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Agnes Aflaló
HOMO-SEXUALIDAD FEMENINA Y ESTRAGO 1
Lacan ha podido decir que una mujer para un hombre es un síntoma y que un
hombre es para una mujer un estrago. ¿Entonces cómo calificar una mujer
para otra mujer homosexual? ¿Es un partenaire síntoma o un estrago? Al
considerar el caso princeps de La joven homosexual de Freud comentado por
Lacan en particular en el Seminario IV, ella está masivamente identificada al
padre, por lo tanto a un hombre. La joven homosexual ocupa una posición
masculina en el inconsciente.
La Orientación Lacaniana
Retomo aquí los desarrollos de J.-A. Miller de sus cursos L'Autre qui n'existe
pas... con E. Laurent (96-97) y Le Partenaire sympthôme (97-98). J.-A. Miller ha
mostrado que era necesario resituar las propuestas de la última enseñanza de
Lacan a partir del Seminario Aun.
1
. Original publicado en francés en Ornicar? digital 193.
1. El primer enunciado de Lacan concierne al partenaire sexual como síntoma.
¿En qué sentido podemos decir que el partenaire, el Otro de la pareja es un
síntoma? El problema que hay que resolver es el vínculo del sujeto y del Otro.
¿Cómo implicar al Otro en el goce cuando en Aun, Lacan muestra que
fundamentalmente el goce es auto-erótico? De entrada, para Lacan el goce
fálico no abre al Otro. Es goce del cuerpo propio, goce del cuerpo como uno,
no como Otro. Si hay un goce que se remite al Otro y este goce no es fálico,
entonces sólo puede ser sintomático. Si es pertinente evocar al Otro a nivel del
goce, este Otro sólo puede situarse a nivel de síntoma. Está aquí solamente a
título de síntoma. Hablar del partenaire-síntoma es decir que el ser hablante no
va a buscar en el Otro, el significante. Lo que busca, su búsqueda, es goce que
se debe encontrar a partir del Otro.
Decir que la relación al Otro pasa por el goce, es decir que pasa por el síntoma.
Dicho de otra manera, entre el hombre y la mujer, hay síntoma. Entre dos
hombres, hay síntoma. Entre dos mujeres, hay síntoma. La relación de pareja
implica que el Otro se vuelva síntoma del hablanteser, es decir un medio de
goce. Marie-Hélène Brousse lo ha recordado cuando se refería a las
conferencias 17 y 23 de la Introducción al psicoanálisis de Freud y a los
desarrollos de J.-A. Miller en El síntoma charlatán: el síntoma es un medio de
goce. Por lo tanto hay una equivalencia formal entre el síntoma y el Otro en el
sentido que el Otro es una cristalización de goce.
En Aun, tenemos una nueva definición del Otro: el Otro es, medio de goce y
doblemente:
Esta nueva definición del Otro conlleva una nueva teoría del amor. La tesis de
Lacan en Aun es que la abertura al Otro solo es posible vía el amor. Esta
nueva definición del amor supone que el amor no es solamente búsqueda de
significante, es una búsqueda de goce. El amor está tejido de goce y su
matema es S(A/). Es con este mismo matema que Lacan define después, el
goce femenino, en la página 101.
En el capitulo V del Seminario XX, Lacan aísla primero un nuevo goce, bla-bla
que llama la otra satisfacción. Es el goce del significante. Luego, considera que
este goce de la palabra es especialmente el goce femenino suplementario:
"S(A/) no es nada más que el goce de la mujer". Lo explica a partir de la carta
de amor. En efecto, el amor es la demanda de que el Otro hable, que diga su
falta, S(A/). No obstante la demanda de amor no es sólo demanda de
significante. Es una demanda que quiere obtener un plus-de-goce a partir del
significante del Otro. En este sentido, el amor es búsqueda de sustancia, una
búsqueda de ser. Esta búsqueda no tiene límite por definición porque el
significante no puede representar el plus-de-goce. Dominique Laurent y
Véronique Mariage han aclarado este punto en sus respectivos informes del
pase. La demanda de amor es una búsqueda infinita de substancia, sin límites.
Es por eso que S(A/) es el matema del amor. Pero S(A/) que escribe el sin
límites, el no-todo de la mujer es también el materna del goce del amor. S(A/)
es el matema del goce femenino y su nombre es el estrago. Es su carácter sin
límites que confiere a este plus-de-goce del síntoma, su carácter estragador.
Destaquemos aquí con J.-A. Miller, que el estrago no es lo simétrico del
síntoma. El estrago se ubica en el lugar de una construcción lógica: que hace
de él, la otra cara del amor, su cara de goce infinito. Estrago y amor tienen el
mismo principio que es S(A/): es el no-todo en el sentido de sin límites. Para
una mujer, el amor conlleva el imperativo de que el Otro la ame y para eso
tiene que hablar, tiene que decir el significante de su ser que la haría por fin
toda.
La teoría de Aun es que el partenaire del sujeto no es el Otro sino lo que viene
a sustituirse al Otro bajo la forma de causa de deseo. La sexualidad es un
ropaje del plus-de-goce y está en impasse. Lacan define así el partenaire del
sujeto a partir de su modo de goce especifico. Por lo tanto es el modo de goce
del sujeto el que define el partenaire como síntoma o estrago. Resulta pues
importante diferenciar las modalidades del goce masculino y femenino, lo que
sólo puede hacerse por la lógica. La única vía de abordaje del goce es la vía
lógica ya que el goce es rebelde al decir. La lógica del goce es lo que Lacan ha
llamado la sexuación y la ha establecido en L'Étourdit. El partenaire del hombre
debe obedecer a la lógica del todo y el partenaire de la mujer obedece a la
lógica del no-todo.
Lado hombre: el sujeto sólo tiene que vérselas en tanto que partenaire con el
objeto a. Solamente puede alcanzar a su partenaire en tanto que es la causa
de su deseo. $—>a no es nada más que el fantasma. El partenaire-síntoma es
una unidad de goce. Es un uno que vale como todo conforme a la sexuación
masculina. Es una unidad de goce localizada, limitada y finita.
Lado mujer: el partenaire se desdobla en Φ y todos los objetos que pueden
tomar el valor fálico (niños...) y S(A/). Ya que la mujer no está toda inscrita en la
función fálica. Y la exigencia de que el partenaire sea no-todo hace de S(A/), el
partenaire de una mujer.
Este modo de goce exige que el Otro ame y que hable. Es la razón por la cual
Lacan pone aquí en serie el amor místico y el amor cortés. El plus-de-goce es
ilimitado e infinito a nivel de la palabra y des localizado a nivel del cuerpo.
Podemos decir que del lado hombre, el deseo pasa por el goce y requiere el
plus-de-goce. Mientras que del lado mujer el deseo pasa por el amor.
Amor místico y amor cortés son dos modalidades de un amor cuyo goce hace
impasse sobre el cuerpo. El goce sentido es el de S(A/). Esthela Solano des-
pliega rigurosamente esta lógica del arrebato en Santa Teresa de Ávila. Goce
místico y goce femenino están claramente articulados. Nosotros abordaremos
la importancia del amor cortés en ciertos casos de homosexualidad femenina
en la última parte de este trabajo. La relación con lo sagrado está presente
pero de manera diferente. Se trata de consagrarse religiosamente a hacer
existir al Otro.
Del lado mujer, el goce de amor es sin límites. El modo de goce es S(A/) y el
partenaire de este goce infinito es un partenaire de estrago ya que falta el
principio de limitación del síntoma. Es la ilimitación del síntoma que lo
constituye como estrago. Del lado mujer, a debe ser sustituido por S(A/), este
Otro del deseo que debe hablar para que una mujer reconozca en él su objeto.
Con Aun, Lacan acentúa el estatuto auto-erótico del goce. El hombre, como la
mujer, sólo os partenaire de su soledad a nivel de su goce. Si la palabra va
hacia el Otro, entonces la esperanza, es la de la castración. Es decir que una
parte de este goce autístico sea perdido para que se reencuentre bajo la forma
de objeto perdido en el Otro, el partenaire.
El Otro tiene que encontrarla a faltar, decírselo y demostrárselo. Los dichos del
Otro tienen que otorgarle el estatuto de objeto precioso agalmático. El
partenaire tiene que hacerle la confesión de lo que le falta: S(A). Es esta la se-
ñal de la castración del Otro que es buscado para gozar de él. Pero esta
castración se ve enseguida colmada, pues el sujeto viene a ocupar el lugar de
la falta. Posición insostenible, porque en cuanto la alcanza, el sujeto
desaparece. Es por eso que la maniobra de esta puesta en escena debe ser
constantemente recomenzada. El sujeto debe ser siempre escogido de nuevo,
ser el elegido. A falta de simbolizar la situación, el sujeto la repite sin cesar en
la escena imaginaria. Este amor idealizado para la madre o el amor cortés para
la Dama reposa sobre la pareja madre-hija.
Al lado del amor idealizado también hay una voluntad de goce y es lo que
comporta la estrategia amorosa: la voluntad de producir una división en el
partenaire sexual para poder gozar de esta división. Es esta posición de
atormentador que emparenta, a mi juicio, este tipo de homosexualidad
femenina con la perversión. Se trata para el sujeto, de infligir al partenaire el
mismo trato que le afectó antaño en el momento del dejar caer. Y
consecuentemente degradar, humillar y maltratar al partenaire. La
fenomenología clínica varía con la particularidad de cada escena traumática.
Pero la degradación del partenaire es solidaria a la maniobra del amor
idealizado que debe dar al sujeto el estatuto del uno de excepción.
En la vertiente de los pasajes al acto suicidas: el sujeto bascula en el lugar del
objeto atormentado. Es maltratado, humillado y degradado. El goce masoquista
de la injuria es el reverso del goce de la palabra de amor. El hundimiento es
entonces total. El afecto depresivo se incrementa con ideas suicidas. La
amenaza de ruptura del lazo amoroso produce un sentimiento de dejar caer
idéntico al ocurrido durante la infancia. El sujeto se encuentra de nuevo sin
recursos y se precipita en una serie de pasajes al acto suicidas. La pérdida de
amor vale ahora como una castración real que el sujeto sigue rechazando. Es
siempre en este contexto que se formula una demanda de análisis. Esta nueva
efracción de goce que empuja al sujeto a arrojarse fuera de la escena, Freud la
ha aislado en La joven homosexual con la Niederkommt. Lo que cada una de
estas pacientes muestra con esta condensación de goce masoquista de los
pasajes al acto es, a mi parecer, la relación estructural entre ese dejar caer de
la infancia y el Niederkommt de la edad adulta. Este salto fuera del cuadro del
fantasma pretende obtener en corto circuito en el Otro, el niño siempre
esperado del padre. Caer como un objeto de desecho realiza "el
alumbramiento" del niño siempre esperado del padre, pero desvalorizado. El
suicidio pretende complementar al Otro con el goce masoquista, es decir
desmentir la castración.
2
N.T. En francés pas-du-tout es una negación fuerte. Lacan hace en L´Etourdit un juego de
palabras utilizando la negación para hacer resonar con el no-todo del lado mujer de las
formulas de la sexuación.