amplia cultura sabanera de bles, e hizo navegables muchos caños, ciénagas y ríos, para
la Costa, el paisaje natural de la subregión, en sí, no se facilitar el recíproco comercio, con considerables ahorros
identifica totalmente con el paisaje de sabanas, a menos y aumentos de la Real Hacienda y del Estado. Reunió cua-
que lo asumamos simplemente como formación herbácea renta y tres poblaciones que fundó, con el aumento de 22
en donde pueden aparecer algunos árboles aislados; sin parroquias, 41.133 almas que sacó de los montes, donde
tener en cuenta las marcadas diferencias fisiográficas exis- vivían sin ley ni rey, a las que instruyó en las manufactu-
tentes, principalmente en la forma del relieve, lo que obli- ras de algodón, varias producciones de hebra, crías de ga-
garía a distinguir entre la sabana herbácea con un relieve nado y obrajes, sin el más leve costo de la Real Hacienda,
de suaves colinas con alturas entre 25 y 300 metros sobre ni gratificación alguna. Es el primer europeo que recono-
el nivel del mar, y “la montaña”, como le llamó Antonio de ció y navegó el río Atrato, facilitando la comunicación a las
38
abundantes minas de oro de aquel Reyno y al mar del Sur, por sus pobladores. El 6 de agosto de 1776 fue refundada
con más de un 75 por 100 de beneficio al comercio (...) por Antonio de la Torre y Miranda con el nombre de Nues-
[etc., etc.], ver “Noticia Biográfica”, en id. supra, p. 6. tra Señora del Carmen”, eso sin identificar o sugerir nin-
9
Para una revisión crítica del informe de Antonio de la guna fundamentación bibliográfica o documental y total-
Torre, ver Manuel LUCENA GIRALDO. “Las nuevas poblaciones mente despistado de la principal fuente documental para
de Cartagena de Indias, 1774-1794”, en Revista de Indias, el caso, cual es el Informe de Antonio de la Torre que aquí
Madrid, 1993, vol. Llll, núm. 199, pp. 761-781. citamos. Ver así mismo las monografías publicadas sobre
10
Antonio DE LA TORRE Y MIRANDA, id. supra, p. 7. El Carmen y diversos artículos de prensa, de diccionarios
11
MÚNERA , Alfonso. “Ilegalidad y Frontera 1770-1800”, y enciclopedias que recogen esta peregrina versión del
en MEISEL ROCA, Adolfo (ed.) Historia económica y social del repoblamiento y la refundación de El Carmen en reempla-
Caribe colombiano, Uninorte, Barranquilla, 1994, p. 117; zo de una supuesta María la Alta fundada y abandonada
cf. Orlando FALS BORDA. Capitalismo, hacienda y poblamiento: por sus pobladores años antes.
19
su desarrollo en la Costa Atlántica, Ed. Punta de Lanza, Bo- Ver BADEL, Dimas. Diccionario histórico-geográfico de
gotá, 1976, p. 27, nota 7. Bolívar, Corozal, 1943, 1ª ed. p. 105.
20
12
Ver Germán COLMENARES. ”La economía y la sociedad Ver N IETO , Juan José, op. cit., pp. 44-45 y Manuel
coloniales, 1550-1800”, en Nueva Historia de Colombia, Pla- LUCENA GIRALDO, op. cit., quien, al referirse a la ubicación, a
neta, Bogotá, 1989, p. 135-136; y en Alfonso MÚNERA CAVADÍA. fines de la segunda mitad del S.XVlll, del palenque de San
El Fracaso de la nación..., Banco de la República - El Áncora, Basilio, escribe taxativamente: “[...], en la sierra de María,
Bogotá, 1998, p. 56. [...]”, expresión que no tiene nada que ver con la idea de
13
URUETA, José P. Documentos para la historia de Cartagena, una población.
21
Tomo IV, p. 53. Cf. MÚNERA, Alfonso. Id. supra, p. 118, quien Ver PÉREZ, Felipe. Jeografía Física i Política del Estado
fundamentándose en el mismo Urueta trae un cuadro con de Bolívar, escrita de la orden del gobierno general, Bogotá,
la relación completa de las 43 poblaciones fundadas o Imprenta de la Nación, 1863, pp. 33-34.
22
refundadas por el congregador de pueblos de la Torre y Ver Antonio de la Torre y Miranda, op. cit., p. 13.
Miranda. Entre ellas ocupan los Montes de María, de norte Cursivas y resaltado nuestro.
23
a sur: San Cayetano, San Juan Nepomuceno, San Jacinto, Ver id., p. 14. Cursivas y resaltado nuestro.
24
Nuestra Señora del Carmen [hoy llamada oficialmente El En cuanto a la población de Corozal, sí parece haber
Carmen de Bolívar] y San Francisco de Asís [conocida hoy sido objeto de refundación y repoblamiento, por lo que se
con el nombre de Ovejas]. puede leer: “[...] San José de Pileta, alias Corozal, que fun-
14
Ver José P. URUETA, op. cit., p. 41. dé legua y media distante de donde estuvo sesenta años la
15
“Después de concluida la colección de las siete mil iglesia antigua [...]”, op. cit. p.14, un poco más adelante.
25
trescientas ochenta y tres familias que componían enton- Sobre la historia del tabaco de El Carmen de Bolívar
ces cuarenta y un mil ciento treinta y tres almas, y esta- se puede ver: Luis F. SIERRA. El tabaco en la economía colom-
blecidas las cuarenta y tres poblaciones que fundé, ínterin biana del siglo XIX, Bogotá. U.N., 1971; OCAMPO, José Anto-
hacían sus cementeras y casas y desmontaban los terrenos nio, Colombia y la economía mundial 1830-1910, Bogotá, Si-
en donde se debían fabricar las iglesias de las veintidós glo XXI: 1984; Wilson BLANCO ROMERO. “Tabaco y comercio
parroquias que se aumentaron [...] en obsequio de ambas en El Carmen de Bolívar a mediados del siglo XlX”, en
Majestades y del Estado, formé un plan, con la mayor exacti- Huellas, Revista de la Universidad del Norte, Barranquilla,
tud, de todo lo que comprende dicha Provincia y parte de las 1998, N° 54; Wilson BLANCO ROMERO. “La exportación tabaca-
inmediatas; [...]” ver Antonio DE LA TORRE Y MIRANDA, op. cit., p. lera de El Carmen de Bolívar en los albores del siglo XX:
17, las cursivas son nuestras. Guerra y tabaco”, en El Taller de la Historia (Revista del Pro-
16
Orlando FALS BORDA. Capitalismo, hacienda y poblamiento: grama de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas de la
su desarrollo en la Costa Atlántica, Ed. Punta de Lanza, Bo- Universidad de Cartagena), N° 1, Cartagena, 2001; Wilson
gotá, 1976, p. 20; con este ensayo se publica dicho mapa o BLANCO ROMERO. “Comercio e inmigración en la provincia cos-
plano, cuyo original dice Fals Borda que se encuentra en teña. Los italianos de El Carmen de Bolívar: el caso de los
el Archivo de Indias en Sevilla, sección Panamá, N° 339. Volpe”, en Id. N° 2, Cartagena, 2002; y Joaquín VILORIA DE LA
17
Orlando FALS BORDA. Id. pp. 18 y 20. HOZ. “El tabaco de El Carmen. Producción y exportación de
18
Ver Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Diccionario tabaco de los Montes de María (1848-1893)”, en Aguaita,
Geográfico de Colombia, 3ª ed. revisada, 1996, donde se Revista del Observatorio del Caribe Colombiano, Cartagena de
lee: “...inicialmente fue la Villa María la Alta, abandonada Indias, junio de 2000, N° 3.
39
Aproximación crítica
al concepto de bacán
Y cuando nadie escuche mismo dio testimonio en el tema que compuso para
mis canciones ya viejas referirse a dicho incidente:
detendré mi camino
en un pueblo lejano, Preso estoy, ya estoy cumpliendo mi condena
y allí moriré. la condena que me da la sociedad
Cuates Castilla me acongojo, me avergüenzo y me da pena
pero tengo que cumplirla en soledad.
A MODO DE INTRODUCCIÓN
De manera que el propio Daniel Santos experi-
En mi condición de filósofo quiero contribuir al es- mentó que se había alejado momentáneamente
clarecimiento del concepto de bacán. Es compren- del modo de ser bacán, y por lo menos en ese mo-
sible que utilice el modo específico de conocer en mento no se le podría señalar con el objeto de ex-
filosofía, es decir, el modo de conocer plicar lo que es un bacán; esta situación
trascendental, en el estudio del fenóme- permite ver claramente la insuficien-
no cultural mencionado con la palabra cia de la comprensión del ser bacán por
bacán. vía del señalamiento.
41
versión de la cual hay que sus- biar una estructura económica
traerse a tiempo, tal como lo o política, o ambas cosas, son
testimonia Alberto Beltrán en el apenas rebeliones parciales,
tema que lo hizo mundialmen- las cuales, en algunos casos,
te famoso: pueden incluso atentar contra
la auténtica rebeldía, sobre todo
A mí me llaman el negrito del cuando la conquista de una de-
/Batey terminada forma de gobierno o
porque el trabajo para mí es de un determinado modelo eco-
/un enemigo nómico, o aspiración racial, vie-
el trabajar yo se lo dejo todo ne a significar la implantación
/al buey del terror. De otra parte, para
porque el trabajo lo hizo Dios la filosofía de lo absurdo la con-
42
blecer una rígi- responsable de
da cadena que la muerte de
enlaza dos esla- Isaac. No ten-
bones sin posi- drá, pues, esca-
bilidad de con- patoria. Ten-
tingencia: la drá que apostar.
causa y el efec- Otra vez la idea
to. En el juego de juego, ahora
no hay predic- en Sartre.
ción porque el
juego es goce, Pero, ¿cómo
libertad, riesgo. explico en mis
clases de Ética
Kierkegaard Adán y Eva expulsados del paraiso de Miguel Ángel, Capilla Sixtina. y de Filosofía
creía que de lo todo esto?
que se trataba era de vivir y no de comprender, y
concebía la vida como un juego, como una Es entonces cuando acudo a Daniel Santos, al
apuesta donde la razón era sobrepasada por el gol- “Jefe”, al “inquieto anacobero”, quien con su tema
pe seco de la decisión. Pero la decisión en Kierke- El juego de la vida, me lo resuelve todo:
gaard estaba dirigida a enfrentar el problema de la
culpa; se trataba de un drama religioso, resumido En el juego de la vida
así por Kierkegaard: ¿Cómo fue que me hice cul- juega el pobre y juega el rico
pable? juega el blanco y juega el negro
juega el grande y juega el chico.
En Camus, el juego consiste en imaginar a
Sísifo dichoso, es decir, en ahuyentar la tristeza Es fácil constatar aquí la visión de la vida como
de saber que en la vida nos esperan la muerte y el juego.
sufrimiento mediante la rebelión contra nuestra
condición absurda. Pero en Camus rebelión signi- En el juego de la vida
fica mantener la tensión originaria yo-mundo, de nada vale la suerte
cuestión que se sostiene sobre todo en el arte. Se porque al fin de la partida
podría afirmar que la rebelión en Camus consiste gana el albur de la muerte.
en devenir artista, en hacer de la vida una obra de
arte. Esa obra de arte se llama la autenticidad. Se Aparece expresada aquí la idea central de la fi-
trata de ser auténticos, y de saber hasta dónde lle- losofía de lo absurdo: la muerte como una condi-
gar cuando el propósito de ser auténticos compro- ción insuperable dentro de la existencia.
mete la propia existencia. A pesar de la diferencia
con Kierkegaard se sostiene la idea de que la vida Juega con tus cartas limpias
es un juego, el juego de la transparencia y de la en el juego de la vida,
creación. Estética y moral conforman en Camus al final nada te llevas,
una unidad temática, pero ante todo, vital. vive y deja que otros vivan.
43
Contribución de Huellas
en la definición de la identidad Caribe
en Colombia*
HUELLAS EN MIT
45
G. Vizcaíno Mane Arrieta (E. García) Carnaval José Félix Fuenmayor Luis F. Jaramillo B. Luis F. Jaramillo B.
una plaga que en nuestra época, nace en los me- hol carburante, y un segundo artículo ostenta el tí-
dios de comunicación masivos, cuyos lemas reali- tulo de Al rescate del mar colombiano, donde, en las
zan las terribles pesadillas de Orwell. 17 páginas que lo conforman, la palabra Caribe ape-
nas si sale en el mapa que lo ilustra.
«En su elocuencia de palabra y elegancia de ima-
gen —concluye el profesor Morgenstern—, Huellas En el segundo número, la bandera de la revista
revela los torbellinos humanísticos de un pueblo que dice ahora explícitamente: «Huellas es una publi-
sigue indagando sin tregua y creando sin cesar.» cación que pone al alcance de la comunidad nue-
vas perspectivas y potencialidades de la Costa At-
HUELLAS EN EL CARIBE lántica.» Y en la parte final del editorial, se anota:
“De ahí que un propósito esencial de la Universi-
Retomemos entonces una de las ideas del editorial dad sea el de imprimir un dinamismo mayor a sus
que hemos transcrito de Jesús Ferro. Cuando se funciones de investigación y extensión en favor de
refiere a los foros del Caribe, y a la publicación que la Costa. Nuestra presencia en la organización del
Huellas hace de las ponencias, anota: «Se encuen- Primer foro de la Costa Atlántica confirma la res-
tra ahí la génesis, poco estudiada, del debate sobre ponsabilidad que Uninorte tiene contraída con el
la identidad costeña que ha ido teniendo eco en las futuro de esta región colombiana.»
páginas de la revista (recuérdese el Primer encuen-
tro Caribe, en agosto de 1986, siguiendo el mismo Y agrega el editorialista, insistiendo y definien-
tema). Esa línea de reflexión sería, a mi modo de do el carácter de la revista, que agradece «la positi-
ver, la consonante académica de la preocupación va acogida que ha recibido esta revista, Huellas,
política costeña por encontrar la fórmula de su au- cuyo carácter inicial hemos replanteado a partir
tonomía regional.» de esta segunda entrega, para dar cabida a una
acepción más amplia del término “cultural regio-
Esa idea —sintetizada en el título de este ensa- nal”, en la cual ciencia y tecnología, valores, arte y
yo, Contribución de Huellas, Revista de la Universi- pensamiento, se articulan en un conjunto armóni-
dad del Norte, en la definición de la identidad Caribe co para entregar a nuestros lectores una visión ac-
en Colombia—, se tratará de desarrollar de aquí en tual y prospectiva de la Costa Atlántica.»
adelante.
Hasta aquí, destaca Costa Atlántica. Sin em-
Resulta bastante notoria la forma avasalladora bargo, en su artículo Esbozo de una etnología sobre
y casi contundente como las denomina- el modo de ser costeño, controvirtiendo
ciones “Costa Caribe” o “el Caribe colom- la afirmación de Enrique Caballero de
biano”, han venido desplazando a las vo- que el Brasil «no ha implantado la civi-
ces “Costa Atlántica” o “Litoral Atlánti- lización de la clámide griega sino de la
co”. Si revisamos aún someramente la tanga mulata», Jesús Ferro Bayona, ya
literatura existente sobre esta región tro- adentrado en el noveno párrafo, afirma
pical, que las geografías de Colombia que que no discutirá «lo propio y lo impropio
estudiábamos en la escuela primaria de tal afirmación en cuanto desconoce
describían como “una extensa llanura de la realidad tropical de la región Caribe
clima ardiente y malsano”, encontramos colombiana, y en cuanto confirma la fra-
que el artículo que abre la primera edi- se irónica de Borges de que “la realidad
ción de Huellas se denomina La Costa no es continuamente criolla”, gracias
Atlántica y el programa nacional de alco- a Dios.
46
«Pero dejemos constancias —continúa Jesús Fe- Colombiana de la Lengua, en 1975, no la registra,
rro— de que la conciencia de un andino, por no de- pasando olímpicamente de la palabra “cariduro” a
cir sus hábitos y expresiones culturales, está si- la “carimañola”, que es un manjar de nuestra re-
tuada a la otra orilla del trópico, en las mesetas gión Caribe.
frías en donde se suspira todavía, entre balandranes
y edredones, por los antiguos virreinatos de solem- Por su parte, publicado en 1983 por el Banco de
nidades emperifolladas, contrariamente al furor del la República y la Biblioteca Luis Ángel Arango, el
Caribe, sensual, violento y exuberante, tierra don- Lexicón de Colombianismos, del prestigioso filólogo
de se cumple la definición que Hegel daba de Amé- colombiano Mario Alario Di Filippo, oriundo él mis-
rica como tierra del porvenir: “Es un país de nostal- mo de la Costa Caribe, sólo registra esta voz en la
gia para todos los que están hastiados del museo acepción que tiene de “algunos peces de los ríos de
histórico de la vieja Europa.”» América.”
¿Es ésta la primera mención que se hace en Hue- “Y luego para colmo / de peras en el olmo”, como
llas de la palabra Caribe? Desde luego que lo que diría el Tuerto López, en el Nuevo Diccionario de
pretendemos decir es que, en este momento que Colombianismos del Instituto Caro y Cuervo, aún en
nos ocupa, “lo Caribe” se encontraba virtualmente 1993, la palabra Caribe se asocia única y exclusi-
en desuso frente a “lo Atlántico”, si bien en Carta- vamente al significado zoológico que acabamos de
gena se erguía ensoñador entre olas y palmeras el mencionar de estos tales peces, que son más cono-
hermoso Hotel Caribe, y desde Aracataca se en- cidos con el nombre de “pirañas”.
viaban niños a estudiar en Santa Marta en el Li-
ceo Caribe, y en Barranquilla se editaba un perió- Cerremos, pues, los diccionarios, y continuemos
dico denominado Diario del Caribe, cuyo nombre, escrutando en las páginas de nuestra revista.
¿por qué no?, coadyuvó a inspirar y motivar el uso
de la voz Caribe, ya que en sus páginas colabora- En el número 19, en el editorial, Gustavo Bell
ban gran parte de los intelectuales que hoy lideran Lemus anota: “Con motivo de la celebración de los
la cultura en esta región de Colombia. Citemos al- 20 años de haberse fundado nuestra Universidad,
gunos nombres: Eduardo Posada Carbó, Gustavo Bell tuvo lugar el Primer encuentro cultural del Cari-
Lemus, Adolfo Meisel Roca, Jesús Ferro Bayona, be”, y más adelante agrega que Huellas publica al-
Ramiro de la Espriella, Tito de Zubiría, Ramón Illán gunas de las conferencias “con la plena convicción
Bacca, Carlos J. María, Ariel Castillo Mier, Julio de que con ello estamos impulsando la formación
Tovar de Andréis, Adolfo González Henríquez, y mu- de un foro permanente sobre el Caribe.”
chos más, que no mencionamos para no hacer pro-
lija esta lista, y cuyos nombres se hallan vincula- La conferencia inaugural de este evento, que co-
dos a Huellas. rrespondió a Jesús Ferro Bayona, se tituló El Cari-
be, nuestro padre mediterráneo, y de allí en adelan-
EL CARIBE te, se podría decir con propiedad: el Caribe reina.
EN LOS DICCIONARIOS DE COLOMBIA
EL CARIBE REINA
Para una verificación de que la palabra “Caribe” no
gozaba del uso y el prestigio de hoy, digamos que el La consolidación de la palabra Caribe hallaría su
Breve Diccionario de Colombianismos de la Academia epítome en el título de la antología realizada por Gus-
Haime Correa Enrique Grau Alejandro Obregón Roberto Angulo Noé León
47
Alfredo Marcos y Vilma Piñeres
leen esta ponencia en el Congreso
de Colombianistas, acompañados
por Ramón I. Bacca, José Luis Garcés
y Jordi Lladó.
1990. Más tarde, en 1994, en la Historia económica tro con aquellos otros pueblos que viven en sus ori-
y social del Caribe colombiano, otra selección de tex- llas y de dónde nos llegó con toda su carga de dra-
tos, realizada por Adolfo Meisel Roca, y publicada matismo el mundo moderno; pero también esas
por Ediciones Uninorte, se corroboraría el uso de la mismas páginas han sido las piraguas y canoas que
voz Caribe, que ahora seguiría orgullosa y campan- nos han llevado a recorrer el Magdalena arriba en
te en nuestras letras, y en nuestros corazones, para un viaje de rescate de nuestras raíces.
resplandecer luminosa y vehemente, como, espe-
cialmente para este ensayo, escribió Gustavo Bell «Huellas ha sido el mascarón de proa de la aven-
Lemus: tura de volver a ser, orgullosa e integralmente, Ca-
ribes» —concluye Gustavo Bell.
«Aunque parezca sorprendente, el hecho de que
hasta hace escasos tres lustros los mismos coste- CARIBE FELIZ
ños continuaran denominando su propia región
como la Costa Atlántica, denotaba no solamente el A ese broche de oro, ensartemos una perla que es-
dominio cultural que sobre nuestra propia identi- tuvo a punto de naufragar para siempre en las
dad se tenía desde el interior del país, sino tam- procelosas mareas editoriales, cuando un impre-
bién una especie de vergüenza colectiva por perte- sor en Medellín extravió la última página del ensa-
necer a esa región geográfica y natural que se lla- yo de Eduardo Posada Carbó Estado, región y nación
ma el Caribe. Detrás de aquella falsa denomina- en la historia de la Costa Atlántica colombiana: Notas
ción se hallaba también la ignorancia de lo que ese sobre la Alianza Regional de 1919, que aparece en
mar había significado en la formación histórica de el libro El Caribe colombiano, y que en el último pá-
nuestra sociedad. Hasta que apareció Huellas. rrafo dice:
Guillermo Ardila Mario Rebolledo Marco Mojica Zarita Abello Óscar Tapia
48
Fotos de Giselle Massard Lozano
Jesús Ferro, director de Huellas, acompañado de sus editores, Vilma Vilma Piñeres y Alfredo Marcos, con Munir Kharfan,
Piñeres y Alfredo Marcos, revisa el machote de este número. diseñan Huellas en Gráficas Lourdes, donde desde hace
muchos años se imprime la revista.
expresó el diario capitalino; una carretera entre Ba- pueblos del interior”. Para quienes opinaban como
rranquilla y Cartagena, según el mismo editorialis- El Tiempo, “una varada en el río Magdalena es un
ta, sería “una vía de sport”, y “para satisfacer la mi- agradable esparcimiento”, y los pueblos de la Costa
tad siquiera de las exigencias de nuestros compa- eran los “menos necesitados y los más felices.”»
triotas aledaños al Caribe, sería insuficiente todo el
presupuesto nacional.” Más aún, “quizá ninguna De 1919 hasta nuestros días, ha corrido, Magda-
sección del país” había merecido de parte del gobier- lena abajo hasta las turbulentas Bocas de Ceniza,
no “una tan preferente atención como los departa- mucha agua y mucho detritus y mucho olvido. Los
mentos de la Costa”, que eran “indudablemente los índices de analfabetismo y pobreza del Caribe colom-
más privilegiados de la República.” biano son escandalosos, y de ninguna manera so-
mos hoy “los menos necesitados.” Pero conservamos
«Las aspiraciones de la Liga Costeña —continúa intacta nuestra irrenunciable vocación de seguir
Eduardo Posada— fueron calificadas de “suntuarias siendo los “más felices”.
en relación con las necesidades urgentísimas de los
49
DOSSIER ACREDITACIÓN
Es muy grato para mí estar hoy aquí con ustedes y a través de la búsqueda de la excelencia de los pro-
unirme a la celebración por la Acreditación Insti- gramas que ofrecen.
tucional otorgada por siete años a la Universidad
del Norte de Barranquilla. En Colombia, el Ministerio de Educación Nacio-
nal ha asumido en forma directa la responsabili-
Éste es un mérito más que debe destacarse en dad de la inspección y vigilancia de la educación
la labor diaria que, de manera seria y comprome- superior. Esta responsabilidad incluye el poder dar
tida, cumple la Universidad. El esfuerzo de sus di- garantía pública de un nivel de calidad en todos
rectivos y de sus profesores ha sido justamente los programas de educación superior ofrecidos en
reconocido por un equipo internacional de pares el país. Para esto, el Ministerio ha diseñado un
académicos y por el Consejo Nacional de Acredita- sistema de aseguramiento y gestión de la calidad
ción. con varios componentes:
Precisamente, uno de los mayores retos que te- • La verificación de las condiciones mínimas
nemos, el Gobierno y el Ministerio de Educación de calidad para el registro calificado, establecidas
Nacional en cuanto a la educación superior, es en el Decreto 2566 del 10 de septiembre de 2003,
lograr una ampliación significativa de la cobertu- condiciones obligatorias para todas las institucio-
ra y, en forma simultánea, mejorar la calidad de nes y que, por lo tanto, garantizan el nivel mínimo
sus programas. requerido para programas de calidad.
Arr.: La ministra de
educación, Cecilia María
Vélez, recibe del rector
Jesús Ferro la medalla
conmemorativa de la
Universidad del Norte.
51
DOSSIER ACREDITACIÓN
53
esa Misión en el acta de Constitución y luego en tivo ético que buscaba conectar nuestros esfuerzos
los Estatutos. con el progreso y desarrollo de la región. A lo cual se
añadía este otro propósito trascendental: “Impulsar
En ellos se puede ver la dimensión regional que el desarrollo cultural, social y económico de la re-
le imprimieron al consignar que la nueva institu- gión, convirtiéndose en centro de investigación y
ción debía “desarrollar e incrementar la educación análisis de los problemas del desarrollo de esta zona
universitaria en la Costa Atlántica, procurando del país.”
ofrecer un alto nivel académico, con profesionales
idóneos y métodos adecuados.” LA PROYECCIÓN
54
Arr. I. a D.:
Humberto Caiaffa, Cecilia María Vélez,
Jesús Ferro y Alejandro Char.
Ab.:
El alcalde Humberto Caiaffa
entrega al rector Jesús Ferro la Orden Civil
del Mérito “Ciudad de Barranquilla”.
colombiano, confirma lo que hemos venido escu- alcanzado la Universidad del Norte. Vuelven esos
chando en diversos mensajes, foros y manifesta- testimonios a ponernos en el eje del cumplimien-
ciones públicas de felicitación. to de nuestra Misión y Proyecto Institucional, con
la más alta calidad y con los avances necesarios
En muchísimos testimonios se ha dicho que la para nuestra época.
acreditación no es sólo para la Universidad del
Norte, sino que es también para la región. Noso- EL COMPROMISO
tros pensamos, con humildad pero con firmeza, que CON EL FUTURO
estamos jalonando la excelencia de la Costa, par-
ticularmente en el importantísimo campo de la Hemos repetido en muchas ocasiones, una vez
educación. conocimos y divulgamos el texto de la acreditación,
que no íbamos a ponernos a dormir ahora sobre
Un gran número de empresarios ha expresado, un lecho de rosas. Todo lo contrario, el futuro es
por su parte, que al referirse a la Universidad del hoy. La tarea prosigue desde ayer y el tiempo apre-
Norte están hablando de grandes proyectos de in- mia. Ya estamos pensando en la próxima acredi-
novación tecnológica empresariales que se están tación, dentro de siete años, y nos urgen los gran-
apoyando en el recurso humano, altamente capa- des retos de la calidad y la innovación que conti-
citado, y al liderazgo incuestionable que la Uni- núan su curso como en el río de Heráclito. Las co-
versidad demuestra en el campo de la innovación sas cambian sin descanso, y ya no es posible su-
y la tecnología. mergirse dos veces en la misma corriente, anota
el filósofo.
Para nosotros, como universitarios e investi-
gadores, son estimulantes esos testimonios que Es una invitación a que nuestra mente esté
ratifican cuán decisivos fueron para la acredita- puesta en la anticipación, que para nosotros son
ción los logros que en materia de investigación ha los más altos compromisos que estamos asumien-
55
do desde ahora con el futuro de la institución, y ción del Mundo a una intensidad y velocidad nun-
por ende con la ciudad, con la región y con el país. ca antes experimentadas.
Yo diría que ese compromiso es con nosotros La sociedad industrial moderna nos está mos-
mismos, pues somos nosotros, todos los que perte- trando unos planos de tendencias en las cuales
necemos a esta comunidad universitaria, quienes nos estamos insertando, porque son los ejes del
tenemos que portar el fuego prometeico con espí- futuro de una Universidad que hemos pensado y
ritu previsor, con mente visionaria y con decisión preparado para ocupar un puesto de primera lí-
anticipatoria para mirar hacia adelante como lo nea en la Colombia moderna y progresista.
hizo Prometeo.
La Universidad del Norte le está apostando a
La figura mitológica griega, que les roba el fuego los nuevos retos de las ciencias y las tecnologías
a los dioses, logra, a pesar de las cadenas con que con su avance impresionante en el procesamien-
lo amarran a una roca del Cáucaso, entregar la lla- to electrónico de datos, el desarrollo cuasi infi-
ma de la libertad a la humanidad. Prometeo prefi- nito de redes de información, la optimización de
gura al hombre moderno frente a los grandes com- la producción automatizada; la ingeniería
promisos del futuro. Recordemos lo que de él escri- genética, la reproducción asistida, y las enfer-
bió Pico della Mirandola: medades tropicales e infecciosas; los negocios
en entornos financieros, mercadotécnicos y
gerenciales que están rompiendo las fronteras
Te he colocado, Prometeo, en el centro del Mundo nacionales y los límites del tiempo.
para que puedas reconocer más fácilmente cuanto
está a tu alrededor en el Mundo. No te he creado También hacemos nuestra gran apuesta a las
celestial, ni terrenal, ni mortal, ni inmortal para que ciencias sociales y humanas, en búsqueda de
por tu propia fuerza tengas la libertad de modelarte una sociedad nueva donde sean posibles la pro-
a ti mismo y adquieras la forma que deseas. ducción de riqueza y la lucha contra la pobreza,
las mutaciones del hombre y de las sociedades
Ese es el gran reto prometeico. Darnos la forma en un mundo todavía desconocido, la justicia y
que deseamos, la forma más excelsa que correspon- los nuevos fundamentos legales para crecer con
da, como Pico titula su ensayo, A la dignidad del Hom- democracia, la colosal producción de información
bre, porque en ese futuro que empieza hoy forjamos y de redes mediáticas.
nuestra dignidad de hombres que luchan no un día,
sino toda la vida por sus principios y sus ideales. Esos, y muchísimos otros desafíos, de las cien-
cias duras y sociales, de las tecnologías y de la
VISIÓN DE LOS información, serán abordados por una Universi-
GRANDES DESAFÍOS dad cada vez más equipada con profesores-inves-
tigadores del más alto nivel, con instrumentos
La pregunta que surge ahora es hacia dónde va- electrónicos siempre avanzados, con laboratorios
mos. Qué sigue en medio de este río que nunca que no descansen en su permanente moderni-
descansa. La respuesta es que estamos viendo zación, con recursos bibliográficos y bases de
cómo se levanta en el horizonte una transforma- datos que no paren de crecer, llevado todo a
ción radical de los conocimientos y de la construc- entornos pedagógicos que no le tienen miedo al
56
cambio de mode- La acredita-
los ni al uso de ción institucio-
tecnologías cada nal, lo hemos di-
vez más nuevas cho, es un logro
y virtuales. de la gente de la
Costa, de sus em-
La Universi- presarios, de sus
dad del Norte de académicos, fun-
los próximos años cionarios, profe-
será la univer- sores y estudian-
sidad de los cono- tes, que nos com-
cimientos más promete de ma-
complejos y avan- nera insigne con
zados, de la in- el Caribe colom-
vestigación sin biano, con su de-
descanso en los sarrollo, con su
saberes y sus crecimiento con
aplicaciones, de equidad, con su
la tecnologiza- democracia, con
ción creciente, su cultura, con
Ceremonia de acreditación.
siempre y cuan- sus habitantes.
do aporte valor al
conocimiento. Nos compromete a seguir haciéndolo mejor que
antes, de manera más excelsa, sin miedo y llenos
Sin embargo, no será, como no lo ha sido, una de confianza en nuestras potencialidades, porque
universidad de espaldas a la realidad social y hu- estamos llamados a destinos más grandes y a lo-
mana de la ciudad, de la región y del país. Porque gros de excelencia sin igual.
el más grande reto consistirá en orientar hacia la
ciudad, y la solución de sus problemas, el inmen- Queremos consignar aquí que nuestras metas
so caudal de conocimientos acumulados en estu- son más elevadas que lo que han sido hasta aho-
dios e investigaciones, y extender a la región, ade- ra. Y queremos anunciar que ya empezamos a
más, nuestros procesos de calidad y fortalecimiento identificarlas y comenzamos a buscarlas. Le pedi-
institucional para jalonar mayor desarrollo econó- mos a Dios que bendiga nuestro fuego prometeico.
mico, social y cultural.
57
DOSSIER EMISORA
20 AÑOS
DE UNINORTE F.M. ESTÉREO
Por iniciativa del rector, Dr. Jesús Ferro Bayona, cios. Desde ese momento, la emisora —que llega
y con el apoyo del Consejo Directivo, la Universi- a sus 20 años continuos de existencia—, se cons-
dad del Norte decide, en 1981, montar una emiso- tituye en la alternativa culta de la radio en Ba-
ra cultural, para cumplir sus objetivos educativos rranquilla. Se llenaba entonces un vacío que exis-
y de extensión a la comunidad. tía desde hacía muchos años en la ciudad, con una
programación de calidad elaborada por profesiona-
En septiem- les especialistas en los diferentes géneros musi-
bre de 1983, sa- cales y áreas de la cultura.
le, pues, al aire
oficialmente Generadora de procesos culturales, la radio si-
Uninorte FM gue siendo el medio de mayor influencia en Amé-
Estéreo, en la rica Latina, y puede decirse que ha sido el profe-
frecuencia de sor para millones de habitantes en estos países
103.1 megaher- en vías de desarrollo.
1
4 5 6
Fotos de Julio Gil: 1, 2, 5, 11, 12. 7. Carolina Ethel Martínez, Ismael Piñeres.
Fotos de Giselle Massard Losano: 3, 4, 6, 7, 8, 10. 8. Johnny Insignares y Carolina Ethel Martínez
Foto de Vilma Piñeres: 9.
con Alfredo Marcos María, editor de la Ofina de Medios.
9. Giselle Massard Lozano, Carolina Ethel Martínez y Johnny Insignares.
10. Giselle Massard Lozano, Carolina Ethel Martínez y Mariano Redondo.
11. Mariano Redondo y Carolina Ethel Martínez en el estudio de grabación.
12. Cuadro de la obra Cinco cantos en azul de Rossana Lignarolo y Claudia Lamas
presentada, en el Coliseo Cultural y Deportivo, la noche de la celebración.
7 8 9
10 11 12
59
DOSSIER Voces
Voces de Barranquilla
Barranquilla era para finales del siglo XlX algo No sabemos cuáles fueron las impresiones cu-
más que un villorrio. linarias de Fernando Lesseps al llegar a Barran-
quilla en diciembre de 1879; pero, en cambio, en
Las miradas de los viajeros respecto de la ciu- la crónica de ese evento, hecha por el presbítero
dad eran diversas. Por ejemplo, Miguel Cané, di- Pedro María Revollo, se da la primera noticia so-
plomático argentino, en sus memorias de viaje bre el mundillo literario de “la Arenosa”.2
escritas en 1881 nos dice que el manzanillo que
vio en el trayecto de Salgar a Barranquilla le re- El censo arrojaba una población alrededor de
cordó el aria “O Paradiso” de la Africana de quince mil habitantes.
Meyerbeer. Habla además de su temperatura in-
soportable y asegura que desde las nueve de la El anfitrión del banquete —para el cual horas
mañana no se ven en las calles del lugar sino pe- antes se había remplazado al alcalde mulato por un
rros y alguno que otro francés que con su presen- comerciante blanco que hablaba un francés elemen-
cia ayuda a sostener el apodo de “las salamandras” tal— fue David López-Penha. Éste, un judío sefardita
con que se les ha bautizado. Desde que pisó las procedente de Curazao, rápidamente se había cons-
costas de Colombia comprendió la anomalía de ha- tituido en una de las más importantes personalida-
berse concentrado la civilización nacional en las des del comercio local y también en una figura cul-
altiplanicies tural, como lo
andinas a tres- demuestra la
cientas millas traducción que
hizo de Los ge-
*Nació en San- nios de Víctor
ta Marta. Abogado Hugo, publicada
de la Universidad por la Imprenta
Libre, Bogotá. Pe-
riodista y autor de Americana de
varios libros de Barranquilla en
cuentos y novelas, 1880.
ha sido traducido
al francés, ale-
mán y eslo-vaco. También
Profesor de litera- asistió al ban-
tura de la Univer- quete Joaquín
sidad del Norte. Pablo Posada,
61
Summer, un capitán y propietario de algunos vapo- tica mostraban una marcada influencia de
res fluviales. La traducción que hizo Rafael Pombo Bartrina, Campoamor y Núñez de Arce. También
de esos versos no se cuenta entre lo mejor de su había algunos solitarios intentos de crítica litera-
producción, y tal vez consciente de ello, el poeta no ria por parte de Wulfran Blanco. La influencia
lo incluyó en sus traducciones poéticas. La que sí modernista más clara era la del mexicano Salva-
lo incluyó fue la viajera Rosa Garniege Williams en dor Díaz Mirón.
su curioso libro A Year in the Andes or Lady’s Aven-
tures. No hay que pensar que entre nuestros vates se
manifestaban los elementos del decadentismo con
Don Elías, que amaba la cultura griega, le es- letanías de la lujuria, voluptuosidad y muerte. No,
cribió al primer ministro inglés de la época, W. lo que predominaba era las reuniones etílicas en
Gladstone, para solicitarle su libro Estudio sobre el Café Roma, el nuevo centro de reunión en el
Homero y la época homérica. El político inglés le con- entonces remodelado Paseo Colón y donde sobresa-
testó que no lo tenía y temía hubiera desaparecido lían los versos de la picaresca local, como los de
del mercado.8 Jorge Pombo a don Esteban Márquez, en ese mo-
mento el hombre más rico del lugar:
Por todo lo anterior, se podría conjeturar que el
villorrio tenía en su clase dirigente buenos lecto- Con un placer verdadero
res, pero sin la disciplina y continuidad que hubie- por don Esteban yo brindo
ra dado la presencia de una universidad, lo cual y gran homenaje rindo
sólo será posible más de medio siglo después. al Creso barranquillero.
El señor le dio dinero
Una de las pocas figuras relevantes de ese mo- como glorias a Mompós,
mento, otro buen lector y que dejó obra tras de sí, por lo que estoy con Dios
fue Julio H. Palacio, de quien se han recogido sus altamente resentido,
artículos y publicado en distintas ediciones sus porque muy bien ha podido
memorias. Era un político y personaje pintoresco repartirlo entre los dos.
de quien la tradición oral cuenta que se definía En el tiempo del mundo (1900-1917)
asimismo como “un áulico del poder.” También es
famosa su respuesta al general Uribe Uribe cuan- En las memorias de Julio H. Palacio se mencio-
do al reclamarle la ponencia a presentar en la Ter- na el paso por Barranquilla del escritor cubano
cera Conferencia Panamericana en Río de Janeiro Emilio Bobadilla, alias Fray Candil. Su paso, ade-
le respondió: “General, yo no estoy aquí para pres- más del enfrentamiento con algún sector de la lo-
tar servicios sino por servicios prestados.” calidad —por un artículo en el que dijo la malso-
nante expresión de sentir en el buque en que pa-
Pero Palacio era pesimista sobre el medio cuan- seaba “el olor de la carne fresca de mujer hermo-
do en su periódico El Rigoletto afirmaba: sa”—, tuvo también como efecto la novela A fuego
lento, inspirada en Barranquilla (que aparece con
No se lee en Barranquilla ni se escribe tampoco... el nombre de Ganga en la obra) y en la que se la
los pocos que pueden escribir algo no escriben porque describe como un lugar con una corona de gallinazos
están seguros de no ser leídos, ni comprendidos, les sobre la torre de la iglesia, sapos en las calles y
causa además escalofríos pensar que en las provin- políticos corruptos de nombres griegos y lectores de
cias persigue una muerte negra a los que llama la revistas francesas atrasadas.
burguesía despreciativa e irónicamente literatos.9
En Fraulein Emma, otra novela de la misma épo-
Su periódico fue sin embargo de los pocos que ca, del español Juan Servert, se nos cuenta, en el
tenían suplemento literario. Éstos se podían con- capítulo que transcurre en Barranquilla, cómo las
tar con la mano. Estaba la Revista Azul, de A. Z. actrices de la compañía sufrieron el asedio de los
López-Penha, en la que señalaba las nuevas obras petimetres de la localidad, y las funciones fueron
llegadas a su librería. También Flores y Perlas, de un éxito. También se anota el contraste de que al
Fernando Baena, y la sección “Sábados Literarios” llegar a Bogotá se les negó el permiso para sus pre-
del periódico El Progreso, bajo la dirección de sentaciones por considerar el teatro de variedades
Wulfran Blanco. Predominaba en ellos las traduc- pecaminoso.
ciones de autores franceses, y la producción poé-
62
A pesar de esas miradas bizcas, Barranquilla mayor parte de los periódicos y los más importan-
crecía. Ya para esos primeros años del siglo su po- tes eran de orientación conservadora. También los
blación se calculaba en 45.000 habitantes y para directores conservadores eran los de mayor presti-
finales de la primera guerra mundial era mayor. gio literario y empresarial: Aurelio de Castro, Julio
Theodore E. Nichols resume la situación al decir: H. Palacio, Pedro Pastor Consuegra, Abel Carbonell
y Miguel Goenaga. Hay que anotar que eran esca-
Antes de finalizar el siglo, Barranquilla era indis- sos los periodistas con títulos universitarios o es-
cutiblemente el puerto más importante de Colombia, tudios en el exterior.
pasando en pocas décadas de ser un insignificante
asentamiento ribereño a esta posición. Los factores ¿Y la bohemia literaria? En alguna forma se agru-
políticos parecen no haber tenido mucha influencia. paron en el homenaje al poeta antioqueño Porfirio
Las facciones iban y venían al igual que las revolucio- Barba-Jacob en su paso por la ciudad en 1906. En
nes pero el crecimiento constante de Barranquilla es- ella estuvieron Lino Torregrosa, Hermes Cepeda,
casamente se vio afectado.10 Leopoldo y Enrique de la Rosa, Miguel Rasch Isla y
Tiberio Hormechea, lo que con alguna amplitud se
A pesar de que Barranquilla presentaba —al igual podría definir como nuestra bohemia.11 El Café Roma
que las demás ciudades del país— altos índices de fue su lugar de encuentro, pero sin llegar a ser “la
analfabetismo10a*, esto no fue obstáculo para que Cueva simbólica”.
los poetas la calificaran de “la Nueva York de Co-
lombia”, “la Nueva Barcelona”, “la Nueva Alejandría” Pero hacia ellos sí estaba apuntando el periódico
y otras comparaciones. El Estandarte, dirigido por el poeta de dura musa Jor-
ge N. Abello, y el sacerdote Pedro María Revollo, que
Había varios cines, y las compañías de ópera ita- los calificaba como “tribu de modernistas cuya filo-
lianas y las de teatro españolas se presentaban en sofía es a beber, a beber y apurar las copas de licor.”
la ciudad antes de emprender giras al interior del
país. A veces, grupos de entusiastas —generalmen- En el mismo periódico monseñor Revollo conju-
te miembros de la alta sociedad— montaban obras ra otros males que siente están invadiendo la ciu-
de teatro, en su mayoría sainetes de los hermanos dad que crece: la masonería, el anarquismo, el es-
Quintero, para obras de caridad. piritismo y el modernismo.12 La masonería tenía
logias desde 1840 y su importancia se puso de re-
Son pocas las noticias en los diarios en las que lieve con la construcción del Cementerio Univer-
se nos muestre al mundillo literario agrupado. Una sal en 1870, en el que, a diferencia de las demás
de esas pocas oportunidades se produjo en el sepe- ciudades de Colombia, se inhumó a hebreos, pro-
lio de Eduardo Ortega, jefe de redacción de El testantes y católicos.13
Rigoletto. Un número de este periódico dedicado a
su memoria en noviembre de 1908 trae colabora- El anarquismo era tan sólo un espejismo cuan-
ciones de Aurelio de Castro, Tomás Surí Salcedo, do monseñor Revollo en su columna “Perdigonadas”
José F. Fuenmayor, Eparquio González, entre otros. de El Estandarte acusó al joven poeta Leopoldo de la
O sea, políticos y periodistas. Algunos de ellos ocu- Rosa de ser un ácrata. Más adelante, en los años
parán puestos importantes. Por ejemplo, Surí veinte, va a darse un movimiento en el sector obre-
Salcedo será ministro de hacienda y Eparquio ro con esa tendencia, que tendrá su propio periódi-
González, un general vencedor en la guerra de los co, Vía Libre, en el que se anunciarán representa-
mil días, será gobernador del departamento del ciones teatrales de autores anarquistas como
Atlántico. La única figura con obra literaria será Anselmo Lorenzo y Pietro Gori.
José Félix Fuenmayor. Se reafirma en esta lista el
criterio dominante de que el escribir agregaba El espiritismo era una moda mundial que pasa-
méritos a los hombres de pro, pero no era un méri- do su momento más culminante seguía, sin em-
to en sí. La categoría de escritor era subsidiaria y bargo, con muchos cultores en la ciudad, por lo ge-
la escritura una actividad al servicio de los políti- neral de las clases pudientes. Julio Gómez de Cas-
cos. Eso explica en parte la paradoja de los pocos tro, que sería el primer director de Voces, escribía
escritores de oficio y la cantidad de periódicos en la en el Diario del Comercio: “Estamos en el siglo vein-
primera década, que sumaban alrededor de veinte. te, en el de la teosofía y espiritismo con su rebaño
También se daba el caso curioso de que a pesar de allankardequiano.”14
ser Barranquilla la capital liberal de la Costa, la
63
Sobre el cultivo del gnosticismo, teosofismo, mis- Todos estos factores fueron decisivos para el
ticismo, cabalismo o alquimia sólo la tradición oral nacimiento de Voces. Sin ellos hubiera sido difícil
nos da el dato de la presencia de literatura ocul- que la revista se convirtiera en realidad. Pero no
tista en la librería de López-Penha. nos engañemos, hubo un factor de mucha impor-
tancia y que nos llegó en forma gratuita: la pre-
El modernismo (y se infiere que monseñor sencia de un joven catalán que huía de las renci-
Revollo lo hace como una referencia al movimien- llas del mundillo literario de Barcelona, de nom-
to literario cuyo máximo exponente fue Rubén bre Ramón Vinyes.
Darío) tenía expresiones literarias muy flojas. Para
1910 sus mejores representantes en la poesía eran VINYES ENTRE NOSOTROS
José Félix Fuenmayor, Miguel Rasch Isla y Leopoldo
de la Rosa. La llegada de Vinyes a Barranquilla se produjo en
1914. Tenía un año de estar en el país. Su primer
Había otras manifestaciones artísticas del mo- domicilio fue en Ciénaga, adonde llegó contratado
dernismo, tal vez no muy conscientes, como los como contador de una empresa bananera. Según
cuadros de Francisco Valiente que con el tema de el dato poético que nos dio Germán Vargas, el es-
la Judith que mata a Holofernes se unía al tema de critor, en un momento de crisis y decidido a irse al
“las femmes fatales” de moda en el mundo. Pero no fin del mundo (lo que quería decir Sidney o Barran-
hay que hacerse demasiadas ilusiones sobre nues- quilla, las dos opciones que se le presentaron), puso
tra unión al ritmo mundial del arte. Tampoco había a girar un globo terráqueo y el azar determinó que
un mercado para objetos de arte sofisticados. No hay el dedo se posara sobre esta última ciudad.
noticia de cuadros de autores reconocidos en la ciu-
dad; lo que predominaba era litografías de ninfas Para el investigador francés Jacques Gilard,
en los rincones de las salas. Vinyes estaba bajo el trauma nacional de la sema-
na trágica de Barcelona y empezaba a padecer las
Pero más que enfilarse contra “el horizonte gris consecuencias de la derrota del modernismo cata-
de los neologismos extravagantes”, como se vitupe- lán frente a la nueva generación, más prudente y
raba a los modernistas, la preocupación principal burguesa, del “novecentismo”. Según Gilard, este
de Monseñor Revollo era el carácter laico de la so- viaje representaba una ruptura con la patria y un
ciedad barranquillera. Ésta se manifestaba en la voluntario destierro en vida.16
poca asistencia a las iglesias (de hecho había po-
cas con relación a otras ciudades de su misma po- Vinyes llegó a Ciénaga en 1913. El anecdotario
blación. Es muy diciente el dato que hasta 1877 que daba el mismo Germán Vargas refería que cual-
había solamente dos: una iglesia en ruinas, San quier noche al releer la Divina Comedia Vinyes de-
Nicolás, y otra cerrada, San Roque). Se manifesta- cidió reconciliarse con la literatura e irse a vivir a
ba así mismo en la abundancia de uniones libres y Barranquilla. En esta decisión también influyeron
la frecuencia de matrimonios civiles mientras es- los consejos de su amigo y poeta Gregorio Castañeda
tuvo vigente ese régimen, cuya proporción fue ma- Aragón.
yor a la media nacional. “Las cifras abultadas son
significativas en esta ritualidad civil debido proba- “Se marchó porque estaba hasta las narices de
blemente a la actitud de acomodo por quienes lo las envidias en los círculos literarios”, aclaró en
utilizaron dentro de un escenario político, jurídico una entrevista su hermano Joseph medio siglo des-
y social inestable, también por los extranjeros como pués de su muerte. Y añadió: “Los Vinyes siempre
libaneses, hebreos y demás que, casándose de hemos sido conservadores, nunca ha habido revo-
acuerdo con el rito de sus creencias religiosas, con- lucionarios ni tampoco comunistas. Liberales lo
traían el problemático matrimonio civil para dar hemos sido todos. Aunque nuestro padre era car-
validez a su relación”, nos dice Dalí Miranda S.15 lista y nuestra madre una beata.”17 Este personaje
complejo es el que se instala entre nosotros.
El hecho de no ser Barranquilla sede episcopal
(dependía de la diócesis de Cartagena) y la fuerte Enrique Restrepo es otro de los nombres funda-
presencia extranjera debilitaba el poder de la Igle- mentales en la creación de Voces. Hay pocos datos
sia y, por ende, la censura eclesiástica sobre las sobre él. Antioqueño, autodidacta, en la primera dé-
publicaciones. cada del siglo trabajaba como contabilista en una
empresa de libaneses. Tenía, según la pluma grá-
64
fica del caricaturista Rendón, ojos samente. Aumentó mi sorpresa cuan-
diminutos, achinados, y labios do vi que no sólo sabía sino que sa-
que parecían una línea sobre el bía mucho y a fondo. Seguí luego ave-
horizonte de su rostro. No es fácil riguando por otros libros de autores
encontrar escritos de su autoría clásicos y modernos, que no existían
en los periódicos de la época, pero en sus estantes y quedé maravillado
se sabe que era muy considerado de la cultura que pude adivinar en el
en el mundo literario. Después de guasón de antes. Llamé la atención
Voces, Restrepo se domicilió en de mis amigos del cenáculo (así lla-
Bogotá, en la que tuvo un alma- mábamos nuestras reuniones noctur-
cén de sombreros. En 1925 publi- nas) y en adelante frecuentábamos al
có El tonel de Diógenes (Manual del librero, todos con el pretexto de com-
cínico perfecto) y en 1938 Con ra- prar un libro. Al poco tiempo había-
zón o sin ella, libros en los que se mos ligado con él una franca amis-
nota la lectura atenta de tad. Ese librero no era otro que el poe-
Nietzsche y Bergson. ta Ramón Vinyes, venido de Cataluña
a consecuencia, creo, de una equivo-
Enrique Restrepo en una en- cación. [...] Ramón fue para nosotros
trevista concedida al suplemento María L. Salazar,
el agente de la tentación y el estímu-
dominical de El Tiempo dio la si- esposa de Ramón Vinyes (1922). lo. A él debo haber cometido el peca-
guiente relación de la fundación do de escribir para el público o al
de Voces: menos publicar, pues entre nosotros
no faltaban quienes fuesen ya escritores vergonzantes.
En Barranquilla vivía yo en una casita pajiza adon- Ramón fue el animador. Concurrió a nuestras tertu-
de concurrían por la noche varios aficionados a la lec- lias. Se discutieron acaloradamente teorías literarias,
tura. Comentábamos libros que caían en nuestras ma- estéticas y filosóficas. [...] En ocasiones nos sorpren-
nos, cambiábamos ideas en general. Asistían a nues- dió la madrugada en alguna controversia relativa a la
tras tertulias Gonzalo Carbonell, lleno de fuego, de irrealidad metafísica del tiempo. Y una vez, cuando
nobleza y de entusiasmo; Julio Enrique Blanco, estu- menos lo pensábamos, vimos que entre Ramón y Julio
dioso de poesía de todos los tiempos, poseedor de una Gómez de Castro se urdía la publicación de una revis-
pasmosa erudición; Antonio M. Castaño, el espíritu más ta decenal en que todos nos hallábamos complicados.
sutil e irónico que haya conocido; Roberto Castillejo,
cuya única ocupación era la lectura; también nos visi- Gómez de Castro, acendrado, reflexivo, estudioso,
taba Hipólito Pereyra, cuyas costumbres y actitudes, asumió la responsabilidad de ser su director. A él no
aunque eran inofensivas y honestas, constituían el se le ocultaba que se hacía cargo de un conato revolu-
escándalo de la ciudad. Hipólito jamás soñó con ser cionario de ideas inofensivas. Así nació la revista “Vo-
literato; la literatura fue para él otra pose de que se ces”, que vivió luego agonizando por espacio de se-
valió para espantar a los burgueses, cosa que consti- senta números. La edición fue siempre feísima, exe-
tuyó su sport predilecto y a lo cual era capaz de crable, pero el contenido la animaron siempre el entu-
sacrificárselo todo. [...] En una ocasión descubrí yo siasmo y apasionamiento juveniles. La revista fue bien
detrás del mostrador de una librería a un joven de pre- acogida, especialmente fuera del país. Nos enviaron
sencia atractiva y de mirada inteligente que con forma- colaboración algunos buenos españoles de habla es-
lidad recomendaba a sus compradores las obras de pañola, entre otros que recuerde, Eugenio D’ Ors y don
didáctica elemental o la de los autores sicalípticos es- Manuel García Morente. Tuvo sus crisis pecuniarias
pañoles. Me pareció adivinar cierto sarcasmo en el fon- forzadísimas, y en una de ellas la tomó por su cuenta
do de estas recomendaciones que los parroquianos Hipólito Pereyra, que había adquirido una imprenta,
tomaban como sinceras. Mis sospechas se confirma- convirtiéndose en su director-editor.18
ron cuando le oí elogiar con una propiedad extraordi-
naria las obras de un autor que claramente él no ha- PASIÓN Y MUERTE DE VOCES
bía leído. “Este es otro guasón” pensé para mis
adentros y asumiendo una actitud de parroquiano que En un ensayo sobre la narrativa latinoamerica-
quiere informarse, y por el solo placer de oírlo, solicité na, el crítico uruguayo Ángel Rama decía textual-
su concepto o apreciación de una obra que yo conocía, mente:
creo que fue algo de Leopardi, y lo hice hablar exten-
65
“Los nuevos” es una consigna suficiente explícita Con esa gran sabiduría que encierran los luga-
a pesar de su evidente vaguedad... Esa palabra “nue- res comunes, a Voces siempre se le conoció como
vo” es la que con mayor frecuencia escribe uno de los “la revista de Vinyes”. Los dos directores que apa-
personajes mitológicos de la literatura latinoamerica- recieron sucesivamente en sus sesenta números,
na, ese Ramón Vinyes que a partir de 1917 da a cono- Julio Gómez de Castro e Hipólito Pereyra, seudóni-
cer en una revista provinciana (Voces, publicada en la mo de Héctor Parias, eran sólo los mascarones de
ciudad de Barranquilla, que para la fecha era el últi- proa, ya que por su condición de extranjero Vinyes
mo rincón del planeta) las audacias de Dormée y tenía limitaciones para aparecer como director.
Reverdy, el Traité du Narcisse de André Gide, La obra
de Chesterton, dando muestras de esa fabulosa eru- Así pues, Vinyes, alma y voluntad de la publica-
dición de la modernidad europea que explica que uno ción, es quien la hizo posible. No sólo tradujo y es-
de sus nietos intelectuales, Gabriel García Márquez, cribió, sino que además Voces recibió colaboracio-
lo haya trasmutado en un personaje de novela: “el nes que de no haber estado él de por medio ello no
Sabio catalán”, el hombre que había leído todos los hubiera sido posible. Un rasgo distintivo de la re-
libros de los Cien años de Soledad.19 vista es el elevado número de colaboraciones de
escritores catalanes y alusiones a la literatura ca-
Anterior a algunas revistas como Martín Fierro talana. Entre otros podemos citar a José María
(Buenos Aires, 1924-27), Amauta (Lima, 1926-30), López Picó, Carlos Riba, Eugenio D’Ors, Alfonso
Revista de Avance (La Habana, 1927-30), Revista de Maseras y Pablo Vila. Como dice Jaques Gilard:
Antropofagia (Sao Paulo, 1928-29), Contemporáneos
(México, 1928-31) y Mandrágora (Santiago de Chile, En materia de curiosidad e información, Madrid
1938-43), que son puntos de referencia obligada quedaba a la zaga de Barcelona. En Cataluña se
cuando se habla del proceso literario de esos paí- daba una contemporaneidad que la cabeza de Espa-
ses, en Colombia en esa década no hay nada pare- ña aún desconocía en gran parte 21
cido a Voces en el resto de país. Ni Universidad (1921-
22 y 1927-28), El Nuevo Tiempo y Cultura en Bogotá, La presencia de los latinoamericanos (Valdelo-
ni Panida en Medellín alcanzaron la dimensión li- mar, Eguren, peruanos; Pellicer, Tablada, mejica-
teraria de esta revista. Entre otras cosas, porque nos; Zaldumbide, ecuatoriano; Huidobro y Mistral,
como dice Álvaro Medina: chilenos, y Rodó, uruguayo) no era tan frecuente
en las otras revistas del país.
[...] las publicaciones colombianas se mantenían por
“refritos” y que su vida editorial excepto por los cola- En Voces se encuentran colaboraciones de au-
boradores nacionales, dependía en buena parte de lo tores nacionales como Germán Pardo García, To-
ya publicado por sus colegas extranjeros. Voces es la más Rueda Vargas, León de Greiff, Efe Gómez, y
excepción en ese sentido. Y es la excepción porque del litoral atlántico Luis Carlos López, José Félix
como ocurría en Mito década después recurre a las Fuenmayor, Gregorio Castañeda Aragón y Víctor
traducciones. Pero a traducciones de primera mano que Manuel García Herreros, entre los más destaca-
Vinyes realizaba de los más diversos idiomas. El re- dos. Y claro, no podían faltar las colaboraciones de
sultado fue una revista internacional con un contenido Julio Gómez de Castro y Héctor Parias, que no al-
que le ofrecía a los lectores de habla hispana materia- canzaban el nivel estético de las otras.
les que jamás habían leído en su propia lengua.20
De los pocos cuentos publicados en Voces, se
Así fue pues como se tradujeron por primera vez encuentra Animula Vagula, del escritor y aventure-
al castellano textos de Gide, Aloysius Bertrand, ro escocés R. B. Cunninghame Graham, traducido
Gilbert K. Chesterton, Jacques Riviere, Federico de The English Review y publicado en 1918. Para la
Hebbel, Lafcadio Hearn, Hugo von Hoffmannsthal, misma época este escritor estaba por los lados de
R.B. Cunninghame Graham, Guillaume Apollinaire Cartagena y el Sinú. No hay ningún indicio de un
y otros de igual importancia. encuentro entre el escocés y el catalán Vinyes.
¿Cómo una revista editada en un pueblo ubica- Un repaso a los números de Voces muestra lo
do en él “último rincón del planeta”, para repetir determinante de la presencia de Vinyes. Es el
la frase de Ángel Rama, se sitúa a la vanguardia quien le da el tono y orientación a la revista.
de todas las publicaciones de su género en el con-
tinente? Así, se encuentra la nota maliciosa, o la que
66
intriga, con un sabor que no era lo frecuente por Y más adelante continúa diciendo Pereyra:
esas fechas en que la solemnidad o el oropel
modernista todavía campeaba. Voces —dice la Curia— perdóneseme la cobardía
que me embarga y que me impide consignar el adjeti-
Voces alcanzó a publicar sesenta números, y el vo calificador: «No manden más la Revista».25
último apareció el 30 de abril de 1920.
Como en la actualidad es imposible reconstruir
Su muerte, como la de casi todas las revistas el anecdotario de la publicación, pues ya no hay
culturales, se debió a la asfixia económica. No re- testigos presenciales, sólo se pueden inferir las
cibió “pulpitazos”, como por ejemplo Panida en dificultades que tuvo la revista para sobrevivir de
Medellín, a quien el órgano de la curia —La Fami- la lectura de los mismos textos o por algunos otros
lia Cristiana— prohibió leer bajo pena de incurrir indicios. Por ejemplo, el número doble 49-50, a car-
en pecado. Aquí, a pesar de su poder, el clero tenía go de Hipólito Pereyra (la ausencia de Vinyes es
una presencia más discreta, y además había una diciente), es insólito, por decir lo menos. Lo enca-
población flotante, con mucho extranjero, que le beza un retrato a toda página del general Eparquio
obligaba a ser más permisivo. González, en ese momento presidente de la Asam-
blea del Atlántico. Además del retrato hay un artí-
Pero aun así, los malquerientes de Voces abun- culo ditirámbico del mismo Hipólito Pereyra acer-
daron. No le ayudaba a granjearse simpatías la ac- ca de aquél, y peor aun, versos patrióticos del ge-
titud retadora que animaba desde el epígrafe de neral. He aquí una muestra:
su portada: “Los espíritus mediocres condenan gene-
ralmente todo lo que está fuera de su alcance”, máxi- Oh poderoso mar. Oh mar Atlante
ma de Rochefoucauld. O sea que la revista cum- permíteme que en tus aguas dilate la mirada,
plía el papel de ser: “La mala conciencia, el irreve- busco esa historia que contigo vive,
rente ante las convenciones que las sociedades cons- le escucho entre tus voces de Júpiter tonante...
tantemente tienden a sacrificar.”22
De hecho, era una llamada de auxilio. El edito-
Fue pues inevitable que la publicación desata- rial quejumbroso decía:
ra reacciones negativas cuando tocaba temas vi-
driosos o golpeaba a los intocables. El Derecho, pe- Nuestra política fue la de la puerta abierta, pues
riódico local, se quejaba: siempre tuvimos la de nuestra revista abierta de par
en par para recibir con los brazos abiertos a todos los
Voces que ayer nos neutralizó a Núñez, nuestra intelectuales que quisieran llegarse a nuestra casa.
gloria poética, nos neutraliza hoy a Gómez Restrepo, Llegaron muy pocos, la mayoría se mostró reacia...
nuestro gran crítico. Entre la necesidad espiritual de
leer a Voces y el miedo de que nos arrebate una glo- Conociendo lo selectivo que era Vinyes, hay que
ria nacional, nos sucede, a cada nueva entrega, lo dudar sobre “la puerta abierta”, pero de todas ma-
mismo que cuando sentimos la necesidad del reme- neras hubo un intento de reconciliarse con parte
dio y le tememos al médico algún diagnóstico fatal.23 de la “intelligentzia” local que había quedado por
fuera. No les valió. Tres años más tarde, el mismo
Esto fue escrito a los pocos números de haber general González, al ser nombrado gobernador y
salido Voces y cuando todavía el público se pregun- en una historia turbia, extrañó del país a Ramón
taba quién era el irónico autor contra la poesía de Vinyes tildándole de “extranjero indeseable.”
Núñez y que firmaba con el seudónimo de Garci-
Ordóñez de Barbarán. Pero los peligros no sólo provenían del poder po-
lítico sino también del mismo medio social, tan
Más adelante y ya en su segundo año de vida, estrecho, que obligaba a Julio Enrique Blanco a
Hipólito Pereyra publicó un artículo muy esclare- negar la autoría de sus artículos filosóficos a sus
cedor, en el que afirma, entre otras cosas, lo si- corresponsales comerciales, porque eso podía res-
guiente: tarle compradores a sus productos farmacéuticos.
Oye, Hipólito Pereyra, me dice un distinguido es- A todo esto hay que sumarle la insolidaridad gre-
critor —oye, ¿quieres que te tenga un elogio? En Vo- mial, que la misma revista denunciaba:
ces sólo se entiende lo que tú escribes...24
67
Hemos visto desaparecer la notable revista de ca” en el futuro, lo intuyó el mismo Enrique Res-
Medellín “Panida” entre la más completa indiferencia. trepo, que tal vez por eso escribió premonito-
Hemos visto salir el libro Pensamiento de un viejo riamente en el último número:
de A. González, sin que nadie se ocupara de él. He-
mos visto en torno del libro Máscaras de bronce, de La cultura como “flor extrema” de toda civiliza-
Castañeda Aragón, la más marcada indiferencia. Sólo ción es un lujo, lugar común, pero no por común
los amigos, y uno que otro crítico, habló del libro. [...] menos evidente.30
¿Es egoísmo? ¿Es que nos encontramos incapacitados
para dar un comentario original?26 NOTAS
1 CANÉ, Miguel, Notas de viaje sobre Venezuela y Colombia. Bogotá,
Todos esos factores acabaron con la aventura. El Colcultura, 1992. Biblioteca V Centenario.
2 REVOLLO, Pedro María, “Reminiscencia”. En Mejoras, Vol. 3, Nº 28.
posterior incendio de la librería27 de Vinyes, segui-
Barranquilla, septiembre de 1935, p. 92.
do de su extrañamiento, terminó con las pocas es- 3 Ibid.
peranzas de revivir la revista. Ni la efímera Cami- 4 SOLANO, Sergio, Política e intelectuales en el Caribe colombiano
durante la Regeneración (1886 – 1899). En Memorias del IV seminario
nos, dirigida por Víctor Manuel García Herreros, ni internacional de estudios del Caribe. Barranquilla, Universidad del Atlán-
la comercial Civilización, de Adalberto del Castillo, tico, 1999.
5 Ibid.
pudieron reemplazarla. Hay que esperar más de dos 6 Enciclopedia Universal Ilustrada. Madrid, Espasa-Calpe, 1987, tomo
décadas para que aparezca Crónica, un semanario 31, p. 176.
7 LÓPEZ, Luis C.; LÓPEZ-PENHA, Abraham Z. y CERVERA, Manuel, Varios
que después aglutinará a los integrantes del lla-
a varoios. Madrid, Pueyo, 1910.
mado “Grupo de Barranquilla”, y que constituirá otro 8 Colección de clásicos costeños. Barranquilla, Editorial Efemérides,
hito cultural de la ciudad. 1995, p. 1-51.
9 El Rigoletto, Barranquilla, 11 de septiembre, 1902.
10 NICHOLS, Theodore E., Tres puertos de Colombia. Bogotá, Banco
Voces no ha sido estudiada con intensidad. Sin Popular, 1973.
embargo, es frecuente encontrar en las pocas 10a En el censo de 1918, entre los 135.797 habitantes del departa-
mento del Atlántico se contaban de 51.300 alfabetos y 75.406 analfabe-
aproximaciones al tema el juicio de ser una publi- tos.
11 PARDEY, Carlos M., La estada de Barba-Jacob en Barranquilla. El
cación que no tenía una real correspondencia con
Heraldo, 19 de abril de 1976.
el medio que la producía. El crítico Ernesto 12 CONDE CALDERÓN, Jorge, “El Estandarte”, insignia y opinión de un
Volkening dice en forma rotunda: proyecto católico en el Caribe colombiano. En Historia Caribe, Vol. 1, Nº 2,
1996.
13 EL Misionero, año 1, Nº 5. Barranquilla, 9 de junio de 1993.
Más ahí, precisamente, está el busilis: por sus mis- 14 GÓMEZ OLACIREGUI, Aureliano, Prensa y periodismo en Barranquilla
mas excepcionales cualidades y virtudes, unos textos siglo XX. Barranquilla, ediciones Lallemand-Abramuck, l979, p. 12.
15 MIRANDA, Dalí, Familia , matrimonio y mujer: el discurso de la
como los de Vinyes o, por citar un tercer ejemplo no Iglesia católica en Barranquilla (1863-1930). En Historia Crítica Nº 23,
menos diciente, los estudios filosóficos del enero-junio, 2002.
16 Selección de textos de Ramón Vinyes, tomo I, p. 23. Bogotá,
barranquillero Julio Enrique Blanco sobre Kant y Colcultura, 1982. Selección y prólogo de Jacques Gilard.
Herbart, se ven un tanto exóticos... Dicho sea sin am- 17 MARTÍ GÓMEZ, José, Josep Vinyes o el circo de la vida. En el Magazín
Dominical de El Espectador (sf).
bages: se nota cierto desequilibrio entre el cosmopoli- 18 Lecturas Dominicales de El Tiempo, 26 de septiembre de 1926.
tismo, casi se dijera la posición de vanguardia, que 19 R AMA, Ángel, La novela latinoamericana 1920-1980. Bogotá,
bajo las alas de tan rara ave literaria mantiene una Procultura, 1982.
20 MEDINA, Álvaro, Don Ramón, el maestro catalán de “Cien Años de
minoría selecta de intelectuales y la provincialidad Soledad”. En revista Pluma, Nº 31 (nov. de 1975).
21 GILARD, Jacques, Voces (1917-1920): un proyecto para Colombia.
apacible y gratamente vegetativa del ambiente en que
En Huellas, revista de la Universidad del Norte, Nº 31 (abril,1991).
viven, piensan, escriben, platican...28 22 GARCÍA CANCLINI, Héctor, Cruces, arriagos y deslindes. En el Magazín
Dominical de El Espectador, Nº 447 (17 de noviembre de 1991).
23 Voces (1917-1920). Selección de textos. Germán Vargas (ed.). Bo-
Y más adelante nos dice el mismo crítico colo- gotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1977, p. 12.
cando el dedo en algo que podría ser tema de mu- 24 Ibid, p. 13.
25 Idem.
chos y encontrados puntos de vista: 26 Voces, Nº 11 (nov., 1917).
27 En el artículo “Una librería que hizo escuela”, publicado en El
...en aras de su universalidad “Voces” ha sacrifica- Tiempo (30 agosto de 1987), Javier A. Lara sostiene que el incendio fue
debido a unos fumadores descuidados, mientras que Pere Elies i Busquet
do el colorido local, el rasgo inconfundible que nos re- sostiene que fue a causa de unos petardos lanzados en una manifestación
vele su ubicación en un puerto del Caribe reverberante política.
28 VOLKENING, Voces y el silencio del trópico. En Evocación de una
de luz y sumido en el lúbrico calor del Mediodía.29 sombra. Bogotá, Ariel, 1998, p. 158.
29 Ibid., p. 388.
Que la revista continuaría juzgada como “exóti- 30 Voces, Nº 59, abril de 1920.
68
DOSSIER Voces
Voces
La revista de Ramón Vinyes
Graciela Gliemmo*
Esta es una época en la que comienzan a caer viejos La transición se advierte en los comentarios de
conceptos. La literatura ya no reproduce la realidad, Vinyes sobre estos autores: aunque no adhiere a las
anuncia su desvinculación de la moral y exhibe sig- nuevas tendencias, juega con las formas cuando es-
nos de fragmentación. Se cumplen cincuenta años cribe sus argumentos, como si se tratara de prosa
de la muerte de Baudelaire y es el momento en que poética, desplazando las líneas hacia la derecha,
la reimpresión de sus versos hace que los poetas lo dándole un ritmo desintegrado, más rápido e ins-
vean como el precursor del simbolismo. Ha muerto tantáneo que el de aquellos otros artículos y notas
Rubén Darío. Los poetas franceses y los autores ru- publicados en los números anteriores de la revista.
sos marcan la ruta a seguir. Estos comentarios tienen el tono de los apuntes, de
las observaciones frescas, cortadas, escritas como
Y aunque Voces publica los innovadores poemas al pasar y al descuido. Su diagnóstico de los tiempos
en prosa de Hipólito Pereyra, que ofrecen un nuevo que corren surge espontáneo y recurrente: “Una pro-
imaginario y una forma híbrida, y da espacio a la funda inquietud se ha apoderado del arte. Un deseo
obra inicial de León de Greiff, quien será central en de renovación lo sacude.” E insiste: no hay “nada
el grupo de Los Nuevos una década después, no es aún definitivo en las corrientes nuevas.”
una revista vanguardista, ya que rechaza la pelea
frontal: “Voces se ha convertido en Colombia en el Aunque tal vez asusta, no se niega la ruptura. La
fantasma de los mediocres porque fustiga sin com- revista hace suyas las observaciones de algunos in-
pasión, porque cada día rompe nuevos ídolos, porque discutibles. Albert-Birot, tras un poema suyo con
duda de las consagraciones, porque renueva el am- onomatopeyas y notas que señalan cómo deben pro-
biente literario. Pero este ‘fantasma’ al mismo tiem- nunciarse ciertos versos, lanza una rotunda afirma-
po que es nuestro exponente de dinamicidad litera- ción: “El arte moderno se encamina a dar obras ori-
ria no tiene la odiosidad de la polémica ni la vulgari- ginales. Hasta hoy el arte ha dado únicamente tra-
dad de los vocablos plebeyos.” ducciones.” Pierre Reverdy propone crear una sin-
taxis nueva para lograr una verdadera revolución
Se recogen muchos textos que anuncian un cam- en el arte. Y prefigura lo que será ley, unas décadas
bio de poética, pero es el número 42, del 30 de no- después, para la poesía concreta en Brasil: la nece-
viembre de 1918, el que está dedicado en forma com- sidad de lograr una disposición tipográfica diferente
pleta a la renovación literaria que se gesta en Euro- que se apareje con una sintaxis nueva.
pa. La edición promete dar a conocer “las últimas
teorías en arte y las obras de los nuevos teóricos.” El gran impacto de las revistas literarias latinoa-
No se trata de avalar sino de mostrar y sostener es- mericanas del 20, producidas en general en las ca-
tos interrogantes: “¿Serán flor de un día las nuevas pitales, opacó aquellas que fueron publicadas fuera
doctrinas?” “¿Traerán una profunda revolución en de ese canónico recorte temporal y espacial. Voces,
el arte?” La posición es abierta, plural, comprensi- que puso en circulación durante tres años sesenta
va, pero no cómplice. Es solidaria y, a la vez, mantie- números, es una de ellas. Sin duda, esta reimpresión
ne una discreta distancia con las nuevas produccio- ayudará a comprender mejor un momento de ruptu-
nes literarias, dejando en claro que se trata de una ra y ebullición literaria de comienzos del siglo XX.
70
DOSSIER Voces
72
una carta de Ors fechada en 1919 conservada en Keats”; en ellos une sin mella de la unidad de es-
el fondo Vinyes de Berga. Ors era un esteta que tilo el rigor argumentativo con un lirismo suge-
también provenía del modernismo y cultivaba en rente. Esa labor fue tan importante como el ma-
el presente una ironía cercana a la Risa revulsiva gisterio oral en su librería, en el Grupo de Barran-
de Voces: quilla durante los años 40, o en círculos de la Bar-
celona de los años 20 y 30.
“Hagamos un elogio de la risa de Voces (...) que
nos sirve de valla y que nos sirve de látigo. (...) Fal- El escritor de Berga era deudor del romanticis-
tándonos ella ¿qué nos quedaría para estos cronis- mo, con una visión del paisaje y la patria que de él
tas que, sin argumentos ni lecturas, exhiben por úni- asumió el modernismo catalán. En él destacó Joan
co bagaje intelectual, como las botellas de los vinos Maragall, y sus “voces de la tierra”, plasmación del
malos, la pequeña dosis de agresividad mal intencio- alma catalana colectiva. Hubo del mismo modo la
nada que tienen en el alma?”15 versión tenebrosa de ese cosmos, que una novelis-
ta admirada por Vinyes, Víctor Català (pseudónimo
“Risa” era un concepto poco adecuado al Vinyes de Caterina Albert), encarnó en Soltiud.19 Ambos
anterior a 1913, indómito defensor de la tragedia. autores mostraban un universo teñido de visos
Y, sin embargo, ejerce en Voces esa tarea de guía mágicos. Desde ese prisma enfocamos la visión
irónico a la que reconvierte la función mesiánica americana del primer Vinyes. En el poema “Altes
del escritor modernista. En ese sentido, el Caribe montanyes dels Andes” publicado en El Correo Cata-
representó la Tierra Prometida: no la de los nego- lán, en 1916,20 evoca el déu de la morta raça, y funde
cios, como confirma a Fuenmayor al evocar que no el alma del imperio inca en el marco andino; es
se enriqueció con los bananos, sino la del escritor una visión apocalíptica y retórica, pero muy vívida,
que en su desubicación se halló a sí mismo como según traducimos:”Fuerte nudo de montañas, bello
crítico. Ya en 1918 era el “hombre que ha leído to- de tan salvaje, /para alabarte, el inca ha aprendido
dos los libros”, término que acuñó el testimonio de los vientos /y, con manos de oro, el sol estrangula los
la revista de Bogotá Cultura que años después tomó días, /y a tus pies lanza la sangre de los ponientes”.
prestado García Márquez.16 Fue, en suma, un cata- Otro poema de tema americano conservamos an-
lizador del mundo cultural barranquillero. terior a éste (“Holanda en els trópichs”, 1914).21 Con-
siste en una visión de Curaçao, donde bajo unas
En carta a Vargas poco antes de morir en 1952, sencillas pinceladas, surge el choque de lo holan-
Vinyes se refirió a la “rizada frivolidad” de su esti- dés en el Caribe. En ambos textos captamos una
lo en Voces, como contrapunto a los “bloques angustia existencial, lejana al mero exotismo.
monolíticos” de Julio Enrique Blanco. Y Blanco,
meses después, recalcó Algunos escritos en
en El Heraldo que la efi- Voces y otros periódicos
cacia de Vinyes residía corroboran la epifanía
en el análisis: “Fue más americana. Especulan-
un esteta que un teóri- do con puntos cardina-
co”, nos aclara y en ese les, se aleja de las bru-
sentido seguía la huella mas del Norte y la sen-
de Ors en el ensayo bri- sualidad de Oriente para
llante o la imagen inci- adherirse a la tierra que
siva y eficaz.17 A propósi- en narraciones como El
to de Alfonso Reyes y la chico de Bagá denomina
crítica impresionista, “La América”: es el artí-
Vinyes subscribe en un culo trascendente del
apunte de los años 40 las “Pórtico” de Voces o del
tesis de Thomas S. Elliot, Teatro Municipal de Barranquilla, 1913. texto que dirigió en Uni-
en el sentido que “actúa versidad de Germán
por fecundación”, en ple- Arciniegas a García He-
na fusión entre sujeto y objeto, típica del moder- rreros y su narración Lejos del mar, en 1921. En
nismo.18 Así lo muestran sus conferencias o el esta crítica contempla la población de Cabuyaro
equilibrio de artículos de Voces como “Hombres del como alma de la obra, como lo era la naturaleza en
Norte” o “El sentimiento de la naturaleza en John la narrativa modernista catalana.22 América era
73
I.: Ramon Vinyes, a su regreso de América,
en un paseo en automóvil por Berga, 1920.
D.:Postal autografa fechada en Ciénaga, 1912.
el espacio proteico dónde edificar una nueva cul- intentó sacudir el entorno de convencionalismos
tura y el escrito sobre Valencia ilustra la comu- y lo logró en buena medida; no negamos, como afir-
nión con la nueva tierra a raíz del poema dedicado ma Gilard, cierto repliegue: al lado del caligrama
a Popayán: “La ardiente vaguedad de ayer y de hoy “Araña de mis deseos” de Hipólito Pereyra, apare-
pueden hacer del poeta, catalogado alejandrino, el ce la concesión a los poemas del gobernador Epar-
primer poeta revelador del alma americana”. quio González, próximo al anterior y que acabaría
expulsando a Vinyes, en 1925. Sin entrar ahora
Voces, por otra parte, se proyectaba más allá del en la anécdota, constatamos que la revista tuvo
país, y Gilard notó en ello dos direcciones: por un que efectuar equilibrios entre el nacionalismo más
lado, una dirección nacional reduccionista y, en provinciano y aquella voluntad de innovar: los
un cariz opuesto, la dimensión panamericana he- condicionamientos de toda índole debían de pesar.
redera de Rodó, Martí o Bolívar, más cosmopolita.
No obstante, considero que la clave colombiana es El catalán, en todo caso, busca lo moderno en el
comprensible también en un sentido pragmático: alma de “la” América, de Colombia, de lo indígena
así, el texto de Vinyes dirigido a Max Grillo donde (con tintes adversos hacia la España de los con-
diseña un teatro futuro,23 sigue a la que en 1908 quistadores explicables en su substrato cata-
había efectuado en Cataluña. En ambos casos, su lanista; años después, en El Heraldo, asoma su cu-
propuesta (estéticamente discutible en cuanto a riosidad por la literatura negrista y por el indige-
su grado de innovación) pretende ser dinamizadora nismo). En este sentido, y a pesar de acoger a las
en la búsqueda de un nuevo sentido trágico. Otro vanguardias más revulsivas y a la alta literatura
ejemplo de esa voluntad de implicación lo vemos europea, el esteta de Voces tuvo una gran intui-
en 1940 cuando evoca el texto dedicado en Voces a ción: el camino de Colombia y América latina, aun-
Tomás Carrasquilla, y la polémica y adhesiones que fecundado de influencias foráneas, tendría que
que produjo. En suma, es difícil deslindar el surgir de lo propio; con la corriente telúrica en los
americanismo del catalán de esta imbricación años 20, con el “realismo mágico” a partir de los
cultural colombiana, en una idéntica línea de aper- 40. Y esta convicción era coherente con su forma-
tura. Es paralela, en ese sentido, la clarividente ción catalana: el anhelo de europeizar su país sien-
acogida a autores del país en proceso de consolida- do fiel a su lengua y paisaje, pero audaz e innova-
ción como Luis Carlos López o León de Greiff, al doramente. Cataluña y el Caribe, resultaban, pues,
lado de extranjeros como Vicente Huidobro, Juan ámbitos equiparables.
José Tablada, Gabriela Mistral o Alberto Hidalgo. Y
a la par, el catalán divulgaba y traducía a autores Este Vinyes nunca bien reconocido en su país,
europeos diversos y selectos como Chesterton, el lector voraz, el autodidacta, el polemista, halló
Claudel, Apollinaire o Reverdy. En suma, su círcu- desde esta primera singladura en Voces, su pues-
lo propicia un diálogo intercontinental fecundo que to en Barranquilla. En correspondencia, esta ciu-
74
dad, el Caribe, Colombia, América, aportaron a posmodernista. Historia, teoría, prácticas. Ed. Gredos, Madrid, 2001
(págs. 111-112 y otras).
algunas de sus mejores obras de ficción (las na- 7 El calvari de la vida. Drama en tres actes i en prosa. Biblioteca
rraciones reunidas bajo los títulos En la boca de l’Escon, 11, Barcelona, 1906.
las nubes y Entre sambas y bananas,24 su drama 8 De la tragèdia. Teatralia, 3, Barcelona, 22 de noviembre de 1908.
Arran del Mar Caribe25) una dimensión de contraste 9 Así lo constató Jaume HUCH: Ramon Vinyes jove. Tesis de licencia-
integrada en su perpetua doble añoranza que tura dirigida por Joaquim Molas, Universitat de Barcelona, 1986. Es el
estudio más completo sobre la trayectoria del joven literato.
García Márquez concretó en la imagen del reflejo 10 “Ramon Vinyes tuvo que elegir entre los bananos y la literatura”,
en dos espejos. Y el desairragado Vinyes plantó Cromos, 27-I-1945, Selección de Textos, II, op. cit., págs. 370-379.
raíces en tierra lejana y se convirtió, quizá sin 11 “Jérica”, “Encantament”, “Cançó”, “Hora capvespral”, La Revista,
III, L, Barcelona, 16-X-1917, págs. 371-372.
proponérselo, en profeta fuera de su tierra sin 12 Ver su artículo evocativo de 1940 en El Heraldo “Tomás
renegar de ella. Carrasquilla”, Selección de Textos, I, op. cit., págs. 355-356, y del
mismo año “Sanín Cano”, ibid., págs. 281-282. Destacamos también su
NOTAS admiración por Darío (“Correspondència”, Assumpta CAMPS: La recepció
de Gabriele d’Annunzio a Catalunya, vol. II, Traduccions i textos inèdits.
1 V. R. VINYES: Selección de textos, selección y prólogo de Jacques
Curial, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 1999, págs.
Gilard, Instituto Colombiano de Cultura, vols. I. y II, trad. de Jacques 189-193.)
Gilard y María Fornaguera de Roda. Bogotá, 1982. Sigue siendo el traba- 13 “Un gran poeta colombiano. Guillermo Valencia”, El Correo Cata-
jo de referencia sobre el Vinyes americano, aparte de divulgar y traducir
lán, 13.415, Barcelona, 4-XI-1915. Ídem: “Guillermo Valencia”, Voces,
lo más selecto de su obra no teatral. Es igualmente esencial su investiga-
I, 4, 10-IX-1917, págs. 106-110. Ver también: “Tomás Carrasquilla”,
ción de la narrativa de Vinyes (en parte como precedente del “realismo
Voces, III, 21 30-IV-1918, págs. 60-66.
mágico”) y de su teatro de tema americano: Entre los Andes y el Caribe.
14 “Tomás Carrasquilla”, Voces, art. cit.
(La obra americana de Ramón Vinyes), Universidad de Antioquia,
Medellín, Colombia, 1989. Anteriormente a los trabajos del investigador 15 “Notas”, Voces, 25, 10-VI-1918, págs. 218-220.
francés se publicó la biografía de Pere ELIES: Ramon Vinyes i Cluet: un 16 “Dinámicos” “Notas”, Voces, III, 27, 30-VI-1918, págs. 287-289.
literat de gran volada, Rafael Dalmau, Barcelona, 1972. Nació de los
17 Ver carta de Ramon Vinyes a Germán Vargas. Barcelona, 14-II-
contactos con Vinyes desde 1950 hasta su muerte, en 1952, y de la
consulta del entorno familiar catalán. Aunque inexacta en algunos as- 1952, Selección de Textos, I, op. cit., p. 98. Ídem, Julio Enrique BLANCO:
pectos y condicionada por el franquismo, cabe estimar muchos de sus “Ramón Vinyes”, El Heraldo, Barranquilla, 27-V-1952, Selección de Tex-
datos. tos, I, op. cit., págs. 95-97.
2Jordi LLADÓ: Ramon Vinyes i el teatre (1904-1939). Tesis doctoral 18 “Alfonso Reyes: La experiencia literaria”, Quadern 16. Fondo
dirigida por el Dr. Jordi Castellanos de la Universitat Autònoma de Ramón Vinyes. Berga.
Barcelona, leída el 28-XI-2002. Ha publicado varios trabajos relaciona- 19 Así nos lo evoca en una publicación del exilio catalán en México
dos con Vinyes, entre los cuales destacamos junto a Jaume Huch: Àlbum dirigida por el editor Avel.lí Artís: “Víctor Català”, “Record de Solitud”,
Vinyes. Prólogo de Jordi Castellanos. Institut Municipal de Cultura de “Una tercera fitxa de Víctor Català”, La Nostra Revista, I, 11, México
Berga. Edicions L’Albí. 2002. D.F., 15 noviembre de 1946, págs. 411-412.
3Voces, 1917-1920. Edición Íntegra. Ediciones Uninorte, Vols. I, II, 20 “Altes montanyes dels Andes”, El Correo Cata-
III. Barranquilla, 2003. Según relata Ramón Bacca, hubo que recurrir a lán, 13.505, Barcelona, 17-II-1916.
ejemplares dispersos para elaborar la reedición. El autor la conservó 21 “Holanda en els tròpichs. Curaçao”, “Página Literaria”, El Correo
íntegra en su librería y actualmente está depositada en el archivo de
Catalán, 13.235, Barcelona, 1-I-1915. Éste y el anterior poema están
Berga junto al resto del fondo del autor que conservó su hermano, Josep
incluidos en Antologia poètica Ramon Vinyes i Cluet. Ajuntament de
Vinyes, y donó al ayuntamiento bergadán en el año 2000 su cuñada
Berga, 1982. También hay una considerable parte de su producción
Lluïsa Riera.
lírica en Hora d’Argent, antologia poètica I: abans de 1901; prólogo de
4 VARGAS, Germán: Voces 1917-1920. Selección de textos. Instituto
Jordi Lladó; introducciones y coordinación de Joan Tuneu i Torra. (Ed.
Colombiano de Cultura, Bogotá, 1977. En las recientes polémicas sobre L’Albí, Berga, Ed. Proa, Barcelona, 2000, págs. 249-309.)
el vínculo de Vinyes y Voces, de las que me ocupo en un texto que he 22 Selección de textos, I, op. cit, págs. 124-126.
remitido a Tablero, nos alineamos con la posición de Vargas, Gilard,
23 “Todo llega; conversemos”, Voces, IV, 37, 10-X-1918. págs. 286-
Bacca y todos cuantos han leído con atención la publicación y han
comprobado que la dirección de la revista a cargo de Julio Gómez de 294.
Castro e Hipólito Pereyra (Héctor Parias) fue un hecho coyuntural frente 24 Seis de los once cuentos de A la boca de las nubes fueron
al mayor peso e intervención de Vinyes, Julio Enrique Blanco o Enrique traducidos por María Fornaguera en Selección de Textos, vol. I.,op. cit.,
Restrepo. Y en cuanto a la indudable autoría de los comentarios de la junto al cuento “Un caballo en la alcoba” (el único escrito en castellano
revista, véase: “Nota a las Notas”, Voces, V, 46, 10-VII-1919. originalmente) que apareció en Crónica en 1950 dedicado a García
5 Cito trabajos que desde Barranquilla han publicado, entre otros, Márquez. A la boca dels núvols ganó el premio Concepció Rabell en los
Ariel CASTILLO, Julio NÚÑEZ MADACHI, Ramón BACCA (“Presencia de Voces Juegos Florales de la Lengua Catalana de Bogotá en 1945 y fue editada
en la narrativa del Atlántico”, Huellas, 36, Uninorte, Barranquilla, di- en Méjico: A la boca dels núvols, Ed. Col·lecció Catalònia; 11 México
ciembre, 1992, “El modernismo en Barranquilla”, Boletín Cultural y D.F., 1946; segunda ed.: Bruguera, Barcelona, 1984, prólogo de Jacques
Bibliográfico, vols. 30, 33, 1993). Recientemente Guillermo Henríquez ha Gilard.: “Ramon Vinyes, contista”. Al año se editaron el resto de cuentos:
ofrecido datos nuevos en cuanto a la influencia de la familia García Entre sambes i bananes., Bruguera, Barcelona 1985, prólogo de Jacques
Juliao en la contratación de Vinyes y subsiguiente instalación en Ciéna- Gilard, “Nous aspectes de la contística de Vinyes”; Entre sambas y
ga, en 1913 (Guillermo HENRÍQUEZ TORRES: El misterio de los Buendía. El bananas, trad.: Montserrat Ordóñez, Ed. Norma, Bogotá, 1985 (2ª ed.:
verdadero trasfondo histórico de Cien años de soledad. Ed. Nueva Amé- Norma, 2001). Esta reedición incluye trabajos de Ordóñez (“Entre mun-
rica, Bogotá, 2003, págs. 298-306). En el fondo Ramón Vinyes del Archi- dos y fuera de lugar: monstruos entre espejos enfrentados”), Gilard
vo Histórico Comarcal de Berga se conservan cartas del autor fechadas (“Ramón Vinyes, figura de la literatura colombiana del siglo XX”) y Bacca
en Ciénaga en 1913, mientras que a partir de 1914 rastreamos su (“Vinyes en Barranquilla”). En catalán destaca la edición completa Tots
traslado a Barranquilla, y conservamos testimonios de su librería en la els contes, Columna, Barcelona, 2000. Ed. de Jaume Huch.
misma ciudad desde 1915. 25 Sus mejores piezas se editaron en: Teatre. Viatge. Ball de titelles.
6 Citemos la valoración de Ángel Rama, remarcada por Ramón Bacca Arran del mar Caribe. Ed. L’Albí, Berga, 1988. Edición y prefacio: Jaume
o más recientemente, Hervé L E C ORRE : Poesía hispanoamericana Huch. Prólogo: Jacques Gilard.
75
DOSSIER Voces
La publicación de la revista Voces por Ediciones cas a partir de reinados y papados. Es claro que
Uninorte debe ser saludada con beneplácito por para la historia de la cultura artística, filosófica,
todos quienes nos interesamos en la historia cul- literaria y científica barranquillera, es indispen-
tural de nuestra ciudad. Es un esfuerzo editorial sable erradicar el mito de que la revista Voces fue
que permite, en los albores del siglo XXI, una lec- un proyecto de Ramón Vinyes.
tura que nos conduzca a la reflexión crítica sobre
lo que fue en verdad Voces. La mitomanía comienza a mediados del dece-
nio de los setenta, cuando, estimulados por el boom
El apéndice del Tomo 1 acoge media docena de latinoamericano en literatura, y el creciente pres-
artículos bajo el epígrafe de “Aproximaciones a Vo- tigio del escritor colombiano Gabriel García
ces”. Sus autores son: Álvaro Medina, con el título: Márquez, algunos críticos literarios locales, nacio-
“Don Ramón, el maestro catalán de Cien años de nales e internacionales, intentan descubrir y ex-
soledad”; Germán Vargas Cantillo con “Revisión de plicar el fenómeno de un escritor exitoso.
Voces”; E. Volkening con “Voces y el silencio del tró-
pico”; J. Gilard con “Voces (1917–1920): Un proyec- En el primero de los citados cuatro artículos, que
to para Colombia”; Amparo Lotero B. con “Voces, en mi opinión han contribuido a crear la
una renovación irreverente”; y Gilberto Loaiza mitomanía aludida, Álvaro Medina nos dice: “La
Cano con “Voces de Vanguardia (Barranquilla, influencia que ejerció Vinyes en la formación de
1917–1920). GGM, la ha reconocido este último numerosísimas
veces, y sin embargo, todavía en Colombia no sa-
La historia no es algo que se escribe y ya está. bemos exactamente quién y cuál fue su labor de
No es algo acabado. La historia es algo que está con- autoexiliado entre nosotros.” De ahí en adelante
tinuamente moviéndose con nosotros, y la historia se va montando la maniática mentira de un tal
de la cultura en Barranquilla no es la excepción. sabio catalán que se había leído todos los libros y
se los prestaba a todos los jóvenes escritores de la
En algunos de estos artículos sobre la revista ciudad para que uno de ellos ganara el premio Nobel
Voces, hay una remembranza de las viejas cróni- de Literatura, como alguna vez lo ganó W. Faulkner.
cas que tenían por costumbre narrar las historias
con un gran protagonista: el rey o, en su defecto, Con respecto a la llegada de Vinyes a Barran-
el rico señor de la comarca. No contaban los de- quilla, el señor Medina afirma impunemente lo
más, pues el que hacía la historia marcaba el rum- siguiente: “... con la presencia de Vinyes, Barran-
bo cual omnisapiente deidad terrena; el resto de quilla se convierte en un centro cultural de gran
los mortales sólo se conformaba con el papel de repercusión en el ámbito nacional de entonces”.
actores secundarios. Yo pregunto: ¿Acaso Vinyes habría podido hacer su
revista desde Ciénaga, Puerto Colombia, o Pueblo
Hoy día aún persisten notables rastros de este Viejo? ¿Por qué en este puerto fluvial y marítimo
mito, así como existe todavía en muchos libros de sí pudo trabajarse una revista de las característi-
historia el falaz hábito de marcar épocas históri- cas de Voces? Respondo: porque aquí sí había un
grupo de pensadores, poetas y aficionados a la cien-
*Barranquillero. Lic. en Filosofía y Letras, U. Metropo- cia como Enrique Restrepo, Julio Enrique Blanco,
litana, 1982. Magíster en Filosofía, U. del Norte - U. del
Julio Gómez de Castro, Gonzalo Carbonell, Hipólito
Valle, 2002. Ponente, Congreso Centenario K. Popper,
Viena, 2002. Profesor, U. del Atlántico; catedrático, U. Pereira, Gregorio Castañeda Aragón, Abraham
Simón Bolívar. Colaborador, Maestría en Filosofía, Univer- Zacarías López-Penha que se reunían en casa del
sidad del Norte.
77
yen a Vinyes, son por su gunos textos de la épo-
contenido atribuibles con ca, en su idioma origi-
mayor probabilidad a Enri- nal, que aún reposan
que Restrepo y a Julio En- en la biblioteca de Ju-
rique Blanco. Pero como lio Enrique Blanco.
los argumentos y comen-
tarios hay que sustentar- A propósito de este
los, tomemos unos testi- último, fue a este filó-
monios documentales su- sofo y hombre de amplia
ministrados por el inves- cultura, a quien alguna
tigador de la cultura atlan- vez le escuché decir
ticense, Julio Núñez Ma- una frase que se con-
dachi, los cuales me ha vertiría en la clave para
permitido citar para acom- el origen y posteriores
pañar estas apreciacio- indagaciones que se
nes. En una carta de En- muestran en este tra-
rique Restrepo a JEB, de bajo; recuerdo que era
enero 7 de 1917 se dice lo una tarde sabatina con
siguiente: “Era Vinyes el tenues brisas decem-
polo opuesto de Ud. Casi brinas, cuando a la
puedo afirmarle que detes- hora nona, según lo
taba de todo escrito que no Postal de Barranquilla y membrete de la librería acordado, arribamos al
de Ramón Vinyes.
fuera eminentemente poé- portón metálico de su
tico o literario. Pero ahora casa en la esquina de
evoluciona en un sentido que acabará por aproxi- la carrera 56 con calle 82, Julio Núñez Madachi y
marlos. Sin perder más de su riquísima persona- el suscrito. Ese día el filósofo nos recibió con una
lidad anterior, la va enriqueciendo con matices insistente preocupación sobre la imagen que en
nuevos y prestándole mayor colorido; lee con deta- los escritos sobre el Grupo de Barranquilla se le
lle a Poincaré y a Bergson, y acabará por amar, daba a Ramón Vinyes; la frase que aún resuena
como nosotros, la belleza apolínea del silogismo.” en mi memoria auditiva la repitió una y otra vez:
Llama la atención la contraposición que establece “Ese Vinyes no es el Vinyes que yo conocí... no es
Restrepo entre Vinyes y Julio Enrique Blanco como el Vinyes que yo conocí.”
dos polos opuestos. Se alude también a cierta aver-
sión de Vinyes por lo que no fueran escritos orna- Tal vez una carta de Vinyes a Blanco del 18 de
mentales poéticos o literarios. Subyace allí una marzo de 1918 pueda relatar un poco mejor lo que
crítica del escritor y pensador antioqueño —com- he dicho del filósofo de aquella tarde sabatina:
partida seguramente con Blanco— hacia esta aver-
sión de Vinyes. Cuando Restrepo le escribe a Blan- “Estimado Julio Enrique:
co que Vinyes “evoluciona” y que su riquísima per- [...] ya pesa la revista sobre nosotros como una
sonalidad se irá enriqueciendo con matices nue- piedra; eso que es ahora cuando la popularidad vie-
vos pues ya lee con deleite a H. Poncaré y a H. ne. La Revista Filosófica de Buenos Aires habló de
Bergson, no estamos hablando de un sabio, sino usted en la sección que escribe Ingenieros. Re-
de un extranjero cultivado en artes, teatro y lite- produjo la nota que Enrique puso al frente de su
ratura, que no sentía ninguna seducción por la Causalidad Biológica y añadió de su cosecha que
“belleza apolínea del silogismo.” mandaba un apretón de manos al filósofo que es
astro del cielo colombiano [...] ¿En qué estás traba-
Me llama la atención la situación de la inflexión jando amigo? Es más interesante saber esto que nues-
verbal “evoluciona” para referirse a Vinyes, pues tra revista, la que creo ha dado ya su último suspi-
quienes la usan (E. Restrepo y J.E. Blanco) ya co- ro. ¿Sigue el estudio de la psicología española? Aquí
nocían bien la teoría evolucionista darwinista, su perdemos nuestro tiempo. Ni Enrique dice nada
versión haeckeliana primero, y luego la versión ni yo hago nada. [Ni se diga] de Antonio Luis
original, como se puede comprobar revisando la McCausland, que no ha hecho nada nunca. Le acu-
crítica que hizo Restrepo al Vitalismo de Bergson so recibo de la “Vie Litteraire” y de la Gramática Lati-
aparecida en los primeros números de Voces y al- na. Escríbame sobre sus estudios, ya que usted es
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el único de todos nosotros que conserva encendida señalados, no estaríamos ocupándonos de él y no
su lámpara. Poco podré decirle de ellos por mis po- estaríamos llamando mitomanía a un enfoque ses-
cos conocimientos de las materias que usted trata. gado de la historia cultural de Barranquilla que ya
De todas maneras me servirá para que mi fantasía tiene repercusiones significativas en el ámbito
trabaje.” nacional e internacional.
En esta otra carta es claro que Vinyes habla en J. Gilard es, quizá, el mitómano mayor en este
primera persona del plural “nuestra revista”. Ade- caso. Baste revisar sus exageraciones y suposi-
más en el intercambio epistolar se nota respeto ciones sin fundamento sobre el “Sabio catalán”.
por el trabajo intelectual del joven filosofo Decía, por ejemplo, acomodando un editorial de la
barranquillero, un interés por ponerse al día en revista escrito por su segundo director, Hipólito
algunos tópicos de estudio y una prudencia res- Pereira, que “el verdadero guía del equipo de Voces
pecto a los temas de ciencia y filosofía de los cua- era el intelectual y escritor catalán Ramón Vinyes.”
les él poco se ocupaba. Pero, si se lee con atención al editorialista, tam-
bién conocido como Héctor Parias, éste nos expli-
Quiero decir que hay una imperiosa necesidad ca que fue Julio Gómez de Castro “quien cristalizó
de distinguir entre el teatrero, actor, políglota ca- la idea que ya se venía acariciando; a él se le debe
talán de treinta y tantos años que se dedicó al co- exclusivamente la existencia de Voces.” A renglón
mercio de libros y a colaborar activamente en una seguido el editoralista nos dice que Julio Gómez
revista hacia finales del segundo decenio del siglo de Castro tuvo que dejar la dirección de la revista
XX en Barranquilla, y el sexagenario autor de tea- por “otras ocupaciones productivas”. Además, el
tro que aparecía en la Enciclopedia Espasa y toma- profesor Gilard confunde el lugar de reunión de la
ba Coca-Cola en las tertulias de alguna librería revista cuando ya se publicaba, con su origen, que,
barranquillera a finales de los cuarenta y albores por testimonios epistolares de Enrique Restrepo,
de los cincuenta. Julio Enrique Blanco, H. Vengoechea y otros, se
originó en las tertulias de los ya citados del “con-
Se pretende llevar al personaje ficticio (“Sabio ventículo”, en el llamado parque San José. Algu-
catalán”) de la novela de GGM a la realidad de Vo- nos años después de fenecida la revista ra:Voces,
ces como revista cultural. Se insinúa, por parte de su primer director J. Gómez de Castro, en una
Gilard, que “el viejo que había leído todos los li- entrevista concedida a la revista Civilización, afir-
bros”, era el mismo joven treintañero que llegó al maba que Enrique Restrepo y Julio Enrique Blan-
muelle de Puerto Colombia. Esto no se podría decir co se encargaban de los contenidos filosóficos de
ni siquiera de Darwin o Humboldt, quienes adqui- la revista.
rieron gran parte de su sabiduría en el contexto
americano. La diferencia es que a Darwin y a Por ello es necesario reconsiderar la valoración
Humboldt sí se les reconoce como sabios, mien- que se ha hecho de Voces hasta el presente y se-
tras que a R. Vinyes, la sola mención en una enci- guir en la senda de investigadores como es el caso
clopedia no lo hace tal. Recordemos una vez más de Germán Loaiza, Julio Nuñez y Amparo Lotero,
que lo de “sabio catalán” es sólo una ficción. La asumiendo nuestro punto de vista desde lo real
verdad, monda y lironda, es la de un actor y autor caribeño universal y no desde el irreal
de teatro cuya calidad artística no está en discu- provincianismo afrancesado.
sión aquí, mas no por ello hay que dejar de decir
que su rango estético no alcanza las calidades de El esfuerzo editorial de Ramón Bacca y el apoyo
otros autores ibéricos como Alejandro Casona, intelectual del rector de la Universidad del Norte
García Lorca o Fernando Arrabal. Vinyes sigue de Barranquilla, Jesús Ferro Bayona, al reimpri-
siendo un autor prácticamente desconocido, e in- mir Voces, son ya una confirmación en este senti-
sisto, si no fuera por unas menciones breves en do. El documento está ahí, vuelto a publicar, para
Cien años de soledad, en donde no alcanza a confi- reinterpretarlo desde un nuevo enfoque más acor-
gurarse siquiera como personaje, y por la inter- de con la historia construida desde América y no
pretación histórica equivocada de los autores ya desde Europa. edyedzer@yahoo.com.
79
DOSSIER Voces
Desmitificar la figura de Ramón Vinyes en la cul- lación, e incita a sus mejores aportantes a que
tura local es una cosa y minimizar su importan- prosigan remitiéndoles y manteniendo o superando
cia es otra. Comenzando porque la frase acuñada el nivel de sus escritos. La comunicación de Vinyes
por algunos historiadores para referirse a Voces, a Blanco, citada por Eduardo Bermúdez en su can-
“la revista de Vinyes”, no es totalmente incorrec- dente artículo, simplemente muestra la actitud del
ta. Si bien es cierto que Julio Enrique Blanco y editor que se inquieta por saber en qué anda uno
Enrique Restrepo “atendían en aquella revista el de sus colaboradores estrella; que indaga por su
matiz sesudo y filosófico”, según lo expresa Julio actual producción y hasta lo lisonjea para elevarle
Gómez de Castro en 1926; y que en torno a ellos se su autoestima —“escríbame sobre sus estudios,
agrupaban Gonzalo Carbonell, Antonio Luis ya que usted es el único de todos nosotros que con-
McCausland y otros amantes de tales temáticas serva encendida la lámpara”—. Por tanto, desco-
—aunque no escribiesen algo significativo en Vo- nocer la importancia de Vinyes en Voces no sería
ces—, no es menos cierto que en la práctica Vinyes un exabrupto pero sí una injusticia histórica que
fungía como su director, coordinador, editor, o como debemos evitar a toda costa.
quieran llamarlo, aun cuando por razones perso-
nales o de nacionalidad no exhibiera ninguno de Porque en el supuesto de que una nueva leyen-
esos rótulos. Pero era la voz cantante en el teje- da estuviere acuñándose y amenazando con re-
maneje, configurando globalmente la obra y pre- emplazar a otra, nos preguntaríamos: ¿Sin edito-
ocupándose del ritmo de producción, el nivel de las res de la condición de Vinyes se darían colabora-
publicaciones y el perfil de la tribuna. Y conste que dores estrella? ¿Sin la atención e insistencia de
no estamos hablando aquí de la función tipográfi- Vinyes se habría logrado que Blanco publicara con
ca, porque ése no es el asunto, y bien sabido es la asiduidad y notoriedad como lo hizo en Voces?
que Hipólito Pereira (Héctor Parias) fue el encar- ¿Sin la intervención de Vinyes —tal como lo rela-
gado de este frente hacia la época final de ese “cua- tan Julio Núñez Madachi, Germán Vargas Cantillo
derno, simpático por su permanente inquietud y y Ramón Illán Bacca—, habría podido salir Blanco
por su demoledora locuacidad”; y que Julio Gómez de la postración anímica en que lo sumieron las
de Castro coordinó la composición y reproducción burlas de que fue objeto por sus artículos filosófi-
en la primera época y es también reconocido por cos? Por cierto, ¿quién le comunicó al filósofo la
“haber cristalizado la idea de la revista en el mar- noticia del comentario favorable que le hizo José
co del palique.” De allí que, en justicia, a Pereira y Ingenieros a su artículo en la revista de Buenos
De Castro se les llame directores protocolarios. Aires? Y haciendo avanzar el tiempo...: ¿Sin
Vinyes, GGM se habría recuperado del despiadado
Mas el director, coordinador o editor en ejerci- rechazo del crítico argentino Guillermo de Torre a
cio de una revista intelectual es quien busca, re- su primera novela? ¿Quién le corrigió párrafo por
cibe y selecciona material idóneo; quien rastrea párrafo La Hojarasca luego de esa fatídica carta en
el recorrido de su trabajo una vez entra en circu- la que De Torre le aconseja al futuro Nobel olvi-
darse de ser escritor?
*En respuesta al artículo de Eduardo Bermúdez Ba-
rrera, “Voces y la mitomanía sobre el Sabio Catalán”, el
Es evidente que Voces no es solamente litera-
cual discutí con él antes de entrar en circulación.
**Administrador de empresas. Profesor Cátedra Gabriel ria sino también filosófica, aunque no pocos his-
García Márquez, C.C., Escuela Normal Superior La Ha- toriadores y críticos —no creo que de manera in-
cienda, ENSH. Profesor de Investigación, Corporación tencionada o “impune”— hayan pasado por alto este
Universitaria de la Costa, CUC, Universidad del Atlánti-
irrebatible hecho; pero también es evidente que
co, ENSH. Colciencias, 2002.
81
indagar más sobre su trabajo pedagógico y por ello dan al octogenario filósofo fundador de la Univer-
los estudiantes Katia Sinning Pérez y Anderson sidad del Atlántico e inician así el redescubri-
Gómez Castellanos, del Ciclo Complementario, miento que tantos frutos ha rendido y seguirá rin-
contactaron a un alumno suyo que nos ha infor- diendo, especialmente con la Universidad del Nor-
mado sobre el tipo de enseñanza flexible que aquél te, la Universidad del Atlántico y El Heraldo, de paso
desarrollaba y sobre otros aspectos enaltecedores causando asombro entre no pocos especialistas
de su figura como maestro, destacando, en parti- nacionales y extranjeros; que Blanco debatiera y
cular, que sus pupilos se disputaban los primeros escribiera críticamente sobre Kant, Haeckel,
asientos del salón para escuchar mejor sus cla- Poincaré, Bergson, Herbart, Husserl, previa lectu-
ses, situación característica que no ocurría en- ra en idioma original, y que intentase resolver los
tonces con ningún otro docente; e igualmente, que problemas de la filosofía de la ciencia de la época y
su didáctica era de estilo conversatorio y sus eva- estuviere por ello a la par de la cultura filosófica y
luaciones bastante flexibles, en una época en don- científica europea, es un fenómeno sorprendente
de la flexibilidad de la enseñanza en nuestro me- que obliga a recomponer la historia de la filosofía
dio era apenas un rumor. en Colombia y Latinoamérica, como ya está ocu-
rriendo; mas no necesariamente, en procura de
Mas esto último no sería muy nuevo, porque tal finalidad, oscureciendo los aportes de Ramón
Alfredo de la Espriella ya ha señalado al ibérico como Vinyes en otros tantos frentes de la cultura y la
un “excelente profesor”; pero nos sirve lo tratado educación.
para apuntalar que además de editor o director en
las sombras de la revista Voces, y de traductor e Por ende, y aun cuando es muy saludable que
introductor de la literatura europea de vanguardia se abra la polémica respecto a Voces y surjan así
en Barranquilla y Colombia, Vinyes también debe nuevas perspectivas en torno a este patrimonio
ser reconocido y ponderado como pedagogo, función cultural barranquillero —perspectivas que habrán
que todavía no ha sido detallada prolijamente en de incrementarse con el correr del tiempo por la
sus marcos formales, aunque sí con referencia al notable contribución de la Universidad del Norte
Grupo Barranquilla; porque, entre otras cosas, un al reeditar dicha revista—, recomiendo amable-
políglota, fundamentado y culto personaje que orien- mente se evite la tentación de desconocer perga-
ta las lecturas de jóvenes y promueve conversacio- minos en procura de resaltar otros, tal como le fue-
nes temáticas dentro y fuera del aula, y quien en ron desconocidos socialmente a Julio Enrique Blan-
el contexto de una escolaridad surcada por la rigi- co, muy a pesar de que El Heraldo y la Universidad
dez prefiere hacer fluir en ellos el conocimiento Pontificia Bolivariana, principalmente, se consti-
antes que el rendimiento o la disciplina, no puede tuyesen en receptores y divulgadores de su traba-
llamarse de otra manera. Que la figura de Ramón jo desde mediados del siglo anterior.
Vinyes no alcance a consolidarse como personaje
en la trama de Cien años de soledad no significa Si no se le debe llamar “sabio” porque no mane-
nada. En diversas instancias públicas y privadas jó la filosofía de la ciencia o porque tenía baches
GGM ha rendido tributo a la orientación recibida en la cultura científica, pues llamémoslo de otro
del maestro, al que sin mayores pretensiones modo y sanseacabó. Pero no considero que haya
lingüísticas, pero sí metafóricas, llamó “el viejo que mitomanía o afirmaciones “impunes” porque no
había leído todos los libros”. pocos historiadores se hayan dejado encandilar por
una figura del género, en torno a la cual todos quie-
Si Julio Enrique Blanco y Enrique Restrepo sa- nes lo conocieron coinciden en afirmar que era
bían de filosofía y él no —como ciertamente lo con- definitivamente magnética; tanto por la forma
firman diversos testimonios y documentos—, no como socializaba sus conocimientos y por estos
es tan relevante para eclipsar la representatividad mismos, como por los restantes atributos de su
de Vinyes en la revista de 1917/1920. De hecho, personalidad cultural y social. Valga la pena re-
el trabajo filosófico en Voces, desde el punto de vis- memorar las palabras con que Enrique Restrepo
ta de la trascendencia de su contenido, no tendría informaba sobre los motivos de su invitación a
incidencia alguna en la ciudad y el país sino has- Vinyes a las tertulias en las que servía de anfi-
ta los años ochenta, cuando dos jóvenes estudian- trión, desde la primera vez que lo escuchó hablar
tes de filosofía de la Universidad Metropolitana, con los clientes de su librería “Vinyes Auqué Ltda.”;
Eduardo Bermúdez Barrera y Julio Núñez Madachi, palabras que han quedado registradas para la his-
por voluntad propia y con gran entusiasmo, abor- toria y han sido publicadas en distintas fuentes.
82
Coincidiré, por supuesto, y porque lo he escrito y los cuales cristalizaron en octubre 15 de 1925 con
también, en que la relación Vinyes - Grupo Voces el asesinato de Pedro Pastor Consuegra a manos
no es la misma relación Vinyes - Grupo Barran- de Héctor Parias en el teatro Cisneros.
quilla; en que la personalidad intelectual del cata-
lán es distinta y casi antagónica a las de Blanco y Por cierto, recordaremos que mientras Julio
Restrepo; en que al llegar en 1914 a Barranquilla Enrique Blanco se refugiaba en sus negocios de
Vinyes no era el único individuo culto en ésta y familia y con justificada razón iba fraguando el
tampoco quien nos quitó el taparrabo —a pesar de concepto y la actitud del “intelectual solitario”; y
lo escrito por Fray Candil—; y en que, de buena fe que mientras Enrique Restrepo preparaba male-
o por falta de acuciosidad, los historiadores come- tas para largarse de ésta y no regresar jamás, Ra-
tieron deslices asignándole a Vinyes la autoría de món Vinyes soportó con mayor rigor el encono ge-
artículos no firmados en Voces.
83
Y regresando al pintoresco asunto de las “dos Antioquia. Medellín. (My, 1938); p. 505-538. (Recons-
trucción de una tertulia sobre este tema en la que tam-
lenguas”, ya para finalizar lo presente, recogere- bién intervienen Ramón Vinyes, Gonzalo Carbonell, En-
mos la respuesta dada por Vinyes a la solicitud de rique Restrepo y Antonio Luis McCausland. En ella se
opinión que le fue cursada sobre la propuesta de observa que Vinyes participa como una especie de mo-
Luis Felipe Pineda de coronar al poeta Miguel Mo- derador y sin tocar directamente el asunto tratado en
la discusión).
reno Alba. Al respecto escribe el ibérico: “Adalberto CANDIL, Fray. A fuego lento. Biblioteca de Autores Cubanos
del Castillo glosa la idea y pide concepto a sus ca- 31. La Habana: La Universidad, 1965.
maradas del equipo intelectual de la ciudad. Por DEL CASTILLO MARTÍNEZ, Adalberto. Eslabones. Barranquilla: Ci-
hallarme ahora entre los camaradas del equipo — vilización, 1953.
GILARD, Jacques. “Ramón Vinyes y la temática del exilio.”
esta vez juego en el centro—, no me inhibo de dar En: El Heraldo. Revista Dominical. Barranquilla (7, feb,
la opinión que se me pide [...]” Y concluye mani- 1988).
festando que el mejor homenaje que se le puede GÓMEZ DE CASTRO. “El tonel de Diógenes”. En: Revista Civili-
hacer al poeta Moreno Alba es editarle, por cuenta zación. Barranquilla (30, jun., 1926); N° 13.
INSIGNARES DEL CASTILLO, Rodolfo. “Dimensión histórica, cultu-
de la administración departamental, su amplia y ral y literaria de la revista Civilización”. En: Revista Cá-
dispersa producción. Pero en particular, la idea pre- tedra GGM. Barranquilla: Escuela Normal Superior La
cedente, cuando en su columna de El Heraldo, “Re- Hacienda (ago., 2001); N° 3.
loj de Torre”, se refiere a los 15 años de vida de la ———. “Voces”. En: Revista Cátedra GGM. Barranquilla:
ENSH. (Sep, 2000); N° 2.
revista Civilización en 1950 —tal como se reprodu- LOAIZA CANO, Gilberto. “Voces de vanguardia (1917-1920)”.
ce e ilustra en Cátedra GGM N° 3, p. 14—, ofrecien- En: Huellas, Revista de la Universidad del Norte. Barran-
do un comentario en el que si bien reconoce las quilla (abr.-ago., 1995); N° 50.
bondades de dicha tribuna, deja intactas sus prefe- NÚÑEZ MADACHI, Julio. Correspondencia filosófica 1917-1966:
Julio Enrique Blanco y Luis López de Mesa. Barranquilla:
rencias literarias e intelectuales, hartamente Uninorte, 1987.
disímiles a las de aquélla. Un modelo de escritura ———. “Periodismo y modernidad en la Costa Atlántica”.
que, por cierto, hoy sólo he visto reproducido en uno En: Revista Cátedra GGM. Barranquilla: ENSH (sep.,
de los últimos trabajos públicos del crítico Ariel 2000); N° 2.
SALDÍVAR, Dasso. García Márquez: El viaje a la semilla, la biogra-
Castillo Mier. fía. Madrid: Alfaguara, 1997.
SINNING PÉREZ, Katia y GÓMEZ CASTELLANOS, Anderson. Ramón
BIBLIOGRAFÍA Vinyez I Cluet. En: Revista Voces de La Hacienda. Ba-
rranquilla: ENSH (jun 2003); N° 2.
BACCA , Ramón Illán. Escribir en Barranquilla. Barranquilla: VARGAS HERNÁNDEZ, Francisco. Historia de la Escuela Normal
Ediciones Uninorte, 1999. Superior La Hacienda. Reseñas varias.
BERMÚDEZ BARRERA, Eduardo. Voces y la mitomanía sobre el Sa- V ARGAS , Germán. Voces (1917-1920): Selección de textos.
bio Catalán. Barranquilla, junio de 2003. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1977.
BLANCO, Julio Enrique. “Diálogo sobre Haeckel: Juicio críti- ———. “Ramón Vinyes (1980)”. En: Sobre literatura colom-
co sobre el célebre profesor.” En: Revista Universidad de biana. Bogotá: Fundación Simón y Lola Guberek, 1985.
84
Entre ráfagas de viento*
Claudine Bancelin**
A Ray y Manuela
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ria de un hotel abandonado, bajar la bicicleta y re- la escasez de materiales en la isla y la falta de
correr a pedal un pedacito de la isla con los zapatos ‘toderos’ que hicieran ese tipo de trabajos.
llenos de arena y su enorme sonrisa. Frecuentemente recordaba su traslado a la cár-
Les gustaba visitar aquel restaurante construi- cel en su propio jeep, en el cual había recorrido tan-
do sobre el mar donde se fueron enamorando entre tas veces el sur y los caminos polvorientos de la
botella y botella de Cousiño Macul, para deleitarse isla buscando paisajes deshabitados, pero llenos de
con los pargos, fritos al calor de la leña. También vida silvestre para deleitar su existencia entre los
les gustaba saborear las albóndigas de caracol mo- mangos que caían maduros y el aroma a flores, a
lido con pimentones que vendían las isleñas en las boñiga y a mamones destripados por las pezuñas de
mesitas colocadas bajo los árboles a la vera del ca- las vacas. Su primera noche en el calabozo de la
mino o las langostas compradas a los pescadores estación de policía tomó por sorpresa al comandan-
cuando regresaban del mar y que ellos mismos pre- te local, ignorante de la presencia de una alianza
paraban salteadas en ajo y mantequilla. internacional que se movía por su isla desde hacía
Precisamente fue de noche cuando llegaron por varios días. En el calabozo hediondo a orín y plagado
él. Sabía que eran ellos. “¿Quién es Santiago de mosquitos sólo estaba el piso raso, donde era im-
Linares?”, preguntaron. Él se levantó para resaltar posible recostarse. Así que recorrió la noche, senta-
de inmediato y colocó de lado el balde repleto de do y sudoroso, más por la ansiedad que por el calor.
muelas de cangrejo que compartía con sus amigos —Cabo, regáleme un cigarrillo, por favor.
del barrio, quienes hacían escala en su casa antes —No hay nada —le contestó el cabo sin lástima,
de llegar a las suyas. “Soy yo —se identificó Santia- sin ningún sentimiento.
go—. Desde hace cuatro años los estoy esperan- Santiago no podía aplacar su inmenso desaso-
do.” Luego entregó un arma, desgastada por el tiem- siego; no lo hubiera logrado tampoco con ese ciga-
po, una escopeta para defenderse en el mar de pi- rrillo que anhelaba con desespero, a pesar de que
ratas por el que navegarían no sólo a bordo de la ese vicio no era suyo.
hamaca dignificante. Finalmente, sin oponer re- El anuncio de la mala nueva tantas veces espera-
sistencia, con temor, pero con do por Micaela llegó de impro-
cierto alivio, se fue con las au- viso, pero no a destiempo.
toridades. Al perderse en la no- Frida, pintora y amiga común,
che después de atravesar la la localizó a la mañana si-
reja de madera, Santiago guiente, la víspera de su re-
intuyó que no sería una como greso a la isla.
esa, construida por él con unos —Micaela, te tengo una
palos y mallas, que al abrirse mala noticia.
completamente obstruía la ca- —¿Se trata de Santiago?
rretera, sino otra más fuerte la —Sí.
que iba a guardarlo. Pocas ve- —¿Desapareció en el
ces la abría del todo: cuando sa- mar?
caba el jeep, por ejemplo; enton- —No. Lo detuvieron ano-
ces los vecinos y los conducto- che y creo que ahora mismo
res observaban atónitos la lar- lo están embarcando en un
ga puerta que interrumpía sin avión rumbo a la capital.
remedio el tráfico. Pero nadie Fue Micaela la que sintió
comentaba nada sobre la extra- entonces una desolación in-
ña obra de carpintería levanta- finita, pero se sobrepuso para
da sobre unos rodachines para averiguar que el aparato se
facilitar su movimiento torpe y detendría unos momentos en
descoordinado, pero efectivo, otra ciudad del Caribe, aque-
porque cumplía su función a lla justamente donde ella aca-
cabalidad. Sólo Santiago excla- baba de vencer las fiebres de
maba, imitando las voces isle- un dengue tropical que la
ñas: “Me fock”, y proseguía el si- habían sumido durante diez
lencio. Muchas obras isleñas días en delirios vespertinos.
eran como su reja: fabricadas Diseño de portada, Cristina López. La novela Alcanzó a llegar al aeropuer-
con ingenio para contrarrestar será publicada por Editorial Maremagnun. to poco antes del aterrizaje de
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la nave, y, empujada por la ansiedad de abrazar por prisión donde se sucedieron la toma de huellas, los
última vez a quien probablemente se iba para siem- registros, los guardianes...
pre, pudo atravesar, con una cómplice fortuita, to- Adentro lo esperaban quienes serían sus com-
das las barreras oficiales. Esperó a que bajaran los pañeros de enclaustramiento, aquellos que a tra-
primeros pasajeros; aquellos que culminaban allí vés de la radio se habían enterado de su captura.
su viaje, e inició su ascenso por la escalerilla, mien- Estaban a la expectativa y por ello lo aguardaban
tras planeaba una segunda estrategia para seguir con una celda vacía que previamente habían des-
avanzando, pero nada se le ocurría; de pronto un ocupado de chécheres; pero Santiago ingresó con
pasajero de la primera fila cruzó las piernas y apa- un maletín de artesanía guatemalteca que conte-
reció el zapato marrón que habían comprado juntos nía una sola muda: un bluyín y una camiseta mul-
en el almacén del turco malgeniado. Respiró pro- ticolor de pájaros y palmeras.
fundo. Uno que otro pasajero salía de la nave toda- —Te aguardábamos —le dijo un grupo de hom-
vía. Entonces aprovechó esos intervalos para dejar- bres tan pronto entró.
se ver de Santiago por algunos segundos. Se retiró Santiago abrió los ojos preocupado, pero su áni-
de nuevo y se volvió a asomar para permitirle pre- mo cambió al descubrir, de repente, que su condi-
parar el ya inevitable encuentro. Luego, entró al ción no era única, que la vida continuaba con más
avión. Santiago, pálido a pesar de la advertencia, vitalidad que nunca, que el cariño también podía
contestó el saludo. provenir de los recién conocidos. Fue un aliento
—¡Hola! ¿Qué haces por aquí? —le preguntó renovador para alejar la desdicha que se le había
Micaela clavado en el pecho desde tres días atrás.
—Voy para Bogotá. ¿Y tú? Los diez extraditables, esos hombres destinados
—Busco a Mr. Howard, que me trae algunos pa- a pagar en otros países sus irremediables culpas,
peles. ¿Lo has visto? estaban confinados en una torre fortificada, sepa-
Ambos sabían que ese era un apellido que no rada del resto de presos, desde donde libraban bata-
existía en la isla. Que era aquel que ellos se ha- llas judiciales para impedir su salida del país y, por
bían inventado una vez para hacerse bromas. lo menos, purgar una condena en su tierra, con el
Micaela quería ganar tiempo. Acercarse más. Le aliciente de poder recibir la visita semanal de los
dio un beso en la mejilla, se separó de él y miró al suyos. Sin embargo, ninguno tenía cargos en Co-
fondo, al resto de pasajeros que aún quedaban en lombia y sólo estaban detenidos con miras a la ex-
la nave y seguían para la capital. “Parece que no tradición futura. Allí dentro, los extraditables com-
vino”, concluyó Micaela y se arrojó en sus brazos partían un largo comedor, un baño y, especialmen-
sin más preámbulos, sin saber aún que estaba te, el oratorio, donde todos los días pedían a la Vir-
engañando a la Dea. Los agentes se levantaron gen un milagro, pues la religión empezaba a ocu-
incómodos ante la situación inesperada que logró par el primer plano. El fervor los había hecho devo-
descontrolarlos, hasta cuando la falsa casualidad tos del Santo Rosario, que invariablemente reza-
se volvió evidencia con el desesperado beso que se ban con el estallido del crepúsculo, alrededor del
prolongaba, mientras la cabinera y la ley discu- altar que ellos llamaban capilla, donde no faltaba el
tían acaloradamente. “Aquí no está prohibido be- tapetico bordado en frivolité, unas flores de papel y
sarse”, argumentó contundentemente la azafata, las veladoras traídas por la hermana de un preso,
maravillada ante la historia de amor que defendía que iluminaba a la conocedora de sus congojas: la
con la investidura de su uniforme. Esos minutos Virgen de las Mercedes, patronas de los presos. El
bastaron para reconfortarlos, averiguar por su des- domingo madrugaban para asistir en recogimiento
tino inmediato y entregarle una fotografía que los absoluto a la misa que allí mismo oficiaba un sa-
de la Dea revisaron con desagrado. Todos aguar- cerdote, asistido por diez acólitos. Ellos no querían
daban. La discreción de su desplazamiento ya es- desaprovechar la oportunidad de acercarse más a
taba destruida y la tripulación y el resto de pasaje- Dios, a ese Dios de bondad infinita, al cual también
ros respaldaban mudos y de pie el romance fatal. se habían encomendado en sus negocios prolíficos;
Santiago pudo quedarse con la foto que le había aquel al que habían dicho: “Diosito mío, ayúdame a
llevado Micaela como contraprestación por el reti- coronar el embarque.” El mismo que los había es-
ro inmediato de ella. Ese fue el trato. “Fue sufi- cuchado muchas veces y ahora parecía dispuesto a
ciente. Ahora, por favor, ¡váyase!” ayudarles de nuevo.
Dos días más demoró su ingreso a la cárcel; Ese día fueron recompensados con la llegada de
mientras tanto lo reseñaban, lo mostraban al país sus esposas. Micaela también fue a visitarlo. Des-
y preparaban ciertos papeles. Finalmente llegó a la de las cinco de la mañana ya estaban en fila con
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Alma feliz, alma marchita de Tomás Martínez (ensamblaje, acrílico/lienzo/aluminio 28x36 cm c/u tríptico, 2002)
muchas otra mujeres. No sabía si las otras tam- sencia de horarios, deambulaban a su antojo. Tam-
bién se habían turbado al desechar prendas que bién diariamente llegaban los presos pobres de otros
no podían usarse: correas, bufandas, medias de co- patios, quienes limpiaban y cocinaban por un pu-
lores y faldas negras o azules. Seguramente era ñado de monedas que adquirían un valor especial.
para diferenciarlas rápidamente de los guardias, Una vez por semana podían salir al patio a dis-
vestidos con esos tonos. frutar del sol y del aire libre, al mismo tiempo que
Las exigencias y restricciones se iniciaron des- unos muchachos acusados del asesinato de un
de afuera y concluyeron en el momento más incó- ministro, que cumplían veinte años de condena.
modo, cuando cada una de las mujeres, sin impor- Les dieron un balón de fútbol y el resto fue muy
tar su edad o su condición, se agachó, abrió sus fácil, pues ante los lazos fuertes que germinaron
genitales y su ano a la guardiana machona para no había cabida para escandalizarse por las culpas
demostrar que no llevaba nada dentro, ni siquiera ajenas. Los unía el hecho de estar en prisión, ese
sangre menstrual. Entonces aparecieron rejas, co- lugar donde se sabía aplicar con destreza el arte
rredores, puertas, patios y más puertas, que se de castigar a aquellas almas altivas e independien-
abrieron y cerraron a su paso. Tras una de ellas tes que no estaban interesadas en acatar las nor-
apareció Santiago. Estaba pálido, recién afeitado, mas establecidas por la sociedad. Ya eran suficien-
con el cabello al ras y una sonrisa enorme. Se sin- tes afinidades. Sin embargo, la cárcel seguía siendo
tieron afortunados y se abrazaron largamente. Lue- un infierno amurallado con un cielo encima. Un
go empezaron las presentaciones. Las mujeres de infierno que se vivía en el alma de aquellos con
otros presos saludaron desde lejos con una leve largas condenas, quienes ya habían renunciado a
inclinación de cabeza. Entonces recorrieron la sus pasiones. Eran lujos como la imaginación o
estancia y observaron la cocina blanca, las habi- los recuerdos que no podían permitirse, pues ya
taciones sin ventanas, la capilla minúscula y la estaban muertos en vida, en el vacío, en la larga
larga mesa, que era comedor o sala según los acon- espera. Eran presos dos veces: entre los barrotes y
tecimientos. Se amaron por última vez, así lo cre- en sus ensueños. Santiago, por el contrario, que
yeron; luego hablaron durante toda la tarde, todavía era libre en sus en sus sueños, cambió su
develaron secretos y disiparon dudas. “Te voy a temor por esperanza. Y aunque se había iniciado
esperar”, le dijo Micaela antes de marcharse. una nueva vida de privaciones y abogados, donde
El aislamiento comenzó con sorpresas que se angustiosos trámites buscaban impedir su salida
convirtieron pronto en rutinas, como el partido de del país, por fin, luego de cuatro años de descansos
ping pong de todos los días en la mesa acomodada nocturnos interrumpidos, durmió en sosiego ante
en el salón que compartían, por el cual, ante la au- la evidencia del momento definitivo.
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Poesías de Olga Gómez*
SOÑANDO LA PAZ
(2001)
Me duele…
aunque pretenda justificar en otros
mi propia desidia.
Me duele…
esa sangre que corre,
acompañada de los sueños, fantasías
perversiones y placeres ocultos
de aquellos
que han caído primero
en esta carrera loca que no sé como detener.
Me duele…
cuando oigo el discurso
que como un remolino,
nunca va a ninguna parte,
pero que succiona Victoria de la paz (1982) de Alejandro Obregón.
la alegría, la creatividad
y la esperanza
Lloremos nuestros muertos
de aquellos que aún
siguen en pie.
Los muertos de siglos,
no llorados
Me duele…
se apilan,
aunque todos los días me levante
unos sobre otros
a proclamar la vida
en las catacumbas de nuestras conciencias.
a los cuatro vientos.
Y se convierten
Me duele…
día tras día
cada vez que veo
en fantasmas que rondan
que del árbol de los visionarios
nuestros sueños,
van desapareciendo
nuestros pasos
hojas, flores y frutos
y nuestras querencias.
que alguna vez presagiaban
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Han decidido, fuera de su entorno familiar
una vez por todas, y condenados,
mostrarnos sus dientes feroces a fuerza
desde los cuerpos de aquellos de la impotencia,
que han hecho de la muerte a seguir huyendo,
la única salida. del hambre,
del miedo,
Y todos los días se presentan del actuar.
bajo las mil máscaras de la violencia,
sedientos de la sangre
que alguna vez perdieron Muerte a pedazos
a causa de nuestros silencios
de nuestras anuencias Jirones de sueños
de nuestra avaricia llevados por el viento
por querer asegurar nuestra propia muerte. junto con el polvo levitante de la tarde.
Testimonios fieles
Desplazados de tantas vidas perdidas
buscando la muerte
Perdidos, creyendo buscar la vida.
nominados por el otro
incorporados, Sueños inconclusos
a un universo ajeno desperdigados por el aire
donde la voluntad y la esperanza solo sentidos
se pierden desde algún rincón del alma
entre las largas filas de mendigos expectante y solitaria.
que esperan el turno
para recibir, al fin, Los pedazos de sueños de los muertos
una mirada del gran padre. nos visten la tarde
en sus ocasos
Desplazados para recordarnos
fuera de su lugar, que también se muere a pedazos.
Despedida Te vas.
Desgranando lentamente
Adiós princesa tejedora de vida. pedazos de tu vida y mis recuerdos
Desde las sombras de ese mundo de una calidez ansiada
que no veo de abrazos a medianoche
te miro a veces llegar locuras de zapatos,
riendo, gritando carteras, perfumes
como deseando la última foto escondidos de los hijos y del padre
antes de la gran partida. y sólo compartidos
92
en tus salones del reino solitario
reservado sólo para ti
y tus caprichos.
Adiós princesa,
tu hija te saluda
gracias por el mar,
la danza, los vestidos
aunque estrechos
¡gracias por la vida!
Ojos fijos
Inútil la mirada
silentes las palabras
que intentan cruzar
el gran océano
de distancias.
Las palabras
pasaron por los cuerpos
atravesándolos
sin que quedara un signo
testigo de haber estado allí
como si un muro invisible
de penas y silencios
se empeñara obsesionado
en mantenerlos distantes
por fuera de la mirada.
Y no puedo cantar
Destino los cantos ajenos;
solamente aquellos
Y no soy un ser simple que desbordan mi mente.
y no puedo andar por ahí
navegando en las aguas Y no esperes jamás
que aseguran el no ahogarse. que aquella que dejaste
hubiese seguido allí
Soy de ese metal blando congelada de muerte.
ingrávido y precioso
que sólo adquiere valor y brillo
en las aguas tumultuosas de un océano Mudo
que no tiene regreso.
No tienes palabras
Y no soy la luz eterna para decir que me amas:
de los viajeros cansados se gastaron todas en el engaño.
sólo puedo ser el fuego
cuando existe el aire Te quedaste mudo, inmóvil
que me da mi aliento y regresaste a buscar
y existe la madera hacia atrás
sobre la cual encarnarme. lo que alguna vez perdiste.
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Tratar de construir con lo marchito esa de vida de luchas y sobresaltos
es asegurar la desesperanza pesaron más las penas
y la caída en la nada en esa inquisición del alma
profunda y sin salida. y te fuiste,
con la sonrisa en los labios.
Y soñando que después de ti
La muerte de un pájaro nos volverían a crecer alas.
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Textos y poesías de Silvia Reyes*
La mujer entró con pasos lentos al café. Pasó jun- leve, terminó de tomar su té, y sin decir nada, ni
to a Ramón, que bebía de pie su acostumbrado café sonreír siquiera, se dirigió hacia la salida del café.
de las cinco de la tarde con sus compañeros de Ramón la vio alejarse, taconeando sin prisas, por
oficina. Ella no lo miró, pero el aire que movió al un túnel oscuro que al final conducía a la luz morte-
pasar lo rozó como un aletazo húmedo. Se le aflo- cina de la tarde. Reaccionó unos instantes después
jaron las manos y la taza que sostenían cayó al y salió apresuradamente del lugar; la vio doblar la
piso produciendo un estallido tan súbito, que en- esquina de la calle, hacia el sur y sin pensar en lo
volvió al mundo en un sólido silencio en el que que hacía, la siguió. Sin embargo, cuando se asomó
sólo resonaban los tacones de la mujer sobre las a la esquina por la que ella acababa de cruzar, ya no
baldosas azules con el ritmo que le imprimía el la encontró; recorrió la calle y otras más, engañado
movimiento de su cadera. por el aroma a flores secas de su perfume que perci-
—No puede ser —murmuró. bía a cada golpe del aire, hasta que desistió, cansa-
—¿Qué pasa? —le preguntó José Antonio incli- do. Eran ya las siete de la noche y no había regresa-
nándose a recoger la taza, y con su pregunta el do al trabajo. Suspiró y desanduvo el camino pen-
café recobró la rutina de sus ruidos. sando en la excusa que diría al llegar.
—Nada —dijo Ramón. Esa noche no pudo dormir, desvelado por un ras-
—Entonces vámonos, que ya es la hora. tro de jazmín que percibía a su alrededor y que lo
—Sigan ustedes, ya los alcanzo —dijo Ramón hacía recordar una y otra vez una habitación en
con la mirada fija en la espalda de la mujer acoda- penumbras en Macao y a una mujer de ojos verdes
da sobre el mostrador. que relucían como los de los gatos en la oscuridad.
José Antonio siguió su mirada y luego se mar- Se esforzó por recordar más, pero la memoria lo
chó torciendo la boca en una sonrisa burlona de transportaba sin transiciones a la orilla de un río
conocedor. cenagoso sobre el que flotaba una bruma pesada.
Ramón se dirigió al mostrador del café y llegó Al día siguiente volvió solo al café, a las cuatro
junto a la mujer, a quien tomó con firmeza del codo y treinta de la tarde, y se sentó en un taburete de
haciéndola volver hacia él. Ella lo miró con un ros- la barra; pidió su acostumbrado café y luego otro, y
tro inexpresivo en el que resaltaban sus ojos de se sorprendió al reconocerse expectante. Sin em-
un color gris verdoso y que no reflejaban nada, como bargo ella no apareció. Ramón pensaba en el color
lagos quietos en una tarde de lluvia. de sus ojos, extraños, velados; recordó otra vez
—¿Eres tú? —preguntó con voz apagada, aun cuan- aquellos ojos verdes de la mujer en Macao: serios,
do estaba casi seguro de que era ella, excepto por el no reían, sólo lo miraban fijamente, como querien-
color de los ojos, que en sus vagos recuerdos eran do abrirle el pecho hasta llegar a su corazón y de-
verdes y brillantes. No recibió respuesta; la mujer vorarlo. Se estremeció involuntariamente pregun-
soltó su brazo de la mano de él con un movimiento tándose por qué, entonces, ahora eran grises si
tan bien los recordaba y si estaba casi seguro de
que era la misma mujer. ¿Cómo era que se llama-
*Silvia Isabel Reyes Cepeda (Barranquilla 9 dic. 1959)
es abogada de la Pontificia Universidad Javeriana, con es-
ba? Tenía un nombre poco usual, portugués, sí, era
pecializaciones en las universidades de los Andes y del portugués. Una palmada en la espalda lo devolvió
Rosario, actualmente reside en Bogotá. Ha publicado en al presente; José Antonio lo miraba sonriente:
revistas y suplementos literarios del país. Es miembro del —Nos abandonaste antes. ¿Qué pasa? ¿Es que
Taller de Escritores de la Universidad Central de Bogotá.
promoción 2002-I, que dirige el maestro Isaías Peña, del
no vino?
cual surgió el libro de cuentos El jardín del dragón, obra co- —¿Quién? —preguntó Ramón confundido—. No
lectiva de dieciséis autores miembros del taller. pasa nada, hombre, ni espero a nadie —dijo, por
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pantano oscuro que no podía cruzar, más allá del bruscamente, retrocedió dos pasos, tal vez tres, y
cual no había nada. cayó por el muelle; la corriente la arrastró y en la
Atontado por el desvelo y acuciado por el deseo bruma de la noche sólo brilló por un momento un
de aclarar del todo qué estaba pasando, se fue des- vestido verde río abajo, un brazo blanco que relum-
de la mañana al café, a esperarla; tenía que venir, bró en el agua, y luego nada, nada.
lo presentía. A las dos horas de estar allí la vio Ella se detuvo junto a él.
entrar, con su andar cadencioso. Llevaba un ves- —Estás viva —dijo Ramón en un susurro.
tido verde que se ceñía a su cuerpo. La luz que Ella lo miró con sus ojos opacos, y él sintió que
entraba por la puerta formaba un halo dorado alre- un viento helado lo golpeó en el pecho.
dedor de ella creando la ilusión de que flotaba en —No —le contestó—. Yo morí en aquel río.
el aire. De repente, en un fogonazo súbito desde el Su voz era neutra, sin traslucir emoción alguna.
fondo de su memoria, escuchó una voz que le de- —Y... entonces, ¿cómo es que estás aquí? —pre-
cía, en una mezcla de portugués y español: “Debes guntó Ramón con la voz apretada por un miedo sordo
irte ya, no tardará en llegar”. que se le había estacionado en la sangre.
“¿Quién?”, escuchó decir a su propia voz. —Las lagunas de tu memoria no me dejaban
“Debes irte, nos matará”. en paz —respondió la mujer mirándolo fijamen-
“Si no vienes conmigo, seré yo quien te mate”, te.— Vine a devolverte mi recuerdo.
dijo su voz, arrastrando las palabras. —Edoarda... —comenzó a decir Ramón bajando
Como en una película que pasase rápida ante la mirada—. Edoarda... yo no sé cómo...
sus ojos, la vio correr atravesando el jardín hacia Levantó los ojos para encararla, pero ella ya no
el río; se vio a sí mismo loco de furor, siguiéndola, estaba frente a él. En el aire se desvanecía un te-
tomándola del brazo, halándola hacia él; ella se zafó nue aroma a jazmines secos.
SILENCIOS
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que miran con los ojos No importa quién te porte,
espantados, ni en nombre de quién
de sueños desleídos, accione tus mortales mecanismos.
de nombres que se van Quiero que calles.
evaporando
con los días. Soy la voz
de quien no tiene voz
Hemos perdido porque tú se la robaste.
la voz. No sé quién era,
Nos quedan aún pero sé que era mi hermano,
palabras sueltas mi vecino, mi amigo,
que junto aquí, mi niño adorado,
en este espacio húmedo mi mujer ilusionada,
de sangre y pesadumbre mi campesino, mi soldado,
para reconstruir el lenguaje mi gente, mi gente,
de la vida. mi gente,
y tú, fusil,
Quiero creer que un verso en otra mano hermana,
puede cerrar la boca del fusil silenciaste para siempre
y abrirle el pecho su ancho corazón.
y alcanzar su corazón
y transformarlo en canto. No tengo nada.
Sólo esta voz
y estas palabras,
4 y este dolor
quemándome la sangre
Quiero que calles tú, y este pedazo de patria,
fusil. fusil,
No yo. esta patria que me estás
convirtiendo en sombra.
Todavía recuerdo esa tarde, esa maravillosa tarde mientras el chapoteo de las largas pértigas que
de julio de aquel 1717, tan lejano ya: el cielo límpi- impulsaban a las barcas constituía el eco perfecto
do y claro, el Támesis semejando una cinta verde para esta música que tocábamos, ya no tanto para
que espejeaba al sol; la adornada barca del rey Jorge el rey, sino para el antiguo dios del río, de todos los
detrás de la cual íbamos nosotros —cincuenta ríos, de todas las aguas del mundo, ¡ah! y ver cómo
músicos— apretados en dos enormes barcazas que sonreía el rey, y cómo Handel se inclinaba hacia
navegaban lentas de Whitehall a Chelsea, y luego él en una lenta y graciosa reverencia, y escuchar
de vuelta, tocando la hermosa música compuesta a su Alteza pidiendo una y hasta dos veces más
por el Maestro para ese día: primero suave, como que tocásemos de nuevo las tres suites comple-
midiendo el agua, como rompiendo con cuidado el tas... y nosotros, acalorados pero ebrios de músi-
silencio del verano; luego con más brío, subiendo ca, de agua, de sol, tocábamos y tocábamos, y mis
hacia el cielo como por una escalera de aire, ha- dedos adoloridos volaban sobre la flauta, como ági-
ciendo que todos callasen y que las mujeres deja- les mariposas impulsadas por el húmedo aliento
sen de reír para escuchar, al tiempo que acome- de un ángel acuático que no me permitía desfalle-
tíamos el Allegro-andante-allegro de la primera suite; cer; porque era su música, la música del agua, la
y luego los Menuett, que hacían saltar el corazón que tocábamos mientras la tarde moría anaranja-
como gotas de agua sobre una superficie quieta, da, dorando el Támesis.
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Suspiro
Carolina Duncan*
No llores luna
el agua corre tic
no llores oscuridad
el sol es denso tic
no llores niña
ahí esta el tac
es el tiempo del suspiro
río claro bajo la tierra.
En noches estrelladas
testigo silente RUIDO
de la noche en el balcón,
sobrio orador de Hay mucho de mitológico en mi realidad abstracta.
discursos incoherentes,
hábil conversador Existencia ausente
con fantasmas en la sala. música de motores
y musas de fermentada vendimia
Dicen con ojos absortos
que solía ser sonámbulo en imágenes vía satélite.
hasta que habitó el 401.
Relámpago a fin
Dicen también que una tarde muy azul cuando ca- luz cegadora...
minaba como autómata por esa avenida que con- soy un navío que naufraga
duce a la nada, la arquitectura agraciada de un en la nada.
edificio de apartamentos le llamó poderosamente
la atención, y que en este edificio de ventanas y Relámpago a fin
balcones multiformes consiguió vivir luego de al- luz cegadora...
gunas firmas, y un par de llamadas telefónicas. soy faro que vuela
con alas etéreas.
La sexta noche en el 401
por primera vez sintió levitar.
¿Que cómo lo hizo? SONATA
Es cuestión de sonámbulos.
Ese día ella celebraría sus cuarenta primaveras.
Caminaba sobre las aguas sin inmergirse Un cielo muy azul, un sol muy amable, y los salu-
circense caminando en cuerda floja dos deferentes de los niños, que camino de la es-
¡el viento! cuela pasaban por su puerta le hicieron sentir que
coro de ángeles que presagia la gloria Dios le incitaba a una orgía. Las flores no prescin-
—¿Hasta dónde capitán? dieron de las caricias del rocío y el carmesí de sus
—¡Hasta la gloria! pétalos lo decía a silentes gritos.
101
Su único hijo, Jean Paul, no había sali- he triunfado contra todo pronóstico,
do de su habitación y ella no quiso desper- así luce quien hace méritos a Dafne,
tarle para tomar alimentos. así luce un triunfador.
102
seno de pezón erecto de la joven que aunque los insuflos de una purificación. Pero en realidad te-
extasiada, sabía perfectamente que su poseedor sólo nía aspecto de enfermo.
tenía dos manos. Un grito penetrante buscaba la
luna en la penumbra. Los amantes casi desnudos y Sus amigos narran desde entonces historias su-
despavoridos se perdieron en la niebla, me invadió yas carentes de sentido, de sentido común.
el estupor, y no supe de mí.
En realidad, su vida desde su visita al cerro no fue
Al amanecer me di a la búsqueda de pruebas fe- la misma. Había inhalado en algún sitio una mal-
hacientes de tan tétrico hecho, pretendiendo no en- dición tropical, que hacía los pasillos más largos, la
contrar ninguna y atribuirlo todo a un senil delirio. vida más decodificada, la casa inmensa y la cama
Pero adentrado en el corazón del cementerio, esa insoportable.
mañana tan gris, un crujir de ramas me atrajo. Ca-
minaba en busca de su lugar de origen sobre la seca La fascinación, el amor íntimo con la luna, y esa
hojarasca cuando di de frente con su exánime ar- manía de pintor de verlo todo asignando a cada cosa
quitectura, y vaya mi sorpresa y decepción: la cala- merecida prioridad, todo aquello que lo confortaba
vera... ¡se había ahorcado! desde dentro, se había extraviado una noche de dis-
tracción en los hangares del insomnio.
Ya me conoces y sabrás cómo me siento. Parto a
San Patricio mañana al amanecer. Una palabra al sensible atormentaba: alienacion.
Caviló tanto al respecto y decidió nada. Caviló sin
cesar. Caviló hasta el fondo (si hay un fondo en las
DEJA VU cavilaciones). Y cuando ya cansado se miró en el
espejo, no vio al alienado del que tanto había queri-
Por lo general, cuando le hablaban de una mujer de do huir. Era alguien diferente, no mejor, diferente.
arquitectura ágil, imaginaba a una mujer Recordó entonces aquel domingo del mes pasado
supremamente seductora, que sólo lo seducía a él, cuando preguntó la hora a un tipo en un callejón, y
tanto así, que ni ella misma sabía que lo seducía y el tipo lo miró como si no estuviera. Recordó mu-
a nadie más le parecía que ella pudiera seducir a chos sucesos extraños de su vida; quiso tomar el
cosa alguna sobre la tierra. autobús pero por más que manoteó, el conductor no
lo vio.
Manaba un perfume negro que casi hacía aluci-
nar tragedia. Ante sus ojos la calle devoraba el autobús. Y el
supo que se había hecho invisible, que había muerto
Era todo un soñador y de los más sensibles. Tras en el cerro una noche de tormenta.
haber cerrado su antología surrealista, durmió. Y
despertó sintiéndose octasensorial y hasta creyó po- ÁCIDOS CUENTOS DE TORONJIL
sible ver por el culo.
Traburno 1
Alguna vez se fue a un
cerro frente al mar, a la Nadie tan lánguido
espera de que alguien le tan venenoso
fuese a buscar. Y no llegó tan buen pintor como usted,
nadie, solo sigo mismo, señor sin filtro.
tan conocedor y tan cono-
cido. Sin Sócrates al uso, ... Y al parecer a nadie más
pudo saber que su alter en cielo
ego había asistido a todos infierno...
los episodios de su vida. Le o tierra le fue concedida
miró con ira y gritó: "¡No tan magnífica virtud:
más!" contener en sí
todo el secreto del viento
Bajó a la ciudad la ma- la música
ñana siguiente sintiendo y la belleza.
103
Traburno 2 La concurrencia era toda de estrellas
el teatrino fue todo de nubes.
Quebrado yace el reflejo de mi alma en el espejo
/pérfido de un sueño. Venus tiritaba y la luz se hizo eco de belleza
Alguien arroja una colilla y... todo
del pezón erecto a un gemido en espiral. un poema perdido en el paroxismo
Narciso muere al arrullo de una gotera y un amor... de la distancia que no alcanzará jamás
concedido a sí mismo. pluma alguna.
Soplurno DILUVIO
El diablo se esconde tras cada cosa, Aquella mañana el teléfono llamó
es el privilegio del ojo agudo. a su puerta.
Él habita tras la retina inmensa que
/siempre enfoca un río claro y eléctrico Ella se fue y sus pies y sus grifos
junto a un rígido David de Marta Traba nunca lloraron.
con su paladar infinito viajando a los
confines de la nada: siempre Mientras tanto caía la lluvia sobre un
/profiláctica y amarga. /cable de alta tensión.
Del otro lado quien marcó se
/desangraba.
DELIRIUM TREMENS
104
CUENTO
“Todo su cuerpo con espinas —Deberías apurarte, más tarde las cosas son
y a mí me siguen las moscas.” peores.
Fito Páez —OK, entonces nos vemos en un rato.
—¡Espera, no cuelgues!!!
Track 1: Bill Evans, “What are you doing the —¿Qué?
rest of your life?” —¿Puedes comprar algunos huevos en el ca-
Apago el computador. No puedo seguir escribiendo, mino?
no logro concentrarme. El ruido de allá afuera no —¿Huevos?
me deja pensar bien. He cerrado las ventanas pero —Sí, huevos para el desayuno.
aún así sigo escuchando las detonaciones. Las bom- —OK.
bas siguen estallando. La ciudad entera se derrum-
ba. De algún lugar no muy remoto proviene todo el Me gusta comer huevos revueltos con cebolla y mu-
ruido. cha mantequilla. Los acompaño con pan y un buen
Enciendo el televisor. Sólo he visto las noticias café negro. Listo. El mejor desayuno del mundo.
estas últimas semanas. La señal no es muy bue- Me asomo al balcón. El horizonte está incen-
na. Voy hasta la cocina y abro la nevera. Bebo un diado. Hay bocanadas de fuego irradiando a lo le-
vaso de agua. Compruebo que no hay huevos para jos. La ciudad solloza, grita, se desgarra. El sonido
el desayuno. Debo comprar huevos para el desayu- de una ráfaga de metralla me saca de mi contem-
no. Suena el teléfono. Obviamente es Mariana. plación. Ahora trato de concentrarme en ella.
Vuelve a sonar. Debo contestarlo pero lo pienso Mariana está a punto de entrar por la puerta de
primero. Es inútil pensarlo. De tres zancadas llego este apartamento. Después de cinco años ha re-
al teléfono. gresado. Y en el peor momento de todos. Yo estoy
—Hola, soy yo. hecho añicos y la ciudad también. En tres días
—Lo imaginé. ¿Cómo estuvo el viaje? recibiré un premio otorgado por la respetabilísima
—Acabo de llegar... Todo esto está terrible, me Sociedad de Escritores de Autosuperación del país.
da miedo. No puedo creer que siguas viviendo en ¿A quién se le ocurre entregar premios en esta
esta ciudad. época? Es cosa de locos. En todo caso, a la única
persona que podría invitar era a Mariana. Reviso
Nacido en Cartagena, 1979. Comunicador Social y Perio- en mi mente y no encuentro otro nombre posible
dista, Universidad del Norte. Finalista, X Concurso Nacio- para la lista. Nadie más se merece como ella ver
nal de Cuento, Universidad de Antioquia, 2002. Ganador mi último destello. La última cuchillada. Por eso
en el Concurso Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá, cate-
goría jovenes, 2003. Ha publicado en la Revista de la Univer- me atreví a llamarla. Soy un masoquista.
sidad de Antioquia, El Malpensante y Número. Ha sido parte de Vuelvo al estudio. Enciendo el computador. Me
antologías de narrativa jóven, Tinta fresca (Ed. Uninorte, 2001) sirvo un trago mientras el aparato se enciende.
y De 1 a 10 (IDCT, Bogotá, 2003). Primer lugar en la 3a Con- Regreso a la sala. Agarro el control remoto. El no-
vocatoria de Premios Literarios del Instituto de Patrimonio
Cultural de Cartagena de Indias, 2003. Su primer libro de ticiero da cifras extraoficiales de los muertos. Ate-
cuentos fue Un día de lluvia, 1996. Cadáveres exquisitos, otro rrador. Desastroso. Terrorífico. Podría mencionar
libro de cuentos, está en prensa. Trabaja en su primera no- miles de adjetivos. Coloco algo de Bill Evans para
vela. Realizador de videos argumentales y documentales para ambientar. El contraste del piano con el ruido de
televisión y guinista de una serie infantil animada, es pro-
ductor del canal de televisión de la Universidad del Norte. las detonaciones es hermoso. Miro la pantalla del
106
na ha dejado de comer su cereal y ha levantado la Mariana pasa su mano por el escritorio y el com-
cabeza para mirarme. Me sonríe. Conozco su son- putador. La observo detenidamente. Conozco sus
risa. Mariana quiere que le cuente el argumento. movimientos. Revisa algunos papeles. Anotacio-
Imposible. Le digo que no pienso decirle nada has- nes sin importancia.
ta que esté listo. Mariana parece no estar de acuer- —¿Entonces, no vas decirme?
do pero no insiste. Sonríe y sigue desayunando su —Te lo mostraré cuando esté terminado.
cereal. Por primera vez en mucho tiempo he lo- —Pero anoche estabas escribiendo, ¿verdad?,
grado atrapar una buena historia: En mi cuento quisiera leerlo.
una mujer hermosa y desconocida llega por casua- Me molesta esta actitud de Mariana.
lidad al apartamento de un psicópata. Imagino que —No pienso mostrarte nada —le digo de la ma-
la presencia de Mariana tiene algo que ver con nera más tajante que encuentro.
este último intento por escribir algo importante. —OK, disculpa, el señor autosuperación no pue-
Por lo menos servirá de algo su presencia. de mostrarle a nadie lo que escribe.
Permanecemos un rato en el balcón. El humo Odio que me llame así. Mariana sale del estu-
en el horizonte se confunde con el cielo gris. Hay dio y se encierra en su cuarto.
viento de lluvia.
—Supongo que es imposible salir a caminar — He vuelto a escribir en la tarde. Las palabras flu-
dice Mariana. yen con soltura como en mis inicios. Es increíble.
—Es posible, pero lo mejor es que permanezca- El cuento ha tomado giros inesperados. La mujer
mos aquí dentro. desconocida y el psicópata empiezan a sentirse
Empieza a llover. Volvemos a la sala. Mariana atraídos. Me gusta. Eso me gusta. Mariana no ha
coloca algo de Lester Young. Buena elección. Me salido de su habitación. En dos oportunidades pe-
siento en el sofá y sintonizo el noticiero. Más ci- gué mi oreja a su puerta. Dormía. Mariana no ha
fras de muertos. Más escombros. Más éxodo hacia hecho otra cosa diferente a dormir y pasearse por
las azoteas. Mariana se aburre. Camina por el apar- el apartamento como un fantasma. Tampoco hay
tamento revisando los cuadros. Mariana ya cono- mucho que hacer.
ce todos y cada uno de los cuadros, ella misma los Mariana sale de su cuarto y va directo a la sala.
compró y los ubicó en el apartamento. Vivimos jun- Agarra el teléfono y marca un número. La llamada
tos tres años y nueve meses. Suficiente tiempo. no le entra. Vuelve a intentarlo. Imposible. Se des-
Conocí a Mariana en una de mis conferencias a espera y estrella el auricular contra el aparato.
raíz del último libro que había publicado. Se titula- Agarra el control remoto y enciende el televisor.
ba Ovejas y coyotes, un manual para encontrar el ver- El noticiero sigue dando cifras.
dadero yo. En esa época, Mariana era una aspi- —¿No sirve el teléfono? —le pregunto desde el
rante a actriz con problemas de autoestima. Yo era estudio.
una especie de gurú para las almas perturbadas —Algo debe estar pasando con las líneas. Mi
como ella. Fue muy fácil llevármela a la cama. celular tampoco tiene señal.
Imagino que fue igual de fácil para ella salirse de —¿Con quién necesitas hablar?
allí tres años y nueve meses después. Dijo que se Mariana hace zapping sin detenerse.
iría a probar suerte como actriz. La he visto apare- —Con mi representante —me dice—. Después
cer en un par de comerciales. Sobre todo me gusta de tu maldito premio tengo una audición para un
ese donde es la modelo de una marca de toallas papel importante en una telenovela.
higiénicas. Levanto la mirada del computador y me concen-
—Pensé que echarías todo esto a la basura —me tro en los movimientos de Mariana que no logra
dice Mariana refiriéndose a los cuadros. acomodarse en el sofá.
—Estuve a punto de hacerlo —le contesto sin —Este apartamento me desespera, me asfixia.
dejar de ver el televisor—. Pero me di cuenta que ¿A qué hora empiezan las bombas?
me gustaban y no me hacían daño. —No sé, como diablos voy a saberlo.
Mariana no dice nada, entra al estudio y revisa —Necesito distraerme con algo.
la biblioteca. Ojea algunos libros y los vuelve a de- Mariana se levanta, va hasta el equipo y coloca
jar en su sitio. un buen tema de Miles Davis a todo volumen. Sabe
—Anoche estuviste escribiendo, ¿no vas a de- muy bien que no puedo escribir con la música a
cirme qué era? todo volumen. Apago el computador. Mariana se
—¿Me escuchaste? —le pregunto algo intrigado. sirve un buen trago de whisky y sale al balcón.
—No, pero supuse que te quedaste escribiendo. Dentro de poco anochecerá. Yo también me sirvo
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la misma medida de whisky y me siento frente al la semana. Sé que es demasiado temprano para
televisor. Los noticieros dicen las mismas porque- beber pero no me importa. Me sirvo un baso de
rías a toda hora. whisky. Coloco un CD con las mejores cantantes
de jazz. Me siento en el sofá a escuchar la voz
Las bombas empiezan con la noche. Mariana está cabaretera de Billie Holiday. Mariana sale de la
borracha. Cada vez que estalla una bomba se ríe a habitación. Está espelucada y desaliñada. Se ve
carcajadas. Yo sigo con la mirada puesta en la pan- horrible. Agarra el telé-
talla del televisor. Miles Davis sigue soplando su fono y vuelve a marcar
trompeta como un negro desquiciado. Imagino si- un número. Las líneas
tuaciones absurdas para mi cuento. También es- siguen muertas. Le pre-
toy borracho. Muy borracho. Me siento como hace gunto si quiere huevos
mucho no me sentía. Voy al balcón. Me quedo al revueltos para el desa-
lado de Mariana. La observo. Ella no para de reírse yuno. Mariana no me
con cada bomba que estalla. Un aire perverso nos responde, va a la neve-
intoxica. Hay fuego por toda la maldita ciudad. Me ra y se sirve una taza de
atrevo a agarrarle el culo. A ella no le importa. Nos cereal. Regresa a su ha-
besamos. Mariana me mira a la cara y se echa a bitación y se encierra.
reír. Yo le agarro las tetas y las meto en mi boca. Será mejor así.
Nos tiramos en el piso del balcón y lo hacemos.
Mariana tiene un orgasmo. Lo hacemos como lo- El premio que me darán
cos en el sofá, el comedor, la cocina, el baño, el mañana sólo reafirma-
MABG
escritorio, el pasillo, al lado del televisor, y en cual- rá mi condición de es-
quier otro lado que se nos ocurra. Las detonacio- critor frustrado. Mariana tiene razón. Pienso en
nes no paran. Las carcajadas de Mariana son cada eso cuando la veo salir de su cuarto y sentarse en
vez más fuertes. La trompeta de Miles Davis nos el sofá a ver televisión. Tiene el mismo aspecto
derrite. Mariana se levanta del piso, agarra su ropa desastroso de esa primera vez, cuando la vi senta-
y sale corriendo a su habitación. Está loca. Voy da entre las últimas filas del auditorio escuchan-
detrás de ella. Cierra la puerta y le pone seguro. do mi conferencia. Por más que queramos no so-
Le grito que es la mujer más desquiciada que he mos más que estúpidas ovejitas devoradas por si-
conocido en mi desgraciada vida. Mariana me con- niestros e indomables coyotes. ¿Quienes son las
testa. Me grita que no debí haberla invitado a mi ovejas y quienes los coyotes? Siempre hay inter-
insignificante premiación. Tiene razón. Ha debi- cambio de roles. Recuerdo que esperé hasta el fi-
do quedarse en su castillo de espejismos haciendo nal y luego la abordé en la cafetería del hotel. Algo
comerciales de toallas higiénicas. Mariana dice en ella me atrajo. Quizá fueron sus ojeras y su
que he debido suicidarme hace mucho. Dice que bajo perfil. Le pregunté si le había gustado la char-
soy un maniático. Le doy una patada a su puerta y la. Mariana me miró con cara de ovejita desqui-
salgo directo al estudio. Trabajo en mi cuento el ciada y yo afilé mis dientes de coyote. Supongo que
resto de la noche. Mariana entendió a la perfección el mensaje de
aquella conferencia ridícula. Toda ovejita tiene
Track 3: Charlie Parker, “After you’ve gone” complejo de coyote.
Huevos revueltos con cebolla, pan y café negro. El Mariana se levanta y pone algo de Nina Simone.
mejor desayuno del mundo. Mariana ni siquiera Al menos aún conserva el buen gusto. Me siento
asoma su cara por la cocina. No ha salido de su orgulloso de eso. Fui yo quien le enseñó a escu-
habitación. Yo dormí sobre mi escritorio. Escribí char jazz. Antes sólo tenía oídos para las baladas
en la madrugada hasta que el sueño me venció. El románticas en inglés y las retahílas de Silvio
cuento avanza rápidamente. Parece haber algo Rodríguez que le enseñaron sus amigos de Arte
indescifrable entre la mujer desconocida y el psi- Dramático. Apago el computador y salgo a la sala.
cópata, como si cada uno conociera los secretos Nos miramos con odio sin decirnos nada. Me sien-
del otro y no se atrevieran a decirlos. to a una distancia prudente. Mariana quiere sa-
La mañana amanece nublada. No sé realmen- ber exactamente por qué razón la invité. No lo sé.
te qué pasó anoche pero la presencia de Mariana Mariana se agarra la cabeza con desespero. Dice
en la habitación es una tentación constante. Me que estar en este apartamento siempre la ha as-
acerco a su puerta. Continúa durmiendo. El noti- fixiado. Yo le recuerdo que ha estado asfixiada des-
ciero da un resumen sobre las últimas noticias de de antes de conocerme. Mariana se levanta y se
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prepara un buen trago. Yo hago lo mismo. Revisa —Tiene toda la razón, nena, puedes destrozar
su reloj y mira por el balcón. Aún faltan algunas esos malditos cuadros si se te da la gana.
horas para que empiecen las explosiones. Le pre- Me río. Detengo mi zapping en el noticiero. Más
gunto el nombre de la telenovela en que actuará. cifras. Más escombros. Más personas huyendo a
Mariana no responde, se sienta en el sofá y enco- las azoteas. Más mierda por todos lados. Mariana
ge su cuerpo. Dice que su agente le conseguirá ha pasado a destrozar los adornos de la sala, el es-
trabajo en la mejor tudio y el comedor. En ese preciso instante suena
telenovela de todas. Me un primer estallido. Mariana salta de felicidad. Sale
la quedo mirando. corriendo al balcón y yo voy detrás de ella. La ciu-
—No lo dudo, estoy dad se ve hermosa en medio del fuego y las bom-
seguro que será la me- bas. Gente volando en pedazos. Edificios destrui-
jor telenovela de todas. dos por todos lados. Sangre en las paredes. Huevos
Mariana me obser- revueltos. Mariana está desnuda y es hermosa.
va. Sus ojos están lle- Yo también estoy desnudo pero soy feo y gordo y
nos de lágrimas. Yo co- patético y soy nada. Somos dos pájaros en medio
nozco sus lágrimas. Me de las explosiones. Empiezo a tener una erección
río en su cara. Mariana fuerte, alucinante, maravillosa. Imagino a Maria-
me tira su vaso de na surgiendo de los escombros bañada de fuego y
whisky. Me golpea en el luz. Me excito al verla con ese fondo de la ciudad
ojo. La herida me saca en llamas. Reímos a carcajadas con cada estalli-
sangre. Mariana se me do. Mariana se agarra a mi cuello y me aprieta.
Mujer de Miguel Á. Berdugo Galezo, 2004
tira encima como una Está ahorcándome. La muy sucia está ahorcándo-
bestia y me coge a patadas. Le agarro una pierna y me. Le doy un golpe en la barriga. Mariana cae de
logro tirarla al piso. Mariana grita como una des- rodillas. Nota mi erección y me agarra la verga. La
esperada. baña de whisky y la mete en su boca. Me arde.
—¡ERES UN EGOÍSTA!!!! Mariana pasa sus dientes como si fueran rastri-
Le tapo la boca. Le arranco la blusa y le agarro llos. Le doy una cachetada y deja de chuparme.
las tetas. Mariana me muerde uno de mis dedos. Nos tiramos en el balcón y volvemos a hacerlo.
Me muerde con mucha fuerza. Su boca se llena Mariana tiene un orgasmo con cada bomba que
con mi sangre. La agarro del cabello y la golpeo explota. Nuestros cuerpos se mezclan como dos flui-
contra el piso. Mariana logra zafarse. Se me mon- dos venenosos, sanguinolentos, ácidos. Termina-
ta encima y me inmoviliza los brazos con sus mus- mos rendidos en el piso, sedientos, boquiabiertos,
los. Me da un beso profundo y me arranca una par- como dos pájaros degollados. Mariana se arrastra
te del labio. En poco tiempo quedamos desnudos y por el piso y logra llegar al sofá. Yo vomito boca
llenos de sangre. Lo hacemos con rabia, con odio, arriba y por poco me ahogo en mi propio vómito. La
con todo el desenfreno posible. ciudad sigue derrumbándose. Charlie nos escupe
Pasamos el resto de la tarde desnudos, bebien- dardos desde su maldito saxofón. Mañana recibiré
do y escuchando un CD en vivo de Charlie Parker. ese puto premio de una buena vez.
Mariana insiste en que le muestre mi cuento. Yo
no pienso mostrarle nada. Le pido a Mariana que Track 4: Ornette Coleman, “The duel”
me recite uno de los parlamentos de su próxima Huevos revueltos. Café negro. Mucho café negro.
telenovela. Quiero escucharla en su estado más Mi cabeza estalla como las bombas de anoche.
natural y salvaje. Mariana no me presta atención. Mariana ha debido entrar a su cuarto en la ma-
Se pasea por los pasillos del apartamento man- drugada porque no la veo en el sofá. Pego mi oreja
chando las paredes con la sangre que brota de su a la puerta. Ronca con gusto y tranquilidad. Coloco
cabeza por el golpe que le di. Luego corre y vomita Ornette Coleman a todo volumen para que se le-
en la cocina. Yo busco un canal que me distraiga vante. Mariana sale más desaliñada que ayer. Creo
mientras llegan las bombas. Nada. Tengo los hue- que no nos hemos bañado en todos estos días. Me
vos revueltos como mis desayunos. Mi dedo está dice que soy un psicópata por haberla levantado de
hinchado por el mordisco de Mariana. Me he ama- esa forma. Sí, talvez sea como el psicópata de mi
rrado un trapo para detener la hemorragia. Maria- cuento. Talvez ella sea la mujer desconocida que
na regresa de la cocina con más licor. Ahora está entra al apartamento. ¿Cómo terminará todo? Se-
destrozando uno a uno los cuadros de las paredes. guiré escribiendo el resto de la mañana.
Dice que tiene todo el derecho de hacerlo. Ha sido difícil escribir con el dedo como lo ten-
109
go. Sin embargo me acerco cada vez más al final. biarme. Mariana también se ha encerrado en el
Espero tener listo el cuento esta noche antes de suyo. En un par de horas tenemos que estar en el
salir a la ceremonia de premiación. Mariana ha centro de convenciones donde se llevará a cabo la
pasado bebiendo sin levantarse del sofá. Desde ahí premiación de la Sociedad de Escritores de
me grita las cifras de los muertos que dictan los Autosuperación, que este año me honra entregán-
noticieros. El éxodo masivo a las azoteas continúa. dome un premio por toda una vida dedicada al fraca-
Yo no he salido del estudio, aunque a veces sólo so y las mentiras. Me coloco el único esmoquin que
mire la pantalla del computador sin atreverme a tengo. Salgo a la sala y enciendo el televisor. Ornette
presionar una sola tecla. No puedo. Pero sigo lu- Coleman aún sigue sonando, es perfecto para este
chando y empujando el cuento hacia adelante. caos. Mariana sale al rato y sube el volumen de la
También tengo mi provisión personal de whisky a música al máximo. Trae un vestido rojo muy ajusta-
la mano. Necesito estar bajo un estado alterado de do y elegante. Tiene la cara tiznada con el humo de
conciencia si quiero recibir el premio que tan sus hogueras y el cabello desordenado. Me da risa de
honrosamente me otorga la Sociedad de Escrito- sólo verla. Se sienta a mi lado. No nos decimos nada.
res de Autosuperación del país. Me doy asco. Dejamos que el humo de las hogueras termine de
Mariana entra al estudio. Ronda la biblioteca. infectarnos. Miramos por el balcón esperando a que
Sé que algo se trae entre manos. Puedo olerlo. In- la diversión empiece. La primera bomba estalla.
tenta revisar lo que escribo pero soy más rápido y Mariana se me tira encima y me abre la bragueta.
apago el monitor del computador. Yo le subo la falda hasta la cintura. Lo hacemos en
—Tengo que leer lo que estás escribiendo, mal- el sofá, frente al televisor y con todas esas explosio-
dito psicópata enfermo. nes al fondo. Es maravilloso. La ciudad entera se vie-
—No hasta que me recites desnuda una de tus ne abajo y a nosotros no nos importa. Mariana me
líneas, puta actriz de pacotilla. quita la chaqueta y me abre la camisa. Me muerde
Mariana me muestra sus dientes. Yo le mues- los hombros, los brazos y el pecho. Mi cuerpo cho-
tro los míos. ¿Qué significa todo esto? ¿Dónde dia- rrea sangre. Estoy a punto de venirme. Estoy a pun-
blos estamos metidos? ¿Qué hormigas nos han pi- to de tener mi mejor orgasmo en mucho tiempo.
cado el cerebro? Mariana busca entre los libros de Entonces Mariana se detiene. Se levanta del sofá y
la biblioteca y saca uno del estante. Se trata de se alisa la falda. No entiendo. En realidad no entien-
uno de los primeros libros de autosuperación que do nada de lo que ha ocurrido estos últimos tres días.
escribí. Lo único que me gusta de ese libro es su Me siento en el sofá. Nos miramos. Mariana bebe
título: Dile a mamá que ya no me orino en la cama. un largo sorbo directamente de la botella, la agarra
Mariana empieza a deshojarlo sin ningún cuida- con fuerza y me la parte en la cabeza. Caigo en el
do. Luego agarra las hojas y sale del estudio. piso totalmente inconsciente.
—Voy al baño a echar una cagada —me dice sin Me levanto cinco o diez minutos después. Toda
ni siquiera mirarme. mi cara está bañada en sangre. Busco a Mariana
La espero en el sofá hasta que sale del baño. La por la sala. No la encuentro. Entonces me doy cuenta
observo entrar al estudio y sacar uno a uno todos de lo que ha pasado. La muy puta se ha encerrado
mis libros. Los lleva a la cocina y los tira en el en mi estudio con llave. Desde este lado logro ver la
piso. Voy detrás de ella, no quiero perderme un luz del computador encendido. No puedo caminar
solo momento del espectáculo. Mariana se desnu- bien. Agarro uno de los muebles de la sala y lo es-
da. Se sienta en el piso y empieza a arrancar cada trello contra la puerta de vidrio del estudio. Los cris-
hoja para hacer una hoguera con ellas. Maravillo- tales estallan en mil pedazos. Mariana se me tira
so. La dejo allí. Bajo el volumen al CD de Ornette encima con el palo de escoba. La tiro a un lado y
Coleman y me siento a escribir. corro hasta el computador. Es demasiado tarde, ha
logrado leer lo que he escrito.
He terminado el cuento justo a tiempo. Calculo que —¡HAS LEÍDO LO QUE ESTABA ESCRIBIENDO, MALDITA BRUJA!!!
en media hora anochecerá. Mariana ha seguido con —¡Eres un enfermo... un psicópata... un egoísta
sus hogueras. Las ha ido haciendo por todo el apar- y un mentiroso! Sabes muy bien que no has escri-
tamento. Ha reventado los bombillos con un palo de to ¡NADA! Te has pasado todos estos días viendo la
escoba para permanecer a oscuras. A mí me gusta pantalla blanca del computador. De tu cerebro sólo
escribir a oscuras. Me siento en mi estado natural salen cucarachas, imbécil.
en medio de la oscuridad y rodeado por hogueras Está bien. Mariana tiene toda la razón. De mi
hechas con mis estúpidos libros. He terminado el cerebro sólo salen cucarachas y libritos insulsos de
cuento. Apago el computador y voy a mi cuarto a cam- autosuperación. Nada más. Me le acerco con sigilo.
110
Poco a poco. Con cuidado. Mariana alista el palo de ficio. Cientos de personas corriendo por los pasi-
la escoba para pegarme. Podríamos matarnos y na- llos. Permanezco estático, inmóvil, petrificado como
die lo sabría. Dos muertos más para aumentar la una estatua corroída. Sigo escuchando los pasos
cifra. Nada importante. Las bombas estallan una tras confundidos con el sonido del televisor dañado. En-
otra sin tregua. Los violines de Ornette Coleman nos tonces entiendo lo que ocurre. Entiendo perfecta-
rayan el cerebro. Presiento que esta noche todo se mente. Me levanto y abro la puerta del apartamen-
terminará de venir abajo. Todo se acabará. Estoy a to. Toda la gente del edificio está subiendo por las
punto de lanzarme contra Mariana cuando escucha- escaleras. Llevan ropa, mubles, televisores, graba-
mos una noticia que nos paraliza. El presentador del doras, estufas eléctricas y todo tipo de cosas. Nadie
noticiero dice que el centro de convenciones donde parece darse cuenta de mi presencia. Es mejor así.
iba a llevarse a cabo esta noche la entrega del pre- Cierro la puerta de mi apartamento sin mirar atrás.
mio de la Sociedad de Escritores de Autosuperación No tengo nada. No me importa nada. Cualquier lu-
del país acaba de ser destruido por una bomba. Has- gar será mejor. Me uno al éxodo de gente y subo
ta el momento no se registran muertos. El golpe seco con ellos las escaleras.
del palo de escoba en mi cabeza me saca Llego a la azotea. Muchos ya es-
del estupor. Me tambaleo. Mariana se ríe. tán instalados. Otros luchan por un
Me grita algo pero no le entiendo. Antes poco de espacio. Está amaneciendo.
de caer al piso saco fuerzas de donde no El sol empieza a salir en el horizon-
las hay. Cierro mi puño y lo estrello con- te. Camino hasta el borde de la azo-
tra la cara de Mariana que sale volando al tea. La ciudad entera yace destrui-
otro lado de la sala y se estrella contra la da. El humo se levanta entre las rui-
pared. Yo caigo de rodillas y luego me des- nas. Allá abajo la gente huye despa-
plomo en el centro del apartamento. vorida buscando refugio. Una niña me
toca la pierna. Nunca antes la había
Track 5: John Coltrane, “Spiritual” visto en el edificio. La niña me seña-
Soy el personaje absurdo de un cuento de la con su dedo el otro lado de la azo-
MABG
autosuperación titulado Huevos revueltos tea. Más allá, en un pequeño rincón,
para el desayuno. Así me siento. Me despierto al distingo a Mariana. Me hace señas con la mano.
amanecer. No veo a Mariana contra la pared donde Tiene gafas de sol y su cara está más hinchada
quedó anoche. Debe estar durmiendo en su habita- que la mía. La niña se queda al borde de la azotea.
ción. El televisor está dañado. Todos los canales Yo camino hasta el rincón donde me espera Ma-
están dañados. Las bombas han debido alcanzar las riana. Ha colocado dos sillas que miran al horizon-
antenas retransmisoras. La cabeza aún me duele te. Tiene una grabadora con los CD al lado. Saca
por el golpe. La sangre de mi rostro está seca y cuar- uno de John Coltrane y lo coloca. Tenemos la me-
teada. Me levanto como puedo. Me agarro de las jor banda sonora. Me siento en la silla. Al lado nues-
paredes del pasillo para no caerme. Entro al baño tro, un hombre prepara unos huevos revueltos en
para orinar. Me lavo la cara. Voy hasta la cocina. una estufa eléctrica.
Necesito el mejor desayuno del mundo. Abro la ne- —¿Quieres huevos revueltos?—me pregunta
vera pero no encuentro ni un solo huevo. Imposi- Mariana.
ble. Mariana compró suficientes para estos días. Voy No le digo nada. Ella sabe la respuesta. Maria-
hasta la habitación de Mariana pero no está allí. na se sienta en la otra silla y contempla el hori-
Voy a mi habitación y tampoco está. La busco por zonte a mi lado. Estoy a punto de preguntarle qué
todo el apartamento pero no la encuentro. ¿Dónde pasará con la supuesta telenovela donde actuará.
diablos está metida? Vuelvo a la sala. Necesito pen- Pero decido no hacerlo. La pregunta sobra. Yo tam-
sar. Busco un CD de jazz pero tampoco los encuen- bién sé la respuesta. Nos quedamos en silencio.
tro. Todos mis CD de jazz han desaparecido. La muy Mariana y yo nos conocemos demasiado el uno al
bruja se robó mis huevos y mis CD de jazz. Me sien- otro como para preguntar estupideces. Sabemos
to en el sofá. Estoy solo. Sólo entonces caigo en cuen- que no somos nada, que no somos nadie. Somos
ta de los pasos. Al principio no los distingo bien. dos bombas que estallan en el horizonte. Escom-
Pero escucho con detenimiento y logro descifrar- bros. Ruinas. El aire nos acaricia, nos libera.
los. Son los pasos de personas en el pasillo del edi- La de hoy será una hermosa mañana.
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Noticias sobre uno que va por ahí
luciendo su impecable vestido blanco
Henry Stein*
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cipios morales establecidos. Así mismo, están ple- en alto y con sus convicciones intactas, aunque al
namente convencidos de que será un amoroso y alejarse le griten con saña: ¡cobarde!, ¡gallina!
abnegado padre de familia.
Como casi siempre ha vivido en el otro lado de
Este hombre casto, mesurado y bonachón, cum- su amada ciudad y sólo frecuenta los sitios que
plidor del sagrado deber, de las reglas y de nueve de muestran la cara amable y maquillada de ésta, por
los diez mandamientos —a quien al parecer la mal- eso está plenamente convencido de que es una de
dad del mundo no lo ha afectado en lo más míni- las más hermosas del mundo, que sus habitantes
mo— vive soñando con la época dorada en que les son muy afortunados, que muy pocos duermen a
tocó vivir a sus ilustres antepasados; supuesta épo- la intemperie o pasan hambre y que en ella rara
ca edénica en que la bondad, la tolerancia, el deco- vez ocurre un incidente que pueda catalogarse de
ro, la honradez y la solidaridad eran consideradas grave. En otras palabras, para él su amada ciudad
virtudes excelsas que enaltecían y llenaban de or- es una especie de Arcadia donde todos conviven
gullo a los humanos porque los diferenciaban de los en armonía e impera la felicidad.
salvajes y de los seres inferiores e irracionales.
De la alta noche sólo conoce lo que han mostra-
Cuando alguien lo ofende o reta a una partida do los documentales y las truculentas películas
de trompadas —fiel a su estoica conducta de man- norteamericanas que suele ver por TV cable los
tener la serenidad en cualquier situación— se sábados por la noche en su confortable habitación
hace el indiferente, el sordo, el loco o voltea la ca- de solterón empedernido, pues nunca, por ningún
beza hacia otro lado, como si la cosa no fuera con motivo, ha salido a su encuentro. Ni siquiera por
él, o trata de convencerle de que no hay por qué una cita de amor o de placer. Fulano de Tal se mete
pelear, de que la violencia sólo produce más vio- en la cama —en su propia cama— tan pronto como
lencia, de que el hombre civilizado arregla sus pro- sale de la oficina, es decir, cuando comienza a os-
blemas y discrepancias por medio del diálogo y no curecer, como las gallinas, o mejor, como todos los
con la fuerza bruta, etc. hombres decentes —y aburridos, agregaría un bo-
cazas— de este mundo bullicioso y trasnochador.
De manera pues que Fulano de Tal jamás ha
experimentado el exquisito placer de injuriar a Este dechado de virtudes —la expresión es de
un desalmado, recordarle la madre —en buen ro- su santa madrecita— siempre ha guardado silen-
mance y con buena entonación— a un cretino cio en los lugares donde supuestamente hay que
que se haya querido pasar de listo con él o propi- guardar silencio y ha respetado como un niño su-
narle un puñetazo en pleno mentón a un imper- miso esos molestos letreritos —“No pase sin ser
tinente. De verdad que es una gran lástima, pues invitado”, “No fume”, “Espere su turno”, “Guarde
no sabe de lo que se pierde, diría en este punto silencio”, etc.— que fijan en las puertas de las em-
algún socarrón. presas y oficinas. Jamás se ha atrevido a estornu-
dar en un restaurante ni a bostezar en la iglesia a
Consecuente con sus principios, a Fulano de la que asiste religiosamente todos los domingos
Tal le importa poco que sean otras prácticas las por la mañana a agradecerle a Dios, con un pro-
que estén en boga; prácticas, desde luego, más fundo recogimiento digno de su alma pura, por ser
acordes con la compleja y desconcertante natura- tan generoso y especial con él, con los suyos y con
leza humana y con estos tiempos de confusión, de sus amigos.
barbarie e insensibilidad, aunque a algunos no les
guste reconocerlo. Por eso no trata de convencer a Toda la vida Fulano de Tal ha pedido perdón y
sus detractores de que cada quien actúa de acuer- se ha disculpado por cualquier tontería, es decir,
do con sus principios, ni se enfrasca en inútiles aun en los casos en que no era necesario. Toda
discusiones doctrinarias y moralizantes. Así mis- la vida ha respetado las señales de tránsito, ha
mo, prefiere ignorar los comentarios hirientes y cedido su puesto en las colas de los bancos a las
venenosos de quienes se burlan en su cara por su señoras y a las embarazadas y ha ayudado a los
manera de razonar y comportarse, pues según ellos ancianos, ciegos y lisiados a cruzar las calles.
resultan anticuadas y extravagantes, es decir, ri- Como se ve —y esto lo decimos con profunda ad-
dículas. Pero, obviamente, el pacífico y sensato Fu- miración por este raro ejemplar de la raza huma-
lano de Tal no presta atención a tales comenta- na—, Fulano de Tal no escatima esfuerzo ni des-
rios inicuos y prosigue su camino con la cabeza aprovecha ninguna oportunidad para representar
114
su honroso papel de hombre de sonrisa mefistofélica, que Fula-
bien y para expresar su exacer- no de Tal ha vivido sacándole el
bado amor al género humano. cuerpo a la vida —a la multicolor
y sabrosa vida, no exenta, por su
Esas pequeñas acciones coti- puesto, de peligros, que fluye in-
dianas sin duda le producen una cesante allá afuera, lejos de las
gran satisfacción y purifican su cuatro paredes de su pulcra y or-
beatífica alma de cordero —poéti- denada habitación de hombre
ca expresión con que lo definió en casto, en los zaguanes de la
una ocasión su amado padre. Ac- lujuriosa noche, en las calles, re-
ciones que seguramente le permi- covecos, hoteluchos y tabernas de
tirán obtener un boleto de prime- la ciudad insomne—, sin atrever-
ra para el cielo, alcanzar la gloria se a correr riesgos y evitando los
eterna y disfrutar de ésta sentado errores —que son el reflejo de la
a la diestra del Todopoderoso. Oja- intensidad con que asumimos la
lá así sea, pues nadie como él se existencia—, cuidándose muy
merece tal privilegio. bien de tropezar dos veces con la
Danzante (frag.) de Lorenzo Jaramillo misma piedra —¡con todo el pro-
A este hombre que muy pocas vecho que se saca de ello!—, y es-
veces habla mal de sus semejantes, que, como ya condiéndose en su torre de marfil, detrás de su de-
se dijo, sólo se excede del término medio cuando se coro, de su mesura, de sus buenas maneras y de-
refiere a sí mismo, a sus virtudes, méritos y logros, bajo de las faldas de su madre como un niño teme-
que no bebe en exceso y jamás se ha fumado un roso o como un cobarde.
cigarrillo, que no trasnocha ni desea la mujer del
prójimo, que da limosnas a los mendigos cuando Según los mismos irreverentes, es así como el
sale de misa y que se compadece de la suerte de los manso y cándido Fulano de Tal ha podido llegar a la
menesterosos, que se confiesa todos los domingos edad que tiene sin que la haya ocurrido nada im-
a pesar de tener la conciencia tranquila, que, en portante, sin haber vivido de verdad, con pasión,
fin, es incapaz de infringir una sola de las normas, con vehemencia, y sin que se haya atrevido a nada
de cometer un pecado venial y que no alza la voz ni que merezca ser recordado, aparte de empecinarse,
cuando está enojado, a este excepcional hombre lo como un iluso, en ser un hombre virtuoso durante
único que le hace falta para sentirse el mortal más las veinticuatro horas de los trescientos sesenta y
afortunado del planeta es que una de esas asocia- cinco días de cada año, en cualquier circunstancia
ciones cívicas que premian el buen comportamiento y lugar, que es algo en lo que casi nadie repara,
de los ciudadanos lo elija personaje del año, le cuel- pues “lo bueno casi no se nota”, y además en esta
gue en el pecho una medalla que lleve grabadas las época dicho comportamiento resulta impopular y
bellas palabras de Juvenal con que se define y exalta objeto de burlas.
al hombre probo y finalmente lo convierta en para-
digma de la sociedad. Eso lo haría muy feliz. Es por eso que su cara y su corazón no tienen
ninguna cicatriz. Es por eso también que a pesar
II de que vivimos entre el lodo, él sigue luciendo por
ahí —con un molesto aire de placidez— su sonrisa
“¿Quieres que te dé en la cara por perfecto?” profidén, su rotundo optimismo, su impúdico entu-
(Palabras de Franti, personaje de Edmundo de Amicis) siasmo de desinformado —o de insensible— y su
impecable vestido blanco, como si no sucediera nada
Antipáticos como son y conociendo su fervor por lle- grave, como si no formara parte de este estercole-
var la contraria y generar polémicas y su enfermi- ro, como si no habitara en este convulsionado mundo
za antipatía por todo aquello que los demás morta- de hombres de carne y hueso que de vez en cuando
les consideramos emblemático, ejemplar y digno de aman, pero también, y sobre todo, odian, agreden,
exaltación y respeto, y fieles a su inveterada cos- hacen trampa y matan con furor todos los días, sino
tumbre de fastidiar a sus semejantes, de tiznar su en ese hipotético y apacible lugar —¿la Tierra Pro-
honra y sus virtudes, de enlodar sus triunfos y po- metida?— con que viven soñando todos los incau-
ner en solfa su prestigio, los irreverentes podrían tos del universo, concluyen con tono enfático los
llegar a pensar, y de hecho lo hacen, con sorna y terribles irreverentes, aguafiestas por vocación.
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COLOMBIA
una tierra que no resiste más violencia
Hernán Díaz
Una forma común de iniciar una entrevista es la que escribe el próximo capítulo.” Como tenía
de preguntar al entrevistado: ¿Dónde estaba us- entre manos el proyecto de fotografiar un muer-
ted cuando asesinaron a Kennedy? o ¿cómo se to, el ahogado, y la imagen de Escobar me había
enteró del Che Guevara, o de la princesa Diana producido un revolcón emocional como el Che,
o qué estaba haciendo cuando asesinaron a como Guiliano, como Camilo Torres, escogí como
Gaitán o dónde estaba Ud. cuando Bin Laden modelo la figura de un joven boxeador colom-
borró las Torres Gemelas de Nueva York? Uno no biano que había perecido ahogado en un canal
recuerda las fechas, pero nunca olvida el ins- de Miami, los brazos en alto y los puños cerra-
tante, y es casi un pasatiempo rememorar el dos. Pero me hice una regresión, atrás, bien
momento, porque el haber vivido la experiencia atrás, hasta llegar a un día de 1962 en Barran-
nos convierte en historiadores. Cuando mataron quilla a un llamado de Alejandro Obregón que
a Pablo Escobar me enteré casi al instante por la en su acostumbrado lenguaje críptico me invi-
radio, y sólo hasta la noche por la TV pude con- taba a una “visión”. Hacía varios meses estaba
cretar mi realidad, sin estupor, porque era la encerrado en un galpón que había construido
culminación de “una muerte anunciada”. Te- en la vía cuarenta, y allí recostado contra el fon-
nía la seguridad de haber visto esa imagen an- do de cemento estaba aun fresco un cuadro que
tes, en alguna parte alguna vez. Llamé a Gabo me produjo un frío en el estómago. Era una cor-
porque la semana anterior habíamos hablado de dillera en forma de mujer embarazada con el ros-
la postura de El Ahogado más Hermoso del Mun- tro destrozado acostada sobre un valle oscuro
do un proyecto fotográfico sobre este cuento que contra un cielo rojizo. “Es Colombia —me dijo—
me había regalado, y le comenté que la foto de y allí en el rincón hay un boceto para La Ma-
Pablo Escobar, no sé por qué, me recordaba una sacre..., éste lo llamaré La Violencia.” Afortuna-
escena de la Crónica de una Muerte Anunciada damente tenía mi cámara a la mano, cosa que
cuando Victoria Guzmán “arrancó de cuajo las ayuda mucho a recordar. Descubrí dónde había
entrañas de un conejo y les tiró a los perros el visto la imagen de Escobar sobre un tejado, el
tripajo humeante. Pero no pudo eludir una ráfa- vientre expuesto y la cara destruida, y vino a mi
ga de espanto al recordar el horror de Santiago memoria ese momento de Obregón, el visiona-
Nasar. —No seas bárbara —le dijo él— imagínate rio, y me pregunto cómo hizo para calcar desde
que fuera un ser humano.” Gabo opinó que ha- el futuro no sólo la forma sino el destino de una
bía un significado pero me dijo que “la vida es la tierra que no resiste más violencia.
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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
VENDIMIA DE LOS DIAS Lusignan, Carlos H. Escobar, Mariano
Ramón Aycardi Barreneche, Porthos Campo Pineda,
Barranquilla, Antillas, 2002, 187 p. Lino Torregrosa Borja, Eduardo Pachón
Padilla, Rafael Caneva Palomino y un
El Heraldo reprodujo una columna de jovencísimo García Márquez, entre
García Márquez escrita en 1950 en la otros. El criterio que maneja Villarreal
que él contaba su visita a Santa Mar- es más que discutible porque afirma
ta. Daba sus impresiones de una ciu- que lo máximo que se ha escrito en
dad silenciosa sólo perturbada por un esa región es el Proyecto de Código de
inconcluso ejercicio al piano tocado por lo Contencioso Administrativo de Ramón
una muchachita soñadora. Esa ciu- Miranda y Luis Rafael Robles. Pues
dad era la que vivía Ramón Aycardi, y bien, casi todos los escritores nom-
fue la de mi adolescencia. Pero ese brados residían en Bogotá. Ramón
silencio era perturbado por su tonan- Aycardi era la presencia literaria visi-
te voz cuando en la tienda del chino la publicación, nos veíamos poco. La ble en Santa Marta para la muchachada
hablaba a gritos. Así fue como lo es- gente nos asociaba como las colum- que como yo se daba puños para de-
cuché por primera vez y en la que oí nas de los dos Ramones. (En realidad terminar quién era mejor poeta. (En
algo sobre el siglo de oro español, pues esa expresión se la oí a una prima mía el siglo XIX en el mundo andino se ma-
salpicados de malas palabras, recitó y por vanidad la estoy generalizando. taban para determinar quién era me-
algunos versos satíricos de Quevedo. Me gustaría que nos hubiesen aso- jor escritor, si Vargas Vila o Víctor
No es tan confuso el recuerdo, ya que ciado.) Cuando se publicó la primera Hugo). En las últimas páginas de este
sí tengo presente que con un compa- edición de este libro, si mi memoria libro se encuentran unos excelentes
ñero del Liceo Celedón discutí sobre no falla, fue impreso en la Tipografía perfiles de algunas figuras literarias.
quién sabía más literatura, si Hugo J. Escofet. (He rebuscado en mi biblio- Es antológica la que da del poeta de
Bermúdez, mi profesor de la materia, teca un ejemplar, pero está lo que se Gaira, traductor de Omar Khayyam, a
o el Monche Aycardi. Creo que la dis- dice refundido). Tuve entonces, y la ra- quien ve morir casi de hambre por-
cusión se resolvió a puños, y yo perdí. tifico, la impresión de que era un libro que, como los viejos leones, él tam-
Lo que queda en claro es que dentro más importante que bueno. Si se quie- poco tenía dientes para mascar. Tam-
de ese limitadísimo mundo literario re entender el proceso de la vida inte- bién hay un desfile de los escritores
del Santa Marta de la época, él ocupa- lectual samaria hay que tener este li- del momento: Luis C. López, Casta-
ba un lugar destacado. Como para bro. Es una obra desigual. Su autor ñeda Aragón, Adolfo Martá, Armando
esas fechas no había universidad en escribía esta columna entre los afa- Cañavera, que ayuda mucho a enten-
el Magdalena, al hombre de inquietu- nes de su trajín diario, así que hay der ese momento cultural. Pero creo
des literarias no le quedaban sino muy columnas medianamente logradas al que sus mejores columnas en este
pocos caminos: la enseñanza en los lado de unas luminosas. También en libro son las de momentos de ilumi-
colegios de secundaria o el periodis- su columna publicaba de pronto cuen- nación ya sea frente a las mujeres ba-
mo. En este caso era más duro el asun- tos como La venganza, en la que la- ñándose en la bahía o las que dedica
to, porque en los cincuentas sólo exis- menté después de leerlo que tuviera al paisaje. (Este artículo empieza así:
tían tres periódicos, El Libertador, pe- que por razones de espacio limitarlo “Alguien dijo que no hay nada tan ex-
riódico conservador, y El Estado y Van- pues necesitaba más respiración. Por- traordinariamente bello que no pueda
guardia Liberal, liberales. En el prime- que, aclaro, además del periodismo, caber en una frase feliz.”) Y natural-
ro el director era Antonio Cardona, nuestro autor cultivaba también los mente no faltan sus descripciones
alias Antocar, un buen cuentista de géneros del cuento y la novela. En 1978 sobre la tienda del chino de la esqui-
Caldas que se murió en la misma San- fue ganador del primer concurso de na, un lugar que le marcó. También
ta Marta. Y hago esta anotación por- cuentos de la Casa de la Cultura del hay momentos como en el que, tras-
que este nombre era de los pocos que Magdalena, y fue autor de la novela El nochado, se da una vuelta por la playa
tenían cabida en los suplementos li- retomo y la fuga. Esta novela se la presté y ve a una sílfide la cual nos describe,
terarios capitalinos. Empecé a leer a a Germán Vargas y nunca me la de- y entre otras cosas nos dice que ”de
Ramón Aycardi en sus columnas de volvió. Como Germán le vendió toda sus axilas brotó un olor sacrosanto
El Informador tal vez desde 1958. En su biblioteca de autores colombianos como brotado de un altar.” Siempre
ese periódico yo también escribí una a la Universidad de San Luis en Colo- he sostenido que lo que un escritor
columna semanal en 1968 después rado (USA) allá debe reposar en algún dice en un determinado número de pá-
que regresé del interior del país don- estante el libro de Aycardi. Tal vez una ginas —en este caso ciento ochenta y
de viví 12 años. Ahí me reencontré con búsqueda en internet nos resuelva esta tres—, el lector para saber su conte-
el Monche, pues éramos compañeros duda. Vuelvo a insistir en la fuerte pre- nido debe leer el mismo número de
de página. Su columna tenía el nom- sencia de Aycardi en la vida cultural de ellas, ni una menos. A eso invito con
bre de Vendimia de los días y era la más esa Santa Marta de los cincuentas y esta vendimia de Ramón Aycardi, que
popular del periódico. No sé como se- sesentas. En su libro Sucesos en el Mag- nos lleva a una honda meditación
ría su arreglo económico con esa pu- dalena en el siglo XX, Jaime Villarreal cuando nos dice: “Para vivir hay que
blicación pues en esos tiempos uno Torres nos da una lista de quién es sentir la vida tan honda que haga
escribía porque le daba la real gana de quién en el mundo literario de ese de- daño.”
hacerlo, porque lo haría aunque no le partamento, y los nombres son los de Ramón Illán Bacca
pagaran. Aunque estábamos juntos en José Francisco Socarrás, Marzia de Profesor de la Universidad del Norte
Norbert Elías, uno de los exponentes menzaba a construir una universidad ciones que incluía partes de la socie-
más originales de la sociología con- moderna orientada hacia la ciencia: “la dad de la ciudad... Era absolutamen-
temporánea, observó alguna vez cómo Universidad formaba uno de los cen- te natural que hombres y ante todo
el Frankfurt de los años 20s y 30s co- tros de una amplia red de comunica- mujeres... asistieran con alguna re-
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gularidad a conferencias de profeso- da fundamentalmente a la generación tipología del profesor universitario que
res universitarios interesantes e in- de conocimientos, basada en progra- destaca al docente ideal: el profesional
citantes. Los problemas que allí sur- mas de doctorado y apoyada en una académico, profesor de tiempo comple-
gían se convertían en tema de conver- planta docente de tiempo completo y to y alta titulación, un académico mo-
sación de fiestas y reuniones socia- alta titulación. Se trata de un elemento derno que reúne las condiciones mí-
les de todo tipo; la información sobre de soberanía nacional y desarrollo nimas para el proceso de creación cien-
la vida personal de los profesores uni- social indispensable en tiempos de tífica de acuerdo con los estándares
versitarios prominentes también globalización; además, para una región de la comunidad científica internacio-
fluía con rapidez por los canales de como la costeña, se trata de una es- nal; se trata de un docente que, como
las conversaciones de estos dilatados trategia de calidad de la educación y ningún otro tipo social, hace suyas las
círculos sociales que... incluían... a edi- de la vida social en general, aún más, convenciones del mundo académico,
tores y libreros, sindicalistas y em- debería ser la principal prioridad para es decir, la “meritocracia” intelectual
presarios tanto como a funcionarios el Caribe colombiano. La universidad que constituye la esencia de una uni-
municipales y estatales” (Respeto y de investigación así concebida es ne- versidad moderna (Kant destacó el
crítica, Revista Colombiana de Socio- cesariamente una universidad públi- papel de los méritos intelectuales al
logía, nueva serie, Vol. III Nº 2, 1997, ca: en las estrechas condiciones de definir la característica central de los
p. 82). Se aprecia, en este cuadro de un país tercermundista, sólo el Esta- procesos académicos: que el sabio con-
una universidad intelectualmente es- do puede asumir el compromiso eco- trole al sabio, no el príncipe ni el buró-
timulante y ligada a los problemas so- nómico de construir un entorno espe- crata, siendo éste el verdadero signi-
ciales, que su eje es el profesor de cífico para la ciencia y el arte. Pensar ficado de la autonomía universitaria
gran calado científico, el héroe acadé- en estos términos exige superar el tan mentada como incomprendida).
mico que necesitamos construir en la tratamiento superficial de la educación Asimismo es, en el contexto de la edu-
región costeña. No por azar la socio- superior, pasto generalmente de can- cación superior, quien publica más y
logía del campo intelectual, de la uni- didatos y habladurías, para concen- sobre todo mejor, quien tiene más
versidad y del saber en general tienen trarse en el análisis científico de la prestigio e influencia tanto en la so-
en el profesor universitario uno de los universidad y del profesor universita- ciedad como en su respectiva institu-
temas más importantes y atractivos rio. El sociólogo costeño Fernando ción, y quien tiene más sentido críti-
de la actualidad. Más importante, por Uricoechea ha dedicado a este tema co y mejor forma opinión cimentando
increíble que parezca, que el de los un libro importante: La profesiona- sólidamente las costumbres democrá-
héroes de la cultura de masas (depor- lización académica en Colombia, que ticas. A través de los contrastes obli-
tistas, modelos, políticos, detergentes contó con el apoyo del Instituto de gados con los otros tipos docentes
y demás) porque se trata nada menos Estudios Políticos y Relaciones Inter- (profesor disciplinario, de tiempo com-
que del responsable inmediato de la nacionales (IEPRI) de la Universidad pleto sin alta titulación y pertenecien-
educación, de un personaje tan poco Nacional, la Fundación Ford y te a una de las disciplinas académi-
valorizado como vital e insustituible Colciencias. Nacido en Sucre (Sucre), cas que se dedica a la reproducción
en cuanto al cultivo de la mente. Es sociólogo de la Universidad Nacional del conocimiento antes que a la in-
necesario que la sociedad costeña con maestría y doctorado en sociolo- vestigación; profesor profesionalizante,
aprenda a tratar a los buenos profe- gía de la Universidad de California de tiempo completo sin alta titulación
sores universitarios con la misma con- (Berkeley), Uricoechea identifica el pro- y perteneciente a una profesión que
sideración y el mismo respeto que le ceso de profesionalización académica se concentra en transmitir las des-
otorga, por ejemplo, a los mejores como uno de los cambios más impor- trezas instrumentales del saber pen-
futbolistas. En una palabra, es nece- tantes vividos en las últimas décadas sando en el mercado de trabajo; y pro-
sario crear en la sociedad moderna, y por la universidad colombiana: de ocu- fesor de medio tiempo, más una super-
sobre todo en nuestras pobres socie- pación más o menos marginal, el pro- vivencia de tiempos pasados o una
dades de provincia, un nuevo espacio fesorado universitario o la educación expresión de clientelismo que un pro-
de valor simbólico: el héroe académico, de profesionales se ha convertido en fesional de la vida académica) se
un ejemplo social construido a partir una profesión en sí misma que exige intuyen elementos de calidad de la
del mérito intelectual que contribuya dedicación de tiempo completo como educación poco mencionados por dis-
a desplazar, al menos en parte, la criterio básico de calidad. Según cursos y medios de comunicación. Por
atención que ahora se brinda a perso- Uricoechea, la voluntad de hacer cien- supuesto, el libro de Uricoechea dice
najes varios de toda condición ética y cia que pueda tener una universidad muchas cosas más y debería ser lec-
moral. Íntimamente ligado a esto hoy está determinada por dos factores: alta tura obligatoria para directivos y pro-
se hace necesario introducir un tema dedicación (número y proporción de fesores y aún estudiantes de la uni-
poco mencionado en la sociología del profesores de tiempo completo) y alta versidad pública costeña; al cerrarlo
saber aunque indispensable en una titulación (docentes con magíster y/o se tiene la sensación agridulce de ha-
necesaria y futura organización doctorado). Basado en una muestra ber leído un texto serio sobre un asun-
estratificada de la educación superior estadística aplicada a los profesores to doloroso y esencial.
colombiana: la necesidad que tiene de las dos instituciones bogotanas
nuestro medio de una universidad de más parecidas a una universidad de Adolfo González Henríquez
investigación (research university, según investigación (Universidad Nacional y Departamento de Sociología,
la sociología norteamericana), dedica- Universidad de los Andes) elabora una Universidad del Atlántico
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