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Con todo ello, hay que destacar que todo viene de Dios, ya que, cuando Dios crea
el mundo, lo crea con una extraordinaria belleza amor y perfección. Al final realizó
su obra maestra: “Dijo Dios hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…
Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno” Gn 1,26, nos damos cuenta
de que el hombre fue creado para ser un reflejo del mismo Dios. Sin embargo, Dios
lo crea libre, para que elija cumplir con su misión de reflejar el rostro divino y no solo
eso, sino que el hombre fue creado para tener compañerismo, esto refleja la
Trinidad de Dios y Su amor, por ende, el ser humano debe ser abierto a la
comunicación, capaz de escucha y respuesta, de diálogo y comunión. El ser
humano es una criatura abierta al encuentro, y habría que decir más; inmersa en el
dinamismo del encuentro. Ante él, desde su libertad, puede responder en un sentido
u otro, dependiendo su realización de la naturaleza de su respuesta. De esta
manera nos aproximamos al ser humano como ser libre, teologal, abierto al
encuentro con el Tú divino, con Dios, y abierto al encuentro con los demás seres
humanos. Por ello, podemos decir que el ser humano llamado a ser persona es un
ser para el encuentro, la comunicación, la donación y la amistad.
Como resulta claro, el ser humano se ha convertido en el centro de la cuestión
social, por lo que el Magisterio de la Iglesia y la reflexión teológica recuerdan al
hombre, mirando la vida humana como sagrada porque toda persona ha sido creada
a imagen y semejanza de Dios. La Doctrina Social de la Iglesia contiene una
enseñanza católica rica y multifacética sobre la dignidad humana, diciendo que el
hombre vale por lo que el mismo es, por su ser. Ya hemos visto que lo que
caracteriza al hombre es su ser persona, pero persona de naturaleza racional y libre,
por tanto, con voluntad, vale la pena decir entonces, que la dignidad humana es
aquella condición especial que reviste todo ser humano por el hecho de serlo, y lo
caracteriza de forma permanente y fundamental desde su concepción hasta su
muerte.
Este escrito me ha dejado claro muchos conceptos los cuales son importantes para
mi vida y formación ya que me hace ver al otro y al Eternamente Otro, como esas
columnas para formarme como persona y más en este camino que toda una vida
será defender los derechos de una comunidad y ayudar en su crecimiento espiritual,
donde debo colocarme a servir y hacer ver en Dios nuestra salvación, pero para ello
me gustaría dejarme iluminar con las palabras del Santo Padre Juan Pablo II en la
Carta Apostólica Novo Millenio Ineunte en el número 49: “Ateniéndonos a las
indiscutibles palabras del Evangelio, en la persona de los pobres hay una presencia
especial suya, que impone a la Iglesia una opción preferencial por ellos”, entonces,
es urgente darle continuidad a la obra que realizó Jesús anunciando el Reino y
haciéndolo presente con su misma persona. En su persona trae el Reino en forma
de Buena Noticia a los pobres. No duda en ir a comer con los pobres, con los que
no contaban en aquella sociedad. Por puro amor se pone al lado de los más
pequeños. Hay que saber escuchar el clamor y el llanto de los más débiles,
particularmente por los que viven la violencia, la explotación, la persecución, ya que
son nuestros hermanos, hijos de un mismo Padre, hay que hacer un llamamiento a
los responsables, especialmente a los gobernantes, para que se comprometan a
vivir y proponer una genuina cultura de la defensa y promoción de la vida y el bien
común, en la verdad, la justicia y la paz y nuestra misión como Iglesia debe seguir
siendo el camino del encuentro, de la escucha, del diálogo, del perdón y de la
reconciliación.
En conclusión, todo este escrito dejó ver la llamada de Dios amor, a realizar el
servicio humano del amor en las diversas realidades en las que se desarrolla la vida
de la persona humana, mostrándonos escenarios y problemas sociales en que se
vive, por ello todos los temas tratados en el libro MORAL SOCIAL, la vida en
comunidad, son como un manual de Teologia moral social, desde la tarea que cada
uno de nosotros debemos cumplir en la nueva evangelización, por lo que debe ser
acogido y vivido en el seno de la comunidad.