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Índice

Homenaje a Eduardo Archetti . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Conferencia Esther Hermitte


Confianza, redes sociales y economía informal: un análisis comparado . . . . . . . . . . 5
Larissa Adler Lomnitz

Dossier de trabajo de campo


Etnografía y memoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Johannes Fabian

Sobre el constituir un trabajo de campo en tiempos de interdisciplina . . . . . . . . . . 33


Walter Moure

IV Jornadas de Etnografía y métodos cualitativos


Narrando la violencia.
Relatos de pasión y muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Myriam Jimeno

Historias de la antropología
Origen y desarrollo de la antropología en la Argentina:
de la Organización Nacional hasta mediados del siglo XX1 . . . . . . . . . . . . . . . 61
Leonardo H. G. Fígoli

Panoramas temáticss
Pueblos Indígenas y Antropología en Argentina (1994-2004) . . . . . . . . . . . . . . 73
Claudia Briones

Artículos de investigación
‘…esa avalancha de homenajes’: campo de poder, lealtad y concepciones
de política en el primer peronismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Fernando Alberto Balbi

•3•
4• Índice

Etnografía y política.
El caso de los Mbya-Guaraní del Cuña Pirú, Misiones, Argentina . . . . . . . . . . . 111
Liliana Tamagno; Stella Maris García; BernardaZubrzycki; Ana Cristina Ottenheimer; Verónica Solari Paz

El marketing político y la dinámica de las facciones partidarias


del peronismo durante una campaña electoral municipal . . . . . . . . . . . . . . . 119
Germán Soprano

Enemigos y aliados contra indiferentes e indecidibles:


lo siniestro en la guerra sucia argentina. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
Antonius C.G.M. Robben

Migrantes y trabajadores en la Argentina: la etnicidad como recurso . . . . . . . . . 153


Patricia Vargas1 y Verónica Trpin

“Esta es casa de Dios y puerta del Cielo”:


La construcción sociorreligiosa de la vida de clausura en la Argentina . . . . . . . . . 165
Gustavo Andrés Ludueña

“Yo no te puedo decir cuánto sino cómo”


Construcción y manejo de la esperanza en el final de la vida,
desde la perspectiva profesional de un equipo de cuidados paliativos. . . . . . . . . . 179
Rafael Wainer

Crítica de libros
Leviatan y sus lobos. Violencia y poder en una comunidad de los andes colombianos . 191
Natalia Otero

Buenos vecinos, malos políticos: moralidad y política en el Gran Buenos Aires . . . . 195
Fernando Alberto Balbi

La virgen prestamista.
La fiesta de la Virgen de Urkupiña en el boliviano Gran Córdoba . . . . . . . . . . . 199
Gabriela Alejandra Karasik

La decencia de la desigualdad.
Género y poder en el campo argentino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204
Susana Rostagnol

Representaciones sociales y procesos políticos.


Estudios desde la Antropología Social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
Germán Soprano
Foto: Scandinavian University Press.

Eduardo P. Archetti (1943-2005)


Con la desaparición de Eduardo P.Archetti, ocu- ral que presentó en 1976, cuando ya había
rrida el 6 de junio en Oslo, Noruega, la antropolo- abandonado la Argentina. Algunas partes fueron
gía social en particular y las ciencias sociales en ge- publicadas anticipadamente en 1975 como Explota-
neral han sufrido la irreparable pérdida de un nota- ción familiar y acumulación de capital en el campo ar-
ble investigador, un apasionado profesional, y uno gentino (Buenos Aires, Siglo XXI), con su esposa,
de los más lúcidos observadores de la realidad ar- Kristi-Anne Stölen, quien compartió con él el tra-
gentina. bajo de campo y las discusiones teóricas. Sólo trece
Había nacido en Santiago del Estero en 1943, y años después, y gracias a los avatares de la política
emigró a Buenos Aires a comienzos de los años 60 argentina, vio la luz Ideología y organización de las Li-
para estudiar Sociología en la Universidad de Bue- gas Agrarias del norte de Santa Fé.1971-1976 (Bue-
nos Aires. Alli se graduó en 1967, luego de recibir nos Aires, CEDES, 1988).
clases de Gino Germani, Miguel Murmis y Eliseo Como consecuencia de la sangrienta ola repre-
Verón. En 1968 viajó a París para estudiar en L’E- siva instaurada en el país con la Triple A primero, y
cole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, con el llamado “Proceso” en 1976, Archetti y Stölen se
profesores como el sociólogo francés Alain Tourai- radicaron en Oslo. Entre 1983 y 1986, por encargo
ne, los antropólogos franceses Claude Meillassoux y del Instituto de Capacitación del Ministerio de A-
Maurice Godelier, y el norteamericano Sydney gricultura y Ganado del Ecuador, Archetti realizó
Mintz, quienes terminaron de incidir en su decisión una investigación diagnóstica acerca de la cría y
“de pasarse” a la antropología social. Bajo la direc- consumo del cuy (cuis, coballo o conejillo de In-
ción de Touraine, Archetti llevó a cabo una inves- dias) entre las comunidades serranas.
tigación sobre economía, familia y organización sin- A partir de 1984 y con vistas a regresar a su país
dical entre los colonos de ascendencia friulana pro- como trabajador de campo, empezó a investigar el
ductores de algodón del norte de Santa Fe. El fútbol en la Argentina. Archetti entendía que el
estudio, centrado en las particularidades de estos lugar preponderante de este deporte en nuestro
productores ni capitalistas ni campesinos, y en las país, y el desarrollo de la práctica y de complejas dis-
ligas agrarias (organizaciones independientes de pe- cusiones sobre el juego mismo, constituían un arena
queños y medianos productores), fue su tesis docto- privilegiada para entender cómo se construyen las

•5•
6• Homenaje a Eduardo Archetti

identidades nacionales. Mostró así que el fútbol época se integró al grupo CLACSO de “Articula-
contribuía a la conformación de la nacionalidad a ción Social”, junto a otros colegas argentinos como
través de la definición de estilos de juego nacional Leopoldo Bartolomé, Carlos Herrán y Hebe Vessuri
que apelaban a modelos de masculinidad y moral. (Hermitte & Bartolomé 1977).
Poco después, Archetti amplió esta indagación a Profesor y director del departamento de Antro-
otras esferas deportivas, como el polo, el automovi- pología en la Universidad de Oslo, en el que traba-
lismo y el boxeo, y a otras prácticas como el tango, jaba desde 1975, miembro fundador de la EASA
todas ellas distintivas de la Argentina en la vitrina (Asociación Europea de Antropólogos Sociales) y
global de las culturas nacionales. Archetti contri- de su órgano periódico Social Anthropology, había
buyó como pocos a desarrollar en el campo interna- iniciado nuevos proyectos que incluían ahora la co-
cional de las ciencias sociales un área específica de mida y el vino Malbec, y ampliaba los temas depor-
estudios antropológicos sobre el deporte, dentro del tivos, la música y la danza a Brasil y Cuba.
cual es considerado uno de los mayores especia- Pese a la distancia y a optar por su residencia eu-
listas. Al mismo tiempo, alentó el desarrollo de ropea, Archetti mantuvo siempre sus vínculos con
estos estudios en nuestro país, donde muchas veces la Argentina no sólo a través de sus temas de inves-
habían sido menospreciados y condenados como tigación, sino también a través de la actividad aca-
expresiones marginales e irracionales de las masas. démica (dictaba cursos y conferencias en universi-
Merced a sus esfuerzos, la pasión de los argentinos dades y centros de investigación) y su amistad con
por ídolos deportivos como Maradona y Fangio, el colegas más jóvenes, para quienes fue tanto el
ingenio, la procacidad y la violencia que albergan maestro que hubiesen querido tener, como aquel en
los cantos de las hinchadas de fútbol, o los intermi- quien encontrar el aliento permanente para seguir
nables debates de fanáticos y periodistas deportivos adelante. Por eso participó activamente de la Maes-
sobre “la nuestra” y “qué es jugar bien o mal” en- tría en Antropología Social (IDES-IDAES/UNSAM),
contraron su lugar como expresiones de naciona- de las actividades del Centro de Antropología So-
lidad, género y moral. Sus significativos aportes en cial y del programa de Maestría y Doctorado del
estas áreas pueden encontrarse en sus publicacio- IDES-Universidad Nacional de General Sarmiento.
nes en español Masculinidades. Fútbol, tango y polo Quienes lo conocimos recordaremos por siem-
en la Argentina (Antropofagia, 2003) y El potrero, la pre su incomparable humor, su memoria prodigiosa,
pistay el ring. Las patrias del deporte argentino (Fondo su entusiasmo por el debate y la discrepancia, fuese
de Cultura Económica, 2001). en temas académicos como políticos, deportivos
Archetti publicó algunos de los trabajos cru- como culinarios. Pero sobre todo, recordaremos su
ciales de su carrera en Desarrollo Económico y siem- amor inmenso por la vida, ese amor al que, ante la
pre apoyó las tareas del Centro de Antropología So- adversidad de los últimos meses, se aferró con espe-
cial que fundó Esther Hermitte en 1974. Por esa ranzado fervor.
Conferencia
Esther Hermitte
Confianza, redes sociales y economía
informal: un análisis comparado 1

Larissa Adler Lomnitz2

Resumen
En este estudio intento demostrar que la confianza es un concepto cultural que debe ser descrito etnográficamente, puesto
que su significado varía de acuerdo con la cultura de cada sociedad y en cada situación particular. La confianza es un compo-
nente central de la solidaridad social y el cemento que produce cohesión al interior de las redes sociales que componen la es-
tructura de la sociedad. Las redes sociales basadas en la confianza le permiten a los individuos hacer frente a las
imperfecciones de un sistema socioeconómico determinado (dominado por el estado o por el mercado), pero también pueden
servir para erosionar el marco institucional estatal facilitando transacciones menos deseables (corrupción). Por tal razón, las
redes sociales pueden tener connotaciones positivas para aquellos que se benefician de su posesión, o consecuencias negati-
vas tanto para los individuos que adolecen de dicha redes como para las instituciones formales de la sociedad. Para entender
las complejas variaciones en la construcción y el impacto político de dichas redes sociales, analizó su papel en la economía
informal de tres sistemas socioeconómicos diferentes. De acuerdo con estudios previos, (Lomnitz 1971; 1988) discuto la
importancia de las redes sociales basadas en la confianza y en la lealtad en la supervivencia económica y social de la clase
media en Chile. Comparándolo con la economía informal en la ex Unión Soviética y, finalmente, a partir de literatura sobre las
sociedades post-socialistas analizo el papel de las redes sociales en la transición hacia una economía de mercado. En Améri-
ca Latina las redes sociales se han convertido en los medios donde las actividades informales se llevan a cabo permitiendo la
supervivencia física de los pobres y el mantenimiento del estatus social y los privilegios de la clase media y alta. En el comu-
nismo, las conexiones personales (redes sociales) ha sido reconocidas como la estrategia central para satisfacer la escasez
derivada de las ineficiencias de dicho sistema, y como un importante legado con tremendas consecuencias para los regíme-
nes post-socialistas posteriores. En este artículo, intento demostrar la universalidad y la persistencia de las redes basadas en
la confianza, así como su anclaje sociocultural y las ambivalentes consecuencias que tienen en el estado y en la sociedad.
Palabras clave: confianza, redes sociales, economía informal, supervivencia económica.

Abstract
In this article I want to demonstrate that confidence is a cultural concept that needs to be described ethnographically ta-
king into account that its meaning changes in relation to the culture of each society and to each particular situation.. Con-
fidence is a central component of social solidarity. It produces cohesion at the interior of the social networks that
compound the structure of society. Social networks based on confidence allow individuals to overcome the imperfections
of a particular socio-economic system (dominated either by the state or by the market); but they can also erode the institu-
tional framework helping the emergence of other not so desirable transactions (corruption). For that reason, the social net-
works can have positive connotation for those who benefit from its use or negative consequences for those who do not have
access to them and for the formal institutions of society. In order to help the understanding of the complex variations in the
construction and in the political impact of these social networks I analyze their role in the informal economy of three diffe-
rent socio-economic systems. Based on previous inquiries, (Lomnitz 1971;1988) I will discuss the importance of social
networks based on confidence and loyalty in the social and economic survival of the Chilean middle class. I will compare
this case with informal economy in the former Soviet Union and, finally, based on the literature on post-socialists socie-
ties, I will analyze the role of social networks in the transition towards a market economy. In Latin America social networks
have transformed in the means through which informal activities are carried out allowing the physical survival of the poor
and the maintenance of the social status and the privileges of the middle and the high classes.. In communism, personal
connections (social networks) have been recognized as the central strategy for the satisfaction of need taking into account
the scarcity and inefficiency of that system and still are a relevant legacy with tremendous consequences for the post-so-
cialist regimes. In this article I try to demonstrate the universality and the persistence of the networks based on confiden-
ce, its socio-cultural anchorage and the ambivalent consequences that have for the state and the society..
Key words: confidence, social networks, informal economy, economic survival.

Confianza debe ser descrito etnográficamente, puesto que no


tiene el mismo significado en diferentes sociedades
Entiendo “confianza” como un concepto social cu- y en situaciones particulares (Rose-Akerman
yo significado está culturalmente determinado que 2001:420; Lomnitz 1977: 196). En general, la con-

•9•
10• Confianza, redes sociales y economía informal

fianza es un componente central de la solidaridad tener las expectativas que le ganaron su posición
social y el cemento usado para producir cohesión al inicial en la escala de distancias sociales. Mientras
interior de las redes sociales que componen la es- que un conocido se puede convertir en un amigo
tructura de la sociedad (Simmel 1964: 318). cercano acumulando confianza al proporcionar un
La confianza puede ser definida como la real o servicio particularmente valioso y/o riesgoso, con-
efectiva distancia psicosocial entre individuos. Está virtiéndose en un depositario de confianza.
asociada con la cercanía social en el sentido de com- Ninguna sociedad puede funcionar sin un mí-
partir las mismas categorías de derechos y obliga- nimo de confianza entre sus miembros. En pe-
ciones esperadas, junto con los valores e intereses queñas sociedades premodernas, los individuos se
compartidos. Un individuo siente confianza hacía relacionan repetidamente con las mismas personas
otro cuando él/ella confían en que el otro/a tiene la en todo momento. Las redes que usan para adquirir
habilidad, el deseo y la buena disposición para rea- cosas son primariamente informales: asociaciones
lizar un intercambio, o cuando su propia familiaridad cara a cara. Los miembros de sociedades pequeñas
con el otro le permite hacer una petición. Otra forma se mueven siguiendo roles culturalmente prescritos
de expresar confianza es el acto de proporcionar vo- que incluyen la especificación de asistencia mutua.
luntariamente una cosa o información personal de Todo mundo sabe en quién se puede confiar y a
carácter íntimo, denotando confianza en la discre- quién se puede aproximar para solicitar ayuda; la
ción y la disposición amistosa de la otra persona. “La confianza está implícita en la relación social. A me-
confianza entonces, es una respuesta relacional, no dida que una sociedad crece y se vuelve más com-
un resultado de lealtad ciega, que permite a la gente pleja, la movilidad social, económica y ocupacional
tomar riesgos al relacionarse entre ellos.” aumenta; en una sociedad moderna donde la ac-
(Rose-Akerman 2001:543) “Confianza es un nivel ción colectiva está institucionalizada, el individuo
particular de probabilidad subjetiva con la cual una depende cada vez más de las instituciones formales
gente asegura que otro agente o grupos de agentes y las redes informales interpersonales son relegadas
van a realizar una acción particular […]. Cuando a ciertas áreas como los aspectos afectivos de la vida
decimos que confiamos en alguien o que alguien es social (parentesco, amistad). En esta situación, la
confiable, significamos implícitamente que la proba- confianza (entre individuos e instituciones) ad-
bilidad de que él realicé una acción benéfica, o por lo quiere un significado diferente al relacionado con
menos no perjudicial hacia nosotros, es suficiente- los vínculos personales. Por consiguiente, se vuelve
mente alta para considerar establecer una forma de necesario distinguir entre “confianza horizontal”
cooperación con él.” (Gambetta, 1988: 207). (confianza en otros) y “confianza vertical” (con-
La confianza regula la naturaleza y el tipo de re- fianza en las instituciones), esto es, “Confianza en
cursos que pueden y deben ser sujetos a inter- la imparcialidad y en la justicia de las instituciones y
cambio; asigna posiciones y provee amistad con confianza en la parcialidad y el favoritismo de los
contenido simbólico. La confianza no se puede con- amigos cercanos y las relaciones que uno posee.”
servar fácilmente; se pierde y se gana, se da y se (Bo Rothstein 2001; Rose-Akerman 2001).
quita. La confianza íntegra y discrimina entre indi- En ese trabajo, propongo que el uso de las redes
viduos y tipos de comportamiento; determina privi- sociales basadas en la confianza interpersonal
legios e induce lealtades. La confianza moviliza re- (“confianza horizontal”) no es un residuo de las so-
cursos y es un principio activo en las reglas de soli- ciedades “pre-modernas" sino un elemento intrín-
daridad. seco de las sociedades complejas modernas, ya que
En resumen, la confianza es el criterio básico, se constituye como una respuesta frente a las insufi-
sutil e inefable que establece las distinciones y los lí- ciencias de la institucionalización. Las redes so-
mites entre un “amigo íntimo”, un “amigo” y un ciales han demostrado jugar un papel importante
“conocido”. El mapa mental de la amistad es básica- entre los pobres urbanos de los países capitalistas
mente un mapa de grados de confianza, grados que, subdesarrollados donde el estado y el mercado han
en última instancia, revelan la distancia social real fallado para asegurar adecuadamente la satisfac-
entre individuos que componen las redes de ción de las necesidades de todos los miembros de la
amistad. Un amigo, por ejemplo, puede retroceder sociedad. En estos sectores marginados, es vital
hasta convertirse en un conocido si falla en man- para un individuo tener el apoyo de un grupo social
Anuario IDES–CAS < Conferencia Esther Hermitte •11

en el cual siente la suficiente confianza para apo- grupo local –la confianza en redes interpersonales–
yarse en él cuando ocurren emergencias, y para la suele desafiar a las ideologías más nacionalistas que
satisfacción de sus necesidades más inmediatas. La subyacen ala racionalidad burocrática.
confianza interpersonal es el prerrequisito para que En este trabajo, relaciono las instituciones for-
el flujo de intercambio recíproco de bienes y servi- males de la sociedad con las redes interpersonales a
cios se lleve a cabo. Estos intercambios recíprocos través de las cuales se realizan intercambios infor-
constituyen la base de una economía informal orga- males. Las actividades económicas informales han
nizada alrededor de redes sociales basadas en la sido definidas como aquellas que escapan a las regu-
confianza, que le permiten al pobre adquirir lo mí- laciones del estado en la producción, la distribución
nimo necesario para su supervivencia. Podemos de bienes y servicios y en la naturaleza de su obje-
decir que en este caso la confianza tiene una conno- tivo final (legal, ilegal o criminal) (Castells, et al.
tación positiva puesto que es un mecanismo de in- 1989: 12). Los intercambios informales son posibles
tegración usado por los pobres para sobrellevar sus a través de redes sociales basadas en las institu-
desventajas socioeconómicas. (Gonzalez de la ciones culturales como la familia, la amistad y otras
Rocha: 2001; Lomnitz 1977, 1978, 1982). relaciones en donde la confianza y la lealtad entre
Sin embargo, existe un aspecto diferente del uso los miembros es el principio básico. Para probar mi
de las redes basadas en la confianza. En un estudio punto reviso tres ejemplos que muestran los dife-
previo (1988) examiné la utilización de redes de in- rentes roles de las redes basadas en la confianza en
tercambio informal al interior del sector formal. Los la economía informal: el intercambio informal de
intercambios analizados incluyeron varias formas favores burocráticos en Chile, donde el papel del
de tráfico de influencias y de favores burocráticos estado consistía en regular y distribuir los servicios
para equivalentes servicios o recompensas mate- sociales; la producción y distribución de bienes y
riales. Concluí que dependiendo del sistema polí- servicios bajo el control estatal en la Unión Sovié-
tico, algunas formas de intercambio informal eran tica; y las sociedades post-comunistas en transición,
toleradas, mientras que otras se castigaban severa- donde la introducción de la economía de mercado
mente. Aún en el último caso, las actividades eco- debilitó al estado mientras que las actividades eco-
nómicas ilegales al interior de la burocracia estatal nómicas informales –basadas en la utilización del
eran percibidas como inevitables –sino es que capital de redes– florecieron (Sik 1994).
útiles– por los miembros de los grupos de élite al in-
terior del sistema formal. En ese estudio, mostré
que las actividades informales basadas en las cone- La confianza:
xiones personales no son aleatorias o caóticas; por las raíces de la informalidad
el contrario, constituyen todo un sistema de inter-
cambio basado en la confianza interpersonal y la En un estudio etnográfico en la clase media chilena
lealtad que subyace paralelamente a las reglas ad- (Lomnitz 1971; Lomnitz and Melnick 1991) en-
ministrativas formales. contré que un sistema de intercambio definido cul-
El análisis Weberiano de la racionalidad de los turalmente –eufemísticamente llamado compadraz-
sistemas burocráticos ignoró las actividades infor- go (aludiendo a la cercanía que el compadrazgo
males que surgían al interior de las organizaciones implica en la iglesia Católica)–3 estaba basado en la
formales como una respuesta al mal funcionamiento confianza entre individuos. Este sistema involucra-
de las burocracias. Sin embargo, se ha producido una ba el continuo intercambio de servicios comple-
extensa literatura –basada en observaciones di- mentarios (“favores”) realizados y motivados en
rectas– sobre las discrepancias entre los fines y las es- una ideología de la amistad. A menudo, dichos fa-
tructuras de las organizaciones formales, y las especi- vores eran de naturaleza burocrática e involucra-
ficaciones históricas y culturales de los sistemas so- ban el otorgamiento de un tratamiento preferencial
ciales en donde dichas organizaciones se encuentran a una persona, dejando a un lado los derechos y
ancladas. Las principales consecuencias de este con- prioridades de terceros. Un entrevistado definió el
flicto se presentan como ineficiencias provenientes compadrazgo como una ayuda empleada “para obte-
de la rigidez y la corrupción. Las lealtades determi- ner algo con mayor facilidad y en menor tiempo
nadas personal y culturalmente hacia un pariente o
12• Confianza, redes sociales y economía informal

[donde] los objetivos son usualmente legales, pero Escuelas. La admisión a las mejores escuelas pú-
los medios pueden no serlo”. blicas o privadas era difícil por la gran demanda de
El compadrazgo es un contrato diádico tácito o lugares y los pocos establecimientos existentes.
una cadena de contratos que involucra a los amigos Cualquier compadre o amigo que trabajase en una
comunes como intermediarios. En esencia este sis- de estas escuelas, estaba en posición de realizar este
tema es igualitario puesto que presupone que todos vital servicio que conlleva una gran gratitud de
los miembros de la clase media urbana pueden parte del que recibió el favor.
tener contactos en la jerarquía de la administración Favores legales. De acuerdo con un abogado no
pública: “todo el mundo tiene amigos y conocidos”. había límites para el uso del compadrazgo en asuntos
Los favores otorgados a amigos y conocidos dentro legales. Por ejemplo, los archivos podían ser conve-
del sistema incluyen: nientemente perdidos, los cargos suspendidos o de-
Oportunidades de trabajo. En una situación de es- jados de lado, se influenciaba a los testigos y las
casez laboral no sorprende encontrar a un compadre fianzas se establecían en los niveles más bajos.
valorado como el primer y último recurso de super- Relaciones sociales. Las presentaciones sociales a
vivencia. El proceso de búsqueda de empleo con- personas influyentes, prestigiosas o potencialmente
siste en revisar mentalmente todas las conexiones útiles se consideraba como un favor muy especial:
personales que uno posee para localizar a alguien ampliar el círculo de amigos y conocidos personales
que esté cerca a la fuente de oportunidades. Por el era esencial para el éxito en la vida de la clase
contrario, encontrar una persona para una vacante media.
implica revisar la lista de amigos y conocidos perso- Reparto de prioridades es la obtención de un nú-
nales con la esperanza de descubrir a alguien apto mero de objetos escasos para los cuales hay una
para cubrir el puesto. larga lista de espera como: servicio telefónico, com-
Los favores burocráticos es el uso más común del prar un carro a buen precio, becas y financiamiento,
compadrazgo: adquirir certificados, licencias, trans- comisiones, entre otras cosas.
cripciones de documentos, pasaportes, permisos, Política. Varios entrevistados aseguraron que el
tarjetas de identidad, beneficios fiscales, e inconta- sistema de partidos chileno estaba basado en el
bles trámites que de otra forma requerirían de mu- compadrazgo. Ciertos políticos famosos comen-
chas mañanas perdidas haciendo fila y juntando el zaron su carrera política gracias a su grupo de segui-
papeleo necesario de una oficina a otra. dores personales (Lomnitz 2001).
Préstamos. En aquellos tiempos el recurso más Este tipo de servicios obtenidos a través del com-
escaso era el dinero. El financiamiento estaba más padrazgo estaban condicionados a tener el amigo
allá del alcance de la clase media por la gran can- adecuado en el lugar y momento preciso. Puesto
tidad de garantías requeridas. Un amigo bien colo- que nadie está en una posición de usar el compa-
cado en un banco o asociación de crédito podía fa- drazgo en cualquier situación, el punto esencial es
cilitar las cosas. Una caja es una asociación credi- tener la mayor cantidad de amigos y conexiones
ticia que operaba bajo el sistema de seguridad social como sea posible. De ahí que la tendencia –vuelta
cuyo principal objetivo era proveer préstamos, pero un hábito mental– sea buscar a un compadre antes
sus fondos eran crónicamente escasos. Tan pronto de realizar cualquier cosa.
como nuevos fondos para préstamos estaban dispo- ¿Qué no es posible obtener por medio del compa-
nibles, el compadre era notificado antes que la drazgo? De acuerdo con los entrevistados “cualquier
demás gente, y su solicitud se procesaba antes de cosa que vaya en contra de la ideología de amistad y
que se terminarán los fondos. Este es un uso típico la decencia”. Los favores sexuales solicitados por un
del compadrazgo, una situación donde gente colo- hombre para hacerle un favor a una mujer serán
cada en posiciones clave le otorga a sus conocidos y identificados con un comportamiento grotesco.
amigos información confidencial. Nada de eso es Cualquier comportamiento que infrinja los están-
estrictamente ilegal “no sé hace ningún daño, ex- dares de la clase media: robo, asesinato, tomar ven-
cepto por la gente que espera en la fila, los cuales taja de las mujeres y otras personas indefensas; en ge-
habrían hecho lo mismo si tuvieran el contacto neral, actos en contra de la dignidad y la caballero-
adecuado”. sidad. Dichos actos destruirían la racionalidad de la
amistad degradándola en complicidad. El compa-
Anuario IDES–CAS < Conferencia Esther Hermitte •13

drazgo tiene un código moral que limita los favores pero frecuentemente se extiende hasta incluir a
permisibles y las remuneraciones no materiales. cientos de personas entre amigos y conocidos.
Los favores obtenidos a través del compadrazgo La figura 1 representa el continuo de la distancia
son proporcionados sin ninguna compensación ma- social como la perciben los chilenos. Categorías
terial. De acuerdo con un entrevistado “la persona como “amigos íntimos”, “amigos cercanos”, “cono-
que otorga un favor está siempre alerta de probables cidos”, son usadas por ego para clasificar relaciones.
futuros beneficios que puede adquirir para sí mismo Los individuos pueden ser movidos de una cate-
o para un amigo o conocido”; es una deuda de goría a otra dependiendo de la intensidad del inter-
honor que puede ser devuelta en cualquier tiempo. cambio recíproco. El tipo de favor solicitado a una
El pago material por los favores recibidos no es persona depende de la distancia social que uno
bien visto. Implica la ausencia de cualquier posibi- guarda con respecto a las otras personas (con-
lidad de una relación personal o de tener amigos en fianza). Se puede decir que la práctica de los inter-
común. Aceptar un soborno o una propina es perci- cambios recíprocos se encuentra incrustada en el
bido como una muestra de inferioridad social. El funcionamiento de las relaciones sociales y está de-
mayor recurso que tiene la clase media es el control terminada en gran medida por “intervalos de socia-
de la administración pública y privada. Por ello, el bilidad” (Sahlins 1963: 144).
sistema de intercambio de favores se incorpora a un
sistema de solidaridad mutua esencial para la sobre-
vivencia de las redes que componen a la clase media; Conflictos de interes:
presuponiendo que existe un tipo especial de cer- las dinámicas de la informalidad
canía psicosocial (confianza) entre los participantes
del intercambio (Lomnitz 1971:102). Si no existe el Al interior del sector formal la redes interpersona-
grado adecuado de confianza el favor puede ser soli- les basadas en la confianza han generado un sistema
citado a través de una tercera persona que posee un de intercambio informal. El oficial que defiende y
buen grado de confianza entre el solicitante y el pro- administra el sistema, estableciendo leyes y contro-
veedor. Esto conduce a la proliferación de redes de les es, al mismo tiempo, miembro de una red prima-
reciprocidad basadas en la parentesco puesto que la ria, culturalmente determinada, de relaciones de
confianza normalmente existe entre los parientes

Favores

grande

chico

ego
Familia amigos amigos conicidos amigos de amigos
cercanos cercanos Confianza
Figura 1. Escala de favores y distancia social
14• Confianza, redes sociales y economía informal

lealtad que incluyen a la familia y los amigos. ¿Có- sólo aproximarse a la persona cuando sus peticiones
mo se resuelve este aparente conflicto de intereses? tienen que ver con el rango que ocupa dicho perso-
Inicialmente, es necesario señalar que el con- naje. Ellos pueden expresar su gratitud a través de
flicto entre las labores y obligaciones formales e in- lealtad personal política; como resultado hay un
formales no es solamente un conflicto entre la co- continuo de reciprocidad que se aproxima en el ex-
munidad y el individuo, entre el bienestar público y tremo a una relación patrón–cliente. Este tipo de
el interés privado. Por el contrario, es el conflicto relaciones son una forma reciprocidad donde los
entre ideologías rivales donde cada una reconoce y beneficios de los subordinados son intercambiados
reclama la lealtad del individuo. por lealtad y poder.
En el caso chileno, el sistema formal descansa en Esencialmente, conforme el diferencial de poder
la ideología liberal del juego justo, igualdad ante la se incremente entre los miembros del intercambio,
ley y racionalidad económica, mientras que el sis- los servicios del miembro más poderoso reciben cada
tema informal es sostenido por un complejo de vez más reciprocidad a través de demostraciones de
componentes ideológicos: caballerosidad, “no- gratitud y lealtad. Una jerarquía no es sólo una tabla
blesse oblige”, familia y solidaridad de grupo. organizacional abstracta donde los huecos son lle-
El conflicto entre ideologías rivales es expresado nados por oficiales mutuamente intercambiables
en reglas intercambio que, a pesar de no estar es- –también puede ser una red de relaciones pa-
critas, son bastante estrictas. Adicionalmente a los trón-cliente. En cada articulación hay un flujo des-
requerimientos generales de la confianza y de la cendente de recursos (empleo, protección, patro-
igualdad social, existen limitaciones en los tipos de cinio burocrático) intercambiables por trabajo y
favores solicitados y la forma (etiqueta) en que se lealtad. El patrón provee seguridad de empleo, pro-
piden. Entre lo permitido y lo no permitido he en- tección política y la garantía de que en situaciones
contrado lo siguiente: no pedir favores que puedan inesperadas de necesidad se puede establecer un in-
desafiar los intereses vitales de un amigo o la segu- tercambio a cambio de lealtad, expresada por medio
ridad laboral de una persona; no mezclar amistad y del compromiso personal con el patrón, apoyo polí-
negocios, sentimientos y ganancia; no ser impa- tico y alineamiento ideológico. La importancia deci-
ciente, respetar el ritmo personal de un amigo siva de las variables culturales como lealtad y con-
cuando éste responda a una petición; frasear una fianza, significa que una relación patrón-cliente, así
petición en términos que reflejen tu grado de con- como la reciprocidad, está incrustada en relaciones
fianza (ver Figura 1). Así, entre amigos no íntimos sociales de largo alcance. En conclusión, la simetría
se acostumbra presentar el caso personal como si se de la relación depende de la distancia social: mien-
solicitará un consejo, dejándole al amigo la posibi- tras más cercana sea la relación social, mayor será la
lidad de ofrecer asistencia. Entre amigos cercanos confianza y consecuentemente el balance del inter-
una aproximación indirecta de ese tipo puede re- cambio. Entre hermanos, por ejemplo, puede haber
sultar ofensiva puesto que implica que se tienen un diferencial de poder relacionado con la edad y la
dudas sobre la disposición de ser servicial. Por el personalidad o por el tipo de recursos que cada uno
contrario, lejos de ser desmoralizante, la obediencia posee, pero el intercambio permanece más simétrico
de las reglas de sociabilidad que rodean las rela- que entre extraños. Mientras la distancia social se in-
ciones de confianza –hacía un familiar o amigo– ad- crementa verticalmente a través de las fronteras de
quieren un carácter ritual cuasi sagrado que com- clase, la relación patronal pierde su carácter inter-
pensa las dificultades que un individuo puede sentir personal modificándose en otorgamiento de pagos o
en el sistema social en general. intercambio mercantil.
Los requerimientos de igualdad social y econó- Esto significa que los sistemas formales econó-
mica no se pueden cubrir cabalmente, y los recursos micos y políticos están permeados por las reglas so-
disponibles para cada persona no pueden ser los cioculturales de la sociabilidad. Estas reglas pueden
mismos, de lo contrario no habría motivación para ser o no compatibles con las ideologías racionales
el intercambio. Cuando un amigo se mueve a una dominantes que “regulan” el sistema formal: sea
posición más alta, sus amigos se pueden dar cuenta una democracia liberal, comunismo o post-comu-
de su limitada capacidad para establecer recipro- nismo en transición. En cada caso, los sistemas de
cidad. Ellos dejan de pedir favores triviales para intercambio informal basados en formas de sociabi-
Anuario IDES–CAS < Conferencia Esther Hermitte •15

lidad culturalmente condicionadas, han mostrado xico es interesante por el alcance generalizado
su adaptabilidad y elasticidad frente a la moderniza- entre la administración pública que tiene la forma
ción y los cambios de los valores culturales. de corrupción administrativa llamada “mordida”:
Los sistemas formales actuales no pueden ser en- desde los oficiales del más alto rango hasta el policía
tendidos únicamente sobre la base de su estructura de calle. Cuando un conductor le ofrece un soborno
organizacional, regulaciones administrativas o a un policía los dos saben que la probabilidad de en-
leyes. La toma de decisiones administrativas no contrarse nuevamente en algún círculo social es re-
debe ser asumida por su valor aparente. Detrás de mota. Sin embargo, en el caso opuesto, la transac-
muchas decisiones formales hay razones que no son ción implica cierto tipo de “etiqueta” que incre-
formalmente reconocidas, algunas que conciernen menta de acuerdo con el rango de la persona
primariamente a principios morales de la cultura sobornada. Los tratos indirectos para evitar el con-
(lealtad, confianza), representadas en instituciones tacto cara a cara, incluyen el uso de intermediarios
como la familia y la amistad, y otras que siguen la ló- formales o el cobro de un impuesto “extra” o cual-
gica de la ganancia privada y que pueden ser consi- quier otro cargo inexistente.
deradas como prácticas corruptas. Eso no quiere decir que todos los favores buro-
cráticos se establezcan a través de sobornos puesto
que los oficiales individuales también tienen obliga-
La secularización de la confianza ciones con sus redes personales. Es cierto que el in-
tercambio de mercado, en la forma de corrupción
La discusión precedente pretende demostrar que el administrativa, es moralmente indeseable y mucha
contexto social del intercambio informal introduce gente no lo ejerce por cuestión de principios, pero el
componentes ideológicos que otorgan un carácter uso de las relaciones sociales para tener algún favor
moral a la ejecución de las obligaciones derivadas no tiene esta aura negativa. En todos los casos, los
de la confianza interpersonal. Estamos hablando de estándares morales del comportamiento están con-
las estructuras simbólicas básicas relacionadas con dicionados culturalmente y varían en cada so-
la solidaridad primaria. Sin embargo, cuando los in- ciedad. Por lo tanto, los límites entre la recipro-
tercambios interpersonales son privados de su con- cidad y el mercado de intercambio son bastante de-
texto moral, se da la secularización de la institución legados. Si la corrupción se define como “el
intercambio recíproco, así como su gradual trans- comportamiento deshonesto que viola la confianza
formación en intercambio de mercado. depositada en un oficial público” (Rose-Akerman
El intercambio de mercado puede surgir cuando 2001:527) involucrando el uso de una posición pú-
(1) una relación personal entre compañeros es im- blica para obtener ganancias privadas, ¿cómo se
pedida por diferencias de clase (también puede ser puede definir la institución del compadrazgo y el in-
la base para una relación patrón-cliente); (2) el tercambio recíproco de favores?
aparato estatal incrementa su tamaño a tal punto
que se vuelve muy difícil para las redes informales
de reciprocidad cubrir las necesidades individuales; La confianza y la economía informal:
y (3) el tipo de favores caen afuera de la categoría el caso de la unión soviética
que puede ser justificada al interior de la ideología
de amistad y de solidaridad familiar. Los efectos de los modos informales de intercam-
Por ejemplo, entre las clases empresariales al- bio en la sociedad se pueden apreciar mejor donde
gunos favores burocráticos eran obtenidos a través el sistema formal es más rígido y monolítico. Esto es
de sobornos (sólo cuando fuese necesario) por qué especialmente válido para los países ex-socialistas
existía el deseo explícito de establecer una clara dis- donde el aparato central del estado manejaba la po-
tinción entre el status social del empresario y del lítica, la producción, el trabajo y gran parte de las
oficial administrativo involucrado. Por otro lado, actividades comerciales y culturales.
una necesidad similar puede surgir para un La planeación de la economía era “una caracte-
miembro del aparato estatal, haciendo necesario rística orgánica y fundamental del socialismo real” y
asegurarse de que el individuo a sobornar no fre- el control burocrático directo era la mayor tarea de
cuente los mismos círculos sociales. El caso de Mé- la Nomenklatura (la élite administrativa) (Vos-
16• Confianza, redes sociales y economía informal

lensky 1978:163). En el sistema socialista clásico, la productores (Kornai 1992: 234). Estas deficiencias
coordinación burocrática era el mecanismo apli- dieron pie al surgimiento de soluciones informales.
cado extensiva y coercitivamente. A pesar de que la La literatura especializada en la ex Unión Soviética
burocracia existe en otros sistemas, el socialismo describe las formas más comunes de actividad eco-
clásico fue el primer sistema en la historia que nómica al interior de una economía de sombra o se-
fundió a las burocracias parciales en una sola en- gunda economía que incluía la oferta de servicios
tidad que abarca a toda la sociedad. La élite de técnicos y profesionales fuera de las horas de ofi-
poder, jerárquicamente estructurada y sin com- cina; bienes producidos en las plantas o en tiendas
partir el poder con otros grupos, tenía el derecho del estado pero desviadas a la venta privada; una
exclusivo de disponer sobre los medios estatales de producción paralela a las empresas estatales usando
producción. Al interior de sus distintos rangos el materiales desviados o sobrantes en horas no labo-
único mecanismo de coordinación posible era la rales; equipos de construcción privados (shabash-
coordinación burocrática. Las relaciones entre las niki); intermediarios que abastecían contactos, lo-
empresas estatales no estaban coordinadas por el calizaban materiales escasos y manejaban su comer-
mercado, su lugar lo ocupaba la coordinación buro- cialización (tolkach); varias formas de soborno y,
crática a través del sistema vertical de articulación más comúnmente, intercambios informales de
administrativa (Kornai 1992: 97-98). bienes y favores basados en relaciones interperso-
Desafortunadamente, el ideal racional de la pla- nales y confianza (blat) (Grossman 1977, 1979,
nificación fue contrarrestado por la frecuente irra- 1981, 1983a, 1983b; Simis 1982; Altman 1983;
cionalidad de la mala administración burocrática, Kaiser 1976; Smith 1979, and others).
la planeación ineficiente o por prácticas basadas en
otras formas de intercambio (mercado y recipro-
cidad). El resultado era la escasez crónica de bienes Blat: las raíces de la informalidad
de consumo y otro tipo de mercancías debido a la
ineficiencia en la producción y en la distribución. En el sistema soviético el bienestar total en la fami-
La considerable inercia del aparato burocrático gé- lia era la suma de todo lo que se pudiese obtener de
nero e impulsó el despilfarro, el hurto y la negli- una multiplicidad de segundas economías que Kat-
gencia (Bahro 1978: 235-241; Kornai 1992: senelinboigen (1978 citado por Rose 2000:37) ha
228-301). En palabras de Gorbachov la férrea pla- caracterizado como un sistema “arco iris”, dado que
neación y regulación limitó la iniciativa y produjo los métodos para la producción y adquisición de
una segunda economía: bienes y servicios se imbricaron unos con otros,
siendo interdependientes más que autónomos. Los
Un serio defecto del sistema político fue la esta- tres colores primarios del sistema de arco iris eran la
tización de la vida social. La regulación estatal se economía oficial o moderna que se basaba en las or-
había extendido prácticamente a todas las activi- ganizaciones legales de larga escala como las em-
dades de la sociedad. La tendencia a la minuciosa presas estatales o pensiones desde el ministerio; una
planificación y al control centralizado de todos los economía incivilizada o anti-moderna en donde los
aspectos de la vida encorsetó literalmente al país, individuos encarnaban dinero fuera del alcance del
frenó la iniciativa de las personas, de las organiza- plan nacional o rompiendo las reglas sobre la asig-
ciones, de las colectividades. Esto dio origen, entre nación de bienes y servicios; y economías sociales
otras cosas, a una economía “paralela” que se premodernas en donde los bienes y servicios eran
aprovechaba de la incapacidad de los órganos es- producidos al interior de las unidades domésticas o
tatales para satisfacer las necesidades de la pobla- de redes informales sin que existiese intercambio
ción (Gorbachov 1993: 11). monetario (ibidem).
Ledeneva en su libro Rusia’s Economy of Favors
Aquellos que vivían en un país socialista experi- (1998) describe el blat como un sistema informal de
mentaron incontables frustraciones en sus inten- intercambio basado en vínculos interpersonales de
ciones de compra: largas filas, sustituciones for- confianza en donde los individuos resuelven los
zadas, búsqueda de bienes y la postergación de com- problemas de la vida cotidiana. El blat se caracteriza
pras en su vida diaria como consumidores y por la dependencia recíproca que genera respeto y
Anuario IDES–CAS < Conferencia Esther Hermitte •17

confianza hacia hacía el otro en el largo plazo; es un bargo, una importante diferencia es que la mora-
intercambio no monetario que proviene y eventual- lidad de las relaciones a partir del blat no excluyen
mente crea relaciones sociales. Tiene lugar en una la lógica de “engañar al sistema” ni la violación de
comunidad determinada entre gente que actúa co- las reglas en beneficio de la eficiencia. Otra dife-
tidianamente. Este carácter específico de blat como rencia es que el sistema soviético, realizó un uso
un intercambio de “favores de acceso” es posible más extensivo del intercambio de mercado bajo la
puesto que se encuentra incrustado en relaciones forma de pagos directos a cambio de franquicias ad-
privadas, redes sociales basadas en la confianza, ministrativas. También es cierto que el sistema so-
como en el caso chileno descrito anteriormente. La viético evolucionó en un rígido y complejo con-
reciprocidad en las relaciones de blat es creada y junto de controles burocráticos donde era menos
preservada por una sensación mutua de “justicia” y probable tener al “amigo adecuado en el lugar co-
confianza, en donde cada parte adquiere la respon- rrecto” para todas las necesidades; por lo tanto, las
sabilidad como el receptor de su propia satisfacción interacciones personales fueron reemplazadas cada
y de la del otro. La gente confiaba entre sí porque vez más por el dinero. Sin embargo, aún en el caso
sabían que una buena acción merecía otra y esto era del soborno, habían reglas subyacentes de sociabi-
de interés mutuo. lidad y confianza por la ilegalidad de la transacción.
Las relaciones en las que se basaba el blat se
daban entre los miembros de las redes personales, es
decir, un círculo social relativamente cerrado. La segunda economía
Redes sociales como el parentesco y la amistad eran
el principal contexto donde dichos vínculos hacia De acuerdo con Grossman (1977, 1981, 1983b)
los otros (significant others) se organizaban (Strat- era difícil estimar la proporción del total de la acti-
hern 1981 citado por Ledeneva 1998). A través de vidad económica del país que correspondía a la se-
estas redes sociales los individuos no sólo obtenían gunda economía, puesto que estas actividades eran
oportunidades de interacción sino acceso a re- ilegales y no podían ser monitoreadas por medios
cursos. convencionales. O’Hearn (1980:7-9) señaló que
Como en el compadrazgo chileno, en el blat no conforme la segunda economía se incorporó al
hay reglas escritas que constituyan el código moral agregado de suministro de bienes y servicios, tam-
del intercambio. Una persona no merecedora de la bién drenó los recursos provenientes de la econo-
confianza puede perder su oportunidad de ser invo- mía formal a través de robos y desvío de mano de
lucrada en las cadenas de relaciones y, por lo tanto, obra contribuyendo, de esta manera, a las ineficien-
ser excluido de la red. Las relaciones del blat están cias que originalmente crearon la informalidad.
reguladas de acuerdo con la lógica de las relaciones O’Hearn concluye que “mientras la segunda eco-
informales como: no engañar a un vecino, “se le nomía exista como un mecanismo correctivo para
debe pedir a la persona correcta, en el momento la economía planificada, no hay ningún incentivo
preciso, sobre la cosa adecuada”; el dinero no debe para mejorar la planeación central”
ser objeto de intercambio puesto que podría des- (1980:229-231). Esta situación contribuyó consi-
componer las relaciones personales e insultar al derablemente a deteriorar el sistema puesto que
destinatario; mantener contactos y compartir pro- funcionó en sentido contrario de la ideología del
blemas con amigos para dejar la puerta abierta para mismo y del funcionamiento formal del estado.
obtener y ofrecer ayuda; en general, aproximarse la La segunda economía se ramificó hacia la ma-
gente de forma agradable o prometedora. Para ob- yoría de campos de la actividad económica. A pesar
tener algo través del blat –en cantidades modestas, de que las empresas privadas estaban fuera de la ley
con discreción, en situaciones de urgencia y dentro estas se desarrollaron ilegalmente en la industria de
del círculo personal– era una norma, sobrepasar bienes de consumo, en el comercio de productos
éstos límites implicaba corrupción (Ledeneva: ibid). alimenticios de calidad y artículos de lujo o de alta
Comparando los dos sistemas intercambio des- tecnología. Eventualmente, la gran mayoría de
critos, el compadrazgo y el blat, podemos apreciar las bienes servicios se encontraban disponibles de esta
similitudes entre ellos puesto que siguen similares forma, perdiendo los incentivos para hacer que la
códigos culturales basados en la confianza. Sin em- economía formal funcionara. Por ejemplo, fallas y
18• Confianza, redes sociales y economía informal

retrasos en el sistema de distribución afectaban se- las diferencias culturales y las especificidades regio-
riamente a la producción. El director de una indus- nales no cambiaron necesariamente la naturaleza
tria dependía de la entrega puntual de materiales y del sistema comunista (Altman 1989).
partes esenciales; de otra forma las cuotas de pro- El punto central de los estudios de Altman está
ducción no podían ser cubiertas en el periodo asig- en el reconocimiento de que la economía informal
nado. La totalidad del personal de la fuerza de tra- dependía, en gran medida, de las redes sociales in-
bajo también dependía de estas entregas para sus crustadas en la sociedad, operando por medio de un
futuras promociones y premios. Una solución típica conjunto de reglas prescritas culturalmente: “La
se encontró en la creación de una posición directiva confianza es un requerimiento fundamental en la
entre empresas que estuviera a cargo de obtener in- operación de la segunda economía. La palabra de
formalmente y en el menor tiempo posible los mate- un hombre era su vínculo.” En Georgia, por
riales necesitados. Normalmente, esta posición era ejemplo, existía un código de honor no escrito cuya
ocupada por un miembro de una etnia minoritaria violación era penalizada por la vergüenza. Las redes
en particular que, valiéndose de sus conexiones estaban basadas en el compañerismo entre fami-
personales con otros directivos de posición similar liares y amigos cercanos (empresas de familia). De-
pertenecientes al mismo grupo étnico, podía ob- pendiendo de la distancia social, otros amigos ju-
tener los recursos necesarios al intercambiar otro gaban los roles de abastecedores, negociadores,
favor similar a través de su propia red social. Esta si- compradores, entre otros. De ahí la importancia
tuación impulsó el crecimiento de una economía atribuida a la amistad y a las costosas festividades
informal dependiente de intermediarios (brokers) y donde los amigos eran entretenidos. “Las redes im-
abastecedores ilegales. La represión de este tipo de ponían las elecciones maritales, eran un localizador
actividades ilegales, mediante la proliferación de primario recursos, influenciaban las opciones ocu-
controles formales, hizo que la situación agravara, pacionales de una persona, dominaban el recluta-
puesto que la economía formal no logró cubrir la miento y el desarrollo profesional, y establecían los
demanda. La escasez no sólo ocurrió a nivel de con- límites de alcance de la expansión empresarial, y fi-
sumo sino también en la industria, donde la escasez nalmente, podrían determinar el tiempo que un
de bienes y equipo interfirió con la producción. hombre podía pasar en prisión por crímenes econó-
Los oficiales del estado se ocuparon de la pro- micos” (Altman & Mars 1983: 4–6).
ducción y la distribución, el personal profesional y En el estudio de los judíos georgianos se des-
de servicio tenía como segundo empleo ocuparse en criben tres plantas industriales: una fábrica de ga-
el sector privado para complementar sus ingresos lletas con 200 trabajadores, una planta textil con
oficiales. Los oficiales con acceso a las decisiones 1,000 empleados, y una industria de metal ligero
burocráticas tenían valiosos servicios que ofrecer. que empleaba a 100 personas. En cada una, la pro-
Cada vez más los controles oficiales tomaron la ducción informal (ilegal) era de tres a cuatro veces
forma de sobornos y pagos en especie. Mientras que mayor que la producción formal planificada. Los
el sistema se hacía de la vista gorda, todo mundo compañeros informales que manejaban el negocio
vendía y compraba bienes y servicios de manera in- eran, en cada caso, los que ocupaban las posiciones
formal, desviando e incrementando la proporción administrativas más altas en la planta (el director,
de recursos estatales en la segunda economía y el jefe de producción, etc.).
usando recursos públicos para beneficio personal. La producción ilegal de bienes de consumo pre-
En un estudio de caso realizado por Altman, se suponía la existencia de una red de proveedores y
ejemplifica la forma en que la segunda economía distribuidores en colusión con inspectores y autori-
operaba en la Unión Soviética y la importancia de dades de todos los niveles. El hecho de que las ope-
la confianza en su funcionamiento. Este estudio, raciones industriales descritas por Mars y Altman
realizado entre los migrantes originarios de las repú- sean consideradas como “seguras” significa que
blicas del sur de la URRS (Georgia, Uzbekistán y existía una red confiable y bien organizada. Las ope-
Tayikistán) que viajaban a Israel, es el resultado de raciones incluían la obtención de objetivos oficiales
una reconstrucción de las actividades de la segunda de producción menor, y permitiendo la generación
economía en la década del setenta. Pero sus conclu- de una mayor cantidad de desperdicios para poder
siones no se confinan únicamente a dichos países; colocar la producción secundaria. Los materiales
Anuario IDES–CAS < Conferencia Esther Hermitte •19

restantes eran adquiridos en el mercado negro o que lo incriminara. Grandes sumas de dinero eran
eran obtenidos a través de canjes. El uso de una recabadas rápidamente. En un caso, más de 70 per-
cantidad menor de ingredientes y de menor calidad sonas fueron contactadas para asegurar la libera-
era una práctica común que permitía cubrir la ción de una persona que fue arrestada. La respuesta
cuota para que quedara la materia prima suficiente frente a la crisis era una importante prueba para la
para la producción informal. La producción secun- red. Comúnmente, un miembro experimentado de
daria era vendida al mayoreo entre los miembros de la red era comisionado como negociador o repre-
la red. Las provisiones vitales para la producción sentante para resolver el problema a nivel local
eran obtenidas en las tiendas del gobierno a través antes de que se propagara hacia niveles más altos.
de sobornos y cuotas especiales. Los trabajadores no Cuando el Secretario General del Partido Comu-
tenían ningún tipo de acceso a las estadísticas de la nista Georgiano fue expulsado, muchas de las redes
producción. A los jefes de producción que estaban se vinieron abajo. Demasiados vínculos vitales en el
enterados de los movimientos informales les otor- sistema económico paralelo fueron arrestados o re-
gaban altos salarios para que guardaran silencio. La movidos. Tendrían que pasar muchos años antes de
contabilidad se alteraba constantemente. Por que se pudiesen construir nuevas redes de abasteci-
ejemplo, las líneas de producción estaban en “man- miento y de oficiales dispuestos a cooperar. Los ju-
tenimiento” durante los puntos más altos de la pro- díos dependían bastante de los líderes no-judíos del
ducción ilegal. Los pagos que recibían los oficiales partido y de la estructura de la policía. Miles de ellos
estatales fluctuaban de 3,000 rublos anuales para el decidieron migrar hacia Israel cuando Khrushchev
director de la Oficina de Planeación Estatal, 1,500 llegó al poder y cambió al líder del Partido Comu-
rublos para el jefe de la policía y 500 rublos para el nista, quien a su vez remplazó a los oficiales impor-
portero. Estas remuneraciones se daban en efectivo tantes del partido y del estado en todo el país, inclu-
y, a veces, se otorgaban mensualmente. Se com- yendo a los individuos clave que apoyaron a la ma-
praba a los políticos invitándolos a fiestas, dándoles yoría de los operadores de las redes judías.
regalos caros en situaciones especiales como una En conclusión, las redes informales basadas en la
boda. Algunos de los remanentes de los bienes de confianza eran esenciales para la operación de la se-
consumo se vendían por canales legales a precios gunda economía en tres formas: (1) como una base
oficiales, pero la mayoría de los negocios se hacían de poder para la asignación de recursos escasos y la
por debajo de la mesa. distribución de servicios insuficientes; (2) como un
En el caso estudiado por Altman (1983) la dispositivo de seguridad colectiva en contra de las
tienda tenía permiso para vender 34 productos pero amenazas del sistema formal y (3) como una fuente
tenía en reserva poco más de 40. Los artículos es- de recursos disponibles durante emergencias.
casos se vendían a compradores preferenciales (fa- Mientras más larga fuese la red, era más segura y
miliares o amigos). La mercancía de calidad que se rentable, y con mayores posibilidades de creci-
vendía en el mercado negro era distribuida a través miento (Altman 1983: 945). Al mismo tiempo, en
de una red de intermediarios (brokers) que se ex- las últimas décadas del comunismo las redes infor-
tendía a todo el país. Los transportistas no-oficiales males se convirtieron en un activo fundamental en
transportaban directamente la producción desde la la economía formal, particularmente para el nuevo
fábrica hasta los puntos de venta, evitando el torpe grupo de directivos que reconocían la importancia
sistema oficial de distribución. Para prevenir recla- de los vínculos informales a favor de los intereses de
maciones y denuncias, había un elemento de con- su compañía y, por supuesto, para ellos mismos. En
fianza entre el comerciante y el consumidor. Se este sentido, el socialismo gerencial (Managerial so-
compraba a la policía y a los inspectores. Los cialism) surgió como un lugar para la acumulación
puestos de director de fábrica, director de compras original de activos de redes informales, que después de
y secretario de partido eran subastados al mejor 1989, se volvieron un factor crucial para la transfor-
postor. Cuando surgían problemas (chantajes, re- mación. Esto fue posible por que la estructura de sus
dadas policíacas, infiltración de agentes, etcétera.) vínculos informales determinó no sólo la selección
la red de negociantes funcionaba como una red de del personal para las posiciones directivas de alto
asistencia mutua para cubrir las fianzas de cualquier nivel, sino que también delinearon la organización
miembro amenazado y eliminar cualquier evidencia económica. En el socialismo, las redes sociales in-
20• Confianza, redes sociales y economía informal

formales y los distintos intercambios recíprocos que La economía de redes


se daban en su interior6 marcaron la forma de hacer en las sociedades post-comunistas7
las cosas. En cada caso, incluyendo el intercambio
de mercado, la confianza fue el elemento básico. Una buena cantidad de estudios sobre los países
Como se ha visto, la segunda economía soviética post-comunistas ofrecen ejemplos sobre el desarro-
complementó a la economía formal ayudándole a llo y permanencia que la economía informal ha te-
cumplir algunos de los objetivos formales determi- nido en la transición de un economía planificada
nados por la planeación central. Sin embargo, tam- centralmente a una de mercado, mostrando la im-
bién distorsionó los supuestos básicos del estado co- portancia que las relaciones sociales basadas en la
munista afectando en su totalidad la idea original confianza han tenido en dicho proceso.4 La persis-
del paradigma socioeconómico. De acuerdo con lo tencia en el post-comunismo de una economía in-
identificado por Altman (1989) justo antes del co- formal basada en las redes sociales puede ser expli-
lapso de la Unión Soviética: cada a través de su herencia cultural y su desarrollo
histórico y político: la exitosa resistencia de largos
Como Jano, el bifronte Dios romano, el sistema segmentos de la sociedad frente a la insistencia del
socioeconómico soviético a lo largo de los años desa- estado socialista en construir una amplia y altamen-
rrolló dos identidades distintas, provenientes de un te formalizada organización de empresas industria-
mismo centro que detenta las llaves del futuro de la les como mecanismo dominante de la vida social; la
URSS. La pregunta recurrente es si el sistema so- segunda economía como una estrategia apta la ob-
viético se colapsará eventualmente bajo la tensión tención de ingresos adicionales a través de redes in-
de las enormes disparidades generadas entre las dos formales para evitar regulaciones formales; el socia-
economías (la formal y la segunda). Sin embargo, la lismo gerencial (managerial socialism) como un
evidencia sugiere una coexistencia simbiótica. No lugar para el entrenamiento y la acumulación origi-
hay una razón estructural aparente del porqué una nal de redes informales (“capital de redes o capital
boyante segunda economía debería cortar sus pro- social”)5. Finalmente, la escasez endémica de capi-
pias raíces del campo donde próspera. ¿Por qué la tal “que ha creado las condiciones estructurales ne-
economía formal debería abandonar los tan impor- cesarias y algunos importantes incentivos indivi-
tantes servicios que recibe de la segunda economía? duales y de grupo para sustituir los procedimientos
Sin embargo la pregunta permanece: ¿es demasiado organizacionales formales –que sólo la inversión de
alto el precio social y moral que hay que pagar por gran capital puede producir– por soluciones infor-
dicha coexistencia? La actual glasnot de Gorbachov males, ” (Böröcz 2000:368; Sik 1994).
parece indicar que es demasiado alto. En el caso de Bulgaria, Ganev (1999) argumenta
que la falta de capacidad estatal para llevar a cabo
Los dramáticos cambios en la URSS iniciados la intervención regulatoria, es causada por una ac-
por Gorbachov, bajo la bandera de la Perestroika y el ción particular de las élites: el establecimiento de
Glasnot, fueron creados por los retos planteados por redes en un contexto estructural específico: anclaje
la economía informal hacia el sistema formal. Gor- (embeddedness) del estado post-comunista. Por ello,
bachov lo dijo en varias ocasiones. La presencia de el establecimiento de redes puede emerger más fá-
una segunda economía informal era crucial para el cilmente como una forma dominante de coordina-
debilitamiento del estado. La economía informal de ción en una situación donde ya no existen el sis-
la Unión Soviética se nutrió de la estructura formal tema jerárquico de una la economía planificada, y
de la sociedad; así como ayudó a que la economía donde los mercados aún no emergen. La interpreta-
formal siguiera funcionando, también la debilitó ción de Ganev sobre el proceso de transformación
hasta el punto del colapso. La prolongada crisis eco- estatal del comunismo al post-comunismo a través
nómica llevó a Gorbachov al poder: “sin la crisis del examen del proyecto dominante de una élite
económica, probablemente, no habría existido el rapaz posterior a 1989 que él llama “extracción
fenómeno Gorbachov” (Saxonbeng 2001: 129) y desde el estado”, remarcando la declinación de la
con él, el colapso de la Unión Soviética y de los regí- capacidad del estado como un aspecto dominante
menes comunistas de sus aliados. del post-comunismo. “Las poderosas redes involu-
cradas en este proyecto actúan sobre la riqueza acu-
Anuario IDES–CAS < Conferencia Esther Hermitte •21

mulada en el estado. Totalmente capaces de movi- bres fuertes de Multigroup sugiere que son las formas
lizar flujos de recursos dentro del edificio institu- en que los individuos están “conectados” en las redes
cional del estado, estas élites no tienen incentivo que controlan el acceso a recursos escasos lo que
alguno para desarrollar estructuras estatales fuer- realmente importa cuando hay que comprender la
tes, por el contrario, socavar las instituciones clave dinámica de “la reforma económica” –sus caracterís-
desde su interior es necesario para el éxito de su ticas personales, culturales, étnicas, religiosas y pre-
proyecto” (Ganev 1999:241). disposición psicológica pueden ser consideradas
Ganev ejemplifica las dinámicas de la transición a como atributos espurios (Ganev 1999:119).8 En el
través del análisis de Multigroup, el conglomerado mismo sentido, Stiglitz en Globalization and Its Dis-
económico más fuerte de Bulgaria después del 1989. contents argumenta que el fracaso del proceso de pri-
Las dinámicas que lanzaron a Multigroup hacia los vatización delineado por el Fondo Monetario Inter-
picos más altos del poder económico y político, han nacional en la Rusia post-comunista, fue debido a
sido y sigue siendo la explotación de “nichos de mer- que enormes cantidades de activos económicos
cado” creados deliberadamente o “desalojados vo- fueron transferidos a una sociedad que carecía de
luntariamente” por el estado. La más interesante ca- instituciones formales capaces de manejar y monito-
racterística de las relaciones de negocios con em- rear dichas transacciones. El resultado de la primera
presas estatales es que el estado aparece como un etapa de la privatización entregó los activos de la na-
perdedor perenne mientras que sus “socios” se em- ción a lo que resultó ser una nueva élite criminal
bolsan todos los beneficios conseguidos a través del (Stiglitz 2002:133-166).
“establecimiento de redes”. La lógica del enriqueci- En el caso de Hungría, Joseph Böröcz afirma que
miento de Multigroup es la lógica del empobreci- los contactos sociales se convirtieron en el activo
miento del estado. El enfoque permanece constante: más importante durante la transición. “Las redes
redirigiendo el flujo de recursos desde un circuito sociales informales de los anteriores directivos del
operado en los confines de las “instituciones esta- estado socialista se convirtieron en un factor tan
tales” hacia un ciclo sin restricciones con salidas co- crucial para la transformación, que la estructura de
merciales “privatizadas". Los oficiales de alto rango sus vínculos informales determinó no solo la selec-
de Multigroup confiaban exclusivamente en la expe- ción de personal (altos directivos) sino también la
riencia y habilidad de los anteriores oficiales esta- forma de la organización económica” (Böröcz 2000:
tales que ocupaban posiciones importantes en el es- 351). Los activos de las redes informales que deten-
tado comunista. Su presidente estaba casado con la taban los principales directivos unieron y propor-
hija del director de la Contrainteligencia Militar, cionaron coherencia y consistencia a la economía
que le dio exceso a las redes compuestas por oficiales orientada hacia la reforma. “Lo que pasó con estos
del servicio secreto y otros miembros de la adminis- arreglos informales entre directivos, administra-
tración estatal en activo (insiders). El “primer golpe” dores, planificadores y reguladores fue […] de tipo
del grupo consistió en comprar un viejo submarino similar a una economía moral de favores, prestigio,
ruso y venderlo en partes a una planta metalúrgica privilegio, amistad, cabildeo, camarillas, coalición,
turca, lo cual sugiere la existencia previa una cone- construcción y acción de grupos” (ibid:365). De
xión con una red de traficantes de armas que se ex- acuerdo con Böröcz ”el aspecto más importante del
tendía por varios países. Todos los vicepresidentes y legado del estado socialista post-estalinista es el
directores generales el conglomerado, fueron líderes papel privilegiado de la informalidad –una ten-
de los departamentos más poderosos de seguridad es- dencia fundamental para llevar acabo “tras bamba-
tatal y de departamentos estratégicos del ministerio linas” las transformaciones estructurales políticas,
de asuntos internos que incluía el departamento de económicas y sociales, afuera del reino de la regula-
información y análisis. Otros eran directores de em- ción pública, el registro y el escrutinio. Así conce-
presas estatales (industria petrolera, inversión indus- bida, la informalidad jugó una parte crucial en los
trial y de micro-procesamiento) mientras que ocho muchos procesos hasta ahora vistos" (Böröcz 1993:
fueron ministros que sirvieron bajo el ancient regime. 99).
En otras palabras, Multigroup creó un ambiente En Hungría, de acuerdo con Böröcz, dos formas
donde “el conocimiento acumulado” sobre la eco- de valores fueron usados en el proceso de privatiza-
nomía búlgara fue utilizado. La biografía de los hom- ción: el primero fue el capital extranjero a través de
22• Confianza, redes sociales y economía informal

la inversión directa, y el segundo fue la inclusión de mediarios que convirtieron el capital político en ca-
un conjunto de activos no económicos: expe- pital económico. De acuerdo con Szelenyi (Eyal et
riencia, habilidad, conocimiento práctico y “el más al. 1998) es a través del “capital social y cultural”,
importante, la acumulación durante el periodo de incluyendo redes, conocimiento, experiencia, y ca-
activos de redes informales. Estos procesos libe- pacidad para manipular símbolos que estas redes de
raron un conjunto de audaces y novedosas estrate- la Nomenklatura lograron cambiar la propiedad pú-
gias grupales dirigidas a la conversión de los activos blica en riqueza privada. El post-comunismo se des-
no-económicos en un mayor control y posesión de cribe mejor como un espacio social en donde el ca-
la administración pública y privada. ” (ibid: 368–9). pital social y cultural son las mayores fuentes de
Stark y Bruszt (1998) en su libro sobre la trans- poder y privilegio.
formación de la propiedad en Europa El hecho de que las redes informales personales
centro-oriental también han mostrado el papel cru- (activos sociales, redes basadas en la confianza,
cial que las redes sociales de miembros de la No- contactos) sean la base de ésta importante parte de
menklatura (políticos y técnicos) han tenido en el la economía significa que la confianza juega un
proceso de privatización. Para estos autores, las re- papel central en el proceso de privatización y transi-
laciones de redes también pueden ser construidas ción hacia las sociedades post-comunistas. La con-
como un campo económico de acción alternativo fianza, es entonces, la condición sine qua non que
diferente al mercado y el estado. permite que la configuración de las redes sociales
Ganev comentando el trabajo de Stark y Bruszt sean responsables de la privatización. Sin embargo,
acepta su afirmación. Sin embargo, rechaza deter- idealmente, cuando estos cliques se formalizan en
minantemente la aseveración que le otorga a las conglomerados o empresas, el estado de derecho
redes un papel positivo en el post-comunismo. Para reemplaza a las reglas no escritas de la confianza.
Ganev el problema de esta posición es que descansa
en una comprensión estrecha y unilateral de la
teoría de redes, glorificando los aspectos positivos La confianza como una estratégia
que pueden promover la reestructuración econó- de sobrevivencia
mica, sin tomar en cuenta los efectos negativos
como sus características de exclusión. Stark y A mediados de la década de los ochentas, el estado
Bruszt han negado que su intención real haya sido de bienestar y los sistemas de protección han dismi-
justificar el comportamiento predador del antiguo nuido y actualmente son incapaces de ofrecer solu-
aparato comunista y los operativos de la KGB, iden- ciones para las masas de gente que los necesitan. El
tificando el doble carácter de estas redes sociales: mercado es cada vez menos una alternativa para los
“las redes fuertes son un recurso pero tampoco hogares en necesidad, porque los precios se incre-
están libres de problemas. Tienen la capacidad de mentan constantemente mientras que sus pocos in-
ser agencias para el desarrollo o para los especula- gresos decrecen. Con la emergencia de la economía
dores que merman las arcas públicas e inhiben el de mercado algunos se han estancado en la pobreza
crecimiento económico.” permanente. Así, el post-comunismo ha creado una
A pesar de que la discusión señalada anterior- “nueva pobreza” que sobrevive gracias a una econo-
mente es de la mayor importancia teórica, lo rele- mía informal basada en el uso de las redes de con-
vante para este trabajo es la importancia y el papel fianza (Szelenyi 2001: 5–10). Al mismo tiempo, los
que la redes sociales han tenido en el proceso de efectos de la liberalización de los precios de 1992
privatización en sociedades post-comunistas, tema golpearon a la, relativamente fuerte, clase media de
que parece ser aceptado por las dos partes sin nin- la sociedad rusa. De pronto, profesionales como in-
guna discusión. genieros, doctores y maestros se encontraron a un
En resumen, los ejemplos sobre los países paso de la pobreza. Para soportar la nueva situa-
post-comunistas muestran como las oportunidades ción, existieron diferentes estrategias. Una posible
de mercado también eran distribuidas en base a la estrategia era entrar a la economía de mercado tra-
redes de parientes, amigos y camaradas que perte- tando de incrementar el ingreso personal. Pero las
necieron a la Nomenklatura política y tecnocrática estrategias más tradicionales estaban basadas en el
durante el régimen comunista, volviéndose inter- uso de las relaciones personales, y por lo tanto, al
Anuario IDES–CAS < Conferencia Esther Hermitte •23

menos en principio, extrañas a los mecanismos abs- derar a los amigos como una buena fuente de infor-
tractos de la economía de mercado. Primero, las re- mación y asistir a la iglesia. Las redes modernas son
laciones sociales y los intermediarios fueron usados indicadas por la confiabilidad genérica en el merca-
para poder obtener productos escasos. En segundo do, pertenecer una organización formal, acudir al
lugar, las relaciones personales fueron necesitadas gobierno en busca de ayuda para atender un proble-
para conseguir información sobre dónde comprar ma familiar, o ser un líder de opinión. Los indicado-
productos o servicios. Finalmente, las relaciones so- res de las redes anti-modernas son la confiabilidad
ciales también podrían ayudar para obtener pro- genérica en la corrupción o en los contactos para
ductos o servicios a menor precio que en los canales hacer que las cosas se hagan por fuera de las reglas
formales (Lonkila 1997). […] La vida en la Unión Soviética socializó a los
Lonkila en su estudio Informal Exchange Net- rusos en evadir las leyes y regulaciones a través de
works in Post-Soviet Russia apoya las conclusiones de contactos y blat, y la nueva Federación ha creado
Ledeneva sobre la continua importancia de los in- oportunidades para salir adelante. En consecuen-
tercambios basados en el blat en la Rusia post-co- cia, las redes anti-modernas se han convertido en la
munista. Ella afirma que en lugar de macro cambios fuente primaria de inseguridad y seguridad en el in-
institucionales, que afectaron las vidas individuales greso (Rose 2000: 42-43).
de los ciudadanos rusos, en el nivel micro de la so-
ciedad rusa muchas cosas no han cambiado. El in-
tercambio informal, y los patrones de comporta- Conclusiones
miento heredados de la era socialista continúan in-
fluenciado a la sociedad en transición, en donde la 1. La confianza es un concepto cultural que debe
continua falta de confianza en las instituciones ofi- ser etnográficamente descrito, puesto que su signifi-
ciales y los servicios sociales es compensada con el cado varía de acuerdo con la cultura de cada socie-
uso de relaciones personales. En el mismo sentido dad y en cada situación en particular. En este traba-
en que la economía de redes operó para proteger a jo, presentamos casos de tres sociedades para
la gente de la rigidez del sistema soviético, actual- demostrar los diferentes significados de la confianza
mente, protege tanto la gente como las compañías y los particulares usos de las redes sociales basadas
de las demandas de una nueva economía “de mer- en la confianza. La confianza como un rasgo cultu-
cado”, manteniendo el flujo de intercambios recí- ral básico tiene una vida más larga en los procesos
procos en la economía y el incremento de la corrup- históricos de la sociedad, que los sistemas formales
ción y el trueque. El estado, el mercado y las institu- económicos y políticos.
ciones de la sociedad civil han estado influenciados
por prácticas informales poco distintas a las del 2. Discutimos la importancia de la confianza en la
mundo soviético. Sin embargo, la diferencia con la configuración de las redes sociales que le permitió a
era soviética es que las reglas no escritas del orden una economía informal emerger y florecer en socie-
actual son definidas por las presiones de la eco- dades complejas. Los intercambios informales basa-
nomía global y por el contexto interno, lo que no dos en la confianza no son sólo un residuo del tradi-
significa que la economía de redes haya perdido im- cionalismo sino también un elemento intrínseco de
portancia (Ledeneva 1999: 1–2). muchas de las complejas sociedades contemporá-
Entre la turbulenta transición, ¿qué uso hacen neas.
los rusos de su legado de redes de capital social? En
palabras de Rose, refiriéndose a Rusia: 3. Las redes informales de intercambio se desarro-
llan al interior de los sistemas formales modernos en
En el contexto ruso, donde la modernización es conformidad con las mismas reglas de sociabilidad
problemática es necesario primero clasificar las re- determinadas por una cultura particular; por ello,
des como premodernas, modernas y anti-modernas. las actividades económicas informales no pueden
El involucramiento en redes premodernas es aquí ser entendidas únicamente en términos de las leyes
indicado por la seguridad genérica en las redes in- de oferta y demanda o las regulaciones estatales.
formales para lograr que las cosas se hagan, vivir en Basándome en los tres casos presentados, una so-
un pueblo, confiar en la mayoría de la gente, consi- ciedad capitalista en desarrollo, una sociedad cen-
24• Confianza, redes sociales y economía informal

tralmente planeada y algunos países post-comunis- tancia del intercambio informal en los sectores for-
tas, se puede apreciar cómo la confianza está males de las sociedades modernas, sugiere que el
evaluada y determinada culturalmente, producien- entendimiento de la reglas culturales que gobier-
do diferentes grados de contradicciones entre la nan la parentela y la amistad pueden ser más esen-
ideología formal que guía al estado y el conjunto de ciales que nunca para obtener acceso a la operación
valores culturales que guían el comportamiento in- del economía y el estado.
dividual. Las contradicciones ideológicas entre los
sistemas formales e informales a menudo fortalecen 6. En el caso estudiado, el intercambio informal
la racionalidad de la amistad y la parentela en detri- permeo al sistema formal. Si este hecho no es siem-
mento de la moral oficial. pre reconocido, es debido a las sanciones adminis-
trativas y los conflictos ideológicos entre los dos sis-
4. El grado de formalidad y la incapacidad del siste- temas. En Chile, el sistema informal era más una
ma formal de satisfacer las necesidades sociales, ge- expresión de sociabilidad y de solidaridad de clase
neran soluciones informales. Si el sistema formal que una forma de promover grandes o pequeños ne-
fuese capaz de producir y distribuir los bienes y ser- gocios, por tal razón no era reconocido como una
vicios requeridos por todos los miembros de la so- práctica corrupta a pesar de que existe una delgada
ciedad, las alternativas informales serían menos ne- línea entre lo ilegal y lo alegal. En la Unión Soviéti-
cesarias y, por lo tanto, menos permanentes. Las ca, la preeminencia del intercambio informal de-
redes informales de intercambio facilitan la super- pendía, entre otras cosas, de la relativa escasez de
vivencia y el mantenimiento del estatus de grandes bienes y servicios disponibles en la sociedad y en la
sectores de la población. Sin embargo, las activida- existencia de rigurosos controles. El Blat era visto
des informales también tienen consecuencias nega- como parte de la sociabilidad y de la solidaridad so-
tivas para la sociedad puesto que no incrementa la cial mientras no fuese convertido en un intercam-
eficiencia total del sistema; y tiende a perpetuar las bio de mercado. En el post-comunismo la redes in-
inequidades y a facilitar los intercambios corruptos, formales de las élites de la Nomenklatura, que
conduciendo a la formación de organizaciones cri- poseían el conocimiento, la información y el capital
minales mafiosas. social, eran capaces de cambiar los controles legales
y crear un “capitalismo político post-comunista”.
5. Dependiendo de la formalidad del sistema, el En este caso la confianza permitió la formación de
grado relativo de “lo no apropiado” (lo ilegal versus redes cuyo objetivo era la obtención de los recursos
“lo que no es correcto hacer"), el objetivo de la acti- que el estado comunista había acumulado y conver-
vidad (lucro versus altruismo), y el grado de repre- tido en empresas formales de donde ellos obtuvie-
sión, más el grado de tolerancia que la sociedad tie- ron sus ganancias personales. En otras palabras, las
ne hacia la ruptura de las reglas burocráticas, los sociedades post-comunistas en transición están
modos del intercambio informal se convierten gra- atestiguando la formalización de la informalidad
dualmenrte en: reciprocidad, relaciones patrón-cli- (de la confianza).
ente e intercambio mercantil. La creciente impor-

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Notas

* IMASS-UNAM 5 En esta sección se utilizaron datos sobre países post-comunistas


1Versión en español de “Trust, Social Networks and The Informal específicos para demostrar nuestro punto general sobre la confian-
Economy: A Comparative Analysis” Review of Sociology Vol.10 za y un tipo ideal de sociedad post-comunista.
(2004) 1. Akadémiai Kiadó, Budapest. pp. 5-26. Traducción de Luis 6 Stark, Sik, Ganev, Borocz, Rose, Ledeneva, Lonkila, entre otros.
David Ramírez de Garay. 7 Sik propone el uso del término “capital de redes” para definir
2 Agradezco a Luis David Ramírez de Garay su colaboración en la “cualquier tipo de red personal y su uso en todo tipo de funciones y
elaboración de este trabajo. de conforme a cualquier tipo de principios. En otras palabras, el ca-
3 Actualmente la misma institución es llamada “pitutos” y tiene dis- pital de redes incluye relaciones familiares altruistas de largo plazo,
tintos nombres en diferentes sociedades como “palanca” en Méxi- reciprocidad balanceada, relaciones patrón-cliente duraderas y de
co, “contactos”, “cuña”, “sociolismo” en Cuba, “guanxi” en China, varios propósitos, canjeo instrumental así como intercambios co-
“protexia” en Israel, “blat” en la Unión Soviética, etc. rruptos” (1994:74) Para Sik, el tamaño del capital de redes que po-
see un actor es igual a la suma de las redes existentes que el actor
4 Intercambios entre iguales sociales y económicos, relaciones pa-
es capaz de movilizar cuando lo necesite.
trón-cliente; camarillas políticas, e intercambios de mercado.
8 En 2003 el director de Multigroup fue asesinado.
Dossier de trabajo de campo
Etnografía y memoria 1

Johannes Fabian*

Resumen
Entre las condiciones epistemológicas de la etnografía se encuentra la memoria. Este postulado será demostrado al examinar
el rol que juega la rememoración en el trabajo de campo, en la interpretación, en la construcción de textos, en los registros y,
fundamentalmente, en la escritura antropológica. Una atención especial se dirigirá a señalar la importancia de la memoria
para comprender los elementos autobiográficos en la producción de conocimiento.
Palabras clave: memoria, etnografía, trabajo de campo, escritura antropológica.

Abstract
Memory is among the epistemological conditions of ethnography. I will demonstrate this statement by examining the role
that the act of remembering plays in fieldwork, in interpretation, in the construction of texts, in the registration of data
and, specially, in anthropological writing. Particular attention is given to show the importance of memory in the understan-
ding of autobiographical elements and in the production of knowledge.
Key words: memory, ethnography, fieldwork, anthropological writing.

Déjenme empezar con una de esas observaciones campo”– es de gran interés e importancia en tanto
preliminares que uno considera necesarias cuando es re-presentable. Una perspectiva que, en mi opi-
el ensayo se haya casi finalizado. En esta exposición nión, debe informar sobre el tipo de reevaluación al
la “etnografía” será considerada principalmente cambiar la situación del “trabajo de campo” en la
como escritura y se dirá poco con respecto al traba- cual nos comprometimos.
jo de campo. Pero al describir el objetivo de este ta-
ller tal vez me haya olvidado de aclarar el enuncia-
do programático. De ser así, puedo pensar en una ¿Por qué la memoria?
razón y en un pretexto. La primera de ellas es una
circunstancia de tipo personal: en poco tiempo se Cuando uno ya ha dejado de trabajar en la univer-
cumplirán veinte años de mi último trabajo de cam- sidad resulta desconcertante mirar hacia atrás y ob-
po, sin embargo, en la actualidad me encuentro más servar el pasado profesional, que aparece más leja-
ocupada que nunca produciendo etnografía. Con no de lo imaginable. Pero la jubilación presenta
respecto al pretexto, me parece que aún no enten- ciertos desafíos novedosos. Más que una etapa de
demos cómo la “etnografía” (etno-escritura) se plena sabiduría se trata de un momento en el que
convirtió en un sinónimo de trabajo de campo sin realizar un juicio crítico de nuestro trabajo como et-
que nadie pareciese molestarse por el hecho de que nógrafos y antropólogos continúa siendo tan incier-
la “escritura etnográfica” sea un incómodo pleonas- to como siempre y más desestimulante que nunca
mo. Podríamos relacionar tal situación con el deseo en tanto aún falta mucho por comprender. La con-
de nuestra disciplina por alcanzar un estatuto cien- tribución que pretendo hacerle al taller de “Prácti-
tífico y con nuestra vehemencia por mantener sepa- ca etnográfica en el presente” consiste en la lucha
radas a la teoría de la empiria. De tal forma, se con- que he emprendido durante toda la vida por com-
sideró la presencia en el campo desde una prender el significado del presente y de la presencia,
perspectiva metodológica –al entender a la “obser- y seguir las múltiples ramificaciones de estos con-
vación participante” como un método– al tiempo ceptos en nuestro trabajo. Como lo anteriormente
que se borró el rol constitutivo, y no meramente señalado tiene una relación con mi argumento
instrumental, de la escritura en nuestras prácticas principal, permítanme recapitular brevemente los
de investigación. Por ello, la mayoría de los antro- pasos previos que me condujeron a él.
pólogos afirman hoy que la presencia que establece- El primero fue una crítica a las concepciones de
mos en el campo –cuando “hacemos trabajo de las ciencias sociales que consideran que el objeto, o

•29•
30• Etnografía y memoria

los objetos de investigación, se hallan naturalmente sido para todas las direcciones que el debate tomó.
presentes, en el sentido de dados (y por lo tanto de- El objetivo del debate fue, y aún sigue siendo, la
nominados “datos”); o a las que sostienen –en una tensión entre la presencia y la representación.
versión similar aunque menos “naïve”– que sólo es Desde diferentes perspectivas intenté aproximarme
posible investigar aquello que fue obtenido. a esta cuestión. En trabajos recientes sobre lo que
Luego apareció la idea de que la presencia del et- podría denominarse la prehistoria de la etnografía
nógrafo era tan problemática como la del objeto.2 exploré una de esas perspectivas bajo las categorías
Una concepción que va más allá de la aceptación de memoria y alteridad –rememorando al Otro (Fa-
generalizada de la injerencia problemática en sen- bian, 2000, 2001:c. 9). En ellos consideré que la
tido político y ético al comprender, asimismo, las producción de conocimiento etnográfico requiere
condiciones epistemológicas que deben alcanzar los no sólo de cognición sino también de re-cognición,
etnógrafos en su práctica, es decir, la acción e inte- puesto que esta última conlleva a pensar en el rol
racción sustentada, no exclusiva pero sí fundamen- desempeñado por el rememorar en nuestro trabajo.
talmente, en la comunicación entre el investigador Esta idea me condujo al tema de mi exposición:
y el investigado. “Etnografía y memoria”.
Esta idea me dio la fuerza necesaria para consi-
derar mi disciplina como un todo y así confrontarla
con una contradicción evidente (Fabian, 2002): La memoria en el campo
consideramos que la antropología se apoya en la et-
nografía, en la comunicación que sólo es posible Observar, participar, dialogar, interactuar, tomar
cuando reconocemos lo que denomino coexis- notas, recolectar datos, grabar y, quizás también
tencia, es decir, la co-presencia de investigadores e medir y encuestar, son las actividades que asocia-
investigados como resultado de un tiempo compar- mos con el trabajo de campo. Pero, ¿qué es lo que
tido, sin el cual la comunicación no podría reali- sucede con el rememorar?, ¿qué dicen, en caso de
zarse. Pero, sin embargo, producimos un discurso hacerlo, los manuales de campo sobre la memoria y
–en un tiempo presente remitido a la instancia de la investigación? Cuando uno se detiene a pensar
escritura del libro– donde los sujetos sobre los que en la rememoración/memoria descubre su presen-
hablamos y escribimos son confinados a un tiempo cia en casi todos los aspectos imaginables de la in-
distinto al nuestro, que generalmente asume la vestigación etnográfica, al punto de generar ciertas
forma de un pasado histórico o evolutivo. dudas sobre la inviabilidad del enfoque –pero esta
Por supuesto que esto pudo no haber sido el final cuestión debe preocuparnos más adelante.
del problema. Las contradicciones establecen la ne- Puede afirmarse, de forma más general, que una
cesidad de una resolución. Podemos ser capaces de gran parte de la investigación etnográfica se basa en
delinearlas clara y simplemente, pero no parecería la rememoración de la gente. Consideremos por un
que fuésemos capaces de tener una clara y simple momento que la investigación de campo reside en
solución al problema. El motivo de este encuentro, recolectar información sobre una sociedad/cultura,
que sin duda es el de nuestro taller, da cuenta que la una información que responde a la teoría y a las pre-
antropología actual se halla en medio de una lucha guntas propias del método utilizado. Es evidente que
por la búsqueda de respuestas. El progreso de este las respuestas de cuestionarios, la producción de na-
esfuerzo depende de nuestra habilidad para refor- rrativas y toda información general recolectada por
mular los conocimientos generales en preguntas es- el etnógrafo se obtiene a través de la rememoración
pecíficas y transformar las preguntas en tareas a rea- de los “informantes”, mediante la que se recupera
lizar. algún tipo de archivo cultural compartido. Un mo-
Una forma más específica, aunque todavía bas- delo alternativo puede asimismo recuperarse: la
tante general de enfrentar nuestro enunciado, con- competencia cultural versus la performance cultural.
sistió en el análisis crítico de la única actividad sin Sin embargo, este modelo quizás no sea una alterna-
la que ni el trabajo de campo más extenso e inten- tiva sino más bien una forma de representar el modo
sivo puede ser etno-gráfico, la escritura. De ello re- de articulación de la información.
sultó un debate que fue central para la supervi- El conocimiento cultural se encuentra, una vez
vencia de la antropología, aunque tal vez no lo haya articulado, mediado por la memoria. Por “mediado”
Anuario IDES–CAS < Dossier de trabajo de campo •31

se hace referencia a dos cuestiones: la memoria po- anteriormente se habían contenido; los encuentros
sibilita la articulación y se “posiciona entre” el su- se vuelven más productivos y agradables cuando se
puesto archivo cultural y la información “recolec- trata de reuniones y, aun durante las breves visitas,
tada”. En otras palabras, es preciso reflexionar, nos hacen sentir más cómodos que en las primeras
además de reconocer todas las condiciones y pro- estadías prolongadas. Como percibí hace un tiempo
blemas epistemológicos previamente señalados, atrás, para vivenciar conscientemente la copre-
sobre el papel que juega la memoria en el trabajo de sencia es necesaria la existencia de un pasado com-
campo etnográfico, que posibilita a lo investigado partido y de un período de distanciamiento mutuo
hacerse presente. que haga recordable el pasado.
Como anteriormente he apuntado, la presencia Como los otros tipos de mediaciones involu-
es problemática con relación al objeto como a los cradas en la práctica etnográfica –el lenguaje en la
modos en que el investigador/a establece su pre- comunicación verbal y no verbal, los sentidos y el
sencia entre la gente y en el “campo”. En este sen- cuerpo, el género y la edad, las relaciones de poder–,
tido, me parecen menores las diferencias entre una la mediación de la memoria puede ser útil –sobre
etnografía llevada a cabo en un único lugar y otra todo para mejorar la comprensión y la interpreta-
realizada en múltiples sitios, entre una que trabaja ción– siempre y cuando nos encontremos en condi-
con objetos de estudio estáticos y otra con objetos ciones de definir su significado específico. A conti-
móviles3; sin embargo, en algún momento sería in- nuación me propongo abordar esta cuestión a través
teresante detenerse a analizarlas. El hecho de que la del análisis de los diferentes aspectos del trabajo et-
memoria posibilite la presencia del etnógrafo en el nográfico en su vinculación con la memoria.
campo se hace evidente cuando consideramos al
trabajo de campo como un proceso de aprendizaje
tal vez análogo –y frecuentemente homólogo– al de La memoria y la construcción de textos
aprender a hablar una lengua. Tiene sentido ima- etnográficos
ginar ese aprendizaje como un conocimiento con
objetivos precisos y acumulativos, pero como sabe No importa cuán lejos pretendemos ir cuando in-
toda persona que aprendió una lengua el progreso sistimos en que la escritura antropológica es una ac-
se produce a saltos y, antes de tener un dominio de tividad literaria, lo que nos diferencia de los teóri-
la competencia lingüística, se finge o se pretende te- cos y críticos literarios es que, en tanto etnógrafos,
nerlo. Toda esta cuestión se complica aún más trabajamos con textos que construimos y no con
cuando nos detenemos a pensar en el rol que tiene hallazgos. Existen, como mínimo, tres tipos de tex-
la memoria en el aprendizaje, un papel que no se li- tos: notas de campo, diarios de campo y registros de
mita a la memoria como capacidad y operación cog- entrevistas y otras enunciaciones verbales.4 Para
nitiva, porque el rememorar se transforma en me- simplificar las cosas y mantenerme en el marco de
moria, una cuestión que adquiere relevancia mis posibilidades, voy a analizar solo los “registros”
cuando se lo representa y transmite. Por ello, decir y “textos” verbales (y auditivos) dejando de lado los
que el trabajo de campo consiste en “recolectar ma- registros visuales, sin por ello negar su importancia
terial” es una forma inadecuada de referirse a nues- ni descuidar la compleja relación entre unos y otros.
tras actividades.
Hay algo que permite hacer concretas las refle- Notas y diarios de campo
xiones abstractas sobre la memoria y la presencia.
Entre las diversas experiencias realizadas por el in- Numerosos son los escritos históricos y metodoló-
vestigador de campo, en una primera visita, aunque gicos sobre las notas de campo, pero la pregunta en
fundamentalmente en una segunda –resultado de torno a cómo la memoria se encuentra implicada en
los proyectos de investigación que nos llevan a re- el trabajo de campo raramente ocupó un lugar des-
gresar a los lugares y con las personas que habíamos tacado en esta literatura.5 Podríamos decir que las
estado–, se produce un clivaje importante luego de notas de campo son memos, abreviaturas de memo-
un período de ausencia. Nuestros interlocutores randos, un género de escritura –y forma de comuni-
están más impacientes y deseosos por ayudarnos, se cación– tan actual y generalizado que tendemos a
hallan más comunicativos y nos cuentan cosas que olvidar su significado literal: memoranda son cosas
32• Etnografía y memoria

para ser recordadas. Pero los memoranda son tam- de una lengua extranjera y exótica, bajo la respon-
bién memorata, cosas recordadas. Tomamos notas sabilidad de los hablantes nativos. La inversión de
de campo no sólo para recordar sino también porque miles de horas en estas tareas sólo tiene sentido
recordamos. Sin embargo, el recuerdo no es un acto para el etnógrafo si en sus objetivos de investiga-
producido de forma aislada: es una práctica y por ción se le presta una especial atención al contexto
ello siempre requiere un trabajo con la memoria; es de comunicación, a las figuras lingüísticas y a las ex-
una actividad que incluye el olvido. Olvidar, en- presiones textuales. A mi entender, toda etnografía
tonces, no es una actividad más automática y natu- debería perseguir esos objetivos, aunque es cierto
ral que la de recordar.6 también que existen matices con respecto a las exi-
Además, trabajar con la memoria es una prác- gencias mínimas y máximas sobre la calidad de los
tica social y cultural y, de la forma en que nos inte- textos etnográficos; todos debemos asumir compro-
resa aquí, una disciplina. En última instancia debe- misos y ser conscientes del “fetichismo del casete”,
ríamos reconocer que el trabajo de campo está com- una tentación bastante común recientemente ana-
puesto por un tipo de mnemónicas que fueron lizada por Malcolm Ashmore, Katie MacMillan y
formuladas en Notes and Queries, una guía que fue a Steven D. Brown (2004).
su vez un documento a lo largo de la historia (Stoc- Estos autores enuncian sus puntos de vista con
king, 1992; Stagl, 1995). De manera sutil, los inte- la ayuda de los materiales obtenidos en las sesiones
reses y las posiciones teóricas dentro del campo nos de terapia y en las audiencias de justicia y con una
señalan lo que debemos recordar y, una vez interio- mirada cautelosa de las transcripciones publicadas
rizados, pueden determinar lo que recordamos u ol- y no realizadas por ellos. Algunos de sus enunciados
vidamos en el momento de tomar notas. me resultaban extraños. Especialmente una cues-
Aun cuando no siempre sea posible distinguir de tión menor de su presentación que dice así: trans-
forma precisa entre las notas y el diario de campo, cribiendo versus glosando (pero, ¿cómo se trans-
nuestro hábito profesional de tomar notas se asi- cribe el “grito” o la “risa”?). Dichos autores están en
mila a llevar una doble contabilidad. Aquellos in- lo cierto al considerar que un casete (grabación) no
cluyen, además de descripciones y textos temáticos es simplemente un objeto fácilmente obtenido,
utilizados como fichas para índices –o base de datos también tienen razón al afirmar que cada registro
informatizados–, diarios que los etnógrafos guardan puede tener una infinidad de interpretaciones. La
de manera similar a sus predecesores, a los viajeros y solución que encuentran a este conundrum la deno-
a los exploradores (Fabian, 2000, 2001a).7 La rela- minan “escucha profesional” pero, a pesar de que
ción existente entre rememorar y tener un diario de suene razonable, sería análogo a considerar a la et-
campo es demasiado evidente como para dete- nografía como un arte. Estos autores no consideran
nernos en ella, sin embargo, brinda una buena opor- que exista una solución metodológica a sus pro-
tunidad para recordarnos otro rol central de la me- blemas, y eso está bien. Pero sus críticos –no es al
moria como el de la creación y la afirmación de la objeto ni a una única interpretación– tienden a
“identidad” del investigador. Una experiencia muy evitar la formulación de las preguntas epistemoló-
común entre los investigadores de campo es la de la gicas que deberían elaborarse. Un casete es un ob-
pérdida de objetivos y de orientación (“¿qué estoy jeto material que contiene “información” material,
haciendo en este lugar?, ¿de qué se trata todo una grabación es un registro de un acontecimiento.
esto?”). Para mantener los objetivos y la orienta- Las dificultades de la transcripción y de la tra-
ción está el tipo de trabajo que tengo en mente ducción convierten al registro en algo fragmen-
cuando me refiero al trabajo de la memoria. tario, un estado que puede agravarse cuando se
trata de registros orales que fueron fragmentarios
Transcribiendo y traduciendo textos “en el acontecimiento”. Esta serie de ideas tal vez
etnográficos sea el resultado de haber pasado dos meses transcri-
biendo y traduciendo una conversación mantenida
Si las grabaciones se realizasen solamente por la in- con un curandero. En relación con otros registros,
formación que contienen, la transcripción y la tra- la complejidad de este último fue debida a que, si
ducción podrían quedar a cargo de los ayudantes bien los temas y las discusiones fueron tratados de
–esto es lo que normalmente sucede– o, en el caso forma rigurosa, había algo liviano y pasajero en el
Anuario IDES–CAS < Dossier de trabajo de campo •33

discurso, articulación (pronunciación/enuncia- es este el lugar apropiado para analizar tal cuestión
ción), sintaxis y narración del interlocutor –lo que de forma detallada. Sólo me interesa referirme a
me hacía olvidar por momentos el lugar que ocu- aquello que puedo generalizar a partir de mi propia
paba y me acarreó inconvenientes, cuando normal- experiencia con los registros elaborados durante mi
mente no suelo tenerlos, en la transcripción de mis estadía en Katanga Swahili. Para transcribir y tra-
propias preguntas. ducir no sólo hace falta recordar, es necesario asi-
Para producir conocimiento a partir del re- mismo dominar determinadas competencias foné-
gistro, y a su vez lograr una clara presentación del ticas, lexicales y gramaticales; poseer un repertorio
tema, se requiere algo que los autores antes men- aprendido en el pasado y con posibilidad de ser uti-
cionados no perciben o no llegan a reconocer: la lizado en el presente. El recuerdo, por supuesto in-
selección de una miríada de decisiones posibles. dispensable para hablar y escribir en cualquier tipo
Pensar en la transcripción/traducción como una de lengua, permanece como sedimento; se trata de
toma de decisión presupone la existencia de pro- una condición más que de una actividad. Pero, ante
blemas planteados por las alternativas posibles de determinados problemas como el de la dificultad de
resolución. Pero este es un terreno engañoso. ¿No comprensión o el de la aparición de nuevas varia-
forma parte la decisión del proceso de selección de bles a ser consideradas, es la grabación la que per-
alternativas? La transcripción, aun en esa etapa, mite recordar lo que escuchamos una infinidad de
no “sucede naturalmente”. Resolver este tipo de veces. Ese recuerdo puede construirse al interior del
problemas no es igual a responder una pregunta, ya texto, o sea, en el proceso de construcción del
que las preguntas no se formulan por sí mismas mismo (¿cómo transcribí/traduje anteriormente esa
sino que se establecen a partir de los conflictos expresión?). También es posible recordar las acti-
entre las respuestas a resolver. En términos lin- tudes de un hablante –incluyendo la postura, los
güísticos, la transcripción aumenta la segmenta- cambios de mirada, la mirada perdida y los signos de
ción al recortar el sonido de las expresiones regis- excitación– o reconocer la importancia del signfi-
tradas en palabras y oraciones. “Saltearse pala- cado indexical, y no lingüístico, de la información
bras”, “kukata maneno” significa en Katanga que en reiteradas ocasiones aparece en las graba-
Swahili “denominar un charlatán”, que no ciones, que sólo puede ser reconocida y compren-
siempre es distinguir el bien del mal. De manera si- dida por el etnógrafo que estuvo presente en el mo-
milar, del proceso de decisión no nos interesa mento de la grabación. Una vez más, esto es impor-
poder distinguir entre una transcripción correcta y tante en relación a lo señalado previamente sobre el
una incorrecta o, para ir aun más lejos, establecer presente y la presencia como condición de la etno-
una distinción, en el caso de las traducciones, grafía.8
entre un significado verdadero y uno falso. Por otro lado, las razones teóricas con las cuales
Para decidir es necesario tener un criterio y unos fue posible considerar el rol del rememorar en el
motivos. Tomar decisiones para producir conoci- armado de los textos etnográficos se obtuvieron de
miento requiere poseer un conocimiento previo. la combinación de observaciones pacientes y labo-
Ahora bien, ¿es suficiente perseguir un objetivo riosas, y del análisis de la memoria y la identidad.
(transcribir y traducir una grabación) para lle- Sin aceptar las nociones de identidad individual o
varnos a tomar decisiones? o ¿deberíamos enunciar estática serían imposibles o inútiles los esfuerzos
un tipo de voluntarismo epistemológico, un Wille necesarios para diseñar los textos y los proyectos
zum Wissen, un deseo de conocer, para parafrasear a de investigación en el transcurso de nuestra ca-
Nietzsche? Y, por último, ¿no es la paciencia (u obs- rrera como etnógrafos. A continuación me pro-
tinación) un prerrequisito de esa obra laboriosa? pongo desarrollar este tema.
Desde mi punto de vista, la memoria y la rememo-
ración son necesarias para la construcción del “Escritura etnográfica”
texto, contribuyendo así enormemente a esta parte y lectura etnográfica
del trabajo del etnógrafo. En una doble razón sus-
tento mi afirmación. Una es práctica y personal, la A pesar de que en la introducción propuse que la
otra es teórica. La primera se relaciona con la trans- escritura debería ser un tema central de reflexión de
cripción y la traducción como toma de decisión. No la práctica etnográfica, me interesa ahora detener-
34• Etnografía y memoria

me brevemente en los fundamentos sostenidos por racionalidad de los recuerdos del pasado; así la ra-
el coordinador con respecto a los objetivos de este cionalidad se vincula con la “verdad” y el reme-
taller. Establecer la importancia del papel desempe- morar con el “relato” y, como todos sabemos, los
ñado por la escritura en cada etapa de la investiga- relatos son falsos –recuerden la diatriba de Carl
ción no significa para mí negar la existencia de algu- Popper contra la historia. Nuestro conocimiento
nos tipos de escritura que, a diferencia de otros, sobre la memoria y la etnografía debería haber eli-
producen una mayor aproximación de la experien- minado esta perspectiva.
cia del trabajo de campo –parafraseando lo que Como sostuve anteriormente, era breve lo que
Clifford Geertz sostuvo sobre los conceptos. Ahora quería decir sobre la memoria y la etnografía. Me
me propongo señalar algunas ideas y memos con gustaría concluir este párrafo contando una pequeña
respecto a la relación entre la memoria y nuestro anécdota personal en relación a una etnografía.12
trabajo literario como, por ejemplo, el “tomar no- Recientemente leí –casi en su totalidad– la obra Like
tas” sobre lo investigado y la lectura crítica de lo es- People you see in a Dream de Schieffelin, Crittenden y
crito por otros. otros (1991). Se trata de un relato etnohistórico con
Es el momento de profundizar el análisis de la me- múltiples enfoques que fue elaborado basándose en
moria y el habla. Si bien la oralidad y lo literario mo- la visita exploratoria a Papúa en 1935 –realizada por
vilizan los recuerdos de forma diferente, ambos com- Hides y O´Malley. Había leído el libro pero no me
parten su dependencia a la memoria. Pero creo tener acordaba de su importancia hasta que accidental-
los argumentos necesarios para afirmar que el pro- mente lo encontré en uno de los anaqueles de mi bi-
ceso de escritura requiere mayores habilidades cog- blioteca. Ese hallazgo me permitió descubrir inme-
nitivas que las requeridas para poder hablar –o, diatamente la existencia de convergencias asom-
cantar, bailar, esculpir, pintar… –. Algunas de las re- brosas entre el libro y mi obra sobre la exploración en
laciones entre el recuerdo y la escritura que nos inte- África Central, Out of our Minds (2000). La razón
resan aquí son evidentes porque están profunda- por la cual no había consultado este trabajo sobre
mente arraigadas histórica, cultural e ideológica- “los primeros encuentros” al escribir mi libro fue que
mente.9 Conocer la teoría y la crítica literaria nos lo había borrado de mi mente. Lo recordaba como un
permitió darnos cuenta de que el género literario que libro sobre el tema de los primeros encuentros en las
asociamos con la antropología posmoderna, la “mo- misiones –luego me daría cuenta de que dicho tema
nografía etnográfica”, tiene sus raíces en la memoria. no ocupaba ningún lugar en el relato. Si llegué a él
Los temas estándares de una monografía –las “pre- fue por la anotación que tiempo atrás había hecho
guntas” de Notes and Queries– nunca fueron sola- del libro: “el encuentro y la producción de conoci-
mente categorías clasificadas; al tratarse de tópicos miento antropológico”. Si recupero esta anécdota es
estos temas eran lugares visitados y vueltos a visitar y porque considero que contiene una meta-lección
la evaluación de las monografías dependía, por lo importante que puede servirnos para reflexionar
tanto, de la habilidad del etnógrafo en trasmitirlos de sobre la etnografía y la memoria. Según mi expe-
forma convincente. Nuestra contribución al debate riencia, la lectura de “etnografías” –incluyendo
sobre la naturaleza retórica de la escritura científica aquellas que tienen poca relación con mis intereses
fue, entonces, haber tomado conciencia de ello.10 en torno a la temática africana– no estuvo vinculada
Es algo muy distinto reconocer la retórica de la con la intención de ampliar y acumular conoci-
ciencia a aseverar la estúpida conclusión de la futi- mientos, por el contrario, me interesaba obtener una
lidad de la búsqueda de racionalidad. La memoria recognición más que alcanzar una cognición/conoci-
puede ayudarnos de manera inesperada a evitar di- miento específico. En verdad, este tipo de lecturas
chas equivocaciones. En mi trabajo sobre la cultura son las que forman parte del trabajo que realizan los
popular de Zaire/Congo, por ejemplo, tuve varias etnógrafos con la memoria.
oportunidades de observar la similitud entre los ku-
waza en la forma de pensar y entre los kukumbuka
en la forma de recordar.11 De esto podemos extraer Memoria y crítica, crítica a la memoria
una enseñanza: la de la necesidad de relativizar la
predisposición hacia la búsqueda de una raciona- Como en este ensayo continúo pensando –al igual
lidad orientada al futuro, en tanto ésta excluye la que en algunos otros escritos– en torno a la cues-
Anuario IDES–CAS < Dossier de trabajo de campo •35

tión de la memoria, me veo inclinada a reflexionar sión del modo y de los motivos que llevan a los etnó-
sobre dos puntos. El primero radica en la impor- grafos a abordar la autobiografía.
tancia de una mirada crítica sobre la memoria, A esta altura del ensayo no quiero dejar de se-
puesto que de no ser así es posible que el intelecto ñalar una relación que puede no ser lo evidente que
caiga en un pozo negro. La memoria puede ser un al principio aparentaría ser. Hay un común acuerdo
concepto omnívoro, insaciable. El segundo punto alrededor de la idea de que los fundamentos de la
consiste en no dejar que se olviden aquellos aspec- concepción teórica moderna de la antropología
tos frecuentemente relegados al trabajar con la pueden ser rastreados tanto en el clima intelectual
memoria. Al reflexionar sobre estas cuestiones de la Ilustración como en su reacción crítica, la del
también fui descubriendo nuevas perspectivas so- pensamiento romántico. Una figura central de éste
bre la memoria. Una de ellas fue “Etnografía y me- período fue la de J. J. Rousseau, teórico del Con-
moria”; otra perspectiva que me viene a la mente trato Social y pensador que se inclinó tanto hacia el
es la de pensar la crítica –en el sentido concreto pensamiento de la Ilustración como hacia el del Ro-
del término, o sea, entendiéndola como una acti- manticismo, sin tomar partido por ninguno de ellos.
tud práctica/política y una estrategia discursiva– En los escritos antropológicos solemos citar su en-
como una forma de rememorar y recordar. Ejerci- sayo sobre el origen del lenguaje y, por supuesto, sus
tar una capacidad intelectual, como es el caso de Discursos. Pero Rousseau también fue el autor de
la crítica, no es una actividad que se realiza o se de- Las confesiones, un libro cuya influencia no fue me-
fiende “sobre todo y más allá de todo”, “por fuera”, nor a la producida por sus otros escritos. Así co-
o “contra” todo. Es por ello que ni la crítica ni la mienza el libro:
memoria se eligen. Por otro lado, –una tercera
perspectiva aunque seguramente no será la últi- Je forme une entreprise qui n´eut jamais d´e-
ma– la crítica, al igual que el rememorar, no es una xemple, et qui n´aura point d´imitateur. Je veux
actividad constante o continua –a diferencia de montrer a mes semblables un homme dans tout la
las actividades cotidianas de la investigación: pen- vérité de la nature, et cet homme, ce sera moi
sar y escribir. Su aparición se produce en determi- (1865:1).13
nados “momentos” y no siempre nos encamina ha-
cia “conclusiones”, en el sentido de “cierres”. Si Rousseau fue uno de los primeros en expresar una
pensar es como respirar, la crítica, como ya he se- idea más tarde abandonada bajo la influencia del po-
ñalado hace tiempo, es una actividad sin aliento y, sitivismo y su utopía “naïve” de concebir a la ciencia
tal vez, el rememorar sea una recuperación de social como una física de la sociedad. Su descubri-
nuestra respiración. miento fue concebir al sujeto como locus y agente de
Pero déjenme retomar, aunque sea de forma su- conocimiento de la “la vérité de la nature”, siendo
cinta, el tema de la retórica y del arte de la memoria ésta una condición indispensable para alcanzar una
en la escritura etnográfica. Si bien es innegable que ciencia objetiva de la sociedad/cultura.
no podríamos hacer etnografía –entendiéndola Al comentarle el tema de este encuentro a H.
como una “disciplina”– sin referirnos a un sistema de Sonneveld, director administrativo del instituto de
memoria común, es asimismo incuestionable que sólo investigación que garantiza mi participación en este
aquellos individuos que la practican pueden reme- panel, obtuve de él una excelente respuesta. Él aca-
morar. Se abre así otra perspectiva en el marco del baba de leer En busca del tiempo perdido de Proust, y
debate sobre la “autobiografía” en la escritura etno- en la conversación que mantuvimos sobre el libro
gráfica. Por autobiografía no se intenta dar cuenta de me percaté del lugar esencial que en él ocupa la me-
ese específico género de escritura –algunas veces lla- moria. De la tesis central del libro se puede des-
mada “confesional”–, sino que se pretende aludir a prender la idea de que la memoria ocupa un papel
un término impreciso –análogo al trabajo de campo clave en las distintas etapas de la producción de co-
etnográfico– cuyo sentido se encuentra filiado a la nocimiento etnográfico –desde el “re-conoci-
subjetividad e individualidad, las cuales forman miento” de un objeto de investigación relevante
parte de las condiciones epistemológicas de la etno- hasta la transcripción/traducción de grabaciones en
grafía. Otorgarle a la rememoración la importancia los registros etnográficos-, y que un aspecto irreduc-
adecuada puede ayudarnos a una mejor compren- tible del rememorar individual –no así de la “me-
36• Etnografía y memoria

moria” compartida– es su naturaleza involuntaria; mania y la ciudad en la que había vivido durante
ello me condujo a la conclusión de que una parte mis años de escolaridad. Esto fue lo que escribí en
importante de la investigación etnográfica se halla mi diario el 11 de octubre de 2003:
fuera de control. Una conclusión que no sólo re-
sulta ser antitética a la “teoría de la ciencia”, sino Como siempre me sucede me conmovieron y ex-
que además se opone a la función cumplida por la citaron los recuerdos aunque no me fue posible des-
metodología, que se ocupa de eliminar los factores cribir aquello rememorado. Por lo general no se tra-
no controlables mediante sus técnicas, habilidades taba de acontecimientos, personas o situaciones;
y operaciones que no necesitarían ni la memoria ni sólo recordaba olores, estados de ánimo y algo ine-
la reflexión. Sin embargo, esto último es relativo; la fable diferente a lo que otros lugares me producen.
mente no se desvincula, salvo en el caso de las ope- Se trataba de recuerdos agradables y a la vez tristes
raciones automáticas –en el sentido literal y no me- que me daban ganas de partir. Quizás son sólo eso:
tafórico del término, o sea, las realizadas por las má- recuerdos que repercuten y movilizan. Otra forma
quinas y las computadoras– y la reflexión tampoco de entenderlos es la siguiente: los “recuerdos” de un
puede ser abandonada.14 lugar –o de una persona– son el producto de una
En mi última observación me gustaría agregar al- construcción personal. Más de una vez asocié a mi
gunos argumentos a la crítica del cientificismo ciudad natal con esa clase de lugares hostiles de los
“naïve”. No hubiésemos dicho lo suficiente sobre la que buscamos distanciarnos. Me sucedería lo mis-
memoria y la práctica etnográfica si no mencionara mo con mi familia y con mis amigos de juventud.
un tipo de rememoración que, si bien es difícil de Esto no significa que alguna vez haya sentido que
abordar teóricamente, llama al reconocimiento que tenía que renunciar o abandonar definitivamente
buscan obtener los etnógrafos. esa parte de mi historia; tan sólo sobrevolaba en mí
Para ejemplificar esto utilizaré ciertas anécdotas la idea de alejarme de ella para no permitir que nos
de mi trabajo de campo. En los inicios del mismo, devore aquello que amamos.
durante los años sesenta, adquirí el hábito de llevar
conmigo los casetes con mi música favorita: clásica, Después reflexioné sobre el significado de ese
rock y pop. Una y otra vez escuchaba los temas que tipo de recuerdos con los que no rememoramos algo
tenía grabados sin prestarle atención a la radio local en particular pero que, sin embargo, existen –al igual
hasta que finalmente las cintas se desgastaban –con que la lengua concebida por Humboldt– y se pre-
el correr del tiempo me convertí en una fan de la sentan, fundamentalmente, bajo la forma de ener-
música congolesa. De igual forma me sucedió con geia, energía, y no como ergon, contenido/referencia.
los textos etnográficos. Aún hoy, cuando ya casi ¿Pero pueden ser útiles mis recuerdos autobiográ-
han pasado cuarenta años, ciertos temas y tonos me ficos –ahora también incluiría los recuerdos de lu-
recuerdan lugares y tiempos, situaciones y estados gares, personas, situaciones, etc.– y proporcionarme
de ánimo que tienen en común el parecer inefables. la energía necesaria para producir etnografía? Uno
Los recuerdos no tienen, utilizando un término de debería intentarlo. Intenten hacer el ejercicio de se-
la semántica, un significado referencial. Eso no los leccionar un recuerdo intenso y escribirlo, obser-
hace, en mi opinión, menos poderosos ni poco pro- varán que lo que obtienen es autobiográfico sin ser
ductivos. Esta rememoración, en la que también una narrativa autobiográfica.
debemos incluir el recuerdo de gustos, olores, sen- En poco tiempo percibiremos la clase de pro-
saciones corporales y otros sonidos además de la blemas de este tipo de pensamiento. Entonces, ¿es
música, no es una cuestión insignificante sobre la posible, importante y útil separar los recuerdos no
que escribimos sino una fuente de energía de la que referenciales que nos retrotraen a ese tiempo pa-
nos servimos para llevar a cabo nuestro trabajo. sado en el que todavía no éramos etnógrafos? Y,
Para ir finalizando, me gustaría concluir repi- ¿qué sucede con los recuerdos de los lugares donde
tiendo esta misma idea y obsequiarles asimismo una realizamos el trabajo de campo? ¿Los recuerdos de
parte de mi autobiografía entendiéndola en su sen- experiencias posteriores al trabajo de campo son
tido literal. Cuando comencé a reflexionar sobre el menos intensos a aquellos que se remiten al mismo
tema de este ensayo me hallaba recorriendo Ale- y, en el caso de ser así, a qué se debe ello?
Anuario IDES–CAS < Dossier de trabajo de campo •37

Bibliografía

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Notas

*University of Amsterdam 6 Si el olvido es parte del trabajo de la memoria, la atención en este


1 Notas para una contribución a un taller sobre “La práctica etno- ensayo en torno a la rememoración puede traer aparejado un pro-
gráfica en el presente”, organizado por Helena Wulff y George E. blema. Como dice el dicho, podemos hacer una cosa por vez pero
Marcus en septiembre de 2004 para la conferencia de la Asociación existen obstáculos que pueden invalidar por completo el argumen-
Europea de Antropología Social en Viena. to. Lo mejor que puedo hacer en este momento es afirmar la exis-
tencia de un concepto dialéctico de la memoria, algo que intenté
2 A pesar de no poder abordar el tema en toda su complejidad, me
aplicar en un ensayo etnográfico reciente (Fabian, 2004; ver tam-
gustaría señalar otra de las relaciones que se ha convertido en produc-
bién trabajo sobre la memoria 2001a: c.10 y 2001b).
tivamente problemática: la de los “objetos”. Desde mi punto de vista,
esta cuestión es el resultado de la espectacular rehabilitación atravesa- 7 No olvidemos “las cartas de campo” escritas por etnógrafos a sus
da por los estudios culturales en antropología social y cultural. colegas, amigos y familiares. En algunas ocasiones estas pueden
constituirse en parte de la etnografía o publicarse como una etno-
3 “Estáticos o móviles” son, por decirlo de algún modo, calificacio-
grafía.
nes. Ni los objetos de investigación etnográfica ni los objetos físi-
cos son estrictamente estáticos o móviles. Ni el “ser” ni el “proceso 8 Uno debería comprender cómo funciona tal condición cuando la
de ser” pertenecen al terreno de la investigación empírica. De ahí traducción de una transcripción requiere volver a escuchar la gra-
que sea importante reflexionar sobre las formas posibles de mante- bación. Esto a su vez conlleva otra cuestión que, en mi opinión,
ner aquello que investigamos en un estado intermedio. aceptarán todos aquellos que elaboran textos etnográficos: la dis-
tinción entre transcribir y traducir es sutil (ésta figuraba como una
4 Al considerar que existen “como mínimo” tres tipos de textos dejo
premisa importante en las perspectivas estructurales. Los lingüis-
abierta la posibilidad de incluir aquellos escritos que pueden reco-
tas estructuralistas se vanagloriaban de ser capaces de establecer
lectarse y que además son textos producidos por los propios acto-
el sistema fonético, la morfología y la sintaxis de una lengua cuyos
res que investigamos.
significados no necesitaban comprender).
5 En los índices de Atkinson y Stocking (1992) no encuentro refe-
9 Las observaciones sobre la separación de la escritura y la escritura
rencias a la memoria o al rememorar. En el índice de materias “me-
como separación (mi cita preferida es Schon, 1987) pueden enton-
moria del trabajo de campo” en Ellen (1984: 304) y Van Maanen
ces hacernos reflexionar sobre la escritura como separación del re-
(1988) esto fue brevemente analizado como parte del conocimiento
memorar.
intuitivo a través de una media docena de referencias. Pero, al revi-
sar el índice descubrí que la autora relaciona el rememorar sólo con 10 Una observación similar puede hacerse con respecto a las prác-
el relato de fábulas y no analiza de forma explícita el lugar de la me- ticas previamente analizadas: un registro se transcribe para alguien,
moria. Por el contrario, el abordaje es bastante diferente en la bri- para una audiencia o en función de un proyecto. De ahí que el regis-
llante colección de ensayos sobre notas de campo editada por San- tro sea una forma de argumentar, una actividad retórica, aun cuan-
jek en 1990. do soslaye el poder establecer la “autoridad” etnográfica en los tex-
tos y los documentos.
38• Etnografía y memoria

11 Tal similitud también aparece en otras lenguas, por ejemplo, el 13 Mi traducción: “Estoy por comenzar un emprendimiento que
denken y gedenken en alemán, o en inglés con “to think of” como nunca antes fue desarrollado y que nunca podrá ser imitado. Quiero
sinónimo de “to remember”. mostrarles a mis semejantes un hombre en toda la verdad de la na-
12 La destreza que adquirimos como críticos de escritos antropoló- turaleza; y ese ser humano seré yo”.
gicos debe además coincidir con una crítica comprensiva de la lec- 14 La mente y la reflexión se encuentran, en cierta medida, “fuera
tura antropológica. Probablemente, esto refleja la lectura negligente de control”. El rememorar pertenece a las condiciones de investiga-
en los debates recientes sobre la lectura y la escritura. Sólo recien- ción que denomino extático en Out of Our Minds (ver 2000: Index
temente comenzamos a pensar en la lectura como un objeto de in- bajo “Ecstasies”).
vestigación etnográfica (Boyarin, 1993).
Sobre el constituir un trabajo
de campo en tiempos de interdisciplina
Walter Moure1

Resumen
A partir de un trabajo etnopsicoanalítico realizado en la Amazonía peruana, en el que se investigan terapéuticas de tradición
indígena a fin de reconsiderar algunos aspectos sobre la manera como el psicoanálisis contemporáneo está construido, fue
necesario, antes y después del trabajo de campo, hacer reflexiones, que fueron dando cuerpo a un modo específico de enten-
der la investigación de campo. Esas reflexiones, aquí presentadas, enfatizan cómo la presencia del investigador en el trabajo
de campo apunta a la constitución de una dimensión que tiene que ver más con una cuestión ontológica que interpretativa
(como condición de posibilidad). Así, este tipo de trabajo de investigación depende más de ese espacio entre [alteridades], li-
gado estrechamente a la sensorialidad, y menos a un ajuste a modelos interpretativos. Concomitantemente, la necesidad de
reflexionar sobre aspectos éticos – entendiendo la ética en un sentido originario [hqos], esto es, el modo en como el ser hu-
mano habita el mundo – se hace inevitable.
Palabras clave: trabajo de campo – intervención social – conocimiento científico – etnopsicoanálisis – interdisciplina.

Abstract
Following an ethno-psychoanalytic work conducted in the Peruvian Amazon – in which therapies of indigenous tradition
have been researched in order to reassess and explore certain ways of construction of the contemporary Psychoanalysis –,
it was necessary to make some questioning, before and after the field work, which have given corpus to a particular unders-
tanding of the field work. The findings which are introduced here emphasize how the presence of the researcher in the field
leads to the constitution of a new dimension which relates more to a matter of ontology than an heuristic one (as condition
of possibility). Hence this type of research work relies more on the space in-between [otherness] deeply related with the
sensorial skills than to an adjustment to interpretative models. At the same time, it is inevitable to reflect on ethic aspects,
ethic having its original (Greek) sense, i.e. the dwelling of the human being.
Key-words: field work – social intervention – science knowledge – ethno-psychoanalysis – interdisciplinary.

“Tan compleja es, en todo sistema lógico como en cada sistema social, la relación entre el adentro y el
afuera, la extrañeza y la intimidad.”
Giogio Agamben

I. Trabajo de campo e intervención ces, como una práctica que, a lo largo de la historia
social de la ciencia social se fue transformando en el seno
de discusiones alrededor de su objeto de estudio.
Reflexionar sobre la construcción del conocimien- Sabemos a partir de los estudios de Foucault,
to científico a partir de lo que se entiende en las que las prácticas científicas no son socializadas, sino
ciencias sociales por trabajo de campo implica consi- impuestas bajo formas argumentativas, cargando
derar la cuestión de la intervención inplícita en el verdades o mentiras (doca), en la medida en que el
conocimiento científico. Para ello, es necesario es- origen de esas verdades o mentiras permanezca más
tablecer un diálogo interdisciplinario entre las cien- o menos visible u oculto. De cualquier manera, el
cias sociales, en el cual surgen muchas cuestiones conocimiento científico tiende a imponer verdades
que no son tranquilas, según las diferentes corrien- (semánticas) como forma de dominio, en la medida
tes antropológicas, cuestiones esas derivadas de la en que se propaga históricamente bajo la forma de
manera de construir el conocimiento científico, así ideología.
como de los modelos ontológicos, concepciones de Por lo tanto, la tarea-cuidado que me propongo
mundo y de ser humano presentes en esas corrien- y sugiero aquí es la de tornar transparente esos orí-
tes. Debemos entender el trabajo de campo, enton- genes, a fin de dejar libre el territorio, como para

•39•
40 Trabajo de campo en tiempos de interdisciplina

que pueda acontecer la intersubjetividad implícita cault 1999: 471)2. Por un lado, lo trascendental en-
o explícitamente pensada en el trabajo de campo. mascara lo inerte de la empiricidad; por otro, los
Considero el trabajo de campo como una cons- conceptos empíricos cobran vida y van lejos en su
trucción científica que se funda en un sistema parti- presunción trascendental. Foucault ve en ese plie-
cular interpretativo, pero que, en su origen, hay un gue un nuevo sueño (olvido) para el pensamiento
encuentro con un otro, encuentro que precisa ser, occidental: se trata de la antropología, pues todo
como veremos, precientífico. conocimiento empírico, si este pertenece al hom-
Conforme a los cambios ocurridos en el interior bre, entonces, pertenece al campo filosófico3.
de la ciencia social/antropológica, el trabajo de En ese contexto del pensamiento occidental es
campo sufrió alteraciones en la forma de ser conce- que nace la antropología como ciencia, separán-
bido. Justamente, eso posibilita la reflexión sobre dose de la filosofía y también de la historia, como un
los valores de verdad (científicos e histórico-litera- proyecto de esta, en virtud de que no era posible
rios) presentes en los argumentos de lo que se en- construir un concepto de hombre mientras regiones
tiende por trabajo de campo. de la humanidad permanecieran inexploradas.
Por otro lado, como práctica, el trabajo de cam- Tan solo en la segunda mitad del siglo XIX es
po se localiza en la relación cada vez más indiferen- que la antropología consigue tener objetos empí-
ciable entre ciencia y técnica, en la medida en que ricos propios: las sociedades primitivas o no-occi-
se aproxima de la técnica, al ser tomado como mé- dentales. En la época, la ciencia suponía una sepa-
todo para la formación especulativa del conoci- ración radical entre observador y objeto, teniendo
miento (ya que no es tan usado para resolver pro- la experimentación de la física como modelo. Si, en
blemas). el caso de la física, la separación entre observador y
Por último, podríamos tomar en cuenta la di- objeto era considerada por la naturaleza suficient-
mensión política de esa práctica, pues, de hecho, el mente diversa de los términos, y, en el caso de la
trabajo de campo suele ser presentado sin ser discu- historia, la separación estava dada por la distancia
tido (en la mayoría de los textos de metodología), en el tiempo; en la antropología, la distancia entre
identificando, así, un determinado pensamiento observador y observado se daría por la distancia
con la ideología de sus verdades. geográfica. Las sociedades estudiadas eran, por lo
Consiguientemente, esos tres puntos (verdad, tanto, sociedades lejanas, consideradas simples, a
relación ciencia-técnica y dimensión política) se semejanza de la situación de laboratorio, en contra-
constituyen a partir de la necesidad de revisarlos, posición a la civilización occidental, considerada
como condición de posibilidad para pensar en qué compleja.
medida podemos relacionar el trabajo de campo El trabajo de campo nace, entonces, como nece-
con la intervención social. sidad de elaborar herramientas de investigación
que permitieran la colecta de informaciones y ob-
servaciones en el contacto con otras culturas, to-
II. Puntos de partida mando ese contacto como situación de laboratorio,
esto es, una acción racionalizada y, dentro de lo po-
Podemos considerar que, como analítica, la antro- sible, controlada.
pología nace en Kant, cuando él intentaba colocar A comienzos del siglo XX, en función de perder
las síntesis empíricas fuera del ámbito de la sobera- su objeto, la antropología entra en crisis: se obser-
nía del cogito [yo-pienso]. Él había encontrado ese vaba que las sociedades denominadas primitivas
lugar en la finitud del hombre, pero haciendo una también evoluían. Durkheim comienza a tratar los
distinción entre la finitud de la conciencia y la fini- hechos sociales como cosas y no más como sistemas
tud del individuo. Esa cuestión recorre el siglo XIX, de ideas objetivadas. Lo social formaría parte de lo
pero de forma solapada, mixturando lo empírico y psíquico, y las representaciones, en lugar de ser in-
lo trascendental. Se trata de un pliegue, como lo dividuales, eran colectivas. Él concibió una morfo-
describe Foucault, “una reduplicación empíri- logía social que explicaba la conformación de la so-
co-crítica por la cual se intenta hacer valorar al ciedad ideal a partir de combinación de sociedades
hombre de la naturaleza, de la permuta o del discur- elemantales y combinación de compuestos. Se con-
so como el fundamento de su propia finitud.” (Fou- fundía lo simple con lo esencial y lo antiguo.
Anuario IDES–CAS < Dossier de trabajo de campo •41

Marcel Mauss se aproximó más del objeto que se cuela Británica de Antropología Social), el cultura-
estaba perfilando. En ese autor, el hecho social ya lista (Escuela Histórico-cultural norteamericana) y
no es considerado como masa maciza, sino como un el hermenéutico (Escuela de Frankfurt). Los tres
sistema eficaz de símbolos o como red de valores primeros constituyen una continuidad del proyecto
simbólicos, arraigados en el individuo. Conci- iluminista, inspirados en la episteme naturalista. El
biendo lo social como un simbolismo, consiguió res- último, al contrario, surge como crítica al natura-
petar la realidad del individuo. A partir de ahí, es lismo presente en aquellas teorías.
posible reconocer un pasaje de Mauss para En verdad, la fenomenología y la hermenéutica
Lévy-Strauss en relación a la constitución de la an- vinieron a enriquecer la discusión antropológica, y,
tropología y de las ciencias sociales: el otro (Mer- a partir de la década del 60, comienza a haber una
leau-Ponty 1991: 123-135). En 1961, Lévy-Strauss discusión interesante en relación a la interpreta-
ya decía que tanto la despoblación creciente de las ción de las culturas y a la consititución de si (subje-
etnias indígenas como la incorporación de los indí- tividad) a partir de un otro. La cuestión de la busca
genas a la civilización occidental no ponían en de límites de la representación también acompañó
riesgo a la antropología, pues el dominio de ésta no esa discusión, constituyéndose la etnología (con-
es dado por el objeto, sino por las diferencias. Po- juntamente con el psicoanálisis) como locus privile-
demos afirmar que ese es el inicio, en las ciencias giado (Foucault 1999; Merleau-Ponty 1991). Essas
sociales, de la modificación del lugar del obser- discusiones modificarían también la mirada de lo
vador, y, mientras tanto, la configuración del tra- que se entiende por trabajo de campo, su virtua-
bajo de campo acompaña esos cambios que los au- lidad y su necesidad.
tores de las ciencias sociales vendrían a colocar. La aproximación con la filosofía, la historia y la
Con Lévy-Strauss, comienza a haber una con- literatura fue impescindible para avanzar en ese tra-
junción más explícita entre el análisis objetivo y la yecto, pues se hacía difícil separar la verdad cientí-
vivencia, especialmente en la antropología, te- fico-filosófica de la verdad histórico-literaria6. Ten-
niendo los fenómenos una significación inmediata- taremos contornear, entonces, algunas de esas dis-
mente humana. La experiencia antropológica va a cusiones, a fin de conformar una visión de trabajo
ser entendida como la inserción del sujeto en una de campo que refleje la complejidad que le perte-
totalidad en la que ya está efectuada la síntesis que nece7.
la inteligencia del investigador procura abordar,
pues, en la unidad de una vida, se vivencian todos
los sistema que componen la cultura. Por lo tanto, III. Discusiones alrededor de la
el método universal4 no es derivado de la objeti- creación de un texto sobre el otro
vidad, sino, conformado, como si fuesse un camino
lateral adquirido a partir de la experiencia etnoló- Clifford Geertz, en La interpretación de las culturas,
gica: un colocarse a prueba por el otro, y del otro introduce una nueva cuestión, a saber, que el otro
por si. “La etnología no es una especialidad definida es un interlocutor y no un objeto de estudio. Eso
por un objeto particular, las sociedades ‘primitivas’; implicó nuevamente repensar la metodología, al
es una manera de pensar, aquella que se impone considerar la cuestión de que el otro es parte del in-
cuando el objeto es ‘otro’ y exige que nosotros vestigador8. La propia antropología es llevada a ha-
mismos nos transformemos. Así nos tornan los et- cer eso, a acabar con su objeto de estudio. Las cues-
nólogos de nuestra propia sociedad cuando to- tiones del relativismo y del etnocentrismo van a ser
mamos distancia de ella.” (Merleau-Ponty 1991: recolocadas en discusión, a partir de lo que
129-130.) Lévy-Strauss había enfatizado en Raza e Historia,
A partir de colocar la cuestión del otro y, por lo desembocando en el tema de la ética9.
tanto, la observación referida a un observador, se La pregunta que Geertz se hace es (en virtud del
van conformando, en el seno de la antropología, contacto creciente de las culturas no occidentales
cuatro paradigmas básicos, que responden a es- con Occidente): ¿para quien están destinadas las
cuelas diferentes5. Ellos son: el estructuralismo de verdades y persuaciones que comportan los textos
Lévy-Strauss (Escuela Francesa de Sociología), el antropológicos: a la comunidad científica de los an-
estructural-funcionalista de Edmund Leach (es- tropólogos o a los sujetos de las descripciones etno-
42 Trabajo de campo en tiempos de interdisciplina

gráficas? En la época de la antropología clásica, la tura para poder hacer un buen trabajo de campo.
distancia geográfica separava y desligava los sujetos Por el contrario, la comprensión del otro no de-
(de las descripciones etnográficas) de los lectores. pende de sentirse aceptado por el otro (porque eso
Los primeros debían ser descritos, pero no interpe- depende de la propia biografía del investigador),
lados; los últimos debían ser informados, pero no sino de la habilidad para analizar los sistemas sim-
implicados (Geertz 1989: 142)10. El trabajo de bólicos, los modos de expresar-se. Ser aceptado
campo comienza, entonces, a verse interpenetrado apenas contribuye para desarrollar esa habilidad.
de las tramas simbólicas en que consisten las cul- “Entender la forma y la fuerza de la vida interior de
turas de nuestro tiempo. nativos […] se parece más con comprender el sen-
En uno de sus primeros trabajos11, Clifford Ge- tido de un proberbio, captar una alusión, entender
ertz explica cómo las cuestiones epistemológicas y un chiste o […] interpretar un poema, que con
metodológicas no pueden quedar circunscriptas conseguir una comunión de espíritus.” (Geertz
cuando se aborda el trabajo de campo, pues ellas se 1997: 107.)
transbordan para el ámbito de la ética. Lejos de si- De cualquier manera, la cuestión de la posición
tuarse en la forma clásica de entender el trabajo de de observador frente a un otro no termina por ahí,
campo (mínima perturbación del grupo de estu- pues la tendencia general es que, cuando se aborda
diado por el investigador, no ligarse a ningún papel otra cultura, se tiende a secuestrar el modo de ex-
determinado del grupo para distinguir entre lo que plicación autóctono, ya que la explicación no se ve
los informantes dicen sobre algo, lo que debería ser a sí misma, o, en otros términos, la semántica no se-
ese algo y las explicaciones del etnógrafo), Geertz para contenido de forma. Esta cuestión, tratada
señala la relación inevitablemente ambigua e iró- también por Geertz, es ampliada por Edward Said13.
nica, del punto de vista ético, entre informante e En La representación del colonizado, los interlocu-
investigador; ambigüedad e ironía que quedan ins- tores de la antropología, Said muestra que ninguno de
critas en el texto etnográfico. los términos presentados en el título del ensayo
De hecho, Geertz señala la asimetría ética inhe- goza de una significación muy esencial o fija. La
rente a la situación de trabajo de campo: “la rela- crisis de representación atraviesa todo el dominio
ción entre un antropólogo y su informante reposa del conocimiento, de modo que las palabras ya no
sobre un conjunto de ficciones parciales recono- son más un medio transparente para que el ser se
cidas sólo en medios términos”, y añade: “mientras presente. La noción de colonizado fue cambiando
continúen siendo no más que ficciones (y así tam- de connotaciones conforme la historia, presentán-
bién verdades parciales) y reconocidas suficiente- dose, entonces, de forma volátil. De designar a los
mente sólo en medios términos (esto es, también no-europeos, pasa después a ser sinónimo de Tercer
medio oscurecidas), la relación progresa suficiente- Mundo, o el grupo de habitantes de los nuevos
mente bien.” (Geertz 1999: 54.) Esa asimetría ética Estados o de pueblos subyugados en territorios ad-
coloca presión en la relación, que sólo puede disi- yacentes, de Estados libertados de un lado, pero
parse a través de acciones y actitudes de cada uno víctimas de otro, países subdesarrollados, en fin,
de los términos, y requiere, de parte del antropó- atravesando muchas cosas, lugares y momentos
logo, un aprendizaje de vida y de pensar: “el antro- considerados como diferentes, pero inferiores. Si-
pólogo permance inevitablemente más ajeno de lo guiendo esas observaciones, en relación a la antro-
que desea y menos cerebral de lo que imagina.” (id.: pología, en los últimos años, se observan dos co-
61.) Esa tensión iterétnica no está vacía de mora- rrientes que pueden ser destacadas aquí. Por un
lidad, por el contrario, ella misma es una situación lado, aquella dedicada al estudio y representación
que involucra a la ética. de sociedades no-occidentales o menos desarro-
En otro ensayo12, el autor nos muestra cómo la lladas y, por otro, la antropología postmoderna, in-
concepción de ver las cosas del punto de vista de los fluenciada por la teoría literaria, por los teóricos de
nativos, de Malinowski (polémica despertada a la escritura, del discurso, de los modos de poder
partir de la publicación post mortem de Un diario en (Michel Foucault, Roland Barthes, Clifford Geertz,
el sentido estricto del término), coloca en relieve no Jacques Derrida e Hayden White). Las dos co-
una cuestión ética, y sí metodológica. Geertz de- rrientes revelan, según Said, un malestar en rela-
construye la necesidad de mimetizarse con otra cul- ción al status sócio-político de la antropología, en
Anuario IDES–CAS < Dossier de trabajo de campo •43

especial, en relación al Imperialismo, del que no la conquista e invaden las descripciones de la rela-
hacen referencia. Por último, el término interlocu- ción yo-otro); e la difusión intelectual, la manera de
tores parece tener dos significados discrepantes; por cómo los trabajos sobre culturas no hegemónicas fa-
un lado, trae como paño de fondo el conflicto colo- vorecen, impiden o acentúan los procesos de domi-
nial, revelando o bien a alguien complaciente, al- nación.
guien colonizado que tuvo que adaptarse a las cate- Deconstruyendo los conceptos de legitimidad y
gorías formuladas por la autoridad colonial para so- autenticidad de los años 60 y 70, Said critica la tex-
brevivir, o, entonces, a alguien que reacciona de tualidad a favor de mirar para la cuestión política:
forma antagónica y violenta contra el poder colo- “El punto de vista nativo […] no es solamente un
nial. Por otro lado, el interlocutor nace desde hecho etnográfico, ni un constructo primario o
dentro del medio académico, sugiriendo una expe- principalmente hermenéutico: es, en sentido am-
riencia de pensamiento calma y controlada, una plio, una resistencia de oposición continua e soste-
creación de laboratorio, que deja de lado la situa- nida a la disciplina y a la práxis de la propia antro-
ción urgente y de conflicto. Para convertir los mo- pología (como representante del poder ‘externo’),
vimientos de negros, de mujeres, de indios en tó- antropología no como textualidad, sino como un
picos de discusión, ellos precisaron ser transfor- agente directo de la dominación política.” (id.:
mados primero en algo fundamental y 130.)
constitutivamente diferente. Las nociones de alte- El autor también hace una dura crítica a la tex-
ridad y de diferencia están, así, fetichizadas. Said tualidad postmoderna (a causa de su vaciamiento
nota, por lo tanto, “una ausencia total de cualquier político en relación al Impeiralismo en el momento
referencia a la itervención imperial americana de tratar la alteridad) y afirma que toda representa-
como factor interfiriente en la discusión teórica de ción que se vuelve significativa no es tan solo por
textos que leí sobre antropología, epistemología, causa de una problemática teórica o académica,
textualización y alteridad y que, en alcance mate- sino también política. En ese sentido, Said apela a
rial, recorren toda la gama que va de la antropología los científicos sociales para tomar en cuenta que la
a la historia y a la teoría literaria.” (Said 2003: 123.) retórica presente en la producción científica contri-
La visión de este autor nos trae un gran aporte buye necesariamente para una tendencia u otra.
para cuestionar el modo de representar y tratar al “La cuestión es que las representaciones antropoló-
otro con que lidia el investigador. En ese sentido, y gicas influyen tanto en el mundo del que representa
siguiendo la línea de su pensamiento, nuestro obje- como en el de quien o de lo que es representado.”
tivo no podrá ser el de constituir una representa- (id.: 135.) Una situación promisora solo puede apa-
ción para incorporar lo nuevo a aquello que perma- recer si desconfiamos de que la relación entre cul-
nece perdido en la otra cultura, como si nuestra cul- turas sea perfectamente continua y totalmente sin-
tura superior continuase determinando o forjando crónica, y si podemos pensarlas como fronteras per-
los conceptos que explican o dan cuenta del otro. meables y defensivas como sociedades. El otro no
Es justamente eso lo que el Imperialismo hace: sólo como ontológicamente dado, sino también
creer que el otro es el conjunto de representaciones como históricamente constituido. (id.: 136.)14
forjadas, no como representaciones occidentales, Como vemos, la cuestión de cómo entender el
sino como otro natural o naturalmente dado. otro nos lleva a revisar y cuestionar una y otra vez
Es en ese sentido que Said considera que no hay aquello que se consolida como verdad sobre ese
otra manera de aprehender la cultura occidental sin otro. Esta discusión es una de las más polémicas en
aprehender también la disputa imperial, y coloca la nuestros días, y es profundizada por el movimiento
cuestión del Imperialismo en el horizonte clave y neo-colonialista, fundado por el propio Said e cons-
definidor de la producción del conocimiento antro- tituido por autores no-occidentales que estudian en
pológico. De aquí derivan tres cuestiones: el papel Occcidente para poder dialogar con Occidente.
del observador que queda cuestionado por la propia Esos investigadores observaron que en la cultura
relación imperial; la disposición geográfica que en occidental se da algo equivalente (en el seno de la
la historia de la antropología ocultó el problema de cultura) a lo que Foucault describió en la historia
la temporalidad (a diferencia de la temporalidad, la del conocimiento científico. Occidente, frente al
proximidad y la distancia producen la dinámica de choque cultural, para no cerrarse, incorpora algún
44 Trabajo de campo en tiempos de interdisciplina

símbolo del otro. Pero, ese símbolo es resemanti- pectativas normativas de desarrollo y progreso.”
zado. Luego, ese símbolo pierde la memoria, e in- (id.: 21.) Ese espacio liminar o intersticial, situado
corpora lo que es de Occidente. De esa manera, ol- en medio de designaciones, en el movimiento de lo
vida lo auténtico y sólo queda lo de Occidente. Said que aún no es, es el lugar de las trocas, de las nego-
defiende, entonces, su posición de exiliado para ciaciones de símbolos, y allí se constituye la dife-
poder construir un conocimiento, desnudando his- rencia como subjetivación. Se trata entonces del
tóricamente esa dinámica en la relación con las na- hibridismo cultural como la posibilidad de acoger la
ciones orientales y de Medio Oriente. diferencia. Y es en ese sentido que, parafraseando a
En síntesis, el trabajo científico es entendido por los griegos (y la metáfora del puente heidegge-
ese movimiento como: a) un cruzamiento de fron- riana), la frontera se vuelve el lugar a partir del cual
teras que incluye la intervención social y un abor- algo se hace presente. (id.: 24.)
daje interdisciplinario; b) la conciencia de situa- Bhabha define ese trabajo fronterizo como un
ción (política, social, histórica, metodológica); c) más allá, un espacio intermedio en que, para sobre-
un compromiso metodológico y político que per- pasar las barreras y límites, es necesario un retorno
mita, revisando los orígenes de lo que se entiende al presente, como para dar cuenta de lo incognos-
por un otro, desmantelar la dominación occidental; cible, de lo irrepresentable, de lo nuevo. En ese sen-
y d) “un sentimiento más agudo del intelectual tido, el espacio de intervención se constituye en los
tanto en la definición como en el cambio de un con- intersticios culturales que posibilitan la introduc-
texto” (id.: 78). ción de la creatividad en la existencia. Allí “hay un
Homi Bhabha (discípulo de Said) retoma la idea retorno a la escenificación de la identidad como ite-
del lugar de la cultura, su frontera como lugar ración, la recreación del yo en el mundo del viaje, el
donde se presenta el otro, y la representación, como restablecimiento de la comunidad fronteriza de la
condición extremamente compleja para el conoci- migración” (id.: 29)15. Pero, esa existencia fronte-
miento en la actualidad, marcada en especial por la riza sucede en una temporalidad de quietud, en
condición de una temporalidad de sobrevivencia. función de la extrañeza, y crea así la imagen discur-
Hay en ella un movimiento exploratorio incesante, siva entre la historia y la literatura.
de modo que espacio y tiempo se entrecruzan en fi- Esa imagen (o la actividad metafórica o ficcional
guras complejas de identidad, diferencia, interior, del discurso) es estética, pues, siguiendo a Lévinas,
exterior, inclusión y exclusión. Bhabha crea el con- ella es invadida de sombra, se desenvuelve en los
cepto de in-between para designar la necesidad de intersticios del tiempo del acontecer. Esa otra tem-
pasar más allá de las narrativas de subjetividades poralidad que emerge es el tiempo ético de la narra-
para focalizar los procesos producidos en la articula- ción, porque lo real aparece como si estuviera entre
ción con las diferentes culturas. Esos entre-lugares paréntesis. Hay allí una especie de parálisis, un si-
propician un terreno para los procesos de subjetiva- lencio de la palabra derivado del extrañamiento, o
ción. “Es en la emergencia de los intersticios – la so- mejor, del encuentro. En ese sentido, esa parálisis es
breposición y el desplazamiento de dominios de la una utopía, es la constitución del entre-lugar, un te-
diferencia – que las experiencias intersubjetivas y rritorio donde el otro puede constitutirse como sub-
colectivas de nación [nationness], el interés comu- jetividad: “para los que viven, como lo describí, ‘de
nitario o el valor cultural son negociados.” (Bhabha otra manera’ que no sea la de la modernidad, sino
1998: 20.) Esto es, la subjetivación se produce en fuera de ella, el momento utópico no es el horizonte
esos entre-lugares. de esperanza obligatorio” (id.: 42).
Pero es por medio de crisis sociales el modo
como llegan a ser formuladas las estrategias de re-
presentación de esos procesos de subjetivación. IV. Fronteras
“Los embates de frontera acerca de la diferencia
cultural tienen tanta posibilidad de ser consen- Las discusiones que se presentan a partir del reco-
suales como conflictivos; pueden confundir nues- nocimiento de la limitación de la cultura occidental
tras definiciones de tradición y modernidad, reali- para explicar el encuentro con un otro son de gran
near las fronteras habituales entre lo público y lo complejidad, y precisaríamos otro espacio para ex-
privado, lo alto y lo bajo, así como desafiar las ex- poner todas ellas y a los autores involucrados. El rá-
Anuario IDES–CAS < Dossier de trabajo de campo •45

pido pasaje realizado aquí es apenas para tocar esas bajo de campo, en el sentido de un abordaje que
discusiones y poder entender cómo el trabajo de trata sobre otro. Pero, inversamente, el psicoaná-
campo está interpenetrado de cuestiones y miradas. lisis también tiene cuestiones para aportar de un
De esta manera, lo que intento aproximar es el modo decisivo en relación a la dimensión no-repre-
hecho de que el trabajo de campo no constituye, en sentacional del encuentro con un otro18. En este úl-
el pensamiento contemporáneo, tan solo un as- timo sentido, Winnicott (1968d/1988) ilumina esta
pecto técnico de una metodología, sino una especie cuestión. En el encuentro con otro, la experiencia
de intervención que le es inherente en cuanto pro- acumulativa de vida se caracteriza por la precariedad
ducción de conocimiento. de su estructura. En esa experiencia, que se da en
Vimos cómo el trabajo de campo está presente una posición, en un tiempo y en un espacio, todo lo
en la traducción que la antropología hace sobre la contingente y material es importante, y forma parte
crisis de valores de verdad, la relación ciencia y téc- de las personas allí involucradas, en cuanto lo que
nica y la dimensión política, y cómo la intervención allí se está constituyendo. En el encuentro, hay una
surge como necesidad metodológica para la cons- confrontación de precariedades dadas de un modo
trucción del conocimiento científico. silencioso: la corporeidad; el lugar común donde se
Podríamos afirmar, entonces, que el trabajo de teje la confianza: la tierra de nadie, o el lugar donde se
campo es ese momento privilegiado del científico so- oculta el misterio, o aún, el encuentro que no soporta
cial, momento en que el otro puede presentarse en la interpretación; el rostro del otro; el ser encontrado por
frontera de un nosotros, entendido como subjeti- el otro y el sentirse útil frente al otro.19
vidad y cultura16. Presentación que está para más allá De esa manera, el trabajo de campo se presenta
de la representabilidad, pero que es constitutiva de como la dimensión que está para más acá de la re-
un proceso de subjetivación y a partir de la cual la presentabilidad, pero, como tal, posibilitadora del
troca, en ese entre-lugar, puede ser el inicio de la acontecer de una temporalidad que dará origen a
constitución de nuevos símbolos, de un pensamiento comprensiones (nuevas) que el investigador deberá
mestizo, como diría Serge Gruzinski. Justamente en pensar o dar forma. Eso ya es un paso hacia la inter-
los autores en que basamos la discusión, está implí- vención social, en el sentido de perseguir un cambio
cita la necesidad de desvelar la concidencia de un en sentido estricto. El trabajo de campo recolocará
trabajo de campo con un procedimiento técnico. necesarriamente, entonces, la pregunta de Geertz:
Sin embargo, el trabajo de campo presenta un lí- ¿para quién está destinada la producción de ese co-
mite muy claro con respecto a la posibilidad de ser nocimiento?
considerado como intervención social propria-
mente dicha17. Por un lado, puede reunir la crítica
del camino perdido, esto es, la recuperación de los V. Comunidades interpretativas:
conceptos y conocimientos que, a lo largo de la his- hibridismo e interdiciplina
toria, fueron solapados por la ideología. Puede
reunir también la necesidad de discutir la relación El trabajo de campo, en su praxis, presenta para el
cultura-técnica-ambiente, y, aun, la manera de pro- investigador la necesidad de negociar con el grupo
blematizar las cuestiones de política y gestión. Pero, que participa de la investigación, de manera que el
por otro lado, el límite se presenta en forma contun- trabajo resultante no pertenece exclusivamente a la
dente: el trabajo de campo no se propone hacer autoría del investigador, sino que se trata de un tra-
cambios, aunque eso sea inevitable. El cambio que bajo compartido (Schmidt 2003). De esa manera, la
adviene de un trabajo de campo surge de una im- comunidad investigada se vuelve también partícipe
previsibilidad, de todo aquello no-representacional no solo de la investigación, sino también de la inter-
que deriva de una condición precaria propia del en- pretación de los fenómenos estudiados. Siguiendo la
cuentro con otro y, en un momento ulterior, de microutopía propuesta por Boaventura Santos
comprensiones a ser construidas con otro. (1989; 1995/2003), el trabajo de investigación debe
Sin duda, recorrer los significados tejidos por la contribuir para la formación de comunidades interpre-
antropología alrededor del trabajo de campo cons- tativas, de manera que se quiebre la pretensión hege-
tituye una contribución para la clínica psicoanalí- mónica y detentora del poder del conocimiento
tica, esto es, entender la propia clínica como un tra- científico, permitiendo revalorizar el papel del saber
46 Trabajo de campo en tiempos de interdisciplina

popular y del sentido común. A partir de esa refle- cuencias del punto de vista de la clínica psicoana-
xión, aquello que podemos entender como investi- lítica.
gación participante o investigación-acción cobra Bhabha sugiere que el encuentro entre el investi-
otra dimensión, en especial, el hecho de que los as- gador y un otro se da en un entre-lugar (in-between),
pectos sociológico, político y ético de la ciencia de- entendiendo por ello el terreno donde pueden elabo-
jan de ser una consideración por parte del investiga- rarse estrategias de subjetivación (Bhabha 2001). En
dor para constituirse en una acción compartida y el encuentro con la diferencia, como resultado de esa
negociadora de intereses. experiencia, surgen intersticios o intervalos a partir
Pero los intereses recolocan cuestiones en rela- de los cuales se presenta la inconmensurabilidad,
ción a quién soy yo y quién es el otro. En nuestra esto es, un tipo de experiencia cuya materialidad23
condición actual, no existe una tradición única, o excede no solo la posibilidad de comprensión y signi-
mejor, doble, que pueda dar cuenta de identidades. ficación, sino que tampoco permite la totalización de
Existe una mixtura de tradiciones que forman parte la experiencia (del punto de vista epistémico). El
del investigador, la mixtura de tradiciones que puente que un investigador pueda venir a ser, en la
forma parte de la ciencia, la mixtura de tradiciones medida que reúne en sí otros márgenes, aquello que
que forma parte de los grupos humanos contac- atraviesa24, no es suave ni trascendente, sino un
tados, en fin, la mixtura de tradiciones que es middle-passage; es un encuentro con lo nuevo, en el
nuestra cultura. En función de eso, la metodología sentido de ruptura con un continuum pasado-pre-
aquí abordada no podría dejar de lado la cuestión sente. Bhabha dice que ese espacio intermedio con-
de la hibridación20. siste en residir en el más allá, algo así como “tocar el
En la antropología, el autor que por primera vez futuro en su lado de acá”, de modo que lo privado y lo
pensó en esa cuestión fue Cardoso de Oliveira público, el pasado y el presente, lo psíquico y lo social
(1962), al trabajar con el concepto de fricción inte- desarrollan una intimidad tal, que permiten que ese
rétnica21. Aunque él y otros autores, como García mismo espacio pueda tornarse espacio de interven-
Canclini en Argentina e México, comenzaron a ción y, consecuentemente, recreación del yo en el
preocuparse con esa cuestión, es solamente en la mundo del viaje.
década del 90 que el hibridismo va a cobrar cuerpo Ese espacio intersticial en que el otro puede pre-
como investigación. Es interesante observar que el sentarse, aproximándonos de Lévinas (1987), se
pionero sea brasileño, es decir, oriundo de una de asemeja al momento estético en que el mundo real
las regiones del planeta en que los fenómenos de es colocado entre paréntesis, y en el que la luz deja
cultura se presentan de una forma altamente hí- lugar para la invasión de la sombra o, en otras pala-
brida. En ese sentido, tampoco es casualidad que la bras, en el que, en una experiencia, el entendi-
preocupación por la hibridación en la antropología miento deja lugar para el acontecer, sorprendido
venga como resultado de la preocupación en com- por la materialidad.
prender al otro, ese pasaje, que se hace a partir de la Del punto de vista de la clínica psicoanalítica,
década del 60, de las problemáticas derivadas de la podemos aproximar Winnicott de Lévinas a partir
universalidad (el hecho social total de Mauss y de la formulación que Winnicott hace del espacio
Lévy-Strauss) para las de la particularidad e indivi- potencial y de la localización de la experiencia cul-
dualidad y, bien al final de siglo XX, el sentido de tural (1971a/1991)25. Para esos autores, el aspecto
experiencia de la alteridad contorneando el pro- material de la experiencia con el otro presentan
blema de la pluralidad e identidad22. una informidad (formlessness, para Winnicott; la
Justamente las nociones de alteridad y dife- sombra, para Lévinas) en el aspecto de la compren-
rencia dieron origen a pensar el hibridismo en las sión, de manera que, en el meollo de la existencia,
ciencias sociales: es en la articulación de las dife- hay una referencia sin orden del otro. La necesidad
rencias culturales (con otro) que se hace un pro- de un estado no integrado en la experiencia del es-
ceso de subjetivación. Eso va a ser fundamental pacio potencial se debe al hecho de que de allí surge
para comprender nuestro punto de partida meto- el sentimiento de self, que, por no ser observado ni
dológico, en el sentido de pensar cómo se consti- recordado por el individuo, puede perderse, a
tuye un investigador de campo en el encuentro menos que sea espejado por alguien en quien se
con otro, y también para pensar las posibles conse- confía y de quien se depende. (Winnicott
Anuario IDES–CAS < Dossier de trabajo de campo •47

1971a/1991: 61.) En el caso de poder ser espejado, denomina texto. Explícitamente aquí, comprendo
eso puede constituirse en experiencia; si no, lo que como texto el dominio de las obras humanas. A
surge es el sentimiento de que el existir es negado, y partir de ahí, sí, podremos afirmar, junto al herme-
el otro, en términos de Lévinas, se transforma en neuta, que las obras humanas hablan de mundos
otro Absoluto, o, en términos de Winnicott, sobre- posibles y de maneras posibles de orientarnos en
viene una ansiedad impensable, en el sentido de un esos mundos. Pero, al contrario de Ricoeur, que
sufrimiento derivado de una experiencia que no busca en la reflexión una tarea en el sentido de que
puede constituirse como tal. Ambos autores apun- el yo pueda encontrarse a sí mismo por medio de sus
tan para la necesidad de no forzar la comprensión obras y, de esa manera, sobrepasar un momento de
de tal experiencia (cuando se constituye como tal), ilusión de la consciencia en virtud de interferencias
en la medida en que ella se impone por su materia- de intereses o deseos, constatamos que el yo nunca
lidad; de lo contrario, surge la amenaza de aniquilar puede ser soberano de sí, a no ser frente al rostro de
ese otro (del punto de vista ético), el propio senti- un otro (conforme venimos desarrollando la cues-
miento de existir (self) y, consecuentemente, la tión del hibridismo e interdisciplina, siguiendo a
creatividad (del punto de vista ontológico, teoló- Bhabha, Lévinas e Winnicott).
gico y, por lo tanto, también terapéutico!). La tendencia de la filosofía y de las ciencias so-
Es en esos dos ámbitos de reflexión (trabajo de ciales, de partir de la noción de ser humano como
campo/clínica psicoanalítica) que reconsidero en- sujeto entero, soberano de su yo, portando repre-
tonces el tema de la hibridación. El hibridismo, de sentaciones, sin duda dificulta la comprensión del
hecho, permea los diferentes símbolos de una cul- encuentro con otro. Aquí necesitamos de otra mi-
tura, pero mi atención está colocada, en todo caso, rada, de tomar en cuenta otros fenómenos que nos
en el hibridismo derivado del espacio intersticial y/o permitan repensar esa cuestión. Considero que los
potencial, de manera que, en el encuentro con un fenómenos de religiosidad y del estudio de terapéu-
otro, la diferencia no tiene oportunidad para encon- ticas en las culturas nos abren, por sí mismos, para
trar un lugar jerárquico supuesto o impuesto. Se trata la cuestión de la alteridad, colocando en jaque
del más allá (aproximándonos de Lévinas): el espacio ciertas categorías que pertenecen a la tradición de
en el que la experiencia con el otro se revela a partir la Modernidad. Si observamos los trabajos de los in-
de su materialidad, de modo que esa experiencia in se vestigadores que están abordando esas cuestiones,
es no-representacional. encontraremos que ellos portan una preocupación
Gruzinski ya señaló que no es la ciencia la que interdisciplinaria como modo de resolver esos im-
tiene el monopolio de la desmitificación (2001). En passes que ciertas nociones, difíciles de transponer,
verdad, el arte contemporáneo explora el conoci- imponen29. El psicoanálisis contemporáneo winni-
miento íntimo del hibridismo, al punto de desarti- cottiano ofrece puntos a partir de los cuales es po-
cular estereotipos, como por ejemplo los clichés del sible avanzar.
exotismo de las culturas amazónicas. De ahí que, Con respecto a la interdisciplina, podríamos a-
con respecto al hibridismo, la literatura (y el arte en proximarnos de lo que hoy podemos llamar comple-
general) tenga tanto para enseñar a las ciencias so- jidad. El pensamiento de la complejidad sostiene
ciales26. que el estudio de un hecho social sólo es posible a
Pero avancemos un poco más en relación a có- través de una articulación interdisciplinaria, mu-
mo entender el texto. Comparto con Ricoeur27 la chas veces incluyendo abordajes completamente
relación de inclusión sujeto-objeto, que Heidegger diferentes, con una postura intelectual movilizada
denominó de ser-en-el-mundo (in-der-Welt-sein) y por la duda, que posibilita abordar al objeto, pero
Gadamer de pertenencia, en el sentido de que perte- no de una manera completa. Contrariamente a
necemos a un mundo del cual tenemos una cierta Edgar Morin, esta manera de abordar la comple-
precomprensión (en la medida que refleja nuestras jidad no puede ser un paradigma, pues no puede ser
posibilidades) que precede a toda reflexión28. Al axiomatizado ni corporificado, y tampoco puede
mismo tiempo, ese pertenecer a un mundo nos es responder a una única ontología. Por esos motivos,
transmitido por la tradición y está mediado por las la complejidad es entendida como un Zeitgeist. Por
obras de los hombres, aquello que nos trae para el otro lado, como es imposible salir de la raciona-
presente el pasado histórico, aquello que Ricoeur lidad, en la medida en que precisamos de argu-
48 Trabajo de campo en tiempos de interdisciplina

mentos (semánticas en que forma y contenido son dor; sin embargo, raras veces el texto consigue re-
indisociables) para construir el conocimiento, no se flejar ese hecho, pues implica en la vuelta del inves-
consigue superar a Descartes (como pretende Mo- tigador a un lugar anterior, del cual se tiene un
rin). Finalmente, y contrariamente a Kuhn, siendo cierto dominio considerable.
que las verdades son condicionadas por la semán- Tal vez, exceptuando las investigaciones en las
tica y, por lo tanto, caducables, no hay cómo cues- que el investigador pasa a pertenecer de hecho a la
tionar, a rigor, verdades del punto de vista del mé- comunidad de destino, como en el caso biográfico
todo. Es posible, entonces, la configuración de un en relación a las memorias de viejos para Ecléa Bosi,
método sin ortodoxia. la investigación puede tornarse comunidad de des-
tino cuando esta surge de manera compartida con
la propia comunidad investigada, siguiendo a Boa-
VI. Comunidad de destino ventura Santos. A partir de allí, tampoco hay un re-
torno a una posición anterior.
Existe una condición ontológica que puede abrirse Por ese motivo, considero que la comunidad de
en el trabajo de campo – y es deseable que eso suce- destino es el punto de partida existencial para cons-
da –, que consiste en la experiencia de conformar tituir comunidades interpretativas, de modo que los
una comunidad de modo que posibilite la compren- intereses colocados a lo largo de la investigación
sión de la condición humana allí involucrada. Para van teniendo forma y lugar en la corporeidad del in-
describir esa situación, Ecléa Bosi (1979/1994) re- vestigador y de las personas involucradas. Eso jamás
toma la expresión comunidad de destino, de Jacques es tranquilo, por el contrario, es fuertemente movi-
Loew (1959), caracterizándola como – en oposi- lizador y provocador de tensiones. De ahí que se
ción a realizar prácticas en el locus de la pesquisa – hable de negociaciones, término útil cuando ha-
el sufrir de manera irreversible el destino de la co- blamos en un plano interpretativo, pero poco trans-
munidad estudiada, de modo que no se pueda más parente o, aun, pobre cuando nos abrimos al plano
volver a una antigua posición o condición. ontológico, en la medida que en esas negociaciones
El dominio de la experiencia que impone un tra- hay elementos que son no-representacionales y, por
bajo de campo suele ser fuertemente transforma- lo tanto, alcanzan la intimidad.

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Notas

1 Master en Psicología Clínica (PUC-SP). Doctorando en Psicología de reflexión desprolijas y distorcidas, solo se le puede oponer una
Clínica. Universidad de São Paulo (USP), São Paulo, Brasil. Becario de risa filosófica – esto es, en cierto modo, silencioso.” (Foucault
Capes (Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Supe- 1999:473.).
rior). Actualmente investiga en el área de Etnopsicoanálisis, asociado 4 Efectivamente, los universales de la cultura constituyen la gran
al Laboratorio de Estudios de la Transicionalidad (PUC-SP) y al Labora- cuestión de Lévy-Strauss (1957/1996), pues él, preocupado por el
torio de lo Imaginario (USP). Email: waltermoure@yahoo.com.br antisemitismo, queria responder a la cuestión de por qué el hombre
Tel: (55-11)3257-6781 (Brasil) (11) 4458-3088 (Argentina). mata a un otro.
2 Lo enmascarado es que la subjetividad no explica en su origen el fin. 5 En las ciencias duras, esa cuestión introducida por la antropología
3 Foucault sostiene, en ese texto, que la solución para volver a la tomaría una dirección política, de la cual derivarían los aspectos de
posibilidad de pensar sería, retomando a Nietzsche, destruir a ese participación tomada como ideología (esto es, ocultando los oríge-
hombre construido por la filosofia moderna, desde Kant, que propi- nes), por ejemplo: nociones de cambio, participación del objeto,
cia el olvido de la abertura que dio origen a esa antropología como participación comunitaria. La observación participante introdujo
disposición fundamental y, al mismo tiempo, el obstáculo que se esa nueva dimensión, como consecuencia lógica del compromiso
opone a un pensamiento que esté por venir. Parafraseando a Niez- político de compartir esa acción.
che, y recolocando el problema de los límites de la representación, 6 La verdad científica es necesaria del punto de vista lógico, pero
dice: “A todos los que pretenden hablar aún del hombre, de su reino contingente del punto de vista de su configuración. Al contrario, la
o de su liberación, a todos los que formulan aún cuestiones sobre lo verdad histórico-literaria es contingente del punto de vista lógico,
que es el hombre en su esencia, a todos los que pretenden partir de pero necesaria del punto de vista de lo que se configura, pues el in-
él para tener acceso a la verdad, a todos los que, en contrapartida, vestigador está insertado allí donde investiga.
reconducen todo conocimiento a las verdades del propio hombre, a
7 Desconsideraré aquí las discusiones que puedan provenir del mo-
todos los que no quieren formalizar sin antropologizar, que no quie-
vimiento postmoderno norteamericano, que supuestamente deja al
ren mitologizar sin desmitificar, que no quieren pensar sin inmedia-
objeto de estudio hablar por sí, con la consecuente (supuesta) au-
tamente pensar que es el hombre que piensa, a todas esas formas
sencia de la persona del antropólogo.
50 Trabajo de campo en tiempos de interdisciplina

8 Clifford Geertz dialoga con Lévy-Strauss, afirmando que lo univer- bución de esa disciplina, porque, en realidad, el otro (o cualquier fenó-
sal es la producción de símbolos, y lo particular es el contenido de meno) jamás se presenta en una completud; podemos tener tan solo,
la red: los significados. También dialoga con las taxonomías de en el encuentro, experiencias totales. Milton Santos (2002) sostiene
Boas y Broomsfield, enfatizando que no es a partir de taxonomías que el espacio es una acumulación desigual de tiempos, en la medida
sobre los otros que se puede llegar a los otros. Geertz es considera- en que a través del proceso de producción, el espacio hace que el
do el autor que abre a la antropología para las cuestiones de la post- tiempo se vuelva concreto, por la presencia de variables simultáneas
modernidad. de edades tan diversas. Tenemos ahí la noción de un espacio como hí-
9 Clifford Geertz, en Los usos de la diversidad(1986), levanta la po- brido.
lémica con Lévy-Strauss y Rorty, que el fantasma del etnocentris- 19 Por ese motivo, el trabajo de campo no puede ser considerado
mo adquiere ahora nuevas configuraciones, asociado al problema como poseyendo un programa educativo o un programa de trabajo
del relativismo: el relativismo cultural no implica un excepticismo, (condiciones estas para que pudiera ser considerado en sí mismo
sino que puede construir verdades. como una intervención social) que explicite la búsqueda de cambio y
10 La misma cuestión es apuntada por Lévy-Strauss, en De cerca y pueda ser compatible con ella. Por lo tanto, podemos decir que el tra-
de lejos. bajo de campo es el momento que antecede a la elaboración de un
proyecto de intervención social y que garantiza, si entendido de la for-
11 Cf. El pensar en cuanto acto moral: las dimensiones éticas del
ma contemporánea, la participación de todos los involucrados; y que el
trabajo antropológico de campo en los nuevos Estados (1968).
lugar del pensador/conductor del proyecto sea apenas el de emulador,
12 Cf. “Del punto de vista de los nativos”: la naturaleza del entendi- para lo cual es necesario deconstruir los valores etnocéntricamente.
miento antropológico (1983/1997).
20 Preferimos ese término, en lugar de sincretismo, mestizaje o fusión,
13 En Orientalismo: el Oriente como invención de Occidente, Said por una cuestión histórica dentro de la epistemología de las ciencias
muestra la imposibilidad de, a partir de la Modernidad, distinguir co- sociales. El término hibridación, en la medida en que fue cobrando
nocimiento científico de conocimiento político, y cómo el objeto de cuerpo dentro de las ciencias sociales, acompañó la reflexión episte-
estudio jamás puede ser tomado como hecho natural. Por las pro- mológica. (Cf. Bhabha 2001 y García Canclini 1990/2001.)
pias connotaciones políticas que es necesario desvelar allí, Said se
21 Existen varios conceptos que marcaron a la antropología a partir de
ve obligado a lidiar con la exterioridad de las representaciones.
la producción latinoamericana. El concepto de situación colonial, de
14 El valor de Said está en instigarnos a investigar “otras culturas y Balandier (1955), habría abierto las puertas para pensar sistemática-
otros pueblos desde una perspectiva libertaria, o no-represiva y mente la relación colonizador-colonizado. El concepto de fricción inte-
no-manipulativa.” (Said, 1978/1990: 35.) rétnica marcó una postura crítica a los conceptos de aculturación y
15 Esa es una preocupación de Sartre, en Política y Literatura. cambio social de las teorías funcionalistas, la posibilidad de analizar si-
tuaciones de conflicto y disentimiento, y la necesidad de estudiar siste-
16 Cuando me refiero a la subjetividad, no estoy tomando ese término
máticamente la relación de la nación con la etnias indígenas. El autor
como una substancia, en el sentido de un cogito (yo-pienso). Subjeti-
define el concepto así: “Llamamos de ‘fricción interétnica’ al contacto
vidad, en este trabajo se refiere a la posibilidad de ser alguien frente a
entre grupos tribales y segmentos de la sociedad brasileña, caracteri-
otro. Similarmente, y siguiendo el trabajo de Arjun Appadurai (2001),
zado por sus aspectos competitivos y, en la mayor parte de las veces,
cuando nos referimos a la cultura o a la dimensión cultural, no estamos
conflictuales, asumiendo ese contacto proporciones ‘totales’, esto es,
hablando de una substancia, y sí de fenómenos que atienden una dife-
abarcando toda la conducta tribal y no tribal que pasa a ser modelada
rencia que resulta de haber sido corporalizada en un lugar y una situa-
por la situación de fricción interétnica” (1962: 86). Ese concepto daría
ción determinados. De ese modo, en este trabajo, la cultura no es pen-
lugar a muchas investigaciones en Brasil y América Latina, teniendo,
sada como una propiedad de los individuos o grupos, sino como
por lo tanto, un gran valor histórico. En 1996, Cardoso de Oliveira reco-
recurso heurístico para pode hablar de la diferencias, sobre todo de las
locaría la misma cuestión en un contexto más complejo, en función del
diferencias de grupos articuladas por estes como fronteras identitarias.
proceso de globalización y de la relación con la ética (y siguiendo a
Por lo tanto, aproximamos cultura de etnicidad, entendiendo esta últi-
Dussel), señalando que “las palabras ‘conflicto’ o ‘fricción’ no son su-
ma como la construcción y mobilización de las diferencias. Es claro
ficientes para indicar el contenido substantivo de las relaciones entre
que, a su vez, el término diferencia no es aquí ingenuo, y en ese sentido
indios y blancos, pues muchas veces encubren la naturaleza de esas
no podemos dejar de observar las contribuciones que Derrida hace al
mismas relaciones” (Cardoso de Oliveira 1996/2000: 183).
respecto, cuando ve en ese concepto la junción de lo que se escribe en
el pensamiento de nuestra época. Yo tiendo a aproximarme más de la 22 Los fenómenos fueron norteando las investigaciones conjuntamen-
diferencia tal como la entiende Lévinas, en el sentido de la irreductibili- te con las cuestiones metodológicas, tales como, por ejemplo, el senti-
dad de la marca del otro en mí. do del otro para Marc Augé en el mundo globalizado (1997), el saber
local para Clifford Geertz (1983/1997), la ciencia como producto híbri-
17 Cf. Tassara (2003) para las considerações de cómo entender la in-
do para Bruno Latour (1994), el hibridismo que es inherente a la cultura
terveción social y el conocimiento científico.
para Homi Bhabha (2001) y Néstor García Canclini (1990/2001). Es in-
18 Otras disciplinas también dan contribuciones para el trabajo de teresante observar en qué momento las ciencias sociales se apropian
campo. En la geografía política, por ejemplo, la investigación se centra del término hibridación, que en verdad proviene de la biología. Eso es
en espacios cuyos tiempos pueden no existir más, lo que lleva al inves- bastante reciente. García Canclini sostiene que “la construcción lin-
tigador a la necesidad de imaginar para reconstruir aquel espacio. En güística (Bajtin; Bhabha) y social (Friedman; Hall; Papastergiadis) del
ese caso, para aproximarse del fenómeno es necesario primero aproxi- concepto de hibridación colaboraron para salir de los discursos biolo-
marse de la sensorialidad y de aspectos materiales de la experiencia gicistas y esencialistas de la identidad, de la autenticidad y de la pureza
para completar el espacio a partir de la imaginación. Eso es una contri- cultural” (1990/2001: 16). Para esos autores la antropología se torna
Anuario IDES–CAS < Dossier de trabajo de campo •51

posible (y necesaria) justamente a partir de la experiencia de la plurali- 28 Angela Bello trae a luz la misma cuestión en el propio Husserl, en el
dad, de la alteridad y de la identidad, conceptos que llevan a la formula- manuscrito A VII 9, en el que él afirma que es necesario despojarse de
ción del hibridismo. Cf. Los dos ritos y sus mitos: la política como ri- la actitud científica para que se pueda constituir el mundo verdadero y
tual. (Marc Augé 1997: 91-139) el otro pueda emergir: “Si miro a mi alrededor en la óptica precientífica,
23 El término materialidad (o hylética) es usado en este trabajo en el puedo encontrar a los chinos, los indianos, los hotentotes y así subsi-
sentido husserliano, esto es, los datos sensibles se ofrecen como ma- guientemente. Los percibo como seres humanos, que a pesar de pare-
teria para las formaciones intencionales y significaciones (o noética), cer extraños, están en el mundo y saben que están en el mundo – este
siendo que lo sensible no está reducido a los sentidos, sino que abarca mundo.” Citado por Bello (1998: 6, 81). Ahí también están contenidas
el sentir, la emoción, la memoria, la fantasía, la voluntad. Debemos dos cuestiones: por un lado, que el aspecto material de la experiencia
pensar la materialidad como un material informe en el devenir de una abre la posibilidad del encuentro con la diferencia, y, por otro, que la
experiencia. comparación puede ser útil en la investigación para que los extraño
pueda aparecer.
24 La metáfora del ser humano como puente es de Heidegger en
Construir, habitar, pensar (1954/2002: 125-141) y es retomada por 29 Michael Taussig, por ejemplo, consigue obtener una salida en la in-
Bhabha (2001: 26). terdisciplinariedad para investigar el xamanismo, abordando lo que él
denomina conocimiento social implícito, esencialmente inarticulable,
25 Bhabha hace una aproximación entre Lévinas y Lacan, derivada de
imagético, no discursivo (Taussig 1987/1993). Patrick Deshayes, otro
la lectura personal y original que hace sobre todo de Lacan. Sus apro-
ejemplo, aproximándose de la etnopsiquiatría, estudia los malentendi-
piaciones desembocan en un trabajo interdisciplinario, y dejan de ser
dos resultantes de abordar las prácticas terapéuticas indígenas en tér-
propiamente lacanianas.
minos de representación causal (Deshayes 2002).
26 Justamente en los trabajos de los pensadores que toman en cuenta
30 Todas las traducciones que constan en este artículo son del autor.
la hibridación, se puede observar, en sus análisis, el importante papel
que tienen las obras de arte, en especial, las literarias.
27 Paul Ricoeur realiza una crítica a la reflexión de Husserl en el artículo
Fenomenología y Hermenéutica (2002: 39-70).
IV Jornadas de Etnografía
y Métodos Cualitativos
Anuario IDES–CAS < IV Jornadas de Etnografía y Métodos Cualitativos •55

Narrando la violencia.
Relatos de pasión y muerte
Myriam Jimeno*

Resumen
Nos proponemos analizar en este artículo las representaciones sociales del crimen pasional en la sociedad brasileña y colom-
biana contemporánea. El trabajo parte de un estudio de la red de representaciones y orientaciones afectivas, de una “configu-
ración emotiva” que pretende explorar el mundo cultural en el que ocurre esa forma particular de acción violenta anclada en
disposiciones perdurables que fueron aprendidas en el marco de la vida social. Con el fin de indagar los principios culturales
en los que se inscribe este tipo de acción violenta, interpretamos y comparamos tanto las narrativas personales de los actores
involucrados en dichos crímenes como las narrativas de los expedientes judiciales y las normativas jurídicas en ambos paí-
ses. Si las narrativas personales permiten identificar la configuración emotiva que organiza tanto la motivación subjetiva
como la emoción y la cognición, las otras dos ponen en evidencia la concepción cultural de sujeto y la jerarquía de género
sustentada en la masculinidad que subyacen y organizan a las corrientes jurídicas modernas. Asimismo, la configuración
emotiva pone de relieve el proceso histórico que dio lugar a una concepción dualista del sujeto en aquellas corrientes jurídi-
cas tributarias del positivismo. En contraposición a ello, asumimos una perspectiva que destaca el enlace profundo entre la
orientación cultural, la subjetividad y la acción social, para avanzar en una crítica al sentido común que explica la acción vio-
lenta mediante la efervescencia emocional y que considera que la violencia “estalla” súbitamente. Finalmente postulamos
que la configuración emotiva es un sistema de representación bipolar de los sujetos varón y mujer mediante el cual se juzga el
crimen pasional.
Palabras claves: configuración emotiva, crimen pasional, violencia, subjetividad y acción social.

Abstract
In this article, we intend to analyze the social representations of crimes of passion in contemporary Brazilian and Colom-
bian societies. Our work is based on a study on the network of affective representations and orientations, of what we can
call an “emotional configuration”. We pretend to explore the cultural world in which this particular kind of violent action is
based. With this aim, we interpret and compare the personal narratives of the actors involved in these crimes as well as the
narratives inscribed in judicial procedures and legal regulations of both countries. The personal narratives allow us to iden-
tify the emotional configuration that organizes the subjective motivation as well as the emotion and cognition of the perpe-
trators of these crimes. The analysis of legal narratives and procedures demonstrate the cultural conception of the subject
and the gender hierarchy sustained on ideas of masculinity that underlie and organize the contemporary legal currents.
Thus, the concept of emotional configuration highlights the historical process that makes possible the dualistic conception
of the subject in those legal currents based on positivism. In contrast, we assume a perspective that emphasizes the deep
connection existent between cultural orientation, subjectivity and social action in order to establish our point of view as op-
posed to the perspective that explains violent actions through the emotional effervescence and that considers that violence
irrupts suddenly. Finally, we postulate that the emotional configuration is a system of bipolar representation of male and
female subjects through which a crime of passion is judged.
Key words: crime of passion, violence, subjectivity, social action and emotional configuration.

Introducción uno de estos homicidios para relatar el procedi-


miento mismo de esta investigación y algunas de
La acción violenta está impregnada de significa- las elecciones de método y teoría. Esta narrativa
dos provenientes de la sociedad específica en que hace posible reconstruir los pasos principales del
ocurre. Dichos significados conforman una red recorrido que realicé con el propósito de indagar
densa de representaciones y orientaciones afecti- por los principios culturales dentro de los cuales
vas a la que llamaré configuración emotiva. Este está inscrito este tipo de acción violenta en las so-
concepto me permite explorar el mundo cultural ciedades brasileña y colombiana del presente. El
dentro del cual ocurre una forma de acción violen- énfasis está puesto en el cómo se realizó el trabajo
ta, el llamado crimen pasional. Acudo a la narrati- y menos en los resultados de investigación (ver Ji-
va personal de una mujer brasileña envuelta en meno 2004).

•55•
56• Narrando la violencia

El resultado principal del trabajo es que el trata, como en este caso, de una persona que ha
crimen pasional se juzga a la luz de nuestra configu- sido condenada por un homicidio. ¿Cómo pre-
ración emotiva, la que hace depender la responsa- guntar sin revivir o dejar deslizar de nuevo la con-
bilidad social del sujeto criminal de la irrupción de dena? ¿Es posible establecer un vínculo de empatía
la emoción. Ésta modificaría la capacidad de racio- o al menos de simpatía, que brinde confianza a la
cinio y por lo tanto, la autodeterminación. Ocurre conversación?. ¿Es posible lograr que la persona co-
así un proceso en el cual el considerar a la violencia loque en un discurso explícito lo que ha sido una
como si estuviera por fuera del mundo de relaciones experiencia personal turbulenta, contradictoria y
sociales, el sentimentalismo del amor y la concep- de gran sufrimiento?. ¿Será que se puede llegar así a
ción moderna de la persona como una entidad es- reconocer las disposiciones profundas que orga-
cindida entre una “mente” y un “cuerpo”, contri- nizan el pensamiento y la acción social, para seguir
buyen a una apreciación social benevolente de con Bourdieu? ¿Cómo abordar las representaciones
estos homicidios. Además, la prevalencia mascu- sobre emoción amorosa y acción violenta? ¿Si la ex-
lina al cometer este homicidio revela el papel de las periencia de violencia es ante todo una experiencia
jerarquías de género y el valor de la fuerza en la emocional, de qué manera es también una expe-
construcción identitaria de masculinidad y femi- riencia cultural, anclada en disposiciones perdura-
nidad en nuestras sociedades. bles que aprendemos de nuestra vida con y entre
otros? Marli relata, veamos.

Marli, una construcción ‘realista’ -“…como le dije, un día recibí un requerimien-


to. Habían pasado dos meses…Pensé que me con-
Pierre Bourdieu en La Misère du Monde (1993) tarían quién lo había matado. En aquella época ya
dice que por útiles que sean los textos sobre meto- era mi ex marido. Fui inocentemente, solita, ¡no te-
dología y técnicas, apuntan a la estandarización de nía necesidad de abogado! Sólo que llegué y la poli-
los procedimientos y no hacen explícitas las inten- cía me detuvo, sin derecho ni a una llamada a mi fa-
ciones y los principios que ponen en marcha los in- milia. Ahí me dijeron que ya tenían una orden de
vestigadores para lograr determinados resultados de prisión para mí. Fue cuando me trajeron para acá,
conocimiento. Por ello opté en este texto por hacer a esta cárcel. Y fui sentenciada a un crimen que no
visible la interacción que ocurrió durante la entre- cometí. ¡Me dieron 14 años, para mí y también
vista a Marli, puesto que ayuda al cuestionamiento para mi hijo!”.
necesario de los presupuestos tácitos del sentido co-
mún y a poner en evidencia las preconstrucciones Así inició Marli su relato desde una cárcel feme-
de la realidad social, tanto del entrevistador, como nina en las afueras de Brasilia, donde la conocí. Ella
del entrevistado. Este cuestionamiento es impres- fue una de las mujeres que la directora del presidio
cindible para llegar a una interpretación compren- me indicó cuando fui allí en busca de mujeres que
siva de las estructuras sociales. Para explorar la co- hubieran estado envueltas en crímenes pasionales.
municación que se establece en el proceso de Marli era la más joven, tenía en ese momento
investigación también es necesario apegarse a los (1999) 38 años y llevaba poco menos de un año en
problemas, tanto prácticos como teóricos, que sur- prisión. Alta, de piel morena, con el cabello rizado y
gen de la interacción específica entre el entrevista- largo, sus numerosas joyas baratas contrastaban con
do y quien lo interroga, Por ello me propongo expo- un aire de marcado abatimiento. Hablaba despacio,
ner las decisiones, los interrogantes y la en voz baja; todo su aspecto transmitía desespe-
construcción de resultados a partir de la entrevista ranza y al mismo tiempo rebeldía por estar en pri-
con Marli. sión “es que estoy aquí, pagando por un crimen que yo
Una entrevista es una relación social que incide no cometí (…) Y mi hijo, agarró también 14 años. Él es
en los resultados obtenidos. En ella se pueden menor de 21 años, es homosexual, él quería asumir el
ejercer, de manera inadvertida o no, formas de vio- crimen pero el abogado encontró que no era bueno y el
lencia simbólica dada la asimetría social entre los juez nos sentenció a los dos”.
participantes de la relación, advierte Bourdieu Marli mostró desde el comienzo interés en con-
(Ibid). Esta advertencia adquiere mayor fuerza si se tarme su historia y acordamos varias entrevistas
Anuario IDES–CAS < IV Jornadas de Etnografía y Métodos Cualitativos •57

para ello. A lo largo de nuestras conversaciones en tenía que quedarme esperándolo para poderme
un diminuto cuarto en el que se encuentran las pri- acostar. Él no admitía llegar a la casa y que yo estu-
sioneras con sus abogados, dejó salir por torrentes viera durmiendo, él podía llegar a la hora que fuese
su rabia y su dolor. Estos sentimientos anegaron y tenía yo que estar despierta. Procuraba hacer su
nuestras conversaciones y las empaparon de un voluntad para que no me golpeara, era así. Pero yo
tono emocional del que era difícil escapar. Éste rei- no quería separarme. Sufrí mucho, pero yo no sabía
teraba el que la violencia es ante todo una expe- vivir sin él, no sabía hacer nada…como hasta aho-
riencia emocional, pero se hará necesario examinar ra, no sé hacer nada. Trabajo con política, para
su valor heurístico preciso. ayudar a las personas, lo que hacía era eso, pero
En nuestra primera conversación, Marli co- cuidar una casa, trabajar en una firma, eso no lo sé.
menzó por destacar la situación apremiante de sus Él siempre insistió en pagarle a alguien para hacer
hijos: todo en la casa, hasta para hacer las compras, él las
hacía, ¿entiende? Tenía empleada para que yo
“Tengo cinco hijos y cinco nietos. La situación es quedara siempre a disposición de él”.
muy difícil para ellos, ellos no trabajan, siempre los
he sustentado. Ese hijo mío que está preso es un De manera espontánea, Marli asocia a los celos
buen muchacho, nunca me dio trabajo…mis hijos con el control que ejercía su marido, entonces le
no beben, no fuman, no usan drogas. Antes estu- pregunto si a ella le gustaba que le hicieran las la-
diaban. Después de que fui presa ellos pararon de bores de casa y me responde relatando un inci-
estudiar, es decir, se descontroló mi familia toda”. dente:

¿A qué se dedicaba su marido?, le pregunto - “Él “Una vez él llegó más temprano del trabajo y me
era funcionario público, trabajaba para un se- encontró lavando unos platos junto la muchacha
nador”, me dijo. - ¿Ud. nunca trabajó ni estudió? - que me ayudaba en casa, ahí él cogió la loza y la tiró
“Antes de vivir con él, después él no me dejó estu- al piso. Dijo ¡ ‘pago para que lo hagan, no para que
diar más. Después de que me separé de él fue que Ud. Lo haga. No es para que Ud. haga lo que quie-
comencé a trabajar”. re’.!. En una navidad, una vez, él invitó a muchas
Al poco tiempo de iniciada nuestra conversa- personas y fui por un vaso para un muchacho,
ción habla de la rabia que siente por haber sopor- cuando él me vio, se me tiró encima. Tuve la impre-
tado por años una relación de pareja opresiva y sión que me iba a herir con la jarra que iba a llevar a
cuenta cómo recuerda esa relación: la sala. Mi cuñado lo quitó de encima mío. Ahora sé
que lo que yo sentía no era amor, era respeto, consi-
“Cuando mi madre murió me fui a vivir con él. deración, como si él fuese mi padre, pues era diez
Yo tenía 15 años. Cuando yo quería alguna cosa él años mayor que yo”
realmente me la daba, todo lo que yo quería él me lo
daba. Pero sólo del gusto de él, no del mío. A veces Le pido que se detenga en las circunstancias en
veía un vestido en la televisión y yo decía que lo que- que ocurrían los conflictos con su pareja y me res-
ría, y él decía que lo compraría desde que no fuera ponde con la voz alterada y muy inquieta, agitada,
corto ni apretado, lo compraba del gusto de él. Creo mueve las manos y todo el cuerpo, mira alrededor
que él era bueno, sólo que él bebía mucho, me gol- como si esperara ver alguien más:
peaba y a veces amenazaba con matarme. Él no me
dejaba salir y yo no salía. Para ir al médico, él me “Si él llegaba a la casa y yo tenía una blusa que
llevaba. Él controlaba todo. En ese entonces me pa- no le gustaba, ya era un motivo. Yo tenía que vestir
recía que eso era normal… Sólo que después vi que la ropa que él quería que vistiese. Si me sentaba
nada de eso era normal… “. afuera, en el garaje, ya peleaba conmigo. Tenía que
hacer todo como él quería. Si yo no aceptaba, me
¿Él era celoso?, le pregunto. golpeaba. [Finalmente] nos separamos porque él te-
nía otra mujer y yo no lo aceptaba. También cuan-
“Hasta de las ropas que vestía. Si llegaba tarde do él descubrió que mi hijo era homosexual me man-
tenía que levantarme para arreglar la comida de él, dó a escoger entre él y mi hijo: yo no iba a echar a mi
58• Narrando la violencia

hijo a la calle y escogí a mi hijo. Aún así, no tenía modaba. Creo que las personas piensan que una
motivos para mandarlo a matar. Pero la justicia en- mujer siempre tiene que tener un hombre a su lado,
contró que yo tenía la culpa. ¡Estoy con mucha si ella tiene un hombre es más respetada. La perso-
rabia por eso!”. na sola es más criticada”.

En su relato Marli ha pasado a las condiciones de Pese a que rabia y dolor están presentes en su re-
la relación con su marido, así que decido profun- lato, sobresale el miedo. Habla del miedo que por
dizar en el tema con la idea de que éstas me van a mucho tiempo le tuvo a su marido. Dice que lo quiso
permitir llegar hasta las interacciones y motiva- y que trató de ser “una buena mujer”, pero que tam-
ciones en las cuales aconteció la muerte del marido. bién le temía. ¿Miedo de qué, le digo? Tenía miedo
porque él golpeaba a sus hijos, tenía miedo de que
agrediera a su hijo homosexual y con el tiempo, tenía
Conflictos y desenlaces miedo de separarse, de que sus vecinos la criticaran y
le perdieran el “respeto”: “Yo tenía miedo, mucho
Marli ha puesto en evidencia cómo se sentía en el miedo. Tanto que fui a consultar a una psicóloga por
matrimonio, así que le pregunto por qué duró tanto causa del miedo.” Marli, llora y repite, “hasta hoy
tiempo casada: tengo miedo, miedo de todo. Hasta muerto él me
asusta”. - Se pone de pie, muy intranquila, mira para
“El médico una vez me dijo que era como si yo todos lados y vuelve a sentarse. Habla entre el llanto
me sintiera obligada con él por haberme criado. - : “Todo lo que voy a hacer, es como si él estuviese
Creo que era así, y que mi miedo era un respeto cerca de mí, como si él todavía estuviera vivo,
que tenía por él. Era así: vivíamos bien, cuando él ¿sabe?”. La emoción de Marli nos deja en silencio un
no bebía no me pegaba ni nada, era sólo cuando rato, pero luego me atrevo a preguntarle si todavía
bebía, ¿no? Pero él bebía casi todos los días, el de- no consigue librarse del miedo.
sayuno ya era una bebida. Antes de que él consi-
guiera esa otra mujer intenté separarme, pero él “¡No!¡Ni voy a conseguirlo nunca! Porque has-
decía que me mataría. Cuando consiguió esa otra ta en la visita, quien me viene a ver, nadie deja de
él mismo me puso a escoger y puso en el medio a mi hablar de él, parece como que ellos quisieran que
hijo y escogí a mi hijo, pues él ya había sufrido mu- permanezca presente en mi vida. ¿Sabe? Yo conocí
cho y mi marido ya tenía otra. Pasó que un día él se a un hombre, era un amigo de la familia, vino a ver-
metió con una niña de 12 años y los vecinos vinie- me, se interesó por mí, viene a visitarme. Pero cuan-
ron a contarme y le pregunté a él y me dijo que era do se me acerca, es como si él estuviera allá hablan-
mentira. Pero después vino la madre a hablarme. do, ‘no, no, Ud. no puede’, eso es muy extraño. Él es
Fue ahí cuando apresuré nuestra separación. La muy bueno con migo, me está ayudando y ayuda a
mujer dijo que no iba a registrar la queja porque mi familia. Me siento bien cerca de él, pero en el
vio mi sufrimiento. ¡Y nada de eso contó para la momento mismo en que estoy cerca de él, ya me
justicia, mi vida con él, lo que él hacía conmigo, lo lleno de miedo de estar haciendo algo errado”.
que hacía con otros! ¡Lo que les interesó fue que yo
lo quería matar!”. En una segunda conversación me atrevo a pe-
dirle a Marli que me relate los acontecimientos
Miedo y “respeto” sobresalen, el uno como senti- desde el evento mismo de la muerte de su marido,
miento interno, el otro como obligación social pese a que conozco el expediente judicial en el cual
igualmente incorporada a su vida subjetiva. constan los testimonios de varias personas, las
Induzco a que me hable sobre la separación. Marli pruebas periciales e incluso las confesiones deta-
me comenta que en los meses, casi un año, en que lladas de sus participantes. Me interesa conocer por
estuvo separada, ella misma la manera como interpreta el aconteci-
miento y qué lugar le asigna dentro de su relación
“Las personas hacían muchas preguntas, me de pareja y en sus pensamientos, motivaciones y
preguntaban cómo me estaba sintiendo, así, libre. sentimientos.
Era como un tono de ironía ¿sabe? Aquello me inco-
Anuario IDES–CAS < IV Jornadas de Etnografía y Métodos Cualitativos •59

¿En qué circunstancias murió?, le pregunto. “Él ‘jamás, nunca, vas a volver con él. Estamos muy
fue a mi casa aquel día y luego llamó a mi hijo. Mi bien los tres aquí. ¿Ya no te parece suficiente lo que
hijo iba con él cuando hubo un falso asalto según la sufriste?’ Para mí que él me estaba diciendo algo…
policía. Ellos dicen que fue un montaje”. Y dijo, ¿Te están haciendo falta los golpes, la sangre
¿Cómo aconteció?, le insisto: que te sacó?¡No vas a volver con él! Como una
semana después mi marido murió. “
“Lo asaltaron. Le robaron todo. Él tenía un di-
nero que le habían pagado. Dicen que fue de pedra-
da, yo no lo quise ver, sólo hasta el día del entierro. La evocación de la experiencia de
El hombre que contrató a los muchachos para que violencia como recurso investigativo
lo mataran dijo que yo estaba envuelta y como yo
conocía al muchacho, pues era conocido de mi hijo y Tal como lo he tratado de mostrar, opté en este
por esa época lo estaba extorsionando, para salvarlo trabajo por guiar el conjunto de la interrogación ha-
[a mi hijo] le di el dinero que pedía y ahora dicen cia la evocación de la experiencia personal en rela-
que le pagué por matar a mi marido. Y ahora él está ción con el hecho particular de la ocurrencia del
suelto, en la calle! ” crimen. En esta aproximación no intento buscar la
verdad de lo que ocurrió en un hecho de violencia,
Marli elude contarme lo que consta en el expe- sino llegar hasta los puntos de vista de algunos de
diente: que Antonio, hombre de 48 años, de color sus protagonistas y a la manera como el aconteci-
“pardo” (moreno), fue muerto por el golpe de una miento se entreteje, paso a paso, en la relación coti-
piedra en la cabeza, en un falso asalto, que ocurrió diana entre ciertas personas. Este camino me debe
en un lugar despoblado de una ciudad aledaña (sa- permitir identificar las disposiciones profundas, la
télite) de Brasilia. La empleada del juzgado re- configuración emotiva que organiza la motivación
cuerda bien el caso y me comenta sin mucho reparo subjetiva tanto como la acción misma, la emoción
que Marli y su hijo mandaron matar al marido. En así como la cognición. Es pues una perspectiva de
el expediente también se encuentran las declara- investigación que en su recorrido mismo destaca el
ciones de un joven que confesó haber recibido di- enlace profundo entre la orientación cultural, la
nero del hijo del muerto para matarlo y las del hijo subjetividad y la acción social.
que admite la culpa y narra los numerosos con- Podría pensarse entonces que no es posible es-
flictos entre él y su padre y los del padre con Marli. capar de la experiencia única e irreducible de cada
Según la policía fue un caso en el que descubrieron sujeto. Pero de nuevo una anotación de Bourdieu
a los autores “muy fácil”. (1993) es aquí de utilidad, pues acudir al uso refle-
Marli evita admitir su participación en el xivo de las categorías de las ciencias sociales ayuda
crimen. De nuevo llora cuando habla de la situa- a controlar los efectos no deseados de la relación
ción de su familia sin ayuda económica. con el sujeto de estudio. Así mismo a objetivarlo,
En otra conversación Marli dice que ella cree para no caer en la ilusión de la singularidad perso-
que su hijo entró en esa componenda de la muerte nalista de los sujetos sociales o en el escepticismo
por un acto de desesperación y de amor por ella. en el conocimiento social. Esto significa que la sin-
gularidad de cada historia puede conducir a co-
“Un día, ya en la cárcel, mi hijo me escribió una nocer o incluso a apropiarse del punto de vista del
carta diciendo ‘Lo que hice por ti, ningún hombre lo sujeto particular, a conmoverse con sus senti-
haría’ es decir….Él le contó a mi hermana que él mientos. Cuando Marli narró la historia de su rela-
armó todo, por eso quería asumir el crimen, pero el ción y de su desdicha, cuando lloraba y parecía en-
abogado no dejó. Pero ya no importa, ¿no? No po- contrar de nuevo a un marido amenazante en la sa-
demos hacer más nada, sólo pido que me transfie- lita en que conversamos, su emoción me envolvió.
ran a mi tierra [estado vecino]. Yo creo que él hizo He contado que también cobijó a Andrea, por en-
parte de todo eso para quitarme el sufrimiento. Por- tonces estudiante de antropología en Brasília,
que una vez, llegué cansada de una reunión política quien lloró al transcribir la entrevista (Jimeno,
y dije, ‘Estoy tan cansada de esto que creo que voy a 2004). Pero la complicidad necesaria con la entre-
volver con su padre’. Entonces mi hijo me dijo así: vistada no puede hacernos perder de vista la rela-
60• Narrando la violencia

ción de conocimiento que nos cobija y que implica herido con un dardo celeste el corazón…”; “Me
al menos dos ejercicios simultáneos y en apariencia matarás” es el título de otro bolero, para no men-
contradictorios: en uno nos sumergimos en el to- cionar otros géneros musicales contemporáneos o
rrente de la evocación y la interpretación de la ex- el cine.
periencia a través del sentido común de nuestros Los periodistas son grandes propagadores de este
sujetos de estudio; en el otro, buscamos objetivar esquema cultural. En 1991 el periodista colom-
este sistema de creencias que entra en relación con biano Daniel Samper participó de la compilación
el del propio del investigador. Entendemos el sen- “Del amor y del fuego” (Manzur ed., 1991) que re-
tido común tal como lo ha propuesto Clifford coge homicidios pasionales célebres en Colombia.
Geertz (1983): como un sistema cultural histórica- La tesis del libro es la proximidad entre el amor y el
mente situado, compuesto por un cuerpo de creen- fuego que consume al amor prohibido. Samper re-
cias y juicios interconectados de manera bastante seña el caso de una mujer de las capas medias bogo-
imprecisa y laxa. Ese sistema representa al mundo tanas descuartizada por su compañero en 1949.
como algo familiar, autoevidente, natural; pese a Interpreta el caso en los años noventa pasados y se
que no es metódico, el conocimiento del sentido refiere a una supuesta discusión en los corrillos de la
común aparece como universal, accesible a todos y “bucólica” ciudad: unos iban por que era crimen pa-
transparente, pues ese conocimiento es apropiado sional, otros que era por dinero. “Las coperas (me-
por los sujetos como el producto natural de las seras de bar) de Bogotá se la jugaron por la hipótesis
cosas. Así, el investigador que induce a la evoca- del crimen pasional (…). Ellas también habrían
ción de la experiencia con sus preguntas, debe aco- querido un amante que estuviera dispuesto a asesi-
meter también la tarea de interrogar de manera crí- narlas por amor y si era menester, a descuartizarlas
tica el sistema del sentido común de los sujetos de después.” Continúa, el crimen para ellas era un
estudio hasta reconstruir su armazón y supuestos tango y “el tango (…) es el pasaporte definitivo a la
tácitos, y ponerlos en relación con sus propias cer- inmortalidad” (Samper en Manzur, 1991: 245). A-
tezas. sí, el crimen se romantiza y se convierte en un de-
En el caso del crimen pasional, los relatos del seado exceso del amor varonil.
sentido común explican la acción violenta a través En breve, el sistema del sentido común que se
de la efervescencia emocional. Marli contagia su hace manifiesto en la narrativa que evoca la expe-
miedo, rabia y dolor. Nos hace partícipes de su re- riencia de violencia se sostiene sobre un tejido de
beldía frente al marido. Para su infortunio, el no significados interconectados. Éstos conforman
haber admitido plenamente la culpa y el haber sido una matriz interpretativa que llamo configuración
un homicidio “por encargo”, caso frecuente cuando emotiva porque está articulada sobre la relación es-
la mujer acude al homicidio de la pareja, impidió trecha entre cognición y emoción. Ahora es nece-
que se adujera el estado emocional alterado para sario preguntarse, ¿en qué condiciones y mediante
mitigar su condena. En otros casos estudiados los cuáles mecanismos sociales opera?. Para responder
relatos son abundantes en las expresiones: “fue un al interrogante es imprescindible avanzar en una
arrebato de ira”, “la emoción me envolvió y perdí la crítica del sentido común como sistema de creen-
cabeza”, “fue un rapto emocional”, “no sé qué me cias. Es necesario un observador que no se pre-
pasó, me enceguecí de celos”. No menos elocuentes tende como neutro, ni se anula a sí mismo ni pre-
son los defensores que con gran frecuencia alegan tende disolverse o fundirse con el sentido común
una “locura momentánea” o invocan una “amor que estudia, sino que ejerce una distancia crítica,
enfermizo” o la “enfermedad” de la “celotipia”. que interroga y se interroga. En las palabreas de
El apego del sentido común a atribuir esta moda- Bourdieu (1993) supone una ruptura con la evi-
lidad de violencia a la acción instintiva de la emo- dencia del sentido común para develar sus presu-
ción amorosa es alimentada por los más variados puestos tácitos. Así, la evocación de la experiencia
circuitos culturales que unen de una manera pecu- de violencia no basta por sí misma. Es necesario un
liar amor, muerte y emoción. Veamos unas pocas cuerpo conceptual que ayude a ejercer la capa-
letras de boleros muy difundidos: “Arráncame la cidad crítica a partir de un interrogante central y
vida con el último beso de amor/ arráncamela, y si ayude a hacer explícitos los puntos de partida del
acaso te hiere el dolor…”; y otra, “Amar es llevar análisis.
Anuario IDES–CAS < IV Jornadas de Etnografía y Métodos Cualitativos •61

La formulación de interrogantes que según ellos explicaban lo ocurrido. Este hilo


de trabajo fenomenológico de la narrativa nos lleva a avanzar
en capas sucesivas desde los acontecimientos ex-
El punto de partida para este trabajo fue la pregun- ternos hasta las vetas más profundas de la subjeti-
ta de cómo se representa el acto denominado cri- vidad.
men pasional en Colombia y en Brasil contemporá-
neos. ¿Cómo se evidencian las representaciones en
la narrativa personal?¿Cómo se relacionan en ella la Narrativas personales, narrativas
emoción amorosa y la acción violenta?.Trataré de judiciales
abocar uno a uno estos interrogantes.
Si la pregunta central de mi interés fue conocer Una vez formulada la pregunta general por las re-
la representación de una forma de violencia, esto presentaciones y delimitado el campo conceptual,
supone tener en mente una delimitación de lo que ¿qué narrativas serían las más pertinentes para res-
se entiende por acto de violencia. Tomé la aproxi- ponderla?. El lugar central asignado a las narrativas
mación que he utilizado en otros trabajos sobre personales de quienes estuvieron involucrados en
violencia realizados desde 1993 (Jimeno et al 1996 los casos de estudio ya está suficientemente expues-
y 1998). Entiendo por violencia un acto inter sub- to. Sin embargo, consideré importante un contraste
jetivo en el cual hay la intención de causarle daño con otras dos formas de narrativa: la contenida en
(de cualquier tipo) a otros. Los aspectos centrales los expedientes judiciales y la normativa jurídica
de la definición hacen énfasis en el carácter rela- misma. Los procesos judiciales constituyen “pie-
cional de ese acto, lo que supone alguna interac- zas”, como la llaman los abogados, en un sentido li-
ción social entre sus protagonistas que no es re- teral del término. Es decir, cada expediente es un
ductible al esquema víctima versus perpetrador. corpus único concertado a partir de pequeños tro-
Esto significa que es necesario examinar el vínculo zos probatorios ligados por una retórica particular.
entre las personas, las condiciones sociales en que Numerosas piezas del conjunto son pruebas técni-
se desenvolvió y la manera como intervinieron los cas aplicadas por expertos en balística, en necrop-
esquemas cognitivos y emocionales que hemos sias, en levantamiento de la escena del crimen, en
aprendido en nuestra vida con otros. pruebas físico químicas, de genética. Las hay apli-
Para convertir el concepto de violencia en ins- cadas sobre la víctima y las hay aplicadas sobre el
trumento de trabajo, descompuse el acto de vio- agente del crimen. Entre estas últimas, algunas son
lencia en tres aspectos básicos que siguen la se- de especial interés para la pregunta central de este
cuencia descriptiva de la ocurrencia del hecho: 1) trabajo. Son las pruebas sobre la capacidad del pro-
el evento, es decir, el hecho criminal mismo; 2) las cesado para responder por sus actos. Las aplican
dinámicas o condiciones de las interacciones pre- psiquiatras forenses y son de la mayor importancia
vias entre los protagonistas; 3) las razones o moti- pues establecen si el acusado comprendía la ilicitud
vaciones del acto para sus protagonistas. Esta tría- de su acto, o si por alguna causa la capacidad de ra-
da nos debe llevar hasta las “disposiciones pro- ciocinio se encontraba perturbada o inhibida. Estas
fundas” - de nuevo con Bourdieu - que organizan pruebas varían en su argumentación según la orien-
la acción social. Los tres componentes nos per- tación del experto, pero tienen en común un hecho
miten reconocer el encadenamiento entre la ac- central de la penalización moderna. El sujeto incul-
ción como el desenlace de una relación de con- pado sólo es responsable si es dueño de sí mismo, si
flicto o confrontación y los esquemas de sentido no actuó obligado por otros o por circunstancias
cognitivo-emocionales de los involucrados. En el superiores a su voluntad.
caso de Marli, la secuencia de la entrevista pro- ¿Qué nos dice la narrativa procesal de los crí-
curó seguir este esquema y la escritura sólo lo mo- menes “pasionales”? Ante todo que la acusación y
dificó para hacerlo más comprensible. Esto quiere por consiguiente también la defensa del acusado,
decir, de manera simple, que a los protagonistas de suponen un tipo de sujeto muy preciso. Un sujeto
los crímenes, a Marli entre ellos, les pedí narrar, en autogobernado, autoreflexivo, racional, bien carac-
primer lugar, el suceso; luego las relaciones previas terizado por pensadores sociales contemporáneos
entre los participantes y, finalmente, las razones como Michel Foucault y Norbert Elias. Este sujeto
62• Narrando la violencia

estaría compuesto por dos lados: uno racional y otro crimen, fue “fría”. El invocar la “frialdad” y el
emocional, gobernado este último por fuerzas in- cálculo femenino son el revés de la retórica del sen-
controlables, instintivas o animales, presociales y timiento y desnudan su acento de género, pues esto
preculturales. Emoción y razón serían en esta con- no ocurrió sólo con Marli. En Colombia como en
cepción polaridades del sujeto. Si ese sujeto ha sido brsil, es varias veces más alta la incidencia del
“presa”, literalmente, de esa bestia salvaje que es la hombre como agente criminal. Por ejemplo, en Co-
emoción amorosa, pierde o atenúa la responsabi- lombia, en el año 2001, 66 mujeres fueron muertas
lidad por sus actos. Como cualquier animal salvaje, por sus cónyuges, mientras lo mismo ocurrió con 25
la emoción asaltaría de improviso, aprovechando hombres. En contraste, salvo casos poco frecuentes,
cualquier descuido de la razón, hasta dejar a la per- las mujeres no matan por su propia mano, sino que
sona en estado de no responsabilidad, in imputabi- mandan matar. Esta circunstancia pareciera ser la
lidad, es el término técnico. Podrán imaginarse los razón de que se señale a las mujeres como “calcula-
lectores que este es terreno muy fértil para la retó- doras” y se dificulte su defensa por la vía de la exal-
rica de los defensores, que se desbordan en citas li- tación emocional. Pero la misma narrativa judicial
terarias y psicológicas sobre la fuerza incontrolable pone en claro que esto no es meramente circuns-
de los celos, del miedo al abandono, del odio por la tancial, sino que, como luego lo veremos con mayor
traición, de la rabia por los malos tratos. El resul- detenimiento, el discurso jurídico está organizado
tado es que por lo general los inculpados, hombres sobre una concepción cultural que relaciona uso de
en su gran mayoría, reciben penas benignas y no se la fuerza con masculinidad, dentro de ciertos lí-
los considera como antisociales: “mi defendido ma- mites. La ambigüedad del principio cultural se
tó por amor y se lo debe comprender con el co- muestra cuando se juzgan las transgresiones al lí-
razón“ repite esa narrativa (Jimeno, 2004). mite moral como debido a la intromisión de un
agente externo, las emociones. Por el contrario, ya
que los atributos de “mujer” no incluyen el uso de la
La retórica del sentimiento fuerza, si incurre en ésta es por un raciocinio intere-
en la narrativa jurídica sado.
Ahora bien, los procesos están orientados por
La retórica del sentimiento domina la narrativa del una narrativa que los cobija y orienta, y es la norma-
proceso judicial hasta el punto en que reinterpreta tividad jurídica. No voy a detenerme en el tema ju-
los testimonios, en especial el del acusado, que a rídico en este momento (ver Jimeno, 2004). Baste
instancia de su defensor enfatiza de muchas formas con decir que las corrientes jurídicas modernas, en
en la pérdida momentánea de su buen juicio. No particular el positivismo jurídico, creó una reformu-
deja ser sorprendente la fuerza de esa retórica que lación de la concepción del delito y del sujeto de de-
se convierte en discurso en el sentido de Foucault, lito, así como de la relación entre castigo y so-
pues subyuga las numerosas piezas técnicas del ex- ciedad. Lo más relevante de esa reconstitución jurí-
pediente y logra dejar de lado los testimonios que dica, como lo anotó Foucault (1984), es que se
narran con profusión de detalles las circunstancias convirtió en uno de los medios de producción del
de los conflictos reiterativos entre la pareja hasta sujeto moderno. En particular la escuela positivista
crear una meta explicación. de derecho tuvo gran influencia en la codificación
Quien lea el expediente de Marli, como el de los latinoamericana de los primeros 50 años del siglo
otros casos estudiados en Brasil y en Colombia, en- pasado (Agudelo, 1997). En las primeras décadas
cuentra que las razones de los conflictos no sólo son del siglo XX fue célebre en América Latina el ita-
múltiples, sino que se sobreponen motivaciones e liano Enrico Ferri, quien formuló el principio de pe-
intereses encontrados. Cuando el homicidio ocu- ligrosidad. Éste suponía que las acciones punibles
rre, las confrontaciones anteriores ya lo han anun- eran acciones antisociales, pues según Ferri, “per-
ciado. En el caso de Marli, la acusación privilegió el turban las condiciones de vida y contravienen la
interés económico de ella y de su hijo y desestimó moralidad media” (citado en Agudelo, 1997:9). Los
las condiciones de la relación; la defensa ensayó dé- positivistas pensaron que las “células” menos “evo-
bilmente el argumento emocional pero éste quedó lucionadas” de la sociedad podían representar un
subyugado por la réplica de que ella pagó por el peligro especial para ella, pero tal como los demás,
Anuario IDES–CAS < IV Jornadas de Etnografía y Métodos Cualitativos •63

esta parte del “cuerpo social” tenía responsabilidad remoza la idea de que la persona está inerme frente
por sus actos. Sin embargo, consideraron que era a los “impulsos pasionales”, ahora entendidos como
necesario adaptar la pena a la personalidad parti- perturbaciones psíquicas que afectan el entendi-
cular del delincuente y elaboraron clasificaciones miento y la voluntad. Un solo ejemplo: el jurista co-
de tipología criminal. Justamente el delincuente pa- lombiano Jesús Orlando Gómez en las múltiples
sional era una de las categorías de la tipología de ediciones de su libro El delito emocional (1995):
Ferri (citado en Agudelo, 1997:29).
Cuando leí su caracterización sobre este tipo de “La emoción (ira, miedo, dolor, celos, etc.) pue-
delincuente me impactó la similitud con los razona- de producir estados de inimputabilidad, es decir, si-
mientos que encontré en Brasil y Colombia entre tuaciones en las cuales el individuo no puede com-
abogados y juristas sobre el crimen pasional, pese a prender la criminalidad de su acto o no puede dirigir
que entre una y otros habían transcurrido más de sus acciones de conformidad con esa comprensión
sesenta años. Se supone que el positivismo ha ce- (bien por existir un estado patológico predisponerte,
dido el paso a otras orientaciones penales nuevas. por ejemplo, celotipia, esquizofrenia, etc.) caso en el
Sin embargo, lo que todavía está vivo en el hori- cual se imponen medidas de seguridad […] por
zonte cultural son estas aproximaciones que, en cuanto el inimputable no es culpable del delito. Por
breve, ponen de presente que la razón humana último, el delito cometido bajo el impulso de una
puede ser interferida por causas psico sociales, entre emoción violenta o de una pasión desatada por un
ellas, la pasión. Este criminal no es disculpable pero comportamiento ajeno, grave e injusto, puede en-
sí recibe un atenuante, puesto que ejecuta su delito volver un atenuante de culpabilidad (pp. 18).
en “estado de conmoción”. Esta aproximación posi-
tivista cayó sobre el terreno abonado de los códigos Para Gómez esta propuesta se sostiene en que el
de honor de larga tradición ibérica y mediterránea ser humano tendría dos mentes, la mente instintiva
en general. Es bien conocido que según esta tradi- y la mente consciente; la primera gobierna la sensi-
ción cultural era legítimo que el varón limpiara con bilidad, mientras la segunda la creación, así que en
sangre su honor mancillado por la falta de virtud de la primera como no interviene ni el conocimiento
su mujer. Entre los años cuarenta y sesenta pasados, ni la voluntad, la persona “no puede ser objeto de
destacados juristas, en especial brasileños como enjuiciamiento criminal” (Gómez, 1995:23).
Nélson Hungria (1948) y colombianos como Al-
fonso Reyes (1974), debatieron contra la impu-
nidad usual sobre los crímenes llamados “de ho- Hacia la interpretación: lineamientos
nor”. Sin embargo, por varias décadas más, los có- de la configuración emotiva
digos consideraron al adulterio de la mujer como un
delito. Hasta ahora expuse la narrativa de Marli y algunos
Tanto en Brasil como en Colombia se afirmó la rasgos sobresalientes de las del proceso judicial y la
corriente jurídica que asociaba el crimen entre pa- normatividad jurídica. Para avanzar en su análisis
rejas al crimen emocional y no a las ofensas contra es preciso contar con esquemas interpretativos que
el honor. El concepto mismo de honor fue re signifi- apunten a identificar los mecanismos a través de los
cado como un sentimiento del individuo, que no re- cuales se hace operativa lo que he llamado la confi-
posa en ningún otro, pues es un bien personal guración emotiva. Como tal vez lo habrán pensado,
(Hungría, 1948; Reyes, 1974; ver Jimeno, 2004: este concepto se inspira en la propuesta de Norbert
203-211). No obstante esta tendencia global, la Elías (1987 y 1997) sobre la configuración social.
afirmación desigual de los modelos de individuali- Mediante este concepto busco darle relieve al pro-
zación y modernización de la sociedad de ambos ceso histórico que dio lugar a una concepción dua-
países hace que prosigan prácticas que rescatan la lista del sujeto (mente\cuerpo, razón\emoción) que
más antigua tradición del honor. es irradiada en Europa por la tradición cristiana
Por su parte, cierto acento psicologista en las na- (ver Jimeno, 2003). Esta tradición se funde con el
rrativas de algunos juristas contemporáneos abre la más importante producto ideológico moderno, el
puerta para que ingrese la impunidad, alegando una individualismo. Como lo expresa Luis Fernando
concepción radicalmente bipolar del sujeto. Así, se Dias Duarte (1998), el carácter axial del individua-
64• Narrando la violencia

lismo y la individualización ha sido puesto de pre- propia condición femenina. De ahí las dificultades
sente desde los llamados padres fundadores del que suelen encontrar en su defensa, como atrás se
pensamiento social (Marx, Durkheim y Weber). dijo.
Duarte añade que Norbert Elías amplió la com- Ahora bien, el concepto de configuración emo-
prensión de la hegemonización del individualismo tiva da relieve a que estamos frente a un conjunto
como un proceso intrínseco al proceso “civilizato- interpretativo, ante un esquema cognitivo-emo-
rio”, y M. Foucault desmenuzó sus mecanismos, en cional de origen histórico, atravesado por las jerar-
especial la individualización por el poder disciplina- quías de género e inmerso en el ejercicio cotidiano
rio y el dispositivo de la sexualidad (Duarte, de poder en las relaciones amorosas. Esta configura-
1998:19). El proceso se completa a finales del siglo ción obra como una red de conexiones sistémicas
XIX con la conversión de este individuo en una en- que pone en estrecha relación ciertos pensamientos
tidad psicológica. con determinados sentimientos y expresiones emo-
A lo largo del siglo XX cobró cuerpo en las socie- cionales. Las narrativas sobre el crimen pasional se
dades latinoamericanas la concepción moderna de estructuran sobre tres grandes supuestos básicos
un individuo libre, de “personalidad cerrada” u que motivan y orientan la acción violenta y que se
“homo clausus”, como lo denominó Elias (1987). revelan como disposiciones construidas cultural-
Como ya quedó dicho atrás, las narrativas judiciales mente:
lo incorporaron y adoptaron como modelo de lo – La violencia se representa como una acción
que se supone que es y debe ser el sujeto humano. “loca”, o de “locura emocional”. La responsa-
En las narrativas sobre el crimen pasional sobresale bilidad del sujeto es modificada por la inter-
como dispositivo organizador del conjunto, la diso- vención de la emoción, la cual se reconoce di-
ferencialmente según el género. Este supuesto
ciación entre emoción y razón en la psicología hu-
se sirve de la psicologización del individuo
mana, que se pretende naturalizar a lo largo de la para pretender un sustento universal.
armazón discursiva. El antropólogo Luis Fernando – Se asume que la violencia “estalla” de repen-
Dias Duarte en su trabajo sobre las clases trabaja- te. El proceso interactivo de la pareja, la histo-
doras en Brasil (1986) muestra el reordenamiento ria de su relación y de sus conflictos, queda
de las representaciones sobre la persona que implica desestimada pese a sus evidencias.
lo que él llama la hegemonía de la configuración – El sentimentalismo del amor cubre de una au-
psicológica. La constitución de ese nivel psicoló- reola romántica su relación con la muerte y
gico se alimenta de la contraposición entre el inte- remite sus excesos al exceso de amor.
rior y el exterior de la persona y es allí, en esa repre- En el primer mecanismo, al criminal pasional se
sentación de la persona, donde florece la sustancia- lo representa como si actuara “fuera de sí”, sin me-
ción de la emoción como fuerza primigenia diación de la conciencia racional, poseído por una
(Jimeno, 2003). intensa emoción (ira, celos, amor). El énfasis en la
No es este el momento de detenerse en el aporte disociación entre emoción y pensamiento racional
de Freud a esta configuración, basta con decir que y el carácter supuesto de la emoción como una
fue central para lo que solemos pensar hoy sobre el fuerza incontrolable que produce un efecto similar
sujeto humano. Este es un modelo en apariencia a la “locura”, permite resolver la contradicción de
“unisex” como lo llama Elizabeth Badinter (1993), principios morales. Es decir, busca obviar el enfren-
pero que tiene como criterio implícito de lo hu- tamiento entre la prohibición social de matar y el
mano al hombre y oculta que se entiende a la mujer disculpar la muerte “pasional”. También la contra-
como un ser “particular”. Una de sus particulari- dicción entre la prohibición cultural sobre el uso de
dades sería el que la mujer es “emocional”, pero no la violencia, al tiempo que se la disculpa cuando es
como sujeto de cualesquiera emociones, sino de las producto de intensa emoción. Finalmente, esta re-
emociones que podemos llamar como “mansas”. La presentación de la violencia como el producto de la
mujer sería tierna, sensible, amorosa, pero de nin- “locura”, apunta a resolver la contradicción entre el
guna manera agresiva y menos aún violenta. Así, ideal del autocontrol y el descontrol del crimen.
cuando una mujer emplea la violencia en los crí- El segundo mecanismo permite ocultar, no a-
menes pasionales, no sólo viola la prohibición de penas el modelado cultural de las llamadas emo-
matar, sino que trasgrede lo que se supone que es su ciones, sino también la imbricación entre los dis-
Anuario IDES–CAS < IV Jornadas de Etnografía y Métodos Cualitativos •65

positivos discursivos y las relaciones de fuerza sim- jeres enfrentan enormes barreras culturales para ser
bólica y real entre los géneros. Al pretender que la tratadas de la misma forma.
violencia “estalla”, se desestima la historia del
conflicto y el uso previo de la violencia en la vida
de la pareja. El crimen se vuelve un acto único, Sobre la comparación
inexplicable y misterioso, que amerita juzgarlo de
manera benigna. Pero si la acusada es mujer, como Unas pocas palabras finales sobre la comparación
en la historia de Marli, este mecanismo permite re- en la investigación. El caso de Marli hace parte de
ducirlo a un cálculo frío, monstruoso por su des- una investigación realizada en Brasil y en Colombia
proporción. (Jimeno, 2004). Para llevar a cabo el trabajo adopté
En el sentimentalismo del amor, la acción homi- la estrategia de seleccionar casos de crímenes con-
cida se transforma en un exceso de amor por el temporáneos – ocurridos entre los años ochenta y
toque de esta varita romántica. Este exceso de a- noventa – en Brasilia y en Bogotá tomando como
mor, si bien se ve como enfermizo, es poetizado, casi materia de análisis los relatos de experiencias perso-
vuelto amor sublime. “Lo que hice por ti, ningún nales y los discursos jurídico y del enjuiciamiento,
hombre lo haría”, dice el hijo a Marli. Así lo re- como ya se dijo.
saltan circuitos culturales de amplio recibo: la cró- La comparación fue empleada aquí en el mismo
nica periodística, la poesía, la literatura, teleno- sentido que Laura Nader le da a “una conciencia
velas, cine, canciones populares, además de los pro- comparativa” (1994). Esto significa dejar de lado la
pios recursos jurídicos. El crimen pasional es visto comparación controlada sistemática entre los dos
como un acto poético de exceso o deformación del países y en vez de ello contrastar aspectos interac-
sentimiento amoroso. La acogida de este “exceso” tivos, con influencias históricas recíprocas y raíces
del amor tiene que ver con la sentimentalización comunes. La comparación aquí yuxtapone ele-
del amor de pareja en las sociedades modernas y en mentos sobre el crimen pasional en los dos países
su exaltación como condición de la auto realización que, a su vez, dibujan aspectos más generales de las
del individuo (ver Luhman, 1991). Esto implica dos sociedades nacionales, así como influencias glo-
que el éxito en la relación de pareja hace parte de la bales. Se acentúa, como Nader lo sugiere, el sentido
identidad social adulta y del modelo socialmente de las interacciones históricas más que la compara-
deseable. En contraste, lo que puede verse como su ción de rasgos discontinuos. Es así como en vez de
fracaso, puede producir un sentimiento opresivo y que sobresalgan aspectos peculiares “nacionales”
difícil de afrontar en algunos individuos, lo que de contraste entre Brasil y Colombia lo que se pone
hace del crimen una salida posible. Este es el caso en evidencia son procesos comunes que modelaron
de los homicidios que acontecen cuando la pareja a estas sociedades a lo largo del siglo pasado en una
abandona al otro. misma concepción del sujeto moderno, del papel de
En resumen, la configuración emotiva es un sistema la violencia en el amor y de cómo tratar las jerar-
de representación bipolar de los sujetos varón y fe- quías de género.
menino y del papel de la violencia y las emociones en No me parece que encontré la supervivencia de
su conformación cultural. Este sistema tiene conse- exóticos y antiguos códigos de honor ibéricos o me-
cuencias dramáticas sobre la vida de las personas. Al diterráneos. Más bien la forma como en estas socie-
situar el crimen por fuera de la cultura y colocarlo en dades nacionales circuló un mismo discurso jurí-
la “mente “ individual se enmascaran los aprendi- dico que puso en primer plano al sujeto psicológico
zajes y los énfasis culturales que le dan un papel espe- y reacondicionó el sentimiento del honor. En ese
cial al uso de la fuerza masculina en las jerarquías de sentido, no creo encontrar la consabida coinci-
género. En las dos sociedades, colombiana y brasi- dencia entre cultura y límites nacionales, sino por el
leña, el homicidio entre parejas se remite a los delitos contrario, cómo las fronteras nacionales llevan cen-
“emocionales” y las emociones quedan excluidas de turias de porosidad, intercambio y procesos trans-
la vida cultural para situarse en el terreno anegadizo nacionales. La música envolvente del bolero, cria-
de lo pre o supra cultural. No se considera que el cri- tura cubana crecida en México, canta “Arráncame
minal pasional sea un peligro social y se cree que se la vida con el último beso de amor/ arráncamela, y si
lo debe considerar de manera benigna. Pero las mu- acaso te hiere el dolor…/”, u “ódiame por piedad,
66• Narrando la violencia

yo te lo pido” ; “contigo porque me matas, sin ti por las ideas, y puede contar con un marco de interac-
que muero”, desde hace más de cien años en los ciones entre sistemas globales, sobre formas de poder
bares, la radio y en los voces de latinoamericanos. global, que dan lugar a cambios locales. Así, una
Los juristas de la región llevan otro tanto discu- conciencia comparativa puede acentuar el sentido
tiendo entre sí, intercambiando o copiando mo- de las interacciones históricas como también con-
delos de sujeto para las interminables reformas a trastes locales que reverberan sobre lo nacional.
nuestros códigos penales, para no hablar de los no- Por ello, sí creo que entre la violencia política y
velones con los que lloramos en común. la doméstica en Colombia existen lazos que están
Creo con Robert Borofsky (1994) que la compa- ausentes en Brasil. Es decir, considero que entre las
ración continúa siendo de vivo interés para la an- dos formas de violencia existe en Colombia una re-
tropología, pese a que declinó como campo intelec- sonancia que resulta en un discurso de autoimagen
tual explícito. De manera implícita ésta es inhe- como un pueblo violento. Esta resonancia es el
rente a la descripción, pues al formular tema favorito de los medios masivos, que vuelven
afirmaciones usualmente no se hace referencia a cada caso de violencia doméstica un ejemplo más
una categoría absoluta sino a una comprensión de la barbarie nacional. No encontré ese rasgo en
previa del término empleado. La dificultad actual, Brasil. Existe también otro plano en el cual las dos
no obstante, son los vínculos entre los distintos formas de violencia se avecinan en la sociedad co-
grupos, pues ya no puede suponerse la indepen- lombiana, y es el plano de la acción ciudadana. He
dencia entre ellos y quizás ésta tampoco existió escrito que la violencia es una acción social con
desde hace siglos. Eso lleva al problema de la va- efectos tanto sobre la psiquis individual como sobre
lidez de la comparación entre fenómenos que han confianza de las personas en su entorno social, y en
tenido relación entre ellos. Las relaciones obser- particular sobre su participación como ciudadanos.
vadas, ¿son históricas en vez de funcionales? Esto se encuentra maximizado en Colombia, en
Como una posible respuesta Laura Nader (Nader, contraste con Brasil, por la prolongación del con-
1994: 93-94) opina que es posible una conciencia flicto armado ocasionado por grupos de insurgentes
comparativa que ilumine las conexiones entre lo de orientación política de izquierda y de derecha.
local y lo global, entre el pasado y el presente, entre Pero este tema nos lleva más lejos de lo que po-
los usos de la comparación y las implicaciones de sus demos caminar hoy.
usos. Esto hace necesario sobrepasar la noción de Finalmente, creo que lo más importante es que
comparación controlada y en segundo lugar, dejar de parece abrirse paso una compresión integral y no di-
lado el que los ítem comparados deben ser disconti- cotómica del comportamiento humano, cuyo
nuos, que no deben influenciarse entre sí. La compa- punto de encuentro está en ver las emociones como
ración debe, por el contrario, incluir aspectos inte- aspectos de la cognición con atributos particulares
ractivos del movimiento de las personas, los bienes y de relación con el entorno social.

Referencias

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Notas

* Universidad Nacional de Colombia. Centro de Estudios Sociales


CES/Departamento de Antropología
Historia de la antropología
Origen y desarrollo de la antropología
en la Argentina: de la Organización
Nacional hasta mediados del siglo XX 1

Leonardo H. G. Fígoli2

El propósito de este trabajo es el de comprender el plicativos de su desarrollo y la lectura que hace de


origen y desarrollo de la antropología en la Argenti- la “dinámica interna” del pensamiento científico
na. El análisis acompaña diversos momentos de la los fundamentos de su historia. Buscando superar
disciplina, desde su emergencia, situada a fines del ese maniqueísmo, casi siempre estéril, asumimos
siglo XIX, hasta, aproximadamente, la segunda mi- desde la etnografía una posición intermedia para
tad del siglo pasado, buscando comprender la espe- el estudio de la ciencia, tratándola no exclusiva-
cificidad de ese discurso científico y académico.3 mente como producción intelectual de teorías sino, si-
La lectura que hacemos de la antropología que multáneamente, como un fenómeno cultural.
se desarrolla en la Argentina se inspira en aquello En consecuencia, concebimos el estudio como
que Clifford Geertz concibe como etnografía del pen- un esfuerzo de descripción y comprensión de los he-
samiento moderno. Como cualquier otra etnografía, chos epistemológicos (dinámica interna), sin des-
no se limitará a exaltar la diversidad, sino a tomar el cuidar los hechos históricos (dinámica externa)7.
pensamiento moderno seriamente, en sí mismo, Se pretendió, de ese modo, recuperar en un hori-
como objeto de descripción analítica y reflexión in- zonte histórico la singularidad de una actividad
terpretativa.4 Recogiendo esa idea y ajustando aún científica, disciplinada y disciplinante, junto a su es-
más el foco de ese tipo de estudios, Roberto Car- pecificidad discursiva. Orientados por ese marco
doso de Oliveira propuso la constitución de una referencial, tratamos de identificar los hechos en
rama de la antropología que tendría por objeto una de los planos macro y micro-políticos que condicio-
las dimensiones más importantes del pensamiento mo- naron las diversas fases del proceso de desarrollo de
derno: el pensamiento científico, o sea, una antropo- la antropología en la Argentina. Para comprender
logía que se ocuparía de modalidades del conoci- la peculiaridad de ese desarrollo, no dejamos de si-
miento o del saber constituidos disciplinaria- tuarlo comparativamente con las antropologías que
mente.5 En ese sentido, entendemos que una etno- se implantaron y desplegaron al margen de los
grafía del pensamiento científico debe ser –remi- grandes centros metropolitanos en que tuvo origen.
tiéndonos nuevamente a Geertz– un emprendi- De hecho, estudios semejantes en América Latina
miento múltiplo, histórico (agregaríamos “arqueoló- revelaron, por ejemplo, que el proceso de “construc-
gico”, en el sentido de M. Foucault), sociológico, ción de la nación” (nation building) constituye un pa-
comparativo e interpretativo, algo como un cuerpo a rámetro fundamental cuando se trata de caracte-
cuerpo cuya finalidad es hacer inteligibles cuestiones os- rizar el desarrollo de las ciencias sociales, en ge-
curas, proveyéndoles de un contexto esclarecedor.6 neral, y el de la antropología, en particular.8 Por esa
De hecho, la perspectiva etnográfica que adop- razón, el análisis trata de vincular ambos procesos:
tamos para este estudio resulta de la convicción de por una parte, el de construcción de la nación,
que el análisis de un discurso científico debe tratar como marco externo y, por otra, el despliegue, dis-
de superar la dicotomía –muy común en la His- cursivo y práctico, del pensamiento antropológico,
toria dejo presentado al Centro de Antr la en tanto dinámica interna9.
Ciencia– producto de dos posiciones excluyentes, Consiguientemente, el estudio identificó tres mo-
a saber: el abordaje que encuentra en los “factores mentos del desarrollo de la antropología en la
externos” a la práctica científica los principios ex- Argentina que corresponden con bastante precisión

•71•
72 Origen y desarrollo de la antropología en la Argentina

a los períodos que componen los procesos de cons- fuerzos específicos de integración territorial, tanto
trucción de la nación (nation building). Según Nor- en la frontera interna (con los caudillos regionales y
bert Elias, no debe tomarse el estado-nación como los indios), como en la frontera externa (con países
un fenómeno acabado, sino como un tipo específico vecinos por los limites internacionales, particular-
de formación social que resulta de sucesivos procesos mente en el extremo sur del país). Dirigiendo
de construcción, a saber: a) un proceso de integra- nuestra atención al campo intelectual y científico,
ción territorial o regional; b) un proceso de integra- se verifica que el período es también marco de un
ción social; c) un proceso de integración ideoló- profundo cambio, que da lugar al surgimiento de
gica.10 Apoyados en esa caracterización del curso destacados pensadores consagrados a los problemas
que sigue la empresa de construcción de la nación, “esencialmente nacionales”. Con el fin de la pre-
tratamos de interpretar desde allí los rumbos que his- tensión hegemónica de Buenos Aires sobre las pro-
tóricamente siguió la antropología en la Argentina, vincias, la antigua Confederación da lugar a la uni-
como discurso científico-académico y como una acti- ficada Nación Argentina. Junto a las profundas
vidad disciplinada y disciplinante11. transformaciones sociales y económicas del país,
Cada uno de los momentos identificados del de- una nueva generación se destaca; la llamada “Ge-
sarrollo de la disciplina en el país fue sometido al neración del 80", defensora del liberalismo econó-
análisis del cuadro social e histórico de cada pe- mico y portadora de una absoluta fe en el progreso,
ríodo, con el objetivo de caracterizar y aprehender asume la dirección de la vida argentina.13 Cambios
las singularidades de los campos intelectual y cien- importantes en la instrucción pública, como la na-
tífico12, junto a las corrientes político-ideológicas cionalización de la enseñanza secundaria y univer-
predominantes. Definidos esos contextos, se pasó al sitaria, son pruebas de las acciones vigorosas diri-
análisis tanto de la dinámica de la disciplina, te- gidas a la unificación política que rápidamente al-
niendo en cuenta las instituciones en las que en- canzan la vida intelectual y científica. En lo
contró condiciones para reproducirse en tanto institucional, una expresión ejemplar de ese giro
saber, como de las trayectorias biográficas e itinera- nacional que experimenta el campo científico en la
rios científicos de los principales representantes-ac- época fue la creación, en 1872, de la Sociedad
tores de cada fase considerada. Finalmente, a la luz Científica Argentina (SCA). Congregando rápida-
de la producción intelectual de cada etapa, se pro- mente a los principales representantes de las cien-
curó comprender el discurso antropológico y los es- cias exactas, físicas y naturales, la SCA desempeña
pacios institucionales en los que se desarrolló la an- un papel muy importante en la estructuración del
tropología como disciplina científica. Teniendo esa campo científico nacional. Aspirando a poner fin a
urdimbre por fondo, identificamos las conexiones la hegemonía extranjera en los estudios sobre el
que la actividad institucional y los discursos de cada país, sus intereses, indisolublemente científicos y
período mantuvieron, en contextos socio-histó- políticos, se inclinan prioritariamente hacia el co-
ricos bien definidos, con las tendencias ideológicas nocimiento del territorio nacional.14 La SCA cum-
preponderantes en cada época analizada. plió un papel fundamental en la historia del desa-
El primer momento que se puede señalar en la rrollo de la antropología en Argentina, ya que ella
historia de la disciplina es el de su emergencia hacia fomentó los estudios antropológicos, arqueológicos
fines del siglo XIX. Esencialmente, para ese mo- y paleontológicos de los ”naturalistas", especial-
mento, tratamos de comprender en qué condi- mente los trabajos de Francisco P. Moreno
ciones se produce el surgimiento de este discurso en (1852-1919) y Florentino Ameghino (1854-1911).
al ámbito local, y sobre objetos locales, que aspira a El análisis de las trayectorias biográficas y cientí-
la condición de saber verdadero. ficas de ambos “sabios” permite recuperar, de sus ta-
El momento fundacional de este saber que aspira a reas de investigadores y organizadores de las pri-
legitimarse como ciencia se localiza en un período meras instituciones en que se desdobla la antropo-
clave de la historia política e intelectual de la logía, los trazos fundamentales de la disciplina. Sus
Argentina, el de la llamada Organización Nacional. discursos científicos ganan una nueva luz cuando
Esta etapa de la historia argentina (1852-1900) se son examinados desde la perspectiva de los es-
caracterizó, desde la óptica del proceso de la nation fuerzos de integración característicos de esta etapa
building –como fuera señalado por Elías– por es- de la “construcción de la nación”. De hecho, los
Anuario IDES–CAS < Historias de la Antropología •73

viajes “exploratorios” de Francisco P. Moreno a la científicos argentinos de la Generación del 80. Sin
Patagonia despiertan el interés entre los antropó- mucho esfuerzo, puede pensarse a ambos como el
logos europeos como Broca, Topinard y Wirchow, “par primordial" de la “gesta antropológica” argen-
entre otros, por el carácter “arquetípico” que pre- tina, reunidos bajo la ”autoridad pedagógica" del na-
sentan sus habitantes para los evolucionistas.15 turalista Germán Burmeister. No obstante, diver-
Estimulado por éstos, Moreno desarrolló intensos gieron ardorosamente en las interpretaciones de la
trabajos en el sur del país a partir de 1873, de modo historia natural, en una reproducción local de la
que a sus primordiales intereses “raciales” suma gra- lucha entablada en Europa por “catastrofistas” (se-
dualmente el interés por datos “etnológicos”, resul- guidores de Cuvier) y “transformistas” (seguidores
tado directo de la acelerada experiencia de campo; de Lamarck).18 Sobre el origen del hombre, Ameg-
estos se juntan, aún a los intereses por los estudios hino sustentaba que la máxima antigüedad se ha-
geológicos, geográficos y cartográficos de los vastos llaba en suelo argentino, colocando el territorio na-
territorios australes. Sus expediciones son producto cional como cuna de la humanidad. Su interpreta-
tanto de su afán por los estudios raciales y etnoló- ción, por la pobreza de las evidencias, lo llevará a un
gicos de los primitivos habitantes del sur del país, en rápido pero efímero éxito en el mundo científico.
cuanto representantes vivos de la “infancia de la so- La emergencia de la antropología en la Argentina
ciabilidad humana”, como de la importancia cre- estuvo marcada por la división de dos corrientes
ciente que le confiere a la ocupación del territorio científicas. Los ameghiniainos, evolucionistas dog-
austral. Sus viajes y estudios tuvieron como meta máticos, concentraban sus actividades en los pro-
explícita producir el conocimiento necesario para blemas vinculados al “hombre fósil” de la pampa. La
llevar adelante la “integración territorial” del país.16 antigüedad del hombre era el objeto primordial de
Moreno tuvo un papel decisivo en el afianza- estudio. Se interesaban, preferentemente, en la me-
miento de los estudios antropológicos al trazar un dición del tiempo geológico, en las cronologías; no
audaz “proyecto institucional” para la disciplina, admitían saltos, ni catástrofes, todo era sucesión
el cual concretó, primero, con el Museo Arqueoló- gradual y sin interrupción, fueran seres vivos o cul-
gico y Antropológico de Buenos Aires, y, más turas.19 Los morenistas, orientados primero por
tarde, con la creación del Museo de La Plata.17 Burmeister, evitaron todo contacto con la estrati-
Éste, obra magna de Moreno, significó la institu- grafía, las secuencias; estuvieron menos interesados
cionalización de los estudios antropológicos y se en la antropogonía, la descendencia del hombre,
convirtió rápidamente en un centro de enseñanza que en la antropotaxis, la clasificación de las razas;
e investigación con la incorporación de un grupo abandonaban las especulaciones sobre “eslabones
de profesionales extranjeros que organizaron sus perdidos” y se dirigían a entrar en contacto con las
sesiones. Que los estudios antropológicos que allí poblaciones indígenas; la somatología constituyó,
se desarrollaron mantuvieron estrechos vínculos junto a la etnología, su objeto principal de estudio.20
con la cuestión de la “integración territorial” es La división entre catastrofistas y transformistas
evidente no solamente por el hecho mismo de que provee el contexto esclarecedor no sólo de las duras
las exploraciones de Moreno terminaron por pre- disputas entre ambos por el control de las institu-
parar las expediciones militares a los territorios in- ciones en las que la antropología dio sus primeros
dígenas, sino por el hecho de también ser nom- pasos locales, sino también de sus mismos trabajos y
brado Perito (1896) para representar al país en los estudios, que se revelan muy complementarios en
litigios limítrofes que se mantuvieron con Chile. torno a lo que podemos considerar como esfuerzo
De hecho, los estudios antropológicos, etnográ- por la “domesticación del espacio y del tiempo” de
ficos y arqueológicos que se desarrollaron en el la joven nación. Como verdaderos “héroes civiliza-
museo en los primeros años estuvieron estrecha- dores”, protagonistas principales del “mito de
mente vinculados a la tarea geopolítica que cum- origen” disciplinar, cupo a Moreno la tarea de la do-
plía la institución, con la cual se proponía realizar mesticación del espacio desconocido, salvaje y do-
el total reconocimiento territorial para elaborar minado por el “salvaje”, espacio que en esas condi-
“la historia física y moral de la nación”. ciones amenazaba la integración territorial de la na-
Contemporáneo y rival de Moreno, el naturalista ción. Una tarea complementaria, en nuestra
Florentino Ameghino fue uno de los más destacados interpretación, a los esfuerzos ameghinianos de “or-
74 Origen y desarrollo de la antropología en la Argentina

denación del tiempo”, que obtiene con la clasifica- tismo que amenazaba con la disgregación social,
ción de monstruos de épocas pasadas, en su afán que se produce una gradual consolidación institu-
por demostrar la autoctonía del hombre americano cional de la antropología en la Argentina. Conside-
en suelo argentino. Protagonistas principales de ese rando el ámbito institucional en que se sitúan las
período heroico de la antropología, sus estudios ahora denominadas “ciencias antropológicas”, se
contribuyeron significativamente con la construc- constatan profundos cambios ocurridos en las acti-
ción de una auto imagen nacional, moldada con las vidades y discurso científicos. Si inicialmente la an-
representaciones de un pasado remoto y extraordi- tropología se había desarrollado en el espacio de los
nario del territorio, cuyo noble y extenso pasado re- museos de ciencias naturales, el nuevo ambiente
velaba haber abrigado criaturas fantásticas y el más institucional de las “ciencias antropológicas” de co-
antiguo antecedente humano. mienzos de siglo presenta cambios importantes, re-
Así como el momento fundacional ocurre en un presentados ejemplarmente por la creación, en
período clave de la historia protagonizado por la 1904, del Museo Etnográfico de Buenos Aires, fun-
Generación del 80, la etapa siguiente de la disci- dado por Juan Ambrosetti (1855-1917).
plina caracterizada por lo que podemos llamar de La multiplicación de los museos y colecciones
consolidación o institucionalización de la antropolo- etnográficas en el país coincide con la visible preo-
gía21, ocurre durante el primer cuarto del siglo XX cupación por nuevos “criterios ordenadores” para
en un contexto socio-histórico caracterizado por el los materiales, preocupación que habla de una
afloramiento del “pensamiento nacionalista”, cuyos nueva configuración en el interior de las ciencias
representantes más destacados integraron la deno- antropológicas puesta de manifiesto en la distin-
minada Generación del Centenario (centenario de ción, hasta entonces inexistente, entre historia na-
la Revolución de Mayo). tural, arqueología y etnografía.25 Nuevos principios
La expresiva institucionalización de la antropo- clasificatorios como correlaciones históricas y téc-
logía en Argentina acontece en un clima de expan- nicas adecuadas para la correcta reconstrucción e in-
sión económica, de masiva inmigración extranjera terpretación del pasado, representan la irrupción
y de profundo cambio de la estructura social. Eco- clara y firme de la mirada histórica en una antropo-
nomía liberal e inmigración europea habían sido los logía que había permanecido sumergida en el modo
bases del proyecto de la generación anterior. A co- de ser de las ciencias naturales. Ocurren significa-
mienzos de siglo, se inicia un profundo revisionismo tivos giros en la “modalidad enunciativa” del dis-
de ese plan para sustituirlo por un ideario naciona- curso científico sintetizados en el desplazamiento
lista, dirigido a superar el clima de “cosmopoli- abrupto de la figura del “sabio”, la autoridad cientí-
tismo” y “extranjerismo” que el aluvión inmigra- fica característica de la antropología heroica, para
torio impone al país. En respuesta, se propone la dar lugar a un nuevo sujeto del discurso académico,
construcción de una identidad colectiva fundada el profesor-especialista.
en la “historia común” de la nación. La Generación La creación del Museo Etnográfico, “primera
del Centenario se ocupa prioritariamente del riesgo institución universitaria sudamericana creada con
de descaracterización que implica la presencia ma- la finalidad de desarrollar científicamente el es-
siva de individuos desvinculados del pasado na- tudio del hombre”, representa la incorporación
cional, portadores de otras lenguas, otras culturas.22 definitiva de la antropología a la universidad. El
La dicotomía sarmientina “civilización o barbarie” Museo Etnográfico constituyó una instancia fun-
se transforma en una nuevo dilema: “nacionalismo damental de producción y reproducción “discipli-
o exotismo”. Las máximas de los liberales de la Ge- nada” de una “cultura científica” cuyas colec-
neración del 80, “gobernar es poblar” (J. B. Al- ciones servirán de “material ostensivo” sobre el
berdi), “gobernar es poblar y educar” (D. F. Sar- cual se aprenderá y ejercitará el dominio de esta
miento), son reemplazadas por la fórmula “gober- ciencia del hombre.26 En este período, se sistema-
nar es argentinizar” (R. Rojas).23 tizan no solamente las actividades de investigación,
Fue en esas condiciones socio-históricas, de in- sino la propia transmisión del conocimiento acumu-
tensa indagación de la “personalidad argentina”24, lado y de la práctica científica, con formas propias de
de largos debates sobre la conciencia nacional co- reclutamiento y adiestramiento de los nuevos
mo forma de amenizar el ambiente de cosmopoli- miembros.27
Anuario IDES–CAS < Historias de la Antropología •75

Para el ideario nacionalista, la arqueología y an- nados sistemáticos: E. Boman, Herman Ten Kate,
tropología se presentaban como materias con voca- Roberto Lehmann Nitsche, Samuel Lafone Que-
ción natural para el establecimiento de la “historia vedo y Juan Ambrosetti, muestran la existencia de
nacional”. Así, los museos dedicados a la enseñanza una organización bastante estructurada en la antro-
de la historia, a diferencia de los de ciencias natu- pología argentina del período. La carrera científica
rales, tendrían la virtud de tornar “plásticamente de Ambrosetti si, de una parte, presenta el itine-
visible” la sucesión de las épocas, conduciendo al in- rario típico de los naturalistas de fines de siglo, de
dispensable ejercicio de pensar el pasado, de recuperar otra parte, habla de cambios significativos ocu-
la tradición y de forjar la identidad nacional. rridos en el discurso antropológico local que mani-
El trípode formado por el Museo de Ciencias Na- fiestan nuevas formas de decir y describir, dirigidas a
turales de Buenos Aires, Museo de La Plata y Museo cancelar el sentido muerto de las “curiosidades” ar-
Etnográfico crea el espacio institucional matriz en el queológicas y etnográficas, preponderante entre los
que se ejercita y reproduce la antropología. Los mu- sabios naturalistas, para conducirlas a su sentido
seos abandonaron paulatinamente su papel de sim- vivo, a su sentido histórico.
ples depósitos de objetos destinados a la exhibición La creación del Museo Etnográfico, mirado
pública, para asimilarse a las universidades transfor- desde la óptica de una arqueología del discurso an-
mados en laboratorios, donde pasa a ejercitarse la tropológico que se despliega en el país a comienzos
observación disciplinada, sistemática, codificada, a del siglo XX, expresa un indudable cambio que
cargo de un conjunto de especialistas que garantizan ocurre en el horizonte de las “ciencias antropoló-
la reproducción de las formas de percepción especia- gicas”, no tanto porque con él afloren nuevos ob-
lizada, de una mirada antropológica instruida en el jetos de estudio sino porque evidencia el notable re-
vasto campo documental de las colecciones etnográ- troceso de las ciencias naturales y el equivalente
ficas, arqueológicas y paleontológicas. avance de la perspectiva histórica. Prueba de esos
La gradual, pero no menos nítida, delimitación profundos cambios que experimenta el discurso an-
que va trazando la comunidad científica de antro- tropológico en toda su extensión, son los desplaza-
pólogos en el amplio campo de la ciencia nacional, mientos similares que se verifican en los estudios ar-
se manifiesta en acciones cada vez más claras para queológicos. Por una parte, se pasa rápidamente de
disciplinar las actividades de sus miembros, entre las descripciones puramente formales, propias de
otras, el empeño explícito en hacer desaparecer de- las décadas anteriores, a las interpretaciones de los
finitivamente el autodidactismo como forma de a- materiales; y por otra, cambia el teatro de actuación
prendizaje. de las investigaciones arqueológicas, que aban-
En la urdimbre producida por esas instituciones, donan paulatinamente la Patagonia, el suelo darwi-
y ajustado al pensamiento nacionalista de co- niano por excelencia, el de las exploraciones de
mienzos de siglo, es posible identificar formas más Moreno y de las reconstrucciones de Ameghino,
definidas de organización de esa cultura científica. para dirigirse al estudio del norte y noroeste argen-
Puede reconocerse ahora un cuerpo relativamente tinos, territorios de las altas culturas precolom-
enlazado de individuos que comparten las mismas binas, espacios de investigación vistos como ideales
instituciones, que mantienen un alto grado de para la ambicionada reconstrucción del pasado na-
cohesión e interacción, y están relacionados por há- cional y, particularmente, del pasado americano.
bitos científicos propios.28 Los itinerarios profesionales e intelectuales del
Para este período de la antropología en la Argen- grupo de los denominados iniciados, Salvador Debe-
tina se ha sabido distinguir dos grupos de antropó- nedetti, Félix F. Outes y Luis María Torres, no deja
logos: los sistemáticos y los iniciados, distinción lugar a dudas de que se ha superado definitiva-
hecha con base a los tipos de métodos seguidos en mente el período del autodidactismo, con el esta-
sus investigaciones.29 El vínculo que los llamados blecimiento de formas propias de transmisión de
sistemáticos mantienen con las universidades y mu- conocimientos. La “rutinización” y ”normatiza-
seos es prueba cabal de la existencia en la época de ción" de los métodos y técnicas de investigación,
una densa organización institucional en la cual re- cuando comparado con el periodo anterior, eviden-
posa la práctica de la antropología. Las trayectorias cian la relativa madurez científica alcanzada por la
intelectuales y científicas del grupo de los denomi- disciplina.30 En sintonía con el pensamiento nacio-
76 Origen y desarrollo de la antropología en la Argentina

nalista, la producción antropológica, arqueológica, nacionalismo pregona la vuelta a las viejas tradi-
etnográfica y pre-histórica contribuyó más o menos ciones de raíces hispánicas, procura la afirmación
explícitamente a la empresa política de la “Restau- de la conciencia nacional frente al espíritu extran-
ración del Pasado Nacional". Con la irrupción de la jerizante, busca el revisionismo histórico, descubre
historia en el interior de la antropología, de manos la originalidad de América y proclama la Magna
del pensamiento nacionalista, se abre espacio para Restauración: la unidad hispano-americana.
una nueva y doble mirada sobre el hombre. Con el Considerando el estado del campo intelectual y
fin del monopolio de la antropología morfológica, científico, la incorporación creciente de extran-
una nueva configuración discursiva se diseña en el jeros a la vida intelectual del país, funciona como
dominio del conocimiento de lo humano. Las cien- importante factor de integración. Las universidades
cias antropológicas son ahora concebidas como e- atraviesan un momento de intensa renovación, ini-
sencialmente descriptivas y diacrónicas, y en virtud ciada con la Reforma Universitaria (1918), a lo cual
de las nuevas características desempeñarán el papel se suma la multiplicación del número de institutos
de una poderosa ciencia auxiliar en la empresa de de enseñanza e investigación, y de asociaciones
restablecer el pasado nacional. científicas, entre otras, la Sociedad Argentina de
En suma, la antropología que se desarrolla en la Antropología.
Argentina de las primeras décadas del siglo XX, en De hecho, en el segundo cuarto del siglo XX
nuestra opinión, se distingue por el empeño en ob- toma forma la llamada Nueva Escuela Argentina de
tener un doble disciplinamiento: internamente, cris- Antropología. En un contexto socio-político e i-
taliza su organización, se definen las fronteras de la deológico en que el nacionalismo asume nuevos
comunidad científica (reconocimiento de una ascen- rumbos, el clima de renovación se hace sentir inme-
dencia común, establecimiento de una comunidad diatamente en la antropología con la incorporación
lingüística, identificación por una misma tradición, de investigadores extranjeros y con la consecuente
intenso sentimiento de cohesión, etc.); externa- asimilación de nuevas corrientes de pensamiento.
mente, se subordina al ideario nacionalista propug- Ejemplo de esa incorporación de extranjeros a la
nado por la Generación del Centenario tornándose vida académica nacional es el ingreso del italiano
tributaria del proceso de integración social e ideológico José Imbelloni (1885-1967), cuyo trabajo de etnó-
que marca todo el período –y que se hace sentir en logo se destaca en todo el segundo cuarto de siglo,
todos los campos, político, intelectual y científico– idealizador de una “Nueva Escuela Argentina de
contribuyendo con su producción a la construcción Antropología”, orientada por la corriente histó-
de un imaginario social y a la elaboración de una rico-cultural austríaca, de la cual fue entusiasmado
auto-imagen nacional , que nutrirán el período si- difusor. Llegan también al país, en esa época: O.
guiente. Menghin (1888-1973), A. Metraux (1902-1963),
La tercera fase de la disciplina estuvo marcada Branimiro Males, Miguel de Ferdinandy, S. Canals
por una grande renovación discursiva e institucio- Frau (1893-1957) y M. Bórmida (1925-1978).
nal. Desde comienzos del siglo, el país experimenta El firme arraigo de las ideas de Imbelloni y de la
profundas transformaciones en la estructura social Escuela Histórico-Cultural alemana en la antropo-
y política, como la inmigración constante, el au- logía practicada en la Argentina –que llegó a ha-
mento de población, los cambios en la estratifica- cerse dominante – no parece resultar de una suerte
ción social, las transformaciones en el sistema polí- de “vacío intelectual” producido en el campo cien-
tico y la democratización de las universidades. A tífico a consecuencia de las críticas sufridas por el
partir de la segunda década, el nacionalismo toma evolucionismo clásico.31 Todo lleva a concluir que
nuevos rumbos; las fórmulas antiliberales y antide- sus ideas fueron aceptadas por su firme inserción en
mocráticas se generalizan. Los principios básicos los círculos intelectuales del país, portadoras de un
son: orden, jerarquía y autoridad. Dos elementos agresivo nacionalismo de inspiración italiana. Así
transforman la historia argentina, el agotamiento lo demuestra un conjunto de artículos de juventud
del sistema vigente desde 1880 y la aparición en el sobre la “guerra y el pacifismo”, cuestiones que agi-
escenario político del Ejército. La inestabilidad ins- taban los círculos políticos de la época.32 Una parti-
titucional, con sucesivos golpes militares, abierta cular lectura viquiana del fenómeno le permite a
desde 1930 abarcará todo el período hasta 1955. El Imbelloni presentarlas como “ciclos inevitables”, a
Anuario IDES–CAS < Historias de la Antropología •77

la manera de los corsi e ricorsi del filósofo italiano. tura historicista de Imbelloni, aliada a una descon-
Junto a una aversión declarada hacia las ideas del fianza explícita del racionalismo, desagua rápida-
“progreso ilimitado” (base del pacifismo), sus refle- mente, de manos de la Scienza Nuova, en una
xiones anticipan su posterior adhesión a los postu- “hermenéutica histórica”. La antropología se vue-
lados de la corriente difusionista germánica de la lve entonces metafísica, o sea, filosofía primera que
antropología. busca, más allá de la física, la “comprensión” de la
Algo más tarde, en su libro La Esfinge Indiana “vida mental” de otras culturas.
(1926) anuncia la fundación de lo que llama Nueva La oscilación entre las ciencias naturales e histó-
Escuela Argentina de Antropología, un pretencioso ricas que presentaba la antropología en la Argen-
proyecto que, si no llegó a tener la importancia aspi- tina durante el período anterior, convocada a auxi-
rada, caracteriza ese momento de la antropología. liar en la tarea de pensar el pasado nacional, de
Al mismo tiempo, anuncia una nueva especialidad, hacer ese pasado nacional plásticamente visible pa-
la Americanística, aplicada al estudio del hombre ra alimentar una auto-imagen que viniese a com-
americano, su origen, el poblamiento del conti- pletar la deseada integración social, como prego-
nente y sus culturas. Esta disciplina constituiría la naba el pensamiento nacionalista, creó las condi-
piedra fundamental de un “programa de estudios” ciones favorables para la asimilación de la nueva
de la nueva corriente antropológica que deseaba tendencia historicista imbelloniana. Dispuesto a
desarrollar. La Nueva Escuela, con sus renovadas hacer de la antropología una ciencia comprometida
ideas sobre la labor antropológica, no se instala por con la tarea aún más ambiciosa de restaurar el pa-
la retracción pura y simple del evolucionismo; al sado no solamente nacional, sino americano, la lla-
contrario, lo consigue por tratarse de una reinter- mada Magna Restauración, la nueva tendencia en
pretación, en el mismo marco epistemológico, de la antropología produjo no tanto una ruptura en el
los viejos dilemas sobre la unidad y pluralidad del ámbito del discurso científico sino una reinterpre-
hombre que marcaron la antropología desde sus orí- tación, desde una diferente tradición filosófica, de
genes. La antigua división entre los naturalistas ar- los antiguos y muy familiares dilemas disciplinares.
gentinos, “morenistas” y “catastrofistas” de un lado, A la presencia de Imbelloni se sumará la de un
“ameghinianos” y “transformistas” de otro, que algo grupo de investigadores extranjeros que inmigran al
más tarde, en el ámbito de las teorías raciológicas, país por obra de aquél: O.Menghin, B.Males y M.
dieron origen a la división entre “poligenistas” y Bórmida. La inserción de ese grupo se da en un pe-
“monogenistas”, tomará, con Imbelloni, desde la ríodo de plena expansión institucional de la disci-
óptica de las culturas, una nueva fisonomía con la plina, de la creación de nuevos centros de enseñanza
lucha entre “paralelistas” y “difusionistas”. e investigación, fuera de los ya tradicionales de Bue-
Si con La Esfinge Indiana Imbelloni había lanzado nos Aires y La Plata.35 La corriente germánica de
la “Americanística”, con su “Epítome de culturo- pensamiento echa raíces en el país y se ajusta paula-
logía”33 presenta el método histórico-cultural de ins- tinamente al nacionalismo imperante.36 En esta é-
piración germánica y con él consigue establecerse poca, se amplía la distancia entre las ramas que se
entre los antropólogos argentinos. La Nueva Etno- identifican con las ciencias naturales y aquellas de-
logía trae consigo una redefinición de los diversos nominadas “ciencias de la civilización”. Una pro-
ramos de la antropología. Concebida como una dis- funda preocupación con la delimitación de las “an-
ciplina esencialmente histórica, la Nueva Etnología tropologías” y la irrupción de un conjunto de nuevos
se propone estudiar la vida del pasado remoto hasta problemas, objetos y categorías bien diferenciados,
los umbrales de la historia, la Proto-historia.34 tales como raza, pueblo, etnía, nación, parecen hacer
En este terreno, se destacan los estudios de Im- su aparición en el momento que se hace sentir la de-
belloni sobre lo que llamó Pensamiento Templario, manda de estudios sobre la pluralidad de la sociedad
pensamiento clasificatorio caracterizado por la te- nacional. La creación del Instituto Étnico Nacional
trapartición. En su particular lectura de esa menta- (1948), al que se incorporan algunos especialistas del
lidad, Imbelloni cree haber descubierto el Antiguo área y cuyo objetivo era el estudio integral de la po-
Discurso, manantial que sirvió de inspiración a la fi- blación argentina, incluyendo indios y comunidades
losofía sobre las Edades del Mundo de Giambatista extranjeras, en sus dimensiones biológica, psicoló-
Vico. Declarando a Vico su maestro, la radical pos- gica, histórica o cultural, es una prueba de la es-
78 Origen y desarrollo de la antropología en la Argentina

trecha conexión existente entre los acciones diri- tóricas, escisión que se radicalizará con la etnología
gidas a la integración social e ideológica, como parte bormidiana, dando lugar, de ese modo, a un rechazo
del proceso de construcción de la nación, y las activi- de los métodos causalísticos-explicativos en favor
dades y discursos disciplinares. del comprensivismo diltheyiano. Tal corte se pro-
En ese marco de firme instalación de la escuela duce junto a la retomada del sentido bipartido de la
alemana, cabrá a uno de los jóvenes italianos inmi- noción de cultura en la tradición alemana (y en
grados el desarrollo de un esfuerzo teórico especí- parte italiana), que coloca todo el énfasis en la di-
fico, en la línea de pensamiento diltheyano, que mensión subjetiva. Es en ese “abismo” entre las
lleva a radicalizar la ya existente escisión en la an- ciencias que se encuentra el origen del carácter re-
tropología, dividida entre las ciencias naturales y las fractario de la antropología local a las tradiciones
ciencias históricas. Principal discípulo de Imbello- francesa e anglo-sajona, y la explicación de la cu-
ni, los trabajos de Marcelo Bórmida permiten iden- riosa sobrevivencia de la corriente histórico-cul-
tificar los profundos cambios que se operan en el tural a la propia matriz intelectual europea.
plano epistemológico de las “Ciencias del Hom- La decidida instalación del difusionismo alemán
bre”. La dicotomía diltheyiana de las ciencias viene encuentra suelo favorable en la cultura científica
a finalizar un largo período de oscilación de la an- preexistente ya que, ajustada al pensamiento nacio-
tropología local con el firme propósito de hacer de nalista por el compromiso de restaurar el pasado, se
la historia una meta-disciplina, y de la etnología un había lanzado mucho antes a una fuerte aproxima-
capitulo de aquella. Dando continuidad al movi- ción con las ciencias históricas. El sólido ajuste de la
miento iniciado por Imbelloni, la antropología bor- antropología con la “construcción de la nación”
midiana abraza el método “comprensivo” con lo debe ser considerado un factor decisivo en la dura-
que se abre espacio para una etnología fenomenoló- dera asimilación de las corrientes de pensamiento
gica, de fondo irracionalista, que nutrirá la antropo- que se instalan en la antropología en la Argentina
logía hasta las primeras décadas de la segunda mi- en la primera mitad del siglo XX. Pero estamos en
tad del siglo.37 los umbrales de un nuevo y complejo período de la
Más que una absorción completa de la corriente disciplina que se confunde con los rumbos que to-
germánica, por causa del retroceso de las ideas do- mará en los años posteriores, no siendo posible,
minantes en el siglo anterior, su firme instalación se dado los limites de este trabajo, abordar.
comprende mejor cuando son consideradas las cir- El estudio buscó comprender y elucidar la especi-
cunstancias históricas, la incorporación de cientí- ficidad del proceso de la constitución y desarrollo del
ficos de origen itálica o germánica, y las bases epis- pensamiento antropológico en la Argentina, en tan-
temológicas locales en las que se produce una casi to disciplina científica y académica, desde la pers-
verdadera transculturación científica. La integra- pectiva de una Etnografía de la Ciencia. Se conside-
ción a la “cultura científica nativa”, al antievolucio- raron tres momentos: la emergencia de la antropo-
nismo de raíces católicas y, especialmente, la armo- logía, su afianzamiento institucional y posterior re-
nización con la ideología nacionalista de la época novación con el aporte de investigadores
(empeñada en la construcción de una auto-imagen extranjeros, a lo largo de casi un siglo de existencia.
nacional con base en una profunda revisión de los Guiado por una “mirada etnográfica”, el estudio pri-
aportes migratorios), provee nuevos elementos para vilegió la problemática de la “construcción de la na-
comprender la forma en que ocurre la incorpora- ción” como elemento guía para detectar las singula-
ción de la tradición germánica de antropología. ridades discursivas e institucionales de la disciplina,
En el plano puramente epistemológico se opera problemática que se mostró fundamental para ilu-
una escisión entre las tendencias naturalistas e his- minar cada uno de los tres momentos analizados.

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Notas

1 Trabajo presentado al Centro de Antroopología Social, Instituto 31270-901 Tel: (55)(31)3499-5032, Email: lfigoli@fafich.ufmg.br;
de Desarrollo Económico y Social (IDES), Jornadas del Grupo de lfigoli@terra.com.br.
Estudio, Historias de la antropología: perspectivas comparadas 3 El resultado completo de la investigación fue presentado como te-
desde la trayectoria argentina, Buenos Aires, 30 de julio de 2004. sis doctoral en la Universidad de Brasilia (UnB), en 1990. Por diver-
Agradezco al Prof. Germán Soprano por la oportunidad de discutir sas razones explicadas en la tesis, el análisis se detiene alrededor
este trabajo con el Grupo de Estudio Historias de la Antropología. de 1960. Este artículo fue originalmente presentado en un simposio
Agradezco especialmente a la Prof. Rosana Guber por la cuidado- en la Universidade de Campinas (Unicamp), Brasil, en octubre de
sa lectura de este trabajo y los importantes comentarios presenta- 1990, sobre historia e etnografía de la antropología, como parte de
dos durante la reunión. También a Guillermo López por la revisión un programa de estudios de “antropologías periféricas”. Sobre los
del texto y valiosas observaciones. resultados de ese simposio ver CARDOSO DE OLIVEIRA, R. Y G. R
2 Doctor en Antropología Social, Universidade de Brasilia (UnB). Pro- RUBEN (orgs). 1995. Estilos de Antropología. Campinas, São Pau-
fesor del Departamento de Sociologia e Antropologia de la Universi- lo, Unicamp.
dade Federal de Minas Gerais (UFMG), Brasil. Dirección: Departa- 4 Ver GEERTZ, C. 1983: 154.
mento de Sociología e Antropología, FAFICH, Av. Antônio Carlos
5 Ver CARDOSO DE OLIVEIRA, R. 1988: 163.
6627, Campus Universitario, Pampulha, Belo Horizonte, Brasil. CEP
80 Origen y desarrollo de la antropología en la Argentina

6 Ver GEERTZ, C. 1983:152. 23 Si las “Bases” de Alberdi marcaron el proyecto liberal de los 80, “La
7 Sobre el bicefalismo de la historia de la ciencia, ver CARDOSO DE Restauración Nacionalista” de Ricardo Rojas fue la obra fundamental
OLIVEIRA, R. 1988: 168. Respecto de la artificialidad y arbitrariedad del pensamiento nacionalista de la primera década del siglo XX.
de esa dicotomía, así como la necesidad de considerar la ciencia 24 Ver QUIJADA, M. 1985:22.
como un fenómeno de cultura, indisociable de las demás prácticas 25 Ver TORRES, L. M. 1905.
humanas, ver JAPIASSU H. 1982: 38 e ss.
26 Nos referimos a la idea de T. Kuhn de que la continuación de una
8 El abordaje comparativo, implícito en el trabajo, tiene por referen- forma de cultura científica supone mecanismos de socialización y
cia principal el estudio del caso brasileño; sobre este tema, ver transmisión de conocimientos. Sobre el asunto, ver BARNES, B.
PEIRANO, M. G. S. 1981. 1986: 36.
9 Numerosas indagaciones semejantes, o sea, de focalizar la singulari- 27 Sobre la historia del Museo Etnográfico de Buenos Aires, con-
dad de las tradiciones nacionales en antropología a luz de los procesos sultar LAFÓN, C. R. 1958.
político-ideológicos locales, surgen claramente en la década de 1970.
28 P.Bourdieu ha trabajado la clásica noción de habitus, definiéndola
Sobre ese asunto ver CARDOSO DE OLIVEIRA, R. 1988:143.
como “sistemas de disposiciones durables, estructuras estructura-
10 Ver ELIAS, N. 1972:279. das predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes”. Se-
11 La noción de adscripción (identificación por si y por otros) como gún Bourdieu, los hábitos científicos pueden ser efectivamente con-
criterio de pertinencia fue utilizado para delimitar las “fronteras” de siderados más que como esquemas durables (producto de una
la comunidad científica en estudio. Considerada como una “cultura repetición), como principios generadores y estructuradores de prác-
científica”, no se dudó en considerarla como una “aldea intelec- ticas y representaciones relativas a cada cultura científica. Ver
tual”, como sugiere Geertz. BOURDIEU, P. 1972: 175.
12 Nos referimos a la noción de “campo intelectual y científico” no 29 Ver IMBELLONI, J. 1950: 203. A pesar de las reservas que hace-
como un universo “puro”, puramente intelectual y científico, sino mos a esta genealogía propuesta por Imbelloni, por una cuestión prác-
un campo social como otro cualquiera, arena de luchas específicas tica mantenemos las denominaciones pero, diferentemente de su au-
por intereses particulares, no ajeno a los procesos más amplios. tor, consideramos que ambos grupos constituyen una red integrada de
Ver BOURDIEU, P. 1983:122. profesionales, representantes de la misma fase de la disciplina.
13 Sobre la importancia de esta generación en el campo científico, 30 Outes dirige duras críticas a los “profesionales especialistas”, en
ver BABINI J. 1986. contraposición a los “especialistas científicos” que participan del I
14 Ver BESIO MORENO, N.1934: 24. Congreso Panamericano; en realidad, su crítica está relacionada
con la polémica entablada con el autodidacta Florentino Ameghino,
15 Para la antropología física del siglo XIX, patagones y fueguinos
a respecto de la validad de sus hipótesis sobre la antigüedad del
presentaban ese carácter de antípodas humanas. Sobre la impor-
hombre americano. Lo que estaba en juego en ese debate eran los
tancia conferida a los datos obtenidos por Moreno en la Patagonia,
principios de reconocimiento de la autoridad y de la competencia
ver FÍGOLI, L.1990:61 e ss.
científicas. Ver OUTES, F. F. 1909.
16 Sobre la vida de F. P. Moreno y el sentido de sus expediciones,
31 Ver, BARTOLOMÉ, L. J. 1982.
nos apoyamos en documentación consultada en el Archivo General
de la Nación. Ver también YGOBONE, A. D. 1979. 32 Ver, GARBULSKY, E. 1987.

17 En 1881, después de un período en Europa, Moreno pronuncia 33 Como F. Graebner, cuyo Metodologia etnológica (1911) consti-
una conferencia en la Sociedad Científica Argentina cuyo título era tuía el tomo primero de una “Biblioteca Etnológica”, el libro de
“Antropología y arqueología: importancia del estudio de estas cien- Imbelloni Epítome de culturologia también era presentado como el
cias en la República Argentina”. Moreno subraya la necesidad de primer volumen de una serie, la “Biblioteca Humanior: biblioteca del
diferenciarlas de aquellas prácticas no metódicas o no disciplinares americanista moderno”.
que carecen, por falta de preparación, de cualquier base para alcan- 34 Ver IMBELLONI, J. 1936: 187.
zar la verdad científica. Ver YGOBONE, A.D. 1979:233 e ss. 35 Pueden citarse, por ejemplo, la Universidad de Tucumán, con
18 A diferencia del intenso estímulo dado a Moreno, Burmeister no una cátedra, un Museo de Etnografía y un Instituto de Antropología;
revela interés por los hallazgos fósiles de Ameghino, supuestamen- la Universidad de Cuyo, en Mendoza, con una sección antropológi-
te indicadores de gran antiguedad del hombre americano. Será el ca y una cátedra; la Universidad de Córdoba, con un Instituto y un
punto de partida de una rivalidad científica que Ameghino manten- Museo de Arqueología y Etnografía. Ver IMBELLONI, J.1950: 213.
drá por años con el maestro y, posteriormente, con Moreno. 36 Los más destacados que adhirieron a las nuevas ideas fueron: F.
19 Ver FERNÁDEZ, J. 1979:28. Márquez Miranda, E. Casanova y E. Palavecino.
20 Ver IMBELLONI, J. 1950. 37 Podría caracterizarse la antropología que se instala en la Argenti-
21 Nos referimos a la consolidación de estos estudios en el país en na como una tradición dominada por la categoría tiempo. Esa pers-
comparación con el período anterior, manifiesta por la significativa pectiva diacrónica habría recortado un dominio de saber a partir del
ampliación de los espacios institucionales ocupados por la disciplina. cual se rechazaron las tradiciones atemporales o sincrónicas como
las antropologías que se cultivaron en Francia e Inglaterra, principal-
22 Para comprender mejor la dimensión de los cambios estructura-
mente. Sobre la “matriz disciplinar” de la antropología, consultar
les provocados por la inmigración de extranjeros, ver GERMANI, G.
CARDOSO DE OLIVEIRA, R. 1988:15.
1971:271.
Panoramas temáticos
Pueblos Indígenas y Antropología
en Argentina (1994-2004)
Claudia Briones

Si las conmemoraciones apuntan a identificar hitos segmentos de población cuyos derechos especiales
temporales que entramen significaciones, el quinto eran objeto de esas variadas políticas de reconoci-
centenario de la conquista y colonización de Améri- miento (Sieder 2002). Argentina tampoco escapó a
ca cumplió su cometido. Esta vez, sin embargo, el estas tendencias. Si la reforma constitucional de
evento operó como disparador de una revisión a es- 1994 introduce el reconocimiento de la pre-exis-
cala planetaria de las interpretaciones del pasado. tencia étnica y cultural de los PIs, alrededor de esa
Argentina no permaneció ajena a una disputa que fecha comienza a hacerse visible un deterioro ini-
en sus extremos pasaba por leer el desembarco de ciado al menos dos décadas antes –deterioro que ha
Colón como “encuentro de culturas” desde Europa y sido fruto de un proceso de reconversión econó-
pensamientos eurocentrados, y como “último día de mica que ha llevado al país a alcanzar tasas de po-
libertad” desde los pueblos originarios de las Améri- breza e indigencia así como de desempleo inusi-
cas, sus variados grupos de apoyo, colaboradores y tadas hacia el inicio del nuevo milenio.
simpatizantes. Así, en “el país sin negros y casi sin in- En todo caso, este contexto de re-entramado del
dios”, aparecieron para esa fecha varios textos que se sistema-mundo no menos que la redefinición de los
hicieron eco de la visibilidad reclamada por los pue- marcos legales epitomizada por la firma del Con-
blos indígenas, reflejando, problematizando, nomi- venio 169 de la OIT en 19891 plantearon nume-
nando la diversidad negada (Hernández 1992a y b; rosos desafíos a los movimientos indígenas de rei-
Hidalgo y Tamango 1992; Kowalski 1993; Martínez vindicación y reclamo, así como a los antropólogos
Sarasola 1996 [1992]; Radovich y Balazote 1992) interesados en dar cuenta de tales procesos. Este ar-
Ciertamente, varias cuestiones contribuyeron a tículo hace precisamente foco en los saberes produ-
que se pusiera en foco la temática en y desde dis- cidos por la disciplina a lo largo de poco más de una
tintas arenas nacionales e internacionales. Por lo década cuyo inicio, en lo nacional y lo interna-
pronto, los “Quinientos Años” acaecieron en el cional, queda explícitamente marcado por dos
clímax de una época paradójica. Los procesos de gestos de alto contenido simbólico. Casualmente,
transnacionalización venían ya posibilitando que la poco antes de que en diciembre de 1994 la Asam-
retórica universalizante de los derechos humanos blea General de las Naciones Unidas aprobase el
fuese poniendo en valor la diversidad biológica y Decenio de los Pueblos Indígenas, Argentina refor-
cultural. Las gubernamentalidades neoliberales en- maba su constitución, lo que representa la incorpo-
tramadas desde fines de los 1970’s habían empe- ración –aunque aún embrionaria y escatimada– de
zado ya a promover reformas constitucionales que las demandas indígenas en la agenda pública del
en muchos países de Latinoamérica reconfiguraron país. Apuntamos a identificar temáticas, teoriza-
funciones estatales a la par de reconocer los dere- ciones y caminos tomados por la práctica disci-
chos de los pueblos indígenas y las comunidades de plinar, en diálogo más o menos tensionado con las
afro descendientes, creando un escenario que producciones de los pueblos originarios.2
Donna Van Cott (2000) define como de multicul-
turalismo constitucional. Paralelamente, la exclu-
sión social fruto de la acumulación flexible del ca- I. Contextos y paradojas
pital seguía trepando de manera sostenida, su-
miendo en condiciones materiales de vida cada vez En América Latina y Argentina, la transformación
más desventajosas a la gran mayoría de aquellos de los marcos jurídicos para dar cabida al reconoci-

•83•
84 Pueblos Indígenas y Antropología en Argentina

miento de los derechos de los PIs –proceso que un jetos políticos y actores sociales avanza a ritmo
abogado de los Inuit, Russel Barsh (1994), llama de dispar en los distintos países de América Latina, por
pasaje de los indígenas de objetos a sujetos del dere- las peculiaridades de cada país y del reordenamien-
cho internacional, o que Willem Assies (2004) de- to del sistema-mundo (Briones 1998b; Escárzaga
nomina de pasaje de minorías a pueblos– ha sido la 2004; Sieder 2004). En otras palabras, las fuerzas
superficie de emergencia de procesos supra- y sub- tendenciales (Grossberg 1992) que mueven a re-
estatales más amplios. configurar las funciones de –y las fronteras entre–
En términos supra-nacionales, la alianza entre estado y “sociedad civil”, así como las transforma-
transnacionalización –en tanto re-territorialización ciones en las maneras de definir “lo social”, lo polí-
de prácticas económicas, políticas y culturales y re- tico/la política y la ciudadanía no operan en el
configuración del “orden inter-nacional” por el au- vacío. Antes bien, conllevan rearticular ordena-
mento y diversificación de los flujos de población, mientos sedimentados que también ejercen sus pro-
productos, información, etc.– y neoliberalismo –co- pias fricciones al nuevo sentido común de la época,
mo forma de gubernamentalidad (Foucault 1991) dando por resultado lo que podríamos llamar neoli-
acorde a esta etapa de acumulación flexible del ca- beralizaciones de los estados y las culturas “a la ar-
pital– viene habilitando una serie de reclamos (Se- gentina”, “a la mexicana”, “a la colombiana”, “a la
gato 2002) y entramando una serie de paradojas in- chilena”, “a la brasileña”, etc. Por ello, a pesar de los
sinuadas en los 1970s, instaladas en los 1980s, y con argumentos que proclaman el debilitamiento y la
clara visibilidad social desde los 1990s particular- des-territorialización de los estados-nación, es to-
mente. Brevemente, davía pertinente hacer foco en cómo distintas for-
maciones nacionales de alteridad (Briones 2004b)
– puesta en valor de la diversidad cultural vía el han procesado reconocimientos y reclamos globali-
reconocimiento de derechos especiales con zados. En tanto problema de investigación, un foco
conculcación de derechos económico sociales y semejante lejos está de negar el peso de los procesos
alta exclusión social (Hale 2002; iek 2001); de transnacionalización o mundialización, sino que
– politización de la cultura (S. Wright 1998),
busca más bien dar textura a las disparidades que
con despolitización de la política (Comaroff y
Comaroff 2002); estos procesos recrean y con las que son recreados.
– declamaciones sobre la importancia de la des- Desde este marco, es interesante pensar tanto las
centralización estatal con alta actividad esta- luchas indígenas, como los trabajos antropológicos
tal en aspectos de seguridad y generación de que han apuntado a dar cuenta de ellas en Argen-
marcos legales para la desregulación (Gordon tina. Aunque con inserciones y pesos diversos, unas
1991); y otros forman parte del panorama trazado, como
– confluencia perversa (Dagnino 2004) entre productos pero también como engranajes produc-
demandas indígenas de autonomía y partici- tores de las interfases entre esas fuerzas tendenciales
pación y lo que Nikolas Rose (1997 y 2003) y las reconfiguraciones apuntadas. Esto es, así como
denomina redefinición neoliberal de los ciu-
la agencia indígena hace suyos conceptos propios de
dadanos como actores con responsabilidad,
autonomía y elección (Briones et al. 2004); la era (v.g., cultura como recurso, como derecho o
– objeciones indígenas a un régimen económico como patrimonio) y puja por redefinir agendas de go-
que se resiste a promover transformaciones bierno y directrices de las agencias multilaterales
que apunten a una mayor justicia social a ve- (Briones 2005), se hace más visible en ciertos temas
ces en coexistencia con reclamos de regalías y que en otros que la producción de conocimiento
reconocimientos de propiedad intelectual académico experto se mueve en base a agendas que
que, adoptando los fundamentos de un orden se adecuan o eventualmente cuestionan o redirec-
capitalista avanzado, corren el riesgo de trans- cionan programas e intereses políticos gestados en
formar prácticas, saberes y la espiritualidad otra parte (Briones et al. 2004).
asociada en mercancía (Briones 2004b y en
Ahora bien, como ninguna de estas agencias es
prensa).
uniforme ni sus prácticas están predeterminadas
por la pertenencia respectiva (Hall 1986), ambas
A pesar de estas tensiones y paradojas compar-
pueden articularse en campos antagónicos. Un
tidas, es obvio que la constitución de los PIs en su-
análisis de las interfases entre las fuerzas tenden-
Anuario IDES–CAS < Panoramas temáticos •85

ciales y las reconfiguraciones requeriría por tanto Dentro del campo antropológico, las implican-
explorar iniciativas indígenas y emprendimientos cias simbólicas y subtextos de las producciones le-
académicos en toda su diversidad de intercone- gales también han sido objeto de interés. Carrasco
xiones. No es éste sin embargo el propósito de un (2000) ha reunido una completa revisión de leyes y
artículo que apunta fundamentalmente a mostrar reformas constitucionales a nivel tanto federal
la diversidad de trabajos antropológicos estimu- cuanto provincial, así como fallos de la Corte Su-
lados por las nuevas y sucesivas coyunturas. prema sobre dictámenes que han involucrado a co-
munidades indígenas. Mientras en Carrasco et al.
(2001) se emprende una comparación de los
II. Temas/Problemas marcos internacionales –el borrador de la Declara-
ción Universal de los Derechos Indígenas de las Na-
A partir de la reforma constitucional, una de las ciones Unidas y la Declaración americana de la
superficies de emergencia más visibles de la llamada OEA– análisis de aspectos puntuales de las produc-
“cuestión indígena” ha sido la adecuación de los ciones legales nacionales y provinciales se encuen-
marcos jurídicos. No obstante, esta adecuación más tran en los trabajos del Grupo de Estudios en Legis-
bien ha sido la punta del iceberg de transformacio- lación Indígena (GELIND 1999a, 1999b, 2000a,
nes previas y posteriores mucho más amplias que 2000b), en el informe de la Universidad Nacional
han estimulado el interés analítico en distintos te- del Comahue (UNC-APDH 1996), en Mombello
mas y problemas, y llevado incluso a repensar y re- (1991), Slavsky y Zapiola (2000) y Vázquez (2000).
plantear los rumbos y estilos de la práctica profesio- En todo caso, mayores han sido las producciones
nal. Mientras la última cuestión se retoma sobre el que dan cuenta de las políticas estatales para descri-
final, el objetivo de esta sección es puntear la diver- birlas en su contemporaneidad (Falaschi 2004;
sificación de temáticas analizadas –diversificación Lenton y Lorenzetti en prensa; Lorenzetti 2004;
que por cuestiones expositivas agruparé en torno a Mombello 2002; Radovich 1999) o para explicarlas
tres ejes principales. en su historicidad, examinándolas a la luz de trayec-
torias históricas de tratamiento estatal de la cuestión
II.a. Legislación y políticas estatales: indígena (Carrasco 1991; Díaz y Falaschi 2002; Gar-
señalamientos de desfasaje y propuestas bulsky 1997; Gordillo y Hirsch 2003; Slavsky 1992).
de alineamiento Por otra parte, ciertos trabajos se han detenido
menos en caracterizaciones globales, que en ana-
Si muchas de las producciones de los pueblos origi- lizar aspectos puntuales de las políticas e iniciativas
narios han apuntado a señalar o bien las limitacio- estatales, sea en términos de examinar las conse-
nes de los marcos legales existentes o bien el desfa- cuencias de los formatos implementados por el
saje entre producciones jurídicas y efectivización de Censo Nacional 2001 –el primero en incorporar
los derechos reconocidos, las argumentaciones en una variable de autoidentificación indígena (C.
torno al carácter operativo o programático de los González et al. 2000; Fernández Bravo et al. 2000;
reconocimientos han sido el principal estimulo de Urquía y Goldztein 1999)– o sea para relevar impli-
variadas producciones por parte de los juristas inte- cancias de proyectos de desarrollo y mega empren-
resados en la cuestión (ver, por ejemplo, Bidart dimientos (Balazote 1999a, 1999b y 2002; Balazote
Campos 1995 y 2002). Especialmente los abogados y Radovich 2001; Barbarán 2002; Radovich y Bala-
que trabajan como asesores de comunidades y orga- zote 1997; van Dam 2002), así como de emprendi-
nizaciones indígenas han elaborado diversos traba- mientos de educación bilingüe e intercultural
jos orientados o bien a describir los pormenores ju- (Bigot, Rodríguez y Vázquez 1997; Bordegaray y
diciales de ciertos casos (ver por ejemplo, Duch Novaro 2004; Briones 2002a; Díaz y Alonso 2004;
2003b y c; Mansilla y Miras Trabalón 2003), o bien Falaschi 1997; Lanusse 2004; Messineo 2001; Mi-
a precisar conceptualmente las dinámicas y efectos nisterio de Educación, Ciencia y Tecnología 2004;
de procesos y conceptos (ver, por ejemplo, Althabe, Otero 2002; Petz 2003), de prácticas de intercultu-
Braunstein y González 1995; Diez y Falaschi 1995; ralidad en el campo de la salud (Azcona 1999; Go-
Duch 2003a; Falaschi 2002 y 2004; Falaschi y rosito Kramer 1993; Kalinsky y Arrúe 1996), de
Ramos 2000; Hualpa 2003; Zapiola 2001). aplicación de un derecho penal intercultural (Ka-
86 Pueblos Indígenas y Antropología en Argentina

linsky 2000; Kalinsky y Arrúe 1999), o de promo- Ahora bien, tras un creciente reconocimiento
ción de las artesanías (Rotman 1999) y del llamado de que en un país con organización federal las “pro-
turismo cultural (Millán 2004; NAYA s/f; Valverde vincias” deben ser analizadas en diálogo con “la na-
2004b). En ciertos casos, el énfasis se puso en con- ción” pero como nivel de estatalidad con disposi-
textos provinciales particulares, como el análisis de tivos de alterización particularizados, otros autores
Falaschi, Sánchez y Szulc (en prensa) para Neu- han venido explorando temáticas afines, aunque
quén, el de Seró y Kowalski (1993) para Misiones, haciendo por ejemplo foco en Chubut (Ramos y
el de Carrasco (en prensa) para Salta, o el de Delrio en prensa), La Pampa (Lazzari 2003), Neu-
Escolar (en prensa) sobre San Juan. quén (Briones y Díaz 2000; Mombello en prensa),
Respecto de este eje, algunas de las principales Río Negro (Cañuqueo et al. en prensa; Kropff 2002;
discusiones pasan por explicar las razones del desfa- Spoliansky 1998); Salta (Lanusse y Lazzari en
saje entre marcos jurídicos e iniciativas estatales, prensa; Buliubasich y Rodríguez 2002a y 2002b),
así como por definir hasta qué punto Argentina se San Juan (Escolar 2003 y en prensa) o Tucumán
caracteriza por ausencia de una política sistemática (Isla 2002).
o por una estrategia de dar respuestas puntuales Por último, resulta obvio que las transforma-
más o menos coyunturales a casos puntuales, como ciones apuntadas han estimulado el auto-reconoci-
principio caracterizador de los emprendimientos es- miento público de identificaciones silenciadas o in-
tatales. visibilizadas por décadas. En este marco, ciertos au-
tores se abocan a analizar las condiciones de
II.b. Reconfiguraciones de prácticas, emergencia y características de adscripciones indí-
pertenencias e imaginarios de nación genas en apariencia más “conflictivas” o “sorpren-
y región dentes” que otras, por darse en contextos donde
procesos de mestizaje y/o campesinización habrían
Más allá del accionar de diversos organismos esta- supuestamente diluido las pertenencias originarias,
tales, las pertenencias hegemónicas y las marcacio- sean las kolla en Jujuy (Karasik 2000; Lozano
nes de alteridad también se co-producen y particu- 1999), las huarpe en San Juan (Escolar 2000 y
larizan desde otras agencias y a través de variados 2001, Slavsky s/f), las kakan en Tucumán (Isla
canales. En tal sentido, un conjunto de trabajos se 2002), o las del conjunto diaguita en Catamarca
ha abocado a examinar transformaciones recientes (Pizarro 2004).
en prácticas y representaciones de argentinidad e En líneas generales, entonces, las principales
indianidad a nivel del país en su conjunto (Briones discusiones que se retoman desde este eje pasan por
1998b, 1998c, 2001a, 2002a, 2002c, 2004a y sopesar cuáles factores y agentes contextuales –y
2004b; Briones et al. 2004; Balazote y Radovich con qué peso relativo– han desalentado o, por el
1999; Quijada 2002; Ramos 2000 y 2002; Vázquez contrario, propiciado y particularizado las condi-
2000). Otros, en cambio, han hecho foco en niveles ciones de vida, reclamos y emergencias indígenas
subestatales, buscando dar cuenta de la constitu- en distintas partes del país y en la Argentina en su
ción y transformación de ciertas regiones o de cada conjunto. Hablamos de factores medularmente re-
una de las provincias cuya composición reconoce lacionados con la articulación de distintos frentes
albergar uno o varios Pueblos Originarios. económicos, así como con la especificación de so-
En este sentido, diversos aspectos de las articula- ciedades políticas con estilos propios de cliente-
ciones económicas, políticas e ideológicas y de las lismo y construcción de hegemonía cultural.
construcciones de alteridad en y de la región pam-
peano-patagónica se tratan en Briones y Lanata II.c. Producciones culturales y procesos
(2002); Kropff y Ramos (en prensa); Radovich y organizativos indígenas
Balazote (1995). Variadas cuestiones ligadas a la
constitución de la región chaqueña como tal se ex- La agencia indígena sin duda ha sido una de las
ploran en Buliubasich y Rodríguez 2002a; Gordillo más activas en los procesos mencionados. En con-
(2000, 2002a y 2003); Gordillo y Leguizamón secuencia, muchas de las producciones antropoló-
(2002); Trinchero (2000); Trinchero y Legui- gicas se concentran en develar distintos aspectos de
zamón (1995); y P. Wright (1998 y 2001). las estrategias de organización, trayectorias dirigen-
Anuario IDES–CAS < Panoramas temáticos •87

ciales y producciones de los pueblos originarios en entre los jóvenes (Citro 2003; Kropff 2004 y en
Argentina, así como de los contenidos y términos prensa) y los niños (Hecht 2004; Szulc 2002, 2004 a
de sus reclamos (Barbarán 2002; Briones y Carrasco y b; Szulc y Hecht 2004) indígenas, así como otros
2003 y 2004; Carrasco 2002; Carrasco y Briones que centran la mirada sobre las innovaciones esté-
1996; GEAPRONA 2001; Gordillo y Hirsch 2003; ticas que se ensayan para dar contundencia, visibi-
Siffredi y Spadafora 2001 y 2002). lidad y nuevos ángulos de inflexión a las demandas
Aunque las demandas más sostenidas de los colectivas (Briones 1999, 2001b y 2003; Kropff
pueblos originarios han sido y son las vinculadas al 2003; Kropff y Álvarez 2003; Golluscio 2000 y
reconocimiento de la posesión y propiedad de las 2002; Golluscio et al. 1996).
tierras y territorios ocupados tradicionalmente, son En todo caso, en sintonía con debates tradicio-
muchos los campos en que las reivindicaciones nales dentro de las academias latinoamericanas,
operan, sea que se vinculen a la participación en la muchas de las discusiones que inscriben los trabajos
gestión de los recursos y de los otros intereses que sobre las producciones culturales y procesos organi-
los afecten, a la implementación de una educación zativos indígenas pasan por calificar y explicar de-
intercultural y bilingüe, al respeto por su identidad, mandas y reclamos en base a su propensión etni-
costumbres, ceremonias y sistemas de administra- cista/culturalista o clasista/campesinista. Más allá
ción de justicia o a su autonomía para la toma de de controversias que por momentos se enfrascan en
decisiones, o sea que se relacione con la exigencia polarizaciones poco conducentes, los trabajos más
de representación política en organismos decisores interesantes en este campo apuntan a dar cuenta de
o de constitución de un estado verdaderamente la productivamente rugosa textura metacultural de
pluriétnico, pluricultural y plurinacional. Si bien las reivindicaciones indígenas, de las complejas es-
con el tiempo se ha logrado una convergencia en las trategias de la constitución y mantenimiento de las
reivindicaciones de distintos pueblos tras con- bases de acuerdo con prácticas políticas “tradicio-
ceptos maestros como los de territorio y autonomía, nales” o más recientemente adquiridas, y de la his-
no son menores las especificidades de las demandas toricidad de alianzas siempre atravesadas por las pe-
y formas de organización que cada conjunto se va culiaridades de cambiantes contextos regionales.
dando. En tal sentido, resulta aún pertinente orga-
nizar los trabajos según las pertenencias central-
mente tratadas, como la de los Ava-Guaraní: III. Encuadres teóricos
(Hirsch 2000 y 2003); los Chané (Slavutsky y Belli de las pertenencias indígenas
1999); los Kolla (D. Domínguez 2002; Occhipinti
2003; Schittway 2003); los Mapuche: (Bari 2004; La producción de análisis antropológicos sobre
Briones 1999, 2001b, 2002b, 2003, 2004a, 2005 y prácticas y políticas generadas desde y hacia los
en prensa; Cañuqueo 2004a, 2004b, 2004c y en Pueblos Indígenas no comporta necesariamente
prensa; M. Domínguez 2001; Falaschi 1994; Gutie- comprometerse con una producción equivalente
rrez 2001; Hernández 2003; Kropff y Ramos en que apunte a la teorización de las pertenencias indí-
prensa; Ramos 2004a, 2004b, 2004c; Ramos y genas. En este sentido, así como hay trabajos que
Delrio en prensa; F. Sánchez 1999; Valverde 2003, examinan condiciones de vida de ciertas poblacio-
2004a y en prensa; Vázquez 2002); Los Mbya-Gua- nes sin hacer hincapié en su auto-adscripción indí-
raní (Gorosito Kramer 2003; Seró y Kowalski gena, también hay otros que pueden por ejemplo
1993); los Rankülche (Lazzari 2003 y Lazzari, Laz- denunciar o examinar los efectos del racismo sin
zari y Curtoni 2003); los Toba (Bigot, Rodríguez y explicitar las condiciones, características y disposi-
Vázquez 1995; Citro 2001 y 2003; Gordillo 2002b y tivos de inscripción de “la raza” como construcción
2003; Millar 1999; Tamango 1997 y 2001); y los sociohistórica de sentido común, o sin ponderar la
Wichi (Buliubasich y Rodríguez 2001 y 2002b; Ca- incidencia de las prácticas de racialización en los
rrasco 1997 y 2000b). procesos de formación de grupo y construcción de
En términos de las problemáticas analizadas, re- sujetos sociales. No obstante, se han producido en
sulta relevante destacar la emergencia bastante re- el país trabajos que, además de indagar las prácticas
ciente de trabajos antropológicos centrados en ver y políticas generadas desde y hacia los Pueblos Indí-
cómo inciden las prácticas de reclamo de derechos genas, apuntan a problematizar las categorías expli-
88 Pueblos Indígenas y Antropología en Argentina

cativas utilizadas a partir de experiencias y estudios En todo caso, otro punto a destacar es que tam-
de caso. El propósito de esta sección es mostrar bién son mayoritarios los enfoques de las pertenen-
ciertas vetas, conceptualizaciones y discusiones que cias indígenas que, buscando definiciones genéricas
ellos abren. más apropiadas de la “etnicidad” indígena, se apro-
En muchas ocasiones y en distintos foros, los ximan a ella enfatizando identidades, modelos cla-
Mapuche han venido sosteniendo: “No somos un sificatorios, y patrones interactivos de producción
grupo étnico ni una minoría, sino un Pueblo-Na- tanto de diferencia como de desigualdad. En este
ción Originario” (Briones 2002c), argumento que sentido, Vázquez (2002) prefiere el concepto de
tiene al menos dos implicaturas particularmente in- “procesos étnicos identitarios” al de identidad ét-
teresantes y pertinentes para desentrañar las carac- nica, por resaltar los aspectos dinámicos por sobre
terísticas de los enfoques antropológicos locales. los estáticos y por enfatizar los aspectos simbólicos
Primero, aunque algunos abordajes parten de dis- de las identificaciones socioétnicas –aspectos que,
tinguir la dispar dinámica inscripta por marcaciones según aclara, que no están de todos modos desvin-
etnicizadas y las racializadas sobre las pertenencias culados de los modos de reproducción econó-
indígenas (Briones 1998a, 1998c, 2002c y 2004b; mico-social. Utiliza a su vez el concepto de etni-
Belvedere et al. 2005; Escolar 2003),3 la mayor parte cidad “como sinónimo de construcción política de
de los enfoques producidos por y desde la academia la identificación étnica” en condiciones de desi-
argentina se encuadran en una tradición académica gualdad. Busca con ello aludir a dos aspectos dife-
latinoamericana que propende a enmarcar “la cues- rentes y, a la vez complementarios. Si el primero in-
tión indígena” en el campo de los llamados “Estudios cluye la construcción de la etnicidad desde la pers-
Étnicos”. Al hablar de “grupos étnicos” o “minorías”, pectiva de los grupos sociales que conforman
resulta entonces evidente que el aserto mapuche colectividades étnicas que en la sociedad civil son
imputa una manera académica de conceptuarlos que mayoritarias –así como la autopercepción de su he-
ha sido apropiada por los discursos hegemónicos gemonía, la expresión de las mismas elaborada por
para menoscabar sus derechos. los medios masivos de comunicación, y la percep-
Segundo, afirmarse como “pueblo” también ción de los aborígenes como grupos sociales minori-
cuestiona la proliferación de encuadres que tienden zados–, el segundo aspecto está constituido por “las
a buscar una definición genérica de etnicidad, sin estrategias etnopolíticas desplegadas por las organi-
llegar a dar cuenta de por qué no todos los grupos zaciones indianistas que aprovechan los resquicios
considerados “étnicos” pueden reclamar ser reco- legales de la legislación existente y buscan apoyo en
nocidos como “pueblos”, con las implicancias y po- las ONGs y organismos y pactos internacionales
tenciales efectos que un reconocimiento semejante que garantizan los derechos humanos de los pue-
comporta para los ordenamientos jurídico políticos blos (Vázquez 2000).”
en que los peticionantes están insertos. El punto Un énfasis semejante se encuentra en Liliana
aquí entonces es que postular la historicidad de las Tamango, quien retoma la idea de Abner Cohen de
relaciones interétnicas –como lo hacen la mayoría etnicidad política y de ver a los grupos étnicos como
de los abordajes en una era post-barthiana– no grupos de interés, para definir la etnicidad como re-
basta para explicar que hay etnicidades más que et- sultado de una intensa interacción de agrupa-
nicidad (Hall 1986), o mejor dicho, “formas” de et- mientos étnicos que conlleva reacomodamientos.
nicidad que han emergido y re-emergen en y a En este marco, Tamango postula a los reagrupa-
través de procesos históricos paradigmáticos, dis- mientos étnicos como expresión de “la continuidad
tintos pero concurrentes– procesos que han ido de- en la transformación” (2001: 63) –idea ésta última
finiendo para la distintas “formas” status, derechos que resuena con la definición de la etnicidad como
e inserciones diferenciales (Fenton 1999). En el proceso de re-producción sociocultural parcial-
medio local, algunos venimos justamente traba- mente caracterizada, postulada localmente por Sif-
jando desde la noción de “aboriginalidad” para dar fredi y Briones (1989) y Briones et al. (1992).
cuenta de las peculiares alternativas históricas que Mostrando también afinidades con los enfoques
en distintas partes del mundo propiciaron la re-pro- instrumentalistas de la etnicidad, Balazote y Rado-
ducción del sujeto “pueblos indígenas” (Briones vich explicitan que “el concepto de identidad ét-
1996b y 1998a). nica nos interesa no sólo desde el punto de vista de
Anuario IDES–CAS < Panoramas temáticos •89

modelos clasificatorios elaborados con antelación, Ahora bien, presuponer la inevitable prece-
sobre la base de la clasificación y la comparación de dencia de un clivaje de desigualdad sobre otro no
rasgos o bienes culturales, sino a partir del análisis permite sortear una perspectiva unidireccional de
de movilizaciones políticas que incluyen procesos las determinaciones que nos impide por ejemplo
de revitalización y acción política, basados en la et- preguntarnos si y cómo, en un momento y contexto
nicidad definida como identidad e ideología de la particular, las relaciones interétnicas condicionan
acción política de sujetos sociales colectivos (Bala- las relaciones de clase. Partir en cambio de postular
zote y Radovich 1999: 38-39).” la imbricación de diversos clivajes de desigualdad
Más allá de ciertas particularidades y especifica- como articulación siempre histórica, contingente y
ciones que no podría desarrollar aquí, lo que com- disputada habilita espacios heurísticos para analizar
parten enfoques como los mencionados no sólo es la forma en que las fuerzas tendenciales caracterís-
su propensión a ver a los pueblos indígenas como ticas de una cierta formación social operan su orga-
“grupos de interés”, sino el buscar develar las com- nización jerárquica, manteniendo ciertos puntos de
plejas relaciones e interacciones que se entablan condensación y ciertas regularidades en la disper-
entre grupos sociales de alguna manera preconsti- sión, pero creando también intersticios que per-
tuidos en términos tanto de clase como étnicos. En miten su transformación (Briones 1998a: 229 y ss.).
palabras de Tamango (2001: 78), porque “la clase y En esto, postular la autonomía relativa de los cli-
la etnía son dos clasificaciones diferentes de la vajes para explorar tanto la producción histórica de
misma realidad social.” En palabras de Bari (2002: su articulación como las complejas vinculaciones
159), porque “las relaciones de clase condicionan que existen entre ellos y con el contexto histórico
directa o indirectamente a las relaciones interét- específico en que ocurren (Grossberg 1992) tiene
nicas, en torno a un eje dinámico de explotación y que ver con dos cosas claramente apuntadas por
dominación económica y social.” John y Jean Comaroff. Primero, con que “los modos
En esto, Trinchero (2000) toma un camino dife- en que las relaciones dentro de cualquier sistema se
rente, no tanto por relativizar la unidireccionalidad significan son ya parte irreducible de la realidad de
de las determinaciones de clase, sino por apuntar ese sistema”, y por ende, con que “tanto las estruc-
más bien a trabajar nivel de la estructuración de los turas de desigualdad como los términos de su repre-
dispositivos productores de sujetos sociales, para sentación cultural –ya sea que se subsuman en la
entender la dialéctica sujeción/subjetividad y la idea de ‘etnicidad’ o en otra– son mutuamente
emergencia de dispares modalidades de visibiliza- constitutivos (Comaroff y Comaroff 1992: 61).” Se-
ción de los sujetos sociales. En este marco, Trin- gundo, con entender que, si la etnicidad no puede
chero ve a la etnicidad como “resultado de rela- ser tratada como un principio explicativo comple-
ciones interétnicas al interior del proceso de consti- tamente “independiente”, la misma puede sin em-
tución de las relaciones de clase y de la forma bargo ser “perpetuada por factores muy diferentes a
estado-nación que expresa dichas relaciones (2000: los que provocaron su génesis, y puede tener un im-
31).” Por ende, su explicación de la etnicidad de- pacto directo e independiente sobre su contexto
pende no sólo de ver cómo los principios positivos y emergencia (id.: 61).” En este marco, la dialéctica
negativos de construcción de la nacionalidad han sujeción/subjetividad que atraviesa la re-produc-
etnicizado selectivamente a las poblaciones para ción material e ideológica de los pueblos indígenas
fragmentar la capacidad del trabajo de constituirse parece más accesible desde un abordaje que, en vez
como sujeto colectivo (id.: 35). Pasa también por de limitarse a un análisis de la economía política,
considerar las relaciones entre la “dinámica contra- incorpore el examen de la economía política de la pro-
dictoria y heterogénea (ya no funcional y homo- ducción cultural de alteridades (Briones en prensa).
génea) de los procesos de valorización al interior del Mi propuesta de pensar en términos de econo-
modo de producción capitalista y las respuestas de mías políticas situadas de producción cultural de al-
los sujetos sociales concretos como un emergente teridades apunta básicamente a ver cómo pondera-
de las relaciones entre dicha dinámica y la capa- ciones metaculturales que llevan a rotular metoní-
cidad constitutiva y resistente del trabajo frente a micamente ciertas relaciones desde alguna de sus
los intentos de la domesticación funcional (Trin- dimensiones –esto es, como prevalentemente “de
chero 2000: 360).” clase”, o “étnicas”, o “raciales”, o “regionales”, o
90 Pueblos Indígenas y Antropología en Argentina

“nacionales”, o “religiosas”, o “de género”, o “eta- ciones activas de poder, como las define Grossberg
rias”, etc.– embragan dispositivos que reproducen (1992, 1993, 2003)– tanto estratificadoras y diferen-
dispares desigualdades internas y renuevan con- ciadoras, cuanto territorializadoras. En síntesis y
sensos en torno a ellas invisibilizando ciertas diver- como quedó explicitado en otra parte (Briones
gencias y tematizando otras.4 Al fijar umbrales de 2004b), economías políticas de producción cultural,
uniformidad y alteridad en base a ponderaciones formaciones nacionales –e incluso provinciales– de
construidas socialmente (ponderaciones por tanto alteridad y geografías estatales de inclusión/exclusión
siempre contingentes o históricamente transforma- fundamentalmente devienen recursos teórico-me-
bles), esas economías entraman formaciones nacio- todológicos para explicar las peculiaridades de cada
nales (e incluso regionales o provinciales) de alte- país, y para pensar comparativamente la dispar re-
ridad que evidencian las complejas articulaciones ceptividad y digestión de modas e imposiciones glo-
entre el sistema económico, la estructura social, las bales para la gestión de la diversidad que muestran
instituciones jurídico-políticas y los aparatos ideo- tanto sus bloques hegemónicos, como los pueblos
lógicos prevalecientes en el contexto respectivo. indígenas que en ellos habitan.
Para habilitar o disputar, entre otras cosas, modos
diferenciados de explotación económica y de incor-
poración política e ideológica de una fuerza de tra- IV. Mirada retro/prospectiva sobre
bajo que –como señala Hall (1986)– se presupone y los caminos profesionales y estilos
re-crea fracturada, los dispositivos que entraman la de trabajo
producción de subjetividades dentro de tales for-
maciones no sólo apuntan a inscribir determinados En lo que a producción de conocimiento se refiere,
criterios de identificación/clasificación y perte- estamos en un momento particularmente intere-
nencia, sino también a regular y administrar su or- sante. Los pueblos originarios muestran una fecun-
dinación o jerarquización sociocultural atribu- didad inusitada en lo que hace no sólo a producir
yendo dispares consistencias, porosidades y fisuras a acciones directas y comunicados, sino también a
los contornos (auto)adscriptivos de contingentes examinar reflexivamente su pertenencia, devenir y
sociales que se recortan en base a marcaciones se- praxis a través de algunos integrantes y organizacio-
lectivamente etnicizadas y/o racializadas. nes que ven como parte central de su quehacer
Así, en un sentido similar al de Trinchero, yo también la escritura de ponencias (ver, por ejem-
también entiendo que, aun cuando las subjetivi- plo, Cañuqueo 2004a, 2004b, 2004c y en prensa;
dades habilitadas por la pertenencia a tales contin- Millán 2004), la co-autoría de trabajos con acadé-
gentes tienden a inscribirse como parcialmente se- micos no indígenas (ver por ejemplo Briones et al.
gregadas y segregables en base a características su- 2004; Cañuqueo et al. en prensa), la participación
puestamente “propias”, los contingentes van autoral en volúmenes de la especialidad (Briones y
quedando siempre definidos por una triangulación Carrasco 2000; Coordinación de Organizaciones
que los especifica entre sí y los (re)posiciona Mapuche 2002), o/y la integración de equipos de
vis-à-vis el “ser nacional”. En todo caso, para dar investigación “en colaboración” (Coordinación de
cuenta de la historicidad de dichas formaciones Organizaciones Mapuche 2003; Díaz 2004) o “de
–esto es, para entender qué hace que puedan ir mutua transferencia” (Hernández 2003). En similar
cambiando tanto las valencias o valorizaciones re- dirección y consonancia, los rumbos profesionales y
lativas de los diversos contingentes, como las polí- estilos de trabajo antropológico también se han
ticas que, de forma siempre contextual y temporal- diversificado.
mente contingente, buscan fortalecer o debilitar No podríamos desarrollar aquí los diferentes ca-
esos contornos (auto)adscriptivos– incorporo el minos que están siendo ensayados hoy por antropó-
concepto de geografías estatales de inclusión y exclu- logos cada vez más explícitamente críticos de los
sión, entendiéndolas como articulaciones histórica- complejos ribetes que tiene toda elaboración de
mente situadas y cambiantes mediante las cuales una agenda de investigación, y menos aún los
niveles anidados de estatalidad ponderan y ubican efectos que estas producciones están mostrando.
en tiempo y espacio “su diversidad interior”, a De todos modos, nos interesa al menos señalar al-
través de la articulación de maquinarias –organiza- gunas tendencias que, en términos de prácticas, se
Anuario IDES–CAS < Panoramas temáticos •91

hacen visibles entre quienes tienen por objeto an- agendas de investigación que contribuyan a en-
tropológico el de trabajar con la alteridad indígena tender los contextos locales, provinciales y regio-
–la más sostenida pero también más transformada nales en que se da la lucha indígena, como parte de
dentro de la formación nacional de diversidad del las tareas de colaboración o transferencia que rea-
país. A este respecto, pareciera que la movilización lizan a solicitud de sus interlocutores indígenas. Por
indígena y la adopción de un marco jurídico actua- último, un cuarto camino es insinuado por quienes,
lizado en lo que hace a reconocer los derechos de de manera independiente o concurrente con sus in-
los Pueblos Indígenas viene llevando a los antropó- vestigaciones, han empezado a desempeñarse como
logos cuyo trabajo está en relación a estos procesos funcionarios estatales de órganos indigenistas o
a tomar alguno de los cuatro caminos siguientes. como consultores de agencias multilaterales de fi-
Uno de los caminos posibles parece retomar los nanciamiento de programas de atención a los pue-
“usos y costumbres” de la Antropología, en lo que blos originarios en tanto sectores mayormente defi-
hace a definir agendas de investigación de manera nidos como poblaciones vulnerables con derechos
independiente de las luchas indígenas, sin dejar por especiales.
ello de esperar que la investigación básica que se Más allá de las particularidades y diferencias que
realiza sea de utilidad para los mismos interesados conllevan estas trayectorias –y de que individuos o
y/o tomadores de decisiones. En este sentido, es in- equipos ensayen más de una modalidad según las
teresante la aparición de interdiscursividades e in- circunstancias– el punto a destacar es que los pue-
tercitas entre ciertas producciones indígenas y al- blos originarios han comenzado a ver a los antropó-
gunos trabajos antropológicos –interdiscursivi- logos como recursos que producen un conoci-
dades e intercitas que pueden mostrar miento que puede ser usado de distintas maneras y
confrontación pero también consonancias. Un se- con limitaciones o habilitaciones variadas. Así, aun
gundo camino comporta imbricar investigación y cuando se mantenga el discurso crítico contra la
acción, apuntando a producir conjuntamente co- antropología en general, también se tienden dis-
nocimiento con sus interlocutores en y a través del tintos tipos de puentes con individuos o equipos
acompañamiento de sus luchas para, en el proceso, que transitan cualquiera de los caminos señalados.
participar en la elaboración y redefinición de sus
demandas.5 Un tercer camino tiende a definir Enero 2005

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100 Pueblos Indígenas y Antropología en Argentina

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teridad y el estado. En Pasado y presente de un mundo

Notas

* UBA/CONICET producción ha escapado a mi relevamiento, o no ha sido incluida en


1 En tanto reemplazo del Convenio 107 de 1957, el convenio 169 su totalidad.
introduce algunas modificaciones sustantivas en la forma de abor- 3 En un trabajo anterior (Briones 2002c), definimos la racialización
dar la cuestión indígena, como la de no apostar a la futura desapari- como forma social de marcación de alteridad que niega la posibili-
ción de la diferencia cultural vía la ciudadanización de los integran- dad de ósmosis a través de las fronteras sociales, descartando la
tes de los pueblos originarios. En términos de efectivización de opción de que la diferencia/marca se diluya completamente, ya por
reconocimientos de los derechos indígenas como derechos espe- miscegenación, ya por homogenización cultural en una comunidad
ciales, es además el primero en ser puesto en vigencia. En este sen- política envolvente que también se racializa por contraste. Reserva-
tido, aunque su adopción es posterior a la formación del Grupo de mos en cambio el concepto de etnicización para dar cuenta de for-
Trabajo que en el marco de las Naciones Unidas produciría el borra- mas de marcación que, basándose en “divisiones en la cultura” en
dor de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indí- vez de “en la naturaleza”, contemplan la desmarcación/invisibiliza-
genas, se lo puede considerar epitome de esta adecuación de los ción y prevén o promueven la posibilidad general de pase u ósmosis
marcos legales internacionales (Roldán Ortega 2004). entre categorizaciones sociales de distinto grado de inclusividad.
2 Por cuestiones de espacio, nos centramos en trabajos preponde- 4 Un diálogo en torno a qué nociones teóricas de cultura habilitarían
rantemente realizados desde y sobre Argentina, aunque dejamos de un abordaje semejante puede encontrarse en Briones (1996a) y
lado la producción de análisis antropológicos en clave etnológica y Gordillo (1996).
también los realizados en clave histórica que no establecen víncu- 5 Este camino está por ejemplo siendo desarrollado de manera sis-
los explícitos con la situación presente. En cuanto a los trabajos ci- temática por los equipos interdisciplinarios que participan en la
tados, no me mueve tanto un criterio de exhaustividad como de sub-Red Indígena del Proyecto comparado sobre Políticas Públicas
ilustración. Se ha producido comparativamente mucho en la última de la Universidad de Texas en Austin (ver por ejemplo, Pérez Raven-
década, desde distintas generaciones de antropólogos y para con- tos y Biondo 2003 y 2004; Piciñán y Díaz 2004; Rodríguez de Anca
textos diversos. Pido entonces disculpas a los colegas cuya et al. 2003, y Xalkan Wenu Nawel 2004).
Articulos de investigación

•101•
‘…esa avalancha de homenajes’:
campo de poder, lealtad y concepciones
de política en el primer peronismo 1

Fernando Alberto Balbi2

Resumen
En el presente artículo examino un momento temprano del proceso a través del cual el concepto de lealtad llegó a tornarse en
un componente central de las formas en que los peronistas conciben y desarrollan sus actividades políticas. Particularmente,
analizo la forma en que el mismo fue impuesto en el círculo de los colaboradores más cercanos de Juan Domingo Perón mer-
ced a ciertas características propias del campo de poder del primer peronismo. Como resultado de este análisis, presento una
posible explicación de un destacado rasgo de los gobiernos de Perón que generalmente ha sido descrito y explicado apelando
a calificativos tales como los de ‘obsecuencia’ o ‘servilismo’.
Palabras clave: Antropología Social, Antropología Política, Peronismo, Moralidad, Poder.

Abstract
In this paper I examine an early stage of the process that accounts for the transformation of the concept of loyalty into a fo-
cal piece of the peronists’ political conceptions and activities. In particular, I analyze its imposition inside Juan Domingo
Peron’s circle of nearby collaborators due to some characteristic features of the early peronism’s power field. The analysis
gives way to a possible explanation of an important feature showed by Peron’s governments, one generally described and
explained through such adjectives as ‘obsequious’ and ‘servility’.
Key words: Social Anthropology, Political Anthropology, Peronism, Morality, Power.

Una de las más notables particularidades de la ya aquellos, un recurso que usarían inteligentemente
muy prolongada trayectoria histórica del peronismo3 para posicionarse políticamente en sus mutuas rela-
es la persistencia con que ciertos temas se reiteran ciones. Sin embargo, tal como he tenido oportuni-
una y otra vez en las palabras y acciones de sus pro- dad de sugerir anteriormente (cf.: Balbi, 2003), la
tagonistas y en sus formas de agrupamiento y orga- lealtad es mucho más que eso, pudiendo ser legíti-
nización (tanto en las plenamente institucionaliza- mamente entendida como un valor moral4 específi-
das como en aquellas completamente informales). camente peronista que es el producto histórico de
Uno de tales temas es el representado por la noción ciertos procesos sociales pasados y presentes, en
de ‘Movimiento’, la cual ha atravesado una amplísi- torno del cual se agrupan rituales, comportamien-
ma variedad de usos e innumerables resignificacio- tos ritualizados y narraciones estandarizadas, y que
nes, tanto a manos del propio Juan Domingo Perón constituye un factor eficiente en la praxis de los pe-
como en las de sus continuadores –llegando, evi- ronistas, operando simultanea e indisociablemente
dentemente, hasta la ‘transversalidad’ de Néstor como parámetro y como medio de sus conductas.
Kirchner. Otro, de similar aunque quizás menos vi- En este sentido, el concepto de lealtad se en-
sible importancia, es el de la ‘lealtad’ (o, mejor di- cuentra inextricablemente entrelazado con las
cho, de la ‘lealtad’ y la ‘traición’). El lugar ocupado formas en que los peronistas conciben la política y la
por este concepto en las formas en que los peronistas hacen. La lealtad es habitualmente considerada
conciben y desarrollan sus actividades políticas es como un rasgo característico de todo auténtico pe-
tan central que hasta quienes no se identifican con ronista y como la base última de la unidad espiritual
el peronismo toman cuenta de ello, aunque general- del Movimiento; y, en tanto tal, los peronistas esperan
mente entienden que no se trata más que de un tér- encontrarla en sus compañeros, la exigen y se
mino característico de cierta ‘retórica’ propia de aplican mutuamente sanciones sociales eficaces y, a

•103•
104 Lealtad y concepciones de política en el peronismo

veces, extremas (véase, por ejemplo, Boivin, Rosato soriamente, permitirá arrojar alguna luz sobre un
y Balbi, 2003). Semejante status no es, claro está, el antiguo tópico tanto del folklore antiperonista como
producto de alguna fuerza o virtud inherente al de la literatura académica: el de la ‘obsecuencia’ o
concepto que lo capacite para incidir sobre las con- el ‘servilismo’ que habría caracterizado a la admi-
cepciones y acciones de los peronistas. Muy por el nistración pública y al peronismo en general durante
contrario, es el resultado de cambiantes condi- los dos primeros gobiernos de Perón.
ciones sociales que, a lo largo de la historia del pero-
nismo, se han combinado para producirlo. Conti-
nuando con la tarea, iniciada anteriormente (cf.: Lealtad y conducción
Balbi, 2003), de dar cuenta del encadenamiento de
dichas condiciones en el pasado y en el presente, Como he mostrado anteriormente (cf.: Balbi,
me propongo explorar a continuación una parte del 2003), los orígenes de la lealtad peronista se internan
proceso a través del cual la lealtad llegó a tornarse, en la carrera militar de Perón. En efecto, existe un
en los mismos albores del peronismo, en un ele- muy estrecho paralelismo entre el concepto de ‘leal-
mento constitutivo de las concepciones y activi- tad’ de los militares argentinos de la época de Perón y
dades políticas de sus integrantes. el que se desarrolló durante los primeros años del pe-
A tal efecto, exploraré sucintamente las condi- ronismo. Por lo demás, si bien los dos medios sociales
ciones sociales que contribuyeron entre 1946 y en cuestión son sin duda muy disímiles, se encuen-
1955 a que el uso del concepto de lealtad se hiciera tran históricamente conectados de una manera cla-
simultáneamente generalizado y legítimo entre los ramente decisiva por la trayectoria y las acciones de
miembros de la cúpula peronista –esto es, en el rela- Perón, quien no sólo ha escrito respecto de ambos
tivamente restringido círculo de dirigentes, mili- conceptos de ‘lealtad’6 sino que los ha usado activa-
tantes y funcionarios allegados a Perón–. La perspec- mente y de maneras muy similares como medios de
tiva que adoptaré en lo que sigue supone considerar su accionar en los dos terrenos.7 Queda claro en este
a aquel primer peronismo como un ‘campo de po- sentido que, a fin de pensar su propia actividad polí-
der’, en el sentido que diera a esta expresión Nor- tica, Perón reelaboró diversas ideas sobre la conduc-
bert Elías en su clásica –y ejemplar– obra La so- ción militar y el arte de la guerra.8
ciedad cortesana. Escribe Elías: El concepto de lealtad fue introducido por Perón
como parte de su concepción de la conducción polí-
Todo campo de poder puede exponerse como un tica. Si bien al exponer esa concepción (sobre la que
entramado de hombres y grupos de hombres inter- retornaré en breve) Perón desarrolla extensamente
dependientes que actúan conjuntamente o unos una serie de conceptos tales como los de conducción,
contra otros, en un sentido totalmente determinado. conductor, conductores auxiliares, conducción estraté-
Se puede (…) distinguir diversos tipos de campos de gica, conducción táctica, masa, organización, doctrina,
poder según el sentido de la presión que los distintos Movimiento, etc., casi no se ocupa de explicar qué es
grupos de un campo de poder ejercen mutuamente, lo que entiende por ‘lealtad’. De hecho, puede de-
según la índole y la fuerza de la dependencia relati- cirse que se trata de uno de los conceptos menos
va de todos los hombres y grupos de hombres que teorizados por Perón. Aparentemente, el mismo no
constituyen el sistema de poder. (1982:162) era problemático para Perón, y por esa razón su
concepción de la ‘lealtad’ militar no fue objeto de
Así entendido, un campo de poder crea las con- una “adaptación teórica” (cf.: Arcomano, 2003:12)
diciones en que determinadas ‘representaciones so- explícita de cara a su aplicación a la actividad polí-
ciales’5 –esto es, determinados conceptos, valores, tica. En verdad, Perón parece simplemente haber
normas y repertorios simbólicos– son elaboradas, transferido de manera relativamente inadvertida
reelaboradas y empleadas por los actores que su visión de la ‘lealtad’ militar hacia su nueva ca-
forman parte del mismo. Es en estos términos, pues, rrera política, seguramente por el hecho de que
que examinaré en las páginas subsiguientes los mo- tanto las relaciones entre soldados como las rela-
mentos fundacionales de la transformación de la ciones ‘políticas’ pueden ser entendidas como re-
lealtad en una de las bases de las concepciones y ac- laciones personales. De allí que en los textos, dis-
tividades políticas del peronismo, examen que, acce- cursos y declaraciones de Perón, el sentido del tér-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •105

mino ‘lealtad’ generalmente sea dado por sentado. dencia de la Nación, Perón no contaba con un par-
Sin embargo, es posible sintetizar como sigue aque- tido político que lo apoyara, pudiera presentarlo
llos sentidos inicialmente asociados al concepto como candidato y fuera capaz de desarrollar la cam-
peronista de lealtad:9 paña electoral, del mismo modo que carecía de un
equipo de colaboradores adecuado como para en-
(a) la lealtad es una virtud de carácter moral; carar un eventual gobierno. Contaba, en cambio,
con los variados contactos sindicales, políticos y mi-
(b) constituye una cualidad inherente a las litares que había ido construyendo desde 1943, con
personas, que simplemente está o no presente los recursos materiales del gobierno y con el interés
en ellas; de numerosos sectores políticos y sindicales que as-
piraban a acceder a alguna cuota de poder a través
(c) es recíproca, constituyendo la base de las de una alianza con él. Fue así que se constituyó
relaciones entre compañeros; apresuradamente un frente de partidos políticos
que tuvo la particularidad de que las principales or-
(d) en el mismo sentido, ella es la base de las re- ganizaciones que lo integraban, la UCR-Junta Reno-
laciones que se dan entre quien conduce y quie- vadora (UCR-JR) y el Partido Laborista (PL), fueron
nes siguen, siendo pues el fundamento de la creadas al solo efecto de apoyar al coronel en su in-
conducción política; greso a la política democrática. A tal punto la exis-
tencia de estos partidos fue meramente circunstan-
(e) es asimétrica, en el sentido de que la lealtad cial que, una vez electo como presidente, Perón or-
de quien conduce engendra la de quienes lo si- denó su disolución y la conformación de un nuevo
guen, y no al contrario; partido que los unificara.10
Este fue el débil entramado institucional inicial
(f) sobre ella se asienta la unidad de propósi- en cuyo marco hombres de muy diversas proceden-
tos en que se fundan las empresas colectivas; cias se fueron agrupando en torno del líder emer-
(g) se dirige a diversos objetos: el Movimiento, gente que era entonces Juan Domingo Perón: radi-
el partido, la doctrina nacional justicialista, los cales que abandonaron su partido de origen y for-
compañeros, la Patria o la Nación, el pueblo ar- maron la UCR-JR;11 dirigentes sindicales y colabora-
gentino, etc.; dores de sus organizaciones que se unieron para
formar el PL;12 nacionalistas de varias agrupacio-
(h) sin embargo, su referente u objeto último nes;13 miembros de la agrupación FORJA, disuelta
es siempre Perón, ya sea en tanto creador de para que sus miembros pudieran unirse a las filas del
aquello a lo que se es leal (del Movimiento, del naciente peronismo;14 militares que venían colabo-
partido, de la doctrina y, en consecuencia, de lo rando con Perón o que eran sus amigos;15 indepen-
que hace de los compañeros, compañeros) o en dientes;16 parientes y allegados varios de Perón y de
tanto encarnación de los intereses de aquello a su esposa;17 etc. Nada unía entre sí a todas estas
lo que se es leal (de la Patria o la Nación, del pue- personas aparte de su adhesión a Perón, la cual era
blo argentino). función de vínculos e intereses sumamente dispares
y frecuentemente opuestos. Nada ‘garantizaba’ el
Lo verdaderamente excepcional respecto de la cumplimiento de sus variados objetivos más que el
historia del concepto de lealtad radica en las condi- acceso de Perón a la presidencia y su posterior per-
ciones en que se produjo su transferencia desde la manencia en ella. Nada les ‘garantizaba’, tampoco,
vida militar hacia la política nacional a través de la cuota alguna de poder personal más allá de los
persona de Perón. Es preciso, a este respecto, vínculos –más o menos directos– que pudieran en-
pensar por un momento en la situación delineada tablar y mantener con Perón. Así, siendo Perón el
después de los hechos de octubre de 1945, cuando centro de las actividades y los intereses de este
Perón fuera brevemente desplazado del poder y en- heterogéneo nucleamiento de personas, sus con-
carcelado. Aunque había sido repuesto en su posi- cepciones sobre la naturaleza y el deber ser de las
ción de hombre fuerte del gobierno militar y ya relaciones personales que los unían, derivadas de
había tomado la decisión de competir por la presi- su formación y experiencia militares, se tornaron
106 Lealtad y concepciones de política en el peronismo

en factores clave de la interacción entre los inte- Hay que distinguir bien lo que es mando de lo
grantes del mismo, tiñéndola por completo. que es gobierno. Los métodos son distintos, la acción
Como ya he adelantado, Perón consideraba a la es distinta también. Bien se trate de la conducción
lealtad como la base de las relaciones entre compa- política o de la dirección política [el autor se refiere
ñeros y de la unidad de propósitos necesaria para aquí al gobierno; F.A.B.], el método no puede ser
toda empresa colectiva y, en consecuencia, como jamás el del mando; es el de la persuasión. Allá
el fundamento último de la conducción política. se actúa por órdenes; aquí por explicaciones.
Este postulado era el resultado de una reelabora- Allá se ordena y se cumple. Aquí se persuade pri-
ción de la concepción militar respecto de los mero, para que cada uno, a conciencia, cumpla una
asuntos militares. Como he mostrado anterior- obligación dentro de su absoluta libertad en la ac-
mente (cf.: Balbi, 2003) la mutua ‘lealtad’ era con- ción política.
siderada como la fuente de la ‘confianza’ y la ‘ca-
maradería’ presuntamente existentes entre los sol- Siempre, pues, critico a aquellos dirigentes políti-
dados, siendo así constitutiva de la ‘comunidad del cos que se sienten más generales que yo, y que quie-
honor’ y el ‘espíritu de cuerpo’ militares, los cuales ren mandar. No: aquí no se manda. De manera
a su vez serían la garantía del mantenimiento de la que el conductor militar es un hombre que man-
‘disciplina’ y de las relaciones de ‘mando’ (también da. El conductor político es un predicador que
llamado ‘conducción’) y ‘obediencia’ que son el persuade, que indica caminos y que muestra
eje de la institución castrense. Como se verá en un ejemplos: y entonces la gente lo sigue.
momento, la concepción de la conducción política
elaborada por Perón representa una mera varia- Desgraciado el político que lleva a sus hombres
ción de éste mismo tema. adelante; debe llevarlos detrás de él. Vale decir, no
Perón consideraba fundamental establecer una debe empujar, lo deben seguir. Si los tuviera que
clara distinción entre las características de la con- empujar, no le alcanzarían las manos; son muchos
ducción en los planos político y militar. A este res- hombres. (Perón, J.D., 1998:362 y 363.; el énfasis
pecto, gustaba de apelar didácticamente a su propia es mío)
experiencia:18
La diferencia entre estas dos formas de conduc-
Siempre he presentado un caso muy notable que ción también es formulada por Perón como una
yo he observado durante mi vida, y que constituye contraposición entre dos formas de disciplina:
una experiencia mía muy importante. Me presento
yo siempre como general en este asunto. …la disciplina con que se actúa en política es muy
distinta de la militar.
A mí me tomaron a los quince años en el Colegio
Militar; me enseñaron la disciplina, me sometieron Es una disciplina consciente, como lo es también
a ella; me dieron los conocimientos militares nece- la militar, pero sin rigidez; porque el militar está allí
sarios y me dejaron listo para que fuera a mandar. en un servicio: si es soldado, obligatorio, y si es jefe u
Ejercí durante cuarenta años la disciplina, man- oficial, en su profesión, de la cual él ha hecho fe
dando y obedeciendo. Cada vez que fui a hacerme para cumplirla y ha jurado realizarla con honor,
cargo de un puesto de responsabilidad, me dieron un disciplina y dignidad. De manera que cuando recibe
número de hombres, mi grado y el código de justicia una orden, buena o mala, está obligado a cumplirla,
militar. Yo mandé, y todo el mundo obedeció. Bien: porque está en su servicio, en su obligación; pero al
yo trasladé eso a mi nuevo oficio, el de gobernar, y político si le dan una orden que no le gusta, manda
empecé a apreciar la situación: aquí los hombres no al diablo al conductor y no la cumple. Es decir, que
me los dan; me los tengo que ganar yo. Empecé por hay un grado y una forma totalmente distintos de
ahí; ya no me decían: “todos estos hombres están a disciplina. Es una disciplina de corazón, basada en
sus órdenes”. No: están a mis órdenes aquellos que la comprensión y en la persuasión, no en las órdenes
me gano yo, que es otra cosa. Segundo asunto: No ni en las obligaciones. (1998:161 y 162).
tengo el grado. Tercero: No tengo el código. De ma-
nera que esto es otra cosa.
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •107

El problema del conductor político es, entonces, el serlo a dos puntas: lealtad del que obedece y lealtad
de cómo persuadir a las personas para que lo sigan. del que manda. (1998:213)
La posibilidad de lograr semejante cosa depende de Este habría sido el secreto del éxito obtenido por
un “don, que es natural” y que consiste en un cierto Perón en su desempeño como secretario de Trabajo
“magnetismo.” El “magnetismo personal” propio del y Previsión cuando, en lugar de prometer y no cum-
auténtico “conductor”, afirma Perón, resulta de plir, había dado todo sin prometer nada, lo que ha-
“tener primero lealtad y sinceridad (…) recién entonces bría revelado a los trabajadores su “sinceridad” y su
puede uno empezar a convencer a la gente, empezar a “lealtad” (Perón, J.D., 1998:74 y 75). En este sen-
persuadirla.” (Perón, J.D., 1998:326). Perón afir- tido, la consagración del propio Perón como con-
maba que la “popularidad”, que constituía un “do- ductor habría sido un resultado de su propia lealtad
minio local y circunstancial” solamente podía ser para con los trabajadores.
transformada en “prestigio, que es el dominio perma- Las ideas de Perón sobre el papel político de la
nente y general” si se procedía “siempre leal y sincera- lealtad también remiten claramente a las concep-
mente” (1998:294 y 295). Todo esto lo llevaba a ciones militares respecto de la vinculación entre
afirmar que: ‘lealtad’ y ‘espíritu de cuerpo’. Así, por un lado,
Perón afirma que los “compañeros de una misión
Por esta razón, nuestra base, o la base de nues- común” deben ser “sinceros” y “leales” entre sí: “Entre
tra doctrina, afirma eso: que es necesario proceder nosotros no puede haber reservas mentales. La reserva
con veracidad en todos los actos de peronista, y mental es una forma de traición al compañero y al
afirmar eso en la lealtad y en la sinceridad de la amigo” (1998:146 y 147). Por otro lado, no existe ac-
acción. El hombre que no procede con lealtad y con ción colectiva sin un “espíritu de solidaridad” –condi-
sinceridad en nuestro Movimiento, o en cualquier ción de la conducción política– que es producto de la
otro movimiento, nunca llegará a ser nada. Por eso, “persuasión del conductor” y requiere de una “solida-
el cultivo de las virtudes personales es la base de ridad indestructible” (Perón, J.D., 1998:308).20 Así, al
la conducción. Un conductor sin virtudes –dije engendrar la lealtad el conductor engendra también la
al principio– es un conductor que va de a pie, no solidaridad y la unidad necesarias para el éxito de la
va lejos. (1998:295; el énfasis es del original) acción política colectiva. Como veremos en un mo-
mento, Perón no hubo de escatimar esfuerzos para
Así, la lealtad es para Perón una condición lograr semejantes resultados.
inicial de la conducción política: en efecto, mien-
tras que el ‘mando’ militar tiene a la ‘obediencia’
por punto de partida y a la ‘lealtad’ por comple- La lealtad en el entorno de Perón.
mento, la conducción política tiene a la lealtad por
punto de partida y a la obediencia como resul- Es un hecho que Perón empleaba permanente-
tado.19 Ante todo, el aspirante a conductor debe ser mente el vocabulario de la lealtad. De hecho, lo ha-
leal para con quienes habrán de seguirlo, y esta cía con total naturalidad, empleando giros discursi-
lealtad suya para con ellos engendra la de ellos para vos típicamente militares incluso cuando trataba
con él. Es en este sentido que Perón afirma que pri- con personas que no compartían su pasado militar
mero “hay que formar el contingente que se va a con- ni formaban parte de sus círculos de relaciones per-
ducir, porque con el conductor solo no se conduce sonales o de colaboradores. En este sentido, la ocu-
nada” (1998:74). En fin, en lo que hace a la “con- rrencia conjunta de referencias a la ‘lealtad’, la ‘sin-
ducción” es necesaria una “lealtad a dos puntas”: ceridad’ y la ‘franqueza’ –un rasgo característico del
lenguaje militar– es típica de los textos, discursos y
…el conductor no sigue; es seguido, y para ser se- declaraciones del Perón ‘político’. Menciono, por
guido hay que tener un procedimiento especial; no citar un sólo ejemplo, dos cartas que Perón escribe
puede ser el procedimiento de todos los días. en 1949 –en su condición de Presidente de la Na-
ción– al entonces senador de la República de Chile
En este orden de cosas creo yo que la base es la Arturo Alessandri a raíz de algunos incidentes di-
lealtad y la sinceridad. Nadie sigue al hombre al que plomáticos, en las cuales reafirma sus buenas inten-
no cree leal, porque la lealtad, para que sea tal, debe ciones para con su interlocutor y el país trasandino
108 Lealtad y concepciones de política en el peronismo

en términos que parecen transcripciones directas calmente opuesta a la del propio Perón–. Inmedia-
de los escritos y declaraciones que algunos años an- tamente después de su elección, Gay mantuvo una
tes dirigiera a sus ‘camaradas de armas’: “Sabrá per- entrevista con Perón, quien le indicó que un equipo
donarme, Don Arturo, estas quejas de buena fe y de leal de la presidencia de la Nación iba a asesorarlo res-
y sincera amistad” (carta a Arturo Alessandri, pecto de las medidas a tomar y en materia de decla-
3/1/49; en: Perón, 1985:16); “Le hablo con absoluta raciones públicas; Gay no aceptó este ‘asesora-
franqueza y sincera lealtad” (carta a Arturo Alessan- miento’ y el Presidente, según parece, se ofuscó visi-
dri, 29/8/49; en: Perón, 1985:19). blemente. Los pasos posteriores de Gay en la
A esta disposición ‘natural’ para expresarse más conducción cegetista mostraron claramente que as-
o menos casualmente en términos del vocabulario piraba a mantener un criterio independiente. Poco
de la lealtad Perón sumaba un cuidadoso empleo del tiempo después, a fines de enero de 1947, el go-
mismo a fines políticos, tanto en su trato directo bierno aprovechó la primera oportunidad que se le
con sus colaboradores más estrechos como en sus presentó para desplazar a Gay.
apariciones públicas. Este hecho resulta plena- Dicha oportunidad fue la visita al país de una de-
mente congruente con su concepción de la política, legación de la federación sindical de los EEUU, la
en la cual la lealtad aparece como una condición cual había sido invitada meses antes por el emba-
esencial de la conducción. Al darse a las tareas de jador argentino ante aquel país, Oscar Ivanissevich,
organizar su heterogénea base política y de con- y por el predecesor de Gay en la secretaría general de
solidar su propio control sobre la misma, pues, la CGT, Silverio Pontieri (quien era también dipu-
Perón se empeñó en construir una serie de tado nacional por el peronismo). El gobierno sacó
vínculos de lealtad personal que le permitieran buen partido de las desgraciadas declaraciones pú-
garantizar su éxito en esos dos planos –que eran blicas de los sindicalistas norteamericanos en el sen-
para él uno y el mismo–. Es palpable el hecho de tido de que habían viajado para “investigar” la situa-
que Perón consideraba que su propia condición de ción argentina, así como de la presencia en la delega-
leal ya estaba probada (tanto por su pasado militar ción de Serafino Romualdi, hombre que era
como por su presente condición de conductor) y conocido por sus contactos con el Partido Socialista
que, cumplida así la condición inicial de la conduc- y que había sido colaborador del ex embajador de los
ción, exigía una férrea lealtad de sus colaboradores y EEUU en la Argentina, Spruille Braden. La figura de
seguidores en general. Braden estaba dotada de un abrumador peso simbó-
La historia de la caída de Luis Gay, secretario ge- lico negativo para los peronistas puesto que él había
neral de la Confederación General del Trabajo sido la fuerza impulsora detrás de la Unión Demo-
(CGT) ilustra claramente la manera en que Perón crática, el frente multipartidario que se había
apelaba al vocabulario de la lealtad a efectos de im- opuesto a Perón en las elecciones de 1946: de hecho,
poner su autoridad, tanto públicamente como de la consigna más utilizada por el peronismo en aquella
manera privada. En noviembre de 1946 corres- campaña electoral había sido “Braden o Perón” 21
pondía renovar las autoridades de la CGT. A En la noche del 20 de enero, luego de una tensa
efectos de controlar la central sindical, Perón hizo entrevista donde había pedido explicaciones a los
que su ministro del Interior Angel Borlenghi –que a delegados sindicales norteamericanos acerca de sus
la sazón era secretario general del gremio de em- “investigaciones”, Perón convoca con urgencia a
pleados de comercio– se presentara como candi- los integrantes del Comité Central Confederal de la
dato a encabezar la central obrera. Sin embargo, la CGT para pedirles explicaciones. Luego de reu-
candidatura de Borlenghi no prosperó, resultando nirse brevemente a solas con Gay y de acusarlo de
electo Gay con el apoyo de numerosos sindicatos entregar el movimiento obrero a los americanos, el
del interior del país y de los poderosos gremios fe- Presidente repitió sus acusaciones frente al Comité.
rroviarios. Gay había sido presidente del Partido La- Dos días después, El Líder –diario dirigido por Bor-
borista y aunque no había ofrecido una resistencia lenghi– denunciaba los vínculos existentes entre
activa ante la orden de disolverlo, encarnaba una Romualdi y Braden. El día 24, Perón aprovecha un
concepción del sindicalismo que consideraba que acto organizado por la misma CGT en apoyo al lan-
las organizaciones gremiales debían mantenerse zamiento del Plan Quinquenal de gobierno para
apartadas del Estado –esto es, una concepción radi- lanzar veladas acusaciones frente a la multitud:
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •109

Compañeros trabajadores, les recomiendo que El reemplazo de un experimentado dirigente sin-


vigilen atentamente porque se trabaja en la sombra dical como Gay por otro de mucho menor trayec-
y hay que cuidarse no sólo de la traición del bando toria pero sumamente efusivo en sus declaraciones
enemigo sino también de la del propio bando. de lealtad hacia Perón ilustra tanto la manera en
(…) En nuestro Movimiento no caben los hom- que el entonces Presidente trataba de establecer su
bres de conducta tortuosa,. Maldito quien a nuestro propio control político o dominio sobre seguidores y
lado simula ser compañero pero que en la hora de la aliados como las consecuencias del uso de seme-
decisión nos ha de clavar un puñal por la espalda. jantes procedimientos. En efecto, muchas veces se
(citado en Torre, 1990:244) ha señalado (cf.: Luna, 1991:370; también Page,
1984a) la tendencia de los equipos gubernamen-
La identidad del hombre de conducta tortuosa alu- tales de los dos primeros gobiernos de Perón a de-
dido por Perón fue inmediatamente aclarada por La caer paulatinamente en virtud del progresivo reem-
Época, diario de los ex radicales renovadores, que pu- plazo de los funcionarios que mostraban un mayor
blicó en su siguiente edición el fragmento citado margen de maniobras por otros caracterizados fun-
junto a la foto de Gay. El 25 se reúne el Comité damentalmente por su adhesión ‘incondicional’ al
Central Confederal de la CGT y decide enviar una Movimiento y, particularmente, al Presidente. Es un
comisión a hablar con Perón, quien se rehúsa a reci- hecho que tan tempranamente como en agosto de
birla. En cambio, cita al Comité en pleno –con ex- 1946 el gobierno hizo pública la decisión de no de-
clusión de Gay– a una reunión donde acusa a éste signar en cargos públicos a nadie que no estuviera
de ser un traidor y deja entender que existían graba- identificado con el peronismo, lo que debía ser pro-
ciones que probaban su disposición a entregar la bado mediante la presentación de la ficha de afilia-
CGT a los norteamericanos. ción partidaria (Luna, 1991:372 y 373). Asimismo,
Si bien los dirigentes de la CGT no parecen haber a los legisladores oficialistas se les exigía firmar re-
creído en la traición atribuida a Gay, no fueron ca- nuncias sin fecha (Luna, 1991:375).
paces de enfrentar a Perón. El propio Gay, de hecho, El caso más revelador en cuanto a la tendencia
ni siquiera lo intentó, limitándose a renunciar –op- señalada por Luna es seguramente el de Domingo
ción alentada también por la comisión designada por Mercante, por mucho tiempo considerado como el
la CGT–. Entretanto, el diario El Líder multiplicaba delfín de Perón y posteriormente reducido al si-
las presión sobre los dirigentes cegetistas publicando el lencio y perseguido políticamente. Perón y Mer-
día 27 un comunicado firmado por un Comité de De- cante se habían conocido en 1924 pero no vol-
fensa Contra la Traición que denunciaba el intento de vieron a encontrarse hasta que ambos fueron desti-
“desvincular a la CGT del gobierno” y ponerla bajo la nados a la Inspección de Tropas de Montaña en
influencia de la central sindical norteamericana, ma- 1942. Trabaron entonces amistad y Mercante
niobra que “le quitaría al general Perón uno de sus más pronto llegó a ser el principal colaborador del futuro
grandes baluartes de masas” (citado en Torre, Presidente. Le acompañó en la organización del
1990:243). Finalmente, el día 29 el Comité Central GOU (la logia militar a través de la cual Perón as-
Confederal acepta la renuncia de Gay. La moción en cendió en la estructura gubernamental surgida del
tal sentido fue presentada por el ministro del Interior golpe de estado de septiembre de 1943) y en la Se-
Borlenghi, quien participó del cónclave en su ca- cretaría de Trabajo y Previsión, donde Mercante
rácter de secretario general del gremio mercantil. –cuyo padre había sido trabajador ferroviario y
Fue rechazada, en cambio, una moción presentada miembro activo de uno de los gremios del sector y
por Aurelio Hernández (del sindicato de la sanidad) cuyo hermano era también miembro de un sindi-
en el sentido de rechazar la renuncia de Gay y expul- cato del riel– proporcionó a Perón sus primeros
sarlo. Algunos días más tarde, la actitud de este obs- contactos sindicales aprovechando su amistad con
curo dirigente tendría su recompensa: en una vota- muchos gremialistas. Durante las jornadas de oc-
ción marcada por las abstenciones y las ausencias de tubre de 1945 Mercante se mantuvo en contacto
delegados, el Comité Central Confederal lo elegiría con diversos dirigentes sindicales hasta que fue
como su nuevo secretario general, encabezando una arrestado el día 14, y luego del desenlace de esos he-
nueva dirección integrada casi completamente por chos asumió como secretario de Trabajo y Previ-
sindicalistas de escasa trayectoria.22 sión, cargo desde el cual trabajó en la organización
110 Lealtad y concepciones de política en el peronismo

del Partido Laborista. Posteriormente, Mercante fue El sucesor de Mercante en la gobernación bonae-
postulado por el PL a la vicepresidencia; sin em- rense fue Carlos Vicente Aloé, quien hasta en-
bargo, Perón optó por Hortensio Quijano (de la tonces había actuado como secretario administra-
UCR-JR) y su antiguo asistente fue designado como tivo de Perón y había estado a cargo de la prensa ofi-
candidato a gobernador de la Provincia de Buenos cialista.25 Su gestión, abortada por el golpe militar
Aires, puesto que habría de desempeñar hasta de septiembre de 1955, no es precisamente recor-
1952. En términos generales, la gobernación de dada por su brillantez. Aloé –quien formaba parte
Mercante es recordada elogiosamente incluso por del grupo de íntimos de Eva Perón– estuvo a cargo
quienes en ese entonces estaban en la oposición, de la tarea de dar sepultura a la carrera de Mer-
tanto en lo que respecta a su gestión como al trato cante, ordenando una serie de sumarios administra-
brindado a los partidos minoritarios. tivos y presentando denuncias judiciales contra sus
En 1950 Mercante se presentó como candidato colaboradores más estrechos, al tiempo que hacía
para la reelección como gobernador –por un pe- remover todas las placas que mencionaban al ex go-
ríodo excepcional de solo dos años a efectos de bernador en las obras públicas realizadas durante su
compatibilizar los plazos de los mandatos provin- gobernación (cf.: Mercante, 1995: cap. XVII).26
ciales con los nacionales–, obteniendo más del 63% La defenestración política de Mercante repre-
de los votos. Este porcentaje, superior al obtenido senta el ejemplo más notable de la ampliamente re-
por Perón en 1946, alimentó tanto las expectativas conocida tendencia de Perón a priorizar la adhesión
generalizadas en cuanto a que Mercante era el su- a su persona por sobre la eficiencia en lo tocante a la
cesor natural de Perón como las sospechas de mu- selección de sus colaboradores. Esta tendencia,
chos en cuanto a que el gobernador trazaba planes claro está, ha debido ser un factor relevante en
en tal sentido. Aparentemente Perón ya sospe- cuanto a la imposición de la lealtad como parámetro
chaba desde el año anterior que Mercante abrigaba para el comportamiento de quienes estaban cerca
esperanzas de sucederlo,23 y parece claro que hacia de Perón. Por lo demás, los cambios que se produ-
esa época el gobernador bonaerense y el peronismo jeron en lo que hace a la forma en que Mercante era
de la provincia habían acumulado una muy alta tratado públicamente muestran un claro pasaje
cuota de poder al interior de la estructura partidaria desde la exaltación de su lealtad para con Perón
nacional (cf.: Mackinnon, 2002; Aelo, 2004). El hasta una apenas velada acusación de traición: Mer-
hecho es que a partir de mayo de 1950 circuló una cante, que había sido condecorado con la medalla de
orden a los medios de comunicación peronistas la lealtad peronista y era conocido antes de 1950
prohibiendo la mención del nombre de Mercante.24 como el corazón de Perón (cf.: Mercante, 1995; Page
Más o menos por esos días, Perón mantuvo con su 1984a; Luna, 1992), fue expulsado del Partido Pero-
antiguo colaborador una conversación que éste en- nista el 30 de abril de 1953 bajo los cargos de “obs-
tendió como un aviso del fin de su carrera política. truccionismo, deslealtad, falta de ética, disemina-
Relata el hijo de Mercante: ción de confusión y de falsos rumores” (Page
1984b:15). El contraste resulta más claro aún si se
“¿Y cuando termine la gobernación, usted qué comparan las palabras que le dedicara Eva Perón en
va a hacer, Mercante?” dos discursos separados por apenas algo más de tres
Mi padre se sorprendió. Era la primera vez que meses… y por las elecciones de marzo de 1950. El
el General le hacía esa pregunta; la primera vez que 24 de febrero de dicho año, durante la inauguración
no le programaba el futuro ni le señalaba el cargo de un parque público en la provincia de Buenos
más conveniente para él en el gobierno. Aires, Eva Perón decía:
“Nada mi General. Cuando cumpla los nueve
años en esto me voy a dedicar a descansar. Me gus- No podíamos esperar menos del coronel Mer-
taría hacer un largo viaje a Europa.” cante. No sólo es el amigo leal que se jugó la vida en
“Para eso tiene el barco que lleva mi nombre. las horas difíciles; no sólo es el peronista auténtico
Avíseme que le hago reservar el camarote presiden- que conoce la doctrina del movimiento, identificado
cial.” (en Mercante, 1995:139) absolutamente con Perón, Mercante es el realiza-
dor de la doctrina. (…) Mercante sabe que la leal-
tad se demuestra de muchas maneras, pero él ha
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •111

elegido los dos caminos mejores: jugándose la vida Resulta difícil saber a ciencia cierta en qué casos
como el 17 de octubre, y ofreciendo su vida diaria- ella actuaba como instrumento de Perón, en cuáles
mente en el trabajo gastando sus energías por la Pa- él se allanaba a sus deseos y cuándo ambos ac-
tria y por Perón. tuaban de común acuerdo (como pareciera ser el
(…) El 12 de marzo los descamisados de la pro- caso de la caída de Mercante): de lo que no caben
vincia de Buenos Aires dirán en las urnas las mis- dudas es de que Evita tuvo una participación deci-
mas palabras que dijeron el 24 de febrero: Pe- siva en la definición de los continuos cambios que
rón-Mercante. se producían en las posiciones relativas de los fun-
(…) Y por Perón estarán con Mercante, porque cionarios de las primeras líneas del gobierno. Varios
Perón ha dicho: Mercante es mi brazo derecho y eso hombres que ocupaban posiciones sumamente im-
es una orden para todo peronista. portantes se vieron desplazados luego de que Eva
Y yo, como auténtica descamisada, que nunca Perón los acusara ante su marido de ser traidores o
elogio, he dicho desde el principio de la Revolución, desleales; de manera similar, ella solía vetar nombra-
porque lo conozco al coronel Mercante, que el coro- mientos en la segunda y tercera líneas del gobierno
nel Mercante es el corazón de Perón. (en Mercante, convocando a los responsables de cada área –si
1995:134 y 135) acaso era necesario, pues generalmente éstos acu-
dían a ella en busca de su bendición– para hacerles
Compárese este panegírico con la incómoda saber su opinión acerca de las personas a quienes
mención de la persona de Mercante hecha por la pensaban designar.27
misma Evita el 5 de junio del mismo año al inau- El caso de la caída de Juan Atilio Bramuglia
gurar un hogar escuela que llevaba el nombre de ilustra muy claramente la forma en que Evita ope-
aquel: raba para lograr que un alto funcionario fuera defe-
nestrado. Bramuglia era un abogado laboralista que
En este momento inauguramos el hogar escuela trabajaba para uno de los sindicatos ferroviarios, y en
coronel Domingo A. Mercante. Es un homenaje esa condición conoció a Perón cuando éste era se-
que he querido rendir a un gran peronista. Dentro cretario de Trabajo y Previsión, iniciándose en-
de breves instantes inauguraremos la clínica de re- tonces su colaboración. Posteriormente, Bramuglia
cuperación infantil Presidente Perón… (en Mer- presidió la Junta Nacional de Coordinación Política
cante, 1995:141) que Perón formó para organizar el heterogéneo
frente que habría de impulsar su candidatura (Luna,
La participación de Eva Perón en la elipse tra- 1992:415). Finalmente, fue ministro de Relaciones
zada por la carrera política de Mercante constituye Exteriores y Culto entre la asunción de Perón en
un ejemplo destacado del tipo de papel que ella 1946 y agosto de 1949, cumpliendo una labor suma-
tuvo en el entramado político construido en de- mente destacada. Su renuncia fue producto de una
rredor de su marido. Si por un lado ella parece sostenida presión en su contra aplicada por Eva
haber servido a Perón como un arma que él em- Perón y sus allegados, que incluyó un absoluto si-
pleaba para defenestrar a quienes caían en des- lencio de la prensa peronista acerca de su persona28
gracia sin exponerse (Page, 1984a:234), no es –incluso mientras presidió en nombre de la Argen-
menos cierto que acumuló un poder considerable tina el Consejo de Seguridad de la ONU– y una cam-
que le permitía influir decisivamente sobre la suerte paña de rumores acusándolo de aspirar a suceder al
de los funcionarios y dirigentes peronistas. Su in- Presidente (cf.: Page, 1984a:221).
fluencia sobre los nombramientos en los cargos La historia de la animadversión de Evita para
bajos de la administración pública parece haber con Bramuglia se remonta a los hechos de octubre
sido considerable (cf.: Page, 1984a:277). Asi- de 1945, cuando estando Perón detenido en Martín
mismo, una buena cantidad de altos funcionarios García ella había pedido al joven abogado que pre-
y/o personajes influyentes debían todo o parte de su sentara un recurso de hábeas corpus en su favor, algo
poder a la confianza que ella les tenía y formaban que Bramuglia se negó a hacer, aparentemente “por
una camarilla que tanto respondía a ella como ope- miedo a que si el juez daba curso al escrito, la actriz
raba para ganar poder por su intermedio (cf.: Luna, y su compañero se escaparían del país y dejarían a la
1991). clase obrera abandonada a sus propios recursos”
112 Lealtad y concepciones de política en el peronismo

(Page, 1984a:151; también: Luna, 1992: cap. III, medios de prensa controlados por el gobierno, en
nota 81, pp. 341). Meses más tarde, al desatarse una una escalada de maniobras que llegaría al punto de
disputa entre los dos principales sectores que lo borrar la imagen del ministro de una fotografía pu-
apoyaban (el PL y la UCR-JR) respecto de las can- blicada en abril de 1949 (cf.: Page, 1984a:221).
didaturas a gobernador y vicegobernador de la pro- En términos generales, y a despecho del ‘mito’
vincia de Buenos Aires, Perón decidió solucionar el que hace de Evita una figura draconiana que domi-
problema imponiendo una fórmula que excluía a naba a un Perón débil y pusilánime (cf.: Taylor,
todos los aspirantes hasta entonces en danza, inte- 1981), parece bastante justificada la opinión de
grada por Alejandro Leloir como candidato a go- Page (1984a:235) en cuanto a que ella estaba “to-
bernador y Bramuglia como aspirante a vicegober- talmente comprometida con la causa de Perón” y
nador. Sin embargo, la oposición sumada de los la- que el poder personal que ella acumulaba y desple-
boristas (que ya habían cedido en sus pretensiones gaba con entusiasmo no dejaba de ser “un poder
de ubicar a Mercante como candidato a vicepresi- que él delegaba en ella o que él no quería ejercer”.
dente, aceptando la decisión de Perón de postular En opinión de este autor:
al radical renovador Hortensio Quijano) y de Eva
Perón condujo finalmente a que Perón debiera La lealtad personal era la virtud que ella más
ceder. Relata Félix Luna: apreciaba. Al respecto ella se distinguía de su mari-
do, quien nunca se vio limitado por lazos de fideli-
El doctor Eduardo Colom [luego diputado pero- dad. Ella le confesó una vez a un peronista promi-
nista por la Capital Federal; F.A.B.], que acompa- nente: “Vale la pena estar bien conmigo política-
ñó en algunas de sus giras políticas a Perón, ha rela- mente. Yo te voy a defender, yo soy buena amiga de
tado al autor la violenta escena que se desarrolló en mis amigos cosa que nunca será Perón”. El valor
el tren que los conducía cuando Evita lanzó, por que ella otorgaba a la lealtad se prestaba para la ex-
enésima vez, un furioso ataque contra Leloir y Bra- plotación, especialmente cuando se trataba de opor-
muglia. La esposa de Perón consideraba a Leloir tunistas que tenían poco que ofrecer aparte de la de-
“un oligarca” y a Bramuglia “un traidor”, acen- voción que puede manifestar un perro faldero. (Pa-
tuando el hecho de que Bramuglia no había querido ge, 1984a:224)29
presentar un recurso de hábeas corpus en favor de
su marido, días antes del 17 de Octubre; afirmaba En todo caso, Eva Perón parece haber concebido
que la fórmula Leloir – Bramuglia “había nacido su propia posición en términos de lealtad hacia su
muerta” y que había que remplazarla por un bino- marido. Así la presentaba ella misma en sus decla-
mio encabezado por Mercante. Ella guardaba una raciones a la prensa, discursos y clases, lo mismo
enorme gratitud por Mercante, que había sido un que en los textos que fueron publicados con su
factor decisivo para su casamiento. Ante el ataque firma (cf.: Perón, E., 1971, 1996a, 1996b, 1997).30
de su mujer contra la fórmula bonaerense –siempre Asimismo, los testimonios de sus allegados y de
a estar a los dichos del doctor Colom– Perón reac- quienes mantuvieron un trato más o menos oca-
cionó violentamente y dijo que renunciaría a su pro- sional con ella coinciden en describir su comporta-
pia candidatura y se iría a su casa, harto de esas in- miento en los mismos términos y en relatar situa-
trigas. Sin embargo, semanas más tarde se logró la ciones donde Evita se refiere a su marido y a sí
renuncia de Leloir y Bramuglia y posteriormente la misma en términos semejantes (cf.: Duarte, 1972;
concreción de la fórmula Mercante-Machado en Mercante, 1995; Cafiero 2002). En definitiva, lo
cuya gestación –según declaraciones del coronel que aquí importa es el hecho de que indiscutible-
(R) Domingo A. Mercante al autor– no intervino mente las intervenciones de Eva Perón en los
Perón, limitándose a aceptar el hecho consumado. juegos políticos de los primeros tiempos del pero-
(Luna, 1992: cap. V, nota 27, pp. 454 y 455) nismo se desarrollaban en los términos conceptuales
de la lealtad y la traición.
La presión ejercida por Evita y su entorno en Así, tanto Juan Domingo Perón –quien represen-
contra de Bramuglia se prolongaría casi sin inte- taba el centro en torno del cual estaba constituido
rrupciones hasta lograr su renuncia a mediados de este entramado político– como su esposa –que era su
1949, particularmente a través de la acción de los figura más influyente y la persona más cercana a
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •113

aquél– entendían y conducían las relaciones que yectos de ley proponiendo distintos homenajes a los
mantenían con los miembros de su entorno en tér- Perón, mientras que el diputado Emilio Visca hizo lo
minos del universo conceptual de la lealtad. Ahora propio en diecinueve oportunidades; a este respecto,
bien, dadas las condiciones ya mencionadas, alguna vez el propio Cámpora llegó a declarar a la
donde el peronismo mismo estaba en plena confor- prensa que “consideraba un honor reconocer que era
mación y carecía de una organización institu- ‘obsecuente con el general Perón’” (Page,
cional sólida preexistente que fuera capaz de equi- 1984a:247). Asimismo, los diputados y senadores del
librar el juego político, independizándolo en al- peronismo se empeñaban en poner en escena impac-
guna medida respecto de las personas de Juan y tantes demostraciones colectivas de lealtad. Así, por
Eva Perón, no puede resultar sorprendente que ejemplo, al sancionar en 1951 las leyes que transfor-
sus colaboradores –los más cercanos primero, maban en provincias a los territorios nacionales de
luego los más distantes– se vieran velozmente La Pampa y el Chaco, los legisladores peronistas los
compelidos a disputar entre sí en términos del vo- rebautizaron como Eva Perón y General Perón (cf.:
cabulario de la lealtad y del aparato conceptual Page, 1984a:285). Menciono, por último, la que
que éste expresaba. En efecto, si Perón y Evita los quizás sea la más notable manifestación colectiva de
trataban a ellos en términos de lealtad y traición, ellos lealtad dirigida a personas vivas jamás producida en
debían tratar con Perón y Evita –y, en consecuencia, el Congreso de la Nación: cuando ya se anunciaba la
entre sí– en términos de lealtad y traición. inminencia de la muerte de Eva Perón, el día 26 de
Esta modalidad de disputa se veía reflejada, por junio de 1952, el presidente de la cámara baja Cám-
ejemplo, en la prensa peronista. Plotkin (1994:112) pora tomó el siguiente juramento a los diputados
ha señalado que en los primeros años del gobierno de presentes en la sesión (todos peronistas pues, com-
Perón “los distintos diarios peronistas representaban prensiblemente, los de la oposición se habían reti-
a distintos grupos dentro del aún heterogéneo movi- rado): “¿Juráis ser leales al Libertador de la República
miento”. Como parte de las pujas entre estos grupos, general Juan Perón y a la Jefa Espiritual de la Nación
los diversos diarios presentaban versiones discre- Eva Perón, a su doctrina y a su movimiento?” (citado en
pantes respecto de los hechos de octubre de 1945, Luna, 1985:265).32
oponiéndose sobre todo en torno de la cuestión de Buena parte de estos movimientos políticos se
quién había sido la persona que se había mantenido centraban particularmente en Eva Perón como re-
más cerca de Perón durante esos días. Es así que el sultado natural de la posición central que, según
número de El Laborista del 17 de octubre de 1946 hemos visto, ella ocupaba. Así es, por ejemplo, que la
sostenía que se trataba de Mercante –que por ese en- CGT impulsó su candidatura a la vicepresidencia
tonces controlaba a este medio, que antes fuera del para las elecciones que habrían de desarrollarse en
PL– y cubría sus páginas de fotografías de éste junto noviembre de 1951, presentando una solicitud for-
al matrimonio Perón “en poses que se asemejaban a mal al Presidente y ofreciéndosela a ella pública-
la imagen de una familia” (Plotkin, 1994:112). Entre mente en un acto multitudinario.33 Aún hoy es co-
tanto, el número de ese día de El Líder presentaba a mún que los peronistas se refieran a Eva Perón como
su director, el ministro del Interior y sindicalista la Jefa Espiritual de la Nación, título que le fue confe-
Angel Borlenghi, como el “segundo protagonista” de rido por el Congreso de la Nación –a instancias de
aquellas jornadas; Mercante, en cambio, apenas era Cámpora– en ocasión de su último cumpleaños, el 7
mencionado (Plotkin, 1994:112). 31 de mayo de 1952, cuando ya era evidente que estaba
Otro de los ámbitos donde los hombres del primer a punto de morir (Page, 1984a:305).
peronismo se esforzaban por declamar y, de ser po- También fuera de las luces de la escena pública
sible, demostrar su lealtad hacia los Perón era el Con- la política interna del peronismo se desarrollaba en
greso de la Nación donde, como ha sido señalado rei- términos del lenguaje de la lealtad. Los retratos de
teradamente (cf.: Page, 1984a:247), el tiempo dedi- Juan y Eva Perón engalanaban normalmente el des-
cado a homenajear al Presidente y su esposa pacho de cada funcionario del gobierno, la CGT,
aumentaba de manera paulatina. Abiertamente ho- los partidos peronistas, la Fundación Eva Perón, etc.;
rrorizado, Luna (1991:374) señala que Héctor Cám- de ser posible a los retratos de los líderes se sumaba
pora –que a partir de 1948 presidió la Cámara de Di- una fotografía del ocupante de la oficina junto a
putados– llegó a presentar no menos de veinte pro- ellos. Era habitual que los funcionarios tomaran la
114 Lealtad y concepciones de política en el peronismo

iniciativa de visitar a Eva Perón para –según la pin- leales a ellos que sus compañeros eran demasiado
toresca expresión de Cafiero (2002)– consultarla fuertes para que pudieran resistirlas.
acerca de nombramientos y medidas. Asimismo, se Además, la inevitable competencia política
cuenta que cuando en una ocasión un diputado que tendió a desarrollarse entre los actores de
propuso que la plaza más importante de cada este campo de poder –que era en lo esencial una
ciudad argentina fuera bautizada como “Presidente competencia por lograr y mantener el favor de los
Perón”, Cámpora pidió la palabra para redoblar la Perón– no podía sino alimentar este estado de
apuesta sugiriendo “que todas las plazas de todas cosas, dando lugar a un crescendo que habría de
las ciudades llevaran los nombres de Perón y Evita” generar el tipo de actitud política que la oposición
(Page, 1984b:208; el énfasis es del original). de la época y buena parte de la literatura acadé-
mica posterior entendieron como “servilismo” y
“obsecuencia hacia los gobernantes” (Luna,
A manera de conclusión: 1991:410) y que ya hemos observado en las páginas
¿‘obsecuencia’ o ‘lealtad’? precedentes. Héctor Cámpora –quien fue quizás
uno de los participantes más sobre adaptados a este
Aún está por hacerse el estudio exhaustivo del su- estado de cosas– ofrecería años más tarde una ex-
mamente complejo ‘campo de poder’ que fue el pri- plicación que, de algún modo, apunta en este sen-
mer peronismo.34 De lo escrito en las páginas prece- tido. En abril de 1967, Cámpora declaraba al sema-
dentes se desprende, sin embargo, que dicho nario Primera Plana que el “pueblo quería esos home-
campo de poder presentaba una serie de caracte- najes, quería que se le diera a Perón todo eso… Y
rísticas bastante claras: (a) un carácter fluido; (b) nosotros cumplimos ese anhelo” (citado en Luna,
una institucionalidad en plena elaboración; (c) una 1991:411), agregando que: “Todo empezó con el
marcada heterogeneidad en cuanto a la extracción, primer obsequio que le hizo a Perón un sindicato: lo si-
las ideologías, los intereses y los objetivos de sus in- guieron otros y otros. Nadie quería ser menos. ¿Cómo
tegrantes; (d) las posiciones relativas de sus miem- hace usted para detener esa avalancha de homenajes?”
bros se encontraban articuladas en función de la (citado en Luna, 1991:599).35
posición central e indisputable de un líder (Juan Y, en efecto, no sólo la mentada avalancha no
Domingo Perón) que concentraba la adhesión de podía ser detenida sino que tampoco podía serlo la
los electores, ocupaba la cúspide del Estado argenti- difusión entre los peronistas del concepto/valor
no y sistemáticamente privaba a los demás actores moral de la lealtad, la cual se producía irremediable-
de sus bases de poder independientes; y (e) incluía a mente de la mano de la propia lógica inherente a la
un personaje (Eva Perón) capaz de mediar en las re- concepción de la política basada en el mismo. Así,
laciones entre el líder y los restantes actores y que entre 1946 y 1955 es posible identificar dos vías a
llegó a estar dotado de su propia base de apoyo en- través de la cuales se produjo la difusión y legitima-
tre el electorado. ción iniciales del concepto de lealtad: una, la más
Parece lógico que en estas condiciones las evidente y de carácter más general, fue la propa-
concepciones de Juan Perón acerca de la política ganda política oficialista, que tuvo a la lealtad como
tendieran a ser asimiladas por los restantes ac- lenguaje y como uno de sus contenidos centrales; la
tores del campo y se tornaran en los funda- otra, menos visible y más significativa, fue el em-
mentos conceptuales y el lenguaje mismo de su pleo cotidiano de la lealtad como parámetro y como
actividad política. En efecto, si en opinión de recurso de la acción política de los peronistas, el cual
Perón la lealtad era un prerrequisito de la conduc- fue ‘descendiendo’ desde la cúpula del gobierno y el
ción política y de la solidaridad entre compañeros, Movimiento hacia los niveles inferiores de la admi-
en las condiciones en que se movía la cúpula pe- nistración, los partidos peronistas y las organiza-
ronista entre 1944 y 1955 (y muy especialmente ciones sindicales y de ayuda social vinculadas al
durante los primeros cuatro o cinco años de ese primer peronismo. El resultado final sería la transfor-
período) resultaba inevitable que ella tomara mación de la lealtad en un valor moral compartido
efectivamente ese lugar. Las presiones que ope- por los peronistas en general, pero estas cuestiones
raban sobre los hombres y mujeres del entorno de habrán de ser materia de otros textos.
los Perón para ser o, al menos, parecer tanto o más
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •115

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Notas

1 El presente artículo sintetiza algunos de los resultados del trabajo 8 En términos generales, como ha mostrado Arcomano
desarrollado para mi tesis de Doctorado en Antropología Social (2003:192), “la raigambre militar” del “pensamiento político” de
(Balbi, 2004). Quisiera mencionar aquí el apoyo de diversas institu- Perón es indiscutible. Claramente, al ingresar al complejo mundo de
ciones que hicieron posible mi investigación. En el Brasil, el CNPq la política republicana, Perón apeló a conceptos extraídos de los
me concedió una beca que hizo posibles mis estudios en teóricos militares que antes iluminaran su pensamiento como sol-
ese país y el convenio FINEP / PPGAS / FUJB No dado -Karl Von Clawusewitz, el Barón de Von der Goltz y el mariscal
Ferdinand Foch-, operando sobre los mismos un “trasvasamiento”,
60.00.0216.00 financió parte de mi investigación. En la
esto es, “un proceso de adaptación teórica a través de una rese-
Argentina, fui titular de la Beca Esther Hermitte en Antropo-
mantización” (Arcomano, 2003:12) a efectos de adaptarlos como
logía Social 2001, de la Fundación Antorchas, y durante el
instrumentos para pensar las nuevas situaciones que enfrentaba.
año 2003 he disfrutado del apoyo financiero del Consejo Posiblemente haya sido José Luis Romero (1969) quien por prime-
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Coni- ra vez señaló las notables similitudes que existen entre las concep-
cet). Asimismo, mi trabajo se desarrolló en el marco del pro- ciones políticas y el pensamiento militar de Juan Domingo Perón.
yecto de la Programación UBACyT 2001 - 2003 F 036, titu- Lamentablemente, comenzando con el trabajo de este ilustre histo-
lado “Representaciones sociales y procesos políticos: aná- riador y hasta nuestros días, el análisis de este hecho ha consistido
lisis antropológico de los límites de la política” y dirigido por casi exclusivamente en una serie de ejercicios de denuncia de lo
Mauricio Boivin. Por lo demás, quisiera expresar mi agrade- que el propio Romero denominó la “concepción de Estado Mayor”
cimiento para con Ana Rosato, Laura Ferrero, Beatriz Here- de la política que habría sido propia de Perón, de los presuntos orí-
genes nazis y fascistas de dicha concepción, y de sus consecuen-
dia y los participantes del Seminario Permanente del Centro
cias en cuanto a la ‘militarización’ de la política nacional que para
de Antropología Social del Ides por sus valiosos comenta-
más de un autor habría desembocado en los sangrientos hechos de
rios a diversas versiones anteriores del análisis expuesto en
las décadas de 1960 y 1970. Aunque no se le puede eximir por
estas páginas. completo de esta crítica, cabe mencionar el trabajo de Tulio Halpe-
2 Doctor en Antropología Social (Programa de Pós-graduaçâo em rín Donghi (2004), quien rastrea con inusual sutileza la influencia
Antropologia Social, Museu Nacional - Universidade Federal do Rio que tuviera la “herencia político-ideológica” de la “institución mili-
de Janeiro). Profesor Adjunto del Departamento de Ciencias Antro- tar” sobre las “orientaciones básicas” de la “acción política” de Pe-
pológicas, Facultad de Filosofía y Letras - Universidad de Buenos rón. Sin embargo, este autor entiende equivocadamente que Perón
Aires, e Investigador Asistente del Conicet. no extrajo enseñanza alguna para su acción política de su experien-
3 A lo largo del texto empleo las itálicas para denotar la terminología cia previa como actor de las disputas entabladas al interior del cuer-
empleada por los peronistas; asimismo, me valgo de las comillas po de oficiales del Ejército entre 1943 y 1946 (Halperín Donghi,
dobles para indicar las citas textuales. 2004:30), a pesar de que lo contrario resulta bastante evidente (cf.:
Balbi, 2003). Sin duda, el error de Halperín Donghi es resultado de
4 Encuentro muy adecuada a fines operativos la definición de “va-
su mala comprensión –que remite directamente a la tradición inter-
lor” elaborada por Julian Pitt-Rivers para su propio trabajo etnográ-
pretativa iniciada por Romero– de la forma en que Perón entendía la
fico: “[the values] …are not in my usage purely ethical but in the
actividad política. En efecto, afirma Halperín Donghi (2004:30) que
first place cognitive values, concepts whose ethical content is built
para Perón “el problema central de la política… no es el de persua-
into them and becomes apparent only according to context, a part of
dir a iguales a actuar como a uno le conviene, sino –dicho muy sen-
the ethnography…” (1971:XVIII). Respecto de los valores morales
cillamente– el de hacerse obedecer por los subordinados.” El ca-
y de las condiciones teóricas y metodológicas para su análisis, véa-
rácter falaz de esta interpretación del pensamiento de Perón (que,
se: Balbi (2000).
de hecho, contradice incluso sus declaraciones explícitas al res-
5 El concepto de 'representaciones sociales' remite en este contex- pecto) se hará evidente al lector, según espero, a lo largo de las
to a la obra de Emile Durkheim (cf.: 1951, 1966). próximas páginas.
6 Sobre la concepción de la ‘lealtad’ militar de Perón, véase: Perón, 9 Estos ‘sentidos iniciales’ de la lealtad han sido construidos por mí
J.D. (1974a, 1975). Sobre su concepción de la lealtad, véase: Pe- a partir del análisis de textos, discursos y declaraciones de Juan Pe-
rón, J.D. (1974b, 1998). rón y Eva Perón, así como en base al análisis (basado en fuentes
7 Respecto de los usos políticos del concepto militar de 'lealtad' por documentales) de diversos procesos políticos del período
parte de Perón, véase mi examen de las luchas por el poder produ- 1945-1955. Véase Balbi (2003).
cidas al interior del Ejército entre 1943 y 1946 (cf.: Balbi, 2003). 10 Sobre la conformación y posterior disolución de estos partidos,
así como sobre la compleja institucionalización del posterior Parti-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •117

do Peronista, véanse: Mackinnon (2002), Luna (1991, 1992), Torre mismo ministerio) y el almirante Alberto Teissaire (que sería sena-
(1990), Fayt (1967: Primera Parte, cap. IV) y Gambini (1983: caps. dor nacional, presidente del Consejo Superior del Partido Peronista
I, II y IV). y vicepresidente de la Nación tras la muerte de Quijano en 1953).
11 Los ex miembros de la UCR que más habrían de destacarse en el Véanse: Luna, (1991, 1992) Potash (1986a, 1986b), Mercante
marco del peronismo fueron: Hortensio Quijano (quien fue vicepre- (1995) y Lucero (1959).
sidente de la Nación); Armando Antille, Diego Molinari y Miguel Tan- 16 El modesto Partido Independiente –integrado por dirigentes con-
co (que fueron senadores nacionales); John William Cooke, Rodol- servadores de escasa monta, nacionalistas y militares retirados–
fo Decker, Eduardo Colom, Oscar Albrieu y Raúl Bustos Fierro brindó su apoyo a Perón. Entre sus integrantes se encontraban varios
(quienes fueron diputados nacionales). Estos hombres formaron hombres que ocuparían posiciones importantes durante el período
parte del núcleo de dirigentes radicales que formaron la UCR-Junta 1946-1955: tales los casos de los diputados nacionales Héctor J.
Renovadora. Para un relato de la formación de este partido y una Cámpora (que llegaría a ser presidente de la cámara baja), Luis Visca
nómina de sus dirigentes, véase: Luna (1992). Véase asimismo y Edmundo Sustaita Seeber. Véase: Gambini (1983: cap. IV).
Mackinnon (2002) en lo tocante a la historia de la formación y pos- 17 La figura más destacada en este sentido es, claro está, la de Ma-
terior disolución de la UCR-JR. Acerca de las relaciones entre los ría Eva Duarte de Perón. También es preciso contar al hermano de
radicales renovadores y el coronel Perón, véase también Potash ésta, Juan Duarte (que fue secretario privado de Perón), al odontó-
(1986a: cap. IX). logo Ricardo Guardo (que presidió la Cámara de Diputados de la Na-
12 Entre los hombres de extracción sindical que apoyaron inicial- ción entre 1946 y 1948), a Ramón Antonio Cereijo (primer ministro
mente a Perón en 1945 destacan: Luis Gay (del sindicato telefónico), de Hacienda de Perón), a Raúl Apold (periodista que fue nombrado
Cipriano Reyes (del gremio frigorífico), Angel Borlenghi (de extrac- como secretario de Prensa y Difusión), al padre Hernán Benítez
ción socialista, secretario general de la Confederación de Emplea- (confesor de Eva Perón), al doctor Oscar Ivanissevich (que entre
dos de Comercio), Silverio Pontieri (que era secretario general de la 1946 y 1950 fue sucesivamente interventor de la Universidad de
Confederación General del Trabajo), y el abogado sindical de origen Buenos Aires, embajador en los EEUU, secretario de Educación y
socialista Juan Atilio Bramuglia. Todos estos hombres participaron ministro de esa misma área), y al doctor Armando Méndez de San
del proceso de formación del Partido Laborista pero sus caminos Martín (estrechamente vinculado a Eva Perón, quien entre 1946 y
posteriores fueron diversos. Tanto Gay como Reyes se enfrentaron 1950 detentó cargos en el área de la asistencia social y fue desde
tempranamente con Perón. Entre tanto, Pontieri fue diputado nacio- 1950 ministro de Educación), entre otros. Véanse: Luna (1985,
nal, Borlenghi se desempeñó como ministro del Interior (entre 1946 y 1991, 1992), Page (1984a, 1984b), Gambini (1983), Plotkin
1955) y Bramuglia lo hizo como ministro de Relaciones Exteriores y (1994).
Culto (entre 1946 y 1949). Luna (1992:451 y 452) presenta una nó- 18 Las próximas cuatro citas han sido extraídas de Conducción Po-
mina completa de los dirigentes del PL. Sobre la formación y poste- lítica (Perón, J.D., 1998), libro que compila las clases que Perón
rior disolución de este partido véanse Mackinnon (2002), Torre dictó durante 1951 en la Escuela Superior Peronista, institución de-
(1990), Luna (1991, 1992) y Fayt (1967: Primera Parte, cap. IV). dicada a la formación de dirigentes para su partido. En todos los ca-
13 Respecto de las relaciones de los nacionalistas con Perón y el sos omito los subtítulos que han sido intercalados en el texto de las
peronismo, véase especialmente el trabajo de Buchrucker (1987); clases de Perón por los editores a razón de dos o tres por página y
véase también Luna (1991, 1992). que, por lo demás, varían según la edición que se consulte.
14 La Fuerza Orientadora Radical de la Joven Argentina, o FORJA 19 Sobre disciplina y obediencia véase también: Perón, J.D.
fue inicialmente una línea interna de la UCR formada en junio de (1998:253 a 258).
1935 pero en 1940 se separó de la UCR. Durante los gobiernos mili- 20 Eva Perón destaca la importancia de la lealtad y extrae de ello
tares de Ramírez y Farrell algunos de sus miembros se fueron apro- una conclusión similar: “Hay dos clases distintas de lealtad: una
ximando a Perón, iniciando un proceso que culminó con la decisión hacia arriba y la otra hacia abajo. Debemos ser leales con nuestra
de disolver la agrupación. Entre las figuras provenientes de FORJA masa tanto como con nuestros dirigentes. La lealtad para con la
que colaboraron con Perón cabe destacar a Arturo Jauretche (quien masa engendra lealtad para con el dirigente que la practica. La
presidió el Banco de la Provincia de Buenos Aires), Darío Alessan- combinación de las dos clases de lealtad en el peronismo produci-
dro (director del mismo banco), Héctor Maya (gobernador de la rá un deseo colectivo para alcanzar el objetivo común. Si la lealtad
provincia de Entre Ríos), Juan Alvarado (gobernador de la provincia no es mutua, degenerará en deslealtad o indiferencia” (Perón, E.,
de San Juan) e Hipólito Paz (ministro de Relaciones Exteriores). 1996b:LI y LIII).
Véase Luna (1992:452) por una nómina de funcionarios peronistas
21 Aún hoy los dirigentes peronistas suelen valerse del contrapun-
de origen forjista.
to Braden-Perón en sus discursos. Sobre el papel de Braden en los
15 El colaborador militar más cercano a Perón fue el coronel Do- hechos de 1945-1946, véanse: Luna (1992), Page (1984a) y Po-
mingo Mercante, cuya trayectoria examinaremos más adelante. tash (1986a).
Además de él, entre los militares que colaboraron con Perón desta-
22 Respecto de la caída de Luis Gay y el proceso de cooptación de
can el general Juan Pistarini (quien sería ministro de Obras Públicas
la CGT por parte del gobierno de Perón, véanse: Torre (1990), Luna
de su primer gobierno), el general José Humberto Sosa Molina (an-
(1991), Godio (1990), Gambini (1983: cap. III) y Page (1984a: cap.
tiguo amigo personal de Perón y su primer Ministro de Guerra), el
20).
entonces coronel Franklin Lucero (quien fuera su asistente personal
en el Ministerio de Ejército antes de octubre de 1945 y posterior- 23 La fuente a este respecto es un relato del diputado nacional
mente, ya ostentando el grado de general, sirvió a Perón al frente del Eduardo Colom citado por Page (1984a:241) y por Luna (1991:342
y ss.). En ocasión del proceso de reforma de la Constitución Nacio-
118 Lealtad y concepciones de política en el peronismo

nal desarrollado durante 1949, Perón aseguró a un grupo de con- ofrece un extenso perfil de Bramuglia y un análisis de su desempe-
vencionales constituyentes encabezado por Mercante –quien presi- ño como ministro y de su caída. La práctica de prohibir a la prensa
día la Convención– que no quería que se reformara el artículo 77 de peronista toda mención de los funcionarios que Eva Perón preten-
la Constitución para autorizar la reelección presidencial. Estos hom- día desplazar no sólo fue aplicada a Bramuglia y a Mercante sino
bres habrían tomado las afirmaciones del Presidente como una or- que otros personajes clave del primer peronismo sufrieron igual
den pero Colom asegura que Eva Perón le dijo que su marido espe- destino: tales los casos, entre otros, de Ramón Carrillo (que fue se-
raba que Mercante y los restantes convencionales rechazaran su cretario de Salud Pública en el primer gabinete de Perón) y de Oscar
negativa a aceptar la reelección. Siempre según Colom, Eva Perón Ivanissevich (que ocupó diversos cargos y al momento de su defe-
le habría contado que el Presidente no pudo dormir esa noche y que nestración era ministro de Educación). A este respecto, véanse:
acusaba a Mercante de estar trabajando para ser su sucesor. Plotkin (1984) y Mercante (1995).
Entonces, ella se habría comunicado con otros convencionales 29 Los dichos de Eva Perón fueron relatados a Page por su destina-
para dar la orden de que se presentara un proyecto de enmienda al tario, el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Ricardo
artículo 77 (eventualmente, el artículo fue modificado y se determi- Guardo. No puedo sino notar al pasar que Page se las ha arreglado
nó que el presidente y el vicepresidente ejercieran sus cargos por en este pasaje para tratar con sutil desprecio tanto a los Perón
seis años y pudieran ser reelectos). El hijo del gobernador bonae- como a sus colaboradores.
rense (Mercante, 1995:122 y 123) ofrece una versión diferente. Se-
30 La lectura de la excelente biografía de Eva Perón escrita por
gún este relato, Mercante se habría mostrado prescindente respec-
Marysa Navarro no deja dudas en cuanto a la absoluta devoción que
to de todo el asunto y Perón le habría dicho que quería que él lo
ella profesaba a su marido ni en lo tocante a la forma en que Evita
sucediera en 1952 para luego, de ser posible, retornar al gobierno
concebía su propio papel político estrictamente en términos de leal-
en 1958. Más tarde, sin embargo, en el curso de una reunión con
tad hacia él y hacia el pueblo (cf.: Navarro, 1981: caps. XIV y XV es-
varios convencionales Eva Perón le habría asegurado a Mercante
pecialmente). El juicio de Luna (1991:441) al respecto es similar a
que su marido aceptaba la reelección; luego de esto, el gobernador
los de Navarro y Page. Véase, asimismo, la notable carta escrita por
habría regresado a su despacho, relatando lo ocurrido a su hijo y al-
la propia Eva Perón a su marido, redactada a bordo del avión que la
gunos diputados. Ante la pregunta de uno de éstos -“¿Y usted, co-
llevaba a Europa al iniciar su gira de 1947 (en Luna, 1991:446).
ronel, qué va a hacer?”-, Mercante habría repuesto: “Lo que he he-
cho toda mi vida con respecto al General”. 31 Respecto de la historia de la prensa peronista, véanse: Sirven
(1984), Plotkin (1994: Apéndice I) y Page (1984a: cap. 24).
24 El hijo del gobernador (Mercante, 1995:140 1 142) afirma que
un testigo presencial le contó que la orden fue impartida por Eva Pe- 32 Por una reseña de los homenajes legislativos brindados a Eva
rón en persona. Según su relato, Angel Miel Asquía le contó en Perón antes y después de su deceso, véase: Navarro (1981: cap.
1962 que Eva Perón lo llamó por teléfono a las dos de la mañana de XIII).
un día de mayo de 1950 y le ordenó dirigirse a la residencia presi- 33 La CGT aprobó en el mes de agosto de ese año una resolución
dencial. Una vez allí, ella lo recibió en su dormitorio junto con el se- formal solicitando que la fórmula peronista fuera Perón - Perón; lue-
cretario de Prensa y Difusión, Raúl Apold. Según este relato, Eva go declaró una huelga general para el día 22 del mismo mes y con-
Perón ordenó a Apold que los medios de prensa no mencionaran a vocó para ese día un cabildo abierto en el cual sus máximas autori-
Mercante y a Miel Asquía -que por entonces presidía el bloque de dades solicitaron a Evita que aceptara la candidatura. José Espejo,
diputados del peronismo- que corriera la voz al respecto en el Con- secretario general de la central sindical había abierto el acto recla-
greso, asegurando que ella haría otro tanto en el Poder Ejecutivo. De mando ante Perón la presencia de Evita en términos más que obse-
acuerdo con Miel Asquía, Eva Perón afirmaba que Mercante quería quiosos: “…notamos la ausencia de su esposa, Eva Perón, la que
ser presidente y pretendía que ni siquiera se volvieran a ver fotos no tiene igual en el mundo, en la historia, en el amor y veneración
suyas en ningún despacho oficial. del pueblo argentino” (citado en Page, 1984a:288). Una vez llegada
25 Cf.: Page (1984a: cap. 24). Eva Perón, Espejo leyó el documento en que la CGT solicitaba su
candidatura. Se produjo entonces un dramático diálogo entre ella
26 Respecto del ascenso y caída de Mercante, véanse: Mercante
-ya gravemente enferma y carente de un aval claro de Perón para
(1995), Page (1984a, 1984b), Luna (1985: Tercera Parte, cap. V;
aceptar la oferta- y la multitud que le pedía que fuera candidata. El
también: 1991, 1992), Mackinnon (2002) y Aelo (2004). Sobre su
acto finalizó sin una respuesta pública de Eva Perón, misma que
colaboración con Perón en los años del gobierno militar, véase tam-
sólo se produjo el día 31 de agosto -en forma de un mensaje radial-
bién Potash (1986a, 1986b).
y fue negativa. El peronismo conmemora esta fecha bajo la deno-
27 Véase un elocuente ejemplo en este sentido en: Cafiero (2002:56 minación de el Día del Renunciamiento. Respecto de la frustrada
y ss.). candidatura de Evita y de su renunciamiento, véanse: Page (1984a:
28 Según el hijo de Mercante, Evita ordenó personalmente a Raúl cap. 27), Godio (1990: cap. 12) y Navarro (1981: cap. XII).
Apold que la prensa oficialista omitiera toda mención de la persona 34 Entre las más destacadas contribuciones en tal sentido cabe
de Bramuglia. Esto habría ocurrido al día siguiente de un almuerzo mencionar los recientes trabajos de Mackinnon (2002), Macor y
en el que Mercante hijo estuvo presente, ocasión en que Eva Perón Tcach (2003) y Aelo (2004).
había advertido a su marido que Bramuglia era “renuente a seguir la
35 Luna (1991:407 y ss.) y Page (1984a, 1984b) ofrecen puntos
política trazada por el Presidente”; a esto, Perón habría respondido
de vista diferentes y una información considerable respecto de la
“Bueno, flaca, no te pongas así… es un buen hombre, y no te olvi-
cuestión de la ‘obsecuencia’, el ‘servilismo’ o la ‘lealtad’.
des que lo necesitamos…”, agregando tras una pausa que “lo que
pasa es que no te quiere…” (Mercante, 1995:136). Rens (1998)
Etnografía y política.
El caso de los Mbya-Guaraní
del Cuña Pirú, Misiones, Argentina 1

Liliana Tamagno2; Stella Maris García3; BernardaZubrzycki4;


Ana Cristina Ottenheimer5; Verónica Solari Paz6

Resumen
El objetivo de este trabajo es, por un lado, describir nuestro accionar como Cátedra de Antropología Sociocultural I de la Fa-
cultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata y como Laboratorio de Investigaciones en
Antropología Social LIAS, de la misma institución, en el caso de los Mbya-Guaraní que habitan tierras de propiedad de la
UNLP; por el otro, legitimar y fundamentar tanto dicho accionar como el análisis de este caso tan particular, en función de
conceptualizaciones que fueron trabajadas y revisadas desde nuestra trayectoria docente y desde una tarea de investigación
cuyo objetivo es analizar y comprender la dinámica de lo que se denomina “identidad étnica” e “interculturalidad” y las políti-
cas indigenistas en general y las políticas de tierras en particular. Esto se hace para nosotros imprescindible en momentos en
que el reclamo de las tierras por los indígenas toma tenor de denuncia pública, expresando que las promesas que recibieran
hasta el momento y que tuvieran su punto culminante en la reunión con el Rector de la UNLP mantenida en el 2001 no se
han cumplido.
Palabras clave: reclamo de tierras, conceptualización, Mbyá-Guaraní, identidad étnica.

Abstract
The aim of this paper is, on the one hand, to describe the action of our chair on Social and Cultural Anthropology 1 at the Fa-
culty of Natural Sciences and Museum of La Plata National University and of the Laboratory of Research in Social Anthropo-
logy, in regard of the Mbyá-Guaraní that live in lands which are the property of the UNLP. On the other hand, our aim is to try
to legitimate and based this action on conceptualizations that have been worked and reviewed during our work as teachers
and as researchers. We intended to analyze and understand the dynamics of what is known as “ethnic identity” and “inter-
culturality” and also to analyze and understand the indigenous policies in general and the land policies in particular. This ap-
pears to be necessary in a moment in which the indigenous claim for this land has been transformed in a public case and
when it has been expressed that the promises made by the dean of the University of La Plata in 2001 have not been carried
out.
Key words: land claim, conceptualization, Mbyá-Guaraní, ethnic identityIntroducción

Introducción bieran hasta el momento y que tuvieran su punto


culminante en la reunión con el Rector de la UNLP
El objetivo de este trabajo es describir nuestro accio- mantenida en el 2001, no se han cumplido. La vi-
nar como Cátedra de Antropología Sociocultural I de sita que autoridades de la UNLP y miembros de la
la Carrera de Antropología de la Facultad de Ciencias comisión “ad-hoc” realizaran en diciembre del
Naturales y Museo y como Laboratorio de Investiga- 2003 tampoco ha producido avances significativos
ciones en Antropología Social LIAS, de la misma ins- en la resolución de este caso.
titución, en relación al caso de los Mbya-Guaraní que Nuestro accionar como cátedra comenzó en
habitan tierras que en 1992 fueran donadas en propie- 1995, cuando fuimos convocados para participar de
dad a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) un viaje de prospección interdisciplinario, a la pro-
por la Empresa Celulosa Argentina. vincia de Misiones, planificado por nuestra fa-
Esto se hace para nosotros imprescindible en cultad. En ese momento y en función de la nece-
momentos en que el reclamo de los indígenas sobre sidad de realizar un diagnóstico sociocultural del
la propiedad de la tierra toma tenor de denuncia predio, trabajamos desde una perspectiva de inves-
pública, expresando que las promesas que reci- tigación antropológica interesada, no sólo en lo que

•119•
120• Etnografía y política

hoy denominamos diálogo con la academia sino tam- siones por parte de la sociedad guaraní en sus
bién en lo que denominamos un diálogo con el cam- distintas variantes étnicas contemporáneas; pero sí
po, en el sentido de tener en cuenta los planteos, las señalar que
preocupaciones, los intereses y los saberes de la
gente con la que nos proponemos producir conoci- “el proceso de poblamiento guaraní en la región se
miento conjuntamente (Tamagno 2001; Tamagno inicia a fines del siglo XIX, y recibe un nuevo flujo
y otros 2002). Así fue que al llegar al predio, inter- inmigratorio importante hacia la segunda década
pretamos como prioritaria una de las primeras cues- del siglo XX. Todos ellos procedentes de la región
tiones que la gente Mbya-Guaraní puso en evi- oriental del Paraguay , en especial de la centro
dencia y que fue su preocupación por el tratamiento oriental y de la llamada del Guayrá, al norte del ve-
del reclamo sobre el usufructo y propiedad de la cino país. Esta ocupación, vendrá a sustituir a la
tierra, realizado ante la UNLP. población Kaingang, perteneciente a la macro-fa-
Tanto los avances de investigación como los milia lingüística Ge, que migrara por razones no
ajustes conceptuales realizados en torno a la tarea precisables hacia el Brasil. En el presente la pobla-
docente, nos permitieron seleccionar un conjunto ción más importante de Misiones, corresponde al
de herramientas teóricas propias del campo de las grupo Mbyá-Guaraní, hallándose pocas familias de
ciencias sociales en general y de la antropología en los grupos Avá-Guaraní y Pái Tavyterá.” (Se-
particular, para abordar dicha tarea. En este sentido ró-Kowalski, 1992: 227)
es que interpretamos a las comunidades a las que
contactamos como parte de un pueblo, como parte Sólo mencionaremos que lo grupos Mbya, A-
de una etnía portadora de una historia y relacio- va-Guaraní y Pai Tavytera son integrantes del Pue-
nada con el medio ambiente en función de prác- blo Guaraní, que continúan practicando una agri-
ticas y representaciones pautadas desde patrones de cultura de roza, caza y pesca, y han arribado desde el
organización sociocultural producidos y reprodu- planalto amazónico de Sudamérica, presentando
cidos en el contexto de esa historia, enmarcada a su especificidades culturales y sociohistóricos.
vez en la historia de la sociedad de la que forman
parte. Las interpretamos también como gestoras de
procesos complejos de aceptación/rechazo (Tamag- La intervención de la UNLP
no 1991) de las imposiciones del blanco, produ- y sus facultades en el Cuña Pirú:
cidas en la articulación dialéctica con los contextos breve recorrido histórico
socioeconómicos y jurídicopolíticos locales, regio-
nales y/o globales. Conceptualizaciones éstas, que El predio, de 6144 hectáreas de extensión, que ac-
nos permitieron entender como legítima la convic- tualmente pertenece a la UNLP, pertenecía previa-
ción que los guía como pueblo y los motiva a plan- mente a la empresa Celulosa Argentina que, en
tear el derecho a permanecer allí y reproducir su 1992, hace efectiva una cesión de tierras a la UNLP
existencia en función del monte. en forma de donación.
A continuación presentaremos algunos datos En Noviembre de ese mismo año se realiza un
respecto de la relación entre la UNLP y las comuni- primer viaje al predio a cargo del personal del Area
dades de Cuña Pirú, y respecto de nuestro accionar de Ordenación Forestal, Departamento de Silvicul-
como cátedra para luego presentar a modo de con- tura de la Facultad de Ciencias Agrarias y Fores-
clusión, nuestro parecer respecto de cómo debería tales, cuyo objetivo era
encararse la resolución del conflicto que, para no-
sotros es una tarea insoslayable de la actual gestión “…ofrecer un panorama de situación abarcan-
universitaria. do distintos aspectos, como así también, las líneas de
acción futuras que sería posible desarrollar.” (In-
forme Predio propiedad de la UNLP. Area de
¿Quiénes son los Mbya? Ordenación Forestal, Departamento de Silvi-
cultura de la Facultad de Ciencias Agrarias y
No es objetivo de este trabajo realizar un análisis Forestales, 1992.)
de los procesos de ocupación del territorio de Mi-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •121

En este informe se señalan como características vestigación y/o becarios que definieron temas vin-
del predio la realización de prácticas agrícolas, la culados al área geográfica.7
presencia de viviendas precarias y de asentamientos El 29 de agosto de 2001 visita la UNLP una dele-
de carácter no permanente. Se concluye que de no gación con representantes de las comunidades
existir una presencia activa de la universidad en la Kaaguy Potí y Yvy Pytá; son recibidos por el presi-
propiedad se incrementaría el nivel de intrusión, lo dente de la UNLP, quien confirma
que debería ser controlado para evitar situaciones
de conflicto. “la entrega después de reunirse con tres caciques de
En Agosto de 1994 la Asociación de Comuni- las comunidades que residen en las más de 6.000
dades del Pueblo Guaraní, el Obispo de Posadas y el has y componen el valle del arroyo del Cuña Pirú
Ministerio de Gobierno de la Provincia de Misiones (…) tras comprometerse a iniciar los pasos legales
elevan sendas notas a la Presidencia de la UNLP in- necesarios para completar la transferencia de la
formando sobre la presencia de comunidades gua- propiedad a los aborígenes que hace 150 años resi-
raníes en el predio y sobre la implementación de den en una porción de ese territorio” (Diario El
programas de viviendas dependientes de instancias Día, pág. 16, jueves 30 de Agosto de 2001).
nacionales, solicitando formalmente la cesión/en-
trega/donación de la tierra a las comunidades. Cabe Esta visita da lugar a una presentación (Expe-
aquí señalar que la nota firmada por las comuni- diente Administrativo 100.52796/01) que reclama,
dades reclama “toda la tierra posible” en tanto en la además de los derechos sobre la tierra, el derecho a
nota del Obispo y del Ministerio se solicitan las 500 participar en la resolución del conflicto.
has. requeridas para la implementación del Plan de En mayo del 2003 y ante la falta de hechos que
Viviendas. indiquen la voluntad de resolución del tema, los
En 1995 el Consejo Académico de la Facultad representantes de las comunidades regresan a La
de Ciencias Naturales y Museo aprueba un pro- Plata con intención de reunirse nuevamente con
yecto de exploración del predio, presentado por la el presidente de la UNLP en busca de respuestas
Comisión de Medio Ambiente del Centro de Estu- concretas a su reclamo ya convertido en exigencia.
diantes. Se organiza un segundo viaje al sitio, con Si bien no logran entrevistarse con el presidente,
personal de nuestra casa en Octubre de ese mismo lo hacen con autoridades de la UNLP, elaborán-
año. En esa oportunidad fuimos convocados como dose
cátedra para participar del relevamiento que tuvo
como objetivo realizar un informe general interdis- “un documento en el que se establece la creación de
ciplinario. Como antropólogos expusimos sobre la una comisión para tratar las condiciones en que se-
concepción que los Mbya tienen del monte, sobre rán devueltas las 6.000has. de la reserva misionera
los derechos que les asisten y sobre nuestras con- a los aborígenes” (Boletín Informativo Nº2 Equipo
cepciones respecto del trabajo antropológico, ba- Nacional de la Pastoral Aborigen (católica) 2003;
sado en nuestra experiencia de investigación, do- Diario El Día, 9 de mayo de 2003)
cencia y extensión universitaria y valorando los sa-
beres indígenas por lo mucho que la ciencia tiene Dicha comisión sería la encargada de repre-
para aprender de ellos. sentar a la UNLP para evaluar con los solicitantes
En Octubre de 1996, se organiza un tercer viaje, de la petición las posibles alternativas conducentes
en el que variaron, tanto las cátedras como la cons- a resolver el asunto planteado (ENDEPA doc. ci-
titución de los equipos de trabajo que lo planifi- tado), quedando integrada por miembros de la Co-
caron y realizaron y en el cual no tuvimos participa- misión de Planeamiento de la UNLP, los decanos
ción alguna. Esta variación en la constitución de los de las Facultad de Ciencias Naturales y Museo y de
equipos de trabajo y de la participación de otras cá- la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, el di-
tedras de Antropología derivó en la puesta en ac- rector de Administración de Bienes productivos de
ción de abordajes teórico metodológicos diferentes la UNLP, el director de Tierras de la Provincia de
en relación al viaje de 1995. En los viajes realizados Misiones y miembros de la Comisión Organizadora
con posterioridad a 1996 se redujo la cantidad de de la Reserva del Valle del Cuña Pirú; comisión
participantes, actuando sólo algunos equipos de in- esta última integrada por los directores de pro-
122• Etnografía y política

yectos con interés en la zona. Cabe aclarar que de campo, visitando a los diferentes grupos domés-
ningún representante indígena integra dicha comi- ticos, en tanto señalamos nuestra firme voluntad de
sión. expresar en el informe a realizar, todas aquellas cues-
La comisión mencionada en último término, tiones que ellos propusieran como prioritarias.
propone la realización de una Mesa de Diálogo a El modo en que planteamos la relación a partir
realizarse en el predio propiedad de la UNLP, en la de los primeros contactos nos “ abrió el paso” y fi-
provincia de Misiones con los representantes de las nalmente logramos “puesta a prueba de por medio”8
comunidades, en diciembre de 2003. El presidente que nos acompañaran y guiaran, divididos en dos
de la UNLP lleva a la discusión en dicha reunión grupos, en una recorrida por el monte. Durante la
una propuesta de zonificación del predio elaborada misma se efectuó un intercambio de conocimiento
por la comisión. La propuesta no fue ni siquiera dis- respecto a las formas de nominación, usos y posibili-
cutida por los representantes de las comunidades dades de empleo de la variedad de animales y
indígenas, quienes expresaron no estar dispuestos a plantas que encontrábamos en el trayecto. Quienes
aceptar ninguna propuesta que no implique entrega nos guiaban comentaron sobre las alternativas de la
de las tierras en propiedad. reciente concreción de un plan de viviendas9; sobre
la acción desinteresada que por varios años llevó a
cabo, desde la escuela, la maestra y religiosa Marga-
Nuestra participación como Cátedra rita Silveira Rodríguez10 –Congregación de Reli-
de Antropología Sociocultural I de la giosas de Nuestra Madre de la Misericordia, Aristó-
Facultad de Ciencias Naturales y bulo del Valle, Dpto Cainguás–; sobre los desen-
Museo- UNLP cuentros con otros maestros; sobre las dificultades
para realizar una justa y ventajosa comercialización
Cuando planificamos, en 1995, la primera visita de sus artesanías; sobre los obstáculos que se les pre-
que como cátedra del Area de Antropología reali- sentan a los jóvenes ante su voluntad de estudiar y
zaríamos al predio y en función del sólo conoci- sobre todo de acceder a trabajos bien remunerados;
miento del Informe de 1992, supusimos que los in- sobre la relación con otras parcialidades guaraníes
trusos, a los que se hacía mención en el citado de la provincia que tampoco son dueños de las tie-
informe podrían ser campesinos con viviendas tran- rras que hace décadas habitan; sobre el entorpeci-
sitorias, cazadores o extractores furtivos de madera. miento burocrático para lograr leyes provinciales
Sin embargo nuestro asombro fue importante cuan- favorables a sus reclamos ancestrales.11
do encontramos en el área pobladores pertenecien- Los Mbya-Guaraní nos relataron con suma cla-
tes al pueblo guaraní, de la parcialidad Mbya-Gua- ridad que se encuentran instalados en el valle del
raní. Ante esta situación tomamos contacto con Cuña Pirú y otros sitios de la actual provincia de
colegas antropólogos de la Universidad de Misiones Misiones desde fines del siglo XIX y comienzos del
y diseñamos una estrategia de interacción que nos siglo XX, porque:
permitiera presentar a la gente Mbya, con claridad y
franqueza, los objetivos de nuestro arribo a la zona. “[…] las comunidades se hallan donde hay monte,
En primer término fuimos cuidadosos de observar nosotros nos hallamos donde hay monte, fruta,
y adecuarnos a los tiempos necesarios para lograr en- miel, tacuara, porque son pocos los montes que tie-
trevistar a cada uno de los líderes de las parciali- nen todavía eso. Entonces esto es bueno […] Hay
dades, a quienes les relatamos que nuestro objetivo palo, algunos que dan remedios y es muy útil para
general era el de recoger información sobre las carac- nosotros porque nosotros no podemos , no tenemos
terísticas del lugar y la situación de los pobladores de los recursos, la posibilidad o muchas veces no están
las 6.000 has. En segundo término pusimos a nues- los remedios de los blancos para poder comprar, no
tros interlocutores en conocimiento del lugar que, tenemos plata, entonces tenemos que buscarlo en
como docentes-investigadores, ocupábamos en el los montes”.
organigrama de la UNLP, a los efectos de dejar en
claro nuestra ubicación en la estructura de poder y Uno de los caciques entrevistados insistió en
en la estructura de toma de decisiones. Luego solici- afirmar que si los Mbya se fueran o desaparecieran,
tamos su permiso para realizar nuestra prospección también el monte desaparecería. Afirmación que
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •123

fácilmente se corrobora si se realiza un análisis his- UNLP, propietaria del sector de monte habitada
tórico de las transformaciones del espacio provin- por los aborígenes. En dicho trabajo queda explici-
cial misionero en relación al avance “civilizatorio” tada la concepción del espacio que guía tanto los
que se produjo a partir de la federalización del terri- planteos y acciones de la UNLP, como los planteos
torio y del asentamiento de sucesivas oleadas de co- y acciones de los grupos que habitan el monte.
lonos extranjeros, así como de la posterior creación Planteos y acciones que se evidencian en franca
de la Provincia de Misiones, procesos que gene- contradicción, dado que para unos se trata de un
raron el desplazamiento de los grupos Mbya-Gua- espacio geográfico factible de apropiación privada
raní arrinconándolos en sectores agrestes, desnive- con utilidad para cumplir funciones institucionales
lados y con difíciles accesos, como por ejemplo el (docencia, investigación, experimentación, exten-
valle del río Cuña Pirú. Seró y Kowalski (1992:230) sión) y para los otros es un espacio comunitario
lo plantean cuando afirman que: Mbya que implica la realización plena del “ser gua-
raní” como pueblo. Esta contradicción conforma la
“Estos asentamientos, no representan la mayo- base y fundamentación del conflicto y no es ajena a
ría, pero su importancia sociopolítica y cultural resi- las tensiones presentes en la conformación del es-
de en que son visualizados por el resto de los guara- tado-nación.
níes como el espacio donde aún se reproduce el En el mismo Congreso Argentino de Antropo-
Mbyá rekó, es decir, el verdadero modo de ser logía Social, en el Panel “Indígenas y Políticas So-
Mbyá. Esto es así, pues todavía puede definírselos ciales. Presencias y reclamos”12 conformado por re-
como auténticos tekoá por cuanto reunen –en cierta presentantes indígenas vinculados con algunos de
medida– las características del complejo casa-cha- los proyectos de investigación antropológica en
cra-montes tradicionales y los otros aspectos cultu- marcha, quedó claramente explicitada la exigencia
rales” frente a la propiedad de la tierra. Exigencia necesaria
e imprescindible para que los pueblos indígenas
Los guaraníes afirman que son un pueblo e in- puedan desarrollar sus existencia en los términos que
sisten: dictan sus valores y su comprensión de la vida, la
muerte, la cosmovisión, las relaciones entre los hom-
“…siempre a nosotros también se tiene que re- bres y las concepciones sobre el tiempo y el espacio.13
conocer como “pueblo”, y no es porque vamos a te- En el mismo participaron indígenas tobas de Resis-
ner un pueblo mismo, pero si se tiene que reconocer tencia, Rosario y La Plata, un representante aymara
como un Pueblo Guaraní” (Declaraciones de Vi- y un representante del pueblo Mbya-Guaraní que vi-
cente Acosta en Seró y Kowalski 1992:255) niera en compañía del Ph D. Oscar Agüero14.
Con Felix Brizuela, representante del pueblo
Afirmación que se interpreta como legítima y Mbya-Guaraní tuvimos la oportunidad de con-
clara considerando los planteos de Bartolomé, M versar y reflexionar sobre las exigencias y reclamos
(1987), Pacheco de Oliveira (1999) y Tamagno de los Mbya que viven en territorio brasileño en re-
(2001) que entienden que estamos en presencia de lación a la propiedad de la tierra. Cuestión que ya
pueblos toda vez que a pesar de las transforma- había sido tratada en la reunión que mantuvié-
ciones no han perdido su identidad y siguen reco- ramos con el Dr. Oscar Agüero y representantes in-
nociéndose en un origen común y manteniendo dígenas en el marco de la visita que realizáramos
una memoria coherente así como regulando su unos meses antes, a la Universidad de Rio Grande
existencia en base a normas guiadas por la tradición do Sul, Porto Alegre, Brasil, en ocasión del Semi-
y en este caso manteniendo la vigencia y el uso de la nario “Povos Indígenas e o Estado”. En dicha reu-
lengua propia. nión nos asombró el grado de reflexión alcanzado
Luego de esa enriquecedora experiencia miem- por los grupos Mbya en sus exigencias; ya que las
bros de nuestra cátedra (García y otros 2000) pre- discusiones entre ellos implican incluso una refle-
sentaron al Congreso Argentino de Antropología xión y un cuestionamiento al concepto de pro-
Social una ponencia donde se examina la proble- piedad privada impuesto por el blanco. Cuestiona-
mática de la tenencia de la tierra, actualizada a miento que ellos realizan desde una particular con-
partir del conflicto entre las parcialidades Mbya y la cepción acerca de la vida, del tiempo y del espacio.
124• Etnografía y política

Así, en tanto algunos grupos aceptan lo que en UNLP, nuestra opinión, tenía escasas posibilidades
Brasil se denomina “laudos antropológicos”15 para de torcer la voluntad política de resolver el reclamos
la demarcación de las tierras que originalmente cediendo la propiedad de la tierra.
ocupaban y posterior reclamo de su propiedad, En el año 2003 durante los prolegómenos de la
otros proponen rechazar esa demarcación. El re- organización de la última visita al predio, fuimos
chazo se funda en que, si bien la entrega de tierras consultados sobre el tema por la autoridades de la
en función de la demarcación, sería una solución en Facultad de Ciencias Naturales y Museo, nuestra
el corto plazo, la misma implica una seria limitación unidad académica, quienes nos reconocen como in-
para el futuro desarrollo de los pueblos indígenas, terlocutores válidos a la hora de definir situaciones
dado que limitar el espacio es limitar su crecimiento vinculadas a las presencias actuales de los pueblos
en un futuro que para ellos se extiende mas allá de indígenas y sus reclamos 17. En diciembre del 2003 y
lo inmediato. en marzo del 2004 tanto las autoridades de nuestra
En el año 2001, en ocasión de la visita de repre- facultad como nosotros, expusimos ante el Presi-
sentantes Mbya-Guaraní a La Plata, a los efectos de dente de la UNLP –en reuniones que convocara en
expresar su reclamo ante las autoridades de la UNLP función del nuevo periodo de elección de autori-
fuimos convocados a una reunión informal y extrao- dades– la necesidad de encarar la resolución del
ficial por los representantes indígenas y –en ese mo- tema de Cuña Pirú atendiendo a las legislaciones na-
mento– el asesor legal de ENDEPA Ricardo cionales e internacionales y teniendo en cuenta los
Althabe. La convocatoria se realizó en conocimiento avances epistemológicos que permiten pensar a los
de nuestro trabajo de investigación y de extensión pueblos indígenas en su dinámica presente y futura
universitaria, y los representantes indígenas expre- como parte constitutiva y significante de la nación.
saron conocer el trabajo realizado como cátedra en
1995 y los cambios posteriores en la relación comu-
nidades/UNLP. Cabe agregar además que con el Dr. Comentarios finales
Althabe compartimos más de un encuentro en el
marco de la dinámica de lo que podemos llamar el Hemos advertido a las actuales autoridades de
campo de expresión de la cuestión indígena en nuestra universidad que como antropólogos sociales,
nuestro país. Dicha reunión se realizó en las instala- imbuidos de los pareceres que aquí expusimos, plan-
ciones de un colegio religioso de nuestra ciudad y tearemos nuestro discenso si las tensiones generadas
tuvo como objetivo saber acerca de la situación uni- en la institución frente al reclamo del pueblo
versitaria en el momento y de nuestro parecer como Mbya-Guaraní, se resuelven en función de intereses
investigadores sobre el reclamo y sobre la posible res- mezquinos y de corto plazo y/o de pretendidos valo-
puesta de la UNLP. Advertimos por un lado que el res universales. Ya que entendemos que dichos valo-
momento no era el mas propicio para que el reclamo res se han gestado a la luz de interpretaciones evolu-
recibiera la atención que a nuestro entender me- cionistas y racistas, desconociendo las cosmovisiones
recía, pues la UNLP estaba transitando una situa- y por lo tanto los saberes y las utopías de los pueblos
ción de conmoción16. Por otro lado reiteramos conquistados. Esta visión no es ingenua, ya que reco-
nuestra posición al respecto, en el sentido de que en- nocemos que, si bien en algún momento, y luego del
tendemos que en función de la legislación nacional e exterminio y la derrota, pudieron predominar postu-
internacional la UNLP debiera ceder la propiedad de ras que parecieran aceptar la supuesta superioridad
la tierra al pueblo Mbya que allí habita. Expresamos del conquistador, hoy existen sobradas situaciones
también que nuestra posición no era totalmente que indican que el bienestar prometido para la hu-
compartida en el contexto de la UNLP y que enten- manidad no se ha concretado, quedando en eviden-
díamos que el gobierno de la universidad no parecía cia que no ha sido mas que una buena justificación
estar dispuesto a generar un espacio de debate pro- para la expansión de lo intereses del capital, guiados
fundo, de esta situación, en términos de dichas legis- por la propiedad privada y el lucro.
laciones. Aclaramos también con el mismo espíritu La definición del hombre como amo y posible
que lo habíamos hecho en la visita al predio en 1995, manipulador de lo que lo rodea lo coloca como cus-
que debido a cómo estaban conformadas en ese mo- todio de la naturaleza en beneficio de la huma-
mento las estructuras de poder y de decisión en la nidad. Desde esta perspectiva el científico puede
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •125

dividir, fragmentar, colocar sentidos arbitrarios a zaciones propias de la etnología y la etnografía que
los objetos, a las relaciones con otros hombres y fe- en este trabajo hemos presentado.
nómenos de la naturaleza, separándose de ella, defi- Finalmente queremos dejar sentado el compro-
niéndose por oposición, y, en este caso se caracte- miso de seguir atentos el tratamiento por parte de la
riza al monte como patrimonio universal. En este UNLP, de la cuestión que aquí nos ocupa. Que-
mismo sentido en la relación social se emplea las ca- damos a disposición como interlocutores, frente a
tegorías de culto-inculto; civilizado-incivilizado todos aquellos que, guiados por el interés de acom-
para clasificar a los “otros” humanos y para ordenar pañar el reclamo de los pueblos indígenas en ge-
las acciones y discursos particulares cubriendo la neral y del pueblo guaraní en particular, quieran
profunda desigualdad que los guía. acercarnos sus pareceres y opiniones, para hacerlas
En este sentido coincidimos con los científicos llegar a las autoridades de nuestra facultad y/o de
que plantean la dialéctica naturaleza/cultura res- nuestra universidad. Entendemos que esta postura
pecto a las ideas universalistas. no es mas que la consecuencia de una trayectoria de
Nuestra experiencia de investigación en la cues- casi 20 años centrada en la necesidad de superar
tión indígena nos dice que el camino hacia la solu- toda postura universalista, mecanicista, dualista y
ción de las tensiones que ha desatado el reclamo de culturalista en pos de construir en objeto de aná-
las tierras que ocupan los Mbya implica no sólo lisis18 las presencias y los reclamos de los pueblos in-
tener en cuenta la legislación nacional e interna- dígenas, superando los obstáculos epistemoló-
cional sobre los derechos indígenas y las particulari- gicos19que impiden visualizarlos. Esta es una cues-
dades de la parte demandante y de la demandada, tión insoslayable a la hora de pensarnos como na-
sino pensar la situación a la luz de las conceptuali- ción y de superar las desigualdades, las tensiones y
las crisis que como sociedad nos aquejan.

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ta. Noviembre de 1995.
126• Etnografía y política

Boletín Informativo Nº2 Equipo Nacional de la Pastoral y Museo. Los Aborígenes reclaman su tierra . Mayo,
Aborigen, 2003. 2003.
Boletín de la Comisión de Derechos Humanos del Cen- Diario El Día, pág. 16, jueves 30 de Agosto de 2001.
tro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias naturales Diario El Día, 9 de mayo de 2003.

Notas

1 Una versión de este trabajo fue presentada en el VII Congreso Ordenamiento Ambiental del Ministerio de Salud y Acción Social de
Argentino de Antropología Social, Villa Giardino, Córdoba, 25 al 28 la Nación.1993.
de mayo de 2004. 10 El trabajo que llevó a cabo por más de 15años la Hna Margarita
2 Dra. en Ciencias Naturales, Investigadora CONICET, Prof. Adjunta en el Kuña Pirú se diferencia de otros proyectos religiosos de dife-
a cargo Antropología Sociocultural I. Laboratorio de Investigaciones rentes credos que se implementaron en la provincia de Misiones
en Antropología Social LIAS, Facultad de Ciencias Naturales y Mu- con objetivos “integracionistas”, evangelizadores, “… pues en nin-
seo – UNLP. Calle 120 y 64, La Plata (1900), Buenos Aires. ltamag- gún momento tuvo pretensiones ‘catequizadoras’ sino más bien de
no@museo.fcnym.unlp.edu.ar. recrear –según las expectativas guaraníes- lo contenidos y crono-
3 Lic. en Antropología, JTP Cátedra Antropología Sociocultural I. gramas de la escuela fundada en la comunidad”(Seró-Kowals-
Laboratorio de Investigaciones en Antropología Social LIAS, Facul- ki,1992:229)
tad de Ciencias Naturales y Museo – UNLP. Calle 120 y 64, La Plata 11 Informe Diagnóstico Interdisciplinario al Honorable Consejo
(1900), Buenos Aires. elita@museo.fcnym.unlp.edu.ar. Académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP,
4 Lic. en Antropología, becaria CONICET, Ayudante Diplomada Cá- mayo de 1996.
tedra Antropología Sociocultural I. Laboratorio de Investigaciones 12 El mismo fue organizado por las Prof. Virginia Ceirano y Liliana
en Antropología Social LIAS, Facultad de Ciencias Naturales y Mu- Tamagno y contó como comentarista al Dr. Joao Pacheco de Olivei-
seo – UNLP. Calle 120 y 64, La Plata (1900), Buenos Aires. ber- ra de la Universidad de Rio de Janeiro, Brasil.
niz@museo.fcnym.unlp.edu.ar. 13 Para un mayor comprensión de este planteo ver Kearney (1975).
5 Lic. en Antropología, Ayudante Diplomada Cátedra Antropología 14 Hoy fallecido y en ese momento Investigador de la Universidad
Sociocultural I. Laboratorio de Investigaciones en Antropología Social de Upsala, Suecia, Profesor del Postgrado en Antropología Social
LIAS, Facultad de Ciencias Naturales y Museo – UNLP. Calle 120 y de la Universidad de Rio Grande do Sul, Brasil y Coordinador del
64, La Plata (1900), Buenos Aires. aottenheimer@mu- Grupo de Investigación sobre Indígenas de la misma institución.
seo.fcnym.unlp.edu.ar.
15 Hemos tenido la oportunidad de conocer este abordaje a través
6 Estudiante avanzada de Antropología, Ayudante Alumna Cátedra de las conversaciones personales y de las lecturas de los trabajos
Antropología Sociocultural I. Laboratorio de Investigaciones en de dos especialistas en el tema, los Dres. Cecilia Helm y Joao Pa-
Antropología Social LIAS, Facultad de Ciencias Naturales y Museo – checo de Oliveira.
UNLP. Calle 120 y 64, La Plata (1900), Buenos Aires.
16 El recorte presupuestario y el rechazo al avance privatizador ge-
7 Cabe señalar que, según información de la Secretaría de Investi- neró paros docentes y toma de facultades.
gación y Transferencia, la Facultad de Ciencias Naturales y Museo
17 En este sentido y en función de la tarea de investigación, exten-
no presenta ningún proyecto de investigación acreditado con desa-
sión y docencia que venimos realizando desde hace casi 20 años,
rrollo específico en la zona.
hemos sido consultados con frecuencia no sólo ante las tensiones
8 Cabe señalar que el día que acordamos salir juntos al monte, institucionales que generaron los reclamos de los restos de los ca-
amanece lloviendo y con el río crecido. Como no disponíamos de ciques Inacayal (1991-1994) y Panquitrus (1999) en particular y
suficiente tiempo de estadía, para posponer la cita, acudimos igual los reclamos de restitución de restos en general, sino en toda situa-
al lugar indicado. Nos comunicaron que debíamos cruzar el río cre- ción que implique una toma de posición respecto de estos temas.
cido pues no había otra manera de acceder al monte. Cuando vieron
18 Cuando hablamos de construcción del objeto de análisis lo ha-
que agotamos, sin éxito, nuestras estrategias para salvar ese obs-
cemos en términos de Bourdieu 1976.
táculo, nos manifestaron que en realidad había un viejo camino por
el que podríamos entrar al monte y cumplir nuestro objetivo. (Notas 20 Cuando hablamos de obstáculos epistemologicos lo hacemos
de campo, octubre de 1995). en términos de Bachelard.

9 Programa Nacional de Vivienda y Mejoramiento Ambiental para


Comunidades Aborígenes “Juan Perón”. Secretaría de Vivienda y
El marketing político y la dinámicade las
facciones partidarias del peronismo
durante una campaña electoral municipal
Germán Soprano1,2

“Sin embargo, el forastero, en razón de su crisis personal, no comparte los supuestos básicos mencionados;
pasa a ser, esencialmente el hombre que debe cuestionar casi todo lo que parece incuestionable a los miem-
bros del grupo al que se incorpora. Para él la pauta cultural de dicho grupo no tiene la autoridad de un siste-
ma verificado de recetas, y ello porque no comparte la tradición histórica vivida en la cual se ha formado
aquel(…) En consecuencia, es obvio que el forastero comience a interpretar su nuevo ambiente social en
términos de su pensar habitual. Sin embargo, encuentra dentro del esquema de referencia que trae de su
grupo de origen una idea ya elaborada de la pauta supuestamente válida dentro del grupo al que se incorpo-
ra, idea que, inevitablemente, no tardará en resultar inadecuada”.
Alfred Schutz. El forastero. Ensayo de psicología social.

Resumen
Desde la década de 1980, la planificación y ejecución de campañas electorales en la Argentina se ha servido crecientemente
de estrategias de “marketing político”, diseñadas y gestionadas por especialistas en marketing político o “marketineros”. El
“marketing político” ha sido definido por los dirigentes, militantes y por los profesionales que lo ejercen como una “herra-
mienta”, una serie de “técnicas” de “análisis científico” destinadas a orientar la toma de decisiones y acciones en una campa-
ña electoral y en la gestión pública. Tomando en cuenta esta definición, observaremos dos cuestiones relativas a la relación
entre la dinámica de las facciones partidarias en el peronismo y la gestión del “marketing político” en el curso de una campa-
ña electoral municipal en la ciudad de Posadas (provincia de Misiones). Por un lado, la contribución de un profesional del
“marketing político” a la consolidación del liderazgo del dirigente de una facción –BB– en un “sublema municipal peronista”.
Por otro lado, analizaremos cómo la aplicación de las “modernas técnicas del marketing” generaba conflictos con las orienta-
ciones prácticas que imprimían los dirigentes y militantes de las facciones a la política durante la campaña electoral.
Palabras clave: Procesos electorales, facciones políticas, marketing político.

Abstract
Since the decade of 1980, different strategies of “political marketing” have been utilized on planning and execution of
electoral campaigns in Argentine. Those strategies have been designed and managed by specialists on political marketing
or “marketineros”. “Political marketing” has been defined by leaders, activists and professionals in that area as a “tool”, a
stock of “techniques” of “scientific analysis”, appointed to oriented the taking of decisions and actions in electoral cam-
paigns and public management. By taking on account this definition, we will observed two subjects on rapport with the re-
lationship between the dynamics of peronist factions and the management of “political marketing” during a municipal
electoral campaign in Posadas city (Province of Misiones). On one side, we describe the influence of a professional “politi-
cal marketing” maker on the leadership consolidation of a factional directing member –BB– of an internal candidature; on
the other side, we analyze how the application of the “modern techniques of marketing” produces conflicts with the practi-
cal orientations that factional leaders and activists imprint to politic during the electoral campaign.
Key words:Electoral campaigns, political factions, political marketing.

Introducción servido crecientemente del recurso a estrategias


de “marketing político”, diseñadas y gestionadas
Desde la década de 1980, la planificación y ejecu- por unos profesionales de la política diferentes de
ción de campañas electorales en la Argentina (en los políticos: los “especialistas en marketing políti-
los niveles nacional, provincial y municipal) se ha co” o “marketineros”.

•127•
128 El marketing político y facciones partidarias

El “marketing político” ha sido definido por los do a las elecciones de gobernador, vicegobernador,
dirigentes, militantes y por los profesionales que lo diputados nacionales y provinciales, pero admitía la
ejercen como una “herramienta”, una serie de posibilidad de autorizar distintos sublemas de cada
“técnicas” de “análisis científico” destinadas a o- partido en el nivel municipal para la elección de in-
rientar la toma de decisiones y acciones en una tendente y concejales. Para los dirigentes y militan-
campaña electoral y en la gestión pública. Se ocu- tes peronistas de Misiones, el tiempo transcurrido
paría de “descubrir, analizar, interpretar y recrear entre abril y septiembre del año 1999 podía ser deli-
aquellos aspectos estratégicos y tácticos que están mitado claramente: comenzaba con el triunfo de la
presentes en toda campaña electoral y que nutren, “línea interna” Unión para el Cambio o “el puertis-
hoy por hoy, la actividad partidaria y la acción de mo” sobre la principal “línea interna” rival Afirma-
gobierno”, teniendo en cuenta que “en numerosos ción Peronista o “el humadismo” en las elecciones
casos, la carencia de planificación estratégica con- partidarias del 7 de marzo (para elegir candidatos a
lleva una administración de recursos ineficiente gobernador, vicegobernador y diputados provincia-
derivada de los altos niveles de dispersión con que les); y se cerraba con las elecciones municipales del
se manejan los actores involucrados” (Martínez día 12 de septiembre (donde se votaba intendente y
Pandiani 2001). concejales) y las elecciones nacionales del 24 de oc-
Tomando en cuenta este tipo de definición, tubre (a presidente y vicepresidente y diputados na-
observaremos dos cuestiones relativas a la rela- cionales).
ción entre la dinámica de las facciones partida- Un sublema municipal es una coalición de gru-
rias y la gestión del “marketing político” en el pos políticos más amplio que sus componentes y
curso de una campaña electoral municipal en la con fines estrictamente electorales; puede ser con-
ciudad de Posadas (capital de la provincia de siderado una unidad política relativamente homo-
Misiones) entre los meses de junio y septiembre génea sólo con relación o en oposición a otros sub-
del año 1999. Por un lado, la contribución de un lemas. Un análisis de las relaciones entre sus miem-
profesional del “marketing político” a las estra- bros revela la coexistencia conflictiva de “grupos”,
tegias de consolidación del liderazgo del diri- “agrupaciones” e incluso grupos pertenecientes a
gente de una facción –BB– en un “sublema mu- distintas “líneas internas” partidarias y a otros “par-
nicipal peronista” en el que coexistían grupos tidos políticos”4. Dichos colectivos sociales pueden
partidarios rivales. Por otro lado, analizaremos ser comprendidos como facciones, esto es, quasi
cómo la aplicación de las “modernas técnicas del grupos o grupos no corporados (Wolf 1980), estruc-
marketing” –según la perspectiva del “marketi- turados a partir de un líder en redes de relaciones
nero”– generaba conflictos con las orienta- personalizadas en las que los individuos establecen
ciones prácticas que imprimían los dirigentes y relaciones diádicas (Foster 1974) de carácter simé-
militantes de las facciones a la política durante trico (de alianza) y asimétrico (de clientela), dando
la campaña electoral. De tal forma, el diseño de forma a sistemas de prestaciones totales (Mauss
estas “técnicas” y la organización de la gestión 1979), donde se intercambian bienes y servicios de
de la campaña electoral permitirá abordar la di- contenido diverso (económico, social, político,
námica de las facciones, las tensiones resul- moral), sujetos a permanentes y potenciales trans-
tantes del conflicto entre éstas últimas y el ge- formaciones antes, durante y después de la cam-
renciamiento del “marketing político” por un paña electoral.
profesional de ese campo, y las estrategias des- Los individuos que conformaban los grupos de
plegadas por BB para consolidar su liderazgo en Todo por la Gente se relacionaban por diferentes
el “sublema Todo por la Gente”3. causas e invertían distintas expectativas y capitales
en esa relación. Su cohesión devenía de la presencia
de un patrón, el líder o dirigente político, que ligaba
Grupos de un sublema comprendidos ese inestable colectivo estableciendo relaciones per-
como facciones sonalizadas con cada aliado y cliente. Estos últimos
concedían la dirección al dirigente y la trasgresión de
El sistema electoral provincial reconocía la obliga- las reglas políticas y comportamientos morales legí-
ción de presentar una sola “lista” o “lema” por parti- timos del grupo daba lugar a figuras delictivas o in-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación 129

morales –como la “traición”– y a acciones compen- grado a la red política del intendente municipal y
satorias –como la “venganza”5. Del mismo modo, la candidato a gobernador Carlos Rovira –un cliente
agresión u ofensa a un individuo de la facción por político de Puerta. Siete grupos se estructuraban en
parte de un individuo o grupo extraño a ella era te- redes que respondían a dirigentes de Afirmación
nida por sus integrantes como un atentado a la per- Peronista; éstos, en su conjunto, eran liderados por
sona del líder o a cualquiera de sus miembros. El el presidente del PJ-Misiones –Julio César Humada
ethos de la facción era un código normativo implí- (se trataba de los grupos del presidente de la Cá-
cito, no escrito, que dominaba las relaciones entre mara de Diputados Provinciales, de una diputada
aliados, patrón y cliente, que obligaba a correspon- provincial, de un diputado provincial, de un sindi-
derse y a cumplir lo acordado verbalmente. En este calista, de uno de los hijos de Humada que era dipu-
sentido, los compromisos morales que orientaban el tado provincial, de otro de sus hijos, y de una fun-
intercambio simbólico y material entre individuos cionaria del Estado provincial). El dirigente del
aliados, patrones y clientes en las facciones se regían grupo del Partido Progreso Social (en adelante
según una economía moral (Thompson 1995). PPS), Sandro Vielinsky, era un asesor del gober-
La inestabilidad y el carácter difuso de las fron- nador Puerta y podemos considerarlo su cliente po-
teras de los grupos de Todo por la Gente resul- lítico.
taban de la competencia entre individuos que los Cada uno de los once grupos se reconocía como
componían por ampliar sus redes de alianza y una entidad singular, con su/s dirigente/s, su red po-
clientela. Estas disputas se producían al interior de lítica de relaciones personalizadas de aliados y
cada grupo y entre los grupos, y aunque sui visibi- clientes –comprendiendo “vecinos” de los “ba-
lidad podía ser vedada al público, solían ser más rrios”, “funcionarios” y “trabajadores” de la admi-
violentas que las entabladas con sublemas oposi- nistración pública, “docentes” de las escuelas, “tra-
tores, pues estaba en juego el control de los bajadores” afiliados a sindicatos, “docentes” y “es-
mismos aliados y clientes. En la construcción del tudiantes” “universitarios”– y por sus respectivos
liderazgo de cada facción tenían un papel rele- “locales de campaña”. Pero las fronteras de estos
vante la lucha por la producción y apropiación del grupos no corporados estaban sujetas a redefini-
“prestigio”. Los patrones o potenciales patrones de ciones en el curso de la campaña electoral, consti-
las redes políticas entablaban luchas por hacerse tuyendo colectivos sociales informales de mayor o
de recursos materiales y simbólicos, en tanto que menor amplitud. Así pues, los siete grupos de Afir-
los clientes obtenían poder de negociación sirvién- mación Peronista se adscribían a una unidad polí-
dose de esa competencia entre líderes. En uno u tica que –en ciertas circunstancias y ante ciertos in-
otro caso, los dirigentes y militantes actuaban de terlocutores– se definían como una categoría de
acuerdo a una regla no escrita de la política que di- contenido totalizador y homogéneo: el “huma-
vidía a los individuos con los que se relacionaban dismo”; dicha definición delimitaba las fronteras
en la arena política entre “amigos” o “enemigos”, externas de la red liderada por Humada, omitiendo
tanto a aquellos que pertenecían a la facción las divisiones existentes a su interior. Otro tanto
propia como a los rivales6. ocurría con los dos grupos que conducía BB; ante
Una presentación esquemática de los grupos del interlocutores ajenos a su red se autodefinían como
sublema no debería ofrecer una imagen cristalizada la “gente de BB”, desplazando sus diferencias in-
de una vez y para siempre, si es que queremos ternas para otros contextos –“los de educación” se
aprehender las formas, el contenido y el funciona- adscribían a Unión para el Cambio y “los indepen-
miento de las facciones en su propia lógica y con- dientes” decían que buscaban diferenciarse tanto
texto. Todo por la Gente se componía de diez de “puertismo” como del “humadismo”. De tal
grupos del Partido Justicialista y uno del Partido del forma, en un cierto nivel de integración -delimitado
Progreso Social. De los grupos peronistas dos res- a partir de una alianza entre cuatro dirigentes de
pondían directamente al liderazgo de BB –“los de desigual status y poder político- los actores sociales
educación” y “los independientes”. Un grupo era definían la existencia de cuatro grupos en el sub-
conducido por el dirigente Adusto Muñiz, pertene- lema: 1) los de Afirmación Peronista o “huma-
ciente a Unión para el Cambio –que conducía el go- distas”, 2) la “gente de BB”, 3) los “roviristas” de
bernador Federico Ramón Puerta– y estaba inte- Muñiz, y 4) el grupo del PPS de Vielinsky. La efi-
130 El marketing político y facciones partidarias

cacia social de esta clasificación nativa podía de nafta oficiales), la imposición de candidatos pro-
mudar en otros contextos, por ejemplo, cuando re- pios en la lista de candidatos a concejales, la
sultaba necesario contener las ambiciones hegemó- cooptación del voto de los electores, y por lograr la
nicas en el sublema desplegadas por Humada y su “confianza” y “apoyo” del candidato a intendente.
“gente”; en tales oportunidades, los “puertistas” de Según BB, los conflictos entre estos grupos genera-
los distintos grupos (“los de educación”, los “rovi- ban numerosos “problemas operativos” en la cam-
ristas”, los del “grupo de Vielinsky”) aunaban es- paña electoral. Así pues, cada facción concentraba
fuerzos para ofrecerle oposición a los de Afirmación sus esfuerzos en difundir públicamente la “imagen”
Peronista. Asimismo, los integrantes del grupo de de su candidato a concejal antes que la del conjun-
“los independientes” guardaban rencores -solida- to de candidatos del sublema, pues las rivalidades
rios con los de “humadistas”- respecto de los “puer- que mantenían con otros grupos hacían inconcebi-
tistas”, incluso hacia los del “grupo de educación”. ble trabajasen en la difusión de candidaturas que
juzgaban ajenas. También se planteaban dificulta-
des en la distribución de recursos materiales, provo-
Un marketinero para Todo cadas por la propensión de cada grupo por “acumu-
por la Gente lar” y “querer monopolizar más de lo que
necesitan”, ante el temor de que otros concentra-
Desde que fue presentada públicamente su candi- sen mayores recursos (esto es, “más poder”) y en
datura, BB comenzó a diseñar la organización de la previsión de períodos de escasez.
campaña electoral contratando los servicios de un En la perspectiva de BB la participación del mar-
profesional del marketing político. BB buscaba ser- ketinero reforzaría una estrategia de concentración
virse del marketinero para concretar dos estrategias de la toma de decisiones y la orientación de las ac-
políticas. Por un lado, concentrar la toma de deci- ciones de la campaña electoral en la jerarquía del
siones y la gestión de la campaña en el marketinero, sublema. En esa estrategia, la autoridad concedida
designándolo públicamente como su “coordinador a Rosini –un agente social que no integraba ningún
de campaña”. Presuponiendo que el profesional del grupo y residía en la ciudad de Buenos Aires– se le-
marketing respondería a su voluntad en la medida gitimaba por el reconocimiento concedido por BB
en que había contratado sus servicios como “asesor y, en segundo lugar, por la aceptación inicial que
de campaña”, BB intentaba erigirlo en una autori- tuvo su presencia entre dirigentes y militantes, pues
dad situada por encima de los dirigentes de los gru- le reconocían competencias “técnicas” para ob-
pos del sublema –fundamentalmente los que res- tener “votos independientes”. Conforme a esta es-
pondían a Humada– a fin de reforzar su poder en trategia mentada por BB, el marketinero sostuvo
Todo por la Gente. Por otro lado, esperaba diseñar durante su presentación pública ante dirigentes y
una estrategia de propaganda destinada a captar el militantes: “A la gente [los electores] le tiene que
voto de los “electores independientes” (no afiliados quedar bien claro que Todo por la Gente es BB.
a partidos políticos), buscando que éstos identifica- Esto les tiene que entrar bien en la cabeza. Todo por
sen el sublema con su persona y de esa forma obte- la Gente no son ustedes, ni yo, ni éste, ni aquél…
ner un margen mayor de poder sobre Humada y los ¡Es BB!”.
dirigentes de Afirmación Peronista, que no gozaban
de una “buena imagen” pública (esto es, socialmen-
te reconocida) según diversos “estudios de opinión La formación de los equipos
pública” de “consultoras de opinión”7. En otras pa- de campaña electoral
labras, la participación del marketinero no sólo pro-
curaba ganar el voto del “electorado independien- El día 9 de julio por la tarde, en el local de un grupo
te”, sino también orientar la campaña electoral del sublema, dirigentes y militantes de Todo por la
desde un centro único de decisiones, poniendo un Gente fueron convocados a una “reunión” con el
orden en las conflictivas relaciones existentes en la marketinero. El especialista era un joven de treinta
heterogénea composición política del sublema. Los años, formado en una universidad de los Estados
dirigentes y militantes competían por el control de Unidos y miembro de una consultora de marketing
recursos materiales (dinero, locales, pasajes y vales con sede en la ciudad de Buenos Aires. A fin de res-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación 131

guardar su identidad, en este trabajo lo llamaremos Esta campaña está completamente en manos del
Ariel Rosini. El local había sido recientemente re- equipo de Logística… Y una campaña B, de ima-
faccionado y –después de las elecciones– estaba gen, que tiene como eje la publicidad y el marketing,
previsto que allí funcionase una obra social y farma- para una base amplia de electores de clase media e
cia sindical. El frente del local era de puertas de vi- independientes que votan al candidato, una pro-
drio y había sido completamente revestido con ad- puesta, y no al partido. No se trata de hacer adoctri-
hesivos color naranja, pues BB convino con los namiento, lo importante es producir efectos de ima-
distintos grupos que apoyaban su candidatura que gen e identificar tres prioridades de los electores.
era necesario poseer un único color identificatorio. Este sector independiente es el que decidió las elec-
La opción por el naranja fue sugerida por el marke- ciones del ochenta y tres [1983] y el ochenta y nue-
tinero: “Ese color es como un semáforo” y “no que- ve [1989]. Alfonsín tuvo la claridad de hablar de
da pegado al clásico azul y blanco del peronismo”. derechos humanos y democracia a ese público y la
Rosini se encargaba de explicar en qué consiste pegó; mientras que Luder propuso de todo y nada a
el marketing político a los integrantes de los la vez. Menem en el ochenta y nueve [1989] hizo lo
“equipos de campaña” o de “gerenciamiento de la mismo que Alfonsín cuando tiró lo del salariazo y la
campaña”, recientemente constituidos con –al revolución productiva, y en el noventa y cinco
menos– un “referente” o “representante” de cada [1995] la estabilidad”.
grupo del sublema. Un dirigente presentó al marke-
tinero y luego se realizó una ronda general de pre- Rosini decía que había mantenido varias con-
sentación. Rosini se dirigía a sus interlocutores versaciones con BB, observado videos en actos polí-
como “señor”, “señor X” o nominándolos por el ticos en los que éste fue orador y había llegado a la
apellido, acentuando un perfil técnico-profesional conclusión de que “el perfil del candidato es exce-
en su relación con dirigentes y militantes, aún lente, aunque tiene que corregir cosas que ya se las
cuando en sus negociaciones con el candidato he observado. Tiene que tener un poco más de
había expuesto profusas relaciones políticas con di- fuerza, de energía y ser más tajante en determinadas
rigentes y funcionarios peronistas de la provincia de cuestiones. Hablar más con ejemplos, con poco dis-
Buenos Aires y del gobierno nacional, dando a en- curso, y mostrar un perfil más sensible y concreto.
tender que era un “profesional” “con relaciones en BB tiene una trayectoria personal, familiar, profe-
el Partido”. Sus interpelaciones a dirigentes y mili- sional, en la función pública y política muy buena
tantes contrastaban con las empleadas por éstos que va a impactar positivamente en el electorado
entre sí: “compañero”, “compañero Fulano” o el de clase media. Del resto de la campaña se en-
seudónimo, nombre de pila o apellido. Algunos, en cargan ustedes”. Con esto último, se refería a los
tanto, se referían a Rosini como “compañero”, ya electores que integraban las redes de aliados y
que no podían concebir que el marketinero –aún clientes y a otros electores cuyo “voto” sería “ga-
cuando cobrase honorarios por su asesoramiento– nado” (obtenido) durante la campaña electoral por
no estuviese afiliado y comprometido con el pero- medio de la ampliación de las mismas.
nismo y con el candidato del sublema. Él no mani- El maketinero sostenía que BB estaba “muy bien
festaba incomodidad pública ante tales alusiones posicionado”, pues una encuesta realizada por un
que desfiguraban el perfil técnico-profesional que colega suyo para otro candidato le atribuyó el
buscaba cultivar en tales circunstancias8. En esta primer lugar en la intención de votos de los elec-
“capacitación” de los equipos de campaña Rosini tores, seguido por Alterach, luego un candidato ra-
sostenía9: dical y finalmente “Juanchi” Irrazábal. Opinaba que
no había que “dormirse en los laureles” con este
“Esto no es lo mismo que vender un lavarropas. dato, pero que era un aliento para que los grupos del
Se trata de saber cuáles son las expectativas del sublema pusieran empeño en la campaña electoral.
electorado como potenciales consumidores. La Un militante comentó que una radio local hizo pú-
campaña de BB va a tener, en realidad, dos campa- blico el resultado de una encuesta electoral reali-
ñas. Una campaña A, la tradicional: choripán, zada por una importante consultora del Paraguay,
transporte y veinte pesos… [risas de los asistentes] donde Alterach estaba posicionado primero, se-
que corresponde a ciertos sectores, los de los barrios. guido por Irrazábal; el dirigente de un grupo res-
132 El marketing político y facciones partidarias

pondió en un tono seco y cortante, desafiando la no sabe bien si el candidato a intendente es Alte-
objetividad de la información suministrada por el rach, Velázquez o Sánchez [candidatos a concejal
programa radial: “Los medios nos van a salir a pegar por el sublema que encabezaba Alterach] ¡No en-
todo el tiempo, justamente porque podemos tienden que atrás de Alterach entran todos! Noso-
ganar”. Rosini oscilaba su cabeza de arriba abajo, tros tenemos que pensar que atrás de BB entramos
confirmando los dichos del dirigente. todos ¿está claro?”.
Un día después de su presentación el marketi-
nero ya se encontraba en una de las habitaciones Los presentes asentían y algunos tomaban notas
del local sindical “dando clases” a los “responsa- en cuadernos; parecía que le tributaban respeto.
bles” del “equipo de publicidad”, instruyéndolos Unas quince personas, hombres y mujeres de dis-
sobre cómo debían confeccionar los carteles, pasa- tintas edades, eran los “responsables” del “equipo
calles y volantes. Advertía que todo debía estar en de publicidad” enviados por los dirigentes de los
color naranja y con letras uniformes; la unidad de grupos que apoyaban a BB. Rosini encomendó a
criterio debía primar en todo. una integrante del equipo la tarea de organizar una
sesión fotográfica del candidato con gente que per-
“Una vez que todos los sublemas se larguen al sonificase a distintas categorías de electores de la
ruedo, la ciudad va a estar llena de carteles y nadie ciudad: un “barrendero municipal”, un “empre-
va a diferenciar nada. La idea es que la gente vea sario”, un “jubilado”, “estudiantes” y “maestros”,
naranja y diga ¡BB!”. Luego, analizó críticamente entre otros. BB sería fotografiado con cada uno y
un video de propaganda de campaña producido por con todos juntos; en algunos casos aparecería ves-
un militante para BB; dijo: “¡Esto no sirve! ¡cómo tido con traje, en otras informalmente. BB era el
van a mostrar chicos pobres en los barrios de Posa- “candidato de la gente”, según consignaba la pauta
das! ¿Es que BB no tiene nada que ver con la ges- publicitaria ideada por Rosini. Sirviéndose de las
tión actual! ¡No, no… así no!!”. Alguien le infor- relaciones de dirigentes “puertistas” que integraban
mó al marketinero que ese video fue una “gaucha- el sublema estaba previsto organizar una sesión fo-
da” (un favor) de un militante, que la idea era tográfica con Rovira y Puerta. Por último, una vez
colocar una inscripción en la imagen del video que que estuviera definida la lista de candidatos a con-
dijera que todo iba a cambiar con BB, Rosini lo de- cejales realizarían una sesión fotográfica con BB,
sechó terminantemente. Lucho oyó los argumentos tomándolos en conjunto y con cada uno10. Cada
de Rosini y dijo: “Tiene razón ¡Es una cagada! candidato a concejal debía obtener dinero de su
¿¡quién fue el boludo que hizo esto?! Parece que grupo o financiar por su cuenta los afiches y vo-
hasta ahora se hizo todo mal ¡Como si nosotros no lantes de campaña en los cuales aparecía fotogra-
fuéramos peronistas”. Rosini prosiguió: “Todo se fiado junto a BB.
hizo mal en estos días ¿qué no podían esperar a que Los “responsables del equipo de publicidad”
llegara yo? Se hicieron setenta mil carteles de publi- también debían encargarse de la producción de un
cidad ¡mal hechos porque no son naranja! ¡Y enci- jingle publicitario para la campaña de BB. Se enco-
ma mal diagramados! ¿Quién los mandó a hacer?”, mendó la tarea, –previo arreglo de la “cuestión de
preguntó. “Fue Cristián, Cristián Humada”, le res- honorarios”– a un joven “amigo” de un dirigente.
pondieron. “No importa [prosiguió] que los haya En poco días el jingle estaba hecho sobre la base de
mandado a hacer Cristián, ahora hay que tirarlos a un tema de moda –“Salomé”– del cantante cari-
la basura. Es una pena, pero de ahora en más hay beño Chayane; pero la tentativa se vio frustrada
que hacer las cosas de otra forma, con criterio. ¡Há- porque un “sublema” de un partido político rival ya
ganme caso! Hay que homogeneizar las intenciones había producido el suyo en base a la misma canción.
de todos los grupos que están apoyando a BB detrás Finalmente, un tema de otro cantante caribeño,
de una misma campaña. La idea es que todos mane- Elvis Crespo, también de moda –“Será tu son-
jemos el mismo discurso al escribir, al hablar y al risa…”– ofreció la base para el jingle: “¡Intendente!
pintar. No tenemos que hacer como los de Alterach ¡Tiene que ser! ¡Todo por la Gente! ¡BB Inten-
¿vieron? Ellos hacen todo por separado. Cada can- dente!”. El marketinero ofreció argumentos “se-
didato a concejal hace una campaña distinta, cada miológicos” y “psicológicos” en favor del ritmo mu-
uno manda a hacer sus propios carteles. Así la gente sical y el contenido textual escogido, que resultaron
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación 133

contundentes para el equipo; definitivamente eli- problemas de la gente a nivel local. De ahí vamos a
minada la “pronunciación centroamericana” que el sacar los tres problemas que son los que deciden el
autor de jingle se había obstinado en reproducir con voto en las elecciones municipales. Este método an-
virtuosismo, quedó aprobado. Rosini también pro- duvo muy bien en las elecciones municipales de
puso “conseguir algunas chicas para que bailen en Córdoba. Dentro de estos foros o grupos focales tie-
los actos como las paquitas de Xuxa”. El marketi- ne que haber gente del equipo de opinión pública
nero también les encomendó la elaboración de un que vaya sondeando las reacciones de los partici-
“volante” con la fotografía de BB, su currículum pantes. La gente tiene que ser seleccionada al azar,
vitae resumido y tres propuestas fundamentales por ejemplo del padrón electoral. Esto es importan-
para su futura gestión municipal. “Todos los candi- te. Pero tienen que elegir gente de distintos circuitos
datos están haciendo esto. Ahora es el ABC del electorales, edades y sexo, para que sea realmente
marketing político. Hay que poner el nombre del representativa. El padrón de Posadas tiene como
candidato, edad, si está casado, si tiene hijos y ciento treinta y cinco mil electores. Ustedes les van
cuántos, la profesión y los cargos electivos que a tener que hacer la propuesta desde alguna institu-
ocupó y en la gestión pública. En la política, hoy ción que no sea política… la Universidad, por ejem-
día, la gente vota primero por el perfil del candi- plo ¿puede ser?”. Miguel respondió que sí, que él
dato, después por las propuestas, por el partido y por arreglaba eso y que –agregó con aires de entendido
último por la ideología. ¡Es así!”11. en la materia– “Nosotros podemos conseguir gente
Unas horas después, Rosini se abocó a la “capa- conocida y así podemos distribuir recursos” [“gente
citación” de otro equipo, el de “Opinión pública”; conocida” significaba para Miguel militantes y sim-
serían los encargados de “sondear las demandas y patizantes de los grupos del sublema –“parientes”,
expectativas que los electores formulan a los candi- “amigos”, “compañeros de Facultad”; mientras que
datos a intendente”. Ese equipo estaba integrado con “recursos” se refería al dinero que recibían los
casi en su totalidad por jóvenes estudiantes univer- miembros del grupo focal a cambio de su participa-
sitarios. Algunos ya habían realizado encuestas en ción en el experimento]. “¡Noooo!!”, tronó la voz de
las elecciones partidarias del peronismo de marzo Rosini. “¡No, no, no! ¡Tienen que ser desconocidos!
de 1999 y en anteriores elecciones provinciales y ¡Tomados al azar!!”. Otro militante preguntó:
municipales. Dichos “trabajos” los habían realizado “¿Pero, para qué tenemos a los punteros? Ellos co-
por encargo de algún candidato peronista con el nocen bien el barrio. Lo que la gente necesita. Lo
que mantenían algún compromiso político y reci- que la gente quiere ¿Para qué vamos a armar todo
bieron un pago en dinero en concepto de honora- ese quilombo con los grupos focales… esos?”. Rosi-
rios. El marketinero instruyó al grupo sobre sus fun- ni, en tono profesional y paciente, dijo que sólo así,
ciones. Este equipo debía determinar cuáles eran “con esta metodología”, “vamos a poder saber obje-
las “expectativas de los electores” respecto de los tivamente lo que la gente espera del candidato”.
candidatos a intendente, recurriendo a tres mé- Una mujer –que se había presentado como “docen-
todos, dos cualitativos y uno cuantitativo. En tono te universitaria”– intervino reforzando sus dichos:
didáctico, Rosini explicó: “Hay que reivindicar el papel de los profesionales,
del técnico, entre nosotros. Diferenciarse del traba-
“Si en las elecciones nacionales los medios de co- jo subjetivo y nada que ver de los punteros”. Otro
municación marcan las tendencias de lo que quie- militante le salió al cruce diciendo: “Mirá que esos
ren los electores, cuando se trata de saber cuáles son punteritos conocen más que nadie la realidad de los
las demandas locales del municipio hay que hilar barrios porque viven ahí hace más de veinte años”.
más finito […] Vamos a usar tres métodos. Uno se- Otro terció en la discusión: “Hay que hacer un es-
ría el de grupos focales, que son grupos de doce a tudio objetivo de las necesidades y problemas, y
quince personas de distintos niveles socioeconómi- compararlo con el subjetivo de los punteros…”12.
cos, profesionales, de género, distribuidos en distin-
tos puntos de la ciudad. Es una experiencia que no Esta discusión expresaba tensiones resultantes
tiene que quedar pegada al partido [político] y a las de la desigual significación atribuida a “la política”
elecciones. Es una experiencia de laboratorio que por individuos integrantes de campos sociales dife-
nos va a ayudar a saber cuáles son los principales rentes, pero que tienen por objeto común “la polí-
134 El marketing político y facciones partidarias

tica”. En opinión de dirigentes y militantes, los lo posible hay que grabar la experiencia. Lo que se
“punteros” poseían el entrenamiento suficiente y busca es generar opiniones a partir del diálogo, y de
las competencias precisas para identificar las “nece- esas opiniones sacar las líneas principales de pro-
sidades de la gente” e interpretar el “sentir de la puestas de campaña ¿está claro? [todos asintieron].
gente”. Esta era una regla básica de “la política”, El otro método es el de entrevistas en profundidad.
que operaba según el principio de representación. Ahí también van a tener que construir una muestra
Mientras que, el marketinero pretendía aplicar representativa al azar. Hay que cruzar los resultados
“métodos del conocimiento científico” al servicio y también sacar tres líneas principales de problemas
del diseño y la organización de la campaña electoral que la gente prioriza a la hora de elegir un candi-
y, por ende, orientar “la política” según los princi- dato. Después están las encuestas. Eso Miguel ya
pios de una racionalidad nominada como “técnica y me dijo que ustedes tienen experiencia, así que se-
profesional”, “científica”, “objetiva”, “neutral”; el guimos la semana que viene”.
portavoz de la “ciencia” y los “métodos” suponía Veamos ahora otro equipo. “Logística y organi-
que los actores sociales involucrados en “la polí- zación” estaba a cargo de un diputado provincial,
tica” –en este caso, los “punteros”– poseían inte- Ernesto Salomone, integrante de la “agrupación
reses diferentes de los electores y, debido a ello, se Ocho de Octubre”, conducida por “Cesarín” Hu-
tornaba imposible identificar las demandas de estos mada (hijo mayor de Julio César Humada). Salo-
últimos a partir de las interpretaciones producidas mone había instalado su centro de operaciones en
por aquellos. Los dirigentes, militantes y el marketi- una sala del local sindical. En ese ámbito se movía
nero pretendían lograr el triunfo del candidato y el cómodamente como anfitrión. Había trasladado a
sublema, pero sirviéndose de medios distintos, pues sus secretarias de la Legislatura provincial y algunas
pensaban y actuaban “la política” según reglas dife- empleadas de la administración pública provincial
rentes. –con “pase” al local– para efectuar llamados telefó-
A partir de esta reunión con el “equipo de Opi- nicos, resolver trámites administrativos de la cam-
nión Pública”, los dirigentes y militantes comen- paña electoral y recibir a los visitantes. El diputado
zaron a desconfiar y recelar la presencia del marke- se jactaba de tener “un harem” a su disposición; a
tinero. Rosini y competía con ellos buscando incidir algunos visitantes les presentaba personalmente sus
en las decisiones del candidato y desprestigiarlos so- secretarias indicándoles el nombre de pila y su es-
lapadamente. Comenzaron entonces a desplegar tado civil –“casada” o “soltera”. Era un experimen-
una serie de conflictos que involucraron a ambos tado dirigente, de unos cuarenta años, simpático,
tipos de profesionales de la política a lo largo de la curtido en campañas electorales desde la década de
campaña electoral. Incluso algunos militantes del 1980; un dirigente de Afirmación Peronista lo de-
“equipo de Opinión Pública” –que inicialmente ad- finió como “un dirigente de barricada”. Rosini nada
hirieron a las estrategias impulsadas por Rosini– se tenía que explicarle sobre su tarea, no le formulaba
distanciaron al comprobar que por esa vía se en- ninguna orientación respecto de la organización de
frentaban a la perspectiva que sus “compañeros” y la campaña electoral, sólo le pedía que cuidara que
los dirigentes tenían de “la política”. se realice empleando la publicidad establecida por
El marketinero prosiguió: “Y los tienen que el equipo de Publicidad y con las consignas que
reunir en un lugar neutral. Un aula de alguna Fa- “baje” (transmita) BB y el “equipo de Propuestas y
cultad. Van a tener que arreglar de pagarles algunos Discursos”.
pesos por persona por hacer el experimento ¿treinta Salomone era dirigente de un grupo del sublema,
pesos? Bueno, después se ve esto. Ahí lo único que pero como responsable del “equipo de Logística y
tienen que hacer es tirarles como consigna que dis- Organización” debía atender, en lo posible, las de-
cutan cuáles son los principales problemas de la mandas y necesidades de todos los grupos de Todo
ciudad que debería resolver la próxima gestión mu- por la Gente. No obstante, era vox populi que ocu-
nicipal y se van. Claro, a excepción de los que están paba esa posición relevante pues gozaba del apoyo
camuflados entre los del grupo focal. Dos horas, de “Cesarín” Humada. Las decisiones y acciones de
más o menos, tiene que durar la experiencia. Des- Salomone, aún cuando fuesen expresión de una de-
pués les tienen que pedir que escriban entre todos terminada correlación de fuerzas operada entre los
las conclusiones a las que llegaron en un papel. En grupos, en primer instancia tendían a favorecer a la
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación 135

“agrupación Ocho de Octubre” y, en segundo lugar, equipo. “Ahí no se decide nada”, comentó un diri-
a los grupos de Afirmación Peronista frente a los gente. Por ello, Salomone debió encargar a sus se-
otros grupos –la “gente de BB”, es decir “los de edu- cretarias la tarea de reunir información procedente
cación” y “los independientes”, el grupo de Adusto de los periódicos y algunas radios locales; tarea que
Muñiz, y el de Sandro Vielinsky (PPS). ellas desempeñaban tijera en mano –recortando
Una tarea importante que debía cumplir Salo- notas de los diarios– y con el oído atento, pero sin
mone, a poco de iniciada la campaña electoral, era compromiso político. El “equipo de Seguimiento y
conseguir un programa informático con el padrón oposición” cayó en igual olvido de parte de los
electoral de la ciudad y un padrón de afiliados a par- grupos; dos militantes se encargaban de leer los ar-
tidos políticos para determinar quiénes eran “elec- tículos periodísticos referidos a Todo por la Gente y
tores independientes”. Una vez concretado este ob- a sublemas rivales (que las secretarias de Salomone
jetivo debió organizar un “mailing personalizado”, con celo burocrático ordenaban en carpetas col-
gestionar la contratación de los servicios de una gantes) procurando extraer alguna idea útil para la
empresa privada de correos para enviar al domicilio elaboración de “propuestas”. En los hechos, la vida
de los electores –“con nombre y apellido”– las pro- de ambos equipos fue breve, se disolvieron un par
puestas del sublema y una carta del candidato pre- de semanas después de creados; no obstante, las se-
sentando su currículum vitae “personal”, “profe- cretarias continuaron recortando y pegando artí-
sional” y en la “gestión pública”. También debía culos periodísticos en carpetas hasta el mismo día
coordinar la distribución de los recursos materiales de las elecciones, al fin de cuentas, nadie les había
empleados en la campaña entre todos los grupos: ordenado dejar de desempeñar esa tarea.
dinero, vehículos, locales, afiches, carteles, pintura, La información periodística provista por radio y
etc. Una tarea ardua y compleja, dado que cada televisión era reunida por el “equipo de Medios”.
grupo demandaba más de lo que podía utilizar en la Este equipo estaba integrado por un par de perio-
campaña, con la firme convicción de que acumular distas locales, estrechos colaboradores de BB desde
recursos era acumular poder. hacía algunos años en la gestión pública. Rosini tam-
Otra tarea que debía gestionar el “equipo de Lo- poco destinó demasiadas indicaciones a este equipo;
gística y organización” era organizar la agenda de ellos sabían qué debía hacerse y contaban con sufi-
“bajadas a los barrios” del candidato, sus “visitas” a cientes relaciones en los medios de comunicación lo-
los ministerios, clubes, escuelas y otras instituciones. cales. El marketinero les demandó ajustarse a las dis-
A tal efecto, cada grupo debía concurrir a las “reu- posiciones emanadas por BB y los “equipos de Logís-
niones” semanales del equipo con una “agenda” de tica y organización”, de “Propaganda”, y de
“lugares propios” donde el candidato debía asistir a “Propuestas y Discurso”, evitando entrar en contra-
“tomar contacto con su gente” –los electores que dicciones. Florencio –responsable del equipo– man-
cada grupo “marca” como propios. Los pedidos se tenía un contacto fluido con la prensa, y debía lograr
formulaban con una y hasta dos semanas de antici- que los medios publiquen información referida al
pación. En esta tarea Salomone era secundado por candidato y el sublema, reunir a los periodistas en
Lucho, “segundo responsable” del “equipo de Logís- una cena semanal con BB y –tarea difícil– asegurar
tica y organización” en representación del grupo de que los periódicos, radios y televisión sigan al candi-
“los independientes” y “los de educación”; en tanto dato durante la campaña y den publicidad a sus acti-
que, Salomone era el enlace entre BB y los grupos de vidades. Estas tareas demandaban relaciones perso-
Afirmación Peronista. Una vez conformada la nalizadas muy aceitadas con la prensa, además de di-
agenda, Salomone y Lucho se la transmitían a Ge- nero; vale decir, amistades dispuestas a ofrecer un
rardo, que oficiaba como secretario de BB. favor a un colega periodista comprometido en una
Salomone también era “responsable del equipo campaña electoral, coincidencias políticas con pe-
de Información”, encargado de acopiar datos eco- riodistas peronistas o simpatizantes del peronismo
nómicos, políticos, sociales y culturales referidos a que fuesen “dueños” de columnas en los diarios lo-
la ciudad, que pudiesen ser de utilidad para la ela- cales y/o de programas radiales, y dinero para “inte-
boración de acciones y propuestas por parte de resar” a aquellos que no cedían ante la amistad o la
otros equipos. Por cierto, los distintos grupos no re- política y exigían que se les “compre el espacio”. Un
conocían relevante sumar sus militantes a este dirigente afirmaba: “Cuando llega la época de elec-
136 El marketing político y facciones partidarias

ciones, éstos [los periodistas] saben que los necesi- pales de Córdoba el tema de la rebaja de los im-
tamos y se cobran, bien cobrada, cada palabrita que puestos [municipales] no apareció en la prensa
dicen o escriben ¡Flor de hijos de puta! ¿no?”. hasta que la empresa de marketing político del pe-
El “equipo de Propuestas y discurso” inicial- ronismo descubrió que era una demanda de la gente
mente estuvo revestido de una jerarquía superior. que los políticos no habían atendido. La elección no
Los grupos del sublema juzgaron que ese era el es- se gana nomás diciendo que apoyamos a Rovira en
pacio donde se decidían las ideas que pronunciaría la provincia y a Duhalde en la nación. Entonces, te-
el candidato durante la campaña. Allí, en principio, nemos que identificar problemas, transformarlos en
los grupos pretendían “bajar línea” –influir en deci- propuestas y encontrar la forma de decirlas en los
siones políticas– al candidato y, a través de éste, discursos ¡Esta es la función de este equipo!”.
orientar las ideas y valores de los electores. Por Por indicación de BB, Rosini propuso a Lucho
tanto, todos procuraron colocar allí algún “refe- como responsable del equipo, pero los dirigentes
rente político” importante, aunque no siempre se protestaron. El secretario adjunto de un sindicato
trató de sus líderes. Rosini explicó en la primera que apoyaba al sublema, Sabino, reclamó:
reunión del equipo cuáles serían sus funciones: “Yo tengo experiencia en estas cuestiones. Otras
“Trasformar en propuestas las demandas de la veces ya hice propuestas y discursos por escrito para
gente. En esto, no tenemos que guiarnos sólo por lo candidatos. No es que me esté proponiendo a mi
que dicen los medios, porque no siempre coincide mismo, pero, lo que quiero decir es que acá hay
lo que la gente espera con lo que sale en los diarios. otras personas con mucha experiencia”. Otros
Más aún acá, donde, según me decían, los diarios asentían mientras Sabino intervenía: “No es que
favorecen abiertamente a algunos candidatos. Por quiera poner en duda lo que dice BB, pero habría
ejemplo, se habla de la municipalización de Villa que pensarlo un poco más ¿no?”. Nuevamente las
Cabello ¿Esa es una demanda de la gente o es un cabezas de los presentes se inclinaron de arriba
propuesta de los políticos que tienen prensa y abajo, afirmativamente. Rosini dijo: “Bueno, está
quieren la autonomía de Villa Cabello para bene- bien, pero que BB…”, y enmudeció al faltarle argu-
ficio propio?”. Algunos presentes comenzaron a de- mentos o la decisión de contradecir los dichos de
batir si era importante o no “levantar” la propuesta Sabino y las miradas inquisitivas de los otros. Lucho
de municipalización del enorme barrio periférico de estaba presente en la reunión y salió a la palestra;
Villa Cabello; polemizaban entre sí y buscaban ar- reconoció que él no tenía inconveniente en “dar un
gumentos, a favor o en contra, que pudieran con- paso al costado”, que correspondía a BB coordinar
vencer al marketinero de la importancia o intras- el equipo, pues: “Al fin de cuentas, es él el que va a
cendencia del asunto. Rosini los escuchaba deso- poner la cara”. Rosini sostuvo que esa sería la deci-
rientado, algo andaba mal, mientras el debate entre sión más acertada y los demás aceptaron.
los presentes se acaloraba –siendo dirigentes de al- Esta primera y también última reunión del grupo
guna importancia, todos juzgaban que su opinión de “Propuestas y discurso” se dio por finalizada. Los
gozaba de respeto. Algo fastidiado, optó por inte- dirigentes de los grupos entendían que había otros
rrumpir la disputa, reclamó orden y explicó que la medios más eficaces de incidir sobre las decisiones,
cuestión residía menos en prejuzgar sino en identi- discursos y acciones del candidato; medios más ha-
ficar por medio de ciertos métodos sociológicos si el bituales en el ejercicio de la política local, menos
tema concernía a los intereses de los vecinos y, en complicados que ese equipo sofisticado ideado por
particular, a los electores de Villa Cabello. Como un marketinero “porteño” formado en los Estados
Rosini había sido investido de autoridad por BB, los Unidos. El devenir de la campaña electoral les con-
avezados políticos escogieron, también fastidiados, firmaría que: “Eso del marketing ¡es pura chá-
llamarse a silencio; sin dudas algunos pensaron, chara!”, al decir de un dirigente. Unas horas des-
como uno testarudo luego me confirmó: “Sin em- pués de esa reunión del “equipo de Propuestas y
bargo, es importante que BB hable de la autonomía Discurso”, BB y el marketinero optaron por de-
de Villa Cabello, aunque éste [Rosini] no quiera signar una persona de confianza de BB –y sin ads-
¡qué mierda sabe este porteño de lo que pasa acá!”. cripción directa a algún grupo, sino con “llegada di-
El marketinero prosiguió exponiendo sus argu- recta al candidato”– como responsable del equipo.
mentos metodológicos: “En las elecciones munici- Sin embargo, en los hechos ese equipo no volvió a
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación 137

reunirse. A lo largo de la campaña electoral BB pro- La estructura organizativa de la gestión de la


dujo sus propuestas y discursos en base a ideas pro- campaña electoral se completaba con la conforma-
pias, extraídas de conversaciones y –en algunos ción del “comando electoral”, integrado por los di-
casos– de propuestas que le acercaban por escrito u rigentes de todos los grupos (excepto Julio C. Hu-
oralmente. mada que decidió auto-excluirse de participar en
“el comando”, pero se sentía representado en la
persona de los dirigentes de Afirmación Peronista
El comando electoral –especialmente por sus dos hijos– a quienes recu-
y la organización de la campaña rría como correa de transmisión de sus decisiones).
El “comando electoral” debía reunirse una vez por
El marketinero proponía una división del trabajo semana para coordinar las acciones de campaña de
en equipos destinados a tareas específicas de la los grupos y del candidato. Dichas reuniones serían
campaña electoral, distribuyendo responsabilida- presididas por BB y participarían también los dos
des en base a un “modelo de gerenciamiento”: 1) “responsables” del “equipo de Logística y organiza-
“Medios”, 2) “Publicidad”, 3) “Logística y organiza- ción” –Salomone y Lucho– y el marketinero.
ción”, 4) “Información”, 5) “Opinión pública”, 6) Los dirigentes de cada grupo debían homoge-
“Seguimiento y oposición”, 7) “Información”. Una neizar discursos y acciones según la estrategia ge-
vez “organizados” y “capacitados” los equipos, Rosi- neral definida para las campañas A y B, y encolum-
ni les fijó una rutina de reuniones semanales para narse detrás de BB. El marketinero denominaba
que evalúen la marcha de la campaña y definan ac- “campaña A” a la estrategia política destinada a
ciones. Todas las reuniones se celebrarían en el lo- cooptar los votos de los electores que integraban las
cal sede del comando electoral. Un “organigrama” redes partidarias de relaciones personalizadas de
consignaba nombres y teléfonos de los “responsa- alianza y clientela de los grupos de Todo por la
bles” de los equipos, cuya designación había sido Gente; y por “campaña B” aquella que procuraba
consensuada entre los miembros de todos los gru- captar el voto de “electores independientes” o
pos y en acuerdo con Rosini. Así, del “equipo de “extra-partidarios”, de las “clases medias” que no
Medios” eran responsables Florencio y Andrea estaban subsumidos en esas redes, en otros grupos
–ambos del grupo de “los independientes”; en del peronismo o en otros partidos políticos. Cada
“Opinión Pública” Miguel –de “los independien- grupo establecía contactos con instituciones comu-
tes”; en “Logística y Organización” Ernesto Salo- nitarias, organizaba un relevamiento que incluía a
mone y Lucho -de la “agrupación Ocho de Octu- los “puntos” (electores) que los “punteros” “mane-
bre” y de “los independientes”; en “Seguimiento y jaban” en los circuitos electorales, y la cantidad de
Oposición” Roberto Alcón y Hernán Rojo –de la votos que “movía” cada uno. Además, debían ela-
“agrupación Ocho de Octubre” y del grupo de “los borar un “listado de demandas de los vecinos” de
de educación”; en “Publicidad” “Juanjo” Domín- cada zona. Toda esa información debía presentarse
guez –de un grupo liderado por un diputado provin- en una “carpeta amarilla” en las reuniones del “co-
cial alineado en Afirmación Peronista; en “Infor- mando electoral” y “entregadas en mano” –sin in-
mación” Ernesto Salomone; en “Propuestas y termediarios– a los “responsables” del “equipo de
discurso” BB. Los dirigentes de los grupos de Todo Logística y Organización” –Ernesto Salomone y Lu-
por la Gente buscaron colocar como “responsable cho. Una copia de esa carpeta con información per-
de equipos” a algún dirigente y/o militante de su manecería en poder de los dirigentes para “adminis-
“confianza personal”. Rosini explicó a los “respon- trar” a “sus votantes” durante la campaña y en el
sables de equipo” que sobre ellos recaerían muchas día de la elección. También los dirigentes confec-
obligaciones, superiores a las de otras personas de cionarían una carpeta dando cuenta de la disponi-
los equipos; esperaba que si alguno no estaba en bilidad de vehículos y materiales personales o parti-
condiciones de asumirlas debía “dar un paso atrás”. darios para la campaña, a efectos de que el “co-
Pero esta advertencia resultó ociosa para los “res- mando electoral” tuviese conocimiento de los
ponsables”, pues consideraban que su designación recursos con que contaba el sublema. A ningún
se debía a que mantenían una relación de plena grupo se le entregaría “dinero en mano”, sino direc-
“confianza” con BB o bien con Humada. tamente los recursos materiales (pintura, papel, pa-
138 El marketing político y facciones partidarias

sacalles, volantes, vales de nafta, pasajes oficiales, do un listado con los “referentes” y “electores” que
etc.) que demandasen para la campaña; “así nadie “manejaban” en los “barrios” y en distintas institu-
se queda con el vuelto”, decía Salomone. ciones (“asociaciones vecinales”, “clubes barriales”,
Rosini informó que estaba previsto que el candi- ONGs, reparticiones de la administración pública
dato distribuyera sus “recorridos” de la siguiente provincial y municipal, escuelas); y otra carpeta
forma: a) por la mañana, “instituciones” y “ministe- con los “recursos” que disponían (vehículos y loca-
rios” –dependencias de la administración pública; les –principalmente). Dichas carpetas debían pre-
b) mediodía, siesta y primeras horas de la tarde, “ca- sentarse actualizadas en las reuniones del “coman-
minatas” por los “barrios” para “visitar” a los “ve- do electoral”, a fin de establecer la “agenda”
cinos” y entregarles personalmente su “propuesta”; semanal del candidato a intendente. La “agenda”
c) “conferencias”, “actos”, “reuniones en casas de sería confeccionada por los miembros del “coman-
familia”, “escuelas”, “unidades básicas”, “socie- do electoral”, procurando que el candidato “atien-
dades de fomento”. En los tres casos, todos los da” los “trabajos políticos” desarrollados por todos
grupos debían convocar a “su gente” a sumarse a los grupos. Desde la perspectiva de Rosini, la “car-
esos “hechos políticos”. Los candidatos a concejal peta amarilla” que contenía la distribución territo-
podían acompañar a BB, pero también era aconse- rial o institucional de los “referentes” –dirigentes y
jable organizarles otros “recorridos”, “visitas” y militantes– organizaría la agenda “racionalmente”.
“actos”, pues en el plazo de dos meses BB no podría El objetivo fundamental era atender las prioridades
presentarse personalmente en todos lados. electorales “estratégicas” del sublema, en base a la
La elaboración de la “agenda” del candidato elaboración de un “mapa” que diese cuenta de sus
aporta evidencias sobre cómo se delimitaba el es- “fortalezas” y “debilidades”, determinándolas en
pacio urbano en zonas de reconocimiento donde se términos de cantidad de “votos” o “puntos” que
confirmaban antiguas adhesiones y se procuraban cada grupo decía “controlar”. Ernesto Salomone y
nuevas, se revelaban escenarios de consagración po- Lucho se encargarían de gestionar la logística y or-
lítica propios y se disputaba con candidatos de sub- ganización de las actividades de BB vinculadas a la
lemas rivales no sólo el espacio sino también, y sobre “agenda” (“visitas”, “caminatas”, “reuniones”,
todo, el “apoyo” (compromiso de votar al candidato “charlas”, “actos chicos”) en coordinación con los
en las elecciones) de sus habitantes-electores. En dirigentes de cada grupo.
“reuniones”, “caminatas”, “visitas” y “actos chicos” Sin embargo, la idea mentada por Rosini se reveló
el candidato se encontraba personalmente con indi- inviable, pues ya en la primera reunión del “co-
viduos que participaban de las redes de alianza y mando electoral” los dirigentes asistieron sin nin-
clientela de los grupos de Todo por la Gente y con guna de las carpetas solicitadas. El marketinero las
otros que constituían potenciales electores. En un reclamó, advirtió que tenía conocimiento que cada
contexto social y cultural local donde las relaciones grupo “llevaba” (confeccionaba y mantenía actuali-
personalizadas y el compromiso del candidato con zada) esas carpetas para gestionar sus actividades, y
los miembros de su red política y electores eran posi- les preguntó abiertamente por qué no querían entre-
tivamente valorados, BB debía participar de aconte- gárselas. Sus reclamos fueron vanos; recibió por res-
cimientos políticos que habilitaran y actualizaran puesta algunas sonrisas condescendientes y miradas
esas relaciones. En ese proceso el candidato dejaría esquivas. Provisoriamente Rosini desistió de su pe-
de ser un individuo o “un político” lejano a “la gente” dido. Al día siguiente solicitó a su ayudante, Myriam
y comenzaría a devenir en “persona” “comprometida (una joven de unos 25 años que integraba su consul-
con la gente”. De allí que estos acontecimientos ocu- tora de marketing), que concurriese al local de “los
paban un lugar central en la campaña. independientes” a pedir las mencionadas carpetas.
Rosini confiaba en que el “buen trato” establecido
por su ayudante con los dirigentes de ese grupo con-
Rivalidades entre grupos del sublema tribuiría a realizar su objetivo. Si el resultado espe-
rado era consumado, pensaba repetir la estrategia
Rosini había solicitado a los dirigentes de los gru- con los otros. Myriam debía recordarles que Rosini
pos de Todo por la Gente que debían confeccionar había sido designado por BB como “coordinador de
dos carpetas: una, la “carpeta amarilla”, contenien- la campaña electoral” porque poseía conocimientos
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“técnicos y profesionales” específicos y no “formaba concertados como preguntándose ¿cómo esta chica
parte” de ningún grupo. Por estas razones, no debían no entiende algo tan simple y obvio?.
“desconfiar” de él, pues “estaba allí para asegurar el Mollo prosiguió su explicación: “El día de la
triunfo del sublema y no para beneficiar a algún elección nosotros tenemos que tener contactados a
grupo en particular”. De este modo, Rosini y Myriam los punteros y disponer de capacidad de movilidad,
habían comprendido que esas carpetas no podían para eso ya hicimos una planilla para que los com-
circular de un grupo a otro, pero juzgaban pertinente pañeros se anoten y se comprometan con sus autos.
que fuesen “administradas” por ellos y BB, “mante- Para poder llegar con los votos al día de la elección
niendo en reserva su contenido”. nosotros venimos trabajando hace rato… y vos
Provista de estas instrucciones, Myriam asistió a sabés que a nosotros nos hace falta plata. Hacen
una reunión del grupo de “los independientes”. Allí falta muchos [vehículos] porque la gente del cir-
se encontraban dos dirigentes del grupo –Silvero y cuito electoral dos es muy poca […] Tenemos qui-
Mollo– y tres “punteros” que integraban su red nientas familias asentadas en ese circuito que las te-
–Rolando, Rita y Juana. En la antesala había unos nemos que llevar a votar a otros circuitos cuatro y
jóvenes (hombres y mujeres) que cotidianamente cuatro A. Después, en el circuito tres B –Villa Ca-
cebaban mate y servían café a los dirigentes, mili- bello– hay seiscientos mil votantes, muchos de ellos
tantes y visitantes del local. Myriam pretendía son de los circuitos dos –Villa Sarita, cuatro y hasta
acordar algunas cuestiones con esos dirigentes refe- del siete. Muchos relocalizados por Yaciretá. Preci-
ridas a la organización de la campaña en los cir- samos buena movilidad para el día de la elección, si
cuitos electorales de la ciudad. A tal efecto, les soli- no a los punteros te los termina llevando otro a
citó un listado con los nombres, dirección y la dis- votar, y ahí perdemos los votos y toda la plata que
tribución geográfica de los “punteros” y “referentes pusimos en estos meses para sostenerlos [se refiere a
de las instituciones” que “manejaban”, pues necesi- los recursos materiales que invirtieron en “sos-
taba “cruzarlo” con los listados que proveerían tener” esos punteros a cambio de la promesa de
otros grupos del sublema y “coordinar las acciones votar a favor de los candidatos a intendente y con-
de todos”. La joven marketinera les prometió que la cejales de Todo por la Gente]. Mirá, para quién va a
información sólo sería conocida y utilizada por BB, votar la gente de los punteros es algo que sólo se
Rosini y ella, pero Mollo y Silvero rechazaron sabe el último día en el último minuto ¡Bah, y a
gentil, pero terminantemente el pedido. veces ni eso! ¡Porque al cuarto oscuro entran solos
Silvero fue taxativo: “Esa información no la po- y si quieren te pueden embromar! Ahora ya te-
demos hacer circular porque los ultra [como deno- nemos gente que viene al local a pedirnos cosas
minaba a los “humadistas”] después pueden com- para ellos y la gente de su barrio, y nosotros les po-
prarnos nuestros punteros, robárselos”. Y Mollo, demos dar muy poco, porque no tenemos plata. Los
con tono paciente y didáctico: “Nosotros tenemos de Afirmación sí tienen [dinero y recursos mate-
algunos referentes por circuito y ellos [los “huma- riales]. Y la elección se decide a favor del que bajó
distas”] también. Cada chacra tiene unas catorce o más cosas en el barrio. Eso es así, te guste o no. Y
diez y seis manzanas. Cada puntero maneja los parte de la culpa de que las cosas sean así la tiene el
votos de dos o tres manzanas. Ni el cura ahí puede Presidente del Partido [Humada], porque en el no-
conocer tanta gente. Así que imaginate, si nosotros venta y uno [año 1991] ya competíamos así entre
te damos las planillas y por ahí los de Afirmación te los sublemas [peronistas] en vez de encolumnarnos
las agarran, después se llevan los punteros y todos juntos para que gane el peronismo. Ahora los
¡chau!”. Myriam insistía: “Pero si los votos son del que están bajando más cosas son los de Cachilo
sublema ¿cómo que se los van a robar? Yo lo en- [Rodríguez, del sublema peronista Fuerza para el
tiendo si me dicen que tienen miedo de que se los Cambio], pero sabemos que los del local de [nueva-
roben los de otro sublema, pero ¡los del local de [y mente menciona el local donde estaba Salomone]
mencionó el nombre de la calle en la que se situaba ya llevan gastados como treinta mil pesos y acá no
el local desde donde operaba Ernesto Salomone] y vimos nada ¿me entendés? Por eso no te podemos
ustedes están juntos!”. Los dirigentes del grupo de dar la lista [de los punteros], porque después van y
“los independientes” se miraron entre sí algo des- nos compran los punteros”.
140 El marketing político y facciones partidarias

Silvero agregó a los dichos de su “compañero”: “leales”, “de confianza”, mientras que otros estaban
“No podemos entregarles los punteros porque, pase en proceso de incorporación o de distanciamiento
lo que pase en esta elección, en dos años tenemos respecto de sus patrones políticos –pudiendo ser
otra y en cuatro otra más, y nosotros queremos pro- estos últimos dirigentes de “los independientes”, de
yectar a BB como candidato a gobernador [en las otros grupos de Todo por la Gente, o de otros sub-
elecciones del 2003]. Hay que tener una mirada es- lemas peronistas. Los individuos que eran “puntos
tratégica y no ceder los punteros que manejamos. seguros” hacían público su “apoyo” a BB y a un diri-
Mirá que no somos ningunos nenes de pecho. Vos gente de “los independientes” frente a interlocu-
pensá que por circuito debe haber unos doscientos tores como sus “parientes”, “vecinos”, “amigos”,
punteros; esto dividiendo en parte los circuitos tres “militantes” de un sublema peronista rival o de otro
y cuatro. Así que ¿cuántos podemos tener nosotros? partido político. Pero quienes aún no habían deci-
Eso a vos no te tiene que importar, pero cuando vos dido su “apoyo” a algún dirigente y/o candidato no
nos pidas que movamos gente para un acto o para el explicitaban sus lealtades. Si Mollo y Silvero daban
día de la elección, nosotros te vamos a poder decir, a conocer su lista, a los grupos rivales de Todo por la
mirá, nosotros movemos tanto. Con eso a vos te Gente les sería fácil identificar los “punteros” que
tiene que alcanzar”. ya no pertenecían a la red política de “los indepen-
Myriam continuó sin comprender las causas de dientes” (pues habrían cambiado de patrón), expo-
la decisión férreamente sostenida por Silvero y niendo públicamente las inconsistencias de su lis-
Mollo; la juzgaba “irracional”, pues no admitía que tado y la debilidad de su red de aliados y clientes.
el grupo de “los independientes” considerase a los Asimismo, la publicidad del listado también podía
de Afirmación Peronista como “enemigos”, como si “quemar” (denunciar) a un “puntero” de un grupo
se tratara de sublemas rivales –peronistas y/o radi- rival que estuviese en proceso de incorporación a la
cales. Les preguntaba cómo era posible que ellos, red de un dirigente de “los independientes”, for-
“los independientes”, que eran “leales” a BB no zando su permanencia en el grupo original si no es-
aceptaban entregarle esa información a Rosini, “el taba “suficientemente convencido” o si “aún no ha-
coordinador operativo de la campaña, designado bían terminado de negociar las condiciones de su
por BB”. Silvero le respondió que: “Eso no es tan pase al nuevo grupo”, según fuera explicado por Sil-
así. Porque los ultra [“humadistas”] tienen el ma- vero.
nejo del Partido [de los recursos del Partido] y de la Los dirigentes de “los independientes” también se
legislatura [provincial] y por debajo de la mesa negaron a entregarle a Ernesto Salomone –“respon-
[esto es informalmente y de forma oculta] manejan sable de Logística y organización”– las propuestas de
recursos para ellos que no ponen en la caja general “bajadas” a los barrios, “visitas” a ministerios y “reu-
del sublema. Hay mucho resentimiento con esa niones”, pues no confiaban en él: temían que les
gente [de “Afirmación Peronista”] porque ellos “roben” los “punteros” o que les “cajoneen” [oculten]
siempre tienen todo [recursos materiales, control al candidato sus “propuestas”. Transmitieron las pro-
de espacios institucionales] y nosotros siempre que- puestas directamente a BB para que las incluya en su
damos afuera. A mi y a Mollo los puertistas nos de- “agenda”. Otro tanto hicieron los dirigentes del grupo
jaron sin trabajo después de la interna [elección de “los de educación” designando a sus dos dirigentes
partidaria de marzo de 1999] y nadie nos vino a dar –Leticia Flores y Manuel Moreno para dicha función
una mano ¡Y yo soy peronista desde que nací! Así de enlace con BB. Por su parte, los grupos de Afirma-
que no me pidas que confíe en estos tipos [de “Afir- ción Peronista descargaban sus críticas contra los diri-
mación Peronista”]. Yo ni siquiera entro en los lo- gentes y militantes de los grupos de “los indepen-
cales de ellos”. dientes” y “los de educación”, y temían ser perjudi-
Los dirigentes del grupo de “los independientes” cados por Lucho –co-responsable de “Logística y
temían dar a conocer a los otros grupos de Todo por organización” con Salomone. Pero los grupos “huma-
la Gente el listado de “punteros” que se atribuían distas” también mantenían entre sí diversos conflictos
como propios, pues en conversaciones íntimas del resultantes de rivalidades entre sus dirigentes, por la
grupo reconocían que su red de “referentes territo- acumulación de recursos materiales, cooptación de
riales” tenían puntos vulnerables. Esto es, algunos electores, posiciones en la lista de candidatos a conce-
“punteros” eran clientes “viejos”, “seguros”, jales y por la confianza y el favor de su máximo líder:
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación 141

Julio C. Humada. Por último, del mismo modo que los después de BB y de Julio C. Humada, pues –soste-
anteriores, los “puertistas” del grupo “rovirista” con- nía– para que las técnicas de marketing tuvieran
ducido por Muñíz y los “puertistas” del grupo del PPS efecto debía posicionarse por sobre la autoridad de
de Vielinsky elevaban sus propuestas de actividades los dirigentes de todos los grupos.
de campaña directamente a BB, sin atender a las ins- Durante los días que Rosini trabajaba en Po-
tancias organizativas establecidas por el marketinero sadas desplegaba una actividad febril de reuniones
para la campaña electoral (tales como el circuito esta- con BB, dirigentes y militantes; realizaba segui-
blecido a través de los “responsables de Logística y or- mientos in situ de la campaña electoral; reajustaba
ganización” y el “comando electoral”, todas sospe- permanentemente sus previsiones y planificaciones
chadas por aquellos de ser dominadas por el “huma- de acuerdo a los avatares impuestos por el influjo de
dismo”). Y a pesar de que ambos grupos eran la coyuntura política, y también –como vimos–
“puertistas”, unos recelaban de los otros, ya que los de ante las resistencias de dirigentes y militantes de los
Muñiz eran clientes de Rovira, y los de Vielinsky de grupos a “encuadrarse” en las líneas de trabajo que
Puerta. Así, la lealtad de un “puertista” como Muñiz proponía. A poco de iniciada la labor del marketi-
se debía a su “jefe político” (Rovira), antes que al indi- nero, BB comentaba a sus íntimos: “En el Partido
viduo que era el patrón de su “jefe político” (Puerta). [esto es, Humada] ven que estamos haciendo un
En el curso de los dos meses que duró la cam- trabajo profesional con la campaña y no a lo cha-
paña electoral pudo advertirse la recurrencia con mamé [expresión local que alude a algo mal hecho
que estos conflictos estremecían la unidad del sub- o sin muchas pretensiones de calidad]. Va a haber
lema y de los grupos que lo integraban. BB buscaba dos campañas [A y B]. Y el que no se ajusta a este
“poner paños fríos”, es decir procuraba calmar los nuevo estilo de hacer política ¡se queda afuera! ¡Les
ánimos y que los involucrados llegasen a un con- guste o no les guste!”. Pero con el correr de los días,
senso. Como líder de los grupos de “educación” y la autoridad y el peso del marketinero fue decre-
“los independientes”, BB rivalizaba con Julio C. ciendo; finalmente, durante el segundo y último
Humada y los dirigentes de Afirmación Peronista; y mes de la campaña electoral, la conducción quedó
si bien consideraba que la competencia entre en manos de BB, Humada y otros dirigentes de
grupos era legítima, afirmaba que no debía “per- Todo por la Gente.
derse de vista el objetivo estratégico” de ganar las Los marketineros se presentan en el campo polí-
elecciones municipales, pues sólo así se consagraría tico como “profesionales del análisis y la gestión de
intendente. BB decía: “De por sí, un sublema es una la política” y, en este sentido, rivalizan con otros
organización provisoria, inestable, que muere el día profesionales de la política –los “políticos”– por la
de las elecciones. Lo que pocos logran entender es interpretación legítima de la política y el control
que tienen que dejar de lado los conflictos internos efectivo de los recursos materiales y simbólicos en-
y tener una mirada estratégica. Si se gana el 12 de vueltos en ese campo durante un proceso electoral.
septiembre nos salvamos todos políticamente”. Marketineros y políticos esgrimen sus razones sobre
la eficacia social de sus respectivos conocimientos y
habilidades, dando lugar a una competencia y lucha
A modo de conclusión que, en el presente caso, resultó en el desplaza-
miento de Rosini y Myriam.
Cuando el marketinero fue contratado por BB se En el curso de la campaña electoral, Rosini con-
comprometió a viajar desde la ciudad de Buenos Ai- siguió imponer algunas ideas en la “campaña B” di-
res a Posadas cada diez días; mientras tanto su ayu- rigida a los “electores independientes” o “extra-par-
dante –Myriam– se encargaría de asesorar cotidiana- tidarios”, tales como la elección de un color (na-
mente a BB y a los “equipos de campaña”. BB ranja) que no identificase a Todo por la Gente con
contaba con Rosini para definir estrategias de propa- el PJ (azul y blanco), el recurso a una campaña de
ganda hacia el electorado y estrategias organizativas propaganda gráfica que hiciese fuerte hincapié en la
para el sublema que consoliden su candidatura como figura de BB, el jingle destinado a impulsar el voto al
intendente y liderazgo. De tal forma, con su consen- candidato a intendente, y algunas ideas sobre de-
timiento Rosini pretendió erigirse como “una autori- mandas de los ciudadanos de Posadas extraídas de
dad” de Todo por la Gente situada inmediatamente los “grupos focales”. Sin embargo, su tentativa por
142 El marketing político y facciones partidarias

erigirse en una “autoridad” en la jerarquía del sub- grupo), que llevaban la inscripción “BB Intendente.
lema apelando a competencias “técnicas” y “profe- Todo por la Gente” y con un V y el número 8 en-
sionales”, posicionándose entre BB-Humada y los cima que aludía a un símbolo caro a la tradición pe-
dirigentes de los grupos, se vio frustrada, pues estos ronista: “Perón Vuelve” (de los años de la “Resis-
últimos acostumbraban a tomar decisiones y con- tencia Peronista” y el regreso de Perón del exilio en
ducir personalmente la campaña, accediendo sólo a Madrid) y que en este caso también significaba “la
responder a la autoridad de BB o de Humada Octubre Vuelve” o “la Ocho de Octubre Vence”).
–según los casos. Los dirigentes de cada grupo diri- De modo que, los integrantes de la “Ocho de
gían la “campaña A” o “tradicional” con mano fé- Octubre” tampoco estaban dispuestos a diluir su
rrea y no permitían intromisiones de un individuo identidad en la propaganda que aludía a BB y Todo
ajeno en el “manejo” y “movilización” de su por la Gente.
“gente”. Incluso el gerenciamiento de la “campaña Por último, las tentativas de Rosini y su ayu-
B” terminó recayendo en manos de algunos colabo- dante por concentrar la información referida a re-
radores de confianza de BB, quienes solían elaborar cursos materiales (vehículos, locales, dinero, vales
–en base a ideas propias y periodísticas– algunos es- de nafta, pasajes oficiales de ómnibus, entre otros) y
critos que el candidato empleaba en sus discursos, humanos (militantes y electores integrantes de las
conversaciones con los vecinos, conferencias y en- redes políticas) que disponían los grupos para
trevistas con la prensa. De tal forma, la estrategia “hacer un uso racional” y definir “estrategias de
del marketinero de escoger sólo tres grandes pro- campaña más eficientes”, se dieron de plano contra
puestas para la campaña terminó diluyéndose en las rivalidades entre los dirigentes de Todo por la
una serie heterogénea de consignas que el candi- Gente. Ello debido a que, en tanto facciones, estos
dato a intendente, dirigentes y militantes utilizaban grupos sólo se reconocían solidarios, aliados e inte-
según las circunstanciales e interlocutores. El res- grantes de una unidad política relativamente ho-
ponsable del equipo de “Opinión Publica” se la- mogénea por oposición a los grupos de sublemas ri-
mentaba a fines del mes de julio porque al informe y vales peronistas y/o de otros partidos políticos;
grabaciones que resultaron de los grupos focales mientras que, al interior del sublema, cada grupo
“nadie le da bola” y siquiera sabía con certeza si sus competía con los otros por apropiarse de una can-
resultados habían llegado hasta BB. tidad mayor de esos recursos materiales, humanos y
Las directivas de Rosini sobre la publicidad tam- simbólicos.
poco tuvieron mejor suceso y, aquellas reconocidas Dos semanas antes de los comicios, el marketi-
por dirigentes y militantes, demoraban en imple- nero y su ayudante, finalmente, plantearon a BB
mentarse por deficiencias operativas, pues se daban que no estaban en condiciones de continuar su
de cara con arraigadas costumbres que imponían asesoramiento y regresaron a la ciudad de Buenos
los grupos partidarios al funcionamiento de la cam- Aires para no volver. Antes de partir, en un último
paña. Faltando pocos días para los comicios, un encuentro conmigo, Rosini confesó impotente:
grupo de “humadista” decidió “peronizar el sub- “No hay nada que hacer, che. Los grupos del sub-
lema” colocando pasacalles y afiches azules en toda lema se apoderaron completamente de la campaña
la ciudad con la inscripción “BB Intendente. Todo ¡Es una joda! ¿Viste? Pero es así. Estas son las
por la Gente. Afirmación Peronista”. BB tronó de cosas que los manuales [de marketing] no te
ira ante esa “negligencia”, responsabilizó al diri- cuentan…”. Quizá esta afirmación del marketi-
gente del grupo, ordenó retirar esa publicidad, y nero haya sido un tanto excesiva, imbuido como
llevó su impresión de desagrado ante Julio C. Hu- estaba del sabor del fracaso en su disputa con los
mada. No obstante, buena parte de esa propaganda dirigentes y militantes. En esta campaña electoral
permaneció expuesta en las calles aún días después municipal (al igual que en otras) la impronta de las
del 12 de septiembre (día de los comicios) pues, estrategias del campo del marketing político estu-
según el parecer de BB, había sido consentida por vieron presentes y fueron apropiadas por “los polí-
“el Viejo Humada”. De igual forma, la “agrupación ticos” para avanzar en la conquista del voto del
Ocho de Octubre”, de Afirmación Peronista, a me- electorado y en su rivalidad con otros sublemas.
diados de agosto lanzó a sus militantes a la calle con No obstante, el presente caso etnográfico de-
unas remeras amarillas (color que identificaba al muestra acabadamente cómo la creciente incur-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación 143

sión de los marketineros en la política de la Argen- de buena salud en la arena política, aún cuando
tina, se amalgama armónica (como en la relación “forasteros” como comunicadores sociales, politó-
entre BB y Rosini) y también conflictivamente logos y –por supuesto– marketineros auguren el
(como en la relación de Rosini con los grupos) con inevitable triunfo del marketing y la política me-
otras formas de organización y socialización polí- diática en la sociedad actual.
tica. O en otras palabras, la dinámica de las fac-
ciones constituidas a partir de redes de relaciones
personalizadas de alianza y clientela todavía gozan

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dades complejas. Alianza Editorial. Madrid. p.19-39.

Notas

1 Doctor en Antropología Social. Profesor Adjunto Teoría Política. acciones descriptas podían perjudicarlos en el presente o en el futu-
Departamento de Sociología. Facultad de Humanidades y Ciencias ro. No olvidemos que siguiendo una lógica propia del campo políti-
de la Educación, Universidad Nacional de La Plata. e-mail: laura- co, los actores proceden aplicando implacablemente los rótulos de
rod@arnet.com.ar. “amigo” o “enemigo” a todos aquellos que participan de su juego,
2 Este trabajo forma parte de mi tesis de doctorado en antropología de manera que la objetivación de ciertas palabras y acciones en
social por la Universidad Nacional de Misiones, Formas de organi- este texto podría incriminarlos política e incluso judicialmente.
zación y socialización en un partido politico. Etnografia sobre fac- Mientras tanto, decidí no sustituir los nombres de dirigentes de re-
ciones, alianzas y clientelismo en el peronismo durante una cam- conocida trayectoria provincial y municipal en Misiones, pues no
paña electoral (año 1999, ciudad de Posadas, provincia de establecí con ellos ningún compromiso en este sentido y considero
Misiones, Argentina), que contó con la dirección de la Dra. Rosana que ello hubiera incidido negativamente en el análisis desdibujando
Guber. el contexto en que se producían los acontecimientos. Aún cuando
he procedido guardando el anonimato de los personajes y grupos,
3 En adelante las categorías “dirigente” y “militante”, “marketine-
un lector preocupado por identificar acontecimientos y protagonis-
ro”, “especialista en marketing”, “marketing”, “marketing político”,
tas difícilmente tendría dificultades en reconocerlos; en algunos ca-
“sublema” y “Todo por la Gente” serán citadas sin comillas, no
sos bastaría recurrir a un archivo periodístico o tomar contacto con
obstante remitirán siempre a su sentido nativo y a su contexto de
algún habitante de la ciudad de Posadas. Dejo pues en manos del
uso. Los nombres reales de los personajes han sido modificados a
lector la decisión de avanzar en ese sentido.
efectos de preservar su intimidad. Del mismo modo, el nombre del
“sublema” que seguí durante el trabajo de campo fue cambiado. En 4 “Grupos”, “agrupaciones”, “líneas internas” son categorías nati-
algunos casos la omisión de los nombres verdaderos fue un pedido vas, por lo tanto las citaremos entre comillas. La referencia a gru-
explícito de los informantes, en otros intencionalmente los he susti- pos (sin comillas) remite a una definición sociológica de un deter-
tuido por considerar que las afirmaciones realizadas por ellos o las minado colectivo social.
144 El marketing político y facciones partidarias

5 Boivin, Rosato y Balbi (1998) señalan que en la vida de un grupo 9 El texto centrado corresponde a notas de campo.
social la “traición” es la contracara de la “confianza”. En la literatura 10 Estas fotografías fueron encargadas a un estudio fotográfico
antropológica esta última ha sido utilizada para referir al conoci- profesional de la ciudad, sin embargo nunca fueron empleadas en la
miento mutuo personalizado presente en las relaciones diádicas y, campaña electoral pues, por un lado, técnicamente no servían –se-
en particular, en el clientelismo, basado en el intercambio recíproco gún el marketinero– porque fueron tomadas a una distancia excesi-
prolongado entre los individuos involucrados. Estos autores distin- va y en un día nublado –sólo se utilizó el retrato tomado a BB, vesti-
guen dos formas de “confianza” en los contextos sociológicos. Por do con traje, que fue multiplicado en miles de volantes y afiches de
un lado la “confianza” basada en el conocimiento personal del otro; campaña; por otro lado, el sublema no contó con dinero suficiente
este es el caso de la relación del líder de la facción y los clientes que para producir la variedad de material impreso que demandaba la
la integran, o en la relación personalizada que mantienen los alia- idea de fotografiar al candidato con “la gente de Posadas”. En cuan-
dos. Por otro lado, la “confianza” fundada en el conocimiento de to a las fotografías con Rovira y Puerta su producción resultó pos-
ciertas referencias exteriores –marcas- atribuidas al otro, que fun- tergada en muchas ocasiones hasta que, finalmente, un “fotógrafo
cionan como signos visibles de su condición social; así pues, la amigo” de un dirigente “puertista” del grupo “de educación” acom-
presencia de un individuo en una reunión o acto político de Todo por pañó a BB a un acto organizado por un ministerio provincial en el
la Gente durante la campaña electoral municipal presuponía su ad- que se encontraban el candidato a gobernador y el gobernador. En
hesión a los candidatos del sublema y se presuponía que era “com- dicha oportunidad, BB los interceptó, se puso junto a ellos, y mien-
pañero” -como se designan entre sí los peronistas- porque adhería tras todos sonreían el fotógrafo los retrató.
a un líder y símbolos partidarios comunes.
11 Estos dichos de Rosini no son ajenos a las conclusiones alcan-
6 En su estudio sobre patronazgo político en la Baixada Fluminense zadas por Gabriela Scotto (1999) en un estudio sobre las estrate-
(Rio de Janeiro, Brasil) en la década de 1950, Mario Grynszpan se- gias de marketing político en el Brasil. Ella observa que los marketi-
ñala que: “En este mundo dividido entre amigos y enemigos opera- neros describen la centralidad del marketing en las campañas
rían conjuntamente, y de forma complementaria, dos patrones éti- electorales apelando a la función necesaria y revolucionaria de los
cos, morales y de comportamiento político. Uno marcado por la medios masivos de comunicación en la sociedad actual, la
personalidad, la práctica de la influencia, de la protección, del favor, des-ideologización de la política expresada en el dominio de las
de la amistad y de la colocación serían vistos como mecanismos le- imágenes sobre los contenidos programáticos, la crisis de los parti-
gítimos […] A los enemigos, no obstante, sería justo perseguirlos, dos políticos y la crisis de representatividad, y la mayor importancia
perjudicarlos, obstaculizar sus actos incluso exigiendo su estricta atribuida a los candidatos en tanto personas en detrimento de los
subordinación a ley. Aquí la personalidad necesitaría ser deslegiti- partidos políticos, programas e ideologías.
mada y el favoritismo impugnado, percibido como un arreglo,como
12 En el peronismo se designaba como “punteros” o “referentes te-
abuso. Se reclamaría imparcialidad y aplicación de las leyes, se exi-
rritoriales” a aquellos profesionales de la política que construían su
giría respeto a las reglas impersonales y universales. Estaríamos,
poder a estructurando redes personalizadas de alianza y clientela
por lo tanto, ante la antigua fórmula según la cual a los amigos se
con individuos residentes en “barrios” –a los que denominaban
les debería todo y a los enemigos se les impondría la ley” (1990:84
“vecinos/as”, “amigos/as”, “compañeros/as”- con quienes mante-
mi traducción).
nían relaciones de corresidencia cotidianas. Esas redes se desple-
7 Los denominados “electores independientes” no integraban las gaban entre sectores sociales de clase media y asalariados paupe-
redes de relaciones de dirigentes y militantes peronistas en los ba- rizados y/o pobres estructurales. Se los llamaba “punteros” porque
rrios, la administración pública provincial y municipal, las escuelas su poder político se “medía” por la cantidad de “puntos” –electores
del sistema educativo provincial, la universidad nacional u otros de los padrones electorales partidario, municipal, provincial, nacio-
campos sociales; por tanto, los distintos sublemas peronistas de- nal– que “volcaban” o “movían” en “apoyo” de la candidatura de
bían diseñar estrategias ad hoc para la captación de ese electorado algún “dirigente” o de sí mismos durante los períodos electorales.
que no controlaba directamente.
8 Dirigentes y militantes peronistas también se dieron conmigo una
similar estrategia de asimilación política.
Enemigos y aliados contra indiferentes
e indecidibles: lo siniestro en la guerra
sucia argentina
Antonius C.G.M. Robben*

¿Cuál es la fuente de los cambios y las transforma- En su viaje de descubrimiento, Magris encuentra
ciones cotidianas? En las ciencias sociales hay una un relato de un cierto Amadeo, quien es adepto a la
muy vieja discusión entre quienes dicen que, a fin hipótesis de Furtwangen. Según este relato, el agua
de cuentas, la fuerza motriz es el individuo y, los que de la fuente sale en Furtwangen de un hueco detrás
afirman que las transformaciones vienen de las de la colina. Cuando Amadeo sube la colina, des-
fuerzas colectivas de la sociedad. Obviamente, los cubre que el hueco se nutre de una pradera enso-
dos campos no niegan la existencia de una influen- pada que está algunos metros arriba. “La tierra- es-
cia mutua, pero cada uno tiene su posición tomada. cribe Claudio Magris- absorbe innumerables pe-
Cuando al fin de los años setenta del siglo pa- queñas corrientes, las filtra y las muestra de nuevo
sado, los sociólogos Anthony Giddens y Pierre Bo- en el lugar donde nace la fuente... Entonces el in-
urdieu lanzaron sus teorías de la estructuración, los vestigador [Amadeo] se pregunta, de dónde viene
dos campos se reconciliaron por un tiempo. En un el agua que torna la pradera un pantano que es, en
intento por reenfocar la discusión sobre el indi- realidad, el Danubio.”1 ¿Representan la estructura
viduo sin perder de vista el entorno social, reciente- y la subjetividad dos fuentes, o un pantano compar-
mente la vieja disputa ha brotado nuevamente. tido? ¿Sería mejor comparar su conexión, con la
Pero ahora, no se habla de actor o de sujeto, sino de atracción capilar del agua, que con la confluencia
subjetividad. Al mismo tiempo, otros retoman la de dos ríos?
idea de las fuerzas intrínsecas de la sociedad al refe- En mi opinión, no podremos resolver la contra-
rirse, por ejemplo, al concepto de violencia estruc- dicción entre individuo y sociedad, si continuamos
tural. Entonces, si queremos conocer las transfor- pensando la existencia de un abismo entre ellos, por
maciones de un mundo integrado por sociedades y el contrario tenemos que concentrarnos sobre la
actores ¿De cuál de las dos fuentes debemos beber? base conceptual compartida. Tenemos que buscar
Examinemos más de cerca la metáfora de la es- cualidades que no se puedan situar exclusivamente
tructura y la subjetividad, como dos fuentes. Freud dentro del individuo (motivos, principios, inten-
nos enseña que las metáforas permiten a los ana- ciones, racionalidades) ni dentro de la sociedad (es-
listas ver las semejanzas entre cosas que son, en tructuras, fuerzas, reglas, tradiciones, leyes). Busca-
otros aspectos, totalmente diferentes. Me gustaría remos conceptos que pueden manifestar lo compar-
esclarecer mi metáfora de la fuente, con un viaje a tido, que no residan sólo en uno de los dos polos. En
la fuente del Danubio, el mismo río en el cual otras palabras, tenemos que buscar un camino al
Freud, Ferenczi y también Jung, se nutrieron espiri- pantano del Danubio. Y vamos a pedir la ayuda de
tualmente. un guía que nos acompañe en la búsqueda de una
El origen del Danubio está lleno de misterios. relación entre la estructura y la subjetividad. Pro-
Entre ellos si este río poderoso nace de una fuente, pongo para ello, el concepto conductor “Unheim-
o de dos. Desde hace siglos, los dos pueblos de Furt- lich” de Freud. “Unheimlich” se puede traducir en
wangen y Donaueschingen se disputan el derecho Castellano como “lo siniestro”. Conceptos como
de reclamar la verdadera fuente del Danubio. En su “das Unheimliche” puedan esclarecer las zonas in-
libro Danubio, el italiano Claudio Magris, un ger- terfaciales del individuo y de la sociedad. Así voy a
manista de renombre, intenta descubrir la verdad. explorar empíricamente, la fuerza epistemológica

•145•
146• Lo siniestro en la guerra sucia argentina

del concepto “lo siniestro”, mediante un análisis del puesto del decidido, alguien que toma su destino en
comportamiento individual y colectivo en situa- sus propias manos. Los indecidibles y los indife-
ciones de guerra y conflicto. Compararé el dilema rentes evocan, al mismo tiempo, el miedo y el des-
de un individuo que está entre la decisión de matar precio de los decididos. Ellos son “siniestros.” Ellos
o ser matado, con el dilema de ciudadanos que son parecen indiferentes frente a la derrota y la destruc-
forzados a elegir entre dos partidos en combate. ción amenazante de la sociedad a la cual perte-
El individuo, en mi comparación, es Meursault, la necen.
figura principal de la novela El Extranjero de Albert Los combatientes de un conflicto armado, en-
Camus. Los ciudadanos son los millones de argen- vueltos en la violencia, esperan que los civiles to-
tinos, que durante la llamada “guerra sucia”, tu- men partido por uno de los bandos. Confían en que
vieron que elegir entre las Fuerzas Armadas y las or- la población defina claramente sus simpatías polí-
ganizaciones guerrilleras. Por un lado, voy a usar la ticas y determine quién está en posesión de la ver-
figura de Meursault para analizar los dilemas morales dad, la justicia y la moralidad. Como suele ocurrir
de la sociedad argentina; por el otro, voy a mostrar siempre que estalla un conflicto de envergadura,
como la situación de los ciudadanos argentinos también las partes enfrentadas en la Argentina de
puede esclarecer el desprecio que recibe Meursault los años setenta del siglo pasado, creían que estaba
de la sociedad argelina. Los dos evocan, en su en- justificado el empleo de la fuerza. Tanto para los
torno, el sentimiento de lo siniestro, de lo “unheim- mandos del ejército como para las organizaciones
liche”, porque se niegan a elegir. Voy a usar el neolo- de la guerrilla, lo inmoral era precisamente no pro-
gismo indecidible,acuñado por Derrida, para describir nunciarse. Ambos bandos trataron de ganarse a los
la diferencia con la palabra indeciso. Intentaré mos- argentinos y de convencerlos, que el recurso a la
trar que la posición entre dos fuegos, no implica ne- violencia era una necesidad histórica. La fuerza,
cesariamente indecisión, pasividad o parálisis, pero con que se difundió este discurso público, consiguió
que esa actitud puede ser también motivada por una eclipsar el agudo temor que les inspiraba la indeci-
postura moral contra la violencia. sión de los civiles.
Durante el enfrentamiento que mantuvieron, en
la década de los setenta, las fuerzas gubernamen-
Amigos, enemigos e indecidibles tales y la guerrilla revolucionaria argentina, los ci-
viles, que parecían mantenerse indiferentes, des-
En situaciones violentas, la elección entre una ac- pertaban en ambos bandos sentimientos de des-
ción y la otra puede significar la diferencia entre la precio y ansiedad. El miedo que sentían no era al
vida o la muerte. Albert Camus muestra esa trage- terror -del que, a diferente escala, eran maestros-
dia a través de los pensamientos de Meursault espe- era más bien un miedo a la derrota, que se acrecen-
rando su propia muerte, en una cárcel argelina. taba por la inseguridad que les causaba el elevado
número de civiles no comprometidos. A los prota-
Había vivido de tal manera y hubiera podido vivir gonistas de la situación argentina, efectivamente,
de tal otra. Había hecho esto y no había hecho aque- les preocupaban quienes se resistían a batallar acti-
llo. No había hecho tal cosa en tanto que había hecho vamente a favor de uno de los dos bandos. No en
esta otra. ¿Y después? Era como si durante toda la vano, los imparciales no encajaban en ninguna de
vida hubiese esperado este minuto... y esta brevísima las categorías sociales que habían quedado estable-
alba en la que quedaría justificado. Nada, nada tenía cidas tras tanto derramamiento de sangre. De he-
importancia, y yo sabía bien por qué.2 cho, minaban la estructura de rivalidad caracterís-
tica de un conflicto violento que se había presen-
Meursault se puede reconciliar, apenas horas tado como una necesidad histórica. Según
antes de su ejecución frente a la certeza de su pensaban los combatientes, el hecho de que se
muerte, con los acontecimientos fatales de su vida. mantuvieran al margen podía determinar, por de-
La figura de Meursault simboliza el indecidible en la fecto, su derrota. Estos civiles se situaban en el ex-
sociedad, alguien que no hace su propio camino tremo opuesto a los hombres de acción, los militares
sino que deja guiar su vida por las circunstancias y los revolucionarios que habían tomado en las pro-
con las que se encuentra. El indecidible es el o- pias manos su destino y el del resto del país.
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •147

El neologismo indecidible de Derrida describe, en tan a la primera mitad del siglo XIX, cuando las
mi opinión, a estos civiles. Personalmente, prefiero guerras civiles asolaron un país, que se encontraba
este término a “indeciso”, porque la indecibilidad en plena Guerra de la Independencia contra Espa-
no implica necesariamente la indecisión, la pasi- ña. Los caudillos de las distintas regiones se opusie-
vidad ni la parálisis. La indecibilidad también ron a la hegemonía que gozaba la elite poscolonial
puede nacer de una actitud moral activa. La ma- bonaerense. Asimismo, las luchas por las condicio-
yoría de los argentinos puede catalogarse de “inde- nes que debían respetar el gobierno y los represen-
cidible no comprometido”. Por su parte, los acti- tantes políticos, enfrentaron durante décadas a fe-
vistas argentinos que lucharon en pro de los dere- derales y unitarios. Argentina iba a sufrir varios
chos humanos y que se opusieron enérgicamente a estallidos de violencia más durante el siglo XX, ya
los medios violentos empleados por los militares y fuera por los golpes de Estado o por la represión que
las fuerzas de la guerrilla, representan el sector de sofocara las huelgas sindicales y las manifestaciones
los “indecidibles comprometidos”. estudiantiles. La violencia política alcanzó niveles
“La guerra - según Elaine Scarry -, es... una es- sin precedentes durante los setenta del siglo pasa-
tructura que persigue la des-realización de los cons- do, un período que sólo puede compararse al de las
tructos culturales y, simultáneamente, su reconsti- guerras civiles del siglo XIX. La tensión política que
tución final. En última instancia, con la guerra se había ido en aumento desde el golpe de Estado que
trata de determinar cuál de esos dos constructos derrocó en 1955 al presidente Juan Domingo Pe-
culturales enfrentados, va a gozar de la autorización rón, fue degenerando en una rivalidad antagónica a
de ambas partes para convertirse en real.”3 La revo- lo largo de los sesenta, a medida que los dictadores
lución que los guerrilleros argentinos trataron de militares endurecieron el control sobre la clase
culminar en los setenta, y las instituciones cultu- obrera y los estudiantes. Este conflicto político dio
rales y políticas que defendían los militares eran paso a la lucha abierta durante los setenta del siglo
constructos culturales antagónicos. La suya, no era pasado.
una lucha por el poder, sino por el espacio de la cul- Tras la salida de Perón del poder, se generalizó
tura, por la determinación de los márgenes y las en Argentina un sentimiento de insatisfacción polí-
condiciones culturales en las que iba a desarrollarse tica. La persistencia de la frustración, entre la clase
la vida de los argentinos. Éstas se manifestaban en obrera, por la proscripción del peronismo y la apari-
instituciones sociales, convenciones, costumbres, ción de una generación más joven, con conciencia
creencias, símbolos y significados. En palabras del de clase, que deseaba tomar parte activa en la polí-
General Díaz Bessone: “Yo sostengo que cuando los tica, se fundieron entre 1969 y 1973, engendrando
valores son totalmente opuestos sobreviene la una poderosa fuerza de oposición al gobierno mi-
guerra. No hay más remedio. No se puede convivir. litar, que entonces ocupaba el poder. Los sindi-
Por eso sobreviene la guerra en el medio, porque catos convocaron a huelgas generales. Las asocia-
hay valores contrapuestos… La subversión significa ciones de jóvenes peronistas se manifestaron en las
el cambio de los valores, el cambio de la cultura na- calles. Animados por Perón, ciertos grupos guerri-
cional."4 Los mandos militares y los revolucionarios lleros pusieron bombas incendiarias en las sedes de
argentinos arriesgaron sus vidas para imponer en la las grandes compañías extranjeras y se tomaron du-
sociedad un constructo cultural determinado. Sólo rante unas horas algunas pequeñas ciudades,
con mucho sacrificio podía conseguirse la victoria, creando en el país una sensación general de insegu-
porque ambas partes estaban convencidas de que ridad. Esta movilización popular dio sus frutos. A fi-
los males que aquejaban a la Argentina estaban nales de 1972, el gobierno militar negoció con
muy arraigados. Perón la cesión del poder mediante la convocatoria
a elecciones generales, que se celebraron en marzo
de 1973.
El maniqueísmo en la cultura política Algunos grupos marxistas sacaron partido de la
argentina ola de protesta del movimiento peronista a partir
del 1969, logrando atraer a un pequeño, pero muy
Los orígenes de la estructura de rivalidad caracte- vigoroso, sector de la población. En su opinión, la
rística de la oposición política argentina, se remon- conciencia revolucionaria de las masas populares
148• Lo siniestro en la guerra sucia argentina

había alcanzado un nivel decisivo. El Ejército Re- bilidad política que le exigían los militares y la clase
volucionario del Pueblo (ERP) surgió a principios dominante. El movimiento peronista estaba divi-
de los setenta y se convirtió en la organización más dido en varias facciones, y esto se traslucía en toda
importante de la guerrilla. Esta organización siguió una serie de maquinaciones políticas, luchas intes-
perpetrando ataques armados, incluso después de tinas del propio gobierno, protestas callejeras,
que la dictadura permitiera en 1973 la suba al poder huelgas, asesinatos y campañas de intimidación di-
de un gobierno democrático peronista. Los diri- rigidas contra los sindicalistas.7 Así las cosas, la or-
gentes guerrilleros estaban convencidos que era po- ganización marxista PRT-ERP anunció su decisión
sible lograr una insurrección popular, aunque sa- de crear una zona liberada en la provincia norteña
bían que la victoria definitiva podía retrasarse aún de Tucumán y de continuar atacando las bases mili-
varios años. tares en el resto del país. Al sentirse cada vez más
El optimismo que demostraban estas organiza- vulnerables, las Fuerzas Armadas comenzaron a
ciones marxistas emanaba de lo que para ellos era prepararse para el contraataque.
una evaluación objetiva y científica de las fuerzas La espiral de violencia se intensificó tras el falle-
políticas en Argentina. Pedro Cazes Camarero, un cimiento de Perón el 1 de julio de 1974. Entre julio
ex-dirigente del ERP, hablaba dos décadas más de 1974 y marzo de 1976, se registraron más de dos
tarde de este marco político de la siguiente manera: mil actos violentos y más de mil personas perdieron
la vida, víctimas de la violencia política.8 Mientras
Lo que pasa es que adicionalmente a eso [a este las Fuerzas Armadas concentraron su lucha en las
marco político], nosotros teníamos una dialéctica de organizaciones marxistas, la derecha peronista y la
acumulación de fuerzas. Esta dialéctica de acumu- policía se enfrentaron a la izquierda peronista, en
lación de fuerzas pasaba en parte porque la lucha particular a los Montoneros.9 Los militares recrude-
contra un enemigo tendía a fortalecernos, no a debi- cieron las acciones contrainsurgentes a mediados
litarnos, porque aunque nosotros recibiésemos al- de 1974, procediendo a la captura, la tortura y la
gún golpe producíamos un efecto político demostra- ejecución de los guerrilleros. En represalia, el Ejér-
tivo que tendía a polarizar las fuerzas políticas alre- cito Revolucionario del Pueblo anunció la matanza
dedor de nuestra propia fuerza.5 indiscriminada de mandos militares. La muerte de
Capitán Viola y de su hija de tres años en diciembre
Esta convicción sobre lo inevitable de un pro- de 1974 impresionó a los militares y, convenció a
ceso político dialéctico y la certeza sobre un desen- los altos mandos, que había llegado el momento de
lace revolucionario se transmitió a las Fuerzas abordar acciones más decisivas.
Armadas y a la población argentina: “Debemos En muchas de las entrevistas que, quince años
atacar al ejército enemigo ya, ahora, siempre, hasta más tarde, mantuve con los mandos del gobierno
destruirlo, para poder tener entonces un verdadero militar, aún se dejaba sentir el tremendo temor, por
gobierno obrero y popular”, se escribía en El Com- no decir pánico, que asaltaba a mis entrevistados,
batiente. sólo de pensar, que sus familias podían haber sido
Las Fuerzas Armadas se tomaron estas amenazas los objetivos de estas represalias. El asesinato en
en serio. Desde la revolución cubana de 1959, y es- 1976 del General Cardozo es uno de los terroríficos
pecialmente desde que el Che Guevara iniciara una ejemplos que mejor ilustra este miedo. El
lucha de guerrillas en Bolivia, a mediados de los se- Contra-almirante Horacio Mayorga recordaba que
senta, los militares argentinos habían comenzado a estaba obligado a cambiar de residencia cada
plantearse la posibilidad de acometer acciones pa- quince días tras retirarse de la Marina en 1974:
recidas en su tierra. El ataque de la guerrilla del
ERP en septiembre de 1973 a una base militar si- Lo que ustedes los europeos no van a entender
tuada cerca de Buenos Aires, terminó por con- jamás es que nos era tan agobiante la guerra anti-
vencer a las Fuerzas Armadas de que el viraje hacia subversiva, nos era tan agobiante. Usted está ha-
la democracia no había instaurado la paz en la so- blando con un almirante que es del montón. A mí
ciedad argentina. me trataron de secuestrar una hija mía, la fueron a
A finales de 1973, el ambiente político estaba buscar al colegio. En la guardia acá le pegaron un
muy enrarecido. Perón no podía garantizar la esta- tiro a un custodia mío, y me mandaron a avisar de
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •149

Puerto Belgrano que mi mucama en una clase de ciones revolucionarias, como dos demonios enfren-
catequismo en esta iglesia que está acá al lado se la tados en una dialéctica feroz de destrucción mutua,
había levantado un guerrillero del ERP, para que totalmente aislados del contexto histórico y políti-
me pusiera, como a Cardozo, una bomba [debajo co más amplio en el que se hallaban. Graciela Fer-
de la cama].10 nández Meijide hace la siguiente puntualización:

La beligerancia de las partes combatientes eclip- En esta sociedad siempre se intenta dividirlo
saba las llamadas a la moderación que hacían todo por dos; en dos posiciones. Entonces, vos tenés
ciertas personas destacadas de la sociedad argen- la teoría de los dos demonios, las dos veredas, los dos
tina, tanto de uno como del otro lado de la línea di- bandos, que para mí es maniqueísta, absolutamente
visoria. En los panfletos revolucionarios, se fraguó maniqueísta, y no ayuda para nada a un desenvol-
un discurso público en el que se denominaba repre- vimiento de una tercera posición, si se pudiera, que
sores, explotadores y parásitos de la población, a los seguramente comprende a la mayoría de los argen-
militares. Los revolucionarios, por su parte, apare- tinos.11
cían presentados en los periódicos nacionales como
salvajes, subversivos, terroristas, nihilistas, nó- Fernández Meijide subraya el carácter maniqueo
madas de la crueldad e impulsores de la destruc- de la cultura argentina, que sigue generando nue-
ción. Con el uso de términos peyorativos se buscaba vos conflictos y oposiciones sin resolver previa-
deshumanizar al enemigo y presentar el bando mente los existentes. Por esta razón, sería dema-
propio como el más humano, a pesar de toda la vio- siado simplista describir la compleja situación polí-
lencia que entrañaba esa humanidad. Estos tér- tica que se vivió en Argentina, durante los setenta,
minos establecieron un tono irreconciliable que al- como un conflicto armado entre los militares y los
canzó su punto más álgido con el llamado a las revolucionarios. Desde luego, las organizaciones re-
armas. volucionarias argentinas no eran análogas a las Bri-
El vocabulario incendiario cosificaba al oponen- gadas Rojas italianas o a la Facción del Ejército
te, convertido en poco más que un peligroso obs- Rojo alemán, que operaron en un vacío político,
táculo, que entorpecía la llegada de un futuro glo- ajenas a las preocupaciones de las clases obreras ita-
rioso. Los responsables de la inestabilidad que ca- liana y alemana. Más bien, los revolucionarios ar-
racterizaba el ambiente de los años anteriores al gentinos actuaban en un clima generalizado de
golpe de Estado de 1976, arropaban sus actos de conmoción popular. “La violencia de arriba genera
violencia con un discurso beligerante plagado de la violencia de abajo”, rezaba un lema popular en
connotaciones apocalípticas. La combinación de aquella época. Efectivamente, se produjeron en-
este discurso bélico, los actos de violencia y el anta- frentamientos en fábricas, universidades, parro-
gonismo ideológico, con el miedo de cada bando quias, cuarteles militares y en las calles de las princi-
por el potencial militar del otro, dio lugar a ese com- pales ciudades industriales. Los militares denuncia-
plejo contexto en el que comenzó a definirse el ene- ban la agitación, alimentada por los comunistas y la
migo y a establecerse los objetivos. En 1975, el con- infiltración de extranjeros, mientras que las organi-
flicto armado culminó en la oposición hostil de dos zaciones revolucionarias, por su parte, apuntaban
bandos: las Fuerzas Armadas y la policía, por un como causa de la violencia, la explotación que su-
lado, y por otro, la frágil alianza que formaban los fría la clase obrera como consecuencia del imperia-
grupos revolucionarios con el PRT-ERP y los Mon- lismo de las potencias internacionales y de la bur-
toneros. Ambas partes estaban dispuestas a luchar guesía nacional. Estas denuncias, de gran calado,
hasta el final. dejaban entrever la sensación de amenaza que sus-
citaban los constructos culturales que cada bando
trataba de imponer, mediante el uso de la fuerza, en
La dualidad auto excluyente durante la sociedad argentina.
los años setenta El análisis del discurso público muestra que esta
sensación de amenaza persistió a lo largo de los se-
Algunos agentes y analistas políticos han presenta- tenta - el comunismo frente al imperialismo capita-
do a las Fuerzas Armadas argentinas y las organiza- lista -, si bien el blanco de las operaciones fue va-
150• Lo siniestro en la guerra sucia argentina

riando con el transcurso de los años en consonancia y la policía. En lugar de atacar a los militares, entre
con los cambios experimentados por las diferentes 1973 y 1974 los Montoneros centraron su lucha
fuerzas políticas. Los enemigos cobran existencia contra la derecha peronista, pero secundaron al
cuando el miedo que causa lo que se percibe como ERP en 1975 en su ataque contra lo que llamaban la
una amenaza, deriva en una acción violenta diri- guardia pretoriana de la clase dominante. A finales
gida contra un objetivo específico. La amenaza se de 1975, los Montoneros comenzaron a atacar
interpretaba en términos geopolíticos, pero el ene- bases militares e instalaciones de la Marina y las
migo se identificaba en el seno de la nación, no Fuerzas Aéreas. La coordinación entre los Monto-
tanto como una quinta columna que colaboraba neros y el ERP a la hora de llevar a cabo sus ac-
con una potencia extranjera, sino más bien como ciones armadas resultaba, a ojos de los militares, un
un enemigo interno cooptado por una ideología paso decisivo y fatal que exigía la represión total.
puesta al servicio de intereses ajenos, bien capita- El inicio de este ataque sistemático contra la iz-
listas bien comunistas. La percepción de un ene- quierda revolucionaria se produjo en febrero de
migo nacional determinó la selección de los obje- 1975, cuando un decreto difundido en secreto
tivos, convirtió a prácticamente todo el mundo en entre los militares ordenó la aniquilación de los
un sospechoso potencial y transformó el conflicto guerrilleros marxistas en Tucumán. En lo que cons-
en una lucha encubierta por definir la cultura y la tituye un ejemplo de considerable dramatismo his-
identidad nacional. tórico, la campaña recibió el nombre de Operación
Esta situación recuerda la obra de Ernesto Sá- Independencia. El jefe de la operación, el General
bato Sobre héroes y tumbas, un relato fascinante Vilas, creía que la forma más eficaz de erradicar las
sobre la paranoia y la conspiración: “Todos estaban guerrillas no era atacarlas en las colinas y la selva de
recelosos de todos, la gente hablaban lenguajes di- Tucumán, sino más bien aislar a los combatientes
ferentes, los corazones no latían al mismo tiempo de la población que los ayudaban.15 El General
(como sucede en ciertas guerras nacionales, en Vilas daba así la vuelta a la conocida frase de Mao
ciertas glorias colectivas): había dos naciones en el Tse Tung, según la cual, un guerrillero tiene que
mismo país, y esas naciones eran mortales ene- moverse como pez en el agua. La estrategia de los
migas, se observaban torvamente, estaban resen- represores consistía en matar al pez al dejarlo sin
tidas entre sí.”12 El rencor de las organizaciones re- agua. Los llamados grupos de tarea allanaron casas y
volucionarias nacía de un odio de clase que se tra- secuestraron a los sospechosos; por su parte, las uni-
dujo en acciones violentas. Entre las organizaciones dades contrainsurgentes regulares, uniformadas,
revolucionarias peronistas, sobre todo la que había rastrillaron las zonas rurales poco pobladas. Esta
pasado a ser la más importante, los Montoneros, y táctica resultó tan eficaz, que decidió emplearse en
las guerrillas de orientación marxista, especial- todo el país un año más tarde.
mente el PRT-ERP, cundía la misma sensación de La nueva estrategia aplicada por las fuerzas con-
amenaza: ”el imperialismo, las empresas monopolís- trainsurgentes transformó el teatro de operaciones
ticas, las oligarquías nativas, los gorilas activos, los en un ambiente cargado con las brumas de la sos-
traidores al Frente y al Movimiento, los restos de la pecha, en el que cualquier persona podía ser acu-
camarilla militar pro imperialista.”13 Todo el que no sada de colaboración con el enemigo. La frontera
estaba con el pueblo era una amenaza, porque que otrora separara a los aliados de los enemigos, se
“donde no está el pueblo, sólo está el antipueblo.”14 vio drásticamente alterada. La tortura era el juez
El PRT-ERP y los Montoneros, se consideraban que decidía el destino de la población, y el miedo
la encarnación del pueblo argentino e imputaban, fue el castigo impuesto a todos, sin distinción, en
al imperialismo y al capitalismo, la dependencia una táctica represiva y secreta de gran envergadura.
económica que sufría la Argentina a escala interna- La represión militar fue justamente oculta, entre
cional. Las dos organizaciones tenían más fines po- otras razones, porque los militares buscaban el
líticos comunes, hubo de cambiar la situación para apoyo de la población para lograr la victoria contra
que se hicieran notar sus diferencias ideológicas. En las organizaciones guerrilleras.16 Los militares ar-
aras de sus respectivas metas, ambos grupos diri- gentinos no podían operar abiertamente como si la
gieron sus ataques contra compañías multinacio- opinión del pueblo argentino no tuviera relevancia.
nales, bancos, empresas nacionales de envergadura Al contrario, todos los manuales sobre la guerra an-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •151

tirrevolucionaria indicaban que sólo se podía de- ven divididas en dos bandos irreconciliables, como
rrotar a una fuerza insurgente con el apoyo de la po- ocurrió durante los setenta en Argentina, invalidan
blación. Operar en secreto y echar la culpa de las la posibilidad de mantenerse neutral.
desapariciones a los guerrilleros, era una manera Las organizaciones guerrilleras veían esta divi-
maquiavélica de evitar que la gente tomará partido sión de la sociedad argentina en dos bandos ene-
por la izquierda revolucionaria. Al mismo tiempo, migos, como el resultado inevitable de la lucha re-
esta estrategia pervertida produjo un clima si- volucionaria. No existía un término medio legí-
niestro: detrás de la apariencia de una cotidia- timo, entre las partes enfrentadas donde situarse:
neidad normalizada, traslucía la amenaza y el “La agudización de la represión y la entrada a una
miedo. La situación era tranquila y al mismo tiempo situación de guerra civil generalizada polarizará los
extraña; una realidad en la cual personas desapare- campos desterrando las posiciones intermedias.”19
cían y a veces reaparecieran, contando historias es- La violencia política trataba de acelerar la polariza-
calofriantes sobre un otro mundo inimaginable. ción de la sociedad argentina. Las Fuerzas Armadas
Las colinas de Tucumán dieron paso a las calles también pensaban que el enfrentamiento violento
de Buenos Aires, Córdoba, Rosario y La Plata una era inevitable.
vez que se ordenó secretamente, extender la repre- Aún admitiendo que la definición, que Scarry da
sión en octubre de 1975 con el fin de “aniquilar el de la guerra como una dualidad autoexcluyente, es
accionar de los elementos subversivos en todo el te- importante a la hora de entender la pugna entre
rritorio del país.”17 El Decreto ponía en marcha un constructos culturales opuestos. La propia estruc-
plan coherente de acción con claros objetivos, que tura de la rivalidad es a su vez un constructo social
permitían al ejército sistematizar las acciones que que, ciertamente, se trasluce en los temores que in-
venía realizando de forma encubierta al menos funde la existencia de indecidibles. En efecto, los
desde finales de 1974. Se había polarizado el en- indecidibles cuestionan los constructos culturales
frentamiento, quedando así dos bandos: las Fuerzas ya existentes, ya utópicos, al no suscribir ninguno y
de Seguridad y las Fuerzas Armadas, por un lado, y ponen en entredicho la supuesta inevitabilidad de
por otro, la frágil alianza de las organizaciones de la la estructura de la rivalidad. De ahí que el gran nú-
guerrilla revolucionaria. Estos dos bandos no es- mero de argentinos que decidieron mantenerse al
taban en absoluto al mismo nivel, pero sí igual- margen en la incipiente guerra civil, que comenzó a
mente convencidos que iban a salir victoriosos de la gestarse durante los setenta, preocupara tanto a los
lucha. bandos enfrentados.
Esta división en dos facciones enfrentadas ca-
racteriza la mayoría de los conflictos armados.
Según Scarry, “los combatientes se introducen en Enemistad, alianza e indecidibilidad
una estructura de dualidad autoexcluyente. Se en-
granan en una dualidad categórica, aún cuando Las organizaciones que luchaban en pro de los de-
todos la consideren provisional e inadmisible.”18 rechos humanos suscitaban una reacción ambigua
Cada bando trata de causar más daño que su con- entre la guerrilla argentina. Por un lado, se les
trario, de forma que el vencedor pueda imponer sus aplaudía por hacer públicas las violaciones de dere-
condiciones al vencido. Por otra parte, no cabe su- chos humanos y civiles, en que incurrían las fuerzas
poner que cada bando se encuentra dividido riguro- gubernamentales pero, por otro, se las consideraba
samente en mandos y combatientes; ambas partes instituciones burguesas incapaces de percibir lo jus-
tratan de involucrar al resto de la sociedad en el tificada que estaba, para la revolución, la necesidad
conflicto. El apoyo físico, político e ideológico pres- de recurrir a la violencia. En esta línea, por ejemplo,
tado por la mayoría de la población - que en muchos increpaba el escritor y periodista Osvaldo Bayer a
casos prefería simplemente seguir plácidamente el sus coetáneos intelectuales. En su opinión, el éxito
curso de la vida- puede resultar decisivo a la hora de de la dura represión acometida por los militares se
garantizar la victoria. Nadie queda a salvo de la vio- debía a que la mayoría de los argentinos los apoyaba
lencia, pues incluso los que logran sustraerse a par- fervorosamente, era cómplice con su silencio o ejer-
ticipar activamente en el conflicto, pueden ter- cía “una oposición constructiva” al entablar un diá-
minar siendo sus víctimas. Las sociedades que se logo con la dictadura. Denunciaba, por el contrario,
152• Lo siniestro en la guerra sucia argentina

“la línea neutralista” de ciertos políticos e intelec- se acusaba a los ideólogos de ser más peligrosos que
tuales que se declaraban “contra la violencia de los propios combatientes: “A mí me preocupa
cualquier signo” y que trataban de demostrar “que mucho más un ideólogo que un hombre que está en
tienen el chaleco libre de manchas con sospechas el combate; el hombre que está en el combate tiene
de ideas subversivas o comunistas.”20 El ex presi- peligrosidad porque destruye, porque su bomba
dente Raúl Alfonsín y el escritor Ernesto Sábato se puede cegar muchas vidas. Pero el ideólogo es el
mencionaban como ejemplos de esta neutralidad que envenena, el que roba los hijos, el que destruye
reprobable. Se diría, por tanto, que las partes en- la familia, el que puede crear el caos.”24
frentadas no podían tolerar las llamadas a la ¿Qué diferencia había entre los ideólogos y los
moderación y al diálogo, que ansiaban poner fin a simpatizantes? Se referían a los estrategas políticos
las hostilidades. de las organizaciones de la guerrilla o a los editores
En el discurso oficial del gobierno también em- de publicaciones clandestinas como El Comba-
pezó a quebrarse ese convencimiento de que la po- tiente, Estrella Roja o Evita Montonera, quienes tra-
larización de la sociedad argentina resultaba inevi- taban de incitar a las masas, con sus incendiarias
table. Si bien en 1975 los combatientes armados plumas, a protagonizar un levantamiento general?
aún se veían como el enemigo principal, a partir de Jaime Swart, ministro del gobierno de la provincia
1976 los militares comenzaron a incluir entre sus de Buenos Aires, especificaba que los ideólogos
objetivos, a los llamados ideólogos y simpatizantes. eran “políticos, sacerdotes, periodistas, profesores
El General Vilas, que había abandonado Tucumán de todas las categorías de la enseñanza.”25 Todo el
para instalarse en la provincia de Bahía Blanca, de- que participara en cualquier tipo de activismo polí-
claraba lo siguiente en agosto de 1976: “La lucha tico, todo el que hiciese un llamamiento público a
contra la subversión … se ha llevado hasta ahora la justicia social y al respeto de los derechos hu-
contra la cabeza visible que es el delincuente sub- manos y civiles podía considerarse un ideólogo. Los
versivo, pero no contra el ideólogo que genera, que simpatizantes eran los que sentían afinidad por al-
forma y moldea esta nueva clase de delincuentes.”21 gunos de los ideales utópicos de la izquierda revolu-
Los objetivos se encontraban, pues, tanto en los cionaria. Una aplastante mayoría de los desapare-
frentes armados como en los ideológicos. La doc- cidos durante los años de la represión estaban cata-
trina militar, muy influida por las acciones con- logados como ideólogos y simpatizantes; de hecho,
trainsurgentes puestas en práctica por los franceses la mayoría de ellos jamás había empuñado un arma
durante las guerras de independencia de Argelia e ni había participado en un ataque armado. Los mili-
Indochina, inculcaba al ejército argentino que la tares los consideraban peligrosos porque creían que
lucha contra la guerrilla siempre se libraba en estos eran los responsables de difundir ideas subversivas,
dos frentes. En un documento de 1967 puede leerse de distribuir panfletos ilegales y de dar cobertura y
que “si bien es cierto que el objetivo de la subver- apoyo a los guerrilleros, o simplemente porque se
sión es la mente del hombre, no es menos cierto que consideraba que engrosaban los amplísimos grupos
para su conquista se emplean las armas además de de gente entre los que la guerrilla reclutaba a sus
las ideas. En consecuencia, quedan marcados dos combatientes.
campos en lo que hace al desarrollo de la subver- Se entendía que todo el que no se manifestaba
sión: el de la lucha mental y el de la lucha ar- claramente a favor de los militares, apoyaba al ene-
mada.”22 Los militares eran conscientes de que esta migo. Como decía el Vice-Almirante Lambrus-
ampliación de la definición del rival requería un chini: “El enemigo no son sólo los terroristas, tam-
ajuste considerable en el ámbito de la opinión pú- bién son enemigos de la República los impacientes,
blica, en el que la guerra aún se consideraba como los que ponen por encima del país los intereses del
un enfrentamiento entre dos ejércitos regulares. sector, los asustados, los indiferentes.”26 Toda la na-
Los miembros de la Junta Militar subrayaron una y ción argentina se incorporaba al conflicto, hasta el
otra vez a lo largo de 1976, 1977 y 1978 que ”no so- extremo de que el General Ibérico Saint-Jean, el
lamente es considerado como agresor el que agrede gobernador de la provincia de Buenos Aires, de-
a través de la bomba, del disparo, o del secuestro, claró en mayo de 1976: ”Primero mataremos a
sino también aquél que en el plano de las ideas todos los subversivos; luego a sus colaboradores;
quiere cambiar nuestro sistema de vida”.23 En 1977, luego a sus simpatizantes, y después a los que per-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •153

manecen indiferentes; finalmente mataremos a los perior al segundo.30 Frente a estas dicotomías,
cobardes.”27 Derrida plantea los que denomina indecidibles, que
Meter en la mismo bolsa a los indiferentes, a los albergan valores contradictorios cuyos significados
asustados, a los cobardes, a los combatientes ene- sólo pueden extraerse de su sintaxis. Los indecidi-
migos, a los ideólogos y a los colaboradores fue un bles tienen propiedades “falsas” que obstaculizan su
intento brutal de imponer la estructura de la riva- inclusión en las oposiciones binarias, sin llegar a
lidad, sobre un amplio sector de la sociedad argen- constituir por separado un tercer término. Más
tina, que no encajaba en la dualidad autoexclu- bien, desmantelan estas dicotomías al residir en
yente. A ojos de los combatientes, los indiferentes ellas.31 Basándose en la reveladora interpretación
se negaban a tomar partido en el conflicto armado; de Freud de das Unheimliche, lo siniestro, Derrida
los asustados y los cobardes, por su parte, se evadían resalta otras palabras que combinan significados
de las hostilidades abiertas al encerrarse en una es- antitéticos. Por ejemplo, el vocablo griego phar-
fera privada hermética. Los indiferentes, los co- makon significa veneno, bebedizo y maleficio, y a la
bardes y los asustados, no constituían una amenaza vez remedio, medicina y filtro. Su ambivalencia es
política o militar, sino más bien moral y conceptual; comparable a la palabra inglesa drug que en len-
una amenaza implícita en la estructura polar de la guaje coloquial se utiliza para referirse tanto a los
rivalidad y en la moralidad partisana que traía con- medicamentos beneficiosos como a los narcóticos
sigo. Ponían de manifiesto que la violencia no era más nocivos.
inevitable, sino el resultado de una elección y una La desconstrucción léxica que lleva a cabo De-
acción humanas. Mientras el enemigo podía ser de- rrida con el vocablo griego pharmakon le lleva hasta
finido y definible por la violencia política, los indife- la palabra pharmakos, que significa brujo, mago, en-
rentes escapaban a la 1ógica de la diferencia, para venenador y chivo expiatorio. El brujo es el señor
hacerse inclasificables. Se habían convertido así, de lo oculto que vive entre la oscuridad y la luz, en
para decirlo con Mary Douglas, en “anomalías”, y, la frontera entre la realidad y la imaginación. Puede
con Derrida, en “indecidibles” que minaban la opo- curar y envenenar. El chivo expiatorio también
sición, no cuestionada, entre enemigo y aliado.28 En vive en los márgenes de la sociedad. Es la encarna-
este sentido, apunta Bauman lo siguiente: ción del pharmakon “Benéfico en tanto que cura - y
por eso venerado, rodeado de cuidados-, maléfico
Son ese “tercer elemento” que no debería ser. en tanto que encarna los poderes del mal, y por eso
Los verdaderos híbridos, los monstruos; no sólo in- temido, rodeado de precauciones.”32 En la antigua
clasificados, sino inclasificables. No cuestionan, por Grecia, los esclavos, los criminales, los indigentes y
tanto, esta oposición concreta [entre aliado y ene- los deformes eran utilizados como chivos expiato-
migo]; cuestionan las oposiciones como tales, el pro- rios. Las autoridades de Atenas mantenían a los pa-
pio principio de la oposición, la admisibilidad de la rias y los marginados con dinero público para sacri-
dicotomía que lleva aparejada. Desenmascaran la ficarlos como chivos expiatorios cuando la ciudad
frágil artificialidad de la división - destruyen el se veía asolada por plagas, hambrunas o sequías.33
mundo.29 El chivo expiatorio era la víctima inocente que su-
puestamente iba a restaurar el orden social y na-
Los indiferentes minaban, al mantenerse al tural con su muerte. ”El chivo expiatorio sugiere
margen, una dualidad que se había proclamado tanto la inocencia de las víctimas, la polarización
como un fundamento de la sociedad y, lo que es aún colectiva que surge por oposición a ellas y el fin co-
más peligroso, socavaban esa jerarquía moral implí- lectivo que resulta de esa polarización”, afirma Gi-
cita que separa el bien del mal, en la oposición entre rard.34 A la asustada población de a pie, no se la
aliado y enemigo. acusa de causar la violencia, aunque, puesto que no
Derrida sostiene que las dicotomías - como las declaraba abiertamente su condición de aliada o de
que oponen vida y muerte, bien y mal, cultura y na- enemiga, se la acusa de situarse al margen de la es-
turaleza, alma y cuerpo, masculino y femenino, tructura dicotómica establecida, de desestabilizar
habla y escritura, amo y esclavo, interior y exterior- con ello el reparto de la sociedad en bandos antagó-
son siempre construcciones culturales jerarqui- nicos, al dejar al descubierto, que se trata de una
zadas en las que el primer término se considera su- construcción social, y de hacer peligrar, asimismo,
154• Lo siniestro en la guerra sucia argentina

el (des)orden social con su posición ambivalente e flicto. Las pérdidas, se justificaban esgrimiendo la
indeterminada: “La diferencia que existe fuera del dudosa lealtad o pureza ideológica y el sospechoso
sistema es terrorífica porque revela la verdad de bagaje de clase que tenían tanto algunos miembros
dicho sistema, su relatividad, su fragilidad y la mo- de las organizaciones como sus líderes. El PRT-ERP
ral que lo rige.”35 Cabría sostener, que los argen- fomentaba el ascenso a las posiciones de poder de
tinos indecidibles fueron utilizados como chivos ex- los miembros que provenían de la clase obrera. El
piatorios del conflicto político, si no fuera porque prototipo de identidad comenzó a ser el individuo
no se les perseguía para restaurar la paz al orden de padres de clase obrera fogueado por la lucha re-
existente, sino para mantener un orden polarizado volucionaria.
de destrucción. La cuestión de la identidad también era motivo
de preocupación para los Montoneros. De hecho,
trataron de infundir en sus cuadros un espíritu re-
Los indecidibles y lo siniestro volucionario e instituyeron tribunales con el fin de
garantizar el cumplimiento de su doctrina política.
Una vez que los indecidibles pasaron a considerar- Un caso notable, es la suerte corrida por Tulio Va-
se enemigos de la sociedad argentina, fue más com- lenzuela, un mando de los Montoneros que fue cap-
plicado para las partes enfrentadas a partir de me- turado por el ejército argentino en 1978. Para sal-
diados de los setenta distinguir a los aliados de los var su propia vida y la de su mujer, fingió acatar un
enemigos, e incluso descubrir si no se habría subver- plan para asesinar a Mario Firmenich, el dirigente
tido la identidad que habían adoptado en la con- principal de los Montoneros. Valenzuela debía con-
tienda. El enemigo se hizo tan difuso que las Fuerzas ducir a un infiltrado al lugar donde se escondía Fir-
Armadas argentinas empezaron a dudar de sí mis- menich en México. Estando ya en este país Valen-
mas, y a definirse a través de los contornos de sus zuela escapó de sus captores, informó a Firmenich
oponentes. Uno era todo lo que no era el otro. El del plan y evitó así su muerte. Pero los dirigentes de
Brigadier-General Agosti proclamó en 1978: los Montoneros comenzaron a dudar de Valen-
zuela. ¿Quién era? ¿Era un miembro leal que, lu-
Ahora identificamos a nuestros enemigos, sabe- chando contra todos los obstáculos, había arrui-
mos cómo actúan y conocemos sus objetivos. Cons- nado el plan de acabar con la cabeza del movi-
tatamos que son fundamentalmente diferentes a no- miento o era un desertor? ¿De qué lado estaba
sotros, unos en su proceder, otros conceptual e ideo- realmente?
lógicamente. En aquellas oportunidades en que Valenzuela fue sometido a un consejo de guerra
tengamos dudas sobre nuestra identidad podemos y condenado por traición. No fue ejecutado, dados
encontrarla analizando la identidad de nuestro ene- los evidentes atenuantes, pero se le aplicó la pena
migo.36 de degradación, pasando de oficial mayor a subte-
niente y fue obligado a autoinculparse. Valenzuela
El enemigo había avanzado hasta situarse en el se autoinculpó de arrogancia por creer que podía
perímetro del “nosotros”. No era sólo el que ata- combatir por sí sólo al enemigo desde adentro, de
caba o subvertía la sociedad, el que se infiltraba quebrantar la doctrina revolucionaria y de intentar
para envenenar a la familia propia, sino la negación fusionar sus intereses personales con los del movi-
del “nosotros”. Un “nosotros” que sólo podía evitar miento revolucionario. Tratando de demostrar su
derrumbarse por completo manteniéndose unido. lealtad a la organización guerrillera en una misión
La población tuvo que hacer fuerza común contra cuasi suicida, cruzó la frontera argentina con docu-
la subversión, de manera que “quisiéramos ver a mentación falsa para proseguir la resistencia contra
cada ciudadano vistiendo, en lo íntimo de su co- la dictadura. Poco tiempo después, fue apresado y
razón, el uniforme de combate que la gravedad de la asesinado.38
hora nos exige a todos.”37 Para los militares y la guerrilla, la sociedad debía
Las organizaciones revolucionarias de orienta- estar por encima del individuo, para que ambos pu-
ción marxista, también comenzaron a tener dudas dieran sobrevivir. Un individuo sólo tenía garanti-
sobre su identidad, a medida que aumentó el nú- zada la salvación del derrumbamiento total, si la so-
mero de víctimas durante el desarrollo del con- ciedad se mantenía unida, bien a la izquierda bien a
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •155

la derecha. Hombres y mujeres tenían que movili- estaban ni a favor de un bando ni en contra del
zarse en esta guerra e ingresar en las fuerzas nacio- otro. No eran ni diferentes ni iguales. Resultaban
nales de defensa o, en el caso de la guerrilla, en una familiares y, a la vez, extraños. No sólo hacían peli-
milicia popular. Si cualquiera de las dos partes lo- grar la estructura de la rivalidad que enfrentaba a
graba esa unión nacional, el oponente estaría ante enemigos y aliados, sino que ponían de manifiesto
una fuerza invencible. una identidad ambigua y oscura. Esta indetermina-
El discurso de la rivalidad era en realidad una ción y rareza suscitaba un sentimiento que Langer
narrativa sobre la diferencia, que surgió de la oposi- denomina “lo siniestro”, das Unheimliche.
ción entre dos concepciones culturales sobre el in- Unheimlich significa terrible, horrible, pavoroso y
dividuo y la sociedad, y de la oposición entre dos raro. En muchos de sus significados coincide con su
modos diferentes de entender qué camino debía opuesto, das Heimliche. Heimlich significa domés-
tomar Argentina, sus instituciones políticas y la tico, íntimo, familiar, privado, pero también escon-
identidad nacional. La violencia se convirtió en el dido, secreto y oculto. Das Unheimliche “es esa clase
lenguaje con el que conseguir la sociedad que, se- de sentimiento estremecedor que remite a lo cono-
gún mantenían ambos bandos haciendo gala de un cido, a lo acostumbrado, a lo familiar.”41 En este
talante mesiánico y utópico, deseaba tener la pobla- sentido, los indecidibles suscitan sentimientos de
ción. Esta narrativa debió alentarse durante el con- ansiedad, extrañeza y pavor, porque revelan lo que
flicto armado, no sólo para justificar el uso de la supuestamente debía permanecer escondido, a sa-
fuerza, sino también para obligar a las partes a ac- ber, que las estructuras sociales, ya sean de riva-
tuar, a recrudecer sus opiniones políticas, a man- lidad o de orden, son construcciones culturales.
tener vivo el deseo de matar a los congéneres que se Julia Kristeva ha sugerido que el extranjero sus-
definían como la negación de la propia existencia. cita el asombro porque es la encarnación de nuestro
El filósofo político alemán Carl Schmitt, un de- yo oculto. “El otro es mi propio subconsciente”,
fensor reconocido del nazismo, definía al enemigo afirma.42 Los indecidibles producen tanto temor y
como un Otro tan diferente desde un punto de vista desprecio porque los demás proyectan sobre ellos su
existencial que hace inviable la posibilidad de que propio subconsciente. Aquéllos no separan el yo de
un tercero imparcial arbitre los conflictos que pue- su contrario, ni parecen elegir entre el bien y el mal.
dan surgir con él. Schmitt afirmó que “la guerra Aparentemente borran las fronteras de un universo
surge del antagonismo porque es la negación exis- moral, minan la fe de las personas en las verdades
tencial de otro ser.”39 Esta concepción del enemigo absolutas, en la ética y la justicia, y por tanto pa-
como la negación del yo aboca a la conclusión fatal recen ser extranjeros en la sociedad.
de que la rivalidad es consustancial a la sociedad y Albert Camus he dado un retrato astuto del in-
de que todos los enemigos deben eliminarse para decidible y sus dilemas morales en su libro El Ext-
garantizar la supervivencia. ranjero. El Extranjero provoca en muchos lectores
La presencia de una mayoría indecidible en Ar- sentimientos de horror, de “Unheimlichkeit” y de
gentina, que parecía ser indiferente a la lucha polí- lo siniestro. Meursault, la figura principal de la no-
tica, intensificó los temores por la posibilidad de la vela, parece ser un personaje sin voluntad, deseos u
derrota. Por lo menos al enemigo beligerante se le opiniones. Las acciones de Meursault son la conse-
podía hacer frente, porque su visión del mundo era cuencia de sus circunstancias en vez de sus inten-
la diametralmente opuesta a la propia. Pero los in- ciones. El es un robot que no hace, que reacciona y
diferentes y los activistas que luchaban en pro de los que entiende poco de la corriente de la vida entre
derechos humanos, por el contrario, sembraban el pasado y futuro. Su rendición al mundo se muestra
caos en el orden paradoxal del antagonismo. Como en el acontecimiento que cambiará su vida dramá-
dice Susanne Langer, “el hombre puede adaptarse ticamente. Sin querer Meursault se ve envuelto en
de algún modo a todo lo que pueda concebir su ima- la muerte de un árabe argelino, el hermano humi-
ginación, pero no puede hacer frente al Caos. Dado llado de la ex-novia del vecino de Meursault. Aba-
que su función característica y su principal baza es tido por el calor del sol en llamas, Meursault toma
el entendimiento, su mayor miedo es encontrarse su revolver cuando ve que el hombre saca un cu-
con algo que no puede interpretar, lo ‘siniestro’, chillo:“Todo mi ser se distendió” - dice Meursault
como se dice comúnmente.”40 Los indecidibles no en el juicio-, “y crispé la mano sobre el revolver. El
156• Lo siniestro en la guerra sucia argentina

gatillo cedió… Entonces tiré aún cuatro veces so- esta interpretación, Meursault es la víctima de un
bre un cuerpo inerte en el cual las balas se hundían, juez, un fiscal y un jurado que lo condenan más por
sin que se notara.”43 su insensibilidad y su falta de fe religiosa que por las
La indiferencia de Meursault frente de la vida y circunstancias infelices que condujeron a la muerte
la muerte, frente a matar o no matar (“Pensé en ese del argelino. En esta lectura benigna, el indeciso se
momento que se podía tirar o no tirar y que lo transforma en una víctima que no tiene el poder de
mismo daba”),44 la manera mecánica en lo cual cambiar su destino de vida. Meursault representa a
Meursault mata una persona (“El gatillo cedió”) y la todos los oprimidos y parias del mundo que llevan
falta de empatía por la víctima que no era más que una vida miserable de un mundo sin corazón.
“un cuerpo”, causan tanto desconcierto en el lector Los críticos están, por lo general, en contra o a
como al juez que presidía el juicio. Además, el juez favor de Meursault. René Girard, quien es normal-
descubre que la madre de Meursault había falle- mente un observador muy astuto, sólo puede ver a
cido pocos días antes del asesinato, que él no había Meursault en términos de bueno o malo, de cul-
llorado en el entierro y que había ido a ver una pelí- pable o inocente, un hombre extraño o una víctima
cula de Fernandel al día siguiente. Sin algún senti- de la sociedad. Meursault es, en la opinión de Gi-
miento de arrependimiento, la sociedad moral se rard, un provocador que exige la atención de la so-
desintegra en la presencia de un Meursault de san- ciedad a través de un asesinato del cual no percibe
gre fría. “Sin duda, agregó [el procurador], no po- sus consecuencias y que sólo espera que mucha
dríamos reprochárselo. No podemos quejarnos de gente concurra el día de su ejecución. Hay una cosa
que le falte aquello que no es capaz de adquirir. más, Girard considera la ambigüedad de la novela
Pero cuando se trata de este tribunal, la virtud ente- El Extranjero, en la cual Meursault se transforma al
ramente negativa de la tolerancia debe convertirse mismo tiempo en víctima y delincuente, como un
en la menos fácil pero más elevada de la justicia. defecto literario.47
Sobre todo cuando el vacío de un corazón, tal como Yo tengo la convicción que esa aparente ambi-
se descubre en este hombre, se transforma en un güedad fue intencional. El Extranjero es justamente
abismo en el que la sociedad puede sucumbir.”45 una novela tan impresionante, por su calidad de
Meursault representa para muchos existencia- Unheimlich, de siniestro. Es la tensión entre lo bue-
listas la persona con una conciencia falsa que aban- no y lo malo, entre la culpa y la inocencia, entre el
dona la libertad de decisión. El se deja manejar por individuo y la sociedad, que ha dado a esa novela la
las circunstancias y hasta por las fuerzas de la natura- fama de un clásico de la literatura. Camus presta
leza, representado por Camus en el sol ardiente. Mu- atención a los problemas de nuestra orden social y
chos críticos hacen hincapié en que Meursault era moral y a nuestras decisiones en la sociedad, hasta
considerado como una amenaza al orden social. la decisión de ser un indecidible. Pierre-Georges
Meursault no es condenado por el asesinato, sino por Castex ha comentado que Meursault representa
ser una amenaza a la sociedad de la cual no quiere nuestro punto de partida, si no queremos capitular
formar parte. Él es un extranjero. Él es indiferente a los prejuicios.48 Camus nos confronta con nuestro
frente de las pautas morales de la sociedad, como la lado oscuro, con nuestra capacidad de ser violentos
pasión, el amor por una madre, la fe en Dios, la ambi- e inmorales. Camus no nos dice cómo debemos
ción y el arrepentimiento. Él es un antisocial, un ex- continuar, pero obliga al lector a reflexionar sobre
tranjero en la sociedad. Le semejanza entre Meur- los dilemas de Meursault. ¿Puede la sociedad con-
sault y los indecidibles en la Argentina es llamativa. denar a una persona que no siente más, que ni
Ellos eran también considerados extranjeros sociales siente amor por su madre, por causa de una vida sin
que no querían tener conexión con la sociedad en salida y esperanzas? ¿Puede Meursault escaparse de
peligro. Ellos tampoco eran confiables. la responsabilidad moral por el asesinato? ¿Y la so-
La interpretación existencialista es una manera ciedad? ¿No es la sociedad responsable, al mismo
de leer El Extranjero, pero se puede hacer también tiempo, por la muerte del hombre argelino por crear
una lectura más benigna, una lectura que se parezca un ambiente agobiante que da origen a los asesinos
más a la del propio Camus. Camus ha dicho que y los náufragos de la comunidad humana?
“Meursault no es un loco, sino un pobre, un hombre Todos esos dilemas insolubles hacen que la fi-
desnudo que ama el sol que no deja sombras.”46 En gura de Meursault sea tan relevante para entender
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •157

las fuertes reacciones que provocaron los indecidi- no se sienten lo suficientemente comprometidos
bles durante la Argentina de la última dictadura. para tomar parte activa en él. Los indecidibles no
No es casualidad que originalmente Camus haya comprometidos eran aquéllos que los militares ar-
dado el título L’Indifférent a su novela.49 Meursault gentinos denominaban los asustados, los cobardes,
representa a los indiferentes, los cobardes y los que los indiferentes. El hecho de que se incluyan en la
tienen miedo, de los que hablaba el General categoría de los enemigos revela la aprehensión in-
Saint-Jean. Él es la inclasificable tercer persona, consciente que causa una oposición proclamada
que amenaza el orden social por no acatar sus có- como fundamental. Los indiferentes ocupaban una
digos indiscutibles, como la obligación de llorar la posición inclasificable. Minaban así la oposición no
muerte de una madre, respetar un tiempo de luto y cuestionada entre enemigo y aliado, al poner en
mostrar arrepentimiento por el asesinato de un pró- entredicho su inevitabilidad.
jimo. Sin embargo, los indecidibles también pueden
¿Podemos negar que Meursault mató una per- luchar contra las condiciones que la sociedad trata
sona? Obviamente no, pero la novela El Extranjero de imponerles. En Argentina, algunos de ellos, har-
es sólo una novela y no un relato policial al estilo de tos de la violencia, decidieron unirse activamente a
Rodolfo Walsh. El asesinato no es la esencia de la organizaciones en pro de los derechos humanos,
historia, es sólo un medio. El contraste entre el arriesgando sus vidas por tal causa. Estos valientes
primer tiro, casi-automático, y la manera pensada, se convirtieron en indecidibles declarados, que eli-
pero sin embargo a medias consciente, mediante la gieron situarse entre ambos bandos. Condenaron el
cual Meursault ejecuta los otros cuatro tiros, es una sin sentido de la violencia, y solicitaron el respeto
metáfora literaria para expresar su indecibilidad. La de los derechos humanos y civiles de los ciuda-
acción contradictoria nos hace reflexionar sobre la danos.
política y la moralidad, sobre nuestras decisiones en Las luchas sociales y el sufrimiento humano, son
el mundo. Meursault ni es malo ni bueno, ni ino- inevitables, pero sigue estando en manos de los seres
cente ni culpable, ni está en uno de los polos de la humanos causarlos y solucionarlos. La decisión de
dicotomía de Girard, pero Meursault forma parte permanecer como indecidible en un conflicto ar-
de los dos. Meursault revela la fragilidad de la cons- mado no convierte a quienes la toman en meros es-
trucción moral y por eso es considerado un subver- pectadores, sino que los implica en la violencia, en
sivo para la sociedad. tanto cuestiona la destrucción totalizadora en que se
engrana la diferencia en una sociedad presa del
miedo. Los militares y los revolucionarios lo sem-
Violencia, moralidad y desmitificación braron, pero tampoco estaban libres de sentirlo. No
en vano, los indecidibles despertaban en ellos te-
He intentado mostrar, a través la figura de Meur- mores y siniestros sentimientos, que amenazaban
sault, que los indecidibles no se eximen de formular con socavar el uso no cuestionado de la violencia en
las preguntas morales, al contrario, esas preguntas el seno de la sociedad argentina. La mayoría de la po-
son mucho más urgentes por que ellos que han blación civil fue criticada por falta de patriotismo, y
abandonado la rutina de los códigos y practicas so- los activistas que luchaban en pro de los derechos
ciales. Ser indecidible no significa necesariamente humanos, por su parte, fueron acusados de sabotear
permanecer pasivo frente a la violencia política, una guerra justa. Estos grupos recordaban a las partes
porque en tal situación no pueden retrasarse las enfrentadas, que toda interacción social, incluida la
cuestiones relativas a la moral. Por el contrario, és- violencia, siempre tiene una dimensión moral, y que
tas se hacen más urgentes en los momentos de con- incluso el enemigo es una construcción social. Si
flicto, precisamente porque entonces se abandonan estas desmitificaciones suscitaban sentimientos tan
los códigos y las prácticas sociales habituales, y la pavorosos en los combatientes, no era tanto porque
moral que llevan implícita. La mayoría de los civiles corroboraran lo esencial de su diferencia, sino preci-
trata de seguir el curso de la vida en épocas de vio- samente porque revelaban lo que tenían en común.
lencia aceptando las condiciones que le son im- Y finalmente, llegamos de nuevo al borde de las
puestas. En el fondo, pueden tener afinidades con fuentes y el pantano del Danubio. Porque el viaje de
algunos de los involucrados en el conflicto, si bien descubrimiento al misterio de su origen no termina
158• Lo siniestro en la guerra sucia argentina

en el pantano pues, de dónde viene el agua de la pra- Agradecimientos


dera ensopada que llena el hueco en la colina. Clau-
dio Magris sube la colina y llega a una casa del siglo Este artículo se basa en dos conferencias ofrecidas
XVIII, y ve que el agua cae de un canal de madera. El en mayo de 2002 en el Centro de Estudios y Investiga-
canal es alimentado por un tubo que está en la tierra ciones (CEI) de la Universidad Nacional de Quilmes y
y de donde brota el agua fresca. Parece que el Da- en el Instituto de Desarrollo Económico y Social
nubio tiene su origen en una corriente subterránea (IDES) en Buenos Aires. Quiero agradecer a Sabi-
que reúne las fuentes de Furtwangen y Donaues- na Frederic y Alberto Díaz del CEI, y Rosana Guber
chingen. Lo que esta separado a la vista, está conec- y Santiago Alvarez del IDES, por la gentileza de in-
tado en la oscuridad. De un modo parecido, existen vitarme. Además, agradezco profundamente a Sa-
conexiones subterráneas entre la sociedad y el indi- bina Frederic por corregir este texto. Partes de este
viduo, entre la estructura y la subjetividad, que se trabajo fueren publicados en Robben (1999). La in-
muestran con la ayuda del concepto freudiano das vestigación en Buenos Aires de abril de 1989 a
Unheimliche, lo siniestro. Ese concepto sirve al mis- agosto de 1991 fue subsidiada por la National Scien-
mo tiempo para analizar el comportamiento de un ce Foundation y la Harry Frank Guggenheim Founda-
francés argelino y una de las grandes tragedias polí- tion.
ticas y humanas de la sociedad argentina.

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Trauma. Antonius C.G.M. Robben y Marcelo M. Suá-

Notas

* Utrecht University 22 Masi 1967:38.


1 Magris 1991:17. 23 Teniente-General Videla, citado en La Nación, 4 de marzo de
2 Camus 1949:156. 1977.

3 Scarry 1985:137. 24 General Chasseing, citado en La Nación, 19 de septiembre de


1976.
4 Entrevista del autor con el General Díaz Bessone, 12 de junio de
1989. 25 La Nación, 12 de diciembre de 1976.

5 Entrevista del autor con Pedro Cazes Camarero, 29 de mayo de 26 La Nación, 4 de diciembre 976.
1991. 27 Simpson y Bennett 1985:66.
6 El Combatiente 1973, 6(63):4. 28 Douglas 1970; Derrida 1981a.
7 Véase Robben 1994. 29 Bauman 1990:148-149.
8 Marín 1984:110, 114. 30 Derrida 1981a:97.
9 Véase Gasparini (1988) y Giussani (1987) para una perspectiva 31 Derrida 1981a:221; Derrida 1981b:43.
crítica de los Montoneros desde dentro. Véase Díaz Bessone 32 Derrida 1981a:201.
(1988) y Orsolini (1989) para un relato desde el punto de vista del
33 Frazer 1960:670-672.
los militares. Gillespie (1982) ofrece una perspectiva externa.
34 Girard 1989:39.
10 Entrevista del autor con el Contra-Almirante Horacio Mayorga, 3
de octubre de 1990. 35 Girard 1989:21.

11 Entrevista del autor con Graciela Fernández Meijide, 16 de mayo 36Agosti 1978:66-68.
de 1990. 37 Almirante Massera, citado en La Nación, 4 de marzo de 1977.
12 Sábato 1999:211. 38 Bonasso 1984:185-199, 217-227; Gasparini 1988:219-220.
13 El Descamisado 1974, 1(4):3. 39 Schmitt 1979:33.
14 El Descamisado 1974, 1(4):3. 40 Langer 1948:233.
15 Véase FAMUS (1988) y CJE (1976) para una exposición de la lu- 41 Freud 1919:220.
cha desde el punto de vista de las Fuerzas Armadas. 42 Kristeva 1988:271.
16 Véase Robben (2000a, 2000b) sobre las otras razones de la re- 43 Camus 1949:82.
presión oculta.
44 Camus 1949:78.
17 Poder Ejecutivo Nacional, Decreto 2772, 6 de octubre de 1975.
45Camus 1949:133.
18 Scarry 1985:87.
46 Camus citado en Sprintzen 1988:37.
19 El Combatiente 1976, 9(221):11.
47 Girard 1968.
20 Bayer 1988:203.
48 Castex 1965:122.
21 La Nación, 5 de agosto de 1976.
49 Bonnier 1959:13.
Migrantes y trabajadores en Argentina:
la etnicidad como recurso
Patricia Vargas1 y Verónica Trpin2

Resumen
Analizamos en este artículo los procesos de expresión de la etnicidad como adscripción nacional en contextos laborales urba-
nos y rurales. Pretendemos mostrar cómo, a diferencia de lo que proponen algunas investigaciones, la identificación como
migrante limítrofe no siempre opera como “estigma” o fuente de “discriminación” y “marginación”: en determinados contex-
tos resulta ser un valioso recurso. A través del análisis del caso de la industria de la construcción en Buenos Aires y del caso
de la producción frutihortícola en Río Negro observamos cómo ser “boliviano” o “paraguayo”; y “chileno” respectivamente,
resultan garantía de confiabilidad y valoración que hacen posible la inserción laboral y la reproducción social.
Palabras Claves Trabajo – Etnicidad – Nacionalidad – Inmigración limítrofe - Etnografía

Abstract
We analyse in this article the expression processes of the ethnicity such as national ascription in urban and rural labour
contexts . In opposition to what other research works have been saying, we want to show how the identification as border
immigrant is not always a “stigma” or source of “discrimination” and “marginality”. Through the analysis of two cases: the
building industry in Buenos Aires and the fruit and vegetable production in Rio Negro, we realise that being “Bolivian”,
“Paraguayan” or “Chilean”, is a guarantee of confidence and value. This fact makes possible their work insertion and social
reproduction.
Key Words: Work – Ethnicity – Nationality – Border immigration – Ethnography

En la Argentina actual, ante un índice de desocu- blación “nativa”, hemos observado que las identi-
pación que ha trepado a un 19% histórico, el senti- dades étnico-nacionales de algunas familias de
do común y algunos medios de comunicación no migrantes limítrofes parecen haberse convertido en
dejan de significar la presencia de migrantes limí- una identidad positiva que garantiza trabajo. Lejos
trofes como causales de competencia en un merca- de la vergüenza de pertenecer a determinados gru-
do de trabajo signado por la precarización. Desde pos nacionales, provenir de algún país limítrofe po-
las ciencias sociales se suele traducir este fenóme- sibilita la inserción y mantenimiento en determi-
no como parte de discursos y prácticas de discrimi- nados circuitos urbanos y rurales demandantes de
nación hacia los extranjeros –tildados corriente- mano de obra.
mente como “chilotes”, “paraguas”, “bolitas”–; La calificación y adscripción según la nación de
entendiéndose la discriminación como parte de origen propia o de los padres, no encierra necesa-
procesos que, buscando confirmar el carácter riamente una relación de discriminación en el sen-
blanco y europeo de la Argentina, exaltan el senti- tido moralmente negativo, sino de discriminación
miento anti-latinoamericano y racista de los po- entendida como criterio de ordenamiento y clasifi-
bladores argentinos. Sin embargo, esta respuesta cación que se comparten en algunos ámbitos de
se limita a (des)calificar el señalamiento de mi- trabajo. Haber realizado nuestros respectivos tra-
grantes limítrofes como peyorativo en vez de expli- bajos de campo3 con “paraguayos” y “bolivianos”
carlo, más aún, deja sin analizar los casos en que en diferentes “obras”, en la industria de la cons-
los propios migrantes y sus descendientes nacidos trucción en Buenos Aires y con “chilenos” en el
en Argentina se identifican según la nacionalidad Alto Valle de Río Negro, nos permitió diferenciar
“expulsora”. modos de integración económica que no han im-
Precisamente cuando la Argentina ha dejado de plicado una directa integración cultural/nacional,
ser un país que compatibiliza inmigración y pleno ni una asimilación cultural traducida como “ar-
empleo, y genera desocupación y expulsión de po- gentinidad”.

•161•
162• La etnicidad como recurso

Estudios de la población duce como inserción selectiva en determinados


“discriminada” segmentos del mercado laboral, donde los limítrofes
parecieran ocupar posiciones marcadamente dis-
Para analizar la situación de los grupos migrantes tintas de las de los trabajadores nativos5, al final de
en la sociedad receptora Argentina algunas líneas la estructura ocupacional en empleos mal pagos,
de investigación socio-antropológicas han apelado inestables y con pocas posibilidades de ascenso, en
a las nociones de asimilación y aculturación, con- un contexto aprovechado por los empleadores para
ceptos que ponen de relieve los factores que posibi- abaratar los costos de mano de obra (Maguid,
litan la pérdida de las identidades de minorías, des- 1997). Tal sería el caso de la industria de la cons-
de un trabajo de subordinación en pos de la trucción, ora en los períodos de auge del rubro6 que
incorporación de las producciones culturales domi- fueron acompañados, desde 1960, por procesos de
nantes. Claudia Briones sostiene que “la particula- desplazamiento de bolivianos y paraguayos hacia el
ridad de perspectiva propia de uno u otro concepto AMBA7, ora en los períodos de crisis que siguieron
deriva de un posicionamiento político similar frente a la década de 1980: la inserción en el rubro es in-
a la capacidad de homogeneización inscripta en di- terpretada como inserción selectiva que perpetúa la
versos procesos estatales” (1998: 83). posición de los migrantes en un nicho del mercado
En la Patagonia varios autores han entendido a flexible y desventajoso en cuanto a salarios, califi-
la “integración” económica de los migrantes chi- cación y condiciones de empleo y vulnerabilidad
lenos, como parte de los procesos de marginación (Maguid, 2001).
de esos mismos migrantes (Cerutti y Pita: 1994).. En contraste con esta generalización encon-
Mario Palma Godoy, en su trabajo sobre migración tramos cómo en lugar de segmentación étnica hori-
chilena en Comodoro Rivadavia, analiza las estra- zontal del mercado de trabajo, donde los limítrofes
tegias que posibilitan una “integración socio-cul- ocupan el estrato más bajo8, en el caso de la indus-
tural efectiva” de estos grupos y que los diferencian tria de la construcción resulta más apropiado hablar
de aquellos “muchos chilenos (que) se transfor- de un proceso de segmentación nacional vertical9,
maron en sectores “marginales”, social y ecológica- ya que por las características de la organización del
mente. Estos estratos llegaron a adoptar prácticas trabajo en el rubro, los limítrofes ocupan todo el
de anomia colectiva (…). Así la pérdida de normas rango de “categorías” disponibles en “la obra”10. Re-
culturales accionaba como mecanismo funcional, sulta interesante destacar que es precisamente la
donde el alcoholismo y la delincuencia reflejaban la adscripción nacional la que hace posible este pro-
exteriorización de su no adaptación en la sociedad ceso.
receptora” (1995: 67). En cambio, hemos obser- En este sentido es que discutimos con aquella
vado que la integración económica de los inmi- producción que explica sólo la adscripción de
grantes no deriva necesariamente en la asimilación grupos o minorías en la Argentina como el resul-
cultural o categorial a “lo argentino” y que la “mar- tado del prejuicio y el estigma que alienta la discri-
ginalidad” como no “argentinidad” no es sinónimo minación hacia “otros” diferentes y desiguales.
de “falta de” o de “no-integración”. Afirmar una su- Diego Casaravilla, por ejemplo, observa una “victi-
puesta “no adaptación en una sociedad receptora” mización” del migrante, mirada que soslaya la ex-
desconoce los modos en que los migrantes cotidia- ploración del tejido de relaciones que sostienen el
namente refuerzan su opción por estar fuera del país sentido de “migrar” (2000). Para Mario Margulis y
de origen, y desconoce que su permanencia en el Marcelo Urresti (1998) en sus trabajos sobre la “ra-
país receptor se justifica y negocia cotidianamente, cialización de las relaciones de clase” existe un ca-
generando diferentes modos de “ser extranjeros”, rácter discriminador y descalificador que opera en
sin por eso “ser marginales”. En este proceso se so- la construcción de imágenes sobre los migrantes in-
cializan, por ejemplo, los argentinos adscriptos y au- ternos y de países limítrofes, “el carácter encubierto
toadscriptos como “chilenos”4. y vergonzante de los fenómenos discriminatorios
Otra forma de comprender la integración como tiene su correlato en estrategias de negación y disi-
discriminación la aportan sociólogos de las migra- mulo por parte de los propios discriminados, que no
ciones y del trabajo que plantean que la inserción han establecido aún (...) la conciencia de una iden-
de los migrantes limítrofes en Buenos Aires se pro- tidad que los agrupe” (1998: 149). La continua ape-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •163

lación a la discriminación como base explicativa de gionales y la incorporación de tecnología de


la diferencia social en términos raciales o nacio- mecanización de la cosecha en el noroeste11), busca-
nales, impide comprender cómo operan los con- ron nuevas oportunidades en el AMBA, empleándo-
textos de interacción entre los “señalados” y los que se principalmente en los rubros de la construcción, la
“señalan”, sus relaciones sociales materiales y la so- industria manufacturera y el servicio doméstico, me-
cialización de las nuevas generaciones, esto es, la jor remunerados que en el resto de las provincias ar-
experiencia y el aprendizaje de prácticas que serán gentinas o en sus propios países (Balán, 1990; Ma-
vitales para su reproducción. guid, 1997).
En contraste con este enfoque, en nuestro país En el caso específico de la industria de la cons-
algunos autores plantean su preocupación por las trucción, especialmente en la Capital Federal, el rá-
“estrategias de contra-estigmatización” frente a si- pido y continuo desarrollo de la construcción resi-
tuaciones de discriminación. Por ejemplo en el caso dencial privada empleaba grandes cantidades de
boliviano aunque el posicionamiento xenófobo mano de obra adicional en el corto plazo, convo-
tiende a constituirse como hegemónico, existen cando a estos migrantes limítrofes que se fueron su-
discursos, aunque minoritarios, “no discriminato- mando a los migrantes internos y a los nativos del
rios” (o neutros) o inclusive hasta “pro-bolivianos”: área que se estaban reubicando en esta rama por su
“la connotación positiva más importante de ‘boli- carácter dinámico y expansivo (Marshall, 1977; Be-
viano’ en los ámbitos ‘no bolivianos’ se refiere, fun- nencia y Karasik, 1995; Marshall y Orlansky,
damentalmente, a su buen desempeño laboral, en- 1983). Desde 1980 en adelante, un proceso de crisis
tendiendo por esto el ser ‘baratos’, ‘no protestar’ y atravesó a la industria de la construcción, donde se
‘aguantarse’ varias horas de trabajo”, abriendo la conjugaron la retirada del Estado como inversor y la
posibilidad de un uso pragmático de la identidad falta de créditos a largo plazo, que impidieron la
nacional (Grimson, 1999) Así, y siguiendo en la modificación en forma rentable del parque tecnoló-
línea de éste y otros investigadores (Vidal, 2000; gico del sector (Panaia, 1992) y que redundó, en la
Escolar, 2001; Giorgis, 1998; Briones, 2004), la década de 1990 en el incremento del cuentapro-
construcción de las identidades de las familias de pismo y el desempleo en el área (Galin, 2000). Sin
migrantes no reproduce una pertenencia original embargo, bolivianos y paraguayos, mantuvieron e
sino que dialoga con nuevos contextos y en nuevas incluso incrementaron levemente la inserción en el
condiciones. En ellas intervienen diferentes rubro, pasando del 13,1% al 15%, en el término de
agentes del Estado receptor y también quienes dos años a mediados de los ‘90 (Maguid, 2001).
compran su fuerza de trabajo y otros trabajadores. A través del trabajo de campo realizado en la
rama edilicia de la construcción12, más específica-
mente en “obras”13 de la Capital Federal y la zona
Paraguayos, bolivianos norte del Gran Buenos Aires, pudimos observar
y argentinos en la construcción cómo la “nacionalidad” no se corresponde unívoca-
mente con la categoría clasificatoria del Estado, en
Distintos estudios basados en el análisis de fuentes términos de haber nacido en un determinado lugar
secundarias coinciden en que la proporción de po- ni tampoco es únicamente un estigma para sus por-
bladores de origen limítrofe que han emigrado a tadores no argentinos, como lo plantean algunos es-
nuestro país se ha mantenido constante, represen- tudios en las ciencias sociales. Es un canal para
tando históricamente entre el 2 y el 3% del total de comprender el sentido práctico de acciones que,
la población (Benencia; 1999; Casaravilla; 1999). aparentemente reguladas por la lógica económica
Mientras en el período 1930-1950, bolivianos y para- (al estar insertas en la esfera del trabajo) pueden
guayos fueron atraídos por la posibilidad de desem- responder a significaciones múltiples y variables.
peñarse como trabajadores temporarios del sector En general, las empresas contratan la realización
primario en las zonas de frontera complementando de tareas diversas a medida que avanza la obra, si-
estas actividades con ocupaciones en otras áreas ru- guiendo un orden que responde a la necesidad téc-
rales o en las ciudades (Whiteford, 1981; Balán, nica de la construcción, según lo manifiestan em-
1990), a partir de la década de 1960 (en el marco del presarios y jerárquicos. Estas tareas involucran la
proceso de caída de los precios de los productos re- participación de trabajadores especializados en un
164• La etnicidad como recurso

“oficio”: carpinteros, armadores, albañiles, electri- es, llegar a ser algún día oficial, capataz o contra-
cistas, calefaccionistas, plomeros, colocadores, pin- tista. En la obra, el paisanaje opera como modo de
tores. El número de trabajadores necesarios para categorización de sí mismos y de los demás que vin-
cada tarea varía con relación al tamaño de la obra: cula pertenencia nacional con una serie de atri-
acorde a la especialidad encontraremos trabaja- butos móviles que aluden a virtudes y defectos
dores solos, de a pares o en grupo. Estos trabaja- como trabajadores, utilizados de manera variable
dores pueden formar parte del personal de la em- según las situaciones.
presa o ser reclutados y organizados por un contra-
tista.
En ambos casos, estos mismos trabajadores ya Chilenos en la fruticultura
empleados ofrecen nuevos candidatos cuando “hay
trabajo” y se abren vacantes, o cuando “algún cono- Por su parte, en el sur del país también la presencia
cido necesita” empleo14. Esta mediación involucra de migrantes, en este caso, de origen chileno, está
un conocimiento previo y externo a “la obra”, vinculada con la contratación de mano de obra en
donde resultan fundamentales las relaciones de pa- una dinámica productiva regional. En el noroeste
rentesco, vecindad, amistad, compadrazgo y paisa- de la Patagonia argentina, la zona del Alto Valle de
naje. El papel que juegan las redes sociales más pró- Río Negro se ha caracterizado por la producción in-
ximas no sólo al momento de conseguir empleo, tensiva de peras y manzanas en predios de entre 5 y
sino como sostén material y simbólico fundamental 10 hectáreas conocidos como chacras, y por la con-
para el recién llegado, ha sido ampliamente desta- tinua absorción de trabajadores rurales temporarios
cado por la sociología15. Una vez hechas las presen- y efectivos, en su mayoría provenientes de Chile.
taciones, el que contrata es quien determina la ad- La actividad frutícola se consolidó en esta zona a
misión y posición del nuevo trabajador, evaluando principios del siglo XX sobre la base de pequeños
si la categoría16 para la que postula se corresponde propietarios llamados chacareros y su familia era la
con la pericia que él considera necesaria para su unidad doméstica responsable de la producción y la
ejercicio. Sin embargo, para ser admitido, algo más cosecha, característica compartida con otras explo-
que la competencia en el oficio se pone en juego. taciones rurales de la Argentina (Archetti y Stolen,
Por las características del trabajo en la construcción Bartolomé, Schiavoni). Sin embargo, el creci-
que involucra un esfuerzo físico continuo y ago- miento de la actividad desde 1950 excedió la capa-
tador, al que los trabajadores adjetivan como “pe- cidad de las unidades domésticas por dos razones:
sado”, y por las formas predominantes de contrata- por un lado, se trata de un trabajo que requiere
ción, que incluyen acuerdos no escritos e intercam- fuerza física, y por el otro debe realizarse rápida-
bios no estrictamente laborales, el contratista mente atendiendo a los plazos de maduración y a su
espera que “sus muchachos” manifiesten determi- posterior traslado a los galpones de empaque y fri-
nadas conductas de fidelidad, cumplimiento de goríficos. Estos elementos marcaron la continua de-
“arreglos” informales y pequeños sacrificios. Estas manda de mano de obra extra-familiar que fue re-
conductas sólo pueden garantizarse a través de la suelta con trabajadores estacionales llegados desde
posesión de atributos que vuelven “confiable” al otros lugares18.
candidato, previamente a su incorporación al tra- La consolidación de las pequeñas y medianas
bajo. producciones frutícolas constituyeron un mercado
Desde la perspectiva del contratista, la adscrip- de trabajo en crecimiento en vistas de la evolución
ción nacional construida como “paisanaje” ofrece de la superficie sembrada con frutales, el incre-
esta garantía; desde la perspectiva de los trabaja- mento de la productividad y el de las exporta-
dores ser “boliviano”, “paraguayo” o “argentino” ciones19. “El asalariado rural, antes mayoritaria-
opera como recurso17 que incrementa sus posibili- mente golondrina, encontró opciones complemen-
dades de conseguir empleo con este contratista. tarias que le permitieron asentarse en forma defini-
Estos dos aspectos considerados por el contratista, tiva” (Bendini y Radonich, 1999: 43) junto a sus fa-
el buen comportamiento y el dominio del oficio, milias, evaluando las diferencias que podía hacer
son percibidos también por los trabajadores como organizando sencillas divisiones del trabajo en su
las claves para “progresar” en la construcción, esto seno para incrementar la productividad y sus in-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •165

gresos. Además, asentarse en la zona les permitía a el modo en que cada sector vive su asimilación a la
los hombres realizar otros trabajos ligados, por sociedad mayor y contribuye a reproducir las dife-
ejemplo, a la construcción, en los períodos de baja rencias socio-nacionales como chacareros “blancos
demanda de mano de obra en las chacras; las mu- y argentinos”, y trabajadores “más chilenos que ar-
jeres ingresaron al empleo como domésticas o en la gentinos”, como suelen referirlos los pobladores de
industria del empaque de fruta. la zona.
El paulatino abandono de las chacras como A través del trabajo de campo realizado en el pa-
lugar de residencia de los patrones, y su traslado a la raje Contralmirante Guerrico, ubicado en el Alto
ciudad en busca de prestigio y confort, fue otro ele- Valle entre las ciudades de General Roca y Allen,
mento que derivó en la presencia de “capataces” o observamos que la división nacional del trabajo
“encargados” de chacra que, en muchos casos, ha- donde ser chileno y ser trabajador se refuerzan asi-
bían sido trabajadores temporarios y extranjeros métricamente constituye un modo de reproducción
“pero de confianza”, y que pasaron a desempeñarse familiar y de inserción laboral que desarrollan los
como trabajadores permanentes que cuidan, admi- trabajadores en su cotidianeidad local, reproduc-
nistran y controlan las explotaciones. ción familiar que no se limita a prácticas mera-
El proceso de concentración de la tierra que co- mente productivas. Algunas familias de trabaja-
menzó a observarse desde la crisis de la fruticultura dores rurales de origen chileno garantizaban a su
de 1976 también favoreció la contratación de per- descendencia argentina la posibilidad de una inser-
sonal permanente en las unidades productivas. ción laboral sostenida, tanto en una socialización
Desde entonces las medidas económicas nacionales en el trabajo como en una identidad etno-nacional
de corte monetarista, sostuvieron una apertura eco- chilena, en la que ser trabajador rural se traduce
nómica que perjudicó seriamente a las economías como ser chileno. De este modo, los chicos argen-
regionales. La eliminación de subsidios a empresas tinos adscriptos y autoadscriptos como chilenos se
no tradicionales y la baja en el precio de exporta- insertan tempranamente en la producción a través
ción ante nuevos competidores como Chile, ten- del aprendizaje de las tareas culturales en la chacra
dieron a descapitalizar al pequeño chacarero, gene- y de la incorporación de elementos identitarios chi-
rándose un proceso en el que el precio del pro- lenos, a través de lo cual se constituyen como
ductor perdió posición frente al precio de “buenos trabajadores de las chacras” en compara-
exportación, desapareciendo su poder de negocia- ción con otros trabajadores de origen paraguayo o
ción frente a otros agentes económicos (Kloster y del norte argentino.
Radonich, 1992). Esta situación derivó en la inca- De este modo, la diferenciación entre ser chaca-
pacidad del productor de hacer frente a los gastos rero “gringo” y trabajador “chileno” no es el pro-
productivos, recurriendo al alquiler o venta de su ducto de actos discursivos inmoralmente discrimi-
chacra a empresas que concentraban el empaque y natorios de parte de los productores europeos y de
la comercialización de la fruta. De esta manera, el los agentes locales del Estado (maestros, agentes sa-
control de pequeñas unidades productivas por nitarios), sino de las relaciones de socialización y
parte de una misma firma hizo necesaria la contra- poder en las que participan maestros, patrones y fa-
tación de personal permanente como “encargado” milias de diverso origen en la escuela, la chacra, los
de la chacra. caminos secundarios, los almacenes y los lugares de
Es así es como la histórica presencia de mi- esparcimiento. En estos sitios de la cotidianeidad de
grantes chilenos en el Alto Valle debe observarse los pobladores es donde argentinos, chilenos y
como parte de un proceso productivo en el que se gente de otras nacionalidades, reproducen como
insertaron como asalariados. La desigual integra- significativa y vigente la categoría de “chileno”. Sin
ción económica de chacareros y trabajadores chi- embargo, esa reproducción proviene de contextos y
lenos marcó una división del trabajo que en la ac- relaciones sociales muy distintas, las cuales son ob-
tualidad es co-producida por los mismos actores. viadas en dos niveles: ante la pretensión de homo-
Los dos sectores están integrados a una dinámica geneidad del Estado argentino y del habla corriente
que los hace parte del espacio de las chacras, unos cuando acude a epítetos nacionales, étnicos o ra-
como dueños, otros como trabajadores y residentes, ciales, y ante la explicación de este tipo de fenó-
pero la integración desigual de unos y otros trasluce meno como mero acto discriminatorio.
166• La etnicidad como recurso

La etnicidad como recurso en espacios mismo sentido para todos los involucrados y en
rurales y urbanos todo momento.
Desde esta perspectiva es que consideramos a las
S. Fenton (1999) ubica la migración de trabajado- identidades étnicas en términos contextuales y no
res como una de las situaciones que, junto a la como propiedad per se de los grupos. Entender a la
creación de diásporas internacionales, la despose- etnicidad como construcción y no como rasgo pri-
sión de algunos pueblos y la marginación de otros, mordial (Guber,1995) contrasta, por un lado, con
ha posibilitado las condiciones de producción y la clasificación estatal respecto de lo que significa la
emergencia de etnicidades. Para el autor el anta- pertenencia nacional tanto como con las concep-
gonismo étnico y los mercados de trabajo van jun- ciones esencialistas sobre la identidad étnica. En se-
tos ya que los rasgos de la diferencia étnica entre gundo lugar enriquece la lectura que algunos antro-
las comunidades de trabajadores migrantes for- pólogos y sociólogos hacen acerca de la relación
man la base de las diferencias percibidas en la fuer- entre los argentinos y los limítrofes como exclusiva-
za de trabajo. En nuestro caso hemos podido ob- mente mediada por el prejuicio y la discriminación,
servar la construcción de identidad étnica como y donde ser “boliviano”, “paraguayo” o “chileno”
modo de producción y reproducción de lugares y implica necesariamente encarnar un estigma o ser
puestos de trabajo, a partir de lo cual los paragua- marginado. Nuestra preocupación a lo largo del tra-
yos y los bolivianos se identifican como trabajado- bajo de campo giró en torno a cuándo y por qué son
res en diferentes rubros de la construcción20 y los activados los límites étnicos, es decir, analizamos la
chilenos como trabajadores rurales en la fruticul- adscripción étnico-nacional de familias de migran-
tura. tes como un recurso activado en determinados con-
Para analizar la identificación de migrantes limí- textos, en nuestro caso, laborales. Lejos de caer en
trofes y sus descendientes con un origen nacional un análisis instrumentalista o voluntarista, que ca-
extra-argentino recuperamos a Fredrik Barth, que lifica la etnicidad como una estrategia de compe-
en su crítica a las perspectivas que esencializaban al tencia o como un elemento de elección racional de
etnicidad, considera a los grupos étnicos como una los agentes sociales, observamos que las posibili-
forma de organización social que posee la caracte- dades de afirmación de una identidad depende de la
rística de autoadscripción y adscripción por otros, probabilidad real de tal afirmación, es decir, del
sosteniendo el foco de análisis en los límites étnicos conjunto de las relaciones que definen su contexto.
que definen al grupo y no su contenido. Estas cate- En los casos trabajados las relaciones observadas
gorías organizan las relaciones, en este caso, en el están atravesadas por relaciones laborales en las
contexto laboral: “los grupos étnicos son categorías que se encuentran involucrados no sólo otros traba-
de adscripción e identificación que son utilizadas jadores de diverso origen nacional sino también pa-
por los actores mismos y tienen, por tanto, la carac- trones y agentes estatales, aspecto que en nuestras
terística de organizar interacción entre los indivi- investigaciones nos permitió considerar las condi-
duos” (Barth, 1969: 10-11). ciones materiales de existencia que circunscriben lo
Siguiendo esta línea de pensamiento, Sandra que significa ser “chileno” o ser “boliviano” en de-
Wallman (1979) define a la etnicidad como “el re- terminado contexto y no desvincular así las rela-
conocimiento de diferencias significativas entre no- ciones de clase y de la etnicidad.
sotros y ellos”. Según la autora estas diferencias En la industria de la construcción, la adscripción
pueden expresarse desde el punto de vista grupal nacional opera, más que como discurso, como sen-
(entre muchas posibilidades) como adscripción na- tido práctico que organiza las relaciones en “la
cional que organiza las relaciones sociales y desde el obra” a través de la producción de lazos de “con-
punto de vista individual como minuciosas diferen- fianza”21. Wallman (1979), quien analizó específi-
cias de conducta que organizan la experiencia. De- camente la relación entre trabajo y etnicidad, afir-
pendiendo de las percepciones de los actores, y los ma que los “sistemas de trabajo pueden ser creados
constreñimientos y oportunidades del contexto en o mantenidos por la etnicidad y la etnicidad puede
el cual ellos actúan, la etnicidad puede ser un re- ser un producto de la estructura del trabajo”. En
curso positivo, negativo o resultar indiferente; más este caso, la industria de la construcción se vale de
aún, de ser un recurso, no necesariamente reviste el los lazos de confianza producidos por la adscripción
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •167

nacional para funcionar de un determinado modo En la industria de la construcción se combinan


que incluye acuerdos por fuera de la ley, que le ga- ambos aspectos: las empresas del sector formal re-
rantizan mayores ganancias a empresarios y contra- ducen costos laborales a través del empleo no regis-
tistas, y empleo y reconocimiento a los trabaja- trado (Portes, Castells y Benton, 1989), la realiza-
dores22. El incumplimiento de los acuerdos –for- ción de tareas a cargo de contratistas informales
males, informales, de conducta, de tareas especí- (Palomino, 1998) y el pago de bonificaciones y pre-
ficas vinculadas con el oficio– produce un “qui- mios que no se consignan en el recibo de sueldo
lombo”23en la obra, poniendo en evidencia un con- (Panaia, 1990). En tanto las consecuencias de la in-
flicto, es decir, la ruptura del orden que establece la formalidad para los trabajadores han sido amplia-
confianza y la irrupción de la diferencia no nego- mente detalladas: precariedad y vulnerabilidad, al
ciada. verse obligados a combinar períodos de trabajo for-
Para el caso de los chilenos, desde la socializa- mal con trabajo “en negro”, cuentapropismo
ción familiar la descendencia argentina etnifica su (“changas”) y desempleo, quedando desprotegidos
lugar de trabajadores, mientras que al trabajar, en en el plano previsional, médico y de riesgos labo-
su condición de clase social, ratifica la nacionalidad rales (Palomino, 1998).
de los padres. Esto también significó poder pensar Estas interpretaciones, si bien retoman aspectos
que no siempre la etnicidad expresada como ads- propios de la dinámica del rubro, se formulan desde
cripción étnico-nacional es significada negativa- la lógica estatal más que desde la lógica práctica de
mente, justamente dentro de un estado nacional la vida cotidiana de empleadores, contratistas y em-
como el argentino, que sostiene un ideal de asimila- pleados en la obra, lógica organizada a partir de
ción de las diferencias culturales diluidas en un otros tipos de contrataciones y formas de pago que
modo de vida nacional en el que, por tanto, toda di- los que figuran en “los papeles”. Además, en la obra
ferencia es traducida como negatividad y obstáculo. podemos hallar toda una serie de intercambios y
“arreglos” que no pueden catalogarse ni como for-
males ni como informales porque no pertenecen al
Reflexiones finales orden de lo regulable por el Estado. La adscripción
nacional hace posible, como parte del proceso de
Desde esta perspectiva y considerando el haber producción de confianza y de reputación social, el
realizado trabajo de campo entre los años 2000 y funcionamiento de la industria de la construcción
2001 creemos en la necesidad de observar los cam- en los términos señalados. Queda abierta la nece-
bios en los significados acerca de lo que involucra sidad de seguir indagando acerca del impacto que
ser trabajador boliviano y paraguayo en la construc- ha tenido en el sector la caída de los salarios des-
ción o peón rural chileno en la fruticultura. pués de la salida de la convertibilidad, tanto para
En la industria de la construcción consideramos los que migrar era “venir a trabajar” (resultando
la relevancia de indagar acerca de los acuerdos que poco redituable en el nuevo escenario desde el
caracterizan al rubro, y que diariamente son seña- punto de vista económico) como para aquellos que
lados como prioridad en la agenda gubernamental residen de manera permanente en nuestro país y
bajo el rótulo de “trabajo en negro” e interpretados enfrentan la puja diaria por puestos laborales e in-
por la sociología del trabajo a partir de la distinción cluso por beneficios sociales.
entre economía formal e informal. Según esta defi- En el caso del Alto Valle, a diferencia de pe-
nición cuando los trabajadores son contratados en ríodos en el pasado, cuando la producción frutícola
términos formales e institucionalizados y las tran- se caracterizaba por ser captadora de trabajadores
sacciones con los empleadores son controladas por migrantes, especialmente de origen chileno, desde
las agencias estatales, se trata del ámbito formal de mediados de los ´90 no absorbe en forma continua
la economía. En cambio, cuando se desarrollan la- una oferta de mano de obra local y migrante dispo-
bores redituables que no se registran ni están regu- nible (Radonich-Steimbreger, 2003), y los ingresos
ladas por el Estado, las transacciones, contratos y fluctuantes de los trabajadores se han devaluado
despidos se producen informalmente y las activi- como efecto de los índices de inflación registrados
dades no figuran en las estadísticas oficiales, se trata desde fines del 2001. Este proceso ha sido acompa-
del ámbito informal de la economía (Portes, 1995). ñado por la asignación de planes sociales a escala
168• La etnicidad como recurso

local y en zonas residenciales aledañas a los espa- involucra observar las cambiantes condiciones eco-
cios productivos, difundiéndose la presencia del es- nómico-sociales que definen lo que significa ser ta-
tado en su dimensión asistencial dentro del ámbito bajadores “bolivianos”, “paraguayos” y “chilenos”
rural, en pos de minimizar los efectos de la desocu- en contextos particulares. Briones realiza un gran
pación. Es así como las familias de trabajadores aporte a tales discusiones al enfatizar la importancia
deben insertarse en nuevas relaciones, ya no domi- de recuperar la materialidad y la historicidad de la
nadas por el sistema productivo y en relación a un etnicidad, en tanto necesario paso teórico de de-
patrón o capataz, sino vinculadas a representantes sencializar la etnicidad, considerando el “proceso
municipales como forma de reproducir su vida fa- de constitución de grupos que perfilan su conti-
miliar. nuidad a lo largo de su transformación, en una di-
Es por ello que un contexto de retroceso del tra- námica altamente influida por la disparidad de or-
bajo estable y de difusión de planes sociales prove- denamientos sociopolíticos” (1998: 107).
nientes del Estado, cabe preguntarse cómo ha mo- Posiblemente nuestros próximos pasos sean ob-
dificado la presencia de estos planes la vida coti- servar cómo en las luchas y en los usos de la etni-
diana de los trabajadores residentes en espacios cidad como recurso por un mejor posicionamiento
rurales y qué sentido adquieren las adscripciones laboral en la construcción o en la producción rural
étnico-nacional de los trabajadores al establecer se dirimen las disputas por el acceso a la ciudadanía,
nuevas relaciones con los agentes municipales lo- en tanto búsqueda de compatibilizar trabajo con re-
cales como parte de la reproducción de su vida fa- clamos sociales. Quizá allí, en los reclamos por un
miliar. puesto de trabajo o un trabajo más digno, ser de país
Pensar en la dinámica de diferenciación de gru- limítrofe no sea leído por algunos nativos como un
pos migrantes en la que se cruzan adscripciones ét- rasgo positivo.
nico-nacionales y de clase implica un desafío que

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Notas

1Magister en Sociología y Política FLACSO- UNSJ; Filiación institu- más dinámico en la creación de empleo en la década que va de
cional: CAS / IDES; Dir. Postal: Virrey Arredondo 2405–12 B (1426) 1970 a 1980 (Panaia, 1992).
Capital. Tel: 011-4781-8354; 011-15-5052-3766– Email: pvar- 7 El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), incluye las zonas
gas@vgcpatagonica.com.ar de Capital Federal y el primer y segundo cordón del Gran Buenos Ai-
2 Magister en Antropología Social – PPAS- UNaM; Filiación institu- res.
cional: CONICET / UNaM; Dir. Postal: Perú 238 – Cipolletti – Río Ne- 8 Philipe Bourgois analiza etnográficamente el caso de las planta-
gro – Tel: 0299–477–0760– Email: vtrpin@ciudad.com.ar. ciones de banana de la United Fruit Company en Panamá y Costa
3 Verónica Trpin publicó su investigación con el título, “Aprender a Rica, ilustrando un claro ejemplo de segmentación horizontal cuan-
ser chilenos. Identidad, trabajo y residencia de migrantes en el Alto do alude a los Guaymí, quienes ocupan mayoritariamente los peo-
Valle de Río Negro” en la Serie Etnográfica de la Editorial Antropofa- res puestos, realizando los trabajos más duros y peor pagos, en lo
gia, Bs. As., 2004; Patricia Vargas actualmente tiene en prensa su que él denomina un proceso de apartheid de las relaciones de pro-
libro “Bolivianos, paraguayos y argentinos en la obra. Identidades ducción. Negros e hispanos habían ocupado ese lugar en otros mo-
étnico-nacionales entre los trabajadores de la construcción”, en la mentos históricos y posteriormente transitaron un proceso de mo-
misma colección. Ambas investigaciones fueron producto de sen- vilidad social ascendente como propietarios de tierras. La etnicidad
das tesis de maestría dirigidas por la Dra. Rosana Guber y aproba- oficia, según el autor, como punto de referencia manipulado por la
das por el Programa de Postgrado en Antropología Social de la Uni- empresa para distribuir los puestos de trabajo en estrecha relación
versidad de Misiones y FLACSO-UNSJ respectivamente. Ambas se con las representaciones dominantes sobre cada grupo y sus res-
valieron de la etnografía como enfoque, cuya peculiaridad consiste pectivas tradiciones de militancia política (Bourgois, 1989).
en “elaborar una representación coherente de lo que piensan y di- 9 Roberto Benencia analiza el caso de los bolivianos de las áreas ru-
cen los nativos, de modo que esa descripción no es ni el mundo de rales bonaerenses, interpretando la existencia de un proceso de
los nativos, ni cómo es el mundo para ellos, sino una conclusión in- movilidad social ascendente, a través de un esquema explicativo
terpretativa que elabora el investigador (…) (producto) de la articu- que denomina “Escalera Boliviana”. En su estudio alude a la trans-
lación entre la elaboración teórica del investigador y su contacto formación operada por familias de campesinos sin tierra, que a par-
prolongado con los nativos” (Guber, 2001:15) tir de una estrategia particular de acumulación, se constituyen en
4 Brenda Pereyra realiza un importante aporte en este sentido al productores agrícolas propietarios de tierras (Benencia, 1997).
analizar la migración chilena en Buenos Aires concluyendo que “ser 10 Algunos estudios basados en metodologías cualitativas ya seña-
chileno” es una abstracción si no se observa desde las distintas laban esta tendencia para la década de 1980. Tal es el caso de
manifestaciones que adquiere según el contexto de interacción en Dandler y Medeiros que, refiriéndose a los Cochabambinos, plan-
que se use. De esta manera, la “chilenidad” “está marcada por un teaban que “la mayoría se empleaba en un amplio espectro de tra-
sentimiento de pertenencia, sentimiento que se traduce en prácti- bajos de la industria de la construcción. La mayoría empezaba
cas determinadas. También puede ser por omisión, negándose a como jornalero y se las arreglaba para ascender a otras posiciones,
desarrollar acciones típicas argentinas (…) también puede mos- incluso a la de capataz” (Dandler y Medeiros, 1991). En la década
trarse en actitudes o formas de reaccionar frente a determinadas si- de 1990, Marta Giorgis en su trabajo sobre la Virgen de Urkupiña en
tuaciones” (1999: 24). Córdoba también analiza las posiciones ocupadas por los bolivia-
5 Maguid menciona en el artículo a Michael Piore, quien precisa- nos en la construcción: hay contratistas y trabajadores, y la recipro-
mente en su teoría del mercado dual enfatiza el predominio de los cidad en los intercambios refiere a relaciones sociales a veces si-
factores pull en las estructuras de las economías de las sociedades métricas, a veces asimétricas, o ambas simultáneamente, a través
receptoras desarrolladas. Este enfoque plantea la existencia de de- de las cuales estos migrantes se vinculan entre sí y con la sociedad
sigualdad en los mercados de trabajo nacionales manifestada en mayor. Concluye la autora que: “es precisamente, el lugar que cada
dos niveles: uno inferior para los trabajadores foráneos y otro supe- uno ocupa en las relaciones laborales el que se confirma en el curso
rior para los trabajadores nativos (Blanco, 2000). de la fiesta, en el compromiso de la fe, y en el ciclo anual que se
6 La industria de la construcción vivió su apogeo durante el período abre con cada ‘rodeo’ y se cierra con cada ‘despedida’” (Giorgis,
1947-1970, como consecuencia de importantes inversiones priva- 2000).
das y estatales en el sector (Panaia, 1985), y fue también el sector
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •171

11 A partir de 1960, en las provincias de Salta y Jujuy, los producto- nente” mientras que la presencia de trabajadores estacionales se
res de tabaco y caña de azúcar incorporan tecnologías sustitutivas mantiene en éstas y en las de 1 a 10 hectáreas.
de mano de obra (Marshall y Orlansky, 1983). 19 Entre 1965 y 1980 la superficie de cultivo se incrementó en más
12 La industria de la construcción se desarrolla en diferentes sub- de 20.000 hectáreas, mientras que la producción pasó, en el mis-
mercados económicos: construcción edilicia, vial, pavimentación mo período, de 424.600 toneladas de manzanas a 780.000, debido
urbana, ferroviaria, industrial, electromecánica y sanitaria. En la a la incorporación de tecnología que maximizó la calidad de fruta de
construcción edilicia, que es la que importa en este estudio, preva- exportación.
lece el uso intensivo de mano de obra y la construcción “in situ”, 20 En la industria de la construcción este proceso hace posible la
debido al escaso empleo de tecnologías mecanizadas y al predomi- organización de grupos de trabajo que comparten entre sí la espe-
nio de procedimientos manuales tradicionales (Panaia, 1995). cialización en el oficio y la adscripción nacional: así encontraremos
13 En todos los casos se trató de obras de construcción de casas y a los “bolivianos de la colocación” o a los “paraguayos del hormi-
edificios, proyectadas y ejecutadas por empresas pequeñas de tipo gón”, pero de ninguna manera podemos afirmar una corresponden-
familiar o unipersonal, con dos o tres empleados jerárquicos (arqui- cia lineal entre nacionalidades y especializaciones de manera exclu-
tectos y jefes de obra). siva y/o excluyente.
14 Floreal Forni y Laura Roldán destacan la importancia de las redes 21 Estudios internacionales sobre actividades ilegales y economía
como forma de ingreso al mercado laboral en la construcción, bajo informal identifican “la confianza” como mecanismo social que ga-
la forma habitual del “vení conmigo”. Estas redes, analizadas en las rantiza el cumplimiento de los acuerdos individuales. Esta relación
áreas periféricas de los partidos de General Sarmiento y Moreno, se funda en la capacidad del grupo de pertenencia para sancionar,
funcionan en el barrio a través de relaciones de amistad y parentes- conferir status, excluir y castigar, más que en la convicción moral.
co (Forni y Roldán, 1996). Es decir que en la confiabilidad cada miembro pone en juego su re-
15 Estudios nacionales e internacionales han destacado el papel de putación social (Portes, 1995).
mediadores que asumen paisanos y parientes, así como las organi- 22 En nuestro país distintos estudios han señalado la importancia
zaciones de extranjeros, articulando la inserción del migrante en el de compartir “patrones culturales, nacionalidad, etnias” (Panaia,
lugar de destino (Benencia y Karasik, 1994; Dandler y Medeiros, 1992) o “lazos de orden comunitario, étnico, barrial o de parentes-
1991; Pereyra, 2001), y la importancia de las redes sociales como co” (Palomino, 1998) al momento de “conformar cuadrillas espe-
fuentes de recursos múltiples para nativos y migrantes (podemos cializadas”. Sin embargo ofrecen una explicación diferente de la que
mencionar el caso de los cubanos y mexicanos en los Estados Uni- hallé en mi experiencia de campo respecto de por qué es importan-
dos, analizado por Portes y Bach, 1985; o del compadrazgo en Chi- te. Ambos autores coinciden en que puesto que el rendimiento de-
le, analizado por Lomnitz, 1975, entre otros). pende más del funcionamiento global que de la suma de rendimien-
16 Las tareas dentro de cada grupo, desde el punto de vista del tra- tos individuales, la capacidad de integración grupal – “calificación
bajo, están estratificadas en niveles de complejidad que se objeti- colectiva”– cobra valor al momento de formar los equipos de
van en la “categoría”, que constituye un espacio de intersección en- trabajo.
tre actividades que corresponde realizar y remuneración, y así 23 Según lo define el diccionario la palabra quilombo originalmente
figura en el recibo de sueldo. En cada uno de los grupos especializa- tendría su origen en la palabra africana “kimbundu”, oriunda de lo que
dos hay “ayudantes”, “medio oficiales” y “oficiales”, en una escala hoy sería Angola, que significaba aldea. Según Andrews (1991), en
que va desde tareas de menor a mayor especialización en el oficio. Brasil se la usaba para designar los lugares donde se ocultaban los
Algunos oficiales pueden también ocupar espacios de poder vincu- esclavos negros que lograban escapar. Uno de los más importantes
lados con la organización del trabajo como capataces. fue Zumbi dos Palmares, una federación de villas libres localizadas en
17 Asimismo puede en otras situaciones transformarse en desven- una parte remota del nordeste de Brasil. Durante el siglo XVII Zumbi
taja o requerir de garantías adicionales para su puesta en funciona- fue monarca del quilombo dos Palmares y consiguió mantener su in-
miento. El análisis en cada caso del contexto ofrecerá el marco de dependencia por más de 70 años, hasta su destrucción en 1694. En
sentido para su actualización. Sao Paulo, durante las décadas de 1770 y 1780 pequeños quilom-
bos, campamentos de esclavos fugitivos, surgen en las áreas de ha-
18 Un estudio realizado por Elba Kloster, Marta Radonich y otros
ciendas de caña próximas a Campinas y se mantienen hasta la aboli-
(1992) plantea la relación entre el tamaño de las explotaciones y la
ción de la esclavitud en Brasil en 1888. En Argentina el término remite
capacidad de absorción de trabajadores temporarios y estaciona-
al burdel o prostíbulo y se usa corrientemente para dar cuenta de si-
les, observándose que las grandes propiedades de 25 hectáreas y
tuaciones de “gresca, enredo, algarabía y bochinche”. Agradecemos
más son las que poseen “mayor cantidad de mano de obra perma-
a Laura Colabella los comentarios y el aporte bibliográfico vinculado
con esta temática.
“Esta es casa de Dios y puerta del Cielo”:
La construcción sociorreligiosa de la vida
de clausura en la Argentina 1

Gustavo Andrés Ludueña2

Resumen
Nuestro país posee diversas expresiones religiosas dentro del Catolicismo. Una de ellas está constituida por las órdenes con-
templativas de monjas y monjes de clausura. Estas responden a diferentes carismas, fundadores, tradiciones, e historias lo-
cales. Basado en la experiencia de benedictinos/as, carmelitas descalzas y trapenses este artículo sostiene que, a pesar de su
profunda variedad, las comunidades monásticas pertenecientes a las distintas órdenes religiosas comparten una idéntica es-
trategia para posicionarse dentro de la Iglesia Católica y de la sociedad. Esta característica que enfatiza su autonomía, inde-
pendencia, y capacidad para imaginar su pasado, presente, y futuro religioso es la de presentarse como “comunidades
imaginadas”.
Palabras clave: clausura, comunidades imaginadas, monjes, monjas, agencia.

Abstract
Argentinean Catholicism presents diverse religious expressions. One of them is that of the contemplative orders of enclo-
sure monks and nuns. These orders have different charismas, founders, traditions, and local stories. On the basis of the ex-
perience of Benedictines, Discalced Carmelites, and Trappists this article argues that, despite their diversity, monastic
communities belonging to these religious orders share a similar strategy for positioning themselves into Catholic Church
and society. This characteristic that emphasizes their autonomy, independence, and capacity for imagining their past,
present, and religious future is that of being “imagined communities”.
Key words: enclosure, imagined communities, monks, nuns, agency.

1. Introducción cionales recogidos en otras comunidades de clausura


pertenecientes a las órdenes religiosas Benedictina y
La temática de este artículo se enmarca dentro de Trapense. Del proceso general de análisis resultarán
una investigación etnográfica desarrollada en comu- dos conclusiones que este artículo pretende enfatizar.
nidades monásticas pertenecientes a órdenes religio- La primera es que las órdenes contemplativas de
sas contemplativas3. En la Iglesia Católica Romana, nuestro país conforman un campo sociológico parti-
a la cual estos grupos pertenecen, existe histórica- cular dentro del catolicismo y, más generalmente,
mente una gran división entre clero secular y regu- dentro del universo religioso argentino. La segunda
lar. A su vez, dentro del clero regular hay una distin- conclusión introduce una conceptualización de las
ción entre quienes desarrollan su misión religiosa comunidades de religiosos y religiosas de clausura en-
(“carisma”) “en el mundo”, y quienes la realizan fue- tendidas como “comunidades imaginadas”
ra de él. Son los religiosos y religiosas de esta última (Anderson 1993), la cual discute modelos prece-
categoría los que constituyen la materia de mi estu- dentes de abordaje del monasticismo desarrollados en
dio. ciencias sociales.
A través del análisis de dos entrevistas realizadas Abordaré estas cuestiones en cinco pasos suce-
en profundidad a dos carmelitas descalzas4, propongo sivos. Primero, definiré el monasticismo como fenó-
un marco teórico-conceptual alternativo a los exis- meno sociorreligioso dentro del cristianismo en ge-
tentes para el análisis de las expresiones monásticas neral, y dentro del horizonte del catolicismo argen-
católicas en la Argentina. Los elementos conversacio- tino en particular entendido como “opción radical”.
nales emergentes de la entrevista son comparados, Segundo, repasaré crítica y sucintamente algunos
confrontados, y analizados a la luz de datos observa- enfoques teóricos producidos en ciencias sociales

•173•
174 Construcción sociorreligiosa de la vida de clausura

para su aproximación. Tercero, presentaré las carac- L- El era carmelita calzado7 y en aquél momento
terísticas generales de la vida monástica en nuestro la vida religiosa, según las expresiones de la época,
país, las cuales introducen su conceptualización estaba relajada. Entonces, él busca algo distinto…
como campo sociológico. Cuarto, presento y analizo algo más radical. Pensó en la cartuja8 como lo más
las entrevistas mencionadas a través del cruzamiento radical… conoce a Teresa de Jesús [en 1567] y Te-
de información procedente del trabajo de campo resa le dice que estando en la familia carmelitana y
realizado en monasterios de clausura benedictinos y estando la posibilidad de generar algo nuevo ¿para
trapenses. En último lugar, argumento en favor de qué se va a ir a los cartujos… Entonces lo enganchan
una perspectiva de investigación que concibe estos en la reforma de los frailes…
grupos religiosos como comunidades monásticas
imaginadas (ver Anderson 1993). En este caso, la radicalidad aparece como cate-
goría interpretativa de la experiencia histórica para
explicar la formación de la Orden Carmelita Des-
2. Ascetismo y monacato calza. A través de la historización de las personali-
dades de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz (protago-
Estos términos definen conceptualmente la práctica nistas indiscutibles del movimiento carmelita du-
religiosa de las órdenes contemplativas dentro de la rante el siglo XVI), Sofía y Luisa colocan el énfasis
Iglesia Católica (Weber 1978, 1984, 1996). Ascetis- sobre la existencia de opciones radicales en el tiempo
mo proviene del griego y refiere a determinadas accio- mítico fundacional de la Orden. En este sentido,
nes que involucran manejos sobre el cuerpo y la men- Sofía afirmaba que “[Teresa de Jesús] sentía como
te del sujeto. Sus efectos se manifiestan sobre la interiormente un llamado a vivir con más radica-
persona en su totalidad, es decir, sobre su habitus lidad esa vida de oración. Ella hacía referencia a los
(Bourdieu 1990; Ludueña 2002). En el mundo griego, santos Padres pasados [los Padres del Desierto],
la askesis (ascesis) era relacionada con la meditatio bueno… los ermitaños que vivieron como con una
(manejo de la consciencia y conocimiento de sí mis- forma de entrega a Dios muy totalitaria, muy abso-
mo) y la gymnasia (ejercicio y control del cuerpo). luta”. Paralelamente al empleo histórico de la radi-
Allí, la ascesis adquirió sistematicidad en ciertos gru- calidad, hay otro de carácter teológico que se mani-
pos filosóficos como los estoicos y pitagóricos (Fou- fiesta en el discurso de las religiosas.
cault 1991). Por otra parte, el monasticismo proviene
del término griego monachos que significa hombre del S- Primero partamos de una base ¿no?, que la ex-
desierto u hombre solitario. Los iniciadores de prácti- periencia contemplativa es un don para todos. O sea,
cas ascéticas dentro del cristianismo fueron los deno- que no existe gente que no sea contemplativa, que no
minados “Padres del Desierto”. Estos condensaron la tenga el don de la vida contemplativa. Lo que pasa es
ascesis y la vida solitaria del monachos. La característi- que el modo de vivirlo concretamente, esta experiencia
ca principal de estos religiosos fue la radicalización del contemplativa… en nosotros es un llamado muy radi-
ideal de vida cristiana según las Sagradas Escrituras5. cal. Toda nuestra vida pasa por acá. En las otras fa-
Aún hoy, con notables diferencias, esta cualidad sigue milias religiosas [se refiere a las que no son de clausu-
definiendo la vida religiosa de las comunidades de ra], teniendo esta posibilidad de vida contemplativa
clausura en nuestro país. En este sentido, el análisis de desde los momentos de oración que tiene cada uno…
la entrevista permite establecer tres usos diferentes, lo viven así digamos desde sus momentos de sus ratos
aunque concomitantes, de la radicalidad monástica. de oración, después se dedican a la vida activa.
El primero de ellos es de orden histórico. […]
L- Hay un llamado. Yo creo [que] los monaste-
S- [D]esde los inicios de la Orden nuestra de los rios, la vida contemplativa en general, son un don de
carmelos [conventos carmelitas] descalzos, Teresa Dios para la sociedad […] las diferencias las marca
[Santa Teresa de Jesús] fundó a las mujeres, diga- para mi el llamado, el llamado… a una radicali-
mos, a las monjas, y Juan de la Cruz [1542-1591] dad… en el Evangelio se da así9.
un fraile que no se llamaba así todavía, él estaba bus-
cando un estilo de vida un poco más este… [No se Lo contemplativo aparece como un componente
entiende en la grabación y continúa Luisa]6. común a toda forma de expresión religiosa dentro de
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •175

la Iglesia. No obstante, lo que particulariza e identi- El llamado a la vida consagrada constituye la más
fica a la experiencia monástica es, justamente, la ra- personal y subjetiva de las dimensiones del radica-
dicalización de la contemplación10. La aparición de lismo monástico. Este llamado implica la existencia
opciones radicales en los fundadores de la orden se de una relación vis a vis con lo divino que el sujeto
presenta, igualmente, en las Sagradas Escrituras percibe y vive de una manera particular. El exclusi-
como elemento racionalizador de tales acciones. La vismo vincular implicado en el llamado trasciende la
vida contemplativa es “un don de Dios”, por lo vocación para introducir un “misterio”, el cual
tanto, posee como tal un fundamento teológico ya otorga carácter místico al radicalismo monástico11.
que proviene de Dios mismo. La contemplación, sin La presencia del llamado como elemento racionali-
embargo, se manifiesta en todos los religiosos y de zador nativo de la propia práctica pude encontrarlo
manera especial en algunos de ellos, los cuales son en todas las conversaciones que mantuve con
receptores de dicho don que se manifiesta en el “lla- monjes y monjas pertenecientes a otras órdenes reli-
mado”. Este llamado introduce una tercera dimen- giosas monásticas (como la Orden Benedictina y
sión de la radicalidad que define lo monástico en tér- Trapense)12. Las aristas histórica, teológica, y expe-
minos de la experiencia vocacional del sujeto. En riencial señaladas por las religiosas en la entrevista se
este sentido, las monjas carmelitas entrevistadas de- condensan concretamente en una vida consagrada a
finían del siguiente modo las aristas de radicalidad la oración en el retiro. Así, el ascetismo se materia-
de la vida monástica por la que optaron. liza en la práctica cotidiana a través de los votos de
castidad, pobreza y obediencia.
G- ¿Cómo sería una radicalidad?… Lo monástico, en suma, se presenta como el pro-
L- Y bueno… una radicalidad a vivir con este mis- yecto de una vida de retiro en el claustro organizada
terio que además… te absorbe, te inunda [habla con en torno a prácticas ascéticas que persiguen el logro
notable satisfacción], porque no es que… uno decide de estados contemplativos para el encuentro con lo
hacerse contemplativo… Dios te llama, Dios te genera divino. Los cambios profundos acontecidos en la
capacidad, para después hacerte don. Pero eso entra Iglesia durante los últimos años –principalmente a
dentro del misterio de Dios y de la persona… Por eso partir del Concilio Vaticano II (1962-1965)– impul-
los monasterios son dones dentro de la sociedad… saron la reformulación de los fundamentos de este
Porque si El no lo sostuviera no podría ser… Y en el “proyecto monástico”13. Como veremos más ade-
Evangelio ves la cantidad de llamados… lante (ver ítem 5), los componentes más afectados
[…] de la ecuación (entiéndase, sujetos a discusión)
S- […] Digamos, la vida contemplativa es un don fueron los de clausura y ascesis. Antes de pasar al
para todos pero hay una preponderancia… [“hay un análisis de estos aspectos en el monacato argentino
llamado de Dios”, agrega Luisa] en como vivís tu se- revisaré, brevemente, las aproximaciones produ-
guimiento de Jesucristo. Si desde esta vida contempla- cidas en ciencias sociales sobre esta temática.
tiva, o desde esta vida de contemplarlo a El al servicio
de los otros en un modo concreto de apostolado… El
modo concreto nuestro es éste, el modo concreto de se- 3. El monasticismo
guimiento de Jesús según el Evangelio para el resto es en las ciencias sociales
según la familia carismática. En unos será la educa-
ción, en otros los hospitales, en otros la inserción en las Los primeros abordajes del monasticismo en cien-
villas, trabajar con los drogadictos, [“las familias”, in- cias sociales se deben a Max Weber. Su interés por
troduce Luisa] la familia, la sociedad, la cultura, establecer la naturaleza histórica del capitalismo lo
este… en cada uno es acorde a su carisma… […] Y condujo a afirmar que las fuentes se encontraban en
hay también un llamado a vivir de este modo ¿no? No la ascesis practicada en monasterios medievales.
es que uno se sienta y piense “ay bueno me voy a dedi- Weber estableció dos formas de ascetismo. Un asce-
car a vivir…”. No. Hay un llamado a vivir de este tismo intramundano –característico de grupos reli-
modo pero porque parte de algo más profundo que es giosos protestantes–, y otro extramundano –propio
del amor a Jesús, y a seguirlo a El. Y a seguirlo a El del de las comunidades monásticas. Ambas modalidades
modo que El te invita. A cada uno lo invita de modos reflejaban una relación diferencial con el mundo so-
diferentes. cial (Weber 1978, 1984, 1996). Los estudios sobre
176 Construcción sociorreligiosa de la vida de clausura

monasticismo en antropología social, por su parte, con el monacato budista. Sin embargo, este enfoque
son limitados si los comparamos con las investigacio- no se adapta a la situación de autarquía económica
nes realizadas en otros campos académicos como la de la que gozan los monasterios en nuestro país. En
historia y la sociología. En general, todos estos traba- estos establecimientos, la falta de dependencia de la
jos presentan una distinción tajante entre las expre- limosna no obliga al contra-don religioso como ser-
siones occidentales –específicamente católicas– y vicio de devolución al bien concedido en calidad de
orientales del monaquismo –tales como las hinduis- obsequio como observa Silber (1995). Por otra parte,
tas y budistas. En particular, los estudios realizados perspectivas nacidas recientemente a la luz de los
tradicionalmente en antropología sobre la materia se efectos del Concilio Vaticano II ensayaron nuevas
abocan mayoritariamente a las formas de ascetismo y perspectivas. Desde la experiencia de las órdenes re-
monasticismo oriental (Carrithers 1979, 1983; ligiosas en Estados Unidos y su radical transforma-
Gombrich 1971; Kemper 1980; Obeyesekere 1981; ción en el período postconciliar, Patricia Wittberg
Tambiah 1977, 1982; van der Veer 1987, 1989). Los introduce la teoría de los movimientos sociales para
estudios sobre monacato cristiano, por otra parte, re- el análisis de los procesos de diferenciación y cambio
sultan circunscriptos a temáticas específicas. Por en las congregaciones religiosas (Wittberg 1994).
ejemplo, cuestiones relativas al poder y el ritual Interesada por el conflicto y los lineamientos polí-
(Asad 1983, 1987), epistemología teológica de los ticos internos de las órdenes femeninas, esta visión
monjes (Reidhead, V. 1993), communitas y liminali- está influenciada por los efectos del movimiento de
dad permanente de las comunidades religiosas (Tur- derechos civiles (y el feminista en especial) sobre las
ner 1988), nociones del tiempo ritual monástico religiosas en Norteamérica. Si bien este modelo
(Reidhead, V. y Wolford 1998), y conversión religio- puede resultar apto para el entendimiento de movi-
sa (Reidhead, M. 1998; Reidhead, M. y Reidhead, V. mientos religiosos por el proyecto monástico dentro
2003). del campo contemplativo argentino, no es viable
Los desarrollos teóricos producidos en sociología una interpolación lineal a un contexto sociohistó-
presentan un horizonte más diverso. Perspectivas in- rico como el nuestro que no experimentó los pro-
teresadas en cuestiones organizacionales de las co- cesos señalados en Estados Unidos.
munidades religiosas, como la de George Hillery En general, ninguno de estos enfoques aborda sis-
(1992), se dirigen a determinar los procesos que pre- temáticamente la agencia de la comunidad monás-
servan la cohesión interna de estos grupos. En este tica, la cual implica la intervención de procesos co-
caso, la explicación se basa en una solidaridad orgá- munitarios dirigidos a la adaptación, transformación
nica durkheimiana. Se elude así la explicación del y creación de realidades sociales. En suma, una
conflicto corriéndose el riesgo de identificar lo mo- agencia destinada a posicionar a las comunidades re-
nástico con una forma utópica de socialidad. Otras ligiosas en el mundo (esto es, tanto en la Iglesia
perspectivas de carácter weberiano incorporan mo- como en la sociedad). Estas apreciaciones nos con-
delos macrosociológicos para el abordaje de la rela- ducen a determinar primeramente las particulari-
ción monjes-laicos (Kaelber 1998). Esta es la teoría dades del monasticismo en nuestro país.
del “virtuoso-sociedad” que se apoya en la idea de
que el religioso atrae las visitas de extraños prove-
nientes de su medio social. Este fue el caso paradig- 4. Geografía contemplativa
mático en tiempos de los Padres del Desierto. Dicho en Argentina
modelo podría, salvando las distancias, explicar
ciertos fenómenos actuales de concurrencia a los En el catolicismo pueden hallarse diversas manifes-
monasterios. Este paradigma también fue utilizado taciones “estrictamente” contemplativas. “Estricta-
para el estudio del monasticismo oriental (Kaelber mente” refiere a que tales expresiones hacen de la
1998). contemplación el modus vivendi cotidiano. Esta acla-
Otra aproximación es la de Ilana Silber (1995). ración es pertinente en el sentido de que todas las lí-
Su abordaje introduce la circulación del don y neas religiosas dentro de la Iglesia preservan una di-
contra-don en las relaciones monjes-laicos. Este me- mensión contemplativa aún cuando pueden no
canismo resulta de utilidad para los casos de monas- hacer de ella su razón de ser (tal como afirma, según
ticismo mendicante como ocurre, en gran medida, veremos, una de las religiosas en la entrevista). Vere-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •177

mos a continuación algunas de las características de Jesús a fines del siglo XVI). A su vez, dentro de las úl-
las órdenes religiosas monásticas que son objeto de timas existe un grupo conocido como las “maravi-
este trabajo. llosas” que adhieren al carisma de la Madre
La presencia del monacato benedictino en la Ar- Maravillas de Jesús15. Estas últimas son carmelitas
gentina es tardía con relación a su desarrollo en Eu- descalzas consideradas, por las no maravillosas,
ropa. A partir de la instalación de la primera comu- como un grupo conservador en sus costumbres mo-
nidad en 1899 en la provincia de Entre Ríos se suce- násticas y poco permeables a las reformas introdu-
dieron otras fundaciones. En la actualidad totalizan cidas por el Vaticano II. En nuestro país existen 30
cinco establecimientos de monjes benedictinos y seis carmelos femeninos de los cuales 8 se adscriben
de monjas. De la Orden Cisterciense de la Estricta como maravillosos. Todas estas formas de religio-
Observancia (también llamada Orden Trapense) se sidad responden al modelo cenobita (comunitario)
cuentan un monasterio femenino y otro masculino14. de vida monástica; existen, sin embargo, modali-
Los establecimientos benedictinos y trapenses de dades eremíticas como las representadas por los car-
nuestro país pertenecen a la “Congregación del tujos y las Hermanas de Belén16. Es necesario, en-
Cono Sur”. Esta incluye monasterios de los países ve- tonces, abordar con mayor detalle el modo en que
cinos de Chile, Uruguay y Paraguay (ver Ludueña estos religiosos y religiosas piensan, debaten e “ima-
2003a). Actualmente existen un total de 22 congre- ginan” su propia realidad en la Iglesia y la sociedad.
gaciones benedictinas en todo el mundo siendo la Este es el tema del siguiente apartado.
del Cono Sur la de más reciente formación. En rigor,
los benedictinos constituyen una confederación de
monasterios más que una orden religiosa en el sen- 5. Resignificando ascesis y clausura
tido de estructura jerárquica vertical. Están caracte-
rizados más bien por la horizontalidad de su organi- Cuando entré al carmelo fue la primera frase que vi.
zación. Este fenómeno posee notables consecuencias “Esta es casa de Dios y puerta del Cielo”. La entrevis-
en el ejercicio del poder, la organización y cultura in- ta había sido arreglada en día y hora. Estaba en pun-
dividuales de cada comunidad, los vínculos con el to. Me dirigí directo al torno y golpeé17. Al rato, una
exterior, etc. voz del otro lado sentenció: “Ave María purísi-
Aún cuando la presencia de la familia de contem- ma…”. “Sin pecado concebida”, respondí. Dije que
plativos benedictinos llegó a la Argentina durante el tenía una entrevista con la hermana Rita. “Le paso la
siglo XX, otras expresiones de cuño ascético las pre- llave, y entra por la puerta que tiene a su derecha”,
cedieron. Tales fueron los casos de las carmelitas me contestó. El torno giró y la llave apareció. Fui al
descalzas, catalinas y capuchinas (las dos últimas locutorio y esperé. El cuarto era austero. Solo una
ramas femeninas de la Orden Dominica y Francis- imagen de Santa Teresa de Jesús en las paredes. Una
cana respectivamente). Su condición de mendi- estrecha mesa y una silla mirando hacia una abertura
cantes las hacía dependientes de donaciones even- con rejas de un denso entramado me separaban del
tuales y de la “dote” de las ingresantes (véase Braccio cuarto contiguo. La escena se repetía del otro lado.
1999, 2000; Fraschina 2000a, 2000b, 2000c, La excepción era el cuadro de San Juan de la Cruz.
2000d), no pudiendo aspirar a las modalidades de Momentos después apareció la hermana Rita y ha-
autarquía económica y autosustentabilidad que ca- blamos prolongadamente… Una situación similar se
racterizaba, y aún caracteriza, a benedictinos y tra- presentó en otro de los carmelos que visité, en el cual
penses. Como veremos en el siguiente apartado la tuve la oportunidad de dialogar con dos monjas de
realidad actual de estas religiosas cambió notable- las denominadas “maravillosas”. En el monasterio
mente. Las carmelitas descalzas, por ejemplo, gozan donde realicé la entrevista a Sofía y Luisa, sin embar-
de una importante independencia comunitaria que go, hubo sustanciales diferencias. Permanecí en la
las acerca marcadamente a sus colegas benedictinos. hospedería del carmelo por dos días. Tuvimos dos
La Orden Carmelita es heterogénea en su consti- largos encuentros con ambas religiosas. Las conver-
tución. Posee ramas femeninas y masculinas en las saciones se desarrollaron en un locutorio donde no
cuales existen vertientes “calzadas” (tradicional his- había rejas de por medio. Como se verá a continua-
tórica) y “descalzas” (originadas a partir de la re- ción, ellas pertenecían a otra línea dentro de la or-
forma monástica impulsada por Santa Teresa de den de carmelitas descalzas. Esta situación de entre-
178 Construcción sociorreligiosa de la vida de clausura

vista demuestra, entre otros aspectos, las diferencias este seguimiento, este modo, que no podría ser de otra
internas existentes en esta orden religiosa. manera porque viviríamos con gente a cada rato…
[“claro, sería imposible”, apunta Sofía] Es un me-
L- Nosotras estamos asociadas… dio… […] Esto es clausura, aunque no haya rejas.
G- Ah… eso, eso… lo de la organización no me La clausura la da, yo creo, el estilo de vida ¿no?, que
queda muy claro… se desarrolla adentro. A mi no me gusta mucho ha-
L- Lo que pasa es eso, nosotras para ayudarnos a blar de clausura porque en realidad la clausura como
nivel formación nos hemos asociado, somos socias tal es un medio, yo prefiero hablar de vida contem-
¿no?… En todo el país, gente de San Juan, de Tucu- plativa que se desarrolla dentro de un espacio. Y que
mán, de Neuquén… Son como pequeñas comunida- tiene, obviamente, sus códigos y sus reglas de juego
des […] En el país hay alrededor de 25 monasterios [acordes] a las familias carismáticas. Lo que pasa en
en total, de los cuales sólo 11 estamos asociados18. Y los otros tiempos… las rejas significaban “La Vida
nos hemos asociado para darnos una mano, sobre Contemplativa” [enfatiza irónicamente] […] recién
todo en el campo de la formación19. Este tema de la ahora estamos… a partir del Concilio Vaticano II,
asociación viene desde 1950 por [el Papa] Pío XII recién ahora estamos resignificando… Pero fue de lo
porque los carmelos contemplativos son autónomos, que hablamos de los [carmelos] maravillosos…
o sea, la autoridad máxima en la casa es la priora. Y
no es que tenés una Madre Provincial… Sobre la organización cotidiana en el monasterio
G- Claro, ustedes no tienen abadesas [como las y la realización de los oficios (celebraciones) reli-
benedictinas y trapenses], son prioras… giosos diarios, se afirmaba lo siguiente.
S- Prioras [responden las dos al mismo tiempo], y
todas hermanas con la priora que va cambiando S- […] Se va realizando en torno, primero, a la
cada tres años20. celebración eucarística [misa], y a las oraciones li-
L- Aún a estos monasterios asociados tienen cada túrgicas23. Tenemos la misa a la mañana, y vamos
uno sus propios priores, no tenemos una superior…21 estructurando el día para poder compensar la ora-
[…] Por el momento estamos caminando hacia una ción, los diversos momentos, oración en común, ora-
integración, pero siempre guardando las autonomías ción en soledad, que tenemos dos horas, una hora por
de todos los monasterios [Sofía también enfatiza la la mañana y otra por la tarde, con espacios de frater-
autonomía]… de todas. Somos totalmente autóno- nidad y espacios de estudio y de trabajo. La primera
mas y libres unas comunidades de otras… oración es a las seis de la mañana… […] Después
[…] una hora de oración personal, que la podés hacer
S- Esto de la asociación también ha influido mu- donde quieras en tu pieza, en el coro […] Después
cho en esto del poder adaptarnos a nuevos modos de siete y media es la misa con laudes [celebración reli-
vivir la clausura, de vivir el contacto con la gente, y giosa matutina], y después ya es toda la mañana de
de ir superando miedos… Entonces, por ejemplo, trabajo hasta las doce y media que tenemos sexta [ce-
desde lo concreto… “¡ay! viste que en tal monaste- lebración religiosa del mediodía]. Después vamos a
rio…”, ponele que si hay un encuentro y vamos a un comer, en general comemos en silencio en el almuer-
monasterio, “¡uy! mirá lo hacen así y no tienen tal zo mientras leemos algo… algo del carisma…24 […]
rosca”… volvés a tu monasterio lo charlás… se bus- Y después de leer, después comer lavamos los platos y
ca el sentido […] buscás el sentido de lo que estás vi- eso… y ya empieza la recreación nuestra. Tenemos
viendo y la expresión de lo que querés vivir. Pero esto equilibrado, y Teresa quería que fuera así, los espa-
de la asociación nos ha ayudado mucho a impulsar, a cios de soledad y oración, con los espacios de fraterni-
seguir creciendo, y a simplificar [Luisa también dice dad y vida común. Después de la recreación nuestra,
que ayudó “a simplificar mucho la vida”]22. que dura una hora también, tenemos un ratito de
[…] descanso… y ya la tarde la dedicás o al taller, o la ta-
L- Es más, se puede decir que la clausura es un rea que te toca en trabajo, o bueno… estudios y a las
medio, genera un espacio para poder hacer posible la siete de la tarde tenemos las vísperas [celebración re-
vida contemplativa… ya no tiene el sentido que en ligiosa de la tarde]. Otra hora de oración personal, la
otros siglos se tuvo [no se entiende bien]. La clausura cena, recreación y completas [celebración religiosa
genera una especie de microclima para poder vivir de la noche] y ahí se termina nuestro día… Eso de
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •179

lunes a viernes, los sábados a la mañana es limpieza algo salís. Entonces, si querés ir al médico, a la odon-
general de la casa, y los sábados a la tarde es todo el tóloga, a comprarte zapatillas [risas]…
mantenimiento del parque. G- ¿Y para eso necesitás una autorización de la
[…] priora?, o…
G- Ahora, digamos en términos así económi- S- Mirá no es con autorización escrita…
cos… ¿cómo se organizan? G- Pero tampoco te podés ir…
S- Nosotras nos mantenemos con el trabajo nues- S- Voy y le digo “mirá Lucy”… hay un aviso pre-
tro. Ese es nuestro ingreso. Digamos… no recibimos vio, “mirá Lucy, yo necesito ir a la odontóloga tengo
donaciones, o sea, alguien te puede donar algo pero turno el viernes a las nueve de la mañana”. “Ah bue-
no es que nos mantenemos de eso25. Ni subvenciones, no, bueno… si está el auto llevateló”. No es que aga-
ni… pagamos el gas, el teléfono, la luz como todo el rrás y te vas porque si alguno te precisa… Tenés más
mundo […] Cada una de nosotras tenemos un espa- o menos combinado. O le decís… “mirá tengo que ir
cio de taller. Una de las hermana se dedica al telar, la a averiguar…” […] Simple… no es nada, nada…
otra se dedica a hacer unos gráficos en computación, no, no es simple [risas]30.
la otra hace rosarios, cadenitas, otra de las hermanas G- Claro, y eso es lo que es diferente en las otras
también hace telar, otra hace ornamentos que es la [las maravillosas]…
ropa de los curas, lo que se usa en la misa ¿viste? S- Ah, no, no, ni hablar… [niega enfáticamente]
[…] Otra de las hermanas hace cosas con cuero des- […]
de los cinturones hasta materas, carteras, una Biblia, G- Este… si por el tema de los votos yo lo había
breviarios, llaveros, cualquier cosa. Otra… Luisa marcado acá. Si.
hace fotos postales…26 S- Estamos consagradas a Dios por medio de lo
[…] que llamamos “los votos religiosos” que para nosotros
G- ¿Ustedes normalmente salen del monasterio o son tres, castidad, pobreza y obediencia31. Pero esto
siempre están acá?27 que veníamos diciendo recién, antes el contenido de
S- Claro, por ejemplo, dentro de los oficios nues- los votos, la teología religiosa sobre los votos hacía
tros… a ver, una hermana es hospedera, otra her- hincapié en los aspectos sacrificiales por ahí… La
mana es tornera que es la que atiende. Le decimos obediencia desde la renuncia a la propia voluntad, la
tornera, porque antes nosotros también teníamos tor- pobreza desde la renuncia a los propios bienes, la cas-
no. Hasta cuando yo entré… [Hace memoria, duda tidad desde la renuncia a tener una familia y a toda
por un segundo, y luego afirma] todavía teníamos la dimensión de tu sexualidad… Entonces había una
torno, si. cosa así como muy sacrificial […] Hoy por hoy la
G- Pero ahora lo cambiaron por la ventana. concepción es totalmente distinta de los votos, y la vi-
S- […] Pero hasta hace poco, que sé yo… hará vencia es totalmente distinta. De hecho, el voto de la
cinco años que tenemos la ventanita28. Bueno así pobreza [dice pobreza pero corresponde “obedien-
que… alguna es tornera. Otra es enfermera, es otra cia”] no te obliga en absoluto a perder tu propia vo-
de nosotras ¿no?… Otra es la priora, otra… Una es luntad sino a discernir y a dialogar y a… buscar con-
despensera que organiza las cosas de la despensa juntamente con el que es tú superior la voluntad de
de… Dios32. Para tu vida, para la comunidad ¿no? Pero
G- ¿Las compras y ese tipo de cosas?… siempre se realiza… hoy llamamos lo que es la “obe-
S- Y otra es la que hace las compras. Así que dos diencia dialogal”, porque siempre se realiza en un cli-
veces por semana esta hermana que hace las com- ma de diálogo y de confrontaciones, de idas y vuel-
pras sale. Y aparte que antes, o algunos monasterios tas… Nunca es una obediencia así ciega de… [no se
todavía lo conservan, las cosas que necesitabas se las entiende que dice] vos no podés ni siquiera pensar
pedían a gente amiga29. Entonces vos le dabas la listi- contrario a eso. Cosa que antes si era así. Ni siquiera
ta, la plata pero… fue un gran avance eh… que bue- no sólo que no lo podías expresar, ni siquiera podías
no las mujeres de este monasterio, en el momento que pensarlo de modo contrario. Pero antes te digo siglos
pudieron compraron un auto o lo consiguieron no sé ¿no?...33 Hoy no, es otra concepción […] Y el voto de
como, y empezaron a “hacer ellas” sus propias com- pobreza no es ya por la renuncia de los bienes sino
pras [comillas mías] […] Después si necesitás para que implica otras perspectivas. Por ejemplo, la viven-
cia de la solidaridad con quienes no tienen. Por quie-
180 Construcción sociorreligiosa de la vida de clausura

nes hacen voto de pobreza sin saberlo, porque son las carmelitas); 7) vida en común (por la cual se
obligados a la pobreza. Por una masa excluyente de comparten numerosas experiencias en calidad de
[…] los capitales que te afanan todo. Entonces hay grupo social); 8) socialidades intra, extra, e interco-
una dimensión como de solidaridad con los más po- munitarias (que regulan las formas de relación social
bres y una dimensión de decir bueno… los bienes que internas y externas de cada comunidad); 9) autoi-
tenemos, como comunidad, que estén puestos al ser- dentificación como monje o monja de una determi-
vicio […] de la gente, al servicio de la sociedad, cómo nada familia religiosa, y adscripción identitaria aso-
vivir en solidaridad con lo que los otros viven34 […] ciada a un lugar de pertenencia circunscripto al
Y el voto de la castidad, tampoco hoy se toma así propio monasterio.
como una renuncia… la implica por supuesto… Por otra parte, la interpretación de la entrevista
[…] Toda tu dimensión de un ser femenino, tu ser proporciona importantes definiciones en torno a los
masculino es consagrado a Dios. Donde tendrás que establecimientos monásticos. Estos presentan acen-
hacer también todo un trabajo de integración de los tuadas divergencias con relación a su vinculación con
factores femeninos, masculinos de tu personalidad a la sociedad y permeabilidad a las cosas del mundo. El
nivel psicológico. Pero no hay un desprecio en abso- análisis apunta hacia una relativización de la noción
luto de tu cuerpo o de tus modos de sentir o de tus de “retiro del mundo” y, por lo tanto, a una resignifi-
modos de pensar o de… de lo que Dios te hizo. Dios cación del concepto de clausura. En este sentido, las
te hizo mujer, te hizo varón. Y es como una… al con- diversas modalidades de socialidad existentes en los
trario, es toda una valoración grande de lo que sos, distintos monasterios permiten hablar de “topologías
consagrada a Dios… De modo… y la renuncia no claustrales” en lugar de una idea uniforme, homo-
pasa por renunciar a la sexualidad, sino renunciar a génea y absoluta de clausura. Por último, los ele-
una forma de pensar la sexualidad desde la genitali- mentos citados sustentan la idea de que los actores re-
dad. Pero nuestra sexualidad tiene que ser integrada ligiosos poseen su propio lugar dentro del campo cató-
a nuestra vida, sino dejamos de ser mujeres. Enton- lico –distinto del clero diocesano– y del universo
ces, es como una concepción muy diferente a lo que religioso nacional. Este campo contemplativo o mo-
por ahí opina la mayoría de la gente35. nástico posee sus propias instituciones, actores, prác-
ticas, historia, y relaciones sociales (la asociación
El análisis de la entrevista y la comparación de as- inter-monasterios señalada es un buen ejemplo de
pectos compartidos con otras órdenes religiosas per- estos vínculos sociales). Resta por interpretar la
miten establecer importantes diferencias con res- agencia de los actores dentro de este particular campo
pecto a su historia, espiritualidad, y prácticas reli- sociológico. Este es el objetivo del siguiente apartado.
giosas. También existen, no obstante, importantes
similitudes. Carmelitas, benedictinos/as y trapenses
comparten una matriz común que radica en la prác- 6. Comunidades monásticas
tica de un ascetismo cristiano definido por una vida imaginadas
de radicalidad centrada en el Evangelio. Los ele-
mentos componentes de esta matriz de parentesco, Como afirmé anteriormente, un enfoque de las co-
presentes en las comunidades de diferentes familias munidades contemplativas en la Argentina debe in-
contemplativas, son los siguientes: 1) pertenencia a corporar su capacidad de acción y autodetermina-
la misma estructura institucional de la Iglesia Cató- ción. Los procesos de resignificación de la ascesis y la
lica; 2) sistema de prácticas ascéticas (materializadas clausura explicitados apuntan en esta dirección, y
principalmente en los votos de castidad, pobreza y señalan una revalorización de la agencia monástica
obediencia); 3) estructura litúrgica de oración (com- (históricamente más dependiente de poderes ecle-
puesta por los oficios religiosos diarios); 4) trabajo siásticos y seculares). La aproximación propuesta
comunitario (organizado sobre la base de una divi- tiene que responder preguntas tales como de qué
sión de ocupaciones, funciones, y responsabili- modo la comunidad se piensa a sí misma, cómo ima-
dades); 5) desarrollo intelectual a través del estudio gina su experiencia de Dios en el mundo y, finalmen-
y lectura personal; 6) estructura de autoridad (ba- te, cómo la lleva a la práctica. Los aportes de Bene-
sada en la elección de un abad, en el caso de tra- dict Anderson (1993) sobre las “comunidades
penses y benedictinos, o una priora, para el caso de imaginadas” resultan valiosos en este sentido. Esta
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •181

perspectiva, pergeñada originalmente para abordar cialmente las intra y extracomunitarias–, fragmenta
la constitución de los estados nacionales y el nacio- el espacio social de las comunidades contemplativas
nalismo, puede permitir responder a los interrogan- en posiciones contestatarias divergentes (¿tal vez or-
tes mencionados. Según este autor, la nación se defi- todoxas y progresistas?). Tal es el caso de las carme-
ne como “una comunidad política imaginada como litas asociadas y las que no lo están, incluyendo a las
inherentemente limitada y soberana” (Anderson maravillosas como sector de carácter más conser-
1993:23). La consideración de estos grupos religio- vador. Todas estas líneas internas denotan interpre-
sos como comunidades imaginadas se funda en con- taciones y proyectos de monasticismo diferente.
cepciones que trasuntan estrategias de orden dialo- Cada comunidad monástica establece las modali-
gal y consensual en la construcción del proyecto dades, alcances, y principios que caracterizan su re-
monástico. Sus características principales son las de lación con el mundo.
creatividad y materialidad de lo que es objeto del Estos procesos de pensarse a sí mismas como co-
proceso de imaginación. Este proceso es siempre so- munidades religiosas e imaginar su experiencia de
cial y constructivo. En él participan activamente los Dios así como su puesta en práctica indican, implíci-
miembros de las comunidades que buscan consen- tamente, que la materia de interpretación no es otra
sualmente las alternativas posibles a distintas cues- que la acción, función y lugar de los grupos contem-
tiones (por ejemplo, las formas de lo ascético en la plativos dentro de la Iglesia y la sociedad. Como se
vida cotidiana, o las relaciones con el exterior a tra- afirmó anteriormente, el Concilio Vaticano II ge-
vés de una problematización de la clausura). La ima- neró muchos de estos puntos de reflexión y conflicto
ginación es aquí un componente activo y generador y delegó en las órdenes religiosas su resolución. En el
de nuevas realidades. La materia de imaginación es contexto de una estructura regida por la horizonta-
tanto de orden religioso como político. La autodefi- lidad, como es el caso de estos grupos, el rol activo en
nición de las religiosas “como pequeñas comunida- las decisiones es desempeñado por las mismas comu-
des orantes al servicio del pueblo de Dios”, y “[a]l nidades. Esto les otorga poder para evaluar, decidir,
servicio de la gente, al servicio de la historia, de la imaginar, y ejecutar distintos proyectos monásticos
cultura, del pueblo, [y] de la sociedad” implican va- (algunos de los cuales pueden entrar en disputa). La
lores de imaginación no sólo espiritual sino, también, condición de comunidad imaginada refiere, en
político. suma, al potencial autónomo de cada comunidad
Una de las dimensiones imaginadas puede ser la para diseñar su propia misión en el mundo y expe-
de la ascesis (asociada a los votos religiosos de cas- riencia religiosa-monástica.
tidad, pobreza, y obediencia). Las prácticas que re-
visten aristas ascéticas poseen distintos grados de di-
ficultad en su cumplimiento y, no pocas veces, son 7. Conclusión
fuente de conflictos internos. Como vimos, la obe-
diencia es un ejemplo de ello. Sus diferentes expre- La entrevista analizada permitió determinar ciertas
siones en los establecimientos religiosos reflejan las características de las comunidades de carmelitas
distintas estructuras del poder dentro de ellos. Aún descalzas en la Argentina. En especial, las dimensio-
cuando estas pueden manifestar formas más o menos nes asociadas a la clausura, retiro y ascetismo. Tam-
verticales u horizontales en su diseño formal, todas bién pudieron establecerse diferencias con otras ver-
ellas tienden en general –si bien en distintos grados– tientes internas dentro de la misma orden religiosa.
a modalidades democráticas de participación y deci- Las características mencionadas de monjas y monjes
sión colectiva. A esto se refería una de las religiosas benedictinos/as y trapenses ilustraron, asimismo, la
con la “obediencia dialogal”. presencia de una matriz común a todas estas expre-
Por otro lado, la clausura es en sí misma otra de siones de religiosidad.
las dimensiones sujetas a procesos comunitarios de Las comunidades pertenecientes a órdenes reli-
imaginación. Las formas de la experiencia religiosa giosas contemplativas de nuestro país (tales como
de estas comunidades está influida por socialidades benedictinos, trapenses, carmelitas descalzas, do-
de orden intra, inter, y extracomunitarias. El ca- minicas, clarisas, cartujos y Hermanas de Belén),
rácter final que estas socialidades deben revestir de conforman un campo sociológico específico dentro
acuerdo a un proyecto monástico imaginado –espe- del catolicismo y, más ampliamente, dentro del
182 Construcción sociorreligiosa de la vida de clausura

campo religioso nacional. La particularidad de los comunidades y su potencial individual para generar
actores sociales involucrados –monjes y monjas de diversas alternativas, aún dentro del universo de la
clausura–, las instituciones, prácticas, historia, y re- misma orden religiosa. La radicalidad de la opción
laciones sociales con otros actores conceden al monástica, por su parte, trasforma a monjas y monjes
campo contemplativo argentino su propia iden- en actores protagónicos de sus propios destinos
tidad. Su dinámica está dada por los grupos reli- dentro del campo social. La radicalidad define su con-
giosos que lo conforman y que aquí defino como dición de propietarios y forjadores de su propia voca-
“comunidades imaginadas” (Anderson 1993). ción, lo cual los hace también protagonistas del rol de
Los procesos de resignificación operados sobre la actores sociales dentro de la Iglesia y de la sociedad en
ascesis y la clausura demuestran la agencia de estas la que se insertan.

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Notas

1 Una versión preliminar de este artículo fue presentada en el VII Con- 4 El ascetismo en el cristianismo primitivo logró mayor sistematiza-
greso Argentino de Antropología Social, celebrado en Villa Giardino ción con la aparición de las primeras directrices para el gobierno de la
(Córdoba) del 25 al 28 de mayo de 2004, bajo el título “Ordenes Reli- vida solitaria. Ejemplo de ello fueron la Regula Magistri (de autor des-
giosas Contemplativas en la Argentina: Realidades, Enfoques y Pers- conocido) e Instituciones Cenobíticas de Juan Casiano; ambas pre-
pectivas”. Agradezco las numerosas preguntas y comentarios for- ceden a La Regla de los Monjes redactada por San Benito de Nursia
mulados oportunamente por los presentes en la Comisión de (fundador de la Orden Benedictina) en el 430 d.C. También Santa Te-
Antropología de la Religión. Los mismos permitieron realizar sustan- resa de Jesús (1515-1582) redactó siglos después una regla para las
ciales agregados y modificaciones al trabajo original para ilustrar as- carmelitas descalzas. Estos manuales reguladores para el ejercicio
pectos fundamentales tratados en este artículo. Deseo expresar, de la vida contemplativa se detienen en aspectos relacionados con el
también, mi deuda para con las monjas y monjes que tan cálida y pa- cuidado del cuerpo, la oración, la organización de las comunidades
cientemente supieron canalizar mis inquietudes etnográficas durante religiosas, el sustento, la elección de autoridades, etc.
la investigación de campo. Finalmente, mi agradecimiento para la 5 Los puntos suspensivos presentes en los distintos extractos de la
Universidad de Buenos Aires por su reconocimiento a este trabajo entrevista obedecen a silencios de las entrevistadas, ya sean pausas
mediante el otorgamiento de la beca doctoral que sustenta económi- para profundizar lo dicho o para buscar expresiones más exactas.
camente esta investigación. Un último reconocimiento, aunque no También pueden señalar los momentos en que alguna idea queda en
menos importante, para la Queen Elizabeth II Library de la Memorial el aire a causa de que ellas mismas se interrumpen en la conversa-
University of Newfoundland (Canadá), donde puede revisar y analizar ción. Por otra parte, los puntos suspensivos entre corchetes “[…]”
gran parte del material bibliográfico aquí empleado. los introduzco para señalizar los cortes de los fragmentos extracta-
2 Master en Antropología Social, Facultad de Filosofía y Letras, U.B.A. dos del diálogo.
Honorio Senet 1371, dto. 3, San Martín (1650), B.A. T.E. 011-154- 6 La diferencia entre calzados y descalzos es introducida con la re-
0929605. Email: galudena@hotmail.com forma de Teresa de Jesús en el siglo XVI. Los descalzos señalan sim-
3 El trabajo de campo fue llevado a cabo en comunidades de monjes y bólicamente las intenciones de retorno a la austeridad originaria de
monjas pertenecientes a las órdenes Benedictina, Trapense, y Carme- los carmelitas (ver ítem 4).
lita Descalza durante los períodos 1997-98, 2000-02 y 2004. Estos 7 Se denomina cartuja a los monasterios de monjes cartujos funda-
grupos están localizados en establecimientos religiosos de las provin- dos por San Bruno. Su espiritualidad monástica es de tipo eremítico y
cias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, y Tucumán. En cada uno no cenobítico. Es decir, viven más en forma solitaria que comunitaria
de ellos realicé entrevistas, observación, y participación en diversos ri- (ver ítem 4).
tuales.
8 La mención de la “radicalidad” es fundamental dado que caracteri-
3 Las entrevistas fueron realizadas en 2004 en un monasterio de la za notablemente a la vida monástica y me fue mencionado por mon-
provincia de Buenos Aires. Los nombres de las religiosas entrevista- jes y monjas de otras órdenes religiosas en varias ocasiones.
das –Luisa y Sofía– y de otras hermanas son seudónimos. Las inicia-
9 En este sentido, una distinción empleada con frecuencia para ca-
les al inicio de cada extracto corresponden a sus nombres. El resto
racterizar a las distintas órdenes regulares es –aunque inexacta– la
de los datos citados en este trabajo forman parte del período de tra-
de “activos” y “contemplativos”. Esta diferenciación presupone que
bajo de campo mencionado (ver nota 1).
ciertas expresiones religiosas son activas por desarrollar labores
184 Construcción sociorreligiosa de la vida de clausura

concretas pastorales o de otro tipo “en el mundo”, quedando así los 17 Según me explicaron ambas religiosas la no asociación de algu-
contemplativos como “pasivos”. La imprecisión descansa, como ve- nos monasterios parecería deberse, sencillamente, al ejercicio de la
remos, en que ambas modalidades ejercen alguna forma de agencia libertad individual de cada comunidad de plegarse o no a dicho agru-
(ver ítems 5 y 6). pamiento.
10 La importancia del llamado personal a la vida monástica es parti- 18 La formación es un ámbito en el que las religiosas han sido lar-
cularmente relevante en el ingreso al monasterio. San Benito reco- gamente marginadas dentro de la Iglesia Católica. Esta constituye
mienda lo siguiente al abad: “No se reciba fácilmente al que recién una cuestión importante para ellas. La referencia a Santa Teresa
llega para ingresar a la vida monástica, sino que, como dice el Após- como “Doctora de la Iglesia” en distintas oportunidades de nuestra
tol, probad los espíritus para ver si son de Dios” (1990[430 conversación apunta a una revalorización en este sentido.
d.C.]:165). Durante el denominado “proceso de discernimiento”, 19 Al igual que benedictinos y trapenses poseen un sistema electivo
tanto el candidato como la comunidad ponen a prueba la validez del de autoridades. En este caso, por el contrario, la duración del abad o
supuesto llamado que manifiesta el neófito. Este punto fue parcial- abadesa de la comunidad es por seis años.
mente abordado en trabajos precedentes (ver Ludueña 2000).
20 Se refiere a un superior provincial como ocurre en otras órdenes
11 Un estudio interesante, no realizado hasta el momento, sería el de religiosas (como jesuitas, mercedarios, etc.). Así como los benedic-
explorar la presencia del llamado en otras expresiones religiosas tinos poseen un “Abad Primado” con sede en Roma (como figura
dentro de la Iglesia; especialmente, en el sacerdocio. Si bien algunos principal de toda la confederación), las carmelitas tienen un general
datos de campo me permitirían inclinarme hacia una respuesta afir- de toda la orden. No obstante, en ambos casos el poder es sólo sim-
mativa sobre su existencia en este campo, restaría determinar el ori- bólico y sin injerencia efectiva dentro de las comunidades.
gen de dicho llamado. Mientras en jóvenes seminaristas parecería
21 Como veremos más adelante en la entrevista, dicha simplificación
manifestarse un llamado de la Iglesia (tal como algunos me han afir-
obedece a las modalidades en que se maneja la autoridad dentro de
mado), en los monjes y monjas se presenta claramente un llamado
las comunidades.
directo de Dios. Por ello, el llamado en el monasticismo obedece a un
devocionalismo marcadamente cristológico (en cierta forma, muy 22 La estructura de las Horas Litúrgicas es la misma en todas las ór-
próximo al devocionalismo mariano, de notable impulso durante la denes monásticas. Los benedictinos/as y trapenses realizan idénti-
pasada centuria). cos oficios religiosos. Estos son: vigilias, laudes, misa, sexta, nona,
vísperas, y completas. Cada una posee un significado teológico co-
12 El “proyecto monástico” no es una categoría nativa. La introduzco
mún, pero varía de monasterio en monasterio en términos de conte-
para referir a la concreción del ideal de vida cristiana fundada en las
nido, duración, performance ritual, etc.
Sagradas escrituras (y en las normativas de los fundadores a través
de las distintas reglas religiosas) que persiguen las órdenes contem- 23 La comida en silencio y la lectura son también características de
plativas. Este proyecto tiene un carácter concreto, operativo, y varia- benedictinos/as y trapenses. La lectura sobre algo del carisma refiere
ble de acuerdo a la comunidad considerada. Cada una de ellas lo a material asociado directamente a la espiritualidad teresiana.
imagina individualmente y, como veremos, incorpora en este proce- 24 Algunos monasterios pueden recibir eventualmente donaciones.
so tanto elementos espirituales como políticos. No obstante, todos subsisten de actividades productivas que varían
13 Esta orden religiosa se origina durante el siglo XVII en La Trappe, en rubro y volumen de producción.
Francia, como resultado de una reforma interna dentro de la Orden 25 Benedictinos y trapenses poseen una similar división de tareas,
Cisterciense. Su meta fue la volver a los fundamentos primitivos de aunque las ocupaciones concretas sean otras. Sus economías son
austeridad. De allí su denominación de “estricta observancia”. Estos agrícolas, ganaderas, o agro-industriales.
monjes adoptan, al igual que los benedictinos, la Regla de San Benito 26 Formulé esta pregunta con una doble intención. Por una parte,
(ver Lekai 1977). para evaluar la permeabilidad del monasterio al exterior a través de
14 La Madre Maravillas (1891-1974) es una carmelita descalza de los contactos con el mundo. Por otra parte, para determinar las for-
origen español que dio impulso a un movimiento de carmelos que mas de autoridad. En estos establecimientos los permisos suelen ser
optaron por un seguimiento estricto de los lineamientos de Teresa de un buen termómetro para ponderar su modalidad de acción.
Jesús. Ella fue recientemente canonizada (2002) y es objeto de de- 27 En monasterios benedictinos y trapenses, el lugar ocupado por la
voción popular en todo el país. tornera es el del denominado “portero”. Este es un miembro de la co-
15 Ambas constituyen expresiones monásticas contemplativas pre- munidad que se encarga de recibir a la gente que se acerca a estos
sentes en nuestro país. Estas órdenes religiosas responden, en rigor, lugares. La ausencia del torno, reemplazado por una ventana abierta,
a formas semi-eremíticas dado que intercalan vida solitaria y comu- remite a cambios profundos en el modo de llevar adelante la espiri-
nitaria simultáneamente. tualidad teresiana. Esto obedece, en suma, a una nueva estrategia de
16 El torno es un pequeño dispositivo giratorio de madera en forma situarse y presentarse en el mundo.
de cruz que separa dos ambientes contiguos. Este sistema permite 28 Este es otro de los aspectos que marca el proceso de apertura de
que una monja situada al otro lado pueda recibir algún objeto o aten- la clausura de muchos monasterios.
der a la gente sin tener contacto físico directo con la persona. La en- 29 Los pedidos para salir del monasterio por razones médicas y fa-
cargada de su atención se denomina “tornera”. En los monasterios miliares (cuando éstos se tratan de casos de fuerza mayor) son nor-
de carmelitas descalzas que siguen tradiciones más conservadoras malmente los únicos autorizados. Aún en los establecimientos perte-
aún lo emplean. En los carmelos reformados fue reemplazado por necientes a las carmelitas descalzas que conservan prácticas
una ventana de doble hoja en su lugar, aunque la monja encargada de cotidianas más “tradicionales”, autorizan la salida de alguna de las
su atención sigue recibiendo la misma denominación de tornera.
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •185

religiosas. Una de ellas me relataba que “ya no se puede hacer venir 32 La “obediencia dialogal” es, en realidad, una innovación reciente
al médico al monasterio como antes… porque ahora con la tecnolo- que tiene su origen en el Concilio Vaticano II (1962-1965). Su ejecu-
gía una se tiene que hacer un estudio para un diagnóstico y es impo- ción es diferente en las distintas comunidades, y es una de las princi-
sible…” (entrevista realizada en 2004 en un monasterio de la Capital pales distinciones que estas monjas carmelitas marcan con relación
Federal). a las maravillosas.
30 Los benedictinos/as poseen un voto más que es el de “estabili- 33 En general, los monasterios manejan redes de ayuda local susten-
dad”. Esto los obliga a permanecer en el monasterio al que ingresan tadas por fondos provenientes tanto de recursos propios, como de
sin mudarse de uno a otro. Aún cuando las carmelitas no posean este fuentes particulares e institucionales (como la Fundación Caritas).
voto ellas residen, igualmente, en el mismo establecimiento. 34 Las concepciones sobre lo monástico en el imaginario colectivo
31 Esta cuestión remite a la autoridad dentro de las comunidades y son dignas de un estudio pormenorizado que excede los alcances de
es objeto de diferencias fundamentales. En monasterios benedicti- este trabajo. Tienen, sin duda, un anclaje histórico que es necesario
nos y trapenses, así como en carmelitas descazas tradicionales, la explorar y analizar. Por su parte, el supuesto carácter “mortificatorio”
autoridad posee aún fundamento divino, al menos, en el discurso. No de las prácticas ascéticas en establecimientos religiosos ya fue abor-
obstante, la toma de decisiones consensuadas parece ser la estrate- dado en otro trabajo (Ver Ludueña 2003b).
gia predominante.
“Yo no te puedo decir cuánto sino
cómo” Construcción y manejo de la
esperanza en el final de la vida, desde
la perspectiva profesional de un
equipo de cuidados paliativos 1

Rafael Wainer2

Resumen
Incomprensiblemente el complejo fenómeno social de la Esperanza ha sido escasamente considerado y analizado desde las
ciencias sociales. En el crítico contexto de la atención a personas (y sus entornos sociales) que experimentan enfermedades
incurables y luego terminales, el problema de la construcción profesional de la Dignidad y la Esperanza se torna crucial. Este
trabajo intenta profundizar en el análisis del manejo profesional de esta Esperanza que se posiciona en el aquí-ahora.
Si bien la investigación fue realizada en una institución pública especializada en enfermedades oncológicas, el foco estuvo
puesto en los pocos profesionales del equipo de Cuidados Paliativos, sus discursos y prácticas. Dentro de ellas la construc-
ción y el manejo de la Esperanza (de los otros: pacientes y allegados) emergieron con ímpetu. Claramente se presentaba la
necesidad de ahondar en esas creativas relaciones que construyen los profesionales, los pacientes y las familias en el final de
la vida. Este trabajo procura dar cuenta de la cotidianidad de estos profesionales y de sus estrategias de cuidado y acompa-
ñamiento para hacer frente a las dificultades que la terminalidad implica.
Palabras Claves: Antropología, Construcción de Esperanza, Cuidados Paliativos, Cáncer.

Abstract
The complex social phenomenon of Hope has been scarcely evaluated and analyzed from the Social Sciences. In the critic
context of assisting and caring people (and theirs social environments) which suffer non-curable, and then terminal disea-
ses, the problem of the professional construction of Dignity and Hope became essential. This work intend to in-depth the
analysis of the professional manage of this Hope that is situated in the here-now.
Nevertheless this investigation was done in a public institution specialized in oncological illnesses, the focus was the few
professionals of the Palliative Care Team, theirs discourses and practices. Within them the construction and managing of
Hope (from others: patients and close relatives) emerged with powerful. The necessity of analyzed these creative relations
shaped among professionals, patients and families appear clearly. Thus, this work pretend illustrate the everyday activities
of these professionals, theirs strategies of caring and accompanying to face out the difficulties that terminality implies.
Key words: Anthropology, Construction of Hope, Palliative Care, Cancer.

Introducción a ser trasladado al papel en forma de vocablos. En


cambio, quien sufre nunca tiene la menor duda;
A mí me parece que aquel sabio francés cuyo siempre está seguro de sufrir y por lo tanto de existir.
nombre no recuerdo ahora y que afirmaba estar se-
guro de existir en tanto en cuanto estaba seguro de Primo levi, Lilít y otros relatos, (1998).
pensar no debió de sufrir mucho en su vida, pues, de
lo contrario, habría construido su edificio de certi- Comenzar a considerar la importancia de la
dumbres sobre una base distinta. En efecto, a menu- Esperanza como parte substancial de los procesos
do ocurre que quien piensa no está seguro de pensar: sociales en general, y de los procesos de aten-
su pensamiento oscila entre el percatarse y el soñar, ción-salud-enfermedad en particular es el objetivo
se le escapa de las manos, se niega a dejarse aferrar y del presente trabajo.

•187•
188• Construcción y manejo de la esperanza en el final de la vida

Desde hace varios años se ha ido manifestando, vio y un aumento de la esperanza ante estos diálo-
progresivamente con mayor fuerza, la emergencia y gos.
consideración de la Esperanza en el horizonte so-
cial. En esta coyuntura socioeconómica política y Elizabeth Kübler-Ross, Sobre la muerte y los
cultural en la que estamos viviendo observamos, en moribundos, (1975).
muy diversos campos de la vida social, fenómenos
sociales relacionados directamente con la Espe- Debo hacer notar que gracias al antropólogo
ranza. Por citar solo algunos, en la política (en las Vincent Crapanzano4 he tomado conciencia de las
últimas elecciones, presidenciales y de jefe de go- escasas investigaciones en torno a la esperanza en
bierno en la CABA, varios políticos profesionales las ciencias sociales, en contraposición con el
apelaban a la Esperanza en sus slogans y discursos), deseo, ampliamente analizado desde muy dife-
en la publicidad y el marketing (en la “cultura” em- rentes tradiciones científicas en occidente. Desde
presarial ha sido y es muy utilizada), en la produc- Freud (1978) en adelante, y antes también, las dis-
ciones culturales (música, literatura, todo tipo de tintas escuelas sociológicas y de psicología occiden-
expresiones artísticas), en el deporte (muchos jó- tales pusieron al deseo en el centro de la agencia
venes deportistas suelen ser presentados como “la humana. (La esperanza fue poco y nada conside-
esperanza”), obviamente a nivel religioso también, rada.) ¿Tal vez debido a la relación que se establecía
y casi en cualquier espectro social donde detenía la entre el deseo, la fragmentación social y la presun-
mirada aparecía la Esperanza. El campo de la ción de que uno se hace a sí mismo? (Siempre de
salud-enfermedad tampoco ha sido ajeno a esto. acuerdo al supuesto que quien desea enérgica-
¿Pero de qué estamos hablando cuando decimos mente algo lo logra, según los teóricos del éxito y
Esperanza? del self made man del capitalismo moderno y
En mi tesis de Licenciatura3 analicé la construc- tardío.) ¿Será que se sobrevaloró al deseo, “menos-
ción profesional de la Dignidad y la Esperanza en un preciando” la centralidad de la esperanza en la
equipo de Cuidados Paliativos (CP) en un Hospital agencia humana? De todas formas es notable cómo
público especializado en enfermedades oncoló- la esperanza siempre “caía” en el campo de la teo-
gicas. En dicho trabajo el foco estuvo puesto en la logía o la filosofía. Es cierto que el deseo es uno de
relación que establecían los profesionales con las los más complejos elementos constitutivos del ser
personas que experimentaban enfermedades incu- humano, pero ¿y la esperanza? En cualquier etapa
rables y luego terminales, y con las familias/amigos. de la vida humana la esperanza es un factor impor-
Esa triada fue observada y analizada desde el punto tante de posicionamiento frente a la cambiante rea-
de vista de los profesionales. lidad, y en la fase final de la vida ¿no se vuelve más
Dejando de lado el aspecto de la Dignidad en el fundamental aún?
final de la vida por una cuestión de espacio (pero
haciendo notar que ambas son parte de un mismo Esperanza y realidad “aquí-ahora”
proceso), aquí consideraré la fundamental impor-
tancia de la Esperanza en el continuamente cam- Según el filósofo Santiago Kovadloff (2002) existe
biante campo de la salud-enfermedad. Retomaré una diferenciación tajante entre “esperanza” e “ilu-
algunas cuestiones trabajadas en la tesis y abriré el sión”; la primera situada en las limitaciones-poten-
debate a nuevos elementos a analizar. cialidades reales del presente; la segunda extrayen-
do su vitalidad de las expectativas y los anhelos del
mañana. En mi trabajo de campo hallé algo similar
I La dinámica de la esperanza con relación a la dicotomía que marcaban los profe-
sionales,5 especialmente el jefe del equipo de CP,
Mientras el paciente sepa que le dedicaremos el entre realidad (“cuerpo”) e imaginación (“fanta-
tiempo que sea cuando a él le apetezca hablar, sías”): “ahora el que manda es el cuerpo [la reali-
cuando percibimos sus indicaciones, veremos que la dad]”. Kovadloff (op. cit.: 81) dice con relación al
mayoría de pacientes desean compartir sus preocu- Hombre Esperanzado:
paciones con otro ser humano y reaccionan con ali-
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •189

Creo que la esperanza se funda en la convicción se propone decirle / bueno el aquí y el ahora / tra-
de que la adversidad, por más que hoy nos paralice y bajar pequeñas metas / como para que uno le pue-
dañe, no tiene por qué contar con la última palabra. da dar sentido al vivir / al vivir hoy / porque sino
Ella, sin embargo, en nada se parece a la ilusión. La ¿sabes qué? / que se acueste / que se tape hasta la
ilusión, que confía con el arribo de circunstancias cabeza / cerramos la persiana y esperamos a que se
favorables o presume tenerlas poco menos que al al- muera / no lo es / ¿no?
cance de la mano, es mediación, un puente tendido,
no sin precipitación, entre lo real y lo posible. La vi- En sintonía con lo anterior, en una entrevista
talidad de la ilusión descansa en la expectativa de con el jefe de CP hablando sobre los derechos que
ver concretado una expectativa o un anhelo. La es- poseen los seres humanos con enfermedades termi-
peranza, en cambio, no funda su consistencia en la nales, comentó:
confianza que le despierta lo venidero. El mensaje
venturoso que ella dice oír proviene del presente, no primero al alivio / un derecho / algo que tiene que
del porvenir. De modo que la esperanza no extrae su exigir / porque los que sufren son ellos / entonces tie-
energía del suelo de lo potencial, de una virtual via- nen que decir en qué consiste el alivio / y uno tiene
bilidad o de la expectativa que despierta la ansiada que procurarlo / que no quiere decir el deseo / el
concreción de los fines que persigue. La extrae de la deseo es otra cosa / el alivio puede estar en una
inmediata realidad que habita, de la presencia ine- parte del deseo / pero el alivio es una cosa y el de-
quívoca de aquello que da sustento a su consecu- seo es otra / puede ser muy / muy divergente el de-
ción. seo con el alivio / por eso nosotros permanente-
mente estamos trabajando con la realidad.
Leyendo lo anterior pienso en los profesionales
que trabajan con personas que están viviendo la Si se recuerda la cita de Kovadloff, y se reem-
etapa final de sus vidas, donde lo importante (según plaza “alivio” por “esperanza” y “deseo” por “ilu-
lo que ellos mismos dicen) es el cómo y no el cuándo, sión”, se verá que estamos dentro del mismo campo
en situaciones sumamente adversas que “paralizan de significación, con dos maneras diferentes de po-
y dañan”. Siendo esto así, están no obstante firme- sicionarse frente a la realidad. Aunque la esperanza
mente convencidos que siempre algo positivo se pueda estar implicada en el deseo, según las pala-
puede ofrecer, porque la desgracia “no tiene por bras del jefe de CP, queda claro que en muchas oca-
qué contar con la última palabra”. siones pueden llegar a ser muy ”divergentes”. En
De esta manera, se vuelve transparente que al este sentido podría considerarse “divergente” en su
analizar las “fuerzas de la vida” que mantienen a los acepción como ”opuesto”, y entonces cabría pensar
profesionales, junto con los pacientes y sus familias, en la posibilidad de que el deseo —a veces— se
en un mismo proceso de acompañamiento-du- sitúe enfrentado a la esperanza.
rante-el-vivir-el-morir, el aspecto de la esperanza es
trascendental para la “sanidad” de todos los impli- Esperanza vs. Deseo
cados. Las constricciones (y potencialidades) del
aquí-ahora son las que marcan el camino para pro- El campo del deseo está íntimamente relacionado
cesar constructiva y positivamente el morir. La es- con la normal expectativa de cura y restablecimien-
peranza es entonces una de las principales “fuerzas to (expectativa compartida por pacientes, profesio-
de la vida”, de la vida-aquí-ahora. En este sentido, nales y allegados). Como dice el jefe de CP, uno
una médica residente del equipo de CP en una en- siempre va a un médico para que le restituya la “sa-
trevista, a mi comentario sobre: lud”:

me interesa ver que desde lo que sería la medici- pero eso es un problema humano / porque nadie va
na “curativa” entre comillas / sino se puede curar / a ir a alguien para que no te cure [risas] / menos
no hay nada / ya está / se acabó […] y lo que se pro- siendo un médico / ya partimos de ahí / entonces el
pone acá es otra cosa médico ya per se tiene una obligación / que es que
su paciente ande bien / pero ¿qué pasa cuando todo
Su respuesta fue la siguiente: es inútil?
190• Construcción y manejo de la esperanza en el final de la vida

Muchas veces el deseo (de cura) puede generar En otro texto, Mary-Jo Del Vecchio Good et. al
mayor agresión y disconfort, en situaciones donde (1994) afirman que las narrativas del tiempo que
es más razonable y esperable paliar los efectos de crean los oncólogos en EE UU intentan manejar los
una enfermedad que avanza sin la posibilidad de re- “horizontes de tiempo” de los pacientes, estable-
vertir completamente su curso de acción. En una ciendo el deseo y la esperanza en una “narrativa te-
reunión familiar, el jefe de CP le preguntaba a un rapéutica”. Estimulando el propio deseo de lucha y
paciente: la esperanza, a través de imágenes y metáforas mili-
tares y de montañismo es como los profesionales
Alberto: ¿qué es lo que piensa sobre lo que están van creando una narrativa terapéutica sobre la in-
hablando [de que lo que se va a tratar de hacer es mediatez (versus futuro incierto). Por ejemplo una
calmarle el sufrimiento]? de las conceptualizaciones principales que utilizan
Juan:6 que ojalá pueda ir al médico y pedirle me es que “…movilizando el deseo propio, el paciente
recete una medicación que me cure la enfermedad tiene recursos para comprometerse en la lucha por
Alberto: ojalá nosotros pudiéramos hacer eso, llegar a tierras seguras, por cura o remisión” (1994:
pero la medicina tiene un límite y en este caso hasta 857). Así es posible pensar que, como opinan los
seria más perjudicial y contraproducente hacer más autores:
tratamientos, porque lo lastimaría más que si lo de-
járamos tranquilo y no hiciéramos nada / el dolor y La creación de esperanza y deseo para particula-
el sufrimiento siempre puede ser controlado y eso es res modos de terapias anti-cáncer, a través de metá-
lo que tratamos de hacer. foras, central a la trama del tiempo clínico, puede
conducir a la mercantilización [commodification]
Según Margaret Hegarty (2001: 42) hay que dis- de la «esperanza» y a la expectativa de una salva-
tinguir la esperanza del (falso) optimismo y el ción material a través de las tecnologías biomédicas
deseo, pues “en lugar del optimismo que apunta a (pág. 860).
ignorar o desdeñar la ambigüedad, el sufrimiento, el
dolor y el mal, de la experiencia humana, la espe- Pero cuando los oncólogos tienen que descartar
ranza demanda un reconocimiento realista para su la narrativa terapéutica y hacerse cargo de hablar
génesis”. Sin embargo muchas veces se habla de es- con los pacientes sobre la incurabilidad, la termina-
peranza, teniendo en mente el deseo. A partir de lidad, el morir y el final, “en ese punto, las narra-
Mary-Jo Del Vecchio Good et. al. (1990: 61, cur- tivas terapéuticas de la inmediatez y la esperanza,
siva en original), es posible observar cómo el dis- de la lucha y el progreso, se fragmentan” (pág. 858).
curso sobre la esperanza de los oncólogos de los Si pensamos todo esto en el contexto del equipo
Estados Unidos posee un sesgo muy marcado: de CP en la institución que trabajé, donde más del
50% de los pacientes no podrán curarse (porcentaje
Su énfasis en el “deseo” —si uno tiene suficiente más alto dependiendo del momento en que se diag-
esperanza, uno deseará un cambio en el curso de la nostique la enfermedad y las posibilidades reales de
enfermedad en el cuerpo—, articula fundamentales la familia para afrontar la enfermedad de unos de
nociones estadounidenses sobre persona, autono- sus miembros), ¿se puede especular en “instalar” la
mía individual, y el poder del pensamiento (bueno y esperanza sin crear falsas expectativas y sin presen-
malo) para modelar el curso de la vida y el funcio- tarles a los pacientes y las familias otras posibili-
namiento del cuerpo. dades de la mente y el corazón humano frente a la
realidad del final de la vida?
Como se ve aquí sólo se habla de expectativas de
recuperación, y del a veces poco racional humano Esperanza y significado
deseo de salvación (cuando la realidad ameritaría
otra predisposición frente a los cambios). Nada se La posibilidad de que una persona cercana al final
dice sobre la esperanza como forma de situar a los de la vida conozca claramente los cuáles y cómo,
pacientes-allegados en el conflictivo aquí-ahora. La dónde y porqué dista mucho de ser la regla general;
mirada está puesta en el futuro incierto y no el con- sin embargo, es la intención de los paliativistas: el
creto presente en que viven los pacientes-allegados. significado de todo lo que esté relacionado con su
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •191

vida es lo que el profesional siempre debe conside- que mi hijo trabaja colgándose de antenas y siempre
rar. está bajo el sol y no quiere usar gorro…
El paciente es el protagonista principal y él de- Alberto: ¿le ha dicho esto a su hijo?
bería dictar (acompañado por los profesionales y la Juan: no.
familia) los ritmos, las necesidades y las maneras en Alberto: si hablan más de tus preocupaciones,
que desea apropiarse de los significados de su enfer- mejor será la relación / si vos le decís a tu hijo que
medad-vida. Es esencial para el paciente llenar los estás preocupado porque le pase lo mismo que a vos,
huecos de significados; para ello a veces recurre a la tu hijo te dirá “bueno me pondré el gorro o lo habla-
imaginación y el deseo, otras a la esperanza. Vuelvo remos en el médico” y así estarás más tranquilo…
a traer a Kovadloff quien opina que la desesperanza Juan: yo quiero que cuando me sacan una placa
y la ilusión se diferencian de la esperanza por ser me la muestren y me expliquen o si tenía que tomar
“vivencias excluyentes, refractarias”, siendo ambas un remedio me digan para qué es, no sé el por qué de
visiones monótonas de la realidad. Sin embargo hay muchas cosas, no sé porque me siento cansado…
una visión esperanzadora de la realidad, y cito al fi- Alberto: el cansancio pasa independientemente
lósofo (op. cit.: 89, negritas propia): de lo que vos quisieras, porque es indudable que por
un lado está lo que deseas y está lo que tu cuerpo
Al sentirnos esperanzados, se resquebraja la puede [gestos arriba tocando su cabeza y abajo to-
monotonía del contexto en que agonizábamos. cando su cintura]. Ahora tu CUERPO es el que
Dos fuerzas y no una son, en la esperanza, las que pone los LIMITES y hay que respetarlos… [silen-
comparten el sentido eventual de los hechos. La di- cio] pero no es que vos querés estar así, vos sos el
rección que parecía única se ha bifurcado. Detrás de primero que no querría estar así, es por CULPA de
la apariencia palpita ahora algo más. Al estar espe- la ENFERMEDAD y de tu CUERPO que estás
ranzados no negamos que las cosas sean como pare- así, no de tu PERSONA y por más que hagas todo
cen; negamos que, en esa apariencia, se agote lo que lo que puedas para estar bien, lo mejor es estar tran-
ellas son. Hemos ensanchado el campo de lo signi- quilo y no exigirse más de lo que se puede dar…
ficativo sin apartarnos del presente. Por el contra- [Alberto le explica como pudo haberse propagado la
rio, le hemos devuelto a nuestra comprensión del pre- enfermedad, pero dejando en claro que aún no está
sente, una riqueza semántica de la que hasta aquí se completamente comprobado científicamente el de-
veía privada, ya sea por la tendencia a idealizar el sarrollo de algunos cánceres] ¿alguna vez pudo ha-
porvenir en desmedro de la actualidad, ya por el es- blar de estas dudas con el médico?
cepticismo cuyo diagnóstico terminal vacía de sentido Juan: no, es la primera vez.
tanto lo que vendrá como lo que ya sucede. Alberto: ahora al explicarle cómo es que puede
la enfermedad relacionarse entre la pierna (lunar) y
En este contexto es donde se inserta el trabajo el cerebro usted puede unir y entender lo que le esta
de los paliativistas, siempre dispuestos a explicar, pasando… / las consignas que siempre damos a las
ejemplificar, contener; respetando el derecho a ser familias son las de dejar que el paciente pida y no
informado (o no) de acuerdo al interés y a las nece- ofrecerle nada que el no pida (si no pide, ir y decirle
sidades particulares de cada paciente (y familia). que no lo podrán ayudar bien si el no pide lo que ne-
Como ejemplo traigo, del diario de campo, una reu- cesita), devolverle lo que diga en preguntas para que
nión familiar en la que se intentó llenar los huecos él pueda ir sacando sus dudas y preocupaciones, que
de sentido del paciente: traten todos de ser sinceros con los sentimientos y no
reprimirse llorar o estar triste porque eso es peor /
Juan: me preocupa la sensación de que en lugar nadie está en su piel para saber qué es lo que siente,
de ir para adelante voy para abajo, no sé cómo es es por eso que se necesita una relación humana sin-
que después de que me operaron y estaba lo más cera y un vínculo humano honesto en su familia y
bien, otra vez apareció el problema / ahora estoy aquí también, porque si yo le estuviera mintiendo
más calmado pero al principio no me dejaba estar usted lo sabría.
tranquilo porque me dolía toda la cabeza, además Juan: si lo sabría porque me doy cuenta.
de las convulsiones / además estoy preocupado por-
192• Construcción y manejo de la esperanza en el final de la vida

Luego que salen, Alberto comenta que estuvo mismos frente a la realidad inexorable de los cam-
interesante la reunión, y Cecilia dice “respeto por la bios; adaptándolos a los mismos pero con una visión
persona ¿no?, no le dicen nada de lo que tiene…” concreta de las reales posibilidades y limitaciones.
Podría decir que a través de este ejemplo se ve Dentro de lo que, desde mi punto de vista, po-
cómo la esperanza funciona abriendo nuevas posi- dría llamarse “ilusiones relacionales” habría que si-
bilidades, presentando nuevas maneras de ver y pa- tuar la sobreprotección, que a veces cae en las lla-
rarse frente a la realidad. Si tuviera que sintetizar en madas “conspiraciones de silencio”. Estrategias que
una sola frase la labor de los profesionales de CP en nunca logran silenciar del todo las verdades encar-
la reunión anterior, “hemos ensanchado el campo nadas en los propios pacientes.
de lo significativo sin apartarnos del presente” sería De todas maneras, también puede ocurrir que el
una muy buena forma de describir el trabajo diario y paciente, por el hecho de tener convicción en sus
concreto de los paliativistas. médicos y sus medicinas (además de la eficacia
comprobada), por no tener prejuicios en torno a las
medicinas (ej: morfina), por confiar en su propia
II Esperanza relacional fuente interior de confianza (en este caso la fe reli-
giosa), pueda alcanzar un estado de existencia (una
…la experiencia de vida / que uno tiene / la expe- “sobrevida”) imposible de explicar por algunos pro-
riencia de sufrimiento y del dolor / ponerse del lado fesionales que la consideraban desahuciada:
del otro […] y acordarse del propio dolor de mue- La paciente, una mujer de 60 y pico años, se
la… sienta en el sillón. Viene para que Alberto le recete
morfina al 8 x 1000, porque toma 7,5 de dosis (sería
Medico del Equipo de Cuidados Paliativos 32 en la dosis “normal” al 2 x 1000, una dosis muy
alta que nunca había escuchado que se recetara).
Puede pensarse que las esperanzas son a la vez indi- Está sin dolor, me cuenta su historia brevemente
viduales, de cada uno de los integrantes de la uni- en un momento antes que entre Alberto: en 1986
dad de tratamiento paliativo (paciente-familia-pro- empezó todo con un cáncer de mama, hace 5
fesionales), y al mismo tiempo, colectivas y años llegó desahuciada al hospital P y la daban
compartidas. Un ejemplo muy claro son las expec- por muerta. Un familiar que se había operado acá
tativas compartidas por los familiares/allegados y el le dijo que venga. Vino hasta aquí, tenía cáncer en
paciente de cura y remisión, o de alivio de los dolo- mama y en la columna, que se estaba por partir. Acá
res y el sufrimiento. Otro ejemplo tiene que ver con le hicieron Radioterapia y Quimioterapia, hace 5
la entrega (material,7 simbólica y afectiva) que los años que toma morfina (dosis alta). En un mo-
cuidadores no profesionales ofrecen, en períodos de mento se complicó y le dijeron que no iba a poder
tiempo tan extensos como suelen conllevar las en- caminar (le habían dicho que iba quedar hemi-
fermedades incurables/terminales, y las esperanzas pléjica). Le dieron el ejemplo de que pasaba como
de ayudar efectivamente a la cura y salvación, o a la si los cables que van dentro de las piernas se habían
liberación de los padecimientos respetando meticu- pelado. Siguió con medicación de CP y sigue ca-
losamente lo que los profesionales piden.8 En este minando. Se encontró con los médicos que la
sentido muy seguido durante el trabajo de campo vieron esa vez y no podían creer cómo sigue cami-
pude observar cómo los pacientes, y la mayoría de nando. La paciente me cuenta que es muy católica
las veces los familiares (en general el cuidador prin- y que con la fe puede seguir andando, tiene que
cipal), manejan a la perfección (de igual a igual con hacerse tomografía del hígado para ver como está.
los profesionales de CP) los medicamentos, las can- Después vino Alberto, le controló los síntomas y le
tidades, las dosis, dónde conseguirlos o gestionar- recetó la morfina.
los.
De esta manera podría llamarse por “esperanza
relacional” toda la gama de pensamientos y emo- III Manejo de la esperanza
ciones compartidas por el/la paciente, su grupo cer-
cano y los profesionales que establezcan y posi- Es necesario pensar y analizar las estrategias que
cionen de una manera creativa y no ilusionada a los desarrollan los profesionales de CP para guiar a y
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •193

“disponer” de la/s esperanza/s de los pacientes y sus ra más quería que / este collar estuviera distribuido /
entornos cercanos. En una entrevista con la médica en las orejas de las tres / pum / eso es algo pendien-
residente del equipo de CP le pregunté “¿qué clase te que uno tiene / y es una manera de decir / bueno
de herramientas sentís que son necesarias para ma- yo sé que algo me está pasando / esto me gratifica así
nejar / la esperanza o la expectativa del paciente?”, / eso es una esperanza
su respuesta y el diálogo fue el siguiente:
Como ya lo he mostrado, la esperanza es consi-
Cecilia: en realidad eso me resulta más difícil / derada por los profesionales como un elemento fun-
es una opinión muy personal / yo creo que / obvia- damental para posicionar al paciente y la familia
mente no hay que mentirle / cuando al paciente / frente a la realidad de la experiencia de enfermedad
nosotros decimos cuando el paciente hace proyecto / (Del Vecchio Good et al. op. cit., Litovska et al.
por ahí tiene que ver con la esperanza / primero du- 2001, Aciar 1991). Es por eso que cuando “ma-
rante / a lo largo de todo el día / pueda el mismo día / nejan” la esperanza lo hacen a través de esperanzas
de a rato hacer proyectos / y de a ratos hablar sobre reales, “uno no debe mentir ni crear falsas expecta-
la muerte / uno no debe mentir ni crear falsas ex- tivas”, lo cual significa que lo importante es generar
pectativas / lo que yo creo que tiene que trabajar es una comunicación veraz, donde lo central es el
el día a día / “bueno ahora tenés que reacomodar cómo y el-mientras-tanto, pero con la clara presencia
tu vida / hay cosas que podes hacer y hay cosas que “aquí-ahora”, como telón de fondo, del cercano
no / pero ver qué cosas si podes hacer” / y esto tiene final de la vida (en pacientes murientes).
que ver justamente / cuando los pacientes nos pre- Otro elemento que marcan los profesionales es
guntan “¿cuánto me queda?” / saber cuanto tiempo el manejo de la esperanza en las “pequeñas cosas” o
le queda “pequeñas metas”, tal vez habría que decir unas
Rafael: claro “microesperanzas”, aunque visto del lado del pa-
Cecilia: uno le puede decir / honestamente no ciente, algo tan “pequeño” como salir una mañana
sé cuanto tiempo te queda / yo no te puedo decir a un parque a tomar sol puede ser algo fabuloso. Lo
cuánto sino cómo / si vos querés trabajemos jun- que pude observar en las consultas y en las entre-
tos esto Rafael: mmm vistas, es que los profesionales siempre intentaban
Cecilia: qué cosas si podes hacer / porque vos establecer una ida y vuelta entre el concreto y limi-
hoy / estás hoy aquí y ahora / vivo / sentado ha- tado presente y el incierto futuro (cercano) de los
blando conmigo / entendés lo que te digo / razonas pacientes, permitiendo que los mismos tomen la
/ tenés gente que te quiere / seguramente tenés co- mayor cantidad de decisiones posibles con respecto
sas pendientes de las que querés hablar o arre- a sus vidas. Continuando con la médica residente,
glar / y ese día es hoy / y eso también es una espe- aquí se ve cómo se “negociaban” las esperanzas y los
ranza porque permisos:
Rafael: sí sí sí
Cecilia: armarte pequeña meta / por ejemplo Cecilia: por ejemplo / yo tengo una paciente / yo
mañana / de cuando la conocí estaba estaba muy mal / se estaba
Rafael: ir de a partes muriendo de una metástasis cerebral y demás /
Cecilia: quiero que venga / mi nietita a casa / y le cuando la logramos sacar de la internación se sintió
quiero regalar mi collarcito de perla / porque quiero mucho mejor / y quería un domingo ir a pasear al ti-
que se haga unos aros / esto me lo dijo una paciente gre / yo le dije / ¿sabes qué? / este domingo todavía
mía no / porque en realidad vos recién saliste de la inter-
Rafael: sí sí sí nación / hay que ir de a poco / ¿sabes qué? / vamos a
Cecilia: sí / nunca jamás me dijo yo me voy a ir viendo durante los días / si vos por ejemplo pasado
morir / pero un día / que nunca quería hablar de mañana / podes ir a tomar un café con tu hija / si te
esto / yo la indagaba y no quería / me dijo / ¿sabes lleva en auto / suponéte dentro de dos o tres días te
qué? / yo tengo un collar de perlas en mi banco / que lleva en auto / a ver que / ¿a qué cafecito te gusta-
le pedí a mi hijo que lo traiga / yo lo quiero / quiero ría ir? / bueno uno que está en Palermo / bueno que
que mis tres nietas se hagan aros con ese / con ese tal si tratas estos días / de cuidarte con el cuerpo
collar / yo dije que el día / que yo / que yo no estuvie- de no hacer esfuerzo / de escucharlo y demás / y
194• Construcción y manejo de la esperanza en el final de la vida

por ahí en dos o tres días podes tomarte un cafecito / su propio background para poder asistir a las per-
bueno eso es una mínima ilusión sonas es, por ejemplo en el caso de Martín:
Rafael: sí
Cecilia: y yo le digo lo vas a hacer / pero le digo / Martín: lo que hablamos antes de la escucha psi-
bueno probablemente / si te sientes un poco mejor coanalítica / es muy importante / y creo que la ex-
puedas dar una vueltita / y yo creo- periencia de vida / que uno tiene / la experiencia
Rafael: el manejo de la esperanza son siempre / de sufrimiento y del dolor / ponerse del lado del
e: digamos en estos estados e: muy acotados / es otro / saber que si un paciente se va: a la noche a la
siempre un manejo de la esperanza en pequeñas co- casa con dolor / la verdad que si lo podemos evitar /
sitas Cecilia: yo por lo menos me manejo así / es algo que no / no largarlo así total / hay que pensar que
muy personal pero yo creo que eso esa persona a la noche depende de que lo / de
Rafael: sí nuestra indicación en parte / del cuidado de los
Cecilia: porque esta mujer / desde que yo se lo suyos / pero de nuestra indicación / y acordarse
dije / hasta que fue y vivió / con esa ilusión / yo no le del propio dolor de muela
decía / este / te vas a ir / porque ella jugaba al tenis Rafael: mmm
Rafael: claro Martín: sin / sin identificarse porque no podría-
Cecilia: yo / yo trabajé con ella el tema de que mos trabajar / pero tampoco desconociendo.
ella no iba a jugar más al tenis / pero yo no le puedo Rafael: sí
/ tirar ese paquete / y ninguna devolución Martín: que podemos estar en lugar de ellos
Rafael: sí sí en cualquier momento
Cecilia: entonces ¿sabes qué? / eso no pero / ha- Rafael: que es reversible / somos así
gamos otras cosas / por ahí es una tarde de sol / ma- Martín: si / tener conciencia de ello
ñana / y hoy estás un poco cansada / pero por ahí
mañana si hoy dormís bien / por ahí puedas darte En esta comunicación que establecen los profe-
una vueltita mañana y tomar un poquito de sol en sionales con los pacientes y sus familias hay cosas
ese café / pero ¿sabes qué? / entonces trabajamos que se pueden convenir, pero hay algunas en las
lo que no puede / pero yo no puedo ir y decirle que los profesionales son inflexibles. Una de las
esto / e irme / no la puedo dejar cargada con esa principales es que el paciente aguante el dolor. El
angustia / yo le tengo que dar una mínima de- dolor, compleja entidad fundamentalmente subje-
volución / ese es mi punto de vista tiva (aunque su origen es social, espiritual, emo-
cional, psíquico, biofísico), deja huellas en la me-
Las personas con enfermedades incurables o ter- moria de las personas. Según los profesionales, una
minales son personas completas, íntegras, que (se- vez que se lo ha aliviado y reducido al máximo po-
gún los profesionales) no deben hacer ciertas cosas sible no se debería dejarlo manifestarse (por eso la
(para cuidarse), pero que pueden seguir haciendo escalera analgésica de la OMS), para que no “ac-
muchas otras cosas que le den sentido a su vida. tive” con su recuerdo todo el sufrimiento y angustia
Aunque parezca un trabalengua, no hay un mo- que en los momentos de dolor el paciente experi-
mento de la vida en que deje de tener sentido in- mentaba. En la parte de la consulta que transcribiré
tentar darle un sentido. Al fin de cuentas, podría se notará cómo la médica no capitulará a esta con-
pensarse que todo lo que hacemos con nuestra vida vicción:
no es más que una preparación para el momento en
que nos toque partir. Paciente con su sobrina que ya observé en con-
El “manejo” de la esperanza, si es posible darle sultas anteriores.
este nombre a la ida y vuelta que se crea entre las es- Sobrina: tuvo dolor, porque le quitaron un corti-
peranzas de los profesionales y las de los pacientes y coide, fue justo cuando se lo sacaron y se aguantó.
sus círculos sociales, se da a través de una escucha Cecilia: ¿por qué hiciste eso? si sabes que no te-
atenta y una firme pretensión de pararse en el pre- nés que llegar a tener dolor, tendrías que habernos
sente, teniendo siempre algo positivo para ofrecer. llamado, voy a pensar que no sirvió de nada la reu-
Así de lo que hablan cuando se les pregunta sobre nión familiar que hicimos el otro día…
Sobrina: ves, te dije que tenías que llamar…
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •195

María: [hacía cara como de nene al que han re- Esperanza y morir
tado] pasó que como me habían sacado ese remedio
creí que tenía que ver con eso y había que aguantar- El «escándalo» de la esperanza consiste en ocu-
lo… par los sitios donde, en apariencia, nada la invita a
Cecilia: no, nunca hay que sentir dolor… germinar.
María: también tengo un problema en la piel y
tengo un turno con la infectóloga [Cecilia salió del Santiago Kovadloff, Ensayos de intimidad, (2002).
consultorio, la fue a buscar enfrente y la trajo para
que la vea en ese momento ahí y se ahorrara la espe- Según los profesionales del equipo de CP y según
ra… la infectóloga la ve y dice que está bien] muchos autores (Twycross op. cit., Cecchetto 1999,
Infectóloga: ¿cuántos días tomó antibióticos? Bild 1988, Kübler-Ross op. cit., Saunders op. cit.),
María: cinco y dejé los pacientes saben de la gravedad de su enfer-
Infectóloga: está bien, no tome más, hay que de- medad, y que la vida se les está yendo. Aunque no
sinfectar con agua oxigenada diluida. se lo digan con palabras, los silencios, los gestos, las
María: ¿está bien con pervinox? miradas, los pequeños detalles (además de su propia
Infectóloga: tiene yodo y le puede quemar la piel, percepción de la inexorable extinción de su ser) se
mejor el agua oxigenada… van acumulando con un claro mensaje: me estoy
María: en lo demás estoy bien, voy de cuerpo muriendo. La conciencia del morir propio imprime
bien, no tengo acidez, duermo bien… en los murientes la instantánea certeza de la fragi-
Cecilia: te hago la receta de morfina… [su his- lidad, simplicidad e irrepetibilidad de cada mo-
toria empezó hace 5 años con un cáncer de parte mento de la vida. El lugar común de “vivir cada mo-
blanda, donde en la primera consulta le dijeron que mento como único” se torna una imperiosa nece-
tenían que amputarle la pierna / luego tuvo metás- sidad, tanto para los pacientes como para sus
tasis pulmonar, donde aparentemente (por lo que allegados cercanos.
dijo la paciente) también la operaron / y ahora tiene ¿Qué clases de esperanzas se manifiestan y po-
metástasis en la piel / le están haciendo Radiotera- tencian en las postrimerías del final de la vida?
pia] ¿Qué grado de sutileza deben poseer los profesio-
María: hace cinco años que estoy dando pelea nales para percibir y adecuar su acompañamiento a
[el tema del cuidado en tiempos extensos como los infinitos matices de las esperanzas de los pa-
años] cientes y sus familias?
Cecilia: hay cosas que se pueden negociar, para En este sentido, si nos guiamos por la definición
que no veas que soy inflexible, por ejemplo se te saca canónica de los CP como el cuidado integral de los
el corticoide y el antiácido, pero hay cosas que no se aspectos físicos, psíquicos y espirituales de las per-
negocian como ser que tengas dolor y te lo aguantes sonas con enfermedades avanzadas: ¿dónde está lo
y no nos llames… uno y lo otro? ¿Dónde “está” la Esperanza? ¿En el
María: fueron mis horas erróneas cuerpo? ¿En la psiquis? ¿En el espíritu? ¿Dónde
están las emociones y los sentimientos? Es absoluta-
De todas formas, no sé si se acompaña en “EL” mente obvia la definición de la OMS pero ahí reside
momento justo del morir final (estimo difícil que el problema: ¿cuáles son las categorías residuales?
los profesionales estén al lado del muriente en sus ¿El cuerpo? ¿La psiquis? ¿El espíritu? Aparente-
últimos instantes), pero sí se puede decir que los mente la Psiquis/Espíritu funcionaría más como
paliativistas han estirado más adelante el acompa- placebo para los médicos, pero sucede que existen
ñamiento hasta casi el morir final.9 Antes de los algunas cosas que los profesionales no pueden ma-
CP, se abandonaban o retiraban a los pacientes. nejar pero tampoco creen en ellas. De esta manera,
Ahora tal vez la función de la médicos paliativistas puede que lo espiritual sea lo que esté relacionado
es dejar esos momentos finales para que transcu- con lo más social de la atención/cuidado, y esto no
rran lo más confortablemente, en la privacidad de es nada fácil de introducir (aún para los críticos pa-
la familia —si es que puede morir en la casa— o lo liativistas) en el discurso/práctica médica anclada
menos invasivamente, si es que debe morir en el en lo individual/biológico. Es probable que esto pro-
hospital. ceda de la antigua antinomia: materia vs. mente.
196• Construcción y manejo de la esperanza en el final de la vida

Aunque lejos estoy aquí de poder extenderme en fuentes más profundas de la cual emergen nuestros
este análisis, sólo deseaba mostrar este aspecto con- pensamientos, palabras y acciones. Aunque lejos
tradictorio de la Esperanza, y más que nada de las del objetivo de este trabajo, en el que sólo pretendía
conceptualizaciones que utilizan los médicos palia- concentrar la atención en los aspectos de los CP
tivistas. claramente asociados a la Esperanza, es importante
remarcar la necesidad de profundizar en el análisis
de la misma en otros órdenes de la vida.
Conclusiones Deberíamos prestar más atención a procesos que
han sido escasamente iluminados por las ciencias
El modo en que un hombre acepta su destino y sociales y que pueden arrojar nuevos preguntas fér-
todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en tiles para entender nuestra problemática realidad.
que carga con su cruz, le da muchas oportunidades Sería de suma utilidad poder (con nuevas herra-
–incluso bajo las circunstancias más difíciles– para mientas) pensar qué es lo que hacemos para ayudar
añadir a su vida un sentido más profundo. Puede y cuidar a todas las personas que sufren. El sufri-
conservar su valor, su dignidad, su generosidad. O miento como categoría social debería movilizarnos
bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede a afinar nuestros análisis.
olvidar su dignidad humana y ser poco más que un De todos modos la Esperanza no es ni por asomo
animal, tal como nos ha recordado la psicología del un elemento central en la teorización de las cien-
prisionero en su campo de concentración. (…) Por cias sociales. Pero, como he intentando mostrar,
doquier, el hombre se enfrenta a su destino y tiene ella tiene un papel fundamental en el aquí-ahora y el
siempre oportunidad de conseguir algo por vía del mientras tanto. Al igual que Kovadloff pienso que las
sufrimiento. Piénsese en el destino de los enfermos, constricciones de la realidad nunca son determina-
especialmente de los enfermos incurables. ciones, siempre podremos alcanzar creativamente
una visión esperanzadora de la realidad, pues (op.
Victor Frankl, cit.:89):
El hombre en busca de sentido, (1995).
“Al estar esperanzados no negamos que las co-
Pensar en la Esperanza puede hacernos refle- sas sean como parecen; negamos que, en esa apa-
xionar en qué nos hace vivir y morir: el para qué riencia, se agote lo que ellas son”.
Frankliano de la Logoterapia. Sin dudas una de las

Bibliografía

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res, Libreria ARKADIA Editorial.
Anuario IDES–CAS < Artículos de Investigación •197

Saunders, C 1980 Cuidados de la enfermedad terminal, Twycross, R. 1995 Introducing to Palliative Care, s/ciudad,
Barcelona, Salvat Editores. Oxon.

Notas

1 Lic. en Ccias. Antropológicas Rafael Wainer (UBA). Tel: (11) 7 Una enfermedad incurable, y luego terminal, puede fácilmente lle-
4362-0132, Humberto Primo 868 Depto 11, CP 1103. Email: rafa- varse todos los ahorros de una vida de toda una familia simple y
wa@filo.uba.ar, rafaawa@yagoo.com.ar hasta de una extensa. Más si pensamos en estos momentos en que
2 Una versión similar de este trabajo fue presentada en el último el sistema de salud público, así como el privado —obviamente sin
congreso nacional de Antropología VII CAAS en Villa Giardino. El considerar la mayoría de los ciudadanos-usuarios privados de todo
análisis aquí desarrollado está basado en un capítulo de la tesis de sistema de salud— están en bancarrota. De todos modos los pa-
Licenciatura en Ciencias Antropológicas aprobada el año 2003. cientes y las familias que son asistidas por la institución donde rea-
licé esta investigación son en su mayoría de bajos recursos, y por
3 “Vivir muriendo-morir viviendo. Construcción profesional de la
esto sus “caminos de curación y cuidado” se despliegan bajo las
‘Dignidad´, la ‘Esperanza´ y el ‘Aquí-Ahora´ en un equipo de Cui-
alas del estallado Estado (des)"benefactor" (o Estado Desertor).
dados Paliaivos.” © Copyright Rafael Esteban Wainer 2003.
8 Sería muy interesante poder analizar todas las estrategias curati-
4 Comunicación personal. Agradezco al mismo haberme permitido
vas oficiales y no oficiales; alopáticas y heterodoxas; científicas, re-
leer una versión borrador (cuando estaba escribiendo la tesis), del
ligiosas y espirituales que el entorno familiar pone paralelamente en
capítulo sobre la esperanza, de un libro que estaba por aparecer en
marcha en pos de la cura del paciente.
el momento de realizar mi tesis.
9 De todas maneras lo que sí suelen hacer, a veces, es aconsejar y
5 Durante mi trabajo de campo realizado en el verano de 2001 en el
contener a los familiares por teléfono ni bien ha fallecido el paciente,
equipo de CP trabajaban (entre fijos y rotantes) seis profesionales.
tanto en el ámbito público como privado. Cecilia contaba en una cita
Los profesionales fijos serán nombrados ficticiamente como Alber-
cómo una mujer la había despertado a las cuatro de una mañana
to (jefe del equipo), Martín y Paula; los residentes rotantes como
para contarle que recién había muerto su esposo.
Cecilia, Mario y Bernardo.
6 Los pacientes serán nombrados como Juan y María.
Crítica de libros
Los muchachos, la ruana y el mariachi:
formas y sentidos de la violencia en Colombia
Comentario al libro de Santiago Álvarez, Leviatán y sus lobos. Violencia y poder en una
comunidad de los andes colombianos. Buenos Aires, Editorial Antropofagia, 2004.

Natalia Otero2

Hace 10 años que vivo fuera de Co- “zonas rojas” y los lugares donde la te. En ese espacio de confrontación,
lombia y, en este tiempo, las percep- vida transcurría en una supuesta están presentes las memorias de un
ciones que tenía sobre la situación “calma”. En mi memoria también pasado violento e inmemoriable; se
del país fueron cambiando. Hasta estos años se asociaban con el mo- disputan las mujeres y la tierra; las
mediados de los 1990, percibía la mento en que se incorporaron y tor- venganzas entre las familias son fre-
violencia como un problema nacio- naron visibles otros actores sociales, cuentes; a los muertos los despiden
nal causado por tres fuerzas princi- específicamente los paramilitares y con rancheras; se cree en la guerrilla
pales: guerrilla, narcotraficantes y e- en el cual, la violencia política ad- y se desconfía del Estado. En Nó-
jército, que afectaba a una parte de quirió una escala sin precedentes en meque, como otros lugares de Co-
los colombianos, los que habitaban la historia colombiana. lombia, lo que impera es la “ley del
ciertas zonas del país, y no a todos. Este libro, al que hago mención, monte”, es decir, hacer “justicia por
Esa percepción se iba reafirmando es la tesis de Doctorado de San- mano propia” al margen del Estado.
ya que hasta en los mapas de las di- tiago Alvarez; resultado de un tra- Las Fuerzas Armadas Revolucio-
ferentes zonas del país, que se con- bajo de campo intensivo (15 meses) narias de Colombia-FARC, los nar-
seguían en algunos organismos del en un pueblo al que denominó Nó- cotraficantes y el Estado que actúan
Estado, aparecían marcadas regio- meque, ubicado en el Departa- o intentan hacerlo en el lugar, res-
nes específicas denominadas “zonas mento de Cundinamarca a cien ki- ponderían de una u otra forma a polí-
rojas”, lugares “peligrosos” porque lómetros de Bogotá, la capital de ticas nacionales que a su vez de-
allí accionaba la guerrilla. Por ese Colombia. La localidad de Nó- penden de condiciones internacio-
entonces, también este término era meque, lugar donde predominan nales; estos actores son identificados
utilizado por la población en gene- los minifundios, cuenta con un área por el autor como fuerzas externas o
ral. Si bien las principales ciudades de más de doscientos kilómetros sistemas mayores. La guerrilla se ori-
colombianas sufrieron durante los cuadrados que llega hasta el Pá- gina en la zona3, sigue actuando allí y
1980 y parte de los 1990 acciones ramo de Sumapaz. En esta zona a cuenta con la aceptación de la ma-
violentas perpetradas por los narco- mediados del siglo XX, los campe- yoría de los campesinos. Los narcos,
traficantes más reconocidos a nivel sinos llevaron a cabo importantes entran a la escena local a partir de la
internacional, han sido en general luchas y revueltas por la tierra. década del ’80. Se trata inicialmente
refugios “de paz” aunque escenarios Estas luchas despertaron, en su mo- de campesinos que, en algunos casos,
de otros tipos de violencia: domésti- mento, el apoyo de organizaciones trabajaron con los denominados
ca, la delincuencia etc. políticas urbanas de izquierda con “capos de la droga” y volvieron a ins-
Al recorrer las páginas de este ideas socialistas y comunistas. talarse en la región. El Estado, en
libro, me traslade hasta 1994-1995 En esta región de páramo y de tanto, está presente por medio de di-
–tiempo en que se realiza el trabajo clima templado, donde se siembra el ferentes instituciones (escuelas, ejér-
de campo- y tomé conciencia de que tomate de árbol, la curuba y la grana- cito, policía y otros organismos ofi-
veía esos años como un periodo de dilla, viejos y nuevos protagonistas ciales) pero su presencia e incidencia
transición en el cual se desvanecían -campesinos, guerrilla y narcotrafi- en la vida cotidiana de la gente es
los límites entre las denominadas cantes-, convergen conflictivamen- fragmentaria y ambigua.

•201•
202• Los muchachos, la ruana y el mariachi: formas y sentidos de la violencia en Colombia

A través de un estudio micro de fue la denominada época de “la vio- La permanencia de la violencia ra-
la cotidianidad de estos campesinos lencia” que va desde la década del dica en sus manifestaciones flexibles
de “sombrero y ruana” (como los des- ‘40 hasta la década del ‘604y que ha y transformativas. En este pequeño
cribe en el capítulo introductorio), quedado en las representaciones so- pueblo, desde sus particularidades
Santiago intenta entender la persis- ciales como el inicio de la misma. En –tal como ocurre en otros lugares de
tencia y reproducción de la denomi- estos estudios los campesinos tienen Colombia- la violencia se construye,
nada “violencia endémica” en Co- un lugar muy importante pero como se reorganiza y se negocia entre los
lombia. Parte de dos definiciones protagonistas de procesos sociales y diferentes agentes involucrados.
amplias de poder y violencia para políticos del pasado. Otros investi-
analizar sus múltiples manifesta- gadores han realizado trabajos con
ciones en la zona, sus componentes población indígena y más reciente- Violencia Interna: familia,
familiares y de género, sus aspectos mente con población negra, tratan- vendetas y orden social
sociales e individuales así como sus do de dar cuenta de la violencia pa-
diversos agentes. decida o vivida por estos grupos5. El libro está organizado desde el
Esta investigación no se centra Algunos de estos trabajos ex- análisis de lo micro (la familia) hasta
en los grandes actores del conflicto plican el origen y reproducción de la el de los sistemas más amplios o ma-
armado colombiano, ni en grandes violencia en factores estructurales; yores (guerrilla, narcos y Estado),
acontecimientos violentos; por el interpretaciones que se han trans- pasando por una aproximación de la
contrario, se centra en la violencia formado en estereotipos en dife- historia de esta región. Cada capítu-
presente en la vida cotidiana de los rentes sectores de la población. lo corresponde a uno de estos nive-
habitantes de una población campe- El estudio realizado por este an- les en donde se caracteriza a los pro-
sina colombiana. En este propósito tropólogo argentino, ha logrado des- tagonistas y se va definiendo lo que
adquiere relevancia la información prenderse de estos estereotipos. Esto él llama violencia interna y externa.
obtenida de las observaciones, de las se debe en parte a que pudo agudizar A pesar de esta separación que res-
historias familiares e individuales y su mirada y su atención al participar ponde a razones de análisis, el libro
de charlas con diferentes interlocu- de la dinámica de la vida cotidiana se percibe como un todo interrela-
tores. Esta información ha servido de la comunidad de Nómeque. Es cionado.
para que Santiago nos brinde datos así, que en el libro cada capítulo va Esta articulación la va constru-
que permitan pensar y reflexionar mostrando la complejidad de este yendo a través de casos particulares
sobre la forma en que se utiliza y ca- fenómeno al ir prefigurando las dife- en donde nos muestra personas que
racteriza esta categoría en la Cien- rentes formas que asume la vio- circulan por las diferentes posi-
cias Sociales y en Colombia en parti- lencia a través de los significados y ciones sociales, bien sea porque son
cular. las prácticas de los actores sociales campesinos que se unieron a la gue-
involucrados. rrilla, porque son parte de la admi-
A pesar de que en la actualidad nistración pública o porque se trans-
Violencia y violencias la violencia en Colombia se ha con- formaron en los narcos del pueblo.
vertido en sinónimo de conflicto ar- También se aprecia a través de una
La violencia es una temática am- mado entre la guerrilla, los narcos, serie de categorías referidas a va-
pliamente trabajada desde las Cien- los paramilitares y el Estado, San- lores e ideas que permean los dife-
cias Sociales. En el caso particular tiago nos muestra que esta violencia rentes espacios de interacción y son
de Colombia, ha sido el foco de un se ha ido adecuando a la diversidad las bases de las prácticas de los dife-
debate que lleva más de 20 años y no sociocultural de la nación colom- rentes actores sociales. En Nó-
han sido pocos los investigadores de biana. Es así, que en el caso parti- meque coexisten en tensión ideas y
diferentes disciplinas (historiadores, cular de Nómeque, la violencia, va valores referidos a la jerarquía, a la
antropólogos, politólogos, sociólo- adquiriendo formas y sentidos en la igualdad, a la solidaridad, al individua-
gos etc.) y países que se han avocado interacción cotidiana de la gente; es lismo, a la subordinación; valores que
a estudiar este complejo fenómeno el resultado de un proceso histórico sustentan dos tipos específicos de
que padecemos los colombianos. que ha sido y sigue siendo viven- organización familiar y de relaciones
Entre estos cabe mencionar estudios ciado por quienes son sus protago- sociales: patronazgo y madrazgo.
históricos y sociológicos sobre lo que nistas en este pueblo del altiplano.
Anuario IDES–CAS < Crítica de libros •203

El patronazgo y el madrazgo se margen del Estado son formas de ticia. Para esto emplea diferentes
transforman en estrategias en la “imponer justicia por mano propia” y mecanismos como la manipulación
búsqueda del poder y en la legitima- lo interesante es que los campe- de los símbolos nacionales asociados
ción del mismo. Son categorías que sinos aprueban y legitiman la me- con la nación. Muchas veces ejerce
refieren, en el primero de los casos a diación o el arbitraje de la guerrilla el poder por la fuerza o genera situa-
ideas y prácticas de masculinidad y a para dirimir estos conflictos. ciones que ponen en peligro la vida
formas particulares de una sociedad A través de la mirada hacia la de los campesinos en manos de la
patriarcal. Este sistema opera a nivel historia de la región como un pro- guerrilla. La policía durante el
familiar sobre todo entre las familias ceso de “larga duración”, va susten- tiempo del trabajo de campo, dejó
con mayores recursos económicos y tando el por qué estos sistemas son de “existir” en la zona.
en la relación que los narcos han es- tan importantes en la organización y Paralelamente, Santiago nos deja
tablecido con los campesinos. De regulación de la estructura social ac- escuchar las voces de los pobladores
acuerdo con el autor, este sistema se tual y, sobre todo, en la construc- quienes a través de sus propias expe-
remonta a la época de la conquista; ción de las diferentes formas de vio- riencias de vida o de los relatos de
valores y prácticas que antes que lencia. Estas ideas, valores y prác- historias que ocurrieron en el
perderse durante la independencia ticas se pueden interpretar como pueblo, le van exponiendo a este in-
de España fueron actualizándose en estrategias utilizadas por los dife- vestigador, una serie de representa-
lo que se denominó sistema de ha- rentes sectores que conviven en este ciones cargadas, en algunos casos,
ciendas. El madrazgo, en tanto, re- pueblo, en la lucha por el poder y la de prejuicio sobre estas fuerzas ex-
fiere a valores de resistencia e ideas legitimidad de sus acciones en los ternas. Es así que la guerrilla deno-
de solidaridad y a una forma de or- diferentes espacios locales. minada “los muchachos, los amigos
ganización familiar basada en la ma- Violencia externa: “los mucha- o guerrilla” significa seguridad, res-
trifocalidad; sistema que caracteri- chos”, los narcos y el Estado peto, justicia, paz. No es casual que
zaría a las familias más pobres del En los últimos capítulos se des- los campesinos le comentaran al
lugar en donde la mujer es la cabeza cribe el accionar de las fuerzas ex- autor sus impresiones sobre el pro-
del hogar. ternas. Vale la pena señalar que esta ceso de paz “si hay paz quién nos va a
El autor encuentra, de forma di- última parte está organizada con proteger?”. Además, representan un
ferente, estos dos sistemas de orga- cierta jerarquía: La guerrilla, los pasado de lucha sustentado en ideas
nización en la comunidad. No obs- narcos y por último el Estado. En de solidaridad e igualdad compar-
tante, el patronazgo es el sistema cada uno de estos capítulos, San- tidas por muchos campesinos y
que tiene una presencia más fuerte a tiago va describiendo y analizando sobre todo por las mujeres.
partir de ideas de superioridad mas- detalladamente como cada uno de Los narcos son el ideal de la mas-
culina y jerarquía. Son estas ideas estos actores se disputa el poder por culinidad que todos los hombres
extremas de masculinidad las que el control del lugar y con este fin, sus quieren alcanzar, son el poder, la ri-
están relacionadas con la política y prácticas pueden desembocar en la queza, el modelo a seguir para mu-
el poder. violencia física o simbólica. chos campesinos y la figura del pa-
Trascendiendo el núcleo fami- La guerrilla, hasta ese momento trón. El estado es percibido como
liar, el poder se manifiesta en las con mucho éxito mantenía el orden una entidad fragmentada opuesta a
disputas entre familias por tierras, social del pueblo y el control de la los valores de justicia y de legalidad
mujeres o cuestiones políticas que comunidad reemplazando al Estado. de la comunidad y su poder de con-
dan lugar a las vendetas y ven- Simultáneamente, los narcos han trol es débil en la región. . Para los
ganzas de sangre. En estas situa- reconstruido una sociedad jerár- campesinos, las instituciones que lo
ciones, mientras se afianzan los quica a través relaciones de subordi- representan, con excepción de la es-
vínculos familiares los conflictos nación y dependencia con los cam- cuela, generan desconfianza y poca
entre las familias en pugna se agu- pesinos. Buscan llegar al status de seguridad. Estos sentimientos se han
dizan y terminan la mayoría de las hacendado. ido construyendo a través del
veces con la eliminación física de El Estado también busca el con- tiempo, desde la época de las
los hombres quienes, en última ins- trol a través de las fuerzas de segu- grandes haciendas y de la lucha
tancia, son quienes detentan el ridad y orden público y con los orga- campesina. Solamente, el ejército
poder. Las vendetas se realizan al nismos encargados de impartir jus- en cierta medida genera curiosidad
204• Los muchachos, la ruana y el mariachi: formas y sentidos de la violencia en Colombia

y sentimientos ambiguos porque al- confrontación ideas y valores de i- nos por igual, sin importar dife-
gunos campesinos hicieron en ser- gualdad/ solidaridad, jerarquía/ indivi- rencias sociales y culturales. Por
vicio militar, aunque consideran dualismo. el contrario, su trabajo nos invita
que su papel está en defender la “pa- a reflexionar sobre las formas co-
tria” y no generarles problemas a los mo se ha conceptualizado la vio-
campesinos con la guerrilla. Consideraciones finales lencia en el país y a considerarla
Estas tres fuerzas mayores em- como un proceso de construc-
plean la violencia de diferentes ma- Este libro es novedoso y constituye ción sociocultural que va adop-
neras en su lucha por el poder y el un aporte importante a los estudios tando matices diversos depen-
control del orden social; es intere- sobre violencia en el país por varias diendo de la región, de su histo-
sante como estas diferentes formas razones (algunas de ellas las he ido ria particular y de los actores
de violencia es legitimada y admi- señalando antes) señalaré a conti- involucrados.
tida o temida y condenada por los nuación: – Finalmente, porque hace aportes
campesinos. – Porque se trata de un estudio lo- importantes a los estudios sobre
Después de leer las conclusiones, cal donde la perspectiva de lo glo- Estado-nación al mostrar, a tra-
quedan imágenes de un pueblo en bal esta siempre presente en el vés de los datos, que en este lu-
donde el poder y el control social análisis. gar, el Estado y la nación no son
están sujetos a una disputa con- – Por el cuidado puesto en cons- representados de la misma ma-
tinua. Allí se combinan fuerzas so- truir la mirada de los campesinos nera por la población. La nación
ciales e individuos quienes en mo- de Nómeque, en entender la ló- es la patria, es lo que identifica a
mentos determinados hacen uso de gica de las representaciones y estos campesinos y lo que en
la violencia en pos del control fami- prácticas frente a sus propios cierta medida legitima sus accio-
liar o social. Nómeque, es entonces, procesos socio-históricos y polí- nes como la de los grupos en con-
el lugar del encuentro entre el le- ticos donde la violencia ha esta- flicto. Mientras que el Estado es
viatan y sus lobos, es una sociedad do presente. Esto se ve reflejado un ente fragmentado, poco con-
en donde la presencia y representa- en el trabajo, sus voces no se fiable que no está en capacidad
tividad del Estado es muy débil y pierden sino por el contrario, de asegurarles los derechos como
este vacío lo llenan la guerilla y los ocupan un lugar muy importante colombianos.
narcos. Es un contexto sociocultural en el análisis.
en donde convergen lo micro y lo – Porque la violencia deja de ser
macro de manera conflictiva y en un ente abstracto y sin forma que
este proceso están en permanente permea la vida de los colombia-

Notas

1 Presentación realizada en el Instituto de Desa- de la tierra y se encontraban en lucha con los Sánchez. SR Books.
rrollo Económico y Social-IDES. Diciembre 14 hacendados. En un principio la guerrilla fue Borda, Fals, Eduardo Umaña y Germán Guzman
de 2004. creada por los campesinos como grupos de (1962). La Violencia en Colombia.
2 Antropóloga , estudiante de Doctorado del autodefensas en contra de la represión conser- Daniel Pecaut (1987). Orden y violencia: Co-
Programa de Postgrado en Antropología Social. vadora (Alvarez 2004). lombia 1930-1954. Bogotá: Siglo XXI Editores.
Universidad Nacional de Misiones. E-mail: ta- 4 Molano, Alfredo (1985) Los años del tropel. 5 Rappaport (1984). “Las misiones protestan-
chiotero@hotmail.com Relatos de la violencia. Naciones Unidas-CE- tes y resistencia indígena en el sur de Colom-
3 …la guerrilla nace durante el turbulento pe- REC-CINEP bia”. En: América Indígena. Vol XLIV, nº1, pp.
ríodo de la historia colombiana denominado (1992) “Violence and Land colonization”. In: 111-126
“La Violencia”. Alrededor de 1948 en Suma- Violence in Colombia, the contemporary Crisis
paz, los campesinos ya ocupaban la mayoría in Histórical perspective. Edited by Charles
Bergquist, Ricardo Panaranda and Gonzalo
Política y moralidad: apuntes en torno
de una etnografía
Comentario al libro de Frederic Sabina, Buenos vecinos, malos políticos: moralidad y
política en el Gran Buenos Aires. Buenos Aires, Prometeo Libros, 2004.

Fernando Alberto Balbi*

La publicación de Buenos vecinos, No resulta del todo claro cuáles los juicios de valor del investigador y
malos políticos: moralidad y política en son las razones del escaso desarrollo basada exclusivamente en el discurso
el Gran Buenos Aires, de Sabina Fre- que ha tenido en la argentina la escri- oral recabado a través de entrevistas,
deric es una feliz noticia que cabe ce- tura etnográfica, más allá del hecho nos encontramos aquí con un análisis
lebrar por diversas razones. Primero, obvio de que no existe un mercado centrado en las prácticas de los ac-
porque se trata de una etnografía, gé- económicamente tentador para li- tores relevadas a través de la pre-
nero poco transitado por la antropo- bros de tal naturaleza. Felizmente, sin sencia de la autora en los contextos
logía social argentina y cuyos ejem- embargo, en los últimos años se han mismos de su ocurrencia, lo que re-
plares muy raramente llegan a ver la estado desarrollando algunos es- dunda en una construcción (pues,
luz en forma de libros. Segundo, por- fuerzos dirigidos a la publicación sis- claro está, no deja de ser un artefacto
que no estamos ante una etnografía temática de etnografías, por lo que analítico) de la visión de los actores
en el mero sentido de un estudio de contamos ahora con un incipiente sobre sus propios asuntos mucho más
caso firmado por una antropóloga corpus de literatura local de esta compleja, viva, creíble y, especial-
sino frente a un texto que se hace clase. El trabajo de Frederic está lla- mente, respetuosa.
realmente acreedor a esa denomina- mado a ocupar un lugar destacado en Girando en torno de esta aprehen-
ción. Tercero, ya que el trabajo de este corpus en la medida en que se sión del punto de vista de los actores,
Frederic representa también uno de trata de una excelente etnografía en Frederic elabora un análisis de ciertos
los primeros volúmenes dedicados el sentido ‘clásico’ del término, esto procesos políticos que rompe de ma-
por la antropología argentina al estu- es, de un estudio de caso detallado, nera notable con buena parte de los
dio de la política, contribuyendo así a fundado en la observación partici- presupuestos teóricos e ideológicos
la incipiente consolidación de una lí- pante y que toma al examen de las más frecuentes en los trabajos dedi-
nea temática históricamente subde- perspectivas de los actores como cados a la política, recuperando la ca-
sarrollada entre nosotros. Y, por últi- centro estratégico en torno del cual pacidad de la buena etnografía para
mo, puesto que en base a su sólido gira el análisis presentado. desnaturalizar la perspectiva del in-
análisis etnográfico, la autora consi- El resultado de la puesta en prác- vestigador y minimizar su imposición
gue producir un decisivo avance en la tica de esta clase de concepción de la forzada sobre la realidad bajo estudio.
comprensión científica de los proce- etnografía es un producto claramente Asimismo, y más allá del valor de su
sos políticos, particularmente en la superior a los empobrecidos análisis trabajo como un todo, Frederic nos
medida en que esclarece enorme- anclados casi exclusivamente en en- regala algunas de las mejores descrip-
mente la casi siempre maltratada trevistas que se han hecho tan co- ciones etnográficas de nuestra litera-
cuestión de las relaciones entre polí- munes en la antropología social de tura: así, por ejemplo, la de una reu-
tica y moralidad. Me propongo desa- nuestro país y que suelen ser presen- nión en que un médico y funcionario
rrollar brevemente estas afirmaciones tados como si de etnografías se tra- municipal intenta desesperadamente
sintéticas para finalizar señalando al- tara. En lugar de un texto donde se ofrecer explicaciones a los vecinos
gunas cuestiones que sería de interés nos presenta como ‘perspectiva del acerca de la muerte de un niño, te-
debatir en base a la lectura del libro. actor’ a una construcción artificiosa, niendo como telón de fondo un com-
notablemente dirigida en función de plejo juego político donde diversos

•205•
206• Política y moralidad: apuntes en torno de una etnografía

actores procuran desplazar las respon- el nudo de la estructura argumental así en un notable ejemplo del tipo de
sabilidades al respecto según su propia del libro. aporte de que nuestra disciplina es
conveniencia (cf.: capítulo VI); o la Así como la escritura etnográfica, capaz. Ante la fuerza de su examen
de una sesión del Concejo Delibe- el análisis antropológico de la política etnográfico del papel de las evalua-
rante donde los legisladores de los di- no ha tenido en nuestro país el desa- ciones morales en ciertos procesos
versos partidos encuentran la oportu- rrollo que sería de desear. En este sen- políticos, las simplificaciones, las rei-
nidad de recuperar y manifestar su or- tido, debemos celebrar la actual ten- ficaciones y los sesgos normativos
gullo en tanto políticos profesionales dencia hacia la consolidación de una amparados por categorías ‘analíticas’
a través de la reivindicación del sen- tal especialidad, no porque la división tales como ‘corrupción’, ‘transparen-
tido de la política como servicio hacia de la disciplina en especialidades sea cia’, ‘accountability’, ‘clientelismo’ o
los pobres (cf.: capítulo VII). buena en sí misma –un aserto suma- ‘política de los pobres’ caen por su
Por otra parte, el estudio de Fre- mente discutible– sino porque su propio peso. Otro tanto sucede con el
deric –basado en un trabajo de afianzamiento representa un paso tipo de simplificación que reduce los
campo desarrollado de manera dis- adelante en dirección a la plena incor- procesos políticos locales a meros
continua durante una década en la poración de la antropología social a los productos pasivos de tendencias polí-
misma zona– tiene el valor agregado excesivamente normativos debates ticas y económicas de nivel macro
de actualizar el hoy poco empleado académicos centrados en la política en tales como la ‘exclusión social’ resul-
método del estudio de caso exten- la Argentina. Ciertamente, tales de- tante de las ‘reformas neoliberales’ o
dido (extended-case method). Al ana- bates han estado por demasiado la ‘crisis de representación de los par-
lizar una serie de acontecimientos tiempo dominados por una serie de tidos políticos’. Habida cuenta de la
–que denomina “eventos”– desarro- categorías que pasan por ser construc- complejidad y la riqueza del texto de
llados a lo largo de un período ex- ciones analíticas pero que, tal como se Frederic, resulta imposible mostrar
tenso de manera aparentemente dis- las suele emplear en la práctica, rara- todo esto en las breves líneas de que
continua pero de hecho enlazados mente representan más que la traduc- dispongo; intentaré, sin embargo,
por la participación más o menos pro- ción de conceptos nativos correspon- sintetizar algunos de los tramos fun-
tagónica de un cierto núcleo de ac- dientes al universo de las concep- damentales de su argumentación, a
tores, Frederic consigue arrojar una ciones ideológicas de los sabiendas de que será imposible ha-
mirada auténticamente procesual investigadores a un lenguaje acadé- cerlo sin empobrecerlos.
sobre la política en un municipio del mico formal: es el caso de términos y El trabajo se centra en un muni-
Gran Buenos Aires, esclareciendo las expresiones tales como ‘populismo’, cipio bonaerense que la autora deno-
variaciones experimentadas a lo largo ‘clientelismo’, ‘corrupción’, ‘transpa- mina ‘Uriarte’, examinando una serie
del tiempo por las formas de concebir rencia’, ‘carisma’, ‘viejas’ y ‘nuevas de hechos acaecidos esencialmente
la política y de hacerla. Huelga decir formas de hacer política’, que los au- entre los años de 1988 y 2000. Entre
que la perspectiva teórica adoptada tores suelen usar acríticamente y en los múltiples objetivos interrelacio-
por Frederic no es la de los autores de un sentido más o menos abiertamente nados que se fija Frederic, destacan
la escuela de Manchester, pero es valorativo. Sería de esperar que la in- particularmente dos: en lo que al
precisamente en este sentido que tervención activa de los antropólogos análisis del caso se refiere, el de en-
cabe decir que ella actualiza su mé- sociales en estos debates contribuyera tender por qué en Uriarte durante la
todo, modificándolo y adaptándolo a a desnaturalizar la enorme cantidad década del ’90 la política se tornó,
nuevos propósitos. Por lo demás –y de presupuestos ideológicos y teóricos para los propios actores, en un pro-
para cerrar estas breves apreciaciones que tanto los empobrecen, pero ello blema moral y cuáles fueron los
metodológicas–, cabe destacar que la sólo ocurrirá en la medida en que efectos de ese hecho; y en lo tocante
autora evidentemente ha sabido enri- seamos capaces de aportar una pers- a las condiciones teóricas y metodo-
quecer su trabajo mediante la refle- pectiva auténticamente etnográfica, lógicas del estudio antropológico de
xión respecto de su propia posición tratando con respeto a las perspectivas la política en general, el de demostrar
en el campo y el ejercicio continuo de nativas y organizando nuestras inda- que los procesos políticos sólo re-
la reflexividad pero también ha te- gaciones en torno de ellas. sultan inteligibles si se considera las
nido el buen tino de evitar hacer de Como he dicho más arriba, el tra- formas en que la política y la mora-
ello el centro de su trabajo o, siquiera, bajo de Frederic se caracteriza preci- lidad se encuentran entretejidas a
samente por hacer esto, tornándose nivel de la práctica.
Anuario IDES–CAS < Crítica de libros •207

La autora comienza dedicando un De cara a esta crisis, el intendente conocimiento y que la novel comu-
capítulo a situar el caso en el con- de Uriarte y sus colaboradores más nidad de referencia “imaginada” por
texto del auge neoliberal represen- estrechos responden mediante la ela- los políticos peronistas de Uriarte
tado por el menemismo, mostrando boración de un proyecto político (una jamás llegó a resultar “verosímil e
que las transformaciones impuestas suerte de plan general de gobierno irrebatible” (pp. 258). La autora se
por aquel definieron el “umbral” de la que la autora denomina “Proyecto mueve eficazmente a través de una
política para los peronistas al suponer Uriarte”) formulado en términos emi- serie de análisis etnográficos que
“la renuncia implícita a hacer política nentemente morales. Apelando a la ponen en juego distinciones entre
por el «pueblo»” (pp. 83). El “pro- descentralización y la participación, el tipos de militancia (‘social’ y ‘política’),
blema moral” así planteado para Proyecto Uriarte se torna en una ma- entre aspectos “públicos” e “íntimos”
quienes permanecieron en el pero- nera de procesar el problema plan- de la política, entre valores “mascu-
nismo es el punto de partida de los teado al grupo dirigente reformulán- linos” y “femeninos”, y entre están-
restantes capítulos, donde Frederic dolo en términos de un problema so- dares de evaluación moral “políticos”
expone la forma particular asumida cialmente legítimo. En efecto, con el (centrados en los fines y en las comu-
por el mismo en Uriarte y examina objetivo explícito de “moralizar la po- nidades de referencia) y “apolíticos”
cronológicamente una serie de lítica” tornándola en una actividad (universales e individuales), exhi-
“eventos” que le permiten dar cuenta centrada en “el control, resolución o biendo la politización de hechos apa-
de las consecuencias de su ocurrencia limitación de los conflictos” (pp. rentemente no políticos tanto como
y de los conflictos producidos en 131), el proyecto tiende en la práctica la judicialización de la política misma.
torno de su incierta resolución. a disolver a los villeros en la categoría Al cabo, nos encontramos con la pa-
Digamos –sin entrar en dema- más amplia de los vecinos, que pasa a radoja de que el Proyecto Uriarte, ca-
siados detalles– que la “comunidad ser la única reconocida como interlo- racterizado por su objetivo de mora-
histórica de referencia” de los polí- cutor válido para las autoridades, al lizar la política, culmina dando lugar
ticos peronistas locales había sido la tiempo que erige una barrera entre a la “despolitización de la moralidad
de la población villera y que la tarea éstos y los políticos al insertar una es- política uriartense, y de gran parte de
de impulsar su arraigo (esto es, la ob- tructura de representación barrial sus políticos” (pp. 257), al verse una y
tención de la propiedad de las tierras presuntamente no política, cuya fun- otros sometidos a estándares de eva-
que ocupaban) constituía tanto la ción explícita sería la de canalizar las luación universales e individuales en
causa que daba sentido a la actividad demandas de los vecinos hacia las au- función de los cuales inevitable-
de aquellos como el medio funda- toridades evitando la mediación de mente han de ser juzgados negativa-
mental a través del cual ellos conse- los obscuros y sucios procedimientos mente –un desenlace que, provocati-
guían crecer políticamente. Hacia fines típicos de los punteros. De esta forma, vamente, la autora atribuye a la
de la década del ’80, sin embargo, las como observa sutilmente la autora, el propia dinámica de la actividad polí-
reformas neoliberales y el acceso del Proyecto Uriarte avanza en dos opera- tica local.
peronismo al gobierno provincial ciones simultaneas e interrelacio- No cabe menos que reconocer el
(entre otros factores) comienzan a al- nadas que suponen la instauración de éxito de Frederic en cuanto a los dos
terar esa asociación aparentemente una nueva “división del trabajo polí- objetivos mencionados más arriba.
indisoluble entre la causa villera y el tico”: la de construir una nueva co- En efecto, por un lado, su etnografía
crecimiento político de los militantes munidad de referencia para los polí- esclarece la dinámica particular de
peronistas, asociación que la era me- ticos peronistas, la de los vecinos, y la los procesos políticos examinados,
nemista había de terminar por di- de excluir a éstos del crecimiento polí- explicándola en función de la altera-
solver. Es entonces cuando los polí- tico confinándolos a la actividad de ción experimentada por la interrela-
ticos peronistas de Uriarte enfrentan fomento barrial y cancelando toda ción de los dos factores que hacen
la “experiencia crítica” representada posibilidad de reconocimiento de sus centralmente a la moralidad política
por el debilitamiento de las “convic- actividades en términos políticos. (“la comunidad imaginada de refe-
ciones” asociadas al servicio a su co- El texto de Frederic se extiende rencia” y la “regulación del creci-
munidad histórica de referencia, el luego sobre una serie de “eventos” miento político”), de los esfuerzos sub-
cual comienza a tornarse en un freno que revelan que quienes así habían siguientes por redefinirla, y de la
para sus posibilidades de crecimiento sido excluidos de la profesión política forma en que todo ello generó un re-
político. habrían de dar batalla en busca de re- planteo de la “división del trabajo po-
208• Política y moralidad: apuntes en torno de una etnografía

lítico” (cf.: pp. 253). Asimismo, la et- (o conducentes a) la creación de ins- preciso aceptar que la moral es esen-
nografía apuntala decisivamente las tituciones y de cargos institucionales. cialmente cognitiva, un postulado
afirmaciones teórico-metodológicas Asimismo, creo entrever por mo- que Frederic rechaza explícitamente
de la autora en el sentido de que “la mentos que al centrarse casi exclusi- puesto que su concepción de la cog-
moralidad está entretejida con la po- vamente en un universo de actores nición, al tratarla en términos discur-
lítica de manera que sólo conside- vinculados al peronismo, paradójica- sivos, la separa analíticamente de la
rando a ambas la práctica de los polí- mente, Frederic llega a perder de práctica.
ticos se vuelve inteligible” (pp. 40) y vista hasta qué punto inciden sobre Empero, no sería justo reprochar a
de que “al atender al ajuste y desa- los hechos analizados ciertas formas Frederic –o a cualquier otro autor–
juste entre evaluaciones morales en específicamente peronistas de en- por no adoptar el punto de vista que a
la práctica misma, los procesos polí- tender y hacer la política. uno le viene en gana. Por lo demás,
ticos se hacen inteligibles, en el sen- Por último, no puedo sino advertir entiendo que uno de los mayores elo-
tido de permitirnos descubrir as- el hecho de que si bien la autora se gios que pueden hacerse a un trabajo
pectos imprevistos de los mismos, que propone probar la relevancia de la científico es el de afirmar que sus li-
otras perspectivas ignoran u ocultan” consideración de las cuestiones mo- mitaciones más importantes surgen
(pp. 42). Efectivamente, Frederic rales para la comprensión de los pro- precisamente de las mismas bases en
consigue esclarecer los procesos ana- cesos políticos, en su concepción que se asientan sus logros, lo que no
lizados considerando a las diversas y “moralidad” y “política” no dejan de es sino otra forma de decir que su
contrapuestas “evaluaciones mo- ser dos campos analíticamente dife- autor ha sabido trazarse un camino
rales” realizadas por los actores como rentes que se interrelacionan o entre- consistente y, en consecuencia, pro-
los medios fundamentales a través de tejen en la práctica. En mi opinión, ductivo y que si no ha hecho algo es
los cuales los distintos “eventos” ocu- esta concepción impide a Frederic porque el camino emprendido sólo
rridos a lo largo del tiempo se co- aprehender plenamente a los pro- podía ser recorrido de la manera en
nectan unos con otros (cf.: pp. 48 y cesos políticos en lo que tienen de fe- que lo hizo. Se trata de un elogio que
ss.). nómenos morales, para lo cual quizás el libro de Frederic merece plena-
Es claro que, como siempre su- sería necesario pensar más bien a la mente y, en este sentido, interesa que
cede, cada lector habrá de encontrar ‘moralidad’ o ‘moral’ como una di- el lector advierta que si he apuntado
en el libro aquí reseñado algunas mensión o un aspecto de los procesos algún cuestionamiento a su perspec-
cuestiones que podrían ser relativi- políticos (y de cualesquiera procesos tiva ello no significa que la objete,
zadas o aún objetadas. Por mi parte, sociales). Sin embargo, semejante puesto que sus resultados la justifican
por ejemplo, encuentro discutible la tratamiento de la cuestión exigiría sobradamente. Cabe, entonces, in-
identificación que la autora realiza adoptar una perspectiva que en vez vitar al lector a internarse por sí
entre lo que desde el punto de vista de identificar a las “evaluaciones mo- mismo en esta fascinante, inteli-
nativo se denomina ‘crecimiento polí- rales” como aquel aspecto de la gente, estimulante y productiva etno-
tico’ y lo que en la literatura acadé- “práctica” donde se inserta la mora- grafía, e incitarlo a hacer de su lec-
mica ha sido designado como el pro- lidad (cf.: 39 y ss.), entendiera que tura la ocasión de reflexionar res-
blema de la ‘sucesión política’, ya que ésta es siempre inherente a las prác- pecto de los diversos caminos
entiendo que en política muchas ticas porque mucho antes de llegar a posibles para avanzar en la dirección
veces se crece a través de la creación ‘evaluar moralmente’ algo los actores tan felizmente señalada por Frederic.
de nuevos espacios de acción polí- ya lo han percibido en términos mo-
tica, frecuentemente encarnados en rales. Dicho de otra manera, sería

Notas

* Doctor en Antropología Social (Programa de ro). Profesor Adjunto del Departamento de Cien- tras - Universidad de Buenos Aires, e
Pós-graduaçâo em Antropologia Social, Museu cias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Le- Investigador Asistente del Conicet.
Nacional - Universidade Federal do Rio de Janei-
Construyendo la argentinidad: migrantes
bolivianos bajo una óptica antropológica
Comentario al libro de Marta Giorgis, La virgen prestamista. La fiesta de la Virgen de
Urkupiña en el boliviano Gran Córdoba. Buenos Aires, Editorial Antropofagia/IDES-CAS,
2004.

Gabriela Alejandra Karasik

El libro de Marta Giorgis se suma a A través de las páginas de este livianos en el interior del país, ya
una ya bastante respetable lista de libro Giorgis muestra un amplio co- que la mayor parte de las investiga-
publicaciones sobre las migraciones nocimiento de las formas culturales ciones sobre estas migraciones, en
bolivianas en la Argentina, en parti- asociadas tanto con el sistema de general se ha focalizado en la pro-
cular sobre aspectos culturales e presterío en Bolivia, como con las vincia y la ciudad de Buenos Aires
identitarios, los que habiendo sido Fraternidades y conjuntos de danzas (donde reside la mayoría de los mi-
señalados ya en las primeras investi- que en ese país son denominadas fol- grantes de este origen en la Argen-
gaciones de Villar, han tendido a klóricas. Estando ambas formas am- tina desde 1980): la Capital Federal
ocupar la atención de la mayoría de pliamente extendidas en el vecino (Gloria Ardaya Salinas y Alejandro
las investigaciones sobre esta pobla- país, en las últimas décadas se ha ve- Grimson) y ciertas zonas del sur del
ción en las últimas décadas. rificado su presencia en localidades Gran Buenos Aires, La Plata y en
En este caso, el libro se centró en de la Argentina y de otros países general del “Cinturón Verde” (con
la fiesta de la Virgen de Urkupiña donde hay inmigración boliviana. las investigaciones de Roberto Be-
que realizan residentes bolivianos La intensa y visible ceremonia- nencia, Sergio Caggiano, Gabriela
del sur de la ciudad de Córdoba (Ar- lidad desarrollada por los/las mi- Karasik, el equipo de Adriana
gentina), apuntando a reconstruir grantes bolivianos en la Argentina Archenti, entre otros/as). Puede
ha recibido mucha atención, por su mencionarse un número mucho
“el significado de la fiesta de la Vir- doble dimensión de “puerta de en- menor de investigaciones para otras
gen de Urkupiña recorriendo el ca- trada” al conjunto de relaciones so- áreas de destino importantes de esta
mino de los intercambios recíprocos ciales significativas dentro de la “co- colectividad migratoria, como Men-
que tienen lugar en el proceso migra- lectividad” y de lo que aparece doza, Salta y Jujuy (Karasik y Be-
torio, laboral y festivo, esto es, en el como ámbito privilegiado de la/s po- nencia), y Córdoba (Giorgis), sin
lapso y las obligaciones que median lítica/s de identidad de la colecti- mencionar otras provincias donde
las entradas y salidas a trabajar, y vidad boliviana. En esta línea, se hay asentamientos de este origen,
entre las entradas y salidas a la fiesta han estudiado este tipo de celebra- como Tucumán (Rivera Sierra) o
y a los cargos. Esta celebración se re- ciones en la Argentina, especial- Río Negro. En este marco, el trabajo
veló, así, como un espacio social don- mente la celebración de la Virgen de de Marta Giorgis es un aporte en
de sus participantes llevan a cabo Copacabana y –de más reciente ex- términos del conocimiento de una
una serie de intercambios recíprocos, pansión en la Argentina– la de colectividad que en la Argentina
disputando y consolidando el lugar Urkupiña (cf. Ardaya Salinas, 1978; tiene una gran diversidad interna,
de la nacionalidad al interior de la Laumonier, Rocca y Smolensky, según antigüedad, localización, o
Argentina, y el lugar de la particula- 1983; Karasik 1987; Grimson 1999; trayectoria social, por mencionar al-
ridad étnica y del status social al inte- entre otros). gunos de los factores de variación
rior de la colectividad boliviana de Este trabajo de Marta Giorgis re- más notables.
Córdoba”.(Giorgis, 2004:112) presenta un saludable signo de aten- Entre los méritos más impor-
ción a la presencia de residentes bo- tantes de este trabajo,figuran sin

•209•
210• Construyendo la argentinidad: migrantes bolivianos bajo una óptica antropológica

duda las páginas que trasuntan una tintos participantes, así como la ca- “entradas y salidas” del país y de la
etnografía minuciosa y sensible de racterización de “climas” asociados fiesta:
un conjunto de prácticas articuladas con diferentes momentos de la
por la Fiesta de la Virgen de Urku- fiesta: la comida, el baile de los Ca- “De acuerdo a la perspectivas
piña de los residentes bolivianos de porales y los Tinkus, la entrega de de estos pobladores, y como se ha
un barrio popular del sur del Gran las colitas y el prendido de billetes, y visto en el transcurso de la exposi-
Córdoba. Son excelentes las des- el imperdible registro de los dichos ción, la migración es definida como
cripciones de Giorgis del ciclo anual del locutor o “animador” en la “entradas y salidas a trabajar” más
de la celebración, que a través de la fiesta, logrando transmitir aromas, que como un viaje unidireccional
descripción de las “fases de la sonidos, e imágenes en lo que ella definitivo. Esta concepción se ex-
fiesta”, va desplegando la “estruc- denomina la “estética de la sensoria- presa también en la fiesta, de la
tura” de la celebración, presentando lidad” de los festejantes bolivianos cual entran y salen. En ambos ca-
los términos nativos y los mo- (Giorgis 2004:30). sos “entrar” y “salir” es vivido
mentos, las prácticas y en particular El capítulo 2 aborda un conjunto como parte de una carrera ascen-
las relaciones sociales que implican. amplio – quizás demasiado – de dente en las actividades tanto labo-
Describe minuciosamente el com- cuestiones articuladas sobre la con- rales como las festivas” (ibi-
plejo ciclo de actividades que se dición de trabajadores migrantes de dem:101).
inicia con el rodeo de colaboradores los/las residentes bolivianos de Cór-
por parte de los pasantes (que ten- doba. En contraste con su des- Pero, en contraste con la minu-
drán la responsabilidad mayor en la pliegue de conocimientos sobre la ciosidad que se manifestó en el re-
fiesta), y que termina con la fiesta y ceremonialidad y el mundo religioso gistro de la celebración, el trata-
el compromiso de los que serán pa- y cultural de los Andes bolivianos, miento del proceso migratorio y las
santes al año siguiente. no son significativos sus aportes condiciones de vida de los mi-
Sobre la base de una estructura sobre las migraciones bolivianas y grantes aparece desdibujado, del
basada en transformaciones del sis- los procesos de inserción económica mismo modo que se observa que ese
tema de cargos bien conocido para y social en Córdoba. Su manejo de paralelismo no resulta fundamen-
las áreas andina y mesoamericana, información sobre trayectorias mi- tado, a causa de la confusión entre
Giorgis describe las prácticas con- gratorias y laborales de varios resi- los fenómenos de movilidad territo-
temporáneas de la fiesta de la dentes, se desdibuja en narraciones rial y las formas de conciencia aso-
Virgen de Urkupiña en Córdoba, de cuya lógica en el texto es difícil de ciadas, como por la inclusión pro-
un modo claro y a la vez vívido, des- captar, debilitando una de las hipó- blemática de consideraciones sobre
tacando en cada momento y con- tesis fuertes del texto, sobre el para- la “intención” (de ir y venir, de que-
junto de prácticas, las relaciones so- lelismo entre el proceso migratorio y darse) de los migrantes, sin consi-
ciales que se ponen en juego, dentro la fiesta. derar que los residentes de Villa El
y fuera de la fiesta, para garantizar su En base a la consideración de un Libertador no provienen solamente
desarrollo y su continuidad. Entre patrón de movilidad característico de Cochabamba, sino también de
otros tramos del texto, son exce- de un sector importante de los mi- Potosí y en menor medida otros de-
lentes los párrafos dedicados al tras- grantes bolivianos a la Argentina y partamentos (ibidem:58).
paso del cargo de los pasantes sa- bastante conocido para los que pro- El grueso de este capítulo se es-
lientes a los entrantes, donde des- vienen de algunas zonas de Cocha- tructura sobre la narración de
cribe los actos públicos que celebran bamba (entre los que es frecuente breves historias de vida – “trayecto-
a los viejos pasantes y comprometen realizar varias entradas y salidas al rias personales” – de residentes boli-
a los nuevos, como en la sensible país, con diferentes temporalidades, vianos implicados con la fiesta, en-
descripción de la cueca y el brindis antes de asentarse en la Argentina o garzando en su escritura elementos
entre ellos. La descripción – que en retornar a Bolivia: cf. Ardaya S. que aportan elementos sobre la ce-
estos tramos se luce como una de las 1978; Dandler y Medeiros 1991, lebración y los grupos de danza. A
herramientas menos ingenuas y de Balan 1990), la autora propone una través de estas historias, la autora va
más difícil aplicación de la etno- relación de paralelismo entre la po- desarrollando aspectos de la historia
grafía –incorpora el registro particu- sición migratoria y en la fiesta, a y el funcionamiento de las princi-
larizado del movimiento de los dis- través de la identificación de las pales Fraternidades de danza relacio-
Anuario IDES–CAS < Crítica de libros •211

nadas con la devoción de la Virgen nómica y los lazos en la comunidad, sobre la unión de las dos vírgenes ar-
de Urkupiña (“Jallalla Bolivia, las trayectorias presentadas no gentina y boliviana en el taypi
Tinkuy Potosí” y los Caporales dejan claro el “paralelismo entre la (ibidem:106); o en la extrapolación
“Urkupiña” y “Sentir Boliviano”), fiesta, el trabajo y el prestigio social –sin mediaciones– del significado de
así como de pequeñas historias en que representa el ejercicio de los los tinku entre las comunidades del
torno a la condición de pasantes, y cargos…” (ibidem:101, cap.3), ni lo norte de Potosí a la experiencia de
las relaciones con instituciones que significaría en cada uno de esos los residentes bolivianos en Cór-
como el Centro de Residentes Boli- casos “ascender” o “descender”. doba (ibidem:109).
vianos o el Consulado de Bolivia. Al terminar la lectura de este vo- Aún destacando la sensibilidad
Esta estrategia resulta interesante lumen resalta una tensión no re- de la información sobre la celebra-
para la exposición de diferentes ele- suelta entre las interpretaciones y ción de esta fiesta y sobre las Frater-
mentos de la celebración, engar- explicaciones de Giorgis, y las crí- nidades de danza, el texto termina
zados en el devenir de la vida de los ticas que realiza en las primeras pá- dejando en el lector/a una “sedi-
residentes; allí muestra los reco- ginas a enfoques que considerarían mentación” no buscada (ibidem: 9,
rridos por trayectorias ceremoniales “a las identidades como `básicas` y 23): a saber, la referencia a una “bo-
(pasantes, padrinos/madrinas, baila- `dadas` y a los grupos étnicos y/o livianidad” que (sin otras aclara-
rines, directores de danza, devotos) nacionalidades, como `inmodifica- ciones o agregados, como se plantea
al tiempo que aporta elementos bles´ en el encuentro con otras cul- en textos como el de Grimson,
sobre conflictos entre organiza- turas” (pg.14), enunciado cuando 1999) termina postulando y cons-
ciones, de liderazgos, de posiciones. critica el enfoque de Laumonier, truyendo “la (una) argentinidad”.
Sin embargo, la estrategia se ve de- Rocca y Smolensky (1983) en su es- La esencialización parte de una
bilitada por algunas cuestiones. En tudio sobre la Fiesta de la Virgen de insuficiente (y entiendo que desca-
términos formales, se observa que Copacabana en el Gran Buenos minada) problematización de “lo ét-
través de las “trayectorias” despliega Aires. nico” y “lo nacional”, que es funda-
información de sumo interés, pero En verdad, el modo en que utiliza mental si se quiere comprender la si-
que su tratamiento es desparejo en como clave de interpretación privi- tuación de los bolivianos en la
extensión, profundidad y en temá- legiada al concepto de reciprocidad y Argentina:
ticas desarrolladas. Varias de las en general la referencia casi sin me-
descripciones son seguidas por ex- diaciones a formas de la cultura an- ”En la fiesta de la Virgen de
plicaciones e interpretaciones de las dina y boliviana, orientan un tipo de Urkupiña los migrantes organizan
que no puede seguirse las media- lectura de sus materiales etnográ- sus diferencias socioculturales en
ciones conceptuales que las habili- ficos que parece confinar a los mi- una doble frontera que es resultado
tarían, lo que en el capítulo 3 y úl- grantes bolivianos en “repertorios” de una doble interacción: una in-
timo se hace más evidente. Algunas culturales e ideológicos, que re- ternacional, entre bolivianos y
reflexiones sobre las fracturas “ét- miten a mundos coloniales, o a la argentinos, otra intraétnica, en-
nicas y de clase” entre los residentes experiencia de las comunidades tre potosinos y bolivianos. Asi-
y sus procesos organizativos campesinas de Perú y Bolivia, o al mismo esta ùltima plantea una ter-
(ibidem:83-84), o las considera- mundo minero boliviano, estable- cera contrastación y confrontación
ciones sobre razones personales para ciendo finalmente nociones poco que es internacional e interétnica
asumir cargos en la fiesta flexibles de lo “andino” y lo “boli- a la vez: entre potosinos y argen-
(ibidem:88-89) entre otros tramos, viano”. Esto se observa en su recu- tinos” (ibidem:99; subrayado mio
ameritarían la puesta en considera- peración en el capítulo 3 de ante-
ción de más elementos que los pre- riores argumentaciones sobre la re- En diversas partes del texto se
sentados, ya que pueden terminar ciprocidad, en particular en el presenta a Potosí, “el departamento
pareciendo afirmaciones arbitrarias. acápite sobre “Los devotos”, donde de Bolivia donde se mantienen vi-
La potencia literaria de la imagen desarrolla una lectura de las rela- gentes muchas de sus tradiciones y
de “entrar” y salir” pierde efecti- ciones sociales en términos exclu- costumbres de épocas pasadas”,
vidad al constatar que, si bien hay sivos de “intercambio de dones y como fuente o referencia de bolivia-
una fuerte relación entre poder contradones” (ibidem:103-105); nidad (cf. las descripciones de la ves-
asumir un cargo y la capacidad eco- pero también en su interpretación timenta y la danza de los Caporales y
212• Construyendo la argentinidad: migrantes bolivianos bajo una óptica antropológica

de los Tinkus, pgs. 46-47 y 63-65). y regional, que en el artículo de cuales “los potosinos” serían su ex-
Giorgis sugiere que los migrantes Lagos (1993) que la autora cita, fue presión más acabada) y “los argen-
potosinos “saben más” sobre las ce- caracterizada como su nacionaliza- tinos”. Pero los argentinos implícita-
lebraciones y “la tradición” que los ción. mente evocados no serían, por
cochabambinos, como se ve en este El término “bolivianidad” apa- ejemplo campesinos/as o trabaja-
comentario sobre una frase de un rece un par de veces desde las pri- dores/as por cuenta propia de al-
pasante de la Virgen: meras páginas, y se expresa tanto en guna provincia (como lo sugeriría la
la búsqueda de la autenticidad y el afirmación anterior sobre la valora-
“La explicación que proporcio- arcaismo mencionados o en la atri- ción del trabajo), ni tampoco ju-
na Severino de `no saber muchas bución de carácter “nacional” a los jeños/as o salteños/as, algunos de los
cosas´ es difícil de aceptar. Potosí residentes bolivianos (hablando cuales comparten algunos rasgos
es el departamento de Bolivia don- sobre la valoración del trabajo de un que la autora menciona como “boli-
de se mantienen vigentes muchas residente interpreta que éste “No vianos”. Se asigna carácter “na-
de sus tradiciones y costumbres de hace referencia al número de horas cional-boliviano” a bienes y prác-
épocas pasadas. […] La negativa como lo haría un trabajador argen- ticas como los “misachicu” (pg. 77),
de Severino a continuar su relato tino […]”, pg.76), como en la poca o las “chuspas” e instrumentos mu-
parece indicar que no quiere hablar importancia dada al análisis de los sicales como “charangos, zampoñas,
acerca de la tradición por temor a procesos asociados con la co-exis- quenas y cajas” (pg.42) o la práctica
ser identificado con estas costum- tencia con la población que no es del coqueo (pg.47), y así se “ex-
bres ancestrales […] [que son con- boliviana. Esboza situaciones intere- pulsan” formas y procesos (en este
sideradas “salvajes y paganas”]. santísimas que no analiza: el caso de caso, culturales) de la “argenti-
Su decisión de no hablar, justifica- las 2 vírgenes “del trabajo” (la ar- nidad”. Nótese que no me he refe-
da en que llegó muy chico y asocia- gentina y la boliviana); la ceremonia rido a bienes y prácticas cuya locali-
da a que sus compadres son argen- “de la unidad” con la Virgen del zación en territorio argentino se
tinos, puede estar relacionada con Valle; las 2 Vírgenes de Urkupiña; deba a las migraciones modernas bo-
esa realidad. En ese mismo sentido la condición argentina y boliviana livianas, sino a prácticas comunes a
es difícil que Rossi [dueño de la de la dueña de la Virgen Chiquita y todo el sur andino. También en
imagen de la Virgen Grande y fun- la de los hijos/as nacidos en el país Jujuy y Salta (así como en Mendoza,
dador de la Fraternidad de los Ca- de los residentes; las pautas matri- Tucumán y tantas provincias) la po-
porales], originario de Cochabam- moniales; los modos en que parti- blación boliviana realiza fiestas de la
ba, sea quien `realmente conoce´, cipan los “paisanos” y los “criollos”; Virgen de Urkupiña, Copacabana,
siendo que en esta región y como se etc. Podrían ser otras quizás las si- Chauguaya y de otras regiones de
vio en la fiesta de la Virgen de tuaciones o los procesos analizados, Bolivia, y diversas Fraternidades
Urkupiña, se ponen en evidencia pero sin duda las exploraciones en bailan danzas en su honor. Pero
con mayor intensidad los procesos este tipo de espacios le permitirían además, esas formas de celebración
de modernización que se han pro- acceder más plenamente a los pro- y expresión, por lo menos en Salta y
ducido en muchas de las costum- cesos de resignificación de las Jujuy, están difundiéndose muchí-
bres tradicionales” (ibi- formas culturales, y a los vinculados simo no solamente entre los “pai-
dem:77-78). con el modo en que “viven y con- sanos” y sus hijos, sino entre la po-
ciben la migración desde Bolivia a blación nativa en general, represen-
Pero la Virgen de Urkupiña pro- Córdoba” (pg.9). tando fenómenos culturales cuya
viene de Cochabamba y no de Po- La bolivianidad y la argentinidad comprensión se empobrecería de in-
tosí. Han sido justamente esos pro- (esta última no es planteada explíci- tentar examinarlos bajo la óptica de
cesos de “modernización” los que tamente) se construyen a partir de la bolivianidad o la argentinidad.
habilitaron la ampliación a través la marcación exacerbada de diferen-
del tiempo de su convocatoria social cias entre “los bolivianos” (de los
Anuario IDES–CAS < Crítica de libros •213

Bibliografía

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Notas

* CONICET / Universidad Nacional de Jujuy.


Email: karasikgabriela@imagine.com.ar
214• Cambios y permanencias, el juego de lo visible y lo invisible

Cambios y permanencias, el juego


de lo visible y lo invisible
Comentario al libro de Kristi Anne Stolen, La decencia de la desigualdad. Género
y poder en el campo argentino. Buenos Aires, Editorial Antropofagia, 2004.

Susana Rostagnol

El título es sugestivo y cuestiona- la analiza como sistema de género. el consumo de la chacra –central-
dor. A medida que se avanza en la Esto le permite a la autora esbozar mente definido hasta los ínfimos de-
lectura una se introduce progresiva- las relaciones de género mientras a- talles como la compra de zapatos
mente en el mundo de Santa Ceci- naliza y discute las conceptualiza- para los miembros de la familia ex-
lia, colonia de friulanos ubicada en ciones de chacarero –distinguiéndo- tensa-. La producción para el con-
el norte de Santa Fé. El libro revela lo de campesino y de empresario ca- sumo, a diferencia de aquella desti-
un conocimiento preciso, agudo y pitalista-, de cultura agraria donde nada a la comercialización, es res-
pormenorizado de la realidad, pro- producción y consumo se organizan ponsabilidad exclusiva de las
ducto de dos largas estadías, distan- en buena medida a través del paren- mujeres, no se tecnifica aunque su-
ciadas unos 15 años una de la otra. tesco y la residencia. La autora se fre modificaciones ligadas a las rela-
De manera conjunta a la observa- detiene en este punto realizando un ciones comerciales más amplias de
ción en el terreno, Kristi Anne Sto- abordaje particularmente rico. Des- abastecimiento.
len analiza cada detalle en su inte- cribe y analiza las familias exten- El análisis de la chacra como u-
racción con el contexto nacional y didas jerárquicamente organizadas, nidad de producción revela la im-
regional. Asimismo se percibe la donde el “padre” tenía total libertad portancia de las relaciones de gé-
descripción permanentemente en- para tomar todo tipo de decisiones, nero, “los hombres y mujeres tienen
trelazada con lo conceptual, el juego algunas de sus entrevistadas casadas diferente acceso y control sobre los
entre la observación empírica y la a principios del siglo XX se referían a recursos tales como la tierra, la tec-
elaboración conceptual es una cons- “la tiranía de los suegros”; las hijas nología, los ingresos; poseen dife-
tante. no heredaban la tierra, al casarse rentes tipos de habilidades y conoci-
Kristi Anne Stolen presenta de iban a vivir a la chacra de sus sue- mientos, y que el trabajo está divi-
modo fluido, sin perder densidad, el gros; si una mujer permanecía sol- dido en términos de tareas para
devenir de Santa Cecilia a lo largo tera era heredada junto a la tierra; hombres y para mujeres”. Esta cons-
de más de medio siglo, con lo cual era de uso la práctica de la dote que tatación la lleva a querer propor-
alcanza uno de sus objetivos, “en- funcionaba como mecanismo para nerse “explorar empíricamente la
tender un fragmento de la realidad eliminar al yerno como posible ene- intersección entre las transforma-
argentina en un tiempo histórico migo potencial en conflictos rela- ciones socio-económicas y los cam-
concreto y (…) una contribución a tivos a la herencia. Estos elementos bios en las relaciones y percepciones
la consolidación de la etnografía de constituyen y están en el fundamen- de género”.
este país”. El libro sigue su propia to del sistema de producción y con- Los relatos de las mujeres, algu-
trayectoria, de los estudios campe- sumo. Se entrelazan con la moda- nas ya viejas que en su primera es-
sinos a los estudios de género, lo que lidad de una producción destinada a tadía en la colonia cuentan sus vidas
le permite un abordaje original. la comercialización –en manos de de niñas y jóvenes; y otras de dis-
Consta de dos partes bien dife- los hombres pero con la participa- tintas edades con quienes en su tra-
renciadas, en la primera se analiza la ción ocasional de mujeres- que se bajo de campo a fines de los ’80 se
chacra como sistema socio-econó- tecnifica con el paso del tiempo; y reúne mensualmente para celebrar
mico, mientras que en la segunda se con las manera en que se estructura los cumpleaZos y hablar cosas de mu-

•214•
Anuario IDES–CAS < Crítica de libros •215

jeres, constituyen una entrada privi- Kristi Anne Stolen analiza las re- poca influencia en su potencialidad
legiada para comprender las sutiles laciones de género privilegiando para casarse; se cree que será capaz
formas de poder que toman las rela- tres dominios: la sexualidad y la pro- de modificar su conducta” (149).
ciones de género y su lugar prepon- creación; el trabajo, y el poder y la Existe una serie de reglas implí-
derante en el mantenimiento de la autoridad. De los tres, el que recibe citas sobre el matrimonio, la mujer
estructura social de la colonia. Sos- más atención es el primero; resulta debe ser menor que el marido, “de-
tiene Stolen que las relaciones muy sugerente la fina hilación con be ser conquistada y si quiere ser res-
hombre-mujer no constituyen una que relaciona estos aspectos con la petada, la conquista no le debe re-
oposición entre pares, sino que estructura social en su conjunto. sultar muy fácil al hombre” (145), se
“están jerárquicamente estructu- “Mi propuesta es que las nociones rechaza el matrimono interétnico,
radas” (136). A partir de su mate- de diferencia de género y jerarquía y especialmente de mujeres gringas
rial empírico, la autora plantea que la intensa preocupación respecto de con hombres criollos. En varios te-
“la dominación masculina en Santa la sexualidad, especialmente la se- rrenos, pero especialmente el de la
Cecilia se basa en la hegemonia y no xualidad femenina, tienden a sobre- sexualidad femenina, el alter es co-
en el control directo”. Identifica el vivir las transformaciones econó- locado en las mujeres criollas, sobre
género como eje organizador de re- micas debido a que están profunda- quienes se dice que son de sangre ca-
laciones sociales. mente enraizadas en el catolicismo, liente.
Coloca así lo que estimo es el el cual históricamente y en el pre- Entre los colonos el amor se con-
punto más ambicioso de su investi- sente es una fuente poderosa de cibe comprendiendo el cuerpo y el
gación: la relación entre los cambios doctrinas de género que fuertemen- alma. Las relaciones sexuales fuera
acaecidos en los planos social (in- te influencian las relaciones y per- del matrimonio están prohibidas,
cluyendo las modificaciones de las cepciones hombre-mujer” (34) por lo tanto el adulterio es mal visto
unidades domésticas) económico, Entre los aspectos ligados a la sexua- tanto si lo comete una mujer como
político, tecnológico y la permanen- lidad y la procreación, la autora ana- un hombre. Sin embargo, en el caso
cia de la subordinación femenina, liza el sentido de la virginidad pre- de los hombres, “el adulterio es per-
que cambia sus formas pero no sus marital y la fidelidad en el matri- cibido como una manifestación de
estructuras centrales. Específica- monio, los cuales constituyen dos rechazo emocional (…) como es-
mente, Kristi Anne Stolen pretende ejes centrales en las vidas tanto de tigma social [a la esposa que no lo
–y lo logra- dar cuenta de la dis- los hombres como de las mujeres de sabe complacer], a menos que el
tancia entre las prácticas y las ideas, Santa Cecilia, aunque con valores marido sea catalogado como muje-
donde unas cambian, mientras que diferentes. En el caso de las mu- riego” (151). Entre las mujeres e-
las otras se mantienen. Presenta jeres, se les enseña a las niñas xiste un gran temor por el abuso se-
abundante manterial empírico que gringas a comportarse de modo de xual y se toman medidas para evi-
le permite sustentar su propuesta, no provocar el deseo masculino. La tarlo, aún cuando no se ha
“mientras la modificación en el virginidad constituye un valor para registrado ningún caso en Santa Ce-
comportamiento refleja respuestas a la mujer, no estando en juego el cilia. Hombres y mujeres participan
los cambios económicos, sociales y honor de la familia, a diferencia de por igual en sus valoraciones de la
estructurales, esto no necesaria- las culturas mediterráneas. Una sexualidad.
mente conduce a un cambio a nivel mujer embarazada como resultado En cuanto a la procreación, en su
de las ideas; los sistemas de género de relaciones prenupciales “lleva última estadía la autora encontró
pueden ser adaptados o recreados siempre una mancha, pero su acep- que se había popularizado el uso de
más que transformados. Los cam- tación social dependerá de su com- métodos anticonceptivos, de modo
bios en el comportameinto pueden portamiento” (149). Por el con- que las relaciones sexuales se habían
también ser estrategias para pre- trario, “el valor social de un hombre separado de la reproducción en la
servar elementos básicos de estilo no depende de su pureza carnal, mayoría de los matrimonios. Mu-
de vida o tradiciones, sólo modifi- puede ser criticado por llevar una chas de las mujeres decían men-
cadas para adaptarse a nuevas cir- vida sexual inmoral pero no tiene cionar el uso de anticonceptivos en
cunstancias” (32) Este es justa- manchas. Si es conocido como un sus confesiones al cura. El menor
mente el núcleo de su investigación. hombre honesto, trabajador y serio, número de hijos por familia acom-
sus experiencias sexuales tienen paña un cambio en las dinámicas de
216• Cambios y permanencias, el juego de lo visible y lo invisible

las unidades domésticas por un lado económcos en la región (mecaniza- mónicas. “La alta valoración de la
(pasan de trigeneracionales a nu- ción de la producción, migración decencia, la idealización del amor,
cleares) y de los modos de trabajo hacia las ciudadedes, expansión de el matrimonio y la maternidad, res-
por otro (mayor tecnificación que la educación y el mercado laboral tringen a las mujeres a la esfera do-
necesita menor mano de obra). urbano) que junto a la nucleariza- méstica y obstaculizan su posibi-
La Iglesia Católica se erige como ción de la familia, a la que corres- lidad de beneficiarse con nuevas
eje central en la vida de la colonia, ponde una mayor influencia de las oportunidades”. (234)
siendo un catolicismo que presenta mujeres jóvenes en la toma de deci- Probablemente el mayor aporte
más similitudes con el mediterráneo siones sobre la chacra, podrían de “La decencia de la desigualdad.
europeo que con el criollo, donde hacer pensar en una modificación Género y poder en el campo argen-
hubo elementos de sincretismo, en las relaciones de dominación. tino” sea presentar de una manera
sobre lo cual también abunda el Sin embargo, las mujeres “están amena y con la contundencia del
libro. atrapadas en una red de mistifica- material empírico el cruce entre las
El análisis del uso del tiempo ción de la ideología de género domi- transformaciones socioeconómicas
libre en mujeres y hombres tanto ca- nante que las ubica en una posición y las permanencias en la subordina-
sados /as como solteros/as también de subordinación en la jerarquía de ción de género. Con frecuencia los
es revelador de estrategias de domi- género. La dependencia emocional trabajos dedicados al analisis de los
nación compartidas por todos los se ha vuelto cada vez más impor- cambios sociales y económicos invi-
miembros la colonia. El chisme –en tante como fuerza articuladora sibilizan en segundo plano los meca-
las dos modalidades en que lo ana- dentro del grupo familiar.”(233) nismos de subordinación de género;
liza la autora- actúa como un con- Kristi Anne Stolen pone en evi- acá aparecen enlazados, colocados
trol social de primer nivel, constitu- dencia las interrelaciónes entre la en un mismo nivel, mostrando las
yendo otra estrategia de domina- organización social y las subjetivi- intrincadas relaciones entre cam-
ción. dades de las personas que sustentan bios en las prácticas y permanencias
A modo de conclusión, la autora esa organización, mostrando el fun- en las ideas, entre las acciones co-
pasa revista de una serie de cambios cionamiento de las ideologías hege- lectivas y sustentos subjetivos.
Antropología y Política. Oportunidades
y desafíos de la antropología social
en la Argentina
Comentario al libro de Ana Rosato y Fernando A. Balbi, (eds). Representaciones
sociales y procesos políticos. Estudios desde la Antropología Social. Buenos Aires,
Editorial Antropofagia/IDES-CAS, 2003.

Germán Soprano

“Así, los dos términos de la expresión ´antropología de la política´ tienen un estatuto desigual: la antropología
aquí se define por el proyecto minucioso de confrontar configuraciones de valores por intermedio de un proceso
artesanal, etnográfico e, implícita o explícitamente, comparativo; la política se reconoce como el objeto de inves-
tigación, el esquema nativo”.
Mariza Peirano. Prólogo a Carla Costa Texeira. A honra da política.

Introducción mopolita y anclado en cuestiones de formación de identidades y la inter-


interés en la agenda pública nacio- vención pública de algunos actores
Los siguientes comentarios sobre nal- que involucra al conjunto de las sociales caracterizados como “movi-
Representaciones sociales y procesos ciencias sociales. mientos sociales” que demandan
políticos: Estudios desde la antropolo- Desde fines del siglo XIX hasta las condiciones de acceso y de realiza-
gía social se inscriben en una preocu- décadas de 1960-1970, las ciencias ción de derechos civiles y sociales,
pación más general en torno a la re- antropológicas en la Argentina se tales como “villeros”, “pobres”,
novación de los estudios sobre la abocaron a la identificación y carac- “campesinos”, “mujeres”, “desocu-
política en la Argentina durante es- terización de la “otredad interna de pados”, “piqueteros”, entre otros. Sin
tos últimos años. Una renovación la nación” (Guber y Visacovsky embargo, el universo de relaciones
vinculada con el desarrollo de nue- 2000) a través del estudio de las po- sociales que los actores objeto de
vos enfoques teóricos y metodológi- blaciones indígenas en el período estas investigaciones denominan
cos y la actualización de otros clási- prehispánico (la arqueología), en el como específicamente “políticas” ha
cos poco explorados en el debate presente (la etnología), y de las su- permanecido desatendido por la mi-
académico local, en relación con el pervivencias del encuentro his- rada antropológica, más aún cuando
análisis de problemas y objetos de pano-indígena en la actualidad (el se trata de aquellas comprendidas en
estudio desconsiderados por antro- folklore). Un examen de la produc- el ámbito de los partidos políticos y
pólogos y otros científicos sociales ción académica realizada durante las las agencias estatales. Seguramente
en la Argentina. La lectura del libro primeras tres cuartas partes del siglo ningún antropólogo social estaría
compilado por Ana Rosato y Fer- XX pone de manifiesto que la selec- dispuesto a negar alguna eficacia so-
nando Balbi ofrece una excelente ción de temas canónicos no com- cial a esas relaciones “políticas” en la
ocasión para reflexionar sobre las prendió a instituciones y actores so- producción y reproducción de la vida
oportunidades y desafíos que se pre- ciales protagonistas de la política en cotidiana de las poblaciones que es-
senta a los antropólogos sociales de el Estado y la sociedad nacional. A tudian; pero ante este generalizado
inscribirse en este proceso de reno- partir del proceso democrático desinterés por la política partidaria y
vación, participando desde una abierto en 1983, los antropólogos so- estatal, vale la pena arriesgar algunas
perspectiva original en un debate ciales revirtieron parcialmente esta hipótesis que podrán ser mejor ex-
–de interlocución académica cos- tendencia interesándose por la con- ploradas por investigaciones que

•217•
218• Antropología y Política. Oportunidades y desafíos de la antropología social en Argentina

tengan por objeto una historia y an- sociedades de origen de los antropó- conómico, religioso, que debían ser
tropología social de la disciplina en la logos, la respuesta sería negativa, estudiados por subdisciplinas de la
Argentina. En este sentido, la pro- pues en la división del trabajo de las antropología social como la antro-
ducción de una antropología de la polí- “sociedades primitivas” no existían pología política, antropología eco-
tica que proponen Rosato y Balbi campos específicos que los nativos nómica, de la religión. Y, por otro
ofrece pistas para esbozar alguna ex- definiesen y construyeran con tal lado, los artículos revelaban la labi-
plicación a esta cuestión. fin. Ahora bien, si la política com- lidad de las fronteras existentes en
prende -siguiendo un sentido aristo- el terreno de las relaciones cotidia-
télico amplio- la naturaleza, funcio- nas entre el universo de hechos so-
De la antropología nes, formas y técnicas del gobierno, ciales que los antropólogos hacían
política a la antropología entonces podría arribarse a una con- caer bajo el rótulo de la política y
de la política clusión afirmativa. Una segunda otras esferas de la vida social. Poco
pregunta se suscitaba solidaria con tiempo después, Max Gluckman
La lectura de manuales de teoría po- la anterior: ¿Cómo se ejerce la admi- produjo otra renovación en el pro-
lítica nos dice que “política” es una nistración del gobierno en “socie- grama de la subdisciplina desplegan-
categoría que deviene de la palabra dades sin Estado” y “sin derecho es- do una microfísica del poder en las
griega “polis”, referida a la ciudad y crito”? (y, en este sentido, las preo- relaciones interindividuales. De es-
más específicamente a la interven- cupaciones de los antropólogos eran te modo, si en el primer caso se con-
ción de los ciudadanos en los asuntos afines con las de los administradores siguió descentrar el espacio de la po-
públicos. Para Aristóteles la política coloniales). Analizando sociedades lítica del exclusivo ámbito estatal
comprendía el estudio de la naturale- históricas y contemporáneas, con- donde fue confinada por diversas
za, funciones, formas y técnicas del cluyeron que el parentesco, los li- tradiciones clásicas y modernas de
gobierno. En continuidad con la tra- najes, las costumbres y otras institu- la teoría política, asignando una vo-
dición griega clásica, la teoría políti- ciones sociales cumplían en estos cación más universal a la política;
ca occidental moderna ha considera- casos con las funciones de gobierno en el segundo caso, la dispersión de
do los fenómenos “políticos” como y justicia que en las sociedades occi- la política alcanzó un grado tal que
pertenecientes al orden público de la dentales modernas ejercían cuerpos termina resultando imposible atri-
vida social y al interés colectivo, por especializados. buirle algún tipo de especificidad
oposición al orden particularista de El programa fundacional de la sustantiva.
la esfera privada. Además, considera antropología política enunciado en Rosato y Balbi reseñan -desde una
que el desarrollo de los sistemas polí- Sistemas políticos africanos por Ed- mirada crítica- estos programas fun-
ticos en los Estados modernos con- ward Evans-Pritchard y Mayer For- dacionales y otros producidos a lo
llevó la producción de un campo so- tes en 1940 indudablemente contri- largo de la segunda mitad del siglo
cial diferenciado –la “política”– en el buyó a esclarecer sobre la especifi- XX y, finalmente, toman posición en
que intervienen activamente unos cidad del estudio de la política en favor de una antropología de la polí-
actores sociales específicos –los “po- sociedades no occidentales. Sin em- tica; esto es, por una perspectiva que
líticos”. En esta perspectiva, la “polí- bargo, presentaba una inconsisten- se distancia de la taxonomía natura-
tica” constituye un campo de relacio- cia entre su definición programática lista de Radcliffe-Brown -que definía
nes sociales distinto de la “econo- apegada al modelo dominante en las a priori la sustancia política, econó-
mía”, la “religión”, entre otros. ciencias naturales de la época de- mica y/o religiosa de un fenómeno
Desde la segunda mitad del siglo fendido por Alfred Radcliffe-Brown social-, y que se adecua mejor al en-
XIX, los antropólogos han trabajado y la presentación de resultados de foque que Marcel Mauss desarrolló
a partir de estos presupuestos a la las monografías etnográficas produ- en el Ensayo sobre los dones en la
hora de comprender las llamadas cidas por los participantes de este comprensión de hechos sociales to-
“sociedades primitivas” o “socieda- emprendimiento. Esto es, por un la- tales. En este sentido, los compila-
des sin Estado”. Se preguntaban: ¿Es do, programáticamente se recurría a dores de Representaciones sociales y
posible reconocer en tales socieda- una taxonomía que reproducía en el procesos políticos señalan que la op-
des un campo de lo social específica- mundo primitivo las divisiones atri- ción por una antropología de la polí-
mente político? Si entendemos la buidas al mundo moderno entre un tica permite relativizar la concepción
política tal como se presentan en las campo específicamente político, e- de la política como un dominio espe-
Anuario IDES–CAS < Crítica de libros •219

cífico de la vida social, sin que ello trabajo de campo etnográfico, cons- política que dé cuenta de los pro-
necesariamente implique sostener la tituye una consecuencia inevitable cesos socio-históricos que se pre-
inexistencia de alguna especificidad del análisis antropológico, ya que la tende analizar; por otro lado, atender
de lo político. Antes bien, la antro- reconstrucción de los puntos de vista a las perspectivas nativas sobre la de-
pología social buscaría de demostrar nativos producida por el investigador finición de “la política”. Ambas alter-
dicha especificidad desde un análisis es una representación teóricamente nativas encierran riesgos para la
que tenga en cuenta los múltiples informada del mundo social que se comprensión sociológica de los pro-
modos en los cuales lo político, lo propone abordar. Este es, justamen- cesos sociales. En un caso, quizá se
económico, lo religioso y otras esferas te, el desafío al que invita el progra- tienda a subsumir los registros de
de lo social se relacionan en determi- ma de una antropología de la política campo y el material de archivo a
nadas situaciones históricas, confor- tal como lo define Mariza Peirano en nuestros presupuestos teóricos (y
mando, de este modo, una cierta es- el epígrafe inicial. Una investigación también a los prejuicios políticos y
pecificidad de la política. etnográfica parte del presupuesto de morales propios del grupo social o de
que el estudio de experiencias socia- la cultura de la que proviene el inves-
les acotadas, comprendidas en pro- tigador); en el otro caso, podemos
La política de los nativos fundidad y apoyadas en análisis de apegarnos demasiado a las perspec-
y la política de los casos particulares, son menos teme- tivas nativas de los hechos (“comprar
antropólogos. rarias que muchas generalizaciones la teoría nativa”, como suele decirse)
sumarias que, partiendo de afirma- reproduciendo una mirada naturali-
Desde la perspectiva enunciada por ciones apriorísticas, terminan expli- zante y acrítica de los mismos (y aún
Rosato y Balbi la producción progra- cando su objeto desde pre-conceptos quedar desconcertados cuando los
mática y monográfica de la antropo- teóricos propios del campo científico actores no reconocen un universo
logía social se abocaría a la produc- y/o desde las ideas, valores y prácti- social específico definido como “la
ción de una particular definición de cas de la sociedad de la que proviene política” o “lo político”). Las etno-
la política que comprenda las expe- el investigador. grafías que informan los textos com-
riencias y percepciones de los actores Los artículos que se presentan en pilados por Rosato y Balbi cons-
sociales, atendiendo a los contextos Representaciones sociales y procesos po- truyen significados de “la política”
particulares en que aquella se des- líticos tienen por objeto el análisis de atendiendo a los sentidos y experien-
pliega. Un análisis que tome como la política en poblaciones que cias nativas, confrontando sus resul-
presupuesto de investigación este forman parte de sociedades nacio- tados al interior de un debate cosmo-
punto de partida no se concentraría nales –el Brasil y la Argentina- y, en polita. La lectura del conjunto de los
primariamente en un estudio de las buena medida, deben lidiar con un artículos del libro permite un ejer-
doctrinas políticas, ni mucho menos problema adicional que no estaba en cicio de sociología comparada que
se abocaría a determinar en qué me- el foco de análisis o bien no aparecía comprende la política en diversos
dida los sentidos de la política nativa en ciertos contextos africanos que grupos de las sociedades nacionales
se aproximan o se alejan de las defi- abordaron los trabajos clásicos de la argentina y brasilera, entre ambas, y
niciones frecuentemente etnocéntri- antropología política entre las dé- con relación a otras.
cas que atribuyen los politólogos a la cadas de 1930 y 1950. La ambi-
política. Antes bien, la antropología güedad a la que remite el significado
social trata de aprehender las catego- de la política encuentra su funda- Aires del trópico
rías y esquemas de percepción y de mento no sólo en la pluralidad de en las pampas
acción de los actores sociales y sus lu- sentidos que le asignan los científicos
chas por la imposición de visiones y sociales en sus textos, sino también Representaciones sociales y procesos
divisiones legítimas del mundo. Por en aquéllos que le atribuyen los ac- políticos trae consigo aires de renova-
cierto, la comparación entre las cate- tores sociales en las sociedades na- ción en los enfoques, métodos y tam-
gorías sociológicas -a las que remite cionales y en el contexto de diversas bién en el planteo de nuevos proble-
permanentemente el universo inte- situaciones. Al respecto, los estudios mas y objetos de estudio que
lectual del científico social- y las antropológicos han oscilado entre constituyen un desafío para los an-
ideas, valores y prácticas nativas re- dos posiciones. Por un lado, definir tropólogos sociales en la Argentina.
conocidas mediante el enfoque y el apriorísticamente un concepto de Un aspecto paradójico –si se observa
220• Antropología y Política. Oportunidades y desafíos de la antropología social en Argentina

la cuestión desde la historia y el pre- como es el estudio del peronismo, los sentidos que los nativos atribuyen
sente de la academia local- es que su enfocado también en el libro en los a (estas) categorías del universo de la
novedad en parte reside en una recu- artículos sobre la sociedad argentina- “política”. Por último, el trabajo de
peración y actualización de autores y desde hace años vienen ocupando el Frederic analiza las interpretaciones
trabajos clásicos de la antropología interés de otras ciencias sociales en construidas durante la década de
social de las décadas de 1940 a 1970, nuestro país, como la historia, la 1980 por historiadores, politólogos y
poniéndolos al servicio del estudio de ciencia política y la sociología. En sociólogos argentinos sobre los “sec-
la política partidaria y estatal con- este sentido, los antropólogos haría- tores populares”, la “cultura popu-
temporánea. Esta reapropiación de mos bien en involucrarnos más acti- lar”, y el “movimiento social barrial”,
los clásicos viene, en buena medida, vamente en el debate con los acadé- comprendiéndolas como percepcio-
tamizada por la influencia de la an- micos locales de estas disciplinas, nes y categorías sociales expresivas
tropología brasilera, una antropolo- para servirnos de su más antigua y de los dilemas de una generación de
gía periférica que ha conseguido ins- extensa reflexión sobre la política en científicos preocupados por dar
talarse con una contribución original la Argentina; pero, también, para cuenta de la historia y el presente de
en un debate cosmopolita con ejes confrontar con ellos desde nuestros la política y la sociedad nacional
pautados por las antropologías cen- enfoques teóricos y metodológicos, –significada en términos de una dia-
trales -fundamentalmente inglesa, entrenados en una mirada menos et- léctica entre “autoritarismo” y “de-
norteamericana y francesa. La in- nocéntrica y más atenta a la forma en mocracia”-, y también por definir su
fluencia de la vecina academia no que los actores sociales significan y propia participación y contribución
sólo está en las contribuciones de co- experimentan la política en el curso específica como actores en ese deve-
legas brasileros -Moacir Palmeira, de la vida cotidiana. Así pues, Nei- nir. En otras palabras, Frederic
Marcio Goldman, Ana Claudia Cruz burg y Balbi revisan y polemizan con aprehende estas interpretaciones y
da Silva y Christine de Alencar Cha- la producción historiográfica y socio- categorías científicas como esquemas
ves- y de argentinos afincados allí lógica referida a los orígenes del pe- nativos y sitúa a los académicos
hace tiempo –Beatriz Heredia, Fede- ronismo, llamando la atención sobre como actores sociales comprometi-
rico Neiburg y Gabriela Scotto-, cu- cuestiones centrales para el estudio dos con ciertos posicionamientos po-
yos trabajos remiten a preocupacio- de este período y fenómeno. En el líticos y morales de su tiempo.
nes intelectuales y políticas del primer caso, dando cuenta de la mor-
campo de las ciencias sociales y de la fología de las movilizaciones calleje-
sociedad nacional del Brasil (con ex- ras del 17 de octubre de 1945 y su re- Reflexiones finales
cepción del artículo de Neiburg con- lación con el proceso social de
centrado en la génesis del peronis- consagración del liderazgo carismáti- Antes de terminar, quisiera decir
mo). Por su parte, los trabajos de co de Juan Domingo Perón. En el se- que las contribuciones argentinas y
Mauricio Boivín, Ana Rosato, Fer- gundo caso, remitiendo al “honor” brasileras del libro demuestran aca-
nando Balbi y Sabina Frederic se militar la génesis social de la catego- badamente que es posible pensar la
centran en el análisis de unas pobla- ría “lealtad” –decisiva en la historia denominada “política nacional”
ciones, problemas y objetos relativos del peronismo- y problematizando las desde un análisis bien documentado
al estudio de la política en sociedades formas en que se produjo su apropia- y en profundidad de experiencias
nacionales que han merecido la ción y actualización en las prácticas sociales acotadas y en una perspecti-
atención de la antropología brasilera de “dirigentes”, “militantes” y “adhe- va micro-sociológica. Como señalan
y resultan marginales en la antropo- rentes peronistas”. De igual forma, la Marcio Goldman y Ronaldo Dos
logía argentina, tales como dirigentes etnografía de Boivín, Rosato y Balbi Santos Sant´Anna (1996), desde su
y militantes de partidos políticos, sobre un proceso electoral pone en génesis como disciplina la antropo-
científicos sociales e intelectuales, la foco la categoría nativa “traición”, logía social ha contribuido decisiva-
representación política, los procesos reverso de la “lealtad” en la “tradi- mente al mapeamiento de ese plano
electorales, la circulación de indivi- ción partidaria peronista”, extrayen- microscópico en distintas socieda-
duos entre la esfera partidaria y las do conclusiones que interpelan críti- des. No obstante, dicha contribu-
agencias estatales, y las relaciones camente a los estudios sobre el ción no debe confundirse con una
entre moral y política1. Ciertamente, peronismo y a la forma en que las simple miniaturización o parcela-
estos temas -y otro fundamental ciencias sociales suelen naturalizar ción de una realidad más amplia;
Anuario IDES–CAS < Crítica de libros •221

por el contrario, se trata de un pro- ciones temerarias que se proponen la particular trayectoria de los aca-
ceso de molecularización de proce- aprehender la totalidad nacional démicos argentinos que se sumaron
sos sociales fundamentales que ac- desde definiciones apriorísticas y a esta empresa. Si llamo la atención
túan en los grandes y pequeños equiparando lo “nacional” con si- sobre su importancia es porque con-
objetos. Así pues, una aproximación tuaciones sociales ancladas en con- sidero que quienes participamos del
micro-sociológica de este tipo impo- textos “porteños” o “metropolita- campo de estudios sobre la política
ne límites a la generalización de los nos”, tal como viene haciendo de en la Argentina -y especialmente los
resultados obtenidos del análisis de forma dominante el pensamiento antropólogos sociales- debiéramos
un determinado contexto, pero no social argentino desde el siglo XIX. reparar en la fortaleza de su pro-
excluye a la antropología social del Por último, el énfasis colocado grama, sobre todo en relación con su
debate sobre los problemas y tópicos en estas páginas sobre el influjo re- vocación por el análisis de diversos
relativos a la sociedad nacional. La conocible en Representaciones so- problemas de agenda pública que
opción por esta perspectiva no es si- ciales y procesos políticos del pro- tienen por objeto a actores e institu-
nónimo de política local –a la que grama científico de los antropólogos ciones de la política, así como su ac-
frecuentemente quieren recluirnos brasileros del Núcleo de Antropo- tiva intervención en los debates cos-
algunos colegas de otras ciencias so- logía da Política, no va en desmedro mopolitas y locales de la antropo-
ciales-, sino expresión de una deter- de la incidencia y el peso específico logía y del campo de las ciencias
minada elección teórica y metodo- de otras perspectivas teóricas y me- sociales. He aquí, quizá, nuestra
lógica en la comprensión de la vida todológicas también presentes en el oportunidad y desafío.
social, situada lejos de generaliza- libro, de otros interlocutores, ni de

Notas bibliográficas

Fortes, Mayer y Evans-Pritchard, Ed- representacao política. Rio de Janeiro. Mauss, Marcel (1979). “Ensayo sobre
ward E. (1961) (eds.). African Political Contracapa. 13-40. los dones. Motivo y formas del inter-
Systems. London, New York, Toron- Guber, Rosana y Visacovsky, Sergio cambio en las sociedades primitivas”.
to. Oxford University Press. (2000). “La antropología social en la En: M. Mauss: Sociología y antropolo-
Goldman, Marcio y Dos Santos Argentina de los ´60 y ´70. Nación, gía. Madrid. Tecnos.
Sant´Anna, Ronaldo (1996). “Ele- marginalidad crítica y el ´otro´ inter- Núcleo de antropologia da política
mentos para uma análise antropológi- no”. En: Desarrollo Económico. Revista (1998). Uma antropologia da política:
ca do voto”. En: M. Palmeira y M. de Ciencias Sociales 40 (158). rituais, representacoes e violencia. Cua-
Goldman (orgs.) Antropologia, voto e 289-316. dernos do NuAP N°1.

Notas

* Docente e investigador de la Universidad Na- de Janeiro, Universidade de Brasilia, Universi- Antropologia Social-PPGAS. Fernando Balbi es
cional de General Sarmiento-UNGS y la Univer- dade Federal do Ceará (NuAP 1998). Asimis- doctorando del mencionado Programa y Ana
sidad Nacional de La Plata-UNLP. Miembro del mo, los intercambios entre académicos argen- Rosato ha realizado en ese ámbito estudios de
Centro de Antropología Social del Instituto de tinos y brasileros no sólo se verifican en la postdoctorado. Asimismo, Beatriz Heredia está
Desarrollo Económico y Social-CAS/IDES. circulación de ideas, también remite a la circu- integrada a la academia brasilera desde la dé-
e-mail: laurarod@arnet.com.ar / gsopra- lación de individuos, fundamentalmente antro- cada de 1970, siendo actualmente docente del
no@ungs.edu.ar pólogos sociales argentinos residentes en el Instituto de Filosofía y Ciencias Sociais de la
1La influencia de los colegas del Brasil en el li- Brasil y/o que realizaron allí sus postgrados. Así UFRJ e investigadora del Núcleo de Antropolo-
bro también se reconoce en la apelación en fa- pues, Federico Neiburg es Doctor en Antropolo- gia da Política-NuAP junto con Alencar Chaves,
vor una antropología de la política, tal como se gía Social por el Museu Nacional de Rio de Ja- Cruz da Silva, Goldman, Neiburg, Palmeira y
define en un documento fundacional del Núcleo neiro (Universidade Federal do Rio de Janei- Scotto -esta última también argentina doctora-
de Antropología da Política conformado por in- ro-UFRJ), donde es docente e investigador y ha da por el PPGAS.
vestigadores de la Universidades Federal do Rio coordinado el Programa de PosGraduacao em
REVISTA DE ANTROPOLOGÍA

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