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El bebé hasta ahora era una fusión con la madre, no tenía consciencia
de su independencia. En su psiquis, hasta ahora, él era parte de su mamá y por
eso no le temía a los extraños. Si lo alzaba una persona a la que no conocía,
difícilmente lloraba, como también le sonreía a todos o era fácil dejarlo al
cuidado de varias personas diferentes, ej: un día una abuela, otro día una tía,
etc.
Pero al llegar al octavo mes todo cambia: comienza a reconocerse
como un ser independiente de mamá, esto quiere decir que al ver personas que
no conoce puede llorar o no sonreír más a todo el mundo, ya se da cuenta de
que hay "extraños".
Esta etapa se puede manifestar de varias formas, un ejemplo es cuando
la mamá se va de casa, él ya hace manifestaciones de desagrado, puede llorar
porque no quiere que se vaya; por eso es importante que la persona que lo
cuide sea conocida y lo pueda calmar, cosa que suele ocurrir a los pocos
minutos.
Otra posibilidad es que estando la mamá en casa, y si por ejemplo ella se
aleja un momento del lugar donde está el bebé (ej: si va al baño), es posible
que él llore y que al verla nuevamente se calme. Durante la noche, los niños que
atraviesan esta etapa suelen despertarse con más frecuencia para corroborar
que la mamá está. El padre también puede acudir a calmar al bebé; con él se
suele calmar también, aunque haya días que sólo se calme con la mamá.
Cada vez que mamá o papá salen de casa y él se queda, se le puede explicar
que se van y vuelven, es decir, pueden despedirse siempre ya que ellos
entienden nuestros mensajes.
No debemos irnos a escondidas.
Si estamos dentro de la casa, podemos decirle por ej.:"mamá se va al baño, ya
vuelve" y si llora hablarle a la distancia, también al oír la voz conocida se
calmará.
En esta etapa les encanta jugar a tapar cosas y que aparezcan, lo mismo que
taparse él y que aparezca, esto lo ayuda a elaborar las ausencias y presencias.
Consecuencias de dejar llorar a un bebé
El dejar llorar a los bebes puede ocasionar graves lesiones cerebrales
pudiendo impedir el correcto desarrollo de diferentes zonas importantes sobre
todo la zona que se encarga de la parte emocional, esto lo sabemos con
certeza gracias a la ciencia que desde hace unas décadas viene estudiando
el cerebro de grandes y pequeños.
¿Qué ocurre cuando se deja llorar a un bebe?
Cuando dejamos a un bebe sol@ en su habitación, se asusta, sus padres
no están cerca y no sabe qué va a pasar. Ante esta situación de stress el
cerebro responde liberando las hormonas del stress por excelencia que son la
adrenalina y el cortisol. Estas hormonas impactan sobre áreas del cerebro que
rigen las emociones a lo largo de nuestra vida y el lenguaje. Como
consecuencia los niños que no son atendidos lloran hasta que estas áreas se
colapsan. Como el cuerpo no podría aguantar durante mucho tiempo esta
situación, para contrarrestar se liberan una serie de sustancias (endorfinas,
serotonina, opiáceos) que provocan una bajada del stress (recibe un chute de
tranquilizantes naturales). Además cuando hay niveles altos de cortisol y de
serotonina se produce el vómito involuntario, es falso que los niños se
provoquen el vómito para llamar nuestra atención. Por lo tanto si tenemos en
cuenta que para el niño la hora de dormir había llegado y probablemente
haya pasado, que lleva llorando mucho rato y está agotado y además acaba
de recibir un “chute” de opiáceos, es normal que caiga rendido y se duerma,
pero no porque haya aprendido nada, simplemente está auto drogado.
¿Qué secuelas quedan a corto y largo plazo cuando se deja llorar a un bebe?
El niño aprende que nadie le va a hacer caso, que sus necesidades no
merecen ser atendidas y por eso dejan de llorar, pero no porque no necesiten
a sus padres. El hecho de colapsar repetidamente la amígdala puede
provocar niveles anormales de serotonina y esto se relaciona con depresión,
violencia, baja autoestima, ansiedad, síndrome de estrés postraumático.
Además los niveles altos y mantenidos de cortisol pueden ser tóxicos para el
cerebro llegando incluso a provocar pérdida neuronal. Por otra parte estos
niños aprenden a dormirse con un chute de opiáceos y serotonina y seguirán
necesitando esta dosis para dormir. Asocian dormir con estrés mientras que un
niño acunado, atendido, asocia dormir con relax y a la larga sabrá dormir solo.
“hay que ocuparse de los bebés”, ya que “no (les) logramos dar suficiente
importancia”. Hacemos caso de los consejos que nos incitan a descuidar los
llantos de los bebés, a hacerles esperar para que aprendan “que en la vida
no lo van a tener todo”. Lo hacemos pensando que les estamos educando y
haciendo un bien, creando a una persona con fuerza psíquica suficiente para
luchar contra los pormenores de la vida, contra las dificultades de la edad
adulta. El problema es que estamos anticipando los hechos y estamos
creando problemas e insatisfacciones a unas personitas que no están
preparadas para gestionarlas y superarlas. En resumen, dejando huella en
esta primera infancia que “es en realidad la base de la salud mental”.