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Los Ksi-Meritos, el juguete estrella de las navidades: entre la estrategia
comercial en YouTube y el chantaje emocional 2
más INFO 2
Competir con los juguetes de licencia 3
Cinco horas al día frente a una pantalla 4
Pendiente de regulación 4
Familia

Los Ksi-Meritos, el juguete estrella de las navidades: entre


la estrategia comercial en YouTube y el chantaje emocional
En la tienda se refieren al precio de estos 'neonatos' como la cuota de adopción, de modo que
el niño debe cuidarlos siguiendo las indicaciones de una enfermera

Los vídeos sobre los muñecos en internet sugieren acudir rutinariamente a la tienda para
actualizar su cartilla médica y adquirir productos específicos para su cuidado y alimentación

Cuando el juego "consiste en comprar, eso frustra", y si esto se relaciona con el cuidado pueden
generar "emociones perturbadoras, como la culpa", opina la catedrática de Psicología Evolutiva
Rosario Ortega

Imagen de uno de los vídeos de los Ksi-Meritos.

más INFO
ETIQUETAS:juguetes, Navidad, Youtube, Ksi-Meritos

Las ventas de juguetes categorizados como muñecas crecieron en 2017 en España un 19,7%
respecto al año anterior, según datos de NPD Group. En 2018 han aparecido nuevos productos
dentro de este segmento en el mercado nacional, como The Bellies, las Lol, o los Ksi-Meritos.
Precisamente, estos últimos muñecos, de la empresa mexicana Distroller, están causando furor
en aquel país y ahora también en España, donde han aterrizado en siete tiendas de El Corte
Inglés, en Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Palma y Sevilla, además de la tienda online,
para convertirse "en el regalo estrella de estas navidades", según la propia cadena.

"Se agotan y se reponen, pero aún están disponibles y queda campaña por delante", indican
desde El Corte Inglés. Aun así, en la reventa, en portales como Wallapop o milanuncios.com,
pueden encontrarse unidades que incluso superan el doble del precio oficial, de 45,95 euros, lo
que muestra el interés por el producto.

Este fenómeno se produce, en parte, gracias a un canal de Youtube a través del que la
enfermera Tania –un personaje de carne y hueso– explica a los niños cómo deben cuidar a sus
muñecos, que identifican como "seres vivos". El storytelling es sencillo: vienen del planeta
Neonatitlán, se llaman neonatos, el niño los adopta –en la tienda se refieren al precio como la
cuota de adopción– y debe cuidarlos, siguiendo las indicaciones de la mencionada enfermera y
acudiendo rutinariamente a la tienda para que otra enfermera actualice su cartilla médica. Entre
las indicaciones, cortar y curar el cordón umbilical con una tirita, cuidar sus ojos con ‘neolentillas
oculares’ o darle de comer con una papilla especial que se compra en la tienda.

"La voz de la enfermera y los contenidos son totalmente atrayentes hacia emociones primarias",
señala la catedrática de psicología evolutiva de la Universidad de Córdoba y experta en
psicología del juego Rosario Ortega tras visionar algunos de estos vídeos. "Los juegos son
estímulos naturales para la creatividad. Esto es todo lo contrario–", prosigue. "Se le está
estimulando a que haga tal cosa, tal cosa, tal cosa…". Para la experta, el juego "consiste en
comprar, y eso frustra una barbaridad", por lo que "desde el punto de vista psicológico, me
parece absolutamente negativo". Además, señala que este tipo de contenidos relacionados con
el cuidado pueden generar otra serie de emociones "tremendamente perturbadoras, como la
culpa". "Si el niño no ha hecho lo que la enfermera Tania le ha dicho que tiene que hacer, se
siente culpable, porque hay alguien que está siendo abandonado", explica. "Ese chantaje
emocional es una cosa espantosa".

Para la directora de marketing de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ),


Maite Francés, "las nuevas tecnologías ofrecen nuevas formas de juego, como los Ksi-meritos".
No obstante, ella indica que "la responsabilidad es la misma que cuando usábamos un
Tamagotchi o cuando un niño pasea una muñeca en un carrito, con cuidado de los baches,
reproduciendo el rol nutricio".

Por su parte, el director de planificación estratégica de la agencia especializada en marketing


infantil The Modern Kids & Family, Álvaro de la Cruz, apunta que "hay que partir del hecho de
que los Ksi-meritos vienen de un mercado diferente, en una sociedad diferente, entonces la
percepción es distinta".

Competir con los juguetes de licencia

Que los juguetes tengan su propio canal de Youtube no es algo exclusivo de Distroller. "Es una
tendencia estratégica a nivel de marketing y comunicación que se viene produciendo en los
últimos años", indica De la Cruz. "La publicidad convencional está muy gastada", por lo que "las
jugueteras están descubriendo la parte de ofrecer a los niños y a las familias algo más que un
producto que compran en la tienda. Les estás regalando contenido", explica.

En el caso concreto de los Ksi-meritos, De la Cruz señala que "hay que partir del hecho de que
vienen de un mercado diferente, en una sociedad diferente, entonces la percepción es distinta".
Su agencia ha participado en la creación del storytelling de The Bellis, unos muñecos inspirados
en el éxito de los mexicanos, que "no es tan agresivo en ese sentido". El social media manager
de la agencia, Nacho Toribio, añade que es, también, una forma de hacer frente a la
competencia de los juguetes de licencia –aquellos con personajes de películas o series de
ficción–, que cuentan con todo un storytelling asociado. "Un juguete, por sí solo, no va a
conquistar a un niño que tiene un Transformer, con una película y una serie detrás", pone como
ejemplo.

Francés y De la Cruz coinciden en indicar que el salto de los juguetes a lo digital cambia el
canal, pero no la mecánica. "Estamos hablando de branded content, que es lo que hicieron en
América los productores de espinacas con Popeye. Quieren dar más jugabilidad y ¿cómo lo
ofrecen? Antes lo veíamos en la tele y ahora los niños están en Youtube, con contenidos más
específicos que delimitan más el target al que están dirigidos", indica la primera. "Yo tenía los Gi
Joe y veía la serie; tenía los Transformers y veía la serie; en los años 90 aparecieron los
Pokémon y los niños tenían los Pokémon. Se trata de alimentar el imaginario de los niños:
tienes un juguete y, aparte, un contenido que enriquece ese universo", añade el segundo.

Para el portavoz de Facua, Rubén Sánchez, estos vídeos son una incitación a seguir
comprando. "De toda la vida, cuando eras pequeño y jugabas con un click de Famobil, al final
tenías ganas de comprar otro, pero tú podías jugar con el que te regalaban desde el minuto
cero. Si ahora te dicen que para poder jugar a cuidar tienes que gastar dinero en una tirita,
aunque el niño se lo pueda imaginar, es una forma de incitarlo" porque "haces que se sienta
atado a la compra de más productos para poder jugar más". Sin embargo, para la asociación de
consumidores, "es difícil encontrar una ilegalidad".

Cinco horas al día frente a una pantalla

El Ministerio de Sanidad ha incluido por primera vez en su Plan Nacional de Adicciones 2018 a
las nuevas tecnologías. Hace unas semanas, la Asociación para la Investigación de Medios de
Comunicación (AIMC) hizo públicos algunos de datos de su quinto ‘Estudio AIMC Niñ@s’. Entre
ellos, que el 89% de los menores entre 6 y 13 años consume vídeos en Internet y que el 36% lo
hace a diario. O el que parece más alarmante: de lunes a viernes, las niñas pasan 265 minutos
al día frente a alguna pantalla y los niños, 297. En horas, cerca de cuatro y media y cinco,
respectivamente. Y el dato asciende los sábados y domingos hasta las siete horas.

"En la actualidad hay una gran tendencia a regalar pantallas o que todos los juguetes estén
unidos o tengan una historia en Internet", indica la directora de la cátedra de marketing y
comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, Patricia Núñez, quien apunta a una
"preocupación por la no utilización de la vida off line de los juguetes". Ortega se muestra crítica:
"Las pantallas estimulan la pasividad y controlan en gran medida el discurso mental, que queda
totalmente dirigido, sin posibilidad de réplica. En los años infantiles son totalmente negativas
para lo que los niños y niñas necesitan en su desarrollo, que es la interacción, el diálogo, el
afecto directo, la modulación emocional, etc. Ante todas esas necesidades, la pantalla impone
su propia iniciativa cognitiva, emocional y social". Por eso, según esta experta, si un niño se cría
"viendo mucha pantalla" este será "mucho más pasivo intelectualmente".

Pendiente de regulación

Todos los expertos consultados coinciden en que el contenido de las jugueteras en Youtube
acabará regulándose. "Se está intentando regular, pero la vida real va más deprisa que la
regulación", justifica Núñez. Por el momento, la AEFJ forma parte de la comisión de publicidad
digital, un grupo de trabajo en el que consumidores y fabricantes trabajan en la elaboración de
unas guías concretas que regulen estos contenidos. A su vez, este grupo forma parte de la
Comisión de Seguimiento de la Publicidad Infantil de Juguetes, formada por la Agencia
Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), la AEFJ, Autocontrol y la
Sociedad Española de Anunciantes, entre otros organismos.

Mientras tanto, entra en juego la responsabilidad de los padres que "muchas veces desconectan
de lo que los niños están viendo", indica Núñez. "No puedes ponerle puertas a lo digital; no
puedes prohibir, pero tienes que educar y reflexionar con ellos sobre los contenidos que están
viendo", continúa. Por su parte, Toribio aboga por aplicaciones como Youtube Kids, "donde son
los padres quienes deciden qué contenidos se pueden ver o, incluso, el tiempo". "Un niño no
debería estar mirando pantallas más que tiempos concretos y controlados, con un adulto que
después promueva la interacción", añade Ortega.

Y concluye: "Un ser humano se convierte en un ser humano por el contacto con otro ser
humano. ¿Vamos a encargar a los vídeos que socialicen a los niños? Es muy importante
concienciar a los padres, sino la enfermera Tania se convierte en el personaje más importante
de su vida. Me parece que los juguetes deben tener la función de estimular la vida de los niños
y no dárselo todo hecho".
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