Sunteți pe pagina 1din 6

~l<._U\~' rt-\ s-r~~~ c. ..... ~~G-1.

"' XL vu,
_
DE POE A BORGES: LA CREACION DEL
LECTOR POLICIAL

T . 1 .
LA lectura de un ensayo de Borges sugiere la idea de que ha ocurrido una
transformación en el tipo de lector del cuento policial desde Poe hasta nues-
tros días. 1 Este trabajo inten~ rastrear la evolución que se ha producido en la
configuración del lector implícito del género y .mostrar de qué manera se con-
cretiza esa evolución en un cuento contemporáneo.
En múltiples páginas de Borges se encuentra la idea ele que el lector posi-
bilita el hecho estético: •¿Qué son las palabras acostadas en un libro? ¿Qué son
esos símbolos muertos? Nada absolutamente nada. ¿Qué es un libro si no lo
abrimos?" (llorgu oral25). Para que una ·obra literaria exista se necesila algo
más que un texto. El planteamiento fenomenológico lit Wolfw,mg lser corru-
bora claramente esta afirmación: "The literary work has two poles, which we
might callthe anistic and the aesthetic: the artistic refers lo thc text created by
the author, and the aesthetic to the realization accomplished by the reader"
(279). Es precisamente la convergencia del texto con el lector la que posibilita
la existencia de la obra literaria. Se tratá, claro está, de una relación virtual: la
obra sólo será el producto de esta doble actividad creadora.
Un libro, entonces (volviendo a Borges), se convierte en un diálogo, y es
sólo en este diálogo donde adquiere su pleno y único sentido. Cabría aclarar
que no se trata de un lector determinado, sino sólo de un posible lector virtual
que se concretiza en cada lectura especifica 'y.establece la comunicación poten·
ciada en toda obra literaria.
Se presupone, por consiguiente,,que hay una interdependencia entre la li·
teratura y sus lectores, de lo cual se desprende que el surgimiento de un nuevo
generq literario trae necesariamente consigo a un nuevo tipo de lector. A su .
vez, creo yo, los lectores son, de algún modo, la causa de ese surgimiento; se
P.Uede decir, por ejemplo, que Don Quijote crea un nuevo lector. Pero, a modo
de espc:jo, ¿no cabría preguntarse si éste no nace porque los lectores lo posibi-
litaban en aquel momento histórico?
La evolución d.e la literatura le permite a Edgar Allan Poe crear un nuevo
género literario: el género policial. r Poe no pretende establecer un cambio ge-
nérico sino, más bien, una transformación en e1·modo de atraer al lector. En
esto consiste la difer:encla central entre sus cuentos y los cuentos de misterio ya
existentes, cuyo propósito era, b~icamente, generar temor en el lector. Poe,

' Una primera venión de este trab'!io fue presentada en la Kentucky f'orelgn J.an-
guage Conference, University of Kentucky, Lexington, el 211 de abril de 1990. Agradez·
co al Academlc Stmate de la Unlvenlty of California, I.os Angeles, por la beca de inves-
li5ación que me pennitió ampliar esa versión Inicial.
r Básicamente, hay dos posiciones críticas con respecto al origen del cuento poli-
cial: algunos creen que el detective es tan antiguo como la literatura misma, otros que 1
el prototipo del detective es Invención de Poe. Para un análisis rletallado del tema, ver
el primercapfmlodel libro de Dennis Porter {1 1-23) y el esmdlo de A. E Murch.
12H VERÓNICA C:ORTÍNEZ RIIM, XI.VIII ( 1995) llf. l'OE A BORC:ES: lA CREAC:l<ÍN llf.l. l.F.Gl'OR l'OI.IClt\1. 129

como sugiere Brander Matthews, presiente que la literatura se basa, de algún Se crea simultáneamente la pareja complementaria del detective y su ayudan-
modo, en la curiosidad. Esto lo lleva a disponer cada elemento dentro del te: "Yo me imagino a los dos amigos recorriendo las calles desiertas de París,
cuento de una manera tal que d<je inevitablemente perplejo al lector y lo obli- de noche, y hablando ¿sobre qué? Hablando de filosofia, sobre temas intelec-
gue a sentir la necesidad de dilucidar. Poe cree necesario, como dice Mat- tuales"(Borges oral 81).
thews, "that the secret be well kept" (84), ya que pretende activar la participa- Este amigo del detective es el narrador que se encarga de relatar la historia
ción del lector apelando a su capacidad de razonar. La originalidad de Poe desde su propia perspectiva. Esto hace posible que se vaya contando todo
consiste, seg\m Dennis Poner, en promover este tipo de placer racional en el desde dentro, desde el contexto individual y limitado de un personaje que
lector (2R). Esto no impide, por supuesto, que el elemento de temor colabore también ha pasado a formar parte de la tradición policial. Se trata de "un per-
con el desarrollo de la acción. Pero la estrategia fundamental de Poe es la de sonaje bastante tonto, con una inteligencia un poco inferior a la del lector"
conver1it· al lector en un detective "trying to solve puzzles by reason" (Mat- (Borgts oral 79). Esta caracterización responde a una necesidad interna del gé-
thews H6). Lo esencial del género es, entonces, su cualidad intelectual. Así lo nero que facilita un hecho significativo:
di<'e Borges en su ensayo: "el hecho de un misterio descubierto por obra de la
itlldigt~ncia, por una operación intelectual" (Botgl'.s oral 79). ~ This unobservant and unimaginative narrator of the unravelling of a tan-
El primer ntelllo policial en la historia de la literatura es, probablemente, gled skein by an observant and imaginative analyst naturally recorded his
"The Murders in the Rue Morgue" (1841). Ese texto crea un idéal de forma en own admiration and astonishment as the wonder was wrought befare his
eyes, so that the admiration and astonishment were transmitted directly
la que todo calza perfectamente. Hay en él un estricto rigor en la disposición
and suggestively to the readers of the narrative (Matthews 80).
del material narrativo, y todos los niveles del cuento contribuyen a la finalidad
intelectual del género. Un nuevo personaje entra al mundo de las letras "-el
Y éste es justamente el nivel que adquiere mayor importancia dentro del géne-
que todos conocemos y que, indudablemente, es nuestro amigo aunque él no ro: el del lector virtual. Todo se enfoca hacia su presencia, y sti perfil subyacen-
trata dt• s<·r nuestro amigo-: es un caballero, Auguste Dupin, el primer cútective te aparece constantemente en el relato. Es por esto que Poe impregna sus
de la historia de la literatura" (Borges oral 78; subrayado suyo). 4 Este se define cuentos de una atmósfera lejana y extraña. Al situar "sus crímenes y sus detecti-
esencialmeme por su inteligencia y su capacidad de deducción. 5 El detective ves" en París, Poe imposibilita al lector inmediato (norteamericano, como él)
es casi una máquina de razonar, cualidad que le permite descubrir, paso a la comparación con la realidad. Así envuelve al lector en un ambiente miste-
vaso, la S<'cuenci<! del misterio a resolver.- Pero este person,Ye no aparece solo. rioso y lo hace entregarse por completo a esta aventura del pensamiento.
Detengámonos ahora en el procedimiento habitual de este tipo de relato
en el que se sugieren varios caminos posibles para llegar a la verdad del crimen.
_ ' Moth·ado P.or una cunversación con Borges sobre el género policial, Luis de Eli7.al- El narrador omite, a propósito, aquellos datos necesarios para completar el
de (como "una cnnsecueticia bastante extensa del esprit d'tscalia" 83) desarrolla una rompecabezas. 6 Por otro lado, se desperdigan pistas, potencialmente revelado-
teoría cmumria. Su desacuerdo_con Borges con respecto a la cualidad intelectual del gé-
nero se basa en la contradicción que Elizalde ve entre su propia pasión por las novelas ras, pero que el lector sólo es capaz de reconocer como tal retrosp~ctivam~nte,
policiaks y su tutal incapacidad de interesarse por descifrar un jeroglffico: "Esto me una vez terminado el relato. 7 Más aún, el narrador aprovecha esta mcapactdad
him sospechar que entre una novela policial y una novela a secas había una gran simili- del lector para distinguir las pistas verdaderas, y le ofrece algunas que son falsas,
tud, y qut' el enigma que el autor propone al tklective y al lector, y que ambos en los re- llevándolo a la confusión y al suspenso. a Esto crea un lector incrédulo y descon-
latos policiales deben resolver, no es el elemento principal de ese género, sino uno de
los más acn•snrios" ("Cana" 83; subrayado suyo). En "Reflexiones sobre la novela" Eli-
'.alde enlati1.a la misma idea: "Lo que nos atrae en estos libros no es lo que en ellos se di- • Este tipo de omisión lateral es lo que Roland Barthes llama "tricherie" ("lntroduc-
r\je [sk 1a la r.t7.Ón, lo <Jue los vincula con el álgebra o el ajedrez, sino, por el contrario,
lo r¡ut· li<•nt·n <'11 nmnín con las otras forma~. profunda~ o superficiales, de la literatura tion a J'analyse structurale des récits" 20) y Gérard G~nette denomina. "par~lipse":
"l'omis.~ion de tellc action ou penséc importante du heros focal, que_ 111 le herns 111
dt• imaginadt}n" (32). Scgtin él, el suspenso no es atributo exclusivo del relato policial,
y "la \m ka diferencia que hay entre los distintos tipos de la literatura de ficción es que le narrateur ne peuvent ignorer, mais que le narrateur choisit de dissimnlcr au
t•n cada tmn de ellos el .HLtfJnlso incide en sentimientos diferentes de.l lector" ("Carta" lecteur .... etl'on sait que le roman policier le plus classique, quniqn~ génémlet_nent
83; suhmyado suyo). focalisé sur le détective enquéteur, nous cache le plus souvent une parue de ses dt'cnn-
' Ernt•st Mandt·l atribuye !'Sta caracteri7.ación del detective a consideraciones socia- vertes et de ses inductions jusqu 'a la révélation finale" (212).
7 A partir de la noción de Barthes de que In esencial de toda funci6n narr,uiva <'S su
lt·s: "Tht: st·lf:asst·rtivt· bourgeoisic had no reason tu vaunt the superior intellectual
qualities uf lower middle class or higher proletarian elements, especially in Britain, capacidad de germinar, "son germe", ("lntroduction a ('analyse SlrtiCI!Irale tlt'S récits"
where all were supposed to know their place, and in the southern states of the USA (be- 7), Genette analiza este procedimiento y lo llama "amorce": "l'amorce n'est don~ en
lilre ancl after Reconstruction), where 'uppity' members of the lower depths were con- príncipe, asa place dans le texte, qu'un 'germe insignifiant', et meme imperceptt?le~
sidered suspet·l if not downright subversive. The real hero of the criminal detective dont la valeur de germe ne sera reconnue que plus tard, et de fat;on retrospecttve
estas pistas falsas, Bar~hes las denomina "leurres" (S/Z 39) y Genette detecta los
story then·fi¡re had to bt• not thc plodding cop, but a brilliant sleuth of upper-class or- 1
igins" (14-15). (l ;)A
~ Esto explica, según Murch, la ausencia de información sobre la apariencia fisica éngaños de este procedimiento engañoso: "Une fois acquise chez le lecteur cette <:_Om~
de Dupin: "thc reader wa~ not to be interested in his Jooks, but in his thought-proces- pétence au second degré qu'est l'aptitude a détecter, el done a déjouer le Jeurre, a hn
scs, his brilliant analytical mind" (70). proposer de Jaux feurns" ( 114: subrayado suyo). Es decir, se trata de las pistas que el lec-
-.

130 VF.RÓNICA CORTINE7. RIIM, XI.VIll (19!15) llt: l'Of. A liORGF.S: lA CRf.ACIIÍN nt:l. t.t:<;roR I'OI.I<:IAI. 131

fiado que finalmente se resigna y acaba aceptando la superioridad imaginativa e Se infiere de esta cita la clara conciencia de Borges respecto a la transforma-
intelectual del detective. Sin embargo, como advierte Genette: ción del lector policial. Se trata ahora de un lector informado, que asume y su-
pera a sus antecesores. Podríamos decir que el género mismo ha creado a un
Encurc faut-il tcnir cumple de l'éventuelle (ou plutot variable) compitmu metalector que ya sabe cómo reaccionar ante las setiales establecidas por la tra-
narrative du lecteur, née de l'habitude, qui pennet de déchiffrer de plus dición policial. El relato de Borges que tipifica de manera ejemplar esta evolu-
en plus vite le code narratif en général, ou propre a te! genre, ou á telle ción es "Pierre Menard, autor del Quijote". Aquí se agrega la idea del anacro-
n<·uvre, et d'idemifier les "gerrnes" des leur apparition (113; subrayado
suyo). nismo como elemento enriquecedor del acto de la lectura, ausente en la no-
ción de !ser: "Menard (acaso sin quererlo) ha enriquecido mt:diantc una témi-
ca nueva el arte detenido y rudimentario de la lectura: la técnica del anacronis-
Estos rasgos característicos del género policial se f!ian paulatinamente y se
mo deliberado y de las atribuciones erróneas" (450). Recordemos, además,
extienden a través de los muchos imitadores de Poe. Todos conocemos en
que Menard era "un simbolista de Nimes, devoto esencialmente de Poe" (447).
nuestros días, por ejemplo, la pareja de Sherlock Holmes y el doctor Watson.
En el cuento que me propongo estudiar, "La muerte y la brújula", Borges
Como dice Julian Symons: "A thousand crime writers since Poe, from Conan
puede aludir al género policial con pocos elementos claves sin necesariamente
Doyle onward and downward, have paid him the compliment of copying one
f!iarse el propósito que subyacía en Poe. Si éste desarrolló ciertos temas para
facet or another of bis puzzles and their solutions" (221 ). Una de estas facetas
crear el género, Borges usa el género para desarrollar sus propios temas. En-
se refiere al lector que Poe engendra. Como afirma Borges: "La novela policial
tonces, lo esencial ha cambiado radicalmente: el propósito implícito del autor
ha creado un tipo especial de lector ... porque si Poe creó el relato policial,
creó después el tipo de lector de ficciones policiales" (Borges oral 73). 9 exige otro tipo de lectura. . .
En "La muerte y la brújula", el lector se encuentra con la par¡;Ja del detecu-
En este sentido, Borges también es un continuador de la invención de Poe.
ve I...Onnrot y el comisario Treviranus dedicada a dilucidar "la periódica serie
Varios de sus cuentos siguen la tradición del género. Pero el tiempo no pasa
de hechos de sangre" (499). El narrador sitúa a los personajes en un marco in-
· eil vano. La evolución de la literatura permite la transformación del lector vir-
tertextual al referirse, desde el principio, a la tradición detectivesca. El narra-
tual. Pata Borges1 "Una literatura difiere de otra, ulterior o anterior, menos
dor asume y alude a las características propias de los personajes tradicionales:
por el texto que por la manera de ser leída" ("Nota sobre (hacia) Bemard
"el comisario Treviranus y I...Onnrot debatían con seriedad el problema" ( 499).
Shaw" 747). 10 Y esta "manera de ser leída", este lector creado por Poe, ha deja-
No sólo se resalta la colaboración entre ambos sino, a la vez, la necesaria supe-
do ele existir. El lettor de hoy, al enfrentarse con uno de los cuentos origina-
rioridad del detective: "Treviranus lo miró con indignación e hiw buscar a
rios, nu responde al modelo. A él no le asustan ya sus misterios. El suspenso y
I...Onnrot. Éste, sin sacarse el sombrero, se puso a leer, mientras el comisario in-
el desenlace del crimen pierden su sentido puesto que ya se conoce la solu-
terrogaba a los contradictorios testigos del secuestro posible" (503). Como
dón:
vemos, Treviranus coopera en la medida que puede, pero, como no es capaz
de comprender todas las claves puestas en juego, sólo actúa como contrapunto
Pnr eso podemos pensar mal de Poe, podemos pensar que sus argumentos
son tan tenues que parecen transparentes. Lo son para nosotros, que ya y contrapartida de I...Onnrot: "Treviranus leyó con res~gnación_ es: ar~mento
los conocemos, pero no para los primeros lectores de ficciones policiales; more {Ilometrico y. mandó la carta y el plano a casa de I...Onnrot -md1scuuble me-
no esJaban educados como nosotros, no eran una invención de Poe como recedor de tales locuras" (503; subrayado suyo).
lo somos nosotros. Nosotros, al leer una novela policial, somos una inven- Treviranus facilita al lector una serie de pistas falsas. Sus palabras iniciales
ción de Edgar Allan Poe (Borgrs oral 82). constituyen su mejor definición: "No hay que buscarle tres pies al gato -decía
Treviranus blandiendo un imperioso cigarro" (500). Esta simplicidad, tradicio-
nalmente propia del ayudante, impide cualquier posibilidad de confianza.
tor descarta porque parecen falsas pero que son en realidad verdaderas. Según Marie
Aparentemente, sus comentarios sugieren al l:ctor un camino errón:o. Al '<:
Rodell, éstas son justamente las pistas más efectivas (49). . mienzo, la sospecha de Treviranus nos parece maceptable por su caracter arbi-
• Una variedad curiosa y extrema del género policial son los cuentos que tennman trario, por su falta de lógica, por basarse sólo en el azar y en suposiciones poc~
sin solución y en los que se insta al lector real a resolver el eni~a. Al final de."Murder interesantes: "Posible, pero no interesante -respondió Lonnrot-. Usted repli-
on Casco Bay", por ejemplo, se lee: "Solve the Mystery ofwh~ kdled ~rs. Glon~ Cowan cará que la realidad no tiene la menor obligación de ser interesante. Yo le re-
and you could win a $1000. (See page 109 for complete detads.) You ve been g¡ven the plicaré que la realidad puede prescindir de esa obligación, pero no las hipóte-
facts ... bm ifyou didn't keep pace with Mike Phayne you might be in trouble" (107).
Agradezco a Roberto Ignacio Díaz esta referencia. sis. En la que usted ha improvisado, interviene copiosamente el azar" (500~.
10 En este ensayo, Borges insiste en la noción ~e. la literatura como diálogo: ·~? Sin embargo, al final descubrimos que Treviranus estaba en lo correcto. Debi-
libro es más que una estructura verbal, o que una sene de estructuras verbales; es el dta- do a que el lector tiende a creerle al detective, a confiar en su lógica y capaci-
logo que entabla con su lector y la entona~i~n que impone a ~u voz_r.las c~mbiantes y dad deductiva, ayudado, en este caso, por el narrador que lo incita a colaborar
tlurables imágenes que deja en su mem<?na (747];· Borges _anade: ~~ la_ hteratura no mentalmente con sus descubrimientos, Treviranus siempre parece alejarse de
fuera más que un álgebra verbal, cualqmera podna produc1r cualqmer hbro, a fuerza
de ensayar variaciones" (748). la solución. Por ejemplo, cuando I...Onnrot intuye las claves contenidas en los Ji-
\'~:RÚNICA CORTINF.Z RIIM, XI.VIII (l!l!lr.) llf. I'OF. A IIOR!:~·s: IJ\ CRF.ACI!ÍN m:1. u:c;roR I'OI.IC:Ii\1. 133

bros, Treviranus se encarga de despistar al lector con su actitud: "El comisario ra del cuento nos p~rmite comprender cabalmente la misteriosa frase inicial:
los miró [los libros] con temor, casi con repulsión. Luego, se echó a reír. Soy lo "tan extraño -tan rigurosamente extraño" no sólo se refiere al desenlace de
un pob1·e cristiano -repuso. Llévese todos esos mamotretos, si quiere; no tengo la trama sino también al género en sí. A lo largo del cuento, se nos han dado
tiempo que perder en supersticiones judías" (500). Sin embargo, el narrador varios indicios acerca de la calidad simbólica de los person~jes. 12 I-:n lugar de
no es el 1ínico que confunde las expectativas del lector. Incluso los personcyes destacar su singularidad, se alude a los prototipos: Red Scharlach es "ese crimi-
t•stán al tanto de las características propias del género. Cuando Treviranus su- nal (como tantos)" (499); y "(Azevedo era el último representante de una ge-
giere, tímidamente, la verdadera clave del crimen, "¿Y si la historia de esta neración de bandidos que sabía el man«:io del pmial, pero no del revólver)"
noche fuera un simulacro?" (503), es el propio criminal el encargado de des- (501). El propio Lonnrot encarna, ante todo, al detective gent'rico: "Virtual-
autorizarlo: "el más ilustre de los pistoleros del Sur, Dandy Red Scharlach,juró mente, había descifrado el problema; las meras circunstancias, la realidad
que en su distrito nunca se producirían crímenes de ésos y acusó de culpable (nombres, an:estos, caras, trámites judiciales y carcelarios), apenas le interesa-
negligencia al comisario Franz Treviranus" (503). ban ahora" (504).
En oposición, Lonnrot se define por su independencia, su valentía y su La intención simbólica de Borges queda al descubierto. La razón se encie-
pe1·spicacia. Pero el ra~go que lo distingue definitivamente del resto, tanto per- rra en un laberinto y se recurre a la geometría, al compás y a la bntiula, crea-
son~jes como lectores, es su inconfundible sonrisa (incluso cuando, explícita- ciones de la inteligencia humana, para atrapar al razonador en la quinta de
mente, se abstiene de sonreír), ya que ésta simboliza la superioridad intelec- Triste-le-Roy (ya mencionada al comienzo del cuento) "que abundaba en im'tti-
tual c¡ue·Je corresponde. 11 Una vez establecida su incuestionable autoridad, el les simetrías y en· repeticiones maniáticas" (504). Como dice Jaime Alazr.tki:
detective, ·"bruscamente bibliófilo" e "indiferente a la investigación policial" "se teje un laberinto que el desenlace desteje como una vana fabricación de la
(500), atrae al lector hacia su camino solitario: "el periodista declaró en tres inteligencia humana" (100).
cplumnas que el .investigador Erik LOnnrot se había dedicado a estudiar los Irónicamente, la pista que finalmente descubre el detective (Tetragráma-
nombres ele Dios para dar con el nombre del asesino. LOnnrot, habituado a las ton: el nombre de Dios, .JHVH), lo convierte en la víctima. El criminal Red
simplificaciones del periodismo, no se indignó" (501). El lector, frente a la iro- Scharlach resulta ser el detective secreto. O, por decirlo de otra manera,
nía lamentable del periodista, sonríe con LOnnrot. El razonador puro ha lo- Scharlach resulta ser el verdadero Sherlock. Manteniéndose fiel al estilo de
grado convence~ al lector de que su hipótesi~ es la única correcta. LOnnrot Holmes a Scharlach sólo le basta fabricar una complicada elaboración racional
mismo parece confiar plenamente· en sus deducciones racionales, derivadas de los hechos para vencer a su enemigo. Éste tiene la ventaja de conocer el es-
del serio análisis- matemático que ha sido capaz de realizar: "Reflexionó que la quema mental de Lonnrot y, de este modo, logra "t«:jer" el "fi1me" laberinto
explicación de los crímenes estaba en un triángulo anónimo y en una polvo- que Jo captura: "Comprendí que usted cortjeturaba que los Hasidim habían sa-
rienta palabra griega. El misterio casi le pareció cristalino; se abochornó de ha- crificado al rabino; me dediqué a justificar esa conjetura" (506).
berle dedicado cien días" (504). Pero no se puede omitir el giro sutil del na- En efecto, to.do se ha resuelto en un problema de identidad. Se conjuga en
rrador al presentar al detective al comienzo del relato: "LOnnrot se creía un una sola figura al detective y a su asesino. "Y en relación al género esta figura
puro razonador, un Auguste Dupin, pero algo de aventurero había en él y de dos caras es, como la sombra de Hermes, "monstruosa" (505). Las múltiples
hasta de tahur [sic]" (499). La ironía implícita del narrador adquiere pleno simetrías y los espejos opuestos preparan al lector para el momento del en-
sentido para el lector al final del cuento. El perseguidor absurdamente es el cuentro: "una luna amarilla y circular definía en el triste jardín dos fuentes ce-
perseguido. La solución es altamente irónica: la cuarta víctima es el detective gadas" (505). La unión de estos opuestos parad~jicos, tradicionalmente irre-
mismo. Aquí está la clave del cuento. conciliables, se simboliza mediante los nombres de Lónnrot y Red Scharlach.
A pesar del estilo policial de ciertos diálogos, de la atmósfera detectivesca No ~s casual que el color rojo nombre a ambos personajes. Las connotaciones
que envuelve la totalidad de la narración, de las pistas y despistes que se van del rojo aluden, por supuesto, a la sangre, al crimen, y extendiendo más su
planteando constantemente, de la aparente imposibilidad de la solución, desde
el primer momento se manifiestan las innovaciones al género. Se nos ha dado
12 Estos indicios aparecen, por lo general, entre paréntesis. Esta es una estrategia ca-
la solución, si bien de una manera velada, ya en las primeras páginas: se co-
racterística de Borges: debido a que el lector ingenuo tiende a ignorar la información
mienza con lo que tradicionalmente se debía terminar. En el primer párrafo se parentética, Borges consigue anticipar hechos significativos sin socavar el interés por la
nos adelanta sutilmente el triunfo del criminal y el fracaso del detective y, por
consiguiente, se sobrepasan los límites del género policial. Una atenta relectu- int~'gaA propósito del libro de Robert Louis Stevenson, Borges dice: "La identidad de
Jekyll y de Hyde es una sorpresa: el autor la reserva para el final del noveno capítulo. El
relato alegórico finge ser un cuento policial; no hay lector que adivine que Hyde y
" ~:s ilustrativo que Kenneth Clark, en Civilisation, titule el capítulo dedicado a la Jekyll son la misma persona; el propio título nos hace postular que son dos" ("El Dr.
Ilustración "The Smile of Reason". Clark cree probable que este "state of mind" se ori- Jekyll y Edward Hyde, transformados" 285). Pierre Menard también sabía de un proyec-
gine en el filósofo Fomenelle: •A friend asked him if he had ever laughed. He said: 'No, to similar: "Más interesante, aunque de ejecución contradictoria y superficial, le parecía
1 have never made ha ha.' But he smiled, and so do all the other distinguished writers, el famoso propósito de Daudet: conjurar en una figura, que es Tartarin, al Ingenioso Hi·
philosophers, dramatists and hostessess of the French eighteenth century" (245). dalgo y a su escudero ..." (446; subrayado suyo).
134 VF.RÓNJtj\ GORTÍNEZ RHM, Xl.\'111 (1995) m: t•ot: A IIOR(;t~~: I.A CRF.t\CIIÍN llEI. I.F.C:I"OR l'lli.I\:J,\1.

se111ido simbólico, al género propiamente policial. Umnrot confia demasiado ges. Lonnrot presintió, extrañamente, que t'Studiando libros encontraría la
r:~eio~t~lmente en la razón y se cree el indiscutible f01jador de la verdad. Pero, clave del crimen. Scharlach se valió de los libros para cazar a su enemigo. ¿No
suubohcament~, el narrador muestra a otro "detective" que, de una manera se- será que ésws guardan secretos que no nos es dado compn·ndn? ¿No sení IJIH'
creta, le v-a fabncando su propio destino. Como dice Ernesto Sábalo: "El detec- nuestm razón no nos permite ver lo predestinado de nuestro destino? ¿No sení
tive Erik l~nnrot no es un_ s.er de carne y hueso: es un títere simbólico que que existe un gran libro divino en el que nuestros pasos están ya prefijados?
obedece ctegamente -o luctdamente, es lo mismo- a una Ley Matemáti- Esta sigue siendo una gran interrogante que nos plantea, una y otra vez, la le·
ca"(71). . mática de Borges. ••
La premeditación victoriosa de Scharlach implica una trasgresión radical La fonna varía; por el momento, la problemática se ha resuelto <'11 un
del modelo. 14 Resulta curioso que su friunfo definitivo lo suma en "una triste- cuento policial. Desde Poe, este género ha producido un ideal de invencilm,
~a no menor qu~ aquel odio" (507). Por su parte, l..Onnrot evita los ojos de de rigor y de elegancia argumental. Y es precisamente la perfección de la
Scharlach despues de la derrota: "Sintió un poco de frío y una tristeza imperso- forma lo que Borges retoma: "En esta época nuestra, tan ca6tka, hay algo qnc,
nal, casi all<ínima" (507). A diferencia del cuento policial prototípico, este des- humildemente, ha mantenido las virtudes clásicas: el cuento policial. Ya que
en~ace reprt!set.lla. un mom~nto ~e tristeza compartida. Recordemos que en el no se entiende un cuento policial sin principjo, sin medio y sin lin" (llmws oml
prologo_d: A'!ificzos Borges 1denufica, de manera indirecta, a Triste-le-Roy con 88). Pero luego se encarga de impregnar esta forma perfecta nm sus pmpias
Adrogue: T~s~e-le-Roy, el hotel donde Herbert Ashe recibió, y tal vez no leyó, obsesiones. AI.rescatar, secretamente, las características genéricas propias de
el tomo undectmo de una enciclopedia ilusoria" (483). 15 Si nos remitimos al Poe y llevarlas a un extremo, Borges logra desplazar el género policial a un te-
poema "Adrogué", constatamos que estos dos espacios desolados comparten, rreno simbólico. 17 El lector policial ya educado, ya producto de Poe, compren-
. enu·e otras cosas significativas, los espejos, las esiatuas abandonadas, ciertos so- de que es precisamente esta innovación genérica la que permite el juego bor-
·~idos ("el grito inútil de un pájaro" [507] en el cuento; "la secreta ¡ Ave que geano. Según Adolfo Bioy Casares, Borges escribe cuentos "destinados a lecto-
siempre un .mismo canto afina" [841] en el poema), el olor de Jos eucaliptos y res intelectuales, estudiosos de filosofia, casi especialistas de literatura" ( 11). tR
el remoto Uempo de las quintas. Más aún, al llegar a Triste-le-Roy, Lonnrot El lector policial creado por Borges entiende que "La muerte y la brújula"
descubre "una d~ esas tardes desiertas que parecen amaneceres" (504); en alude directamente al modelo. Como Pierre Menard, Borges ha resuelto per-
"Adrogué" se alude a la fusión entre "el véspero y la aurora" (842). Al igual der en este cuento las etapas intermediarias de su labor. No sin razón se de-
muestra que los años que median entre una obra y otra no han transcurrido
que el Sur (que para l..Onnrot es, por cierto, "el punto que prefga el lugar
en vano.
<~01u~e una ~xac':. muerte lo espera" 507), Adrogué es también un espacio pri-
vllegtado ..l! Jitmbohco en la obra de Borges. Esto se evidencia en el tono melan- VERÓNICA CORTÍNEZ
cólico del poema: "El antiguo estupor de la elegía 1 Me abruma cuando pien- UN!VERSI1Y OF C'..AIJFORNIA,
so en esa cas~ (Y no comprendo cómo el tiempo pasa, /.Yo, que soy tiempo y Los ANCEt.ES
sangre y agonía" (842). Como vemos, Triste-le-Roy; el Sur y Adrogué son Jos lu-
gares propios de la nostalgia. ·
Así, finalmente, el lector es capaz de comprender todos Jos símbolos que
aparecen en el cuento, y puede captar el sentido implícito que le estampa Bor-

14
Mandel resume de esla manera lo esencial del género: "The detective story is the
real m uf ll!e happy ending. The criminal is always caughL Justice is always done. Crime
never pays (47).
1
~ F..s~a referencia ~~~~~e a "Tion, Uqbar, Orbis Tertius", cuento allamente nostálgi- 16 A propósito de la publicación de Ficciones, SábalO alude a la recurrcnda de "las

c<~: Algun recuerd? hmtlado y menguante de Herbert Ashe, ingeniero de los ferroca- mismas ocupaciones metafísic~" en la obra de Borges: "La influencia que Borgcs ha
rnles del Sur, perstste en el hotel de Adrogué, entre las efusivas madreselvas y en el ido teniendo soóre Borges parece insuperable. ¿Estará condenado, de ahora en adelan-
fondo ilusorio. de. los espejos. En vida padeció de irrealidad, como lantos ingleses; te, a plagiarse a sí mismo?" (69).
muerto no es ~·q~~era el f~~tasma que~ era en!oncesn (433). Sorprende, en este con- ' 7 No sin nostalgia, Borges presiente que este género, leído "con cierto desdén
texw, la descnpcton del.vtaJe final de LOnnrot: Una hora después, vi.Yaba en un tren ahora", está declinando: "Actualmente, el género policial ha decaído mucho en t:sta-
d~ los Fe':ocarril~s.~ustrales, rumbo a la quinla abandonada de Triste-le-Roy" (504). dos Unidos. El género policial es realisla, de violencia, un género de violencias sexuales
¿F.s que l.onnrot VIaJo al Sur en uno de esos trenes que le correspondían a Ashe? En "El 1ambién. En todo caso, ha desaparecido. Se ha olvidado el origen intelectual del relato
escritor argenti~o y la tradición", Borges se permite una confidencia con respecto a policial" (Borgu oml87). .
18 Según Ken Worpole, es arriesgado seleccionar a un lector educado como destina-
•~sta manera obhcua de narr.u: "Pienso en la.~ quintas de Adrogué y las llamo Triste-le-
Roy; publicada esa historia, mis amigos me dijeron que al fin habíatl encontrado en lo Ilirio: "To write self-1:videnlly within the popular fonns of gen re ficliun is certainly tu
que yo escribía el sabor de las afueras de Buenos Aires. Precisamente porque no me ruk.losing critlcal acceptance and approval, ahhough the rewards uf cultural infiuence
había propuesto encontrar ese sabor, porque me había abandonado al sueño, pude lo- are potentlally much higher" (35-36). C'.omo sco sabe, par.t Surges la aclamación crítica
gr.tr, al cabo de lantos años, lo que antes busqué en vanon (270-271). no es siempre el mejor Indicio del v.alor literario. ·
136 VERÓNICA CORTINEZ RHM, XLVIII (1995)

OBRAS CrrADAS

Alazraki,Jaime. Vmr'oms./nvmr'oms.llevmionu. Madrid: Editorial Grcdos, 1977.


Barthes, Roland. •Jntroduction a l'analyae structurale des récits. • Cw&munü:ations 8
(1966): 1-27.
- - . S/Z. Pa¡is: Editions du Seuil, 1970.
Bioy Casares, Adolfo. •Prologo.• Antolog{a d4 la literatura fanúistü:a. Eds. Adolfo Bioy Ca-
sares el al. Barcelona: Edhasa, 1988. 5-12.
Borges,Jorge Luis. Borp ural. Barcelona: Editorial Bruguera, 1980.
- - . Olmu annpkw. Buenos Aires: Emecé Editores, 1980.
Clark, Kenneth. "The Smile of Reason. • Civilimtion.. New York: Harper & Row 1969
245-268. ' •
Dalton, Mark Maxwell. •Murder on Casco Bay.• Downeasl Det«livts. Portland, Maine:
Scene oftbe Crimc Press, 1992. 101-107.
Eli7.alde,l.uis de. •earta a Renato Ghiotto.•15 mayo 1951. Sur 202 (agosto 1951): 81-7.
--."Reflexiones sobre la novela.• Surl97 (marzo 1951): 2S..ll4.
Geneue, Gérard. •Discours du réciL • Flpm /11. Paris: Editions du Seuil, 1972. 65-282.
lser, Wolfgang. "Tbe Reading Process: A Phenomenological Approacb. • New Uterary
History3.2 (Winter 1972): 279-299. '
Mandel, E~est. Delighiful Murder. London and Sydney: Pluto Press, 1984.
Mattbews, J. Brander. •poe and the Detective Story. • 1M R«ognilion of Edgar Allan Poe.
Ed. Eric Car!son. Ann Arbor: U of Micbigan P, 1966. 81-93.
Murch,A. E. TheiJewiopmentoftheDdectiwNowl. London: PeterOwen Umited, 1958.
Poe, f.dgar ·Allan. "The' Murders in the Rue Moigue. • Tales of Edgar Allan Poe. lntrod.
Hervey Allen. NewYork: Random House, 1944. 46-89.
Porter, Dennis.. The Pur.suit ofCrime. New Haven: Yale UP, 1981.
Rodell; Marie. Mysiery Frction. New York: Hermitage House, 1952.
Sábalo, Ernesto. •tos relatos de jorge Luis Borges.• Sur.125 (marzo 1945): 69-75.
Symons,Julian. 1M Tell-Taú Htmt. New York: Harper and Row, 1978.
Worpole, Keil. Docher:J and Ddectiws. London: Verso Editions, 1983.

S-ar putea să vă placă și