Sunteți pe pagina 1din 5

ANÁLISIS PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS Y NORMATIVOS, Y LA PRÁCTICA

EDUCATIVA

SANDRA PATRICIA DÍAZ DÍAZ

Actividad 4

Asesor Tutor
EDGAR JOHAN GAMBOA CONTRERAS

UNIVERSIDAD DE SANTANDER-UDES
MAESTRIA EN GESTION DE LA TECNOLOGIA EDUCATIVA
TEORIA DE LA PEDAGOGÍA
PAIPA
2019
TEORÍA A LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA

En el ámbito educativo la teoría y la práctica constituyen dos realidades autónomas que gestionan
conocimientos de diferente envergadura y se desenvuelven en contextos también distintos (la
universidad y la escuela, generalmente), encontrándose en una situación de permanente tensión:
se necesitan y se justifican mutuamente, sin embargo, con frecuencia se ignoran la una a la otra,
siendo esta quiebra una de las principales fuentes de problemas para los procesos de enseñanza-
aprendizaje.

Ya introduciéndonos en la definición de ambos conceptos, podemos decir que la teoría (Carr,


2002) es aquel conocimiento que se deriva de la investigación científica, y del marco conceptual
o teórico desde el que nos posicionamos para hacer frente a las actividades profesionales. Y la
práctica (Novack, 1990 y Coll, 1993) es aquella que se sustenta en el principio de la actividad,
organizada en el mundo experimental y vivencial del individuo, haciendo que éste autoconstruya
y protagonice su aprendizaje, conozca sus necesidades y sus intereses.

Dicho de otra manera, la teoría sería aquella que se constituye en un conjunto de leyes, enunciados
e hipótesis que configuran un corpus de conocimiento científico, sistematizado y organizado, que
permite derivar a partir de estos fundamentos reglas de actuación. Y la práctica como una praxis
que implica conocimiento determinados del ser, es el saber hacer (Clemente, 2007:28).

Bajo estas ideas podemos entender la teoría educativa como el conocimiento formal que se produce
sobre la educación, y la práctica educativa como la actividad de enseñar lo que se desarrolla en los
centros educativos en general. Por esta razón, la cuestión no está en confundir la teoría y la práctica,
sino en reconocer el aporte que cada una realiza a la acción didáctica, para entender cómo se
pueden establecer relaciones entre ellas dando pasos en su conciliación.

Atendiendo y ligado a esto, podríamos hablar de dos tipos de conocimientos: los vulgares y los
científicos. Los primeros se van construyendo mediante la interacción con la realidad sin un
fundamento científico, y los segundos son más rigurosos y sistemáticos siendo constituidos por
recepción a través de la enseñanza. De este modo, la práctica docente es producto de la compleja
articulación entre el conocimiento enseñado y el conocimiento aprendido acríticamente. Y a este
complejo proceso y producto en el cual el alumno logra construir y apropiarse de un saber que le
permite actuar y responder a los requerimientos de la práctica lo llamamos conocimiento
profesional.

El ser humano en su existencia ha buscado siempre los argumentos que le permitan visionar un
mayor y mejor desarrollo como ser social, enmarcado en un proceso de construcción o
reconstrucción del conocimiento aplicando métodos, estrategias y procedimientos, de acuerdo con
el momento histórico en el que éste se produce y reproduce. Más allá de si las concepciones y
acepciones son erróneas o acertadas cabe resaltar que, muy a pesar de convicciones ideológicas
disímiles de los teóricos e investigadores, sus aportes han contribuido notablemente a logros
comunes que parecen taponarse siempre en beneficio de la humanidad.

Es así como la pedagogía, entre otras disciplinas y ciencias e independientemente del contexto, ha
evolucionado asumiendo nuevos retos con cada transformación sociocultural de la cual es factor y
producto al mismo tiempo. Desde las épocas de Platón y personajes como Jean-Jacques Rousseau
(educación natural), Herbart (psicología de la educación) y Emmanuel Kant, pasando por Piaget
(desarrollo cognitivo), Brunner (aprendizaje por descubrimiento), Vigostsky (constructivismo
social), Ausubel (aprendizaje significativo), Paulo Freire (educación problematizadora), Comenio
(padre de la pedagogía) y otros más recientes, se encuentran diferentes concepciones sobre la
pedagogía y el quehacer pedagógico, que obedecen a contextos cercanos o distantes en el tiempo
y en el espacio, alimentados por la propia pertinencia del momento histórico, donde el papel
protagónico es percibido a través de diferentes perspectivas, desde la que asume a la educación
centrada en la enseñanza y al profesor como el actor principal, hasta aquella basada en el
aprendizaje, donde el niño es el centro de atención. La forma de impartir el conocimiento es
además objeto de reflexión, orientada progresivamente hacia un proceso más consciente en el cual
no se debe mirar al niño como “tabla rasa”, es decir, sin tener en cuenta sus conocimientos previos.

A este respecto, según Kant “con los alumnos se han de mirar principalmente en esto, no meterles
1 los conocimientos racionales, sino sacarlos de ellos mismos”, lo cual conlleva a un proceso de
reflexión, de cuestionamiento permanente y sistemático sobre ¿qué se enseña?, ¿cómo se enseña?,
¿para qué se enseña?, además de ¿cómo es interiorizado y exteriorizado el conocimiento por el
aprendiente?, asumido este último aspecto como la transferencia de los conocimientos adquiridos.
Puede decirse entonces que “la pedagogía es la reflexión de la práctica educativa y producción de
nuevas prácticas sustentadas por conocimientos y principios teóricos …”se interesa por las
relaciones entre maestros y alumnos, la proyección de identidades, discursos diversos, formas de
control, y relaciones de poder, saberes y el medio cultural”

En efecto, es desde la práctica pedagógica donde se recrean los mejores argumentos que se
revierten como insumos para ahondar cada vez más en el acervo teórico de la pedagogía como
disciplina o, si se quiere, como ciencia. 1 KANT, I Sobre la Pedagogía. Madrid, La Lectura, 1911,
p 72. Tomado de Módulo Teoría de la Pedagogía. Universidad de Santander. UDES. 2 Módulo
Teoría de la Pedagogía. Universidad de Santander - UDES 3 Ibíd. 2

Sin descuidar los aportes teóricos valiosos que han influenciado a la educación como pilar
fundamental para el desarrollo de la humanidad, es la práctica donde se evidencian los aciertos o
desaciertos de las corrientes pedagógicas y es la labor del educador la que encausa esos ideales
para convertirlos en realidades bajo la forma de pensamientos, actitudes y aptitudes implícitas y
explícitas en el proceso de formación de los estudiantes. En este sentido, se entiende la gran carga
de responsabilidad del docente al ser, nada más ni nada menos que, agente dinamizador del cambio,
facilitador de los procesos de formación de las estructuras cognitivas y meta cognitivas de los
estudiantes así como para fortalecer las bases axiológicas, sobre todo hoy que ha entrado en desuso
la aplicación de los valores éticos y morales, en tener plena conciencia que el futuro se debe
afrontar con preparación basada en el conocimiento, y sustentada en el aprendizaje autónomo,
colaborativo y significativo; con capacidad para asumir sus propios errores y aprender de ellos.

Al mismo tiempo y como consecuencia del propio devenir de la práctica pedagógica y el desarrollo
de la humanidad, el docente se enfrenta a cambios de todo tipo que se evidencian con mayor
celeridad en la progresión del tiempo y que confluyen de una u otra forma en la escuela. Al igual
que en anteriores procesos pedagógicos, es el docente quien está llamado a orientar las prácticas
educativas desde la utilización de los medios informáticos (internet, chat, foros, redes sociales,
plataformas virtuales), “por tal razón, la incorporación de las tecnologías de información en el
proceso educacional es algo que ya no se discute; es una herramienta poderosa y se deben analizar
todos los alcances que de ella provienen y las condiciones existentes para mediar el aprendizaje a
partir de la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación”

El desarrollo tecnológico es el gran desafío, es la herramienta poderosa en este mundo de


globalización donde el conocimiento está a un “clic de distancia” pero parece diametralmente
opuesto en la mayoría de los casos para quienes de alguna manera prefieren vivir anclados a las
formas tradicionales de enseñanza, sin apreciar todos los beneficios de las Tics, ni percatarse de
que sus estudiantes los están rebasando en el manejo de herramientas informáticas, que por lo
general son sub utilizadas u orientadas a usos no productivos. Es aquí donde el docente en su papel
de dinamizador parece perder vigencia ante una generación que nació y creció de la mano con los
computadores, la internet y los teléfonos celulares; que navegan sin naufragar y no se enredan en
las redes como facebook, twitter, hi5, pero encallan cuando alguien con conocimiento del tema les
habla de páginas como www.colombiaaprende.com, www.eduteka.org , y otras de contenido
netamente educativo. Está claro que el reto de la nueva pedagogía es, además de la formación
centrada en el aprendizaje, la generación de estrategias que permitan una integración entre
docentes, estudiantes y tecnología con propósitos productivos para seguir avanzando en la
formación integral de ellos como seres pensantes, generadores de conocimientos al servicio de su
contexto social. 4 Ibíd. 3

S-ar putea să vă placă și