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El comunismo es un movimiento político

objetivos: formar una sociedad sin clases

. el ateísmo constituye la esencia misma del marxismo. No sirve de nada soñar con un marxismo
separado de su irreligión orgánica y que limite su ambición a una reforma de las estructuras de la
economía. El ateísmo integral proporciona a «Marx- Engels» la base de su doctrina, ese
«materialismo histórico» para el que la sociedad y la moral de los individuos están determinados
por las formas de producción. A partir de esta comprobación se desarrolla el movimiento
«dialéctico» del marxismo, que ve en la historia una permanente lucha de clases entre aquellos
que poseen, ya los que la defensa de sus intereses «deshumaniza» , y aquellos que no poseen, ya
los que su condición de dependencia «aliena» . Hegel, cuyo pensamiento iba de la Idea a lo real,
desembocaba en un vago espiritualismo conservador muy grato para el gobierno prusiano, el cual,
de acuerdo con esta doctrina, resultaba ser el mejor de los gobiernos posibles, puesto que
constituía, bajo la jurisdicción del maestro, la última encarnación de la Idea. Pero Karl Marx,
discípulo irrespetuoso, dará la vuelta a la lógica de Hegel como a un guante. Irá de lo real a la Idea,
y como por arte de magia, todo aquello que en la filosofía del hijo del pastor llevaba al
conservadurismo, en la del nieto del rabino conducirá a la revolución. Al ser una emanación de las
clases poseedoras, el gobierno prusiano, al igual que todos los gobiernos del mundo, no es sino un
momento de la dialéctica: también lo es la burguesía, cuyo inevitable conflicto con su antítesis
social, el proletariado, trae necesariamente la revolución, en la cual dicha burguesía, reducida por
la concentración de riquezas a un número cada vez menor de poseedores, quedará sumergida y
liquida da por la masa creciente del proletariado. Una vez victoriosa, la clase obrera abolirá la
propiedad privada de los medios de producción y de intercambio, salvando, a la vez, en el paraíso
sintético de la sociedad sin clases, a todos los hombres liberados del sistema económico que
deshumanizaba a unos y alienaba a otros.

I. POSICIÓN DE LA IGLESIA FRENTE AL COMUNISMO

Condenaciones anteriores

4. Frente a esta amenaza, la Iglesia católica no podía callar, y no calló. No calló esta Sede
Apostólica, que sabe que es misión propia suya la defensa de la verdad, de la justicia y de todos
aquellos bienes eternos que el comunismo rechaza y combate. Desde que algunos grupos de
intelectuales pretendieron liberar la civilización humana de todo vínculo moral y religioso,
nuestros predecesores llamaron abierta y explícitamente la atención del mundo sobre las
consecuencias de esta descristianización de la sociedad humana. Y por lo que toca a los errores del
comunismo, ya en el año 1846 nuestro venerado predecesor Pío IX, de santa memoria, pronunció
una solemne condenación contra ellos, confirmada después en el Syllabus. Dice textualmente en
la encíclica Qui pluribus: «[A esto tiende] la doctrina, totalmente contraria al derecho natural, del
llamado comunismo; doctrina que, si se admitiera, llevaría a la radical subversión de los derechos,
bienes y propiedades de todos y aun de la misma sociedad humana»[1]. Más tarde, uno
predecesor nuestro, de inmortal memoria, León XIII, en la encíclica Quod Apostolici numeris,
definió el comunismo como «mortal enfermedad que se infiltra por las articulaciones más íntimas
de la sociedad humana, poniéndola en peligro de muerte»[2],

El comunismo es la doctrina de las condiciones de la liberación del proletariado

El proletariado es la clase social que consigue sus medios de subsistencia exclusivamente de la


venta de su trabajo, y no del rédito de algún capital; es la clase, cuyas dicha y pena, vida y muerte
y toda la existencia dependen de la demanda de trabajo, es decir, de los períodos de crisis y de
prosperidad de los negocios, de las fluctuaciones de una competencia desenfrenada. Dicho en
pocas palabras, el proletariado, o la clase de los proletarios, es la clase trabajadora del siglo XIX.

El proletariado nació a raíz de la revolución industrial, que se produjo en Inglaterra en la segunda


mitad del siglo pasado y se repitió luego en todos los países civilizados del mundo. Dicha
revolución se debió al invento de la máquina de vapor, de las diversas máquinas de hilar, del telar
mecánico y de toda una serie de otros dispositivos mecánicos. Estas máquinas, que costaban muy
caras y, por eso, sólo estaban al alcance de los grandes capitalistas, transformaron completamente
el antiguo modo de producción y desplazaron a los obreros anteriores, puesto que las máquinas
producían mercancías más baratas y mejores que las que podían hacer éstos con ayuda de sus
ruecas y telares imperfectos. Las máquinas pusieron la industria enteramente en manos de los
grandes capitalistas y redujeron a la nada el valor de la pequeña propiedad de los obreros
(instrumentos, telares, etc.), de modo que los capitalistas pronto se apoderaron de todo, y los
obreros se quedaron con nada.

La clase de los grandes capitalistas, que son ya en todos los países civilizados casi los únicos
poseedores de todos los medios de existencia, como igualmente de las materias primas y de los
instrumentos (máquinas, fábricas, etc.) necesarios para la producción de los medios de existencia.
Es la clase de los burgueses, o sea, burguesía. II. La clase de los completamente desposeídos, de
los que en virtud de ello se ven forzados a vender su trabajo a los burgueses, al fin de recibir en
cambio los medios de subsistencia necesarios para vivir. Esta clase se denomina la clase de los
proletarios, o sea, proletariado.

¿Cómo debe ser ese nuevo orden social? Ante todo, la administración de la industria y de todas las
ramas de la producción en general dejará de pertenecer a unos u otros individuos en competencia.
En lugar de esto, las ramas de la producción pasarán a manos de toda la sociedad, es decir, serán
administradas en beneficio de toda la sociedad, con arreglo a un plan general y con la
participación de todos los miembros de la sociedad. Por tanto, el nuevo orden social suprimirá la
competencia y la sustituirá con la asociación. En vista de que la dirección de la industria, al hallarse
en manos de particulares, implica necesariamente la existencia de la propiedad privada y por
cuanto la competencia no es otra cosa que ese modo de dirigir la industria, en el que la gobiernan
propietarios privados, la propiedad privada va unida inseparablemente a la dirección individual de
la industria y a la competencia. Así, la propiedad privada debe también ser suprimida y ocuparán
su lugar el usufructo colectivo de todos los instrumentos de producción y el reparto de los
productos de común acuerdo, lo que se llama la comunidad de bienes. La supresión de la
propiedad privada es incluso la expresión más breve y mas característica de esta transformación
de todo el régimen social, que se ha hecho posible merced al progreso de la industria. Por eso los
comunistas la planteen can razón como su principal reivindicación

http://www.dominiopublico.es/libros/E/Friedrich_Engels/Friedrich%20Engels%20-
%20Principios%20del%20Comunismo.pdf

PLUSVALÍA

MATERIALISMO HISTÓRICO/ DIALÉCTICO

DIALÉCTICA

LUCHA DE CLASES

La doctrina de Marx y Engels acerca del socialismo, conocida como teoría del socialismo científico,
señala que se trata de un régimen superior al régimen capitalista. En palabras de sus teóricos,
"sustituye la propiedad privada de los medios de producción por la de los medios de producción
por la propiedad colectiva, instaura la dictadura del proletariado para poder realizar esta tarea y
lanza las bases para una sociedad superior basada en la abundancia, la igualdad social y el pleno
desarrollo del individuo".

El socialismo no elimina las contradicciones de clase sino que crea las condiciones para eliminarlas.
No elimina la dominación estatal, ni las relaciones de producción asalariadas, ni la división del
trabajo entre trabajadores intelectuales y manuales, sino que echa las bases para su eliminación
posterior en la sociedad comunista.

Los teóricos del marxismo han caracterizado al régimen socialista como aquel en que a cada uno
se pide la entrega de todas sus capacidades y se lo remunera de acuerdo a su trabajo; esto
significa la conservación de desigualdad de los individuos, determinada para por las diferencias
individuales y de origen social. La sociedad comunista pide a cada uno de acuerdo a su capacidad y
lo remunera de acuerdo con su necesidad; de esta forma se eliminan los antagonismos sociales
que subsistían en el socialismo.

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