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Introducción
Para responder a nuestra hipótesis inicial nos basaremos en primer lugar en el texto de
Ansolabehere titulado “Martín Fierro: Frontera y relato” y el texto de Lotman “Acerca de la
semiosfera”. Con ellos vamos a ver la hipótesis de que sin la frontera no es posible la
realización de la obra literaria y vamos a relacionarla con el concepto de semiosfera que
plantea Lotman para ver cada etapa que va atravesando el gaucho, como se van delimitando, y
las características particulares de cada una. Particularmente el pasaje de la vida tranquila a la
frontera y de ella al desierto. Además veremos que las fronteras no solo separan situaciones y
lugares geográficos sino también separan al gaucho de los otros personajes de la obra: el
negro, el indio y el inmigrante los cuales son considerados parte de la “barbarie”. Después con
el texto de Bajtin “El héroe como totalidad de sentido” observaremos como el personaje se
relaciona con el mundo que lo rodea y a la vez está determinado por el.
Luego, con el texto titulado “El tema del canto en el Martín Fierro” del autor Jitrik
veremos las características del canto y del cantor de la primera parte del poema y el
significado que tiene la destrucción de la guitarra al pasar la frontera que separa la ciudad de
las tolderías dado que ya no se puede luchar como cantor iletrado para tener un lugar en la
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cultura cuando se ha abandonado la civilización. Asimismo con el texto titulado “Las letras
del Martín Fierro” del autor Schvartzman vamos a observar el matiz ideológico de la obra de
Hernández en relación al objetivo expuesto en el prólogo de la primera parte y la persona a la
cual Hernández le dedicó la primera parte del poema.
Por último con los textos “La fundación de la literatura argentina” del autor Carlos
Altamiro y el artículo de Ángel Rama titulado “El sistema literario de la gauchesca” veremos
la relevancia que tuvo la gauchesca para pensar y conformar la literatura nacional. Además
podremos observar que esta literatura no respondía a demandas nacidas del público sino de
los autores que tenían como objetivo instruir a la población rural. Dado que no fueron
gauchos las que las han escrito sino intelectuales que buscaron representarlos de distintas
formas tanto en forma de parodia o, como en el caso de Hernández, para mostrar su sabiduría,
penurias e idiosincrasia.
Desarrollo
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(Ansolabehere; 1996: 1). Es decir el gaucho va allí por haber incurrido en un delito, en el
caso del protagonista por no haber votado, como puede verse en los siguientes versos: “A mí
el Juez me tomó entre ojos/ en la última votación: / me le había hecho el remolón/ y no me
arrimé ese día, / y el dijo que yo servía/ a los de la esposición.” (Ida, 343-348). Se va la
frontera a servir a la patria porque el Estado considera que ha cometido un delito y aquí
comienza “la pena extraordinaria” que convierte al guacho de un hombre feliz que trabajaba y
tenía familia a un hombre que para salvar su vida debe convertirse en desertor y escapar a las
tolderías.
Por otra parte Lotman menciona que la frontera en relación a la semiosfera es “la
separación de lo propio respecto de lo ajeno, el filtrado de los mensajes externos y la
traducción de estos al lenguaje propio” (Lotman; 1996: 14). Dicha definición de la frontera
nos sirve para comprender la visión que tiene Martín Fierro del indio, el extranjero y el negro.
Martin Fierro va a destacar de los indios su brutalidad y salvajismo y va a rescatar sus
habilidades ecuestres y guerreras (Cfr. Ansolabehere; 2008: 6) y a pesar de que los indios,
según la visión de Fierro se comunican por alaridos, él los comprende cuando se enfrenta con
ellos. Eso podemos verlo en los sucesivos versos “Y pa mejor de la fiesta/ en esta aflición tan
suma, / vino un indio echando espuma/ y con la lanza en la mano/ gritando: “Acabau,
cristiano, metau el lanza hasta el pluma” (Ida, 577 – 582).
En cambio a los inmigrantes por más que se trate de compañeros de fortín los ve como
personas inútiles, torpes, borrachos, maricas. Esto es así porque ellos son ajenos al mundo
rural al que pertenece el gaucho y además debemos tener en cuenta la visión negativa que
tenía Hernández sobre la política inmigratoria que se estaba llevando a cabo. Tal es la frontera
que lo separa que el único momento en el cual habla con uno de ellos comienza una pelea por
un malentendido idiomático que termina con Fierro estaqueado. Esto lo podemos ver en estos
versos “Cuanto me vido acercar/ “¿Quén vívore?”, preguntó: / “Qué vivoras”, dije yo. /
“¡Hagarto!”, me pegó el grito. / Y yo dije despacito: / “Más lagarto serás vos”. (Ida, 859-864).
Además podemos ver que lo pone al mismo nivel del indio cuando al no comprender su
idioma dice “Era un gringo tan bozal, / que nada se le entendía. / ¡Quién sabe de ende sería!
Tal vez no juera cristiano” (Ida, 847 – 850).
Por otra parte en relación a los negros su opinión no mejora. Se enfrenta con uno y en
estado de ebriedad lo mata. Antes de ese hecho, el había provocado al negro al tratar de vaca a
su pareja y de haberlo tratado de porrudo a él tal como podemos observar en estos versos: “Le
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dije con la mamúa: / “Va… ca… yendo gente al baile” (Ida, 1153 – 1154). “Me acerqué y le
dije presto: “Por… rudo… que un hombre sea nunca se enoja por esto” (Ida, 1177 – 1178).
Sumado a esto lo posiciona en el mismo lugar de “barbarie” que al inmigrante y al indio
cuando expresa “A los blancos hizo Dios, / a los mulatos san Pedro, / a los negros hizo el
diablo/ para tizón del infierno.” (Ida, 1167 – 1170).
Para cerrar esta cuestión mencionaremos una frase de Bajtín que expresa “(…) El tipo
no solo se entreteje con el mundo circundante (entorno objetual) sino que se representa como
determinado por él en todos sus momentos; el tipo es el momento necesario de cierto entorno
(no es la totalidad sino apenas una parte de esta)” (Bajtín; 1985: 161). Es decir los personajes
no solo forman parte del mundo ficticio que postula la obra sino que se ven determinados por
ella. Martín Fierro no se convierte en un desertor por su propia decisión sino porque es la
única alternativa para sobrevivir. Él mismo al reflexionar sobre la situación del gaucho
expresa “El nada gana en la paz/ y es el primero en la guerra; / no le perdonan si yerra, / que
no saben perdonar, / porque el gaucho en esta tierra/ solo sirve para votar.” (Ida, 1367 -1372).
Jitrik al hablar del canto define al acto de recitar o recitativo como “(…) un gesto
comunicante, un intento de alcanzar al otro, una dimensión social-intencional complementaria
pero irrenunciable de la tentativa lingüística o histórico-dramática.” (Jitrik; 1971: 16) y la
melopea o entonación como resultado de una elección de recursos que tiene a su disposición
el poeta. Esos recursos que dan forma al poema no se encuentran aislados sino que forman
parte de una cultura determinada. En el caso de la sextina el autor plantea que “la sextina no
es un hecho formal aislado sino que forma parte de un conjunto coherente proveniente de la
cultura; ese sistema liga la conciencia del poeta con la realidad…” (Jitrik; 1971: 17).
Para observar más claramente la relación entre una obra artística y la cultura de la cual
surge y como esas forman estructuran y conectan la conciencia del poeta con la realidad basta
ver la carta que el autor envía al juez retirado Zoilo Miguens en la cual plasma su intención
Pero contrario a ello como dice el autor “(…) el gaucho cantor, pese a sus
limitaciones, es capaz de alcanzar un universalidad que el cantor culto, universal por
autodefinición, no toca” (Jitrik; 1971: 27). Pero es importante tener en cuenta que esta
dicotomía cantor letrado/ cantor iletrado tiene lugar dentro de la cultura, de la civilización por
eso al cruzar la frontera en dirección a las tolderías ya no es posible luchar por un lugar en la
cultura porque se ha renunciado a ella. En ese contexto se explica la destrucción de la guitarra
como puede verse en los siguientes versos “Ruempo – dijo- la guitarra, / para no volverla a
templar;/ ninguno la ha de tocar,/ por siguro ténganló;/ pues naides ha de cantar/ cuando este
gaucho cantó” (Ida, 2275 – 2280).
Altamirano menciona que el año 1913 la revista Nosotros publicó los resultados de
una encuesta que habían hecho circular entre distinguidos hombres de letras sobre el
significado del Martín Fierro. La pregunta inicial fue “¿Poseemos un poema nacional en cuya
estrofa resuena la voz de la raza?” (Altamirano; 1997: 201). Esta pregunta abre el debate
sobre la fundación de la literatura nacional que se estaba discutiendo por esos años. Según el
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autor lo que motivo la encuesta fueron las conferencias hechas por Lugones donde define al
Martin Fierro como “(…) el poema épico de la Argentina” (Altamirano; 1997: 202). Por otra
parte la creación de la cátedra de Literatura Argentina en la Facultad de Filosofía y Letras en
el cual el historiador Ricardo Rojas eleva la obra al nivel de la Chanson de Roland y El
Cantar del Mio Cid. (Cfr. Altamirano; 1997: 203).
Si bien en la encuesta la mayoría reconoce el valor literario del Martin Fierro. Muchos
no coincidían en que fuera el poema épico nacional considerando los poemas homéricos y los
cantares de gesta. Ello nos hace ver que no solo se estaba discutiendo el valor estético y
literario de las obras sino también nuestra identidad nacional. Si el Martín Fierro era la obra
magna se debía dotar a la figura del gaucho de otra significación.
Como bien expresa Altamirano “Esa certidumbre brotó y halló eco sobre todo entre
los miembros de la élite de “viejos criollos” y de allí surgió también el movimiento dirigido a
dotar al gaucho de una nueva función cultural.” (Altamirano; 1997: 206). Lo antes
mencionado se comprende si se tiene en cuenta la incertidumbre con la que comenzaron a
vivir a partir de la generación del ochenta como bien expresó en 1910 Rodolfo Rivarola:
“El año del Centenario mostrará a nuestro país tan como es: con
vicios, con groserías, con perversiones morales, con delitos; pero lo
hará también con la embriaguez de la inmoralidad política y de los
delitos administrativos” (Altamirano; 1997: 207).
Sin embargo pese a ser tan cultos como otros escritores, al dedicarse a la literatura
gauchesca no se los tenía en cuenta. Ellos mismo destacaban la modestia de sus obras. No
trataban de competir con los otros autores. No estamos en 1913 donde se discute el Martin
Fierro como el poema épico de la República Argentina sino en un momento en el cual la
literatura gauchesca como bien menciona Rama, ocupaba los estratos bajos de la producción
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literaria. (Cfr. Rama; 1982). Además debemos considerar la elección del público dado que un
autor siempre escribe para un público determinado. Sobre este punto el autor dice que la
producción literaria no respondió a demandas emanadas del público sino a motivos
ideológicos que responde a diferentes etapas de la conformación del Estado Argentino. En el
caso de Hernández el autor dice:
Eso puede verse en el prologo cuando menciona que su éxito hubiera sido mayor si
solo hubiera buscado hacer reír a costa de su ignorancia pero su objetivo era “dibujar a
grandes rasgos, aunque fielmente, sus costumbres, sus trabajos, sus hábitos de vida, su índole,
sus vicios, sus virtudes” (Hernández; 1977: 20). Sin embargo en la segunda parte podemos
ver que el autor que ya forma parte del Estado y dedica su producción literaria a sus lectores
con el objetivo de “despertar la inteligencia y el amor a la lectura en una población casi
primitiva…” (Hernández, 1977: 88). Es decir, busca mediante su libro enaltecer las virtudes
morales, el amor al trabajo. El guacho vuelve vencido y para reintegrarse a la sociedad debe
renunciar a su estilo de vida y reconciliarse con las personas del Estado que lo han
perjudicado antes.
Conclusión
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y el indio. Además nos percatamos que cada esfera brinda al personaje aprendizajes y
experiencias que solo son posibles de adquirirse allí.
En segundo lugar hemos visto las características del canto como proceso comunicativo
que solo es posible de llevarse a cabo en el marco de una cultura. Los recursos de los que se
vale el cantor solo son posibles de cultivarse y llevarse a cabo en un tiempo y lugar
determinado. El canto de la primera parte se caracteriza por ser una denuncia sobre el estado
en de desprotección y persecución bajo el cual se encuentra el gaucho y una crítica a la
política inmigratoria que se estaba llevando a cabo.
Por otra parte hemos observado que cerca del centenario de la independencia
comienzan discusiones sobre la literatura argentina y muchos consideran al “Martin Fierro”
como el poema épico que representa las mejores características de los criollos. Lo dicho
anteriormente implica dotar a la persona del gaucho de un valor más positivo para la sociedad
que la que tuvo antes. Esto se debe a que la gente se ha desencantado del progreso que tuvo
lugar en la generación del ochenta porque trajo corrupción, vicios y otros elementos negativos
Por lo tanto en ese tiempo en el cual no solo se discutía acerca de la literatura sino
también sobre la identidad del ser nacional, los intelectuales comenzaron a valorar las
características de la literatura que reflejaba los valores y el habla de los gauchos y que cabe
destacar fue que realizada por escritores cultos los cuales buscaron plasmar a este personaje
de La Pampa con diferentes objetivos. Algunos para hacer reír y otros para hacer ver las
injusticias de las que eran víctimas.
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Bibliografía.
Textos Teóricos:
*Bajtin, Mijaíl. (1985). “El héroe como totalidad de sentido.” En Estética de la creación
verbal. México, Ed. S. XXI. Págs. 123-164.
*Jitrik, N. (1971). ”El tema del canto en el Martín Fierro.” En El fuego de la especie. Buenos
Aires: Siglo Veintiuno. Editores S. A.
*Schvartzman, J. (2003). “Las letras del Martín Fierro”. En La lucha de los lenguajes. Tom,
dirigido por Julio Schvartzman, Historia Crítica de la Literatura Argentina, dirigido por Noé
Jitrik, Bs. As. Emecé Ed. Pp. 226 -
Texto Literario:
*Hernández, José. (1977). “La ida” En Martín Fierro. Buenos Aires.: Editorial Losada. S.A
*Hernández, José. (1977) “La Ida” En Martín Fierro. Buenos Aires: Editorial Losada. S.A
Versos: 2309 y 2310 (Primer Epígrafe); 2279 y 2280 (Segundo Epígrafe); 1371 y 1372
(Tercer Epígrafe).