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Cultivos tropicales de importancia

económica en Ecuador (arroz, yuca,


caña de azúcar y maíz)

Hipólito Pérez Iglesias


Irán Rodríguez Delgado

Coordinadores
Primera edición en español, 2018

Este texto ha sido sometido a un proceso de evaluación por pares


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Ediciones UTMACH

Gestión de proyectos editoriales universitarios

242 pag; 22X19cm - (Colección REDES 2017)

Título: Cultivos tropicales de importancia económica en Ecuador (arroz,


yuca, caña de azúcar y maíz) / Hipólito Pérez Iglesias / Irán Rodríguez Del-
gado (Coordinadores)

ISBN: 978-9942-24-113-9

Publicación digital

Título del libro: Cultivos tropicales de importancia económica en


Ecuador (arroz, yuca, caña de azúcar y maíz)
ISBN: 978-9942-24-113-9
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chos correspondientes”. Jorge Maza Córdova, Ms.
Fernanda Tusa Jumbo, Ph.D
Karla Ibañez Bustos, Ing.
Comisión de apoyo editorial
Índice

Capítulo I
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de
arroz ..........................................................................................................................................................12
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Capítulo II
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo
de arroz ................................................................................................................................................83
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión
Capítulo III
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz .........................121
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión
Capítulo IV
Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecua-
dor...........................................................................................................................................................164
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista
Capítulo V
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca
............................................................................................................................................................186
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Capítulo VI
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca .....................................214
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez


Introducción

Producir suficientes alimentos para la creciente población


mundial, constituye un gran reto para las generaciones pre-
sentes y futuras, en un planeta donde la degradación de los
suelos y el calentamiento global de la atmósfera son prácti-
camente irreversibles.
Los cuatro cultivos tropicales seleccionados para la con-
fección de esta obra científica (arroz, maíz, caña de azúcar
y yuca), se justifican por la incidencia que los mismos tie-
nen en la seguridad y soberanía alimentaria del país, ya que
constituyen productos de primer orden en la canasta básica
de la población ecuatoriana. Según datos de la FAO, al cie-
rre de 2016, Ecuador produjo 1.534.537 toneladas de arroz en
cáscara, 90.726 toneladas de yuca, 8.661.609 toneladas de
caña de azúcar y 1.199.075 toneladas de maíz seco. El país se
autoabastece de arroz, azúcar y yuca, incluso realiza exporta-
ciones a Estados Unidos, América Latina y el Caribe, aunque
no se autoabastece de maíz, produce grandes cantidades
para diferentes usos (alimento animal y humano) y la indus-
tria.
Muchas familias campesinas obtienen su sustento con la
producción de estos rubros, el arroz, la caña de azúcar, el
maíz y la yuca son cultivos que se desarrollan bien en zonas
tropicales y subtropicales, Ecuador por sus características
presenta zonas con estas condiciones, lo cual permite que
estos cultivos presenten una amplia distribución geográfica
en todo el territorio nacional, más acentuada en maíz y yuca.
En los trece capítulos que conforman los dos Tomos de
esta edición, los compiladores y autores hemos tratado de
abordar los aspectos más importantes para el desarrollo y
manejo agrícola de estos cultivos, en las condiciones edafo-
climáticas del país sin producir afectaciones al ambiente. Los
investigadores, directivos, técnicos y fundamentalmente los
productores, así como los estudiantes de agronomía, de las
presentes y futuras generaciones, dispondrán de un material
de estudio y consulta permanente, de los avances tecnoló-
gicos más recientes en el manejo sostenible de la cadena
productiva de la caña de azúcar, el arroz, el maíz y la yuca, sin
dañar el entorno natural. El arroz y la caña de azúcar, aun-
que tienen origen en el sudeste asiático, constituyen compo-
nentes bióticos de los agroecosistemas que conforman y se
adaptaron rápidamente a los factores abióticos del medio en
que se desarrollan en el continente americano.
En la obra científica se abordan importantes temas que
brindan información actualizada sobre la morfología, fisio-
logía, nutrición, atenciones culturales, plagas más importan-
tes que afectan estos cultivos en el territorio ecuatoriano y
su manejo enfocados en disminuir los daños y pérdidas que
las mismas ocasionan sin contaminar el ambiente. Además,
los lectores encontrarán elementos relacionados con los
volúmenes de producción y área cosechada de arroz, yuca,
caña de azúcar y maíz a nivel mundial y nacional, así como
aspectos relacionados con la cosecha, la industrialización y la
comercialización de estos productos.
El arroz, cultivo originario del Sudeste Asiático, se adaptó
rápidamente a las características edafoclimáticas de la
región tropical y subtropical del continente americano, cons-
tituye un alimento básico en la dieta del ecuatoriano, es el
cultivo que mayor superficie ocupa en el país, más de 400
mil hectáreas.
La caña de azúcar introducida en República Dominicana por
el almirante Cristóbal Colón en 1493, se expandió al continente
americano y se adaptó a las condiciones tropicales de esta
parte del mundo, con volúmenes de producción que colocaron
a Cuba por más de 20 años como primer productor de azúcar
del mundo, lugar que ocupa Brasil actualmente con produc-
ciones que sobrepasan los 16 millones de toneladas/año, con-
virtiéndose en el primer país productor y exportador de azúcar
de caña de azúcar a nivel mundial. Esta planta extraordinaria,
es capaz de sintetizar y almacenar en sus tallos, el más universal
de los alimentos que existe, ya que aproximadamente el 100%
de los más 7 mil 270 millones de personas que habitan en el
planeta tierra consumen algunos gramos de azúcar, directa o
indirectamente, cada día.
La caña de azúcar fue la causante del comercio e introducción
de negros esclavos, traídos de África, en el continente americano,
como fuerza de trabajo para realizar el proceso agroindustrial,
lo que originó trabajos forzados y despiadados, sin embargo,
se trata de un cultivo maravilloso, que bien manejado, es
capaz de proteger el suelo, evitar o disminuir la contaminación
ambiental y al mismo tiempo ofrecer espectaculares ganancias
al productor cañero y al país en general. Ecuador cuenta con
seis ingenios azucareros que abastecen todo el azúcar que se
consume y garantizan la cuota de exportación a Estados Uni-
dos, además en la región andina se cultiva caña y se producen
panela y agua ardiente de forma artesanal, constituyendo este
cultivo una fuente de empleo para más de 30.000 personas de
forma directa y para unas 80.000 de forma indirecta.
El maíz cuyo origen es muy discutido, bien sea de México o
América del Sur, se originó en América y se extendió y adaptó
a otras partes del mundo; constituye actualmente el cereal con
mayor volumen de producción después del trigo; se siembra
para diferentes usos, consumo seco y verde, para los pobladores
de las zonas rurales y urbanas, en la producción industrial de
diferentes derivados (harina, hojuelas, aceite, almidones y edul-
corantes), siendo una fuente importante de alimento para los
ecuatorianos y los animales de explotación comercial.
La yuca es un cultivo originario de América del Sur, aunque
se ha extendido y establecido en varios países, donde consti-
tuye una fuente de alimento importante en las zonas rurales;
en el continente africano se ha convertido en un alimento
básico para sus pobladores. En Ecuador se cultiva en todas
las provincias del país, siendo un sustento fundamental para
las familias campesinas más pobres.

Los compiladores
01 Origen, taxonomía, morfología,

Capítulo
fisiología y nutrición del cultivo
del arroz
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V.
Cun Carrión

Origen y diseminación del arroz en el mundo


El origen del cultivo del arroz (Oryza sativa L.) es discutido, y
motivo de controversia entre investigadores y expertos, unos
lo atribuyen al sudeste asiático y otros consideran que es ori-
ginario del oeste de África.
Es considerado como alimento básico en muchas cultu-
ras culinarias (en especial la cocina asiática), así como en
algunas partes de América Latina. Su grano corresponde al
segundo cereal más producido del mundo, tras el maíz y se

Hipólito I. Pérez Iglesias: Ingeniero Agrónomo (1969) Universidad Central de Las Villas, Cuba;
Doctor en Ciencias Agrícolas (1983) Academia de Ciencias de Cuba; Investigador Titular (1984-
2014) Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Universidad
Técnica de Machala. Autor de cinco libros y 102 artículos publicados.
Irán Rodríguez Delgado: Ingeniero Agrónomo (1992) Universidad Central de Las Villas, Cuba
Magister en Agricultura Sostenible (2009) Universidad de Cienfuegos, Cuba; Investigador Agre-
gado (2009) Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Uni-
versidad Técnica de Machala. Autor de cuatro libros y 17 artículos publicados.
Jorge V. Cun Carrión: Ingeniero Agrónomo (1998) Universidad Técnica de Machala; Magister
en Agroecología y Agricultura Sostenible (2016); Profesor Titular (2004) Universidad Técnica de
Machala; diplomado en docencia superior (1998) Universidad Técnica de Machala; ha participado
como ponente en eventos nacionales e internacionales.
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 13

cultiva desde la antigüedad. El más lejano testimonio que


se tiene corresponde al año 2800 a.C. en que un emperador
chino estableció un rito ceremonial para la plantación del
arroz. En 1000 años a.C. era conocido en la India y hacia 400
años a.C. en Egipto.
En la Edad Media el arroz fue introducido en el sur de
Europa con la invasión de los moros, en España, aunque no
se conoce la época en la que se introdujo, es conocido que
los musulmanes lo cultivaron con éxito durante el tiempo
de ocupación en Sevilla, Córdoba, Granada, Murcia, Alicante
y Tarragona. Actualmente, se cultiva en Grecia, Turquía,
Rumania, Hungría e Italia, sin embargo, la producción es
insuficiente y no abastece el consumo, por lo que es nece-
sario importarlo. A Norteamérica llega con los conquistado-
res; supuestamente en 1694 cuando el capitán de un barco
entregó unas semillas al gobernador de Charlestón en pago
por la reparación de su barco. Ya en el siglo XVIII se cultiva
el arroz “Carolina” en el sur de los Estados Unidos (EcuRed,
2017).
Otra de las zonas arroceras importantes en Sudamérica es
la de los llanos, la cual inició su siembra a escala comercial
hacia 1908, en la que se utilizaba como mano de obra a los
prisioneros de una colonia penal situada a 130 kilómetros de
Bogotá, Colombia, donde en 1914 se instaló el primer molino
de arroz con capacidad para 4 mil 800 kilos en 24 horas. Ya
en 1928 se remonta la historia del cultivo a la costa pacífica
con siembras en el bajo Atrato, Colombia. Los cultivos se
intensificaron en área de los municipios de Armero, Venadi-
llo, Alvarado y Mariquita en el Tolima, y Campoalegre en el
Huila (EcuRed, 2017).
La región de Orissa en la India es la zona del mundo donde
se presenta la mayor diversidad genética de arroz (Acevedo
et al., 2006).
En sus inicios el arroz era solo una planta silvestre. ¿Cómo la
gente de la Antigüedad llevó a cabo la transición de la planta
silvestre hacia su forma agrícola?
14 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

De las especies cultivadas, O. sativa es la de mayor impor-


tancia económica, ya que se siembra ampliamente en todo
el mundo, en climas tropicales y templados; e incluye Asia,
América del Norte y Sur, Unión Europea, Oceanía y Cen-
tro-este de África, a una latitud de 35° sur en la Argentina y
a 50° norte en la China. La otra especie de importancia, O.
glaberrima, se cultiva solamente en el oeste de los países
africanos. Se deduce que existen dos patrones evolutivos de
origen y domesticación del arroz cultivado, uno en Asia para
la especie O. sativa y otro en África para O. glaberrima (Ace-
vedo et al., 2006).
La evidencia más antigua de arroz domesticado (o sea,
adaptado a su cultivo agrícola) acaba de encontrase en
China, y tiene unos 9.000 años. El hallazgo aporta nuevos y
esclarecedores datos sobre los orígenes de la domesticación
del arroz y sobre la historia de las prácticas agrícolas huma-
nas. El descubrimiento hecho por un equipo de arqueólogos
que incluye al profesor Gary Crawford, de la Universidad de
Toronto en Mississauga, Canadá, un arqueólogo y antropó-
logo que estudia las relaciones entre las personas y las plan-
tas en la prehistoria (Noticias de la Ciencia, 2016).
Dichos investigadores, en exploraciones realizadas en la
zona baja del valle del Yangtsé, encontraron restos antiquí-
simos de arroz domesticado y observaron que aproximada-
mente el 30% del material de la planta (cáscaras y la epider-
mis de la hoja) no eran silvestres, sino que mostraban signos
de que habían sido seleccionadas y cultivadas a propósito
para obtener variedades duraderas y adecuadas para el con-
sumo humano. Este hallazgo indica que la domesticación del
arroz ha estado en marcha durante mucho más tiempo de
lo que se creía previamente. Los restos de la planta del arroz
analizados en el nuevo estudio también tenían características
del arroz japónica, el tipo utilizado en el sushi que se cultiva
hoy en día en Japón y Corea. Esto clarifica el linaje de esta
variedad específica de arroz, y confirma por primera vez que
se forjó en esta región de China (Noticias de la Ciencia, 2016).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 15

El genoma del arroz africano es especialmente importante


porque muchos de sus genes codifican para rasgos que lo
hacen resistente al estrés ambiental, como el asociado a lar-
gos períodos de sequía, una elevada salinidad en los suelos
e inundaciones. El trabajo de secuenciación del genoma del
arroz africano lo dirigió Rod A. Wing (director del Instituto de
Genómica de Arizona, adscrito a la Universidad de Arizona,
Tucson) y un equipo internacional de científicos. Al analizar
los 33.000 genes que dan forma al genoma del arroz afri-
cano, descubrieron que durante el proceso de domestica-
ción (adaptación a su cultivo agrícola), africano y asiático
seleccionaron de forma independiente muchos de los mis-
mos rasgos en las dos especies, como por ejemplo un valor
nutritivo más elevado y otros que hacen más fácil cosechar el
cultivo (Noticias de la ciencia, 2017).
Dichos investigadores han contribuido a resolver el enigma
sobre si el arroz africano fue domesticado originalmente en
una sola región o en varias zonas de África. Comparando
el genoma con lo que se sabe de la estructura genética de
las variedades silvestres, encontraron que es muy similar al
de una población de especies silvestres hallada junto al río
Níger en Malí. Por tanto, todo apunta a que es en ese lugar
donde se encuentra el origen geográfico de la domestica-
ción del arroz africano. La secuenciación del genoma del
arroz asiático, permitió el descubrimiento de cientos de
genes importantes, incluyendo los que codifican para ciclos
de crecimiento y la habilidad para la planta de sobrevivir
hasta dos semanas bajo el agua durante períodos de inun-
dación. Ahora las investigaciones se centran en secuenciar y
analizar los genomas de los parientes silvestres evolutivos del
arroz africano y del asiático, y así tener acceso a un valioso
acervo genético del que tomar y potenciar genes silvestres
que puedan utilizarse para combatir plagas y patógenos de
las plantas (Noticias de la ciencia, 2017).
En la Figura 1 se muestra la ruta de dispersión de O. sativa
hasta su arribo al continente americano.
16 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 1. Ruta de dispersión de O. sativa L. hasta su arribo al continente


americano.

Fuente: Acevedo et al. (2006).

Los esclavos de África Occidental trajeron con ellos un cono-


cimiento del sistema indígena que establecería el arroz
como el cultivo de subsistencia en una amplia región, desde
Carolina del Sur a los trópicos de Sudamérica. El arroz llegó
a las Américas en barcos de esclavos, que hacían la trave-
sía transatlántica, como provisiones para sus supervivientes.
Durante el siglo dieciocho, al arroz producido por la mano
de los esclavos convirtió a Carolina del Sur en la economía
de plantación más rica de Norte América (Carney, 2015).
Los esclavos familiarizados con el cultivo del arroz en África
Occidental acompañaron a los primeros propietarios de
las plantaciones que llegaron a Carolina del Sur en 1670.
La cosecha del arroz estaba bien establecida en la colonia
para la década de 1690 y la transición del cereal a cultivo
de plantación se completó a comienzos del siglo dieciocho.
Fue, precisamente, el sistema de plantación de arroz lo que
creó la riqueza para permitir que Carolina del Sur, antes de
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 17

la guerra civil, liderara la secesión de la Confederación de


la Unión. Antes de la guerra civil, se cultivaba el arroz en el
espacio de cuarenta millas de la costa Atlántica, a lo largo de
humedales de dieciséis ríos, desde la frontera entre el Norte
y el Sur de Carolina al río de St. Mary, que separaba Florida
de Georgia En las vísperas de la Guerra Civil, casi 100.000
esclavos estaban cultivando 70.000 acres de pantanos, en
500 plantaciones de arroz (Carney, 2015).
Fue introducido al Perú por los españoles en la segunda
mitad del siglo XVI, localizándose en los valles costeros del
sur del país. Actualmente ocupa importantes extensiones de
los valles del Norte y de la Ceja de Selva. Socialmente ocupa
28 millones de jornales desde la siembra hasta la cosecha y
constituye el 10% del Valor Bruto de la Producción Agrope-
cuaria (Rojas, 2008). Sin embargo, Hinostroza (2007) expresa
que con la llegada de los chinos en 1849 se empezó a sem-
brar el arroz en el Perú, debido a la enorme demanda de
estos hombres contratados para trabajo en el campo. Sus
contratos exigían 700 gramos de arroz por persona al día.
Esto incrementó el consumo de este producto que en la
actualidad acompaña casi todos los platos.
Según Marchesi (2016) el arroz, domesticado hace más de
10.000 años; con su origen en el sudeste asiático (ríos Yan-
gtze y Huoi); ingresando en India, Japón, resto de Asia, a Gre-
cia y Mesopotamia (Alejandro Magno, a.C.), Italia y resto de
Europa/Norte de África (Siglos VIII a X); desde Europa llega a
América con la colonización, Siglo XVI Centro y Sur de Amé-
rica; esclavos lo ingresan a América del Norte–Carolina del
Sur-en Siglo XVIII, a California ingresado por inmigrantes chi-
nos en Siglo XIX, y a Australia por colonización británica en
Siglo XIX.
En Uruguay hay referencias sobre ensayos de cultivos de
arroz en 1869 y del primer plantío de arroz en Santa Rosa del
Cuareim (hoy Bella Unión) en 1919; ya para 1927 se establecen
arroceras en la Zona Este (Laguna Merín). Entre 1935/36 se
siembran 4.735 ha que producen 14.965 t, las que abaste-
cen el consumo interno y se exporta 2.300 toneladas a mer-
cado limítrofe. Posteriormente se comienzan a desarrollar las
18 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

investigaciones en el cultivo con la creación de la Estación


Experimental del Este (EEE -CIAAB) en 1969 y el Instituto
Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) en 1989 (His-
toria del Arroz en Uruguay, 2017).
La explotación comercial del arroz en Venezuela se intensi-
fica a partir de 1953 (a través del plan arrocero desarrollado en
la colonia agrícola de Turén en el estado Portuguesa), cuando
se siembran 32.517 ha, con un volumen de producción total
de 41.650 t. Hasta ese entonces, la siembra del arroz se man-
tuvo dispersa en mayor o menor grado, en las diferentes enti-
dades del territorio nacional. Actualmente, la producción de
arroz se desarrolla en torno a dos grandes zonas: región cen-
tral, en el estado Guárico; y región de los llanos occidentales,
que incluye principalmente los estados Portuguesa y Coje-
des. Con menor aporte a la producción nacional, también
participan los estados Barinas y Delta Amacuro (INIA, 2004).
Las primeras referencias sobre el cultivo de arroz en Argen-
tina corresponden a Félix de Azara, quien señaló que dicha
producción fue introducida por los jesuitas en la tierra colo-
rada en el siglo XVII. Hasta 1930 Misiones aún figuraba entre
las provincias productoras más importantes del mapa argen-
tino junto a Tucumán, Salta y Jujuy. Y luego de la aplicación
de una protección arancelaria se extendió a las provincias de
Corrientes, Entre Ríos y la zona Centro de Santa Fe. Actual-
mente tanto Corrientes como Entre Ríos figuran entre las
principales productoras del país y en Misiones, la cuna de
ese cultivo, casi no quedan rastros de dicha producción (El
Territorio, 2014).
En Ecuador la producción de arroz tuvo sus inicios en el
siglo XVIII, pero su consumo y comercialización se fortaleció
en el siglo XIX. Este cultivo se desarrolló en un principio en las
provincias del Guayas, Manabí, y Esmeraldas, con el tiempo
se logró extenderlo y comercializarlo en la región Sierra. Su
fase de industrialización es decir la implementación de pila-
doras (1895) se asentó en Daule, Naranjito y Milagro (Guayas).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 19

En términos de comercio internacional, el primer país des-


tino de exportación fue Colombia, y por el lado de las impor-
taciones, en un principio, el consumo de arroz se deman-
daba de Perú. Según la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a nivel mundial,
la producción de arroz en el Ecuador ocupa el lugar No. 26,
además es considerado como uno de los países más consu-
midores de arroz dentro la Comunidad Andina, ya que, en
el año 2010, el consumo percápita de arroz fue de 48 kg por
persona (Ambito economico, 2017).
Andrade (2007) refiere la presencia del arroz en Ecuador
en el año 1774, así como la recogida de datos de producción
de la zona de Yaguachi, Babahoyo y Baba de 30 qq, 1000 qq
y 200 qq de arroz, respectivamente. También ofrece como
dato interesante que la zona de Daule que en la actualidad
es arrocera no se menciona su existencia, y más bien se des-
taca un sistema de producción de ganado vacuno, caballar,
de lana, algodón y cacao. Este último tuvo un gran auge de
exportación entre 1770 y 1780 a nivel regional del país, man-
teniéndose hasta los inicios de la década de 1940 cuando
el arroz que se venía cultivando de forma limitada alcanza
importancia nacional. Y no es hasta la Segunda Guerra Mun-
dial que provoca el cierre de los mercados de países pro-
ductores de arroz, cuando suben los precios del grano, que
Ecuador se incorpora como país productor internacional de
arroz. Otra causa fue la crisis cacaotera que estimuló la siem-
bra de arroz en áreas de la Cuenca del Río Guayas dedicadas
tradicionalmente a la siembra de cacao.

Producción mundial
El arroz es uno de los cereales con mayor superficie culti-
vada a nivel mundial y constituye en muchos países un plato
indispensable en la mesa de cada familia; ocupa el segundo
lugar en la producción a nivel global después del maíz. Se
cultiva en los cinco continentes, tanto en las regiones pan-
tanosas como en llanuras, en algunos países con clima tem-
plado, excepcionalmente en regiones áridas del Perú (bajo
riego), o en otros con climas cálido y húmedo (Tabla 1).
20 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Tabla 1. Principales países productores de arroz pilado a nivel mundial y


volumen de producción en el año 2016.

No País Producción (Millones de Toneladas)


1 China 144.850,000
2 India 106.500,000

3 Indonesia 37.150,000
4 Bangladesh 34.581,000
5 Vietnam 27.861,000
6 Tailandia 18.600,000
7 Birmania 12.400,000
8 Filipinas 11.500,000
9 Brasil 8.160,000
10 Japón 7.780,000
11 Estados Unidos 7.117,000
12 Pakistán 6.800,000
13 Camboya 4.700,000
14 Egipto 4.554,000
15 Nepal 3.100,000

Fuente: BLUEMIX (2017).

En la Figura 2 se muestra la producción promedio de arroz


en cáscara, durante el periodo 1994-2014, de los principales
países productores a nivel mundial (FAOSTAT, 2017), donde
se destaca el continente asiático como el de mayor produc-
ción, liderado por China (continental) y la India; y Brasil que
es el mayor productor en el continente americano.
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 21

Figura 2. Principales países productores de arroz a nivel mundial.


200000000,00
180000000,00
160000000,00
Promedio 1994-2014 (toneladas)
Producción de arroz en cascara.

140000000,00
120000000,00
100000000,00
80000000,00
60000000,00
40000000,00
20000000,00
0,00
China

India

Indonesia

Bangladesh

Viet Nam

Tailandia

Myanmar

Filipinas

Japón

Brasil
Principales países productores

Fuente: FAOSTAT (2017).

Actualmente, se cultiva en 113 países con un nivel de pro-


ducción de 481,5 millones de toneladas (De Bernardi, 2017),
según lo estimado por el Departamento de Agricultura de
Estados Unidos (USDA) para la campaña 2016/2017.
Antiguamente el arroz se cultivó en las zonas tropicales de
Asia; sin embargo, con el transcurso del tiempo fue adap-
tado a diferentes regiones y distintos continentes.
América es el segundo continente en importancia en rela-
ción con la producción mundial de arroz, con una partici-
pación de algo menos de 6% del total mundial. El princi-
pal productor de la región es Brasil (33% de la producción
continental), con unos 3 millones de ha y 13 millones/ton en
cáscara, equivalentes a menos de 2% del total mundial. El
segundo país relevante en América es Estados Unidos, que
produce unos 10 millones/ton (26% a nivel del continente),
en tercer lugar se encuentran Perú y Colombia, que pro-
ducen cerca de 3 millones/ton cada uno, lo que equivale a
22 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

un 8% de participación, respectivamente, y en menor pro-


porción, Ecuador, Argentina, Venezuela y Uruguay que pro-
ducen sobre 1,2 millones/ton, que representa aproximada-
mente 3,5% para cada uno (De Bernardi, 2017).
En el periodo comprendido entre los años 2007-2016 tanto
el área cosechada como la producción con cáscara mostró
una tendencia al incremento, aunque se presentan descen-
sos en los años 2007, 2009 (año de más baja producción),
2012 y 2015 (Salazar, 2016); y para el 2016 se pronosticó una
recuperación estimándose una producción por encima de
los 724 millones de toneladas, lo cual se corresponde con
el incremento de la superficie sembrada (Figura 3), aunque
realmente la producción se redujo, originadas por inclemen-
cias del clima en China, Ecuador y Viet Nam y afectaciones
fitosanitarias.
Figura 3. Producción y superficie mundiales de arroz en cáscara de 2007-
2016.

165
750
160
700 155
Millones de toneladas

Millones de hectáreas
650 150
145
600
140
550 135
500 130
2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016
(pronóstico)

Años analizados

Producción (millones de toneladas) Superficie (millones de hectáreas)

Fuente: Salazar (2016).


Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 23

Para disminuir las afectaciones provocadas por los problemas


climáticos y de afectación de plagas se precisa aplicar prácti-
cas agrícolas encaminadas a lograr el incremento de las pro-
ducciones con enfoque sostenible, entre las que se incluyen
la modificación de las épocas de siembra y la adopción de
variedades resistentes al calor y a la sequía; el desarrollo de
nuevos cultivares; la modificación de la variedad de cultivos
y ganado de la granja; la mejora de las prácticas de gestión
del suelo y del agua, incluyendo la agricultura de conserva-
ción; la integración del uso de previsiones climáticas en la
toma de decisiones sobre los cultivos; la ampliación del uso
del riego; el aumento de la diversidad agrícola regional; y el
cambio a fuentes de subsistencia no agrícolas (FAO, 2016a).
En relación a las importaciones, la demanda aumentará
progresivamente, acorde al crecimiento demográfico no sólo
por la preferencia de los países consumidores, sino también
por el impulso de países que dependen de las importacio-
nes (FAO, 2016c) para satisfacer sus necesidades alimentarias
(Figura 4).
Figura 4. Principales países importadores de arroz a nivel mundial.
3.000.000.000

2.500.000.000
Importaciones de arroz ($)

2.000.000.000

1.500.000.000

1.000.000.000

500.000.000

0
Irán

Nigeria

China

Arabia Saudita

Irak

Estados Unidos

Sudáfrica

Benín

Reino Unido

Francia

Países

Fuente: FAO (2016c).


24 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

La producción mundial y el consumo de arroz se concentran


en el continente asiático, liderados por China seguido por la
India, Indonesia, Bangladesh, Vietnam y Tailandia (Salazar,
2016), aunque de forma progresiva se extiende a otros conti-
nentes y países (Tabla 2).
Tabla 2. Principales países productores y consumo de arroz expresado en
millones de toneladas.

Producción (millo- Consumo (millones


No País nes de toneladas) de toneladas)
Asia
1 China 128,9 126,1
2 India 96,4 96,4
3 Indonesia 36,1 36,5
4 Bangladesh 29,2 29,7
5 Viet Nam 24,4 20,0
6 Tailandia 20,6 11,6
7 Myanmar 19,5 18,6
8 Filipinas 10,7 12,5
9 Japón 7,9 8,4
10 Pakistán 6,0 8,4
11 Sri Lanka 2,3 2,3
12 Irán 1,6 2,8
13 Malasia 1,5 2,4
África
14 Egipto 4,8 3,8
15 Madagascar 2,5 2,6
16 Nigeria 2,3 4,2
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 25

América del sur


17 Brasil 7,8 8,5
18 Perú 1,7 1,8
19 Ecuador 1,2 0,5
América del norte
20 Estados Unidos 6,2 3,9
21 Unión Europea 1,9 2,9

Fuente: Salazar (2016).

Producción nacional
En Ecuador es el cultivo más extenso y ocupa más de la ter-
cera parte de la superficie cultivada. Sin embargo, a pesar de
poseer grandes extensiones de terrenos aptos y con condicio-
nes climáticas favorables para el cultivo del arroz, presenta un
rendimiento promedio de producción de 4,35 t ha-1, prome-
dio bajo, en comparación con otros países; aun así, demuestra
un incremento significativo en la producción con relación al
promedio de 1,44 t ha-1obtenido en el período 1965-1969; tal
rendimiento, se originaba en el uso de variedades tradiciona-
les, susceptibles a plagas y enfermedades, ausencia de semi-
llas certificadas, uso de prácticas culturales inadecuadas, poca
o ninguna infraestructura de riego y falta de investigación y
transferencia de tecnología (Wordpress, 2017).
Según datos de la FAO, la producción y el rendimiento
de arroz en cáscara en Ecuador, en el periodo compren-
dido entre 1994-2014, muestra un comportamiento inesta-
ble, con una tendencia a la disminución, aunque los valores
más bajos, tanto en área cosechada como en producción,
de obtuvieron en los años 1997 y 1998, lo que estuvo con-
dicionado a las afectaciones provocadas por el Evento niño
Oscilación del Sur (ENOS), al producirse un incremento signi-
ficativo de las precipitaciones en la época invernal en ambos
años. Por otro lado, se presenta una disminución de la pro-
ducción a partir de la contienda de 2013 (FAOSTAT, 2017),
sin embargo en este año se produjo un incremento en el
área cosechada, evidenciándose una disminución en el ren-
dimiento del grano (Figura 5).
26 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 5. Área cosechada y producción de arroz en cáscara en Ecuador


(periodo 1994-2014).

2.000k 450k

400k
toneladas

ha

1.500k
350k

1.000k 300k
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
Ecuador Ecuador
Área cosechada Producción
Arroz, cáscara Arroz, cáscara

Fuente: FAOSTAT (2017).

Durante el año 2016, y a escala provincial, se estimó una


superficie total sembrada de 364,111 ha y una distribución
para el primer cuatrimestre de 138,083 ha, de las cuales, el
59% fue aportada por la provincia de Guayas, el 36% por
Los Ríos y el 2% por Manabí (zona costera o litoral), mien-
tras que las provincias de Loja y El Oro contribuyeron con el
1% cada una. Para el segundo cuatrimestre se cuantificaron
196,226 ha, distribuidas en Guayas (72%), en Los Ríos (24%),
en Manabí (3%) y en las provincias de Loja y El Oro con el
0,5% cada una. En el tercer cuatrimestre la superficie corres-
pondió a 29,802 ha, de las cuales el 80% se concentró en la
provincia de Guayas, el 17% en Los Ríos y el 3% en Manabí
(Aguilar, y otros, 2016). De forma general, se aprecia que, en
el año 2016, las provincias de Guayas y Los Ríos fueron las
más representativas y juntas aportaron en promedio el 96%
de la superficie sembrada a nivel nacional (Tabla 3).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 27

Tabla 3. Estimación de superficie sembrada de arroz por provincia en los


tres cuatrimestres del ciclo de siembra del año 2016.

Superficie sembrada del cultivo de arroz

Primer Segundo Tercer


cuatrimestre cuatrimestre cuatrimestre
Provincia Total
Superficie % Superficie % Superficie %
(ha) (ha) (ha)
Guayas 81,694 59 140,999 72 23,796 80 246,489
Los Ríos 49,566 36 47,219 24 5,153 17 101938

Manabí 3,168 2 6,048 3 853 3 10,069


El Oro 1,945 1 902 0,5 - - 2,847
Loja 1,710 1 1,058 0,5 - - 2,768
Total gene- 138,083 196,226 29,802 364,111
ral

Fuente: Aguilar et al. (2016).

Al realizar un análisis de los resultados obtenidos en la pro-


ducción de arroz en cascara (20% de humedad y 5% de
impurezas) por provincias y cuatrimestres del año 2016, se
evidencia que en el tercer cuatrimestre se obtiene el mayor
rendimiento (6,81 t ha-1), aunque ocurrieron afectaciones
por el manchado de grano y el minador de la hoja del arroz
(Hydrellia sp.); superior a lo obtenido en el primer cuatrimes-
tre (4,16 t ha-1), donde se presentaron, según Castro (2016)
afectaciones de plagas (vaneado del grano y manchado de
grano, y en el segundo cuatrimestre (4,80 t ha-1) en el cual,
según declaraciones de los productores, ocurrieron daños
por manchado de grano y el caracol manzana (FAO, 2016b).
Por provincias, Loja alcanzó los mayores valores de produc-
ción por unidad de superficie (9,15 t ha-1 como promedio) en
2016 (Tabla 4).
28 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Tabla 4. Rendimiento de arroz (t ha-1) en las provincias productoras en los


tres cuatrimestres del 2016 en Ecuador.

Primer Segundo Tercer


Provincia cuatrimestre cuatrimestre cuatrimestre
Guayas 4,46 4,93 6,83
Los Ríos 3,46 4,47 5,47
Manabí 4,74 ------ 7,81
Loja 8,70 ------ 9,61
El Oro 4,33 ------- 3,01
Nacional 4,16 4,80 6,81

Fuente: Castro (2016).

En relación a la producción de arroz a nivel cantonal, en


el ciclo de invierno de 2016 (Castro, 2016), se observa una
oscilación en la producción por ha desde 8,94 toneladas en
el cantón Macará de Loja a 1,11 t ha-1 en el cantón Quinsa-
loma de Los Ríos, lo cual se debe a diversos factores, tanto
de índole edafoclimático, de manejo del cultivo, como de
incidencia de plagas (Tabla 5).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 29

Tabla 5. Rendimiento de arroz a nivel Cantonal.

Provincia Cantón Rendimiento (t ha-1)


El Oro Arenillas 4,33
Guayas Guayaquil 4,19
Alfredo Baquerizo Moreno 3,39
Balzar 5,13
Colimes 5,46
Daule 4,46
Durán 3,94
El Triunfo 3,78
Milagro 4,31
Naranjal 3,15
Naranjito 3,31
Palestina 5,43
Pedro Carbo 2,60
Samborondón 4,62
Sta. Lucia 3,03
San Jacinto de Yaguachi 5,10
Simón Bolívar 3,89
Coronel Marcelino Mari- 2,62
dueña
Lomas de Sargentillo 2,90
Nobol 5,80
Isidro Ayora 3,56
Loja Macará 8,94
Zapotillo 8,39
30 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Los Ríos Babahoyo 3,84


Baba 4,38
Montalvo 2,72
Pueblo Viejo 3,15
Quevedo 1,77
Urdaneta 3,45
Ventanas 4,53
Vince 3,40
Palenque 4,43
Buena Fe 2,09
Valencia 1,53
Mocache 3,49
Quinsaloma 1,11
Manabí Portoviejo 4,40
Bolívar 5,58
Chone 7,53
Paján 4,32
Rocafuerte 4,63
Sta. Ana 4,21
Sucre 4,78
Tosagua 6,75
24 de mayo 2,51
Olmedo 4,50

Fuente: BLUEMIX (2017).

Para el caso del tercer cuatrimestre del año 2016, en la pro-


vincia del Guayas y a nivel cantonal los mejores rendimien-
tos se localizaron en Santa Lucía, Colimes, Daule, Rocafuerte
y Macará, lo que pudo haber estado condicionado por el
método de siembra empleado (trasplante de plántulas y el
uso de fertilizantes minerales) y en Yaguachi, Alfredo Baque-
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 31

rizo Moreno y Baba se presentaron los rendimiento más bajos


(Figura 6), asociados, según productores de la zona, a proble-
mas fitosanitarios; específicamente a las plagas manchado de
grano y minador de la hoja (Castro, 2016).
Figura 6. Rendimiento de arroz (t ha-1) obtenido en los cantones de la provincia
Guayas en el tercer cuatrimestre 2016.

Fuente: Elaborado a partir de Castro (2016).

La provincia Loja es la de mayor superficie sembrada de arroz,


distribuida en dos cantones, Zapotillo con rendimiento de 9,14 t
ha-1 y Macará con 10,15 t ha-1 (Castro, 2016); sin embargo, resultó
la provincia de mayor rendimiento y el minador fue el principal
problema fitosanitario en las áreas dedicadas al cultivo (Figura 7).
32 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 7. Rendimiento promedio de arroz (t ha-1) en el tercer cuatrimestre


de 2016 en los cantones de la provincia Loja.

Fuente: Elaborado a partir de Castro (2016).

Otra provincia con buenos rendimientos resultó Manabí, la


segunda de las cinco productoras de arroz, con un rendi-
miento de 7,81 t ha-1. El cantón Santa Ana fue el de más alto
rendimiento (11,78 t ha-1) no solo en la provincia si no a nivel
nacional, seguido de Rocafuerte con 9,06 t ha-1 y Bolívar fue
el cantón de más bajo rendimiento con 4,04 t ha-1 (Figura 8).
La plaga principal que afectó el cultivo fue el minador de la
hoja (Castro, 2016).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 33

Figura 8. Rendimiento promedio de arroz (t ha-1) en el tercer cuatrimestre


de 2016 en cantones de la provincia Manabí.

Fuente: Elaborado a partir de Castro (2016).

En la provincia Los Ríos los rendimientos fueron relativa-


mente más bajos. Los cantones que mayor producción mos-
traron fueron Babahoyo y Montalvo, con valores de 5,85 y
5,47 t ha-1 respectivamente, mientras Vinces presentó el ren-
dimiento más bajo con 3,39 t ha-1 (Figura 9).
34 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 9. Rendimiento promedio de arroz (t ha-1) en el tercer cuatrimestre


de 2016 en cantones de la provincia Los Ríos

Fuente: Elaborado a partir de Castro (2016).

La provincia El Oro se mantiene con los menores rendimien-


tos, alcanzándose 3,01 t ha-1 en el cantón Arenillas, el cual
constituye el único dedicado a la producción de arroz en la
provincia (Figura 10).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 35

Figura 10. Rendimiento promedio de arroz (t ha-1) en el tercer cuatrimestre


de 2016 en el cantón Arenillas, de la provincia El Oro.

Fuente: Elaborado a partir de Castro (2016).

Sistemas de manejo agrícola


Según Delgado (2011), los sistemas de manejo agrícola de la
producción arrocera en el Ecuador dependen de la estación
climática, zonas de cultivo, disponibilidad de infraestructura
de riego, ciclo vegetativo, tipo y clase de suelo, niveles de
explotación y grados de tecnificación.
Por otro lado, debido a las características climatológicas del
país, con dos épocas bien definidas, la producción se suele
dividir en dos ciclos: época lluviosa (enero-abril) y época
menos lluviosa (mayo-diciembre). La época lluviosa, denomi-
nada como época de invierno, es en la cual se concentran las
mayores siembras a nivel de país y el cultivo presenta carac-
terísticas agronómicas asociadas con el lugar donde se desa-
rrolla (principalmente en las provincias costeras, excepto Los
36 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Ríos y Loja), el rendimiento obtenido, la superficie promedio


sembrada y los elementos relacionados con el manejo agro-
nómico de la plantación, dentro de los que se encuentran
la fecha de siembra, sistema de producción, nivelación del
suelo, uso de riego, nivel de mecanización, método de siem-
bra y la cantidad de semilla utilizada (Tabla 6).
Tabla 6. Características agronómicas del cultivo de Arroz de invierno en
Ecuador.

Prov. Rto (t/ SPS FS SP NS UR NM Método siembra CS* (kg/


ha) (ha) %prod %prod (lab.) ha)
Método %prod

Guayas 4,46 4,22 enero Pis. 39,07 85,88 1 Dist. 60,93 66,4

Los Ríos 3,46 5,15 enero Conv. 30,32 38,06 2 Al voleo 80,65 66,55

Manabí 4,74 1,68 enero Conv. 35,42 39,58 1 Dist. 100 45,45

El Oro 4,33 5,88 enero Pis. 66,67 77,78 3 Al voleo 77,78 67,55
Loja 8,7 4,81 Dic. Pis. 0 87,5 2 Dist. 100 146,25
Nacional 4,16 4,28 enero Pis. 35,4 63,45 1 Dist. 50,11 68,25

Nota. Prov=Provincia. Rto=Rendimiento. t/ha=Toneladas por hectárea. SPS=


Superficie promedio sembrada. ha=Hectárea. FS= Fecha de siembra. SP=-
Sistema de producción. Pis= Piscinas. Conv. Convencional. NS= Nivelación
del suelo. UR= Uso de riego. NM= Nivel mecanización. Lab.= labores. Dist.=
Distanciamiento. CS= Cantidad de semilla.

*Se reporta la cantidad de semilla promedio utilizada según el método de


siembra más común indicado en la tabla. Fuente: Castro (2016).

Según Maclean et al. (2002) el mayor porcentaje de arroz se


cultiva en condiciones de aniego o inundación, por lo que
los campos de arroz manejados adecuadamente, pueden
proporcionar un hábitat para especies de humedales (Toral
et al., 2012) y prestar servicios al ecosistema similares a los
humedales naturales (Natuhara, 2013).
En relación con la aplicación de fertilizantes minerales la
provincia de Loja fertiliza en mayores dosis, lo que puede
explicar su mejor rendimiento respecto a las otras provin-
cias, aunque el nivel de fertilización se encuentra alegado
de lo que recomienda el Instituto Nacional de Investigacio-
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 37

nes Agropecuarias (INIAP), el cual establece que el requeri-


miento de estos macronutrimentos debe ser en el orden de
Potasio, Nitrógeno y Fósforo. Además, al tener en cuenta lo
planteado por Castro (2016) se presentó afectación por pla-
gas, fundamentalmente con el manchado y vaneamiento
del grano, los cuales mermaron los rendimientos en cada
provincia (Tabla 7).
Tabla 7. Características del manejo agronómico del cultivo de arroz de
invierno en Ecuador.

Uso Reciclaje Volumen de


plántula semilla Variedad fertilizante (qq/ha) Problema Plaga
Provincia
principal principal principal
(% repr) (% reprd) N P K
Guayas 51 63,26 INIAP-14 2,1 0,67 0,8 Plagas M. grano
Los Ríos 11 68,39 SFL-09 1,69 0,33 0,42 Plagas V. grano
Manabí 58 31,25 INIAP-14 2,39 0,2 0,24 Plagas V. grano
El Oro - 77,78 INIAP-14 2,68 0,59 1,05 Plagas M. grano
Loja - 12,5 INIAP-16 3,24 1,0 2,58 Plagas M. grano
Nacional 36 60,92 INIAP-14 2,01 0,5 0,64 Plagas V. grano

Nota. Repr=Representatividad. M=Manchado. V=Vaneado.

Fuente: Castro (2016).

Taxonomía
En los últimos años la clasificación taxonómica del arroz ha
experimentado ciertos cambios en algunos niveles de clasifi-
cación, relacionados con los trabajos realizados por Acevedo
et al. (2006) y Valladares (2012), los cuales se describen en la
Tabla 8.
38 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Tabla 8. Clasificación taxonómica del arroz.

Niveles de Clasificación
clasificación Acevedo et al. (2006) Valladares (2012)
Reino Plantae Plantae
Subreino - Tracheobionta
División Tracheophyta Magnoliophyta
Subdivisión Pteropsidae -
Clase Liliopsidae (antes Monocotile- Liliopsida
dónea)
Subclase Commelinidae Commelinidae
Orden Poales (antes Glumiflora) Poales
Familia Poaceae (antes Gramíneas) Poaceae
Subfamilia Oryzoidae (antes Panicoideas) Ehrhartoidea
Tribu Oryzeae antes (Oryzae) Oryzeae
Subtribu Oryzineas -
Género Oryza Oryza
Especie O. sativa O. sativa
Clasificación binomial Oryza sativa L.

Fuente: Acevedo et al. (2006); Valladares (2012).

Taxonomía es ciencia y funciona por hipótesis testables (pro-


bables: que se prueban), que pueden cambiar. Toda identi-
ficación y clasificación de uno o varios especímenes es una
hipótesis. Así la identificación de individuos, su clasificación
y nomenclatura están sometidas a cambios. Esto tiene dos
consecuencias:
• Las identificaciones y los nombres de las especies cam-
bian frecuentemente.

Los bancos de datos informatizados sobre biodiversi-
dad no son 100% confiables, pues la identificación de
las especies en ellos contenida, es un proceso continuo
y dinámico no siempre posible de ser actualizado (Valla-
dares, 2012).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 39

Morfología
En todos los cultivos y especialmente en los económicos es
importante el conocimiento de la morfología de la planta,
por su utilidad en la investigación, en la diferenciación de
variedades o nuevas líneas y en los estudios de fisiología y
fitomejoramiento. En la morfología del arroz se distinguen
los órganos vegetativos (raíces, tallo, hojas) y los órganos
reproductivos (flores y semillas).

Características botánicas
Raíces: son delgadas, fibrosas y fasciculadas. Posee dos tipos
de raíces: las seminales, primarias o temporales, de escasa
ramificación, que sobreviven muy poco tiempo después de
la germinación y las raíces adventicias, secundarias o per-
manentes, que se forman a partir de los nudos inferiores del
tallo joven (Figura 11). En un principio estas raíces adquie-
ren una coloración blanquecina, son relativamente gruesas
y escasamente ramificadas, posteriormente se alargan y
pasan a conformar el anclaje definitivo de la planta al rami-
ficarse en forma abundante (Páez, 2004).
Figura 11. Raíces primarias y secundarias del arroz.

Fuente: Páez (2004).


40 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Tallo: es herbáceo, cilíndrico y hueco, constituye la estructura


principal de la planta, puede medir entre 50 y 180 cm de
altura, lo que depende de la variedad. El tallo de una planta
de arroz, en sus inicios, es una estructura muy corta (mucho
menos de 1 cm) y subterránea (Figura 12A). En esta corta
estructura están bien diferenciados los nudos, en secuencia
alterna con los entrenudos que más tarde se alargan. A par-
tir de los nudos basales del tallo principal o central, se desa-
rrollan hijos primarios, secundarios y terciarios hasta formar
una densa macolla. Entre los 50 y 55 días, el tallo deja de
ser subterráneo, al iniciar su proceso de alargamiento (Figura
12B), para convertirse en una estructura hueca y cilíndrica,
donde los entrenudos basales se conservan muy cortos y los
superiores se alargan por sobre los 10 o 15 cm (Páez, 2004).
Tanto la longitud como el número de entrenudos del tallo
son caracteres varietales definidos, los cuales pueden variar
por influencia del ambiente.
Figura 12. Tallo del arroz. A. En sus inicios, antes de formar la macolla. B.
Macolla.

Fuente: Páez (2004).

Hoja: son envainadoras, con el limbo lineal, agudo, largo y


plano. Las hojas se disponen en secuencia alterna a lo largo
del tallo. La cantidad total en una planta adulta es una
característica varietal. En el máximo desarrollo del estado
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 41

de plántula el arroz muestra seis hojas, de las cuales tres se


encuentran completamente formadas, dos en proceso de
crecimiento y una muerta. La planta manifiesta una reno-
vación sucesiva de hojas, desde la aparición de la primera
y a lo largo del ciclo de vida. Por lo general, cada hoja tiene
corta duración y, al final, sólo un número reducido de ellas se
observan en el tallo. La hoja más alta, por debajo de la paní-
cula, se conoce como hoja bandera o panicular (Figura 13).
Especial interés tienen las dos hojas superiores de la planta,
ya que ellas son responsables de la formación de un alto
porcentaje de los elementos que van a conforman el grano
(CIAT, 2005).
Figura 13. Hoja bandera del arroz.

Fuente: CIAT (2005).

Una hoja adulta está formada por vaina y lámina, que se


unen en un punto intermedio llamado cuello. En el cuello
se distinguen dos formaciones muy típicas en arroz, que son
la lígula y las aurículas. En estado de plantas jóvenes estas
formaciones permiten diferenciar al arroz de las malezas
comunes, ya que en estas estructuras están ausentes o son
diferentes (Figura 14). En el punto de unión de la vaina y el
limbo se encuentra una lígula membranosa, bífida y erguida
que presenta en el borde inferior una serie de cirros largos y
sedosos (Páez, 2004).
42 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 14. Estructura de la hoja del arroz

Fuente: Páez (2004).

Flores: se encuentran agrupadas en una inflorescencia


denominada panícula (comúnmente, mal llamada espiga)
que emerge del último nudo del tallo, llamado nudo ciliar.
La panícula consta de un eje principal, cuya parte superior
corresponde al raquis y la inferior al pedúnculo o cuello, el
cual se encuentra más o menos cubierto por la hoja ban-
dera. Sobre el raquis se forman ramificaciones (primarias,
secundarias y hasta terciarias), que finalmente rematan en
el pedicelo (ramificación terminal) y sobre éste se desarro-
llan las espiguillas, en cuyo interior se encuentran las flores
propiamente dichas (Figura 15). Las flores comprenden seis
estambres y un pistilo donde se distinguen el ovario, estilo
y estigma. La espiguilla la conforman tres estratos de piezas
florales, de los cuales el más importante es el de las glumas
fértiles, denominadas lemma y pálea; estructuras que en
definitiva van a conformar la cáscara del grano.
Después de la apertura de las espiguillas o un poco antes,
ocurre la polinización, de inmediato se cierran nuevamente
para comenzar la formación del grano. A diferencia del maíz,
las flores del arroz tienen los dos sexos en la misma flor (Páez,
2004).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 43

Figura 15. Estructura de la panícula del arroz.

Fuente: Páez (2004).

Las flores pueden clasificarse en abiertas, compactas e inter-


medias, según el ángulo que formen las ramificaciones al
salir del eje de la panícula, son de color verde blanquecino,
dispuesta en espiguillas cuyo conjunto constituye una panoja
grande, terminal, estrecha y colgante después de la floración
(Figura 16). La panícula se mantiene erecta durante la floración,
pero luego se dobla debido al peso de los granos maduros. La
espiguilla es la unidad básica de la inflorescencia (CIAT, 2005).
Figura 16. Estructura de una espiguilla de arroz.

Fuente: CIAT (2005).


44 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Grano: presenta una cáscara color crema que envuelve la


parte comestible o endosperma, el cual es de color blanco y
se encuentra rodeado de una cubierta muy delgada o peri-
carpio, también de color crema o marrón claro. La fuerte
adhesión del pericarpio con el endosperma permite ubicar
el fruto o grano de arroz en una cariópside (Figura 17). Bien
adosado al endosperma, en su parte ventral, se encuentra el
embrión, donde se identifican la plúmula (hojas embriona-
rias), la radícula (raíz embrionaria) y el mesocotilo (precursor
del tallo), el cual es muy corto y une las dos partes antes
mencionadas (Páez, 2004).
Figura 17. Estructura del grano de arroz.

Fuente: Páez (2004).

En el procesamiento del grano de arroz se efectúa el descas-


carado y la eliminación de la película pericárpica, junto con
el embrión, para dar lugar a la separación del endosperma o
arroz pulido (comercial). El grano de arroz descascarado (no
pulido) es conocido como arroz integral (Olmos, 2006). El
grano de arroz constituye la semilla para la reproducción y la
parte comestible (Figura 18).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 45

Figura 18. Partes que componen un grano de arroz maduro.

Fuente: Olmos (2006).

Fisiología

Fases de desarrollo y crecimiento del arroz


En el arroz se distinguen tres fases de desarrollo, las cuales
tienen períodos de crecimiento definidas en cuanto a la
diferenciación de la planta y los días de duración.
Según SAG (2003) y Páez (2004) estas fases son:
Fase vegetativa: cubre el período desde la germinación de
la semilla hasta el momento en que se inicia la formación
de la panícula, incluye germinación de la semilla, plántula,
macollamiento y elongación del tallo. Su duración fluctúa
alrededor de 60 a 65 días.
Fase reproductiva: comprende el período de iniciación y
desarrollo de la panícula y floración. Su duración aproximada
es de 35 días.
46 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Fase de maduración: período comprendido desde la flora-


ción hasta la completa maduración del grano, incluye grano
lechoso, grano pastoso y grano maduro. Su duración es de
30 días.
Fase vegetativa: presenta una duración entre 55-60 días,
en las variedades de período intermedio, comprende desde
la germinación de la semilla, emergencia, macollamiento
(ahijamiento), hasta la diferenciación del primordio floral.
Esta fase es la que diferencia unas variedades de otras, según
sea la precocidad o tardanza de la misma en alcanzar su res-
pectivo ciclo de cultivo. En la fase vegetativa es cuando se
determina en gran parte, el número de espigas por planta o
por unidad de superficie, debido principalmente al macolla-
miento de las plantas, lo cual es uno de los tres componen-
tes de rendimiento de una plantación de arroz.
Fase reproductiva: incluye el período desde la formación
del primordio floral, engrosamiento del tallo por la forma-
ción de la inflorescencia conocido por los productores como
embuchamiento (7-14 días antes de la emergencia de la
panícula, floración). Esta fase tiene una duración entre 35 y
40 días. Normalmente la duración de la fase reproductiva
en las variedades cultivadas, varía muy poco. En esta fase se
determina el número de granos por panícula, que es otro
de los tres componentes de rendimiento en la producción
del arroz. En el periodo de llenado de grano es importante
la intensidad de la luz porque cerca del 60% de los carbohi-
dratos traslocados desde las hojas al grano se fotosintetizan
durante esta etapa (Olmos, 2006).
Fase de maduración: abarca desde la emergencia de la
panícula (floración), el llenado y desarrollo de los granos
(estado lechoso y pastoso) hasta la cosecha (madurez del
grano), su duración es de 30 a 40 días. Esta fase varía muy
poco de una variedad a otra. Se considera que en esta fase
se determina el peso del grano, por lo que es el tercero de
los tres componentes de rendimiento en una plantación de
arroz (Figura 19).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 47

Figura 19. Fases fisiológicas del cultivo del arroz.

Fuente: INTA (2012).

El ciclo vegetativo y reproductivo de las variedades de arroz


que se cultivan actualmente, varía de 120 a 140 días desde
la germinación hasta la cosecha del grano, aunque actual-
mente se encuentran variedades de arroz con 105 días a la
cosecha con rendimientos aceptables. Cuando las tempera-
turas son bajas durante la fase vegetativa, el período de desa-
rrollo del cultivo puede alargarse hasta 150 días (SAG, 2003).
En la Figura 20 se ilustran las fases de desarrollo de una
planta de arroz, relacionándolas con ciertos parámetros que
identifican dos expresiones cuantitativas de crecimiento del
cultivo, como son la altura de planta y el número de hijos.
Figura 20. Fases de desarrollo del cultivo de arroz.

Altura de
la planta

N° de
Panículas
Formación
Número de panículas
de hijos
Elongación de allo

Macollamiento

Fases: Vegetativa Reproductiva Maduración


Fuente: Páez (2004).
48 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

En la etapa inicial de la etapa vegetativa el arroz experimenta


un crecimiento muy lento, el cual se acelera posteriormente
hasta la floración, momento en que finaliza el incremento en
la altura de planta.
En relación con el número de hijos, la gráfica señala que a par-
tir de un determinado momento se inicia y acelera el proceso
de macollamiento, el cual alcanza su máxima expresión hacia
el comienzo de la fase reproductiva. Al final, algunos hijos resul-
tan improductivos y no desarrollan panícula, razón por la que la
curva correspondiente declina en la fase final del ciclo de vida.
Dentro de las tres fases indicadas se presentan cambios que
caracterizan e identifican determinadas expresiones morfo-
lógicas y fisiológicas inherentes al ciclo de vida de una planta
de arroz. Estos cambios dan lugar a la manifestación de eta-
pas diferenciadas dentro de cada fase de desarrollo (Tabla 9).
Tabla 9. Fases y etapas de desarrollo del arroz.

Fases de desarrollo Etapas de crecimiento y desarrollo


0 Germinación de la semilla (5-7días). Desde el humedeci-
miento de la semilla hasta aparición primera hojaa través del
coleoptilo
1 Plántula (15-20 días). Desde la aparición de la primera hoja
Vegetativa (55-60 días) hasta aparición del primer hijo.
2 Macollamiento (30-35 días). Desde la aparición del primer
hijo hasta máximo macollamiento (2Mx).
3 Elongación del tallo (5-7 días). Desde el alargamiento del
cuarto entrenudo hasta inicio (micro) del primordio floral.
4 Inicio de panícula (10-11 días). Desde la formación micros-
cópica del primordio floral hasta hacerse visible.
5 Desarrollo de panícula (20-25 días). Desde que se hace
Reproductiva (35 días) visible hasta laemergencia a través de la hoja bandera.
6 Floración (7-10 días). Desde la apertura de glumas en el
tercio superior hasta la emergencia total y fecundación.
7 Grano lechoso (7-10 días). Desde la fecundación hasta la
formación inicial del grano.
Maduración (30 días) 8 Grano pastoso (10-13 días).
9 Grano maduro (6-7 días).
Fuente: Páez (2004).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 49

El conocimiento y seguimiento de las fases de crecimiento y


desarrollo del arroz, es de vital importancia, ya que, si se rea-
liza un manejo agronómico inadecuado, como por ejemplo
la inundación, sin tener en cuenta en la fase que se encuen-
tra la plantación, se puede afectar la producción.
Germinación de la semilla: bajo condiciones apropiadas de
humedad, la semilla seca inicia el proceso de germinación,
que concluye cuando emerge la primera hoja a través del
coleóptilo. La duración de esta etapa se estima entre cinco
y siete días. Si la germinación se produce estando la semi-
lla sumergida en agua (ambiente anaeróbico), el coleóptilo,
que envuelve las hojas embrionarias, emerge y se hace visi-
ble como una estructura cilíndrica antes que la coleorriza. Si
la germinación ocurre en ambiente aeróbico, de suelo bien
drenado, la coleorriza, que envuelve las raíces embrionarias,
emerge primero (Figura 21).
La siembra de semilla pregerminada ofrece la ventaja de
un mayor adelanto en el crecimiento inicial del arroz, en
comparación con el desarrollo de las malezas.
Figura 21. Germinación de la semilla de arroz.

Fuente: Páez (2004).


50 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Plántula: esta etapa cubre el período desde la emergencia


de la primara hoja hasta la aparición del primer vástago o
hijo (Figura 22). Su duración tiene un lapso de 15 a 20 días.
Generalmente la primera hoja emerge tres días después de
sembrar la semilla pregerminada. En el estado de plántula
se consume la mayor proporción del endosperma y se desa-
rrolla el sistema radical primario, el cual es sustituido por las
raíces adventicias.
Figura 22. Plántula de arroz.

Fuente: Páez (2004).

Macollamiento
El macollamiento es el proceso de formación continua de
hijos en la planta de arroz (Figura 23). Esta etapa se inicia
con la formación del primer hijo, a partir de la yema axilar de
un nudo inferior, hasta cuando la planta alcanza el máximo
número de vástagos; aunque también puede decirse que
hasta el comienzo del alargamiento del tallo. Su duración
es variable, dependiendo de la variedad, época de siembra y
condiciones climáticas; sin embargo, podría estimarse en 30
a 35 días, en términos generales (Páez, 2004).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 51

Figura 23. Macollamiento en el cultivo de arroz.

Fuente: Páez (2004).

La expresión del macollamiento puede asociarse con la


característica varietal, la densidad de siembra usada, el
estado de humedad del suelo o la fertilización (Páez, 2004).
Según el INIAP (2007) es la fase decisiva para la obtención
de altos rendimientos, ya que de la población de tallos va a
depender la cantidad de espigas, además las espigas alcan-
zaran un mayor diámetro en los hijos terciarios y cuaterna-
rios (Figura 24).
Figura 24. Formación de macollos en una plantación comercial de arroz.

Fuente: Mendoza et al. (2011).


52 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Posterior a este máximo macollamiento algunos hijos mue-


ren y su número disminuye hasta estabilizarse. Dependiendo
principalmente de las condiciones de siembra, de la eficien-
cia del riego y la fertilización, para el momento de cosecha, el
número de hijos productivos (con panículas) varía entre 300
y 400/m² (Páez, 2004).
Elongación o alargamiento del tallo: alrededor de los 50
días el tallo subterráneo comienza a alargarse, a partir del
cuarto entrenudo por debajo del nudo ciliar; y en un lapso de
cinco a siete días logra una longitud de 2 a 4 cm (Figura 25).
En este momento termina la etapa 3, porque a partir de allí
comienza la aparición microscópica de lo que después será
la panícula. La iniciación de la panícula marca o define el
final de la etapa 3 y el comienzo de la 4, pero el alargamiento
del tallo va a continuar hasta el momento en que la panícula,
ya formada, sobresalga en el tercio superior de la planta, por
sobre la vaina de la hoja bandera (Páez, 2004).
Figura 25. Alargamiento del tallo de la planta de arroz.

Fuente: Páez (2004).

Iniciación de la panícula: esta etapa comienza con la forma-


ción microscópica del primordio floral, hasta el momento en
que se hace visible con la apariencia de un cono algodonoso,
cuya longitud alcanza 3 a 4 mm, aproximadamente (Figura
26). La duración de este proceso se estima entre 10 y 11 días.
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 53

La iniciación de la panícula se produce primero en el tallo


principal y continúa en los hijos en forma irregular.
Figura 26. Iniciación en el cultivo de arroz

Fuente: Páez (2004).

Desarrollo de la panícula: se inicia con la formación cónica


algodonosa visible de la panícula (Figura 27A), hasta el
momento de su emergencia, a través de la vaina de la hoja
bandera (Figura 27B). Su duración es de 20 a 25 días. En esta
etapa se define la conformación de la inflorescencia que, al
engrosarse, produce un abultamiento de la vaina de la hoja
bandera, determinando el estado conocido como embu-
chamiento (Figura 27C). A continuación, se produce la emer-
gencia de la panícula. Durante el desarrollo de la panícula
se diferencian los primordios de las espiguillas y se deter-
mina el número de éstas; por ello este período resulta suma-
mente crítico cuando situaciones estresantes de tempera-
tura, sequía o presión de agua inciden sobre la planta. La
floración ocurre casi a 25 días después del inicio visual de la
panícula, independientemente de la variedad (Páez, 2004).
54 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 27. Desarrollo del cultivo de arroz.

Fuente: Páez (2004).

Fase de maduración
Grano lechoso: después de la fertilización del óvulo se pro-
duce la traslocación de carbohidratos que, en un principio,
conservan una consistencia lechosa en el interior de la espi-
guilla. El grano lechoso se mantiene bajo condiciones nor-
males de manejo agronómico por espacio de siete a diez
días. Durante este lapso, la panícula se conserva erecta y sólo
en su tercio superior tiende a doblarse por efecto del llenado
de los granos (Figura 28A).
Grano pastoso: en este período el contenido del grano se
vuelve más consistente con tendencia a endurecerse (Figura
28B). La duración de esta etapa es de 10 a 13 días. En la pri-
mera parte de esta etapa, el grano se torna verde amarillento
y el doblado de la panícula se acentúa en su parte media.
Grano maduro: Período en que el contenido del grano se
endurece y cristaliza. Su duración es de seis a siete días. Al
final de esta etapa la planta llega a su plena madurez y el
raquis de la panícula se observa completamente doblado,
los granos presentan un color verde-amarillento (Figura 28C).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 55

Figura 28. Procesos que ocurren en la fase de el cultivo de arroz

Fuente. Páez (2004).

Espigas de arroz en posición erecta, formación del grano


lechoso y pastoso, espigas dobladas, indica que los granos
ya han adquirido mayor peso (Figura 29A). Cuando el grano
alcanza la madurez, las espigas se encuentran totalmente
dobladas debido al peso de los granos, lo cual indica que está
a punto de cosecharse (Figura 29B).
56 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 29. A. Espigas de arroz erectas y de olor verde (grano lechoso) y espi-
gas que comienzan a doblarse (grano pastoso). B. Espigas de arroz dobla-
das y de color verde-amarillento (grano maduro).

A B

Fuente: INIAP (2007).

Ecología del cultivo


En un agroecosistema del cultivo del arroz, ocurren una
serie de interacciones entre los diferentes factores bióticos
que habitan en el medio (planta de arroz, malezas, insec-
tos plaga y benéficos, patógenos, microorganismos (hon-
gos, bacterias, virus), el hombre como elemento que actúa y
modifica el ecosistema con las diferentes prácticas agronó-
micas que realiza y los componentes abióticos que inciden
en la plantación de arroz, que en conjunto forman los fac-
tores edafoclimáticos, los cuales tienen un efecto directo e
indirecto en el crecimiento y desarrollo del cultivo, así como
en la producción que se obtenga en la cosecha.
El conocimiento de los diferentes parámetros climáticos
en las zonas productoras de arroz, de cualquier país, es de
suma importancia, ya que estos factores determinan en gran
medida el rendimiento de la cosecha, así como el manejo
agronómico del cultivo. El comportamiento de las precipi-
taciones es fundamental para establecer la época y fecha
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 57

de siembra, sobre todo en cultivo de secano; la incidencia


de plagas (insectos, enfermedades y malezas) se encuentran
muy relacionadas con la precipitación, la humedad relativa
del ambiente y el manejo de la lámina de agua en cultivo
de inundación; por su parte la temperatura y la intensidad
de radiación solar son fundamentales para la realización del
proceso fotosintético.
Páez (2004) señala que los factores ecológicos determi-
nantes del desarrollo y buen rendimiento del cultivo de arroz
incluyen principalmente la temperatura, la radiación solar, el
agua, el suelo, la humedad relativa y el viento. Debido a que
los factores climáticos se presentan de manera conjunta, no
resulta fácil determinar el factor que más influye sobre la
reducción del rendimiento (FEDEARROZ, 2016).
La temperatura, la radiación solar y la precipitación pluvial
afectan directamente los procesos fisiológicos de la planta
de arroz, los cuales, de una u otra manera inciden en la
producción de grano e indirectamente en la presencia de
plagas y enfermedades del cultivo (SAG, 2003). Al respecto
Salas (2003) indica que los factores climáticos que definen
la productividad del arroz son la temperatura y la radiación
solar.
Por otra parte, en algunas zonas, la alta velocidad del
viento crea problemas de volcamiento del cultivo, provo-
cando daños en la panícula, pérdida de granos desprendi-
dos de la espiga, se favorece el ataque de aves y roedores, así
como la germinación de los granos, al estar en contacto con
el suelo. Cuando los vientos son secos y cálidos causan que-
maduras en el extremo superior de las hojas e interfieren en
la formación del grano. Los suelos donde tradicionalmente
se siembra arroz en la mayoría de los países son de diversa
naturaleza y en ellos la obtención de buenos rendimientos
es factible en la medida que exista una adecuada disponibi-
lidad de agua. Las características ideales del suelo en sentido
general comprenden: textura arcillo-limosa preferiblemente,
no calcáreos, con pH entre 5,0 y 8,0, con óptimos de 5,2 a 6,5;
y drenaje moderado y alta capacidad de retención de agua
(Páez, 2004).
58 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Requerimientos edafoclimáticos
Las zonas arroceras de Ecuador presentan un amplio rango
en la distribución de los factores climáticos que varía desde
el trópico húmedo hasta el trópico seco, con temperaturas
de 20 ºC a 30 ºC, precipitaciones máximas de 2500 mm y
mínimas de 500 mm por año, con humedad relativa alta y
un complejo heterogéneo de suelos. Estas zonas se concen-
tran en las provincias del litoral, con una altitud por debajo
de los 10 msnm (Zea, 2014). El arroz reacciona de manera
positiva o negativa ante la presencia de los diferentes fac-
tores edafoclimáticos y, en consecuencia, precisa que estos
factores se encuentren dentro del rango en que la planta
pueda crecer y desarrollarse normalmente (Andrade y Hur-
tado, 2007; Campoverde, 2016).
Suelos y topografía del terreno: el cultivo de arroz, requiere
de suelos con alto contenido de arcilla, condición que facilita
la retención y conservación de la humedad por más tiempo.
Los suelos cuya proporción de arcilla se encuentra en un
balance con el contenido de arena y limo (suelos francos) y
que son aptos para otros cultivos, garantizan buenas cose-
chas de arroz. Sin embargo, en estas condiciones es necesa-
rio contar con abundante agua de lluvia o con la infraestruc-
tura necesaria para suplir riego al cultivo en períodos críticos
de baja precipitación pluvial o sequía. Por tanto, el arroz es
un cultivo que requiere abundante humedad para alcanzar
buenos rendimientos, se cultiva con excelentes resultados
en suelos arcillosos o franco limosos inundados (SAG, 2003).
En relación con la topografía del terreno es necesario dispo-
ner de suelos planos para producir arroz, ya que en el cultivo
de arroz en su mayoría se utiliza maquinaria. El manejo del
cultivo y el manejo de agua (si se dispone de riego), serán
más fácil y menos costosa en aquellos suelos con menores
pendientes. Cuando se construye infraestructura para riego,
las melgas deben nivelarse bien, con pendientes que no
sobrepasen el 1/1000, aunque es preferible nivelar a cero.
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 59

Temperatura: este factor no solo afecta el crecimiento, sino


el desarrollo de la planta de arroz. Las temperaturas críticas
se encuentran por debajo de los 20°C y por encima de los
32°C. Se considera que la temperatura óptima para la germi-
nación, el crecimiento del tallo, de las hojas y de las raíces, se
encuentra entre los 23 y 27°C (SAG, 2003). Durante el ciclo de
cultivo el régimen de temperatura tiene marcada influencia
sobre el patrón de desarrollo de la planta y la fluctuación
térmica de valores en el día mantiene estrecha relación con
el rendimiento de arroz (Páez, 2004).
Entre los efectos de la alta temperatura se encuentra la
aceleración del proceso de maduración que en el caso
del arroz es de 15 días, lo cual conduce a un menor peso
de grano, mala calidad de grano e incremento del vanea-
miento. Una mayor temperatura favorece la proliferación de
plagas y enfermedades, además de facilitar su dispersión
entre regiones. Esta vulnerabilidad de las plantas conlleva
a mayores costos de producción y a un menor rendimiento
(SAG 2003; Casilla et al.,).
Para el crecimiento del tallo, hojas y raíces se considera un
óptimo de temperatura de 23°C. Con temperaturas superio-
res a ésta, las plantas crecen rápidamente, pero los tejidos
se hacen demasiado blandos, siendo más susceptibles a los
ataques de enfermedades (Roselló, S/A). Por su parte Salas
(2003) señala que por encima de la temperatura máxima o
por debajo de la temperatura base la tasa de desarrollo es
nula, planteando que existen tres temperaturas claves para
el arroz, la base o mínima (8-12°C), la óptima (28–30°C) y una
temperatura máxima (42-45°C).
Regularmente, en las zonas de producción arrocera arro-
ceras de Ecuador, salvo casos puntuales de afectación, los
altibajos de temperatura no suelen alcanzar valores que
incidan de manera grave en el desarrollo satisfactorio del
cultivo.
Radiación solar: en cuanto a la cantidad de horas luz, es
variable en cada estado de desarrollo de la planta. Existe
una relación directa entre la alta incidencia del factor luz y
60 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

el incremento de los rendimientos en arroz, hecho que se


explica en razón de la alta expresión que desarrolla el pro-
ceso de fotosíntesis en presencia de alta luminosidad. Sin
embargo la incidencia de una baja radiación solar durante
la fase vegetativa del cultivo no afecta significativamente el
rendimiento final o sus componentes. Por el contrario, si la
baja radiación solar se manifiesta durante la fase reproduc-
tiva, los rendimientos se afectan debido a la disminución del
porcentaje de granos llenos o al menor número de granos
por panícula (Páez, 2004).
La disponibilidad de radiación solar, en la fase reproductiva,
en el mes de febrero, en Cuba, resultó una limitante, para
que las variedades pudieran lograr la máxima producción
de materia seca y, por ende, lograr mayores rendimientos
(Maqueira et al., 2010). La radiación solar es la variable climá-
tica de mayor efecto en los rendimientos, produce un fuerte
efecto en la etapa reproductiva, desde la diferenciación del
primordio floral a la aparición de la panícula, afectando el
número de granos por panoja (Salas, 2003).
En un experimento realizado en Colombia (Garcés, 2013) se
encontró que el tratamiento control (libre exposición al sol)
presentó el mejor rendimiento final, estadísticamente supe-
rior al tratamiento de disminución de la luminosidad en la
etapa de Llenado de grano. La reducción del rendimiento,
producto de la menor radiación incidente, fue del 20,4%.
Precipitación pluvial: La precipitación tiene poco efecto
sobre el crecimiento y desarrollo de la planta, su efecto es
más indirecto al afectar las fechas de siembra, está relacio-
nada con la humedad relativa, si los valores de éstas son altos
se favorecen el desarrollo de hongos y enfermedades (Salas,
2003). No obstante, es importante destacar la capacidad del
cultivo del arroz para desarrollarse favorablemente en diver-
sas condiciones de inundación y estados de humedad del
suelo.
Es indiscutible la estrecha asociación entre un adecuado
suministro de agua y la obtención de altos rendimientos
en arroz. A lo largo del ciclo del cultivo, los requerimientos
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 61

hídricos varían de acuerdo con las etapas de desarrollo de la


planta. Pero, en términos generales, las exigencias hídricas
son más importantes hacia la fase de reproducción, ya que
los efectos negativos que pudiera generar una inoportuna o
insuficiente suplencia de agua, sobre todo hacia las etapas
de desarrollo de la panícula y floración, son irreversibles y al
final afectan drásticamente la producción. Por el contrario,
si durante la fase vegetativa ocurren períodos de escasez de
agua, el cultivo va acusar sus efectos, pero éstos podrían ate-
nuarse o superarse al corregir tal deficiencia (Páez, 2004).
El arroz requiere alta humedad en el suelo durante la fase
vegetativa y reproductiva, para obtener una producción
aceptable. La determinación de los requerimientos hídricos
para el arroz se encuentran en función de factores diversos
que incluyen la modalidad de explotación, formas de pre-
paración de tierras, textura del suelo y ciclo del cultivo, razón
por la cual esta estimación es variable, sobre todo conside-
rando que numerosas unidades de producción mantienen la
alternativa complementaria de aprovechar el agua de lluvias
(Páez, 2004).
Según Degiovanni et al. (2010), el agua realiza tres funcio-
nes en el cultivo del arroz de extrema importancia.
• Modifica las características físicas de las plantas.
• Modifica las características fisicoquímicas del suelo y su
estado nutricional.

Realiza buen control de arvenses cuando se controla
bien la lámina de agua
Se considera que una precipitación de unos 1.300 mm, bien
distribuidos durante el ciclo de cultivo es suficiente para la
obtención de buenos rendimientos (Páez, 2004).
Humedad relativa: la humedad relativa del aire influye en
alto grado y en relación inversa, sobre el proceso de trans-
piración de la planta y la evaporación. Valores muy altos de
este factor son determinantes de la disminución de la evapo-
transpiración y, en consecuencia, de la absorción y trasloca-
ción de nutrimentos (Páez, 2004).
62 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Vientos: en zonas abiertas, desprovistas de protección, la


alta velocidad del viento crea problemas de volcamiento del
cultivo y provoca daños en la panícula. Cuando son secos y
cálidos causan quemaduras en el extremo superior de las
hojas e interfieren en la formación del grano (Páez, 2004).
Cuando los vientos de superficie son fuertes y la palta de
arroz vuelca, se pueden originar grandes pérdidas, por ata-
que de aves y roedores, por desprendimiento de los granos
de la panoja, además se puede producir la germinación de
los granos que están en contacto con la superficie del suelo
en condiciones de humedad.

Nutrición
Para que un sistema de producción agrícola sea económi-
camente rentable los cultivos necesitan un balance nutricio-
nal apropiado, para que el genotipo pueda desarrollar todo
su potencial productivo. El hecho de que un elemento se
encuentre formando parte de los tejidos de la planta no es
prueba de que resulte esencial (Pérez et al., 2015) pues para
ello deben cumplirse determinados requisitos como son:
• El elemento debe estar directamente implicado en el
metabolismo de la planta.
• En caso de insuficiencia aparecerán anormalidades o
síntomas definidos.
• De faltar, la planta no completará su ciclo vegetativo o
reproductivo.
En la Tabla 10 se presentan los elementos nutritivos esencia-
les para los cultivos y su rol en el crecimiento y desarrollo de
las plantas
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 63

Tabla 10. Elementos esenciales para el cultivo del arroz.

Elementos o materiales Símbolo o fórmula kg ha-1


Suministrado por el aire y el agua
Hidrógeno (agua) H2O 2 - 6 millones

Oxígeno (aire) O2 5 000 - 8 000


Carbono (dióxido de carbono) CO2 15 000 - 25 000
Elementos primarios (Suministrados por el suelo y los fertilizantes)
Nitrógeno N 20 - 300
Fósforo P 20 - 100
Potasio K 20 - 400
Elementos secundarios (Suministrados por el suelo, fertilizantes o enmiendas)
Calcio Ca 20 - 400
Magnesio Mg 20 - 100
Azufre S 10 - 100
Microelementos (Suministrados por el suelo y los fertilizantes)
Cloro Cl 5 - 20
Hierro Fe 1-5
Manganeso Mn 0,5 - 5
Boro B 0,2 - 2
Zinc Zn 0,3 - 3
Cobre Cu 0,2 - 2
Molibdeno Mo 0,01 – 0,1

Fuente: Pérez et al. (2015).

De los 16 elementos nutritivos que el arroz necesita, para su


normal crecimiento y desarrollo y por tanto para lograr cose-
chas con altos rendimientos; el Carbono (C), Hidrógeno (H) y
Oxígeno (O) constituyen cerca del 95% de la planta y provie-
nen del agua y del aire. Estos tres elementos participan en la
fotosíntesis.
64 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Los 13 elementos nutritivos restantes se clasifican en:


• Mayores primarios (N, P, K), por ser los que la planta
absorbe en mayor cantidad.
• Mayores secundarios (Ca, Mg, S) porque la planta los
necesita en menor cantidad.
• Microelementos (Cl, Fe, Mn, B, Zn, Cu, Mo), debido a que
la planta los necesita en cantidades muy pequeñas.
Estos 13 elementos nutritivos son los que el arroz absorbe
del suelo o de los fertilizantes y enmiendas que se aplican
(Pérez et al., 2015).
Los requerimientos del cultivo, varían en función de las
condiciones y características del medio de producción; por
ello, las recomendaciones respectivas se hacen atendiendo
a las necesidades regionales donde se explota el cereal. Res-
pecto a la modalidad del riego predominante en el cultivo y
en torno a la fertilización, se puede señalar que la práctica de
inundación del campo crea en el suelo condiciones anaeró-
bicas que influyen en la disponibilidad y aprovechamiento
de nutrimentos por la planta. Los elementos que aumentan
su disponibilidad en suelos inundados son: fósforo, potasio,
calcio, magnesio, hierro y manganeso. Los que la disminu-
yen son: silicio, azufre, cobre y zinc (Páez, 2004).
Los requerimientos nutricionales en el cultivo de arroz,
según INIAP (2005) dependen de la cantidad de nutrimen-
tos disponibles en el suelo y de los factores del medio, por
cada tonelada de arroz que se produzca se necesitan las
siguientes cantidades promedio de nutrimentos (Tabla 11).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 65

Tabla 11. Cantidades de nutrimenetos (kg ha-1), requeridos para producir


una tonelada de arroz.

Requerimiento Requerimiento
Nutriente Nutriente
(kg/t grano) (kg/t grano)
Nitrógeno 22,2 Hierro 0,350

Fósforo 3,1 Cobre 0,027

Potasio 26,2 Manganeso 0,370


Calcio 2,8 Zinc 0,040
Magnesio 2,4 Boro 0,016
Azufre 0,94

Fuente: INPOFOS citado por INIAP (2007).

Las deficiencias más comunes en suelos arroceros corres-


ponden a nitrógeno, fósforo, potasio, azufre y zinc. Las menos
comunes son las de magnesio, cobre, hierro, manganeso y
silicio. Todos los elementos mencionados son esenciales en
mayor o menor grado, para el normal desarrollo del arroz; sin
embargo, (Páez, 2004) salvo situaciones particulares, la apli-
cación actual de fertilizantes se orienta sólo hacia la suplen-
cia de N-P-K).
El número de panículas por unidad de área, el número de
espiguillas llenas y el peso del grano, que son las principa-
les variables que determinan el rendimiento del arroz, están
correlacionadas con la cantidad de nutrimentos absorbidos
por la planta durante sus etapas de desarrollo. Por esta razón,
conocer la cantidad óptima de los diferentes nutrimentos
que la planta necesita en esas etapas de desarrollo, es muy
importante para hacer un uso eficiente de los fertilizantes y
maximizar los rendimientos (Vargas, 2002).
Nitrógeno
El nitrógeno es el elemento clave para la productividad del
arroz, su aplicación está sujeta a diversos procesos de pérdi-
das, de no manejarse adecuadamente, ya que en todo caso
la eficiencia con que la planta utiliza el fertilizante nitroge-
nado está entre 20 y 40% del N aplicado. El nitrógeno es
66 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

componente esencial de la clorofila, impulsa el rápido creci-


miento de la planta, favorece el macollamiento, aumenta el
tamaño de las hojas y granos, aumenta el número y llenado
de granos por panícula e incrementa el contenido de proteí-
nas en el grano (Páez, 2004); por tanto, se considera el ele-
mento nutritivo que repercute de forma más directa sobre
la producción y la calidad del grano.
La deficiencia de nitrógeno en el cultivo del arroz conlleva
a un retardo del crecimiento, reducción del ahijamiento y
eventualmente las hojas más viejas adquieren una tonalidad
amarillenta. La mayor proporción de nitrógeno que absorbe
la planta hasta la floración se acumula en la hoja. Luego
aproximadamente, el 50% del nitrógeno de toda la estruc-
tura vegetal se trasloca rápidamente hacia la formación del
grano. La absorción de la otra mitad del nitrógeno acumu-
lado en el grano se produce después de la floración (Páez,
2004).
El conocimiento de la dinámica del nitrógeno a través de
las diferentes etapas de desarrollo de la planta de arroz, así
como de los factores ambientales y edafológicos que inter-
vienen en la disponibilidad y pérdidas de este elemento
deben convertirse en la herramienta principal de toma de
decisiones de campo, que permitan al agricultor hacer uso
eficiente del mismo para obtener altos rendimientos con
prácticas de bajo impacto ambiental (Jaramillo et al., 2003).
La dosis de N que debe aplicarse depende de la variedad
cultivada, el tipo y fertilidad del suelo, las condiciones climá-
ticas, el manejo agronómico del cultivo y del rendimiento
que se espera obtener en la cosecha. El N es el nutrimento
más aplicado en el cultivo del arroz, pues es el más limitante
y el de mayor respuesta por la planta.
La principal fuente de nitrógeno para el arroz es el que
está contenido en la materia orgánica. Este es derivado del
agua de lluvia, el agua de riego o fijado por organismos auto-
tróficos (algas verde azules), heterotróficos (Azotobacter,
Clostridium), simbióticos (asociación de Azolla y Anabaena
azollae) y nitrógeno aplicado como fertilizante o residuos
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 67

orgánicos (Páez, 2004). Como se aprecia el mayor contenido


del N presente en el suelo se encuentra en forma orgánica y
no puede ser utilizado directamente por la planta, sino que
debe ser mineralizado por procesos microbiológicos que
ponen a disposición de las plantas una buena cantidad de
N en forma aprovechable (Vargas, 2002).
De acuerdo a la fisiología del arroz, este cultivo necesita
suficiente cantidad de nitrógeno en la fase vegetativa para
favorecer el ahijamiento y el crecimiento y desarrollo de la
planta, el otro momento crítico es en la fase reproductiva,
entre los veinte y veinticinco días antes de la floración. En
este estado la planta está utilizando gran parte de su ener-
gía metabólica en la formación del número de espiguillas y
el número de granos de la panícula, por lo que necesita una
alta y rápida absorción de nitrógeno. El nitrógeno absorbido
en esta etapa es usado eficientemente para incrementar el
número de espiguillas, el número de granos por espiguilla
y el tamaño de la panícula, influyendo notoriamente en el
rendimiento de la cosecha (Jaramillo et al., 2003).

Funciones del nitrógeno en arroz


El N es un constituyente esencial de los aminoácidos, ácidos
nucleídos y de la clorofila. Promueve el rápido crecimiento
(incremento en el tamaño de la planta y número de maco-
llos) y aumenta el tamaño de las hojas, el número de espi-
guillas por panoja, el porcentaje de espiguillas llenas y el
contenido de proteínas en el grano. En consecuencia, el N
afecta todos los parámetros que contribuyen al rendimiento.
La concentración del N en las hojas está estrechamente rela-
cionada con la tasa de fotosíntesis en las hojas y la produc-
ción de la biomasa del cultivo. Cuando se aplica suficiente N
se incrementa la demanda de otros macronutrientes como
el P y K por el cultivo, debido a mayor formación y acumula-
ción de biomasa (Páez, 2004).
Las principales formas de N absorbido por la planta son:
amonio (NH4) y nitrato (NO3). Para cumplir sus funciones
esenciales como nutriente de la planta, el NO3 debe redu-
68 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

cirse a NH4 por la acción del nitrato y nitrito reductasa. El N


es requerido durante todo el período de crecimiento, pero
la mayor necesidad se presenta entre el inicio y mediados
del macollamiento, y al inicio de la floración. Un suplemento
adecuado de N es necesario durante la maduración del
grano para retrasar la senescencia de las hojas, mantener
la fotosíntesis durante el llenado de grano e incrementar el
contenido de proteína en el grano (Páez, 2004).
El N es móvil dentro de la planta porque se trasloca de las
hojas viejas a las hojas jóvenes y los síntomas de deficiencia
tienden a ocurrir primero en las hojas de mayor edad, las
cuales muestran una coloración amarillenta comenzando
por el ápice y el borde de las hojas.

Síntomas de deficiencia del nitrógeno en el arroz


La deficiencia de N es la más común en arroz. Las hojas vie-
jas, y en ocasiones todas las hojas, toman un color verde claro
con las puntas más amarillentas. Las hojas mueren bajo con-
diciones severas de deficiencia. Excepto las hojas jóvenes
que son más verdes, todas las hojas son angostas, cortas,
erectas y de color verde amarillento. Todo el lote puede lucir
amarillento. La deficiencia de N ocurre a menudo en etapas
críticas del crecimiento, como el macollamiento y el inicio
de la panoja, cuando la demanda de N es alta. La deficiencia
de N resulta en menor macollamiento, menor número de
hojas y plantas pequeñas. Se reduce el número de granos
(Páez, 2004).
Los síntomas visuales de deficiencia de N pueden confun-
dirse con síntomas de deficiencia de S (azufre), porque es
menos común y tiende afectar primero a las hojas jóvenes o
todas las hojas de la planta. La deficiencia leve de N puede
confundirse con una deficiencia de Fe, pero la de hierro apa-
rece primero en las hojas nuevas (Páez 2004).
Según Kumar y Pereira (2015) los síntomas principales de
deficiencia de N lo constituyen las plantas amarillentas de
poco crecimiento en las hojas más viejas o en toda la planta,
con una coloración verde amarillenta (Figura 30).
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 69

Figura 30. Deficiencia de N en dos cultivares de arroz en la fase vegetativa,


a la izquierda de A y B, nótese el color verde amarillento de las hojas, a la
derecha de cada figura se observan plantas normales con aplicación de N.

A B

Fuente: Kumar y Pereira (2015).

En la Figura 31 se muestra la deficiencia de N en plantas de


arroz en la fase de maduración, a la izquierda nótese el color
amarillento de las hojas, el bajo macollamiento y las hojas
en posesión erecta, a la derecha plantas normales (Kumar y
Pereira, 2015).
Figura 31. Plantas de arroz en la fase de maduración; a la izquierda muestran
síntomas de deficiencia de N, a la derecha se observan plantas normales.

Fuente: Kumar y Pereira (2015).


70 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Causas de la deficiencia de N en el arroz. La deficiencia de


N puede deberse a una o más de las siguientes condiciones
(Dobermann y Fairhursi, 2005).
• Baja capacidad de suplemento de N del suelo.
• Insuficiente aplicación de fertilizantes nitrogenados
minerales.
• Baja eficiencia de utilización de N (pérdidas por volati-
lización, desnitrificación, lixiviación, escorrentía, e inco-
rrecto fraccionamiento y colocación del nitrógeno en el
suelo).
• Condiciones de permanente inundación que reducen el
suplemento de N nativo del suelo
• Pérdidas de N debido a las lluvias intensas (lixiviación y
percolación).
• Secamiento temporal del suelo durante el período de
crecimiento.
• Deficiente fijación biológica de N2 por severa deficiencia
de P.
Dosis de aplicación de N. En sentido general para alcanzar
rendimientos de 5–7 t/ha-1, la cantidad de N a suministrar
varía en un rango de 80–150 kg/ha o aplicar de 15–20 kg de
N/t de grano que se espera obtener en la cosecha (Dober-
mann y Fairhursi, 2005).

Fósforo
El fósforo es un elemento nutritivo esencial primario para las
plantas, aunque las cantidades requeridas son muy inferiores
a las de nitrógeno y potasio. Es un elemento casi totalmente
inmóvil en el suelo, pero no tiene este comportamiento den-
tro de la planta, moviéndose con facilidad hacia las diferen-
tes partes del vegetal. El fósforo se encuentra asociado con
el suministro y transferencia de energía en todos los proce-
sos bioquímicos de la planta. Se considera estimulante del
desarrollo radical y del macollamiento del arroz; favorece la
floración y maduración temprana, sobre todo en condicio-
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 71

nes de clima frío. También está involucrado con el desarrollo


adecuado del grano y el mejoramiento de su valor nutritivo.
El contenido de fósforo en la mayoría de los suelos mine-
rales es bajo (0,2 a 0,4%) y se encuentra en suelos inunda-
dos tanto en forma orgánica como inorgánica, siendo esta
última la más importante (Páez, 2004). El P es móvil dentro
de la planta y particularmente importante en las primeras
fases de crecimiento (Dobermann y Fairhurst, 2000).
Antes de la iniciación de la panícula, la absorción del fósforo
es lenta y luego se acelera hasta pasada la floración. Durante
la fase vegetativa y hasta floración, el fósforo se acumula en
raíces y hojas. Posteriormente se traslada rápidamente al
grano, donde se concentra 75% del fósforo absorbido por la
planta (Páez, 2004).
Síntomas de deficiencia. La deficiencia de fósforo reduce
el crecimiento incide en el macollamiento y finalmente
provoca la reducción del rendimiento. También produce
alteración del metabolismo de la planta, reflejado en hojas
estrechas, erectas, cortas de un color verde oscuro con tona-
lidades o moteados de color púrpura o violeta, El desba-
lance de deficiencia de fósforo con abundancia de nitró-
geno puede manifestarse por la coloración verde oscura del
follaje. Se afectan notablemente el rendimiento agrícola al
presentarse gran cantidad de granos vanos. En la práctica
de fertilización del arroz, el fósforo es aplicado regularmente
en una sola dosis inicial. El fraccionamiento del elemento
no es fundamental, debido a su gran movilidad desde las
hojas viejas hacia las nuevas. Su disponibilidad aumenta con
la inundación del suelo (Páez, 2004).
Es difícil reconocer una moderada deficiencia de P en el
campo. La deficiencia de P es a menudo asociada con otros
desórdenes nutricionales como toxicidad de hierro (Fe) a
bajo pH, deficiencia de zinc (Zn), deficiencia de Fe y salinidad
y alcalinidad del suelo. Otros efectos de la deficiencia de P
son, retardo en la madurez (a menudo por 1 semana o más).
Cuando la deficiencia es severa las plantas pueden no flore-
cer del todo o la producción del grano puede no ocurrir. Pre-
sencia de una gran proporción de granos vanos. Bajo peso y
72 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

mala calidad del grano. Con una nutrición balanceada y con


óptimas condiciones de crecimiento, se puede esperar una
eficiencia interna de 385 kg de grano por kg de P absorbido,
lo que equivale a la remoción de 2,6 kg de P por tonelada
de arroz a rendimientos económicos, lo que representa el
70-80% del rendimiento máximo (Dobermann y Fairhurst,
2000). Una sola aplicación de fondo de este elemento es
suficiente para fertilizar el arroz, debido a la poca o nula ocu-
rrencia de pérdidas en el suelo.
En la Figura 32 se observa la afectación que se produce en
las plantas de arroz cuando el P es deficiente, en compa-
ración con las plantas bien abastecidas, deficiencia de este
elemento en el cultivo del arroz reduce drásticamente el
rendimiento agrícola, y la calidad culinaria del grano
Figura 32. Planta de arroz sin fósforo (-P) y con fósforo (+P).

Fuente: Kumar y Pereira (2015).

Potasio
La mayor disponibilidad de este nutrimento para la planta
también está influenciada por la inundación del suelo. El
potasio interviene en gran parte de los procesos bioquímicos
del vegetal y en la activación de numerosos sistemas enzimá-
ticos, incrementa el número de panículas/planta y el número
de granos/panícula. También contribuye y beneficia el
tamaño y el peso del grano, mejora el rendimiento industrial
Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 73

al disminuir el porcentaje de granos partidos, favorece la for-


taleza del tallo (con lo que mejora la resistencia al encamado
o volcamiento y la tolerancia al ataque de plagas y enferme-
dades) e influye en el proceso fotosintético y el mecanismo de
transporte de sus productos. Además, contrarresta los efectos
nocivos del exceso de nitrógeno, estimula la resistencia a con-
diciones adversas como las bajas temperaturas o la salinidad
y aumenta la respuesta a aplicación de P (Páez, 2004).
Síntomas de deficiencia: La deficiencia de potasio afecta el
crecimiento en general y reduce el macollamiento. Las hojas
inferiores adquieren una coloración verde amarillento, inter-
venal, que se inicia en el ápice y se proyecta gradualmente
hacia la base. También suelen aparecer manchas necróticas
en la lámina foliar (Páez, 2004).
Los suelos arcillosos son la fuente principal de potasio en el
suelo y su disponibilidad está relacionada con la facilidad de
las plantas para obtenerlo. Este elemento es absorbido bajo
la forma de catión potasio (K+) y es tomado durante el creci-
miento del arroz hasta culminar la etapa lechosa, momento
en que logra su máximo contenido en el grano. Sin embargo,
la mayor proporción del potasio absorbido del suelo y del
fertilizante aplicado (aproximadamente 90%) se concentra
en el follaje, reincorporándose al suelo a través de la prepa-
ración de tierras o con las cenizas al quemar los residuos de
la cosecha.
Las tierras arroceras requieren menos potasio, debido a que
en gran parte son de naturaleza arcillosa, por lo que contie-
nen cantidades adecuadas del elemento. También porque
el agua de riego aporta potasio y la inundación incrementa
la concentración del elemento soluble, como consecuencia
de las reacciones químicas que se producen con el hierro,
el manganeso y el amonio. En el mismo sentido se puede
decir, que la alternancia de la inundación y el drenaje del
campo, favorece la liberación del potasio, siendo mayor su
absorción por la planta bajo la primera condición. La aplica-
ción de potasio es recomendable en la fase final de prepara-
ción de tierras. No obstante, se obtienen respuestas al sumi-
nistro de este elemento en las diferentes fases de desarrollo.
74 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

En comparación con el nitrógeno y el fósforo, la respuesta


al potasio en arroz ha sido muy limitada; pero en suelos de
textura arenosa o donde la práctica de nivelación ha produ-
cido un corte importante del perfil del suelo, eventualmente
se logran incrementos del rendimiento aplicando este nutri-
mento. En términos generales, la respuesta a la fertilización
con potasio tiene mejor perspectiva bajo las siguientes cir-
cunstancias:
- Cuando se hacen altas aplicaciones de nitrógeno.
- Si se siembra en suelos de mal drenaje.
- Cuando existen condiciones climáticas y fitosanitarias
desfavorables.
- Si se siembra en suelos livianos, pobres en potasio.
- Cuando se presenta en el suelo exceso de calcio, manga-
neso o sodio, con respecto al potasio (Páez, 2004).
En la Figura 33 se aprecian las deficiencias de K en la fase
vegetativa y de maduración del arroz.
Figura 33. Plantas de arroz sin potasio (izquierda) y plantas de arroz con
potasio (derecha) en la fase vegetativa (A) y de maduración (B).

Fuente: Kumar y Pereira (2015).


Origen, taxonomía, morfología, fisiología y nutrición del cultivo de arroz 75

En la Figura 34 se visualiza la respuesta del cultivo de arroz a


la aplicación de diferentes dosis de K.
Figura 34. Respuesta del arroz a aplicación de potasio. De izquierda a dere-
cha: 0, 50, 100, 200, 400 y 600 mg K/kg de suelo.

Fuente: Kumar y Pereira (2015).

El resto de los elementos nutritivos son absorbidos en menor


cuantía por el arroz, siendo menos frecuente encontrar luga-
res donde sea necesario realizar aplicaciones de alguno de
ellos, sin embargo, los casos donde se presenten deficiencias
son escasos y muy puntuales. En sentido general con una sola
aplicación de potasio al momento de la plantación es sufi-
ciente. La fuente más utilizada es el cloruro de potasio (KCl)
con un 60% de K2O.
76

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02 Preparación del suelo, siembra

Capítulo
y atenciones culturales en el
cultivo de arroz
Hipólito I. Pérez Iglesias, Irán Rodríguez Delgado, Jorge V.
Cun Carrión

Preparación del suelo


La preparación del suelo constituye una de las prácticas cul-
turales más importantes y que mayor influencia ejerce en la
obtención de altos rendimientos y sostenibilidad para ofre-
cer cosechas; de realizarse de forma incorrecta puede con-
ducir a la pérdida de la fertilidad y capacidad productiva del
suelo.
La preparación del terreno para el cultivo del arroz consti-
tuye un paso fundamental en el crecimiento y desarrollo de
las plantas. La creación de una estructura del suelo adecuada
permitirá un alto porcentaje de germinación de las semillas,

Hipólito I. Pérez Iglesias: Ingeniero Agrónomo (1969) Universidad Central de Las Villas, Cuba; Doc-
tor en Ciencias Agrícolas (1983) Academia de Ciencias de Cuba; Investigador Titular (1984-2014)
Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Universidad Técnica
de Machala. Autor de cinco libros y 102 artículos publicados.
Irán Rodríguez Delgado: Ingeniero Agrónomo (1992) Universidad Central de Las Villas, Cuba
Magister en Agricultura Sostenible (2009) Universidad de Cienfuegos, Cuba; Investigador Agre-
gado (2009) Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Uni-
versidad Técnica de Machala. Autor de cuatro libros y 17 artículos publicados.
Jorge V. Cun Carrión: Ingeniero Agrónomo (1998) Universidad Técnica de Machala; Magister
en Agroecología y Agricultura Sostenible (2016); Profesor Titular (2004) Universidad Técnica de
Machala; diplomado en docencia superior (1998) Universidad Técnica de Machala; ha participado
como ponente en eventos nacionales e internacionales.
84 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

buena retención de humedad y aireación, solubilización de


nutrientes, mejor desarrollo del sistema radical y un fuerte
anclaje de las plantas.
El suelo es el soporte físico de la planta de arroz, es el sustrato
que provee los nutrientes durante el crecimiento y desarrollo
del cultivo, además en el suelo se desarrollan otros factores
adversos al cultivo, como malezas, insectos-plaga y patóge-
nos, los cuales se pueden disminuir sensiblemente con una
buena preparación del terreno para la siembra (DICTA, 2003).

Objetivos
Los objetivos que se persiguen con la preparación del suelo
para el arroz son:
• Mantener o mejorar las propiedades físicas, químicas y
biológicas del suelo.
• Permitir un buen desarrollo de la planta en relación con
la germinación, emergencia de plántulas, buen enraiza-
miento, uso eficiente de agua y nutrimentos, drenaje y
el riego de agua.
• Control de plantas dañinas, insectos-plaga y enfermedades.
• Facilitar las labores posteriores a la labranza, como siem-
bra, fertilización, manejo de malezas, en condiciones de
eficiencia y efectividad en el trabajo realizado.

Métodos
La preparación del suelo para el arroz se puede realizar de
dos formas, en seco y en terreno húmedo, dependiendo de
las condiciones en que se desarrolle el cultivo.
En sentido general, los métodos de preparación del suelo
para la siembra directa o por trasplante son:
• Labranza convencional (arado y rastreo): se realiza tanto
para la siembra en seco como en condiciones inunda-
ción.
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 85

• Fangueo: posterior al rastreo se realiza el fangueo con


la finalidad de crear una capa compacta a 15-20 cm de
profundidad, que impida la infiltración del agua. Es el
más utilizado en este cultivo, por las características del
arroz de desarrollarse adecuadamente en condiciones
de inundación.
• Mínima labranza: se utiliza fundamentalmente en cul-
tivo de secano se realiza un pase de subsolador (40-50
cm) sin inversión del prisma, seguido de un pase de ras-
tra para mullir el suelo. A pesar de ser un método de
preparación de suelo que contribuye a la conservación
del mismo, es escasamente utilizado en el arroz.

Fangueo o batido
Después de la aradura o del rastreo, se inundan las pozas o
diques con una lámina de agua de unos 20 cm de espesor,
posteriormente se realiza el batido con un tractor provisto
de ruedas o llantas fangueadoras o batidoras (Figura 1). El
fangueo modifica la estructura del suelo con la ventaja de
minimizar la pérdida de agua por infiltración y aumentar la
retención de ésta (Heros, 2013).
Figura 1. Fangueo o batido del suelo con tractor provisto de llantas batido-
ras o canastas fangueadoras.

Fuente: Heros (2013).


86 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Simultáneamente al fangueo se realiza la nivelación del


terreno, ya que al tractor se le acopla en la parte trasera una
cuchilla que transporta el barro o lodo de las partes altas
a las bajas, que permite nivelar la superficie del suelo bajo
agua (Figura 2).
Figura 2. Nivelación del terreno realizada de forma simultánea al fangueo
en las piscinas o diques.

Fuente: Heros (2013).

Una buena nivelación del terreno permite la distribución


uniforme del agua, un adecuado manejo de malezas, mejor
establecimiento del cultivo, en sus fases iniciales y un dre-
naje rápido que permite controlar la infestación de especies
de plantas acuáticas. La nivelación de los diques influye en la
uniformidad de la densidad de plantas. En diques mal nive-
lados pueden presentarse plántulas secas por la incidencia
directa de los rayos solares en las partes altas con escasez de
agua, plantas flotando por falta de enraizamiento y muerte
de plántulas por ahogamiento en las partes bajas por exceso
de agua (Heros, 2013).
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 87

Siembra
El establecimiento del cultivo del arroz en el Ecuador
depende de varios factores, entre los que se encuentran la
estación climática, las zonas de cultivo, ciclo vegetativo, tipo
de suelo, disponibilidad de infraestructura de riego, niveles
de explotación y grados de tecnificación.

Métodos de siembra
En el cultivo del arroz las siembras se ejecutan en base a dos
tecnologías:
• Siembra directa: cuando la semilla botánica se sitúa
directamente en el lugar definitivo de cultivo, la cual
puede realizarse a chorrillo, por golpe o al voleo.
• Siembra indirecta: cuando la semilla botánica se siem-
bra en un semillero para posteriormente trasplantar la
plántula o postura a su área definitiva.

Tipos de siembra directa

Siembra directa a chorrillo


Se ejecuta en seco, de forma manual o con máquina sem-
bradora. Se emplean 120 kg/ha de semilla y se recomienda
una distancia entre 7,5 y 10,0 cm entre hileras.

Siembra directa a golpe


Se utiliza semilla seca a una distancia de 10 a 15 cm entre
hileras. La profundidad de siembra en todos los casos no
deberá exceder los 2 cm. Se puede emplear semilla pre-ger-
minada o no pre-germinada.

Siembra directa al voleo


Resulta factible de ejecutar en ambas tecnologías de siem-
bra: seco y fangueo. En áreas pequeñas se realiza de forma
manual; en extensiones mayores se usan máquinas terres-
88 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

tres o avión. Se recomienda como máximo 120 kg de semilla/


ha. En áreas fangueadas se utilizará preferiblemente semilla
pre-germinada. En la Figura 3 se muestra un tipo de avioneta
utilizada en las labores de siembra de arroz al voleo y en tra-
tamientos agroquímicos.
Figura 3. Avioneta utilizada en labores de siembra y aplicación de agroquí-
micos en el cultivo de arroz.

Fuente: Guzmán (2006).

Siembra indirecta o por trasplante


El trasplante en arroz, similar al resto de los cultivos, es un
sistema de siembra indirecta, en el cual las plántulas crecen
inicialmente en semilleros, para posteriormente llevarlas al
área de plantación definitiva. Es la forma más utilizada en
la producción de arroz, pues permite un mayor rendimiento
utilizando mano de obra. Así las plantas se entierran en el
lodo a 2 o 3 cm de profundidad a una distancia que varía
entre 15 y 25 cm (DICTA, 2006)
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 89

Fase de semillero
Es una fase decisiva en el cultivo de arroz, por lo que deberá
presentarse especial atención y cuidado, tanto con las semi-
llas en el momento de la siembra, como con las plántulas
a partir de la germinación. La atención y el cuidado que se
le brinde al semillero incidirán decisivamente sobre los ren-
dimientos que se alcancen en la cosecha. En la Figura 4 se
observa un semillero de arroz de alta tecnología desarro-
llado con la utilización de cajas plásticas.
Figura 4. Semillero de arroz de alta tecnología utilizando cajas plásticas.

Fuente: The GYROX Team (2012).

Arranque y traslado de posturas


Una plántula o postura de arroz se considera apta para el
trasplante cuando alcanza 12-15 cm de altura y posee entre
3-4 hojas bien desarrolladas, lo cual se logra entre los 15 y 20
días después de la germinación de la semilla. Esta operación
requiere de extremo cuidado para no dañar las posturas y
evitar que se deshidraten, por lo que el semillero debe estar
próximo al lugar de la plantación definitiva. Si el lugar de la
plantación se encuentra algo distante se deben proteger las
posturas del sol y el aire para evitar que se dañen durante el
traslado.
90 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

El trasplante de las posturas de arroz se puede realizar de


dos formas:
• Trasplante manual.
• Trasplante mecanizado.
Cuando el trasplante se realiza de forma manual, se requiere
de gran cantidad de fuerza de trabajo y de esfuerzo físico,
lo cual encarece los costos de producción, además se cui-
dará de no afectar la raíz de las plántulas debido a que los
sembradores en ocasiones de forma inconsciente pueden
doblarla o quebrarla. Para minimizar el estrés que afecta a
las plántulas durante su trasplante se recomienda la elimi-
nación de una tercera parte de la lámina foliar.
En la Figura 5 se observa una cuadrilla de trabajadores agrí-
colas en la actividad de trasplante de posturas de arroz en
una piscina o dique.
Figura 5. Trasplante manual de arroz realizado por varios trabajadores

Fuente: Macan-Markar (2017).

Para el trasplante manual se toma la postura con los dedos


pulgar e índice, debiéndose proteger las raíces con los tres
dedos restantes y se introduce en el fango, como máximo
hasta 3 cm de profundidad, con el objetivo de evitar daños a
la raíz de la postura.
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 91

Ventajas
• Mayor aprovechamiento del área.
• Ahorro de semilla, agua, fertilizante, herbicidas.
• Tiende a evitar el acamado de las plantas.
• Favorece el control de las malezas.
• Mejor desarrollo de la planta y macollamiento.

Desventajas
• Comparado con la siembra directa su desventaja radica
en la necesidad de disponer de mayor fuerza de trabajo
al momento de la plantación, en caso de no disponer de
máquinas trasplantadoras.
Para el trasplante mecanizado se dispone de diferentes
modelos de máquinas trasplantadoras de variada capaci-
dad de trabajo que disminuyen los costos de producción y
no se requiere de alto esfuerzo físico. Los modelos de estas
máquinas cambian con frecuencia, ya que los fabricantes
introducen tecnologías más avanzadas que mejoran la capa-
cidad productiva de estos equipos. En la Figura 6 se aprecian
diferentes modelos de máquinas trasplantadoras de arroz
Kubota, las cuales existen en Ecuador.
Figura 6. Diferentes modelos de máquinas trasplantadoras de arroz.

Fuente: NPUST (2016).


92 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Manejo del agua en el área trasplantada


Al momento de efectuarse el trasplante y unos días poste-
riores a éste deberá mantenerse una lámina de agua muy
pequeña, hasta que las plántulas desarrollen su sistema de
raíces, lo que contribuirá a una correcta absorción de nutrien-
tes, así como garantizar el sostén requerido que proteja a la
planta del acamado, caída o vuelco por efecto del viento o
lluvia fuerte.

Época de siembra
La época de siembra adecuada para el cultivo de arroz
depende del sistema de cultivo que el productor maneje y
las condiciones climatológicas de la zona; la misma se suele
dividir en dos ciclos: época lluviosa (enero-abril) y época
seca (mayo-diciembre). En el sistema en secano la época
más apropiada se encuentra determinada por el inicio de
las máximas precipitaciones, debiéndose realizar la siembra
junto con las primeras lluvias, a finales de diciembre y enero,
además se aprovecha que la temperatura del suelo sea favo-
rable para lograr una germinación uniforme y un buen desa-
rrollo vegetativo del cultivo.
En sistemas de manejo por aniego o inundación puede
sembrarse en cualquier época del año, es por ello, que el
mayor porcentaje de arroz se cultiva de esta manera (Maclean
et al., 2002).

Densidad de población
La densidad de población es determinante en el cultivo de
arroz para obtener una producción óptima, por lo que deben
tenerse en cuenta los siguientes factores:
• La variedad de arroz a sembrar.
• La época de siembra.
• La fertilidad del suelo.
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 93

Los resultados del programa de manejo del Fondo Latinoa-


mericano para Arroz de Riego (FLAR), en campos comer-
ciales de varios países, indican claramente la necesidad de
obtener entre 120 y 200 plantas por metro cuadrado, para
que las mismas puedan responder a la fertilización reque-
rida y así obtener una alta productividad.
En la Figura 7 se observa una plantación de arroz con alta
densidad poblacional, lo cual puede conducir a realizar un
control adecuado de malezas, lo cual influirá de manera
positiva en el incremento de la producción.
Figura 7. Campo de producción comercial de arroz con alta densidad de
población en pleno desarrollo. No se observa presencia de malezas.

Fuente: DICTA (2003).

Variedades
Actualmente existe gran cantidad de variedades de arroz que
difieren unas de otras en cuanto al tipo y altura de planta,
color y aspecto del follaje, forma de la espiga, caída de los gra-
nos o desgrane, días a la madurez, calidad del grano, inclu-
yendo las características de molinado y de cocción del grano.
Asimismo, algunas variedades son más tolerantes que otras a
las condiciones adversas de suelo y agua, al ataque de insec-
tos plagas y patógenos (DICTA, 2003). Las características más
sobresalientes de las nuevas variedades de arroz son:
94 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

• Alto potencial de rendimiento.



Resistencia al acame (tallos más rígidos y de altura
media).
• Alta respuesta a la aplicación de fertilizantes.
• Buena capacidad de macollamiento.
• Tolerancia o resistentes a las plagas

Posicionamiento vertical de las hojas, permitiendo la
entrada de myor radiación solar.
En Ecuador las siembras iniciales de arroz se realizaron con
materiales criollos y variedades introducidas de Colombia,
como la Oryzica 1. El Programa Nacional del Arroz del INIAP
ha entregado variedades de arroz provenientes de diferen-
tes orígenes, como:
• INIAP 2, INIAP 6 de origen IRRI-Filipinas (entregadas en
1971).
• INIAP 7, INIAP 415, INIAP 10, INIAP 11, INIAP 12 de origen
CIAT–Colombia (entregadas en 1976, 1979, 1986, 1989,
1994 respectivamente).
• INIAP 14 de origen IRRI-Filipinas (entregada en 1999).

INIAP 15, INIAP 16, INIAP 17 e INIAP 18 de origen
INIAP-Ecuador (entregadas en 2006, 2007, 2010 respec-
tivamente).
• INIAP FL01.
Las variedades INIAP 11, INIAP 12, INIAP 14, INIAP 15, INIAP
16, INIAP 17 e INIAP 18 son precoces y permiten realizar la
siembra directa, bajo condiciones de riego en tres ciclos al
año. La obtención de estas variedades ha contribuido para
que, desde el año 1990, el país sea autosuficiente en arroz y
exporte los excedentes principalmente a Colombia. Ya en el
2015, el 90% de la superficie arrocera del país, estaba ocu-
pada con variedades INIAP (INIAP, 2015).
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 95

Características de las variedades de arroz


Según DICTA (2003) las variedades de arroz deben reunir un
grupo de características que se describen a continuación:

Vigor
Las plantas deben presentan buen vigor desde el inicio del
cultivo, de esta forma compiten mejor con las malezas al ini-
cio de la plantación.

Altura de planta
Se prefieren las variedades con alturas intermedias entre
90-120 cm, ya que son más resistentes al acame o al vuelco
por efecto de la lluvia o el viento en la época de cosecha.

Macollamiento
Las variedades con mayor capacidad de macollamiento o
ahijamiento, son más compactas y tienden a producir más
grano que las que macollan poco.

Hojas verticales
Cuando las hojas están posicionadas en un ángulo más obli-
cuo (vertical) respecto al tallo, permiten mayor intercepción
y distribución de la radiación solar dentro del follaje de la
planta, que aquellas variedades con hojas más horizontales,
lo que se traduce en una mayor producción de grano. Aparte
de lo anterior las hojas superiores causan menos sombreo en
las hojas inferiores y retienen menos agua libre en el follaje
después de una lluvia, lo cual es una ventaja para evitar la
proliferación de enfermedades.

Largo de la hoja
Generalmente las variedades de altura intermedia, tienen
también hojas de tamaño corto, lo cual es una característica
deseable ya que se reduce el sombreo entre las hojas.
96 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Senescencia
Se considera que las variedades, en las que las hojas perma-
necen por más tiempo de color verde (senescencia tardía),
a la madurez del cultivo, son más productivas que las de
senescencia temprana.

Hoja bandera
Se prefieren aquellas variedades que tengan las hojas ban-
deras más verticales y largas, debido a que suministran más
fotosintato (alimento) a la panícula, en la etapa del llenado
del grano.

Forma de la panícula
Se prefieren variedades con panícula compacta en relación
con variedades de panículas sueltas.

Duración del período de llenado del grano


En general el período de llenado del grano dura entre 30-40
días; se prefieren variedades con mayor tiempo de llenado
del grano.

Días a la madurez
Se prefieren variedades de 120-140 días desde la germina-
ción a la cosecha. Variedades con ciclos de cultivo más cortos
no superan rendimientos superiores a 4,90 t/ha, aún en las
mejores condiciones de cultivo, debido a que la fase vege-
tativa es muy corta para acumular suficiente fotosintato (ali-
mento) y producir mayores rendimientos de grano.

Arista en el grano
Por lo general las variedades con granos sin aristas largas o
muy pronunciadas, tienen buena aceptación por los produc-
tores.
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 97

Latencia o período de reposo


Este término indica el porcentaje de germinación de las semi-
llas viables cuando el grano alcanza el estado de madurez
fisiológica. Este índice es muy importante en la producción,
procesamiento y almacenamiento de la semilla. Las nuevas
variedades casi siempre muestran una latencia de unas cua-
tro semanas, lo cual debe tenerse en cuenta cuando se va a
utilizar semilla recién cosechada.

Longitud del grano


Se prefieren variedades con granos largos o extra-largos de
7,0 a 7,5 mm de longitud en cáscara y de 6,5 a 7,0 mm en
granos descascarados.

Centro blanco
Se prefieren granos que, una vez molinados o blanqueados,
tengan una apariencia traslúcida o con un porcentaje bajo
de centro blanco.

Índice de pilado o rendimiento de molino


Este término se indica la proporción de grano limpio sobre
la cantidad de cáscara, una vez descascarado el grano. Se
acepta un rendimiento de molino de 65% como mínimo.

Índice o relación de entero/quebrado


Es la proporción de granos enteros con relación a los granos
quebrados, una vez que se ha molinado o blanqueado el
grano de arroz. Proporciones arriba de 80 granos enteros son
deseables. Debe de tenerse en cuenta que el índice entero/
quebrado depende, en gran medida, del manejo del cultivo,
de las condiciones de la cosecha, desde luego, del manejo
postcosecha y del secamiento del grano. Por lo tanto, el
índice de entero/quebrado no depende solamente de las
características de la variedad sino también del manejo pre-
cosecha del cultivo y del manejo postcosecha del producto.
98 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Componentes de rendimiento
Los componentes de rendimiento son los índices que deter-
minan la productividad o rendimiento del cultivo en cuanto
a los quintales por manzana o toneladas por hectárea que
se cosechan en la plantación y dependen no solamente de
la variedad, sino también del manejo agronómico del cul-
tivo, el cual se describe a continuación:
• El número de panículas o espigas por unidad de área
(m2): este componente se determina en la fase vege-
tativa del cultivo y depende del número de hijuelos o
talluelos por planta que producen espigas con granos
llenos, que a la vez también depende de la densidad de
siembra del cultivo.
• El número de granos llenos por panícula o espiga: se
determina en la fase reproductiva, desde que se inicia el
primordio floral hasta la emergencia de la panícula (flo-
ración). En la diferenciación de las células reproductivas
que ocurre entre los 14 y los 7 días antes de la floración,
la planta de arroz es muy sensible a las condiciones cli-
máticas adversas, principalmente a las temperaturas
menores de los 20°C.
• El peso promedio de 1000 granos (14% de humedad):
se determina en la fase de maduración. Incluye desde
la floración, llenado del grano hasta la cosecha. Algunas
variedades expresan un mayor peso promedio de 1000
granos (30 g), comparadas con otras cuyo peso prome-
dio de 1000 granos es de 28 g o menos.

Calidad culinaria o índice de cocción


Esta característica del grano de arroz está determinada, prin-
cipalmente, por el contenido de amilosa en el grano. Con un
mayor porcentaje de amilosa, los granos permanecen suel-
tos y secos después de cocinados. Lo contrario ocurre con
variedades con bajo contenido de amilosa, donde los granos
permanecen pegajosos después de cocinados. El contenido
de almidón (amilosa) del arroz guarda una estrecha relación
con la calidad de cocción. Por ejemplo, las variedades de
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 99

grano largo que se cultivan típicamente en los E.U.A. tienen


un contenido de amilosa relativamente alto y el arroz des-
pués de cocinado, permanece seco y suelto, en cambio las
variedades cultivadas en el Asia tienen un contenido bajo
en amilosa y los granos tienden a pegarse después de coci-
narse.

Atenciones culturales
Las atenciones culturales tanto para el cultivo bajo inun-
dación o en secano se concentran en fertilización, riego de
agua y control de malezas.

Fertilización
Las recomendaciones de fertilización deben tomar en cuenta
las características de los suelos en cada unidad de produc-
ción, la variedad a utilizar, la época de siembra, manejo del
agua y el control de plagas.
Para definir el manejo nutricional de una variedad deter-
minada se debe tener un claro entendimiento de las dife-
rentes etapas de crecimiento y desarrollo y las necesidades
nutricionales para cada una de estas etapas. Las cantidades
de fertilizante recomendadas deben ser consideradas como
una guía y no como cantidades rígidas.
Los costos de producción en el cultivo del arroz, según
diversas fuentes, atribuyen a la fertilización entre el 10 y el
15% del costo total (Quintero et al., 2016); sin embargo, rea-
lizar un adecuado diagnóstico de la fertilidad del suelo, a
través de una toma de muestras y análisis de laboratorio
altamente calificado, permitirán determinar el tipo de nutri-
mento y las cantidades que se deben aplicar para restituir lo
que se exporta con la cosecha.
El fósforo y el potasio se pueden aplicar todo de una sola
vez en la preparación del suelo como una fertilización de
fondo o en el momento de realizar la plantación, mientras
que el nitrógeno se debe fraccionar al menos en dos aplica-
ciones, al inicio del ahijamiento, 35 o 45 días después de la
100 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

siembra, cuando la planta se encuentra en pleno desarrollo


vegetativo y al inicio de la floración (JISA, 2014).
Las aplicaciones altas y tardías de N no son beneficiosas
porque alargan el ciclo del cultivo, se estimula el acama-
miento o volcamiento de las plantas que ocasiona grandes
pérdidas, disminuyen la calidad del grano e incrementan las
posibilidades de infecciones de enfermedades como la Las
atenciones culturales (Rodríguez, 1999), sin embargo, una
alternativa ecológica para la fertilización nitrogenada es el
empleo de ciertas bacterias y algas que realizan fijación bio-
lógica de nitrógeno (Montaño, 2005).
En investigaciones realizadas por Quintero et al. (2016) la
respuesta a N fue generalizada en todos los ensayos, obte-
niéndose en promedio 1617 kg de arroz por hectárea, con
una conversión de 25 kg de grano por kg de N aplicado, lo
que demuestra la importancia de este elemento en la fertili-
zación del arroz. En este ensayo la fertilización se realizó con
Urea (46%), Superfosfato triple (46%) y Cloruro de potasio
(60%); utilizados como fuente de N, P y K, respectivamente
y fue fraccionada en tres momentos (a los 20, 35 y 70 días
después del trasplante) en los cuales se aplicó un 30, 40 y
30% de la dosis total de cada fertilizante, respectivamente.
La dosis total aplicada fue de 185 kg ha-1 de nitrógeno, 75 kg
ha-1 de fósforo y 90 kg ha-1 de potasio.
Según Núria et al. (2013), el cultivo del arroz realiza una
extracción por parte del grano de 14,0 kg de N; 5,0 kg de P2O5
y 3,0 kg de K2O por cada tonelada de arroz producida, valo-
res que se incrementan significativamente cuando se reali-
zan las determinaciones junto con la paja. El grano es el que
mayor contenido de nitrógeno extrae del suelo, seguido del
fósforo y el potasio, mientras en la paja se concentra la mayor
extracción de potasio (Tabla 1).
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 101

Tabla 1. Extracciones de NPK realizadas por una tonelada de arroz.

kg/t de arroz Nitrógeno (N) Fósforo (P2O5) Potasio (K2O)


Extracciones del grano 14 5 3
Extracciones del grano más paja 22 8 23

Fuente: Núria et al. (2013).

Una planta bien nutrida posee varias ventajas en cuanto a su


resistencia a las plagas con relación a una planta con defi-
ciencia nutricional, y dentro de los elementos minerales, el
silicio es considerado un elemento benéfico para las plantas
(Castellanos et al., 2015) pues contribuye a la reducción de
la intensidad del ataque del agente nocivo en varios cultivos
(Malavolta, 2006) .
Los requerimientos de algunos nutrimentos (ingrediente
activo) de una plantación de arroz, para producir 1 t-ha-1 de
granza (residuos de cáscara) y 1, 3,9 y 5-8 t-ha-1 de arroz se
muestran en la Tabla 2 (DICTA, 2003).
Tabla 2. Requerimientos nutricionales del cultivo de arroz para producir 1 t/
ha de granza y 1, 3,9 y 5.8 t/ha-1 de arroz.

Necesidades Necesidades Necesidades Necesidades


en kg/ha para en kg/ha para en kg/ha para en kg/ha para
Nutriente
1 t de granza/ producir 1 t producir 3,9 t producir 5,8 t
ha. de arroz/ha. de arroz/ha. de arroz/ha.
N 21 20,7 83,1 124,6
P2O5 6 6,5 26,0 38,0
K2O 26 26.0 103.0 156.0
Ca 5-7 4.5-7,1 18.2-28,5 27.3-30,0
Mg 4-6 3.2-5,8 13.0-23,4 19.5-35,0

Fuente: DICTA (2003). Adaptado por Pérez 2018.

Con estos datos se puede deducir que una fertilización apro-


piada para una plantación de arroz, pensando en una pro-
ducción de unas 4.0 t/ha-1, se requieren aproximadamente de
80,0 kg/ha de N; 26,0 kg/ha de P2O5 y 103.0 kg/ha-1 de K2O.
102 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Las dosis de fertilizante recomendadas deben ser conside-


radas como una guía y no como cantidades rígidas. Para un
uso más eficiente de los fertilizantes se aconseja realizar aná-
lisis de suelo, con la finalidad de conocer el estado nutricio-
nal del mismo, suministrando sólo las cantidades requeridas,
lo cual resulta más económico y no se perjudica el ambiente.

Fuentes de fertilizantes minerales


Para el suministro de fósforo y potasio se utilizan fertilizantes
solubles como superfosfatos y cloruro de potasio respecti-
vamente, mientras para el N se recomienda utilizar la urea
con 46%. Este producto alcanza una mayor importancia en
condiciones inundadas, ya que el nitrógeno amoniacal es
retenido por las arcillas en la zona de reducción, liberándose
lentamente para que sea disponible para la planta de arroz;
por el contrario, una fuente nítrica influye en la pérdida por
desnitrificación al transformarse en N2, liberándose en forma
de gas. El Nitrato de Amonio, con 33,5% de N, se utiliza prin-
cipalmente en condiciones de secano.

Riego
El arroz ocupa el segundo lugar en área cultivada a nivel
mundial, es superado solamente por el trigo; sin embargo,
es el principal alimento y el mayor cultivo agrícola irrigado.
A diferencia de otros, el arroz es producido bajo condiciones
de inundación en extensas regiones del mundo. Por lo tanto,
el conocimiento cuantitativo del balance de agua del arrozal
es un prerrequisito para un eficiente uso del agua.
El arroz es el único cereal que puede sobrevivir períodos de
inundación en agua, gracias a la adaptación que han desa-
rrollado las plantas a lo largo de siglos. Los sistemas de pro-
ducción de arroz necesitan agua para tres propósitos princi-
pales: evapotranspiración, infiltración y percolación, prácticas
específicas de manejo de agua, como la preparación del
terreno, el control de malezas y el crecimiento y desarrollo
de la planta (Renault, 2004).
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 103

Cerca del 50% de la superficie cultivable de arroz en el


mundo no cuenta con agua suficiente para mantener las
condiciones de inundación. El estrés por sequía intermitente
en las etapas críticas de desarrollo del cultivo puede provocar
una considerable reducción del rendimiento (Bernier et al.,
2008). La inundación provoca cambios fisiológicos, físico-quí-
micos y microbiológicos en la interacción suelo-planta-agua
que se refleja en los procesos fenológicos del cultivo (Winkel
et al., 2013). Por tanto, resulta importante trabajar en la bús-
queda de alternativas de manejo de agua que permitan
mantener o incrementar la producción de este cereal.
El riego, para que sea efectivo en la productividad del cul-
tivo, implica no solamente aplicar un suministro adecuado
y controlado de agua de buena calidad, sino que también
se pueda efectuar un desagüe eficiente cuando haya agua
en exceso o drenar el terreno para realizar algunas labores
agrícolas como la preparación de tierras o la cosecha de la
plantación (DICTA, 2003).

Manejo de la lámina de agua


El manejo de la lámina de agua comienza con una buena
nivelación del terreno, que permite tener igual nivel o altura
de agua en todos los puntos de la piscina o dique (Figura 8).
Figura 8. Nivelación del terreno con láser para la siembra de arroz por inundación

Fuente: Blázquez (2006).


104 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Altura de agua al momento de la siembra


A la siembra es suficiente una lámina de 5 cm para aumen-
tar la temperatura del agua.

Inicio de macolla a plena macolla


Desde inicios de macolla se debe mantener una altura
de agua no menor a 10 cm hasta finales de plena maco-
lla, siempre evitando que la yema terminal del tallo quede
sumergida.

Plena macolla a floración


A finales de plena macolla se debe subir el nivel de agua a
20-25 cm hasta floración.

Floración, madurez del cultivo y secado de la piscina o dique


Después de plena floración se debe mantener el cultivo inun-
dado. Una altura de entre 5 y 10 cm es ideal ya que permite
suficiente humedad para completar el llenado de grano y,
a la vez, un mayor secado del suelo al momento de la cose-
cha. En general, se puede decir que se deberá mantener el
cultivo inundado hasta que los granos del tercio superior de
la panícula estén duros, pero el momento exacto depende
de las características del drenaje del suelo (Fundación Chile,
2011).
Estudios realizados por Ruiz et al. (2016) en relación con el
manejo de la lámina de agua en el cultivo del arroz mostró
que, cuando fue suspendida se incrementó el rendimiento
agrícola entre un 16 y 32% con respecto al control inundado,
además el rendimiento industrial fue de un 67%, con un
58% de granos enteros cuando se suspendió la lámina de
agua durante 15 días, a los 30 días de realizado el trasplante.
Este investigador logró un ahorro de agua mediante la sus-
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 105

pensión de la lámina de agua aproximadamente de 1931,4


m3 ha-1, con respecto al tratamiento inundado en todo su
ciclo (7321,20 m3 ha-1). La suspensión de la lámina de agua
a los 30 días después del trasplante permitió una produc-
tividad del agua de riego superior a 1 kg de arroz por m3
de agua, recomendando la suspensión del aniego perma-
nente a los 30 después del trasplante, por un periodo de
15 días, momento en el cual se repone la lámina de agua
hasta los 15 días antes de la cosecha del grano.
Por su parte DICTA (2003) indica que un suministro
mínimo de un litro de agua/segundo, durante 24 horas/
ha, es suficiente para un cultivo de arroz bajo riego, siem-
pre y cuando los índices de evaporación, infiltración y fil-
tración se mantengan al mínimo junto a un buen manejo
del riego en la plantación.
En un estudio realizado con el objetivo de evaluar el
efecto del manejo del agua de riego en el rendimiento
agrícola e industrial del arroz por la tecnología de tras-
plante. Se evaluaron plantas que permanecieron en con-
diciones inundadas durante todo su ciclo y plantas que
se sometieron a suspensión de la lámina de agua por
un periodo de 15 días en tres momentos diferentes de la
etapa de ahijamiento. La suspensión de la lámina de agua
incrementó el rendimiento agrícola entre un 16 y 32%, con
respecto al control inundado y el rendimiento industrial
fue de un 67%, como promedio. Los porcentajes mayores
de granos enteros se lograron en los tratamientos someti-
dos a suspensión de la lámina, alcanzándose los mejores
resultados con la suspensión a los 30 DDT. Este manejo
permitió un ahorro de agua aproximadamente de 1931,4
m3 ha-1, respecto al tratamiento inundado. El agua aho-
rrada pudiera incrementar el área bajo riego en un 11,19%
para el cultivo del arroz.
106 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Ventajas del cultivo inundado


El cultivo de arroz en condiciones de inundación presenta
ciertas ventajas con relación al cultivo de secano (DICTA,
2003), las cuales se relacionan a continuación.
• La planta se afecta menos por las variaciones extremas
de temperatura.
• Se favorece la disponibilidad de nutrientes en el suelo
• Se reduce la emergencia de malezas o controla otras
que no sobreviven en condiciones de inundación.
• Se favorece la fijación de nitrógeno por las algas verdes
u otros microorganismos.
• Se incrementa la disponibilidad de fósforo debido a
la reducción del fosfato férrico a fosfato ferroso, así la
asimilación de fósforo es significativamente mayor en
comparación a un suelo no inundado.

Control de malezas

Principales malezas
En la Tabla 3 se exponen las principales malezas que pueden
afectar al cultivo de arroz, y las especies que mayor impor-
tancia presentan en relación con la magnitud del daño que
realizan en Ecuador, las cuales se encuentran dentro de las
familias Cyperaceae y Poaceae (Degiovanni et al., 2010).
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 107

Tabla 3. Principales especies de malezas que pueden afectar al cultivo de


arroz.

Familia Especie
Amaranthaceae 1. Amaranthus dubius Mart. ex Thell.
Asteraceae (Compositae) 2. Eclipta alba (L.) Hassk.

Caesalpinaceae 3. Senna obtusifolia (L.) H.S. Irwin & Barneby


Commelinaceae 4. Commelina erecta L.
5. Murdannia nudiflora (L.) Brenan
Cyperaceae 6. Cyperus esculentus L.
7. Cyperus iria L.
8. Cyperus rotundus L.
9. Fimbristylis miliacea (L.) Vahl
Euphorbiaceae 10. Caperonia palustris (L.) A. St. Hil.
Fabaceae 11. Macroptilium lathyroides (L.) Urban
Limnocharitaceae 12. Limnocharis flava (L.) Buchenau

Fuente: Degiovanni et al. (2010).

Echinochloa spp.
Constituye la maleza más importante en el cultivo del arroz,
debido a que puede afectar considerablemente el rendi-
miento del cultivo.
Comúnmente conocida como arrocillo, pata de gallina,
mete bravo, grama pintada o armilán, en dependencia de la
región donde se desarrolle, presenta una alta diversidad de
especies, y se encuentra distribuida en todos los países pro-
ductores de arroz.
Es una planta anual que crece en pequeñas macollas, a
veces postrada, para posteriormente erguirse hasta 1 m de
altura, presenta una raíz fibrosa y hojas con vainas lampiñas,
limbos de 10-15 cm de largo, a veces con bandas purpúreas
rojizas en la base. Inflorescencia en panojas de 5-15 cm y raci-
mos de 1-2 cm. Fruto redondeado, verde, apretado en cuatro
hileras (Figura 9). Se propaga por semillas, puede producir
más de 5.000 por planta (Díaz et al., 2004).
108 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 9. Diferentes estadios de Echinocloa spp., la maleza más impor-


tante que afecta el cultivo del arroz

Fuente: Rodríguez et al. (1988).

Es hospedante de las plagas Leucania spp., falso medidor de


las hierbas, bórer, Elasmopalpus lignosellus (Zeller); Triony-
mus radicicola Morr. Puede ser utilizada en la alimentación
animal (Rodríguez et al., 1988).
Las formas de control de esta maleza son manual, cultivo
de desyerbe y tratamientos químicos realizados en pre y
post-emergencia temprana antes de la germinación; los tra-
tamientos se pueden realizar en seco, 1-2 días antes de la
inundación para efectuar la siembra, o después de esta con
el campo inundado (Rodríguez et al., 2012). Por su emer-
gencia escalonada precisa de tratamientos repetidos. Por
la escasa persistencia de los productos que la controlan es
muy difícil su control por esta vía.

Cyperáceas
Las especies de esta familia de malezas son difíciles de con-
trolar y constituyen una seria amenaza en el primer mes de
vida del cultivo, debido a su rápido crecimiento y reproduc-
ción, la cual puede ser por semilla botánica, rizomas y esto-
lones, además posee un bulbillo que le permite permanecer
en el suelo por varios años hasta que las condiciones le per-
miten la germinación y emergencia de una nueva planta.
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 109

Dentro de la familia Cyperaceae se encuentra Cyperus


rotundus L., la cual constituye una de las principales espe-
cies que afectan al cultivo de arroz; comúnmente se deno-
mina como coquito, coquillo, cebollín, cebolleta o corocillo,
en relación a la región o país de desarrollo; se encuentra
diseminada desde Virginia a Argentina, Las Antillas, Hawái,
Japón, Filipinas, Taiwán, Indonesia, Tailandia, Fiji, Malasia y
Nueva Caledonia. Compite con el arroz por nutrientes, agua,
espacio y luz, sobre todo en la fase de germinación hasta
la elongación del tallo del arroz (FAO, 2005). Es una planta
perenne, que puede alcanzar hasta 50 cm de altura, con
hojas basilares y estrechas. Tiene un fuerte efecto alelopá-
tico. Subestimada por los productores bajo la falsa premisa
de que no interfiere con el cultivo, es capaz de absorber sig-
nificativas cantidades de nutrientes del suelo (Figura 10).
Figura 10. Diferentes estadios en el ciclo biológico de C. rotundus.

Fuente: Rodríguez et al. (1988).

El hábitat más común de C. rotundus son suelos húmedos


y de cultivos, donde se desarrolla adecuadamente. Se pro-
paga por tubérculos y rizomas que se distribuyen hasta los
30 cm de profundidad; además se reproduce por semillas
(menos de 100 por planta) en cortos períodos de tiempo,
por sus tubérculos (bulbos) y por rizomas subterráneos que
resulta la vía básica. Es hospedante de las plagas Conoderus
110 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

sp., Diatraea saccharalis (Fab.), Elasmopalpus lignosellus


(Zeller), Aenolamia varia (F.) y Sipha flava (Forbes). (Díaz et
al., 2004).
Su control se efectúa de forma mecánica y por limitación,
mediante la utilización de algunos herbicidas en tratamien-
tos correctivos (Rodríguez et al., 2012).

Arroz salvaje (Zizania)


El arroz salvaje o silvestre es otra maleza que causa afecta-
ciones en el cultivo del arroz, debido a que ocasiona altas
pérdidas económicas. Al igual que las variedades de arroz
comerciales, este tipo de arroz procede de la especie O.
sativa, sin embargo, su surgimiento se debe a la facilidad de
retrogradación hacia los orígenes genéticos de las varieda-
des cultivadas, por lo que es muy difícil su control productos
químicos (Figura 11 A y B).
Figura 11. A. Arroz salvaje en fase de crecimiento. B. Arroz salvaje en fase
de floración.

A B

Fuente: DICTA (2003).

Varias especies del género Oryza se comportan como male-


zas, aun cuando comparten muchas de las características
de las variedades de arroz cultivado. Son indeseables, en
primer lugar, porque sus semillas pueden fácilmente caer
antes de la cosecha del cultivo y permanecen latentes en el
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 111

suelo por un largo tiempo. Las variedades de los arroces-ma-


leza son similares a las variedades comerciales, tanto en lo
que se refiere a la morfología de la planta como a la toleran-
cia a los herbicidas. Debido a su alta capacidad competitiva,
esta maleza puede afectar notoriamente el rendimiento del
cultivo.
El control del arroz-maleza no puede encontrase condicio-
nado al empleo de un solo método, sino que debe centrarse
en un programa de manejo integral, basado en una combi-
nación apropiada de medios preventivos, genéticos, cultura-
les, mecánicos y químicos (Vidotto et al., 2001).
Las prácticas preventivas incluyen el uso de semillas de
arroz libres de semillas de arroz-maleza y de equipos de
trabajo y maquinaria limpios, lo cual constituye el punto
de partida para una aplicación exitosa de otros medios de
control. Entre las prácticas culturales, la rotación de cultivos
es frecuentemente la mejor forma de reducir infestaciones
severas de arroz-maleza.
En los casos de cultivos continuados de arroz en un mismo
predio, se puede obtener un control efectivo de las malezas,
al dejar el campo en estado de reposo para estimular la ger-
minación de las semillas de las malezas y destruir sus plán-
tulas por medio de rastreadas o con herbicidas (FAO, 2017).

Malezas de enredadera
Conocidas comúnmente como bejucos, son plantas peren-
nes pertenecientes a la familia convolvulaceae, que cuenta
con varias especies, dentro de las cuales se puede encontrar
a Ipomoea trifida (Kunth) D. Don; Ipomoea tiliacea (Willd.)
Choisy. Ipomoea ramonii Choisy.; pueden causar grandes
daños en cultivos económicos como el arroz, maíz, yuca,
caña de azúcar, café, cacao y frutales, entre otros, debido a
su hábito de crecimiento trepador que le permite envolver
y oprimir a las plantas de no controlarse oportunamente
(Rodríguez et al., 1988).
112 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Planta anual de tallo voluble en forma de bejuco, que puede


alcanzar 2 m o más de altura, con raíz pivotante a veces tube-
rosa y hojas acorazonadas acuminadas. Las flores presentan
forma de campana y son de color púrpura rosado. Fruto en cáp-
sula locular y semillas lampiñas (Díaz et al., 2004), pequeñas y
de color negro que contaminan el arroz (Figura 12). Se reporta
como hospedante del falso medidor de las hierbas, en su fase de
crisálidas, Albugo ipomoeae-panduratae (Schw.) y Cercospora
ipomoeae Wint. (Chinea et al., 2011); son muy difíciles de elimi-
nar, el control puede ser con herbicidas selectivos para malezas
de hoja ancha (2,4-D amina), cultivo de desyerbe mecanizado
en sus primeros estadios o de forma manual arrancándolas de
raíz (Rodríguez et al., 2012).
Figura 12. Especie de convolvulácea en diferentes estados fenológicos.

Fuente: Rodríguez et al. (1988).

Daños que provocan las malezas


Las malezas constituyen el principal problema en el cultivo de
arroz, para la FAO (2005) constituye uno de los principales indi-
cadores de reducción en la producción, al estimar un decreci-
miento en el rendimiento del grano entre el 20 y 30%, mientras
que Medrano et al. (1999) estipulan un 20% de gastos dentro
de los costos de producción totales planificados para el cultivo
de arroz.
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 113

Sin embargo, Chaudhary et al. (2003) argumentan que la


presencia masiva de malezas puede reducir los rendimien-
tos del arroz hasta un 50%.
Se estima que en Ecuador el 70% de las pérdidas de la
producción de arroz se debe a la competencia causada por
las malezas; debido a ello, es importante que el productor
planifique de forma adecuada los recursos para su control y
lo efectúe de manera eficiente y eficaz.
Las malezas son más competitivas cuando el cultivo es
pequeño. Las etapas de macollamiento y formación del
primordio floral son momentos críticos en los cuales la pre-
sencia de malezas dentro del campo de arroz produce las
mayores afectaciones a la producción futura. Por lo tanto, es
esencial controlarlas en esta fase de desarrollo, o de forma
preventiva, cuando se efectúa la preparación del suelo para
la siembra.
La presencia de las malezas en el cultivo del arroz causa
dos tipos de daños; los directos los que resultan de la inter-
ferencia con el desarrollo del arroz, la cual comprende dis-
tintas interacciones negativas que surgen entre las plan-
tas, tales como competencia (por espacio, luz, nutrientes y
agua), alelopatía o parasitismo. Esta reduce el crecimiento
del arroz y el rendimiento en granos; y los indirectos son oca-
sionados cuando constituyen hospederos a insectos plagas y
enfermedades, que afectan la cosecha y reducen la calidad
culinaria del grano (Meneses et al., 2001).
Dentro de un cultivo de arroz se estiman a las malezas
dependiente de su cantidad existente dentro del campo
de cultivo, así se tienen a las malezas del tipo dominante,
secundaria, poco frecuentes y raras (Degiovanni et al., 2010).
114 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Métodos de control de malezas

Control manual
Consiste en eliminar las malezas a mano y es un método
que requiere de gran esfuerzo físico, es costoso y de baja
productividad, aunque es eficiente de realizarse de manera
adecuada y oportuna.
En la Figura 13 se muestra el control manual de malezas en
una plantación de arroz, que se encuentra a punto de iniciar
la fase de floración.
Figura 13. Control manual de malezas en una plantación de arroz en con-
diciones de secano.

Fuente: DICTA (2003).

Control mecánico
Consiste en la utilización del azadón, cultivadoras (de trac-
ción animal o tiradas por tractor), o chapeadoras. Produce
buenos resultados de realizarse cuando las malezas presen-
tan una altura menor a 15 cm y pueden controlarse total-
mente al extraerse con su raíz; sin embargo, debido a que en
muchas ocasiones lo que se realiza es un corte al nivel del
suelo, se realiza un control momentáneo debido a la capaci-
Preparación del suelo, siembra y atenciones culturales en el cultivo de arroz 115

dad de rebrote que las caracteriza. Esta labor facilita realizar


el aporque de las plantas, práctica que presenta varias ven-
tajas dentro de las que se encuentran estructurar el suelo
y disminuir compactación, mejorar aireación y el drenaje,
incrementar el área a explorar por las raíces, favorecer el
anclaje de las plantas, entre otras (Figura 14).
Figura 14. Control mecánico de malezas en el cultivo del arroz en condicio-
nes de secano, realizado con yunta de bueyes e implemento de tracción
animal.

Foto: Casimiro (2008).

Control cultural
Es cuando se realiza un grupo de prácticas culturales entre
las que se encuentran preparación adecuada del suelo, uti-
lización de semillas de buena calidad, manejo de la lámina
de agua, rotación de cultivos, las cuales son válidas para
ambos métodos de siembra, para el caso de la siembra en
secano se agrega intercalamiento de cultivos y uso de culti-
vos de cobertura.
116 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Control químico
Es aquel que se desarrolla mediante la utilización de her-
bicidas; es el método más eficaz, en su control se incluyen,
además, de las malezas del cultivo, las que se encuentran
en los canales de riego, terraplenes, lomos de los diques, las
cuales constituyen fuente de invasión primaria de malezas y
hospedaje de posible plagas y enfermedades.
Los métodos químicos de control de malezas se usan con
mejores resultados en un sistema de manejo integrado
de malezas en el cual los métodos culturales también son
importantes.
En la Figura 15 se muestra el control de malezas en arroz
por medios químicos, con la utilización de herbicidas selec-
tivos, el cual requiere de menor esfuerzo físico, es de alta
productividad, menos costoso y eficiente; aunque se deben
tomar todas las medidas posibles para reducir su uso, debido
a las afectaciones que provoca al ambiente.
Figura 15. Control químico de malezas en el cultivo del arroz en condicio-
nes de inundación.

Fuente: DICTA (2003).


117

Referencia bibliográfica
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03 Insectos-plaga y enfermedades en

Capítulo
el cultivo de arroz
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V.
Cun Carrión

Las afectaciones producidas por las plagas al cultivo del


arroz se consideran como las principales causas de la baja
producción, además provocan un incremento en los costos
de producción y disminución de la calidad del grano (Pérez
et al., 2016).
El concepto de plaga comprende a las malezas, los insec-
tos-plagas, las aves, los roedores, los moluscos y las enferme-
dades, entre los agentes que pueden alcanzar un umbral
económico de daños, ya que atacan y afectan a los cultivos
económicos, causando grandes pérdidas.

Hipólito I. Pérez Iglesias: Ingeniero Agrónomo (1969) Universidad Central de Las Villas, Cuba; Doc-
tor en Ciencias Agrícolas (1983) Academia de Ciencias de Cuba; Investigador Titular (1984-2014)
Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Universidad Técnica
de Machala. Autor de cinco libros y 102 artículos publicados.
Irán Rodríguez Delgado: Ingeniero Agrónomo (1992) Universidad Central de Las Villas, Cuba
Magister en Agricultura Sostenible (2009) Universidad de Cienfuegos, Cuba; Investigador Agre-
gado (2009) Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Uni-
versidad Técnica de Machala. Autor de cuatro libros y 17 artículos publicados.
Jorge V. Cun Carrión: Ingeniero Agrónomo (1998) Universidad Técnica de Machala; Magister
en Agroecología y Agricultura Sostenible (2016); Profesor Titular (2004) Universidad Técnica de
Machala; diplomado en docencia superior (1998) Universidad Técnica de Machala; ha participado
como ponente en eventos nacionales e internacionales.
122 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Mayoritariamente, el arroz se cultiva en ambientes húme-


dos y cálidos, donde los insectos-plaga y los patógenos pros-
peran rápidamente y dañan el cultivo.
Más de 100 especies de insectos son considerados plagas
del arroz, pero solamente unas 20 de ellas tienen impor-
tancia económica a nivel mundial, mientras las principales
enfermedades presentes en los países que cultivan arroz, se
encuentran las causadas por hongos como: la quemazón,
el tizón de la vaina, la mancha marrón, la mancha marrón
angosta y la quemazón de la hoja; entre las enfermedades
bacterianas que causan serias pérdidas económicas se inclu-
yen el tizón bacteriano y la pudrición bacteriana de la vaina
y las más importantes causadas por virus son el tungro, el
raquitismo «grassy» y «ragged», la hoja anaranjada (en Asia),
la hoja blanca (en América) y las rayas; además del enanismo
en Asia templada (FAO, 2003).

Principales insectos-plaga que afectan el cultivo de


arroz en Ecuador
Vivas y Notz (2009) indican que el conocimiento de los insec-
tos-plaga asociados con el cultivo del arroz es de gran impor-
tancia, debido a que ayuda a reforzar e implementar nuevos
métodos de control, de modo que se puedan obtener mejo-
res rendimientos y mayor productividad al momento de la
cosecha.
Entre los insectos-plaga más destacados y que mayor
afectación provocan en el cultivo del arroz en Ecuador se
encuentran:

Cigarrita del arroz (Sogata)


Conocida comúnmente como sogata (Tagosodes orizico-
lus Muir.), es considerada como el vector del Virus de la Hoja
Blanca (VHB), principal plaga que afecta la producción en las
plantaciones arroceras. González et al. (2012), afirman que la
sogata es una de las principales plagas del arroz en América
tropical.
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 123

Según Pérez et al. (2011), las ninfas de T. orizicolus son de


color blanco verdoso con franjas negras a lo largo del cuerpo,
son muy móviles y no presentan alas. La reproducción del
insecto transita por cinco instares ninfales, con una duración
promedio de 15 días, que termina en la transformación en
adulto. El macho presenta en las alas anteriores y el cuerpo
una coloración más oscura que en las alas posteriores. La
hembra adulta es de color amarillo, de mayor tamaño que
el macho, aunque sus alas son más pequeñas (Figura 1). Las
precipitaciones influyen de forma negativa en el crecimiento
y desarrollo del insecto. Las máximas poblaciones se presen-
tan, generalmente en la época seca, en la etapa vegetativa
de plántula y de embuchamiento a floración, aunque fluc-
túan de acuerdo con la edad del cultivo, la época del año y
la variedad sembrada.
Figura 1. Presencia de ninfas, hembras y macho de sogata en la hoja de
arroz.

Fuente: Pérez et al. (2011).


124 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Daños
Las ninfas y los adultos de la sogata son los estados dañi-
nos, atacan hojas y tallos. El insecto prefiere alimentarse de
plantas jóvenes, causando graves daños. Puede provocar dos
tipos de daños: directos e indirectos (González et al. 2012;
Pérez et al., 2011).

Daño directo
Es producido cuando el insecto realiza perforaciones o inci-
siones con la finalidad de alimentarse u ovipositar; cuando
ocurren ataques severos se produce amarillamiento en las
hojas que progresivamente se tornan de color café, se pre-
senta producción de fumagina (hongo de color negro que
cubre la superficie de la hoja disminuyendo la actividad
fotosintética) y secamiento total de la planta, además, de
retardo en el crecimiento y elongación de las vainas de las
hojas (Pérez et al., 2011).
El daño se presenta al momento de alimentarse el insecto
por las picaduras que ocasiona y cuando realiza la oviposi-
ción (González et al., 2012), esto último conduce a la intro-
ducción de huevos en las plantas (Figura 2).
Figura 2. Adultos del insecto sogata alimentándose de las hojas del arroz
(daño directo).

Fuente: Morales y Jennings (2011).


Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 125

Según el diario Expreso (2015) y lo planteado por Heitel


Lozano, presidente de la Corporación Nacional de Arroce-
ros (Corpoarroz) del Ecuador, en el año 2015 se produjeron
afectaciones generadas por el ataque de la sogata en Santa
Lucía, Daule, Babahoyo, Samborondón, Palestina, Nobol y
otras zonas arroceras de las provincias de Guayas y Los Ríos,
donde causó reducciones en la producción hasta en un 50%.

Daño indirecto
Es realizado mediante la trasmisión del virus, al pasar el
insecto de una planta infestada a otra sana (González et al.,
2012).
Según Pérez et al. (2011) el insecto T. orizicolus es el único
vector capaz de portar y transmitir el VHB. Los síntomas
característicos de la hoja blanca en el arroz difieren según
la variedad y la edad de la planta afectada, los cuales se
observan solamente en hojas que emergen después de la
inoculación del virus, y presentan bandas cloróticas que se
unen posteriormente, hasta que la hoja se torna blanca y con
lesiones típicas de un mosaico (Figura ).
Figura 3. Daño indirecto causado por el VHB inoculado por el T. orizicolus.

Fuente: INIAP (2007).


126 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

La enfermedad del VHB del cultivo de arroz aumenta por


medio de la sogata, la cual inocula el virus en el momento
de alimentarse del follaje y en el acto de oviposición. El
insecto infecta a la planta al realizar cualquiera de las dos
actividades mencionadas (Mariani y Lenicov, 2001). Por su
parte Morales y Jennings (2011) afirman que la transmisión
del VHB a la planta es causada por el insecto plaga cuando
se alimenta de forma directa de las hojas de la planta.

Manejo
Para el control de la sogata se emplean dos métodos, el cul-
tural y el químico. En el primero se recomienda realizar la
siembra en la época adecuada, la utilización de variedades
resistentes o tolerantes, la eliminación de residuos de cose-
chas y malezas mediante la quema, con el fin de evitar la
reproducción del insecto. En relación al segundo método no
es recomendable su utilización porque al aplicarse puede
causar muerte de depredadores naturales. Sin embargo,
excepcionalmente, solo se aplicaría si el umbral económico
del daño supera el 30%. Aplicaciones de Diazinon en dosis
de 0,50-0,75 l ha-1, resultan efectivas, especialmente para el
control de este insecto plaga (Paulsrud et al., 2015).

Mosca minadora del arroz


Gonzales y Castillo (2011) reportan que la mosca minadora
del arroz (Hydrellia wirthi Korytkovski) se ha caracterizado
por ser una plaga dañina que ataca al cultivo de arroz en
las primeras etapas de crecimiento. En los últimos años, la
población de este insecto ha aumentado de forma cons-
tante, debido al manejo inadecuado de insecticidas y a
variaciones climáticas que han favorecido su desarrollo.
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 127

Daños
INIAP (2007) indica que, al transcurrir 30 días después de la
germinación, se debe realizar un monitoreo que indique el
estado de la plantación; si se observan despigmentación y
torceduras en las puntas de las hojas, significa que la mosca
minadora está presente (Figura 4).
Figura 4. Ataque de la mosca minadora del arroz. Obsérvese la torcedura y
la decoloración de la punta de la hoja.

Fuente: INIAP (2007).

Manejo
Con relación al manejo de H. wirthi exsisten contradiccio-
nes en los reportes de diferentes investigadores. Morales et
al. (2010), señalan que el ejoramiento genético y especial-
mente, el manejo integrado como la mejor forma de ombate
del insecto. La aplicación de insecticidas, sobre todo los no
selectivos como el diazinon, son negativos para elcombate
de esta plaga. Mientras Martínez et al. (2006) plantean que
H. wirthi arriba a las zonas arroceras de manera inesperada,
y el mejor método para su manejo es mediante el uso de
insecticidas, con los que se han obtenido excelentes resulta-
dos. Entre los productos más eficientes se encuentra el Dia-
zinon en dosis de 0,50-0,75 l ha-1, el cual es muy efectivo.
128 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

En investigaciones realizadas en arrozales de Perú durante


2003, los insecticidas mostraron efecto inmediato sobre el
nivel poblacional de larvas y adultos de H. wirthi., destacando
por su efectividad sistémica y de contacto la combinación
de metamidophos + cyfluthrina, a la dosis de 0,3 y 0,5 l/ha;
thiacloprid en la dosis de 0,15 y 0,2 l/ha y por su buena activi-
dad de contacto y traslaminar el spinosad a la dosis de 0,05
y 0,075 l/ha y etofenprox a la dosis de 0,5l/ha, también se ha
obtenido buen control de la plaga con Fipronil aplicado en
el semillero siete días antes del trasplante (Martínez et al.,
2006).
Lo que plantean Morales y otros parece ser la forma más
apropiada para el manejo de esta plaga, ya que existen con-
troles biológicos, entre los que se encuentran arañas depre-
dadoras del insecto adulto y avispas que parasitan los huevos
y larvas de la plaga. Los más efectivos parasitando a Hydrellia
son Chorebus aquaticus y Opius hydrelliae. Este parasitismo
en la primera generación de la plaga es bajo, pero se incre-
menta en un 70 a 80% sobre la segunda y tercera genera-
ción, respectivamente. Normalmente una combinación de
parasitoides depredadores y altas temperaturas causan una
rápida caída de la población del insecto. En Colombia exis-
ten algunos reportes que indican que existen avispas que
parasitan huevos y larvas de Hydrellia. Fedearroz menciona
liberaciones de Trichogramma spp. como una alternativa de
manejo. En Perú se encontraron tres especies de parasitoi-
des; dos de ellas pertenecen al género Opius y una al género
Halticoptera. En diversas zonas arroceras se han señalado
como depredadores de Hydrellia sp. diferentes especies,
dentro de ellas a: Gerris sp. y Pirata piraticus (EcuRed, s/f).

Gusano cogollero
Martínez et al. (2015) indican que, aunque el gusano cogo-
llero (Spodoptera frugiperda J. E Smith), es una plaga que
ataca especialmente al cultivo del maíz, también causa
daños considerables en plantaciones jóvenes de arroz.
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 129

Daños
Se considera que en la etapa de larvas atacan principalmente
a las hojas. Al pasar a su segunda etapa o estadio, se mani-
fiestan daños en el cogollo. Las etapas finales llegan a cau-
sar un impacto grave cuando la temperatura del ambiente
alcanza unos 30ºC, ya que las larvas llegan a alimentarse de
nervaduras, tallos (Figura 5) y hasta perforan la planta (Mar-
tínez et al., 2015).
Figura 5. Gusano cogollero atacando una plantación joven de arroz.

Fuente: Martínez et al. (2015).

Manejo
Castillo (2013) reporta que el control para S. frugiperda se
puede realizar con insecticidas cuando se encuentre en su
estado de larva y las plantas se encuentren en los primeros
estadios de desarrollo; después de un mayor crecimiento
llega a complicarse, la plaga se introduce en el interior de la
planta de modo que no es afectado por el producto.
Vilaseca et al. (2008) encontraron efectividad con el empleo
de controles biológicos, donde depredadores correspondien-
tes al orden Odonata, influyen de manera directa sobre la
abundancia de adultos de S. frugiperda en los márgenes de
áreas arroceras cercanas a plantaciones de palma de aceite y
130 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

bosque de galería, donde la diversidad de enemigos naturales


promovidas por estas plantaciones influye sobre la abundan-
cia de larvas de S. frugiperda. Por otro lado, comprobaron que
la especie Apanteles marginiventris es un parasitoide impor-
tante en el control biológico natural de larvas del cogollero
en cultivos de arroz cercanos tanto a plantaciones de palma
de aceite y bosques de galería. El hongo endófito Beauveria
bassiana ha mostrado resultados satisfactorios en la dismi-
nución del ataque de S. frugiperda confiriéndole a la planta
una defensa natural, ya que vive asintomáticamente dentro
del tejido vegetal sano (Molina et al., 2003; Cieri, 2017).

Chinche negra
Según Riffel et al. (2010), la chinche negra (Tibraca limbati-
ventris Stal.) ataca principalmente en su mayor porcentaje a
la planta, provocando heridas en el tallo y en varias zonas de
la planta.
Menegaz et al. (2012) señalan que esta plaga potencial-
mente ataca al cultivo del arroz, desde los países de Amé-
rica Central hasta algunos países de América del Sur incluido
Ecuador. En la Figura 6 se observan adultos de la chinche
negra en su ataque al tallo y las hojas del arroz.
Figura 6. Adultos de chinche negra cuando atacan las hojas y tallos del arroz.

Fuente: Menegaz et al. (2012).


Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 131

Daños
Ravelo (2007) afirma que, aunque el daño es moderado,
el ataque de la plaga ha ido en incremento en los últimos
años, manifestándose en el cultivo a partir de los 30 días des-
pués de la germinación. Los daños son provocados por la
alimentación del insecto en sus estados de ninfa y adulto. El
insecto sube por el tallo, debilitando a la planta de arroz. Al
momento de su reproducción llega hasta la parte superior,
donde sale la panícula esto produce que el llenado de gra-
nos no sea eficiente en su totalidad, muchos quedan vacíos,
causando bajos rendimientos al momento de la cosecha.
Por su parte, Quintela et al. (2013) afirman que esta plaga
puede llegar a causar pérdidas económicas hasta del 80%
en rendimiento del cultivo por daños como perforación del
tallo, antes y después de la floración y en el desarrollo de la
panícula, al momento del llenado del grano.

Manejo
Arias (s/f) recomienda utilizar los controles biológicos en pri-
mera instancia. Telenomus sp. y avispas pertenecientes a la
familia Pteromalidae parasitan con efectividad huevecillos
de T. limbativentris, en plantaciones de arroz; sin embargo
Kruger (2014) plantea que esta plaga es controlada usual-
mente mediante aplicaciones de insecticidas, lo cual se rea-
liza cuando existe un previo monitoreo de 40 a 50 días, que
nos indique si el daño provocado por el insecto sobrepasa
el umbral económico de 30% de su valor, establecido en la
población total; si ocurre así, entonces se realiza la aplicación
del insecticida Diazinon en concentraciones de 0,50 a 0,75
l ha-1.

Chinche vaneadora
Vivas y Notz (2009) argumentan que la chinche vaneadora
(Oebalus insularis spp.) perteneciente a la familia Pentato-
midae, ha llegado a convertirse en una plaga que ocasiona
severos daños al cultivo del arroz, ya que puede generar pér-
132 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

didas económicas de un 30 a 65% del valor total de la pro-


ducción (Figura 7).
Figura 7. Adulto de chinche vaneadora.

Fuente: Heros (2013).

Los daños que ocasiona la chinche vaneadora o hedionda


son mayores en el momento del llenado, cuando los gra-
nos están suaves y en estado lechoso, lo que permite que el
insecto adulto (Figura 8) absorba su contenido con el estilete
que posee en su aparato bucal (EcuRed, 2017). Este daño es
ocasionado directamente por el adulto cuando llega a esta
etapa de madurez y necesita garantizar su alimentación.
Figura 8. Adultos de chinche vaneadora alimentándose de los granos en
estado lechoso de arroz.

Fuente: Monzón (2012).


Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 133

Manejo
Para el manejo del chinche O. insularis, se utilizan tres méto-
dos muy sencillos de aplicar. Se ha demostrado que la cepa
Niña Bonita de Metarhizium anisopliae logra un control del
96% sobre O. insularis a los 10 días posteriores a la aplica-
ción del hongo entomopatógeno; aunque con otras cepas
del mismo hongo se han obtenido resultados similares. El
método cultural, que consiste en eliminar residuos de cose-
chas y malezas donde se pueda hospedar el insecto, lo cual
provocaría que el insecto no disponga de lugares de repro-
ducción, y por consiguiente influye en la disminución de su
nivel poblacional; la otra forma de control es por aplicacio-
nes de insecticidas, que se realiza cuando el nivel de daño es
alto y sobrepasa el umbral económico del 30% de la pobla-
ción. Aplicaciones del producto químico Diazinon a razón de
0,50–0,75 l ha-1 son efectivas. (EcuRed, 2017).

Otros animales plaga

Caracol manzana
Las especies pertenecientes al género Pomacea (caracoles
manzana) son moluscos gasterópodos de la familia Ampu-
llariidae, que representan en su mayoría importantes plagas
invasoras. Su biología y etología la hacen muy peligrosa, no
sólo por los daños que ocasiona en el cultivo del arroz, sino
por el riesgo medioambiental que supone para los hábitats
naturales donde se instala.
Es una especie herbívora muy voraz que se alimenta de
numerosas especies de plantas acuáticas de fácil digestión.
Realiza las puestas fuera del agua, en masas compactas
sobre superficies duras o vegetación acuática. Los huevos
son de color rosa-rojizo brillante y con el tiempo, adquieren
un tono blanquecino. El tamaño de las puestas suele osci-
lar entre 300-800 huevos, aunque pueden llegar a superar
los 2000 (Figura 9). Los huevos eclosionan a los 15 días y las
crías presentan el mismo aspecto que el adulto, pero con
134 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

un tamaño de unos pocos milímetros. En dos o tres meses


alcanzan la madurez sexual y son capaces de reproducirse
(Centro de Sanidad y Certificación Vegetal, 2014).
Figura 9. Puesta de huevos del caracol manzana. Obsérvese que realizan la
puesta fuera del agua.

Fuente: Centro de Sanidad y Certificación Vegetal (2014).

El caracol manzana (Pomacea canaliculata Lamarck, 1828),


actualmente es la principal plaga del sector arrocero bajo
riego en Ecuador. El medio para la diseminación, alimenta-
ción y multiplicación de esta plaga es el agua, pues aprove-
cha las corrientes lentas para desplazarse en los canales de
riego. Los adultos quedan en las aguas represadas y realizan
sus posturas en cualquier planta, objeto sólido o maleza.
Se alimentan de plantas de arroz tiernas, especialmente
las de siembra directa y de trasplante temprano, que son las
más susceptibles. Las hojas consumidas por esta plaga son
cortadas y muestran un color amarillento (INIAP, 2007). En
la Figura 10 se muestra un caracol adulto atacando las hojas,
las cuales exhiben un color amarillento y la puesta de huevos
de color rosado.
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 135

Figura 10. Caracol manzana adulto, puesta de huevos y hojas amarillentas


del arroz debido a las mordeduras de la plaga.

Fuente: INIAP (2007).

Manejo
Existen diversas formas de controlar el caracol manzana
entre las que se destacan el control biológico y los métodos
culturales.

Control biológico
Según AGROCLIDAD, en Ecuador no se presentan depreda-
dores del caracol manzana, que de forma natural jueguen
un rol significativo en la regulación de la población de esta
plaga, aunque el gavilán caracolero (Rostrhamus sociabi-
lis, Vieillot, 1817), se ha constituido un predador. Presenta un
pico largo, delgado y en forma de gancho adaptado para la
extracción de caracoles (Figura 11), por lo que se recomienda
evitar su caza (INIAP, 2007).
136 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 11. Control de caracol manzana por R. sociabilis.

Fuente: MAGAP (2004).

Control cultural
Los controles culturales más efectivos para el caracol man-
zana son:
Recolección manual de caracoles y huevos: recolección de
forma manual y destrucción de caracoles y sus huevos aplas-
tándolos con los pies o con un mazo de madera, otra forma de
destrucción es colocarlos en un recipiente de metal y prender-
les fuego con la ayuda de un combustible; es la manera más
efectiva para reducir el número de caracoles a pesar de la gran
cantidad de mano de obra requerida para esta labor (Figura 12).
Figura 12. Recolección manual de huevos y adultos de P. canaliculata.

Fuente: INIAP (2007).


Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 137

Colocación de mallas: colocación de trampas de mallas en


las entradas y salidas de agua de los campos de arroz, con
lo que se evita, al menos que los caracoles más grandes se
desplacen entre los arrozales a través de esta vía.
Construcción de zanjas: construcción de pequeñas zanjas
cerca de las entradas de los canales de riego, en el centro y
alrededor de las piscinas que permitan recolectar los caraco-
les y eliminarlos.
Mantenimiento de arrozales limpios: los bordes, los diques
o muros de contención que rodean a los campos de arroz,
deben ser cuidadosamente mantenidos. Esto reduce sitios
para postura de huevos y permite que los caracoles sean
más fáciles de detectar y eliminar.
Otros métodos mecánicos y culturales: efectuar quema de
los residuos de cosecha (paja de arroz) para eliminar caraco-
les cerca de la superficie del suelo.

Principales enfermedades que afectan el cultivo del


arroz en Ecuador
En las condiciones ambientales del país, el cultivo es afec-
tado por enfermedades fungosas, bacterianas y virales, entre
las que se encuentran: el virus de la hoja blanca, la quema-
zón o brusone, la pudrición de la vaina, el manchado del
grano, la pudrición negra y el tizón de la vaina (Paz et al.,
2009).

Virus de la hoja blanca del arroz (VHB)


El agente causal de esta enfermedad es un Tenuivirus tras-
mitido por el insecto T. oryzicolus o sogata. El virus de la hoja
blanca se ha identificado en todos los países de América
donde se cultiva arroz. En lo que se refiere a Ecuador, el VHB
se encuentra en todas las zonas donde se cultiva esta gramí-
nea; en algunas épocas del año es muy fuerte su incidencia,
dando como consecuencias una disminución en los rendi-
mientos (INIAP, 2007).
138 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Síntomas
Unas de las características más importantes del virus de la
hoja blanca son líneas en forma de bandas en posición lon-
gitudinal de color blanco, que se encuentran alineadas a la
nervadura central de la hoja y pueden exponerse como un
mosaico típico. Otros síntomas son: ocasiona enanismo en
las plantas; el poco desarrollo origina que las panículas sean
de menor tamaño, además produce esterilidad en las mis-
mas (Figura 13).
Figura 13. Síntomas del virus de la hoja blanca (VHB) en el cultivo del arroz.

Fuente: INIAP (2007).

Cuando la enfermedad se presenta en la semana cuatro,


después de realizado el trasplante, la reducción de la cose-
cha es de aproximadamente el 64%, ya que la afectación
negativa ocasiona un escaso brote de tallos efectivos; en
comparación con la incidencia del patógeno en la semana
diez, donde la reducción del rendimiento es prácticamente
insignificante.
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 139

Manejo
Entre las medidas que recomienda el Instituto Nacional de
Investigaciones Agropecuarias del Ecuador (INIAP) para el
manejo del virus de la hoja blanca está el uso de varieda-
des tolerantes, tanto al insecto trasmisor como a la enferme-
dad. El tipo de materiales introducidos por el INIAP (2007)
poseen propiedades de resistencia al daño que puede pro-
ducir la sogata.
El INIAP evalúa la tolerancia al virus de hoja blanca en con-
diciones de infección natural en los diferentes sectores que
producen arroz en el país y se encuentra en condiciones de
recomendar a los agricultores materiales que tengan carac-
terísticas de resistencia a la enfermedad y al vector. La varie-
dad INIAP–11 presenta un mayor índice de tolerancia hacia el
virus de la hoja blanca (INIAP, 2007).
Otras formas de control consisten en la eliminación opor-
tuna de las malezas, ya que son hospederas del insecto vec-
tor. También ayuda a la reducción de las poblaciones, la des-
trucción de los residuos de cosecha.

Quemazón o brusone
La quemazón o brusone es uno de los trastornos fitopaló-
gicos más devastadores en el cultivo de arroz. Se desarrolla
en casi todas las regiones arroceras a nivel mundial (Mekwa-
tanakarn et al., 2000). Pantoja et al. (1997) confirman que
los hongos Pyricularia grisea Sacc., y Pyricularia oryzae Cav.,
son causantes de la quemazón o brusone, una de las enfer-
medades fungosas más importantes en las zonas arroceras
del Ecuador. La severidad de los síntomas, la fase de desarro-
llo en que el cultivar es afectado, los materiales sembrados y
el manejo, tienen alta influencia sobre las pérdidas causadas
por esta enfermedad.
Es importante tener en cuenta que uno de los factores para
que se desarrolle esta afección son las condiciones climá-
ticas; se puede de cierta forma pronosticar la aparición de
esta enfermedad cuando se registran temperaturas entre los
140 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

16 y 28°C y una humedad relativa del 90%, así como perío-


dos largos de rocío (Ártica, 2008).

Síntomas
El patógeno se presenta en todas las partes aéreas de la
planta de arroz (hojas, tallo, panícula) acentuándose en el
cuello de la espiga. Inicialmente se presentan lesiones que
varían desde pequeños puntos color café hasta llegar a for-
mas romboides o diamante de color gris rodeado de una
zona de color más claro y de bordes amarillo-anaranjado
que lindera con el tejido que se encuentra normal o sano.
Este contagio afecta el cuello de las hojas.
Esta enfermedad puede afectar en cualquier etapa y fase
del cultivo. Cuando el ataque es muy fuerte, puede obser-
varse desde la etapa de semillero, también durante el
macollamiento y cuando inicia la etapa de floración, en esta
última produce un vaneamiento del grano y por ende un
bajo rendimiento en la cosecha (Figura 14).
Figura 14. Daños producidos por P. oryzae en el cultivo del arroz.

Fuente: INIAP (2007).


Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 141

Manejo
Se debe priorizar la utilización de variedades resistentes. En
Ecuador la INIAP 17 es una variedad tolerante a: Pyricularia
grisea y a otras enfermedades como: Saroclaudium orizae,
manchado del grano, Rhizoctonia solani, virus de la hoja
blanca, es resistente al acame y posee buena calidad del
grano; su precocidad permite obtener hasta tres cosechas
anuales en siembra directa con un rendimiento entre 6,2 y
10,0 t/ha/cosecha en condiciones de riego (Andrade et al.,
2010). En estudios realizados sobre la severidad de la que-
mazón en germoplasma de arroz F1 en la zona central del
litoral ecuatoriano, Garcés et al. (2012) reportan como mate-
riales sobresalientes en cuanto a su comportamiento a la
resistencia a Pyricularia, a las variedades INIAP-16, INIAP-14-
7, CC04-9, Caluma y la CC-05-27. Otras variedades como:
INIAP 7, INIAP 415, INIAP 11 y INIAP 12 han sido reportadas
como resistentes a Pyricularia y la INIAP 16 como tolerante
(Ampuero S/F).
El uso de fungicidas debe ser la última opción y con estric-
tas medidas de aplicación, por los daños que pueden gene-
rar en el agroecosistema ya que se conoce que no son amiga-
bles con el ambiente. Variedades liberadas como resistentes,
tienen la particularidad de exhibir altos niveles de suscep-
tibilidad después de algunos años (Mekwatanakarn et al.,
2000).
Se deben tomar en cuenta otras prácticas que son muy
importantes para reducir la afectación de esta enfermedad,
entre las que se pueden mencionar: manejo de la lámina de
agua, realizar una balanceada fertilización de acuerdo con
los requerimientos de la planta, fertilidad del suelo, densi-
dad de siembra, época de siembra y la elección del material
a plantar.
142 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Pudrición de la vaina
La afección de la pudrición de la vaina es producida por el
agente causal Sarocladium oryzae Sawada/Gams y Hawks;
es un problema esporádico en el cultivo del arroz y ha sido
reportado en los países productores de todo el mundo, ade-
más se informó que este tipo de organismo produce com-
puestos fitotóxicos que han sido aislados para su respectivo
estudio (Nandakumar et al., 2007).
Carbonell et al. (2001), reportan que esta enfermedad fue
puntualizada por Sawada por primera vez en el año de 1992
en Taiwán. Este hongo sobrevive en los desechos de las cose-
chas y puede ser trasmitido por la semilla al momento de
realizar las siembras. Algunas malezas sirven de hospederos,
por tanto, el control de malezas es importante para disminuir
las infestaciones de este hongo.
Si el cultivo es severamente afectado, las pérdidas pueden
alcanzar el 85%; la mayoría de las variedades de arroz son
susceptibles a S. oryzae, el cual se ha convertido en una seria
amenaza para la producción de esta gramínea en todos los
países productores de arroz (Ayyadurai et al., 2005).

Síntomas
El síntoma más característico de pudrición de la vaina son
lesiones en las hojas superiores enfocándose sobre todo en
la hoja bandera; estas lesiones tienen una coloración gris en
el centro y hacia el exterior de color café, de forma ovalada, a
medida que la enfermedad progresa, las lesiones se agran-
dan y se unen. Cuando la infección aparece en etapa tem-
prana de desarrollo y de forma severa, la panícula no emerge,
o lo hace parcialmente y en ocasiones se pudre. Otros de los
síntomas característicos asociados a esta enfermedad son la
esterilidad y vaneamiento de los granos (Figura 15).
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 143

Figura 15. Síntomas de S. oryzae en el cultivo del arroz.

Fuente: INIAP (2007).

Sin embargo, el daño por el hongo es más destructivo si ocu-


rre al inicio de la emergencia de la espiga, llegando a provo-
car pérdidas en el rendimiento hasta en un 85%. La infección
causa granos manchados y deformados, afectan la viabilidad
y valor nutritivo de la semilla, al disminuir los contenidos de
proteínas y almidones (Cardona 2013).

Epidemiología
El micelio de Sarocladium tiene la capacidad de poder
sobrevivir en los residuos de cosecha, en las semillas y en
cierto grupo de malezas que sirven de hospederos al hongo.
Este patógeno se introduce por las estomas y lesiones pro-
vocados por insectos-plaga, en especial por heridas produci-
das por los ácaros. Además, los barrenadores del tallo y cier-
tas chinches contribuyen al desarrollo de esta enfermedad.
Otros factores como altas densidades de siembra, altos por-
centajes de humedad relativa y temperaturas entre los 20 y
25ºC, favorecen la proliferación del patógeno.
144 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Asociación de la pudrición de la vaina con otros orga-


nismos
Pseudomonas fuscovaginae: es el más importante de los
patógenos bacterianos asociados con Sarocladium oryzae,
desde su aislamiento en sociedad con la pudrición de la
vaina y su respectiva identificación como el organismo cau-
sante de la decoloración del área foliar, las vainas y granos
de arroz. En América, estos organismos sobreviven de forma
epifita en la planta hospedera.
Esta bacteria es considerada una de las principales causas
de la pudrición de las vainas y se caracteriza por: coloración
marrón rojizo con necrosis que se extiende longitudinal-
mente por la vaina, panículas encerradas por las vainas, los
granos afectados se decoloran y se vuelven estériles, los cua-
les causan pérdidas en la cantidad y calidad del arroz (Bigiri-
mana et al., 2015).

Manejo
Para tratar de disminuir los daños ocasionados por la enfer-
medad de la pudrición de la vaina se recomienda:
• Utilizar líneas que tengan nivel de tolerancia a esta afec-
ción como: INIAP 17 y INIAP. FL 1480 Cristalino, es resis-
tente a varias plagas y enfermedades como la pudrición
de la vaina, manchado del grano, quemazón y sogata (El
Telégrafo 2016).
• Usar semilla certificada, sana y desinfectada.

Realizar un apropiado manejo cultural y eliminar los
residuos de cosecha, ya que se reporta como una de las
principales causas de trasmisión de la enfermedad.
• Garantizar un balance nutricional de acuerdo con los
requerimientos del cultivo.
• Lograr adecuada densidad de siembra.
• Mantener un buen control de insectos plagas.
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 145

• Manejar las aplicaciones de herbicidas de forma tal que


la planta no sufra daño físico.
• En último lugar realizar aplicaciones de fungicidas,
ya que estos resultan caros y perjudiciales para el ser
humano y en especial al ambiente, se recomiendan
productos a base de sulfato de cobre penta-hidratado
(Phytón) (Ayyadurai et al., 2005).

Manchado del grano


Arreola (2015) afirma que la patología del manchado de
grano no es ocasionada por un solo agente infeccioso, sino
por un complejo de hongos, entre los que se distinguen,
Fusarium, Curvularia, Gerlachia, Cercospora, Helminthos-
porium, entre otros y que se asocian con bacterias como
Pseudomonas sp. Comúnmente se puede encontrar este
tipo de trastornos en suelos de fertilidad baja y plantaciones
de arroz con una fertilización nitrogenada deficiente.
Los síntomas de la pudrición por Fusarium incluyen una
coloración parcial de la panícula de color marrón rojizo
a blanquecino, granos a menudo cubiertos con un polvo
blanco o blanco rosado de microconidios y conidióforos de
F. proliferatum; en la vaina de la hoja bandera se desarrolla
una lesión de rápido crecimiento, primero de color opaco a
marrón oscuro y más tarde de color blanquecino. Las vainas
de las hojas inferiores, eventualmente pueden desarrollar
lesiones (Abbas et al., 1998).
En los últimos años la bacteria Burkholderia glumae ha
sido reportada como uno de los agentes que causa el man-
chado del grano a nivel mundial.
En Japón el Tizón bacterial de la panícula del arroz, cono-
cido como la pudrición bacteriana del grano de arroz, ha
aumentado su peligrosidad en los últimos años, debido a
factores como el cambio climático, los sistemas de cultivos
aplicados, la aplicación de fertilizantes y el manejo del agua.
La infección producida por esta bacteria se debe a la hume-
dad y temperatura elevadas, lo cual causa la pudrición de
146 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

grano, como resultado final, la pérdida de rendimiento del


cultivo (Li et al., 2016).

Síntomas
El daño ocasionado por este complejo de patógenos puede
aparecer sobre las glumas y sobre el endospermo. Sobre las
glumas, las afectaciones varían desde lesiones muy peque-
ñas hasta el revestimiento total de las mismas, siendo su
coloración marrón. Esta aparición de los granos manchados
causa un bajo rendimiento en las cosechas y la afectación
principal es la pérdida de la calidad del grano, ya que se
rompen fácilmente durante el proceso de pilado (Figura 16).
Figura 16. Granos atacados por complejos de hongos y bacterias.

Fuente: INIAP (2007).

Manejo
Para minimizar la afectación de esta enfermedad en el cul-
tivo del arroz se recomienda realizar una apropiada aplica-
ción de fertilizante a base de nitrógeno y un oportuno con-
trol de los insectos-plaga (chinches y chupadores).
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 147

Pudrición negra
El hongo Gaeumannomyces graminis var. Graminis
(GGG) causa la pudrición negra del pie de la planta, la cual se
reportó por primera vez en el cultivo de arroz en condiciones
de secano y más tarde en el arroz de riego en Brasil (Peixoto
et al., 2013). G. graminis es un ascomiceto que vive en el
suelo, es el agente causal de esta enfermedad en cereales
y gramíneas en todo el mundo. El hongo coloniza las raíces
de las plantas susceptibles y produce síntomas como retraso
del crecimiento, raíces reducidas y ennegrecidas, además la
maduración precoz del grano (Rachdawong et al., 2002).
Vivas (2012) confirma que este trastorno patológico ha sido
registrado en parcelas arroceras en las provincias del Gua-
yas, El Oro, Los Ríos y Manabí. Este agente patógeno puede
sobrevivir en residuos de plantas infectadas y se disemina
primordialmente por el suelo por medio de las máquinas
agrícolas. En los campos que presentan insuficiencias nutri-
cionales es más frecuente la incidencia de esta enfermedad.

Síntomas
Las plantas atacadas por la pudrición negra son de menor
tamaño, las espigas son blancas, estériles, cloróticas o con
vaneamiento en los granos. Los síntomas son de coloracio-
nes oscuras en los entrenudos y muerte de las vainas foliares,
algo característico es la formación de raíces adventicias, en
los tallos afectados por este hongo se observa el signo de la
enfermedad, que son puntuaciones de tonalidades oscuras.
Las raíces alcanzan un tono marrón oscuro a negro brillante
con lesiones y secamientos, a veces se confunden con lesio-
nes producidas por sales acumuladas en el suelo (Figura 17).
148 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Figura 17. Sintomatología del hongo G. graminis var.

Fuente: INIAP (2007).

Manejo
Las prácticas apropiadas para el manejo de la enfermedad
son:
• Realizar la destrucción de los desechos de la cosecha,
mediante la quema para evitar la diseminación del
hongo.
• Hacer una buena y oportuna limpieza y desinfección de
la maquinaria agrícola.
• Rotación del cultivo con especias de plantas de ciclo
corto de la familia de las fabáceas por seis meses como
mínimo.
• Desinfectar el material de siembra.
Las firmas productoras de agroquímicos como: Bayer y Syn-
genta, ofertan una amplia gama de fungicidas que se utilizan
en la desinfección tradicional de las semillas de arroz, utiliza-
das como material de siembra. Investigadores cubanos han
desarrollado un nuevo método de desinfección de las semi-
llas de arroz eficiente, que podría ser utilizado desde el punto
de vista práctico, el cual consiste en sumergir las semillas en
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 149

una solución de hipoclorito de calcio al 5% por 20 minutos


en dos etapas, lográndose un 100% de semillas desinfesta-
das (García et al., 2008).

Tizón de la vaina
Rhizoctonia solani Kühn es el organismo causal del tizón de
la vaina. Es una de las enfermedades económicamente más
importantes del cultivo del arroz en todo el mundo y afecta
gravemente los índices de rendimiento y la calidad (Sayler
y Yang, 2007). Según Moquete (2011), este patógeno tiene
distribución cosmopolita propia de los suelos, se encuentra
favorecido por altas densidades de siembra y por el exceso
de fertilizantes nitrogenados. La principal fuente de infec-
ción es por restos de la cosecha, también existen especies
de malezas hospederas que mantienen vivas las fuentes de
inóculo, por ejemplo: Echinochloa colona.
Las condiciones para que se desarrolle la enfermedad son,
temperatura que oscilen entre 28-32°C y con una humedad
relativa superior al 90%; bajo estas condiciones, la infección
puede llegar a completarse en 18 a 20 horas, ya que este
agente patógeno requiere de por lo menos un período de
incubación de 7 a 10 días para que el tejido se contagie con
la enfermedad.

Síntomas
R. solani produce una toxina que reproduce todos los sínto-
mas de la afección. Esta toxina ha sido parcialmente purifi-
cada, se trata de un hidrato de carbono que contiene glu-
cosa, manosa, N-acetilgalactosamina, y N-acetilglucosamin.
La toxina fue detectada en hojas atacadas por la enferme-
dad. Variedades de arroz que se sometieron a estudios fue-
ron susceptibles al patógeno y sensible a la toxina (Vidhyase-
karan et al., 1997).
Es complicado identificar al agente patógeno en la fase
temprana de la infección como para poder cuantificar con
precisión el desarrollo de este organismo fungoso sobre la
base del reconocimiento visual (Sayler y Yang, 2007).
150 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Antes de que ocurra la etapa de la floración, los síntomas


no se pueden ver desde fuera de la parcela, pero al observar
los macollos es sencillo reconocerlos. Los síntomas iniciales
son lesiones de color grises verdosas que se desarrollan en
las vainas al nivel del agua (Figura 18).
Figura 18. Daños ocasionados por R. solani en el cultivo del arroz.

Fuente: INIAP (2007).

Las lesiones pueden ser elípticas u ovaladas más o menos de


1 cm de largo con un alargamiento de hasta 2 a 3 cm, que
luego se unen. Cuando las lesiones son antiguas adquirien
forma ovoide, con un centro blanco grisáceo y con los bordes
de tonalidad marrón oscuro, se puede ver los esclerosios y
micelios del hongo.
Estos daños se observan a mediados de la fase de maco-
llamiento del cultivo; los daños o lesiones se unen y se desa-
rrollan hasta la base de la panoja. Este trastorno patológico
causa el amarillamiento y muerte de vainas y hojas que oca-
siona el acame de las plantas afectadas (Gutiérrez y Agueda,
2013). El ataque de esta enfermedad al final trae como con-
secuencias mal llenado de los granos.
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 151

Manejo
Para reducir los inconvenientes producidos por Rhizoctonia
se aconseja:
• Usar semilla certificada y tratada.
• Sembrar densidades apropiadas de plantas.
• Realizar una fertilización balanceada.
• Quemar los restos de cosecha, e incorporarlos profunda-
mente en el suelo.
• Mantener baja la lámina de agua para impedir futuras
infecciones.
• Realizar control químico en última instancia
En investigaciones realizadas en Venezuela por Rodríguez et
al. (2001), se encontró que una sola aplicación del fungicida
fenbuconazole (125 g/ha) o de la mezcla de propiconazole+-
difenoconazole (75+75 g/ha) puede ser empleada para un
control eficaz del añublo de la vaina del arroz. Así mismo,
dos aplicaciones de citrex (750 ml/ha) ayudaron a reducir
la enfermedad, aunque esto representa un aumento en los
costos de aplicación a la vez que este producto efectuó un
control menos eficaz que los fungicidas anteriores.

Control integrado de insectos-plaga y enfermedades


Aunque en algunos cultivares de arroz se han introducido
genes de resistencia a insectos-plaga y enfermedades, el uso
de plaguicidas no ha declinado. Los plaguicidas a menudo
son antieconómicos y pueden romper el equilibrio biológico
entre los insectos-plaga, las enfermedades y sus enemigos
naturales. Los enfoques modernos de protección vegetal
enfatizan el manejo integrado de las plagas antes que su
control o erradicación. En este enfoque, una plaga es con-
siderada, solo cuando su población alcanza un nivel que
puede causar una reducción de los rendimientos. Se enfa-
tiza el uso de factores naturales tales como los predatores
y los parásitos que previenen el incremento de una plaga
particular.
152 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Jorge V. Cun Carrión

Los conceptos y las recomendaciones del Manejo Integrado


de Plagas (MIP) deberían ser aplicados en todos los casos.
1. Sembrar cultivares resistentes a las plagas y enfermeda-
des locales.
2. Usar plaguicidas solo como el último recurso para redu-
cir densidades anormales de las plagas, cuando la pérdida
del cultivo puede superar el costo del tratamiento.
Ejecutar todas las operaciones culturales en el momento
oportuno, incluido la siembra. La demora en la siembra pre-
dispone el cultivo al ataque de insectos y enfermedades, en
especial a quemazón o brusone.
3. No aplicar cantidades excesivas de fertilizantes nitroge-
nados. El exceso de fertilizantes nitrogenados predispone el
cultivo a la incidencia de la quemazón brusone, al tizón de la
vaina y al tizón bacteriano.
4. Mantener una densidad óptima de plantas.
5. Usar la combinación de tácticas de control, tanto res-
pecto a la resistencia de las plantas como a los plaguicidas y
basar las decisiones en sólidas bases económicas
De lo expuesto anteriormente se deduce, que no es reco-
mendable en primera instancia, la utilización de productos
químicos para el control de insectos-plaga y enfermedades
en el cultivo de arroz. Estos productos causan un desequili-
brio entre los insectos perjudiciales y benéficos, además cau-
san problemas a la salud del ser humano y contaminan el
ambiente.
Resulta más eficiente utilizar un MIP donde se combinen
diferentes métodos de control, iniciando por cultivares resis-
tentes o tolerantes, seguido del empleo de métodos cultura-
les y físicos y en última instancia, si no queda otra alternativa,
el uso de productos químicos.
Insectos-plaga y enfermedades en el cultivo de arroz 153

Para mantener un adecuado control fitosanitario de las


plantaciones de arroz es conveniente, mantener un moni-
toreo constante de la incidencia de estas amenazas, con
la finalidad de determinar el umbral económico del índice
de infestación de las mismas, establecer controles en el
momento oportuno y disminuir las pérdidas en cosecha.
El conocimiento del clima de la zona de producción y las
variaciones que éste pueda experimentar durante el ciclo
del cultivo, es fundamental para prevenir y pronosticar ata-
ques y afectaciones severas, ya que los insectos plagas y las
enfermedades son enemigos potenciales que se desarrollan
muy rápido, en el momento que las condiciones climáticas
son favorables.
154

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04 Cosecha, postcosecha y

Capítulo
comercialización del arroz
en Ecuador
Hipólito I. Pérez Iglesias, Irán Rodríguez Delgado;
Rigoberto M. García Batista

Cosecha de arroz
La cosecha de arroz es la última operación correspondiente
al proceso de producción que se realiza en el campo y con-
siste en recoger las semillas presentes en la panícula de la
planta; debe realizarse en el momento óptimo en relación
con la madurez fisiológica del grano y con las menores pér-
didas en cosecha posibles (Iturricha y Vaca, 2005).
El momento óptimo de cosecha se determina mediante la
observación de algunas consideraciones:
1. Comenzar la cosecha cuando las semillas se desgranan
con facilidad al presionar la panícula con las manos.

Hipólito I. Pérez Iglesias: Ingeniero Agrónomo (1969) Universidad Central de Las Villas, Cuba; Doc-
tor en Ciencias Agrícolas (1983) Academia de Ciencias de Cuba; Investigador Titular (1984-2014)
Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Universidad Técnica
de Machala. Autor de cinco libros y 102 artículos publicados.
Irán Rodríguez Delgado: Ingeniero Agrónomo (1992) Universidad Central de Las Villas, Cuba
Magister en Agricultura Sostenible (2009) Universidad de Cienfuegos, Cuba; Investigador Agre-
gado (2009) Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Uni-
versidad Técnica de Machala. Autor de cuatro libros y 17 artículos publicados.
Rigoberto M. García Batista: Ingeniero Agrónomo (1983) Universidad Central de Las Villas, Cuba;
Doctor en Ciencias Agrícolas (1999) Universidad Agraria de La Habana, Cuba; Profesor Investigador
titular Principal I (2015) Universidad Técnica de Machala; Profesor de la Universidad Metropolitana
de Ecuador (2013); autor de 50 artículos científicos publicados en revistas.
Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecuador 165

2. Cosechar cuando el 92-95% de los granos sean de color


paja y el resto se encuentren verdes o amarillentos.
3. La humedad del grano debe encontrarse entre 18-24%.
4. Se debe realizar la cosecha 35 días después de la flora-
ción del cultivo, momento que se encuentra condicionado a
las condiciones climáticas.
La cosecha puede realizarse mediante tres métodos dife-
rentes, lo que depende del área de producción que se dis-
ponga, de las condiciones locales existentes, la tecnología,
las máquinas disponibles por los productores y el costo en
que se debe incurrir.

Manual
La cosecha manual se realiza en pequeñas plantaciones o
cuando el acceso de la maquinaria es difícil o no es rentable. Se
utiliza como herramienta la hoz y, una vez cortada la planta, se
depositan en pequeñas cantidades en el suelo (Figura 1), para
su posterior acarreo y trilla, la cual se efectúa a mano (aporreo)
con una productividad de 2 a 3 qq/jornal. Es importante que
el suelo se encuentre lo más seco posible, condición que favo-
rece el corte y la productividad en el trabajo.
Figura 1. Corte de arroz de forma manual con la utilización de la hoz.

Fuente: Prensa Latina (2017).


166 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista

Una vez acarreado el arroz, la trilla debe efectuarse inme-


diatamente, debido a que las pérdidas en cosecha se incre-
mentan, por ataque de roedores y aves, germinación de los
granos si la humedad relativa y la temperatura son altas o en
las mañanas se presenta alta incidencia de rocío; estas con-
diciones pueden ocasionar también el desarrollo de hogos
que afectan la calidad del grano; además la situación puede
agravarse de presentarse días lluviosos (Andrade et al., 2007).

Cosecha semi-mecanizada
El corte se realiza de forma manual y la trilla de forma meca-
nizada, mediante la utilización de trilladoras estacionarias
(Figura 2) de una productividad de 60 a 100 qq/día. La limi-
tante es el corte de las plantas y acarreo de los manojos con
las espigas a la trilladora, aunque es altamente productivo
comparado con la trilla efectuada a mano.
Figura 2. Agricultores utilizando trilladora mecánica estacionaria para des-
prender los granos de la panícula en Filipinas.

Fuente: Sprague Photo (s/f).


Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecuador 167

Cosecha mecánica
Mediante la utilización de máquinas cosechadoras autopro-
pulsadas se efectúa el corte, recolección y trilla de la semilla
de arroz, con rendimientos de 60 a 100 qq por hora (Figura
3). La mayoría del arroz producido en Ecuador se cosecha
con el empleo de este método (DICTA, 2003).
Figura 3. Máquina cosechadora de arroz en plena jornada de trabajo en la
zona de Santa Lucia (Guayas).

Foto: Joffre Flores (S/F)

Posteriormente a la cosecha mecánica, el grano de arroz es


depositado en un medio de transporte (Figura 4) que lo tras-
lada a la piladora donde se realiza el proceso industrial (Pas-
puel, 2017).
168 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista

Figura 4. Máquina cosechadora depositando el arroz en medio de trans-


porte para su posterior procesamiento industrial

Fuente: Agropetroleros (2015).

Las máquinas cosechadoras de arroz cuentan con un fun-


cionamiento complejo, sin embargo, para lograr un mejor
entendimiento de dicho proceso Riquelme (s/f), lo divide en
cinco funciones básicas:

1. Corte y alimentación
El mecanismo corta y recolecta el material y posteriormente
envía al separador de la cosechadora (conocido como cabe-
zal), el cual dispone de dos tipos de molinetes para cuando
se recolectan plantas bajo condiciones diferentes:
a) Molinete de paletas: éstas efectúan movimiento giratorio
contrario a la dirección de la cosecha y retienen las plantas
mientras se realiza el corte.
b) Molinete recolector: formado por varias varillas que reco-
lectan las plantas acamadas por el viento, o enredadas y
dobladas
Cuando se efectúa cosecha con plantas acamadas, la altura
del molinete debe ser lo más baja posible, que permita que
las varillas puedan levantar el material y entregárselo a la
barra de corte (Figura 5). La posición delantera del molinete
Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecuador 169

deberá ser aproximadamente 30 cm al frente de la barra de


corte, que permita que las plantas sean levantadas antes de
entrar en contacto con la barra.
Figura 5. Molinete recolector en cosechas tendidas.

Fuente: Riquelme (s/f).

2. Trilla
La parte más importante de cualquier cosechadora es la sec-
ción trilladora. Efectuar la trilla significa sacudir y separar el
grano de la panícula. En la sección trilladora, más del 90%
del grano es separado de su panícula. Es un área vital en la
operación de la cosechadora, que posibilita realizar una trilla
adecuada. (Figura 6).
Existen básicamente dos tipos de cilindros trilladores:
1. Cilindros de barras trilladoras.
2. Cilindros de dientes rígidos.
170 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista

Figura 6. Molinete trillador

Fuente: Riquelme (s/f).

Los cilindros de dientes rígidos se utilizan exclusivamente


en arroz. Sus dientes trituran y rasgan el material en lugar
de friccionarlo y sacudirlo como lo hace un diseño de barras
trilladoras. A medida que gira el cilindro, sus dientes pasan
entre los dientes estacionarios del cóncavo, causando la
acción trilladora (Figura 7).
Figura 7. Cilindro de dientes rígidos.

Fuente: Riquelme (s/f).


Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecuador 171

3. Separación
El 90% del grano es separado en el cilindro y el 10% por
el batidor, la parrilla de varillas y los sacapajas. El batidor se
encuentra situado directamente detrás y, por lo general, lige-
ramente arriba del cilindro trillador; su diámetro es pequeño
y presenta el mismo ancho del cilindro. Sus funciones son
disminuir el paso del material proveniente del cilindro y des-
viar el material hacia abajo en la parte delantera de los saca-
pajas.

4. Limpieza del grano


Después de la trilla y separación, la unidad de limpieza
separa el material mezclado con el grano (paja fundamen-
talmente). Para ello, la mayoría de las cosechadoras cuentan
con tres componentes básicos: un ventilador, un zarandón
y una zaranda. El ventilador de limpieza posee aspas múlti-
ples y la corriente de aire del ventilador separa casi toda la
paja del grano. La velocidad se ajusta desde 250 revolucio-
nes por minuto (rpm) hasta 1.500 r.p.m.

5. Manejo del grano


El manejo de la cosecha incluye el sinfín inferior de grano
limpio, elevador de grano limpio, sinfín de carga del estan-
que de granos, sinfín inferior del retorno, elevador de retorno
y sinfín superior de retorno, estanque de grano y sinfín de
descarga del estanque de grano. El material de retorno
es el material no trillado ni separado que fluye a través de
la extensión del zarandón y fuera de la parte trasera de la
zaranda. Cuando el estanque de granos completa su capa-
cidad de llenado, se debe descargar el grano dentro de un
carro remolque o camión, y posteriormente conducirlo a la
piladora para el proceso poscosecha (Figura 8).
172 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista

Figura 8. Descarga del grano mediante el sinfín de descarga de la cose-


chadora.

Fuente: Riquelme (s/f).

En las zonas tropicales, durante la estación seca, por lo gene-


ral el arroz se encuentra listo para cosecha entre los 25-35
días después de la floración total; en la estación húmeda y
en los países templados ocurre a los 35 a 40 días. Casi siem-
pre, en esta etapa, el 85-90% de las panojas tienen color
amarillo a amarillo-dorado. Cualquier demora en la cosecha
resulta en pérdidas causadas por roedores, aves, volcamiento
de la planta, desgrane, además de partiduras en el grano que
incrementan las mermas en la piladora. Si las panojas están
húmedas debido a las lluvias o al agua estancada, las semi-
llas pueden germinar en la espiga, también pueden ocu-
rrir ataque de insectos-plaga y de enfermedades, causando
importantes pérdidas en cantidad y calidad (FAO, 2003).
Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecuador 173

Segunda cosecha
En áreas donde se cuenta con un sistema de riego o el
terreno permanece con adecuada humedad después de la
cosecha principal, el cultivo de arroz al presentar capacidad
de rebrote, y mediante atenciones culturales como control
de malezas y fertilización, se puede efectuar una segunda
cosecha a los 60-70 días. Para ello, es recomendable cose-
char los tallos de la primera cosecha a una altura de 12-15 cm
y con el menor daño posible (DICTA, 2003).

Secado del grano de arroz


Una de las operaciones más importantes dentro del proce-
samiento industrial del arroz es el secado de la masa de gra-
nos. Efectuada la cosecha, el grano se trasporta hasta una
piladora donde se realiza el proceso industrial. El grano de
arroz es cosechado con un alto contenido de humedad (17-
24%), por lo que debe ser sometido a un proceso de secado
que permita la disminución del porcentaje de humedad a
los índices requeridos (12-13%), lo cual permite consumirlo
de inmediato o almacenarlo por largos períodos de tiempo.
El secado del grano se realiza para inhibir la germinación de
las semillas, reducir el contenido de humedad de los granos
hasta un nivel que impida el crecimiento de los hongos y evi-
tar el deterioro de los granos; con la finalidad de preservar su
aspecto, sus características de alimentos, su calidad nutritiva
y la viabilidad de la semilla (FAO, 2017).
La etapa de secado es el primer paso del proceso de bene-
ficio industrial del arroz y le siguen las operaciones de lim-
pieza, descascarado, blanqueo y clasificación, que tienen
como objetivo final la obtención del arroz de consumo, listo
para ser entregado a la población. La misma influye directa-
mente en la calidad final del producto (Arrastía et al., 2002,
Ipsán et al., 2013).
174 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista

Tecnologías y sistemas para el secado de los granos


de arroz
El secado del grano de arroz se puede realizar de dos formas:
1. Natural (al aire y el sol). Se utiliza cuando el volumen de
arroz a secar no es grande, exponiendo los granos de arroz al
sol en pisos de cemento o sobre mantas durante tres o cua-
tro días, debiéndose tomar todas las medidas que permitan
evitar su contaminación con productos físicos, químicos o
con agentes biológicos.
2. Artificial (con aire a temperatura normal y por motores
de circulación forzada de aire caliente). En este caso se pro-
cesa gran cantidad de arroz y se realiza el proceso industrial
completo.
En la Figura 9 se muestra un modelo de piladora con el
proceso industrial completo del grano de arroz. Por ejemplo,
la empresa INDUREY de Guayaquil en la actualidad tiene
instalada y en producción una capacidad por día de 2.000
qq de arroz pilado y 4000 qq de arroz en cáscara (INDUREY,
2018).
Figura 9. Piladora donde se realiza el proceso industrial completo del grano
de arroz.

Fuente: INDUREY (2018).


Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecuador 175

Calidad molinera del grano de arroz


La calidad molinera y su rendimiento se evalúan basados en la
proporción del grano que permanece entero o en tres cuartos
de su tamaño después de ser beneficiado. Cuando se realiza el
proceso de molinería lo mejor es manejar métodos que arro-
jen un buen índice de pilado (IP) (alta masa de granos enteros).
Estos índices están determinados por factores ambientales y
de manejo, tales como: la cosecha, trilla, almacenamiento y
especialmente el secado (Cubillos y Barrero, 2010).

Principales causas de pérdida de calidad del arroz en


el secado
1. Daños mecánicos.
2. Choque térmico.
3. Secado desigual.
4. Exceso de temperatura de secado.
5. Secado con humedad final muy baja.

Proceso industrial
En el proceso industrial del grano de arroz se realizan las
operaciones:
1. Descascarado del grano de arroz.
2. Blanqueo y pulido del grano.
3. Clasificación del grano.
En la Figura 10 se muestra el flujo básico que se realiza en
el procesamiento industrial del grano de arroz, en el cual
primeramente se introduce en la tolva de recepcion, para
posteriormente introducirlo en las máquinas que efectuan
la prelimpieza del grano, para después ser deshidratado y
secado hasta el 10% de humedad, de donde es enviado a
máquinas de limpieza que extraen los residuos que puedan
quedar y finalmente se almacena en depósitos con las con-
diciones adecuadas (Cubillos y Barrero, 2010).
176 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista

Figura 10. Flujo básico del grano de arroz en el procesamiento industrial.

Fuente: Cubillos y Barrero (2010).

El secado a alta temperatura y rápido produce granos de


baja calidad, susceptibles a la ruptura, gran porcentaje de
granos cuarteados, baja calidad de molienda y baja calidad
para su uso final o baja calidad culinaria. La solución es no
exceder la temperatura máxima que cada grano posee para
un determinado uso y no exceder la extracción de agua
máxima por hora de acuerdo con el grano de que se trate
(Brumovsky, 2011).
El secado es una de las tareas más sensibles que se realiza y
muchas veces constituye un cuello de botella, ya que el arroz
se comienza a cosechar con altos porcentajes de humedad
y su procesamiento consume más tiempo que otros cultivos,
lo que atenta contra la eficiencia de funcionamiento de la
planta industrial. Además, esta situación provoca, que fre-
cuentemente, se eleve la temperatura de secado intentando
acortar el proceso, lo que origina mermas en el porcentaje
de grano entero, por consiguiente, mayores costos del pro-
ceso industrial. Por lo tanto, la tecnología que permita mejo-
Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecuador 177

rar los procesos de secado presenta relevante influencia en


el análisis de costo, consecuentemente, incide directamente
en el beneficio económico de la planta procesadora (Hidalgo
y Pozzolo, 2013).
Con temperaturas de 35 a 37°C en el grano de arroz, durante
el proceso de secado, se obtienen valores superiores en el
rendimiento de granos enteros, lo cual permite alcanzar pre-
cios más elevados, al comercializar la producción por el con-
cepto de mejor calidad culinaria del grano (Ipsán et al., 2013).

Almacenamiento
Este es el último paso del proceso de acondicionamiento
consiste en depositar los granos con la humedad requerida
(12-13%) en los silos de almacenaje, con la finalidad de pre-
servar el grano con calidad óptima para su comercialización.
Para el almacenamiento del arroz se deben utilizar bolsas del
tipo poroso o permeables, ya sean de yute, papel multi-ho-
jas o polipropileno trenzado (son las más utilizadas por su
bajo costo, fácil manipulación y durabilidad), las que permi-
ten efectuar cambios de humedad con el ambiente, debien-
dose utilizar en periodos de hasta un año como máximo en
climas no muy húmedos. Las bolsas son apiladas dentro del
almacén (Figura 11), sobre tarimas de madera de 8 a 10 cm de
altura y nunca de forma directa en el piso, para evitar la con-
densación de la humedad. La madera actúa como aislante
térmico y facilita la ventilación en la base del apilado. La dis-
tancia mínima entre apilados es de 0,6 a 2 m, a 0,8 m de la
pared, 1,5 m del techo y de 2-3 m de ancho en los pasillos o
corredores centrales. No es recomendable realizar apilados
con más de 5 m (Iturricha & Vaca, 2005).
178 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista

Figura 11. Almacenamiento de arroz en la piladora.

Fuente: El Universo (2015).

El almacenaje, etapa final del proceso de producción, puede


verse afectado por:
1. Uso de semillas no seleccionadas.
2. Condiciones adversas durante la cosecha.
3. Ataque de insectos-plaga y patógenos durante el cultivo.
4. Permanencia innecesaria del producto en la planta tras
la maduración fisiológica.
5. Daños mecánicos en la cosecha, limpieza, transporte,
clasificación y manejo del grano en general.
6. Secado inadecuado o inoportuno.
7. Almacenaje inadecuado.
Para el almacenamiento se debe utilizar silos modernos,
bodegas limpias y desinfectadas y el grano debe estar com-
pletamente seco con un grado de humedad entre 12 y 13%.
Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecuador 179

Calidad industrial y culinaria del arroz


El arroz es el único cereal que se consume como tal con
un procesamiento de descascarado y pulido. La integridad
del grano durante ese proceso determina la denominada
calidad industrial; su comportamiento durante y después
de la cocción caracteriza su calidad culinaria. La primera es
universal y tiene su normalización, la segunda es absoluta-
mente dependiente de los hábitos culturales.
Se identifica como un arroz de alta calidad aquel cuyo con-
junto de granos presenta homogeneidad de tamaño, forma,
color y translucidez y cumple con los valores establecidos en
las normas de calidad.
Para obtener un producto en condiciones de ser consu-
mido, en principio, el grano de arroz debe ser descascarado
y luego pulido mediante esfuerzos de fricción o abrasión.
Estas fuerzas actúan sobre la superficie del grano generando
tensiones que finalmente pueden producir la fractura del
mismo. El resultado son granos enteros y granos quebrados.
Las normas establecen valores máximos y mínimos de
atributos que se desean optimizar, el más importante es la
proporción de granos enteros respecto al conjunto. El pará-
metro de evaluación de este atributo está dado por el por-
centaje de grano entero obtenido después de descascarar y
pulir los granos. La mayor o menor susceptibilidad a fractu-
rarse depende de un diverso número de variables ambien-
tales y genéticas.
180 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista

Tipo de grano
Se clasifica en función de las dimensiones de sus ejes princi-
pales, longitudinal y transversal y de la relación entre ambos.
Se identifican con estos parámetros el grano tipo largo fino,
largo ancho, mediano y corto. Las características son señala-
das en la Tabla 1.
Tabla 1. Longitud, ancho y relación largo-ancho del grano de arroz comer-
cial en mm:

Tipo de grano Largo Ancho Relación L/A


Largo fino >6 <2 >3

Largo ancho >6 >3

Mediano 5>6 2,5 - 3 2-3


Corto <5 >2,5 1-2

Fuente: Livore (2010).

Calidad culinaria del grano de arroz


Se identifica como calidad culinaria al comportamiento
esperado del arroz luego de ser cocinado. Esta definición
general debe ser acotada para cada hábito cultural. Arroces
consumidos por la cultura oriental deben tener una serie de
atributos que en otras culturas son absolutamente indesea-
bles. El atributo paradigmático es la consistencia del arroz
después de cocido. En la comida oriental se prefiere blando
y pegajoso mientras que, en occidente se elige el arroz con-
sistente y seco.
Al igual que en la calidad industrial, existen parámetros de
evaluación objetivos para la calidad culinaria. Estos paráme-
tros son físico-químicos; se refieren casi exclusivamente a la
composición del almidón y están estrechamente relaciona-
dos a los atributos que se valoran en las distintas culturas
(Livore, 2010).
Cosecha, postcosecha y comercialización del arroz en Ecuador 181

Atributos
Cultura oriental: pegajosidad en el paladar, sabor o dulzor,
textura dura al masticar, brillo, blancura.
Cultura occidental: seco, textura gomosa al masticar, mayor
absorción de agua, blancura, tolerancia a la sobre cocción.
La calidad culinaria del arroz se encuentra determinada
por la apariencia del grano, tiempo de cocción y la con-
sistencia del arroz después de cocido, condiciones que se
encuentran directamente afectados por factores genéti-
cos y ambientales y por características físico-químicas tales
como temperatura de gelatinización, contenido de amilosa
y consistencia de gel.
El almidón es el principal componente del arroz pulido y
representa aproximadamente el 90% de su peso seco; está
formado por dos fracciones: la amilosa y la amilopectina. La
relación amilosa/amilopectina constituye un factor determi-
nante de la calidad culinaria y comestible del arroz moli-
nado (Martínez y Cuevas, 1989; Ávila, 2001).
De los componentes que tienen que ver con la calidad culi-
naria, el contenido de amilosa es el más importante, debido
a que determina la textura del arroz después de cocido. El
contenido de amilosa influye bastante en las características
de cocción del arroz molinado.
182 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; Rigoberto García Batista

Comercio exterior
En lo que respecta a la comercialización internacional, las
exportaciones de arroz se destinan en mayor grado a Colom-
bia y Venezuela; este es un dato muy variable y depende
mucho de los volúmenes de producción, aunque Ecuador
dedica su producción de arroz fundamentalmente para
cubrir el consumo nacional.
El acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Ecua-
dor, que entró en vigor el 1 de enero de 2017 con carácter
provisional, permite a la UE importar anualmente 5.000
toneladas de semillas de arroz con cáscara, según fuentes
locales. La cuota se mantendrá sin cambios durante cinco
años y se revisará después de este plazo.
Ecuador ha ganado un contrato para exportar 80.000
toneladas de arroz al año a Colombia, según informó el
periódico El Telégrafo en mayo 15 de 2017.
El precio del quintal para las provincias generalmente no
es el mismo, Guayas comercializó el quintal de arroz a un
precio de venta de $31,0 (precio oficial), Manabí comercializó
su producción en $28,0 y Los Ríos a $29,0. El promedio de
$26,6 el qq varía de un año a otro y dentro del mismo año
para cada provincia.
183

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05 Taxonomía, morfología y

Capítulo
manejo agronómico del
cultivo de yuca
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Importancia de la yuca
La yuca es la cuarta fuente de calorías, después del arroz, la
caña de azúcar y el maíz. Es una raíz rústica que constituye
un alimento básico para muchas familias campesinas de
escasos recursos, utilizada desde la época de los aborígenes,
mucho antes de la llegada de los españoles. Es originaria de
Sur América y se emplea desde antes de la Colonia como
parte de la alimentación de las tribus (Suárez y Mederos,
2011).
Es una raíz de forma alargada cubierta por una cáscara
áspera de color rosado/café; o beige; su densa y fibrosa pulpa
es de color blanco, crema o amarillo y constituye la parte
comestible en dependencia del cultivar.

Hipólito I. Pérez Iglesias: Ingeniero Agrónomo (1969) Universidad Central de Las Villas, Cuba;
Doctor en Ciencias Agrícolas (1983) Academia de Ciencias de Cuba; Investigador Titular (1984-
2014) Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Universidad
Técnica de Machala. Autor de cinco libros y 102 artículos publicados.
Irán Rodríguez Delgado: Ingeniero Agrónomo (1992) Universidad Central de Las Villas, Cuba
Magister en Agricultura Sostenible (2009) Universidad de Cienfuegos, Cuba; Investigador Agre-
gado (2009) Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Uni-
versidad Técnica de Machala. Autor de cuatro libros y 17 artículos publicados.
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 187

El cultivo de la yuca se presenta en la actualidad como una


alternativa con amplias ventajas comparativas para el Ecua-
dor, debido a la gran adaptabilidad del cultivo a las diversas
condiciones edafoclimáticas existentes en el país; por lo que
se cataloga como un cultivo de subsistencia (INIAP, 2014)
por su alta producción de calorías, la poca mano de obra
que requiere, el largo periodo de cosecha potencial (desde
ocho hasta 24 meses después de la plantación), la conser-
vación de las raíces bajo tierra, resistencia a sequía, insec-
tos-plaga y enfermedades, y la estabilidad de su producción;
además, constituye un rubro importante en la alimentación
humana y de animales. La yuca tiene muchas ventajas para
los agricultores de bajos ingresos, ya que se produce en
suelos pobres o en tierras marginales donde no se pueden
desarrollar otros cultivos.
En Ecuador se cultiva la yuca principalmente en las llanu-
ras tropicales, aunque las plantaciones se localizan en todas
las provincias del país, inclusive en Galápagos.

Producción mundial de yuca


Según datos de la FAO (FAOSTAT, 2017) la producción mun-
dial de yuca, al cierre de 2016, se sitúa en 277,1 millones de
toneladas de raíces frescas, con un área cosechada de 23,48
millones de hectáreas (ha), para un rendimiento promedio
de 11,8 t ha-1, evidenciándose una tendencia al incremento
de la producción desde el año 1994, elemento que muestra
la importancia del cultivo en la seguridad y soberanía de los
países que la producen (Figura 1).
188 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Figura 1. Área cosechada (millones de ha) y producción obtenida (millones


de t) de yuca a nivel mundial en el periodo 1994-2016. Nota. M=millones.

300M 25M
toneladas

ha

200M 20M

100M 15M
1994

1995

1996

1997

1998
1999

2000

2002

2004

2006

2008

2010

2012

2014

2016
Mundo Mundo
Área cosecha Producción
Yuca Yuca

Fuente: FAOSTAT (2017).

La proporción de la producción de yuca por regiones mues-


tra que un poco más de la mitad se encuentra en África
(54,0%); 30,8% en Asia; 15,0% en las Américas y solamente
el 0,1% en Oceanía (Figura 2), información que revela que la
mayoría de la producción (84,8%) se localiza en los continen-
tes africano y asiático (FAOSTAT, 2017).
Figura 2. Proporción promedio de producción de yuca (%) por regiones en
el periodo 1994-2016
Oceanía
0,1%
Asia
30,8%
África
54%
Américas
15%

África Américas Asia Ocenía


Fuente: FAOSTAT (2017).

A nivel mundial, y tomando en consideración la producción


promedio en el periodo 1994-2016 (FAOSTAT, 2017), los prin-
cipales países productores de yuca son Nigeria (40,65 millo-
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 189

nes (M) de toneladas (t), Brasil (23,26 M de t), Tailandia (22,50


M de t), Indonesia (19,45 M de t) y República Democrática
del Congo (15,55 M de t), los cuales generan la mitad de la
producción (Figura 3). Su amplia distribución, debido a su
notable adaptabilidad a las diferentes condiciones edafocli-
máticas, hacen que esta raíz ocupe un lugar destacado, fun-
damentalmente como fuente de carbohidratos, tanto para
la alimentación humana como de animales.
Figura 3. Principales países productores de yuca (t) a nivel mundial (prome-
dio en el periodo 1994-2016).
50M
toneladas

20M

0
Nigeria

Brasil

Tailandia

Indonesia

República Dem...

Ghana

Angola

India

Viet Nam

Mozambique

Producción

Fuente: FAOSTAT (2017).

En la Figura 4 se aprecian los principales países exportadores


de yuca, donde se puede constatar que Tailandia, aunque es
el tercer país productor a nivel mundial, es el primer expor-
tador, lo que indica que es un cultivo que genera grandes
ingresos al país asiático.
190 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Figura 4. Principales países exportadores de yuca (%) a nivel mundial.

3,10% 2,60%
3,30% Países
Tailandia
3,50% Brasil
Indonesia
Otros (42 países)
Vietnam

87,50%

Fuente: FAOSTAT (2017).

En la Figura 5 se observan los principales países importa-


dores de yuca, liderados por China (34,9%), Países Bajos
(24,30%), España (16,40%), Bélgica (11,80%) y Corea del Sur
(8,50%), países en los cuales el cultivo representa una fuente
importante de alimentación para sus poblaciones.
Figura 5. Principales países importadores de yuca (%) a nivel mundial.
4,10%
Países
China
Países bajos
8,50%
España
Bélgica
Corea del Sur
11,80% 34,90% Portugal

16,40%

24,30%

Fuente: FAOSTAT (2017).


Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 191

Producción nacional
A escala nacional se evidencia una secuencia inestable en el
area cosechada y en la produccion obtenida de yuca (Figura
6), observándose la menor producción en el año 2013, lo
que estuvo condicionado por una disminucion significativa
del rendimiento por unidad de superficie, ya que el área
cosechada aumentó en ese año en relación con el 2012; sin
embargo, en el 2016 se presentó una disminucion en el área
cosechada, cuestion que se asocia con las afectaciones que
provocó el fenómeno ENOS, anomalia que afecto el litoral
ecuatoriano en el periodo lluvioso (FAOSTAT, 2017).
Figura 6. Área cosechada (miles de ha) y producción obtenida (miles de t)
de yuca en Ecuador (periodo 1994-2016). Nota. k=miles.

150k 25k
toneladas

100k 20k
ha

50k 15k

0 10k
1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012 2014 2016

Mundo Mundo
Área cosecha Producción
Yuca Yuca

Fuente: FAOSTAT (2017).


192 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Zonas de cultivo
En Ecuador se produce en mayor porcentaje por pequeños
agricultores de las estribaciones exteriores de la cordillera,
pie de monte, llanuras tropicales y en todas las provincias
del Ecuador, incluido Galápagos; constituye un cultivo tra-
dicional que se produce en la costa occidental, la Amazo-
nía oriental y los valles interandinos (tales como Loja y Santo
Domingo de los Colorados).
En Manabí se siembra generalmente como cultivo de sub-
sistencia en superficies de 0,25 a 5,0 ha, sin utilizar tecnolo-
gías mejoradas y de preferencia, intercalada con maíz o fréjol.

Importancia

Valor alimenticio
Se caracteriza por ser un alimento nutritivo, rico en energía
ya que contiene un 32,8% de carbohidratos (principalmente
almidón), 100 gramos de yuca aportan 145 kilocalorías
(ECOagricultor, 2017), además contiene fibra, proteína vege-
tal, vitaminas A, B2, B3, B6, B9 o ácido fólico, C, K y minera-
les como el potasio, magnesio, fósforo, calcio, hierro y sodio,
componentes necesarios para una correcta alimentación de
la población.

Usos
Diversos son los usos de la yuca, entre ellos se destacan:
• Alimento para las personas y animales.
• Uso industrial en la producción de almidón y etanol.
• Producción de cosméticos, detergentes y artículos de
limpieza (aumenta la formación y estabilidad de la
espuma y es biodegradable).
• Uso medicinal (alivia las jaquecas, reduce los niveles de
colesterol en sangre y disminuye la hipertensión arterial).
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 193

Desde el punto de vista alimenticio la yuca constituye un


excelente y variado alimento para las personas, se consume
cocida con mojo criollo, en harinas, pan, casabe, dulces, se
conocen más de 150 recetas de cocina a base de la yuca.

Beneficios del consumo de yuca


Según ECOagricultor (2017), consumir yuca presenta los
siguientes beneficios:
• Es un alimento saciante.
• Mejora la circulación de la sangre.
• Apenas tiene grasa.
• Aporta mucha energía, es por lo tanto excelente para
deportistas, niños y personas activas.
• Es de fácil digestión.
• Ayuda a evitar la formación de trombos.
• Al no contener gluten es una opción excelente para los
celiacos para sustituir a los cereales con gluten y obtener
una buena fuente de carbohidratos.
• Mejora los casos de ácido úrico y de gota.
• Ayuda a mantener un cabello y uñas fuertes y saluda-
bles.
• Mejora nuestras defensas.
• Es beneficioso durante el embarazo, lactancia y etapas
de crecimiento por su contenido en ácido fólico (vita-
mina B9).

Con este alimento se previene y combate la anemia
ferropénica.
• Ayuda a mantener dientes y huesos fuertes.
• Puede mejorar los casos de hipertensión.
Además, tiene acción energética, depurativa, hipocoleste-
miante, neuroestimulante, antitrombótica, antioxidante, anti-
inflamatoria, inmunoestimulante, antibacteriana (uso externo).
194 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Precauciones para el consumo de yuca


La yuca nunca se debe consumir cruda ya que es muy rica
en ácido cianhídrico y puede provocar vómitos, diarreas,
dolor de estómago e incluso la muerte por envenenamiento
en pocas horas, tanto de personas como de animales. Este
veneno desaparece por la acción del calor convirtiéndose en
un alimento formidable; sin embargo, existen algunos culti-
vares que, debido al alto contenido de ácido cianhídrico, no
deben consumirse, incluso, ni cocidas.

Clasificación taxonómica
La yuca pertenece al reino Vegetal, División Spermatophyta,
Subdivisión Angiospermae y a la Clase Dicotiledoneae. Se
encuentra ubicada en el Orden Euphorbiales, Familia Euphor-
biaceae, Tribu Manihotae a la que pertenece el género Mani-
hot y la Especie Manihot esculenta Krantz (Figura 7), la cual
es la de mayor importancia económica dentro de alrededor
de 180 especies (INIAP, 2014). La yuca se conoce, además,
con otros nombres vulgares como mandioca, guacamota o
casava (ECOagricultor, 2017).
Figura 7. Producto comercial del cultivo de la yuca.

Fuente: ECOagricultor (2017).


Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 195

Morfología
La yuca es un arbusto perenne, leñoso, de tamaño variable
y fotoperiodo corto. Es monoica, de ramificación simpodial y
con variaciones en la altura de la planta que oscilan entre 1 y
5 m, aunque la altura máxima generalmente no excede los 3
m (Suárez y Mederos, 2011).

Raíz
Las raíces son fibrosas, sin embargo, una parte de ellas se
engrosan, debido a la acumulación de almidón. Este tipo
de raíz es morfológica y anatómicamente igual a las raíces
fibrosas; la diferencia radica en el cambio de la dirección del
crecimiento, de longitud radial, cuando se inicia la acumula-
ción de almidones (Mederos, 2006).
Si la planta proviene de semilla sexual se desarrolla una
raíz primaria pivotante y varias de segundo orden; si proviene
de estacas, las raíces son adventicias y se forman en la base
inferior cicatrizada de la estaca y las yemas que se encuen-
tran debajo del suelo. El número de estas se determina, en
la mayoría de los casos en la primera etapa de crecimiento
de la planta.

Tallo
Son particularmente importantes en la yuca, pues son el
medio que se utiliza para la multiplicación vegetativa o
asexual de la especie. Porciones lignificadas del tallo, común-
mente llamadas estacas o cangres, sirven como material de
plantación para la producción comercial del cultivo.
El tallo maduro es cilíndrico y su diámetro varía de 2 a 6
cm. Se pueden observar tres colores básicos de tallo maduro:
gris-plateado, morado y amarillo verdoso. Tanto el diámetro
como el color de los tallos varía significativamente con la
edad de la planta y, obviamente, con el cultivar. Los tallos
están formados por la alternación de nudos y entrenudos.
196 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

En las partes más viejas se observan protuberancias que


marcan en los nudos la posición que ocuparon inicialmente
las hojas. El nudo es el punto en el que una hoja se une al
tallo, y el entrenudo es la porción del tallo comprendida
entre dos nudos sucesivos. En el nudo se insertan el pecíolo
de la hoja, una yema axilar protegida por una escama y dos
estípulas laterales.
El largo de los entrenudos en el tallo principal es muy varia-
ble y no solo depende del cultivar, también está influen-
ciado por factores como la edad de la planta, la ocurrencia
de una sequía, un ataque severo de trips en las yemas axila-
res, afectaciones por la enfermedad “Superalargamiento” y
nutrimentos disponibles en el suelo de forma soluble para
la planta. El tallo es un registro perdurable de la historia del
desarrollo de la planta que permite deducir las condiciones
y eventos que lo influyeron.
El centro del tallo está ocupado por una médula prominente,
compuesta de células parenquimatosas. A medida que el diá-
metro del tallo aumenta, se acumulan grandes cantidades de
xilema que le dan al tallo maduro una consistencia leñosa, al
generar el súber o corcho en remplazo de la epidermis.

Hojas
Las hojas son los órganos en los cuales ocurre, principal-
mente, la fotosíntesis que permite la transformación de la
energía radiante en energía química. Las hojas son caducas,
es decir, envejecen, mueren y se desprenden de la planta
a medida que ésta se desarrolla. El número total de hojas
producidas por la planta, su longevidad y capacidad fotosin-
tética son características varietales, profundamente influidas
por las condiciones ambientales.
Las hojas son simples y están compuestas por la lámina
foliar y el pecíolo. La lámina foliar es palmeada y profunda-
mente lobulada. El número de lóbulos en una hoja es varia-
ble y por lo general impar, oscilando entre 3 y 9. Los lóbu-
los miden entre 4 y 20 cm de longitud y entre 1 a 6 cm de
ancho; los centrales son de mayor tamaño que los laterales.
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 197

El tamaño de la hoja es una característica típica de cada cul-


tivar, aunque depende mucho de las condiciones ambienta-
les. Las hojas producidas en los primeros 3-4 meses de vida
de la planta son más grandes que las producidas luego del
cuarto mes.
El color de las hojas es una característica varietal, aunque
puede variar con la edad de la planta. Las hojas maduras
pueden ser desde púrpura, verde oscuro, hasta verde claro. El
pecíolo de la hoja puede tener una longitud entre 9 y 20 cm,
es delgado y de pigmentación variable de verde a morada.
Las hojas, al igual que las raíces, tienen importantes usos.
En el continente africano son procesadas y utilizadas en el
consumo humano, ya que tienen un alto valor nutricional
con niveles elevados de proteína (18- 22%) en base seca (Bui-
trago, 1990). En la Figura 8 se observa la disposición de las
hojas de la yuca en el tallo y su forma.
Figura 8. Disposición y forma de las hojas en la planta de yuca. Nótese la
variación de color de verde intenso a verde amarillento entre las hojas vie-
jas y jóvenes.

Fuente: Buitrago (1990).


198 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Inflorescencia
La inflorescencia puede ser una panícula, un racimo o una
combinación de los dos. Las flores tienen cinco sépalos y 10
estambres.
Como todas las pertenecientes al género Manihot, la yuca
es una planta monoica, es decir, con flores unisexuales mas-
culinas y femeninas en una bráctea primaria y una brac-
téola, dentro de una misma planta. Aunque no todos los
cultivares florecen, las que lo hacen presentan protoginia,
lo cual favorece la exogamia, de ahí su alta tasa de heterosis.
La estructura básica del arreglo de las flores es el racimo, las
flores femeninas ocupan las posiciones basales y las mascu-
linas las distales. Estas últimas son más pequeñas y general-
mente más numerosas que las femeninas.
Las inflorescencias se forman a partir de yemas en el punto
de inserción de las ramificaciones reproductoras. Ocasional-
mente, éstas se desarrollan a partir de las yemas, en las axilas
de las hojas de la parte superior de la planta.
La flor masculina es esférica, con diámetro de aproxima-
damente 0,5 cm. Presenta un pedicelo recto y muy corto,
mientras que en la flor femenina es más grueso y largo. La
flor femenina es ligeramente más grande que la mascu-
lina, sobre todo en su eje longitudinal. Ambas, no presen-
tan ni cáliz ni corola, sino una estructura indefinida llamada
perianto, compuesto de cinco tépalos (algo intermedio a los
sépalos y pétalos en las flores completas). Los tépalos pue-
den ser amarillos, rojizos o morados. En la Figura 9 se aprecia
la inflorescencia, frutos y semillas de la yuca.
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 199

Figura 9. Inflorescencia, frutos y semillas de la yuca.

Fuente: Wikimedia (2012).

Fruto
El fruto es una cápsula de 1 a 2 cm de diámetro, aristado (seis
aristas longitudinales, estrechas y prominentes), dehiscente
y semicircular.
Al madurar la semilla, el epicarpo y el mesocarpo se secan.
El endocarpo, que es de consistencia leñosa, se abre brusca-
mente cuando el fruto está maduro y seco, para liberar y dis-
persar, a cierta distancia, las semillas (Domínguez et al., 1981).

Semilla
Es el medio de reproducción sexual de la planta. Ésta tiene
un importante papel en el mejoramiento de la especie ya
que se pueden obtener nuevos genotipos genéticamente
superiores. Es ovoide-elipsoidal y mide alrededor de 1 cm de
largo, 6 mm de ancho y 4 mm de espesor. La testa es lisa, de
color negruzco con moteado gris.
200 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Cultivares
En Ecuador se cultiva principalmente el clon Valencia (prin-
cipal cultivar de exportación por sus excelentes característi-
cas para el parafinado) y en menor grado los clones Mangi y
Arbolito, utilizadas para el congelado.
A nivel intensivo se siembran clones desarrolladas o reco-
mendadas por el INIAP (Portoviejo 650, Portoviejo 651 y “Tres
meses” para el trópico, Escancela y morada para el Subtrópico).
En Ecuador se ha generalizado el uso del cultivar Valencia
por su alto rendimiento, valor comercial a nivel internacional
y por su adaptabilidad a las condiciones de Santo Domingo
de los Colorados y la región Amazónica, aunque es suscepti-
ble a la sarna o súper alargamiento (Sphaceloma manihoti-
cola Bitanc. y Jenkins, 1951).
La yuca es una excelente fuente de calorías, aunque care-
cen de proteínas y vitaminas; sin embargo, las hojas de la
yuca contienen abundantes vitaminas A y B y pueden ser
parte importante de un régimen alimenticio nutritivo y bien
equilibrado.
La yuca es un cultivo tolerante a la sequía, a las plagas, se
siembra y cosecha en varias épocas del año; se utiliza en la
industria, y en la alimentación humana y de animales.
En el país los cultivares se agrupan en negras (las mejora-
das INIAP Portoviejo 650 e INIAP Portoviejo 651, las locales
Tres meses o Prieta, Escancela, Morada, Mulata, Quevedeña
y otras), blancas (Taureña, Espada, Blanca) y amarillas (Yema
de Huevo, Crema, Amarilla), las cuales se diferencian por el
color de las hojas, tallos, raíces, desarrollo, ciclo, rendimiento
y resistencia a plagas y enfermedades; todas se clasifican
como yuca dulce, y se utilizan para el consumo en fresco o
procesada. Es importante indicar que los genotipos agrupa-
dos dentro de las negras (cáscara color café oscuro o marrón
oscuro y pulpa blanca) presentan los mejores rendimien-
tos y mayor resistencia al deterioro fisiológico y microbial
teniendo preferencia en los mercados nacionales e interna-
cionales (Muñoz, 2010).
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 201

Requerimientos edafoclimáticos
La yuca no es un cultivo exigente en cuanto a los factores
edafoclimáticos para su crecimiento y desarrollo, ya que se
cultiva tanto en el trópico como en la zona subtropical. En la
Tabla 1 se muestran los requerimientos edafoclimáticos para
el cultivo de la yuca, según Zotyen (2002).
Tabla 1. Requerimientos edafoclimáticos del cultivo de la yuca.

Agroecológicos
Clima Trópico y sub trópico cálido

Temperatura 26-28°C, no apta a menos de 17°C.

Horas luz 10-12 (fotoperiodo)


Humedad relativa 80 - 90%
Pluviosidad 800 -1.800 mm anuales
Altitud Hasta 1.000 msnm.
Vientos Menores de 30 km/h
Formación ecológica Bosque húmedo tropical, bosque seco tropical
Edáficos
Clase textural Franca, franco-limosos
Drenaje Bueno
Acidez 5,5 a 7,5
Tipo de suelo Profundos, ricos en Potasio (K).

Fuente: Zotyen (2002).

Por otro lado, el INIAP (2014) define que la altitud óptima


para el cultivo de la yuca es de 0 a 1.600 msnm y las precipi-
taciones deben encontrarse entre 750 a 3.000 mm anuales,
bien distribuidos en el ciclo vegetativo.
202 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Suelos
La yuca se adapta a una diversidad de suelos. Los mejores
suelos para este cultivo son los de clase textural arenosa o
franco arenosa, sueltos friables, no compactados ya que la
parte comestible es la raíz, la cual se desarrolla en el suelo.
Los suelos arcillosos, compactados ofrecen resistencia al cre-
cimiento en grosor y longitud de las raíces reservantes de la
yuca, además, dificultan la cosecha e incrementan las pér-
didas. Los suelos sueltos, bien drenados, ofrecen excelen-
tes condiciones para el desarrollo de este cultivo, además
se facilita la cosecha y disminuyen las pérdidas generadas
cuando se quedan enterradas en el suelo.

Ciclo vegetativo
El ciclo del cultivo es variable en dependencia del cultivar,
puede oscilar entre 8-18 meses. En la Tabla 2 se aprecia la
estrategia de plantación y el ciclo de cosecha de un grupo de
clones comerciales autorizados a plantar en Cuba; a la cual
se le incorporan los clones selección Holguín, Enana Rosada
y Jagüey Dulce, que constituyen ecotipos locales aprobados
para la región oriental del país, en dependencia de su ciclo
de cosecha. La aplicación de este sistema permite obtener
yuca para el consumo durante los 12 meses del año (Suárez
y Mederos 2011).
Tabla 2. Época de plantación y ciclo de cosecha de diferentes clones
comerciales de yuca en Cuba.

Clones Época óptima de plantación Ciclo de cosecha


CMC-40 Noviembre-diciembre Julio-octubre
INIVIT Y-93-4 8-11 meses
CEMSA-74-725 Noviembre-febrero Octubre-diciembre
CEMSA-74-6329 11-15 meses
Señorita Noviembre-febrero Diciembre-junio
13-18 meses

Fuente: Suárez y Mederos (2011).


Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 203

Material de plantación
Para la plantación se pueden utilizar tres tipos de materia-
les: esquejes o estacas, plántulas producidas in vitro en labo-
ratorio o plántulas producidas en invernadero (Figura 10).
Figura 10. Material de plantanción donde se muestran esquejes (izquierda),
cultivo in vitro (centro) y plántulas de invernadero (derecha).

Fuente: Valdez y Hernández (2014).

El esqueje es el material de plantación más utilizado por los


productores, por su bajo costo y fácil adquisición. Las plán-
tulas producidas in vitro son de buena calidad (sanas y sin
mezcla varietal), aunque son poco utilizadas para la planta-
ción comercial por su alto costo. Las plántulas producidas en
invernadero son de buena calidad; menos costosas que las
obtenidas vía in vitro, pero mucho más que los esquejes. La
selección del tipo de material de plantación depende, entre
otros factores, de la capacidad económica del productor y
de la disponibilidad de agua en el suelo. Las plántulas, ya
sean in vitro o procedentes de invernadero, requieren más
humedad en el suelo al momento de la plantación.
Dado que el esqueje es el material más usado para el esta-
blecimiento de plantaciones comerciales de yuca, éstos
deben poseer buenas cualidades genéticas, fisiológicas y
sanitarias, que le den la capacidad de producir una planta
altamente productiva.
204 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Por tal motivo, al momento de seleccionar los esquejes


para la plantación se debe tomar en cuenta que la planta-
ción de donde se obtienen reúna las siguientes condiciones:
a) pureza varietal, b) que no haya sido afectada por plagas
que puedan ser transmitidas con el material de siembra y c)
que haya alcanzado la madurez fisiológica (Valdez y Pérez,
2008).
De la calidad del material de plantación depende en gran
parte el éxito en cultivos multiplicados vegetativamente.
Este factor es uno de los más importantes en la producción,
responsable no sólo del buen establecimiento del cultivo
(enraizamiento de las estacas y brotación de las yemas), sino
de su sanidad y producción (número de raíces comerciales
por planta) por unidad de superficie en cada ciclo, no obs-
tante, se puede propagar también, de forma sexual a par-
tir de semilla verdadera (semilla sexual botánica), pero esta
tiene el inconveniente de segregación, ya que esta especie
es heterocigótica y alógama. Esta forma de multiplicación
no es muy usual para la producción comercial

Manejo agronómico del cultivo de la yuca

Preparación de terreno
La yuca se cultiva en terreno plano, en suelos bien sueltos
para lograr un buen desarrollo de raíces comerciales, por lo
que es necesaria una buena preparación del suelo. Se reco-
mienda hacer una arada, dos pases de rastra, un alomillado;
éste último se debe realizar en caso de que el suelo sea arci-
lloso y compacto, pues se facilita la cosecha y se disminuye
el daño por raíces partidas.
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 205

Plantación
El sistema de plantación puede ser mecanizada o manual.
Para la plantación mecanizada se utilizan diferentes tipos de
equipos, los cuales en ocasiones son construidos localmente,
este sistema facilita el trabajo (Aristizábal y Calle, 2015),
mejora la productividad y reduce la mano de obra (Figura 11).
Figura 11. Plantación mecanizada de yuca.

Fuente: Aristizábal y Calle (2015).

En la plantación manual de yuca se conocen dos formas, en


plano o fondo del surco, donde se efectúa el tape con los
pies, y la inclinada, que se realiza con las manos.

Plantación en plano
La plantación en plano se puede realizar cuando el suelo
tiene buen drenaje y la precipitación no es abundante, o en
lomillos si el suelo es pesado, la precipitación es elevada o si
se ha planeado hacer la cosecha en forma semimecanizada.
Este sistema facilita el desarrollo de las raíces y su cosecha,
además, disminuye la incidencia de la pudrición radical.
Para la plantación en plano se utiliza una distancia entre
calles de 1 m y entre plantas de 0,50-0,60 m, depositando
un esqueje por sitio en el fondo del surco y se tapa con los
pies. Éste método es el de mayor uso por los productores,
206 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

requiere menor cantidad de material de plantación, no


necesita de personal especializado y facilita la aplicación de
herbicida antes de la brotación y emergencia del cultivo. Los
esquejes quedan acostados y completamente cubiertos de
tierra a una profundidad de 4 a 8 cm, evitando la deshidra-
tación por los rayos del sol. Esta forma es más recomendada
en relación a la plantación en posición inclinada.
El material de plantación a utilizar debe ser sano y vigo-
roso, sin embargo, una vez plantada la semilla se debe apli-
car riego de agua que garantice una brotación homogénea,
aunque se debe cuidar que se presente un exceso de hume-
dad en el suelo. La Figura 12 muestra la siembra horizontal
de yuca, en la que se observa la brotación de las yemas del
esqueje.
Figura 12. Plantación de yuca de forma horizontal.

Fuente: Martín (2012).

Plantación inclinada
Este método de plantación consiste en colocar los esquejes
en plano inclinado formando un ángulo de 45º con la super-
ficie del suelo. La estaca o esqueje se sujeta con las manos
y se cubre con suelo dejando una o dos yemas fuera de la
superficie del suelo, es decir, sin enterrar; con los aporques
posteriores se terminan de cubrir la estaca, manteniendo de
esta forma el lomillo. Este sistema de plantación facilita la
cosecha (Figura 13).
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 207

Figura 13. Plantación de esqueje de yuca de forma inclinada.

Fuente: Martín (2012).

Es importante que las estacas o esquejes no queden con


las yemas invertidas, ya que retarda considerablemente la
brotación.
En la Figura 14 se muestra la forma correcta e incorrecta de
colocar los esquejes al momento de efectuar la plantación.
Figura 14. A. Forma correcta de colocar el esqueje de yuca al momento
de efectuar la plantación. B. Forma incorrecta debido a que las yemas se
encuentran invertidas.

A B

Fuente: Zotyen (2002).


208 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

La dificultad que presenta esta forma de plantación es que


la productividad es baja, se requiere de suficiente fuerza de
trabajo y un gran esfuerzo físico por parte de los trabajado-
res.
Entre el momento del corte de la semilla (esquejes) y su uti-
lización en la plantación no podrá mediar un período mayor
de tres días, conservando los esquejes a la sombra para evitar
la deshidratación (Figura 15).
Figura 15. Forma de efectuar el corte de los esquejes de yuca para la plan-
tación.

Fuente: Martín (2012).

Densidad de plantación
La densidad de plantación se encuentra directamente rela-
cionada con el marco de plantación y la fertilidad del suelo,
en sentido general, con estos métodos de plantación se
logra entre 9.000 y 10.000 plantas/ha.

Época de plantación
La yuca se puede sembrar en cualquier periodo en el año,
siempre que se garantice la humedad necesaria para la bro-
tación de las yemas del esqueje o al inicio de las lluvias, ade-
más es importante también considerar otros dos factores
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 209

como: que no llueva o que las precipitaciones sean mínimas


en la época de cosecha y la resistencia del clon a enfermeda-
des ocasionadas por bacterias, ya que, si el cultivar es suscep-
tible, debe plantarse en períodos menos húmedos.

Criterios para seleccionar material para la plantación


• Separar estacas de las plantas más productivas.
• Escoger estacas libres de insectos plaga y enfermeda-
des.
• Utilizar tallos que tengan la madurez apropiada de 8 -12
meses, si tienen más de un año es aconsejable tomar la
parte superior.
• Reducir al mínimo el almacenamiento.
• Diámetro mayor de 2 cm; los tallos finos o delgadas se
desechan.
• Longitud del esqueje entre 15 y 20 cm (depende del cul-
tivar).
• Número de nudos por estacas de 5 a 7 (de acuerdo con
el cultivar).
• Corte de la estaca debe ser transversal.
En la Figura 16 se muestran los tallos seleccionados para
semilla.
Figura 16. Tallos de yuca seleccionados para semilla.

Fuente: Martín (2012).


210 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado

Corte de la estaca
El corte se debe realizar en el aire, lo más uniforme posible
sin dañar las yemas, evitar desgarrar la corteza o astillar el
leño, para lo cual se debe realizar un pequeño corte en el
aire, girar el tallo 180º y realizar el otro corte. En la Figura 17A
se aprecia la preparación de la semilla para la plantación. En
la Figura 17B se muestran estacas listas para la plantación y
se evidencia el corte recto correcto, de 15 a 20 cm de largo y
de 7 a 8 yemas por estaca.
Figura 17. A. Corte de la estaca de yuca para la plantación. B. Estacas prepa-
radas de forma correcta.

A B
Fuente: Martín (2012).

Almacenamiento de los tallos para semilla


La planta de yuca para semilla puede almacenarse con o
sin tocón (el tocón se refiere a la parte basal del tallo más
madura o lignificada, la cual demora más en germinar), reali-
zando montones colocados de forma vertical a la sombra de
un árbol, a fin de evitar la deshidratación debido al sol y las
altas temperaturas típicas en condiciones tropicales (Figura
18).
Taxonomía, morfología y manejo agronómico del cultivo de yuca 211

Figura 18. Posición recomendada de los tallos en almacenamiento para ser


utilizados como semilla.

Fuente: Valdez y Hernández (2014).


212

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06 Atenciones culturales y cosecha

Capítulo
del cultivo de yuca
Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María E.
Estrada Martínez

Atenciones culturales

Fertilización
Existe el criterio internacional que la yuca no es muy exigente
en cuanto a la fertilización e incluso que no responde a la
aplicación de fertilizantes. El hecho de que la yuca haya sido
considerada un cultivo de supervivencia en condiciones limi-
tantes, ha estado ligado al criterio de que es poco exigente
a la fertilidad de los suelos cuando en realidad no es así. Los
rendimientos, cuando se planta en suelos pobres desde el
punto de vista nutricional, son excesivamente inferiores a
cuando se cultiva en suelos fértiles (Ortiz et al., 2000).

Hipólito I. Pérez Iglesias: Ingeniero Agrónomo (1969) Universidad Central de Las Villas, Cuba; Doc-
tor en Ciencias Agrícolas (1983) Academia de Ciencias de Cuba; Investigador Titular (1984-2014)
Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Universidad Técnica
de Machala. Autor de cinco libros y 102 artículos publicados.
Irán Rodríguez Delgado: Ingeniero Agrónomo (1992) Universidad Central de Las Villas, Cuba
Magister en Agricultura Sostenible (2009) Universidad de Cienfuegos, Cuba; Investigador Agre-
gado (2009) Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Cuba; Profesor Titular (2015) Uni-
versidad Técnica de Machala. Autor de cuatro libros y 17 artículos publicados.
María E. Estrada Martínez: Licenciada en Ciencias Biológicas (1982) Universidad de La Habana,
Cuba; Doctora en Ciencias Agrícolas, Universidad Agraria de La Habana (2004); Investigador Titular,
Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar (1983-2013); Docente Investigador, Universidad
Metropolitana del Ecuador (2014) y coordinadora de carrera de dicha Universidad.
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 215

En investigaciones realizadas para determinar la respuesta


de la yuca a la fertilización con nitrógeno, fósforo y potasio,
Ortiz et al. (2000), no encontraron respuesta significativa en
ninguno de los tratamientos de los tres nutrientes evaluados.
No obstante, el nivel de extracción por la cosecha fue de 121
kg ha-1 de N, 66,47 kg ha-1de P2O5 y 169,86 kg ha-1 de K2O, lo
que demuestra la necesidad de aplicar fertilizantes para res-
tituir lo que extrajo por parte de la planta y así mantener la
fertilidad del suelo.
Furcal et al. (2015) estudiaron la fertilización del cultivo de
la yuca en tres regiones del norte de Costa Rica y concluye-
ron que el incremento acelerado de materia seca (MS) se
produjo a partir de los 4-5 meses, debido principalmente, a
las raíces tuberosas. Sin embargo, la MS de hojas decae des-
pués de los cinco meses.
Por su parte Cadavid (2008) menciona que la planta logra
un incremento en acumulación de nutrimentos después
de los dos meses, con una extracción máxima entre los 120
y 150 días después de la siembra (DDS), que coincide con
la más alta tasa de acumulación de materia seca. A partir
de los cinco meses, la tasa de absorción de nutrimentos
desciende (Furcal et al., 2009). Este comportamiento, que
marca diferentes etapas fisiológicas del cultivo, es impor-
tante para establecer programas de fertilización (entre los
30 y 150 DDS).
No obstante, para realizar un plan de fertilización, es reco-
mendable previo a la plantación realizar un análisis del
suelo. Sobre la base de los resultados del análisis, se elabora
un plan de fertilización de acuerdo a la dosis de nutrientes
necesaria. Entre los 45 y 70 DDS), se recomienda realizar un
análisis foliar para determinar la condición nutricional de las
plantas y, en caso de ser necesario, ajustar el plan de fertiliza-
ción establecido (Valdez y Hernández 2014).
216 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Control de malezas
Después de la plantación es necesario realizar el control de
malezas para evitar la competencia por espacio, luz, agua y
nutrimentos durante los primeros 60 días del cultivo, ya que
causa reducción en los rendimientos de aproximadamente
el 50%. El control de malezas puede realizarse de forma
manual, mecánica o química.
El control manual se utiliza en plantaciones de peque-
ñas extensiones y consiste en deshierbes con implementos
manuales (Figura 1). Se emplean entre 10-15 jornales por ha/
día dependiendo del estado de las malezas, sin embargo, es
necesario realizar varios deshierbes hasta cuando el cultivo
cierre completamente e impida el desarrollo de las male-
zas por la reducción en la entrada de luz. Este método es
utilizado en plantaciones de pequeñas extensiones cuando
existe mano de obra disponible y de bajo costo (Calle, 2002).
Figura 1. Control manual de malezas en una plantación joven de yuca.

Fuente: Aristizábal y Sánchez (2007).

El control mecánico consiste en la utilización de herramien-


tas como cultivadoras rotativas o ganchos tirados por ani-
males o tractores que pasan entre las hileras y los lomillos
o camellones, este tratamiento se inicia cuando el cultivo
tiene entre 15-30 días y hasta que el cultivo lo permita.
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 217

El control químico se realiza mediante el uso de herbici-


das pre-emergentes que evitan el crecimiento de malezas
por un período de 45-50 días. Si es necesario se puede apli-
car un herbicida post-emergente para eliminar las malezas
que escapan a la acción del pre-emergente; esta práctica
puede acompañarse por medio de deshierbes manua-
les. Sin embargo, para la correcta elección del herbicida es
necesario reconocer las malezas predominantes antes de la
preparación del suelo y saber cuáles malezas son controla-
das por los herbicidas disponibles.
La aplicación de herbicidas puede realizarse mediante el
uso de bombas de espalda (capacidad de 20 L), donde se
necesitan dos jornales por ha/día o con bombas acopladas
a tractores (600-1.000 L); además la aplicación debe reali-
zarse con el suelo a capacidad de campo, es decir que tenga
la humedad adecuada para que el herbicida penetre en el
suelo y forme un sello sobre éste. La yuca es uno de los culti-
vos en los cuales es necesaria la integración de los métodos
de control de las malezas, dado que su lento crecimiento
inicial permite el desarrollo vigoroso de éstas.
El control integrado consiste en la utilización integrada de
los métodos culturales, mecánicos y químicos. La prepara-
ción del suelo, sea manual o mecánica, permite el normal
establecimiento del cultivo y un buen comportamiento de
los herbicidas pre-emergentes, cuya acción inicial será com-
plementada con deshierbas. En zonas donde la mano de
obra es escasa, una solución es aplicar herbicidas dentro
de un programa de manejo integrado de malezas (Muñoz,
2010).

Riego y drenaje
El cultivo de la yuca no precisa de abundante humedad para
su normal crecimiento y desarrollo, riegos de supervivencia
son los fundamentales para lograr una eficiente brotación
de las yemas de las estacas plantadas, si no se dispone de
garantía del riego de supervivencia es recomendable reali-
zar la plantación a inicios del periodo lluvioso. Las épocas de
218 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

siembra en Manabí y la Costa ecuatoriana, coinciden con las


primeras lluvias, entre los meses de diciembre a febrero, en
la Amazonía entre febrero y marzo. En la sierra y en zonas
donde se presentan condiciones de pluviosidad perma-
nente, la siembra se puede realizar en cualquier época del
año (Muñoz, 2010).

Insectos plagas y enfermedades

Insectos plagas de la yuca

Gusano cachón de la yuca (Erinnnyis ello L.).


El gusano cachón de la yuca o primavera es una de las pla-
gas más importantes de este cultivo en América tropical. La
capacidad migratoria de E. ello, su adaptación a varios cli-
mas y su amplio rango de hospederos son las causas de su
extensa distribución y de sus ataques esporádicos (Figura 2).
Figura 2. Huevos de E. ello en hoja de yuca.

Fuente: Ramírez (2015).


Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 219

Es una larva de aproximadamente 6 mm de longitud cuando


se encuentra en el estadio I (Figura 3) y cuando se encuentra
en el estadio II miden 10 mm (Figura 4), donde no se definen
bien los colores. Generalmente las larvas cuando se encuen-
tran en los estadios I y II afectan el envés de las hojas, las que
utilizan como camuflaje (Ramírez, 2015).
Figura 3. Estadio larval I de E. ello. Posición dorsal.

Fuente: Ramírez (2015).

Figura 4. Estadio larval II de E. ello.

Fuente. Ramírez (2015).


220 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Cuando el insecto ataca la yuca lo hace en poblaciones altas


que devoran el follaje y, por tanto, se desploma la produc-
ción de raíces y se reduce la calidad de éstas (Barrera et al.,
2014).
En la Figura 5 se aprecia un adulto de E. ello, donde se
observa la expansión alar y las líneas transversales que carac-
terizan su abdomen. La mariposa es de color café claro en las
alas anteriores, y en las alas posteriores son de color naranja
con una franja negra en el borde, abdomen de color café
claro con semi anillos negros (Figura 4 a y b) y la hembra es
de color gris café claro en la parte dorsal con semi-anillos
negros y en la parte ventral de color café claro (Figura 4 c y d).
Figura 5. Adultos de E. ello. a). Macho en posición dorsal. b). Macho en posi-
ción ventral. c) Hembra en posición dorsal. d). Hembra en posición ventral.

Fuente. Ramírez (2015).


Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 221

Manejo
Para el control es recomendable realizar liberaciones de las
avispas Trichogramma sp. y Telenomus sp. al comienzo de
los meses de precipitaciones. Estas avispas tienen acción al
nivel de los huevos; las mismas ponen sus huevos dentro de
los huevos del gusano de flota, es decir los parasita, y evitan
que nazcan las larvas (Figura 6).
Figura 6. La avispa Trichogramma sp. ovopositando en un huevo del
gusano E. ello.

Fuente: Valdez y Hernández (2014).

También se puede aplicar para el control de larvas en su


primer estadio la bacteria entomopatógena Bacillus thurin-
guiensis (Berliner) a razón de 2 a 3 g de producto comercial
por litro de agua. Algunas especies de aves como la garza
blanca (Egretta alba) puede realizar un excelente control
del gusano cachón (Valdez y Hernández, 2014).
La aplicación de insecticidas no es muy recomendable, ya
que este insecto aparece de forma esporádica y estos produc-
tos químicos causan un desequilibrio biológico en los agro-
ecosistemas. Se ha comprobado en sistemas productivos
agroecológicos, donde no se utilizan productos químicos en
el manejo agronómico de las plantaciones, el establecimiento
de depredadores naturales, que cumplen la función de regu-
lar las poblaciones de insectos plagas y evitar daños económi-
cos al cultivo sin afectar las cadenas tróficas (Figura 7).
222 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Figura 7. Depredadores naturales establecidos en el cultivo de la yuca en


un sistema agroecológico A. Avispas (Orden Hymenoptera. Familia Vespi-
dae) B. Mariquitas (Orden Coleóptera. Familia Coccinellidae).

A B

Foto. Casimiro (2007).

Ácaros
La yuca es atacada por casi 50 especies de ácaros. De estos
los más importantes son Mononychellus tanajoa, M. progre-
sivus, M. caribbeanae, T. urticae y T. cinnabarinus (Byrne et
al., 1983).
Atacan durante períodos secos donde pueden presentarse
altas poblaciones que producen severos daños, por lo que
debe realizarse revisión periódica de los campos ya que el
ataque se presenta en forma de focos (Bellotti et al., 2010).
Mononychellus ataca las hojas jóvenes que presentan pun-
tos amarillos en el haz semejantes a un mosaico y conducen
a deformación de la lámina foliar. Ataca los puntos de creci-
miento, el ataque asemeja un mosaico. Si el ataque es fuerte
el cogollo pierde el color verde.
Tetranychus ataca primero las hojas maduras de la parte
basal, provocan puntos amarillos a lo largo de las venas que
se tornan rojizas. Las hojas se secan y se caen.
El ataque de estos insectos-plaga desorganiza todo el pro-
ceso de crecimiento de la planta, originan acortamiento de
los nudos y la muerte en los extremos apicales, incluso en toda
la planta. Se observa mayor proliferación en la estación seca.
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 223

El control químico solo se aplica en casos extremos, ya


que, en infestaciones menores, la planta soporta el daño y
su combate no es rentable.
El cultivo de la yuca es el mayor hospedero para el com-
plejo de especies del género Mononychellus, mientras
que, el complejo de especies del género Tetranychus tiene
un amplio rango de hospederos. Otras especies de ácaros
(ejemplo: Oligonychus peruvianus, O. biharensis, Eutetran-
ychus banksiy M. mcgregori) de poca importancia econó-
mica, se alimentan de yuca sólo esporádicamente (Byrne et
al., 1983).

Manejo
• Utilizar materiales sanos en la plantación. Los cultivares
Valencia, Lima 21 y Lima 40 han mostrado resistencia al
ataque de ácaros (Valdez y Hernández, 2014).
• Mantener el cultivo libre de malezas que sirvan de hos-
pederas a los ácaros como las de la familia Poaceae y
eliminar restos de cultivos, ya que pueden actuar como
reservorio de la plaga.
• Aplicar productos químicos selectivos que no afecten
la fauna benéfica presente en el área como los acarici-
das (Abacmetina 0,75 a 1,5 ml, Endosulfan 1,5 a 2,0 ml
o Clofentizina 0,5 a 1,0 ml de producto comercial/litro
de agua). Efectuar una segunda aplicación entre ocho
y diez días de la primera con la finalidad de romper el
ciclo huevo-adulto (Valdez y Hernández, 2014).
• Realizar un riego por aspersión para reducir las pobla-
ciones de estos organismos.

Utilizar agentes de control biológico que regulen las
poblaciones de ácaros, entre ellos se destacan: Oli-
gota minuta (Coleoptera, Staphylinidae), Stethorus sp.
(Coleóptera, Coccinelidae) y varios ácaros del género
Phytoseiidae.
• Aplicar Bacillus thuringiensis (cepa LBT-13) de 5-10 l ha.
224 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Enfermedades de la yuca
Las enfermedades de la yuca pueden ocasionar pérdidas en
el establecimiento del cultivo, disminuir el vigor normal de
las plantas, reducir su capacidad fotosintética o causar pudri-
ciones en las raíces anteriores o posteriores a la cosecha.
Algunos agentes patógenos atacan solamente al tallo, que
es el material de plantación, inducen la muerte de sus teji-
dos o invaden el sistema vascular sin mostrar daño visible,
pero constituyen fuentes primarias de infección dentro de
las plantaciones.
Existen otros grupos de microorganismos conocidos que
atacan el tejido foliar y partes tiernas del tallo y causan
manchas, quemazones o añublos, defoliaciones, marchitez,
muerte descendente e hipertrofias (alargamiento exagerado
o proliferación de yemas y entrenudos).

Enfermedades causadas por hongos

Sarna o súper alargamiento


Organismo causal: Sphaceloma manihoticola Bitan.&Jen-
kins, Sphaceloma sp.

Sintomatología
En las hojas, peciolos y partes verde del tallo se forman unos
chancros elípticos que sobresalen en el tejido normal. Estos
chancros presentan una coloración amarilla y su tamaño
varía dependiendo de la parte afectada, edad y condiciones
favorables para su desarrollo.
Si el ataque es severo las lesiones alcanzan el pecíolo, las
ramas y el tallo, inducen en este último el síntoma de supe-
ralargamiento de los entrenudos en tallos jóvenes, siendo
estos débiles y delgados, de cuyo síndrome deriva el nom-
bre de la enfermedad. Estudios realizados por Zeigler y otros
(citados por Valdez y Hernández, 2014.), en la Universidad de
Cornell (USA), demostraron que la Giberellina A4, purificada
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 225

de cultivos del hongo, era la hormona responsable del supe-


ralargamiento de los entrenudos. Las plantas enfermas son
más altas que las sanas y se observan raquíticas (Figura 8).
Figura 8. Síntomas que presenta la planta de yuca atacada por la enferme-
dad de superalargamiento. Obsérvese el limbo foliar fuertemente distor-
sionado, tornándose el envés hacia arriba, como consecuencia del ataque
del hongo.

Fuente: Valdez y Hernández (2014).

En ocasiones tiene lugar la muerte descendente de la planta


y la muerte parcial o total de la lámina foliar, dando lugar a
una defoliación considerable. La enfermedad es más severa
en épocas de lluvias y altas temperaturas. Si la afectación se
produce después del sexto o séptimo mes, el rendimiento
no se afecta (Figura 9).
226 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Figura 9. Ataque severo del hongo S. manihoticola, en el clon HMC4, se


observa su mayor altura como síntoma típico del superalargamiento.

Fuente: Valdez y Hernández (2014).

Manejo
• Plantar en época óptima al comienzo de la estación
lluviosa. En aquellas zonas en las que precipita durante
todo el año, se podrá planificar la plantación de acuerdo
a las demandas del mercado o las necesidades de la
industria. Si se dispone de humedad (riego o lluvia), la
yuca puede plantarse en cualquier época del año.
• Adecuada preparación del suelo.
• Rotación de cultivos (maíz, fréjol, caupí, camote).
• Utilizar material de propagación sano.
• Inmersión del material de plantación durante 5 minutos
en cualquiera de los productos: Difolatán, Captán, TMTD.

Síntomas
• Lesiones corchosas en pecíolo y nervaduras de las hojas.
• Deformación y perforaciones foliares.

Alargamiento exagerado de los entrenudos del tallo
sobresaliendo la altura de la planta en la hilera.
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 227

Mancha parda de la hoja de la yuca (Cercosporiosis)


Organismo causal: Mycosphaerella henningsii Sivanesan–
Teleomorfo. Cercosporidium henningsii [Allesch.] Deighton–
Anamorfo. Sinónimos: Cercospora manihotis, Mycosphae-
rella manihotis.
Es una de las enfermedades fungosas más importantes de
la yuca. Aun cuando depende de la susceptibilidad del culti-
var, la incidencia y severidad de la misma aumentan cuando
el cultivo tiene más de cinco meses.

Sintomatología
Los síntomas que provoca son manchas marrones, más defi-
nidas en el haz y menos en el envés de la hoja madura que
son las más susceptibles, y es donde se localizan los sínto-
mas. En este último, las lesiones tienen un color gris oliváceo
en el centro debido a los conidióforos y conidios del hongo.
Las venas cercanas a las lesiones circulares pueden aparecer
de color negro (Figura 10). El tejido necrosado puede llegar
a romperse, quedando perforaciones en las hojas. Con el
avance de la infección las hojas se tornan amarillas, doblán-
dose por el ápice, se secan y caen probablemente por la pro-
ducción de toxinas por parte del hongo. Esto resulta más
perjudicial en el segundo período vegetativo de las plantas,
retardando el crecimiento y disminuyendo los rendimientos
y el contenido de almidón de los tubérculos.
228 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Figura 10. Hoja y plantación del clon Valencia afectadas por Cercospora sp.

Fuente: Valdez y Hernández (2014.)

Según la susceptibilidad del cultivar puede aparecer un halo


amarillento indefinido alrededor de las lesiones. Al progre-
sar la enfermedad las hojas afectadas se tornan amarillas,
se secan y se caen. Los cultivares susceptibles sufren severa
defoliación al final de la estación lluviosa.
Cuando los ataques son intensos los rendimientos pue-
den disminuir entre 15-30%, lo cual ocurre generalmente en
plantaciones localizadas en áreas cálidas no muy húmedas.

Manejo
• Efectuar prácticas culturales que reduzcan el exceso de
humedad de la plantación.
• Inmediata eliminación de los restos de cosecha.

Evitar colindancias con plantaciones de diferencias
notables de fenología.
• Suministrar un adecuado nutricional al cultivo.
• Rotación de cultivos.
• Adecuada preparación del suelo.
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 229

• Control químico. El manejo químico puede realizarce


mediante la utilización de fungicidas del grupo Benzi-
midazol a razón de 3 a 6 gramos de producto comercial
por litro de agua (Martínez et al., 2006).

Pudrición radical y marchitez de la yuca

Organismo causal: Phytophthora spp.

Sintomatología
En estacas infestadas y plantas jóvenes se manifiesta necro-
samiento de los brotes al germinar y una marchitez similar
al estrés causado por la sequía. En las plantas adultas afecta
la raíz y provoca pudrición acuosa y blanda con olor fétido.
En casos extremos llega a podrir internamente el tocón sin
presentar síntomas en el follaje. Aparece con mayor fre-
cuencia en suelos de mal drenaje y con bajos contenidos de
nutrientes.

Manejo
• Selección de plantas vigorosas y sanas para ser usadas
como semilla.
• Evitar el transporte de estacas para ser usadas como
semilla desde zonas afectadas por la enfermedad.
• Erradicar y quemar las plantas afectadas.
• Rotación de cultivos y plantación en canteros.
• Tratamiento a las estacas con mezclas de fungicidas sis-
témicos e insecticidas autorizados en la lista oficial de
plaguicidas.
230 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Enfermedades causadas por bacterias

Añublo bacteriano
Organismo causal: Xanthomonas axonopodis pv. Manihotis
(Xam).

Sintomatología
Se reconoce por la presencia de manchas angulares acuo-
sas, añublo o quemazones, marchitez total o parcial de las
ramas, exudación de goma a lo largo del tallo y de las ramas
verdes, muerte descendente y necrosamiento del sistema
vascular. Al comienzo las manchas foliares son pequeñas y
angulares de apariencia acuosa y luego crecen cubriendo
parcial o totalmente la hoja, adquiriendo color pardo (Figura
11).
Figura 11. Síntomas que presenta la planta de yuca en presencia de la
enfermedad añublo bacteriano.

Fuente: Valdez y Hernández (2014).

Las hojas necrosadas se secan y permanecen adheridas al


tallo, aunque posteriormente se caen. La exudación gomosa
se ve en los tallos jóvenes, peciolos y en las manchas folia-
res. Se necrosan los haces vasculares del peciolo y del tallo,
observándose bandas de color pardo. Al partir el tallo se
nota que está muy flácido, a diferencia de la muerte des-
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 231

cendente por antracnosis (Valdez y Hernández, 2014). La raíz


comestible presenta en su interior una pudrición de color
pardo amarillento (Figura 12).
Figura 12. Síntomas producidos por el añublo bacteriano en la raíz de la
yuca.

Fuente: Valdez y Hernández (2014).

Transmisión de la enfermedad
La enfermedad se transmite principalmente por el uso de
estacas infectadas, estas pueden ser contaminadas por
efecto de la lluvia e inoculación mecánica por uso de utensi-
lios y hasta el propio hombre durante el deshierbe, cosecha,
cruce de animales sobre todo después de una lluvia o riego.
Es sistémica, se trasloca por toda la planta. Al utilizar semillas
infectadas puede sucumbir el brote germinado.
El patógeno puede permanecer en el suelo hasta 6 meses,
por lo que debe realizarse una buena preparación del mismo,
previo a la plantación. La infección puede trasladarse hasta
25 m por el agua de lluvia.
232 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Manejo
• Selección de material de propagación sano y certificado.
• En plantaciones nuevas los esquejes deben ser tratados
con un fungicida bactericida. El tratamiento químico de
la plantación infectada no resuelve el problema.
• Rotación de cultivos con especies de plantas de la fami-
lia de las fabáceas o con maíz por seis meses como
mínimo, la asociación de maíz con fréjol es excelente.
• Buena preparación pues penetran del suelo. Enterrar
bien los restos de cosecha ya que la bacteria vive por
unos seis meses.
• Manejo de la época de plantación. La incidencia de la
enfermedad es mayor en los meses de máximas pre-
cipitaciones, por lo que plantaciones efectuadas en la
época menos lluviosa son menos afectadas.
• Control de malezas.
• Mantener una adecuada fitotecnia en el cultivo.
• Fertilización con potasio.

Aplicación de plaguicidas
En el cultivo de la yuca la aplicación de plaguicidas normal-
mente se realiza combinados con fertilizantes foliares, por
tal motivo, cuando se realiza la mezcla de los productos
(insecticidas, funguicidas y fertilizantes foliares) es impor-
tante tener en cuenta que los mismos sean compatibles,
para evitar daños al follaje de la planta. También hay que
tener en cuenta el tipo de boquilla a utilizar en la asperja-
dora (Valdez y Hernández, 2014).

Pudrición bacteriana del tallo


Agente causal: Erwinia carotovora subsp. carotovora (Jones)
Bergey, Harrison, Breed, Hammer y Huntoon.
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 233

Sintomatología
La enfermedad tiene importancia debido a que causa daños
a las estacas que se usan para la plantación, afectando su
calidad y su desarrollo. Se caracteriza por la pudrición acuosa
y olorosa del tallo o por la necrosis medular de la porción
leñosa de la planta. Las plantas afectadas muestran marchi-
tez del cogollo en la superficie del tallo y en los entrenudos
se pueden observar perforaciones alargadas, rodeadas por
un exudado, hechas por insectos del género Anastrepha,
que son agentes diseminantes de la bacteria. Las estacas
enfermas que se planten no brotaran o si lo hacen produ-
cirán plantas raquíticas con un número limitado de raíces
gruesas.

Manejo
• Plantación de estacas sanas.
• Quemar los tallos afectados.
• Quemar residuos de la cosecha.
• Utilizar cultivares tolerantes o resistentes a esta enfer-
medad.

Enfermedades causadas por otros patógenos

Cuero de sapo
Recientemente en la zona Norte del Ecuador se han detec-
tado raíces con síntomas de la enfermedad llamada Cuero
de Sapo. Los síntomas son engrosamiento de la base del
tallo y raíces tuberosas con poco desarrollo, duras y fibrosas.
En las plantas enfermas, la raíz se torna leñosa y su cáscara,
que se vuelve gruesa, corchosa y quebradiza, toma un color
opaco y no desprende fácilmente; presenta, además, depre-
siones con bordes en forma de labios que se unen seme-
jando una red o un panal.
234 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

En estados avanzados de la enfermedad, el esclerénquima


y el parénquima de la raíz tienen una coloración marrón
(Figura 13). En algunos cultivares, las raíces enfermas son muy
delgadas y la base del tallo muy gruesa (Álvarez et al., 2015).
Figura 13. Síntomas del cuero de sapo en las raíces de yuca. A. Raíz con
síntomas y raíz sana B. Síntomas característicos de la enfermedad en la
raíz: aspecto leñoso con cáscara gruesa que no desprenden fácilmente,
corchosa, quebradiza y con depresiones cuyos bordes se unen y semejan
una red.

A B

Fuente: Álvarez et al. (2015).

En general, no se presentan síntomas en la parte aérea de las


plantas. Algunos genotipos de yuca, pueden mostrar clorosis
o moteados en las hojas (Figura 14) y encrespamiento o cur-
vatura de los bordes foliares (o ambos síntomas). Estos sínto-
mas no se distinguen fácilmente en condiciones de campo,
porque se confunden con algunas enfermedades causadas
por virus, con los daños debidos a los ácaros y a los trips, con
la deficiencia de elementos menores o con la toxicidad pro-
ducida por los herbicidas.
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 235

Figura 14. Moteado del cogollo, síntomas del cuero de sapo en las hojas de
yuca.

Fuente: Álvarez et al. (2015).

Cuando las raíces maduran, las lesiones aumentan en tamaño


y número semejando, en conjunto, una especie de red o
panal. La cáscara o epidermis de la raíz presenta apariencia
corchosa que se desprende con facilidad. Dependiendo de
la severidad de los síntomas, la profundidad y el número de
las lesiones aumentan hasta deformar la raíz. Todos los sínto-
mas descritos suelen aparecer a lo largo de la raíz o restrin-
girse a la parte media de ésta.
El agente causal de la enfermedad se asocia con un fito-
plasma que solo es posible diagnosticar mediante la técnica
molecular de la PCR (reacción en cadena de la polimerasa),
que tarda apenas una hora para entregar resultados y tiene
las siguientes ventajas:
• Es más sensible que las técnicas moleculares convencio-
nales.
• Permite cuantificar la concentración de fitoplasma en
las plantas analizadas.
• Se convierte así en la única alternativa para certificar que
la ‘semilla’ (estacas) de yuca está libre de la enfermedad
(Pardo et al., 2014) citado por Álvarez et al. (2015).
236 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

En este diagnóstico, se utiliza floema secundario de estacas


o tallos de plantas madre, de plantas in vitro o de yemas axi-
lares que se requieran para la producción de plantas madre
libres de esta enfermedad. Se ha observado que en toda raíz
que presente síntomas del Cuero de Sapo, el fitoplasma se
detecta en el floema secundario, es decir, en la parte interna
de la raíz. Para reducir este problema y evitar la diseminación
se recomienda arrancar toda la planta y determinar si existe
Cuero de Sapo, en caso de no encontrarse se puede selec-
cionar como semilla, y en caso contrario quemarla y evitar el
traslado de las principales zonas afectadas en el país, estable-
cer sistemas de vigilancia fitosanitaria y de cuarentena para
impedir tanto el ingreso de material vegetativo proveniente
de áreas afectadas por la enfermedad como su movilización
dentro del campo de yuca.

Cosecha
La cosecha de cualquier producto agrícola se realiza cuando
las partes u órganos comerciales de la planta alcanzan la
madurez comercial. En el cultivo de la yuca existen clones
de ciclo corto y de ciclo largo, en dependencia del ciclo del
cultivar que se haya plantado estará la edad de cosecha.
Cuando la planta alcanza la madurez fisiológica, el creci-
miento es lento, las hojas de la parte inferior del tallo se tor-
nan de un color amarillento, comienzan a caer y disminuye
la producción de látex.
El momento de la cosecha estará en función de las carac-
terísticas del clon. Para realizar esta labor, se debe tener pre-
sente que exista un grado de humedad óptimo en el suelo,
que facilite la extracción de la raíz, evitándose desgarraduras
en la corteza de la misma y que se produzcan partiduras de
yucas que se quedan en el suelo, lo cual constituye pérdidas
de cosecha.
Debe evitarse que la raíz permanezca tendida al sol en el
campo, por un tiempo mayor de 24 horas para evitar el dete-
rioro postcosecha, con la consiguiente pérdida de calidad
para el consumo.
Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 237

Para la cosecha, se elimina la parte aérea, luego se procede


a arrancar la yuca, se reúne en montones para su posterior
separación del tallo. Cuando la yuca se destina al parafinado,
se debe tener cuidado en la separación, ya que es necesa-
rio dejar suficiente pedúnculo para finalmente en la empa-
cadora darle el arreglo final. Posteriormente en la planta
empacadora, se lava la yuca, se orea y finalmente se pasa por
la cubeta de parafina derretida, para su parafinada y des-
pués se procede al empaque.
Cuando la yuca se destina para congelar, no es necesario
cosechar con tanto cuidado como para el parafinado, ya que
para la congelación es mayor el aprovechamiento, debido a
que no influye si la corteza se encuentra dañada. Al siguiente
día de la cosecha debe ser sumergida en agua para evitar
la oxidación de la yuca y que se ponga negra. Después del
lavado, se traslada a las mesas de pelado, posteriormente se
introduce en un balde con solución de hipoclorito de sodio
al 0,1% (Aristizábal y Calle, 2015), se procede al empacado en
bolsas, pasa a la cámara de frío y finalmente al contenedor.

Sistemas de cosecha
La yuca se cosecha de forma manual y semimecanizada. La
cosecha manual consiste en realizar todas las operaciones
de forma manual o auxiliando con una palanca arrancadora
para evitar el esfuerzo físico de los trabajadores (Figura 15).
238 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Figura 15. A. Cosecha manual de la yuca. B. Cosecha manual de la yuca con


la ayuda de una palanca arrancadora.

A B

Fuente: Aristizábal y Sánchez (2007).

En la cosecha semimecanizada se utiliza un surcador flexi-


ble o rígido acoplado a un tractor para efectuar el arranque,
posteriormente se desprenden y recogen las raíces a mano y
se ensacan para el transporte. En la Figura 16 se aprecia este
sistema de cosecha.
Figura 16. A. Cosechador de yuca flexible acoplado a un tractor. B. Cosecha-
dor rígido acoplado a un tractor.

A B

Fuente: Aristizábal y Sánchez (2007).


Atenciones culturales y cosecha del cultivo de yuca 239

Cuando se planea utilizar un cosechador debe tenerse en


cuenta la humedad del suelo: es más fácil cosechar cuando
el suelo está seco que cuando está muy húmedo.
Es recomendable que el espaciamiento entre surcos no
sea menor de 90 cm, para evitar pérdidas por raíces ente-
rradas o cortadas y que no sea mayor de 120 cm, ya que esta
es la longitud de las alas de la cuchilla del cosechador y si la
distancia fuera mayor las raíces no se aflojarían de manera
satisfactoria.
La velocidad de operación del tractor debe ser constante
durante toda la operación de cosecha ya que un cambio
puede variar la profundidad de trabajo del cosechador lo
que aumenta la pérdida por raíces cortadas o enterradas.
Después de cosechada la yuca se ensaca para transpor-
tarla al mercado o las empacadoras en camiones (Figura 17).
Figura 17. Transporte de los sacos de yuca al mercado.

Fuente: Aristizábal y Sánchez (2007).


240 Hipólito I. Pérez Iglesias; Irán Rodríguez Delgado; María Estrada Martínez

Comercialización
La producción de yuca en Ecuador se destina fundamental-
mente al consumo de la familia campesina y de las zonas
urbanas, no obstante, tradicionalmente la yuca ecuatoriana
se exporta a varios países, siendo los principales comprado-
res Estados Unidos de Norte América y Colombia (Figura 18).
Figura 18. Principales destinos de las exportaciones ecuatorianas de yuca
(porcentajes por países).

Destino de exportación
4 2 Estados Unidos
5
Colombia
8 Puerto Rico
43 Reino Unido
España
17 Holanda (países bajos)
Otros

21

Fuente: CICO-CORPEI (2009).


241

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Ecuador (arroz, yuca, caña de azúcar y maíz).
Edición digital 2017 - 2018.
www.utmachala.edu.ec

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