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DERECHO NATURAL

(FILOSOFIA DEL DERECHO)

1. Introducción:

El planteo inicial del tema pasa por analizar si además del derecho positivo creado
por una sociedad determinada existe un derecho dado de antemano y que tenga por
característica ser superior a aquél.
La cuestión no es nueva ni sencilla. Decimos que no es novedosa porque el debate se
retrotrae a las primeras civilizaciones de la humanidad (hebreos, babilóneos, asirios,
egipcios, indúes y chinos entre otros pueblos1) y tiende a reciclarse permanentemente. Es
dable advertir que en los últimos tiempos, especialmente luego de la segunda guerra
mundial, hay un auge sustancioso de las ideas que promueven el derecho natural.
Ya en otro aspecto, referíamos que se trata de un tema complicado, para ser más
exacto “controvertido”, ya que en la creencia o no del derecho natural se instala un
problema de valores. Dicho de otra manera, el tema presenta ribetes de índole filosófico,
sociológico, teológico, etc., lo que hace que, para un abordaje correcto, tenga que
incursionarse en varias ciencias. Con frecuencia el tratamiento de la temática suele exceder
el marco de la pasión normal y en este sentido se generan discusiones de alto contenido
emotivo.
Pablo Ramella enseñaba que uno debe preguntarse en primer lugar si existe realmente
este derecho. En caso afirmativo -agregaba- debemos interrogarnos acerca de su estructura,
contenido y caracteres, para finalmente consultar cuál es la vía adecuada para llegar al
conocimiento del derecho natural, obtener certezas y superar las críticas2 .
Consideramos prudente iniciar el estudio del derecho natural en la Grecia clásica o
preclásica, pues es lugar común dentro de la historia de Occidente.

2. Derecho natural: preclásico y clásico en Grecia y en Roma.

A. Preclásico o presocrático: considerando que la filosofía en Grecia cumplió un


papel relevante y fundante en el resto de las ciencias y artes, no debe abandonarse la idea de
como ésta influenció al derecho.
Los griegos presocráticos centraron su atención en el COSMOS. Esta idea
“cosmológica” nos indica un orden superior imperante en el Universo que le presta al
mundo su armonía no dejando que sea un “caos” (precisamente su opuesto).
No hay que soslayar la fuerte influencia de la teología en este período, tal cuestión
puede verse con claridad en los escritos de Hesíodo cuando ilustra diciendo “los jueces son

1Puede verse: “Filosofía del Derecho. Derecho Natural y positivo”; Cathrein, Víctor;
Capítulo 4; Editorial Reus, España, año 1916.

2“Introducción al derecho”; Ramella, Pablo y Lloveras, Antonio; pág. 114; Editorial:


Universidad Católica de Cuyo (San Juan); año 1980.
devoradores de presentes que aplican las leyes con retorcidas sentencias ... pero el ojo de
Zeus todo lo ve y todo lo penetra y no se le escapa qué clase de justicia encierra una ciudad
en sus muros”.
Heráclito de Efeso, llamado “el oscuro”, decía que “todas las leyes humanas son
nutridas por una única ley, la divina, cuyo poder se extiende según su deseo, basta para todo
y a todos sobrepasa”. Hay en este filósofo presocrático un apego hacia el “orden impecable ,
que produce armonía y procede de un principio inteligente, un logos que gobierna todas las
cosas... este COSMOS fue y será eternamente viviente y rige no sólo el universo sino que
también se transfunde en leyes humanas”, por eso para el efesiota la legislación cósmica es
el fundamento del derecho de los hombres.
Parménides3 dijo que se había apartado del sendero de los hombres para escuchar el
“espíritu del Derecho y la Justicia”. Por su parte Anaximandro ratificaba esta idea indicando
la existencia de una justicia (Dike) cósmica que gobierna el mundo y hace que las partes se
correspondan las unas con las otras.

Tal vez la referencia más trascendente en las letras sobre la existencia del Derecho
Natural se encuentre el una destaca obra de teatro: ANTÍGONA, cuyo autor fue Sófocles.
Antígona, llamada la “heroína del Derecho Natural”, reclama ante el Rey el cuerpo de su
hermano muerto en batalla para darle sepultura, ante la negativa de la “autoridad” (ley
positiva), ella alega con sobrados fundamentos invocando una ley universal, superior a la del
Rey que le permitiría acceder a ese derecho “humano”.

B. Grecia Clásica:

Cuando uno habla de la “clásica Grecia”, prontamente asisten a la mente la imagen


de Sócrates, Platón y Aristóteles. Esto no se trata de una cuestión caprichosa, ya que esta
trilogía de pensadores es sin lugar a dudas lo más claro y representativo de la filosofía
griega.
1. Sócrates: Afirmaba la existencia de un derecho natural al cual debían responder las
leyes humanas para guardar armonía. La ley -decía- no es simplemente lo que se cree legal
ni tampoco los decretos o resoluciones, sino que “es el descubrimiento de lo que es”. A
pesar de ello, llegó a sostener que aunque la ley humana fuere injusta debía acatarse igual
para guardar la coherencia citada.

2. Platón: el centro de la doctrina platónica gira en torno a “las Ideas”, dándole


éstas unidad y coherencia al conjunto. El mundo de los sentidos es engañoso y en
consecuencia testimonian equívocos, porque la auténtica, verdadera y cierta realidad es la de
las Ideas , que habitan “eternamente en un lugar del cielo”, de esta forma las cosas de este
mundo no son más que sombras, imágenes de las Ideas respectivas. En definitiva las cosas
SON en la medida que reproducen fielmente la Idea respectiva.

3Quien supo ser protagonista de la inevitable polémica con Heráclito sobre si las
cosas existían por y para siempre o si cambiaban permanentemente (dialécticamente) en un
constante devenir.
En base a esto sólo será verdadera y auténtica la LEY que sea hecha a semejanza de
la LEY IDEAL, por lo que se advierte un iusnaturalimo en sentido amplio.

3. Aristóteles: en primer lugar distingue en “lo justo por naturaleza y lo justo porque
así lo establecen las leyes humanas. Así dice: “lo que es justo en la ciudad, lo es por
naturaleza o por ley , lo justo por naturaleza es aquello que en todas partes tiene la misma
fuerza y no depende de las diferentes opiniones; lo justo legal es aquello que resulta ser justo
porque se establece como tal”.
Así vemos que lo justo natural es expresión de una justicia objetiva y, como tal,
inalterable y permanente. Lo justo legal en cambio , es aquello cuya justicia le viene de que
haya sido así establecido en leyes humanas, siendo una justicia ocasional, circunstancial.
También solía denominar a esta distinción ley particular (la ley de cada pueblo) y ley
común (a la ley según la naturaleza). Al trasladarse este planteo a Roma siglos después se
tratará del ius civile (propio de cada pueblo) y del ius gentium (de todos los pueblos)4 .

4Cfr.: “Lecciones de Teoría del Derecho y Derecho Natural”; Fernández Galiano,


Antonio y de Castro Cid, Benito; Pág. 229/307; Editorial Universitas, Madrid, año 1995.

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