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Noche preparatoria de las Jornadas Anuales de la EOL

Goce del síntoma-Goce del fantasma


por Silvia Salman

Buenas noches a todos, le agra-


dezco a la comisión organiza-
dora, la invitación a formar par-
te de la primera mesa que efec-
tivamente da comienzo al traba-
jo de las Jornadas. Les agradez-
co también la propuesta del
tema, el binomio goce del síntoma-goce del fantasma. Pero en particular les agradezco
la propuesta de poder hablar desde lo que no sabemos y me voy a apoyar firmemente en
esta posición, aunque suelo hacerlo, y hoy especialmente. También nos pidieron que no
escribamos, entonces lo que tengo son algunas notas y algunas referencias sobre las que
me apoyé para hablarles hoy. Voy a ir construyendo el texto a partir de estas notas, sobre
lo que me he preguntado y también sobre lo que todavía ni siquiera he podido terminar
de formular como pregunta.
En principio para comenzar, voy a partir de la pregunta que me hice para abordar esta
cuestión del goce del síntoma y el goce del fantasma: "¿en dónde se juega la relación
del sujeto con la pulsión?". Esto fue lo primero que me pregunté, y debo decir que el
tema de estas Jornadas Fantasma y Ficciones, trajo como recuerdo el trabajo que com-
partimos con Patricio hace dos años en relación al último Congreso AMP, en las noches
preparatorias. Desde ahí me han quedado y me han surgido más preguntas, voy entonces
a retomar algunas de esas preguntas: "¿En donde se juega la relación del sujeto con la
pulsión, en el síntoma, en el fantasma, en ambos?". ¿De qué modo? Y además "¿Qué
ficción se crea alrededor de cada uno?". 


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Apoyándome entonces en lo que no sabemos, hago aquí tres escansiones. La primera, es
lo que creo que sé, así que probablemente, compartimos ese saber. La segunda es una
intención de salir de lo que creo que sé, es decir, apuntando más claramente al no saber
y la tercera, verdaderamente es no saber lo qué les voy a decir en cierto punto.

Lo que se sabe: un saber compartido


En primera instancia respecto de lo que creo que sé, lo que creo que sabemos -porque
creo que hay cierto consenso respecto de eso- es lo que yo llamaría el binarismo. Este
binarismo que nos han propuesto trabajar y que es verdad que cuando pensamos en tér-
minos binarios -al menos para mí- algunas cosas se ordenan y se ordenan mejor, respec-
to de eso estamos más cómodos que respecto del no saber.
Para el binarismo del goce del fantasma y goce del síntoma me apoyé en dos tiempos de
la enseñanza de Lacan. El primero, en relación al goce del fantasma y que es la presen-
tación que hizo Patricio, pensé que se puede presentar como: "el fantasma y la pulsión
freudiana". En el escrito "Del trieb de Freud y el deseo del analista" Lacan se refiere a la
pulsión freudiana, entonces me interrogo: "¿habrá una pulsión lacaniana?". Esta es una
pregunta que me queda aún de aquella presentación.
Las dos referencias para abordar el fantasma y el goce del fantasma me parece que son
fundamentalmente el Seminario de "La lógica del fantasma" pero además, y creo que
Patricio también lo toma, "La Proposición del 9 de octubre del 67". Esta última es fun-
damental porque allí es donde podemos encontrar una teoría del final del análisis res-
pecto del fantasma. Y la otra referencia es el Seminario que acompaña la Proposición, el
Seminario 15, el Acto Analítico, menos explorado en general porque aún no está edita-
do y que es verdaderamente crucial para el tema de estas Jornadas porque a lo largo de
todo el Seminario Lacan trabaja la cuestión del fantasma y la desarticulación del fan-
tasma que va a desembocar en la Proposición del 67.
Es en ese Seminario -el del acto- en la clase del 28 de febrero del 68, que encontré una
referencia que la quiero compartir con ustedes porque creo que sirve para esto que quie-
ro debatir. Dice así: "El fantasma no es más que un montaje gramatical donde se ordena,
siguiendo distintas alteraciones, el destino de la pulsión, de modo que no hay otra forma

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de hacer funcional al yo, je, en su relación al mundo que, haciéndolo pasar por esta es-
tructura gramatical". Me pareció una referencia preciosa para el tema de las Jornadas
porque está el fantasma, que es un montaje gramatical que ordena, dice Lacan, siguien-
do distintas alteraciones del destino de la pulsión. Es decir que, ordena algo del orden de
lo pulsional, entonces aquí ya tenemos una idea: que el fantasma implica un orden y que
le da un orden a la pulsión. Y además agrega, y es lo que me parece interesante por el
subtitulo de las Jornadas “el psicoanálisis y sus relaciones con la realidad”, que no hay
otra manera de armarse una relación con el mundo si no es pasando por esta estructura
gramatical. Es decir que el fantasma, en sus relaciones con la realidad, orienta.
Tres cuestiones quiero destacar de esta fórmula, primero que el fantasma es un aparato
que aloja un destino posible de la pulsión, lo que deja abierta la pregunta respecto de, si
no lo hay o en su más allá -cuando hemos podido ir más allá- cuál es ese destino de la
pulsión. Segundo, que es bajo la forma gramatical, me parece crucial porque de ahí se
puede desprender un saber, el goce que se juega en el fantasma es del orden del sentido,
un goce sentido. Tercero, que da un orden también me parece fundamental, durante mu-
cho tiempo lo hemos trabajado y especialmente para el Congreso AMP del 2014 bajo el
concepto de perturbar la defensa. Perturbar la defensa es también desordenarla, es decir
que si el fantasma introduce un orden, el análisis iría en el sentido de desordenar algo de
ese orden que el fantasma construyó.
Y por último, querría destacar que ese destino de la pulsión al que se refiere Lacan pa-
recería estar centrado en el objeto, en el objeto a, es decir que nos trae otra de las cosas
que sabemos: que es un real localizable, que el fantasma permite localizar un real. In-
clusive -aunque no es de esta época- en el Seminario 20 Lacan dice que el objeto a es la
parte elaborada del goce. Entonces, a la vez que localiza el objeto, localiza un real, y en
ese movimiento también hace existir al Otro, ya que la pulsión va a buscar el objeto al
campo del Otro. Así, tenemos los elementos de la fórmula del fantasma. Esto respecto
del goce del fantasma.
Ahora, respecto del síntoma, así como dije: "fantasma y pulsión freudiana", me animo a
decir: "síntoma y pulsión lacaniana", sin saber muy bien lo que quiero decir, me apoyo
fundamentalmente en la última enseñanza de Lacan para situar algo del goce del sínto-
ma, en el “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11", en donde encontramos tam-

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bién una teoría del final del análisis, al menos señalada por J- A. Miller, en relación a la
satisfacción. Así como en la Proposición del 67 la teoría del final del análisis recae so-
bre el fantasma, en este texto recae sobre el síntoma. Y junto con el Seminario 23 “El
sinthome” lo que se pone de relieve es una dimensión de la satisfacción que ya no es del
orden del goce sentido sino fuera de sentido.
Se acuerdan como empezaba el texto: “cuando un lapsus ya no llama a un sentido, o in-
terpretación, recién ahí estamos seguros que estamos en el inconsciente”, con un agre-
gado que hoy no lo voy a trabajar pero que me parece fundamental y que es: “uno lo
sabe”. Porque es la primera vez que Lacan, al menos en mi lectura, habla del incons-
ciente y del uno lo sabe, porque el inconsciente desde el comienzo implica un no saber,
un no sabido. Entonces, no me parece menor que él diga uno lo sabe, creo que ahí la
satisfacción es lo que le da peso a ese “uno lo sabe”.
En el Seminario 23 Lacan se refiere al sinthome, como una sustancia cuyo soporte es la
función del agujero, es decir que ahí tenemos otra cosa que el objeto a. Tal vez esto
puede servir para pensar algo sobre la pulsión. En la página 123 Lacan se refiere a la
pulsión como deriva pulsional, ni trayecto, ni circuito, ni recorrido, deriva. Esta deriva
es lo que vuelve inanalizable el sinthome. Es decir que el fantasma pareciera ser anali-
zable, tal vez por esa estructura gramatical y el sinthome al menos a partir de esta refe-
rencia pareciera ser inanalizable a causa de esta deriva pulsional, de ese agujero.
Entonces, en este binarismo sobre lo que creo que sabemos, hay goce sentido del fan-
tasma y hay goce fuera de sentido en el síntoma. Eso para atenerme a la pregunta que
me hicieron.

“Salgamos a estirar las patas”: salir de lo que se sabe


El segundo paso que quiero dar para salir de lo que creo que sé, del binarismo, me gusta
cuando Lacan en el Seminario 16 se cuestiona el estructuralismo y dice: “salgamos a
estirar las patas”, les propongo salgamos a estirar las patas respecto del binarismo y
debo decir que acá me oriento mucho más por J- A Miller. Así como J-A Miller nos
plantea el binarismo también nos plantea la salida del binarismo. Para empezar quiero
compartir con ustedes - lo que ya trabajamos aquella vez para el Congreso- que no hay
dos goces sino que hay un solo goce que está dividido en su interior mismo. El sujeto

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está dividido en cuanto a su goce, hay una división interna al goce, lo cual sitúa un pro-
blema o no, lo veremos.
Síntoma y fantasma están hechos de un mismo y único goce esa es la propuesta para
salir del binarismo. ¿Y en donde me apoyo? En tres lugares que puedo leer en una se-
cuencia con bastante tiempo entre sí. En primer lugar “Piezas Sueltas”, página 108, año
2005 Miller dice: “hay una escisión interna al goce”. Es el capítulo “Del objeto a al
sinthome” que de algún modo expresa ese recorrido. Ahí puedo aislar dos dimensiones.
La primera que retoma de Lacan en Televisión, es la fórmula: hacer pasar el goce a la
contabilidad. De esta fórmula se puede deducir que hay un goce previo. Hay un goce
previo, que es uno.
Pero también, al referirse a una escisión interna al goce, Miller plantea que eso implica
una oposición entre homeostasis y repetición. ¿Y eso que quiere decir? que hay un goce
que incluye lo que lo perturba, y no que hay dos goces. Hay un goce que incluye lo que
lo perturba que es la insistencia de la pulsión de muerte, y en el seno mismo del princi-
pio del placer lo que empuja es el más allá del principio del placer.
Varios años después en la Conferencia hacia el Congreso AMP sobre sobre el Cuerpo
hablante, dice que “el cuerpo hablante está dividido en cuanto a su goce”. ¿Y cómo lo
formula? Por un lado el goce del cuerpo, que es un goce de sí mismo, el autogoce del
cuerpo y por otro lado un goce fuera de cuerpo es decir a través de la palabra que se
apoya y se reparte entre los objetos a. Es decir dividido en cuanto a su goce entre cuerpo
y palabra.
Y en la última Conferencia que Miller dio en Río, vuelve a introducir esta división a mi
entender, cuando hace la distinción entre el inconsciente que procede de la pura lógica y
el inconsciente que procede del puro goce, el que propone que trabajemos. Ese incons-
ciente de puro goce procede del cuerpo hablante y lo define del siguiente modo: “el
hombre se sirve del cuerpo para hablar”. En aquella Conferencia lo que él quiso resaltar
es que la fórmula del cuerpo hablante no abre la puerta a la palabra del cuerpo, sino que
abre la puerta a que el hombre se sirve del cuerpo para hablar. Ahí no veo -yo por lo
menos - cual sería exactamente la división. Me parece que la fórmula: “el hombre se
sirve del cuerpo para hablar”, concentra el goce del cuerpo y el goce del hablar en una
misma sustancia.

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Y la última referencia, solo para mencionarla, que he trabajado en varias ocasiones
cuando era AE, es de “Sutilezas analíticas” : “Robar el goce a escondidas en el fantas-
ma”. Aquí también encuentro la idea de que se trata de un solo goce. Mientras el fan-
tasma funciona, el síntoma se encuentra animado por el fantasma. Cuando uno deja de
robar el goce a escondidas en el fantasma, es decir cuando deja de desconocer la causa
que lo determinaba en el fantasma, entonces ahí se puede captar el goce del síntoma
como modo de funcionamiento.

Lo que no se sabe
Por último, lo que seguro no sé, es una cita del Seminario 23 de Lacan que encontré
hace tiempo y que cada vez que la leo, me detengo porque me parece que es fundamen-
tal pero la verdad no puedo ni siquiera interpretarla, entonces la voy a compartir con
ustedes porque pienso que tal vez pueda servir para las Jornadas. Está en la página 75 y
76 del Seminario 23, el capítulo “Joyce estaba loco” que es donde vuelve a preguntarse
a partir de qué uno se vuelve loco. Y para responder marca una disyunción entre lo ver-
dadero y lo real que todos conocemos y dice que en Freud resulta evidente esa disyun-
ción; lo verdadero causa placer y esto lo distingue de lo real. Lo real dice, no produce
forzosamente placer, está claro que en este punto distorsionó algo de Freud, y agrega:
“intento hacer notar que, el goce pertenece a lo real.¨ Hasta ahí más o menos vamos,
pero luego dice: “esto me acarrea enormes dificultades” - lo que me dejó tranquila por-
que si para él eran dificultades- en primer lugar porque lo que está claro es que el goce
de lo real implica el masoquismo. Pero sigue: “el masoquismo es lo máximo del goce
que da lo real”.
Cada vez que me encuentro con esta frase pienso, acá hay algo. ¿Qué quiere decir lo
máximo del goce? ¿Se refiere a la intensidad? ¿se refiere a eso que hay que ir a buscar?
¿Se refiere a lo máximo del goce en el síntoma? ¿Lo máximo del goce en el fantasma?
Ese masoquismo también puede hacer referencia al súper yo o al masoquismo feme-
nino. En todo caso y es una de las razones de traer esta referencia aquí, el fantasma tiene
estructura masoquista por excelencia en relación al Otro. Es decir que el masoquismo
nos interesa para pensar la cuestión del fantasma, aunque creo que aquí no se refiere a
esa dimensión. Me pregunto, qué es este máximo. Y si nos sirve para situar más allá del

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goce del síntoma y el goce del fantasma, la sustancia como una, la sustancia gozante,
única, intensa y opaca.
Esto es lo que puedo compartir con ustedes.

Desgrabación: Débora Sznaider


Edición: Paula Szabo
Establecimiento: Débora Nitzcaner
Texto revisado por el autor

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