Sunteți pe pagina 1din 3

Retrato

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Véase Retrato pictórico para saber más sobre el tema de los retratos.

Retrato funerario romano-egipcio de un joven.

Un retrato (del latín retractus) es una pintura o efigie principalmente de una persona.
También se entiende por retrato la descripción de la figura o carácter, o sea, de las
cualidades físicas o morales de una persona.1
Por lo tanto, la primera definición de retrato es aquella que se refiere a la expresión
plástica de una persona a imitación de la misma, lo que ocurre en la pintura, la escultura y
la fotografía. En un retrato predomina la cara y su expresión. Se pretende mostrar la
semejanza, personalidad e incluso el estado de ánimo de la persona. Por esta razón, en
fotografía un retrato no es generalmente una simple foto, sino una imagen compuesta de
la persona en una posición quieta.
Los retratos cumplen diferentes funciones. Los retratos de dirigentes, en política se suelen
usar como símbolo del Estado. En la mayoría de los países es habitual en el protocolo que
haya un retrato del jefe de Estado en todos los edificios públicos. Si se abusa de este tipo
de retratos puede ser un síntoma de culto a la personalidad. Existe también la voluntad de
perpetuar el recuerdo de una persona y de crear una imagen histórica del comitente.
El retrato aparece en el siglo V a. C. sobre las monedas de los reyes persas. El uso se
expandió sobre todo desde la muerte de Alejandro Magno. Conoció un desarrollo
considerable en la época romana. En la Edad Media se siguió realizando retratos en las
monedas. Durante el Quattrocento italiano se hicieron efigies en medallones como
monedas. La costumbre de la efigie en medallón fue inaugurada por Pisanello en 1439.
En cierto sentido, limita las posibilidades creativas del artista, al mantener el parecido con
el sujeto del natural: quizá por esto algunos artistas no se adaptaron a practicar el retrato
como, por ejemplo, Miguel Ángel. En realidad, el retrato no es una mera reproducción
mecánica de los rasgos (como una máscara de cera modelada sobre el rostro), sino que
entra en juego, para definirse como tal, la sensibilidad del artista, que interpreta los rasgos
según su gusto y las características del arte del tiempo en que opera. Existieron artistas
que practicaron ampliamente y de manera casi exclusiva el retrato y civilizaciones enteras
que rechazaron el retrato como «figura tomada del natural»2 (como el arte griego arcaico y
clásico). La presencia o ausencia del retrato fisonómico en determinadas civilizaciones
(aun contando con medios artísticos suficientes para producirlos) no es una simple
cuestión de gusto hacia una u otra forma artística, sino que intervinieron condiciones
mentales e ideológicas particulares que se reflejaban en el desarrollo y las condiciones de
la sociedad en la que operaron los artistas.
La segunda acepción sería esa descripción que se hace de las cualidades de una
persona, en particular dentro de una obra literaria.

Índice

 1Evolución del retrato


 2El retrato escultórico
 3El retrato pictórico
 4La fotografía de retratos
 5Tipos de retrato
 6En literatura
 7Véase también
 8Referencias
 9Bibliografía
 10Enlaces externos

Evolución del retrato[editar]

Retrato «intencional» infantil.


La individualización viene proporcionada solo por el nombre, Mom, esto es, «mamá».
El impulso de retratar y fijar a una determinada persona, es un rasgo espontáneo y
primordial y se manifiesta de la manera más ingenua atribuyendo un nombre a una
imagen genérica, como ocurre con los dibujos de los niños. Se puede hablar en este caso
de retrato «intencional». Cuando a este tipo de retrato se le conectan una serie de valores
que unen la imagen al individuo, a menudo en el ámbito religioso, se habla de retrato
«simbólico».
Un segundo estadio del retrato es el que, si bien la representación aún no se parece al
sujeto individual, están presentes una serie de elementos que circunscriben la
representación genérica a una cierta categoría de individuos, facilitando la identificación
(por ejemplo, atributos particulares, descripción del vestuario, objetos relacionados con el
sujeto o su clase social, etc.): el retrato «tipológico», a menudo acompañado de la
inscripción del nombre.
Para hablar de un auténtico retrato debe existir una individualización del personaje a partir
de la imitación de los rasgos individuales, sin otro artificio. Se trata del retrato
«fisonómico», que se compone a su vez de dos estratos relacionados: la representación
de los rasgos somáticos y la búsqueda de la expresión psicológica del individuo. El último
paso fue de hecho el de fijar en la efigie un juicio moral sobre la persona retratada,
eligiendo una actitud particular que fijar, un gesto, una expresión.
Existe luego el retrato «de reconstrucción», en que el artista no ha visto al sujeto e intenta,
sobre la base de las informaciones que posee y su sensibilidad, recrearlo, sea en
la fisonomía, sea en la psicología, según el concepto que se ha formado sobre esa
personalidad determinada. Es el caso típico de los retratos de grandes personajes del
pasado de los cuales no se ha transmitido la imagen (de Homero a los Apóstoles). Puesto
que tales imágenes son fruto de la invención y las circunstancias del tiempo en que se
realizaron, es frecuente que por la misma personalidad histórica se tengan retratos
reconstruidos muy diferentes.

S-ar putea să vă placă și