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Afirma el autor cubano que la posición social del hombre adulto de la tribu se
media por el número de sociedades a que pertenecía, así como por los altos grados
recibidos en dichas sociedades. Habla Sosa de la existencia de sociedades femeninas
entre los Ekoi, que todavía a mediados del siglo XIX conservaban huellas de un sistema
social matriarcal anterior. Entre estas tribus existía la poderosa sociedad Ngbé, que
habiendo tenido un origen femenino, pasó a los hombres al arrebatarles estos la
primacía social a las mujeres.
Recuerda Sosa que la admiración por el leopardo estuvo muy extendida por
la zona sub-sahariana de África. Fue considerado semidivino y fue tabú ingerir su carne,
siendo el animal totémico de muchos reyes y jefes de las tribus de Oyó y Benin.
Resume en su libro el autor cubano el desarrollo de la sociedad leopardo
llamada Ekpe por los Efik y Ngbé por los Ekoi de la forma siguiente:
la condición inmigrante de los Efik y su establecimiento definitivo en
tierras del Viejo Calabar ya ocupadas por comunidades que se presentan en general
como de origen Ekoi: los Kwa y los Efut.
Sosa añade que ese espíritu selvático debe ser precisamente el del
leopardo, lo cual es confirmado por Simmonds que dice: en la esquina más alejada de la
casa hay un santuario privado en el que solo pueden penetrar los privilegiados en las
reuniones Egbo. El rugido del leopardo se simula con un aparato sonoro secreto llamado
Mboko. Cuando los hombres-leopardo producen el sonido, ocultan la habitación con
una cortina de tela teñida en la forma Ibo azul y blanco, Ukara, y cuelgan la hoja del
árbol Newbouldia laevis en la cortina para impedir la entrada de personas no
autorizadas. Los que manipulan el mecanismo producen tonos de nombres haciendo que
el mecanismo hable de forma análoga a las señales del tambor. El aparato es
considerado especialmente sagrado. La Sociedad del Leopardo posee un tambor
especial en el que se pintan signos secretos. El tambor a que nos referimos es
probablemente un tambor pequeño de madera con una sola membrana en el que se
pintan varios nsidibi o signos secretos solo comprensibles para los miembros de la
Sociedad Ngbe. La tela ekpe o ukara es una tela teñida en la forma Ibo con triángulos
alternantes azules y blancos;
en el diseño se presentan signos secretos especiales nsibidi.
En la Sociedad Leopardo antes citada los espíritus más poderosos eran los
del agua, que a veces eran representados por un pez, el cocodrilo o la serpiente acuática.
También eran muy numerosos los espíritus de la vegetación selvática. Obassi de los
Ekoi o Abassi de los Efik era un dios lejano sin culto específico, ya que para aquellas
tribus eran más importantes los espíritus de la naturaleza y los antepasados, que
actuaban como intermediarios entre el dios supremo y otros dioses celestiales y los
hombres.
Darril Forde en Comerciantes Efik del Viejo Calabar dice: El rugido del
leopardo se simula mediante un aparato secreto llamado Mboko,
probablemente un pequeño tambor de madera con una parte cubierta de piel, en la que
se pintan varios nsibidi o signos secretos solo conocidos por los miembros de Ekpe. Si
un acreedor acude a la sociedad para que un deudor le pague, un mensajero lleva el
tambor hasta la casa del deudor con su mensaje instándolo a aparecer en la casa-templo
para que se estudie el caso. La aparición del tambor con nsibidi subraya la importancia
y confiabilidad del mensaje.
Parece ser que a mediados del siglo XIX se infiltró en las agrupaciones de
Ñáñigos un sincretismo que fue contaminándolas hasta llegar a ser admitidos negros
criollos, mulatos y por último blancos.
Abakuá, que habla sido creada por negros Africanos esclavos no podía
sobrevivir sin aceptar en sus filas a negros nacidos en Cuba y posteriormente a
mulatos y blancos. El gran cisma del ñañiguismo fue motivado por el ingreso de
blancos propiciado por Andrés Facundo Cristo de los Dolores Petit, con el cargo de Isué
en la Potencia Bakokó Efor, el cual otorgó la iniciación en 1857 a algunos cubanos
blancos, ante la obstinada oposición de los Ñáñigos Efik.
Lidia Cabrera en su libro "La Sociedad Secreta Abakuá" afirma que fue esta última la
Potencia de la que surgirían todos los grupos mixtos de blancos y negros en Cuba.